Para mi gran amigo Fenix, espero que te guste. Cientos de personas huían despavoridas de un incendio que había arrasado una manzana. Ambos corríamos. Se podía sentir aquella respiración agitada, mientras mis piernas avanzaban con cansancio y se oían los gritos de la muchedumbre. Como una película de terror, de entre las llamas surge una horda de esos seres, gruñendo cual animal salvaje. — ¡Continua, no te pares! — Exclama Fenix, casi empujándome a rastras. — ¡No te des por vencido! — ¡Lo intento, lo intento! — Respondo, mientras sujeto con fuerza mi mochila. Gritos, seguidos de explosiones. Por un momento solo hay silencio, todo va a cámara lenta como si fuese una película, veo a Fenix gritándome. — ...ete. — ¡¿Que?! — Respondo, aún sin oír bien. Mi compañero me empuja aún con más fuerza, tirando de mí. — ...evete. — ¡No oigo nada! — Digo, ya sufriendo la situación. — ¡Muévete! — Logro oír, mientras alrededor hay fuego, personas errantes y personas corriendo. Avanzo conforme puedo, como me dice Fenix, pero mi corazón da un vuelco cuando no noto la mochila en la espalda. Logro girarme y veo que yace en el suelo a 10 metros de mí. — ¡Espera, debo cogerla! — Digo, yendo en contra de la multitud. — ¡Déjala, Manu! — Me grita mi amigo, casi al límite. Hago caso omiso a las palabras de Fenix y me lanzo a por la mochila. Enfrente mía, una persona envuelta en llamas y de movimiento torpe avanza hacía mí, lentamente. Mi instinto me obliga a actuar rápido y me levanto con la mochila en la mano. Entonces me giro y Fenix no está. Un sentimiento de tristeza me invade, y lo busco con la mirada. De la nada, aparece un todoterreno y en el sitio del conductor está él, mi gran amigo Fenix. — ¿Creías que te iba a abandonar? Vamos, sube. — Me dice, con una sonrisa satisfactoria. Sin perder tiempo, me subo al vehículo y Fenix conduce lejos del desastre que nos perseguía. — ¿Porque tanto empeño en coger la mochila? — Me pregunta, mientras no pierde la vista de la carretera. Yo sonrío, pues no sabe lo que contiene la mochila. Él me mira confuso, sin entender el porqué de esa alegría. — Amigo, esta mochila contiene algo que ha sido fruto de nuestra amistad y de nuestra capacidad como escritores. — No puede ser... — Murmura. — Si, puede ser. Aquí lo tienes. — Digo, sacando de la mochila aquel libro que hicimos unidos. — "Forggoten Factor"... Gracias amigo, pensé que no lo volvería a ver. — De nada, y felicidades. — Respondo, con una inmensa felicidad. Contenido oculto "Gracias, gracias por ser mi maestro, por mostrarme Fanficslandia, por darme consejos para escribir y consejos para diversas cosas de las que he necesitado ayuda. Y gracias, por ser mi amigo. Espero que hagamos ese libro, que se haga realidad. Felicidades, Fenix."
Que genial este relato, un festejo zombi realmente único, creo que lo más importante de Manuel para su amigo es esa amistad. Que curioso ocurren las cosas y terminas obteniendo un gran amigo del otro lado del oceano, un colega, tantas cosas nos quedan amigo. Considera que se hará, es tan seguro que luego lo rescataras de los zombis.