Black Cat Frustración [Drabble // Creed Diskenth]

Título: F de Frustración.
Tipo: One-shot.
Personaje: Creed Diskenth.
Anime: Black Cat.
Sumary: "Reconstruiríamos este planeta desde el principio sólo con los más aptos..."
Advertencia: Se recomienda discreción, contiene un lenguaje un poco fuerte debido a la personalidad de este personaje.
Aclaraciones: Este relato participa en la actividad Días de Abecedario. No se trata de Yaoi ni nada parecido si es que se llegara a interpretar (?) de esa manera.​

F de Frustración.​

No tenía piedad con sus enemigos, no fallaba nunca, salvo si eran mujeres o niños; así era mi adorado Train Heartnet. Sí, así es, él es el mejor; lo admiro y anhelo desde hace bastante tiempo, es el único que me comprende, lo necesito a mi lado.

En más de una ocasión me encontré frente a frente con él y su hermosa Orichalcon Hades. La última vez su arma tocó mi frente, amenazando mi vida; esa indiferencia en su mirada al apuntarme con ella… ¡Oh! ¡Train!
—Puedo vislumbrarlo claramente. ¡La puerta hacia el mañana, el futuro brillante que nos espera! —exclamé extasiado y con una sonrisa llena de gozo.

Él y yo, conquistando desde la cima el mundo; mi atención sólo pertenece a Train. Cualquier gusano que se atreva a interponerse entre nosotros lo eliminaré, sólo yo puedo estar en los pensamientos de ese hombre espectacular.

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Después de que me encargué de los insignificantes parásitos que mandó la organización de Chronos con la orden de asesinarnos; decidí darle una visita sorpresa a mi querido Train, tomé una de mis peculiares rosas rojas para entregársela como símbolo de triunfo…

Al llegar al tejado pude observarlo junto a una mujer que vestía un kimono; ¡estaba demasiado cerca de él! Pude mirar que él le estaba entregando algo que parecía a su preciosa pistola Hades, ¿no podía ser eso? ¿O sí?

No pude evitar rabiar…

—¡Maldición! ¿Quién carajos es ésa? —pregunté a mí mismo con bastante desdén mientras que con mi mano izquierda aplastaba aquella flor carmesí.

Mi precioso Train… ¿qué le estás contando? ¡Maldita bruja! ¡¿Cómo osas entrar en su vida?! Ahí sólo hay lugar para mí y lo demostraré.

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Partí hacía un callejón, ahí iba a espera por él; era uno de sus lugares favoritos, no había nada que no supiera de él… Su indiferencia al matar, su perseverancia y constancia era lo que lo hacía único. Sí, así es como siempre ha sido; por eso tenía que quedarse conmigo, a mi lado; juntos seremos invencibles.

Escuché el sonar de unas pisadas, cómo no reconocerlas, si las he oído en mi cabeza un centenar de veces. Ese caminar tan único y especial de él. Alcé mi vista poco a poco, se acercaba cada vez más hasta llegar a donde yo me encontraba. Sí, aún estaba enfadado porque esa bruja estaba metiéndose en su vida y él se lo estaba permitiendo, ¡siendo yo el único que lo podía entender!

—Oye Train —lo llamé con mi ceño fruncido y mi cabeza entre mis brazos.

—Creed.

—No me dispares de golpe —dije en tono burlón.

—Me liberé de mi pistola, así que aunque quiera, no puedo hacerlo —me confesó él con bastante seriedad en su rostro y sin una pizca de ironía.

Era una broma, ¿cierto? Mi precioso Train jamás se separaría de esa bella arma que era parte de su vida.

—Ya deja de jugar conmigo… no hay forma que partas sin tu arma —comenté sin creerle lo que me había dicho anteriormente.

Me miró con esos hermosos ojos color ámbar en lo que pude apreciar que no mentía y me estaba hablando con la verdad. ¡No! No, no, no, no… ¡Eso no era verdad! ¿Qué es lo que te han hecho?

—¿No me digas que se la diste a esa mujer? —cuestioné bastante sorprendido, al mismo tiempo que me reincorporé.

—Ella no te incumbe.

¿Qué no me incumbe? ¡Maldición! Sí que me incumbe, ella es la que está queriendo echarte a perder mi adorado Train.

—Por supuesto que sí, Train. —Alcé las manos en señal de alabanza, él era perfecto para estar conmigo—. Eres una persona muy necesaria para mí. Sí, una persona muy importante, ¿por qué no me acompañas? —Sugerí mientras lo ovacionaba con tanto deseo—, comencemos juntos una revolución en el mundo.

Sí, al fin se lo había propuesto; lo sabía, no se negaría ya que éramos iguales, dos sujetos con un destino en común.

—¿Qué?

No cabía duda, lo conocía; me aceptaría a su lado, ambos despreciábamos este deplorable y desperfecto mundo colmado de hipocresía. Reconstruiríamos este planeta desde el principio sólo con los más aptos; ya lo podía sentir, ese sueño y perfecto plan hecho realidad.

—'¿Qué piensas de este planeta? —le interrogué y con mucho entusiasmo continué—, como ya sabes, una tercera parte de la economía mundial se mueve gracias a la actividad clandestina de Chronos. Es decir, un tercio de este planeta está en manos de esos incompetentes viejos hombres de estado… ¿No crees que es bastante desagradable? ¿No quieres destruir el estado existente, Train? ¿No quieres liberar al mundo?

En el último par de años, he estado en busca de camaradas; compañeros para desatar una revolución… ¡Y finalmente hice uno! ¡Un ejército de combate superior a los Numbers!'​

Así es Train, si unimos fuerzas seremos invencibles y haremos de este podrido mundo el inicio de uno mejor. Sólo tienes que aceptarme como tu camarada, como tu único aliado.

—¿Superior a los Numbers? —articuló con bastante sorpresa.

—¡Así es! Y tú eres necesario —admití con bastante orgullo y admiración—. ¡Acabemos con Chronos y comencemos una revolución!

Nadie obstruirá mis planes y Train será mi más devoto aliado; seremos nosotros los líderes de este deplorable planeta. Quien interfiera simplemente lo mataremos sin preámbulos…

Alguien por la espalda nos interrumpió antes de que acabara de convencer a ese precioso hombre; se trataba de la número uno de la organización, de nombre Sephiria; quién vino a convencerlo de volver con ellos y evitar que deje esa patética empresa.

—¡Será un festival de sangre! Train, hagamos de Sephiria, la número uno de Chronos, un festival cubierto de sangre —propuse con bastante entusiasmo, acariciando su hermoso rostro.

Sephiria, serás la primera a la que eliminaré de mi camino. No, Train la hará con su magnífica Hades. Pasaron unos instantes desde que esa mujer se abalanzó contra él con su espada; comenzaron a luchar, sin embargo ese chico aún no sacaba su arma…

—¿Qué te sucede? Train, ¿por qué infiernos no le disparas?

Si no disparas entonces tendré que eliminarla yo…

—No empuñaré nunca más un arma —declaró el con bastante determinación.

Tch… Dejaré que Shiki, uno de los que recluté se encargue de eliminar a esa mujer de la organización y se lleve consigo a mi precioso Train.

—Lo siento pero tú vienes conmigo, Train Heartnet —anunció mi lacayo.

Inmovilizó a Sephiria con un cien pies gigante, al mismo tiempo que capturó a ese chico con un avispón enorme. ¡Sí! Ya serás parte de mí…me fui del lugar a un escondite que había encontrado no hace mucho y donde lo llevarían.

—Bien Train Heartnet, ven conmigo. Creed te espera.

En el momento en el que se lo estaba llevando se escuchó una canción que hizo que los insectos lo soltaran, dejándole escapar; eso fue lo que me dijo Shiki cuando se reunió conmigo.

Mierda, tengo que ir a buscarlo a su casa y llevarlo conmigo, donde siempre estará a salvo.

Shiki y yo nos dirigimos hacía su hogar, pero antes de llegar completamente se encendieron las luces de su habitación. Se podían distinguir dos siluetas al fondo; uno pertenecía a él y el otro a… esa malnacida arpía. ¿Por qué estás con ésa? ¡Están en su recamara demasiado juntos!

—Mientras esa mujer le nuble la mente… será inútil llevarlo con nosotros. Esa bruja —bramé con bastante coraje.

Tenía que encontrar la manera de quitarle de encima a esa mujerzuela que estaba interfiriendo con su comportamiento. Lo estaba hechizando y yo tengo que salvarlo de ella a como dé lugar.

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Esperé hasta el atardecer del siguiente día, había pensado en varios métodos para llevar a cabo y eliminar a esa bruja, para así traer de vuelta a aquel asesino despiadado que se encontraba durmiendo en el interior de Train Heartnet.

El festival al que esa mujer lo había incitado a ir sería la oportunidad perfecta.

No te preocupes, yo te libraré de ella y cortaré las cadenas que ha puesto sobre ti, sólo espera por ello Train. Te dejaré una carta para que sepas que esto que haré es por el único motivo de salvarte de aquella maldición que impuso en ti.

Con todo mi amor y deseo.

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Encontré a esa mujer más rápido de lo que imaginé, ahí estaba ella, con ese estúpido kimono pecador, digno de su persona. Train, sólo espera y verás que te ayudaré.

Caminé hacia donde se encontraba, hice que notara mi presencia; tenía que sufrir por interferir entre él y yo.

—¿Quién… eres tú? —me preguntó con curiosidad.

No respondí, simplemente observé a aquella insignificante cosa.

—¡Oh! ¡Ya sé! Eres el amigo de Train-kun, ¿cierto?

Infeliz, se atreve a mencionar su nombre; cada vez me fui acercando a ella.

—Yo también —añadió bastante feliz y prosiguió al preguntar—, ¿no te alegra? Ahora Train-kun estará tan contento…

¡¿Tú qué sabes?! No lo conoces como yo; él sólo me necesita a mí. Saqué mi látigo y comencé a cortar ese estúpido kimono.

—¿Una espada invisible? Rara habilidad la que usas.

—Tú, eres la causante de que mi precioso Train no quiera usar a Hades para matar, ¿qué es lo que quieres lograr?

Hice otro corte, ahora sobre su hombro derecho, el cual comenzó a sangrar.

—Libertad para vivir en paz... ¿qué hay de malo en eso?

—Él no necesita de eso; me tiene a mí y un futuro prometedor que he creado para nosotros dos. No permitiré que le sigas hechizando —aseguré, viéndola con frialdad y desprecio.

—D-deja que Train-kun haga… lo que… él quiera…

La pisoteé y continué golpeando con el látigo invisible hasta dejarla tirada; unos niños venían corriendo a su encuentro. Tenía que deshacerme de esos bichos, así que me dirigí a ellos.

—¡Espera! ¡No les pongas una mano encima a los niños! —me gritó desesperada, pero hice caso omiso.

Seguí caminando en dirección a ellos y la escuché susurrar.

—Es inútil… no puedo… moverme. Si pudiera… usar mi pistola…

Lo único que hizo fue tratar de alcanzar su pistola, me apuntó con ella y disparó a la pierna izquierda, haciendo que me arrodillara por el impacto. ¡Maldita!

—No me subestimes… no soy una mujer caza recompensas… por homónimo —bramó mientras sostenía su arma con dificultad.

Me puse de pie y volví a centrarme en ella. Disparó una segunda vez, pero esta vez no me agarraría desprevenido. Moví el látigo, haciendo que cortara la bala por la mitad.

—Querido Train, te liberaré del hechizo de esa bruja —aseguré con una sonrisa de satisfacción en mi rostro.

Debía terminar lo que empecé, así que tensé el látigo, dándole forma de espada y por fin atravesé el estómago de esa bruja.

Escuché algunos pasos a distancia; al voltear vi a mi precioso Train atrás de mí. Al fin serás libre de la sombra e ideas aberrantes de esa odiosa mujer.

—Hey Train, puedes relajarte, ya que me he deshecho de la bruja que nublaba tu mente —declaré orgulloso de mí mismo, mientras sacaba mi flor roja y decía—, así que ahora puedes unírteme…

No pude acabar de hablar cuando sentí un golpe contra mi mejilla, el cual hizo que fuera a dar contra el piso y la pared.

Él se acercó a esa mujerzuela que increíblemente seguía con vida, parecía tener más vidas que un mísero gato.

Los vi terminar de hablar y me llené de gozo; esa maldita al fin había perecido. Me puse de pie, coloqué mi brazo izquierdo en mi boca, limpiando la sangre que me sacó cuando me propinó el golpe.

—Así que la bruja que te estaba arruinando se murió —confirmé poniéndome a su espalda—. Ahora es tiempo de liberarte de la maldición de la bruja y que vuelvas a ser el Train del pasado.

Sí, vuelve a ser tú; ese despiadado ser que eras. Lo anhelo tanto.

—Tú… No dejaré que te marches así nada más —aseguró mientras sostenía su hermosa Hades.

—¿No te despertaste todavía? —interrogué con bastante preocupación de que esa maldición fuera irrevocable.

—¡Vas a pagar por esto! —me amenazó.

Giró su cuerpo con bastante violencia, dejándome ver esos bellos ojos color ámbar, llenos de odio, repletos de sed de venganza… ¡Oh! Train, al fin vuelves a ser el original tú. Permíteme ver más esa expresión llena de frustración.

Ódiame con todas tus fuerzas, para que en la única persona en quién puedas pensar día y noche sea sólo yo. Busca venganza mi querido Train y ve tras de mí, que yo te estaré esperando por ti para crear juntos el mundo ideal…