Fanficslandia, la historia.

Antes que nada quiero aclarar que esta historia está basada en el foro. ¿Que qué como en el foro? Exacto. ¿Alguno vio el anime Sword Art Online? Bien, la historia narra sobre humanos que están conectados a un mundo virtual que vendría a ser un videojuego, en el cual suben de niveles, etc. Esto será lo mismo, solo que llevado al foro. Fanficslandia es un server online, que alberga millones de jugadores (los usuarios mismos). Y Chevalier, un jugador novicio, comienza esta aventura.

Ojalá les agrade y si es así, ya saben, un que otro comentario para saberlo!

Prólogo: Usuario Registrado

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Apenas terminé el último preparativo de mi registro, fue como si un hoyo gigante púrpura me quisiera succionar. Admití que aquello me tomó por desprevenido e intenté resistirme, pero fue inútil. Me tomé con fuerza de los barrotes de metal que terminaban el perímetro de registro, pero mis dedos no eran tan fuertes y aquel hoyo aumentaba su fuerza cuando yo intentaba no caer dentro de él.
Finalmente fue definitivo, la gravedad hizo su trabajo perfectamente y fui digerido por el agujero enorme, sintiendo una extraña viscosidad al tocar con mis manos aquel líquido púrpura que lo albergaba por dentro. Lo siguiente que sintió mi cuerpo fue una extraña sensación de estar flotando en el aire. Abrí mis ojos, que hasta el momento los había cerrado con fuerza, y noté como vagaba en un túnel colorido como si fuera un arco iris. En él podía ver avatars de usuarios que no conocía, tabernas, diálogos y niveles exuberantes de personajes épicos. Aquella información era la que me daba la bienvenida a este nuevo mundo, el mundo virtual de Fanficslandia.

Entonces, en medio de aquél espectáculo increíble, escuché una voz lejana en mis tímpanos. —"Estás cayendo de cabeza, date vuelta y pon tus pies en donde tienes la cara."—miré hacia los lados, intentando buscar a la persona que estaba hablando, pero solo seguía viendo como usuarios batallaban contra animales que explotaban en miles de pixeles al ser derrotados. El túnel seguía descendiendo y parecía no tener fin. —"La cabeza. Estás al revés." —de nuevo la voz, ahora más perceptiva para mis oídos. ¿Cómo que al revés? me pregunté a medida que la velocidad del túnel se intensificaba. Sentí mi rostro estirarse y grité de sorpresa; extrañamente no me dolía pero sí me asustaba. Llevé mis manos hacia mis labios para intentar mantenerlos en su lugar y vi, con horror, como mis dedos cedían a ese extraño efecto, también estirándose en ángulos imposibles.

—¿¡Qué rayos!? —grité y mi voz se perdió en el túnel, generando un eco vibrante que me dejó sordo por unos segundos. Volví a cerrar los ojos cuando sentí la fuerza imaginaria empujarme hacia abajo y, casi en cuestión de segundos, el túnel finalizaba en un portal que me mostraba el suelo de madera sólido de algún lugar. Intenté girarme para no aterrizar de cabeza pero la velocidad era impactante, apenas tenía un registro de mi cuerpo, el viento lastimaba mis ojos a medida que me acercaba el final y veía la madera del suelo cada vez mas cerca.

—¡Aaaaaaaaaaaaaarrrr! —aterrice en una nube de polvo y ruidos metálicos. Seguramente rompí algo, porque mi espalda me dolía muchísimo. Mi rostro estaba enterrado en el suelo, pero no me dolía. Sí, había sentido el impacto pero no había dolor.

—Te lo advertí. —dijo entonces una voz entonces que provino de mi izquierda. Llevé mis ojos hacia esa dirección y vi a una muchacha cruzada de brazos con un claro gesto de hastió. Me observaba con la cabeza levemente ladeada hacia un costado.

—¿Qué...qué? —inquirí sin comprender la situación. Llevé mi brazo para ayudarme a levantar mi cuerpo y entonces noté como había aterrizado sobre una especie de mesa que contenía diversas armas como espadas largas y cortas. La mesa estaba astillada, totalmente rota y las armas clavadas en el suelo y pared. Una en particular estaba de punta a centímetros de mi ingle.

—Que te des vuelta para no aterrizar de cara. Una vez que el agujero de gusano te succiona con fuerza para ingresar al servidor no tienes total control de tu cuerpo. —me contestó con total calma, manteniendo una voz serena y hasta aburrida. —Levántate así podemos terminar esto más rápido.

Obedecí extrañado, sin entender que función cumplía esa jugadora en ese lugar. Me reincorporé con ruidos metálicos, tumbando alguna que otra espada clavada y arruinando la estética del lugar. Me encontraba en una habitación grande: en un costado tenía para tiros al blanco, cada sección separada por su correspondiente cortina de acero. Más allá había un pequeño café para beber algo. Unos vestidores y unas cuantas puertas cerradas. Yo seguí a la muchacha y entonces comprendí que seguramente era un NPC, más conocido como un personaje no jugador, de esos que están establecidos para guiar a los novatos. Apuré el paso para ir a su lado.

La miré de cerca como buen depravado que soy. La muchacha era más pequeña en estatura, de cabello castaño y ojos café. Tenía una bandana blanca sobre su cabeza con una flor amarilla incrustada a modo de adorno. Vestía con un traje de combate de tonalidades amarillas. El creador no había reparado en su frente delantero, el cual estaba a muy buen gusto. Como era una máquina más del sistema, le toqué la izquierda.

El golpe vino tan fuerte que jamás me lo esperé y si así lo hubiera hecho, no hubiera tenido tiempo para reaccionar. Su abofeteada fue tan fuerte que me lanzó contra una de las paredes, haciendo un gran espectáculo.

—¡Pero qué te crees que haces! —levanté la vista y allí estaba, mirándome desde lo alto. —¿Eres idiota o qué?

—Esto... ¿no eres un NPC?

—¿NPC? ¡¿NPC!? —comenzó a gritar, apuntándome con el dedo índice. —¡Que te quede bien claro, novato! ¡No te aniquilo aquí mismo porque este es mi trabajo por el momento y es mi deber guiarte en estos sencillos pasos antes de soltarte al mundo! —entonces me sujetó con fuerza por el cuello de mi camisa y me habló entre dientes, muy cerca de mi rostro. —Pero una vez que te suelte, espero no cruzarte por mi camino. —y me soltó tan rápido que mi cabeza giró sobre mis pensamientos.

—Lo siento, yo sólo...

—Silencio. Solo... —se pico el puente de la nariz. —Cállate y obedece, ¿sí?

—Sí, señora. —me toqué la mejilla que aún me ardía, sentía calor en ese lado del rostro.

—Asahi. Ése es mi nick.

—Asahi, bien. Yo soy...

—Chevalier. Lo sé. Vi tu registro y por eso te esperé. Mi trabajo es guiar a los nuevos en los sencillos pasos de cómo usar tu cuenta. Ahora vamos e intenta... no tocar... nada más. —me dio una mirada de reproche y yo tragué con fuerza. Y hasta creo que ya estaba pálido.

Me guió hasta uno de los vestidores. Corrió la cortina del mismo y vi la armadura y traje que había elegido para vestirme.

—Primer paso. Con eso será la forma en que vestirás en este mundo. Puedes cambiar tu atuendo cuantas veces quieras o creas necesario. Pero no lo hagas dos veces en un mismo día, hay veces que sufrimos bugs y no querrás estar desnudo durante un día entero...

Afirmé con la cabeza y entré al vestidor. En el registro de usuario había elegido este avatar curioso de un caballero templario. Siempre me gustó la naturaleza de la edad medieval y no creí que iba a tocarme una armadura tan idéntica y perfecta como esta. Me saqué la camisa y los pantalones, luego los calcetines y por última las viejas zapatillas deportivas. Me calcé la camisa de mallas y noté lo ridículamente pesada que era; me coloqué la armadura pesada. Luego seguí con las hombreras y los antebrazos para finalizar en las manos. En cuestión de cinco minutos terminé y salí ya preparado, con el casco sobre la cabeza.

—Perdiste casi cuarenta minutos allí dentro, ¿qué se supone que estabas haciendo? —bueno, quizá exageré, no fueron cinco minutos, pero... ¡no saben qué difícil fue ponerme esa armadura!

—No me entraban los tibiales y me ajusta un poco en la entrepierna, pero... —levanté la visera del casco y la vi con una sonrisa que ella no podía notar. —¡Me encanta! ¿Cómo me veo?

—Como un novato. —sonrió levemente. —Ya verás que a medida que avances querrás ropa más cómoda y armadura menos... llamativa. Pero es cuestión de gustos. Veamos qué habilidad escojes ahora.

Me guió hasta una mesa con un mantel blanco; sobre él se encontraban pequeñas runas de colores. Ella tocó uno de color rojo y un cartel 3d apareció frente a nosotros.

—Éste, por ejemplo, son habilidades de combate cuerpo a cuerpo. Te da agilidad sobrehumana y como el título lo indica, eres un experto en cualquier o todos las artes marciales que existan. Por allá tenemos la habilidad de armas; puedes ser un experto multifuncional tanto de armas de fuego como de combate cerrado, entiéndase como espadas, katanas, dagas, arco y flecos, ballestas... lo que se te ocurra. Luego también tienes la habilidad de poderes sobrenaturales, estos pueden ser sobre uno en específico, como utilizar el fuego, el hielo... tú entiendes. También puedes formar fuerzas de energía, esto es parecido a... ¿viste alguna vez Dragon Ball Z? Bueno, vendría a ser algo de ese estilo, y por allá...

Me explicó las diferentes habilidades y mis ojos se abrían con sorpresa con cada una que me nombraba y explicaba. Naturalmente yo elegí la de combate cuerpo a cuerpo, pero me detuve antes de dar el clic al tilde de elegido.

—¿Y no puedo usar más habilidades al mismo tiempo? —pregunté extasiado.

—Sí, pero a niveles más altos. Se te permite usar dos habilidades conjuntas y con un prestigio especial hasta tres. Pero no te preocupes por ello, quizá hasta mueres antes de llegar a usar una sola. —y rió. Admito que me reí por lo nervioso que estuve al escuchar eso. Asahi también agregó: —Hay diferentes ramas dentro de las habilidades. Como veo que tienes la mano sobre la habilidad de Combate cuerpo a cuerpo, dentro de ella por ejemplo está la de dedicarte de lleno a un punto en común dentro de la habilidad... Me miras como si estuviera hablando en hebreo. Veamos... tu fuerte será el combate cuerpo a cuerpo y una agilidad extrema. A medida que avances podrás poner puntos en diversos puntos dentro de la habilidad: tanto como resistencia, fuerza, velocidad, trepar como si fueras un maldito hombre araña... ¿comprendes ahora?

—S-sí... pero... ¿cuando comienzo?

—Solo quiero estar segura de que entiendes punto por punto. Porque luego vienes las quejas... y ya es tarde, están muertos.

—Entendí a la perfección. —miré con recelo las habilidades. Tenía que elegir con cuidado. —¿Tú que habilidades tienes?

—Soy una experta con el arco y flecha y en conjunto con la habilidad de rayo. —no entendí nada y alcé una ceja. Debió de darse cuenta porque sonrió y materializó un arco dorado de la nada con una flecha que emitía destellos. —Esto es lo que te decía sobre fusionar habilidades. Soy una experta con armas, pero especializada en esto. A su vez controlo la naturaleza, pero me especialicé en las tormentas. Por eso puedo controlar rayos y a su vez, usar ambas habilidades en una, como esto. —acto seguido disparó su flecha que más que flecha parecía un rayo con forma de una. La flecha dio justo en el blanco, generando una explosión de proporciones épicas.

—Oh... genial... —quedé estupefacto.

—Espero hayas entendido. Ahora elige una. No tengo todo el tiempo para gastarlo contigo.

Me decidí por la habilidad de Combate cuerpo a cuerpo. Apreté la runa roja y sentí un aura envolverme. De inmediato me sentí mucho más ágil. Queda ridículo decirlo así, pero estaba más avispado.

—¿Puedo aún y así usar un arma? ¿Una espada o algo por el estilo?

—Claro. Tu caso sería con guantes especializados. Pero puedes tener un arma. ¿Ves ese dinero que tienes? Es el regalo por ser un user nuevo. Puedes elegir una y tomarla. Es allí en la otra mesa, que rompiste.

Volvimos a la sala anterior y tomé un hacha doble, cargándola en mi espalda. Vi como mi dinero descendía quince unidades.

—Bien. Sabes lo básico. Estás listo para estar por tu cuenta.

—Una ultima pregunta, seño... Asahi. ¿Hay clanes?

—¿Clanes? —preguntó con curiosidad.

—Claro. ¿Jugaste alguna vez al Mu?

—Oh, quieres decir grupos. Sí, hay muchos grupos. Puedes crear el tuyo en nivel 10 y unirte a uno en nivel uno.

—¿Qué nivel soy en este momento?

—Cero... pero puedes subir un nivel golpeando y acertando alguno de los blancos que están más allá. —me señaló con la mano. —Puedes ocuparte de ello mientras ordeno un poco tu desastre aquí.

—¡Enseguida!

Entré corriendo y tomé mi hacha con una agilidad nunca antes vista. Me sentía fuerte y seguro, este mundo sería pan comido para mí. Salté y di una voltereta en el aire; aterricé con mi mano izquierda e hice flexiones desde esa posición. Me sentía como Vegeta cuando entrenaba en la cámara del tiempo. Comencé a bailar breackdance, cielos, eso sí que estaba raro.

—¡Hey! ¡Esto es serio! ¡Dale al blanco así te largas de una vez!

Me congelé en el lugar y le di una seña que estaba todo bien. Mierda, que mal que estoy quedando. Me acerqué al blanco y le di un fuerte golpe con el hacha. El objetivo se evaporizó en el aire y sentí una energía dorada que me envolvía. ¡Había subido un nivel!

—Listo, Asahi. Ya soy nivel uno.

—Estás listo para marcharte, entonces. —me dijo cansada. —Antes que me olvide, toma. —chasqueó sus dedos y un libro apareció en uno de mis bolsillos de la armadura... espera, ¿esto tiene bolsillos? —El manual del buen jugador. Espero te sirva.

—Gracias... oye, ya que soy nivel uno, ¿quieres que acceda a tu grupo?

—Hn. No. Mi grupo se llama FanDub y no cualquiera está dentro de él. Somos uno de los cinco grupos más fuertes de Fanficslandia. —me guiñó un ojo. —Así que andate con cuidado.

—¡Yo tendré mi propio grupo y seremos tan fuertes como esos cinco!

—Ya, ya. —me pateó y atravesé una puerta que me llevó al mundo virtual. Finalmente ya estaba pisando y ensuciando Fanficslandia. —Empiezas aquí en Plaza Fanfics. ¡Buena suerte! —y cerró la puerta con fuerza haciendo que un tornillo me golpeé el casco. Levanté la cabeza y vi como un cartel burdo, escrito a mano, caía de uno de sus sustentos. En él pude leer: "Bienvenidos".

Me di media vuelta y miré el basto mundo virtual. Era aquí, era ahora. ¿Qué me esperaba? No tengo idea. ¿Qué hago ahora? Mucho menos, pero aquí comenzaba mi historia en Fanficslandia.

 

Gracias por los comentarios!!!! vayamos por partes dijo Jack

Black Kat:

Claro que te recordó a SAO! porque es el mismo universo, modificado, pero misma esencia al fin y al cabo, no? :D espero que los siguientes episodios te gusten! y sobre los errores, mil gracias! pero no sé porque, pero apuesto mucho a que en los siguientes caps vas a seguir encontrandote con otros (?)

Marina:

Mari fui precoz y te respondí antes individualmente, pero igualmente te adjunto acá porque Chevalier está contento!

Accel

Gracias por los comentarios, pana (significa amigo, verdad?) ojalá que los futuros capítulos no te aburran!

Guay:

Hola Guay! mira, de los animes que mencionaste solo conozco a SOA xD pero bueno, está bueno que mis ideas abarquen muchos estilos que te gusten :) así seguro te voy a tener que seguir leyendo por acá! y sobre lo de cliché... mmmm... posiblemente solo un poquito (?) :p


Boreal Spiral:

Hola Boreal!! somos dos fanáticos de SOA?! Genial! entonces seguro esto no te va a aburrir :p espero que te gusten los próximos capítulos y muchas gracias por tus sensuales palabras! pero dije sensuales?! quise decir tiernas palabras! pero como que tiernas, cielos! dejémoslo en suaves palabras, oh sí (?)

Capítulo I: ¿Mi propio Blog?



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Estaba durmiendo cómodamente en una posada del distrito Plaza Fanfics. Alquilé la habitación por un ridículo precio de tres coins que incluía cena y una botella de gaseosa. Era parecida a la Coca Cola pero mejor... no sé como describir la sensación cuando ingerí esa dosis de azúcar y cafeína. Estuve hiperactivo casi cinco horas antes de poder recostarme y dormir. Fue cuando ya estaba entre sábanas que descubrí que esa botellita de líquido gaseoso no era más que una poción de voluntad; es decir, incrementaba tus puntos en voluntad.

Cerré los ojos e intenté dormir. Me pareció estúpido no poder concebir el sueño dentro de un mundo virtual, ya demasiado tenía esos problemas en mi vida normal. Me di vuelta en la cama y abracé la almohada, pensando en que era la izquierda de Asahi. Me reí a carcajadas por unos momentos, reviviendo la situación y el extraño encuentro.

Fue entonces cuando lo sentí. Fue casi imperceptible, pero pude escucharlo. Alguien había entrado en mi habitación y tal parecida no tener intenciones buenas, porque abrir el cerrojo de esa manera...

Me congelé, con la almohada pegada a mi cuello. ¡Un ladrón, por Dios! Quizá si me quedo quieto y hago como que estoy dormido, pase de largo y...

¡Un momento! ¡Es un mundo virtual! ¡Y encima, tengo habilidades de combate cuerpo a cuerpo!

Fue así que me levanté con una pose heroica, usando la sábana a modo de capa sobre mi retaguardia; le lancé una sonrisa que pudo haberle devuelto la esperanza al jugador más pobre de Fanficslandia y le señalé con mi dedo índice antes de decir.

—¡Quieto ahí, malhechor!

La figura se quedó en el lugar, como si no hubiera esperado esa reacción. ¡Ja! Lo había atrapado, y que mejor que haber atrapado a alguien con sus manos en la masa, cual película de Ghost.

—Tienes una habilidad espectacular en "Escuchar" —susurró sus palabras como un siseo de serpiente y no pude identificar su sexo.

—Eso, amigo mío, es porque intentas robar sus pertenencias a un nivel veinte... —mentí con ayuda de mi super ego (aquí entre nosotros, eso no es muy difícil sinceramente) y di un paso adelante, sintiendo la brisa marina del mar de las cercanías que entraba a raudales por la ventana abierta. Sentí mi capa, es decir, la sábana ondear sobre mi espalda y fue entonces cuando vi los ojos del intruso, brillando a causa de la luz de la luna, bajar hacia mi entrepierna. Curioso por la acción hice lo mismo y descubrí que estaba desnudo. Rayos.

—¡No veas pervertido! —me tapé con pudor mis grandes partes varoniles y en un torbellino de pura epicidad, me enrollé con la sábana, quedando como un hot dog.

El intruso aprovechó el momento para robar mis cosas de todas formas y yo solo grité... grité mucho. La silueta macabra volteó hacia mí y, tomándome como un judío a Moisés, me lanzó por la ventana mientras él escapaba por el tejado de la posada.

En ese momento tuve dos reacciones mentales que quiero resaltar. Primero, sabía que caía desnudo y la segunda... era noche de juerga en la posada.

Mi caída se detuvo por un farol que cogió el costado de la sábana y por ende comenzó a desenrollarse a medida que caía.

Amortigüé mi caída con el puño y la rodilla izquierda contra el suelo. Se levantó una pequeña cortina de polvo que me cubrió momentáneamente mientras jugadores se acercaban para contemplarme más de cerca.

—¡Oh Dios mío! —escuché gritar a una joven muchacha.

—¿Estará bien? —oí entre el público que esperaba expectante alguna reacción mía.

—Oh por todos los cielos... es el T-1000 —nombró otro.

—Tranquilos, jugadores de Fanficslandia... —comencé a hablar mientras elevaba mi postura y los enfrentaba con una mirada espectacular, tan espectacular que sentí como todos los brasiers del público femenino explotaba. —Soy Chevalier. —sentencié con una pose admirable y juro que escuché un águila gritar desde lo alto de los cielos.

Pero cuando el polvo se disipó, solo escuche carcajadas y gritos; todo el mundo me señalaba la entrepierna.

Chasqué los dedos y automáticamente la armadura de templario apareció sobre mi cuerpo. Y sin perder más tiempo di un salto y conseguí llegar al tejado de la posada. Ahora tenía que rastrear al ladrón que se llevó todos mis coins. Comencé a correr sin dirección alguna, dejándome llevar por el instinto. Mientras corría, pude ver como un tejado se separaba de otro unos diez metros. Sonreí confiado y salté con un impulso que ni yo mismo me lo creí. Vi a los usuarios que caminaban por debajo de mí y escuché que gritaban algo parecido a...

—¡Miren allí en lo alto!

—¡Un pájaro!

—¡Un avión!

—No... es el novato del miembro cort...

¡No importa mucho que digamos lo que el resto de la gente dice! Logré llegar al otro tejado dando una voltereta y terminé admirando un lindo paisaje de la plaza, iluminada correctamente. Entonces noté una figura extraña que me llamó la atención. Iba de espaldas y vestía una capucha y, a diferencia del resto, nadie usaba capuchas. Mi sentido arácnido se incendió...

Caí al suelo y esprinté con todas mis fuerzas. Ya casi lo tenía, lo tenía... ¡Lo atrapé!

—Kyyyyyyyyyya~ —gritó cuando la tomé por la cintura y le hice comer, literalmente, el suelo.

—¡Quieto ahí! ¡Dame mis coins que robaste, malviviente!

—¿Qué dices? —cuando levantó la cabeza se retiró la capucha y pude ver el rostro más bello jamás antes visto, rasguñado y manchado de barro ahora por mi culpa. —¿Quieres asaltarme o algo por el estilo? —y sus ojos se llenaron de lágrimas que no pudo contener.

—¡Hey, lo siento, espera! ¡Me confundí, yo...!

Pero era inútil, la muchacha comenzó a llorar desconsoladamente y eso solo atrajo a usuarios que se acercaron para ver que era lo que pasaba.

—¡Hey, tú! —me gritó uno. —¿Qué le haces a la chica?

—¡Nada, lo juro! Pensé que ella era una ladrona y...

—¿Una ladrona? ¡Cómo podría ser una ladrona! ¡Mírala nada más! —se metió otra usuaria. —¡Creo que tú eres el ladrón y quieres salirte con la tuya!

—¿¡Qué!? —grité. —¡No, no! ¡Claro que no! Oye, ¿cómo te llamas? —le pregunté a la chica, que aún seguía debajo mío.

—Black Kat... —me susurró entre sollozos, su cuerpo entero temblaba.

—Diles que no te hice nada, porque creo que me van a linchar.

Pero era imposible, ella solo lloraba con más fuerza al ver que más gente se acercaba a ver el pequeño show que logré montar en la plaza pública del servidor. Una usuaria me quitó de encima de ella con un empujón con el pie. La levantaron y la intentaron tranquilizar mientras que la turba de jugadores masculinos me acorralaba contra un árbol.

—¡Pervertido! ¡Sinvergüenza! —uno me tomó por el cuello de la armadura. —¡Debería darte vergüenza!

—¡Dale una lección, Guay! —gritó uno del fondo y sentí que el agarre se hacía más fuerte.

—¡Claro que le daré una lección a este bellaco! —y el sujeto de nick Guay me propinó el primer golpe, justo en la nariz. En mi confusión pude ver, por encima de su hombro, como Black Kat parecía tranquilizarse y afirmar a lo que las usuarias le decían, luego de ello las mismas usuarias se acercaban para darme algún golpe bajo. Pero pude ver como Black giraba el rostro para verme y sonreír felinamente. Sopesó con su mano izquierda una bolsita marrón... ¡Mi bolsita de coins! ¡Lo fingió todo!

—Oigan... —detuve el tercer golpe de Guay con la frente. —Esa chica... —casi no podía hablar. —Black Kat... es una embaucadora...

—¡Pero qué dices, basura! —y Guay me aporreó con ayuda de una turba enfurecida durante diez minutos.

Desperté en el basural de la plaza, sobre papeleras y bolsas negras. Mi armadura estaba abollada y sucia. Creo... creo que hasta una paloma me cagó la cabeza.

—No es mi noche de suerte... —musité con fastidio. Me dolía mas el ego que los golpes que me habían dado. Me levanté con dificultad y busqué mi casco por toda la plaza. Lo encontré siendo la almohada de un vagabundo. Se lo quité con cuidado y le puse una bolsa de basura para compensar. Me fui de aquél lugar murmurando entre dientes.

—Si llego a verte de nuevo, Guay... mejor cuídate...

—¿Dijiste algo? —una voz por mi espalda me sorprendió. Al darme vuelta me lo encontré con sus amigos, posiblemente compartiendo una party.

—Que te cuides, porque te iba a invitar unas cervezas, compañero, ¡pero qué dices!

Guay me ignoró y siguió su camino y yo el mío.

—Mejor cuídate porque la próxima no te salvas, malnacido, infeliz...

Seguí murmurando hasta que la suerte, o el karma, el mismo destino me daba otra oportunidad. Vi a Black Kat caminando tranquilamente por una calle. Decidí que lo mejor no era enfrentarla en público, lo más probable era que me llevara otra paliza multiplicada por tres. Esperé mi momento y cuando ella se metió en un callejón (¡hey, no soy cliché, solo que no se me ocurría otra forma de tomarla por sorpresa!) actué desde las sombras.

—Oye, tú. —le dije desde atrás, con mis brazos en jarra, esperando el mejor golpe de su parte. —¿Me recuerdas?

Ella se limitó a no responder y correr. Esta vez la cogería (ustedes saben a qué me refiero) y sería mía para que responda mis preguntas. Le hice un tackle que hasta el mismísimo Jonah Lomu se hubiera sentido orgulloso. Caí sobre ella de frente y cuando intenté quitarle la capucha ya sentía su daga sobre mi cuello.

—Veo que tenemos un problema. —me susurró con complicidad. Ella tenía la ventaja.

—Estamos metidos en un lío, ¿no? Esto debe de tener un nombre...

—Punto muerto. Sin salida.

—Al menos podrías invitarme a una cena antes de...

Intentó apartarme pero la sostuve por los brazos esta vez y apliqué una fuerza considerada que la obligó a mantenerse quieta si no quería salir lastimada. Movió su cabeza para darme un cabezazo pero al hacerlo su capucha se removió. Era raro que una muchacha con un aspecto tan dócil y frágil sea tan fría y rápida.

—Devuélveme mis coins y estaremos a mano. —le dije intentando tener autoridad. Pero a quién quiero engañar.

—¿Y como sé que no me matarás si te los devuelvo? —gruñó con escepticismo.

—¿Matarte? —me reí. —No mataría ni a una mosca. Bueno, una mosca gorda sí porque seguro tiene buena experiencia, pero... ¿a ti? Claro que no.

—Hay usuarios que lo hacen...

—¿Usuarios matando a otros usuarios? —pregunté sin tragármelo (a su información, no malpiensen).

—¿Conoces el termino de PK? Jugadores que matan a otros jugadores para robarles o simplemente porque tienen el gusto de hacerlo.

—¿Realmente los moderadores no hacen nada para evitarlos?

—Un moderador es PK. —notó mi sorpresa, porque sonrió ladinamente. —A veces sus métodos se sobrepasan y ocurren desgracias...

Meneé la cabeza, esto se estaba yendo por las ramas.

—¡Eso podemos hablarlo en otra ocasión! ¡Ahora quiero mis coins y sin ningún truco!

Black Kat accedió, después de todo robarle a un newbie o a un usuario novato como lo era yo, no traía grandes recompensas.

—¿Y por qué robas si se puede saber? —le pregunté una vez que conté por segunda vez la cantidad de coins que tenía en mi poder.

—Quiero tener un blog. —me dijo sin más, cruzándose de brazos. —Oí rumores sobre ellos. Son tierras lejanas y cada usuario puede tener uno propio.

—¿Un blog? —dije, imaginándome nadando en coins. —¿Realmente se puede?

—Claro que se puede. Yo hubiera podido... pero me robaron...

—¡El que jaaaaajaaaaa último, jajaaaaaaaaa mejor! —hice el versito de Nelson de los Simpsons y me sentí muy bien conmigo mismo. El karma, así se llama señorita ladrona.

—¡Pero ellos son ladrones! ¡De verdad que son ladrones! Su líder es un nivel diez y tienen su propio gremio... ahora ellos tendrán mi blog. —y se sentó en el suelo, escondiendo su rostro entre las rodillas.

—Teóricamente, tendrían su blog, no el tuyo.

—¡Es lo mismo, maldición! Lo tendrán con mis coins...

—Querrás decir, con el coins de otros usuarios...

Black me dio una mirada fulminante. Yo retrocedí un paso.

—Bueno, como sea. ¿Pero, que quieres que te diga? Eres una ladrona. Pero te aseguro algo, yo tendré mi propio blog.

—¿No puedes ayudarme a recuperar mis coins?

—No, lo siento. Chevalier obra para el bien. Si obro contigo, indirectamente obraré para el mal.

Pero Black Kat ya me estaba haciendo la mirada. Esa mirada de victima, con las pupilas dilatadas y llorosas, los labios apretados como si estuviera a punto de llorar.

¡La mirada no!

En cuestión de minutos terminamos en mi habitación de la posada ideando un plan para robarle al ladrón de Black. Hey, ladrón que roba a ladrón tiene cien años de perdón, ¿no?

—Por última vez repasemos los preparativos. —dije frotándome las manos. Enfrentarnos a un gremio, por mas novatos que sean, era arriesgado, mucho más que yo solo era nivel siete y ella apenas nivel ocho.

—No tienen una casa para el gremio pero siempre se juntan en la posada cercana al final de la plaza. Es un tugurio feo. Nos colamos por la ventana de sus habitaciones antes de que el líder llegue y nos hacemos con el dinero.

—¿De cuanto dinero estamos hablando?

—De un millón aproximadamente.

—¿¡Un millón!? Cielos... ¿y es el blog tan bueno como dices que es?

—Es una tierra para ti. Eres el propietario de tu propio espacio... nada ni nadie puede hacerte nada ahí. Pero... —bajó la vista.

—¿Pero qué?

—Hay rumores acerca de eso... lo que escuché fue que dicen que los blogs están olvidados porque una maldición recae en ellos. Eso sería la única respuesta que podría haber para los usuarios que no tienen o no van nunca por esos lares.

—Entonces un blog es un espacio propio, pero olvidado. ¿Para qué quieres uno?

—No me importan los rumores, Chevalier. ¡Será mío!

Seguimos discutiendo sobre los blogs unos minutos más hasta que dijimos que era hora de ir a por el dinero.
Esperamos pacientemente sobre un banco en la plaza, justo al lado del vagabundo que aún dormía con su bolsa a modo de almohada. Miramos la ventana con la luz prendida y cuando se apagó, actuamos.

Nos escabullimos dentro de la habitación. Ingresé primero y cerré la puerta para que nadie nos pille por la espalda. Black Kat revisó la habitación por cada rincón y esquina hasta que dio con un baúl escondido en un armario. Con mi ayuda lo empujamos hasta la mitad de la habitación y ella logró abrirlo con sus extrañas habilidades de ladrona.

Eran coins, millones de ellos brillando.

—Oh, cielos... —tragué saliva. —Son... millones.

—Mal chiste.

—Sí, sigamos con el plan.

Y entonces sentí el frío de un cañón de alguna arma de fuego colocarse en mi nuca. Black también sintió lo mismo.

—¿Cerraste la puerta? —me preguntó.

—Sí.

—¿La trabaste?

—No.

—¡Pero eres idi...!

Nos golpearon al mismo tiempo. Vi como ella caía contra su propio cuerpo antes de perder la consciencia. Yo vi el borde del baúl dirigirse a mi ojo antes de que las tinieblas me acunaran.

Un balde de agua fría me despertó abruptamente y me moví, intentando perder la sensación de ahogo. El ojo izquierdo me dolía horrores. A mi derecha estaba Black del mismo modo que lo estaba yo: atado de manos y pies contra una silla. Detrás nuestro había dos usuarios que no alcanzaba a verlos pero podía oír sus respiraciones. Delante nuestro otro sujeto nos miraba por turnos mientras desplegaba sobre una mesa distintos instrumentos cortantes.

—No nos agradan los ladrones que no son de nuestro gremio. —dijo con una calma que me heló la sangre (mentira, no tanto, pero tenía que ponerle emoción a esto) —¿Cual de ustedes dos me dirá quienes son y qué hacen aquí? Si no me lo dicen por las buenas los torturaré y lo sabré, pero mueren. Si quieren hacerlo por las buenas y no por las malas, uno de ustedes me dirá exactamente las respuestas a mis preguntas y vivirá.

—Yo soy Chevalier, soy un usuario novato de nivel siete. Ella es Black Kat, ¿acaso significa Gato Negro? La verdad que no lo sé; yo hubiera preferido ser Tigro de los Thundercats. Ella es una ladrona y quiere robarle sus millones para conseguir su blog. Y es nivel ocho, sabe que su líder es nivel diez y que creó este gremio de ladrones que tanto les gusta presumir.

—¡Pero maldito lunático, te mataré! —Black comenzó a moverse pero uno de los sujetos de atrás le dio un golpe y se tranquilizó, pero me siguió mirando con odio.

Desataron mis manos y piernas y di un salto. —Lo siento, Black. No es nada personal, pero no me agrada la idea de tener un blog para que esté olvidado y solo. Caballeros... —el sujeto que nos había hablado ladeó el cuerpo para dejarme pasar. Pero cuando estuve en su retaguardia le propiné un golpe espectacular de Kung Fu y lo dejé inconsciente al acto. Tomé su escopeta y encañoné a los otros dos que no se movieron.

—¿Qué hago ahora? —grité por la tensión.

—Mira al tipo de mi izquierda, tiene cicatrices, sabe pelear. Disparale y encárgate del otro. Hazlo antes de que los dos se abalancen contra ti.

—¿Pelear? —volví a gritar.

—¿¡Qué esperabas que iba a suceder!? ¿¡Que te dieran las gracias por matar a su amigo!?

Y entonces los dos se abalanzaron contra mí. Seguí el consejo de Black y le disparé al de las cicatrices, pero el otro ya estaba encima de mí y me levantó con una fuerza descomunal al tiempo que vi como en su mano derecha comenzaba a formar una esfera de energía azulada.

Pero le di una patada justo en la sien y su esfera de poder se desvaneció; grité y me lancé contra él. Intercambiamos golpes, patadas y gritos mientras intentábamos dominarnos. Finalmente me tuvo contra el suelo y abrió su palma de la cual vi un resplandor dorado hacerse cada vez más grande. Cerré los ojos y corrí el rostro...

—Levántate, no tenemos tiempo. El disparo habrá avisado al resto. —cuando abrí los ojos vi a Black parada delante de mí, ofreciéndome una mano y al ladrón inconsciente.

Nos llevamos el dinero y corrimos mientras reíamos de la emoción. Nunca mi corazón se había acelerado tanto, pensé que iba a salir de mi pecho cual película de Alien.

Pero ignoramos que el líder del gremio nos veía desde la ventana de esa habitación...

Como todo esto de los blogs era casi ajeno al servidor, tuvimos que ir hasta un enorme desierto qué, según Black, existía el usuario que nos otorgaría el papel de derecho de tierras.

—Es algo increíble. Esto que ves es desierto, pero una vez que tienes tu papel puedes hacer de tu blog lo que quieras: ponerle piscinas, paredes, columnas, hacer otro mundo totalmente paralelo al servidor. —sonrió mientras se imaginaba su ciudad de los sueños.

Yo me quedé en silencio, intentando pensar en lo que había hecho con la escopeta. Cabalgábamos dos caballos que compramos al cómodo precio de cien coins cada uno.

—Hey... Black. ¿Por qué me costó tanto pelear contra ese ladrón?

—¿Nunca peleaste desde que llegaste aquí?

—Claro que sí, pero con bichos... y con el hacha que perdí en algún momento de este loco viaje. Nunca con otro usuario y mucho menos usando esta... habilidad.

Me miró curiosamente y sonrió de lado, casi con ternura.

—Tienes que practicar, porque te pasarán por encima si no lo haces.

—Es raro matar a otro usuario... casi sentí como si fuera un asesino. —realmente aquella sensación me sacaba de mi zona de confort y sentía que la única forma de sanar era muriendo o entregándome a la justicia.

—No eres un PK. —la miré y vi que me miraba con decisión. —Eres... buena gente. Si matas a alguien en tu propia defensa no eres un asesino. No te culpes por tus actos...

Y entonces lo vimos. Me sorprendió encontrarme de pronto con aquél pueblo perdido cerca de las fronteras de Fanficslandia. La tierra es áspera y dura. Y sin embargo allí estaba el pueblo, con sus casas de piedra y su fuente de agua en el centro, con sus pequeños huertos y sus campos sembrados.

Y también me pregunté cómo podían sobrevivir, tan cerca de los caminos que atravesaban ladrones y asesinos... pero esa duda me la guardé para mis adentros.

El pueblo era próspero. Vi barriles de aceite, depósitos de granos, tejedurías, ganados, viñas, hornos. A cada momento me sorprendía más y más que, situado en el vórtice de la locura por los blogs, este villorio encargado de dar blogs a los usuarios apareciera intocado.

—¿No te parece raro, Black? —pregunté con cautela, sin apartar la vista del pequeño poblado.

—¡Me parece espectacular! —y espoleando su montura, acortó las distancias, llamando la atención de los pobladores.

Un anciano se asomó entre todos los jóvenes y muchachas hermosas que salieron a nuestro encuentro. Nos sonrió.

—Veo en sus ojos que desean un blog, ¿no es así? Una tierra de ensueño para ustedes.

—¿Quienes son estas personas? —pregunté con curiosidad, todos eran amables.

—NPC que creé para no estar aquí solo. —llevó sus manos detrás de su espalda. —Con un blog puedes tener lo que quieras.

—¿De verdad puedo crear NPC para mi gusto? —preguntó Black, su cuerpo no podía albergar la emoción de su cuerpo.

—Lo que tu quieras, siempre y cuando tengas el blog. Esto tiene un precio...

Black y el anciano comenzaron a hablar pero yo decidí investigar un poco. Si realmente esta tierra de aquí era un blog, el pobre viejo era muy carente de imaginación. Yo tendría un mundo lo más parecido a Hawai o sus semejantes. No recorrí mucho hasta que tumbé una vasija de barro. Cuando el objeto se quebró pude ver que en su interior salían miles de titulares para obtener un blog. Por un instante vacilé... poco a poco comprendí que esos papeles, esos títulos estaban adornando la gran parte del poblado: algunos pegados a modo de servilletas, otros apiñados como si fueran basura y más titulares de blogs siendo adornos de la casa.

—¿Algo te ha impresionado, amigo? —el anciano me miraba con ojos curiosos. A su lado estaba Black Kat sin poder creer lo que veía.

—Ya lo creo. Jamás he oído de algo parecido. No comprendo como jamás has sido atacado por ladrones o asesinos.

—No veo qué tiene de tentador. El papel es malo, apenas sirve como servilletas.

—¿Black? ¿Podemos hablar un minuto? —la tomé por el brazo y la llevé al interior de una de las chozas.

—¿Qué sucede? ¿Pasa algo malo? ¡Esto es un sueño!

—No me creo el cuento del viejo ese. Ni que fuera el calvo de Breaking Bad. Algo malo pasa aquí... no sé bien qué es... pero no huelo bien. Más bien, huelo a gato encerrado. ¿Entiendes? Por qué tu nick es Black...

Me miró sin gracia y yo carraspeé la garganta.

—¿No te parece nada raro? ¿Ni un poquito raro que este viejo tenga tantos papeles de títulos de los blogs? Cualquiera puede llegar, robarle uno e irse y crear su mundo y esas cosas.

—Nadie le haría daño a un anciano, Chevalier... deja de ser tan paranoico.

En ese momento oímos el golpeteo de cascos y me puse de pie alarmado. Había un tambor de tragedia en esa marcha monocorde y cansada. Me bastó un vistazo para reconocerlos. Eran los ladrones del gremio, estoy seguro y Black terminó por confirmarlo cuando reconoció al líder. Mi sorpresa fue gigante cuando me señaló al mismo y noté que era Guay.

Lo vi detener su caballo semimuerto y descender chorreando polvo. Se veían derrotados, aún cargando sus armas, su orgullo desecho y su rabia intacta. Guay se detuvo frente al anciano.

—Comida, vino, agua y alojamiento. No tengo coins pero tengo espada. Esa es mi moneda de pago. Buscamos a dos fugitivos...

—¡Guay! ¡Mira esto! ¡Son títulos de blogs!

—¿Eh?

Los vi arremolinarse entre gritos y exclamaciones de incredulidad como cerdos junto a la basura. Los NPC no se alarmaron. Seguían allí sonrientes y casi curiosos.

—¡Eh, tú, viejo! ¿De dónde has sacado todos estos títulos?

—De las cavernas, señor. Hay muchos allí.

Lo miraron estupefactos un momento, sin creer y de pronto comenzaron a reír a carcajadas, enloquecidos.

—¡El servidor nos ha bendecido! ¡Nuestra mala fortuna se ha terminado!

—Tú, viejo, nos llevarás a esas cuevas ahora mismo. ¿Entiendes?

—Claro, señor. —el anciano era dócil. Mala cosa para el poblado.

—¿El viejo es ciego? —le susurré a Black. Ella había perdido la imagen de una niña ilusionada y había optado la personalidad fría de unas horas atrás.

—No estoy segura... si él mismo creó sus NPC, ¿por qué no los hizo guardias?

—Te dije que había algo raro con este lugar.

Guay descendió por la cueva en declive y su gremio fielmente lo siguieron empujándose unos a otros, entre gritos y aullidos de bestia. Los NPC los miraron entrar en el túnel.

—¡Mira, Guay! ¡Títulos! ¡Somos ricos!

—Sí. ¡Haremos miles de blogs y crearemos un reinos, podremos derrocar incluso a los administradores y...! Pero...

Poco a poco la ceguera del blog comenzó a desaparecer y las voces enmudecieron. Todos miraban el suelo de la caverna cubierto de esqueletos. Recién ahora reparaban en el hediondo olor... Hay miles de ellos. Algunos murieron hace mucho. Otros son recientes.

En ese momento oyeron el lento fragor y vieron la entrada luminosa de la caverna irse oscureciendo.

—¡La entrada! ¡La están cerrando!

—¡No, no! ¡Deténganse!

La enorme roca sellaba ahora la entrada de la caverna como una losa sepulcral. Afuera se podían oír los gritos apenas audibles como si vinieran de otro mundo.

—¿Qué... qué harán con ellos? —Black rompió el silencio con su pregunta.

—Quedarán allí para siempre. La roca se mueve fácilmente desde afuera pero es imposible desde adentro. Morirán allí como tantos que vinieron antes que ellos. ¿Querían un blog? Lo tendrán para toda la eternidad. —debió leer en mi rostro pues sonrió cruelmente. —Sí, Chevalier. De esa manera mi blog ha sobrevivido a través de las épocas. Nadie sale jamás con vida desde aquí. Todo el que entra en nuestro blog sella su destino. Si no fuera así nosotros seríamos destruidos.

—¿Y nosotros?

—Pueden irse. Serán los primeros y últimos.

Nos miraron montar a caballo sin un gesto. De pronto el anciano nos cortó el paso.

—Pueden tomar un blog si quieren. Se los debemos.

—¿Blog? —repitió Black Kat y me miró. —No... no lo quiero. Guárdalo. Huele a sangre.

—Evidentemente los administradores están con ustedes. Acaban de salvar su vida por segunda vez. Vayanse ahora. Sé que nuestro secreto estará a salvo con ustedes.

No me lo hice repetir. Taloneé mi caballo y crucé al galope ese pueblo tranquilo, próspero, con su silencio pacífico y acogedor...

...en el cual la muerte satisfecha se reclina otra vez entre sus viñedos para esperar a las próximas victimas. Amigo, si cruzando el desierto tienen la idea de tener un blog, no se acerquen a él. ¿Me oyen?