Explícito Gabriel/Gabriela (+18)

Tema en 'Relatos' iniciado por Ruki V, 6 Junio 2020.

  1.  
    Ruki V

    Ruki V Usuario popular

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    Escritora
    Título:
    Gabriel/Gabriela (+18)
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    3056
    Hey (?) Miren, una vez más me he acobardado de realmente escribir detalladamente una escena sexual.
    Pero creo que siendo el sexo el tema principal de este escrito sobre la lujuria, sigue siendo explícito (?)
    Y para estar lo más protegida posible ante la oportunidad de que FFL me quite mi escrito, dejo "+18".
    Como puede que esto sea lo correcto puede que alguien me corrija: mientras tanto, gracias por leer.


    Gabriel quería desesperadamente tener el valor de comprarse todo eso en una tienda.

    Quería desesperadamente tener el valor para ir y tener la oportunidad de comprobar la calidad de la tela de la lencería, apreciar mejor sus colores, su suavidad, tratar de medirla contra su cuerpo para estimar si le quedaría bien.

    Quería el valor para contemplar sus opciones: la ropa interior con encaje, los bellos corset, las mallas de red, los disfraces de sirvienta con faldas exageradamente cortas, las esposas, inclusive los vibradores en un momento dado.

    Pero, por encima de todo, lo que más ansiedad le daba comprar por internet era la peluca.

    Gabriel estaba muy feliz con su cuerpo: era algo más bajito que el chico promedio, era muy delgado, su bien cuidada piel era suave y radiante, y su voluminoso pero corto cabello castaño combinaba con sus ojos.

    Nunca había pensado ni pensaría realmente en cambiar ninguno de sus atributos físicos; puede que fuera un chico algo afeminado y que le gustaran otros chicos, pero no por eso tendría que querer ser una mujer.

    Todo lo que quería era poder ocasionalmente vestirse como una, en público o en privado.

    E incluso en privado, estaba convencido de que una peluca perfecta era un accesorio del tipo absolutamente necesario: era el elemento que más facilitaba la convicción del cambio temporal de género que quería.

    Por eso, aunque comprarla por internet no le convencía, tuvo que aceptar que realmente no tenía más opción, y reconocer ante sí mismo que no esperaría mucho más tiempo para tenerla en sus manos.

    …​

    Karl estaba sentado solo en una mesa para dos en un área sorprendentemente poco llena del “restaurant”-bar más popular entre los estudiantes de su universidad. Era un viernes por la noche y había menos clientela de la usual, cosa que Karl agradeció; tendía a ser abordado por una o dos de sus compañeras de clase, o por chicas de otras facultades, cada que visitaba el lugar. Y probablemente en el pasado no le habría importado o hasta lo hubiera agradecido, pero esa noche pisaba por primera vez el bar listo para decirle a quien tratara “Lo siento, la verdad es que tengo pareja y de hecho la estoy esperando”. Lo tenía todo pensado: si una chica le insistía demasiado, diría “Mira, si no fuera cierto, me verías sentado en la barra a la que se acerca todo el mundo, no en una mesa para dos”. No es que Karl tuviera mucho ego, solo que sabía que eran conversaciones que podían darse.

    A la vista, era un muchacho alto, que tal vez no se ejercitaba pero se veía un tanto “en forma”, y cuyo rizado cabello negro, y barba de candado bien cuidada a juego, hacía resaltar sus enormes ojos azules. Era atractivo y por veces sabía reconocérselo a sí mismo pero por otras lo hacía sentir avergonzado; como es relativamente normal, había días en los que agradecía la atención y días en los que se fastidiaba. Ese día, la cosa era distinta.

    Para su suerte, no estuvo más de quince minutos sentado solo con su impaciencia cuando vio de reojo llegar por la puerta a una chica de largo cabello castaño, usando un vestido negro y chaqueta blanca abrirse paso hasta él con una pequeña sonrisa. Karl la miró boquiabierto mientras tomaba asiento frente a él, y por varios segundos ninguno de los dos dijo nada. Luego ella empezó a agrandar su sonrisa y acompañarla de un leve sonrojo.

    —Umm, creo que tu línea es “Hola, Gabriela. Wow, te ves increíble”— dijo ella sonriendo.

    —Me has dejado sin palabras— respondió Karl luego de también reírse un poco apenado.

    —En el buen sentido, espero.

    —¡P-por supuesto!— aseguró él y fue su turno para sonrojarse mientras ella volvía a reír.

    —…Me alegra— dijo Gabriela jugando con sus manos por encima de la mesa.

    —¿Habías hecho esto antes?

    —¿Toda esta producción?— se ríe. —No.

    —¿Oh? Pero entonces parte de, sí— asumió con una sonrisa.

    —Bueno, creo que podemos dejar las preguntas al respecto hasta ahí.

    Gabriela no lo dijo realmente en un tono que indicara que estuviese enojada u ofendida, pero si con una pequeña sonrisa que suplicaba con mucha calma que no se hablara más de eso, por lo menos en ese momento, y en ese lugar. Karl solo asintió, tomando su mano.

    —Déjame decirlo con mis propias palabras, ya que pasó la sorpresa inicial— dijo Karl y Gabriela se rió. —Te ves impactante, deslumbrante, hermosa— dice llevando la mano de Gabriela hasta sus labios, besando sus nudillos y después sonriéndole con un leve sonrojo.

    Gabriela suspiró con una sonrisa encantada, apretando el agarre de la mano de Karl. Y así se quedaron otros cuantos segundos en silencio, dedicándose miradas y agarrados de la mano, hasta que Karl sugirió que echaran una mirada al menú. Más que cenar pesado, pidieron un platón de aperitivos para compartir y se tomaron un par o más de bebidas, charlando en lo que pasaron un par de horas. Hasta que Gabriela empezó a impacientarse.

    —Hmm, ¿tal vez es hora de volver a nuestro dormitorio?— dijo ella, sonriendo melosa.

    —¿O-oh?— responde Karl al principio, pero después se aclara la garganta. —Claro.

    Karl se encargó de pagar la cuenta y salió del bar tomando la mano de Gabriela, con una pequeña sonrisa y un leve sonrojo, pero además un brillo en los ojos que quería transmitir muchas cosas: nervios, emoción, vergüenza. Deseaba con todo su ser lo que sucedería esa noche, y podía notar que Gabriela se sentía exactamente igual, o incluso más dispuesta y preparada. Se sentía bastante afortunado de que alguien como ella se hubiera fijado en él.

    La razón por la que aquel bar era tan popular era porque estaba tan cerca del campus de la universidad que, si estaban lo suficientemente sobrios, podían regresarse caminando sin ningún problema. Sin embargo, Gabriela convenció a Karl de llamar un taxi, con el argumento de que con tacones no podría caminar ese tramo; y como agradecimiento, en la “privacidad” del asiento de atrás, inició la primera sesión de besos de la joven noche.

    Después de decirle al conductor a donde iban y cerrar la ventanilla que le bloqueaba la visibilidad de lo que hacían, Gabriela subió una de sus piernas al regazo de Karl y lo atrajo hacia ella para besarlo profundamente mientras acariciaba su cabello y sus mejillas. Él solo suspiraba entre besos, con sus brazos rodeando la delgada cintura de Gabriela, poco a poco acariciando su espalda, tratando de no despeinar su largo y lacio cabello castaño.

    Se detuvieron y se tomaron un respiro, riendo un poco, como si fueran adolescentes que se veían a escondidas, decididos a no lucir demasiado “alterados” cuando bajaran del taxi. Karl le pagó al conductor y volvió a llevarse a Gabriela de la mano hasta su dormitorio. Los dos tenían la esperanza de que fuera lo suficientemente tarde para que nadie los viera, o de que quien los viera no fuera a entrometerse y hacerles preguntas duras de contestar.

    El destino les sonrió, dejándolos volver a su dormitorio sin problemas, permitiéndoles un gran suspiro cuando finalmente cerraron la puerta a sus espaldas, y volver a reírse un poco de sí mismos. Después de ahí, palabras no eran precisamente lo que hacía falta: lo que necesitaban era, primero que nada, sentarse en una de las camas y retomar su sesión de besos, más profundos, dejando paso a más caricias, que provocaban más gemidos.

    Karl se separó de Gabriela para quitarle su chaqueta y dejarla en una silla, para después lentamente desabrochar el cierre a la espalda de su vestido. Estaban frente a frente y ella sonrió mientras se encargó de deshacerse por completo del vestido, que dejó caer al suelo como si fuera nada para revelar el corset negro con encaje celeste, bragas a juego y liga que traía puestos solamente para el deleite de los brillantes ojos del boquiabierto Karl.

    —Cielos— suspira Karl. —Apuesto que ninguna chica podría lucir esto como tú.

    —No lo digas así— dijo Gabriela riendo, haciendo que Karl se recostara en la cama.

    Y se colocó encima de él a la altura de su entrepierna, dejándolo admirar un poco mejor su figura no realmente femenina; no tenía exactamente curvas, carecía de pechos, y, lo más destacable, definitivamente eran genitales masculinos los que poco se ocultaban tras aquellas adorables bragas. No era nada difícil persuadir al resto del mundo con aquel cabello largo, un hermoso vestido, maquillaje casi profesional y voz aguda pero dulce.

    Karl sonrió, enderezándose para volver a rodear a Gabriela con sus brazos y besarla con dulzura, lentamente aumentando la intensidad de los besos mientras acariciaba su cuerpo por sus costados, su espalda y hasta donde podía de sus piernas en esa posición. Gabriela sonreía contra sus labios, volviendo a pasar sus dedos por el cabello de Karl, gimiendo en voz baja entre besos. Por momentos murmuraba el nombre del pelinegro entre suspiros.

    No pasó mucho más tiempo para cuando Gabriela decidió que las ropas de Karl eran un estorbo, empezando a desabotonar su camisa y quitarle el cinto de su pantalón. Él reía un poco entretenido y sorprendido por su actitud tan decidida, dejándose desvestir en parte, al final quitándose él mismo su pantalón. Volvieron a la sesión de besos y las manos de uno empezaron a recorrer el cuerpo del otro en busca de estimularse mutuamente.

    De ahí en adelante, a ambos se les pasaron volando las horas en medio de besos, caricias, incansables movimientos de caderas, y gemidos que acallaron lo mejor posible al recordar que otros universitarios viviendo en los dormitorios podían oírlos. Para cuando decidieron que querían simplemente dormir acurrucados bajo las sábanas de la cama, no faltaba mucho para que empezara a asomarse el sol; pero no tenían ninguna prisa por madrugar.

    …​

    Ya muy entrada la mañana, Karl fue el primero en despertar, tallándose los ojos y viendo a Gabriel dormir pacíficamente a su lado. Sonrió confundido al que que en algún momento en la madrugada se levantó a quitarse su peluca y lencería; no lo sintió levantarse de la cama en lo absoluto. Esperaba devolverle el favor y no despertarlo hasta que estuviera completamente descansado, pero no se resistió a plantarle un pequeño beso en su frente.

    No pasó más que media hora para que Gabriel empezara a despertarse, pero en lugar de estirarse dejó escuchar algunos quejidos mientras se pegaba todavía más a Karl, quien rió un poco pasando sus dedos por su corto cabello castaño. Gabriel bostezó, separándose un poco para abrir poco a poco sus ojos, mirando a Karl con una pequeña sonrisa. Aún medio dormido, Gabriel acarició las mejillas de Karl y lo atrajo hacia sí para besar sus labios.

    —Buenos días— dijo Gabriel.

    —Buenos días— respondió Karl, sonriendo. —Qué manera tan agradable de despertar.

    —También fue muy agradable la manera en la que fuimos a dormir— añadió Gabriel con una amplia sonrisa, jugando con algunos mechones del cabello de Karl entre sus dedos.

    —S-supongo que sí— Karl se rió con un leve sonrojo. —Es decir… fue realmente increíble.

    —Tú eres increíble— Gabriel también se sonrojó, manteniendo su sonrisa. —Me encantas.

    Karl volvió a besar suavemente sus labios, juntando las frentes de ambos, quedándose los dos así de cómodos por un buen rato más. Hasta que Gabriel se apartó para sentarse en la cama y finalmente desperezarse, suspirando. En realidad parecía fresco como lechuga, como si la única evidencia de la noche anterior fuera el hecho de que estaban desnudos en la misma cama. Poco después, Karl también se sentó y rodeó al castaño con sus brazos.

    —¿Quieres ir a desayunar a la cafetería, o preferirías que fuera a traer algo al cuarto?

    —Aww, ¿traerías el almuerzo?— preguntó Gabriel abrazándolo. —No quiero salir hoy.

    —Quiero ir a darme una ducha primero, ¿está bien?— dijo Karl y besó su mejilla.

    —Oh, está bien. Yo prefiero ducharme después de comer. Te esperaré en cama.

    Karl le dio un último beso antes de finalmente levantarse de la cama, yendo a su closet para ponerse unos shorts deportivos y una camisa sin mangas simple para caminar hasta las duchas de los dormitorios. Tomó la ropa limpia que se iba a poner y su toalla; tendría que volver a la habitación a devolver la ropa que se quitara y su toalla húmeda antes de ir a comprar comida. Sonrió y le dedicó un “no tardo” a Gabriel antes de finalmente irse.

    Gabriel le sonrió de vuelta, y se quedó un momento sonriendo para sí mismo antes de soltar un pequeño suspiro y volver a dejarse caer en la cama. Sentía que estaría pensando en la noche anterior todo el día; Karl lo había sorprendido, sobrepasando sus expectativas, siendo al mismo tiempo increíblemente apasionado y terriblemente tierno. “Digo, nunca me ha hecho falta la ternura en noches como esa pero, tampoco se desagradece” pensó.

    Tomó su celular del buró para encenderlo, y como tomaba tiempo decidió levantarse a ponerse ropa para no comer desnudo. Al momento en que terminó de vestirse, vio que su celular ya estaba encendido, pero cuando iba a tomarlo se detuvo en seco porque casi de inmediato le entró un mensaje que sonó con ring-tone personalizado. Había considerado cambiarlo, e incluso eliminar el contacto, pero sonrió antes de desbloquear la pantalla.

    Aunque, al leer el mensaje, su sonrisa se convirtió en un ceño fruncido por un momento.

    [“Buenos días, Gabriela”]

    Después de pensarlo un segundo, sonrió, recordando que obviamente habría sido vista.

    [“Acabo de ver pasar a tu nuevo e iluso juguete”]

    La sonrisa que le portaba no le duró mucho más luego de que le llegaran más mensajes.

    [“Verlo justo ahora me recordó que lo vi ayer…”]

    [“Y verte a ti, junto a él, usando una peluca horrible comparada con
    la que yo te compré”]

    [“Amaneciste con tu promiscuidad satisfecha o ese sujeto es
    apariencia sin experiencia?”]


    Gabriel volvió a sonreír. Sabía exactamente como debía de contestarle a esos mensajes.

    [“John, cariño mío, acaso tú eres el que amaneció de mal humor?
    Es porque no has podido llevar en lo absoluto a tu nueva
    noviecita a la cama o porque ya comprobaste que ella es
    la que es solo una cara supuestamente bonita?”]

    [“No te hagas al ardido, tú te buscaste a otro”]

    [“Tú no te hagas el celoso, tú ya
    le habías echado el ojo a otra”]

    [“Ahora resulta JAJAJAJAJA”]

    [“Quién de nosotros dos fue quien empezó la relación
    diciendo que no sería algo exclusivo para semanas
    después asegurar estar enamorado del otro y días
    después acostarse con alguien más?”]

    [“Y semanas después acostarse con alguien diferente?”]


    [“Estás tratando de hacerme sentir culpable o
    de recordarme y a ti mismo tu estupidez?”]

    [“O de verdad no te das cuenta de lo que me escribes?”]

    [“Creo que si es la tercera vez que prefiero coger
    con alguien más, deberías captar, John”]

    [“Si solo te importa el sexo, y si estás insinuando
    que ya no estabas satisfecho conmigo, por qué no lo
    dejaste en claro desde la primera vez que
    encontraste a alguien más?”]


    [“Porque me había equivocado y ese alguien más no era mejor que tú”]

    [“Karl definitivamente es muchísimo mejor que tú, cariño <3”]

    [“…pero voy a admitir algo, y quedará por escrito”]

    [“Cuando descubras que mejor que yo no hay,
    y me extrañes, tal vez podamos divertirnos
    juntos un rato, por los viejos buenos
    tiempos, pero sin nada de
    sentimentalismos”]

    [“Me das asco”]

    [“Oh, yo sé que no lo dices en serio, John”]

    [“No me estarías mensajeando para esto”]

    [“Sé todo lo que vas a extrañar”]

    [“Nadie lo hará como yo, cielo”]

    [“Sabes qué?”]

    [“Siento pena por ti”]

    [“Y siento más pena por Karl”]

    [“Pero he oído que era algo mujeriego”]

    [“Un día una mujer de verdad le abrirá los ojos”]


    [“Mientras tanto, esperemos que sea tanto o más estúpido que tú”]

    [“No te lo tomes muy a pecho; yo no voy
    a ser quien bloquee contacto contigo”]

    [“Hablamos luego, amor mío”]

    Tras ese último mensaje de Gabriel, John dejó de responder. Y el castaño efectivamente se decidió por no borrarlo de sus contactos, pareciéndole un tanto adorable y quizás hasta excitante que le rogara tanto; que lo tuviera a sus pies y quisiera fingir que no. “Qué mal que yo no siento pena por las chicas que nunca serán suficientes para ti” pensó, riendo para sus adentros, volviendo a dejar su celular en el buró y acostándose en cama otra vez.

    Unos minutos después, Karl volvió a la habitación ya con ropa limpia y disponiéndose a extender su toalla mojada en una silla, yendo a sentarse a la cama un segundo y tomando una de las manos de Gabriel y besar sus labios con una sonrisa radiante y encantadora.

    —Lo siento, apenas iré a comprar la comida. Pero prometo que no tardaré mucho ¿sí?

    —No iré a ningún lado, cielo— respondió Gabriel sonriendo.

    Aunque John probablemente seguía sin creer que Gabriel no pudiera sentir la más mínima culpa por ser así, todo en lo que el castaño podía pensar en esos momentos era en cuándo volvería Karl a hacerlo sentir tanto placer que lo llevara al cielo. Lo esperaba con ansias.
     
    Última edición: 14 Agosto 2021
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    Elliot

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    Interesante el personaje de Gabriel, con su pasado romántico problemático y su cuestión de género. No me quedó claro si es en realidad trans y está confuso o si de verdad su faceta de Gabriela es meramente un pasatiempo, aunque supongo que esa ambigüedad es parte de la gracia.
    Las escenas sexuales no fueron tan intensas como creí que serían por la advertencia. No hay de que preocuparse de que no sea apropiada para la página, he leído otros relatos con escenas más intensas y no parece que salten alarmas.

    Saludos! ^^
     
  3.  
    Ruki V

    Ruki V Usuario popular

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    Primero que nada, MUCHÍSIMAS gracias por leer y comentar.

    Gabriel está inspirado en otro personaje mucho más amable que este, podría decirse. Dicho personaje a la larga se convierte en una mujer transgénero (más no transexual, pues no habrá hormonas ni cirugías involucradas). Podríamos decir que Gabriela probablemente llegue al mismo punto, por lo que probablemente pasará a tener un problema o dos cuando alguien se fije en ella pensando que es biológicamente una mujer.

    Al contrario: mi intención con la advertencia era que quien leyera no esperara demasiado JAJAJAJAJA. Y no se trata de que no lo creyera apropiado para la página, sino que me acusaran de mal etiquetarlo y me lo bloquearan sin darme oportunidad de corregir mi error. No sería la primera vez que me bloquean un escrito sin una buena razón.

    De nuevo, muchas muchas gracias por leer y comentar uvu de veras <3
     
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  1. Layla-chan
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