Drabble Festival | Ganyu x Keching | Genshin impact

Título: Festival
Fandom: Genshin Impact
Personajes: Keching y Ganyu. Mención a Shenhe y Zhongli.
Nota: Este es un pequeño, pequeñísimo regalito de cumpleaños adelantado, cielo. Espero que te guste <3 Hygge

Basado en la versión 2.4 del juego. Mucha gayness, si, pero me quedé con ganas de ganqing *pout*



—Feliz Rito de la Linterna Lady Keching.

El Equilibrio Terrenal giró apenas sobre los pequeños tacones que conjuntaban su nuevo vestido. El azul era el color del cabello de Ganyu. A la luz de la luna, resplandeciente como el jade más exclusivo que decoraba la Cámara de Jade, resaltaba aún más. Aunque los fuegos artificiales que habían dado final al festival de ese año habían pasado hacía tiempo.

Ahora, en el patio de la Cámara solo había silencio.

Y allí estaba ella, sonriendo con la dulzura y al mismo tiempo actitud servicial que solo la joven secretaria de las Siete Estrellas de Liyue podía mostrar. Keching asintió con la cabeza.

Sintió como sus labios se curvaban en una pequeña sonrisa. Habían pasado por tanto. Sus discrepancias en cuanto a sus propias creencias—Ganyu tan devota del Arconte Geo y Keching tan escéptica—pero con el tiempo habían logrado limar las asperezas de antaño.

—Feliz Rito de la Linterna Ganyu.

La joven secretaria avanzó hasta su lado. En un principio no hubo palabras solo un agradable silencio. Abajo, en el Puerto de Piedra, las luces seguían iluminando Liyue y la gente seguía yendo y viniendo de aquí para allá, aunque el trasiego había disminuido considerablemente en las últimas horas.

—¿Viste el espectáculo de fuegos artificiales?

—Mhm, con Shenhe. Fue hermoso.

Keching no respondió. Dirigió su mirada a la distancia, hacia la ciudad de Liyue y su ambiente festivo. La joven semi adeptus pareció captar al vuelo sus pensamientos y no tardó en exteriorizarlos, calma, con un respeto casi reverencial.

—La época de la humanidad ¿cierto?—murmuró cerrando los ojos con calma. Llevó una mano a su pecho y tomó aire despacio. Por un momento pareció perderse en recuerdos del pasado—. Rex Lapis estaría orgulloso.

El Arconte Geo.

Aquel que había sido el foco intrínseco de sus discrepancias. Ganyu había confiado ciegamente en su voluntad y en el contrato que había firmado con él hacía milenios. Keching, por su parte, no confiaba en dejar sobre los hombros de un Arconte que solo descendía una vez para escuchar a su gente el peso de toda Liyue.

El silencio se extendió hasta que una voz suave decidió romperlo. Le había estado dando vueltas a esa idea toda la semana y parte de la anterior también. Tan diligente como podía serlo.

—Lady Keching, ¿puedo pedirle algo quizás un poco atrevido?

La pregunta la tomó por sorpresa. ¿Atrevido?

—¿Huh?

Ganyu no tuvo en cuenta su exabrupto.

—Ahora que han terminado los festejos y todo está organizado—hizo una breve pausa y aunque cierto rubor, ligero y apenas perceptible escaló hasta sus mejillas, su voz no titubeó cuando prosiguió:—¿le gustaría dar un paseo por el festival conmigo?

Keching abrió los ojos del impacto. Honestamente no sabía qué esperar pero aquella invitación era, probablemente, lo último que esperaría.

¿Pasear por el festival? ¿Juntas?

Ambas estaban siempre ocupadas, atareadas en sus respectivos quehaceres y no tenían tiempo para disfrutar como era debido. Keching, sin ir más lejos, había pasado todo el mes anterior y parte de la semana organizando los eventos. El festival de fuegos artificiales que casi se había visto frustrado por el robo de unos ladrones de tesoros.

Por eso y por más cosas en un principio no supo qué responder. Titubeó ligeramente, algo insegura aún. Honestamente no había nada más que hacer y era el Rito de la Linterna, la fecha más importante en toda Liyue. Sería un desperdicio echarla a perder.

Buscando recomponerse y de paso disminuir el rubor, carraspeó para aclarar su garganta y sus ideas.

—C-claro—respondió finalmente—. Este vestido y la ocasión lo merecen. Y creo que hay un puesto de albóndigas de camarón dorado.

—Oh, ¿tendrán algo vegetariano?

Keching alzó la cabeza y llevó, resuelta, una mano a su cintura.

Sonrió.

—Por supuesto. Al organizarlo pensé en todo.

Hubo cierto orgullo diligente en la voz del Equilibrio Terrenal y Ganyu no pudo contener una risa pequeña y enternecida.

—Mhm. Es muy amable por su parte.

Entre charlas y risas, ambas, La Yuheng y su secretaria disfrutaron por una vez del festival y se perdieron entre las luces de Liyue, juntas, como nunca antes pudieron hacerlo.

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