Drabble Hermana [Pokémon Rol]

Título: Hermana.
Fandom: Pokémon Rol Championship.
Personajes: Mimi Honda, Matt Honda, Miria Honda
Palabras: 478
Summary: "Aquella tarde de sábado estaba siendo para Mimi una tarde muerta por completo. "
N/A: Para la actividad "Un valentín diario 2.0" | Yugen

Aquella tarde de sábado estaba siendo para Mimi una tarde muerta por completo. ¿Por qué rayos tenía que pasar sábado aburrida en su casa de Sinnoh? ¡Seguro que Emily y los demás se lo estaban pasando bien en Galeia, haciendo algo divertido!

La rubia resopló, girándose en su cama hasta quedar mirando al techo. Tanteó con su mano por encima de la cabeza hasta dar con su móvil y comenzó a ojearlo, mirando sus redes sociales aunque sin prestar realmente atención a ello.

Después de unos minutos, Mimi pareció dispuesta a ponerse en pie y salir de la habitación, ¡hacer cualquier cosa para rellenar el tiempo! Pero sus acciones se vieron interrumpidas por una voz que, sinceramente, desearía con todas sus fuerzas no volver a escuchar en su vida.

—Mimichi~

—¿Qué demonios quieres, Matt? —la chica prácticamente ladró, sin dignarse a mirarlo cuando asomó la cabeza por la puerta de su habitación.

El chico, sin embargo, no pareció inmutarse y se adentró en el cuarto, aun sonriente.

—No tienes ningún plan esta tarde, ¿verdad~?

Mimi se crispó aún más ante aquella afirmación, cruzándose de brazos y sin querer mirarlo aun así. ¿A eso había venido? ¿A restregarle su falta de actividad social?

>>¡Eso pensaba! Entonces… puedes cuidar de Mirichi, ¿cierto? ¡Yo tengo una cita!

—¿Eh?

Finalmente Mimi reaccionó de una manera que la hizo ponerse en pie y mirar al otro, con el ceño fruncido.

>>¡No pienso sacrificar mi tarde para tu beneficio, estúpido! ¡Cumple con tus responsabilidades!

—Anda, Mimichi… ¿quieres romperle el corazón a tu hermana?

—Medio-hermana —gruñó, entre dientes.

Mimi le mantuvo la mirada a Matt durante unos segundos, orgullosa, hasta que finalmente soltó un “tsk” molesto. El chico no necesitó mucho más para entender aquella respuesta y tras agradecerle, aun con ese tono burlón que nunca abandonaba, salió del cuarto, para no mucho después ser la más pequeña de la casa quien entraba en la misma.

—¡M-Mimichi! —exclamó, alegre, acercándose con pasos torpes hasta rodear con sus bracitos las piernas de la mayor.

La rubia intentó mantener aquella faceta orgullosa pero lo cierto era que, después de todo, lo había cogido algo de cariño a la pequeña, aun cuando usaba aquel odioso apodo. Y así, con las mejillas sonrojadas, colocó una mano sobre el cabello de la misma, revolviéndoselo suavemente.

—¿Quieres…? —carraspeó—. ¿Quieres jugar a algo?

—¡Sí!

Y la pequeña Miria cogió la mano de Mimi como pudo, tirando de ella con intención de llevarla a su habitación.

Mimi suspiró resignada, dejándose llevar. A veces se maldecía por haberse encariñado tan rápido de la niña, ¡quería haberla odiado tanto! Pero miraba esos ojos que tanto le recordaban a los suyos y no podía evitar pensar que la criatura no tenía culpa de nada.

No es que fuese a admitirlo nunca pero quizás había empezado a querer a Miria mucho más de lo que pensaba.