Gotas de sal Contenido oculto Sus garras se clavaron en sus delgadas muñecas de porcelana, presionándola contra el frondoso árbol luego de sentir su mejilla arder por la bofetada que había ejercido la mujer contra su rostro, gruñendo al escucharla llorar luego de morderse el labio inferior, tratando de evitar el llanto que de igual forma se coló al estar al borde del colapso. Inuyahas sintió su corazón escudriñarse al verla retorcerse como un animal tratando de soltarse, pero él se mantuvo fijo, sin dejarla mover un solo centímetro. —¡Deja de llorar Kagome! —le gritó desesperado, recordando la discusión que tuvieron por otra de sus furtivas idas hacia la sacerdotisa devora almas. Kagome no le discutía por irse. Discutía porque él lo negaba. Y claramente, aquellas escapadas clandestinas comenzaron a hacerse más seguidas, tanto que el pequeño Shippo dejó de mencionarlas. El cabello azabache de la mujer se sacudió de aquí para allá hasta que los cálidos labios la hicieron callar, saboreando lo salado de sus propias lágrimas, sintiendo sus muñecas libres al igual que su boca, viendo ahora el ropaje carmín del mitad bestia al darle la espalda, quedándose ahí de pie a una corta distancia de ella. —No quiero... verte llorar de nuevo —se permitió decir, empuñando las manos. Kagome limpió su rostro con premura, sintiendo aún como su pecho cargaba con algo sumamente pesado que le impedía respirar, que le impedía hablar sin el miedo a que su voz se fuese a quebrar, evitando contacto al comenzar a caminar, siendo sujetada y jalada hacia atrás. Se sentía tan tonta. El ver aquellos ojos ámbar sobre los suyos, el permitirle besar sus labios nuevamente con aquella delicadeza que terminó rápidamente convertida en necesidad, el consentir que la sujetara de la cintura contra su cuerpo le pulverizaba los huesos. Sus gráciles manos se deslizaron por las orejas caninas hasta terminar sobre sus hombros, en donde clavó sus frágiles uñas con la intención de lastimarlo por un instante, pero aquel propósito se dispersó en brevedad. —Inuyasha —susurró al sentirlo descender entre la curvatura de su cuello, provocándo cosquillas los filosos colmillos que se convirtieron en placer al hacer presión sobre su piel. El híbrido le miró por un instante, antes de deslizar sus garras por debajo del uniforme. —Lo siento, Kagome. —Shippo debe estarme esperando —susurró con una pequeña curvatura en sus labios—, le prometí una paleta de caramelo. Higurashi se dio vuelta, perdiéndose entre los árboles. Inuyahas apretó los dientes al llegar a su olfato aquel aroma salado, perteneciente a las lágrimas que se volvían a derramar en el bosque. Contenido oculto Sinceramente tenía en mente escribir algo pornográfico y terminó saliendo esto. Decepcionada me encuentro de mi cabeza (?)
A mí me gustó así, no tiene que ser algo explícito para mostrarnos el calor de la situación entre nuestro buen amigo semi demonio y su amada; porque ciertamente, a pesar de la presencia de Kykio (entiendo que el muy torpe fue a verla sin querer que Kagome lo descubriera) ya no podía negarse la atracción por su joven compañera, además de que ella le demostraba lo mucho que le importaba estar a su lado. Me gusto ese leve toque cargado de sensualidad y deseo contenido sin llegar a profundizar más. Gracias por escribir, con clasificación de explícito lo hubiera pasado por alto
Por cómo lo expresas, dudo sea la primera vez que estuviese por pasar algo subido de tono entre los dos, y el dolor de Kag entre esa "confusión" de Inu, con siempre palpable. Pero mi mente quiere asumir que deseabas era transmitir que Inu a pesar de todo, usa lo físico para medio aliviar el corazón de la chica, y ha pasado más de una vez y ella se sigue dejando porque es Kagome y mejor tener migajas que no tener nada.
