Fruto Prohibido [Inu&Kikyo]

Tema en 'Fanfics Abandonados de Inuyasha Ranma y Rinne' iniciado por rhapsodic, 2 Enero 2011.

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    rhapsodic

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    Fruto Prohibido [Inu&Kikyo]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    5
     
    Palabras:
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    Bien... Esta idea surgió de mi cabezita a las 2:00 de la madrugada del 20 de diciembre.
    Sé que tengo un fic por ahí, al que prometo terminar. Mientras tanto. Mi primer fic Inu&Kikyo.
    Se permiten críticas de todo tipo, siempre y cuando no sean obsenas o hirientes de sobremanera. Gracias.


    ·Fruto Prohibido·

    Ella era la mujer más hermosa que jamás hubiese conocido...
    ¿El? solo un aspirante más.

    _______________________________________________

    Kikyo No Kenshin era la hija del magnate más poderoso de Londres, además de estar bañada en joyas, lujos y millones, era extremadamente hermosa, lo que atraía hombres hacia ella como abejas a la miel. Su cabello lacio, negro como el manto de la noche, sus ojos refinados y en ocasiones inexpresivos, además de su blanca tez y su figura perfecta, eran motivos de envidia para todas las que no eran ella.


    Pero algunos creían que ella no debía ser la más hermosa. Muchas de las mujeres del país, objetaban y criticaban el hecho de que ella fuese considerada una de las ‘afroditas’ del país, por lo cual, elaboraban absurdas campañas en contra suya.
    Por otro lado, InuYasha Taisho era un hombre común. Aunque considerablemente más apuesto y diferente que los demás. Su cabello claro, el cual daba la impresión de ser platinado llegaba hasta su espalda baja… Y sus ojos, aquellos ojos que nadie más tenía, ese color inconfundible que resaltaba del ámbar al dorado, eran simplemente hermosos y únicos.
    E, igual que la señorita Kenshin, acaparaba la atención no de hombres, si no de mujeres locas por ocupar un lugar en su vida.
    *-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-
    Hacía un día hermoso, se oía a lo lejos el suave cantar de las aves que bailaban en las mañanas, la luz del sol que se asomaba por la enorme habitación daba una sensación de calidez reconfortante, los gritos y protestas que se escuchaban fuera de la mansión y…
    Espera… ¿Gritos? ¿Protestas?
    Con prisa se levantó de su enorme cama y se asomó con apuro a su ventana, y lo que vio no la inspiró mucho a salir de su habitación.
    — ¿De nuevo? —Esto se había convertido en rutina desde hace algunos meses. Alborotadores enfurecidos se acoplaban en los alrededores de la mansión en donde vivían ella, su padre y su prima. Por supuesto, lo hacían para molestarlos. ¿Pero qué les pasaba? ¿Tan mal agradecidos eran? Después de que su padre invirtiera gran parte de su multimillonaria fortuna en sus asociaciones para los necesitados, las calles y sitios en mal estado. ¿Así era como les pagaban? ¿Haciendo escándalo fuera de su propiedad? Definitivamente hablaría con su padre sobre ello.
    De repente, la puerta se abrió, dejando al descubierto a una de las criadas que en su mansión trabajaban — ¿Qué pasa Kaede?—Preguntó Kikyo cortantemente.
    —Lamento molestarla señorita, pero su padre ha ordenado que baje inmediatamente a la sala de estar— informó la anciana.
    —Bien, allí estaré dentro de poco. Ahora retírate— Estaba molesta. Harta de tanta incompetencia, no estaba de humos para regodeos.
    —Sí señorita— dicho esto, la anciana se retiró, cerrando la lujosa puerta. Dejando a Kikyo sola en su habitación.
    Por un momento su mirada se volvió más fría que de costumbre. Cerró sus puños enfurecida. Ya no podía soportar más esta situación, e iba a hacerlo saber pronto…
    *-*-*-*-*-*-*-*-*-*-
    Con calma bajó las largas escaleras que adornaban el centro de aquella enorme sala. Llevaba un hermoso vestido color dorado opaco de escote en “V”, el cual llegaba hasta un poco más arriba de sus rodillas, lucía unas hermosas sandalias negras de tacón alto, y su cabello hacia un lado, dejando descubierto su largo cuello.
    —Allí estas Kikyo, siéntate por favor— ordenó un hombre algo anciano.
    — ¿Qué es lo que pasa tío? — La prima de Kikyo, Kagome, venía bajando apurada las escaleras, llevaba puesto, al igual que Kikyo, un vestido, que a diferencia de su prima era rosa pálido y no era en escote si no de tirantes, unas sandalias blancas de tacón alto y su cabello lo traía en una coleta alta.
    —Mantén la calma Kagome, no quiero que caigas de las escaleras. Ya tenemos encima suficientes escándalos— objetó el hombre.
    Kikyo miró reprobatoriamente a su prima, la cual solo se dispuso a caminar moderadamente sobre la fina porcelana que cubría el piso. Al final de su recorrido, se sentó a un lado de Kikyo.
    —Las he llamado porque creo que deberían saber chicas, que debido a la creciente maña por hacer escándalo fuera de la mansión nos mudaremos a Japón —carraspeó— Allá podremos empezar de nuevo nuestra vida. Sin fans —miró a Kikyo— Y sin problemas —esta vez miró a Kagome, la cual solo se atinó a ocultar su rostro detrás de Kikyo— Así que les recomiendo que empaquen, porque nos iremos mañana temprano.
    —Como digas padre. Ahora, si me disculpan, iré a hacer mis maletas— Kikyo se levantó. La verdad es que no estaba de acuerdo con la decisión de su padre, pero con el pasar de los años, después de que su madre muriera en aquel terrible accidente, aprendió que ir en contra de su padre era como nadar contra la corriente. Así que nada ganaría con protestar.
    — ¿Irnos a Japón? ¡Pero yo no quiero irme! — Protestó Kagome, aunque fuese la menor de ambas, ella poseía para su desgracia un carácter muy fuerte.
    —Ya he tomado una decisión Kagome, no protestes— El hombre se levantó de su asiento y se dispuso a caminar.
    — ¡Pero aquí están todos mis amigos! ¡Tío Toutosai!...
    —No protestes Kagome— y así quedó, el subió las escaleras marchándose a su habitación. ¿Y ella? Pues se encerró en el armario, como solía hacerlo cuando se sentía triste.
    *-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-
    Tokio/Japón.

    —Hermosa señorita ¿no le gustaría tener un hijo mío? — Miroku, un joven de ojos azules y cabello negro, el cual traía amarrado en una atractiva colita, sostenía las manos de una joven un tanto menor, a la cual miraba embelesado y con… Cara de baboso.
    —Eh, pues yo… No sé qué decir—la joven se confundía con un tomate.
    — ¡Keh! Miroku… ¡Deja ya de ser tan sinvergüenza! ¿Quieres? Ya la tienes nerviosa— InuYasha, el joven de plateados cabellos, se encontraba apoyado en una pared fulminando al aludido con la mirada.
    —InuYasha, no tiene nada de malo hacer semejante proposición a tan hermosa señorita— Sí, esa era una cara de baboso— ¿O sí? —miró a la joven pelirroja a la que tomaba de las manos coquetamente, esta solo pudo verlo sonrojada mientras trataba de desviar la mirada de aquellos ojos azules.
    —Joven, yo no puedo darle un hijo porque no lo conozco— espetó nerviosa.
    —Eso puede arreglarse fácilmente mi querida señorita, podemos no sé… ¿Comer sushi en un restaurant y conversar acerca de nuestra vida? o… Tal vez si prefieres—empleó un tono más seductor—ir a tu apartamento—InuYasha golpeó su cabeza contra la pared ante tal proposición. Por otro lado la joven se quedó muda unos segundos, hasta que finalmente reaccionó— ¡Es usted un pervertido! — exclamó furiosa y sonrojada la joven, al tiempo en que soltaba bruscamente sus manos del agarre del oji-azul y se disponía a caminar rápidamente lejos de allí.
    Ambos amigos solo se permitieron observar como la joven desaparecía a lo lejos.
    — ¿Porqué a mí? — El pelinegro prácticamente lloró por la ida de la joven, era de esperarse. Siempre salían corriendo, y si no era por ello era porque tenían novio. Muchas veces InuYasha lo había salvado de ser usado como bolsa de boxeo por los novios de las jóvenes a las que solía acosar a diario.
    —Eso te pasa por tonto— espetó el peliplateado sin mirar al aludido que yacía tirado en el suelo… Haciendo drama.
    —No seas así InuYasha—
    — ¡Keh!
    *-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-
    Londres.

    Ambas primas, acompañadas de aquel hombre, yacían en el Jet privado de la familia, cada uno en sus respectivos asientos. Kagome llevaba puesto una cómoda frazada de color verde agua, que asentaba a la perfección con ella, uno cómodos jeans y zapatos deportivos negros. Estaba muy entretenida leyendo una revista de farándula mientras bebía una soda.
    En cambio Kikyo miraba a la ventana, con la mirada perdida. Llevaba un blue jeans y una camisa manga tres cuartos color roja y unas sandalias bajas del mismo color.
    Y su padre, estaba hablando con una aeromoza más adelante sobre el frío clima de Japón.
    —Oye Kikyo—susurró Kagome mientras se acomodaba a su lado, la aludida solo la miró con interés—A todas estas… ¿A qué parte de Japón vamos? —preguntó, mirando a la pelinegra con duda reflejada en su angelical rostro.
    La verdad es que Kikyo no había pensado en eso, ni le había puesto mucho interés. Estaba tan absuelta al paisaje que no preguntó a su padre acerca de en que parte de ese país vivirían de ahora en adelante.
    —Ahora que lo dices Kagome, no tengo la menor idea— expresó sincera mientras enfocaba su atención al cristal del vaso que portaba en sus manos. La azabache solo pudo hacer una mueca de fastidio mientras seguía leyendo su revista, al tiempo en que susurraba cosas como “¡No sabía que Will Smith se casó otra vez!” y cosas por estilo… A esto la pelinegra solo se permitía esbozar una pequeña sonrisa.
    Después de algunas horas de vuelo, la aeromoza ordenó a la ‘familia’ colocarse los cinturones de seguridad, ya que pronto aterrizarían. Pasó de puesto en puesto comprobando que los cinturones de seguridad estuviesen asegurados y que no hubiese ningún objeto en los asientos.

    De nuevo en Japón…

    —En serio Miroku, a veces creo que tu mala suerte con las mujeres se debe a que sueles ser un mano larga— confesó burlón el peliplateado.
    — ¿Y tú que vas a saber? Estas rodeado de mujeres todo el tiempo y ni una sola te ha llamado la atención— Miroku observó a InuYasha— ¿No será que…?—se acercó a su amigo pensativamente, observándolo con detenimiento, hasta que una luz pareció iluminarlo y entonces dijo — ¿Eres gay InuYasha?
    El peliplateado se detuvo bruscamente ante tal afirmación. Definitivamente iba a golpearlo hasta que sus puños sangraran. ¿El? ¡¿Gay?! Ese tipo estaba delirando. ¿Cómo iba a creer que él era gay?
    —Miroku— se dirigió de forma molesta al pelinegro. Una especie de aura maligna lo rodeó causando el nerviosismo de quién pasara a su lado.
    — ¿Qué? —Miroku no se había dado cuenta del enfado de su ‘amigo’, puesto que se encontraba distraído mirando a las chicas que pasaban a su lado. Tenía esa cara de baboso pervertido que todo libinoso suele poner cuando ve a… Cualquier mujer joven.
    El Casanova tomó a una joven que por allí pasaba de las manos y le dijo—Hermosa señorita querría usted…— pero fue interrumpido por un brusco golpe de su supuesto amigo ‘gay’, ocasionando que la joven soltara una sonrisa y le dijese —no tengo dinero joven— al tiempo en que se marchaba.
    — ¿Dinero? — musitó extrañado.
    — ¡Mierda! ¿Cómo puedes creer que soy gay Miroku? ¡La próxima vez que vuelvas a decir algo así te golpearé hasta que ya no pueda más! — Dijo mientras en su cabeza se asomaba un signo de molestia y golpeaba al pelinegro que, seguía extrañado ante las palabras de la joven.
    —Ella creyó que era un vagabundo— susurró mientras sobaba su cabeza ahora llena de chichones.
    —Con esa actitud y esas ropas—lo señaló— si pareces uno—se cruzó de brazos dándole la espalda a su amigo.
    *-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-
    — ¡Qué frío hace! —
    —Te dije que trajeras un abrigo y no esa camisita, Kagome—
    — ¡Tu no me dijiste nada Kikyo! —
    El avión había aterrizado y ellos habían bajado. El clima de Japón no era muy diferente al de Londres pero al final la menor de las primas siempre terminaba haciendo drama con respecto al frío.
    Toutosai No Kenshin había bajado del avión muy campante, se la había pasado el resto del vuelo (después de que habló con la sensual aeromoza) durmiendo cómodamente en su asiento. El, traía puesto un esmoquin negro y unos zapatos de marca, dando a demostrar su buen estado económico.
    —Permítanos ayudarlo señor— al sitio llegaron dos jóvenes, un tanto… ¿raros? Si esa era la palabra.
    —Mi nombre es Ginta— puntualizó uno de ellos mientras tomaba algunas maletas.
    — ¡Y mi nombre es Hakaku! — Dijo el otro, mientras al igual que su compañero tomaba algunas maletas — nosotros somos fieles servidores del señor Kouga. Nos ha ordenado que pasemos por ustedes para llevarlos a conocer su nueva casa.
    Kikyo y Kagome solo se lanzaban miradas cómplices. Ya que se habían dado cuanta casi automáticamente de que ambos chicos las miraban como si de oro se trataran.
    —Bien chicos— el hombre carraspeó— tomen las maletas faltantes y llévennos con Kouga. Los chicos asintieron.
    —Sabes Kagome— La pelinegra susurró a la azabache.
    — ¿Qué? — obviamente esta no había entendido el lenguaje corporal de su prima, puesto que esto lo dijo a los cuatro vientos.
    —Baja la voz, no quiero que padre escuche— reprendió— Todo esto se me hace extraño. Mi padre ya tenía una casa, esperaba un hotel o algo por el estilo. ¿Crees que haya tomado esta decisión hace tiempo? En este país no es fácil el conseguir vivienda.
    — Bueno, tal vez… Pero ¿qué tiene eso de especial Kikyo? —preguntó ingenuamente.
    —Que si mi padre nos trajo al otro lado del mundo no fue solamente para evitar percances— dijo mirando a la azabache con cara de ‘debemos averiguar qué quiere en realidad’ a lo que Kagome asintió.
     
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    Niphredil

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    Hola amiga, veo que ya empesaste tu fic, había visto en tu blog que ibas a escribir uno, pero no sabía cuando.

    Tu narración es sencilla, pero bastante buena, no note muchos errores, para ser la primera vez esta bien. Aun no siendo fan de esta pareja voy a seguir tu historia ya que tu narración y trama son prometedoras,

    Espero el roximo con ancias y pasate por los mios, nos vemos.
     
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    Puru

    Puru Entusiasta

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    Me gusto bastante el capitulo n_n
    Además me gusta como narras, la manera en la que has descrito a cada personaje y el como metiste a los demás en la historia, lo que me pareció extraño es que describiste a Kikyo como una hermosura pero…. Kagome no fue descrita más que con la ropa que llevaba puesta y la manera en la que llevaba sujeto el cabello, ¿también es bonita? O ¿solo la estas metiendo como parte “suplementaria” y aparecerá en una o dos escenas? Cuida un poco mas ese aspecto, en todo lo demás vas muy bien.
    Nos estamos leyendo n_n
     
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    blackrose18

    blackrose18 Usuario VIP Comentarista Top

    Piscis
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    En todo caso es HORA de que le hicieran justicia a esa mujera, normalmente cuando escriben uds de Kikyo no la bajan de mujer arrastrada y siempre logran hacerla ver mal, ni que Kagome fuera diosa.
     
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    rhapsodic

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    Géminis
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    Valla, no crí que fueran a leer esto.
    Mailedriussi, no es la primera vez que escribo. De todas maneras gracias por tu lindo comentario n_n

    Mamita!!!
    Gracias por tu coemntario. Y pues, a Kagome la describo más en los siguientes capitulos. Y por supuesto, ella también es bonita. Pero como dijo Blackrose 18 hay que hacerle justicia a Kikyo. En la mayoria (todas) las historias que he leído el centro de atencion es Kagome y Kikyo aparece cada cinco capitulos además de que ind¡finidad de veces la hacen ver como la zorra arrastrada de la historia.

    Ejem..
    Gracias por leer, mañana o pasado más o menos actualizaré.
     
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    Whitemiko

    Whitemiko Usuario común

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    Muy buen capítulo amiga!!!y reitero que yo no soy anti-kikyo, y pienso que es un muy buen personaje, y me hizo llorar bastante su muerte, además me encanta la manera en que escribes, y es cierto que en la mayoría de los fics pasa eso, pero en los fics de kikyo la mayoría la ponen de arrastrada y volada, la verdad es que no me gustan los fics en donde ataquen a los personajes(exceptuando a naraku obviamente) y estoy abierta a las demás parejas(sesshkag, inukik, narkag, inusang, etc, etc)particularmente me encanta este fic, por favor avisame de la conti!!!!por cierto que poca confianza, me avisas hasta el ultimo T.T, bueno olvidalo
    XOXO
    bye!!!
     
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  7.  
    Puru

    Puru Entusiasta

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    Haber para empezar me refería a que tenia que describirla, yo no escribo, solo comento lo que me parece y lo que no, doy mis opiniones para la mejora del FF.
    La verdad no soy nadie para criticar a ninguno de los dos personajes pero, a veces hay que ser parejos. En todos los FF que he leído y tratan de "arrastrada o fácil" a Kikyo también pongo criticas y sugerencias, si dije eso de Kagome es porque de cierta manera Anna tiene que describir a los personajes, no porque quiera estar de parte de una de las 2.
     
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  8.  
    rhapsodic

    rhapsodic кучко. Comentarista empedernido

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    Okis, calma pueblo. Gracias por sus comentarios.
    Aquí la continuación.

    ·Fruto Prohibido·

    Ella era la mujer más hermosa que jamás hubiese conocido...
    ¿El? solo un aspirante más.
    ______________________​

    Capítulo II: Mañas y trampas.
    Capitulo 2

    Ya habían llegado a una gran mansión. Se veía realmente lujosa, como todo lo que diariamente rodeaba a las primas. Kagome solo abrió su boca en signo de exclamación, Toutosai No Kenshin observó complacido el interior de aquella enorme vivienda y pues, Kikyo miró todo con detenimiento, sin expresar ningún tipo de sentimiento.

    —Esto es realmente impresionante—susurró la joven azabache, mientras se apresuraba a mirar una de las pinturas que yacían en la enorme entrada.

    — ¿Quién es ella? — preguntó al ver que la pintura era de una hermosa joven, vestida en ropajes algo antiguos. De cabello pelirrojo algo ondulado y de ojos verdes agua— Es realmente hermosa— continuó.

    —Ella es Áyame—
    — ¿Quién dijo eso? — preguntó al no ver al propietario de aquella voz.
    —Kouga Zen— informó Toutosai al ver bajar por las escaleras a un hombre moreno de ojos azules, cabello oscuro el cual mantenía atado en un moño alto.

    —Siempre es un gusto, Toutosai-sama— afirmó con alegría y… galantería. El se veía como todo un millonario. Su traje a la medida, el cual le hacía resaltar su espléndida figura, su sonrisa y aquél porte que solo una persona con años de la mejor educación poseería.

    Kikyo miró a Kouga con curiosidad ¿era ese el magnífico Kouga del que su padre y los dos inútiles anteriores venían hablando en el camino? Porque si era él, le dejaba mucho que desear. Su padre le había hablado meses atrás de aquél muchacho del cual tenía expectativas, le interesara como esposo. Le había hablado por semanas acerca de su multimillonaria fortuna y lo bien que viviría si se casaba con aquél Casanova. Sí, Kouga Zen era un gran Casanova, de los mejores, había estado con docenas de mujeres hermosas, a las cuales dejaba con el tiempo.

    —Y entonces… ¿Quién es la chica de la pintura? — volvió a formular Kagome.
    —Su nombre era Ayame… Ella es mi difunta esposa— su voz sonaba con melancolía. Ninguna otra mujer había acaparado la atención de aquel moreno nunca. No aparte de aquella joven pelirroja que yacía en la pintura.

    —Lamento su pérdida Kouga kun— Kagome no era muy… cómo decirlo. ¿Educada? No, Kagome era una joven perfectamente educada… ¿Sin tacto? Al contrario… ¿Ingenua? Sí, eso era, un poco.

    —No te preocupes, hace ya tres años que murió y, aunque aun no lo supero. Sé que ella está en un mejor lugar— sonrió ante lo dicho.

    Por un momento el corazón de Kikyo pareció ablandarse y querer abrazarlo. Sabía lo que él sentía. Ya habían pasado 12 años desde la muerte de su madre y aún no podía dejarlo atrás. La extrañaba y daría lo que fuese por volver a verla en vida.

    Irasue No Kenshin, su madre. Había muerto en un accidente automovilístico hace doce años atrás. Dijeron que su muerte fue instantánea, pero ella no lo sentía así. Su madre era una mujer muy fuerte como para morir en semejante accidente. De todas formas ¿un vuelco de auto no era así de grave como para matar a una mujer que iba en el asiento de atrás con cinturón de seguridad?... o ¿sí?
    De todas formas. Mucha gente que iba en el asiento del piloto o copiloto sobrevivía con algunas heridas. ¿Porqué su madre no?
    Todo aquel cuento de que su madre había muerto instantáneamente no se lo tragaba. Algo en su intuición le decía que ella no había muerto así. No señor, no su madre.

    El moreno se había percatado del extraño comportamiento de la mayor de las primas. El ya la conocía, aunque ella no lo supiera. Toutosai le había estado enviando por medio de correspondencia fotos de la pelinegra mayor. Este había quedado encantado con la imagen y fama de la señorita Kenshin. Por lo que había pedido a Toutosai traerla en persona a su hogar. Se sentía solo y anhelaba la compañía de una buena mujer. ¿Quién mejor que la célebre hija del mejor amigo de su padre?

    Ambas primas eran hermosas. Poseían un gran parecido, pero eran muy diferentes. El cabello de ambas era negro, solo que de diferentes tonalidades. El de Kagome era un precioso negro azulado, el cual llegaba un poco más debajo de sus hombros. En cambio, el de Kikyo, era de un negro profundo, y este le llegaba hasta las nalgas. La tonalidad de su piel era casi la misma. Solo que Kikyo era mucho más pálida que su prima Kagome.
    Los ojos de Kagome eran azules y vivaces, los de Kikyo eran de un cremoso tono chocolate y no solían expresar nada más que molestia y satisfacción.
    Kagome sonreía con amor, Kikyo lo hacía con burla.
    Kagome era siempre ella, Kikyo aparentaba.
    Kagome se enamoraba, Kikyo no lo hacía.
    Kagome lloraba y Kikyo aguantaba las ganas.

    Sus personalidades repelían como el agua repele al aceite.
    Como lo bueno repele a lo malo.
    Como las primas se repelen al verse en un mismo estado de ánimo.

    *º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º

    —Oye InuYasha— llamó el oji-azul, a lo que el aludido respondió con un “¿Hump?”

    — ¿Crees que deberíamos ir a ver qué hace Kouga?

    — ¡Keh! ¿En qué demonios estas pensando Miroku? Yo no iré a donde ese apestoso— InuYasha se había quejado. Kouga y este no se llevaban bien desde… Nunca. Su relación amistosa no era de las mejores, Miroku creía que con un poco de trabajo aquellos dos podían ser mejores amigos con el tiempo. Pero nada, después de trece años había sucedido.

    —InuYasha, creo que deberías de dejar las peleas con Kouga. Después de todo, vivimos a unas cuadras de el— mencionó, con la esperanza de hacer recapacitar al platino.

    —No me importa, no iré y punto Miroku.

    Esa no era la respuesta que el oji-azul esperaba de su amigo. Bueno… La verdad es que sí. Pero irían a ver a Kouga le gustase o no, no era necesariamente por que quería ‘formalizar’ la relación del albino y el moreno. Eran más la necesidad y las ganas de ir a ver a la prima de Kouga que hacer lo anterior.

    —Quieres ir a ver a Sango… ¿Verdad pervertido? — acertó burlón InuYasha, mientras miraba con cara acusadora al libinoso sin remedio de su amigo.

    —InuYasha, no me llames de esa manera, me ofendes— musitó falsamente herido el pelinegro mientras carraspeaba —Además. Ya son 2 meses sin ver a mi querida Sango. Un hombre no puede soportar tanto.

    —Keh. Sobre todo si ese ‘hombre’ eres tú— finalizó.
    —Está bien InuYasha. Creo que ya te has divertido bastante. Iremos a ver a Kouga ahora mismo.

    —Ve tú solo. Ya estoy cansado de acompañarte a todos lados

    — ¡No te comportes como un crío y acompáñame! — se exasperó.
    — ¡Que no!
    — ¡Que sí!
    — ¡Que no y punto libinoso!

    Normalmente el pelinegro seguía con InuYasha y luego lo hacía recapacitar con un golpe, alguna condición o cualquier otra cosa que pudiese engañar al peliplateado. Pero esta vez, usaría una de sus múltiples ‘técnicas’ en aprendizaje.

    —Como quieras —fingió resignación— Solo pensaba que si ibas conmigo, podríamos hacer llorar a Kouga— InuYasha pareció dudar. Esta parecía otra de las trampas que Miroku empleaba para manipularlo de la manera ‘necesaria’. Pero la idea de fastidiar al ‘apestoso’ era una que no se zafaba de su mente ni con agua fría.

    —Entonces InuYasha ¿Me acompañas o no?

    —No. Tengo que ir a casa de mi padre— mudito molesto— Hoy regresa el estúpido de Sesshomaru y mi padre quiere que lo recibamos todos como una ‘familia’.

    —InuYasha… El que no quieras a tu hermano no quiere decir que no sean familia— le regañó Miroku.

    —No me estas entendiendo—El platino le lanzó una mirada intimidante al pelinegro— Keh. Sesshomaru es mi medio-hermano. No somos de la misma madre.

    — ¿Ah no? — Exclamó sorprendido Miroku— Entonces… ¿Fuiste concebido con una mujerzuela?

    ¡POOM! –Maravillosos efectos—

    — ¡No idiota! — Terminó el platino mientras golpeaba a su ocurrente amigo— ¡Mi madre es Izayoi! Mi padre abandonó a la madre de ese imbécil— InuYasha recobró la compostura.

    —Ya veo… ¿Dónde crees que este ahora? — preguntó.

    — ¿Quién? ¿Irasue?

    —Sí… ¿Dónde crees que esté?

    —Pues no sé. ¿Por qué quieres saber? — inocencia…

    —Pues, para ver si tiene un hijo conmigo. Si Sesshomaru salió así de guapo un hijo nuestro sería un adonis— confesó… Otra vez con esa cara de pervertido.

    En ese momento InuYasha estaba a punto de lanzarle al pervertido otro golpe, cuando de repente sintió un agudo dolor en la cabeza y calló desmayado. Observando la sonrisa burlona de Miroku.

    *-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-

    — ¡Esta despertando!
    —Haz silencio Jakotsu. ¡Tú eres la que lo despierta!
    —Miroku dile a la nena que se quite de encima de mí.
    —Dejen de protestar.

    Múltiples voces se escuchaban a su alrededor. Por lo que podía sentir estaba en un auto en movimiento. Lo único que alcanzó a ver fue el techo de aquella camioneta aparentemente gris.

    Espera un minuto… ¿Qué hacía el en una camioneta? ¿¡Y gris!? Esto sin duda era obra de Miroku. ¡Había hecho como aquella vez en México! Lo había dejado inconsciente para moverlo a su total antojo.

    —Miroku… Voy a matarte— musitó mientras con esfuerzo trataba de levantarse de aquel incómodo asiento.

    — ¿Cómo fuiste capaz de…?— el platino no pudo terminar de hablar. Ya que fue abrazado bruscamente por un joven de cabellos azabaches.

    — ¡Mi querido InuYasha! Ya decía yo que te extrañaba
    — ¡Ah! ¿Qué rayos hace Jakotsu aquí? — El platino se quejaba. Mientras trataba de zafar al insistente ¿muchacho? De su cuello. Jakotsu era un hombre. Pero sus gustos iban por debajo de lo normal, había estado ‘enamorada’ de InuYasha toda la preparatoria, soñando que algún día InuYasha cediera ante sus encantos… Pero nada había pasado.

    —Miren al inútil— puntualizó un joven de cabello oscuro, el cual traía atado en forma de clineja… En pocas palabras, Bankotsu.

    — ¡Que te quites ya! —Masculló el platino mientras con esfuerzo, lograba apartar al rarito de sí— Miroku. Espero que tengas una escusa razonable para haberme secuestrado y, sobre todo para tenerme tan cerca de estos dos raritos.

    El pelinegro, el cual conducía la camioneta, rió ante el comentario del platino. De cierta manera lo había secuestrado pero por supuesto que… No iba a admitirlo, o al menos no de la manera fácil.

    —InuYasha ¿Qué cosas dices? Yo no te he secuestrado, somos amigos— se defendió Miroku, con aquella cara de perrito lastimero que solía poner a InuYasha cada vez que hacía de las suyas.
    —Keh. ¡No digas tonterías! Y a todas estas… ¿A dónde me llevas? — preguntó dudoso al ver que transitaban por una carretera muy parecida a la que tomaban cuando solían ir a la casa de…

    — ¿¡Me estas llevando a casa de ese apestoso!?

    Qué locura había cometido Miroku. InuYasha odiaba ir a la casa de ese que era su ‘peor rival’ y sobre todo ir acompañado de aquellos dos hermanos imbéciles.

    —Ku ku —se rió una cuarta persona.
    — ¡Oh Dios! ¡Miroku! ¿También trajiste a Naraku? — gritó colérico y enfebrecido… El aludido y los demás solo lo observaron con cara de “¿Podrías dejar de hacer escándalo?” y mandaron a callar al platino, quién, por supuesto se rehusó. Por lo tanto recurrieron al “Golpe y duérmete”

    *-*-*-*-*-*-*-*-*-

    Volvió a abrir sus ojos, pero esta vez, lo que fue capaz de observar no fue el techo de una sucia camioneta. Si no los rostros de unas jóvenes idénticas, las cuales lo observaban con curiosidad y arrogancia.
     
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  9.  
    Whitemiko

    Whitemiko Usuario común

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    jajaja muy buena conti amiga!!!!jajaja que miedo con jakotsu!!!!jajaja un completo caos en la camioneta, pero...te pasaste con lo de Irasue!!como que si queria tener un hijo con ella!!jjajaja te pasaste!!y luego lo de que si era hijo de una mujerzuela jajaja, espero ansiosa la conti amiga!!!
    XOXO
    bye!!
     
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  10.  
    Lucy J Watson

    Lucy J Watson Usuario común

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    estuvo muy bueno en verdad
    pobre inuyasha secuestrado por su mejor amigo
    y encima de todo ahora tiene a jakotsu encima de el
    miroku realmente es un pervertido queriendo tener hijos
    con la madre de sesshomaru ademas seguramente sesshomaru
    mataria a su nuevo "padre" antes de la primera cita con irasue
    bueno esta muy bueno siguelo
     
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  11.  
    Puru

    Puru Entusiasta

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    Genial! Simplemente me encanto el capitulo aunque… me queda con ganas de seguir leyendo xD, me gusto mucho el capitulo, como describiste las diferencias de Kikyo y Kagome, diciendo que son tan parecidas pero tan diferentes *-*, la manera en la que sutilmente hablaste de la muerte de Áyame y el “probable por que están en casa de Koga” :P
    D:!! Jakotsu, Bankotsu, Naraku y Miroku juntos! No se que saldrá de eso, pero de que será divertido ver los acosos de Jakotsu, será divertido xD, me gusto el supuesto “secuestro” de Inu, por cierto… Jamás pensé que se conocerían estando el inconsciente
     
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  12.  
    Idaly

    Idaly Usuario común

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    JAJAJAJAJAJAJA
    estuvo realmente bueno, anoche lo leí y no deje de reir, ahora lo volvi a leer y fue igual!! muy buena continuación, pobre de Inuyasha raptado y tener que aguantar a Jakotsu, pero va en camino a conocer a su amor jeje, espero continuación pronto que esta muy bueno, adios.
     
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  13.  
    Kai

    Kai Usuario VIP

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    Me gusto mucho.
    Cabe mencionar que la relación que todo fanatico tiene con un personaje es predilecta, admito abiertamente que la pareja no me gusta pero la calidad del escrito y la trama lo valen ¿no?.
    No puedo esperar a ver la reacción de Inuyasha, es decir ¿de quien? o ¿cómo?, son las preguntas qeu me surgen. Te admiro por el hecho de que eres fiel a Kikyo y estoy super segura que podrás dominar su personalidad sin problema y con soltura, a mi me cuesta y he intentado practicar en cosas qeu no publico.
    No encontre faltas ortograficas notorias (al menos no para mi), te felicito, llevas varias historias al pie y casi juntas, espero que no te resulte tedioso. Ánimo, y suerte en todo.
    Cuentas con otra lectora.
     
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  14.  
    rhapsodic

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    chicas, lamento el que esté tardando tanto, pero he estado ocupada. Tan pronto tenga lista la continuacion se las traigo.

    Bye bye ;)
     
  15.  
    rhapsodic

    rhapsodic кучко. Comentarista empedernido

    Géminis
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    Título:
    Fruto Prohibido [Inu&Kikyo]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    5
     
    Palabras:
    1997
    Bien, aquí la corta continuación. Siento haber tardado, pero debido a falta de tiempo se me ha hecho complicado... ¡Pero de que lo termino lo termino!

    Fruto Prohibído.




    Capítulo III: ¿Quién es?

    Estaba embobado. ¿Desde cuándo asistían mujeres a la casa del apestoso? Algo era seguro y no desde que la difunta Ayame se había hecho esposa de aquél inútil.

    Miroku al entrar se había babeado por completo al ver a las dos señoritas perfectamente desarrolladas en ropa algo ajustada. Su naturaleza libertina y algo retorcida no le permitía quedarse callado y mucho menos quieto ante tales bellezas a solo un par de metros de él.

    Por otro lado, Bankotsu se había quedado viendo fijamente a Kagome con una expresión de asombro. De donde él venía no se solían ver mujeres tan perfectamente bellas como esta. Kagome solo se dispuso a desviar su mirada del insistente Bankotsu, quien no le quitaba su mirada un tanto acosadora de encima. Jakotsu solo les hacía saber a las mujeres presentes su odio hacia ellas, mascullando y protestando por lo bajo al ver a su InuYasha rendido ante estas.

    ¿Y Naraku? Tratando de evitar mirar como un desquiciado a Kikyo.

    *-*-*-*-**-*-*-*-*-*-

    “¿Quiénes eran esos? ¿Cómo habían osado entrar a la mansión como un perro entra por su casa? ¡Qué falta de respeto!” había pensado Toutosai.

    — ¿Y estos qué? — masculló el susodicho al ver la repentina y muy grosera entrada a la mansión por parte de aquellos jóvenes.

    Kouga pasó su mano por su rostro en signo de frustración. Le había dejado bien claro a Miroku que no quería que asistiera a su mansión el día de hoy… Pero no hizo caso alguno a sus peticiones.

    Naraku nuevamente lanzó fugases miradas hacia Kikyo, quién evitaba encontrarse con la rojiza mirada de aquél desconocido.

    “El paraíso” pensaba Miroku. No podía despegar su mirada de aquellas dos perfectas y hermosas señoritas las cuales eran acosadas por las incitantes e insistentes miradas de todos. Incluyendo al platino.

    Para el oji-dorado todo parecía ir en cámara lenta. Iba recorriendo poco a poco con la mirada el cuerpo de aquella que aparentaba (no por mucho) ser la mayor de ambas señoritas presentes en la sala. A esta poco le importaba cuánto la mirasen ya que, estaba acostumbrada a ser recibidoras de estas.
    Aquellas piernas largas y torneadas, su piel ligeramente pálida y aparentemente suave. Su pecho moviéndose al compás de su respiración. Aquella nariz perfilada y fina. Por un momento detuvo su mirada en sus labios. Se veían tan… Sensuales y besables. Su cabello suelto, largo como el de ninguno, ni siquiera como el suyo, y sus ojos chocolates. Aquellos ojos inexpresivos que miraban hacia un punto de la sala. Era simplemente… La mujer más hermosa que jamás hubiese conocido.

    Pero algo estaba claro. Ya con el simple hecho de verla tan… Refinada, hermosa e increíblemente bien vestida, le daba a entender que estaba sumamente fuera de su alcance. El posiblemente fuese… Solo un aspirante más.

    —Miroku ¿Qué hacen todos ustedes aquí? Y con ese perro en la mansión. Debieron de avisar que vendrían— regañó Kouga al ver a todos.

    — ¡¿A quién llamas perro, sarnoso?! — InuYasha se exaltó.

    — ¿Cuál es el problema Kouguita? — musitó Jakotsu mientras caminaba ‘seductoramente’ hacia el moreno. Kagome solo podía ver sorprendida al susodicho. “¿Es chica o muchacho?” pensaba extrañada al no diferenciar el sexo de aquél individuo. Kouga solo temblaba de la vergüenza al ser motivo de los actos de Jakotsu y Kikyo ni cuenta de la situación se había dado.

    Los demás mientras tanto solo observaban aquello con ‘gotitas anime’ en sus cabezas. Miroku aguantaba las carcajadas que querían salir de su garganta, por lo que se vio obligado a tapar su boca. Naraku no le apartaba la mirada de encima a Kikyo, lo que hacía enfurecer a InuYasha y Bankotsu solo se tapaba el rostro negando cosas prácticamente inaudibles como ‘no lo conozco’ o ‘se lo van a llevar preso por esto’.

    —Mantenga la postura y dese su lugar, joven.

    — ¡Ah! Bankotsu, el vejete me está molestando.

    — ¿Vejete? — Kagome soltó una pequeña risita, Kikyo miró algo divertida a su padre mientras el rostro de este se contraía en una mueca de enojo. ¿Vejete? El no se creía anciano en lo absoluto.

    El anciano se disponía a gritar como alma que lleva el diablo cuando una suave pero severa voz les habló.

    —Kouga… ¿Qué está sucediendo? ¿Por qué tanto escándalo?

    De las enormes escaleras de aquella mansión, bajaba con elegancia una hermosa mujer. Su cabello era castaño y sus grandes ojos de un precioso color avellana. Traía un blue jeans y un top verde intenso, además de unos tacones de media altura color negros.

    Todos voltearon a ver a la dueña de aquella voz. Las primas vieron como rápidamente aquella mujer recorría las escaleras. Jakotsu detuvo su espectáculo, Naraku siguió observando a la prima mayor mientras que Bankotsu miraba como cerdo a la castaña, fue por esto que Miroku lo codeó de manera agresiva e InuYasha observaba al moreno que se encontraba molesto y sonrojado del otro lado de la sala, con unas increíbles ganas de sacar su móvil y filmar en video la cara de este.

    Miroku observaba en cámara lenta como el cuerpo de la oji-avellana bailaba con cada escalón de bajaba. “Pervertido” pensaron todos los presentes en la sala, exceptuando por supuesto a la familia visitante que allí se encontraba.

    —Sango… Estás hermosa— la joven ya había bajado, tan pronto terminó, el pelinegro se le acercó tomándole las manos con insistencia. Mirándola embelesado. Hace dos años que no la veía por cuestiones ajenas a su voluntad, y ahora que la veía se sentía feliz y… Mañoso.

    — ¡Mi querida Sango, cuánto te he extrañado! — de inmediato, el pelinegro dirigió su mano ‘maldita’ hacia el gran formado trasero de la castaña, intentando camuflarlo con un abrazo.

    — ¡Que ni se le ocurra de nuevo, Houshi! — La oji avellana levantó con fulgor una de sus manos, estampándola en una de las mejillas del oji azul el cual, tan rápido como nadie cayó al suelo adolorido y, confundido.

    Sango se dio vuelta inmediatamente, sonrojada y a la vez furiosa ante la acción que el pelinegro había empleado segundos antes con ella. No había cambiado, dos años y seguía igual de sinvergüenza y de hentai con las mujeres.

    De Miroku había que cuidarse. Si su gato usara falda estaría segura de que el pervertido del pelinegro intentaría algo con el pobre animal. Ósea, nota mental: nunca ponerle falda a sus mascotas u otra cosa en frente de Miroku.

    —Keh. Valla forma de saludar Sango. Si vas a ignorar a Miroku no creo que debas hacerlo con nosotros— habló InuYasha cruzado de brazos.

    La aludida miró al propietario de aquellas palabras, para observarlo con emoción y cariño.

    Sango siempre había querido a InuYasha como un hermano, desde pequeños, este siempre la defendía del mañoso pelinegro y le decía que era la hermana que nunca tuvo, por lo que los lazos de estos eran fuertes, como una hermandad.

    Con alegría la castaña caminó apresurada al encuentro con el joven platino, dándole un fuerte abrazo y plantándole un fogoso beso en la comisura de los labios, acciones que fueron mal tomadas por Miroku, pero la verdad, eran signos de cariño entre estos dos, un cariño entre hermanos.

    InuYasha la abrazó durante unos segundos. Todos en la sala, especialmente Kouga y Miroku, los observaban con caras sorprendidas y un tanto enfadadas al platino y a la castaña. Kouga por reconocer el gran cariño que su hermana tenía hacia el perrucho, y Miroku muerto de los celos al ver las exclusivas atenciones que su amada otorgaba a su mejor amigo con tanto afán y cariño.

    Los celos y el enfado de los susodichos se vieron interrumpidos al observar como la pelinegra mayor (Kikyo) caminaba elegantemente por la sala, observando cada detalle con una mirada inexpresiva y un tanto… ¿molesta? InuYasha hasta llegó a pensar el gran parecido que esta y su hermano Sesshomaru compartían.

    Aunque esta mantuviese una mirada y un perfil de piedra, sus facciones femeninas no se veían opacadas en lo absoluto. Su esbelta figura la hacía ver jovial y atractiva incluso para el más duro de los hombres, cabello hermoso, largo y reluciente, resaltando con perfección el rostro totalmente femenino de la joven ante sus ojos.

    Ella era perfecta en pocas palabras, y el hecho de tenerla allí ante sus ojos como una Diosa en cada una de sus facciones, lo hacía sentir… Como Miroku encerrado en un harén de mujeres con poca ropa solo para él.

    Definitivamente el pasar cada minuto de su vida con aquél pervertido estaba afectando su manera de pensar. Si quería ser una persona normal de nuevo debía alejarse algunos días de él. Se le estaba pegando lo sinvergüenza.

    Kagome observaba a InuYasha de manera disimulada. Lo creía obviamente atractivo y no podía evitar sentirse nerviosa estando a pocos pasos de él, aquellos ojos dorados brillando como el sol la hipnotizaban a un grado sorprendente, tanto que llegó al punto de ignorar a todos los demás hombres en la sala. Kikyo pudo notar perfectamente el genuino y muy obvio interés que cargaba su prima por aquél chico, lo que le agrado (de extraña manera) Kagome no era de las que se interesaban en un chico muy a menudo, y verla así de perdida por el platino de mala calaña provocaba que ella se sintiese con deseos de abrazar algo… Puede que su instinto maternal despertase con Kagome.

    —Este, tío Toutosai… ¿No sería bueno invitar a los presentes a tomar una agradable taza de té? — propuso la prima menor, sonrojada al verse por un instante presa de las miradas de InuYasha y de los demás presentes.

    El anciano dudó, su rostro se contrajo en una desagradable mueca de asco, la cual fue dirigida al moreno sudoroso que se hallaba molesto ante el comportamiento extraño y poco confiable de Jakotsu. A fin de cuentas, Toutosai no se vio en otra opción más que en aceptar compartir su valioso tiempo con toda esa gentuza.

    Kouga, nervioso (ya que Jakotsu no dejaba de lanzarle miradas furtivas) acompañó a todos al elegante comedor de aquella mansión, esperando (por kami) no ser raptado o ultrajado por el rarito entre ellos. Bankotsu se sentía mareado de tanto regañar a Jakotsu.

    Mientras tomaban asiento, InuYasha (obviamente interesado en saber el nombre de la mujer que traía presa su atención) preguntó a Jakotsu el nombre de la pelinegra mayor. Jakotsu se sintió ofendido, ya había estado notando el interés que SU hombre cargaba por aquella barbie artificial (como él la llamaba)

    —Se llama Kikyo No Kenshin, es la hija del vejete a mi lado— Toutosai volteó el rostro a donde Jakotsu, molesto.
    — ¡Ah! Voltéese y no me mire así degenerado— exclamo Jakotsu. Toutosai meneó la cara indignado.

    “¿Kikyo, eh?” pensó InuYasha, observando a su muñeca de oro, sentada enfrente de él bebiendo un vaso de agua. “Serás mía”.

     
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  16.  
    Idaly

    Idaly Usuario común

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    ¿Aquí habrá un triangulo amoroso? Inuyasha enamorado de Kikyou, Kagome enamorada de Inuyasha y Kikyou atraída por Inuyasha pero con remordimientos por su prima... algo así me suena que será la historia, pero manejas la situaciones de manera cómica, eso me agrada mucho, espero puedas poner continuación pronto, adiós.
     
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  17.  
    Dorian Gray

    Dorian Gray Usuario común

    Aries
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    Interesante... me gusta.
    Bueno, es la primera vez que leo algo de la pareja Kikyou&Inu y la verdad me agrado bastante.
    Veo que tienes algunos fallos ortográficos y de puntuación, pero se puede mejorar con una Beta.
    Me llamo mucho la atención la manera en la que describes a Kagome ( tanto psicológica como físicamente) quizá, puede, que la estés dejando muy mal... vale que hay personas que disminuyen totalmente a Kikyou y todas esas cosas, pero me parece que deberías aflojar un poquito más el tema de Kagome.
    Bien, por el momento dejo el tema aquí. Espero continuación (:
    Lavi
     
  18.  
    Chiaki

    Chiaki Iniciado

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    Pluma de
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    Gracias por tu invitación Karolay, la verdad me agrada tu FF, hace mucho no me leía uno así de InuYasha, en cuanto a que es UA, pero eso me agrada. También estoy satisfecha con el trato que le has dado a Kikyou y a Kagome. No se si lo sabes, pero ambas me agradan, a ambas le tengo aprecio y no hubiese soportado algo denigrante, pero de cierto modo sabía que no ibas a caer en ello.

    Eso sí, en la última parte de esta continuación, la describiste de nuevo habiéndolo hecho antes. Me parece que eso puede sobrar y solo podrías haber hecho hincapié en la admiración y fervor de InuYasha al observarla.

    En cuanto a errores ortográficos, noté en especial el "valla", que como exclamación, tengo entendido que sería "vaya".

    Bueno, habiendo dicho esto, concluyo con que me agrada mucho tu FF y espero la continuación. Ánimo al escribirla :3.
     
  19.  
    Gabbap

    Gabbap Entusiasta

    Capricornio
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    ....wao!!!, gracias por tu invitación, se que te comente algo tarde =S, pero entre las clases y tanto ajetreo no tenia tiempo para enfocarme a leer tu fic. Pero bueno, por fin lo leí y realmente quedé fascinada, me enamoré de las primas xD,esa personalidad que les diste a Kagome y Kykyou me gusta mucho, las describiste muy bien y sencillamente amo a Inuyasha y a Miroku. Me ha gustado mucho el final y espero ansiosa la continuacion =D

    Sayonará
     
  20.  
    rhapsodic

    rhapsodic кучко. Comentarista empedernido

    Géminis
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    Título:
    Fruto Prohibido [Inu&Kikyo]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
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    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    5
     
    Palabras:
    1506
    Hola, estaba cerrado, tuve que re-abrirlo, lol. No pude continuarlo por la época de estudios, pero ahora que tengo un tiempito lo continuaré, juro que terminaré este FF *-----*
    Bien, la continuación para ustedes, Mir&San ♥ en camino.
    ____________

    Capítulo IV: No te apartes de mi lado.
    ____________

    La cena transcurrió lentamente, el aire era pesado ciertamente debido a la atmósfera incómoda de aquél lugar, sin embargo, todo parecía ir de una manera normal. Cenar con extraños no era algo que se hacía a diario, de todas formas.
    Kikyô cenaba tranquilamente, observando detenidamente el muy notable comportamiento de Kagome, quién no podía dejar de sentirse nerviosa y un tanto acosada por las miradas groseras y muy poco educadas que, Bankotsu lanzaba sin escrúpulos con destino a ella. Jamás en su corta vida había experimentado tanta vergüenza. Harta de ello Kikyô carraspeo en un intento de llamar la atención de los presentes.

    —Y entonces— observó al moreno a unos asientos frente de ella— ¿A qué se debe la visita de los presentes, Kouga-sama? — interrogó, astuta como era lo normal.

    —Señorita, me temo que esta visita ha sido de improviso, no estaba en mis planes recibirlos a ellos el día de hoy—observó chispeante a Miroku, quien solo se atinó a soltar un suspiro— Todo ha sido un error, pido disculpas.

    De inmediato, Kagome se apresuró a adentrarse sonriente a la conversación, en un intento por no desmerecer a los invitados.

    — ¡No tiene porqué disculparse, Kouga-kun! todos la estamos pasando bien ¿no es así abuelo, Kikyô-san? — nuevamente, un silencio incómodo invadió el comedor, esta vez, el ambiente se volvió prácticamente asfixiante. Miroku aflojó el cuello de su camisa, incómodo ante la mala vibra del lugar, Sango le miraba enfadada, era de esperarse ya que la había abandonado durante mucho tiempo. Ni llamadas, ni visitas, ningún contacto habían mantenido y no se habían visto frente a frente si no hasta el sol de hoy… ¡Era un descarado!

    Miroku codeó levemente a InuYasha, quién se encontraba muy absuelto ante su plato de comida, devorándolo todo como si de un animal se tratara.
    —Oye, InuYasha — susurró. El aludido respondió con un desinteresado “qué” —creo que no me siento bien. Sanguito está furiosa, ¡solo observa cómo me está mirando!
    InuYasha levantó disimuladamente su mirada, a la altura de la castaña, quién parecía chispar fuego de sus (ahora llameantes) ojos borgoña. Su piel palideció y un escozor recorrió su espina dorsal.

    Su mirada perdió brillo.

    —Yo que tú no me le acercaría mucho, está que explota —afirmó llevando otro bocado de comida a su boca.

    Sango interrumpió la ‘animada’ conversación. Dejó ambos cubiertos en la mesa y –aún molesta, disimuladamente claro- le habló al nervioso peli-negro.
    —Bien, Miroku. ¿En dónde te habías metido? Hace tiempo no te veía —forzó una sonrisa. El pelinegro se tensó.

    —Eh, bueno… Veras —tartamudeó —Puedo explicártelo, Sanguito yo…

    —No me llames de esa forma, Miroku Houshi —La mirada de Sango, antes furiosa, se había tornado triste, tomando por sorpresa a todos los demás en la mesa quienes –con descaro- habían estado escuchando todo.

    —¿No puedes decirme la verdad, cierto Miroku? —Preguntó —¿Sabes cuántas noches pasé al lado del teléfono, esperando una maldita llamada que jamás llegó?
    —Sango, de verdad yo… —se levantó de la silla.

    La oji-marrón se levantó bruscamente, tirando la servilleta que hace segundos antes había tomado.

    —No tienes por qué decirme más nada, imbécil.

    —¡Sango, Sango espera!

    —Los hombres son unos imbéciles. Sin embargo he de admitir que el tipo está bueno —inquirió Jakotsu —Hey Miroku ¡Si ella no te quiere yo estoy disponible!

    —Shh, Jakotsu ¡Ten un poco de respeto maldita sea! —maldijo Bankotsu, indignado ante el comportamiento de su ‘hermano’

    —¿Y quién es el que acaba de maldecir en la mesa, idiota? —cuestionó.

    —¡No me lleves la contraria, maldita sea!

    —Lo hiciste de nuevo, maldijiste —sonrió.

    Bankotsu se levantó eufórico y cabreado de la mesa, tirando de inmediato el par de cubiertos que portaba en las manos a un lado.

    —Tú —señaló al rarito peli-negro (es decir, a Jakotsu) amenazadoramente con su dedo índice —Si me sigues llevando la contraria te juro por Dios que te rompo el cul-

    —¡Ya basta, ustedes dos! —Ordenó Kikyô —Si van a faltarse los respetos como animales no lo hagan en mi presencia, par de degenerados. Tú —refiriéndose a Bankotsu —Deja ya las groserías o seré yo la que te reprenda, y tú —observó a Jakotsu —Si sigues con las burlas es mejor que corras.

    —Eh, Kikyô-san ¿te sientes bien? —preguntó Kagome, algo sorprendida ante el comportamiento algo ‘agresivo’ de su prima, la cual no se había sentido hace bastante rato. Aunque aquello no era de extrañez, Kikyô nunca había sido de peleas o reprimendas de ese modo, pero por lo que la azabache pudo ver, esta vez aquellos dos singulares invitados llamados Bankotsu y Jakotsu la habían sacado de sus casillas.

    —Claro que me siento bien, ¿por qué preguntas? —respondió, volviendo –educadamente- a su plato de comida.

    —¿Seguro, no deseas un vaso de agua?

    —Ya te dije que estoy bien, gracias, Kagome.

    Toutosai hizo ademán de presencia y educadamente, ordenó a los invitados volver a sus respectivas casas.

    —¿Nos está echando el vejete? —Inquirió Jakotsu señalando al anciano Toutosai —Qué maldita falta de respeto.

    —Supongo que es lo mejor, pero no me voy de aquí sin antes llevarme algún recuerdo —formalizó Naraku -¿dónde se había metido?- guardándose uno de los hermosos y caros jarrones en su mochila.

    —¡Naraku Ikeda, no seas mal educado y devuelve ese jarrón! —regañó Bankotsu.
    —¿Tú siempre eres así de mandón, verdad niñita? —contra atacó el joven de cabellos rebeldes —Por eso siempre te jodía en el jardín de niños.

    —¡¿Qué carajos has dicho, ladrón?!

    —Lo que oíste, caperucita —finalizó calmadamente el oji-escarlata.

    InuYasha, quién yacía distraído observando la anterior pelea, se percató de la ausencia de Miroku.

    —¿Sabe alguno de ustedes en dónde demonios se metió Miroku? —pregunto. Todos negaron con sus cabezas.

    __________

    Un fuerte estruendo se escucho en una de las habitaciones superiores. Una vez más el sonido hizo eco en la misma habitación.

    —¡Te odio! ¿Acaso crees que te perdonaré? —gritaba Sango, lanzando lo primero que veía al arrepentido peli-negro —¡No te me acerques, libinoso!

    —Sanguito, escúchame por favor —suplicó en un esfuerzo por esquivar los jarrones y objetos pesados que la joven lanzaba hacia él —No fue mi intención dejarte solita, pero compréndeme…

    —¿Qué debo comprender? ¿Debo felicitarte el hecho de que te hayas ido sin siquiera decirme algo, para pasar tiempo de ‘amigos’ con Yukai Kagura? —Miroku se detuvo en seco —Lo sé todo… Yo, siempre supe que no eras hombre de una sola mujer, Miroku. Pero esto va mucho más allá de mis límites, y no puedo soportarlo —lloró enfurecida. Miroku tan solo avanzaba lentamente hacia ella.

    —Ya no quiero verte, eres un imbécil de lo peor… Yo te amaba de verdad y tú tan solo llegaste y…

    Sango no pudo terminar de hablar, pese a que su sorpresa no se lo permitió. Miroku, el libinoso Miroku la estaba abrazando como hacía tanto tiempo, cariñoso, sin malas intenciones, acariciando su melena castaña suavemente, privándola del mundo que la rodeaba entre sus brazos.

    Se aferró a él como si su vida dependiese de ello, acunándose entre los fornidos brazos del moreno.

    —Sango, sé que no hay excusa para mis actos. Sé que te he lastimado y me considero el más grande de los idiotas al abandonar de esa forma a una mujer tan hermosa y bondadosa como tú. Pero si me das otra oportunidad, prometo corresponderte de la manera en la que tú solo mereces, mi querida Sango, déjame amarte…

    —M-Miroku…

    —No digas nada Sango, quédate así, a mi lado.

    —Quiero estar a tu lado por siempre, Miroku —confesó, abrazándolo aún más.
    ________
    Sé que está corto, pero lo dejaré hasta aquí por cuestiones personales (?)
    Sus comentarios me haces asquerosamente feliz :'D
     
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