Saiunkoku Monogatari Valioso Pacto [Saiunkoku Monogatari] ][Kou Shurei]

Título: Valioso Pacto​

Resumen: Entonces su subconsciente e instinto actuó sobre ella. Cada que resonaba un relámpago, ella gritaba con más fuerza. ​

Fandom: Saiunkoku Monogatari ​

Personajes: Kou Shurei​

Advertencias: Ninguna.​

Género: Drama/Familia.​

Disclaimer: Saiunkoku Monogatari no me pertenece, es propiedad de Sai Yukino y Kairi Yura.​

Un pequeño One-shot de mi punto de vista acerca de este instante en la vida de la protagonista, espero que sea de su agrado.​

Valioso pacto​

El cielo de esa cálida noche estaba plagado de estrellas. Ella podía apreciar cada uno de los brillantes puntos en el firmamento desde la ventana abierta de su habitación, concentrándose en ellos con todas sus fuerzas.

Aunque dentro de las cálidas sabanas se sentía extrañamente segura; su cuerpo enfermo sucumbía ante la terrible fiebre. Sólo su querido amigo y casi hermano se encontraba esa noche a su lado; sus padres, quienes siempre se encontraban atentos de su voluble salud, parecían ajenos de su estado esa noche.

Aunque era una niña, ella claramente entendía que preocupar a sus padres la haría infeliz. Pidió entre los delirios de la fiebre que no se les comunicara al respecto. Su cuerpo debilitado entre el calor y los mareos era un estado natural para ella.

Nada fuera de lo normal para arruinar el tranquilo sueño de sus padres.

Entonces el cielo comenzó a lamentarse inconsolable, derramando incontables lágrimas de amargura; ella podía escuchar el sonido de su lloro dentro de la habitación, golpeando con rudeza el tejado. Entonces su queja se transformó en furia; gritando alarmantemente, asustándola.

—No se preocupe, señorita. —escuchó la voz calmante de Seiran a su lado. Mientras las manos frías del niño le acariciaban las mejillas sonrosadas; mirarlo le devolvió la tranquilidad. —Es tan sólo un relámpago.

Ella sonrió. Volviendo a fijar sus ojos castaños sobre la ventana abierta; observando como caía la lluvia con rudeza.

—Voy a ir a traer un poco de agua fresca. —informó Seiran, haciendo una reverencia y retirándose con grandes zancadas. Lo observó irse con amargura, ella sabía que el chico iba a buscar ayuda en sus padres. Entonces ellos vendrían a su habitación, con los ojos llenos de preocupación.

Suspiró con resignación; su salud era algo que ella no podía controlar, aunque quisiera. Miró de nuevo hacia la ventana, pensando en la razón por la que el cielo lloraba tan afligidamente.

El alivio que siguió después de unos minutos la sorprendió incluso a ella. Se sentía tan fuerte y vital como nunca; desde el momento en que nació, no recordaba haberse sentido tan bien como en ese momento.

Se levantó con un brinco alegre de la cama, estirándose juguetonamente. Sin importarle nada más y descalza como estaba, corrió con felicidad hacia la habitación de sus padres; queriendo ver la sonrisa en sus rostros cuando se enteraran de su recuperación milagrosa.

Aunque la mansión era increíblemente grande, ellos habían distribuido las habitaciones de tal forma que quedaran cercanas. Afuera de la calidez de su cama, hacía un frío increíble; sus pies se encontraban helados y reclamaban un calzado, pero ella hizo oídos sordos a sus suplicas.

Cuando llego a la habitación, agitada y sonriente, se encontró con una escena que no esperaba. Su madre estaba entre los brazos de su padre, quien se mantenía en silencio y con el rostro bajo, y Seiran se encontraba arrodillado frente a ella, sosteniendo la mano que su madre había extendido hacia él. El único sonido que alcanzaban a captar sus oídos era el de la lluvia y la voz susurrante y débil de su madre.

Un relámpago resonó en el cielo, revelando con su resplandor la escena que permanecía aun en tinieblas para sus ojos. Su madre se veía agonizante, con una sonrisa forzada en sus labios y los ojos llenos de esperanza.

—¿Mami? —preguntó. Su voz infantil logro filtrarse hasta los oídos de los presentes, atrayendo su atención. Para cuando ella volvió su mirada hacia su madre, esta se encontraba con los ojos cerrados y en medio de una tranquilidad errática.

—Shurei. —llamó su padre con voz pausada; sin embargo, ella alcanzo a sentir el temblor en su voz. —¿Te sientes mejor? —preguntó él, como si supiera la respuesta de antemano.

—¿Mami?

—Mami se ha ido, Shurei.

El entendimiento llegó a ella junto con el relámpago que iluminó la habitación y resonó en sus oídos.

Su madre, siempre saludable y vivaz, enfermaba misteriosamente y moría; mientras ella en el mismo instante se recuperaba milagrosamente.

Ella lo sabía, en el fondo de su corazón ella entendía lo que había sucedido. Ella había absorbido la fuerza de su madre.

Ella había consumido su vitalidad.

Su madre había dado su vida, como una ofrenda, por la suya.

El cielo seguía gritando incansablemente y su corazón dentro de su pecho sentía la misma necesidad del clima. Gruesas lágrimas se desbordaron de sus ojos. El próximo relámpago logro hacerla saltar y tapándose los oídos trato de acallar el intenso clamor.

Gritó y lloró amargamente en los brazos de Seiran. Pero todo su llanto no logro acallar el fuerte sentimiento que creció dentro de ella.

Miedo.

Por primera vez en su vida tenía miedo.

Entonces su subconsciente e instinto actuó sobre ella. Cada que resonaba un relámpago, ella gritaba con más fuerza.

Ella odiaba las tormentas; pero por sobre todo, les temía. Pensaba que quizás algún otro relámpago, algún día, le arrebate alguien querido de su lado.

Porque un relámpago selló el pacto de su madre.

Arrebatándosela para siempre.

Fin~