1.  
    Trekumy

    Trekumy Iniciado

    Virgo
    Miembro desde:
    1 Octubre 2011
    Mensajes:
    29
    Pluma de
    Escritor
    Título:
    Himitsu
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Misterio/Suspenso
    Total de capítulos:
    3
     
    Palabras:
    1843
    Hola a todos, con motivo de Halloween decidí publicar aquí el que fue mi primer fic de terror. Muy suavecito para lo que escribo ahora pero en esa época me parecía algo fuerte. Son 9 capítulos más un epílogo, iré subiendo uno por día así que estará acabado para el 1 de noviembre o sea antes de que lo cambien de sección.

    Saludos y disfrútenlo.

    ---

    Los personajes no me pertenecen, son propiedad de Rumiko Takahashi, esto lo hago sin fines de lucro.

    Capítulo 1.

    Los débiles rayos de luz que se colaban por su ventana fueron suficientes para despertarla, pesadamente caminó hacía su ventana mientras se restregaba un ojo. Era una mañana hermosa, a través del vidrio se podía sentir el frío que hacía en el exterior, el sol brillaba intensamente en un vano intento por calentar el ambiente. Esas mañanas de invierno soleadas la ponían de buen humor, le sonreía al paisaje cuando escuchó la puerta de su habitación abrirse suavemente.

    –Akane… despierta…– la llamó Kasumi desde la puerta –Oh… ya despertaste…

    –Si– respondió la chica con una sonrisa.

    –Hoy es día de limpieza general, por lo tanto desayunaremos más temprano para que nos de el tiempo. ¿Podrías despertar a Ranma mientras sirvo el desayuno?– preguntó dulcemente.

    –¡¿Por qué siempre tengo que despertar yo a ese baka?!– refunfuñó la chica más por costumbre que por verdadera molestia.

    Kasumi sonrió y salió de la habitación. Minutos más tarde Akane abría puerta de la habitación de Ranma, no pudo evitar esbozar una dulce sonrisa al verlo dormir acurrucado entre las sábanas, como un niño pequeño con una bonita sonrisa en su rostro.

    –Ranma… despierta…– le susurró arrodillándose a su lado.

    –Mmm…– el chico continuaba durmiendo de la misma forma.

    Ella lo volvió a llamar sin más respuesta que un aumento en la sonrisa de él, la melodiosa voz de su prometida parecía una nana que por supuesto no lograba despertarlo. En otro momento lo hubiera pateado hasta que se despertara, pero ese día, ese hermoso día todo parecía estar bien en el mundo, así que con una sonrisa se dirigió a la ventana y corrió las cortinas para que él también pudiera disfrutar tanta belleza.

    –Mmm… apaguen la luz…– murmuraba el chico en respuesta de la claridad que llegaba a sus ojos.

    Sonrió ante la expresión de su prometido, pero luego notó que algo faltaba, el padre de éste no estaba durmiendo a su lado, de hecho ni siquiera estaba su futón. Se decidió a cumplir su misión, luego averiguaría que había sucedido, fue hacía su prometido sentándose en el suelo a su lado.

    –Ranma despierta…– le dijo suavemente mientras retiraba un mechón de cabello de su rostro.

    No supo porqué lo hizo, ni siquiera lo pensó, pero ese simple y tierno acto tuvo su recompensa, su prometido abrió sus ojos lentamente. Se topó con ese par de irises almendra que lo observaban con dulzura, en medio de su ensoñación le sonrió, sólo ella podía trasmitirle tanta felicidad con una pequeña caricia.

    –Vamos Ranma… Kasumi necesita que la ayudemos con la limpieza– le dijo mientras se ponía de pie.

    –¿Limpieza…?– preguntó aún viéndola embelezado.

    –¿No recuerdas? Hoy es el día de limpieza general, Kasumi nos espera para desayunar.

    –¡Oh… es verdad! Por eso papá se fue anoche…– recordó él mientras se frotaba la cara para despertarse.

    –¿Tu padre se fue anoche?

    –Si junto con el tuyo y Hapossai, con la excusa de un viaje de entrenamiento.

    –¡Vaya! ¡Siempre huyendo de sus responsabilidades esos tres!– exclamó molesta, pero inmediatamente volvió a sonreír –Entonces date prisa porque tendremos que trabajar mucho…

    Ella se retiró y él se pellizcó un brazo, era muy extraño verla de tan buen humor.

    Se siente bien… ver sus ojos al despertar…– pensó mientras su rostro se sonrojaba y sus ojos brillaban.

    Para cuando Ranma bajó, ya se encontraban las chicas desayunando.

    –Aquí tienes Ranma…– Kasumi le acercó su cuenco repleto de arroz.

    –¡Gracias Kasumi!– respondió viendo con emoción su comida.

    –Yo ya terminé… así que me voy– informó Nabiki parándose.

    –¿A dónde vas? Hoy es día de limpieza– recordó Kasumi.

    –Negocios… desde hace un mes tengo fijada esta fecha así que no podré ayudarlos– sin dar más explicaciones comenzó a retirarse, pero se detuvo antes de salir –. ¡Ah…! ¡Qué nadie entre a mi habitación! Yo me encargo de la limpieza cuando regrese.

    Ranma miraba con miedo a Kasumi quien se había puesto seria de un momento a otro.

    –¡Muy bien comencemos a dividir las tareas!– Kasumi y Ranma voltearon a ver a Akane quien con entusiasmo se había puesto de pie.

    –¿Por qué estás tan animada hoy?– preguntó Ranma con desconfiaza.

    –¿Te molesta?

    –¿Eh…? N… No…

    –Muy bien– dijo Kasumi con su usual alegría –. Yo me encargaré de mi habitación, la del maestro, la cocina y la sala. Ranma, tú encárgate de tu habitación, el dojo y los pasillos de la planta alta y baja– continuó poniéndose de pie –. Y Akane… limpiarás tu habitación, la de papá, el baño y el ático.

    Cada uno se dirigió a sus respectivas tareas, Ranma se dirigía a su habitación cuando escuchó a Akane suspirar derrotada.

    –¿Qué sucede?– preguntó intentando parecer lo más despreocupado posible.

    –Pues… que me tocó el ático…– dijo volviendo a suspirar.

    –¿Te da miedo?– preguntó el con su sonrisa burlona.

    –¡N… No! ¡Claro que no! Es solo que… hace mucho que no se limpia… y… pues… me va a llevar mucho tiempo…- nunca jamás admitiría frente a él que sólo pensar en ese lugar le producía escalofríos.

    Quien no te conozca que te compre Akane…– pensó el chico viéndola de reojo –Hoy me despertó de una forma muy dulce… tal vez si se lo agradezco lo siga haciendo– giró el rostro para que ella no notara su creciente sonrojo –. Déjalo para él último… yo te ayudaré cuando acabe…

    –¿Eh…? ¿Me ayudaras?– preguntó sin poder contener la emoción.

    –¡Claro ve limpiando el resto de las habitaciones y luego nos encargaremos del ático!–
    respondió contento, viendo como sus ojos brillaban.

    Todo transcurrió en calma, Kasumi realizó un almuerzo sencillo y luego de almorzar todos continuaron con sus tareas. Kasumi se dispuso a limpiar la cocina, Ranma comenzó con el pasillo de la planta baja y Akane subió a la habitación de su padre. Luego de limpiar un poco, abrió el armario para guardar unas cosas y allí encontró unas cuantas cajas pequeñas apiladas. Entre todas las cajas grises, una de ellas, una negra atada con un lazo rojo llamó su atención. Luego de debatirse unos minutos, acerca de la privacidad de su padre y recordar como el susodicho solía respetar la suya propia, se decidió a tomar la caja, se sentó en el suelo con ella y la abrió. Encontró una foto algo vieja que nunca había visto, en ella estaban sus padres, Soun tenía a una Kasumi de unos dos años en brazos, mientras su madre sostenía a Nabiki recién nacida, todos se veían muy felices. Akane contempló con ternura la fotografía, se veían como una familia perfecta. Continuó revisando la caja, había muchas cartas que no se atrevió a leer, eso ya sería violar demasiado la intimidad de su padre, luego de ver un par de fotografías más en las que aparecían sus padres encontró algo que contrastaba con el resto del contenido de la caja.

    Un recorte de diario, por alguna razón se sintió nerviosa al tomarlo, pero consideró que leerlo no afectaría la privacidad de nadie así que le prestó atención. A simple vista se trataba se una crónica policial, pero eso no tenía sentido. ¿Qué haría eso en esa caja? Lo volteó pero al reverso sólo había una propaganda a la cual le faltaban trozos, no había duda lo que su padre guardó era justamente esa noticia. Comenzó a leerla.

    El martes pasado se llevó a cabo un copamiento en la sección de pediatría del hospital general de Nerima. Dos hombres encapuchados irrumpieron en el lugar portando armas. La mayoría de la gente huyó del lugar pero una pequeña pero valiente niña de apenas tres años los enfrentó. En un ataque de ira uno de los delincuentes le disparó a la niña, asesinando al instante a su madre quien se interpuso recibiendo la bala. El nombre de la fallecida era…

    –¡¡¡¡¡MAMÁ!!!!!– Instintivamente guardó el recorte entre sus ropas.

    No había necesidad de continuar leyendo, en un instante su mente fue bombardeada por cientos de imágenes. Su madre desangrándose sobre ella, su padre ausente mirando el cajón, sus hermanas viéndola con odio, su intento de ¿suicidio?. Todo se volvió negro, se sentía sofocada, su corazón quemaba dentro de su pecho. Comenzó a correr, todos estaban muy ocupados para verla salir de la casa, corrió durante minutos, hasta llegar a un lugar, allí frente a la tumba de su madre se detuvo.

    –¡¿POR QUÉ?!– gritó furiosa –¡SE SUPONE QUE LOS QUERIAS! ¡ERAN TU FAMILIA!– continuó con una mezcla de odio y dolor en sus ojos –¡¿POR QUÉ LOS ABANDONASTE?! ¡LOS HICISTE INFELICES! ¡SON MI FAMILIA TAMBIÉN! ¡NUNCA TE LO PERDONARÉ!

    La gente miraba con temor como la chica desquiciada que le gritaba a una tumba, arrojaba uno de los floreros haciéndolo añicos contra el mármol de la misma.

    –¡TE ODIO! ¡NO DEBISTE MORIR! ¡YO DEBÍA MORIR! ¡TODOS SERÍAN MÁS FELICES ASÍ! ¡YO SERÍA MÁS FELÍZ ASÍ!

    Había pasado una hora desde que notaron la ausencia de Akane, y Ranma en el ático limpiaba furioso.

    –¡Niña boba! ¡Le dije que la ayudaría con el ático! ¡No que lo limpiaría yo solo!– hablaba
    sólo mientras movía cajas –¡Rayos nunca había visto a Kasumi así! ¡No me dejó ir a buscar a Akane hasta que no acabara aquí!– se detuvo mirando por la ventana –Estoy preocupado… Akane no saldría sin avisarle a Kasumi…

    No sintió su aura, pero si su aroma, la chica subió lentamente la escalera hasta quedar de pie en medio del ático.

    –¡Al fin apareces! ¡Creí que me dejarías limpiándolo todo solo!– le replicó molesto volteando a verla.

    Casi tiró las cajas que sostenía por la impresión, el rostro de Akane estaba totalmente pálido y desfigurado de dolor, no había rastro de lágrimas, no había derramado ninguna, pero su mirada ausente y carente de brillo lo hizo temblar.

    –A… Akane… ¿Qué te sucedió…?– se acercó lentamente a ella, el temor se reflejaba claramente en su voz –¿Akane… alguien te hizo algo…?– tocó su hombro, su piel estaba fría, demasiado fría. –¡Maldita sea Akane! ¡¿Qué tienes?!– suplicaba el chico.

    –¿Qué… hago…?– su voz casi fue un murmullo.

    –¿Eh…? Pues… aquellas cajas aún no las ordené...– le dijo él señalando no muy convencido un rincón.

    Ella caminó lentamente hacía el lugar indicado bajo la atenta mirada del chico. La vio tomar un osito de felpa en sus manos, y supuso que fuera lo que fuera ella se lo acabaría contando, siempre era así de todos modos. Prosiguió con su trabajo hasta que escuchó un golpe, al voltear la encontró en el suelo, desmayada con el osito aún en sus brazos.

    –¡¡¡AKANEEE!!!

    Continuará.

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    Hasta pronto :D
     
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    Aquí va el segundo :D

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    Los personajes son propiedad de Rumiko Takahashi, esto lo hago sin fines de lucro.

    Capítulo 2.

    –¡Akane despierta por favor!– el chico desesperado golpeaba suavemente la mejilla de ella –¡KASUMI!

    Bajó del ático con ella en brazos, llamando a Kasumi mientras corría a la habitación de su prometida.

    –¿Qué sucede Ranma? ¡Oh…! ¿Qué le pasó a Akane?– preguntó encontrándose a Ranma en el pasillo.

    –¡Se desmayó! ¡No despierta! ¡Llama al doctor Tofú!– exclamaba tembloroso mientras acercaba a su prometida aún más a su cuerpo.

    –Bien lo llamaré… pero cálmate… seguramente sólo fue un desmayo…– intentó tranquilizarlo mientras se dirigía al teléfono.

    Ranma la colocó sobre su cama, desprendió el osito de sus brazos y lo tiró a un lado de la cama. No podía tranquilizarse, su prometida continuaba extremadamente pálida, su piel aún más fría que antes de su desmayo, incluso sus labios estaban casi morados. Tenía un presentimiento, uno muy malo, no podía sólo esperar.

    Tal vez si le doy calor… un abrazo… quizás ella…– pensaba mientras comenzaba a rodearla con sus brazos.

    –El doctor Tofú viene en cami… ¿Qué haces tirado en el suelo Ranma?– preguntó Kasumi al entrar viendo con inocencia al chico que respiraba agitadamente tirado en el piso.

    –¡N… Nada!– respondió suplicando por que la chica no notara el rubor de sus mejillas.

    –Ese muñeco… creo que lo vi alguna vez– comentó observando el oso sobre la cama.

    –Es probable, estaba en el ático, seguramente perteneció a alguna de ustedes– reflexionó él recuperando la compostura.

    –¿Hay alguien en casa?– se escuchó la voz del doctor.

    –¡Oh…! Es el doctor…– dijo Kasumi saliendo del cuarto para recibirlo.

    Ranma logró convencer amablemente a Kasumi de que saliera del cuarto de Akane antes de permitir que el doctor se le acercara, luego de esto Tofú volvió a la normalidad y se dispuso a revisar a la chica bajo la atenta mirada de Ranma.

    –Bien físicamente se encuentra muy bien, así que no tienes que preocuparte, seguramente le bajó el azúcar y por eso el desmayo. En un rato despertará– le dijo con una sonrisa al nervioso joven.

    –Pero… ella estaba muy fría… y además…

    –Me dijiste que desapareció un rato… seguramente salió a la calle sin abrigo, pero descuida pronto estará bien– diciendo esto el doctor se retiró.

    No le prestó atención a los balbuceos del doctor en el pasillo cuando Kasumi se acercó a averiguar sobre el estado de su hermana, ni al posterior y particular sonido de alguien rodando escaleras abajo. Toda su concentración estaba puesta en su prometida.

    Estoy preocupado… Akane…

    Abrió sus ojos con dificultad, la luz de la habitación era cegadora para ella, pero poco a poco fue acostumbrándose al resplandor, reconociendo su habitación. Al girar su cabeza lo encontró a él.

    Su prometido estaba sentado en su silla, con sus brazos apoyados en el respaldo de la misma, contemplando las estrellas a través de la ventana. Se lo veía pensativo, con un matiz de tristeza en su mirada, se enamoró de esa imagen, no había mañana soleada que se le comparara, no había visión más hermosa que esa, no pudo evitar sonrojarse. Como si lo hubiera notado miró hacía ella, su rostro expresó alegría, y sus ojos brillaron al verla despierta. En un instante se encontraba a su lado arrodillado en el suelo viéndola con emoción.

    –¿Te sientes bien?– preguntó preocupado.

    –Si claro… pero dime… ¿Qué pasó?

    –Pues… te desmayaste en el ático…– explicó el chico –¿Dónde estabas?

    –¿Dónde estaba? ¿Cuándo?

    –Cuando desapareciste, un rato después del almuerzo… te busqué por toda la casa y no te encontré.

    –Pues no me acuerdo…– respondió algo confundida –Recuerdo que limpié la habitación de papá y luego… desperté aquí…

    –¿No recuerdas nada más?– ahora si estaba realmente preocupado.

    –¡Ohh… que lindo osito!– exclamó emocionada tomando al oso –¿Cómo llegó aquí?

    –Tú lo tomaste del ático antes de desmayarte…

    –¿Ah si? No lo recuerdo… ¡Pero es muy lindo! ¡Lo quiero!– dijo con una sonrisa abrazando al osito.

    –Mmm… supongo que no habrá problema… después de todo estaba abandonado en el ático.

    –Bien habrá que ponerle un nombre…– miró al osito con atención –Mmm… ¿Qué te parece Himitsu?– le preguntó al chico.

    –¿Por qué Himitsu?

    –Porque tiene una mirada algo… misteriosa. ¿No crees?

    –Déjame ver…– acercó su rostro al de su prometida para ver al oso –Es verdad… no tiene sus ojos completamente abiertos… nunca había visto un oso con esos ojos.

    Ella volteó a verlo con una sonrisa, un leve sonrojo apareció en sus mejillas al notar la cercanía. Él desvió la atención de los ojos del muñeco a los de su prometida, perdiéndose al instante en su mirada. El oso cayó olvidado mientras los dos chicos se miraban embelezados.

    No soportaría que algo te sucediera…– pensaba él –Akane… yo…– comenzó a decir mientras poco a poco acercaba su rostro al de ella.

    –¿Akane aún no despierta? ¡Oh… que alegría hermanita! ¿Cómo te sientes?– dijo Kasumi apareciendo en la puerta –¿Por qué te das cabezazos contra la pared Ranma?– preguntó inocente al ver como el frustrado chico dejaba una grieta en la pared del cuarto de su hermana.

    –Estoy bien…– respondió Akane con una sonrisa fingida mientras veía a Ranma retirarse furioso de la habitación.

    Un par de horas más tarde el chico salía del dojo luego de un arduo entrenamiento que lo ayudó a liberar frustraciones. Se detuvo en medio del patio observando la ventana de Akane.

    Parece que ya se durmió… haré mi recorrido nocturno.

    Su recorrido nocturno como él lo llamaba, consistía en velar el sueño de su prometida desde su ventana, se había vuelto una costumbre desde hacía tiempo. Si no permanecía allí al menos un par de minutos contemplándola luego no podría dormir bien. De alguna forma ella lo sabía, cada noche no importaba que tanto frío o lluvia hubiera dejaba su ventana abierta, era su forma silenciosa de demostrarle que lo esperaba. Y él a cambio, al terminar su ritual nocturno dejaba cerrada la ventana, haciéndole saber que estuvo allí. De un salto llegó a la ventana dispuesto a contemplarla como cada noche, pero algo llamó su atención, un resplandor salía de los ojos del oso que ella abrazaba. Asustado se metió a la habitación pero al llegar a su cama el resplandor había desaparecido.

    ¿Me habré confundido?– pensó observando detenidamente al muñeco.

    Por la mañana una bastante agitada Kasumi entró a la habitación de Ranma.

    –¡Ranma despierta!– pidió la chica sin obtener respuesta del muchacho –¡Ranma por favor despierta!– insistió, pero sólo recibió un murmullo como respuesta –¡Algo le pasa a Akane!

    Bien eso si funcionó, el chico automáticamente se sentó en la cama con los ojos como platos.

    –¡¿Qué le pasa?!

    –No despierta…

    En cuestión de segundos Ranma llegó a la habitación de su prometida, vio aterrorizado como ella temblaba mientras respiraba con dificultad y se quejaba en medio de sueños aferrándose con fuerza al osito. La tomó por los hombros sentándola en la cama.

    ¡Está helada!– pensó asustándose aún más –¡Akane despierta!– le suplicaba mientras la sacudía –¡Por favor! ¡Despierta!

    A causa del movimiento Akane soltó al osito, su respiración se calmó y lentamente abrió los ojos.

    –R… Ranma…– susurró al ver los ojos asustados de su prometido.

    –A… Akane…– poco a poco su mirada lo tranquilizó –E… estaba… preo…

    –¡Oh…! Akane que bueno que despertaste…– dijo Kasumi desde la puerta. –¿Estas bien?

    El chico suspiró resignado bajando la cabeza.

    –Si estoy bien Kasumi…– respondió con una sonrisa.

    –Date prisa Akane o llegarás tarde a la escuela.

    –¡Ohh… es verdad!– diciendo esto la chica salió corriendo de su habitación rumbo al baño.

    Kasumi se retiró, Ranma la siguió, pero antes de salir volteó a ver con desconfianza, al oso que yacía en el suelo.

    –¿Entonces no recuerdas que soñabas?– preguntó el chico corriendo por la cerca.

    –No… pero sé que fue una pesadilla…– respondió ella desde la acera.

    –Eso se notaba… pero… ¿Cómo lo sabes?

    –Sólo lo sé…

    El resto del día transcurrió con normalidad, Akane junto con Yuca y Sayuri se quedaron hasta tarde limpiando el salón. Con algo de trabajo logró convencer a Ranma de que no la esperara así que el chico llegó sólo al dojo Tendo. Desde la puerta pudo escuchar los gritos de Nabiki y el llanto de Soun.

    –¡Te dijimos una y mil veces que lo quemaras!– Ranma se asomó a la sala viendo a una Nabiki que gritaba fuera de sí.

    –P… pero…– balbuceaba Soun en medio del llanto.

    –Papá… sabes lo que significa que Akane haya leído esa noticia. ¿Verdad?– dijo tranquila pero seriamente Kasumi señalando cierto recorte de diario que se encontraba sobre la mesa.

    Continuará.

    ---

    Aclaración: Himitsu significa secreto en japonés.

    Hasta mañana.
     
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    Trekumy

    Trekumy Iniciado

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    2081
    Aquí va el 3ro :D

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    Los personajes no me pertenecen, son propiedad de Rumiko Takahashi, esto lo hago sin fines de lucro.

    Capítulo 3.

    –Papá… sabes lo que significa que Akane haya leído esa noticia. ¿Verdad?– dijo tranquila pero seriamente Kasumi señalando cierto recorte de diario que se encontraba sobre la mesa.

    Genma que se encontraba apoyando a su amigo en ese momento fue el primero en notar la presencia del chico que los observaba intrigado desde el corredor. Automáticamente el resto de los presentes voltearon a ver a Ranma.

    –¿Dónde está Akane?– preguntó Nabiki con una mezcla de molestia y temor.

    –E… Ella está en la escuela… hoy le tocaba limpiar el salón…– respondió el chico algo desconcertado.

    Un incómodo silencio se hizo presente, la familia parecía no tener intenciones de explicar los acontecimientos y el instinto del joven le impedía preguntar algo. En vista de esto el patriarca Saotome se puso de pie tomando el recorte de diario y salió de la sala conduciendo a su hijo hacía el dojo. En condiciones normales Ranma se hubiera resistido, pero el ambiente en la sala era demasiado extraño por lo que se dejó guiar sin decir palabra. Una vez dentro del dojo ambos se sentaron en la duela.

    –Lee esto…– dijo Genma entregándole el fatídico trozo de papel.

    Luego de mirar a su padre con curiosidad se dispuso a leerlo. La expresión del chico pasó por la incertidumbre, la molestia, el asombro, la tristeza, y por último el desconcierto.

    –¿L… La… señora… T… Tendo…?– preguntó mirando a su padre quien simplemente asintió –¿L… la… niña…?

    –Era Akane…– completó el hombre.

    –Ella me dijo que…– continuó el muchacho hablando más para si mismo mientras contemplaba el recorte.

    –Verás hijo…– comenzó el hombre recostándose en la duela mientras colocaba sus brazos como almohada debajo de su cabeza –Tendo no me ha contado los detalles… pero luego de eso… – señalando el recorte que estaba en las manos del chico –Akane perdió la memoria, así que le dijeron que fue una enfermedad lo que mató a su madre.

    –Entonces… ella no lo sabe…

    –Kasumi encontró ese trozo de periódico entre las ropas de Akane esta mañana… suponen que lo encontró en la habitación de Tendo…

    –Durante la limpieza de ayer…– completó el muchacho recordando ese día –P… por eso desapareció… por eso regresó en ese estado…– reflexionó recordando la mirada perdida de la chica aquella tarde en el ático –¡Tengo que buscarla!

    Rápidamente se puso de pie y corrió hacia la puerta del dojo.

    –Hijo…– Ranma se detuvo en la puerta –No seas demasiado imprudente… esto es más complicado de lo que pensamos– el chico volteó a ver a su padre –. Yo no sé nada… pero Tendo oculta algo…

    Lo que menos le importaba en esos momentos era el señor Tendo y sus secretos, corrió rumbo a Furinkan, debía encontrarla y apoyarla, ella seguramente estaba sufriendo y lo había ocultado del resto para no preocuparlos. Akane solía hacer ese tipo de cosas, pero él no iba a dejarla sola, no ahora que había descubierto eso. De pie sobre un tejado la vio caminar rumbo al dojo, seguramente ya habría acabado su tarea, pero había algo extraño…

    Está completamente sola… y se la ve feliz…– pensó el observándola con atención.

    Verla feliz era la gloria para él, pero no tenía sentido en esos momentos, sabía cuanto quería Akane a su madre, y tenía una idea de cuan culpable debió sentirse al enterarse de lo que en realidad sucedió. Y allí estaba ella, sin nadie cerca ante quien fingir, totalmente relajada y contenta. De un salto bajó a la calle cayendo a su lado.

    –¡Ahh…! ¿Ranma?– la chica lo miró con una mano en su pecho por la impresión.

    –Oye Akane… ¿Ayer encontraste algo en la habitación de tu padre?– nunca había sido bueno con las palabras así que lo mejor era ir al grano directamente.

    –¿Qué? ¿A qué te refieres?– preguntó desconcertada aún recuperándose del susto inicial.

    –Un papel… con algo escrito… ¿Lo encontraste?

    –No recuerdo… déjame pensar… sacudí los muebles, luego guardé unas cosas en el armario…

    Akane enumeraba sus acciones, mientras Ranma comenzaba a dudar si motivarla a recordar habría sido buena idea.

    –Dentro del armario encontré una caja… recuerdo que dudé si abrirla… y luego… luego…

    No pudo continuar, cayó de rodillas sosteniendo su cabeza con sus manos.

    –¡Akane! ¡¿Qué tienes?!– preguntó preocupado agachándose para quedar a su altura.

    –M… me duele… intentar… recor… recordar…– explicó con dificultad.

    –A… Akane…– balbuceó acercando temblorosamente su mano a ella –T… Tranquila…

    –¡Ahhh….!– se quejaba de dolor mientras gruesas gotas escapaban de sus ojos.

    Era suficiente, estaba sufriendo, estaba llorando de dolor por su maldita obsesión por hacerla recordar. Debía calmarla, pero… ¿Cómo?

    Tal vez si la abrazara, un abrazo pequeño… solo uno… si hago mal lo sabré… me golpeará…

    –N… No es necesario que recuerdes nada…– le susurró mientras la acercaba lentamente –¡Maldita sea! ¡¿Akane que está sucediéndote?!– se preguntó colocando la cabeza de la chica en su pecho.

    Luego de mecerla dulcemente durante un rato el dolor desapareció, y regresaron juntos a casa, ella más tranquila, y él perdido en sus pensamientos, con una expresión de profunda preocupación. La cena habría transcurrido normalmente si no hubiera sido por los cinco pares de ojos que sin ningún disimulo se encontraban pendientes de la chica.

    –¿Por qué todos me miran?– preguntó ella.

    –¿Por qué dices eso hermanita?– preguntó Kasumi con su habitual sonrisa.

    –¡No sé de que hablas! ¡El único que no te despega los ojos de encima es tu prometido!– comentó Nabiki algo molesta intentando cambiar el tema.

    El inocente comentario de Nabiki cumplió con su cometido cuando Akane desvió la atención de su familia para centrarla en el joven de trenza que se estaba ahogando con un trozo de pescado.

    –¡Ranma! ¡¿Te encuentras bien?!– preguntó preocupada mientras le daba “suaves” palmaditas en la espalda.

    –S… si… estoy… estoy bien….– dijo con dificultad –Ya deja de golpearme… por favor…

    –¡Mph…! ¡No vuelvo a ayudarte!– exclamó molesta –¡Me voy a dormir!– diciendo esto se retiró, después de todo no le resultaba muy cómodo cenar con todos viéndola tan raro.

    –¡BUAAAAA MI HIJITA! ¡ALGO LE PASA!– comenzó a llorar Soun una vez que Akane se fue.

    –Pues yo creo que fue la única que se comportó normalmente…– comentó Genma mientras Kasumi asentía con una sonrisa.

    Ya todos habían ido a dormir, excepto Ranma quien sentado en medio del dojo analizaba los acontecimientos.

    Akane perdió la memoria luego de… aquello…y ahora nuevamente… cuando leyó sobre… eso… definitivamente hay algo que está impidiendo que ella…

    Sus reflexiones se vieron interrumpidas por un sonido, al voltear a ver de que se trataba encontró a un confundido cerdito negro.

    –Ryoga…

    –¡Cuiii cuiii!– el cerdito se lanzó a atacar a Ranma quién lo tomó por la pañoleta en pleno vuelo.

    –¡Ven conmigo!– diciendo esto salió del dojo rumbo a la ventana de su prometida.

    El pequeño cerdito chillaba furiosamente mientras Ranma se metía en la habitación de su dulce Akane.

    –¡Cállate idiota la vas a despertar!– exclamó en voz baja el chico acercando al cerdo a su rostro.

    El cerdo aprovechó la cercanía para morderle la nariz provocando que el chico lo soltara.

    –¡MALDITO CERDO PERVERTIDO!– gritó Ranma olvidando por completo donde se encontraba, mientras perseguía a Ryoga por la habitación –¡Te tengo!– exclamó con fuego en los ojos cuando logró tomar al cerdito por el cuello.

    Su molestia desapareció en un segundo cuando se percató de un pequeñísimo detalle, su prometida no había despertado a pesar del escándalo que habían armado. Miró hacía su cama y la encontró durmiendo con el oso en brazos, se veía intranquila como si estuviera en medio de una pesadilla.

    –Detesto que duermas a su lado… pero esta vez te ayudaré…– le habló a Ryoga quien lo observaba intrigado –¡Truco de las castañas!

    En un instante cambió al oso por P-Chan, lanzando al primero con rabia al suelo.

    –¡Ja…!– le espetó al osito mientras Ryoga lo observaba sin comprender –Y tú no hagas nada pervertido… estaré vigilándote.

    Luego de la advertencia a Ryoga, Ranma salió nuevamente por la ventana dejándola abierta. Un par de horas más tarde regresó.

    –¡¿Qué demonios?!

    Ranma se encontró a Akane dormida con el osito en brazos, y por más que buscó no halló rastro de P-Chan.

    –¡Maldito cerdo despistado! ¡¿Cómo se le ocurre perderse ahora y dejar al oso en su lugar?!

    Tomó al oso sin importarle si Akane despertaba y lo lanzó por la ventana con furia.

    Veamos si ahora regresas…– pensó mirando la ventana con una media sonrisa.

    Por alguna razón esa mañana despertó temprano como si algo le molestara, y a causa de eso Kasumi le pidió que despertara a Akane. Golpeó la puerta de su prometida, pero al no recibir respuesta la abrió. Se puso pálido de la impresión al ver nuevamente al osito, allí en los brazos de Akane. Corrió hacía ella, estaba muy fría y pálida, arrojó al osito contra una pared y la tomó en brazos intentando darle un poco de su calor.

    –¡¿QUIÉN ERES Y QUÉ INTENTAS HACERLE?!– le gritó con ira.

    Akane quien acababa de despertar miraba desconcertada como su prometido le gritaba al osito.

    –¿R… Ranma...?– preguntó algo intimidada.

    –A… Akane…– balbuceó algo sonrojado alejándose de ella –¡No vuelvas a dormir con esa cosa!– le ordenó señalando al inofensivo osito que estaba tirado en el suelo.

    –¿Por qué?– preguntó ella mientras caminaba hacía el muñeco.

    –¡Porque es malo!– exclamó muy convencido viendo como ella lo tomaba –¡No te le acerques!

    –¡Estás haciendo el ridículo Ranma!– le informó mientras observaba con atención al oso –Sus ojos están más abiertos que antes…

    –¿Qué?– preguntó acercándose –Es verdad, sus ojos están casi completamente abiertos.

    Luego de mucha insistencia logró que Akane le prometiera que no se acercaría al oso por un tiempo, claro que ella lo prometió más para no llegar tarde a la escuela, que por los coherentes argumentos del chico. Las clases transcurrieron en calma hasta que Shampoo irrumpió al salón rompiendo todo a su paso.

    –¡Nihao airen!

    –¡Shampoo estamos en clase!– exclamó Ranma cansado de que esas interrupciones se hubieran convertido en una rutina para la chinita.

    –Shampoo sólo querer que Ranma invitar a cita– le decía mientras se le frotaba.

    –¡Ranchan nunca te invitaría a una cita!– exclamó Ukyo saliendo en defensa de su amigo –Él sólo me invitaría a mí. ¿Verdad Ranchan?– preguntó colgándose del brazo libre del chico.

    –¡Jojojojojo!– la risa estridente acompañada de cientos de pétalos negros anunció la llegada de… –¡Ranma sama saldrá sólo conmigo! Él jamás se rebajaría con un par de chirusas de su calaña.

    El aura de la chica de cabellos cortos azulados estaba a punto de incendiar las cortinas del salón.

    –¡VAYAN A HACER ESO A OTRA PARTE!– gritó Akane furiosa.

    –¡Tú no eres nadie para darle órdenes a mi Ranma sama! ¡Jojojojo!

    –¡Claro que no! ¡Tú siempre maltratas al pobre Ranchan!

    –¡Tú ser mala mujer que no ser femenina ni buena esposa! ¡Tú no merecer a airen!

    Ranma en medio de las tres chicas que lo jalaban por sus brazos y su trenza no se percató de los dulces comentarios de estás. Akane interpretó el silencio de su prometido como un aval a las palabras de las chicas, así que sin poder resistirlo se retiró del salón. Cuando logró deshacerse de las chicas Ranma fue tras ella, al llegar a la casa Kasumi le dijo que su hermanita estaba en su cuarto, así que más tranquilo decidió usar el tiempo libre en investigar a ese extraño muñeco. Con esto en mente se dirigió a la consulta del doctor Tofú, tal vez él supiera algo.

    –¿Ranma me podrías alcanzar ese libro gris de allí?– pidió el doctor Tofú señalando una estantería, había pasado aproximadamente media hora desde que comenzaron a buscar y aún no encontraban nada.

    –Aquí tiene…– dijo el chico entregándole el libro.

    –Mira esto Ranma…– dijo atrayendo la atención del muchacho hacía una de las imágenes del libro –¿A estos ojos de referías?

    –¡Así es! ¡Exactamente eso ojos!– exclamó el chico –Sólo que no los tenía completamente abiertos.

    –Si los abre por completo todo estará perdido…– dijo el doctor mirando seriamente a Ranma.

    Mientras tanto en su habitación Akane se encontraba desmayada en el suelo con lágrimas en sus ojos y el osito en brazos. Un fuerte resplandor se desprendía de los ojos completamente abiertos del muñeco.

    Continuará.
    ---

    Hasta mañana gente.
     
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