One-shot de Naruto - Fuerte (Desafío Ninja)

Hola a todos, éste es un pequeño relato que he escrito para el Desafío Ninja espero les guste.

Fuerte​

El sufrimiento por la ausencia de un ser querido es inmenso. Vivir en carne propia el dolor es abrumador. Reconocer que eres un total fracaso es una carga pesada.

Las palabras fueron devastadoras para su ya destrozado corazón.

—"No eres digna de ser la cabeza de la familia, eres una decepción"—

Fueron las hirientes palabras de su progenitor, una vez más fracaso en su entrenamiento, una vez más caía exhausta. Siempre era lo mismo, la pobre Hyûga soportaba golpe tras golpe intentando avanzar pero el resultado no cambiaba terminaba tumbada a los pies de su padre o de Neji y ambos le recordaban lo inútil que era.

— ¿Qué sabían ellos? — no podía mantener la mente fija en el entrenamiento, su pensamiento y parte de su corazón estaban con él. Él que la apoyo en los exámenes Chünin, el que estuvo ahí para ella dedicándole palabras de aliento y sobre todo confiando en ella, pero él no está.

— ¿Quién le daría fuerzas para no caer? ¿quién la vería a ella? nadie, él era el único —. Eso era lo que pensaba mientras yacía inmóvil en la fría madera del Dõjõ Hyûga, con pesadez levantó su maltrecho cuerpo para encaminarse a su habitación, necesitaba unas horas para ella, para su dolor.

Llorar no estaba en sus planes pero el dolor punzante y creciente dentro de su pecho la domino; prometió ser fuerte al enterarse de su partida, prometió hacerse fuerte para poder estar a su lado, pero en todo era un fracaso.

— Fuerte... —se dijo a sí misma ¿cómo se haría más fuerte? se cuestiono mentalmente, y una idea cruzó por su mente, a prisa limpio su rostro e incorporándose tomo su decisión se marcharía. Un poco inestable comenzó a empacar unas cuantas cosas, y con un ligero temblor en sus pálidas manos tomo un trozo de papel en el que escribió: "yo jamás retrocederé a mi palabra, éste es mi camino ninja" lo colocó sobre su cama y emprendió el rumbo a su destino.

Los días junto con sus noches pasaron y la ojiperla se sentía exhausta cada minuto, cada hora entrenaba. Su entrenamiento consistía en Taijutsu por la mañana , por la tarde Ninjutsu y por la noche Dõjutsu, se exigía al punto de quedar inmóvil debido al agotamiento.

Un mes había pasado desde su partida, un mes desde que dejo Konoha, un mes sin saber de su familia pero por encima de todo un mes más de no verlo, de no saber de él. Su mente agotada del mismo recuerdo no hacia más que gritar por un descanso y su cuerpo indefenso suplicaba ser liberado de la tortura. Sí, Naruto aún tenía toda su atención, por él estaba en ese lugar desconocido, por él se pasaba los días entrenando, por él..

Ella siguió adelante esforzándose al máximo dando lo mejor de sí, consiguió mejorar muchas de sus técnicas e incluso alcanzar algunas que no sabia que existían. Pero algo dentro de ella se comenzó a mover haciéndola sentir incomoda.

La Hyûga había alcanzado su tan anhelada fortaleza, sabia que ahora podría caminar junto a él, sentía poder enfrentarse al mundo entero tomada de su mano. Y una vez más esa sensación la invadía, una incomodidad creciente en su pecho ¿por qué? pensó mirando al cielo.

Sobre su cabeza se habían formado densas nubes que anunciaban una tormenta poco le importó,y paciente espero por ella, una a una feroces gotas de lluvia golpeaban a la kunoichi quien parecía disfrutar de su atrevido roce, dejó que se sintieran libres y elevando su rostro al cielo les dio la bienvenida.

Mojada de pies a cabeza sentía la necesidad de él, y tan rápido como su mente lo recordó su corazón lo resintió; comenzó con un ardor en el estómago que se extendió como fuego hasta su pecho liberando el dolor con un grito — ¡NARUTO! —

Y dejándose caer sobre sus rodillas comenzó a sollozar quería liberar las penas que dejo la partida de él, lo extrañaba demasiado, anhelaba sus manías, añoraba su actitud rebelde y soñadora. Aún sobre la tierra mojada comenzó a dar golpes desahogado su frustración y haciéndose daño a cada arremetida intentaba superar su propia debilidad...Él.

Habiendo liberado su sentir, limpio su rostro y se puso en pie miro al cielo al tiempo que le regalaba un suave suspiro que fue seguido por una tenue sonrisa. El dolor se esfumó dejando un minúsculo malestar que no era molesto, más bien tranquilizante.

Despacio y sin prisa se levantó sintiendo cada movimiento, apreciando cada instante y disfrutando el pausado palpitar de su corazón; dio un sonoro suspiro dejando libre al dolor, abrió los ojos y aprecio la fina lluvia.

Tranquila emprendió el regreso a casa, por fin había comprendido. Nunca fue débil, él no era su debilidad; él era su fortaleza, él la hacía sentirse fuerte.

— Naruto-kun...— fue el susurro que dejo al desaparecer.