One-shot Festival [Gakkou Roleplay]

Título: Festival.
Fandom: Gakkou Roleplay.
Personajes: Alisha Welsh, Joey Wickham, Jezebel Vólkov | Mención a Konoe Suzumiya.
Palabras: 712
Summary: "Alisha disfrutaba muchísimo de aquellos festivales de verano japoneses."
N/A: so aaaa, el otro día se me ocurrió esta idea para un mini fic y tuve que hacerla porque chale, no sé, me pareció kinda cute y quería meter de alguna manera el fact sobre ali que va a salir (?) | So, like always, Hitori Gigi Blanche

Alisha disfrutaba muchísimo de aquellos festivales de verano japoneses. Eran, de hecho, unas de las pocas celebraciones que disfrutaba sin necesidad de alcohol y a las que iba sin pretensión de acabar liándose con alguien.

Eran divertidos y se sentía como una niña pequeña yendo de puesto en puesto.

Aquel año, como todos, estaba ahí junto a Konoe, siendo una de las pocas veces que solía salir con ella en lugar de salir con Joey. Especialmente aquel verano, que posiblemente él había decidido ir con Jezebel.

Así que no le sorprendió del todo encontrarse a la pareja en uno de los puestos de juegos; aunque sí le pareció una acción del destino encontrárselos justamente ahí de todos los sitios.

La rubia le hizo una señal a su amiga y se acercó al puesto, a una distancia prudencial para que el par no la viese, y observó la escena con los brazos cruzados por debajo del pecho.

El contexto parecía bastante claro: Joey estaba intentando conseguir un peluche para Jez pero parecía que derribar aquella torre de latas le estaba costando más de lo que quería admitir.

Cuando el chico finalmente gastó sus intentos y se dispuso a girarse para disculparse con su novia, Alisha decidió intervenir finalmente y dejó un par de monedas sobre la mesa.

—Dame esos balines, boss.

El inglés se giró hacia la chica al distinguir su tono de voz, mirándola con algo parecido a la sorpresa. Ella, sin embargo, le sonrió con una confianza desbordante mientras preparaba la escopeta de mentira y le guiñó un ojo antes de colocarse el arma a la altura del ojo.

Bam.

Bam.

Bam.

Las latas vacías cayeron una tras otra ante los certeros disparos de la estadounidense y la sorprendida mirada de los espectadores que había por la zona.

No había margen de error, los balines impactaron de la manera perfecta para que las torres se deshiciesen y la chica sonrió con el pecho inflado de orgullo cuando separó el arma de su cuerpo, llevándose una mano a la cadera.

—P-puede escoger el regalo que quiera…

Alisha se giró entonces hacia Jezebel y le sonrió, coqueta, después de guiñarle también el ojo.

—Lo que la señorita quiera.

La albina sintió como el rubor subía a su rostro ante aquello pero, a pesar de los nervios, fue capaz de señalar el gran peluche de conejo que había colgado como gran premio.

—Wow, Ali-chan~ ¿Desde cuando eres tan buena en esto?

Joey se acercó finalmente, con una clara expresión de sorpresa en su rostro y dando un par de palmadas, impresionado. Alisha, por su lado, volvió a levantar la escopeta y apuntó hacia él, con una sonrisa que tomó repentinamente un aire siniestro.

—Oh, ¿nunca te lo había dicho, cariño? Mi padre me enseñó a disparar cuando tenía siete años.

Joey tragó saliva con fuerza en ese momento, sintiéndose en peligro. Sabía que el arma era de mentira y no le haría daño, y mucho menos Alisha le dispararía, pero el solo conocimiento de aquel dato le resultó bastante escalofriante.

>>Ah, aunque estoy sorprendida~ Hacía mucho que no practicaba, pensaba que iba a fallar alguna~ —la chica no tardó en recuperar el tono alegre y desenfadado mientras dejaba la escopeta en su sitio para el siguiente cliente.

—G-gracias, Ali-chan.

Jezebel había vuelto junto al par, rodeando con fuerza el peluche entre sus brazos y aprovechando el tamaño del mismo para esconder su sonrojado rostro.

—De nada, Usagi-chan. Y ya sabes, linda, cuando quieras algo de estos puestos mejor avísame a mí y así le ahorramos la vergüenza al pobrecito Joey~

La risa divertida de la rubia acabó extendiéndose, aunque de manera algo más sutil, hacia la holandesa y el chico acabó por fruncir el ceño, aparentemente molesto.

—¡Tonterías! ¡Yo te consigo todos los peluches que quieras, Bellabel!

Al final, la albina tampoco pudo aguantarse más y aumentó la intensidad de su risa, aunque su rostro se encontraba claramente enternecido.

—Bueno, tortolitos, me voy~

—Hey, Ali-chan, ¿nos vemos para cenar?

—Sure, ¿en una hora en el restaurante de siempre?

—Of course.

Ambos chocaron entonces el puño, a modo de saludo, y Alisha le revolvió ligeramente el pelo a Jezebel antes de alejarse, sonriente, junto a su amiga.

Ah, de verdad que adoraba a ese par.