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    Lee No Taisho

    Lee No Taisho Iniciado

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    Hey you!
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    ¡Hello!
    Este es mi 2ºFic que empiezo. [El anterior no está acabado, es: http://fanficslandia.com/index.php?threads/mi-mejor-amigo.27486/#post-545985 ]
    Me gustaría pedirles que si leen la introducción, que comenten, please :'D
    Sus comentarios me ayudan mucho.
    Bueno, espero que les guste esta introducción. El título [Hey you!] quiere decir: ¡Eh, tú!
    Todo empezó con esas dos palabras, así que, mi fic también empezará así.
    Saludos!
    Atte.: Lee-chan


    INTRODUCCIÓN
    Hey, you!

    ¡Eh, tú!
    ¡Pues anda que tú!

    Fui un poco borde, pensó. Dina se balanceó de nuevo en la hamaca. Luego rió.
    Recordó la cara estúpida que tenía Rachi en el momento en que le contestó de ese modo. Es increíble que haya pasado tan rápido el tiempo, de estar jugando en el parque metiéndole arena por los pantalones a su amigo hasta hoy, un verano de 2012. La chica suspiró, se volvió a balancear y se acomodó, pensando que podría descansar.

    Dina escuchó una voz. Aguda, pero calmada.

    Abrió un ojo, esperando que no volviera a sonar. Si lo hizo, y escuchó bien. Era su madre, no cabía duda, pero... ¿qué decía? Achinó los ojos e intentó escuchar mejor.

    ¡Dina! Raimundo está aquí. ¡Ven, a venido de su viaje!

    ¿Rai?

    Se levantó de golpe. La hamaca se balanceó con fuerza y la chica salió corriendo hacia los interiores de la casa. Dina llevaba una camiseta de tirantes, que le quedaba un poco corta -se le podía ver el ombligo- y unos pantalones de baño, descalza y con el pelo suelto. Detrás de ella iba dejando pisadas en el suelo de mármol, pero no le importó fregarlo después. Era imposible que él estuviera aquí, se fue a Francia para estudiar y... ¿ahora está aquí?

    Sus dudas desvanecieron cuando vio de nuevo al muchacho que aguardaba de pie al lado de la mujer. Un muchacho fuerte, ancho de espalda. Con el pelo negro y suave. Los ojos grises. Dos maletas a los lados.

    Dina abrió mucho los ojos. ¿Era cierto que Rai estaba de nuevo en la ciudad? ¿Rachi? Parecía que sí y eso le colmaba de alegría. Su felicidad se agrandó más cuando escuchó:

    ¡Eh, tú!
    ¡Pues anda que tú!
     
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    Kira Lawliet

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    Mmm... Introducción algo corta; así es, me dejaste con ganas de nuevo ¬w¬, pero me parece bastante interesante nwn ~
    Y eso de ¡Eh, tú! ¡Pues anda que tú! me hizo algo de gracia x3 LOL
    Y eso de que a Raimundo le llame Rachi ~ x´D Me pareció bastante raro(?) e.e Nah, es broma.
    Espero la conti con ansias *-* Por fa-vor ~<3(?) *^*
    Salu2
     
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    Lee No Taisho

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    Jajaja xD
    Sí, se llama Rachi, su mote.
    Si te hizo gracia eso, espérate a leer el próximo, que por cierto todavía no lo he echo x'D
    ~Me encanta dejarte con más ganas~
    Eso es bueno :'D
    Jeje, de nuevo gracias por comentar (':
    Saludos!! ^ ^

    Atte/con cariño.: Lee-chan
     
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    Lee No Taisho

    Lee No Taisho Iniciado

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    Aquí el primer capítulo: Antonio Heredia. Me lo he pasado en grande haciéndolo. Espero que también os riáis un poquito x'D
    Jeje, ahí lo tenéis (':

    CAPÍTULO PRIMERO: ANTONIO HEREDIA
    Hey, you!

    Dina suspira. Está de nuevo tirada encima de la hamaca, pero no como antes: ahora está acompañada.

    ¿Cuánto dices que te quedas? —le pregunta la muchacha sin dar muchos rodeos.
    Un mes.
    ¿Tan poco? —Dina se sienta en la hamaca mirando a su compañero.
    ¿Te parece poco? Era esto o dos semanas. —la chica vuelve a suspirar y mueve la cabeza hacia los lados.
    Aunque me digas un año me parecerá poco. ¡Bueno, que se le va a hacer! —Dina se levanta de la hamaca y se estira. Se voltea y lo mira, le dedica una sonrisa.— Habrá que aprovechar el tiempo al máximo, ¿no crees?
    Pues claro. ¿Tienes algo pensado?
    ¿Qué tal si me presentas a alguno de tus amigos esos de la peña?
    No te caerían bien. —Rachi lo menciona mientras se levanta de la hamaca y dice que no con la cabeza. Se remueve el pelo, ya que se le ha pegado en la frente.
    Por favor, estoy deseosa de conocer a ese compadre tuyo.

    Rachi ríe y luego suspira. Que remedio... le dijo.
    La peña estaba cerca, solo tenían que coger el bus y caminar unas cuantas manzanas. Así lo hicieron.

    Esta está debajo de un puente bastante grande, donde hay mucha gente, van, vienen. Todos o, por lo menos casi todos, parecen gitanos. Ella no discrimina a nadie, pero le resulta raro estar con toda esta gente y... ¿por qué Rachi se junta con ellos? Bueno, lo descubrirá ahora.

    Camina junto a él, hasta que ve a un muchacho no más grande que Rachi que viene hacia ellos con las manos arriba. Cuando está delante deja ver su descuidada sonrisa, varios dientes de oro y... sin cepillar. Es un poco oscuro de piel, con el pelo rizado, largo, recogido en una coleta baja. Con varios pendientes en las orejas y collares de oro.
    Dina arquea las cejas, está un poco asustada. Todavía más cuando escucha de repente:

    ¡¡Compadre!! —grita el muchacho abrazando a Rachi. Le da unas palmadas en la espalda y luego lo separa de él para decirle.— Compae, ¡no te vemo po aquí desde la pera!
    Ya, estuve de viaje Antoñico. —Rai comienza a reír.
    ¿Y esta piba? —Antonio comienza a girar entorno a Dina. Esta se asusta y se pega más a Rachi.— ¡Uh, tortolicos, tengo una fragoneta allí, al lao del matorral! Si te la queres camelar, ya sabes. ¡No problem!
    No hace falta. —dice riendo.
    Chachipé. —el gitano sube el dedo gordo hacia arriba, aprobando. Luego se voltea a mirar hacia atrás donde un niño delgado se está comenzando a empujar con otro niño. Antonio se pone las manos en la cabeza y grita.— ¡Chaveas, os voy a endiñar como no sus estéis quietos! ¡Piraos!

    Los niños comienzan a correr hacia otra parte. Dina ahora si que está asustada. Le debería hacer caso a Rachi la próxima vez que no me quiera llevar a algún sitio, piensa.

    El gitano de pelo negro y dientes de oro se gira, la mira y se acerca a ella. Le coge las manos, cierra los ojos, respira profundamente y luego los abre. Dice:

    Garlochín, yo, el menda... te voy a dar esto. —aparta las manos de Dina y coge uno de sus collares que tiene en el cuello. Lo pone en las manos de la muchacha y luego dice.— Este es el pinrel de la suerte.
    ¿Lo mangaste? —dice Rachi arqueando una ceja, algo confuso.
    Nanay, payo. Esto lo ha ganao el menda con su parné. —Rachi suspira, sabe que su compadre lo ha robado, pero prefiere no decir nada. Mira su reloj de mano y luego dice:
    Creo que nos vamos a ir, compadre. Hay que deshacer maletas.
    Da buten. Yo me voy a jalar unas papas que me ha echo mi churumbel. ¡Ala, andad con Dios!

    Rachi dice adiós con la mano mientras tira de Dina. Esta se ha quedado más asustada aún, pues nunca había tratado con esa gente.

    Cuando ya estaban sentados en la parada del bus, Dina mira el collar que le había dado aquel gitano y recuerda... Garlochín, piensa.

    Rachi... ¿Qué significa garlochín?

    Su amigo comienza a reír, tapándose la boca para no soltar carcajadas.

    ¿Qué? ¿Qué significa? —Rachi sigue riendo con ganas.
    Corazón, significa corazoncito.
     
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    Kohome

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    XD ¿el tipo éste le dijo corazoncito? XD ¡pobrecita! Que susto se debió llevar la pobre. En serio que si.

    Bueno, el gitanito me cayó bien, aunque a veces uno se dice "¿qué fue lo que dijo?" pero supongo que se aclara con el tiempo ^^.
    La trama me parece interesante. Supongo que girara entorno a los gitanos, a Dina, y a Rachi (ese nombre e serio me dio risa... "Raimundo" inevitablemente me acordé de"Raimundo y todo el mundo" y me reí), pero aún tras el prólogo y el primer capítulo no se sabe con certeza de qué va a tratar, lo que es bastante interesante.

    En fin, avísame cuando esté el próximo capi, lo leeré gustosa.

    Sayito!
     
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    Lee No Taisho

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    Me gustó escribir este capítulo y el siguiente ya lo tengo preparado. ^w^
    Por favor, pongan su comentario abajo :'D
    Y lo siento por hacerles esperar... :S Estaba en la playa poniéndome morenita xD
    ¡Saludos!
    Atte.: Lee-chan

    CAPÍTULO SEGUNDO: ¡A LA PLAYA!
    Hey, you!

    Dina coge un vaso, abre la nevera y llena el recipiente de cristal con leche. La cierra y se apoya en la encimera. Suspira. Alza un poco la cabeza y mira hacia delante, donde tiene una mesa alargada, pero pequeña, con sillas altas –como la de los bares- a los lados. Y encima de todo eso hay una ventana grande. No tienen muchas vistas: un muro de piedra al otro lado.
    Dina vuelve a suspirar. Deja el vaso a su lado y se tira de la camiseta hacia abajo. Haciendo un sonido parecido al de los perros cuando están enfadados: gruñir.

    ― ¡Ah, que aburrimiento!

    Coge de nuevo el vaso y sale por la puerta algo agobiada. A pocos metros de la puerta está una mesa de comedor, con varias sillas alrededor. Pegado a la pared, un mueble grande, donde hay fotos, libros, flores… y la televisión. En frente de todo aquello una mesita done hay varias revistas y el sofá-cama.
    Dina se tira sobre el sofá, con el vaso en la mano. Mira con desprecio el mando de la tele y luego aquel aparato. Siente ganas de cogerlo… puede, pero no quiere. Está aburrida, y eso la agota más.

    Diana, su madre, ha salido hace poco al gimnasio. Antes de salir le ha comentado a su hija todo lo que no puede hacer y a Dina lo que más le molesta es que le manden. Es obediente, sí, pero contesta mal y a Diana no le compensa.

    Dina quiere ir al gimnasio, pero es para mayores de edad. Y ella es menor.
    Lo que más le fastidia de todo, es que Rachi si pueda ir. Aunque ahora mismo no está allí claro, o eso cree.
    No puede coger ni el teléfono para llamarlo. ¿A quién se supone que va a llamar? ¿A un psicópata?

    Acaba por coger el mando, lo enciende. Pasa de canal con parsimonia, muy despacio. Aunque no se para a ver que echan por la TV. La apaga, y deja el vaso de leche encima de la mesita. Se acurruca en el sofá y cierra los ojos. Quiero ir al gimnasio y a la playa, está aquí al lado y no puedo ir, joder, piensa. Intenta pensar en algo bueno. Es fácil, pasó el otro día con Rachi, en la bolera... fue alucinante. Está encantada de que se lleven tan bien, mejor que nunca. Ah…

    Se oye un sonido y Dina abre los ojos de golpe. ¿Qué? Se sienta en el sillón y espera. Es… ¡es el móvil! La chica sale corriendo, los pies se le pegan al suelo, ya que no lleva zapatillas, pero le da igual. El aparto que está sonando insiste e insiste. Dina se para delante de él y lo mira fijamente a la pantalla. Hay una foto de un chico muy guapo, pelo negro –un poco largo- ojos grises…
    Y abajo el nombre: Rachi.

    Dina sonríe. Y coge el teléfono. Se muerde el labio inferior, ahora mismo le da igual que llegue su madre y la pille hablando. Quiere hablar con él. El móvil sigue sonando. Es memorable que espere tanto en la otra línea… solo para hablar con ella. Le da al botón verde y dice:

    ― Creo que te vas a meter en un lío si me llamas siempre a estas horas. Sabes de sobra que Diana está en el gimnasio. ―lo dice seria, aunque sabe perfectamente que Rachi sabrá distinguir esta ironía.
    ― Pensé que no me lo cogerías nunca. Iba a insistir hasta que me lo cogieras.
    ― Lo sé. ¿Y, a qué se debe este honor?
    ― Pues hablar. Quiero, y pienso, que te gustaría venir conmigo de nuevo a La Peña. ¿Qué me dices?
    ― ¡Pues que no! ― Dina se sienta en el sillón cruzándose de piernas. Rachi comienza a reír.
    ― Te he asustado, ¿a que sí?
    ― ¿A que no?

    Pi, pi, pi…

    ¿Qué? Dina separa el móvil de la oreja y siente ganas de llorar. ¿Rachi le ha colgado? Agacha un poco la cabeza y mira el móvil de mala manera. Mira hacia su derecha, pues piensa que ha visto algo.

    ― ¡Ah! ―chilla.

    Casi se muere del susto. Se retira cogiendo el jarrón que hay encima de la mesa. Se abre la puerta de cristal y se deja ver a una persona alta, con una sábana negra encima y con una cara espantosa. Dina vuelve a chillar, se pone detrás de la mesa. Con el jarrón en alto.

    ― ¡Eh, tú! ―dice el enmascarado, con una voz ronca y grave.
    ― ¡Como te acerques más te juro que te tiro esto!

    El “bicho”, persona o lo que sea levanta los brazos y hace un gruñido que a Dina la aterra. La chica piensa que su madre se enfadaría mucho si supiera la llamada con Rachi, aunque le haya colgado y que no haya durado nada. Pero sobre todo la enfadaría mucho saber que se ha roto su jarrón favorito: el que tiene en las manos. Mira hacia el mueble, donde hay otros jarrones. Entre tantos otros, tenía que haber cogido este. Intenta ir, pero está acorralada por esa persona con los brazos alzados. Deja el jarrón en la mesa. Se sube a la silla y seguidamente a la mesa. Está decidida a todo, ha estado en clases de Karate. ¿Por qué se va a acorralar tras una persona cubierta por una estúpida máscara?
    Salta, dándole una patada al extraño. Este cae encima del sillón, dejando ver su rosto. Dina no se lo puede creer. Se tira encima de él, dándole continuamente en el pecho.

    ― ¿Se puede saber que haces? ¿Eres tonto? ¡¡Te odio!!
    ― ¡Basta, basta! ¡Ya lo he entendido!
    ― ¡Rachi te voy a matar! ¡Ah! ―lo coge de la camiseta y lo zarandea seguidamente. Este se lo toma a broma, riendo. ― ¡Eres un idiota, para de reír!
    ― ¡Es que…! ¿Te has visto tu cara? ―sigue riendo. Dina le pega una bofetada y se levanta de encima de su barriga. Se aparta, y comienza a andar hacia la puerta, la abre y extiende la mano.
    ― Fuera.
    ― Bien.

    Rachi se levanta dejando la sábana y la máscara en el sillón. Se pone al lado de la puerta, la mira con una ceja levantada. Se baja los pantalones. Dina se gira, no quiere ver, pero ese no es el mayor problema ¡¿Pero qué está haciendo?! La muchacha lo mira de reojo, este sigue con los pantalones bajados, dejando ver unos de baño, que le llegan a las rodillas. Dina arquea una ceja, comprende. Se echa hacia atrás. Rachi se sube los pantalones, sin abrochar. La coge de la cintura y la sube a su hombro, como un saco de patatas. Dina se ruboriza por una buena causa y comienza a darle en la espalda.

    ― ¡Aparta tus manos de mi culo, idiota! ―Rachi, sale por la puerta y se dirige a cerrarla con una gran sonrisa en la cara. ― ¿A dónde me llevas?
    ― A la playa.
    ― ¿Qué? ¡No puedo! ¿Y como me baño, eh? No tengo bikini.
    ― ¡Ah, eso da igual! Con la ropa interior.
    ― ¿Qué? ―Dina le da más fuerte, y patalea. Sabe que es inútil, aún así lo hace. Se sentiría incómoda delante de él sin casi ropa. Además… ¿Qué diría Diana?

    Rachi cierra la puerta, la sujeta mejor y camina por el pasillo, decide coger el ascensor. Entra, el da al número 0. La puerta se cierra y cuando llegan a la planta principal sale con Dina a la calle. La playa está a solo dos manzanas.

    ~-~Después de varios minutos~-~​

    Diana escoge la llave correcta. La mete en la cerradura, abre y metiendo algunas bolsas del supermercado cierra la puerta.

    ― ¡Dina! Ya he llegado, he… ―lo observa. La sábana, la máscara, la puerta de cristal abierta que da al patio, el jarrón mal colocado.― ¿Pero qué…?
     
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    Kira Lawliet

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    ... LOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOL! Lo siento, no pude evitarlo e.e
    OMG, este capítulo me hizo reír demasiado. Me imagino a Dina en plan karateka pegándole al pobre Rachi ~ x3 Y Rachi es un pervertido ¬w¬(?) Por un momento, pensé que el de la sábana podía ser Antoñico que venía a estar con Dina, pero pensé que si Rachi le había colgado sería por una buena razón. (Claro, si venirla a acosar a su casa como si fuera un psicópata es una buena razón x´D)
    Dios, necesito el siguiente capítulo. Me gustaría saber si Dina se atreve a bañarse en ropa interior con Rachi merodeando por las esquinas(?) x3
    Me ha gustado mucho, espero la continuación ~~nwn
    Salu2<3
     
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    Lee No Taisho

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    ¡Hola! Aquí les traigo el 3º capítulo. Me encantó escribirlo.
    Bueno, debo a visar que la semana que viene de: 12 a 19. ¡No estaré! Porque nos vamos a la playa. Así que pongo este, y nada más que llegue pondré el 4º. Gracias a todos por leer, ¡y que no se os olvide los comentarios!
    Besos.
    Atte.: Lee-chan


    CAPITULO TERCERO: LE QUIERO
    Hey, you!​

    La cálida brisa de la mañana mece las palmeras de la playa lentamente. No hay muchas olas, ni tampoco gente. Poca, sí, pero esparcida por toda la extensa arena, pareciendo así que no hay casi nadie. El sol ya casi está arriba y una chica de pelo largo toma el sol tendida en la arena caliente.

    Raimundo sale del agua intentando no hacer mucho ruido. Se acerca a Dina y se tumba encima tapándole la boca. Esta abre los ojos de repente, asustada. El agua cae encima de ella y esta intenta apartarlo empujándole, aun así no puede. Rai pesa mucho. No porque tenga sobre peso, sino porque está fuerte: de ir al gimnasio. La chica comienza a ruborizarse.

    ― ¿Qué te ocurre? ―dice el chico con una gran sonrisa en la cara.

    Dina solo hace unos ruidos ahogados, ya que no puede hablar por la mano que le aprisiona la boca. Rai comienza a acercarse, mirándola de muy de cerca. Ahora mismo, a Dina, le gustaría hundirse en la arena, desaparecer y no tener que aguantar esos ojos grises que la observan y que se acercan. Rai aparta la mano y arquea una ceja, sabe que su compañera está agobiada. Dina lo aparta dándole un buen golpe en el pecho. Este sonríe de medio lado y se deja caer sobre la arena, delante de ella. La mira.

    ― ¿Sabes? Ojala fueras más femenina.
    ― Ojala fueras menos estúpido.
    ― Ojala no te diera miedo la oscuridad.
    ― ¡Ojala no fueras al gimnasio!
    ― Ojala fueras más lanzada. ―Rai sonríe de una forma que a Dina no le gusta. La chica se toma su tiempo para pensarse lo siguiente que va a decir, pues no se le ocurre nada.
    ― ¡Ojala no te tuvieras que ir a Francia!
    ― Ojala… tuvieras más pecho.
    ― ¿¡Qué!?

    Dina no se cree lo que ha dicho. Se queda con una cara que a Rai parece que le da gracia. Dina se levanta y camina hacia el agua. Mientras camina echa un vistazo hacia abajo. Su pecho es normal. ¿A qué ha venido eso? Rai también se levanta y camina detrás de ella.

    ―¡Que era broma, tonta!
    ―Déjame. No quiero que me vue… ¡Sueltame!

    Rai la ha cogido como si nada. Dina, a pesar de tener 16 años, pesa poco. La chica mira el agua y respira profundamente, metiendo todo el aire que le sea posible dentro. Lo almacena en los mofletes, Rai la introduce dentro del agua y luego la saca.

    ―¿Qué decías?
    ―¡Suel..! ―el chico la vuelve a meter. ― ¡Raa..! ¡Par..! ¡¡Rai!!
    ―Dime.
    ―Eres un pesado. ―le dice mientras le empuja, intenta salir pero el chico la coge de nuevo de la cintura y tira de ella. ― ¡Déjame, Rai, por…!

    Raimundo la mira a los ojos, esta se queda callada mirándole. Se ruboriza. A estado tanto tiempo con él… no entiende por qué ahora se enrojece cada vez que él la mira así. Este sigue mirándola fijamente. Se acerca.

    Dina siente como si su corazón se fuera a salir por la boca. No sabe que hacer: su mejor amigo se acerca a sus labios. Uno mayor de edad. Uno al que quiere muchísimo, uno al que conoce desde hace dieciséis años. Toda su vida.
    ¿Y si lo besa? ¿Qué pasará? ¿Y si luego no funciona? ¿Y si es uno de esos que te besan y luego si te e visto no me acuerdo? Rai no es así… ¿no?

    ―¡Dina!

    La chica se gira rápidamente. Lo que se encuentra no le gusta para nada. No sabe si debería agradecérselo o arrepentirse de salir de casa. Ahora mismo tiene a Diana delante, mirándola. Se siente tan avergonzada que saldría corriendo ahora mismo, pero tiene a Rai delante, agarrándola por la cintura. Lo empuja con las manos en el pecho y agacha un poco la cabeza. Siempre obedece, esto es extraño para ella. Se muerde el labio inferior, junta las manos y sale del agua despacio. Diana tiene los brazos cruzados, enfadada.
    La mujer lanza una mirada fulminadora al chico y coge a Dina del brazo, tira de ella. Rai sale también e intenta justificarse.

    ―Diana, yo…
    ―No, Raimundo, no. Te has metido en un buen lío.
    ―Solo ha sido hoy, no ha…
    ―¡Rai! ―Diana corta casi gritando. ― Basta. No quiero que la vuelvas a ver durante un tiempo. ¿Entiendes? Tiene cosas que hacer y no quiero que la entretengas.
    ―Sí… ―Rai acaba cediendo con mala gana.

    Dina echa un último vistazo a Rai. A su pelo mojado que le cae por la frente, a sus pantalones de baño pegados a los muslos y sus puños cerrados. Enfadado, con la impotencia de no poder coger a Dina y pasarlo bien. Porque le pertenece a Diana y no puede hacer nada.

    La mujer coge más fuerte a Dina del brazo y tira de ella, caminan hasta las tablas de madera que hay a mitad de la playa. Siguen hasta perderse por las calles.
    Rai mira la ropa de su amiga tirada en el suelo y pega una patada a la arena.

    ― ¡Joder!


    ~-~En casa~-~​

    Diana la suelta nada más pasar por el umbral de la puerta.

    ―Siéntate.
    ―Pero…
    ―¡Siéntate!

    Dina obedece. Se sienta en el sofá. Diana comienza a dar vueltas tocándose la cabeza. No he hecho nada malo… piensa Dina. La mujer se pone la mano en la boca, tocándose el labio inferior nerviosamente y dando paseos por el pasillo, en frente del sillón.

    ― ¿Por qué, Dina? Eres muy pequeña no puedes…
    ―No soy pequeña Diana.
    ―Si lo eres, él tiene 19 años. Es muy mayor, Dina, estabais bien como amigos. Piensa que si haces esto lo vas a estropear todo.
    ―Pero es que… yo…
    ―Tú ¿qué?

    En el patio se cae una pinza del balcón. Y un chico con el pelo todavía mojado sube por el pollete. Salta y se sienta al lado de la puerta de cristal que da al salón. A escuchar, pues nadie sabe que él está ahí.

    Dina no responde. Dina se siente aislada. Dina no quiere hablar. Está pensando en lo que acaba de ocurrir. Le gustaría estar en la playa… con Rai.

    ―¡¡Di!! ¿Tú qué?
    ―Pues… ―Dina comienza a respirar agitadamente, entrelaza sus manos y comienza a moverlas, nerviosa.

    Rai cierra los ojos y se acomoda en la pared. Escucha tranquilamente.

    ―¿¡Qué!? ―dice Diana perdiendo los estribos.
    ―¡Pues que le quiero! ―grita Dina, se siente bien.

    Rai abre los ojos. Se queda mirando al frente, sabe lo que tiene que hacer. Se siente con toda la fuerza del mundo.
     
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    Kira Lawliet

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    ... OMG, OMG, OMG ~ *se tira en el suelo y empieza a girar* ¿¡Que le quiere!? Ya iba siendo hora -w- ~~(?)
    Dios, ¿cómo consigues dejarme con ganas de más en cada capítulo? Es un misterio ~ Ok, no, escribes demasiado bien >W<
    Maldita Diana, asdf, ¿por qué demonios aparece e interrumpe? ;____________; Lloraré si no pones conti, en serio.
    P.D: LOL! Pensé que la voz que llamaba a Dina era de Antoñín, pero luego caí en que la hubiera llamado garlochín en vez de Dina x´D
    Esperaré una semana entera mientras muerdo mi almohada de forma frustrada(?) x3
    Salu2<3<3
     
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    Kohome

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    *---* ¡que belleza! Me encantó. El desarrollo caribeño y fresco de tu fic me encanta (¿es caribeño verdad?).
    ¿Qué hará Rai ahora que sabe que Dina lo quiere? Aunque claro, el sentido de esa palabra es otro, ¡lo ama! ¿No es así?

    El nombre de la madre me pareció gracioso. Diana, y Dina. Son iguales, no, parecidos, muy parecidos, pero igual...
    El echo esque me esta encantando, esa tarde en la playa me encantó, aunque fuese corto y lleno de sonrojos, gritos y bromas pesadas y graciosas.

    En fin, avísame cuando este la conti, no te demores que esta excelente.

    Sayito!
     
  11.  
    Lee No Taisho

    Lee No Taisho Iniciado

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    Sé que no puedo contestar a todos los mensaje pero no me puedo resistirrr!!! xD
    Aw, me siento tan bien. Gracias por todos vuestros comentarios, ahora me estoy muriendo de la, de la... nosé x'D Pero me siento muy bien (:
    Creo que mandaré mi conti ahora,o no lo sé xD
    Sí, creo, que será caribeño, o bueno.. cerca de la playa.

    Gracias a todos. Besos y gracias de nuevo xDDD
    Atte.: Lee-chan
     
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  12.  
    Lee No Taisho

    Lee No Taisho Iniciado

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    Hey you!
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    Hola!! Lee ya está aquí con un nuevo capítulo parra vosotros (:
    Espero que les guste ^^ Estaba un poco enfadada así que si lo notan así como "agresivo" es soooolooo por mi culpa xD
    MEA-CULPA!
    Saludiis! *0*
    Atte.: Lee-chan

    CAPÍTULO CUARTO: ESTE AGUJERO DE MIERDA
    Hey, you!​
    El sol está arriba: es mediodía.
    Dina lame con gusto un helado de vainilla, que está hincado a un cono de galleta. Raimundo la mira sonriendo pues se está derritiendo, y le cae la sustancia por las manos. El chico coge un pañuelo del bolsillo y se lo da. Esta se limpia las manos y la boca. Se termina la galleta de un bocado y luego mira a su amigo. Él la mira con una sonrisa que a Dina le parece tonta.

    —¿Qué?
    —Oh... nada.
    —Di.
    —Pues que me extraña que hayas accedido a venir conmigo.
    —Ah...

    La chica de dieciséis años se toquetea las manos nerviosamente. Están sentados en un pollete en frente de un restaurante, al lado la carretera.

    —Rai... creo que deberíamos volver. —el chico pone cara de desconcierto. No le ha gustado que Dina haya dicho eso.
    —¿Qué? Accediste a venir con migo.
    —Ya, pero... tú no tienes esa conexión madre-hijo que tengo con... —Rai se lame el labio inferior y aparta la mirada, muy molesto. Dina se da cuenta—. Lo siento. Pero es que hiciste lo mismo con esa chica... Blanca. Te fuiste de casa, ¿y luego qué pasó? Pues que estás enfadado con tu madre, a tu padre ni lo miras y a tu hermano pues... no se nada de él desde hace casi cuatro años... no insinúo nada. Pero no quiero perder la confianza con Diana.
    —Pues vale. Vuelve si quieres.

    Dina lo mira un tanto triste. No le gusta dejar así la conversación. Lo piensa. Luego le coge la cara con las manos y le da un beso en los labios. Después de varios segundos se separa.
    No le ha gustado tener que besar así a Rai, pero parece que a él sí. Su primer beso fue distinto. Sucedió cuando salieron de casa, este se paró en seco y tiro del brazo de Dina. La besó.
    Fue un beso mucho más largo que este. Pero igualmente fue un beso.
    Desde entonces ha cambiado algo. Aunque no sabe qué.

    —¿No me dijiste que fuera más lanzada? —dice Dina con una pequeña sonrisa en los labios. Aparta las manos de los lados de la cabeza de Rachi.
    —Bueno... hubiera sido más lanzado, y mejor que me lo hubieras dado con lengua.
    —¡¡Ah!!

    Dina le empuja tapándose los oídos. A pesar de ya ser mayor y saber todas las cosas que tiene que saber, le resulta raro hablar de esas cosas.
    Rai sonríe. Le encanta que Dina sea así.

    —¿Cómo fue tu escapada con Blanca? —dice la chica destapándose un poco los oídos y mirando entre los mechones de pelo que le caen por la frente.
    —¿En serio quieres que te lo cuente? —Rai arquea una ceja irónicamente.
    —No, mejor no me lo cuentes.

    Sabe que pasó algo que no le gustaría saber, así que prefiere no escuchar. Se gira y lo mira. Le encanta.

    El semáforo se pone en rojo.

    Dina piensa en el otro día, cuando dejó a su madre plantada en la silla del comedor: se marchaba con Rai.
    El chico entró por la puerta de cristal corrediza dando un fuerte golpe. Las dos chicas se asustaron bastante, todavía más viendo la mirada que tenía Rai. Después de todo el griterío se encontró con Rachi en el pueblo, dando un paseo. Vestidos, claro, no en bikini.
    Creo que Diana accedió para ver si duraba con Rai... muchas veces pienso en que esto es una mierda. Mi vida es una mierda...

    El semáforo se pone en verde.

    —Oye, Rai...

    Un gran estruendo interrumpe a la chica. Los dos se giran para ver: una mujer de mediana edad ha cruzado la carretera cuando el semáforo estaba en verde para los coches. Esta ha sido atropellada.
    Dina se lleva las manos a la boca. Rai no se mueve. La mujer está tendida en el suelo, inmóvil... e inerte. El hombre del coche ha salido del automóvil para atenderla. Demasiado tarde, piensa Dina.
    Ciertamente... demasiado tarde para salir del coche, frenar, arrepentirse... hacer algo.
    Rai se levanta corriendo y los dos se acercan. Dina está notablemente nerviosa, no para en el sitio. Mira a Rai y le da en el brazo.

    —¡Rai, coge el teléfono! Llama a la ambulancia, yo me lo he dejado en casa. —el chico saca el móvil y lo mira con tristeza, luego anuncia:
    —No tengo saldo.
    —¿Qué? —Dina mira a la gente que se ha acercado. Están mirando y no hacen nada. La chica se pone histérica—. ¿¡Queréis hacer algo!? ¡¡Moveros!! —grita. Rai la coge del brazo y tira de ella.— ¡Sueltame, hay que hacer algo!
    —Esta muerta, Dina...

    La chica le mira a los ojos. Sabe que está muerta, pero le corroe por dentro no poder hacer nada.
    Hace un movimiento brusco con la mano y se suelta del brazo de Rachi. Camina de nuevo hasta el pollete, aunque pasa de largo. Camina varios metros más, se sienta en el suelo y se apoya en una pared. Se queda mirando sus rodillas, hasta que llega Rai. Este se sienta a su lado, se acomoda y luego suspira. La mira de reojo y sonríe. Pasan varios segundos hasta que Dina se digna a hablar, lo dice con mucho odio. Pensando en sus palabras a la vez en las que las dice.

    —A veces pienso que tienen suerte ¿sabes? Y esa chica la ha tenido. Odio este lugar.
    —No digas eso... —Rai sonríe de medio lado y el pelo de la frente se le viene a la cara. Hace un movimiento de cabeza, el pelo se le va del rostro. La mira y luego dice:—. Yo también. Pero he vivido en otros lugares. Solo es un infierno temporal, no es para siempre.
    —No insinúas...
    —Esa mujer está en el cielo, si crees en esas cosas.
    —¿Tú no?
    —No, creo que no.
    —Yo sí —dice Dina mirando el cielo—. No me refiero a todos esas chorradas de ángeles cantando... pero si creo que hay un cielo.
    —¿Es feliz?
    —Es el cielo ¿no?
    —Pero ¿qué significa eso?

    Dina vuelve a mirar a sus rodillas y obtiene una postura seria, severa. Una ráfaga de viento hace que el olor a sangre de la mujer venga hacia ellos. Rai pone mala cara, aunque Dina no hace ningún gesto. Mira a Rai de reojo y luego termina con voz un tanto grave:

    —Bueno, como me dijo un día mi padre, significa que está fuera de este agujero de mierda.
     
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  13.  
    Lee No Taisho

    Lee No Taisho Iniciado

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    Bueno, aquí esta el quinto capi y como dije, los mandaría seguidos el 4 y el 5.
    ¡¡Porfa-plis!! comentenn T____T
    Me muero, afixio, desespero.. ¡¡lo que sea!! por vuetsros comentarios XDD
    En fin, aquí está: un poco más largo para que no se quejen e.é (bromaa x'D)
    Bs!
    Atte.: Lee-chan


    CAPÍTULO QUINTO: MI PADRE
    Hey, you!​
    Las teclas del portátil de Dina se mueven ligeramente a cada pulsación que hace la chica con los dedos. Rai a salido un momento a hacer algo, no le ha querido decir nada. Está en el balcón de la casa de Rai.

    La madre y el padre se alegraron al ver a Dina, aunque no mucho a su propio hijo. Le resultó raro que estuvieran juntos, parece que todo el mundo piensa igual.

    Dina se echa hacia atrás del respaldo de la silla. Se estiraza y mueve los dedos de las manos para relajarlos. Mira el ordenador, se ha metido un momento a ver si tenía mensajes en el correo o en el tuenti. Cree que el tuenti es para niñatos, pero aun así lo usa. El padre ha salido ha trabajar y la madre está comprando. Se ha quedado completamente sola. Recuerda al hermano de Rai, Samuel, dos años menor que ella, al ver un gato saltar la barandilla del jardín. Es delgado y de un color marrón hierba-seca. El felino le manda una mirada llena de significados aunque, claro, Dina no comprende el idioma gatuno.
    Salta la otra baranda del vecino y desaparece. Mm...
    Se levanta de la silla, retirándola hacia atrás, baja la tapa del portátil y se adentra en la casa. Es más grande que la suya, pues hay más familia. En su casa solo viven Diana y ella.

    La casa está un poco oscura por los sitios más adentrados, como el cuarto de Samuel, el de Rai o un baño. Todas las puertas de la casa están cerradas, sabe cuál es cada una, no solo porque en cada puerta diga que hay dentro, sino porque ha estado millones de veces en la casa de Rai.
    Toma el pomo de una puerta, lo gira y la abre poco a poco. Está un poco oscura la estancia, pero se ve bien cada cosa del cuarto: es el de Samuel.
    Está todo lleno de posters, fotos, cuadros, dibujos... la mayoría de las pinturas son de Samuel, pinta bastante bien, y lo único que pinta es anime. Hay chicas con rabo y orejas, chicos con alas, demonios con largas espadas, seres mágicos, ojos grandes que acechan cada movimiento que hay en la habitación y ahora mismo esos ojos la miran.

    —Ay... está habitación da yuyu.

    Dina se abraza con los brazos y sigue mirando la habitación. La cama está echa, el escritorio está ordenado y el armario también, las cortinas están corridas, aunque entra una tímida luz entre la persiana.
    La chica pasa el dedo por la mesa de noche, lo retira y observa que se le ha manchado de polvo: esta habitación ha estado intacta durante bastante tiempo. ¿Qué le habrá pasado a Samuel? Me da miedo esta habitación... mejor que me valla, piensa Dina, y eso hace.
    Echa un último vistazo a todos los posters de anime, los tomos de series mangas recopilados en la estantería. Mira un último póster, un fondo negro, un pelo del mismo color con reflejos blancos, y unos ojos estirados pero grandes, rojos. Lo mira una vez más. Ese si que da miedo. Y cierra la puerta con cuidado.

    Suspira. Está deseosa a que llegue alguien, mira a su derecha y observa una puerta similar a todas las demás, salvo por un pequeño detalle: Rachi. Un poco más arriba de la mitad, está ese nombre en letras pegadas a la puerta, en color verde.
    Dina recuerda cuando le dijo que iban a elegir las letras y nombres para poner en las puertas. La chica le pidió que pusiera Rachi en vez de Rai o Raimundo. Ella es la única que le llama así y es genial que siga teniendo el nombre.

    Toma de nuevo el pomo y la abre con más decisión que la otra. Esta está mucho más iluminada pues la persiana está alzada y las persianas retiradas.
    Tiene algunos dibujos de Samuel, fotos de sus amigos y él, un cuadro donde tiene una camiseta enmarcada, es de baloncesto. Antes, Rai jugaba y aunque lo dejó, conserva algunos objetos, como esa camiseta de color rojo con el número cuatro, varios balones, las zapatillas...
    Se acerca al escritorio y coge un marco pequeño, donde dentro contiene una foto. Sonríe. Es cuando años atrás salieron a ver una película, después de eso vieron una cabina de echarse fotos y entraron.

    Se gira y observa la cama, todavía está sin hacer. Hoy a dormido ahí, en esa cama que está viendo ahora mismo. Vuelve a sonreír, una sonrisa tímida, pero con bastante alegría. Se sienta en el filo de la cama y mira el suelo. Ríe.

    —¡Pobre Rachi!.. tuvo que dormir en el suelo.

    Vuelve a observar el cuarto, este le gusta un millón de veces más que el de Samuel. El chico siempre fue un tanto extraño, aunque simpático. Se percata de la presencia de un objeto que hay en el cuarto, donde encima hay un papel donde pone: “Enciéndeme”

    ¿Qué?

    Dina se levanta y camina hacia el escritorio. La radio es nueva, de esas que le puedes poner el pendrive. Y ahora mismo hay uno puesto. A la chica le pica la curiosidad de por qué pone enciéndeme en la máquina. ¿Lo habrá puesto Rai? ¿Para qué?
    Como toda personal normal haría, enciende la radio. En la pantalla pequeña aparece un símbolo pequeño que quiere decir que se está cargando, la chica espera. Luego aparece el número uno y comienza a sonar la música. Se acuerda perfectamente de cual es la canción, es una de las favoritas de Samuel: Namie Amuro – Four Seasons.
    Y por supuesto es una canción japonesa, de una de las muchas series que le gustan. Se acuerda que un día abrió la puerta de la habitación de Samuel y le pilló cantando esta canción, él casi se muere de la vergüenza, pero al final Dina se aprendió la canción y la cantaron juntos. La chica comienza a tararearla y a moverse por la habitación con movimientos bonitos.

    —¡Guapa!
    —¡Ah! —Dina se gira y lo observa. Rachi está sentado en el pollete de la ventana. La chica se acerca y tira de él para que se baje, se asoma por la ventana y luego se retira—. ¿Estás loco? Esto está muy alto.
    —¿Enserio? No me había fijado, solo pensé en verte bailar y aparecí aquí sentado. —Rai ríe.
    —Idiota. —sonríe y se sienta en la silla que hay al lado del escritorio. Rachi apaga la música y comienza a ordenar un poco su cuarto, Dina mira cada movimiento que realiza—. Oye, ¿dónde has estado?
    —Pues por ahí... ya sabes.
    —Dímelo.
    —En La Peña.
    —Ah... Con Antonio.
    —Sí, me dijo que como estaba el Garlochín. —el chico ríe. Y luego sigue hablando:— Le dije que bien, y también me comentó que si todavía guardabas el pinrel de la suerte.
    —A vale, ¿y qué es pinrel?
    —La jaba.
    —¿Qué?
    —Un pie.

    La chica sonríe. La verdad es que no conserva ese collar, lo dejó encima de su escritorio, en su casa, lejos de aquí. La chica comienza a pensar en qué debería hacer ahora. Irse a casa, no irse, quedarse por un tiempo en la casa de Rai... pero no puede aprovecharse de los padres de su amigo. Le resulta raro decir novio, así que tendrá que acostumbrarse.

    En fin, le gustaría saber cómo está su padre, hace más de cuatro años que no lo ve. Le manda cartas y él las contesta de muy de vez en cuando. Y aunque le eche de menos no habla del tema con nadie, ni incluso con Diana.

    —¡Eh, Dina! Te estoy hablando. —Rai s ha puesto en frente de ella, mirándola a los ojos, sus narices casi se están rozando. La chica se sorprende, pues a estado absorta en sus pensamientos por lo menos un minuto. Piensa en la cara de tonta que tendría hace un instante.
    —¿Sí?
    —¿En qué piensas?
    —En nada...
    —Bueno, —el chico se retira un poco y sigue con su trabajo.— cuando quieras hablar me lo dices.

    Dina asiente.

    —¿Tienes hambre? Yo me muero por una pizza. —dice Rai echando el cuerpo hacia atrás, levantándose un poco la camisa y tocándose la barriga. La chica sonríe.
    —Una pizza no, pero podemos salir a tomar un bocadillo o lo que sea.
    —Bueno... —dice Rachi alargando la “u”.— espera a que me vista.

    El chico se quita la camiseta y rebusca en el armario. Dina sonríe, piensa que antes seguramente se pondría ruborizada y se taparía lo ojos para no ver. Pero ahora la verdad le da un poco igual. Gira la silla con un movimiento sincronizado de pies y cadera y se queda mirando el escritorio. Coge de nuevo el marco y lo mira. Le gustaría echarse más fotos con Rai, aunque ya tienen bastantes.

    De repente el móvil de Dina comienza a vibrar, lo coge, lo desbloquea y aparece un fondo de pantalla que le hace sonreír. Son ellos dos, claro, sonriendo. Pero una foto la interrumpe, la de Diana, abajo su número y el nombre. Mira el botón verde, y luego el botón rojo.
    Rai la mira.

    —¿No lo coges?

    La chica sigue mirándolo, y ahora en vez de vibrar comienza a sonar una voz de un niño con muy chillona. Diciendo: “Te llaman, te llaman, te están llamando. Cógelo, cógelo. ¡¡Cógelo!! Te están llamando.” Alargando mucho las “e” y las “o”.
    Al final se decanta por darle al botón rojo. Guarda el móvil en el bolsillo de sus vaqueros y se levanta de la silla, se gira y encuentra a Rai abrochándose los pantalones.

    —¿Nos vamos?
    —Claro.

    Después de coger las llaves, salir de casa y coger el bus, se encuentran andando de nuevo por las mismas calles que cuando sucedió el atropello de aquella mujer.
    Ahora que lo piensa, Dina no abría de haber dicho eso, se sentía frustrada y además molesta porque su madre no la apoya, y su padre no está con ella. Se arrepiente, ahora cree, que cogida de la mano de Rai no podría ir nada mal.
    Entran al Burger King, en un centro comercial y después de hacer cola y esperar, se sientan no muy lejos de la puerta.

    Rai devora con ganas su hamburguesa, y Dina lo mira cómicamente mientras come las patatas fritas con ketchup.
    Después de un rato, se percata de un señor bastante alto y corpulento, con varios tatuajes. Lo ve de espaldas así que no puede saber como es su cara. Cuando se acerca a la barra se queda un rato esperando, se lleva la mano al pantalón y Dina se tapa la boca para no gritar y soltar todas las patatillas en la cara de su novio. Saca una pistola negra, no muy grande.

    —¡Quieto todo el mundo esto es un atraco!

    ¿Por qué todos los delincuentes tienen que empezar con esa frase?, piensa.

    —¡Saca todo el dinero y ponlo aquí! —dice con voz grave, y dejando una bolsa en el mostrador.

    Rai se queda quieto mirando a Dina, deja su hamburguesa sin terminar sobre la mesa y no hace ningún movimiento. El hombre se acerca de espaldas a la mesa de donde estaban estos, y sin dejar de mirar a la chica que metía todo el dinero en la bolsa, y al que le ayudaba, coge la hamburguesa de Rai y se la lleva a boca. Toda entera.
    ¡De entre todas las mesas que hay, tienen que escoger la nuestra!, Dina lo mira con rencor, y luego se fija en su brazo. Otro tatuaje, este es un tanto extraño, los cuatro ases de la baraja: diamantes, corazones, picas y tréboles. Y en medio tres “D”. Se asombra. Luego le mira la cara.
    Un pelo rapado como los militares, rubio y una pequeña perilla. No sé cree lo que ve.

    —Pa... ¿Papá?

    El hombre se gira con mal humor, aunque luego se calma. Le mira bien las facciones. Sí, no hay duda, ese delincuente es su padre.
     
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  14.  
    Kohome

    Kohome Fanático Comentarista destacado

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    Fsh! ¿¡Su papá!? Imposible, es imposible... ¡inaceptable!.... aunque bastante llamativo ^^'.

    ¿¡Novios!? O_Ò ok, ésto amerita un tiempo de asimilación.....

    *Después*

    Vaya, que conti más genial... es bastante extraño eso de que vayas a comer a Burger King, y te encuentres a tu papá robando. Aunque genera esa trama tan interesante que uno se espera en un fic... o eso según yo.
    Noté uno que otro dedaso (creo que dos), y de ortografía ni me preguntes... ando medio mal en ese tema (por no decir que pésima).

    Sin más te dejo, perdona el spam.

    Avísame cuando esté la conti.

    Sayito!
     
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  15.  
    Sonia de Arnau

    Sonia de Arnau Let's go home Comentarista empedernido

    Leo
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    Su padre? Que onda con eso, eso si que me lleno de sorpresa oWo Que pasara ahora? Si que estoy en intriga

    Te voy a hablar sinceramente, no me agrada la manera en que narras, noto que la hitoria no tiene narrativa, va demaciado al grano, digo, asi como asi se hicieron novios O.O sorprendente.

    Los tiempos que usas me llegan a confundir por lo tanto, tengo que volver a leer.

    Otra cosa, los personajes se me hacen raros, inusuales... A Rai lo leo misterioso y con malas intencione(bueno, mi presentimiento) y Dina muy ingenua.

    Noto errores ortograficos y ascentos, aunque no soy experta para hablar de ello.

    Otro punto negativo es, la menera en que manejas los dialogos, separalos, eso haria que la historia tenga mas estetica y msea mucho mejor de leer.

    Tu historia tiene potencial y la verdad me llamo la atencion, seguire leyendo.
    Espero continuacion pronto
     
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  16.  
    Kira Lawliet

    Kira Lawliet Entusiasta

    Cáncer
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    ... ¡No me jodas! Fue lo que casi digo al enterarme de que era su padre. Mi madre escucha eso y me asesina(?) è.e
    Joder, su padre es el delincuente. No me lo puedo creer... ¡Va a matar a Rachi por salir con ella(?)! T^T
    Y sí, estos capítulos te salieron muy policíacos e.e Me gustaron mucho ~ -w- Namie Amuro es una diosa ~ -Random-
    Al fin novios ~ >w< Y van cogiditos de la mano... ¡Tan cute<3!
    En serio, me has dejado prendada con este fic. Necesito la conti para poder seguir viviendo(?) -Exageración-
    La verdad es que casi no he visto faltas de ortografía, y la forma de narrar me ha gustado nwn
    Conti, conti, conti ~ O me suicido ¬w¬
    Salu2<3
     
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  17.  
    nenufita

    nenufita Iniciado

    Piscis
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    wuola aqui llego yo para< comentar!! :)
    Boff que pasada de continuacion y el final boff sin palabras, aunque me quede un poco pillada por que entraran a robar en el burger king pero boff fue superchulo y lo del padre que pasada estoy deseando leer la continuacion =D. Y me has echo un poco degracia con el Antonia de La Peña siempre me rio con el y con lo de la frase que siempre dicen cuando van a robar me hizo gracia. jaja. Bueno y porfa no pongas mas comidas cuando lea porque me entra ganas de comer y la verdad de la hambre que me entro me fui con unas amig@s al centro comercial, al burger king a comer jejeje y me acorde de la historia cuando entra a robar porque vi a un hombre con tatuajes, jeje pero no robo me echo la bebida porque se tropezo pero bueno... . Sigue asi que quiero leer la continuacion vale =) ADIOS=)
     
  18.  
    Lee No Taisho

    Lee No Taisho Iniciado

    Capricornio
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    Hola, bueno, solo quería responderte para que lo tengas claro sobre tus "dudas", nada malo.
    Voy siempre al grano porque yo en la vida real, osea, esto es la vida real, soy muy directa. Así que lo soy con mis historias.
    La verdad no me gusta dar tantos rodeos sobre mis historias porque para ser te sincera, cansan. Cuando lees un fic que no para de dar indirectas y llevas hasta casi 1.500 palabras sobre lo mismo pues... No sé, por mi parte eso no me gusta.

    La otra cosa sobre lo diálogos, yo nunca vi ninguna historia que los diálogos fueran separados. Así que yo no suelo separarlos, es más, nunca los separo.

    También, su "amor" no pasa así como así, porque Dina y Rai se conocendesde SIEMPRE, y desde siempre quiero decir: desde siempre. Dina cuando nació tuvo a Rai ahí, con ella. Así que es todo lo normal del mundo que pase algo entre ellos dos.

    Y la última cosa sobre los personajes. ¿No te paraste a pensar que tal vez quiera que veáis a los personajes así? Pero luego son distintos, en el interior.
    Gracias a todos por leer mi fic, me colma de alegría. Mañana subiré el siguiente. Me inspiro Castle, una serie policiaca que me encanta. En fin, a los que no les gusta Diana es hora de que sonriais. No digo nada más porque descubro todo el pastel x'D.
    ¡Saludos! y arigato por comentar : )
    Atte.: Lee-chan
     
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