When have forgotten love.

Tema en 'One Piece' iniciado por Yumilight-Chan, 29 Enero 2012.

  1.  
    Yumilight-Chan

    Yumilight-Chan Entusiasta

    Tauro
    Miembro desde:
    21 Octubre 2010
    Mensajes:
    135
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    When have forgotten love.
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    4765
    Hola!!... Aquí está el One-shot para la actividad que aunque no lo logré entregar a tiempo me complace colgarlo para mis queridos Nakamas en el foro One Piece. No me he decidido pero planeo continuarlo un capitulo o quizá dos más, dependiendo el tiempo que me reste de después de estudiar.​
    Advertencias: Contiene un poco de Spoiler de la saga después del Time-skip, aunque se que la mayoría ya va por esa parte del anime sí está fuera de ese circulo, siéntase libre de no leer.​
    Pairing: AceNaSan.​
    P.D: Lamento mucho el mal estado en que entregué el fic, tuve algunos problemas para subirlo y corriendo lo subí sin poder ojearlo por última vez, Lo lamento muchísimo.​
    —Te lo dedico Dark-chwan!!, Gracias por la fiebre del Ace!! xD
    ---------------------------------------------------------------------------------------------------​
    Capitulo 1: Las promesas de tu partida.






    El silencio reinaba, nadie sabía que pensar… ¿Cómo había sucedido?, la pregunta permanecía y era frustrante no poder hacer nada. La tripulación permanecía en silencio, todo le daba vueltas a la mujer más joven de la tripulación que solo permanecía completamente inmóvil sentada en su silla del comedor del barco, a su lado estaba Robin que no dejaba de mirar a Zoro, que al igual que ella permanecía serio y con un leve semblante de molestia. Chopper se acercaba a ellos con tristeza.

    —¿Se encuentra bien, doctor-san? —preguntó la mujer de cabellera azabache y corta sin siquiera pensarlo.

    —Sí —respondió—. Estará bien —dijo nuevamente sentándose cansado al lado derecho de Usopp.

    ¿Cómo había sucedido?, ¿por qué él?, ¿no era que su llama nunca se apagaría?... Esas preguntas y más agobiaban a la pobre y joven mujer que estaba más afectada que ninguno allí presente. Nadie supo nunca su más feliz secreto, nunca dio nada por lo cual sospechar, tal vez algunas cosas muy insignificantes pero nunca nada que revelara su secreto… Y era que la navegante lo amaba, y sí… Se trata del hermano mayor de Luffy, ese joven bien parecido y un tanto agresivo con grandes valores, cabellera negra y simpáticas pequitas en las mejillas, Ace D. Portgas. Nadie nunca lo supo y ahora nunca lo sabrían.

    —Entonces los rumores de su muerte son ciertos —preguntó o más bien aseguró el joven espadachín de cabellos verdes. Ese tono de hablar sacaba de las casillas a Nami pero se aguantaba, no podía hacer más que aparentar y mientras todos estaban tranquilos al saber que Luffy se encontraba bien ella estaba revuelta en mil emociones que le causaban dolor de cabeza. No hacía más que negarse la verdad.

    ¡Él no estaba muerto!, simplemente no podía ser, él es tan fuerte e inteligente que no podía estar muerto, todo eso debía ser mentira… Se repetía una y otra vez en su mente para tranquilizarse. Superficialmente se notaba seria como los demás ocultando su verdadero sentimiento de tristeza que la quebraba por dentro y sin compasión, pero sentía que sus lágrimas no iban a aguantar más sus deseos de salir sin represarías de sus bellos ojos color avellana, aquellos que alguna vez reflejaron su silueta relajada, sonriente y casi desnuda. No lo aguantó más y se levantó de su asiento.

    —No vas a participar en la toma de nuestra más certera y factible decisión —dijo Robin tan secamente que no parecía una pregunta, mirándola casi salir del comedor que también resultaba ser la cocina del barco.

    —Mientras estés tú sé que tomarán la mejor decisión… Quiero descansar y ahora que sé que Luffy está bien podré retirarme tranquila —dijo la navegante nerviosa y esperando que nadie se diera cuenta que su voz se quebró en sus últimas palabras de una forma algo sutil, por lo que no espero para que alguien volviera a hablar y se marchó.

    Tan pronto como se sintió segura de no poder ser vista o escuchada por sus amigos corrió sin retener más sus dolorosas lágrimas hasta la recamara de las chicas y se encerró con seguro en el baño, dejándose caer recostada a la pared a un lado de la puerta. Lloró con fuerzas y reteniendo levemente sus gritos, siempre tomando precauciones de que nadie llegara a escucharla.

    Él le había prometido que sí realizaba sus sueños primero que los de ella iría a buscarla, ¿ahora que quedaba de su promesa?, no podía evitar recordar los sucesos que la llevaron a enamorarse de él, cuando lo vio por primera vez no supo que pensar y menos cuando lo vio en acción, tan fuerte y sonriente, a lo lejos parecía tan arrogante y a la vez un niño, y al saber que se trataba del hermano mayor de Luffy lo primero que pensó fue que debía ser igual de tonto y desprevenido que su capitán, se había equivocado por completo. Ella lo reconocía, el amor que tuvo por él se acercaba a la obsesión pero era normal al estar tan separada de él y sin saber nada… En esos días recordar sus besos y caricias era placentero por lo que nunca le dolió y jamás quiso dejar de hacerlo, pero ahora solo quería olvidarlo, cada vez que recordaba sus besos tan suaves y dulces que a la vez eran apasionados y desesperados, sentía un dolor punzante en el pecho que la destruía… Recordar sus tratos siendo siempre tan delicado y a la vez tan salvaje con sus deslices y pequeñas cosas que la hacían enojar pero que al final terminaba por agradarle, sentía las enormes ganas de despojarse de su vida, siendo que ella siempre fue una mujer inteligente y luchadora que había pasado por muchos malos ratos y que jamás había caído ante nada ni nadie.

    ¿Qué era de ella ahora que él no estaba?, nada. A pesar de que no tuvieron la oportunidad de verse ni por coincidencia después de sus encuentros amorosos e incluso su escape furtivo, siempre fue parte esencial de su vida, eso que la hacía sentir con mayores fuerzas las ganas de seguir adelante. Todas las noches soñaba con encontrarlo de inquilino en su cama, recostado de lado a su espalda, viéndola dormir mientras acariciaba su hombro o mejilla, sonriendo con una mirada suave y a la vez deseosa… Siempre esperaba ese momento y por ello siempre se miraba al espejo constantemente para estar lo más bonita posible para él, siempre se dormía abrazando una almohada imaginando que era él quien mantenía su rostro muy junto al suyo para besarle como solo él podía hacerlo mientras le hacía sentir la más dichosa en todo el mundo. ¿Ahora dónde yacían sus sueños y anhelos?, la mujer no paraba de llorar mientras recordaba la última vez que vio su rostro, quizás fue la primera vez que alguien vio llorar con fuerza al joven Portgas y ella tenía la dicha de que fuera así.

    Trato en vano de calmarse, sentía tanta rabia de que algo tan injusto le pasara a ella, ¿Por qué Luffy no hizo nada por él?, ¿Acaso no podía ser alguien más quien muriera en vez de él?, estaba tan enfadada y angustiada por sufrir sin tener ningún consuelo… Entonces se miró al espejo, sus ojos estaban hinchados y rojos debido al esfuerzo y sin embargo no paraba de desperdiciar lágrimas, sus cabellos estaban algo enmarañados de tanto jalárselos y revolvérselos de la ira y la impotencia que sentía… Ahora que él no estaba, ya no había motivos para seguir viéndose al espejo para estar bonita y sin más lo agarró decidida y con ira prometió jamás volver a verse a un espejo ahora que su mayor sueño se había perdido en un suspiro y lo reventó contra la pared en la cual había estado colgado, dando como resultado miles de pequeños pedazos estarcidos por el suelo del baño, extrañamente se sentía un poco más liberada y aunque había exagerado nunca más vería su reflejo.

    —Nami… —dijo Robin mientras tocaba a la puerta. La nombrada rápidamente trató de tranquilizarse para no sonar diferente a como siempre, Robin suele ser muy buena para detectar cuando algo está mal con sus Nakamas.

    —Sí dime —dijo rogando porque Robin no se diera cuenta.

    —¿Todo está bien allí?, escuche como que el espejo se calló —Robin siempre fue de controlar muy bien sus sentimientos pero esta vez la navegante la notaba mucho más preocupado de lo que ella permitiría demostrar.

    —Sí… Es que lo iba a quitar y se me resbalo de las manos… —dijo no muy lejos de la verdad. Robin se marchó sin creer del todo lo que había dicho, el ruido había sido demasiado fuerte como para tratarse de un simple accidente. Lo ignoró.

    Ahora que ya no había espejo no podía volver a mirarse para saber que tanto se notaba que había llorado, sin embargo no le importó y se desvistió lentamente para darse un baño y tratar de ignorar lo imposible y para darse tiempo de que los signos desaparecieran de su rostro. Pero era imposible, no hacía más que recordar sus momentos junto a él, hasta podía escucharlo decir que la amaba por más que sonara loco… Ella no iba a mentirse, era incapaz de olvidarlo y aunque tampoco dejaría decaerse, no tenía ninguna intensión de olvidarlo. Salió de la tina y caminó como Dios la trajo al mundo hasta su armario y tomó su toalla que estaba sobre el espaldar de una silla cercana a su posición y se secó para vestirse una ropa que disimulaba un poco su luto pero que tenía como fin estarlo y luego de peinarse salió vistiendo una blusa de tirantes morada con un short de jean oscuro y sus zapatos usuales.

    —Y bien… ¿Que haremos? —preguntó Nami con pocos ánimos al entrar en la cocina/comedor.

    —Lo mejor será marcharnos —dijo Franky con muy pocos ánimos también.

    —Bueno creo que hay una isla cercana que no está habitada allí podremos descansar mientras Luffy se mejora… —dijo la navegante tranquila, las cosas eran tristes pero trataría de superarlo, Ace seria infeliz si supiera que está sufriendo.

    —Me parece una muy buena idea —dijo Robin—, aunque hubiera sido mejor ir a alguna isla habitada, así de paso comprar un espejo nuevo —aclaró la arqueóloga.

    —¿Un espejo?... No lo necesitamos, ahora es importante mantenernos con bajo perfil —dijo Nami, Robin no dijo nada y la navegante lo tomó como un “está bien”.

    —Alisten todo, zarparemos hacía el Este —ordenó y así fue.

    Llegada la noche, lo primero que la joven de ojos avellana hizo fue acostarse a dormir pensando que desde ahora todos sus días iban a ser igual me horribles como este. No podía dormir y por la ventana la luz de la luna alumbraba directamente en su rostro, triste notó que era luna llena y que además era tan hermosa como la última noche que pasó con Ace, odiaba tanto recordarlo ahora… Se tapo la cara molesta con su sábana blanca pero ya no podía ignorar sus recuerdos, se volteó a ver hacía el lado contrario de la pequeña ventana y se propuso a que a primera hora de la mañana cuando llegaran a la isla le diría a Franky que tapara la ventana.

    …Maldición, te detesto luna… —pensó la joven dándole la espalda a la ventana y tapándose su rostro con la sábana hasta la mitad del tabique de su nariz.

    Después de tres horas de revolcarse en la cama terminó durmiéndose como no quería, abrazando su almohada.

    —…Nami…—escuchó la voz de Ace llamándola. Se sobresalto cayéndose de la cama del brinco que pegó, Robin prendió una lámpara y soñolienta la miró sin poder suprimir una leve risita al ver su cara de espanto completo.

    —¿Que sucedió? —preguntó adormilada pero sonriente.

    —¡No te burles!... Fu-fue una pesadilla —dijo algo apenada.

    —De acuerdo, buenas noches navegadora-san —dijo por último acomodándose en la cama que compartía con Nami y apagando la luz.

    —Buenas… Noches —murmuró muy pensativa.

    Nami aún no se levantaba del suelo, estaba aún asustada, ¿se estaría volviendo loca?, eso de seguro si se lo contaba a alguien. Se levantó después de unos minutos desenredándose la sábana, se acomodó y trató de ignorarlo pero se le hizo completamente imposible por lo que no durmió en toda la noche.

    Pasaron las semanas y muchas cosas sucedieron, se había enterado que él había dado su vida para salvar la de Luffy, ahora se tragaba sus pensamientos ya que si Ace no hubiera muerto ahora seria Luffy quien no estaría en este mundo… Algunas cosas que había escuchado la alegraban un poco ya que también supo que dio su vida con valentía y murió con una de sus más bellas sonrisas y eso si que la hacía subir el ánimo. Sentía mucha curiosidad, nunca antes había deseado tanto saber que fue lo último que pensó, ¿habría pensado en ella?, en serio quisiera saberlo. Se había olvidado de su extraño acontecimiento la noche que zarparon después de enterarse de la muerte de Ace.

    Sin poderlo pronosticar había llegado el momento de separarse de sus Nakamas, nunca nadie imaginó que ese día llegaría, sin embargo todo era para bien por lo que todos lo comprendían. Incluso hasta el momento las cenizas que había dejado Ace en Nami no desaparecían.

    Finalmente dos años pasaron volando, aunque para algunos fue una eternidad, la navegante había aprovechado para fortalecerse y a la vez para descansar superando al fin la trágica muerte de Ace sin dar ninguna señal de lo que realmente había ocurrido entre ellos, pero nunca dispuesta a reanudar una relación con alguien y manteniendo en pie su promesa de nunca verse a un espejo, ni siquiera con los reflejos del agua. Ahora sonreía como nunca y saltaba emocionada de reencontrarse con todos sus amigos, todos habían cambiado y ella no era la excepción, sus cabellos eran ahora largos y algo ondulados, era más delgada y tenía un cuerpo más esbelto y sus ojos no dejaban de ser hermosos, incluso la forma de su cara cambió ahora era más fina y pequeña. Era toda una mujer y ahora que estaba en la cubierta del Sunny Go de nuevo con casi todos sus amigos un viejo sonriente se le acercaba por detrás mientras ella miraba distraída a sus amigos reírse.

    —Nami tu eres la navegante del barco, ¿cierto? —preguntó Rayleigh sonriendo con unos mapas envueltos en su mano.

    —Si Rayleigh-san —respondió Nami con una sonrisa igual.

    —Bueno… —dijo entregándole las instrucciones a la joven—. Esto te ayudara a comprender bien el mecanismo de la burbuja recobertora del barco.

    Después de un buen rato de locuras y correr para poder zarpar en camino a sus sueños, al fin pudieron partir y todo fue muy tranquilo y maravilloso al observar la belleza del fondo del mar, había tanto que contar y ahora Nami se sentía renovada después de tanto tiempo sufriendo por la muerte de Ace y ahora podía comenzar de nuevo. Por otra parte Sanji estaba más pervertido que nunca, como decía él “había regresado del infierno” y aunque no paraba de sangrar por la nariz como un loco y se encontraba tirado en el suelo con más de siete bolsas de sangre manteniéndolo vivo, ver a Nami nuevamente le movía el corazón, claro que Robin también pero el sentimiento que tenía por Nami iba más allá que algo superficial, era más especial para él. Estaba feliz de por fin dejar de imaginarla cerca y ahora estar nuevamente con ella.

    El viaje no tardo en tornarse nuevamente una odisea y lamentablemente después de una separación forzada en la que Nami y sus amigos se habían separado de su capitán, su cocinero y su espadachín y vuelto a reencontrar, caer en un acantilado y escapar de piratas de una forma muy arriesgada, ahora se encontraban ahogándose en inesperadamente al tratar de entrar por la fuerza a la isla gyojin.

    Atrapados poder encontrar escape se miraban unos a otros sin poder alcanzarse por lo que las corrientes eran demasiado fuertes.

    …Este no pude ser el fin… —pensaba Nami impotente a merced del mar—…¿Es así como acabaré?, Ace…—Se preguntó cerrando los ojos lentamente sin poder hacer nada.

    …Tenemos a cuatro portadores… No sobrevivirán… —pensó Sanji tratando de alcanzar a Robin—…Robin-chan, Nami-san… Resistan —fue lo último que pensó el rubio mientras perdía la visión.
    . . .


    El joven rubio se levantó bruscamente, miró a su alrededor estaba en una playa, el sol caía sobre el mar pintando el cielo azul con manchones amplios de un color anaranjado, escuchó gaviotas chillar y volteó a verlas para darse cuenta que detrás suyo no había nada más que una pequeña cabaña muy bien diseñada y detrás de ella había bosque del cual el comienzo se trataba mayormente de palmeras con muchos cocos, el joven se extrañó inmensamente del por qué estaba en un lugar como ese si recordaba haber estado en las profundidades del mar con sus amigos luego de rencontrarse y al llegar a la isla Gioyin… ¡Se estaban ahogando!, ¡Nami-san!, ¡Nami-san!... ¿Dónde estaría?, debía buscarla y al levantarse de la arena notó que no estaba mojado, observación que lo inquietó ya que recordaba muy bien estar ahogándose e intentando alcanzar a Nami o a Robin, sin embargo su prioridad era encontrar a Nami y no deducir razones del por qué sus recuerdos no coincidían con lo que vivía.

    —¡Nami-swan! —gritó tanto como pudo.

    —Sanji-kun… —escuchó la voz de su tan adorada Nami-swan y sin bacilar aunque algo sorprendido volteó a verla. Ella le sonreía cálidamente y observó que sus cabellos eran cortos como antes de que se separaran, el detalle no lo perturbó puesto que la tenía enfrente y era hermosa.

    Sintió una alegría inmensa e incalculable… Ella estaba bien, ella estaba viva y se veía muy sana. Nami lo abrazó preocupada y Sanji sin saber que hacer permaneció inmóvil con los brazos a su alrededor pero sin tocarle, estaba sorprendido y sus palabras lo dejarían estático.

    —Sanji-kun, ¿Por qué te demoraste tanto en ir a comprar el espejo? —preguntó la joven apartándose un poco de él para mirarle pero sin desaparecer el abrazó—… Me preocupe mucho por ti, sabes que no me gusta que estés tanto tiempo lejos sin saber nada de ti… Y más sabiendo por lo que pasé con Ace —Se volvió a aferrar a él como queriendo confirmar que era cierto que estaba allí abrazándolo. Sin embargo el joven no respondía a su afecto, ¡¿Ace?!... El nombre del difunto se atrancó en su mente.

    —Nami-san —Le nombró suavemente, confundido y perturbado.


    Luego escuchó el llanto de un bebé y por instinto miró hacía la cabaña que echaba humo por la chimenea.

    —uhm, ya se despertó —Se quejó Nami desanimada—. Ahora tardaré otra eternidad en volverlo a dormir —dijo esta vez cansada. Entonces el cocinero se atrevió a preguntar.

    —¿A quién? —preguntó inseguro de si debió hacerlo. Nami lo miró confusa y al mismo tiempo enojada.

    —Pero que dices tonto… Por supuesto que hablo de nuestro hijo —dijo la joven mujer recalcando muy especialmente la palabra “nuestro”, Sanji salió de si al escuchar eso, ¿en qué momento?, nada de lo que recordaba encajaba con lo que estaba viviendo.

    Todo le daba vueltas y Nami seguía sonriéndole, ¿desde cuándo vivía en una isla?, ¿Cuándo tuvo un bebé con Nami?, ¿Dónde estaban los demás?, ¿Por qué nada de lo que recordaba encajaba?, ¡¿Por qué no podía creer que su más grande sueño era ahora realidad?!... A claro, todo eso debía ser un sueño. Decepcionado miró como lo que tanto quería era solo una ficción creada por su mente. Las cosas siguieron dando vueltas y más vueltas, hasta que cayó en el suelo totalmente mareado. Nami se había tirado en el suelo a sacudirlo preocupada gritando su nombre.

    —¡Sanji-kun! —gritaba preocupada.

    —…¡Sanji-kun!... —Sentía como lo sacudía con mayor fuerza pero su voz se escuchaba como un eco.

    Todo era oscuro y silencioso ahora

    —Sanji-kun, despierta —Sanji se levantó abruptamente tosiendo agua, miró sus manos y notó que su traje estaba empapado, luego alzó su mirada y observó que se trataba de Nami que le miraba preocupada, sus cabellos eran largos ahora, miró a su alrededor y notó también que el lugar era verdaderamente extraño, habían tubos por encima de ellos, mar a la distancia y estaban sobre unas rocas y al mirar hacia atrás podía ver algunos árboles extraños y una ciudadela extraña.

    —¿Qué paso? —preguntó algo mareado y olvidando su extraño sueño por unos minutos.

    —Nos hundimos al pasar la segunda capa y a causa de las corrientes marinas nos separamos unos de otros… De nuevo —explicó la joven con tristeza en sus últimas palabras.

    Pero Sanji aún se sentía aturdido y al verla más detenidamente recordó su extraño sueño, ¿para que negar lo obvio?, la joven enfrente de él era lo que más deseaba, pero desear y amar son dos cosas distintas y él ya no podía identificar que tan verdadero y puro se estaba volviendo su obsesión por tenerla en amor. Aparte de sus propios problemas del corazón, no paraba de pensar en que algunas cosas no tenían porque haberse mencionado en su sueño, ¿Por qué Ace era mencionado en su sueño por ella?, además de que claramente se entendía que había dicho que alguna vez tuvo algo con el chico ese, suspiró… Le estaba dando mucha importancia a un simple sueño, después de todo era solo un sueño y nada más. Por otra parte… ¡Estaba solo con Nami-swan!, y aunque botaba sangre por la nariz y su comportamiento era usual a siempre que está cerca o ve a una mujer bella, no se sentía como él mismo.

    —Como sea, debemos ir a buscar a los demás —dijo Nami tratando de apartarse un poco de él al notarlo sangrar pervertidamente por la nariz con menos severidad que antes.

    —Si mi Nami-swan —dijo pero por primera vez sintió unas cosquillas levemente extrañas al decir “mi” claramente en su corta oración. Nami también se sintió perturbada pero como siempre ignoró su extraño comportamiento.

    Ambos se adentraron en el bosque camino a la ciudad extraña pero maravillosa, no hubo cruce de palabras en el camino ya que desde el naufragio Nami no paraba de recordar cosas que prefería mantener ocultas en lo más recóndito de su mente y Sanji no podía dejar de pensar en su sueño aunque se negara a darle más importancia. Al llegar Nami no paraba de ver las tiendas con los hermosos vestidos y demás prendas que quería comprar y Sanji no se despegaba ni un segundo de ella, era su sombra… Podría llegar a tomarse con un poco de literalidad.

    —Sanji mira esto… ¡Es precioso! —decía encantada al tocar la prenda que sería suya… Como el resto que el pobre del cocinero cargaba apurado, definitivamente no podía ver lo que Nami agarraba pero era feliz de estar allí por más que pareciera su esclavo, porque lo era.

    La tarde avanzó y la habían invertido comprando ropa que Sanji cargaba apenas, al salir de una de las tantas tiendas que ya la joven había visitado con su amable escla… Nakama miraron la ciudad oscurecida. Nami se sentía muy insegura así que por razones que no necesitó ni quiso buscar se acerco demasiado al joven que no pudo suprimir un brinco al sentirla tan cerca, los malos pensamientos se agolparon en el cocinero y pronto mucha sangre goteaba de su nariz.

    —Sanji-kun, estás sangrando mucho —dijo la joven navegante a pesar de que el lugar estaba considerablemente oscuro pudo darse cuenta de ello. Sacó de su bolsillo un pañuelo que seguía húmedo al estar envuelto y dentro de su bolsillo.

    Por un minuto Nami olvidó lo pervertido que podía llegar a ser Sanji e inocentemente y preocupada limpió la sangre de su nariz con su pañuelo, estando muy cerca del joven cocinero, por alguna razón osciló un poco sus caderas de lado a lado y Sanji pudo sentir lo amenazantemente cerca que se encontraba su pecho de él, se encontraba completamente sonrojado y por más que Nami limpiara su sangre seguía saliendo cada vez más, agarraba las bolsas y cajas que temblaban por el temblor que él causaba mientras que Nami seguía limpiando delicadamente su nariz y él no paraba de ver sus curvas, sus malditas y sensuales curvas.

    La joven lo dio como caso perdido pero de alguna manera acomodó el pañuelo en su nariz para que siguiera absorbiendo la sangre sin tener que perder el tiempo. Era de tarde y se notaba como la gente se refugiaba en sus casas o se mantenían en lugares iluminados, algo que inquietaba a la navegante por mucho que ella pudiera protegerse y Sanji le acompañara asegurándose de que no movería un dedo en caso de algún ataque extraño o algo por el estilo, no se sentía segura.

    —Hospedémonos en algún hotel rápido… No me gustan estas calles tan vacías —Sanji no dijo nada solo la siguió, como siempre.

    Caminaron mucho buscando algo que diera señales de ser un hotel, pero era más difícil de lo que esperaban y la oscuridad no les ayudaba en nada, después de tanto buscar lograron encontrar un hotel pero este parecía estar lleno y la recepcionista no parecía tener cara de mentirles, decepcionados siguieron buscando y después de haber pasado por mínimo seis hoteles sin ser atendidos debidamente, Nami se resignó.

    —¡Es enserio!... ¡Que acaso todos los hoteles de esta isla están llenos! —gritó la joven completamente molesta y sin importarle que los vecinos y las pocas personas en las tiendas o restaurante la consideraran una loca.

    —Tranquila Nami-swan, ya encontraremos en donde quedarnos—dijo Sanji tratando de ser optimista pero Nami no tenía paciencia para pensar en lo bueno de todo esto, le dolían los pies y le parecía ridículo que nadie quisiera atenderlos pero era más que obvio ahora que no querían hospedarlos.

    Justo cuando quiso quejarse comenzó a llover con fuerza, probando que ese no era su día.

    —¡Perfecto!, ¡esto es perfecto! —Fue lo único que pudo decir ante la situación.

    Ambos corrieron y llegaron a lo que parecía una banca perteneciente a una tienda que estaba cerrada, se sentaron descansando al fin los pies y la joven trató de secar su cabello, Sanji se quitó el pañuelo de la nariz y resignados ambos suspiraron al mismo tiempo.

    —¿A dónde iremos ahora? —preguntó Nami completamente decepcionada.

    Ella solo se quejaba y Sanji no hacía más que permanecer en silencio, entonces levanto su cabeza y vio lo que parecía ser un hotel, no parecía de los mejores pero era presentable y tenía un pequeño letrero que brillaba opacamente con las palabras “Hospedamos humanos”, Sanji empujó a Nami levemente sonriendo porque tenían milagrosamente enfrente suyo lo que tanto buscaban por más que fuera discriminatorio.

    —Nami...

    —Ahora no Sanji… Este es un momento muy estresante no tengo paciencia para escuchar tus ridiculeces —dijo Nami hastiada sin prestarle atención pero se sintió mal después de haberlo dicho y sin embargo Sanji actuó como si nada.

    —Nami-swan… Mira al frente, un hotel… —dijo tratando de ignorar su desprecio.

    Nami miró al frente y se sintió mucho peor, el cocinero solo quería decirle que lo habían logrado… Nunca en su vida se sintió tan mal y por otro lado se sentía muy impresionada de que lo ignorara, algo que no era verdad.

    —Ah… —dijo apenas sintiéndose muy incómoda—. Bueno vamos a ver si nos atienden —dijo sintiéndose aún mal y no dejaba de pensar porque no se disculpo, solo se levantó de la banca y salió corriendo bajo lluvia hacía el hotel. Luego Sanji la siguió.

    Al llegar Nami discutía con la recepcionista, permanecía detrás de ella observándola detalladamente, como hacía rato comenzó a oscilar sus caderas nuevamente mientras suavemente tarareaba alguna canción, las puntas de sus cabellos largos bailaban suavemente, se veía tan alegre y linda mientras esperaba que la señora regresara, que no se dio cuenta cuando Nami regresaba a él mostrándole las llaves, no muy feliz.

    —Sanji-kun… Tendremos que dormir en la misma habitación ya que al parecer no tienen más —dijo no muy a gusto pero Sanji daba gracias al cielo por su suerte.

    —Vamos, nos tocó la habitación trescientos nueve —dijo subiendo por las escaleras. Sanji la siguió sin poder evitar bailar de la emoción por su suerte.

    Está noche iba a ser de ensueños… O eso cría.


    ............................................................................................................

    Continuara...
     
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    Eternatus

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    WOW! WOW! y más WOW! ¿Qué quieres que te diga? ¿Qué está mal escrito?, ¿con faltas de ortografía? Nada de eso, Yumi-chwan! Fue e-s-p-e-c-t-a-c-u-l-a-r. ¿Cómo consigues narrar tan bien en 3ª persona? Yo escribí tanto en 1ª que ya no soy cpaz de hacerlo bien, te felicito por ello. Y, en sí es una pena que no llegaras a tiempo para participar en la actividad y lo impresionante fue el uso de la palabra espejo en el escrito. Tenía tanto significado... tanta importancia... Gracias por dedicármelo por cierto! =3 Sí es que... soy tan influyente que hago que a todos los que poblamos esta zona reinada por la piratería les guste el AceNa, aunque lo malo es que Ace murió. Todavía cuento con que hagas magia y lo revivas (?) Me encantó aunque al final fuera SanNa, aunque no me guste la pareja respeto y admiro que a ti te guste *O* Luego... vi algunos errores ortográficos como:

    Sería:

    --

    Sería:

    --
    Sería:

    Lo que me parece, sin ofender, es que le falta un poco más de revisión. Otra cosa son los diálogos, en algunos los colocas bien y en otros no, pones algunas veces separación donde no debería haberla y no poner puntos donde sí debería haberlos.

    Por lo demás encontré este escrito un muy buen reflejo del esfuerzo que empleaste para terminarlo. Repito, muchas gracias por dedicármelo y seguiré este three-two-shot de cerca. Esperaré con ansias la conti y que revivas a Ace (?) y el long fic AceNa del que aún espero adelanto (?)

    Sin más que decir me retiro.

    Saludos.
     
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    Monii-chan

    Monii-chan Entusiasta

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    Mira, mira, mira...!! OMG!! Con lo bien que está y que no hayas podido participar!! >.<
    La palabra Espejo tiene un gran uso y significado, podrias haber ganado facilmente :S Me emocionaste y a la vez traumatizaste! o.o
    Pobre Ace, que murió... T-T Por lo menos si no es un AceNa será un SanNa!! =D (ambas parejas me encantan!! :D)
    Ha estado fantastico, espectacular, hermoso, de todo lo bonico!! >.< Me ha encantado!!

    He notado algunas faltas de ortografía, pero nada grave ;)

    Bueno... espero el siguiente capitulo impaciente!!!

    Nos leemos~~
     
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