-Gato- Daisy era muy amante de los gatos, y eso Luigi lo sabía. Su pasión era tanta por esos simples animales peludos que no le importaba el precio que pagar por tener uno para sí. El problema era que desde niña sus padres nunca le quisieron regalar uno, y ahora en su temprana adultez, no tenía la oportunidad de encontrar uno. Ella se la pasaba estudiando en la universidad y trabajando para pagar sus cuentas. Luigi hacía lo mismo, pero él trabajaba en la empresa familiar, la famosa pizzería "Mario Bros." y con eso podían vivir en tranquilidad. Ambos se conocieron hace muchos años, gracias a la mejor amiga de Daisy y al hermano de Luigi, pues ambos eran novios, cocidos por ser vecinos. La primera vez que Daisy conoció a Luigi, no le gustó como potencial amigo. Pues creía que era un cobarde sin personalidad, y eso a ella le molestaba mucho. Pero cuando vio que Luigi era muy valiente, tan valiente como para rescatar a un pobre gatito callejero que se había subido a un gigantesco roble, su forma de ver al menor de los Marios cambió. Fue cuestión de tiempo para que se hicieran los mejores amigos, y un poquito más para que fueran la perfecta pareja que eran hoy día. Ese día en específico se cumplirían 6 años de hermosa relación y el primer aniversario como casados, Luigi lo tenía todo preparado, pues de los dos él era el más sentimental. Su plan consistía en una cena romántica en casa, un poco de música para ambiental, una carta hecha por él mismo, una cadena para su amor y el regalo especial. Estaba muy contento por lo que él sentía sería el mejor aniversario de la vida. Ya quería ver la cara de alegría de su amada al ver el regalo que le obsequiaría. Cuando Daisy llegó a casa y se encontró con todo apagado, sonrió, pues ya veía venir las atenciones de su joven esposo. Dejo sus cosas en una esquina de su casa y se dispuso ir a la cocina donde fue recibida con un… – ¡Feliz aniversario, mi amor! – La velada fue hermosa, bailado al ritmo de un tango y música clásica, charlaron, rieron, cenaron, se dijeron cuanto se amaban y se besaron en numerosas ocasiones. Ya Luigi le había entregado la cadenita y la carta, y Daisy le había obsequiado un reloj y un CD que él quería. Pero aún faltaba lo mejor, para el entender del Luigi. – Todavía falta algo más. – dijo el hombre de la casa en forma risueña. – ¿Qué más falta? ¿Si esto es perfecto? – contestó muy feliz la joven esposa. – Ya veras, mi amor. Te va a encantar. – se levantó de su asiento y fue en dirección a su habitación, no antes de darle un beso en los labios a su esposa. Daisy se preguntaba que más podría ser, para ella todo estaba perfecto tal y cual lo había planeado su chico favorito. Ella seguía en sus divagaciones hasta que escucho un ruidito que la enterneció mucho, y con los ojos llenos de felicidad exclamó al ver el objeto en las manos de su esposo. – ¡Un gatito! – Y Luigi pensó que ese era el mejor regalo que había hecho en su vida, y que jamás se arrepentiría de haber hecho feliz a su esposa con ese detalle. Pero se arrepintió, ese condenado gato le había quitado su lugar en esa casa que era muy suya. Al principio sólo era cosas como dormir en su cama y comer en la mesa, o que Daisy quería que usara ropita de gato. Pero luego era que se acostara en su mueble, dejara pelos en su ropa, lo remplazara como almohada humana para con su esposa, que a la hora en la que él recibía cariñitos el gato los recibía, que tuviera más ropa que él mismo y que siempre había una pelea con su esposa debido a ese malvado gato del inframundo. – ¡Si te lo digo! ¡Fue ese condenado gato quien rompió tu vasija, amor! – gritaba frustrado el chico. – ¡No le digas condenado gato a Margarito y deja de culpar al pobre, que él no ha hecho nada! – le reprendió su mujer. – Sé que fuiste tú, pues odiabas mi vasija. - El gato sólo los miraba atentamente, con una mueca burlona para el entender del pobre Luigi. – ¡Y ahora estas castigado! – le dijo su esposa con mucho enfado. – Hoy dormirás en el sofá. – Luigi obedeció el mandato de su mujer, pues no tenía de otra. Y así fueron pasando los días, las semanas y los meses. Ya el menor de los Marios estaba algo cansado de la nueva rutina por el gato, y decidió irse de la casa para estar en el hogar de su hermano y cuñada. – No puedo más, les juro que se gato esta endemoniado. – se quejó Luigi casi llorando. – Lo peor es que mi Daisy no me cree, ella piensa que soy yo quien hago las cosas malas. – – Calma, mi corazón. – le abrazó su cuñada. – Ya verás como todo se resolverá. – – Así es, Luigi quédate tranquilo. – le dijo su hermano. Luigi no podía soportar estar lejos de su esposa ni una semana, y Daisy tampoco. Por lo que Mario y Peach idearon un plan para que ambos se perdonaran. Y funcionó. – Perdona mi amor, por no prestarte la debida atención que merecías. – le abrazó Daisy con amor. – Perdóname tú a mí, por ser tan ignorante y apartarme de tu lado. – la besó Luigi. Todos estaban muy contentos por el regreso de Luigi y Daisy, pero había uno que no estaba nada feliz con la noticia. – ¡Luigi! ¿Por qué mi camisa favorita esta toda rota? – gritó la mujer de la casa desde tu cuarto. – ¡Hoy también dormirás en el sofá! – Luigi miró a su lado, el gato tenía una expresión de inocencia y de que no rompía ni un plato. Pero Luigi Mario sabía cuál era su verdadera naturaleza. – Esto no se quedara así, condenado gato, pronto Luigi Mario cobrara su venganza. – murmuró el chico de gorro verde. – Muy pronto. – Y esa noche, Luigi durmió nuevamente en el sofá, y el gato se rió de su pobre desgracia en los cómodos brazos de su dueña. FIN
Muy buena. Me gusta mucho esa pareja. Hohoho. En realidad me encanto esta historia. Siempre me voy a reír con ese gato en serio. Me encanta lo ingeniosa que eres y la gran imaginación que posees. Sigue así, hermana mía. Besos y abrazos.
@Ariette Evita el spam. Por favor, edita tu comentario. Por si no sabes qué es el spam: ¿Qué es el spam? Por si no sabes qué poner en tu comentario: Como hacer comentarios.
Oh vamos, al menos mi hermanita me comentó algo. Usted solo se ha acercado a mi fanfic a regañarla. Usted hace Spam porque no ha comentado nada de la historia. Si quería llamar su atención por eso, debio hacerlo en su muro o en un MP, no en mi historia, señorita.
Como líder de foro me reservo el derecho a llamarle la atención a la usuaria Ariette en la historia misma con motivo de que los demás lectores de la historia no cometan el mismo error. Su comentario incumple con dos normas: Y quiero citar esta otra norma: Desconocer las reglas no la exime de responsabilidades y/o sanciones. Pero, no he eliminado su comentario por ser, ella, relativamente nueva y le he dado la posibilidad de editarlo. Si quieres responderme, o tienen alguna otra queja, envíenme un mensaje privado o acudan a mi perfil o al de los administradores, si lo creen necesario. Seguir hablando aquí sería considerado spam y tendría que eliminar los comentarios. Saludos.