CLANNAD Una despedida en otoño

Tema en 'Fanfics de Anime y Manga' iniciado por George Asai, 15 Mayo 2012.

  1.  
    George Asai

    George Asai Maestro del moe

    Aries
    Miembro desde:
    15 Mayo 2011
    Mensajes:
    976
    Pluma de
    Escritor
    Título:
    Una despedida en otoño
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    2682
    Saludos, este escrito ganó el primer lugar en el concurso escritos de otoño, pero para mí no es solo eso. Yo empecé a escribir gracias a dos escritores, Kinoko Nasu, creador de Fate, Tsukihime y Kara no Kyoukai. De él heredé el gusto por la fantasía épica y la filosofía de lo ordinario.

    Pero, Jun Maeda hizo más, me enseñó que es posible soñar y que no se necesita ser un genio para salir adelante. Maeda empezó como yo, un simple estudiante posteando historias en internet y así avanzó por más de quince años hasta ser lo que es ahora. Maeda y Nasu son dos grandes fuentes de inspiración para mí y este escrito es un tributo para Maeda, una redención por haberme inspirado a crear mis propias obras.

    Para los que hayan visto CLANNAD, existe una novela llamada CLANNAD the past path, donde se explican algunos detalles de la vida de Naoyuki, mi obra tiene algunos elementos que aparecen en esa novela, por eso si tiene dudas no olviden en preguntarme.

    Ahora, sin más demora les dejo el escrito.


    Una despedida en otoño
    Un enorme campo de flores podía divisarse a la distancia, el anuncio del conductor me hizo regresar a la realidad. Los pasajeros recogieron sus maletas y demás artículos personales, yo solamente portaba una mochila liviana, cargada de recuerdos olvidados y un poco de ropa para sobrevivir. ¿Quién diría qué volvería a este sitio?

    El tren se detuvo en la estación de Ushinawa, un pueblo tranquilo a orillas del mar. Busqué a mi madre con la vista, pero no la pude ver en medio de tanta gente, por ello decidí esperar en el vagón un rato. Durante ese tiempo me puse a pensar en las últimas cosas que habían ocurrido, apenas ayer Tomoya me presentó a su hija, se llamaba Ushio Okazaki y era idéntica a Nagisa-san. El parto estuvo lleno de dificultades, pero gracias al cielo, tanto Ushio como Nagisa estaban bien.

    Tomoya vino a mi casa con su familia, se veía muy sorprendido al verme fuera de la cárcel, pero no le tomé importancia. Después de todo, él y yo jamás tuvimos una relación muy buena.

    —Gracias por todo viejo, ahora entiendo lo que pasaste hace mucho tiempo, cuando yo nací debiste trabajar muy duro, yo por poco pierdo a Nagisa e imagino lo difícil que fue para ti cuidarme sin ayuda de mamá. Espero que perdones a este hijo ingrato, que no supo apreciar tu sacrificio. —Tomoya inclinó su cabeza, posteriormente colocó sus manos en el suelo y se arrodilló ante mí.

    —No lo entiendo, ¿por qué te disculpas? —respondí, pero Tomoya siguió arrodillado. Fue un sentimiento tan extraño que no podía describirlo, el hijo que tanto me odiaba ahora estaba pidiendo perdón por pecados que jamás cometió.

    —Naoyuki-san, acepte las disculpas de Tomoya-kun, él realmente apreció lo que hiciste por él —comentó Nagisa.

    —Supongo que lo he dado todo, aún sin darme cuenta cumplí mi papel…

    —Papá, ¡prometo devolverte toda la amabilidad que me has dado!, ve y toma un descanso con la abuela. Ella desea verte y tú necesitas aclarar ciertas cosas.

    Y fue así como emprendí este viaje.

    Mi deber como padre finalmente acabó, fue una lucha larga y llena de dificultades, pero al final logré mi cometido. Ya no quedaba nada para mí en este mundo, o al menos eso pensé.

    —¿Naoyuki? —Una voz cansada y serena me llamó, giré mi cabeza hacia las escaleras para encontrarme con ella.

    —Madre, finalmente estoy en casa. —El rostro de mi madre no había cambiado nada en los últimos veinte años, conservaba una gran cantidad de arrugas en su piel y también vestía con ese típico kimono verde que tanto la caracterizó durante mucho tiempo.

    —Tomoya me dijo que venías hoy, ¿no tuviste problemas durante el viaje? —preguntó mamá.

    —No, todo está bien —respondí, Shino Okazaki solía preocuparse mucho por mí, desde que era un estudiante hasta mi pequeño incidente con las drogas.

    Avanzamos por las calles de Ushinawa, la brisa del mar podía sentirse desde aquí, afortunadamente no circulaban muchos automóviles y por ello el ambiente logró conservar algo de frescura. En el pasado no disfrutaba de este clima tan lujoso, pues me recluía en mi habitación como todo un Hikikomori. Pasé tiempos terribles, quería suicidarme y sufría de abuso escolar, fue una juventud desperdiciada en los abismos del dolor.

    Parte de mí no deseaba volver, ya que los malos recuerdos podrían atacarme, pero existían razones para amar Ushinawa y estaba dispuesto a crear un nuevo vínculo con la ciudad.

    —Madre, ¿podrías ir a casa y preparar la comida?, tengo unas cosas que hacer antes de ir contigo, ¿no es molestia verdad? —pregunté con un tono muy nostálgico, Shino inclinó su mirada y luego soltó una sonrisa educada.

    —Claro, espero que encuentres lo que buscas —respondió, posteriormente mamá caminó en dirección contraria. Seguí caminando por las calles de la ciudad, este sitio parecía una máquina del tiempo, pues no cambió nada en los veinte años que estuve fuera. Mi primera parada fue una colina inclinada y pesada, que dirigía a la preparatoria local.

    Fue en esta colina donde la conocí…

    Durante mi juventud caminaba por aquí todos los días, en una de mis tantas rutinas monótonas observé a un grupo de chicas golpear a una jovencita más pequeña y débil. Como a mí siempre me golpeaban quería cambiar las cosas y en un acto de valor alcé la voz, las arpías dejaron de atacarla y luego se fueron.

    Aquella chica me agradeció profundamente, desde ese momento fuimos amigos, su nombre era Nakamura Atsuko. A diferencia de mí ella si poseía una enorme inteligencia, sus cabellos azules y ojos verdes la hacían inalcanzable para alguien como yo.

    Pero la vida siempre daba giros inesperados, luego de luchar e intentar ganar su corazón por fin pude tenerla sobre mis brazos. Con Atsuko a mi lado podía enfrentar cualquier cosa, dejamos el colegio y trabajé duro en muchos lugares.

    Nuestro tiempo de casados fue hermoso y gracias a ella Ushinawa ya no me parecía un lugar horrendo.

    Dejé la colina y caminé por el mercado principal, la gente compraba su comida y otros artículos variados por aquí. Tampoco noté muchos cambios en la estructura del lugar, quizá lo más notorio fue el enorme edificio que abrieron para intercambiar cosas relacionadas con la pesca.

    Antes de ir con mamá había un lugar que debía visitar, de lo contrario mi objetivo principal seguiría incompleto.

    Tomé un autobús en la terminal, el recorrido no era muy largo, pero no tenía ganas de caminar por aquel sendero. Los recuerdos podrían invadirme de nuevo y no estaba de humor para caer en depresión. Observé a todos los árboles perder sus hojas, el otoño apenas comenzó ayer y desde hoy se apreciaban los cambios en la naturaleza.

    Por algún motivo los días de otoño me agradaban, en primera porque conocí a Atsuko en esta época, ver a las hojas caer traía recuerdos hermosos a mi cabeza destrozada. Ahí estaba ella, sosteniendo a Tomoya en sus brazos y sonriendo con la ternura más grande que jamás haya visto. Solíamos caminar juntos por el parque, un sentimiento de melancolía nos invadía, pero al final lográbamos pasarla en grande. Atsuko siempre decía que amaba esa parte triste de los árboles, porque en primavera las hojas volverían a crecer y recuperarían la hermosura que alguna vez tuvieron.

    —Los seres humanos somos como árboles en otoño, perdemos nuestra belleza alguna vez. Pero con el paso del tiempo podemos recuperarnos y así volver a ser las personas que alguna vez fuimos, ¿no lo crees Nao? —Las palabras de Atsuko seguían en mi corazón, pero no fui capaz de entenderlas hasta hoy.

    El autobús se detuvo en el cementerio local, por diversas circunstancias se encontraba a orillas del mar, donde las almas podían ver una vista maravillosa antes de partir al más allá. Porque la vida de un ser humano no terminaba en el ataúd, sino en la mente de aquellas personas que tanto la amaron.

    Pagué el pasaje al chofer y caminé unos pasos hacia el frente, la tumba de Atsuko estaba ubicada en lo más profundo del lugar. La última vez que vine aquí fue durante su funeral, me sentía avergonzado conmigo mismo por no venir a visitarla ni una sola vez, de hecho Tomoya tampoco visitó la tumba de su madre.

    Aquella lápida vieja y abandonada carecía de flores o regalos, sencillamente estaba parada con el nombre de “Atsuko Okazaki”, ni siquiera había una dedicatoria a su nombre o algo que la relacionara con su vida terrenal. Pero bueno, ella sabía muy bien que yo no era una persona muy detallista.

    —Parece que estás enojada conmigo, ¿no es así Atsuko? —pregunté, pero nadie me respondió. No tenía flores conmigo, tampoco un regalo que dejarle, pero eso no me importó, con mi presencia bastaba.

    La brisa del mar volvió a pegarme, posteriormente me arrodillé sobre la tumba de Atsuko y coloqué ambas manos en el suelo. Debí haber hecho esto hace mucho tiempo, pero hasta hoy tuve la oportunidad de orar por su descanso eterno.

    —Atsuko, finalmente lo conseguimos. Tomoya es un hombre, alguien fuerte, capaz de vencer cualquier reto que la vida le ponga. Por fin puedes descansar en paz. —De la nada comencé a llorar, no había llorado desde que Atsuko falleció, desde entonces mi vida se volvió un pedazo de mierda, pero gracias a Tomoya no cometí ninguna barbaridad. Quizá no fui la mejor persona, sin embargo pude ser un buen ejemplo para Tomoya —. Desearía hablar contigo una última vez, quiero despedirme apropiadamente de ti y disculparme por no visitarte durante dieciocho años. Me hubiera gustado que pasaras más tiempo con Tomoya, moriste cuando él apenas contaba con tres añitos, pero el poco tiempo que pasé contigo fue maravilloso —dejé de llorar, no había nadie en el cementerio, pero sentía que mis penas sanaron cuando toqué aquella lápida sucia y empolvada.

    De repente sucedió algo surrealista, las hojas de otoño comenzaron a brillar y una pequeña luz blanca apareció en la palma de mi mano. Fue una escena bizarra, pero no podía explicarla científicamente, sencillamente sucedió y yo estaba cerca para presenciarlo.

    Las hojas se materializaron en una figura humana, ahí estaba ella…

    Atsuko Okazaki lucía como en aquel día tan trágico, sus cabellos azules y vestido blanco la hacían idéntica a un ángel de salvación para todos mis pecados. Cuando era joven solía tener sueños extraños, en ellos me veía abandonado y hablando con una chica solitaria en medio de un otoño interminable, donde las hojas caían y jamás volvían. Pero si lograba mi propósito en la vida se me daría la oportunidad de pedir un deseo.

    Nunca creí en eso hasta hoy.

    —Has hecho un buen trabajo, felicitaciones Nao —¡No cabía duda!, ¡ella era Atsuko!, ¡mi Atsuko!, no pude contener las lágrimas de emoción al verla, no me interesaban las explicaciones psicológicas o sobrenaturales. ¡Al diablo con eso!, yo solamente quería hablarle y mirarla por una última vez.

    —Todo es gracias a ti, de no ser por tu recuerdo habría terminado todo mal. —A pesar de mi emoción no perdí la cordura, pues el recuerdo que ella tenía de mí era el de un chico serio y desinteresado.

    —Es bueno oír eso, me alegro de que todo haya salido bien. Tomoya debe ser un hombre muy guapo ahora, ¿se casó con una chica apropiada? —preguntó Atsuko, incluso en el más allá ella todavía seguía siendo la madre de Tomoya.

    —Por razones personales no la conozco muy bien, pero si Tomoya la escogió a ella no debería existir ningún problema. —De todas formas, Nagisa parecía ser una chica perfecta e ideal para nuestro hijo, por lo tanto no tuve objeciones con su elección.

    —Ya veo, Nao… ¿Te gusta el otoño? —volvió a preguntar.

    —Claro, no hay frío, pero tampoco calor. Es como un equilibrio en nuestras vidas, aunque algo triste, porque la naturaleza pierde algo bello —respondí.

    —Pero el otoño es hermoso gracias a eso, ya que los árboles recuperan sus hojas a inicios de primavera. Al igual que tú Nao, creo que por fin podrás tener esas bellas hojas que perdiste hace años. —Las palabras de Atsuko estaban llenas de esperanza, por un momento quise creer en ellas, pero ya no había nada para mí en este mundo. Tomoya podía cuidarse solo y mamá estaba bien por su cuenta.

    —No lo creo Atsuko, pero si tú lo dices quizá encuentre algo más adelante.

    —Lo harás, aún eres joven y bello Nao, no importan las arrugas de tu cara, sino la belleza que tienes en el alma. —Fue ahí donde recordé esas palabras, cuando nos hicimos novios ella me dijo lo mismo.

    —Siempre fuiste tan maravillosa, pero no pude decírtelo mientras vivías. Disculpa si no vine a visitarte, también lamento mucho el no ser la persona que esperabas. Pero hice mi mejor esfuerzo y espero que logres perdonarme. —Mis palabras hicieron sonrojar a Atsuko, ¿cuántos años habían pasado desde la última vez que se sonrojó?

    —No tienes nada de que disculparte, tuviste una vida difícil, pero ya es hora de empezar otra vez, ¿puedes prometerme una cosa antes de irme? —cuestionó Atsuko.

    —Claro.

    —¿Podrías volver a ser el de antes?, es mucho pedir, pero no descansaré en paz hasta verte sonreír como lo hacías hace veinte años, cuando nos conocimos en aquella colina cerca de la escuela. —La petición de Atsuko era imposible, jamás podría volver a ser el de antes, pero aun así yo…

    —Por supuesto, es una promesa —respondí con toda la sinceridad del mundo, en ese momento Atsuko soltó una última sonrisa y desapareció. Las hojas cafés y sin vida fueron arrastradas por el viento hasta el fondo del mar.

    Me di la vuelta sin decir más cosas, mamá estaba esperándome en casa y no quería preocuparla por más tiempo.

    Justo ahora, Okazaki Naoyuki era un árbol marchito y acabado por la edad, pero…

    Hasta el árbol más viejo y lamentable podía convertirse en un roble lleno de vida al final del otoño.
     
    • Me gusta Me gusta x 7
  2.  
    Alexa Hime

    Alexa Hime Usuario popular

    Escorpión
    Miembro desde:
    20 Marzo 2011
    Mensajes:
    685
    Pluma de
    Escritora
    Dios qu hermoso *o*

    Hace mucho que no te comentaba Moe-kun espero me perdones -.- sobre el escrito te digo que te quedo maravilloso y como he visto CLANNAD pues comprendo todo, fue una historia muy hermosa y toco mucho eso del otoño que es el objetivo jejeje el papa de Tomoya me dio lastima que feo ese dolor y quedar sin proposito en la vida pero me gusto la reflexion del final.

    Respecto a lo tecnico no vi error ni nada xD

    Me despido, espero que sigas ganando concurso moe-kun jejeje bye.
     
  3.  
    Niné.

    Niné. .

    Virgo
    Miembro desde:
    4 Diciembre 2011
    Mensajes:
    887
    Pluma de
    Escritora
    Siento la tardanza no moe. :C

    No tengo palabras, de verdad que no. Simplemente es hermoso, en cada parte de la historia sentí un aire de nostalgia, algo triste, pero el final... Fue tan perfecto, la última frase, fue el golpe final.

    No sé cómo algo tan hermoso puede caber en tan pocas palabras, porque sí, a una historia tan bien desarrollada, son pocas palabras.

    Además de muuy original, generalmente las personas no se enfocan en el padre de Tomoya. ¡Oh!, y perfecto control de los personajes, fueron tan... ellos. cx George-moess, de verdad que me gustó. *-* Deberías hacer otro fic de CLANNAD, seguro te sale igual de bello.

    Sobre lo técnico, tengo algo, no obstante no estoy segura:
    ¿Por qué el que lleva acento? Según yo no debería, pero ¿sería muco pedir que me explicaras? °^° Ya sea perfil, mp o msn. n-n

    Muchas felicidades. :D
     

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso