Colección Historias de una Rana Fantasma

Tema en 'Mesa de Fanfics' iniciado por Ayeah, 22 Enero 2022.

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    Ayeah

    Ayeah Shinobi

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    Escritora
    Título:
    Historias de una Rana Fantasma
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    3
     
    Palabras:
    398
    I. INICIACIÓN

    Los cálidos rayos del sol acariciaban su piel humedecida por el gélido agua de aquel estanque de agua oscura.

    Pequeñas gotitas de condensación perlaban su diminuto cuerpo rayado en blanco y rojo, un rojo tan brillante como la sangre que teñía la maleza a pocos pasos de distancia y enturbiaba las aguas ahora tranquilas.

    Sus enormes ojos negros como la noche se entrecerraron una última vez escrutando a su alrededor y, con un suspiro de alivio, se cerraron finalmente para apartar aquella visión infernal de su mente.

    Se terminó.

    Su respiración agitada como único testigo de la batalla recién librada cuando Eustaquia se dejó caer de espaldas para sumergirse en el estanque, la quietud de las profundidades ahogando el clamor de cientos de ancas golpeando el suelo al unísono.

    Escuchó inmóvil cómo los miembros más antiguos de su clan, pícaros consumados, se sumergían a su vez y la alzaban en volandas vitoreando su nombre.

    Sentimientos encontrados se aglomeraban en su interior como un torbellino: Había superado la prueba, había matado a sus hermanos... Se convertiría en una de los escasos pícaros rano que albergaba aquel mundo.

    Era todo un honor... Pero también una desgracia.

    Observó las nubes pasar sobre su cabeza mientras la ceremonia de iniciación daba comienzo, siguiendo los pasos que había memorizado como una autómata. Eran un clan salvaje, brutal, pero ella no conocía otra cosa... Apenas comenzaba a vivir.

    Sabía cual era su destino antes incluso de aprender a respirar fuera del agua... Y aquel fratricidio sólo era el inicio de muchas, muchísimas misiones más.

    Sonrió con mal disimulado orgullo y se volvió hacia sus compañeros, un superviviente de cada puesta, esa era la ley.
    No había lazos de sangre entre ellos, todo el clan eran uno.

    Su corazón de niña aleteó al ritmo de los tambores, dejándose llevar por la euforia colectiva que desplazaba pasito a pasito al dolor y el miedo.

    Bailó en torno al agua y al fuego, comió y bebió por primera vez algo que no había buscado ella misma, deleitándose ante las maravillas que el mundo podía ofrecer y, finalmente, volvió a alzar la vista al cielo para recordar con honor a sus 27 hermanos perdidos, agradeciendo en silencio su sacrificio pues, gracias a él era un miembro completo del clan.

    Y se había ganado el derecho a la vida.
     
    Última edición: 22 Enero 2022
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    Kaisa Morinachi

    Kaisa Morinachi Crazy goat

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    Nada más que decir: Simplemente hermoso. Me encanta Taqui de por sí y este relato solo me hace quererla aún más. Me fascina como has expresado tanto en tan poco, ese milagro que es la vida y esas oportunidades que puede llegar a otorgar la muerte, por triste que suene. Osea, todo un simbolismo muy fuerte se carga el clan de Taqui, sobrevivientes y luchadores por naturaleza, porque de plano fallecen sí no son así.

    Y aun con lo deprimente que puede ser todo eso, Taqui es capaz de ver esas cosas, que incluso se pueden tachar de oscuras, con optimismo y esperanzas. Maravilloso, lo dicho. Estaré encantada de seguirle el paso a estos relatos uwu <3
     
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    rapuma Maestre

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    Me da mucha penita saber que, conociendo su ánimo y energía, haya pasado una situación tan difícil y que por norma general uno no vuelve a ser el de siempre. El relato es hermoso y triste.

    Aún así Taqui se encarga de llevar una vida feliz, aceptando su destino como rana pícara y encargándose de encontrar aventuras para poner a prueba sus habilidades

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    Slam

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    Esto es genial! Me encantó el relato y me impactó mucho la crudeza de estos ritos de las ranitas fantasma, terrible. El rey Chester les va a mandar un antropólogo a investigar su cultura xP
     
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  5. Threadmarks: Infancia
     
    Ayeah

    Ayeah Shinobi

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    Escritora
    Título:
    Historias de una Rana Fantasma
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    3
     
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    552
    II. INFANCIA

    El silencio de la noche sólo roto por sonido del aire corriendo entre los árboles y la acompasada respiración de tres ranos a la carrera.

    Una sincronía casi perfecta entre ellos mientras alcanzan la linde del bosque y se detienen tras el último tocón.
    El primero de ellos, un rano musculoso con una aislada línea gruesa y blanca atravesando sus ojos de forma horizontal como si llevase un antifaz se lleva un dedo a los labios para pedir silencio, mientras se asoma por el borde del tocón.

    Con un gesto de su pata indica al resto que es seguro y avanza hasta colarse bajo la ventana de un pequeño torreón, asegura su cuerpo contra el muro y el segundo de los ranos, alargado y esbelto cubierto por tantas rayas que casi parece albino, salta sobre sus hombros e imita su pose como si de una bella coreografía se tratase.

    Ambos aguardan en silencio al tercer miembro del grupo, que parece haber perdido el tempo.

    Una rana diminuta, de un rojo intenso con enormes ojos negros y suaves rayas de cebra, cruza el pasto de puntillas, tratando de no hacer ruido. Su avance, en contraste del de sus compañeros, es lento pero seguro. No lleva zapatos, y su capa ligera susurra al rozarse con la hierba.

    Observa la escalera animal recién formada y traga saliva de forma audible, preparándose para saltar. Toma impulso y cierra los ojos, confiando su éxito a la suerte.

    Por supuesto, falla. Demasiado alto.

    Su cuerpecito se estrella de bruces contra la pared de forma sonora, resbalando a cámara lenta hasta posarse sobre la cabeza del segundo rano, que deja escapar un suspiro exasperado.

    Te he dicho mil veces que abras los ojos cuando saltas, Eustaquia.— Susurra, alzando una de sus poderosas patas para equilibrar el cuerpo en precario equilibro de la jovencísima rana.

    Ambos vibran con la risa gutural del rano del piso inferior.
    No te alteres Blanco, ya sabíamos que esta misión sería un desastre desde que nos emparejaron con ella.

    La pequeña rana se une a la risas sin comprender que ella es el motivo de la burla y se estira sobre Blanco, alcanzando el alféizar de la ventana más baja con las yemas de sus dedos. Con un impulso que termina por desequilibrar a los otros dos se alza hasta colarse dentro, cayendo sobre su cabeza y reponiéndose rápidamente. Se incorpora y sacude el polvo de su capa al tiempo que pega su cuerpecito a la pared.

    Están en una torre embrujada. No quisiera que los fantasmas la encontraras robando sus tesoros y la madijeran para siempre con verrugas en el trasero como las del viejo Pike.
    Con pequeños saltitos avanza siguiendo el recorrido que cree haber memorizado pero...
    Psst Reggie, ¿Era segundo pasillo a la izquierda o derecha?

    Desde el otro lado de la pared se escucha un golpe sordo y una nueva risotada.
    Yo me largo.— Exclama la voz de Blanco.
    El del medio.— Responde entre risas Reggie.

    Pero no hay ningún medio.

    Con un suspiro la pequeña Taqui decide seguir sus instintos y, tras cerrar los ojos de nuevo, se adentra en el pasillo de la derecha canturreando una melodía inventada.
     
    Última edición: 18 Febrero 2022
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  6. Threadmarks: Cambio
     
    Ayeah

    Ayeah Shinobi

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    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Historias de una Rana Fantasma
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    3
     
    Palabras:
    462
    III. CAMBIO


    Avanzó por aquel pasillo interminable durante lo que le pareció una eternidad.
    La noche dio paso al día y los primeros rayos de sol la sorprendieron frente a un enorme portón de madera.

    Empujó aquella puerta intentando no hacer ruido primero con suavidad, luego con algo más de ímpetu y, finalmente, se lanzó contra ella de cabeza. Lo que surtió efecto, aunque no del modo en que la rana esperaba.
    La puerta no cedió con el golpe pero, a los pocos segundos, se escuchó el sonido de un pestillo al correrse del otro lado y la gran estructura de madera giró sobre sus goznes con un chirrido.

    Al otro lado, tal y como decían los rumores, la figura de un altísimo escarabajo con un mohoso traje nupcial que debía llevar más de un siglo muerto asomó la cabeza murmurando algo en un idioma ininteligible.

    La rana pensó que debía estar muy solo en aquella torre abandonada y le ofreció la mejor de sus sonrisas, a lo que el escarabajo de ultratumba correspondió inclinando su cabezota con curiosidad y dejándola entrar...
    En su torre y en su vida.

    Taqui no tenía muchos amigos dentro de su clan, pues allí imperaba la ley del más fuerte y ella, desde luego, no era la mejor pícaro del lugar. Pero pronto aprendió otros modos de ganarse la vida más allá de las misiones en las que fracasaba una y otra vez.

    Tras su primera visita a Foster, volvió a la aldea con el tan codiciado tesoro sin saber muy bien por qué él se lo había regalado pero, a partir de ahí, decidió visitarlo cada día para apaciguar un poco su soledad a modo de agradecimiento.

    Las visitas se sucedieron a medida que la ranita crecía, hata convertirse en toda una adolescente aún más torpe y desgarbada de lo que ya era. Entre las enseñanzas de Foster hubo dos cosas que la marcarían para siempre jamás: el valor de la amistad y el idioma de ultratumba.

    A cambio, ella escuchó las historias de Foster sobre su familia y sus aventuras pasadas... Lo que le inculcó una gran curiosidad por el mundo exterior. ¿No sería maravilloso tener una familia propia? A menudo soñaba con ello y se imaginaba con un Foster más joven y en menor grado de descomposición criando pequeños renacuajos que no tuvieran que matarse entre sí.

    Poco a poco fue sintiendo un mayor apego por aquel muerto en vida y, cada vez con mayor frecuencia se quedaba a dormir en la Torre Encantada en lugar de volver a una aldea por la que no sentía apego alguno hasta que, finalmente, un día decidió tomar sus escasas pertenencias y marcharse a vivir su propia aventura para nunca volver.
     
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