Three-shot hurt [BTOOOM! x HxH | UA]

Tema en 'Mesa de Fanfics' iniciado por Gigi Blanche, 22 Enero 2020.

  1.  
    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master yes, and?

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    Escritora
    Título:
    hurt [BTOOOM! x HxH | UA]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    3
     
    Palabras:
    904
    Nombre: hurt
    Roles: BTOOOM!; el nonato HxH.
    Personajes: Morgan O'Connor; Andrea Dalcorvo; Stov Krost; Bleke Middel.
    Notas: es la primera vez que escribo algo así, y ni sé qué me pintó, pero me pintó(?) Espero que esto compense no haberte deseado feliz cumple cuando lo fue :( Ojalá te guste Reual Nathan Onyrian, te quiero y feliz cumpleañito <3
    Btw, lo iré publicando de a poco, supongo uno por día o día por medio (?








    I. Why do you always act so tough?

    21 de Enero

    Oye
    ¿Has pensado que seamos parte del problema?

    20:03

    ¿De qué hablas?

    20:06

    Nada
    No te preocupes
    Quizá lo estoy pensando demasiado

    20:35

    No lo creo
    No quiero creer que lo seamos

    20:36

    Estaba nerviosa, y Morgan nunca fue buena lidiando con los nervios. No sabe controlarlos, canalizarlos, extinguirlos o ignorarlos. Se le estruja el estómago, el corazón le late contra las costillas y le resulta imposible quedarse quieta. Va y viene, y va y viene, enroscándose sobre su propia cola como una serpiente. Esa noche no tuvo el coraje de seguir materializando sus miedos más intensos, aunque sólo fuera a través del tap tap de su celular. Transmitirlo a otra persona lo hacía real, y eso le daba más miedo que el miedo mismo. Quizá por eso siempre había sido una persona callada. Stov tampoco era de muchas palabras, al menos con ella. Y aunque a veces le molestara, en ese momento lo agradecía. Sabía que Stov no se involucraría demasiado, sabía que no le importaba realmente. No tendría que lidiar con él, con las consecuencias de su estupidez, y eso era un alivio.

    Aún así, no sabía estarse quieta.

    Sus pies la habían sacado de su habitación, sus manos habían agarrado el abrigo y, de repente, a sus pulmones ingresaba aire helado. La noche siempre había sido su aliada, en cierta forma. A veces para autodestruirse, otras para calmarse. Muchas para odiarse, pocas para reconciliarse con todos los errores de su pasado. Pero, de una forma u otra, el cielo oscuro siempre había estado ahí para ella.

    Había suspirado cuando su celular vibró una, dos, tres veces.


    Estás bien?
    Digo, sobre mañana
    Si estás nerviosa o algo

    20:40

    Estoy bien
    No te preocupes

    20:40

    Qué bueno
    Porque yo no

    20:41

    Despegó los ojos de la pantalla, y sus dedos fueron rápidamente a la flecha de retorno para arrepentirse a medio camino. Dudaba. No podía ignorarlo. Stov había aceptado ayudarla con aquella búsqueda infernal, y aunque no fuera exactamente su responsabilidad, sabía que cierto peso recaía sobre sus hombros. Era una sensación de camaradería que no estaba segura de querer, que no había buscado, pero así y todo se había formado. Estaban juntos en eso, de una forma u otra.

    Como siempre, la pregunta arribó a su mente. ¿Qué haría Bleke en su lugar?


    ¿Quieres hablar de ello?
    20:49

    Descuida, ya es tarde
    Gracias
    Me iré a cenar
    Nos vemos mañana

    20:50

    De acuerdo
    Adiós

    20:50

    Dudó, y se mantuvo observando la pantalla, hasta que Stov ya no estuvo en línea. Sus dedos aún permanecían suspendidos a milímetros del teclado, incapaces de expresar algo verdadero o apropiado. ¿Debería haber insistido? ¿Debería haber respondido más rápido?

    ¿Debería haber sido sincera?

    Dudó y suspiró, y volvió a entrar en la casa. Tenía los sentimientos atorados en la garganta, y el quieto pero letal miedo de que la ahogarían si intentaba tragarlos o escupirlos. Tomó la peor decisión de todas, entonces, esa que ya se había convertido en un mal hábito, y prefirió mantenerlos inmóviles hasta convencerse de que ya no estarían allí cuando se despertara al otro día.

    No sabía hablar con las personas, incluso cuando ya creía estar aprendiendo a hacerlo. Resultaría, en definitiva, que con las cosas importantes seguía siendo la misma niña de siempre. ¿Volverían todos allí? ¿A sus terrores más irracionales, sus costumbres más cuestionables, sus defectos más odiosos, cuando el miedo fuera demasiado grande como para expresarlo sin romperse? ¿Era su pánico de volver al pasado lo que la mantenía estaqueada precisamente ahí?

    Necesitaba a Bleke, así como había necesitado a Hanabi. Y se odiaba por no encontrar la forma para desprenderse de ellas, para saber vivir sin ellas, para dejar de mentirse a sí misma y a los demás.

    ¿Por qué quería encontrar a Bleke, exactamente? ¿Por quién quería hacerlo? Deslizó el dedo sobre los únicos dos contactos con quienes podía hablar al respecto y comprendió que no tenía ni el derecho, ni la valentía, ni el orgullo necesarios para escupir sus miedos sobre ellos.

    ¿Qué necesitaba para cambiar?

    Esperaba, al menos, conseguir una respuesta en lo que fuera que encontraran mañana.
     
    Última edición: 22 Enero 2020
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  2.  
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    3
     
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    1232
    Notas: dije que iba a subir uno por día, no? Well, fuck it.








    II. I always saw you for who you are

    22 de Enero

    Dónde estás?

    21:47

    En un pub, estoy tomando algo
    No se preocupen, estoy bien

    21:52

    Y no invitas?
    Qué pub es? Me vendría bien una cerveza

    21:54

    No tienes pinta de ser un buen compañero de borrachera
    Ahí te envío mi ubicación

    21:55

    Ah, si querías huir como quinceañera ofendida deberías al menos haberte ido más lejos
    En cinco estoy ahí

    21:58

    Cuando Andrea llegó, Morgan movió su mochila del taburete contiguo y le permitió sentarse. Lo sintió a su lado, removiéndose y quitándose el abrigo, mas no mantuvieron contacto visual. Lo escuchó pidiendo una pinta de cerveza negra, y pasaron varios minutos hasta que el silencio, incluso para alguien como Morgan, se tornó insoportable.

    —¿Es muy amarga? —inquirió, con cierta flaqueza en su voz.

    —No tanto como mi alma.

    —¿Puedo probarla?

    Andrea le dirigió la mirada de soslayo, sonriendo con una mezcla de diversión y sorna.

    —¿Puedes hacerlo?

    —Tengo veintiuno.

    —¿Por cuánto? ¿Dos meses?

    —¿Importa?

    —Sigues siendo una niña.

    Ambos callaron y le dieron un trago a sus bebidas. El ambiente no era pesado, aunque Morgan sintiera aún la imperiosa necesidad de rellenar el espacio vacío entre ellos. Quizás así, creía, Andrea se mantendría distraído y no pensaría en lo que había pasado esa tarde.

    Aún le avergonzaba, y no sabía cómo resolverlo consigo misma. Pero, en el fondo, tampoco quería estar sola en aquella ciudad desconocida.

    —Lo soy, ¿verdad? —acordó, girando la botella entre los dedos—. Una niña.

    Pudo ver por el rabillo del ojo cómo Andrea se encogía de hombros y recargaba los codos en la barra. Bebió antes de responder.

    —Para un viejo amargado como yo, siempre. Para tus amigos, puede que a veces. Para tu hermana, nunca. —Hizo una breve pausa y la vio de costado—. Tienes que desempatar.

    Morgan sopesó sus palabras por un par de segundos. Una parte de su cerebro intentaba ordenarle que se callara con todas sus fuerzas, pero ella sólo quería apagarla por fin. Apagar todo, aunque fuera un momento, para saber qué se siente.

    —¿Cuál es la principal diferencia entre un niño y un adulto? —cuestionó, pensativa, observando la hilera de tan variadas botellas dispuestas detrás de la barra.

    El ambiente era tranquilo, las luces cálidas y bajas, y no tenía el valor para mirarlo. Menos cuando sentía sus ojos sobre ella. ¿Estaba bien? ¿Apoyarse sobre él?

    —La responsabilidad, supongo —siguió hablando, con su enfoque a la deriva—. Las responsabilidades que uno y otro acarrean. No puedo ser una niña, no me corresponde. Y aún así…

    Apretó los labios y contuvo el impulso de beber su cerveza de golpe. Observó los reflejos en el vidrio marrón y pensó en cuántas veces había ahogado dudas como aquellas dentro de una botella fría y vacía.

    Su celular vibró sobre la barra.


    Morgan
    Soy Bleke
    Estás bien?

    22:36

    Sí, estoy con Andrea
    No te preocupes

    22:37
    Sus dedos se habían movido solos. ¿Por qué le era tan sencillo mentir?

    —¿Por qué no le dices la verdad? —La voz del italiano a su lado la sorprendió, y alzó la mirada hacia él—. Ella fue honesta contigo, aunque fuera duro. Y tú la buscaste durante meses, aunque supieras que algo así podía pasar. La sinceridad y el compromiso son importantes, ¿sabes? No deberían desviarse ahora.

    Morgan lo sabía, Bleke no tenía la culpa de nada. Era estúpido pretender escupirle todos sus miedos y culparla por ellos, pintar su rostro en una diana y utilizarla de chivo expiatorio. No era correcto, sólo era mucho más fácil.


    Vuelve aquí luego, por favor
    Pasa la noche en casa

    22:37

    Le fue muy difícil tipear la respuesta, aunque ya la supiera desde un inicio. Le resultaba imposible decirle que no.


    Está bien
    Te haré saber cuando esté yendo

    22:45

    Ok
    Ven con Andrea, puedo hacer espacio para todos
    Cenaron?
    Cocinaré algo, pueden venir a comer

    22:47

    Gracias, le diré
    En un rato salgo para allá
    22:47

    No pudo contener la sonrisa al imaginar a Bleke cocinando, y se preguntó cuántas otras cosas habrían cambiado durante ese tiempo. Quería saberlo, quería permitirse el derecho de conocer a la Bleke que la había decepcionado, pero que seguía siendo su mejor amiga de toda la vida. No podía ser injusta con ella.

    —Cenaremos en lo de Bleke —le dijo a Andrea, luego de guardar su celular. Él bebía tranquilamente—. ¿Vienes?

    Su expresión se arrugó y sacudió la cabeza, incorporándose con el vaso en una mano y el paquete de cigarros en la otra.

    —Encontraste a tu amiga. Mi trabajo aquí ya está hecho, ragazza. Mi tiempo ya es mío de vuelta. Buena suerte con todo, nos vemos luego.

    Se dirigía al patio interno del pub, y Morgan se preguntó si esa era realmente su despedida. La liviandad de sus palabras la tomó desprevenida y, aunque le habría gustado seguir compartiendo algo de tiempo juntos, comprendió que tenía razón. No eran amigos, después de todo. No sería alguien a quien le enviara un mensaje cuando necesitara algo, o cuando quisiera pasar el rato. Algunas personas entran a la vida de otros con un contrato, y el contrato entre ellos acababa de expirar. Así eran las cosas, ¿verdad?

    No iba a pretender, sin embargo, que una parte de ella no había querido que aceptara. Se armó de valor, pues, se cargó los pulmones de aire, y alzó la voz por sobre el ruido de la música.

    —¡Hey, idiota! —exclamó, mientras él se alejaba—. ¡Gracias por todo!

    Andrea no se volteó, sólo alzó un brazo y agitó la mano sobre su cabeza con cierta pereza. Morgan observó su espalda hasta que desapareció entre el gentío, y se alegró de poder sonreír a pesar de la tristeza.

    Había valido la pena, ¿verdad?

    Todo había valido la pena.


    Ven cuando quieras
    Hay maní y papitas

    23:01

    Yendo
    Dile a Stov que no se acabe las papitas o acabaré con su vida

    23:04

    Jajaja
    Dice que te apures
    Que no les queda mucho tiempo de vida

    23:04
     
    Última edición: 22 Enero 2020
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  3.  
    Gigi Blanche

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    Drama
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    Palabras:
    990







    III. Fix yourself from the hurt you felt

    23 de Enero

    Estás seguro de esto?
    10:53

    Sí, absolutamente

    10:59

    Bueno
    Cuídense, y suerte
    Saludos a Blee

    11:02

    Sí, tú también
    Que tengas buen viaje
    Gracias por todo, Morgan

    11:12

    Eso era.

    Se había acabado, ¿verdad?

    La luz verde del semáforo brilló sobre su cabeza y Morgan retomó el camino por la autopista, cada segundo más lejos de lo que tanto tiempo había ansiado y ahora, de repente, había decidido dejar ir. Era lo mejor, aunque se le partiera el corazón. Confiaba en el tiempo para sanar, así como ella, Hanabi y la misma Bleke lo habían logrado.

    El tiempo también era su aliado, no estaba realmente sola.

    Chequeó el espejo retrovisor para maniobrar y su zapatilla, casi sin quererlo, fue presionando el acelerador cada vez más y más. Una repentina inyección de adrenalina bombeó en su pecho y subió hasta su garganta, y sus dedos se aferraron con fuerza al cuero del volante para no llorar. Stov había decidido quedarse, pero ella no podía. Cuando la posibilidad se presentó y Bleke le sonrió como casi había olvidado, Morgan supo que no podía. Recordó las palabras de Andrea, sintió sus miedos escalando y por suerte, casi por acto reflejo, sacudió la cabeza.

    —No —murmuró, comprimiendo los puños detrás de su espalda—. Gracias, pero no. Debo volver a casa.

    La sonrisa de Bleke se desdibujó apenas, mas no opuso objeción alguna. Su mirada agua marfil se estrechó y la abrazó, y Morgan se fue en el coche. Aunque nada había ocurrido como lo imaginaba, no se arrepintió de haberla encontrado. Ahora se daba cuenta. Había necesitado verla y oírla para dejar de idealizarla, tenerla frente a frente para recordar que sólo era un ser humano buscándose a sí mismo.

    Ahora era su turno.

    Stov fue quien dijo querer quedarse, y Bleke aceptó sin apenas un segundo de demora. Esa ya no era una historia en la que debiera involucrarse. Además, de cierta forma, siempre había sentido que esos dos lograrían permanecer juntos sin importar qué. Stov quería ayudarla, quería conocerla, quería lograr que Bleke hablara con él. Morgan creía que lo conseguiría, aunque fuera él y no ella la persona con la que su amiga se desarmara.

    Ya lo había aceptado.

    Aunque ella hubiera necesitado a Bleke, no significaba que ocurriera igual a la inversa. Puede que Hanabi la necesitara ahora, y puede que un día ya no lo hiciera. Morgan tendría que aceptarlo y vivir con eso. Tendría que bastarse consigo misma y encontrar allí, y no afuera, las razones para seguir adelante.

    Ya no podía ser una niña y seguir dependiendo de los demás.

    Había, sin embargo, una última cosa que sentía la urgencia de hacer.


    Gracias por todo
    Te haré llegar un cheque a tu oficina el lunes

    11:43

    Envió el mensaje sin aguardar por una respuesta rápida y dejó el móvil en el asiento del copiloto, intentando distraerse con algo de música. No esperaba que comenzara a sonar el tono de llamada entrante. Chequeó el remitente en el panel táctil del coche y presionó el botón verde.

    —¿Qué pasa? ¿Lo quieres para hoy al cheque? —bromeó.

    —Sí, por favor. Y que sea certificado, que tengo que pagar el alquiler la semana que viene.

    El bostezo al otro lado de la línea le hizo gracia.

    —Siempre me pregunté qué rayos haces en Dublín si apenas te alcanza para sobrevivir.

    —Igual tendría que sobrevivir en Italia, que yo sepa no te regalan nada por la noble gracia de haber sido escupido al mundo ahí.

    —¿No tienes una casa donde quedarte?

    —Haré de cuenta que no hiciste una pregunta tan inútil en vez de usar la cabeza y deducir una situación tan simple. No me decepciones, ragazza.

    Era bastante fácil darse cuenta cuando Andrea no quería hablar de un tópico puntual. Morgan rebasó un camión y le agradeció con dos bocinazos cortos.

    —¿Ya estás volviendo? —inquirió el italiano, hablando algo más lejos del parlante.

    Haciéndose un café, pensó Morgan.

    —Sí, salí hace una hora más o menos.

    —¿Todo bien?

    —Sí, diría que ya todo estará bien. Stov decidió quedarse un par de días. ¿Y tú? ¿Dónde estás?

    —Aún no vuelvo a Dublín, saldré en un rato. Primero quería aprovechar la maravillosa cafetera que tiene… Celine en su cocina, mientras aún duerme.

    Morgan sacudió la cabeza. Podría haberlo llevado, y se habría ahorrado el dinero del bus.

    —Disfrútala, entonces —respondió, y se dio cuenta que ya no tenían realmente nada de lo que hablar—. Hoy te llevaré el cheque a tu oficina a la tarde.

    —Si aún no llego, déjaselo a Amanda en recepción.

    —De acuerdo.

    ¿Debía decir algo más? ¿O tomar la iniciativa para cortar la llamada? No estaba segura.

    —Muy bien —dijo Andrea, acercándose el teléfono a la oreja nuevamente—, nos vemos.

    —Sí, nos vemos.

    Dijo las palabras no sin cierta reticencia. Dos despedidas en un día podían llegar a pesar bastante. Sin embargo, Andrea no cortó.

    —Todo estará bien, ragazza. Ya verás. No mates a nadie en la vía pública, adiós.

    Ni siquiera tuvo tiempo de responder. Un tono monocorde le siguió a su voz y, de repente, la música sonaba de vuelta. Morgan mantuvo los ojos en la autopista, aunque las lágrimas comenzaran a acumularse detrás de ellos, y no pretendió disimular o contener la sonrisa que brotó de su corazón. Andrea siempre había parecido conocerla, y ella también lo sentía. Sólo quedaba volver a casa.

    Finalmente.

    Todo estaría bien.
     
    Última edición: 22 Enero 2020
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  4.  
    Reual Nathan Onyrian

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    Escritor
    Bueno, que mejor lugar para empezar que mi regalo de cumpleaños, ¿no? Espero que este sea el primer comentario de muchos, la verdad (? Sé que soy horrible escribiéndolos y me siento fatal al saber que nunca te comenté nada de nada. Así que bueno, seguir hablando tan solo va a llenar espacio, y vos ya sabés como se siento al respecto. Continuando.

    Voy a ir escribiendo por cada parte, a pesar de que sean cortas, porque si no me voy a hacer un embrollo y no quiero hacer un desastre.

    Parte I
    Ok, esto es más como un comentario general para todo el escrito que para esta parte uno en particular, pero A-MO como siempre cuando publicas algo, lo sueles hacer con una canción. Aunque tal vez no esté pensada para leerla al mismo tiempo que el escrito en cuanto tiempos y demás cosas, si que le da un toque atmosférico increíble, que te hace sumergirte en puros sentimientos. Voy a cortar acá, porque me estoy dando cuenta que voy a querer hacer un comentario general y este no es el espacio. En la parte I no hay demasiado contexto en sí sobre lo que están pasando los personajes, pero es algo que está intrínsecamente unido al enorme crossover que hiciste para la actividad de, bueno, crossovers. Que obviamente me falta comentar eso todavía. ANYWAYS (de verdad que lo estoy intentando, Gigi, de verdad). También me encanta que solés meter formas "no convencionales" para narrar, como pueden ser la representación de los mensajes de texto, junto con la forma normal de narrar. De verdad le da un toque único, y hace que uno se meta mucho más en la escena y la vea desde otra perspectiva.

    Y la pobre Morgan que está sufriendo :( Obviamente no es la Morgan canon de BTOOOM!, es una Morgan de un universo paralelo, en donde las cosas le siguen saliendo igual de mal. Su amiga se le escapa intentando encontrarse a sí misma, tiene que comunicarse con el novio de su amiga con el que no tiene la mejor relación, y para colmo el que más ayuda brinda es un antipático italiano con complejo de chimenea. Es obvio que la muchacha va a estar desesperada, y se le nota en los mensajes y en lo que piensa. Y como se aferra tanto a Bleke, sin dejarla a ir. "¿Qué haría Bleke?" piensa. Necesita de esas personas para ella misma poder avanzar, son como muletas que le permiten caminar. Y ahora, sin una de ellas, está completamente perdida.

    Y toda esa lucha interna que tiene, pensando que si lo que está haciendo es correcto, si de verdad su amiga quiere ser encontrada, o si lo estaba haciendo simplemente por ella, para volver a tener su muleta.

    Parte II
    Bueno, segunda parte. And I'm crying babe. Después del exhaustivo y super minucioso análisis que le estoy haciendo a cada parte, explicaré bien por qué :D Bueno, acá hizo acto de aparición Mister Simpatía en persona, después al parecer de que la fugitiva fuera encontrada y todo estuviera ya "resuelto". Porque es obvio que no todo está resuelto. Morgan, mi niña, no le tengas miedo a tus propios sentimientos. Está bien sentirse mal y está bien sentirse bien. No te escudes tanto, corazón. Sé que viene por su historia y toda la wea, pero eso no es sano. Como siempre, tienes un buen entendimiento del cariño que Andrea le profesa al mundo, y sabes expresarlo bien cuando manejas al personaje :D La conversación entre ambos estuvo bastante linda, como esas conversaciones entre dos extraños que no saben de que hablar, la verdad. Un par de oraciones, silencio, otras oraciones más, silencio.

    Los mensajes de texto vuelven y se puede ver una Bleke cambiada a como siempre la describías, tanto cuando creábamos los personajes para HxH como en otros escritos en donde aparecía. Se nota que el viaje le vino bastante bien, lo cual es una alegría. Si ella está bien, Morgan tal vez pueda sacarse un peso grande de encima. Y obviamente Andrea como todo buen héroe trágico estilo americano, se retira y deja a los otros con su felicidad. Él hizo su parte, ya está satisfecho con eso. Y yo sé que no lo demuestra el amiguete, pero yo sé que por dentro está contento. Porque yo lo creé. Y yo digo lo que él puede sentir y lo que no, aunque no le guste al gil. Y bien que le preguntó a Morgan en donde estaba, para ir a tomar algo. No engañas a nadie tanito, sí tienes sentimientos y te preocupas por la gente.

    Bueno ya, me callo.

    Parte III
    Ok, yeah, I cried. Again. ¿Dije que iba a poner luego una devolución general? Pues me vale madres, la voy a hacer acá. Lo que quería decir antes es que siento que sos una experta en transmitir sensaciones y sentimientos. La atmósfera que lográs alrededor de tus relatos no es física, si no...sentimental, por decirlo de alguna manera. No hace falta saber en que lugar físico se encuentran los personajes muchas veces, si en un bar, una habitación, un auto. No importa nada de eso. Porque toda la fuerza del escrito viene en la manera en la cual esos sentimientos son transmitidos desde tus letras hasta el corazón de los lectores. Y eso es muy refrescante. Cada vez que leo algo tuyo, puedo notar el sentimiento que surge de ello. En esta parte, la última ya, pude sentir el alivio de Morgan al fin de quitarse encima ese peso que tanto cargaba. Y no solo me sentí feliz POR ella, me sentí feliz CON ella. Eso es lo que lográs transmitir, a mí parecer, con lo que escribís, Gigi. Y es algo hermoso.

    Como decía, esto ya es el final de todo. El final de la búsqueda, el final de todas las intrigas e incertidumbres. El final de un camino para Morgan, y el inicio de otro. Uno en el que comprende que no puede depender tanto de otras personas, y tiene que ella misma irse abriendo paso en el mundo. Y que no depender de una persona no significa que la vas a perder, si no que simplemente la vas a ver de otra manera, tal vez de una mejor. Y sé que las despedidas duelen muchísimo, pero muchas veces son necesarias. Hay que dejar ir ciertas cosas. No podemos aferrarnos a todo.

    Y obviamente después Andrea haciendo acto de presencia demostrando QUE SI TIENE SENTIMIENTOS. Maldito androide sarcástico. Pero bueno, como bien dijo Morgan, Andrea se hace mucho el cubito de hielo, mucho el silencioso y misterioso, pero se preocupa por la gente. Sigue siendo un ser humano, después de todo. Uno ciertamente horrible en muchos aspectos. Pero sigue siendo humano.

    Y al final con esa frase de que todo estaría bien. Sí, mi beba, TODO.VA.A.ESTAR.BIEN. Repítete eso como cincuenta veces. Deje de sufrir.

    Bueno, este es el primer paso para un recorrido largo que debo hacer. Sé que es horrible el comentario y que seguramente me olvidé de cosas que quería decir mientras iba escribiendAHÍMEACORDÉDEALGO. Quería decir que el tema principal sobre el que escribes, al menos en este UNIVERSO CINEMÁTICO que te estás haciendo, o que hiciste, no sé si vas a volver a escribir sobre ellos, son principalmente temas que algunas veces pueden catalogarse como simples desvaríos de jóvenes, la búsqueda de uno mismo, el hecho de huir de nuestra situación para experimentar cosas nuevas, el depender de los demás, y otras cosas, que también se nombran como, para decirlo de forma criolla, cosas de gente al pedo. Y si bien hay muchos que lo llevan hasta extremos que tan solo hacen que pongas los ojos en blanco tan fuerte que amenacen con hacer un 360 alrededor de tu cráneo, siento que si se los trata de manera cuidadosa, pueden llegar a ser muy interesantes. Como bien lo muestras tú aquí (así es, mezclando vos y tú, quien te conoce, dialectos regionales).

    Estoy seguro que lo que decidiste estudiar te ayuda a plantearlo de una manera más real y bajado a la tierra, y de una forma en que resulte interesante e intrigante de leer e indagar, así como también para poder identificarse con aquellos que están pasando por estas situaciones.

    Y bueno, quería decir eso. Bye.

    No sé como cerrar comentarios.

    Pánico.
     
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