Había libertad en sus ojos

Tema en 'Fanfics Abandonados Pokémon' iniciado por Plushy, 28 Noviembre 2016.

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    Plushy

    Plushy PokéWriter Usuario VIP Comentarista destacado

    Acuario
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    Escritor
    Título:
    Había libertad en sus ojos
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    2352
    Advertencias: AU con pokémon. Se tocan varios temas fuertes a lo largo de la historia.


    A veces me entra la nostalgia y me acuerdo… me acuerdo de su peculiar tono de voz, de su sonrisa sarcástica, de su tic de morderse la uña del índice derecho pero, por sobre todas las cosas, me acuerdo de sus ojos porque en esa mirada sentía que estaba la libertad que yo tanto anhelaba. Sin embargo, esa no fue la primera vez que me dejo engañar por un par de luceros.

    Mis penurias comenzaron en el festejo del aniversario de mis padres. Las puertas del gran salón se abrieron de par en par dejando ver la opulencia de la casa: el piso del mármol más fino de Kanto; el candelabro de oro y diamantes iluminando todo desde lo alto; los retratos de los antepasados observando con sigilo los movimientos de las parejas más adineradas, todas ellas derrochando exuberancia con sus trajes y veneno en sus palabras cuando se arrinconaban a la mesa a tomar los bocadillos y beber vino. Odiaba eso y me aburría como cada que se hacían esos eventos de pompa y etiqueta; no se me permitía traer a Growlithe, mi fiel compañero y único amigo, a esa clase de eventos aunque yo sólo deseaba salir y jugar aventándole un frisbie o cualquier cosa que no incluyera tener que saludar a gente de nombres complicados.

    Entonces, la vi. Entre la multitud pude contemplar a una chica como de mi edad, de largos y ensortijados caireles rojizos, ocultando su rostro tras un abanico. Y pensé que ella también temía que los demás notasen lo mucho que ella se aburría en la fiesta. Sorteando a la multitud me acerque hasta ella; hubiese deseado decirle algo como: “Oye, ¿quieres jugar? Vamos al patio y te presentaré a mi pokémon” pero reflexioné a tiempo –aunque quizá mostrando mi verdadera informalidad, todo lo que a continuación ocurrió se hubiese evitado–.

    —Mi lady —reverencié— mi nombre es James Winchester, hijo de los amos de esta casa. ¿Desea bailar conmigo?

    A primera instancia no pareció reaccionar, me ruboricé pensando que había malinterpretado mi solicitud pero, antes de poder emprender la huida, ella entendió su mano envuelta en un fino guante largo de seda roja.

    —¿No cree que es propio de un caballero sostener la mano de una dama para hacer una solicitud?

    Al principio dudé, los nervios me estaban matando y ¡qué miedo me daba todo! Pero logré controlarme y sostuve su mano de la forma más gentil que pude.

    —¿Me permite esta pieza, señorita?

    Entonces, lenta y grácilmente, ella bajó el abanico que ocultaba su rostro. Mi respiración se cortó al instante. Parecía una muñeca de porcelana con la piel blanquecina y unas mejillas rojas como la sangre, pero lo más impresionante de ese cuadro viviente eran sus ojos, ¡ah, cómo lograron cautivarme esos zafiros en tan sólo un instante!

    Los músicos parecieron notar aquel curioso encuentro y comenzaron a tocar un vals que pude reconocer de inmediato: “Balada para Sunflora”. En ‘teoría’ sabía qué hacer, debía hacer valer todas mis lecciones de baile pero, aunque el compás era bastante lento, mis movimientos eran robóticos en comparación a los suyos; para ella, bailar era tan natural como respirar. Ella era la que llevaba el ritmo; casi como suspirando, ella me indicaba qué hacer: “un poco más lento con ese movimiento, debes abrirte un poco más en ese giro…”. Ingenuo, creí que aquel era un gesto de buena voluntad de alguien que sólo deseaba guiarme para evitarme una pena pública, nunca sospeché otra clase de intención. Al terminar, nuestro pequeño público aplaudió y como buena señorita de sociedad, agradeció a todos los presentes por haber contemplado nuestra pieza. Cuando las miradas ajenas dejaron de posarse en nosotros, decidí preguntar por su nombre. No parecía estar muy segura de querer salir del anonimato, pero en ese instante una farola se iluminó sobre mi cabeza.

    —Considero de mala educación bailar con alguien de quien no se conoce su nombre —ella rió encantadoramente al ver por dónde iba mi tirada. Me miró fijamente.

    —Jessiebelle, Jessiebelle Cassavacchi de Ciudad Azafrán.

    La plática fue breve ya que al poco tiempo pudimos escuchar a alguien llamándola. Se disculpó por la interrupción de sus padres pero debía atenderles.

    —Ha sido todo un placer, señorito Winchester.

    Pero antes de poderle pedir que me llamara por mi nombre, ella se perdió en el bamboleo de los vestidos de quienes aún seguían bailando.

    Decidí regresar al regazo de mis padres, a quienes encontré con una sonrisa de lado a lado; estaba más que claro que habían observado mi casi fallido intento de caballería. Mi madre no pudo evitar comentar un poco a modo de broma –no realmente– que por fin comenzaba a mostrar indicios de gustos “refinados” ya que los Cassavacchi eran una familia muy influyente por ser los dueños de varias concesiones importantes, incluyendo el proyecto del futuro Magnetotrén. Mi padre igualmente me felicitó por llevar el encuentro con madurez y prometió que para mi cumpleaños, que se celebraría en poco menos de dos meses, tendría una sorpresa que me haría muy feliz. Mis ojos se iluminaron como estrellas en el cielo y por primera vez pude disfrutar de un evento de sociedad, con la esperanza de que al cumplir los diez años podría hacer lo que hacen el resto de los niños: salir a explorar el mundo en compañía de sus pokémon.

    Mi futuro parecía tan brillante…


    ¡Por fin había llegado el tan ansiado momento! La fiesta transcurrió casi del mismo modo que el resto: chapuzones en la piscina y mucha comida que tenía que ser compartida con mis compañeros de clase del Tec Pokémon, otros niños ricos con los cual no me llevaba bien… pero el pastel lo compensaba. Después de la comilona, mi padre hizo sonar una copa con la cucharilla antes de entonar un discurso protocolario; ese "bla bla bla" que poco se sentía sincero y que cambiando un par de palabras podría pasar por una junta de negocios. De pronto, pasó algo inesperado.

    —Hay algo importante que me gustaría decir…

    Mi expresión cambió de un segundo a otro, mi corazón latía a toda prisa, mis manos sudaban y ¡por los rayos de Zapdos, creo que hasta estuve a punto de devolver el pastel de la emoción!

    —Con mucho orgullo en esta tarde tengo el honor de anunciar que mi hijo James…

    ¡Al diablo las lecciones de la tarde! ¡A todas! ¡Adiós música, danza y pintura! ¡Nunca más tenis, softball o esgrima! ¡Y tú, matemáticas financieras… tú puedes hundirte en lodo de Muk! Por fin sería libre para conocer el mundo y hacer amigos. Por fin vería pokémon más allá de los que viven con mis abuelos. Y no habrá quien me diga que tal o cual está mal o que es maleducado hacer las cosas que a mí me gustan. ¡Al fin sabré lo que significa ser libre!

    —… ha sido comprometido con la única heredera de los Cassavacchi.

    Nadie más pudo escuchar cómo mi pequeño mundo se hacía pedazos, los chicos y sus tutores aplaudían la “sabia” decisión; a mi costado escuchaba cosas como “una decisión muy acertada, los Cassavacchi son una familia muy importante, oh sí, muy importante” o “he visto una foto de esa chica en una revisa de sociales y es muy guapa, ese terco de James sí que tiene suerte” y yo sólo deseaba gritar que no, que todo era un error, que mis padres no tenían el derecho a tomar por mí una de las decisiones de mi parte.

    El temor me impidió hacerlo.

    Una vez se fueron los invitados, pedí hablar con mis padres en su alcoba. Ahí fue donde por primera vez sentí que me rebelaba y exigí saber por qué habían tomado esa decisión sin mi consentimiento, si verdaderamente no les importaba lo que yo pensara o sintiera. Mi madre, por desgracia, no era la clase de personas que toleraran que alguien les llevase la contraria.

    —Primero que nada, no eres ninguna clase de ‘verdulero’ como para dirigirte a nosotros en ese tono —reclamó de forma contundente— y en segunda, no finjas sorpresa porque ya te habíamos explicado que tarde o temprano serías comprometido, ¿o acaso ya lo olvidaste junto con tus modales? —En ese instante cubrí mi rostro temiendo una bofetada y seguramente me la hubiese dado de no ser por la intervención de mi padre.

    —Pensamos que la noticia te haría más emoción, estabas muy ilusionado con esa chica durante la fiesta, bastante más que nosotros cuando en su momento nos presentaron. Fue como amor a primera vista.

    ¿Amor? ¿¡Amor!? ¡Por Moltres! Convivimos no más de quince minutos y a duras penas logré conseguir su nombre… ¿Y a eso le llamaban amor? Ni siquiera podía decir que Jessiebelle era mi amiga, aunque en el fondo lo deseaba.

    —Entonces ¿Qué hay de mi viaje pokémon? —Mis padres sólo me miraron como a un Caterpie aplastado alegando que no tenían idea de qué estaba hablando— ¡Se supone que cuando los niños cumplen diez años…!

    Mi madre hecho a reír.

    —¿De verdad te estás comparando con esa clase de… arrabaleros? No puedes estar hablando en serio.

    —¿Pero entonces… el Tec Pokémon? ¿No me inscribieron ahí para aprender más sobre los poke…?

    —Te inscribimos ahí por las actividades extraescolares y los profesores de primer nivel —interrumpió mi padre— y, bueno, porque había sido una tradición familiar; aunque sinceramente nunca estuve muy de acuerdo con las asignaturas, demasiados datos inútiles sobre pokémon y muy poco de cosas que verdaderamente importan. Creo que debemos considerar un cambio para el siguiente semestre.

    Sentía que todo era jodida broma de mal gusto, que todo era una pesadilla de la de Growlithe me despertaría y que al abrir los ojos, estaría en Centro Pokémon de Ciudad Verde. Para hacerlo todavía más repulsivo, ellos me “ofrecían” la oportunidad de poder convivir a tiempo completo con Jessiebelle ya que la boda no se llevaría a cabo hasta dentro de ocho largos años y que ‘seguramente’ para entonces seríamos una linda pareja de tiernos enamorados dispuestos a darlo todo por el otro. Claro, como si de ella importase otra cosa que el apellido y el dinero de su familia.

    La reunión terminó con un “ya lo comprenderás cuando seas más grande”, mi rostro lleno de lágrimas y todos mis sueños rotos, me habían cortado las alas antes de si quiera intentar volar.


    Pasaron varias semanas desde aquel incidente, para entonces ya me encontraba tomando clases a tiempo completo con tutores privados. Me acuerdo bien que fue un martes porque yo me moría de sueño en la clase de contabilidad cuando uno de los sirvientes interrumpió para indicar que le habían dado la orden de que me presentara a la entrada principal. A regañadientes del resto de la servidumbre, bajé corriendo las interminables escaleras que conectaban el área de estudios con el salón principal y derrapando en la alfombra en menos de lo que canta un Dodrio ya me encontraba sobre el vestíbulo. Al poco rato aparcó la limusina y el mayordomo principal hizo los honores de abrir la puerta.

    Jessiebelle bajó del auto como toda una princesa de cuento, con el vestido color perla y las zapatillas incluidas. Contra todo lo que pude haber imaginado, volvió a mirarme con esos ojos –nunca dejaré de pensar que realmente eran bellos y profundos – y corrió a envolverme en un abrazo.

    —Soy la mujer más afortunada del universo, no puedo creer que seré la señora de Winchester.

    Me costaba un poco de trabajo creer que alguien de diez años pudiese estar tan emocionado por un compromiso arreglado. Estaba confundido y no sabía exactamente qué sentir en aquel momento. ¿Me gustaba? Tristemente no podía negarlo, pero me gustaba como un bello paisaje matinal o ver a un tierno Eevee jugueteando en la hierba, no como mi prometida. Antes de poder hacer cualquier cosa en respuesta, ella se apartó de mi lado y se dirigió cortésmente hacia mis padres.

    —Mis lords, como dictan los códigos de alguien de mi clase, les juro por el patrimonio de mi familia que haré todo lo posible de ser la digna esposa de su hijo.

    Mis padres no sólo encontraron aquella actitud como encantadora sino digna de admirarse, era una mujer hecha y derecha.

    —El honor es todo nuestro, señorita Cassavacchi… ¿Hay algún problema si la llamamos por su nombre de pila? —Preguntó mi padre a lo que ella respondió que no había ningún inconveniente—. Señorita Jessiebelle, quiero que sepa que esta decisión ha sido tomada por la gran admiración que mi hijo sintió por usted y esperemos que esa relación florezca como los pétalos de un Vileplume.

    Aquellas palabras tendrían consecuencias años más adelante.

    —Nuestro hijo puede ser un poquito… complicado de entender y evitaremos que pueda sentirse ofendida por alguna de sus acciones —como siempre, mi madre no tenía confianza en lo que hiciera o no—, pero estamos seguros que alguien con tanto criterio no tendrá inconvenientes con ello.

    —No diga eso señora, yo no creo que el joven Winch… quiero decir, que mi querido James sea la clase de personas improductivas para la sociedad. Le prometo dar lo mejor de mí para guiarlo y orientarlo a ser todo un hombre de bien.

    Mis padres morían de alegría pensando que habían tomado la mejor decisión de sus vidas, e incluso por un momento yo también lo pensé. En su rostro angelical no veían las muecas de aquellas niñas mimadas que tanto odiaba y de sus finos labios no salían la clase de tonterías sobre las muchas cosas que sus padres les compraban. Creí que en sus manos hallaría un nuevo sentido a mi vida.

    Pero mi felicidad fue bastante más efímera de lo que esperaba. Existen muchas maneras de intentar cambiar a una persona: Se puede con el poder de la palabra, dando consejos de sabiduría y mostrando compasión infinita. Existe también la pasión que dos individuos pueden compartir para alcanzar metas en común donde con una fuerte determinación y mucha energía, ambos podían cambiar para bien.

    Ella decidió usar la violencia.
     
    Última edición: 29 Noviembre 2016
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  2.  
    Dr Kaos

    Dr Kaos Guest

    Interesante...

    un inicio con un aire de añoranza... y esa sensación de estafa ?

    pero más que nada me gusto como comenzaste contando mas al detalle el pasado que ya conocemos de james...

    una lujosa vida, llena de comodidades... pero a la vez tan "opresiva"... de la que en teoría debería escapar para encontrar la libertad como miembro del equipo rocket... pero si esto es un AU.... o wait... O_O..

    volviendo al pasado... me gusta como cuentas lo aburrido que estaba el chico de esa vida, mas aun todos sus sueños y esperanzas estaban en su decimo cumpleaños... la esperanza del viaje Pokémon... "aventuras, amigos y Pokémon" (por algo el buen kojiro prefiere la vida criminal )

    T_T esa me dolió a mi también...


    al final después llega la cruel realidad....

    destaco eso que entre deja ver la madre de james, que el viaje pokemon es mas para la gente común... o sin recursos... que para alguien de alta sociedad como lo es esa familia....


    en fin me intriga saber que ara este james... si lograra escapar de Jessiebelle como lo hizo el original para despues unirse al rocketto-dan... o iniciara su propia aventura pokemon a lo cierto "bobo"... o O_o el infierno?

    en fin espero con ansias el siguiente cap.... sobre todo para saber qué rumbo tomara esta historia.

    un saludo!
     
  3.  
    Hns

    Hns Entusiasta

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    ouh my feelings </3 se me olvida que James tiene una relación tan triste con sus padres, esto pinta doloroso :') jajaja Buena historia para contar, además me gusta como usas las expresiones para aludir a los pokemon.

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  4.  
    RedAndYellow

    RedAndYellow Usuario común

    Capricornio
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    Mira que bien, veo que tenías razón al mostrarme este fic tuyo, tiene de todo un poco y eso lo hace muy jugosa la lectura. Creo que el hecho de que uses pokemon para describir las más primitivas acciones de James le da un toque único y distintivo, eso lo hace una joya; supongo que usaste ese mismo detalle: El usar pokemon para describir acciones. Para, de alguna manera suplir su aparición. Sinceramente nunca fui un gran fan del Team Rocket, pero tu historia cambia las cosas, le da un aire distinto, creo que eso era lo que querías conseguir: Que el escrito sea tan diferente pero con los tintes del mundo pokemon; eso hace genial esto, que aunque podrían ser dos personajes de una historia X logras que siempre se tenga en mente la ambientación pokemon. Noto que la forma de narrar es algo acelerada con respecto al tiempo; por ahí te comiste una palabra pero nada importante.
     
  5.  
    J.Nathan Spears

    J.Nathan Spears Adicto Comentarista Top

    Libra
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    Al fin me di el tiempito para leer esto. Ay, pobre Jamememes n__nU. Tanto su madre como su prometida son un par de brujas culeras. Hacen ver a Jessie como una santa :V (¿Por qué rayos no hice un Rapefic el mes pasado incluyendo a ese par de putas, como sí lo hice con Jessie xD?)

    En fin, luego veremos qué ocurre. La oración final nos deja claro que no será nada bonito...

    Mira quién lo dice :V... ejem, hablando en serio, se supone que esto es un prólogo, por lo que es de lo más normal que la cosa suene algo acelerada. Ya habrá tiempo para los detalles... Plushy sabe cómo hacerlo, confía en mí ;)... bueno, confía en ella, más que nada

    A esperar el próximo episodio :D
     
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