Crepúsculo Fantasia Rota (Leah)

Fantasia Rota (Leah)

Porque ella nunca podrá eliminar esa magia que destruyo sus sueños, como tampoco podrá librarse de ese dolor tan fácilmente.​

La tierra se perdía en sus dedos, fría y rocosa.

El viento que antes pegaba fuertemente en su rostro, aliviándole un poco, ahora pegaba en su espalda.

Cerró los ojos y no se arrepintió de nada.

El viento pasaba más fuerte y veloz de lo normal, pegándole, quemándole el rostro.

Pero no le importa, porque por primera vez, sintió paz y se libró por unos instantes de esa amargura interna.

Su mente era un lienzo en blanco, no había nada, solo tranquilidad y libertad. Tal vez todo eso era una fantasía, un sueño, y que en que cualquier momento pudiera despertar.

El tiempo pasó velozmente, como una bala de fuego, pero para ella, fueron la eternidad deseada.

Una quemazón intensa y fea recorrió su espalda, trayéndola a la realidad.
El agua se filtró por su nariz, sintiéndose por unos instantes encarcelada, con un dolor intenso desde su nariz, hasta su cabeza.

No hizo nada, solo se quedo allí, inmóvil, con la gélida agua moviendo su cabello carbón, con su piel cobriza abrazada por la verdosa y azulina agua.

Podía sentir como su pecho comenzaba a nacer una presión insoportable, como sentía que en cualquier momento sus pulmones explotarían, como su cabeza haría erupción.

Aun así no le importo, porque quería quedarse allí, en el fondo de ese mar oscuro, sin ningún Sam, sin ningún Jacob, sin ningún vampiro, sin dolor.

Nada, solo ella y nada.

Las olas rugieron, y la estrellaron contra unas punzantes rocas, produciéndole un agudo dolor, dolor que ignoro.
Ya estaba acostumbrada a dolores peores, no se daría por vencida, ahora que faltaba poco tiempo por encontrar su anhelada paz, su sueño pacifico, su fantasía consoladora.

La luz débil y suave que se alcanzaba a ver atreves de la gruesa barrera de agua, comienza a desaparecer, el dolor comienza a apaciguar, los pulmones parecen rendirse, y la ansiada paz aparecer, con un manto negro de oscuridad, cubriendo sus dos noches ojos, llevándola a esa fantasía necesitada.


Se sentía tan bien.
Ya no recordaba nada, ya no sentía nada, ya no sabía nada.

Todo era desconocido, ni siquiera podía definir en donde estaba, o quien era ella. Lo único que podía asegurar, es que nunca desearía salir de allí.

Flotaba en un vacio negro, sin ningún esfuerzo, como si un suave susurro la estuviera arrullando, manteniéndola a flote.

No supo cuanto tiempo paso.
Segundos, días, meses, años. No lo sabía, y tampoco le importaba.

Porque la acida herida que tenia en el corazón ya no estaba, ni la amarga soledad, ni el hostil dolor.


De repente, sintió como algo la absorbía, como si hubieran abierto el tapón de una alberca.
Y mientras era absorbía, podía sentir de nuevo una carga en su pecho, podía sentir como una luz la abrazaba…

De pronto sintió como el aire regresaba a sus pulmones, como volvía otra vez a recuperar sus sentidos, de pronto se vio con los ojos abiertos, rodeaba de una manada de hombres lobo mirándola fijamente.

No, no, no por favor.
Se rogaba en sus adentros.

Quiero volver, por favor.
Sollozaba y rogaba en su interior.

- ¿Eres tonta cierto? Como se te ocurre tirarte de ese acantilado –sollozaba Seth al lado de su hermana, retirándole mechones de cabello que se habían pegado a su rostro.- que querías ¿suicidarte? –las lagrimas salían estrepitosas de sus ojos.

Solo había podido escuchar algunas palabras, le costaba tener los ojos abiertos, y el solo respirar se le hacia una carga pesada.

Si, tal vez, con tal de librarse de la gélida agonía, podía hacer cualquier cosa.

Y de repente comenzó a llorar.

Y no por tristeza, lloró por rabia y frustración, lloró porque esos imbéciles le hayan roto su fantasía, lloró porque ya estaba cansada de tanto dolor.


Sintió unos fuertes y calientes brazos por debajo de ella, elevándola; supuso que era Sam, mientras la cargaba en su acto de compasión.

Se retiró fuerte y bruscamente, liberándose de ese levantamiento, no lo quería sentir, era la última persona en la faz de la tierra que quería ver.

Se limpió bruscamente el rastro de lágrimas, y caminó sola, altiva y rabiosa.

Dejando a unos quileutes sorprendidos y extrañados. (Aunque bueno, no tanto.)

¿Por qué simplemente no podía morir y ya?​

¿Porque simplemente no podía por primera vez cumplir su sueño?, ser esa princesa anhelada, así sea del reino llamado muerte.​

Porque el príncipe azul no existe, como tampoco que esa horrible magia desaparezca, como el que tampoco pueda librarse de ese dolor tan fácilmente.

estúpida licantropía ​

nota: bueno, este es el segundo fic que hago de crepúsculo, espero les guste, y me dicen si Leah me quedo Ooc, por favor.

este pequeño aporte ojala les haya gustado.