Three-shot I feel time looking out my window, watching me dance on the moon [Gakkou Roleplay]

Tema en 'Mesa de Fanfics' iniciado por Gigi Blanche, 10 Marzo 2023.

Cargando...
  1. Threadmarks: I
     
    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

    Piscis
    Miembro desde:
    1 Abril 2019
    Mensajes:
    6,925
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Título:
    I feel time looking out my window, watching me dance on the moon [Gakkou Roleplay]
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Amistad
    Total de capítulos:
    2
     
    Palabras:
    4196
    N/A: HOLA a

    Im so so so so excited about this lil shit JAJSJAJ lil digo yo y quedó bíblico lmao. No quiero extenderme demasiado, sólo decir que disfruté mucho, pero muuucho de organizar esto con el enano so i hope u enjoy it as well <3

    Feliz cumpleaños, bebita, aquí te dejo nuestro regalito uwu

    pd: la cancioncita vale para el ficazo entero <3





    .

    i hope love will come to us again
    as a place we all can come
    and if i'm blinded, will my eyes become the planets?


    .

    this time, i'll become everyone and the world will wonder why

    .

    .

    .

    Estaba mordisqueando una barrita de cereal, recostada contra un poste de luz al otro lado de la acera, con el atardecer desvaneciéndose y el flujo de gente disminuyendo. Tonteó con el móvil, leyó unos mensajes de Emily y el eco de voces lejanas la distrajo. Eran masculinas, pronto se dibujaron sus siluetas en las puertas de la escuela y Anna aguardó hasta reconocer a Ian, quien apareció de los últimos. Se lanzó el último trozo de barrita dentro de la boca e imitó su trayecto por la acera opuesta, hasta que el castaño viró en la esquina y por fin lo tuvo enfrente. Debía reconocerlo, le cayeron nervios encima.

    —¿Ian?

    El muchacho iba apenas encorvado, con las manos en los bolsillos de la chaqueta y se detuvo en seco, girando el rostro hacia ella. Una chispa del alumbrado público se reflejó en sus ojos, desconfiados. Parpadeó, repasándola brevemente con la mirada, e incluso antes de que dijera nada Anna se la vio venir.

    —Depende.

    Que no sería nada fácil lidiar con él.

    .

    .

    .

    —¿Dices que los arreglos quedan bien así? ¡Eh, eh, eso ahí no! ¡Quita, quita!

    Anna estaba frente a la mesa de hierro, en el invernadero, parada sobre una de las sillas para administrar todo. Bueno, la excusa había sido “querer tener una visión panorámica de la disposición de los tentempiés”. Kohaku le ayudaba a decidirse mientras Kakeru terminaba de entrar las cajas. Desde que se puso en modo sargento había empezado a hablar con términos más pomposos, o al menos así le parecía a los chicos. No lo entendían, pero era Anna organizando un evento (y el cumpleaños de Emily, para colmo) así que tampoco se obsesionaron con hacerlo. Probablemente fuera imposible.

    —Ya, ya. —Kakeru tuvo que volver a alzar la caja que, con mucho placer, había estado a punto de apoyar en otra mesa, y suspiró—. ¿Dónde, entonces?

    —Hmm… Déjala por allá, ahora veo. —Anna regresó su atención a la disposición de los floreros, el muchacho estaba alcanzando su nuevo destino y por fin podría dejar la bendita…—. No, no, mejor no. Si te fijas, la-

    Kakeru bufó, exasperado, pero al girar hacia los otros dos notó que, en verdad, estaban inclinados sobre la mesa, reorganizando la decoración. Éstos advirtieron su percance, a su vez, y la chica soltó una carcajada muy divertida.

    —¡Ya estabas listo para quejarte! —exclamó, fingiendo decepción—. Vamos, Kakeru, ¿para qué entrenas tanto los brazos, si no? ¿Acaso viste los fideos de mini Ishi? ¿O mi tamaño?

    —Ya, ya —repitió, algo avergonzado, irguiéndose tras haber depositado lo que parecía un contenedor de plomo, y descansó las manos en sus caderas—. ¿Qué hay en la caja, de todos modos? Parecían cadáveres.

    —Lo serán. —Los muchachos la miraron y ella se encogió de hombros, metiendo mano en las flores—. Digo, ¿no que el plástico se hace con petróleo? ¿Y esos vienen de los fósiles? O algo así. Y ni siquiera nos estamos cuestionando la lista muy sospechosa de ingredientes que pone en la etiqueta de los refrescos. —Dejó las peonías en paz, sonriendo satisfecha, y su gesto desapareció para alzar la vista con cara de tragedia—. ¡Seguro tienen muchos cadáveres!

    Kohaku se rió y Kakeru suspiró, reuniéndose con ellos. Asió las manos al espaldar de una silla y observó el invernadero. De por sí era un lugar precioso, con tantas flores en magnífico estado, el estanque de peces koi y la luz que se filtraba esmerilada a través de la cúpula de vidrio. Habían agregado un par de mesas, colgado guirnaldas y decorado los muebles con arreglos florales. Por favor, había incluso velas aromáticas. Olía a rosas, hacías dos pasos y parecía bosque de pino.

    —Está todo precioso —murmuró, suave, y deslizó la mirada a Anna—. Ya relájate, An. No queda mucho por hacer.

    La chica había permanecido acuclillada sobre la silla, abrazándose las rodillas. Se dejó caer hacia atrás casi como un bicho bolita y escaneó el panorama, soltando el aire por la nariz. Casi, casi la convenció.

    —De hecho… —Kohaku, preocupado, les mostró la pantalla de su móvil, donde tenía abierta una checklist—. Nos falta esto.

    Anna se estiró para leer y abrió muy grandes los ojos, dando semejante respingo que la silla casi se tumbó bajo su peso. Kakeru contuvo el reflejo de ir donde ella.

    —¡No me jodas! ¿Cómo pude olvidarlas? ¿Dónde quedaron? —inquirió, apremiante, alternando su atención entre los chicos.

    —Yo siquiera las vi nunca, a mí no me mires —se defendió Kakeru, alzando las manos y todo.

    —Creo… que quedaron en mi casa.

    Kohaku arrugó el ceño ante la realización, Anna se palmeó la frente y se puso en pie de un brinco, empezando a caminar por todo el espacio. Los muchachos compartieron un vistazo y, por qué no, una plegaria silenciosa de que el asunto consiguiera resolverse.

    —Dios, qué estúpida —masculló Anna, sin estarse quieta—. ¿Cómo las pude olvidar? ¡Eran lo más importante de la fiesta! ¡Lo más importante! Llevamos hablando de las putas coronas desde el festival.

    No había forma de que el tiempo les diera para ir hasta Chiyoda y regresar, no sin alterar todos los planes y arruinar el cumpleaños de Emily. ¿Qué quedaba, entonces? ¿Resignarlas? ¡Pero las había hecho con tanto esmero!

    —A ver, este chico, Ian, es el encargado de venir con Emily, ¿no? —aportó Kakeru, bastante convencido de su idea—. Así que es, por lejos, quien más cerca está del santuario. Dile que las pase a buscar.

    —No.

    Kakeru frunció el ceño, confundido.

    —¿Por qué no?

    —¡Porque no!

    Kohaku se acercó al moreno y colocó una mano en su hombro, para hablarle en voz baja mientras Anna seguía caminando y balbuceando en todas direcciones.

    —Creo que no le cae muy bien.

    —Hombre, pero estamos hablando de las coronas, eso no debería importar.

    Kohaku se encogió de hombros y tomó asiento, desinflándose los pulmones. Ya los dos conocían la única alternativa viable a ese problema, lo que quedaba era… convencer a Anna. Kakeru tamborileó los dedos y giró el rostro hacia la chica, armándose un mapa mental de las posibles direcciones en las que iría la conversación. Meterle algo a Anna en la cabeza era difícil, en especial si estaba molesta o estresada, pero había que intentarlo.

    —¿Pasó algo con este tal Ian? —indagó, buscando sonar relajado.

    Hiradaira, tras algunos segundos, se detuvo por fin. Lucía contrariada, mas se reunió con sus amigos y se desplomó sobre una silla, bufando. Cruzó los brazos bajo el pecho y dejó sus ojos clavados en sus propios pies.

    —No me cae bien. —Esa información ya la había recibido por Kohaku, claro—. Todo el tiempo me andaba tratando como si lo estuviera incordiando, ¡pero luego me discutía cada decisión que tomaba y decía que quería hacerlo diferente! ¡Me criticó hasta las orquídeas! Si son super lindas, ¿qué tiene de malo decorar con orquídeas? Al final tuve que poner peonías. ¡Tampoco quería las velas! “¿Qué vas a montar? ¿Un centro de yoga?”. Ugh, es irritante. Y yo quería hacer la fiesta ayer, pero él no sé qué tenía y ahora si no la hacemos hoy ya no podremos. ¡Y la comida…!

    —Ya, creo que entendí. —Kakeru la detuvo o se atascarían ahí hasta Navidad, compartió un vistazo con Kohaku y volvió a Anna—. ¿Sabe de las coronas? ¿Le gustó la idea?

    La chica arrugó la nariz, como si se estuviera conteniendo de decir un montón de cosas. Ian se le había reído, claro, o al menos eso le pareció a ella en aquella forma suya de… soltar el aire por la nariz. Sonaba exagerado, lo sabía, ¡p-pero estaba segura! Nada de lo que hacía o decía a ese chico le parecía bien. Al final aceptó, milagro, y pudieron proseguir.

    —Sí —admitió, a regañadientes.

    De veras parecía una chiquilla. Kakeru se acuclilló a su lado y le dedicó una sonrisa suave, aguardando por recibir sus ojos.

    —Entonces llámalo. Ya que estuvieron de acuerdo en algo, no vamos a perder justo eso, ¿verdad?

    —Pero ¿por qué yo? —replicó, haciendo un mohín.

    —Anna, nosotros ni siquiera conocemos al tío este.

    Por fin dejó de quejarse, al menos a viva voz. Se quedó removiendo los pies, sacó el móvil del bolsillo de su jean y le dio vueltas y más vueltas entre sus dedos, atinando a desbloquearlo varias veces. Kakeru se incorporó y ocupó una tercera silla, quedando Anna entre medio de ambos.

    —Me va a seguir molestando —murmuró, entre enfurruñada y casi temerosa—. Le dije que haría las coronas en lo de un amigo y me dijo “no te las vayas a olvidar, eh”. ¿Y qué hice? Me las olvidé. Soy imbécil.

    A Kakeru se le aflojó una sonrisa y se encogió de hombros. Realmente no sabía cuánto crédito darle a la historia de Anna, pero dudaba que el pobre chico fuera tan terrible como lo estaba pintando. Era amigo de Emily, ¿no? ¿Cuán jodido podía ser un amigo de Emily?

    —No creo que vaya a malas —argumentó, señalando a Ishikawa—. Ko también anda molestando a sus amigos por ahí, ¿no? Y aquí lo tienes, un angelito. E incluso si fuera a malas, ¿qué te importa a ti? Puedes no volver a hablarle en la vida y listo. Lo importante hoy es Emily, An. Te ocupaste de buscar a Ian para darle una bonita sorpresa, ¿no? Enfócate en eso.

    Como siempre, Kakeru acabó siendo la voz de la razón. Kohaku había permanecido atento al intercambio incluso si no emitió palabra, y de hecho se puso encima su mejor sonrisa inocentona cuando debió ratificar el punto del moreno. Anna seguía sin lucir convencida, pero ahora al menos ya no parecía tan reacia a la idea. ¿Kakeru lo habría logrado? ¿Sería otra victoria moral para su curriculum?

    —Está bien… —¡Claro que sí, señores!—. P-pero si me hace enfadar les echaré la culpa de todo.

    ¿Cómo había caído Kohaku en la volteada? Hombre, vete a saber.

    —Muy bien. —Kakeru se incorporó y fue en busca de las benditas cajas de cadáveres, pateando suavecito a Ishikawa a la pasada para que lo ayudara—. Nosotros vamos a dejar todas estas en la cafetería, así se enfrían. Tú ocúpate de la misión Recuperar las Coronas.

    Anna suspiró y el estómago se le agarrotó al saberse sola, con el móvil aún entre las manos. A ver, le daba más pánico llamar a Ian que invitar en una cita a Altan, ¿cómo funcionaba eso? No estaba segura, sólo sabía que el chico la tenía ya acobardada.

    Había sido así prácticamente desde el primer segundo. Con el correr de los meses, Emily había mencionado varias veces al famoso amigo de la infancia que vivía cerca de su vecindario y con el cual había compartido hasta escuela elemental. A día de hoy no mantenían mucho trato, pero de vez en cuando hablaban y seguían llevándose tan bien como antes. Habían sido sus palabras exactas mientras almorzaban en ese mismo invernadero, pocas semanas atrás.

    —El sábado quedé con Ian —le había contado a Anna, risueña; se le notaba la alegría en los ojos—. Fuimos por un helado y caminamos un rato, como si el tiempo no hubiera pasado.

    Hiradaira la molestó, obviamente, Emily se puso nerviosa e insistió con que no era lo que ella creía. El caso fue que, de las anécdotas que había recibido, Anna fue formándose una imagen del famoso Ian en la cabeza, y con esa imagen decidió buscarlo y proponerle organizar juntos el cumpleaños de la chica. Se lo tomó realmente en serio. Acudió a Kakeru y sus métodos de dudosa legalidad para rastrear gente, entraron a páginas web rarísimas y hasta tuvo que poner algo de dinero. ¿Podría haberle preguntado a Emily? Obvio, pero ¿dónde estaba la gracia de eso? Al cabo de pocos días ya tenían el nombre completo, fecha de nacimiento, teléfono, domicilio e instituciones matriculadas de la pobre criatura. Anna se asustó con la cantidad de información que uno conseguía en Internet a cambio de unos míseros yenes.

    Y si le hubiera pedido ayuda a Altan se habría incluso ahorrado ese dinero, pero estaba tonta.

    Con la inteligencia hecha, comenzó el seguimiento. Para su sorpresa, Kakeru se afilió voluntariamente a la misión. ¿Podrían haber esperado a Ian a la salida de su escuela un día cualquiera y ya? Pues claro, fue la idea original de Anna, pero era difícil llegar a Suginami a horario por la distancia desde el Sakura. Además, ¿qué anécdota épica habría? Entonces Kakeru sugirió pillar una vieja técnica de las pelis. Se colaron en la escuela de Ian y revisaron las fotografías colgadas de todos los clubes, con la esperanza de que el castaño apareciera en alguna y… ¡bingo! Todo venía viento en popa. Sólo quedaba averiguar sus horarios extracurriculares. Eso no lo sabían las páginas raras de Kakeru, pero el muchacho había aprendido un truco o dos de su hermano, el gran Krait de Shinjuku.

    —Hola, buen día —saludó a la primera niña que se cruzó, con sonrisa de ángel—. Estamos buscando a un amigo, ¿por casualidad sabes a qué hora salen los de natación?

    Ah, sí. Una técnica milenaria.

    La chica no tenía idea, pero les concedió información de oro: en el segundo piso, junto a la puerta del Consejo Estudiantil, había una lista colgada con toda la información sobre los clubes. Una cosa era infiltrarse en los casilleros, ¿pero alcanzar semejantes profundidades del mapa? Anna y Kakeru se miraron, dubitativos. Las opciones se extendían lo que la imaginación humana. Podían pillar uniformes de servicio del cuarto de limpieza, o noquear a dos estudiantes para robarles la ropa y fundirse entre la multitud. Podían inventarse identidades falsas, convertirse en Chisaki Mitsuya y Tsumugu Shiba, o incluso hurtar también los ID a las víctimas desmayadas en los baños. De ese modo tendrían una coartada sólida si los del Consejo los pillaban. No había jugado tantos Danganronpa para nada, ¿verdad? “Ya es demasiado tarde para dar marcha atrás” dijo Kakeru, o al menos quiso hacerlo; en su mente sonaba muy cool. Pero al ver la cara de Anna…

    —Podemos esperarlo afuera —fue lo que en verdad sugirió.

    ¡Un cobarde, eso era!

    Anna suspiró y hundió las manos en su chaqueta, girando sobre sus talones. A ella le daba bastante igual la misión secreta y sus implicancias, sólo quería dar con Ian y poner el verdadero plan en marcha. Se fueron de allí, derrotados, y nadie supo jamás la decepción que el desenlace de esta historia le significó a Kakeru.

    La verdadera víctima incomprendida.

    Para colmo, al día siguiente Anna no le dijo nada y viajó sola a Suginami. El tren traqueteaba y se deslizaba a velocidad cuando le entró la cascada de mensajes de golpe; aparentemente había estado un rato sin señal. Primero era Kakeru curioso, luego Kakeru confundido, luego Kakeru haciendo sinapsis. Entonces, audios.

    —Ya te fuiste —lo oyó en el parlante de su móvil, sin poder contener la sonrisita divertida. Una puerta metálica sonó de fondo—. Tus zapatos no están, ya te fuiste. ¡Te fuiste y no me esperaste!

    Y otro.

    —Muy bien, así quedamos.

    Anna se mordió el labio, incrédula y bastante enternecida. Jamás había creído que esa tontería le importara, vaya. De sospecharlo probablemente se habría montado en todos los planes ridículos que se le cruzaron por la cabeza, si ella era la número uno en mandarse cagadas. En vez de responder, fue al chat con Kohaku y empezó a grabar.

    —¿Estás en el invernadero, mini Ishi? Fíjate de invitarle un té a Kakeru, si te apetece. Creo que acabo de romperle el corazón.

    Respondió rápido. Anna oyó de fondo a Aleck casi gritando no sé qué cosa y a Emily avisando que el agua estaba a punto de hervir, todo mientras Kohaku se alejaba para asegurarle que lo haría. Se dio por satisfecha, pues, y pudo mentalizarse en su misión. Como desconocía su compromiso no se lo había contado, pobre Kakeru, pero ayer por la noche la neurona se le había iluminado y acudió a Altan. El mensaje que le envió fue… interesante.

    Oye, Al
    Necesito averiguar los horarios de natación de un chico en Suginami
    Tienes forma de ayudarme?
    20:03

    Vaya
    No lo que esperaba leer esta noche, definitivamente
    Supongo que sí, puedo pedir algo de enlightenment a cambio?
    20:05

    Acabó unido al escuadrón de operaciones, ni modo, y al cabo de una hora Anna ya tenía toda la información que necesitaba. Ahora sí, con el seguimiento finalizado podría avanzar a la siguiente y última etapa: establecer contacto con el objetivo. ¿Quién habría dicho que codearse con pandilleros, lastres de la sociedad e hijos de Emperadores de la tecnología le serviría para organizar la fiesta de cumpleaños de su mejor amiga?

    Ian entrenaba hasta tarde, por suerte. Tuvo tiempo de sobra para pillar el tren, bajarse en Suginami y parar en una tienda, que se moría de hambre. Estaba mordisqueando una barrita de cereal, recostada contra un poste de luz al otro lado de la acera, con el atardecer desvaneciéndose y el flujo de gente disminuyendo. Vaya, si no fuera porque era un tanuki de medio metro habría parecido de la yakuza y todo. Al menos esa imagen apareció en su mente y le divirtió lo suficiente. Tonteó con el móvil, leyó unos mensajes de Emily cotilleándole que Kakeru había aparecido bastante alicaído en el invernadero y el eco de voces lejanas la distrajo. Eran masculinas y pronto se dibujaron sus siluetas en las puertas de la escuela, donde se despidieron y fueron tomando diferentes caminos. Anna aguardó hasta reconocer a Ian según algunas fotos que Emily tenía subidas en su Instagram; las cuales, dicho sea de paso, se había esmerado por prácticamente memorizar. El castaño apareció de los últimos, estaba charlando con otro chico y, por suerte, se separaron. Anna se lanzó el último trozo de barrita dentro de la boca e imitó su trayecto por la acera opuesta, hasta que Ian viró en la esquina y lo tuvo enfrente. Debía reconocerlo, le cayeron nervios encima.

    Casi como si estuviera prediciendo el futuro.

    —¿Ian?

    El muchacho iba apenas encorvado, con las manos en los bolsillos de la chaqueta y se detuvo en seco, girando el rostro hacia ella. Una chispa del alumbrado público se reflejó en sus ojos, desconfiados. Parpadeó, repasándola brevemente con la mirada, y separó los labios.

    —Depende.

    Bueno, no lo que había esperado pero le servía. Se acercó a él con una sonrisa amistosa.

    —Lo tomaré como un sí. Me llamo Anna, soy amiga de Emi. No sé si alguna vez te haya hablado de mí.

    Ian la siguió escaneando como si fuera un mini alienígena o, efectivamente, pareciera miembro de la yakuza, lo cual incomodó a Hiradaira. Lo había imaginado bastante más amable, incluso de primera mano.

    —Eh… no. No realmente. —Suspiró, sin girar el torso hacia ella, y siguió hablando en aquel tono plano—. ¿Se te ofrece algo?

    Cabía destacar, no era un ofrecimiento de asistencia, era una invitación a retirarse. La idea le cosquilleó a Anna en el cuerpo y balanceó su peso entre ambos pies.

    —Dentro de poco es el cumpleaños de Emi —explicó, esforzándose por no ponerse a la defensiva y conservar la sonrisa—. Y pensé que quizá podríamos organizarle algo juntos…

    La oración se le fue desinflando al verle la cara de hastío a Ian, quien frunció el ceño y desvió la mirada hacia la calle. Anna parpadeó, aún algo fuera de eje. ¿De veras este era el tan adorado amigo de la infancia de Emily, la chica más dulce del planeta Tierra? La molestia le chispeó en el cuerpo, inhaló por la nariz y lanzó sus últimas monedas al pozo de la paciencia.

    —¿No crees que le gustaría? —agregó.

    El castaño se desinfló los pulmones y la observó de refilón, en silencio. Bueno, esto definitivamente se iba al top diez de peores ideas de su vida. Y mira que la competencia era encarnizada.

    —Qué pereza —se quejó en voz baja, rascándose la nuca antes de regresar la mano al bolsillo—. Suena a mucho trabajo, y ni siquiera soy tan amigo de Emily.

    —¿Que no eres…? —Anna soltó una risa floja, incrédula, y avanzó un paso más—. Mejor te vale que eso sea una mentira estúpida para espantarme, Lockhart.

    El muchacho había vuelto a arrugar apenas el ceño cuando la notó acercándose, mas no movió un músculo. Le sostuvo la mirada, le pareció que la niña se había enfadado y se tragó las ganas de volver a suspirar. ¿Había sido por lo que dijo de Emily?

    —Qué insistente, oye. —Giró el torso hacia ella, alzando la vista para repasar la calle—. ¿Y cómo hiciste para encontrarme? ¿Trabajas en el FBI, acaso?

    —¿Qué importa eso? Respóndeme la pregunta. ¿Me ayudarás o no a organizar el cumpleaños de Emily?

    La sombra de una sonrisa quiso torcer los labios del castaño, pero entre la escasa luz y el enfado de Anna pasó por completo desapercibido. Chispita, ¿eh?

    —No me apetece mucho, pero no luce como que te irás hasta que acceda, así que... —pareció como si sopesara sus opciones, y pronto suspiró con cierto dramatismo—. ¿Tienes algo en mente? ¿O viniste con las manos vacías?

    Anna se forzó a aplacar el enfado y soltó el aire por la nariz, aunque sus facciones aún se veían tensas. Era pequeñita, pero parecía capaz de soltarte un mordisco a la mínima de cambio.

    —Hay un invernadero en nuestra escuela, es muy lindo y podemos pedirlo en fin de semana. A Emi le gusta mucho ese lugar, además.

    —¿Fiesta en la escuela? —Arrugó apenas la nariz—. Suena demasiado soso para alguien que se dedicó a rastrearme y emboscarme por la noche, pero supongo que tampoco está mal. ¿Día?

    Anna empezó a contar ovejas en su mente, o lo más parecido a eso que hubiera.

    —Eh… ¿el sábado? Su cumpleaños cae lunes, así que el sábado anterior.

    —Ah, no puedo ese día —soltó, apenado, y Anna frunció el ceño—. El domingo, mejor.

    Le estaba tomando el pelo, ¿cierto? ¿De veras iba a criticar cada mínima decisión? Se vació los pulmones de golpe, fabricando paciencia del mismísimo aire.

    —¿Qué tienes que hacer?

    —Cosas.

    —¿Qué cosas?

    —Niña, invítame a un café primero.

    —Vale, domingo entonces. ¿Algo más? —inquirió, ácida.

    Ian sacó una mano del bolsillo y la estiró entre ambos, mostrándole la palma. Anna intercaló la mirada entre eso y sus ojos, ya con la neurona achicharrada.

    —Tu móvil —aclaró el chico, como si fuera una obviedad.

    Hiradaira le dejó caer el aparato con una cuota de fuerza agregada y cruzó los brazos bajo el pecho, siguiendo los movimientos tan tranquilos y pausados del castaño. Por Dios, qué tío más extraño e irritante.

    —Tanta historia y al final accediste —murmuró, esbozando una sonrisa torcida—. ¿Te va eso de ser un llorica?

    Ian reflejó parcialmente su gesto, Anna pudo verlo iluminado por la pantalla. Acabó el trámite, bloqueó el móvil y se lo regresó, pestañeando lento.

    —Luego te escribo —avisó, volviendo a enterrar las manos en sus bolsillos y retrocediendo—, si me acuerdo, claro.

    —Tendrás que recordarlo. —La sonrisa de Anna ganó algo más de terreno y alzó la voz—. A menos que quieras otra visita a domicilio.

    Ian ralentizó sus movimientos un instante, frunció el ceño y meneó la cabeza. Fue toda su reacción antes de empezar a caminar, alejándose de Anna.

    Desde entonces, su relación no había mejorado ni un ápice; puede que incluso hubiera empeorado. Anna dejó de cuestionarse si Ian de veras pensaba diferente o sólo buscaba incordiarla, cada mensaje suyo la ponía de mal humor y sólo quería que la fiesta pasara, así no tenía que volver a saber de él en la vida. Kohaku y Kakeru jamás lo entenderían, lo que significaba para ella tener que llamarlo y pedirle un favor en consecuencia de su descuido. En su mente se asemejaba a venderle el alma al diablo. Exagerado, y al mismo tiempo apropiado.

    Buscó su número en la lista de contactos del móvil, resignada, y lanzó los ojos al cielo una última vez antes de darle al tubo verde. Con todo, su orgullo jamás le había permitido demostrarle cuán nerviosa la ponía. A sus ojos sería… una cría sarcástica y desagradable, suponía. Tenía experiencia con eso.

    ¡Pues bien! Él solito se lo ganaba.

     
    • Fangirl Fangirl x 3
    • Ganador Ganador x 1
  2.  
    Lelouch

    Lelouch Rey del colmillo

    Aries
    Miembro desde:
    24 Junio 2012
    Mensajes:
    7,375
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Título:
    I feel time looking out my window, watching me dance on the moon [Gakkou Roleplay]
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Amistad
    Total de capítulos:
    2
     
    Palabras:
    4953
    Wenas, esto llega 3 días tardes, pido una enorme disculpa por ello :( Pero al menos espero que te guste, creo que no quedó mal JAJAJ Así que aquí va mi regalo de cumpleaños para ti cielo uwu




    —Qué fastidio, uh…

    Suspiró reflexivamente, mientras cerraba la puerta de su casa y se llevaba las manos a los bolsillos, caminando lentamente hacía la acera. No es que no quisiera hacerlo del todo, pero habiendo sido cargado con trabajo y responsabilidades, bueno, no era especialmente de su agrado.

    Repasó el plan mientras se dirigía camino a su destino, leyendo los mensajes que insistentemente la enana le había mandado y se había obstinado en que memorizase. Se los había aprendido para el “examen” que la chica le puso, pero únicamente por llevarle la contraria se había olvidado de ellos. Un esfuerzo que sólo le perjudicaba a sí mismo, pero qué se le iba a hacer.

    Por suerte tampoco era un plan demasiado elaborado.

    —“Pasar por Emily, distraerla un rato para hacer tiempo y llevarla al Sakura” —dijo en voz baja, volviendo a guardar su teléfono. Había mucho más detalle que Anna le había descrito, como el cómo llegar al invernadero donde sería la fiesta, la hora a la que había que llegar, y muchas otras cosas que a Ian se le hacían irrelevantes.

    Nunca había ido con él lo de seguir órdenes, menos de alguien tan mandona, pero habría que hacerlo por Emily, supuso. ¿No podría haberse limitado a darle un cupón de descuento de alguna dulcería? Bueno, ya se había comprometido al plan y no podía echarse para atrás.

    Poco rato después ya estaba frente a la casa de Emily, tocando el timbre.

    —Vaya Ian, ¿Quién diría que llegarías temprano esta vez?~ —le saludaron nada más abrir la puerta, con Emily acompañando dicha frase con una risilla, saliendo por completo al exterior—. Ya se me hacía sorprendente que me invitaras a salir por mi cumpleaños, normalmente me felicitarías al día siguiente con algún regalo que te encontraste por allí, no un día antes y con una salida planeada. ¿Te golpeaste la cabeza o algo así?

    —¿Qué puedo decir? Supongo que tu cumpleaños diecisiete es demasiado importante como para hacer lo de siempre. No los llaman “Sweet seventeen” por nada. Uh, espera, ¿no es eso a los dieciséis realmente?, ¿llego un año tarde?

    Emily le dio un codazo, risueña.

    —Anda, no seas tonto —le enganchó del brazo, llevándolo hasta la acera—. Mejor dime de una vez a donde vas a llevarme, tengo mucha curiosidad —Ian se vio atacado por la táctica de hacerle ojitos de Emily, por lo que contraatacó dándole un golpecito en la sien—. ¡Ouch! ¡No hagas eso, tonto!

    La chica se sobó la frente un par de veces, haciendo un gran puchero y soltando a Ian para darle la espalda.

    —Ya, ya, prometo no darle otro golpe a la cumpleañera —se encogió de hombros burlonamente—. Planeaba que fuese una sorpresa, pero como compensación te diré a donde vamos. Resulta que… —el teléfono del castaño comenzó a sonar en ese momento, dejándolo frío. Prácticamente nadie le llamaba, así que podía imaginarse muy bien quién tenía que ser.

    ¿Por qué había decidido llamarle en lugar de enviar un mensaje? No recordaba que su móvil hubiese vibrado por alguna notificación antes, aunque podría haberlas ignorado subconscientemente sin ninguna duda.

    —¿Sí, qué pasa? —respondió Ian tras contestar la llamada, con un tono casual pero con un ligero deje de molestia en la voz. ¿Contestaba así todas sus llamadas? Puede, pero aquello se sintió personal.

    Emily, que ya había puesto su atención desde que Ian iba a decirle a dónde planeaban ir, ahora se había interesado totalmente en aquella llamada. Disimuladamente aguzó la oreja y se acercó al chico, tratando de cotillar un poco.

    —¿Eh, qué dices? —escuchó soltar al chico, incrédulo—. ¿Que tengo que hacer qué? Escucha, no hay manera de que lo haga —farfulló el chico, mientras comenzaba a caminar en círculos, alejándose de Emily, pero luchando por disimular lo más que podía. A la chica, por más que le hubiese gustado seguirlo, no tenía manera de hacerlo sin parecer demasiado obvia, así que se quedó mirando a Ian ir de un lado para el otro, y tras unos segundos sacó su móvil para distraerse un rato.

    —Escucha —susurró Ian, lo más fuerte que un susurro podía hacerse, mientras miraba a todos lados—, ya tengo a Emily conmigo, estamos a fuera de su casa ahora mismo, ¡¿Qué quieres que haga?!

    Algo de lo que su interlocutor dijo no debió agradarle mucho, porque inmediatamente su gesto cambió a una mueca de molestia.

    >>¡Si te dije que no te las olvidaras, te lo repetí varias veces! —hubo un silencio antes de proseguir—. No no, ya es muy tarde para las disculpas, no intentes convencerme ahora haciéndome voz de cachorrito. Lo de llorar no te va a funcionar, no hay manera de que yo…

    —¿De qué tanto hablas Ian? —se escuchó la voz de Emily a su espalda, y el chico vio pasar su vida frente a sus ojos. Cuando se dio la vuelta, Emi tenía los brazos por detrás de su espalda y le miraba con curiosidad.

    —Ah —se le atragantaron las palabras, pero consiguió que aquella única palabra al menos no trastabillase—, Alpha quiere que lo cubra en su trabajo de medio tiempo para ir a ver un juego, pero no iría allí ni aunque me pagase su sueldo de una semana, odio ese sitio —se encogió de hombros, aparentemente despreocupado, mientras colgaba la llamada y se lo guardaba de nuevo en el bolsillo.

    —¿Eh~?, qué cruel de tu parte dejar a tu amigo botado Ian Lockhart, no te conocía así —se burló la morena.

    —Siempre puedes acompañarme y cubrir su turno conmigo, ¿Te apetece pasar cuatro horas atendiendo clientes en un supermercado con tu gran amigo? ~

    —Uhm —se llevó el índice a la comisura de sus labios, juguetona—, creo que paso. Lo siento por Alpha pero esta vez quiero ver qué es lo que tenías planeado para hoy. Aunque sí me parece muy feo que lo tengas registrado como “molestia andante”, sabes —se rio la chica. Al parecer había alcanzado a ver el nombre de contacto antes de que Ian colgase.

    —¿Qué puedo decir? —se mofó Ian con ojos cerrados—, ¿no dirías tú también que es una molestia andante? —un par de risas siguieron a la afirmación, y el chico aprovechó aquellos segundos para reorganizarse. Aquella llamada había trastocado todo, pero quizá había encontrado la forma de hacerlo funcionar—. En cualquier caso y sin más preámbulos, como regalo de cumpleaños tenemos preparado… ¡Mi maravilloso Tour todo pagado!

    A Emily nunca se le había ido una sonrisa tan rápido.

    —Oh no, por favor dime que es solo una broma, ¡Todos tus “tour” acaban mal de una u otra manera, además que son solo una excusa para molestarme!

    —Vamos, vamos —replicó el chico, que ya se esperaba esa reacción—, prometo que esta vez será diferente. Si al final del día no te gustó haré lo que quieras por una semana, ¿suena bien?

    No fue tan fácil de convencer a Emi, quien se la pasó quejándose y haciendo pucheros todo el camino, pero al menos se mantuvo siguiendo a Ian, mientras le iba convenciendo de aceptar condiciones cada vez más severas en caso de que saliese insatisfecha al final del recorrido.

    Estaba bastante atado de manos, así que no le quedó de otra más que terminar aceptándolas todas.

    —Lamento la espera, damas, caballeros, y apuesta cumpleañera —dijo Ian con voz de presentador cuando al fin llegaron a su primera parada—, tienen ante ustedes uno de los puntos gastronómicos más refinados de la ciudad, la Dulcería y Heladería Honey Bee, conocida por preparar los postres más dulces de todo el país. Se suele decir que hay que dejar el postre para el final, pero lo mejor es empezar con un sabor dulce en los labios. ¿Qué le parece entrar a echar un vistazo al interior y probar alguna de sus delicatessen? Por supuesto, la casa paga —le guiñó el ojo, abriéndole la puerta con una especie de reverencia exagerada.

    Aquella cafetería era una a la que ambos chicos habían ido un par de veces en otras ocasiones, sobre todo cuando eran más chicos y a Emily le fascinaban los postres que servían allí. No era un sitio especialmente elegante ni nada, pero tenía cierta familiaridad y calidez que la hacía agradable.

    Emily era una clienta difícil de olvidar, sobre todo con lo adorable que era de pequeña, maravillándose con todos los dulces que probaba y llevando a sus amigos a que los probasen con ellos cada tanto, así que algunos de los empleados la saludaron alegremente al reconocerla, haciendo a la chica ruborizarse ligeramente antes de devolverles el saludo.

    Ambos tomaron asiento en una mesa libre y se tomaron su tiempo para mirarse el menú, que cada tanto cambiaba para añadir algún producto o sabor nuevo.

    Mientras Emily miraba el menú con atención, Ian aprovechó para ver los mensajes que Anna le había mandado. Como le había colgado a la mitad de la llamada, primero había un "no puedo creerlo" que sobrevivió como hijo único una buena cantidad de minutos; luego le ordenó, tajante, que se comprometiera a llevar las coronas, fuese de quien fuese la culpa (spoiler: era de ella). Terminó por mandarle la dirección del lugar donde tenía que recogerlas, un Santuario en Chiyoda, dándole indicaciones de cómo llegar y con quién hablar para que se las dieran. Soltó un hondo suspiro antes de guardar su móvil. Parecía que no tenía elección.

    Tras mirar el menú un rato más, terminaron pidiendo una variedad surtida de dulces y postres, junto con una bebida para cada uno.

    —Debo reconocértelo Ian, conseguiste una buena primera impresión con esta elección, ¿Quizá al fin estás adquiriendo buen gusto? —Hodges dio un ligero sorbo a su batido de frutas, y luego cortó en rebanadas el pequeño pastel que había pedido, dándole una probada.

    Ian le miró divertido hacer gestos de felicidad con cada probada que le daba a algunas de las cosas que había pedido, mientras tomaba un poco de su propio batido.

    —Me ofende que pongas en duda la calidad de mis tour —se hizo el afligido—, están diseñados con el propósito de traer felicidad a la gente. Simplemente ocurre que la mayoría de las veces esa felicidad y diversión está dirigida a mí, claro~ —apiló un par de galletas una encima de otra, formando una pequeña torrecita que se tambaleaba con inestabilidad.

    —A costa de molestar a alguien más —replicó la chica, tomando una de las galletas de la torre y llevándose a la boca—, pero me alegro de que esta vez la beneficiada de todo esto sea yo, jujuju. Oye —cayó de pronto—, creo que nunca he probado ese sabor de malteada que tienes, ¿me darías un poco?~ —complicado decirle que no con lo practicado que tenía el hacer ojitos, así que Emily tomó con alegría la malteada de Ian para probarla—. No está mal, aunque sigo prefiriendo la mía. Supongo que eso significa que continúo teniendo mejor gusto que tú para escoger dulces, eh —se rio con ligereza, y siguió probando el resto de cosas que tenían en la mesa.

    —Mucho es que haya conseguido escoger un buen sitio —se rio, levantando las manos a la altura de los hombros y negando con la cabeza—. Por cierto, también sigues ensuciándote igual cuando comes dulces, uh.

    Las mejillas de Emily estaban salpicadas con chocolate y crema batida, justo como siempre le pasaba, e Ian acercó el pulgar a su rostro para quitarle un poco.

    —Esta vez no me hagas bigotes de gato, eh —se quejó Emily, inflando los mofletes y cerrando los ojos mientras Ian terminaba de limpiarla—, que te conozco bien.

    —Sí, sí, no lo haré —le respondió el chico con una respuesta mecanizada, quitando los últimos rastros de crema de su rostro—, aunque sigo opinando que te verías mejor con ellos.

    Nada más decir eso, fue en su rostro donde terminó cayendo un montón de espuma, que Emily le arrojó a modo de venganza, rompiendo a reírse poco después. La broma no le salió barata sin embargo, porque Ian rápidamente se quitó parte de la crema y la usó para dibujarle orejas en los ojos y un mostacho por encima de los labios.

    “¡E-E-EH, IAN, TE DIJE QUE NO HICIERAS ESO!”

    “¡NO ME HUBIESES ARROJADO LA CREMA ENTONCES!”

    “¡ME LAS VAS A PAGAR, MALDITO!”

    Entre risas y gritos, al poco tiempo abandonaron el lugar. ¿Habían salido por su propia voluntad o los habían echado por su alboroto? Nadie lo sabrá.

    —Oye Ian —siguiéndole el paso al chico mientras volvían a caminar por las calles de Tokyo, la chica llamó su atención poco después de que continuasen el recorrido—, podemos dar por concluido el tour si quieres, no es necesario que vayamos a otro sitio —dijo con cierto nerviosismo.

    El castaño no pudo evitar reírse, sabiendo el motivo de ello.

    —Vamos, ya te dije que esta vez hice buenas elecciones, ten un poco más de confianza en tu querido amigo de la infancia, por favor —se quejó teatralmente, agachando la mirada.

    —V-Vale, pero te juro que como me termines llevando a ver un charco o algo por el estilo, no te vuelvo a hablar en toda la vida.

    La siguiente parada, por suerte, no fue un charco sino un salón de recreativas. Aunque justo había un hidrante precisamente en frente del lugar e Ian no pudo evitar explicar las bondades de dicho objeto hasta que Emily hizo el amago de irse y tuvo que resignarse a mostrar el sitio real.

    —¿Ves? Nada de qué preocuparse —dijo juguetón el chico—, no voy a ponerme a contar la historia de los motores eléctricos en una tienda de licuadoras. No una segunda vez, al menos.

    Se ganó otro codazo, pero bueno, lo valía.

    Se dirigieron a una mesita de ping-pong desocupada e Ian tomó la pelota que estaba allí, haciéndola rebotar un par de veces, mientras Emily se colocaba del otro lado de la mesa y tomaba una raqueta.

    —Saco —el castaño le dio un golpe suave a la pelota, que botó una vez antes de llegar a su oponente, que devolvió la pelota con tranquilidad.

    —Me impresionas Ian —la pelota pasó de un lado al otro de la mesa un par de veces, con golpes sosegados—, pensé que te dedicarías a —no pudo terminar la frase porque la pelota rebotó con fuerza en la mesa y salió volando detrás de ella—… eso.

    —¿Qué puedo decir? Simplemente estaba esperando para que fuese inesperado. ¿No es más divertido —ahora fue de su lado que la pelota salió volando, por detrás suya—… así? —una sonrisa maliciosa se dibujó en su rostro al ver a Emily seguirle el juego.

    A partir de allí la dinámica fue uno o dos golpes suaves a la bola, y entonces alguien la reventaba contra la mesa con todas sus fuerzas. Normalmente no había respuesta para ello tampoco, no eran la cúspide de la habilidad ping-ponera. Ian de vez en cuando conseguía devolver el golpe, aunque la mitad de las veces terminaba saliendo hacía los lados, y Emily sólo consiguió devolverlo una o dos veces.

    —Este es el punto final —el chico lo dijo con mucha seriedad, colocándose en posición, lo que hizo que Emily lo imitase. ¿Izquierda, derecha?, ¿no lo lanzaría increíblemente fuerte, no? Siendo el último punto era lógico que al menos dejase alguna oportunidad.

    Aunque también significaba que tendría truco. Y vaya que lo tuvo: fue un tiro increíblemente suave que tomó a Emily por sorpresa, y que no iba dirigido a la mesa, sino directamente a su cara.

    “Plop”.

    —Gané —soltó Ian, completamente satisfecho. La pelota le rozó el cabello entonces, apenas alcanzando a agacharse lo suficiente para evitar que le diese de lleno. Igual que antes, una avalancha de gritos cayó sobre él.

    —Creo que habrá que acortar nuestra visita aquí si quiero salir con vida —añadió Ian, medio en broma medio en serio, sobándose la mejilla. Un “jum”, fue todo lo que recibió de respuesta.

    —Tampoco quiero irme tan pronto sólo porque seas un imbécil —le respondió Emi, tirándole del brazo—. Anda, probemos estos antes de irnos, siempre he querido jugar a uno.

    Los aludidos eran unos tapetes de baile, con sus típicas flechitas en todas direcciones, y con una pantalla cada uno para ver los pasos a seguir. Para Ian, a quien nunca le había gustado mucho bailar, no era algo de lo que tuviese muchas ganas, ¿Pero acaso podía decirle que no a la cumpleañera?

    —¿Estás listo Ian? —ambos se colocaron en su respectivo tapete, y colocaron una moneda al mismo tiempo en la máquina—. Más te vale hacerlo bien, eh~ No me gustaría que me relacionasen con un chico que no sabe coordinarse —rio.

    —Ja, espero que seas más que solo lengua Em-chan, no me gustaría tener que limpiar el suelo contigo.

    Ninguno empezó muy bien, en realidad. Emily tenía más soltura y coordinación, pero tras las primeras flechas de tutorial, la velocidad con las que llegaron las siguientes eran demasiado para una novata.

    “E-E-Eh, izquierda, no, derecha… ¡Agh! Arriba, arriba de nuevo, atrás, oh no, ya se me pasaron 2, ¡¿Qué se supone que haga?!”

    Ian por su parte se dio por vencido nada más pasaron los primeros 10 segundos, y se limitó a pisar casillas al azar, moviéndose como más gracia le hacía. Pronto Emily comenzó a seguirle la corriente, y justo aquello le permitió pillarle el truco. En lugar de seguir las flechas una por una individualmente, se montó una coreografía en la que incorporó la mayoría de las fechas que le venían.

    —¡Vamos Ian! —le alentó la chica, dando un salto y una vuelta para caer en las siguientes flechas—. ¡Te agradezco la ayuda al principio, pero ya es hora de que te pongas las pilas tú también! No quiero sacos de papas en mi equipo~ —le guiñó el ojo y volvió a concentrarse en el tablero, continuando con su coreografía improvisada.

    —Ojalá aún tener la pelota de ping-pong para arrojársela a la cara —el chico no estaba haciendo ningún progreso, y tampoco tenía la visión de Emily para montarse una coreografía. Aunque alcanzó a notar que, en la mayoría de ocasiones, las flechas de Emi y las suyas eran las mismas—. Habrá que sacarle algo de provecho al club de natación.

    La parte de coordinación al menos la tenía, el problema era saber cómo moverse, así que habría que copiar a la maestra. Mirando de reojo a la morena, Ian comenzó a copiar los movimientos de Emily, al principio con cierto retardo y torpeza, pero pronto comenzó a pillarle el ritmo, gracias a la repetición. De vez en cuando se equivocaba, pero nada que una buena improvisación no arreglase.

    —¡Eso es, muy bien Ian! —le animó su compañera, viéndole al fin animado—. ¡Arriba, atrás, media vuelta, levanta los brazos, apunta!

    El tiempo se les acabó y la pantalla dejó de enviar instrucciones, así que improvisaron un poco para el final. Uno se pasó al tapete del otro, Ian le dio un giro y Emily le siguió la voltereta.

    —Wooho —celebró la cumpleañera—, aprobó por los pelos Sr. Lockhart, ¿Quiere repetir el examen por una mejor nota?

    —Creo que paso —le respondió con una sonrisa sarcástica—, demasiada emoción para mí, ya estoy viejo.

    —Oh, vamos, no te hagas el senpai mayor ahora, ¡Una más, una más! —dijo Emily entre ojitos y pucheros.

    Al chico le costaba mucho decirle que no, pero aún tenían que pasar por las coronas, y si se demoraban más seguro que le echaban la bronca. Además, no quería repetir.

    —La táctica de los ojitos sólo te funciona una vez al día Em, y ya la gastaste. No te olvides que aún tenemos un tour por terminar, no podemos estar todo el día aquí~

    “… ¿Prometes que serán tan entretenidos como este?”

    “Sí”

    “¿En serio?”

    “…Puede”

    Otro codazo.

    Al menos consiguió su objetivo de ponerse en marcha. Ya era la hora de ir al Santuario.

    —¿Qué será esta vez, boliche, patinaje? —preguntó Emi con curiosidad, inclinándose hacía el chico, con las manos en la espalda.

    —Mi presupuesto ya no me permite más gastos —se rio Ian, recibiendo un bufido como respuesta, que pronto también se transformó en una risa—. En su lugar visitaremos un patrimonio nacional, después de todo el mejor regalo que uno puede hacer es una buena educación cultural para nuestros seres queridos, je.

    Bueno, eso definitivamente sonaba sospechoso. Chocaba mucho con respecto a las primeras dos paradas, no encajaba para nada. ¿Qué estaba tramando Ian ahora? Eh, espera un momento, ¿no estaban yendo en dirección de…?

    —Al fin llegamos estimados visitantes, el orgullo de nuestro país, el… —sacó su teléfono para mirar la búsqueda que había hecho en el navegador hacía unos minutos— Santuario Yasukuni.

    Se aclaró la garganta, listo para el infodumping.

    —Es un Santuario sintoísta de financiación privada localizado en Chiyoda, a pocas calles del Palacio Imperial. Fue construído en 1869 bajo orden del Emperador Meiji, y lleva cinco generaciones bajo el cuidado y regenteo de la familia Ishikawa. De estilo eminentemente shinmeidranotori, su propósito original fue honrar a los caídos en la Guerra Botin y desde entonces ha mantenido la tradición, realizando ceremonias y rituales sintoístas para albergar los espíritus de los soldados japoneses y coloniales caídos en diversas guerras. A día de hoy, su Libro de las Ánimas posee al menos 5 soldados registrados.

    >>Se accede mediante unas amplias escalinatas, coronadas por un arco torii, que conducen a un camino extenso guiado por linternas ornamentadas. Posee gran cantidad de dependencias, entre ellas, un museo sobre la historia del país en honor a quienes lucharon por él desde tiempos remotos. Al fondo del santuario se encuentra la residencia donde vive la familia Ishikawa.

    >>Está, a su vez, rodeado por una densa vegetación sembrada. Esto y su altitud le otorgan al santuario un carácter pacífico, abstrayéndolo del calor de la capital.

    Soltó el aire que había estado conteniendo tras leer descaradamente toda esa información de Wikipedia, y sonrió como si estuviera satisfecho de su trabajo.

    —Ehm, sí, lo conozco —respondió Emily nerviosa—, no sabía todos los datos, ¡Pero he venido aquí varias veces! Un amigo mío vive aquí, de hecho~

    Bingo.

    —¡Oh, entonces puedes darme tú el tour a mí, perfecto! Además así pasas a saludar a tu amigo, estupendo —Y antes de que Emily tuviese tiempo a replicar, la tomó del brazo y comenzó a correr con ella escaleras arriba.

    —¡H-Hey, e-espera un momento, esto es muy repentino! ¡¿Qué estás tramando Ian Lockhart?!

    No hubo nada que salvara a la chica, que terminó subiendo junto con Ian todas las escaleras del Santuario, hasta llegar al hermoso jardín que recibía a todos los visitantes. Y cerca de ellos se encontraba una ancianita barriendo las hojas; levantó la vista nada más escucharlos llegar, y los ojos se le iluminaron al ver un rostro conocido.

    —¡Oh, querida! —había salido disparada en dirección a Emily con una velocidad que parecía impropia para su edad, al menos visto desde la perspectiva de alguien que no la conocía como Ian—. Tanto tiempo, ¿cómo has estado? Luces preciosa.

    Emily se quedó sorprendida durante un instante, suficiente para que la señora Ishikawa fijase su vista en su siguiente objetivo.

    —¿Hmm? ¿Y este jovencito tan apuesto que te acompaña quién es, querida?

    Apenas la conocía pero a Ian ya le caía bien aquella señora. Contuvo una risita antes de responder.

    —Mucho gusto, soy Ian, amigo de Emily. Me siento halagado por sus comentarios, sobre todo viniendo de una flor como usted —mira quién lo diría, si podía ser educado si se lo proponía—. Emily me trajo para darme un tour por su hermoso santuario, quería coronar el día.

    No sabía si era la abuela quien sabía de las coronas, pero sólo tenía que ir probando persona por persona.

    La matriarca del Santuario hizo una sonrisa extraña y procedió a ignorar a Ian, risueña.

    —Oh, ¿has venido a saludar a esta anciana decrépita, querida? No tenías por qué, pero haces que el corazón de esta oba-san se derrita de ternura, cielo. Ya que se han tomado la molestia de venir hasta acá y visitarme, ¿por qué no se llevan unos amuletos de souvenir? Iré a buscarlos ahora mismo, mientras tanto, Emi-chan, muéstrale un poco de mi santuario precioso a tu joven acompañante. —Le guiñó el ojo a Emily y se le acercó al oído sibilinamente—. ¿Será acaso que este jovencito tan apuesto es tu noviecito, querida? ¡Pobre mi Ko-chan!

    El color se subió rápidamente al rostro de Emily, poniéndose totalmente roja.

    —¡N-No, para nada! Únicamente es un amigo que conozco desde hace mucho, nada más.

    —Exactamente —secundó Ian entre risas.

    —¿Ah, sí? Una lástima, esta oba-san creía que hacían buena pareja —se lamentó, suspirando, y tras una pequeña risa complaciente de su parte, los dejó para buscar los regalos.

    Mientras tanto la chica intentó dar el tour al que la habían comprometido, pero la abuela de Kohaku la había descolocado tanto que aquello no terminó muy bien. Aunque Ian se rio todo el trayecto.

    —Aquí les traigo sus souvenirs, jovencitos —escucharon decir mientras la señora Ishikawa se les acercaba con dos bolsas de regalo, una mucho más grande que la otra—. Unos amuletos de la buena suerte para ti, bonita, y el pack completo para ahuyentar malos espíritus en tu caso, jovencito, a ver si eso te ayuda con toda la energía caótica que desprendes. —Se rió animadamente, entregándole firmemente la bolsa y guiñándole el ojo.

    Sintió el tacto de las coronas nada más apretar un poco la bolsa.

    —¿Eh~? Déjame ver un poco lo que hay allí, nunca había visto una bolsa de souvenirs tan grandes.

    —Ya, ya querida, déjalo respirar, ¿estás segura que no eres su novia? —la abuela consiguió hacer que Emily se apartase inmediatamente de Ian con solo esas palabras, a lo que se rio divertida—. ¿No les gustaría quedarse un rato más a comer galletas y beber un poco de té?

    —Nos encantaría, pero aún nos queda una última parada por hacer —le respondió el castaño, tranquilo.

    —Ufufu, ¿acaso van con prisa a alguna parte? —preguntó con picardía, mirando divertida a Ian.

    —Ah, quién sabe, es una sorpresa~ —respondió el chico.

    Se despidieron de la amable Oba-san, después de que les hiciera prometer que volverían a visitarla, y bajaron todo el camino por las escaleras.

    Aquella había sido toda una experiencia, pero se había llevado unos piropos y las coronas, así que la misión había sido un éxito.

    —Estoy cansaaaada Ian, ¿de verdad todavía hay un sitio más a donde ir? —le cuestionó entre quejidos infantiles—. Ya no puedo caminaaaar más…

    —La última es la más importante, no podemos omitirla —le reprendió—, aunque estoy de acuerdo en que estoy cansado de caminar, y está un poco lejos la última. Ya sé, creo que por aquí había un sitio de esos —dijo, arrastrando a Emily consigo.

    Por suerte en Tokyo cada vez eran más comunes los lugares donde podían rentar bicicletas, así que el chico no se lo pensó mucho para rentar una, junto con un par de cascos. Claro que sus cálculos fallaron un poco…

    —Toma —le pasó uno de los cascos, mientras él se ponía el suyo—. Te prometo que llegaremos en un santiamén, así que sube y déjate llevar por Ian Lockhart, conductor certificado.

    … y el Sakura acabó estando mucho más lejos de lo que creía.

    No podía decirse que Emily le tuviese mucha confianza a Ian al volante, pero terminó subiéndose a la parte de atrás y abrazándose fuerte al chico para no caerse, mientras este pedaleaba a máxima velocidad.

    El inicio fue lo peor, sin duda, pero al menos consiguió acostumbrarse después de un rato. Ir por las calles de Tokyo andando en bicicleta con un amigo mientras miras alrededor en realidad estaba bastante bien.

    Se aferró con más fuerza al chico, y este siguió pedaleando hasta que dejaron atrás el bullicio de la metrópoli y llegaron a su último destino: el Sakura.

    —Ian, ¿qué hacemos en mi escuela? —preguntó Emi, todavía más confundida que antes.

    —¿Qué? —inquirió el castaño, juguetón—, ¿no suena bien escabullirnos en tu escuela un fin de semana?

    —No realmente —fue la respuesta—, además algunos clubs trabajan los fines de semana, así que está abierta de igual manera.

    —Oh bueno, todavía quiero ir a echar un ojo, ¿no quieres mostrarme el invernadero del que sueles hablarme tan orgullosa junto con tus plantitas?

    —Uh, bueno, supongo —respondió aún sin estar convencida.

    Había gente encargada de cuidar la entrada, pero Ian les dijo que se iba a transferir a la escuela en los próximos días, y que Emily le estaba mostrando la escuela para que se familiarizase y los dejaron pasar.

    —A veces me preocupa lo bueno que eres mintiendo, ¿me dirás realmente para qué vinimos hasta acá realmente?

    —Je, puede, primero lleguemos al invernadero, me muero por ver tus plantitas~

    —Te mueves sorprendentemente bien por una escuela que no conoces, eh.

    —¿Qué puedo decir? —se encogió de hombros, despreocupado—, confío mucho en mi instinto.

    Y en el mapa que Anna le había dicho que se memorizase, claro.

    A Emily por supuesto aquello cada vez le daba peor espina, pero antes de poder descifrar qué era lo que el chico estaba planeando llegaron a las puertas del invernadero, y nada la había preparado para lo que le esperó nada más atravesarlas. Sobre el final del pasillo aparecieron muchísimas personas, voló confetti por los aires y la música estalló contra las paredes de cristal.

    —¡Feliz cumpleaños, Emily! —fue lo que todos gritaron a la par, aplaudiendo y riendo.

    Le habían organizado… ¿una fiesta sorpresa?
     
    Última edición: 14 Marzo 2023
    • Ganador Ganador x 2
    • Fangirl Fangirl x 1
  3. Threadmarks: III
     
    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

    Piscis
    Miembro desde:
    1 Abril 2019
    Mensajes:
    6,925
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Título:
    I feel time looking out my window, watching me dance on the moon [Gakkou Roleplay]
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Amistad
    Total de capítulos:
    2
     
    Palabras:
    4303
    N/A: yyy por acá cerramos con el regalito de cumpleaños. Then again, lo hicimos con mucho amor y metidas de pata so ojalá lo disfrutes uwuwuwu




    Anna si acaso pudo contener la emoción. Apenas terminaron de darle la sorpresa, la chica se desprendió del grupo y correteó hasta lanzarse encima de Emily. La abrazó con fuerza, de puntillas, se balanceó de lado a lado y arrastró a Hodges en el movimiento, entre risas bajitas.

    —Feliz cumple, Em —repitió, cerca de su oído, y se desprendió del abrazo para sostenerla de los hombros y seguir saltando—. ¡Feliz cumple, feliz cumple, feliz cumple!

    El grueso de gente había comenzado ya a diseminarse. Los siguientes en acercarse fueron Kohaku y Kakeru. Anna los notó de refilón y les dejó el espacio, lo que la situó… junto a Ian, ugh. Ishikawa le dedicó una sonrisa suave a Emily y, sereno, la abrazó. El gesto fue considerablemente más delicado que el de Hiradaira, permaneció allí un par de segundos y, antes de separarse, acarició su espalda de un movimiento amplio. Anna y Kakeru habían compartido una mirada sorprendida ante la escenita, mas no dijeron nada. Fujiwara, entonces, vio que era su turno y, tras pensarlo de poco a nada, se encogió de hombros y también la abrazó. Ya que estábamos, ¿no? La tontería lo hizo reír en voz baja y apoyó una mano en su cabeza tras separarse, sonriéndole a la chica.

    —Feliz cumpleaños, Emi-chan.

    A Emily no le habían quedado muchas opciones más que tragarse la vergüenza y fluir con la corriente. Todo podría haberla abochornado, desde toparse con tanta gente de repente, la estúpida cantidad de atención que le cayó encima, el abrazo de Kohaku, el de Kakeru, y así seguiría hasta hacer cortocircuito. Con el correr de los minutos había ido asimilando la situación. Recibió los saludos, los agradeció y, así, poquito a poquito, fue comprendiendo. Cuando Kakeru se separó de ella, deslizó la mirada a Anna e Ian. Ellos… ¿ellos habían organizado todo esto? Miró alrededor, cuán bonito estaba decorado el invernadero, las mesas con comida, y podría jurar que por un segundo el corazón se le detuvo en el pecho. ¿Lo merecía? No estaba segura, pero de algo no le cabía duda.

    Se sentía increíblemente feliz.

    Los próximos en acercarse fueron Kashya y su hermano, Kenneth. La albina, fiel a su eterna inexpresividad, se detuvo frente a Emily, juntó las manos a la altura de su regazo e inclinó brevemente la cabeza.

    —Feliz cumpleaños, Emily —murmuró, monocorde.

    Hodges ya había comenzado a relajarse y saberse rodeada de tantas personas que quería le estaba sirviendo de refugio. Fue ella quien abrazó a Kashya, la estrujó un poquito y la dejó ir. Kenneth observó la escena, enternecido, y repitió el saludo desde su posición, en su tono de voz suave y ligeramente risueño. Desde atrás del muchacho, sin embargo, apareció una tercera persona. Una mancha negra.

    —Espero que no te moleste que me haya colado, estaba aburrida~

    Emily reconoció los ojos violáceos, muy similares a los suyos, de Morgan. La chica se deslizó frente a la cumpleañera con sus modos tan sutiles, sonrió y ladeó apenas la cabeza. Hodges, quien se había sorprendido un poquito con su aparición, conectó neuronas y le respondió.

    —¡P-para nada, senpai! Te agradezco por haber venido.

    La sangre japonesa se le activó en el cuerpo e inclinó la cabeza, fue un movimiento muy similar al de Kashya, sólo que ligeramente más nervioso. Morgan la siguió observando con aquella expresión suya un par de segundos, su sonrisa se ensanchó apenas y le dejó un beso sumamente delicado en la mejilla. Anna y Kakeru volvieron a compartir una mirada, bien atentos a todas las escenitas, y las mejillas de Emily se encendieron.

    —Feliz cumpleaños, Emily~

    ¿Estaba siendo honesta o sólo lo había hecho porque sabía que a la pobre niña le daría vergüenza? Hombre, viniendo de Morgan todo era posible. Hodges recibió el gesto, inmóvil como una estatua, y su agradecimiento se oyó un poco rígido. Nadie la culparía.

    —¡No puede ser! ¡¿Llegué tarde?!

    La voz masculina alertó a todo el grupillo que se había formado cerca de la entrada y voltearon. Anna se rió con fuerza, Emily lo hizo con más moderación y Kohaku se encogió de hombros, mientras Morgan se situaba a su lado. Aleck estaba agitado y hasta parecía despeinado, ¿desde dónde había venido corriendo?

    —Plot twist: eres el verdadero cumpleañero —soltó Ishikawa, en su tono suave y casual.

    Él, de toda la gente, no era dado a hacer bromas, y quizá por ello resultaran más graciosas. Aleck lo escuchó y soltó una carcajada, dándole un golpecito a la pasada para detenerse frente a Emily. Soltó mucho aire de golpe, ya empezando a relajarse, y presentó una cajita entre ambos. La sonrisa le cerró los ojos.

    —¡Feliz cumple, Milly!

    Lo que encontró Hodges dentro fue una pulsera delgada, trenzada en hilo macramé y con unas cuentas anudadas al centro. Combinaba con sus ojos y ponía precisamente el apodo que le había adjudicado un buen día por la cara. Aleck jamás le preguntó si le parecía bien y Emily tampoco lo reclamó nunca; así, cuando quisieron acordar, Emily ya se había convertido en Milly.

    —Está un poco desprolija —se excusó el muchacho, rascándose la nuca—. Le pedí a Annie que me enseñara, pero no tuve mucho tiempo de practicar.

    Hodges tenía la pulsera entre sus manos y rió, fue un sonido suave que se oyó realmente enternecido. Aleck llevaba ya varias semanas en el club de jardinería, junto a ella y Kohaku, y había sabido incorporarse ridículamente rápido a sus dinámicas. No asistía con tanta frecuencia como ellos, pero siempre lo hacía lleno de alegría y optimismo. Esa pequeña pulsera, algo descuidada y tan bonita, era un fiel reflejo de su personalidad. Emily lo pensó al verla y, sin reflexionarlo demasiado, se puso de puntillas y le dio un abrazo. Quizá fuera toda la felicidad que estaba sintiendo, o que siempre se sentía cómoda con Aleck, o que de tantos abrazos ya se había curado de espanto.

    O, quizá, fueran todas.

    —Gracias, cielo —murmuró, alejándose, y le mostró su muñeca—. Está preciosa. ¿Me ayudas?

    Tras la llegada de Graham, las personas comenzaron a diseminarse. Kenneth y Morgan se alejaron, Kashya permaneció junto a Emily y Kakeru, de cara dura como podía ser, se presentó directamente con Ian; Kohaku se les integró poco después. Estaba Aleck contándole a Emily y Kashya su travesía por conseguir aquellas cuentas específicas cuando Anna abrazó a Hodges por la espalda, inclinándose para detallar la pulsera.

    —Nada mal, chico, nada mal —definió la maestra, soltando una risa después y sin despegarse de Emily—. La verdad, te tenía menos fe. ¡Encima viniste a último momento! Siempre lo mismo contigo, Greenie.

    —Hay que confiar en el proceso —se defendió Aleck, orgulloso de su hazaña.

    —Parece un amuleto de protección contra espíritus malignos —anotó Kashya, con su indiferencia usual—. He visto unos similares en libros de Azerbaiyán. Dentro de Bakú se guardan tesoros sagrados, en el Palacio de los Shirvanshah, y muchos son accesorios artesanales.

    Aleck cruzó los brazos bajo el pecho, con cara de “¿ven? Todo calculado” y Anna resopló.

    —¡No te cuelgues de Kacchan para inflar tu regalo, descarado!

    —¿Y tú qué sabes? Obviamente te pedí que me enseñaras a trenzar pulseras pensando en los amuletos sagrados de Azarbayán.

    —Azerbaiyán —corrigió Kashya.

    —Y ahora Milly está a salvo de espíritus malignos, protección cien por ciento garantizada por Empresas Graham. ¡Es todo ganancia!

    Emily se rió mientras Anna seguía discutiendo desde su espalda y Aleck inventaba más y más disparates en tiempo real. Sus manos reposaban sobre las muñecas de Hiradaira y bajó la mirada a ese punto de contacto, concediéndole una caricia liviana con el pulgar sin pensarlo demasiado. Incluso si Ian había contribuido, muy en su interior no albergaba dudas de que todo aquello había sido originalmente idea de Anna. No sabía cómo sería capaz de transmitirle la gratitud que sentía.

    Y sin ser consciente, en esa pequeña caricia lo expresó todo.

    El debate acabó siendo sobre la cosecha y mezcla de los frutos silvestres utilizados en la pintura rupestre de las tribus originarias, y cómo las cuevas se asociaban a fracturas en el espacio-tiempo. Cuando Anna y Aleck se aburrieron de discutir a los niveles estúpidamente metafísicos (y sin fundamento) que habían alcanzado, o más bien, cuando Kashya se cansó de escucharlos, ésta alzó la voz en un mini intervalo de silencio.

    —¿Buscamos algo de comer?

    Nadie puso quejas. Anna soltó a Emily y, en su camino hacia las mesas, notó que Kohaku y Kakeru seguían conversando con Ian. ¿Acaso se estaban llevando bien? ¿Con ese demonio malvado? ¿Qué clase de traición estaban cometiendo los dos idiotas? ¡Inaceptable! Era lisa, llana y absolutamente…

    —Emi-chan~

    Se detuvieron de repente cuando dos personas aparecieron frente a ellos. Anna, de hecho, estuvo a punto de chocar y la disculpa le quedó atorada en la garganta tras alzar la vista. ¿Alisha? Y a su lado, quien había hablado era… ¿Joey?

    Happy birthday, girl! —exclamó la rubia, dando unas palmaditas, y prácticamente le estampó una bolsa contra el pecho.

    Emily alternó la mirada entre ellos antes de echarle un vistazo al contenido del regalo y el rostro le hizo combustión espontánea. Alisha se rió, divertida, y Joey cruzó los brazos bajo el pecho.

    —Nos lo agradecerás luego, linda. Confía en mí.

    Us! Lo elegimos juntos. Hope you like it~

    Emily asintió con timidez y Welsh se enganchó al brazo del chico, alejándose con la excusa de no sé qué galletas que había visto y quería probar. Se instauró un silencio bastante delator, Anna miró la bolsa, luego a Aleck, y entonces a Hodges.

    —Sabes que nos estamos muriendo de curiosidad aquí, ¿cierto?

    —¡V-vamos a comer algo! —farfulló la cumpleañera, bajando el famoso regalo para arrastrar a Kashya con ella.

    Las chicas se adelantaron y Anna suspiró, alcanzándolas junto a Aleck poco después. Ahora dudaba que Emily fuera a soltar esa bolsa en algún momento de la tarde, por mucho que su contenido le avergonzara. ¿Qué haría si alguien la encontraba y husmeaba dentro? ¡Sería una tragedia!

    —Lo que sí, yo no los invité —dijo Hiradaira al aire, pillando unas papitas.

    —Fue Morgan —informó Kashya, sirviéndose una porción de pastel de chocolate. Eso sonaba… a algo que Morgan haría, sí—. Estaban con Kenneth y los oí decir que quizá querrían regalarle algo a Emily si sabían que era su cumpleaños.

    La albina había seguido hablando en el mismo tono, incluso cuando todos vieron a los susodichos acercarse. O’Connor esbozó una sonrisa sedosa y se coló entre Kashya y Emily para alcanzar un sandwich.

    —Y teníamos razón —anotó, advirtiendo la bolsa antes de subir a los ojos de Hodges—. ¿Te gustó el regalo, Emi-chan~?

    Pobre niña, se sonrojó de vuelta. ¿Morgan sabría ya lo que había ahí dentro? ¿Era curiosidad genuina o sólo buscaba molestarla? ¿Le interesaba el contenido de la bolsa, siquiera? Muchas preguntas y pocas respuestas. Kenneth soltó el aire en algo muy parecido a una risa y dejó caer sus manos sobre los hombros de Morgan.

    —Ya, dejemos a Emily disfrutar su cumpleaños.

    Y así como habían aparecido, volvieron a irse. Anna los siguió un par de segundos con la vista, mientras masticaba sus papitas. No tenía nada contra ellos, al menos no contra Kenneth, pero tampoco estaba segura de que su presencia, así como la de Joey y Alisha, le hiciera gracia. De todas formas ya estaba hecho, ¿no? Tocaba soportarlos.

    Y hablando de soportar…

    —No puedo creer que hayan pasado por casa —dijo Kohaku, quien había llegado junto a Ian y Kakeru, con la fiesta ya avanzada—. Emily, dime la verdad: ¿este chico se portó bien con oba-san?

    Anna clavó la mirada en Fujiwara, gesto que se traducía a “¿qué coño está haciendo?”, y el moreno se encogió de hombros. “Mini Ishi, ya sabes”. Podría haber compartido la extrañeza con Ian, de hecho sus ojos se encontraron, pero la chica deshizo el contacto al instante.

    —Creo que sí —concedió Hodges, ajena a todo y con una sonrisa suave—. Es más, incluso diría que se portó demasiado bien. ¡Casi no nos deja irnos!

    —Típico de oba-san —acordó Kohaku, riendo.

    Corrieron un par de segundos en los que nadie dijo nada, hasta que Emily notó el ambiente tan extraño a su alrededor y ató cabos. Arrugó el ceño, miró a Ian, luego a Anna, y de regreso al castaño.

    —Espera… —murmuró, pensativa, y alzó las cejas de repente—. ¡No fue coincidencia!

    Los demás rieron, lo cual pareció molestarle e infló las mejillas, comprimiendo sus manos en puños. No tenía mucho sentido, lucía adorable enfurruñada y eso sólo le conseguía más risas ajenas y más enfado propio.

    —Ups —canturreó Ian, fingiendo inocencia, y se inclinó ligeramente hacia su amiga—. No me digas, Em, ¿recién te das cuenta?

    —¡Como si hubiera tenido forma! ¡Me llevaste a todas partes!

    —¿Y nunca te preguntaste qué era la bolsa que me llevé del santuario?

    —Oba-san dijo que eran amuletos...

    —Ah, sí, diez kilos de amuletos. —El mohín de Emily se acentuó y le largó un par de golpes sin fuerza, mientras Ian reía—. Hacía falta mucha suerte en casa.

    Anna se había quedado prestándoles atención, un poco ensimismada, hasta que Kakeru habló a su lado y la distrajo. Se estaba dirigiendo a Kohaku.

    —Cabrón que eres, tío. ¿Hacía falta?

    —No le ha hecho daño a nadie —se defendió Ishikawa, tranquilo, y sonrió como angelito—. Además ya íbamos a traer el pastel, ¿no?

    —Contigo hablaré luego —sentenció Anna, señalando a Kohaku, y volteó hacia Kakeru—. Pero sí, ya íbamos a cortarlo. ¿Quieres traerlo?

    El moreno asintió y cazó de la chaqueta a Ishikawa, llevándoselo a rastras hacia la salida del invernadero. Anna pudo escuchar cómo siguió la retahíla de acusaciones y defensas hasta que se alejaron demasiado. Del otro lado Ian y Emily aún conversaban, sólo que más tranquilos que antes. No sintió la confianza para acoplarse y aprovechó la distracción para ir a la mesa, liberar espacio y buscar la dichosa bolsa de diez kilos, así le quedaba a mano. Aleck la ayudó y Kashya había desaparecido; al rato la vio junto a Morgan.

    El sol había empezado a caer y dentro del invernadero se encendieron un montón de pequeñas lucecitas doradas, que cruzaban el espacio en varias direcciones cruzadas y trepaban por las plantas. Anna había gastado una buena parte de sus ahorros en todas esas cosas, pero no era algo que le fuera a decir a nadie. La música sonaba de fondo y, envueltos en aquella ligera penumbra, Kakeru apareció por el pasillo. Sobre el pastel brillaban diecisiete velas. Kohaku iba a su lado, todos empezaron a cantar el feliz cumpleaños y Anna buscó a Emily de la mano, para llevarla hacia la mesa. La pobre niña seguía debatiéndose entre la felicidad y la vergüenza que sentía, pero mantuvo su atención sobre Kakeru y, en cierta forma, le ayudó a tranquilizarse. El muchacho depositó el pastel frente a ella y, mientras todos aún cantaban, Hodges sintió que depositaban algo sobre su cabeza. Anna le sonrió, apareciendo desde su costado, y Emily creyó adivinar lo que era gracias a su textura.

    Una corona de flores.

    Quiso agradecer o echarse a llorar, sólo sabía que no le cabía más alegría en el corazón. La canción acabó, se sucedieron los aplausos y Emily sopló todas las velas. Lo hizo rápido, casi apresurada, y apenas terminó se giró para abrazar a Anna. La estrujó con fuerza, ocultó el rostro entre su cabello y se tragó las lágrimas, que tampoco quería sentirse tan llorica. Anna se rió, fue una carcajada cristalina y sintió que alguien más depositaba una corona sobre su cabeza: Ian. El chico sonrió, descolocándola por completo, y Emily la dejó ir para, esta vez, abrazarlo a él. Hiradaira pudo alejarse, entonces, mientras otro par de personas buscaba saludar a la cumpleañera: Aleck, Kashya, Kohaku, Kakeru. Había coronas para todos, los demás empezaron a repartirlas y se convirtieron rápidamente en el centro de atención de la fiesta.

    —Bueno, ¿ya vamos a probar el pastel que hizo Kakeru con tanto esfuerzo? —soltó, por supuesto, Kohaku.

    Emily alzó las cejas y miró a Fujiwara, quien buscó disimular la vergüenza defendiéndose.

    —No era como si de eso fueran a encargarse tú o Anna, ¿verdad? —replicó deprisa—. A menos que quisieran un pastel quemado para Emily, claro.

    —¡Pero si tú te ofreciste, Kei-chan! —atacó Aleck, quién sabe si adrede o desde la inocencia—. Estábamos en la azotea y dijiste…

    —Bueno, ¿lo cortamos?

    Anna intervino con el cuchillo en la mano, su sonrisa prácticamente decía “sigan molestándolo y los corto a ustedes”. Callaron, por ende, y le alcanzó el utensilio a Kakeru para que hiciera los honores. Era un bizcochuelo relleno con crema y chocolate, teñido de un lila suave y con una decoración de flores muy bonita y prolija. Quizá fuera una tontería, pero imaginar al chico dedicándole su tiempo al pastel hizo a Emily sonreír. Estaba rodeada de personas maravillosas y las adoraba a todas y cada una.

    De veras… parecía una bendición.

    La fiesta siguió transcurriendo sin contratiempos, pero los días se iban acortando conforme se acercaba el invierno y, pronto, la única iluminación existente fue la de las lucecillas. Los invitados comenzaron a retirarse poco a poco, hasta que sólo quedaron las cuatro mentes maestras de la organización y la cumpleañera. Emily se enteró, así, de varios de los contratiempos que habían atravesado.

    —Y me llama y me dice “hola, sí, me olvidé las coronas en lo de mini Ishi” —se quejó Ian, imitando un tubo de teléfono con la mano y el tono de voz (exageradamente aniñado) de la chica, y miró a Hodges—. Ya estaba contigo, ¿entiendes? Y mira que le había dicho que no se las fuera a olvidar. ¿Sabes las volteretas mentales que di en esos dos segundos?

    Anna claramente estaba sufriendo con cada palabra que Ian decía, hasta que pudo intervenir y sonó como una chiquilla arrepentida.

    —¡Ya sé! Y ya te dije que lo sentía. ¡No sé qué pasó! Literalmente no recuerdo el intermedio entre estar haciendo las coronas y estar volviendo a casa.

    —Creo que fue cuando oba-san apareció —intervino Kohaku, haciendo memoria—. Nos ofreció té con galletas y ahí nos fuimos.

    Ah, sí. Ian pensó que eso sonaba bastante plausible de la señora que había conocido.

    —Conque oba-san es la verdadera culpable de todo —resolvió Kakeru, muy compenetrado en la historia—. Quizá sólo quería poder saludar a Emi-chan por su cumpleaños y mantuvo las coronas de rehenes.

    —Siempre te montas las mejores películas. —Emily rió, divertida—. Ahora entiendo por qué estabas tan deprimido el otro día, fue porque Anna no te esperó para buscar a Ian, ¿cierto?

    —¡Más vale! —exclamó, estampando la mano contra la mesa. Otra vez, disfrazaba la vergüenza defendiéndose—. Habíamos ejecutado toda la operación juntos, ¿y al final acude a su novio y me traiciona? Creo que merezco más que eso.

    Y de nuevo, Anna parecía estar sufriendo con cada palabra que Kakeru decía. Estaba sentada a su lado, de modo que aprovechó la cercanía para aferrarse al apoyabrazos e inclinarse en su dirección, invadiendo todo su espacio personal.

    —¡A ti también te pedí perdón ya! —reclamó, frustrada—. ¿Cómo iba a saber que estabas viviendo la mejor quest de tu vida?

    —¡Atrás! —Anna intentó abrazarlo y Kakeru se alejó lo más que pudo, con una sonrisa danzando en sus labios—. ¡Atrás, dije! ¡Shu, shu! No vas a convencerme haciéndome ojitos.

    Emily siguió riendo ante la escena, y en general todos se veían muy divertidos y relajados. Se habían esforzado (y estresado), pero al final había valido la pena. La pequeña fiesta había salido bien y Emily no paraba de sonreír desde que había llegado. La conversación siguió derivando en más anécdotas graciosas por un buen rato, hasta que la noche se cernió afuera y la luna brilló, pálida, junto a las lucecitas doradas. Tocaba limpiar y ordenar.

    Kakeru se reencontró con su enemigo mortal (las cajas de cadáveres), Kohaku volvió a quedar bajo sus órdenes y, para no perder las costumbres, Ian se siguió quejando de las flores y las velas. Habían intentado convencer a Emily de que se fuera con Kashya, pero la chica, por supuesto, se había negado profusamente.

    —¡Miren todo lo que ustedes hicieron! —había dicho, casi indignada—. Por favor, déjenme ayudarlos a ordenar.

    Curiosamente, ninguno de los cinco se había quitado aún su corona. Anna estaba barriendo cuando una nueva canción empezó a reproducirse y la reconoció al instante, emocionándose. Se estiró para subirle al volumen, siendo que estaba cerca del reproductor, y Emily la miró, curiosa. Hiradaira comenzó a cantar en voz baja, dejó la escoba apoyada al borde de la mesa y se deslizó hasta Hodges. Buscó sus manos, viéndola a los ojos, y con movimientos livianos la guió hacia el centro del invernadero. Emily captó sus intenciones al instante; la conocía, después de todo. La descuidabas dos segundos y se ponía a bailar. Obviamente pensó que allí estaban los chicos, que iban a verlas y se moriría de vergüenza, pero había sido un día tan precioso y quería tanto a Anna… que nada de eso ganó.

    Giraron con movimientos lentos, sus manos eran el punto de unión y el eje de ambas. Anna la atrajo, alzó la vista al cielo y estiró sus brazos, hacia arriba y luego en descenso, trazando una medialuna. Se separó, entonces, giró sobre sí misma y su cabello acompañó el vaivén. Emily la imitó, sonriendo amplio, y conforme crecía la música, también lo hicieron sus movimientos. Anna fingió pellizcar la tela de una falda y agitarla de acá para allá, Hodges sí pudo hacerlo con su vestido y siguieron fluyendo alrededor del corazón del invernadero, bajo la luz de la luna. Se alejaron, se acercaron, engancharon sus brazos. Giraron, giraron y giraron. Rieron un montón. La brisa que serpenteaba entre ellas era de un dorado precioso, verde también; mutaba, se escabullía por sus pies, rodeaba sus cuerpos y soplaba hacia el cielo.

    I’m an angel —cantó Anna, deslizándose para acunar las mejillas de su amiga—, I’m an altar when nobody enters my room.

    Daba igual la letra, se la estaba dedicando a ella. Emily posó las manos sobre las suyas y tomó aire, intentando controlar el deseo por llorar que trepó desde todas partes y ninguna. Ambas sonrieron, el último estribillo de la canción llenó el invernadero y la brisa explotó. Las chicas estaban algo agitadas, pero eso no les impidió echarse a reír. Miraron alrededor, a los tres muchachos atentos al espectáculo y no necesitaron hablar para sincronizarse. Los buscaron, con quejas y todo los arrastraron al centro del invernadero y siguieron girando, tomados de las manos. Giraron, giraron y giraron, hasta que la brisa remontó vuelo.

    Y regresó a la luna.

    Al final de la canción le siguieron unos segundos de silencio, donde todos rieron y nadie se soltó.

    —Creo que acabo de conectar con la Madre Tierra y todos mis antepasados ancestrales —bromeó Kakeru.

    —¿Qué hacemos con coronas de flores y danzando bajo la luz de la luna? —se quejó Ian, con cara de asco—. Recuérdenme no volver a juntarme con ustedes. Son raros.

    —Ah, qué va. —Anna, que se encontraba a su lado, le zarandeó la mano—. Si te queda preciosa~

    —Es verdad —coincidió Emily, frente a ellos en la ronda—. Te vendría bien cambiar de aires, Ian, a ver si ya no te amargas tanto.

    El chico chasqueó la lengua, aunque ciertamente era puro teatro. Kohaku, entre tanto, soltó la mano de Emily para llevársela al bolsillo de la sudadera. Hodges lo observó, algo curiosa, y el rostro se le iluminó al ver lo que el muchacho dejó pendiendo entre ellos.

    —Perdona no te lo di antes, no encontré el momento —se excusó, junto a una risilla avergonzada—. Bueno, ahora tampoco es el mejor momento, pero sí es uno bonito, ¿no?

    La chica cobijó el llavero metálico de Jirachi entre sus manos y Anna se acercó a verlo. De veras, de veras, de veras no podía describirlo. No podía haber un día más perfecto que este.

    —Gracias, Ko —murmuró, genuinamente conmovida.

    —¡Está re lindo! —exclamó Anna, sacudiendo a Kohaku—. ¿Dónde lo compraste, mini Ishi?

    —Es un secreto. Será mi fuente de regalos para todos los cumpleaños que falten.

    —¡Pero el mío ya pasó!

    —El del año entrante, entonces.

    —Gracias, chicos. —La voz de Emily se abrió paso entre la mini discusión, captando la atención de los cuatro. Sonaba suave y ligeramente temblorosa—. Fue… Es como un sueño. No puedo ser más feliz que ahora, y es gracias a ustedes. Gracias, de verdad.

    Anna apretó los labios, su barbilla también temblando. ¡No era justo! ¡Si Emily lloraba, ella también acabaría haciéndolo! Las chicas se miraron y en ese instante perdieron por completo. Se fundieron en un abrazo, lloriqueando, y al poco tiempo Kakeru las envolvió a ambas. Le lanzó un vistazo de regaño a Kohaku, éste se rió y lo imitó.

    —Si el que falta en el abrazo grupal es Ian —exclamó Anna, enterrada debajo de tres personas—, juro que te haré la vida imposible.

    El castaño meneó la cabeza, resignado, y contra toda su voluntad… cedió. Debían quedar ridículos vistos desde afuera, qué bueno que estuvieran solos.

    —Feliz cumpleaños, Em —repitió Anna en un susurro, apretujándola.

    Ambas tenían los ojos cerrados, sólo que no lo sabían. Emily escuchó a su corazón, latía tranquilo y allí, escondida debajo de ese abrazo gigante, se sintió más segura que en ninguna otra parte. Era, sin dudas, el mejor cumpleaños de su vida.

    —Gracias, Annie.

    Y no lo olvidaría nunca.



    upload_2023-3-14_10-22-2.png
     
    • Ganador Ganador x 2
    • Fangirl Fangirl x 2
  4.  
    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado fifteen k. gakkouer

    Piscis
    Miembro desde:
    10 Julio 2013
    Mensajes:
    15,826
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    HOLA

    Finally tengo el tiempito y las ganitas de ponerme a comentaros el regalito tan bonito que me habéis dejado por mi cumple, so here i am about to do it AAAA so, first of all, perdón por haber tardado tanto pero lo que dije en el tema de las felicitaciones, he estado algo busy y, especialmente esto, quería hacerlo bien you know? me habéis regalado un fic precioso y lo mínimo que puedo hacer es dejarle un comentario bonito como os merecéis uwu ANYWAYS, sin más dilación, EMPECEMOS

    AAAAAAAAAAAAAAAA omg me encanta la premisa de Anna and co juntándose con Ian para organizarle el cumple a Emi, es tan wholesome i may actually gonna cry all over ;; well, voy a intentar no llorar para poder ver las teclitas y comentar de manera decente, ¿y qué mejor manera de comentar que haciéndolo con las quotes? am i right???? ADENTRO CITAS, THEN

    LA MANERA EN LA QUE CHILLÉ CON ESTO BC I HAD NO CLUE?????? AND THEN THERE WAS MY HUSBAND????? wow im in love

    Sister, desde el minuto uno que leí a Anna yendo a hablar con Ian i knew it, i knew que no se iban a llevar nada bien JAJAJA Ian me da algo de Joey vibes, no tanto por fuckboy pero porque le gusta joder a la gente y es un chulo, y ya sabemos que Anna no soporta a Joey so, obviamente no es lo mismo, pero veo un paralelismo ahí muy fuerte que, además, se ha visto reflejado en el fic cuz girl, a Annie le tienen que haber salido cincuenta nuevas canas después de organizar algo con Ian, i just know it JJJAJAAJ but it was fun y, you know, es algo que Anna haría por Emi: hacer algo con Ian incluso si no lo soporta, just because Emi cares about him, and that's very very very nice of her <3

    Esto le pega tantísimo a Anna y es otra de esas cosas que siento que comparte con Ali JAJAJ it must be the Leo inside them or smth (? Nada, que me hizo gracia porque 100% me la imaginé así desde el primer segundo e inmediatamente después no pude evitar pensar en Ali y siendo que justo el otro día hablamos de lo curiosa que es su relación well, i had to mention it (?)

    Primero cité esto para reírme de la interacción but then releí lo de Kakeru entrenando los brazos and i was full kombucha girl cuz boiiiii, now im very interested in that fact 7u7 Kakeru ya estaba metido en la lista de husbandos desde el primer momento, pero no lo veas ganando más terreno so easily (?)

    Okay, so i know this is typical Anna behaviour right? tú lees esto y dices: sí, soltar una frase random y luego explicarla de la manera más randomente posible es muy Anna, cuz it is, but also algo dentro de mí me hace pensar que lo hace aun más si está nerviosa??? y creo que la niña estaría super nerviosa organizándole el cumple a Emi, like, Anna la quiere un huevo y medio y siento que esto sería super importante para ella y... eso, like maybe it's just an extra analysis that's unecessary, pero lo pensé al leerlo y no sé, me apetecía decirlo (??)

    Kakeru siendo la voz de la razón mientras Anna no da más de sí, i love it JAJAJA also, he so knows that para Anna que el cumple de Emi salga bien es lo más importante, that's cute uwu

    AAJAJAJAJAJ Ian es un cabrón, but i love him (sí, soy consciente del patrón de que me gustan los hijos de puta, let's keep moving from here (?), y sé que el pendejo solo andaría quejándose de todo porque ha visto que logra poner nerviosa a Anna con ello y le divierte hacerlo, sin más. He is like that and im sotty for Annie, but i kinda love it, CUZ THE COMEDYYYY

    Baby :((

    JAJAJAJA he knew, he did in purpose, i hate him, mi pobre Annie no se merecía todo ese bullying extra but here we are, enjoying he disgrace (?)

    Oh Kakeru, you don't know, esta niña va adoptando toda clase de pendejos por el camino, she is uncontrolable JAJAJAJ y ya todos sabemos que Ian en el fondo es un buenito, pero mira, la niña tiene un imán para los cabroncetes as well.

    Lo super imaginé así y, en fin, poco se habla de que otro de mis husbandos y crushes de Emi es un cabrón encubierto, QUE ENCIMA KAKERU COMPARÓ CON IAN Y A KO LE DIO IGUAL???? he seems even proud and you know what? you go, boy (?) en fin, veo otro patrón que no vamos a discutir, pero me imaginé 100% a Ko así ante la frase de Kakeru, cuz he knows it and he owns it (?

    La amo AJAJAAJ

    En serio, pobrecita Anna JAJAJAJ like todo son risas porque comedy and all, pero qué pena, de verdad que a la niña se le tiene que haber subido toda la anxiety por culpa de Ian and i don't really wish her that, but... it is what it is, i guess.

    Sure Em, todo el mundo te cree.

    No sé si lo hiciste a propósito, pero yo leí esto y me dio muchas vibes a Danganronpa, cuz Chiaki y Tsumugi, and then leí la mención a Danganronpa and i was like huh???? so si fue a propósito, you did it well, congrats (?)

    La verdad es que sí, pobrecito Kakeru :( might i also add que me ha encantado leer a Kakeru y Anna haciendo equipo para la misión: encontrar a Ian???? like, me encantan ellos dos juntos, son adorables, y con todo, me hace muy feliz que sigan siendo amiwis y siento que a los dos les pega muchísimo esto, hacer este tipo de estupideces juntos porque les queda a ambos y idk, im just extremely happy de leerlo cuz i love it uwu

    POBRECITO MI NIÑO I WANNA SQUEEZE HIM!!!! Annie-chan, qué mala dejándolo de lado, eso no se hace :((( aunque bueno, a cambio me lo imaginé todo triste mandándole esos mensajes y luego siendo mimado por Emi y Ko en el invernadero, so te lo dejamos pasar (?)

    Once again, Emi adopta toda clase de personas en su círculo social (?) de hecho, cuanto más jodido esté, más lo adopta, que Anna, Kohaku y Kakeru serán un amor con ella y todo lo que quieras, pero tampoco son unos santos precisamente JAJAJAJ

    Anna sacando las garras y los dientes cada vez que hay un mínimo de mención de algo que ella considere malo en relación a Emi es un canon que adoro y que nunca podré superar. La niña la quiere tanto, es demasiado bonito and i love them ;;

    Y empezamos el capítulo de Ian con esto, cuz of course tengo que recalcar que aunque sea un vago y se haga el desinteresado y sea un cabroncete con Anna para molestarla, en el fondo Ian sí que quiere mucho a Emi y aquí se ve como es capaz de hacer un esfuerzo bastante grande por ella, AND I LOVE THAT, MI EMIANNN

    Es tan tonto ffs AJAJAJA

    Honestly, cualquier persona que los vea desde fuera va a pensar que son novios y NO LOS CULPARÍA PARA NADA, CUZ WHAT IS THIS RELATIONSHIP GOALS QUE VEO AQUÍ????

    La ves toda buenita a Emi, pero a esta la mueve más un cotilleo que nada, vaya.

    JAJAJAJAAJ okay pero por qué Anna e Ian parecen una pareja de casados que llevan 50 años juntos, yahoo respuestas. I kinda love their dynamic, even tho sé que Anna prefiere morirse antes que volver a tener que relacionarse con Ian para nada (?)

    JAJAJAJ qué cabrón es, really.

    OH BOY, i felt the same, bbygirl, los tours de ian son... *shivers* con eso lo digo todo (?)

    Once again, tú la ves a Emi muy buenita y todo, pero en el fondo también puede ser medio cabroncita si le da la gana y genuinamente me la puedo imaginar pidiéndole a Ian cosas cada vez más difíciles y, yo que sé, cualquier cosa que se le pase por la cabeza para medio joderlo JAJAJAJA y capaz después del cumple se inventa que no se quedó satisfecha con el tour para cobrárselo (???)

    Cito esto just becuase chillé mucho al leerlo JAJAJAJ aún no roleamos ahí, pero me hizo ilusión la mención uwu

    Ya déjenla, pobrecita (?)

    AJAJAJAJ of course, he is such an asshole but we love him, we love him.

    SON TAN NOVIOSSSSSSS. Te lo juro, la gente de la crepería tiene que haber pensado que son novios, there is no othER WAY.

    Typical Ian behaviour JAJAJAJA por esos sus tours se levan 0/5 estrellas.

    Merecidísimo, si me preguntan (?)

    OKAY WHY ARE THEY SO ADORABLE SHUT UP I LOVE THEM COUPLE GOALS

    BOYFRIEND AND GIRLFRIEND ESTOY DICIENDO (!!!!)

    She knows him so well, shut up JAJAJAJ

    GRANNY ISHIKAWA AAAAAAAAAAAA we love her, we adore her, we idolize her.

    Después de leer esto, ahora mi canon es que granny Ishikawa shippea a Emi con Ko y seguro que mueve los hilos para que tengan citas o algo, i just sense it. IN FACT, seguro granny Rose y granny Ishikawa se ponen a shippear a gente del Sakura cuando toman té (ya hablamos esto alguna vez??? me quiere sonar). La otp de granny Rose es obviamente, el Jolisha, y en mi headcanon a partir de ahora, la otp de granny Ishikawa es el Komily.

    JAJAJAAJAJ sé que son las coronas pero listen, she is NOT WRONG y genuinamente Ian debería pensar en comprarse amuletos de verdad (????

    DE TAL NIETO, TAL ABUELA.

    And this was oh so fucking precious. Imaginar a Emi en una bici, detrás de Ian abrazándolo de la cintura yendo por todo Tokio???? my dream comimg true, i just love it, i live for it, i love them.

    LISTEN, LISTEN. Yo sé que la primera persona que abrazó a Emi es Anna, pero you know, no hay sorpresas ahí, la niña es un amor y la achucha bien fuerte siempre que puede, especialmente si es su cumple. PERO AHORA KO????? KO DÁNDOLE ESE PEDAZO DE ABRAZO A EMI DELANTE DE TODO EL MUNDO Y LA *BRILLITOS* CARICIA *BRILLITOS*?????? NORMAL QUE KAKERU Y ANNA SE HAYAN QUEDADO MIRANDO EL UNO AL OTRO FULL-ON SUSPICIOUS CUZ WHO WOULDN'T?????

    Esto es tan ella JAJAJAJ estaría super avergonzada en todo momento, imagina ver a tantísima gente ahí exclusivamente para ella, that would be too much, pero a la vez estaría super contenta y no sé, obviamente acabaría dejándose llevar sin más y disfrutando del momento.

    Super Emily esto JAJAJA

    Típico de Kashya as well, saludarla sin abrazarla y Emi dando el paso con ella. Y le haría mucha ilusión verla ahí, también, que al fin y al cabo son amigas desde pequeñitas y también se quieren a lot.

    MY OH MY BUT LOOK AT THAT LESBIANISM EXPOSED, LA NIÑA PONIÉNDOSE BIEN NERVIOSA Y LUEGO HORNY CON MORGAN CUZ EL CRUSH ES OBVIO Y VA MORGAN Y LE PLANTA UN BESO DELANTE DE TODO EL MUNDO Y CLARO QUE SE EMI ENTRA EN CORTOCIRCUITO, YOU USELESS LESBIAN.

    Me encanta que hayas metido a Aleck en esto, estoy segurísima de que él y Emi se llevaría super bien, y me parece super canon que le clave un apodo super random en algún momento y ya el mismo se quede stuck forever JAJAJA me hace gracia cuz Milly le dice Riri a Abby, también (?)

    Esta interacción, me meo JAJAJAJ es que todo lo que Kashya toque es pure comedy gold, encima con Anna y Aleck que son chaotic asses jsjsjsjs

    JAJAJA la traición hermano. Es que al final sería Anna la única que no soportaría a Ian, i can totally see that happening.

    NO PUEDE SER AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA NO ME ESPERABA PARA NADA QUE EL JOLISHA APARECIESE EN LA FIESA PERO LOOK AT THEM, PEDAZO DE APARICIÓN ESTELAR QUE HICIERON, ME ENCANTA, CHILLÉ TANTÍSIMO AL LEERLO (!!!!) Además es que adoro que se planten ahí, le den un regalo vergonzoso a Em, coman dulces y tarta, y se vayan tan tranquilos JAJAJAJ son unos acoplados de mierda, but we love them anyway bueno, anna no but (???

    LISTEN. Tengo muchísimas teorías al respecto del regalo BUT I DON'T KNOW???? AND NOW I WANNA KNOW QUE MIERDAS LE COMPRARON ESTOS DOS SALIDOS A LA POBRE DE EMI???? CUZ ENCIMA DICEN QUE ES ALGO QUE LUEGO LE AGRADECERÁN SO WHAT IS IT????? IM DYING HERE.

    Mira, me imaginé esta escena happening and adoro JAJAJA Morgan colándose de repente para incitar al Jolisha a hacer maldades, el Jolisha obviamente subiéndose al carro de cabeza y Kenneth viéndolo todo con la sonrisita de inocente encima sin pararles, cuz he is on as well. Y SEGURO MORGAN Y KENNETH SABEN LO QUE ES REGALO PERO AQUÍ NADIE DICE NADA????? im mad.

    Pobrecita mi niña, she is adorable y por eso todo el mundo la molesta :(

    okay, this is not canon, PERO MI TEORÍA ES QUE KO ESTABA CELOSO Y POR ESO HA DICHO ESO, PARA QUE EMI SE MOLESTE CON IAN Y SE PELEEN, KINDA. Of course esto es imposible que sea cierto con Kohaku pero look, LOOK, yo pensé eso al leerlo and idc, en mi cabeza that's what's happening. FUE POR MI CUMPLE, SO I CAN BELIEVE WHATEVER I WANT.

    Lesbians.

    Pongo estas tres quotes juntas porque escucha, ESCUCHA, mi corazón adora la posible relación entre Emi y Kakeru. Sé que nosotras locas dijimos de la posibilidad de shippearlos, y honestamente i still can see it, bUT, in reality creo que pueden tener una amistad tan bonita, tan genuina y pura, tan tranquilizadora además. Y veo esto pasando. Veo a Emi buscando a Kakeru con la mirada para tranquilizarse, o Kakeru haciéndole una tarta personalizada a Emi por su cumple Y TAN BONITA, no, listen to me, necesito que estos dos interactúen más porque me van a hacer bien en el alma, i just know it.

    She loves HIM SHUT UP, THEY LOVE EACH OTHER.

    Once again, granny Ishikawa moviendo los hilos, like i said, the real mastermind (?)

    Pobrecita mi niña, le cayeron todos los palos de golpe JAJJA we she is a mess, but we love her just like that, cállense (?)

    Y llegamos a la escena del baile, which was such a... perfect scene. ¿Sabes cuando estuvimos roleando al Kouri en la sala y llegó esa escena que se nos quedó en la mente? Sé que sabes a cual me refiero. Pues esta escena en el fic es como esa, simplemente la lees y sabes que es la escena, es perfecta tal y como es y te la imaginas y se te queda clavada en la mente. Las niñas bailando, la brisa siendo dorada, los demás uniéndoseles... no sé que decir salvo que la imaginé a la perfección y es la escena clave del fic. Y al leerla sé que era esto lo que querías conseguir, y sé que lo has conseguido por completo.

    Listen, I'm fucking crying. Justo estábamos hablando por whats de estos dos y justo releo esto and im fucking crying. Their relationship is so complicated and still, still look at the care and love they have for each other, look at Kohaku buying something so special for Emi, LOOK AT THEM, I'M IN LOVE, I'M CRYING.

    Y of course el fic tenía que acabar con una nota de comedia dentro de una escena tan emotiva y bonita, y yo, si Emi y Anna están llorando, también lloro, so if you'll excuse me.

    ...

    God this was a fucking trip, im so fucking tired JAJJAJAJ en fin, creo que ha quedado super claro que he adorado este fic y, jesusito, os estoy eternamente agradecida por este regalo, es lo mejor que podría haber deseado recibir, en serio. Estaba super anxious esperando la parte de Juanjo JAJAJ y luego Belu publicó right after, y lo leí, y me sentí tan contenta y tan querida y tan emotiva... idk, bro, im really grateful. Estoy cansadita y no me voy a repetir de lo que puse en el tema de los audios, pero muchas gracias, me habéis hecho muy feliz y realmente sois los mejores amigos que podría desear en el foro. Os quiero muchísimo <3
     
    Última edición: 25 Marzo 2023
    • Ganador Ganador x 1
    • Fangirl Fangirl x 1
Cargando...

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso