Habitación Michael Stengel

—En realidad, mirándolo mejor el crimen tuvo que cometerse aquí, después de todo hay huellas ensangrentadas... y no creo que hubiese suficiente sangre de haber sido cometido en otro sitio y luego movido el cadaver

 

--De acuerdo ratón-- De seguro me había ignorado, que pillo este Crow.

Ya sin asco, me adentré como mis curiosos pasos casi danzantes a la habitación, para ver si encontraba algo útil. Tal vez si era observador, podría mencionar con qué arma fue asesinado Mich.

 

—El ataque fue provocado por sorpresa, estoy seguro de ello. Entonces, ¿por qué fingir una pelea, por qué golpear tan ensaňaduramente a Michael? ¿Ocultar la debilidad física del asesino? Puede, pero no sé... se me sigue haciendo raro que forzase la puerta, es más que probable que la víctima lo notase y estuviese alerta. Pero eso no sucedió, le golpearon por sorpresa. Yo creo que la puerta se forzó después de asesinar a Michael también; el asesino entró porque Michael le permitió el paso, esa es mi hipótesis.

 

Abrí el cajón de Michael y encontré que algunas de las herramientas estaban algo desgastadas.

—Estas herramientas han sido usadas para, por ejemplo, forzar una puerta; así que las herramientas se tomaron de aquí... o al menos, el asesino las dejó aquí —medité fríamente—. Si pensamos que fueron tomadas aquí, eso implicaría que... el asesino no entró forzando la puerta, sino que Michael le dejó pasar, y luego él tomó las herramientas y forzó la puerta, después de matar a Michael y fingir que hubo una pelea. Es decir, trató de ocultar el hecho de que Michael le dejó pasar forzando la puerta, par que pareciese que entró a la fuerza.... Mmm... alguien a quien Michael dejaría pasar en la noche, estando solo, sería alguien en quien él confiase y que en cierto modo apreciase. Alguien que acostumbra a usar, al menos a veces, zapatos elegantes. Mucha coincidencia junta, ¿no crees —iré a una de las chicas presentes acusador—, Evangelin?

 

Había escuchado las conjeturas de Crow en silencio, de brazos cruzados y apoyando la espalda contra una de las paredes de la habitación. Mientras hablaba no hice movimiento alguno, pero cuando se dirigió a Evangelin, acusándola de cierto modo, me acerqué unos pasos: no quería perderme detalles de la reacción de la pintora. En tanto me aproximaba, dije:

—Odio tener que reconocerlo, Crow, pero tus palabras nuevamente me han ampliados los horizontes para resolver este caso. Teniendo en cuenta lo que dijiste de esas herramientas que acabas de revisar, entonces no carece de sentido el hecho de que el asesino haya querido fingir un escenario de pelea —tomé aire— Pensémoslo: antes de la teoría del asesinato por sorpresa, los potenciales homicidas sólo podían ser los hombres que quedamos en la Academia (y Nix, pero, tristemente, está muerta); ustedes lo han dicho: no había forma de que una chica menor que Michael pudiera ganarle una pelea. De esa manera, la lista de sospechosos se vería reducida.
>>Sin embargo, la cosa cambia si pensamos que el homicidio se produjo por sorpresa: Michael pudo haber muerto por el golpe en la cabeza o, en su defecto, haber quedado lo suficientemente aturdido como para no poder defenderse. Así lo hubiera podido matar cualquiera de nosotros. No obstante... Él nos reveló en el ascensor, después de la primera Clase de Juicio, que llevaba una pistola oculta bajo su manga, explicándonos que la traía consigo porque habían querido matarlo varias veces. Si eso es cierto, entonces él no podía ser más que una persona desconfiada... Y ahí viene la parte interesante, lo que dice Crow: pudo haber dejado entrar al asesino, porque confiaba en él o, por lo menos, le tenía estima... ¿Y qué dijo Michael en sus momentos de vida? Que en su video, el video que recreaba su peores miedos, aparecía Evangelin muerta. Eso significa que le tenía un afecto especial. Por ende, era una de las personas a las que él dejaría entrar.
>>Muerto Michael, armar un escenario de pelea para crear confusión y desviar las sospechas era lo que quedaba por hacer...

Entonces miré a Evangelin... ¿De verdad tenía que ser una de las sospechosas? No me agradaba la idea, porque no parecía ser una mala persona.

 

Sonreí.

—Aunque está la posibilidad de que pueda realmente haber forzado la puerta cuando Michael no estaba dentro. Lo esperaría allí (cambiando sus herramientas usadas por las de Michael para que no pudiésemos descubrir el desgaste entre las herramientas de su habitación) y cuando llegó le golpeó, luego haciéndolo pasar por una pelea. Es otra perfectamente posible opción.
>>Además, qué duda cabe que Evangelin era alguien a quien le tenía aprecio, pero no creo que Michael haya rechazado la compañía de ninguna otra chica, como... como Natalie, por ejemplo, con esas elegantes botas.
>>O, ¿por qué no? Pudo ser un chico el que entró o el que, en el caso contrario, que acabo de explicar hace un momento, le esperó dentor y le mató. Chicos con zapatos elegantes, como los hay ahora mismo aquí dentro, y esos somos yo y el señorito Valenti, los cuales usamos ambos zapatos de vestir.

 

Al escuchar aquello me sorprendí levemente, desvié mi mirada del cuerpo de Michael y los miré con seriamente para cruzarme de brazos y suspirar.

—Has caido muy bajo, Crow. Yo pensando de que tenías buena capacidad para averiguar estos casos, pero me equivoqué. ¿En serio piensas que fui yo? —miré a Alex, quien parecía pensar igual. —¿Tú también Alex? En fin...no me voy a esforzar en decir que yo no fui, pues eso no iba a arreglar, diríais que todos los culpables dicen lo mismo. Pero si eso es lo que creeis, culpadme en la Clase del Juicio, pero ateneos a que nos estais condenando a todos. Pero...—hice una pausa y miré fijamente a Crow. —eso no sería lo peor, sino que el culpable escaparía y habrías perdido en este juego de los detectives.

Tras decir aquello me callé y no dije nada más. No había necesidad.

 

Comencé a reír.

—Evangelin, querida, a veces las palabras que uno dice encierran algo más de lo que creemos. Piensa en ello —o iba a dar más explicaciones, no era de mi conveniencia hacerlo.

 

—Y hay veces en las que se tiene razón, upupu. —Rió el oso, posado en la cabeza de Crow. Bajó de esta con un salto y tomó de la mano a Evangelin— Se supondría que no me debería meter, pero debo descartar que la querida Evangelin es culpable. Estáis muy lejos de averiguar quién es y muy cerca a la vez. —Tras ello, soltó a Evangelin y salió, dejando caer una nueva pista: Un pedazo de camisa rasgada y quemada, pero como estaba quemada, se notaba grisácea y sucia.

 

Sonreí al ver que después de todo no me equivocaba. Porque el señor oso no iba a mentir, claro, a no ser que tuviese una manada de espías aquí dentro.

—¿Camisa, huh? ¿Una camisa quemada? ¿Se manchó el asesino de sangre y por eso quemó su camisa...?

 

Miré a Crow de reojo incriminatoriamente y miré la prenda con curiosidad y extrañez mientras pensaba en esto.

 

¿Quemada? ¿Dónde se puede quemar algo aquí...?
Claro, claro, ¡ya sé!
Sin decir nada, me encaminé, dispuesto a salir de la habitación, a buscar en cierto lugar...

 

Crow salió de la habitación, con la clara intención de buscar más pistas. Me figuraba que se dirigía a la cocina, donde utilizamos el fuego para preparar café o cocinar salmón. Era un sujeto insensible, pero muy centrado cuando se trataba de resolver misterios. Me acomodé los lentes, incómodo, porque Evangelin todavía estaba allí. Me sentí contento de que ella no fuera la culpable (la palabra de Monokuma era irrebatible), tanto por ella como por nosotros mismos, que hubiéramos muerto de haber persistido con nuestras sospechas.

—Te debo una disculpa —le dije, mirándola—. No me gustaba pensarte como una asesina, pero las conjeturas te comprometían. Suerte que el señor Director te exculpó y nos salvó ¡Hasta nos ofreció una nueva pista! —miré a Monokuma, y vi reflejada mi sonrisa en su brillante ojo rojo—. Un trozo de camisa quemada... Algo grisácea... Evidentemente, antes tenía un color más claro. Si hubiera sido azul o roja, este trozo de camisa se vería de un color más oscuro, casi negro. Eso deja como principales sospechosos... —mi mirada se ensombreció— A Crow y a mí... Ambos utilizamos zapatos no deportivos.

 

Miré como Crow se marchaba y como Alex se disculpaba y le sonreí alegremente, con mi humor natural de nuevo en mi.

—Tranquilo Alex, no me importaba que me acusarais tan solo me preocupé porque si hubierais seguido así hubiéramos muerto. —suspiré ante la idea y cerré un segundo los ojos. —La verdad, yo no tengo intención de asesinar a nadie, pero aquí todos sospechamos de todos por lo que veo...

 

La sonrisa de Evangelin me tranquilizó. Ciertamente, no me extrañaba que Michael le hubiera tenido tanta estima apenas llegó.

—Nadie está libre de sospecha —respondí—. Sin embargo, algunos somos más sospechosos que otros —comenté, entrecerrando los ojos, pensativo.

 

Regresé, sonriente, a la habitación.

—Bueno, bueno, por mí, todo está visto ya, ¿cuándo creen que comenzará el juicio? ¡No puedo esperar!

 

Noté el repentino cambio de humor de Crow al volver lo miré extrañada. Quizás había averiguado algo importante y ya sabía con certeza quien era el culpable, y creo que ya se quien es.
Sentí que me volvía el hambre ya que hacía rato que no me llevaba nada a la boca y me dirigí a la puerta para voltearme un segundo.

—Bueno, hasta que llegue la Clase del Juicio seria mejor reponer fuerzas. Si me disculpais me voy a tomar algo a la cocina.

Tras despedirme cerré levemente la puerta y me fui directa a comer algo.

 

—Ah, no sé por qué, pero tengo la sensación de que me voy a divertir mucho en esta clase de juicio —dije con una sonrisa mientras me dirigía a mi habitación. Tendría que repasar con tranquilidad todo.

 

Llegué a la habitación de el difunto Michael y vi a un pequeño grupo reunido, decidí dejar los saludos para despues, todos estaban ocupados investigando cada uno por su lado, asi que imite al resto y me concentré en mi propia busqueda de pistas.
Lo primero que noté antes de entrar fué, que la puerta había sido forzada. Curioso.
El cadaver tenía marcas y golpes en el cuerpo, entonces lo obvio seria decir que ocurrió un forcejeo previo... ¿O no?
Había sangre, mucha, entonces queda descartada la teoría de que el hecho ocurrio en otro lugar y el cadaver fue movido. Ésa era definitivamente la escena del crimen. Ademas...
¿Huellas de zapatos elegantes?
Tambien pude ver que los demas estaban examinando un trozo de camisa quemada... Diablos.

 

No había dicho palabra alguna en un tiempo, cosa poco común en mi, quizá fue por el caso difícil o lo mareada qu me sentía por el olor a muerto, arrugue levemente la nariz y di un suspiro, ¡Maldita sensibilidad! pensé mientras me encaminaba a la puerta, tengo algo de hambre.