Habitación de Alethea Ethans

Tema en 'Habitaciones' iniciado por Nami Roronoa, 14 Julio 2017.

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    Nami Roronoa

    Nami Roronoa The Gif Queen Game Master

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    Una de las cabañas individuales del Hotel Mirai. Por la imágen pixelada que se encuentra en la puerta, esta pertenece a Alethea Ethans .

    Hacia la izquierda de la entrada, había una cama de dos plazas con sábanas blancas. Había dos ventanas pequeñas con cortinas color gris, y junto a la cama había una pequeña mesita de luz con una lámpara sobre ella. Hacia la derecha había un alto espejo de pared, de cuerpo entero, donde podía verse reflejada a la perfección. Junto al espejo se encontraba un armario donde se encontraba toda su ropa.

    También había una puerta más a la derecha que llevaba a su baño personal. El mismo contaba con todo lo básico de un baño; lavabo, retrete, bidet, y una ducha con cortinas negras. Había allí shampoo, jabón y acondicionador listos para ser usados. Por último, pegado a la pared y sobre la ventana, se hallaba uno de los monitores de la isla.

    MonoMonedas: 5

    Fragmentos de Esperanza: 3

    Inventario:
    -Café Helado (regalo de Celia Ackerman).
     
    Última edición: 27 Diciembre 2017
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    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado fifteen k. gakkouer

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    Entré a la habitación y abrí los ojos de sorpresa al verla. Vaya, no habían escatimado en gastos para el lugar, eso ya se notaba. Bueno, claro, mientras realmente hubiesen pagado por todo esto y no asesinado, porque viendo lo que nos pedían no hubiera sido extraño.

    Sea como fuere, cerré la puerta detrás de mí y dejé todo lo que llevaba conmigo en la cama, pudiendo así investigar más cómodamente.

    Primero recorrí la habitación, comprobando que tenía un bonito aspecto a pesar de la simpleza. Posteriormente, observé el baño. Tal y como esperaba, tenía todo lo necesario para vivir.

    Así pues, el siguiente paso fue colocar todo lo "comprado" en el armario, incluido el bolso de playa, junto a toda mi ropa que afortunadamente habían traído. Dejé el walki-talkie fuera, en la mesilla donde estaba la lámpara.

    Mi bolso personal, sin embargo, lo dejé en la cama, en el lado que no usaría para dormir. Así podría tenerlo cerca, pues a pesar de no tener conmigo ni el teléfono móvil ni mi portátil u otra cosa que me comunicase con el mundo exterior, aquel bolso era algo que siempre llevaba conmigo sin importar nada.

    Finalmente, me dejé caer sobre la cama con el brazo sobre la frente, mirando de reojo aquella siniestra cámara que vigilaba todos y cada uno de mis pasos.

    Al menos, pensé, tenía un espejo de cuerpo entero donde ensayar mis bailes cuando me aburriese... si es que me aburría.
     
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    Amane

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    Volví a mi habitación. Tenía la extraña sensación que debía haber algo más en aquel lugar. Aquellas extrañas monedas de bronce, ¿quizás Monokuma nos había dejado una a cada uno para usarlas? Desde luego, estaba curiosa.

    Cuando visité el mercado anteriormente y vi la máquina expendedora, sabía que tendría que existir alguna moneda extraña que se utilizase ahí, pues no tendría ningún sentido si no.

    Así pues, empecé a mirar entre los cajones de la mesilla ya que eran los únicos lugares donde no había mirado antes.

    Nami Roronoa quiero ser guay (?)
     
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    Nami Roronoa

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    Revisando en el único cajón de la mesita de luz, Alethea encontró una moneda de bronce... ¡que inesperado!

    ¡MonoMoneda obtenida!
     
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    Amane

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    Alethea Ethans

    Tras un largo y calmado paseo por la isla, conseguí llegar nuevamente al hotel. No sabía exactamente lo que haría el resto, pero yo tenía claro que necesitaba descansar. Todos aquellos sentimientos habían sido demasiado intensos, el cansancio empezaba a notarse en mi ser. Ni siquiera aquellas intimidantes cámaras conseguirían quitarme el sueño.

    Entré a la que era mi habitación y cerré la puerta detrás de mí.

    No dudé mucho. Dejé aquel vaso del Starbucks sobre la mesilla de noche y mi bolso cerca del espejo, en el suelo. Si me fijaba bien, esa zona no se diferenciaba mucho de mi habitación (antes de ser destruida, al menos), pues solía dejar también mi bolso junto al espejo para poder practicar cómodamente.

    Cogí un pijama del armario y me cambié en el baño, dejando posteriormente la ropa que había usado bien doblada y ordenada en el armario.

    Segundos después me dejé caer, rendida, en la enorme cama. Tardé minutos en caer en los brazos de Morfeo.

    [​IMG]
     
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    Amane

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    El anuncio de Monokuma resultó ser bastante inoportuno, pues Nagito no contestó mi pregunta y tuve que quedarme con la curiosidad, caminando con lentitud hasta mi habitación. Había algo en la forma de ser o en la forma de hablar del Super Suertudo que me daba escalofríos pero que al mismo tiempo me fascinaba. Quería dejar de hablarle y al mismo tiempo quería saber más.

    Suspiré mientras me dejaba caer en la cama, ya habiéndome puesto el pijama y preparado para dormir. Miré el techo de forma fija, sin poder evitar pensar en todo lo que había pasado.

    Parecía imposible tener un día de tranquilidad en esta isla, Monokuma hacía lo posible por robarnos y destrozar esos pequeños remansos de paz que creíamos tener.

    Acabé desistiendo ante el cansancio, cerrando los ojos y quedándome dormida en pocos minutos.

    Los ojos desesperanzados de Nagito fue lo último que recordé antes de caer en los brazos de Morfeo.
     
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