Historia larga Guerras mudas

Capítulo 1: Un nuevo virus.

En la radio en la tv y todas las redes sociales se encontraban totalmente atestadas del gran estallido, anunciaban la “peste”, que estaba azotando la mayoría de los países; circundaban imagen, videos y reportajes crudos que mostraban como el virus “Z0M91” había arrasado con la mayoría de la población, dicho virus se transmitía por las excreciones corporales o por contacto directo con la sangre, inmediatamente al entrar a un organismo vivo generaba el entumecimiento del cuerpo por tiempo indeterminado podían ser días, horas o segundos para luego dar inicio a las convulsiones casi sobrenaturales que retorcían en ángulos casi imposibles las extremidades de la víctima y así le arrebataban la vida para dar inicio a su búsqueda insaciable de cerebros humanos.

Me era casi imposible creer lo que estaba pasando en todo el mundo, era irracional, casi estúpido, hasta podría decir que una burla; ver como un virus aterrorizaba desde las ciudades más desarrolladas hasta las veredas más recónditas del país. No sabía así alegrarme o aterrorizarme por lo que estaba pasando, pues toda mi vida hasta hoy he sido una fiel seguidora de las películas y series zombis, podría decir con la frente en alto que me las he visto todas. Me sentía petrificada al mismo tiempo que mi familia reaccionaba de las maneras más diversas que puede existir: mi madre no sabía que hacer no dejaba de alternar su mirada entre el noticiero y nosotros que estábamos en el sillón, estaba totalmente estupefacta como si intentara decidir apresuradamente que hacer y que no , mi hermana menor se le inflaron las mejillas y rompió a llorar en medio de la confusión sin saber que estaba pasando, mientras que mi padre corrió a la caja fuerte con un morral y vació todos los ahorros familiares dentro.

Emilie, mi madre, adquirió un semblante serio al mismo tiempo que nos ordenaba tomar nuestros morrales de viaje y llenarlos de comida, agua y medicamentos, acto continuo arrastre de la mano a Lili para subir las escaleras , acatando la orden de mi madre, empacamos ambos morrales con lo mejor que encontramos, al mismo tiempo que tomaba tres de mis mejores cuchillos de la colección que colgaban en la pared de mi habitación, al bajar mi madre ya estaba con un morra en la espalda al igual que mi padre, apresuradamente corrimos al garaje y subimos a la camioneta.

En la calle todo era caos, era imposible manejar con tanta gente en las calles, mis padres nos ordenaron bajar del carro casi al instante para poder avanzar y salir del vecindario. Toda la familia corría sin separarse un de los otros, vadeando obstáculos y personas asustada en medio de la calle, finalmente después de un largo andar llegamos a una pequeña guardería en donde recogieron al miembro menor de la familia, Sam, un chiquillo de siete años, su madre le saco la mochila de los hombros en tiempo record para colocarle un morral totalmente equipado al mismo tiempo que ordenaba a los demás miembros de la familia:

-Ok chicos y chicas En este preciso momento necesito orden, madures y sobre todas las cosas que me obedezcan a mí y a su padre ¿entendieron? -- Concluyó con una voz casi militar, a lo cual obtuvo como respuesta una contundente afirmación por parte de los tres hijos; Así avanzaron con su madre guiándolos y su padre en la retaguardia, con alma de centinela, evadieron carreteras principales que se hallaban atestadas de civiles y militares alejándose de la urbe, después de haber trotado cerca de una hora , ya solo se divisaba en el paisaje el bosque húmedo de cada lado de una pequeña y extensa carretera, hasta que finalmente pararon en una minúscula casa de alquiler de autos junto a una estación de gasolina.

continuara...

Nota: Espero me dejen sus comentarios con sugerencias, dudas, criticas y demás .