Gerascofobia.

Tema en 'Relatos' iniciado por Disc Zu, 17 Mayo 2009.

  1.  
    Disc Zu

    Disc Zu Usuario común

    Acuario
    Miembro desde:
    24 Julio 2006
    Mensajes:
    285
    Pluma de
    Escritor
    Título:
    Gerascofobia.
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1228
    Gerascofobia.

    Lo público ahora, de otra forma se que me arrepentire y morirá :rezar: Odio este one-shot. ¡Dios mío! James se ha de retorcer en su tumba.
    Quiero decirles que no soy buena con one-shots, son demasiadas palabras para expresar una idea corta, incluso con menos le hubiera podido sacar más jugo a la fobia. Si lo leen es bajo su propio riesgo.

    Aclaración:
    Basado en James Byron Dean artista de Hollywood.

    Gerascofobia.

    Vive rápido, muere joven, y deja un bonito cadáver.
    James Byron Dean.

    El pequeño bastardo corría reluciente por la carretera de California a una velocidad moderada. Dentro, el conductor Dean luchaba internamente mientras en su mente repetía las palabras de su última filmación en cortometrajes “Conduzca con cuidado, puede que la vida que salve sea la mía”;debatiéndose entre pisar el acelerador más a fondo, o dejar que el hermoso Porsche Spyder 550 siguiera corriendo a una velocidad que no merecía.

    —¿Escuchas un solo ruido por parte del motor? ¡Apuesto a que no!... Tardó tres horas pero estoy orgulloso de ello. James, te aseguro que este nene no te va a fallar en la carrera.

    —Eso espero Rolf, o juro que morirás atropellado por un artista de Hollywood en su Porsche. —Dean sonrió.

    Y él era James Byron Dean, solitario, famoso y fanático de las carreras a velocidad; el actor de loca vida que hoy se sentía orgulloso por ser llamado de tal manera tan retorcida y descriptiva. Con el cabello castaño siempre revuelto, la piel cobriza, facciones varoniles y la mirada penetrante, con la sonrisa arrogante en su rostro ante las ideas surgiendo de la nada, con el recuerdo de Angeli incrustado en el alma, con los sueños casi completamente cumplidos, y los miedos irracionales y nefastos torturándolo sin razón.

    —Eres fanático de los porsches ¿no James? ¿Te gusta la velocidad? —dijo Wütherich a su lado.

    —Al Speedster 356 le estalló un condenado pistón en la última carrera. —Torció el gesto al recordar a su descapotable blanco.— En cuanto a velocidad solo en carros, me da fobia volar, por ejemplo.

    Una carcajada resonó por parte del mecánico Rolf Wütherich antes de que el actor le dirigiera una mirada asesina suprimiendo la gracia. A él no le divertía en lo absoluto tener esa estúpido miedo a subirse a esas maquinas voladoras ni que se rieran de él cada que la mencionaba, por eso no había dicho a nadie de su otra fobia, la peor.

    Aumento la velocidad un par de millas al tiempo que un temblor se apodero de sus manos; tragó saliva cuando recordó su eterna turbación. Podía evitar sentir miedo a volar siempre y cuando no volara, pero su otra fobia era por mucho más horrorosa y estaba latente cada instante y segundo de su vida, un miedo que se acrecentaba sin remedio y que se burlaba en su cara cada que se veía al espejo y este le regresaba la piel más rugosa y manchada, cuando inevitablemente acudían a él los recuerdos de su infancia, llorando junto a la tumba de su madre.

    —El tiempo pasa y tú te marchitas. Tic, Tac.

    Le aterraba una existencia completa, vivir hasta arrugarse a más no poder significaba que el cuerpo e incluso el alma se deterioraban. Para él las personas dejaban de ser humanos a los ochenta y no le importaba mucho, pero saber que él también era susceptible a tal situación le provocaba una enorme turbación. Él amaba ser humano, amaba su cuerpo y su vitalidad, amaba saber lo que pasaba alrededor y poder hacer las cosas por sí mismo, adoraba meterse con una y otra mujer, y amaba manejar su Porsche logrando ganar los primeros lugares en las carreras, quería actuar siempre que pudiera y que las fanáticas aclamaran su nombre.

    —No existe nunca jamás James. Tic, Tac.

    Sus pupilas se dilataron al recordar esas palabras, su madre lanzando sus esperanzas al vació cuando declaró que no existían los cuentos de hadas; Peter Pan jamás llegaría para salvarlo de su miedo, tendría que salvarse el mismo, fuera como fuera, incluso buscando la muerte cada segundo de su existencia si era necesario, dispuesto a perder la vida mucho antes de que esta comenzara a cambiar y su cuerpo empezara a secarse.

    —La gente también se deteriora James, es lo normal. Tic, Tac.

    Perderlo todo no era normal, y Dean no era lo suficientemente valiente para aceptar que la vida le quitaría todo lo que le había otorgado, le daba miedo, mucho miedo que su cuerpo perdiera toda capacidad de escuchar la más majestuosa música, quería recordar a Angeli en todo momento, aunque doliera, y por supuesto que le gustaba aprender más cada día, aunque fueran conocimientos innecesarios.

    James, vas a envejecer y morir aunque no quieras. No puedes detener el tiempo Tic, Tac.

    No. Él se iría del mundo cuando aún tuviera fuerzas para hacer todo lo que le gustaba, no quería una vida aburrida ni mucho menos triste, no quería llegar a ser una persona olvidada por el mundo. Él era James Byron Dean y se negaba a que su nombre no estuviera acompañado de la palabra aventura.

    —Nadie se aferra a la juventud de tal manera James. Tic…

    —¡James por Dios! ¡Despierta y pisa el maldito freno! —gritó Wütherich a su lado.

    Su mente regresó al mundo a tiempo para ver el Ford que se acercaba a él con una velocidad alarmante, intentó girar hacia la derecha pero no había salida; era muy tarde, ni siquiera le dio tiempo para gritarle un “puto” al conductor estúpido que lo mataba. Todo se pinto de negro y alcanzó a visualizar una figura frente a él.

    Su madre Mildred Winslow como nunca la había visto, con los ojos apagados y el cabello lleno de canas. Miró a Dean a los ojos sonriendo.

    —No llores más mi niño —susurró ella.— al menos no llegas a los ochenta. No te atormentara nunca la demencia senil para empaparte en pesadillas.

    Al menos no llego a los ochenta—se repitió él antes de estamparse contra el volante del pequeño bastardo —No pierdo la habilidad de caminar, leer o escuchar, ni me ataca el Alzheimer o el mal del Parkinson.

    Dean se rompió el cuello, se lesiono los antebrazos, se fracturo las piernas y murió al instante. Murió sabiendo que los ochenta no le deslucirían la esencia del ser reduciendo su vida a estar postrado en una cama, sabiendo que ni el tiempo le robaba la identidad.

    El rebelde sin causa murió feliz y sin miedo, aunque más tarde el forense dio a conocer que el actor no dejó un bonito cadáver como él deseaba, y que en efecto, perdió todas y cada una de sus habilidades humanas.
    _______

    (?) No sean crueles. ¿Ya dije que odio el fic? Por cierto James no tenía Gerascofobia, pero sus palabras me inspirarón a creer que si.
     
  2.  
    berlinQueer

    berlinQueer Usuario común

    Capricornio
    Miembro desde:
    22 Diciembre 2003
    Mensajes:
    304
    Pluma de
    Escritor
    Re: Gerascofobia.

    no te digo que es perfecto, porque tenés por aca y por alla algunas cositas que no me terminan de convencer, pero está muy cerca. Me gustó mucho el tema que elegiste, y que hayas decidido basarte en el gran James Dean (no sabia que se llamara también Byron, que genial portar ese nombre) y los dialogos son magnificos. Sobretodo los dialogos, y las marcaciones del narrador son como creo los hubiera dicho él. Incluso mientras lo leía lo iba recitando (en mi mente, todavia no estoy tan chapita para hacerlo en voz alta) en ingles, con su acento desfachatado.

    Pero, como dije ahi arriba, hay un par de cositas que... ay. Lo que más me molesta por ahi es la frase final. El final tenia que ser la gloria, y no está mal lo que decis, sino como lo decis. Lo del forense esta copado, pero (creo) si hubieras invertido la oracion, no en contenido, sino en forma, terminando con "el rebelde sin causa murió feliz y sin miedo", hubiera quedado muchisimo mejor.

    lamentablemente no hay ningun retrato como el de dorian gray, y tampoco existe peter pan. 80 años? es una animalada, yo tengo mi cronometro parado a los 36.
     

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso