Chiyoda Ginga [Arcade]

Su día fue realmente tranquilo incluso pudo podía decir que estaba entretenida al tratar de pensar lo que Zeld tenía planeado para esa noche al tener en cuenta su personalidad y el secretismo que iba manejando todo el asunto que la hacía descartar casi por completo la idea de ir a algo demasiado elegante por no hacerle ninguna clase de aclaración o hincapié en algo específico que debía tomar en cuenta a la hora de vestirse para estar acorde a algún código de vestimenta.

Y luego estaba el hecho de que imaginaba de acuerdo a la personalidad que le había visto esos días que hablaban como alguien que buscaría algo más...¿interactivo? que hacer en vez de tan solo estar sentados en una mesa hablando.

Al llegar a su departamento hizo sus deberes para no tener un fin de semana ocupado con eso, aprovechando que tampoco es que planeaba en tener un atuendo demasiado elaborado como para comenzar a arreglarse con muchas horas de adelanto. Ya faltando una hora, fue donde finalmente se ducho, se colocó unos shorts de jeans cortos, una sudadera que le quedaba algo grande que se fajó, una gorra a juego luego de secarse el cabello y unos calcetines negros que llegaban algo mas arriba que sus tobillos y unas vans.

Cuando no quedaba mucho tiempo para la hora en la cual habían acordado, terminó por perfumarse para salir del apartamento y bajar hasta la recepción cerca de la puerta de vidrio a esperar a que Zeldryck apareciera. Al final del día, ni siquiera pensó que usaría tan rápido aquel detalle de haberle dejado la dirección cuando pidió el uber transporte desde su celular, le parecía hasta algo más cómodo que ya supiera a donde llegar sin alguna clase de indicación.

 

Algo de risa si me produjo el recordar que le había escogido hasta la ropa interior a Ri-chan, a ver si el tipejo afortunado de llevársela la próxima noche lograría ver lo que con tanto esmero le elegí, además mañana me tomaría el tiempo para mandarle algunas opciones, mira que el imbécil ni específico había sido de donde la llevaría, hubiese no sé, salido conmigo mejor, tenía planes, sí, pero agh, no me complicaba por nada. Frené en uno de los semáforos en rojo, sintiendo ganas de escribirle solo para molestarla un poco al ser viernes aún, pero me abstuve, ya la próxima semana mejor le preguntaba personalmente qué tal le había ido, aunque vete a saber si me contaría detalles o se limitaría a darme la otra parte del pago que ya tenía en mente.

Venga, si como me trabaja la cabeza no era ni medio normal.

Además, tenía que ver si Ri-chan se le medía a lo que quería pedirle~

Un poco si aceleré de puro gusto, pasando un par de coches e incluso motociclistas, ¿cómo no? Con lo tortugas que eran, aburridos tras de eso~ Pisé el freno apenas una cuadra antes para disminuir la velocidad y no sé, no llevarme por encima a alguien, sin embargo no le bajé a la música que retumbaba por todo el auto, parqueandome aí al frente, quitando los seguros de la puerta en lo que bajaba la ventana del copiloto, viendo por el cristal de la puerta la silueta de Cathy. Sujeté el móvil y con el pulgar abrí su chat.

Hey princesa, ya estoy fuera de tu lindo conjunto~​

Y ahora sí con una miníma puta descencia le bajé el volumen al radio, lo suficiente para que sonase de fondo en cualquier plática que surgiera.

 

Ni ella o Tamura, el portero del conjunto de apartamentos ocultó la gran sorpresa que les resultó ver aquella camioneta completamente negra polarizada frenar justo frente a la entrada del mismo con la música lo suficientemente alta para seguro molestar a varios transeúntes del lugar al realmente no estar demasiado acostumbrados a que alguien hiciera algo como eso con toda la consideración que solía haber en la cultura japonesa. Sintió la vibración de su celular casi al mismo tiempo que la ventana del copiloto bajaba, distinguiendo a Zeldryck.

A saber que habría pensado el pobre Tamura de saber que se iba a ir con un chico completamente tatuado con esa camioneta.

—Nos vemos más Tamura-san, ten una bonita noche.

Se despidió de él con una sonrisa tranquila antes de abrir la puerta para salir a su encuentro con Zeldryck con cierta emoción con su paso apresurado, la curiosidad la tenía bastante alta y su entrada le había encantado si lo comparaba con otras posibles citas que había tenido, definitivamente mucho más modestas.

—Buenas Zeldryck~ —Saludó una vez que se encontró dentro del carro, tan siquiera parecía que había atinado un poco a la temática cómoda que él tenía—, gracias por venir por mi hoy, me gusta tu outfit, te queda muy bien —Acomodó un poco su gorra antes de colocarse el cinturón de seguridad todavía con cierto aire expectante —, ¿tendré ya la fortuna de saber a dónde me llevarás esta noche?

 

En cuanto se abrió la puerta de la portería la sonrisa ladina se me acentuó, denotando el short, las zapatillas, la sudadera que pff Cathy, ya traía la mía para prestársela pero mira nada más como me hacía cambiar de plan~ Se veía deportiva, linda, y perfecta para el sitio al que la llevaría esta noche. Su voz me llegó al ya estar cerca, y no dudé en responder con la cuota de mofa que mantenía.

—Buenas noches, Princess~ —seguí el movimiento en lo que se subía al auto, adulando el cómo iba vestido. Deportivo también, mira que ni teníamos que ponernos de acuerdo para atinar sobre lo qué trataría esta noche, o al menos de que un restaurante no sería el sitio al que la llevaría—. De seguro no tan bien como te queda el short a ti —comenté en lo que se ponía el cinturón de seguridad, pisando el acelerador en cuanto ya la vi lo suficientemente acomodada.

Giré a la izquierda, tomando la autopista sin exceder el límite porque bueno, Cathy era un estilo de chica muy delicado, de esos que podría tratar de forma inicial como porcelana si se quería.

—¿Esta noche? Sigue siendo sorpresa, aunque si llevas viviendo mucho aquí probablemente ya lo conoces, pero bueno, nada se pierde —busqué sus ojos por el retrovisor—. ¿Y me pensaste hoy en el instituto? Digo, por la salida y eso —tonteé un poco sin desdibujar la sonrisa filosa en mi cara.

 

Una sonrisa divertida se pintó en su rostro cundo mencionó aquel apodo, no le molestaba en lo absoluto pero en ese momento hasta le sirvió para que la satisfacción que sintió cuando le halagó su short fuera disimulada, a fin de cuentas, si le había estado viendo las piernas a Shiori mientras almorzábamos como si nada, ya intuía que quizás era en lo que podía fijarse con más facilidad y allí no era que tuviera otra opción.

La sudadera cubría todo lo que pudiera ser importante en la parte de arriba y, si se daban más salidas, ya tendría oportunidad de ver qué otras combinaciones usar para saber qué clase de cosas podría decirle.

—Escogí bien entonces, a decir verdad no tenía mucha idea de qué usar, así que me fui por un lado algo más cómodo —Desvió su mirada hacia la ventana para disfrutar el paisaje hasta que volvió a escucharlo, regresando su atención a él aunque fuera a través del retrovisor para también evitar que sacara su vista del camino solo para seguir la conversación —. He estado viviendo aquí por un tiempo, sí, pero no es como si hubiera descubierto todo lo que se pudiera hacer por las zonas japonesas.

Había vivido en Minato y quizás lo más que se movía era hacia Shibuya o Meguro con sus antiguos compañeros de clase y definitivamente no estaban yendo para ninguno de esos lugares en ese momento, así que la sorpresa se seguía manteniendo.

—¿Cómo no te iba a pensar? Me dejaste con una incógnita y solo me diste una hora haciendo que me diera mucha curiosidad la salida de hoy —rio con suavidad, pasando una de las yemas de sus dedos por el borde de su gorra —, ¿y tú lo hiciste? Pensarme porque íbamos a salir~

 

Elevé las cejas ligeramente al haberla mantenido dentro de la espectativa, como sino fuese lo que esperaba al no haberle dado ninguna pista; de igual forma en algún momento creí que me preguntaría pero parecía ser lo suficiente segura de sí misma como para no dejarse alebrestar por la curiosidad antes de tiempo. God girl~ Busqué sus orbes de nueva cuenta, girando el volante con una sola mano en lo que metía el cambio con la otra.

—Quizás~ —así como podía ser un demonio directo podía darle mil vueltas a una tontería solo por fastidiar.

Tal vez hasta contaba con algo de suerte para que la chica no conociese el sitio, pero de igual forma dudaba el que no fuese invitada por otros chicos, al menos si fuese el caso vaya ciegos que estaban. En cuanto entramos a Chiyoda me ubiqué con una facilidad risible, volviendo a mirarla ya que hace no mucho nos habíamos pasado a esa casa en dicho barrio, hasta pasé frente a la residencia como tal, a propósito.

—Por cierto Cathy, yo vivo ahí —murmuré como sino tuviese la segunda intención más que obvia de que sería bienvenida cuando quisiera, continuando un par de calles más, llegando al brillo completo de la zona, parqueando en uno de los sitios que cobraban por hora—. Y hemos llegado.

Saqué las llaves para enterrarlas en el bolsillo del jean, en lo que uno de los chicos que se encargaba del sitio me entregaba un recibo electrónico que debía cancelar cuando ya fuese a sacar la camioneta, lo recibí sin problema, elevando apenas las cejas como saludo pese a su leve reverencia, dando la vuelta ya por fuera para abrirle la puerta a Whitman.

Fingir ser un caballero con una princesa podía tener sus ventajas.

—¿Qué tan buena eres apostando? Cathy-Cathy~

 

Y el misterio se mantenía~

No sabía que tanta satisfacción pudiera causarle a él tener justo esa pregunta sin responder, porque sabía que por su parte no le hacía más que cuestionarse un par de cosas como por ejemplo, el posible interés que pudiera tener él en realidad sobre toda esa salida o sobre ella en general y en caso de ser bajo, era mejor dar una respuesta a medias a evitar dar una respuesta falsa al solo poder compararlo con los japoneses a los que estaba acostumbrada que solo llegaban a invitarte algo si tenían un genuino interés en salir contigo.

Y hasta las propuestas terminaban siendo super formales y todo si decidían ser más tradicionales.

—Nada más tendré que memorizar el camino de vuelta a mi casa y sabré donde encontrarte entonces.—Sabía que había algo más sencillo como buscar el nombre del lugar misterioso a donde fueran y de allí ubicarse al estar más cerca que su casa en realidad, pero, no había ningún mal en exagerar. Cuando llegaron no pudo evitar sorprenderse un poco por el tamaño del lugar, sabía que los arcades japoneses podían ser grandes pero no todo un local para eso y vamos, sentía que le quedaba bastante bien a la personalidad de Zeldryck.

—Jamás había visto uno tan grande... Se ve que tendremos muchas cosas que hacer~ —Se quitó el cinturón y le agradeció cuando bajó finalmente del carro luego de que le abriera la puerta, retomando la caballerosidad que había usado con ella cuando se conocieron en la fiesta —, depende de qué clase de apuestas... ¿quieres saber si te voy a ganar más premios que tú a mi? —Preguntó una vez que se colocó frente a él para imitar una pose como si aquella apuesta fuera una clase de pelea, dándole apenas un roce luego con su puño en su abdomen antes de reír.

—Porque si es así, me siento confiada de que pueda ganarte.

 

Asentí ligeramente ante eso de encontrarme, porque bueno, bienvenida sería aunque yo no estuviese en casa ya que mi hermano le había conocido hace poco. Poco sabía yo el que me estaba comparando con sus citas pasadas al poner en duda la respuesta floja de por sí, porque bueno, de cierta forma los planes conmigo no tenían comparación~

En cuanto entramos al arcade ladeé ligeramente la cabeza. Si era tan grande como lo decía la publicidad en instagram, ya que lo había visto por fuera al pasar un par de veces, pero nunca había entrado en él. Paseé las pupilas por la cantidad de juegos que tenía, puestos de caramelos y bebidas también, hasta que di con la taquilla en donde se compraba probablemente la manilla o la tarjeta a recargar.

—A ver, apostemos por la cantidad de tickets que ganemos al finalizar la noche —la miré sobre el hombro al ser más baja—, si ganas puedes pedirme algo a cambio, lo que quieras, y si gano yo —ladeé ligeramente la cabeza—, me regalas otra cita, ¿qué dices?~

Ya que tan confiada se sentía y eso, estiré la mano para sujetar la suya, encaminándonos hacia los trabajadores que daban el objeto para poder hacer uso de los juegos.

>>Dos manillas —solicité soltando su mano de regreso al sacar la billetera.

 

Quizás no entendiera del todo el gusto de las apuestas de Zeld pero estaba segura que no iba a molestar en ningún momento cercano, quizás hasta hacía todo interesante porque ya había hasta una motivación para divertirse mucho más esa noche solo para ver quién conseguiría ganar la apuesta en cuestión solo por mostrar los lados más competitivos que pudieran tener aunque en lo absoluto era una experta en los juegos de arcade.

—Si me dices eso ya no me dan ganas de ganar~ —Bromeó sonriéndole bastante divertida, estaba demostrando quizás más confianza de lo que pudiera tener realmente en sus habilidades pero en el espíritu de ser competitiva iba a autoanimarse todo lo que fuera necesario —, pero no te preocupes, te invito yo si gano~ —Asintió bastante segura de sus palabras aunque se le notaban mucho las ganas de reírse por tratar de mantener aquel ahora confiado pseudocoqueto cuando le gustaba ser más discreta.

Sujetó su mano cuando vio aquel gesto sin dudarlo ni un segundo para finalmente adentrarse al lugar, dándole su mano libre a los trabajadores para que pusieran aquella pulsera en su muñeca, siendo ella luego la de que terminó guiándolo por el lugar luego de localizar una máquina a lo lejos que podía servirles como primer reto en su competencia.

—¿Qué te parece iniciar con el clásico de probar nuestra puntería al encestar, Zeld?~

 

Un poco de sorpresa si me causó, más no se me coló en ninguna de mis facciones, lanzándome hasta una ligera pizca de satisfacción, porque mira nada más, así lo dijese en tono de broma el coqueteo lo casé al tiro, provocando que la sonrisa se me acentuara al no haber un perdedor como tal en realidad.

—Como diga la princesa~

Me dejé hacer en la muñeca en lo que me ponían la manilla, por lo que había explicado el chico se trataba de esas que al ponerlas en el dispositivo descontaba automáticamente el dinero dependiendo del juego, a lo que mi intención era probar la mayoría, o en su defecto los que más le llamasen la atención a Whitman. Elevé las cejas ligeramemente en lo que Cathy tomaba las riendas de guiarnos al primer juego, y bueno, podía concederle ese tipo de libertades~ Denoté los balones de basket atajados por el plástico, la cesta, el marcador y la distancia que imponía la máquina.

—Me parece una buena elección —respondí sin soltar aún su mano, ya que estabamos, colocando la muñeca libre sobre el lector electrónico a lo que se desbloquearon los balones en lo que volví a sus ojos, moviendo la cabeza hacia éstos—, tú primero.

 

Asintió ante su proposición de ser primero ella la que intentara teniendo la nota mental de no dejar que pasara su pulsera cuando a él le tocara para que así también no perdiera tan rápido el dinero que había colocado en la suya porque ese juego había sido por completo su elección y bueno, sentía que lo más justo era que ella pusiera la suya incluso si la primera ronda del dinero la hubiera puesto Zeldryck.

La intención era lo que contaba al final del día~

—Veamos que tan bien me va entonces~

Esperaba por lo menos, dos encestadas para tener tan siquiera un par de tickets que presumir.

 

La seguí con la mirada en lo que sujetaba un balón de básquet, fallando el primer tiro a lo que ladeé ligeramente la cabeza, como quien piensa que esto sería pan comido, sin embargo Cathy encestó los dos siguientes, fallando el último.

—Pero mira nada más~ —comenté de lo más burlón—, escogiste como primera opción algo que sabes jugar, a ver qué tal me va a mí.

La máquina dejó libre otros cuatro balones para el segundo jugador, alumbrándose el tablero contrario. Lancé, encestando el primero, retomé el segundo que igual entrón sin problema, sin embargo fallé los otros dos.

—Parece que vamos en empate, princess~

 

Frunció ligeramente el ceño cuando vio que su primera pelota falló pero no tardó demasiado en tomar otra de las pelotas para intentar un nuevo tiro, esta vez tratando de apuntar al cuadro del tablero, otorgándole no solo su primera pero también, su segunda canasta, con eso ya hasta había alcanzado la meta de lo que ella esperaba así que, solamente iba a poder mejorar de allí en adelante.

Su mini meta estaba superada~

—Si creo que te he dado algo de ventaja... creí que las ibas a meter todas —confesó con una sonrisa, asintiendo sobre el empate, pasando a arremangar un poco las mangas de su sudadera para no sentir que la tela se iba a meter en el camino —, veamos si puedo romper nuestro empate~

4 encestadas.

 

Se me escapó la risa ante el comentario, relajando los hombros en el proceso en lo que movía el cuello como quien busca destensar la nuca por ahí derecho, mirando luego entre las pestañas los movimientos gráciles de su cuerpo en lo que volvía a encestar dos más, fallando las dos restantes.

—A ver qué me depara la puntería~ —. Tomé nuevamente el lugar del lanzador, fallando las dos primeras como un campeón, encestando la tercera, la cuarta rebotó contra la cesta pero rebotó fuera—, parece que ahora te estoy dando ventaja a ti, Cathy.

Moví la cabeza, invitándola nuevamente a acercarse.

Contenido oculto

Points princess: 4
Puntos Zeld: 3

 

La confianza seguía creciendo en ella por cada punto que estaba consiguiendo y el sencillo hecho de que ahora le estaba llevando la ventaja a Zeld aunque fuera solo por un punto solo porque sabía que no tenía ninguna clase de experiencia en esa área en comparación a lo que sentía que él pudiera tener.

Y para nada iba a creer que simplemente le estaba dejando ganar.

Lamentablemente de sus últimos tiros solo uno pudo entrar perfectamente, consiguiéndole un último punto a su tablero pero, estaba más que complacida con su desempeño. —Bueno... tampoco gané demasiada ventaja, podrías alcanzarme en un golpe de suerte, ¿no?

Contenido oculto

Points princess: 5
Puntos Zeld: 3

 

Le presté una atención ridícula a cada tiro que lanzaba hasta que finalizó los turnos, dejando escapar una risa de lo más maliciosa al ver que al igual que yo había logrado unicamente un balón dentro.

—Uy, ¿te pusiste nerviosa o algo? —le fastidié en lo que retomaba el puesto como jugador—. A ver princess, que apenas estamos comenzando~

Entorné ligeramente la mirada sobre la canasta, sujetando el balón con la izquierda, a lo que la derecha apenas y me servía para darle dirección al mantenerlo a un costado, probando puntería de nuevo.

Contenido oculto

Points princess: 5
Puntos Zeld: 5

 

Un leve sonrojo apareció en sus mejillas cuando lo escuchó al mismo tiempo que le sonreía bastante divertida, era una muy buena forma de tomarlo en cierta forma, creía que era más el exceso de confianza al ya haber estado en la delantera pero no no veía en lo absoluto malo que Zeld quisiera adjudicarse la razón de ser quien la pusiera "nerviosa".

—Quizás me pusiste nerviosa o... simplemente quería dejar que me alcanzaras para que sea un empate—Le mostró la lengua, recogiendo los 10 tickets antes de dividirlos a la mitad para que cada quien tuviera los que le correspondían, luego volvió a tomar su mano con suavidad para tener cercanía nuevamente —. ¿Te parece si tu escoges el siguiente?~

 

No me pasó desapercibido el sonrojo para nada, es más, le decoraba el rostro bastante bien, así que probablemente estaría tanteando qué más la haría poner los pómulos de aquel tono, a ver si contaba con algo más de suerte y le subía el color completamente a lo que también me reí al ver el marcador. Vaya empate. Recibí los tickets para luego dar un vistazo a nuestro alrededor.

—Las princesas modestas suelen tener bastantes secretos, ¿sabías eso?~ —continué la broma hasta denotar un puesto que me llamó la atención—. Ya tengo uno en mente.

Me guardé los tickers en el bolsillo de ls sudadera para luego sujetarla de la mano, guiándola entre tanto hasta deparar en aquel entretenimeinto, inclinándome apenas para susurrarle divertido de por sí, proque esperaba al menos aquí, desempatar.

>>A ver qué tal te va en el jockey de mesa~