One-shot [Gakupo]: Doce Campanadas.

Tema en 'Vocaloid' iniciado por Yoko Higurashi, 30 Diciembre 2016.

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    Yoko Higurashi

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    [Gakupo]: Doce Campanadas.
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    Romance/Amor
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    1
     
    Palabras:
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    Doce Campanadas

    Gakupo Kamui


    Recuerdo que eran las diez y media de la noche, como siempre, había sido el primero en llegar al festival de fin de año que se hacía en el gran reloj enfrente de la plaza. Suspiré, pensando si Len y Luki tardarían más en llegar.


    — Supongo que iré a comprar algo de comer mientras llegan —empecé a recorrer los puestos de comida.


    — ¡Berenjenas hervidas! ¡Berenjenas hervidas! —gritaba una señora mientras movía un abanico encima de dicha comida.


    — Huele bien… —susurré mientras mi estómago gruñía.


    — Quince la docena —dijo la señora mientras me ofrecía una bolsa.


    — Supongo que compraré —dije con una sonrisa mientras mi celular empezaba a sonar.


    Len: “¿Dónde estás? Σ( ̄口 ̄*) Estoy en el negocio de máscaras; no te encuentro, hay mucha gente OдO“.


    — ¿Pasa algo joven? —dice la señora mientras me da mi bolsa.


    — Sí, disculpe… —me agacho un poco para que me pueda escuchar mejor— ¿Sabe dónde puedo encontrar el puesto de máscaras? —ella asiente y sonríe.


    — Sí, claro —saca su mano afuera de su local— son tres puestos hacia abajo, y dos a la izquierda; está al lado de los juegos de tiro al blanco.


    — ¡Oh! ¡Muchas gracias! —hago una ligera reverencia y me retiro.


    Gakupo: “Voy para allá, no te muevas”.


    Había tanta gente que apenas se podía respirar, para cuando encontré al pequeño Len, él estaba acongojado tratando de rechazar la compra de una de las máscaras del local donde se encontraba.


    — Ya le dije que no me interesa —comentaba él con una sonrisa nerviosa.


    — Vamos, esta máscara de conejo te iría bien chica —le dijo a Len, él cual se sonrojo mientras lloraba un poco.


    — Pero no soy chica… —comentó. Lo cierto es que aunque me dio un poco de lastima, no pude evitar reírme, era cierto. Con la camisa ajustada de color blanco con un estampado de banana, una chaqueta amarilla con orilla negra, pantalones de mezclilla y botas amarillas con bolitas de adorno, aparte de su largo cabello en una coleta, daba un aire demasiado femenino.


    — ¡Gakupo! —gritó mientras corría a mis brazos hecho un río— ¿¡Por qué te tardaste tanto!?


    — ¿Es él su novio señorita? —dijo el señor.


    — ¡Que no soy una mujer! —gritó.


    — ¿No gusta comprar una máscara, joven? —me dijo el señor, ignorando a Len, yo sólo sonreí.


    — La de conejito parece muy linda —saqué unas cuantas monedas y se las di en la mano mientras tomaba la máscara y me la ponía en la cabeza— ¿Qué tal? —le pregunté a Len.


    — Horrenda —me dijo entrecerrando los ojos y yo me reí, en eso sonó el celular.


    Luki: “Acabo de llegar, estoy en el estacionamiento con mi hermana”.


    — Luka… —susurré mientras me sonrojaba de sólo pensar en ella.


    — ¿Qué? —preguntó Len mientras me miraba fijamente.


    — ¿Eh? Nada, Luki llegó y está en el estacionamiento —dije eso para quitarme la máscara de conejo en la cabeza y ponérsela a Len— ¡Vamos!


    — Luki… —susurro para luego fruncir el ceño— ¡Viene tarde!


    Caminamos los dos juntos en dirección al estacionamiento; era un auto negro con una estampa de salmón en cada puerta y en la cajuela. De ahí vi tocar suelo firme una bota negra, era Luki.


    — ¡Llegas tarde! —se queja Len, con sus mejillas infladas y sonrojadas, como conteniendo el aire mientras agita sus brazos.


    — Ah… —Luki suspira mientras alza un poco la mirada, parece fastidiado— ya no te quejes, vine… ¿No es así?


    — ¡Ese no es el problema Luki! —responde Len con unos ojos llorosos— ¿¡Por qué eres tan impuntual!?


    — Len, deberías calmarte —le toco el hombro para que se calme un poco, aunque tiene un poco de razón sobre la impuntualidad de nuestro amigo.


    — ¡Hola chicos! —en ese momento, suena aquella melodiosa voz, mis ojos se abren de golpe al ver tal dulzura y belleza juntos y mis mejillas se sonrojan.


    — Buenas noches, señorita Megurine —la saludo, tratando de no arruinar el momento.


    — B-buenas noches, Kamui —ella tartamudea un poco, probablemente por el frío de la noche mientras me sonríe de forma bondadosa.


    — Vámonos Len —Luki dice eso de golpe y empieza a caminar ferozmente, aunque realmente no me importa.


    — ¿Eh? Espera… —escucho decir a Len mientras los dos se alejan.


    En ese momento sólo éramos ella y yo, viéndonos fijamente en el solitario del estacionamiento. Había tantas cosas que quería decirle pero ninguna palabra cuerda salía de mi boca, como si hubiera una ley que me impidiera confesar esos sentimientos que tantos años llevaba en mi interior por aquella joven de rosados cabellos.


    — ¡Achú! —ella suelta un fuerte estornudo mientras se frota los brazos por encima de su chaqueta negra.


    — ¿Tienes frío? —pero antes de que ella pueda responder su pregunta me quito mi gabardina blanca y la pongo sobre sus hombros.


    — Kamui… —ella me mira fijamente.


    — Es curioso, ¿No? —le sonrío apartando un poco la vista. Me siento nervioso.


    — Casi nunca hablamos, ¿Verdad? —ella se recarga en su auto mientras con sus manos junta la gabardina, cubriendo su pecho.


    — No desde la secundaría —le digo mientras también me recargo en su auto, a unos centímetros de ella.


    — ¿Recuerdas cuando me declaré? —ella baja la mirada con un sonrojo— tú me rechazaste.


    — ¿Ah? Cierto… —suspiro— no te me volviste a acercar después de eso.


    — Sí, bueno… era difícil —ella mueve sus pies, como jugando con ellos— ¿Cómo te iba a ver? ¿Qué te iba a decir? —ella empieza a reír— eran cosas que me preocupaban en aquella edad.


    — Sí… —me quedo mirando a la nada.


    — Y después de eso ya no supe cómo hablarte —ella me mira fijamente con una sonrisa triste mientras me muerdo los labios un poco arrepentido— lo siento Kamui.


    — Gakupo… —le digo— antes me llamabas por mi nombre, por favor, hazlo de nuevo —ella se sonroja completamente para después sonreír de una forma cálida.


    — Entonces, tú dime Luka —nos quedamos en silencio un par de minutos.


    — Luka, ¿Sabes? Yo… —empiezo a hablar, tratando de confesar esos sentimientos que por años he guardado para ella.


    — Gakupo… —mientras la tomo de los hombros suavemente, para verla de frente y acerco lentamente mi rostro a ella.


    — Te… qui… —iba a decirlo, por fin lo iba a hacer.


    — ¡Luka! ¡Gakupo! —escucho unos gritos a mi espalda.


    — ¡Miku! —grita Luka sonrojada— ¿Qué haces aquí?


    — Hace unos minutos me encontré con tu hermano y Len, ellos me dijeron que estaban aquí —ella sonríe y luego gira a verme— ¡Hola!


    — Hola… —digo con una sonrisa forzada sintiéndome un poco humillado y saboteado por mis propios amigos.


    — ¿Y Mikuo? —pregunta Luka.


    — Se quedó con Luki —sonríe Miku mientras la abraza— entonces, ¿Nos vamos? Ya casi es el conteo.


    — ¿Eh? —ella empieza a jalar a Luka— pero… yo… nosotros…


    En eso las campanas empiezan a sonar, se escuchan a lo lejos; el conteo regresivo comienza mientras los tres nos quedamos viendo al cielo y al gran reloj desde el estacionamiento.


    — ¡No puede ser! ¡No lo logramos! —se queja Miku, mientras suelta a Luka para acercarse un poco más y ver los fuegos artificiales en el último segundo del año.


    — Supongo que este es nuestro año nuevo… —suspira Luka, a la cual tomo de la espalda para girarla a mí y darle un beso.


    — Feliz año nuevo… —le digo sonrojado después de aquel beso.


    — Feliz año nuevo… Gakupo.
     
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