¿Cómo poder gritar con ese silencio en la boca? Las mañanas son agrias, un despertar incomodo, esta rutina de un día normal; la familia conversa en el desayuno, esa taza de leche caliente, las tostadas con mermelada, muchos envidiarían esas risas perfectas. Ya es la hora, el camino se hace corto con las amigas, son las ocho en punto, el profesor y su charla, el recreo con sus copuchas, el compartir en el almuerzo, y esas ansías en que llegue la hora y terminen las clases. Tan claro es, pero nadie lo nota, esa mancha, esa sombra que te cubre por completo, esos hilos invisibles que controlan tu actuar; cada paso que se da, se resiente el dolor, esas lágrimas que no brotan de esos ojos que ven a través de esos barrotes aquella libertad lejana, colorida y bella. ¿Cómo calmar esta angustia?, ese rastro de migajas que devoran las aves, aquel desagrado que trepa por el cuerpo, áspero y escamoso, esa víbora tremenda que oprime cada exhalar de vida. Esa mano amiga que pide ser más, pero aquel mal retiene ese deseo, ese temor que se guarda en secreto. ¿Cómo poder decir te quiero y probar tus labios? Tal vez ese demonio este muerto, pero su marca sigue ardiendo ¿Cómo nadie se dio cuenta?, ¿Cuándo comenzó todo esto?. Mírenme, sálvenme, pido ayuda a gritos y nadie me oye. ¿Por qué nací en este mundo? El viento susurra en mis oídos, la vista fija en el horizonte, estos pies juntos que con un paso pisan el aire, mi ostro mira el suelo, fijándose en las flores y en esos muchos ojos aterrados; ese fin que busque, ese alivio que tendré, pero, sin aviso una mano fuerte y calida toma firmemente la mía, obligando a mirar esa ayuda ya tardía. Ese abrazo que anhelaba, ese susurro que me dice “no estas sola”, mis fuerzas decaen, las lagrimas brotan, las amarras se cortan, el dolor se calma, por fin puedo decir….. “Fui Violada”
