One-shot Hey, viejo [FSN | UA]

Tema en 'Mesa de Fanfics' iniciado por Gigi Blanche, 18 Febrero 2020.

  1.  
    Gigi Blanche

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    Escritora
    Título:
    Hey, viejo [FSN | UA]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1653
    Título: Hey, viejo
    Rol: Fate Stay Night
    Notas: hecho para Un Valentín Diario 2.0, día 9: para quien no supo cuánto lo amábamos.







    18 de Febrero, 2022

    Hey, viejo. Tanto tiempo, ¿verdad? Vaya, habría perdido la cuenta de no haber sido porque, como nunca antes, el mundo parecías ser tú. No necesitaba verte en cada hombre panzón, ni oírte en cada risa tosca. El mundo parecías ser tú, porque el mundo se encargó de recordarme cada día lo que pasó esa noche.

    Bueno, no puedo exactamente culparlo. Sería bastante patético de mi parte buscar justificarme, ¿no? Ya sabes, victimizarme, frustrarme, echarle las culpas de todo a la sociedad y la crianza. ¿Puedo hacerte responsable de tu propia muerte? ¿Aunque haya sido yo quien te mató?

    Qué retorcido.

    La cuestión es que ya son dos años, tres meses y cinco días. El planeta ya rotó ochocientas veintisiete veces, hubieron tres lluvias de estrellas, dos eclipses, y si quisiera contar la cantidad de estrellas que han nacido y han muerto acabaría ocupando el resto de la hoja con números, y tus muertos escribirán tamaña cifra como Dios manda. Bueno, acabo de echarle los muertos encima a un muerto. Y se supone que el mundo es el retorcido.

    Supongo que esperabas una carta mucho más triste y opresiva, narrando cuánto he sufrido por mis errores, lo mucho que te extraño, que no puedo dormir por las noches, que las pesadillas me asaltan incluso de día, que aún intento sacar adelante esta cosa horrible llamada vida. Bueno, podría hacerlo, pero ¿cuál sería el punto? Eres un puto espíritu, seguro eres tú el que golpea la puerta de la cocina diez veces en la madrugada y me obligas a salir de la cama, bajar y trabarla cada vez que la olvido. Que son muchas, por cierto. Así que si puedes golpear puertas para seguir recordándome que la seguridad está primero, seguro también me espías mientras arranco cardos, o mientras como, o mientras veo tv. Básicamente, mientras pienso y me pregunto qué mierda fue lo que hice, y qué mierda haré mañana para que valga la pena.

    Y aunque ahora, a la luz de esta revelación, esté comenzando a pensar que esta carta no tiene el más mínimo sentido, me he conferido por el poder que me otorgo el derecho de seguir haciendo lo que me valga la gana. Mi idea era contarte cosas bonitas, y eso haré.

    Matty pudo volver a estudiar a la universidad, y le está yendo de maravilla. Viene a visitarme fin de semana por medio, o dos veces por mes, pero nunca se ha perdido una fecha festiva. Sé que siempre tuviste tus reservas sobre sus elecciones de vida, pero también sé que siempre estuviste orgulloso de pensar en el hombre que se estaba convirtiendo. Bueno, viejo, ya puedes descansar en paz, porque ahí lo tienes: con una corbata diferente para cada día de la semana. No parece hermano mío, y definitivamente no parece hijo tuyo. Pero créeme que te extraña como nadie, y de vez en cuando lo he pescado aguantándose las lágrimas mientras observa la foto familiar colgada sobre la tv. Pero no le digas nada, eh. Ni se te ocurra colarte en su habitación y escribirle algo tétrico en el borde del cuaderno porque es demasiado supersticioso para su bien, y sé el fanático irremediable que fuiste siempre de las bromas pesadas.

    En serio, no lo hagas.

    También estoy en pareja. Bueno, en realidad sabes mejor que nadie la cantidad de novias que he tenido, pero ahora me doy cuenta que haberles llamado así era un chiste. Ah, viejo, ojalá hubieras podido conocerla. No sé qué habría sido de mi patético culo sin su compañía durante estos ochocientos veintisiete días de mierda, y tampoco me interesa averiguarlo. Aún me cuesta entenderlo, ¿sabes? Qué hace con alguien como yo. Y a pesar de hacerme la misma pregunta cada vez que me veo al espejo, luego me veo en sus ojos y, aunque siga sin entenderlo, esta cosa idiota llamada corazón se lo cree un poquito más. Y, al menos por un rato, esta otra cosa insoportable llamada mente se calla. Y es hermoso, porque ella es hermosa y me ha traído una paz indescriptible donde solo esperaba encontrar pesadillas y cansancio.

    Se llama Jez, por cierto. Jez de Jezebel. Extraño, ¿verdad? Aparentemente posee ascendencia rusa por parte de su padre, y se lo creo porque ¡vieras su cabello, viejo! Es blanco como la nieve, no bromeo. A veces pareciera que brilla más que el farol del cobertizo, ese que me hiciste caso y compraste LED. Pff, si habremos espantado zorros y comadrejas gracias a esa cosa. Pero bueno, que brilla como una estrella, ¿te lo imaginas? De esas que nacen de a millones por día. Doscientas setenta y cinco millones, para ser poco exactos pero sonar sabiondos. Y ¿te imaginas cuántas estrellas habrán nacido en estos ochocientos veintisiete días que ya pasaron?

    Lo siento, otra vez me da pereza hacer el cálculo.

    Seguiré hablando un poco más de Jez porque me hace sonreír pensar en ella, y sonreír es bonito. Lo valoras un montón cuando te das cuenta que has dejado de hacerlo. Algo así como cuando te resfrías y extrañas el maravilloso y desapercibido privilegio de poder respirar por la nariz. Ya sabes, cuando te das cuenta que la felicidad es muchas veces un privilegio, el mundo se pone de cabeza. O más bien, estuvo siempre de cabeza y entonces se endereza. Quién sabe, nunca fui muy bueno con las metáforas. ¡Es más! ¡Ni siquiera sé de dónde he sacado tremenda inspiración para hacerte una carta tan larga! Seguro está bien fea, no la he releído ni una sola vez, así que te la aguantas, viejo. Valora que está hecha con el corazón antes de seguir golpeándome la puerta de noche.

    Agh, me duele la mano. Pero iba a hablar de Jez y acabé haciendo reflexiones vergonzosas, así que me sacrificaré un poco más por ella. La conocí hace ya varios años, a la salida de un bar. Era amiga de Daichi, se habían conocido en la facultad y entonces me la presentó unos meses después. Me tomó mucho tiempo hacer lo que tenía que hacer porque soy un idiota, pero al final las cosas resultaron bien. Es increíble ver hacia el pasado y no arrepentirme de nada, y que me haya pasado con Jez me dio la valentía necesaria para intentarlo contigo. Aún no lo logro, viejito. Pero confío en que ese día llegue.

    Ya sabes, porque soy un idiota.

    Luego de esa noche de hace dos años, la segunda cosa que más me aterró en el mundo fue contarle la verdad a Jez. Y fue en ese momento donde real y seriamente consideré la posibilidad de que esa chica fuera un ángel encarnado en un mortal porque, Dios, no entiendo dónde guarda tanto, tanto amor para dar, en ese cuerpecito suyo tan menudo y adorable. Sé que ya lo dije, pero me da igual: le debo tanto como la vida, quizá más.

    Ah, y la cosa que más, más me aterró en el mundo, por cierto, fue pensar en una vida sin ti y sin mamá, y saber que esa sería exactamente mi vida de ahora en más... fue aterrador.

    Pero bueno, el tiempo tiene esta manía de poner curitas incluso sobre grietas de terremoto, y aunque sea molesto y parezca inútil, a la larga vale la pena. Al menos un poco. No estoy seguro de cómo le hice, pero he logrado seguir vivo, hacer tres o cuatro comidas, ducharme casi a diario (en especial cuando veo a Jez, ¡porque quizá lento, pero sucio ni muerto!) y mantener en pie la granja y la huerta. A veces me siento atrapado en Falmouth, en esta casa tan vieja, como si fuera mi propio infierno personal. Muchas veces quise irme a la mierda. Pero, al mismo tiempo, ver los zapallos crecer y los cerdos engordar me da esta estúpida y romántica idea de mantenerte vivo, de alguna forma. A pesar de todo el daño que causé, que fue enorme, y a pesar de todos los errores que cometí, que fueron muchos.

    En resumen, a veces es una mierda pero, la mayor parte del tiempo, me pone las curitas más grandes del mundo sobre las grietas profundas que, cuenta la leyenda, alguna vez fue mi corazón. Y es agradable.

    Pero bueno, quizá me odies, me guardes rencor y me desees una existencia larga y tortuosa llena de miseria, dolor y sufrimiento. Si ese es el caso, lamento decepcionarte, viejo. La verdad es que, poco a poco, lo peor va pasando. Y quizá necesite tantos días para sanar como estrellas hay en el cielo, pero ¿importa? Después de todo, está de moda decir que lo importante es el viaje.

    Te extraño, viejo, con todo el puto corazón, y te quiero como nunca supe decírtelo. Espero, realmente espero que hayas sabido leerlo en todos mis caprichos de adolescente rebelde, y no te hayas ido con la idea de que tu hijo te odiaba. Y si así fue, espero que, al menos, esta carta sirva para sacarte esas estupideces de la cabeza… aunque técnicamente eres un espíritu y ya lo sabes todo, pero bah. Déjame sentirme poético por una vez en la vida.

    Y eso, viejito. Buen viaje.


    Joey


    pd: de acuerdo, lo haré por ti pero lo haré una sola vez, ¿entendido? Bien, ahí va: doscientas veintisiete mil cuatrocientas veinticinco millones. Esas son las estrellas que nacieron desde que te fuiste. Es loco pensarlo, ¿no? Toda la vida que le sigue a la muerte.

    pd2: por favor, deja de golpear la puerta. Hace ya tres semanas que no olvido cerrarla.
     
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