Long-fic de Inuyasha - Un Amor Del Destino

Hola mis grandiosas amigas y lectoras antes que nada les pido disculpas por no actualizar en el tiempo de costumbre pero es que no tenìa muchos animos pero ya estoy algo mejor gracias a quienes se preocuparon por mi y me apoyaron arigato por sus posts y me gusta por cierto lamento no usar el guion largo Fer-Chan en serio pero no es por que lo ignore o algo asì es que mi teclado no es numerico y no encuentro la forma de ponerlo n_nUu ahoracì aquì conti disfruten.

Capítulo 58 Anhelos Imposibles

Finalmente después de lo que fue una eternidad la joven de ojos chocolate y Rin llegaron a casa. Empapadas por la terrible tormenta que se volvía cada vez más fuerte, con truenos y relámpagos que desgarraban el cielo, pero estaban tan perdidas en su dolor, que para nada sentían el crudo frio que había provocado la tormenta.

-¿Dónde estaban?-preguntó Sukiomi preocupada abriendo la puerta.

-En el hospital, nos… retrasamos por… la tormenta.-explico Aome mientras se abrazaba los brazos.

-Perdón…- dijo Rin algo agitada y titiritando por su ropa mojada.

-Están, empapadas.-mencionó Sukiomi dándoles unas toallas.

-Si…-dijeron unísonas aun temblando.

Cuando terminaron de secarse, Rin se quedo en la sala cubierta con una manta tomando algo caliente frente a la chimenea. Y Aome subió a darse un baño caliente con esencias de rosas, lavanda, y sales minerales para quitarse el frio que la lluvia había dejado en su piel. Sukiomi ya lo había preparado así que cuando llego a su cuarto solo se quito la ropa mojada, soltó su cabello, y entro a la tina apenas el agua caliente toco su blanca y fría piel, la joven sintió una inmensa relajación, había vuelto a sentir. Pero… ¿Cómo podía suceder esto? A diferencia de hace un momento, estando bajo la lluvia no sentía frio cuando las gotas de lluvia resbalaban por su cuerpo, esta vez si podía sentir el calor del agua resbalando por su suave piel, y el vapor rosando sus mejillas.

Los ojidorados habían llegado a casa, igualmente empapados por la tormenta pero muy felices de cómo termino su día en el hospital.

-Vienen, empapados.-señaló Izayoi abriendo la puerta.

-Un poco, mamá.- dijo Inuyasha soltando un leve suspiro.

-En un momento me cambio.-musitó Sesshomaru.

-Su baño ya esta listo, joven Inuyasha.-aviso una joven de cabello chocolate y ojos grises.

-Gracias, Mitzuki.-respondió Inuyasha.

-¿También quiere que le prepare el baño joven Sesshomaru?-preguntó una joven de cabello pelirrojo y ojos cafés.

-Un poco más tarde, gracias Satzuki.-respondió Sesshomaru.

-Pueden, retirarse.-indicó Izayoi.

-Si, señora.-respondieron unísonas.

-¿Necesitan algo más chicos?-preguntó Izayoi mirándolos.

-No, mamá.-respondió Inuyasha.

-Gracias.- dijo Sesshomaru.

-Buenas noches.- dijo Izayoi subiendo las escaleras.

-Buenas noches, mamá.-dijeron unísonos.

Después de que Izayoi se retiro a descansar, Sesshomaru se cambio de ropa y se quedo en la sala revisando un caso del hospital, e Inuyasha subió a su habitación para bañarse.

Cuando entro a su cuarto todo ya estaba dispuesto y listo, tal como lo había pedido así que solo se quito la ropa mojada, y entro a la tina sumergiendo en seguida sus sedosos cabellos plateados, imprecnandolos del seductor aroma de las esencias de nardo, que contenía el agua caliente. Aquella escena del vapor rosando su rostro, y del agua resbalando por su abdomen perfecto, seria un sueño para cualquiera que presenciara ese momento…

La hermosa chica de cabellos azabache, ya había terminado de bañarse por lo cual envolvió su cuerpo en una toalla.

-Parece que la tormenta, se calmo.-musitó Aome mientras secaba un poco su cabello.

Cuando abrió la puerta de su baño para entrar a su habitación, escapo una nube de vapor debido al inmenso calor que había encerrado. La chica de ojos chocolate se sentó en su cama, soltando la toalla que envolvía su largo y sedoso cabello negro dejándolo caer en cascada hasta la mitad de su espalda, después seco sus sensuales piernas y el resto de su cuerpo; se vistió con una pijama caliente hecha de algodón en color rosa, que dejaba ver un poco de su pecho, para terminar cepillo con cuidado su largo cabello, sentada en su balcón con la ventana cerrada.

Mientras que Inuyasha aun permanecía dentro del agua, completamente relajado dejándose llevar por sus pensamientos.

-Sera mejor salir ya de la tina, para dormir.-menciono Inuyasha para si mismo mientras se ponía de pie cubriéndose con una toalla.

Una vez que el joven de ojos dorados cubrió la parte baja de su abdomen bien formado, salió y entro a su habitación. Ahí seco cada parte de su fuerte cuerpo, y se vistió con una pijama de algodón en color azul, que dejaba admirar parte de su fornido pecho, finalmente cepillo ligeramente las puntas de su sedoso cabello plateado, observando caer la lluvia.

La dulce muchacha continuo un rato mas cepillando su cabello hasta que termino, después de eso dejo el cepillo en su tocador, en ese momento se quedo con la mirada fija en su ventana observando caer la lluvia, no entendía por que el caer de las gotas transparentes, la atrapo de esa manera pero así fue.

En momento recordó el apasionado beso que había tenido con Inuyasha, al terminar su turno en el hospital ese instante de debilidad en el que se había entregado a lo que deseaba su corazón, desobedeciendo a lo que le decía la razón, a su promesa de fidelidad no pudo evitar sonrojarse al revivir ese momento tan ferviente, roso sus labios con las yemas de sus dedos, sintiendo nuevamente los latidos de su corazón…

Al recordar eso recargo su cabeza apoyada en la ventana, y observando caer la lluvia empezó a tararear una canción que solía cantar junto con Inuyasha, como si él estuviera junto a ella.

-Este corazón, Inuyasha…- dijo Aome susurrando al viento.

Por su parte Inuyasha no pudo dormir así que se levanto de su cama, y mientras seguía viendo el caer de la lluvia de pronto comenzó a cantar sin entender por que pero eso quería...

Como poder recuperar tu amor,​

Como sacar la tristeza de mi corazón,​

Mi mundo solo gira por ti…​

La joven recordaba lo mucho que la lastimaba el haberle dicho tales palabras a su amado príncipe, negándose a lo que le suplicaba su corazón sintiendo como aquellas punzantes y profundas heridas volvían a abrirse…

Como sanar este profundo dolor,​

Siento correr por mis venas tu respiración,​

Estoy tan conectada a ti,​

Que hasta en mis sueños te veo,​

Sin ti yo me muero….​

Los dos estaban muy tristes sin duda alguna extrañaban demasiado cada beso, cada sueño que habían prometido cumplir en la realidad, el gran amor que sentían sin duda aun estaba vivo en los corazones de ambos…

Y este corazón que te robaste cuando te marchaste,​

Y te marchaste con mis besos,​

Con mis besos y mis sueños,​

Y este corazón esta latiendo cada vez más lento,​

Y estoy sintiendo en mis adentros​

Como el fuego no se apago,​

No se apago….​

Aome sentía que estaba apunto de enloquecer, por el constante duelo entre la razón y su corazón la primera insistía en que debía aceptar que todo se termino pero el deseo de olvidarse de lo que era correcto estaba cobrando más fuerza…

Como calmar esta profunda obsesión,​

Como le explico a mi alma, que se termino…​

El chico de cabellos plateados sentía hervir la sangre de rabia, ya que la simple idea de pensar que ahora era otro quien besaba aquellos labios tan dulces, otro quien la abrazaba que acariciaba su tersa piel de nieve, eso sin duda lo enloquecía…

Me estoy volviendo loco por ti…​

Aunque lo negara su amado ojidorado, aun seguía siendo el protagonista de sus sueños noche tras noche, y también se sentía morir al estar tan cerca pero a la vez tan lejos de él…

Que hasta en mis sueños te veo…​

Sin ti yo me muero….​

Los recuerdos de todo cuanto vivieron juntos seguían vivos y frescos en la memoria de ambos, como si el tiempo no hubiera pasado pero al tener que estar separados provocaba que poco a poco sus corazones se fueran muriendo de tristeza…

Y este corazón que te robaste cuando te marchaste,​

Y te marchaste con mis besos,​

Con mis besos y mis sueños,​

Y este corazón esta latiendo cada vez más lento,​

Y estoy sintiendo en mis adentros​

Como el fuego no se apago…​

Aun así ella seguía guardando aquella tierna ilusión de adolescente, de poder volver a estar junto a su gran amor…

Sigue ardiendo…​

Ese amor seguía latente en el corazón de Inuyasha, y sabia bien que así seria por el resto de su vida…

Mientras exista el amor…​

El sentimiento que ambos sentían por el otro, era tan intenso que quemaba el alma pero que a pesar de todo continuaba en su interior…

No se apago el amor…​

En ese instante a pesar de que estaban separados, el corazón de la joven de ojos chocolate descubrió que aunque habían pasado años estando lejos de Inuyasha, lo seguía reconociendo como su dueño, como el único que lo hacia latir y vivir.

Aunque la razón por necedad mas que por otra cosa se negaba a admitir tal verdad, su corazón no la obedecía, no entendía si era correcto o no, el único lenguaje que el entendía y obedecía, era el gran y profundo amor que sentía por Inuyasha.

Pero… No podía complacerlo, ya que en la conciencia de Aome, pesaba mas la gran gratitud que sentía hacia Houyo, por todo el amor que le había dado por esa razón, lo que deseaba su corazón, eran… Anhelos imposibles…

Continuarà------------------------------------------------------------------------

Espero que les haya gustado debido al retraso de esta conti la siguiente se las traigo a màs tardar el jueves cuidense mucho sayo...

 

Hola mis lectoras esta vez a tiempo les traigo conti como lo prometì arigato por todos sus posts y me gusta disfruten.

Capítulo59 Un Espejismo De Amor

Un rato después la tormenta se volvió llovizna, así que la joven de ojos chocolate se quedo profundamente dormida, recordando ese apasionado beso que había despertado nuevamente el latir de su corazón sus más profundos sentimientos.

Pero… De nuevo tendrían que permanecer dormidos y ocultos una vez más, debía obedecer a la razón ignorando sus verdaderos anhelos.

Cuando amaneció como ya era costumbre se levanto de su cama, y se vistió con su uniforme de siempre, cepillo su larga cabellera de ébano hasta dejarla completamente lisa. Se dirigió a su amplio baño lavo su delicado rostro con agua fría para deshacerse de su semblante cansado secándose después con una toalla. Finalmente salió de su habitación, en el pasillo se encontró con Rin así que bajaron juntas al comedor.

-Buenos días, chicas.-saludo Sukiomi.

-Buenos días.-dijeron unísonas.

-¿Cómo se sienten en el hospital?-preguntó Karin.

-Muy bien.-respondió Aome dibujando una sonrisa falsa.

-El ambiente es agradable.-musitó Rin.

Siguieron desayunando en silencio, sin comentar nada mas respecto al tema hasta que escucharon que tocaban la puerta, entonces Sukiomi se puso de pie y se dirigió hacia esta para abrir.

-Hola Houyo, Kohaku.-saludo Sukiomi abriendo la puerta.

-Buenos días, señora.- dijo Houyo.

-Venimos a acompañar, a Rin y a Aome al hospital.-mencionó Kohaku.

-Chicas llegaron, por ustedes.-aviso Sukiomi desde la puerta.

-Si.-musitó Aome.

-Ya vamos.-respondió Rin.

Recogieron sus platos, tomaron sus bolsas se quitaron las pantuflas, y salieron a la puerta.

-Nos vemos en la tarde, mamá.-mencionó Aome.

-Yo regresare hasta la noche tía, estaré con Kohaku.-aviso Rin.

-Adiós, chicas.- dijo Sukiomi.

-Adiós.-respondieron unísonas.

Durante todo el camino al hospital Rin y Aome, estuvieron casi totalmente calladas, no podían decir muchas palabras de amor, hacia sus novios ya que no podían dejar de pensar en los besos, que habían tenido con aquellos ojidorados el día anterior.

-¿Cómo te has sentido en el hospital gatita?-preguntó Houyo tomando su mano.

-Bien…-respondió Aome sonrojada.

-¿Y tú pichoncita?-preguntó Kohaku abrazándola de la cintura.

-Contenta…-respondió Rin apenada.

Esa fue toda la conversación por parte de las azabaches, después volvieron a sumirse en sus pensamientos, hasta que llegaron a su destino.

-Adiós gatita, cuídate.-pidió Houyo besándola tiernamente.

-Adiós Houyo, tú también cuídate.-respondió Aome sonriendo.

-Te veré a la salida, pichoncita.-recordó Kohaku besándola dulcemente.

-Si, Kohaku.-respondió Rin mirándolo.

Después de despedirse, entraron al enorme edificio esperaron a que llegara el elevador, y fueron al segundo piso donde eran su áreas de trabajo.

-Buenos días, Nayumi.-saludo Aome entrando y poniéndose su bata.

-Buenos días, Aome.-respondió Nayumi.

-¿Se ha presentado alguna novedad?-preguntó Aome mientras comenzaba a revisar unas medicinas, que había dentro de un gabinete de madera oscura con una ligera cubierta de vidrio.

-No como es temprano, a estado tranquilo.-respondió Nayumi.

Mientras en la enfermería Rin también se alistaba para iniciar su turno.

-Buenos días, Natsumy.-saludo Rin mientras colocaba su bolsa y su suéter en un pequeño locker que había junto a la puerta de entrada.

-Buenos días, Rin.-respondió Natsumy.

-¿Ha pasado algo?-preguntó Rin mientras veía la lista de casos en los que posiblemente debería de asistir a la señora Izayoi.

-No.-respondió Natsumy.

Los turnos de la chica de cabello largo del color del ébano y de Rin, fueron tranquilos al empezar el día sin ninguna urgencia y sin ver a ninguno de los ojidorados, ambas pensaron que así seria hasta su hora de comer, y quizás hasta el final del día, lo cual era tranquilidad pero también tristeza para ellas.

-Parece que hoy también será, un día tranquilo.-musitó Aome poniendo en perfecto orden las medicinas dentro del gabinete, además de etiquetarlas para evitar confusiones.

Estaba tan concentrada en dicha labor que no se percato de cuando sonó el teléfono que comunicaba a todos los consultorios de los diferentes especialistas.

-Si, ¿Diga doctor Taishio?-preguntó Nayumi contestando.

-Nayumi necesito que venga, la señorita Higurashi.-pidió Inuyasha del otro lado de la línea.

-Entendido, doctor Taishio.-respondió Nayumi colgando.

-¿Qué sucede Nayumi?-preguntó Aome al notar su semblante algo tenso.

-El doctor Taishio quiere que vayas a su consultorio ahora, necesita ayuda con un paciente.-respondió Nayumi.

-Si.-contestó Aome tomando sus cosas.

De igual forma en la enfermería Rin y Natsumy se encontraban realizando sus deberes habituales, como limpiando perfectamente para evitar que posibles pacientes que fuesen enviados ahí contragieran alguna infección mas grave antes de que alguno de los doctores lo atendiera. Todo estaba en silencio total hasta que de pronto timbro el pequeño teléfono que descansaba sobre una mesa de metal gris.

-¿Diga doctor Sesshomaru?-preguntó Natsumy contestando.

-Natsumy necesito que venga, la señorita Hanabusa.-explico Sesshomaru del otro lado de la línea.

-Si, en seguida.-respondió Natsumy colgando.

-¿Qué pasa Natsumy?-preguntó Rin algo preocupada.

-El doctor Sesshomaru quiere que vayas a su consultorio ahora, necesita una medicina.-respondió Natsumy.

-Si.-mencionó Rin tomando la jeringa, aguja, y el medicamento solicitado.

En cuanto tomaron sus encargos Rin y la muchacha de ojos chocolate, fueron inmediatamente a los consultorios de los ojidorados, olvidándose de la inquietud que les provocaban al tenerlos cerca, solo se concentraron en cumplir, sus trabajos.

-¿Qué sucede doctor Taishio?-preguntó Aome entrando.

-Necesito que le haga un examen completo, para ver como va su desarrollo.-respondió Inuyasha.

-Si.-musitó Aome.

En ese momento Aome, tomo con dulzura en sus brazos a la niña de al parecer unos tres años. Tenía los ojos verdes tez blanca y el cabello castaño además de una carita muy tierna, la coloco con cuidado sobre la mesa de exploración.

-¿Cómo te llamas princesa?-preguntó Aome con voz dulce a la pequeña para infundirle confianza.

-Hikari ¿Y tú…?-respondió tímidamente.

-Que lindo nombre yo me llamo Aome, ¿Te gustaría ser mi amiga Hikari?-preguntó Aome sonriendo dulcemente.

-Si.-respondió Hikari devolviéndole la sonrisa.

-Que bien ahora vamos a revisarte, ¿Si? Abre la boca por favor.-pidió Aome gentilmente.

-¿A…Así?-preguntó Hikari abriendo un poco su boca.

-Un poco más, Hikari.-respondió Aome mientras introducía una palito de madera dentro de su boca.

Al ver esa escena el cuidado, y la dulzura con la cual su princesa, atendía, jugaba, y trataba a esa niña, Inuyasha se quedo cautivado, parecían mamá e hija.

-Estas creciendo muy bien Hikari, ¿Sabes lo que significa?-la felicito Aome.

-¿Qué?-preguntó Hikari ansiosa.

-Te ganaste, un premio.-respondió Aome dándole un chocolate.

-Gracias, Aome.-agradeció Hikari tomándolo.

Después de tomar el chocolate, la pequeña Hikari tomo la mano de su madre, se despidió de la joven con una tierna sonrisa, y salió del consultorio.

-Hikari es una niña, muy bonita.-comentó Aome feliz.

-Te veías muy linda, parecías su mamá.-susurró Inuyasha tiernamente.

-Inuyasha…-musitó Aome sonrojada.

-Por un momento imagine que estabas atendiendo, a nuestra hija…-confeso Inuyasha abrazándola de la cintura.

Al escuchar esas palabras ella, sintió como latía fuertemente su corazón, como aquel momento en el que el joven de ojos dorados la había besado.

Esta vez Rin no se detuvo ante la puerta para llamar, ya que sabía bien que se le requería, así que simplemente entro.

-Aquí esta la medicina, doctor.-informó Rin.

-Necesito que le aplique, un refuerzo.- indicó Sesshomaru.

-Si.-respondió Rin.

La tierna chica observo al pequeño niño de aproximadamente unos cuatro años, tenia los ojos azul agua, tez clara ligeramente bronceada y cabello negro. Lucia algo asustado así que lo cargo con ternura y lo sentó delicadamente en la cama.

-¿Cómo te llamas príncipe?-preguntó Rin con voz tierna.

-Kaoji… ¿Y tú…?-respondió el pequeño asustado.

-Que bonito nombre yo me llamo Rin, pero… ¿Por qué estas asustado Kaoji?-preguntó Rin sonriendo para ganarse su confianza.

-No me gustan… Las inyecciones…-respondió Kaoji temblando.

-¿Te confieso un secreto Kaoji? A mi tampoco me gustan.-susurró Rin tomando su manita.

-¿No?-preguntó Kaoji mirándola.

-No a mi tampoco, pero sabes… ¿Cómo deje de tenerles miedo?-preguntó Rin sin desvanecer su sonrisa.

-¿Cómo?-preguntó Kaoji inocentemente.

-Imaginando que son besos, solo cierra tus ojos.-respondió Rin mientras se colocaba de espaldas a él y preparaba la inyección sin que la pudiera ver.

-Si.-acepto Kaoji mientras cerraba sus ojos.

El mayor de los ojidorados, al observar con que delicadeza, Rin inyectaba a ese niño, se enterneció mucho.

-Listo ya puedes abrir, tus ojos Kaoji.-aviso Rin retirando la jeringa y escondiéndola.

-No me dolió, nada.-respondió Kaoji abriendo los ojos.

-Fuiste muy valiente Kaoji, te ganaste un regalo.-lo felicito Rin mientras sacaba una paleta.

-Gracias, Rin.-respondió Kaoji tomándola.

Después de tomar la paleta Kaoji beso la mejilla de Rin, tomo la mano de su madre le dedico una dulce sonrisa, y salió del consultorio.

-Kaoji es un niño, muy tierno.-admitió Rin sonriendo.

-Te veías preciosa.-comentó Sesshomaru susurrándole dulcemente.

-Sesshomaru…-musitó Rin ruborizada al sentir su cercanía.

-Por un instante imagine, que estabas atendiendo a nuestro hijo…-explico Sesshomaru abrazándola por detrás.

Cuando escucho esas palabras Rin sintió como se altero su respiración de inmediato.

Después de un momento Aome, pudo calmar un poco la felicidad que sentía al tener a Inuyasha tan cerca de ella, y decir unas palabras.

-Si no se le ofrece… Nada más me retiro…-se excuso Aome nerviosa.

-¿Por qué me huyes princesa…?-preguntó Inuyasha levantando su mentón y acercándose a sus labios.

-Debo regresar, a mi área de trabajo.-respondió Aome alejándose y saliendo.

Rin se quedo sin habla, por la emoción, finalmente reacciono.

-Creo que… Debo retirarme…-explico Rin inquieta.

-¿Por qué me evades mi niña…?-preguntó Sesshomaru acariciando levemente sus mejillas.

-Tengo que regresar, a la enfermería.-respondió Rin dándole la espalda y saliendo.

Al salir de los consultorios de los ojidorados Rin y Aome, dejaron escapar de su interior un gran suspiro de alivio, mientras sentían como latían sus corazones debido a la emoción que les habían causado las palabras de Inuyasha y Sesshomaru, ya que ellas también habían sentido e imaginado lo mismo, cuando atendieron a esos pequeños.

A pesar de esa pequeña inquietud, el resto del día los turnos de ambas fueron tranquilos, sin ningún otro sobresalto, incluso terminaron un poco mas temprano de lo habitual, hicieron sus últimos deberes y después recogieron sus cosas para irse.

-Hasta mañana, Nayumi.-se despidió Aome colgando su bata en el perchero detrás de la puerta y tomando su bolsa.

-Hasta mañana, Aome.-respondió Nayumi.

De igual manera Rin se despidió de Natsumy.

-Hasta mañana, Natsumy.-musitó Rin tomando su bolsa y su suéter.

-Hasta mañana, Rin.-contestó Natsumy.

El camino de regreso a casa fue muy corto para las dos, en especial para Rin ya que después de lo que experimento al trabajar con Sesshomaru no sabia si podría estar a solas con Kohaku, fingiendo felicidad.

-Ya llegamos.- dijo Aome abriendo la puerta.

-Bienvenidas, ¿Cómo les fue?-preguntó Sukiomi.

-Bien.-musitó Aome.

-Estuvo tranquilo.-respondió Rin.

Después de eso pasaron al comedor, comieron un poco, y subieron a sus cuartos.

-Rin Kohaku ya llego, por ti.-llamó Sukiomi desde la sala.

-Si ahora, voy tía.-respondió Rin desde su cuarto.

La linda Rin se quito el uniforme y se vistió con una blusa beige de manga larga y cuello “U”, una falda azul oscuro corte recto que le llegaba un poco más debajo de la rodilla y unos zapatos bajos blancos. Cepillo su cabellera negra creándose su habitual flequillo que le cubría ligeramente la frente, pinto sus labios con un brillo durazno y tomo su bolsa, para finalmente bajar a la sala.

-Regresaremos, temprano.- dijo Kohaku.

-Si, diviértanse.- dijo Sukiomi.

Mientras la chica de cabello azabache meditaba en su habitación, hasta que de pronto un deseo por bailar la invadió así que camino hacia su closet

-Hace mucho, que no lo uso.- dijo Aome para si misma abriendo su closet y sacando su traje de odalisca color lila con detalles dorados.

Así que finalmente tomo aquel precioso traje que tanto le gustaba, y se vistió con el soltando su largo cabello de seda, sujetándolo ligeramente con una cinta que hacia juego con su traje, por ultimo se coloco el delicado velo que cubría su rostro, dejando ver solamente sus bellos ojos.

En la planta baja llamaron a la puerta, así que Sukiomi fue a abrir.

-Hola, Houyo.- dijo Sukiomi abriendo la puerta.

-Buenas tardes señora, ¿Esta Aome?-respondió Houyo y después le pregunto por Aome.

-Si esta en su habitación, pasa.-ofreció Sukiomi.

-Gracias.-respondió Houyo.

Entonces Houyo subió las escaleras, hacia el cuarto de la joven.

-Gatita… ¿Puedo pasar?-preguntó Houyo tocando la puerta al llegar arriba.

-Si, pasa.-respondió Aome.

Después de que Houyo entro cerro la puerta, y se quedo mirando fijamente la delicada figura de Aome, la cual lucia realmente hermosa contrastada por el traje de odalisca. Tanto que dejaba admirarla mejor parecía una flor de desierto delicada y sensual a la vez.

En ese momento sin saber por que, ella empezó a bailar lenta y sensualmente ante Houyo, centrando completamente sus encantadores ojos en él, al ritmo de la canción que escuchaba.

Un siglo llevo en soledad atrapada queriendo escapar​

Soñando que alguien...me libere​

me lanzas un beso y yo te quiero amar​

pero hay un precio que tendrás que pagar​

para que me entregue, para que me entregue​

Sus movimientos eran lentos y encantadores, mucho más que los de las verdaderas odaliscas, encargadas de entretener al sultán después de la cena o cuando este iba a descansar en su douar privado cuando este lo ordenaba.

Oh oh oh oh oh (mi cuerpo dice quiero)​

oh oh oh oh oh (pero mi alma tiene miedo)​

Si me quieres junto a ti, frota bien y ya verás​

como un genio liberado hare tus sueños realidad​

si me quieres junto a ti, gánate mi corazón​

tres deseos te concedo, si me juras tu amor​

Sus caderas se movían con ritmo y delicadeza mientras que sus manos dibujaban formas en el aire, en ningún momento aparto la vista de él mientras continuaba danzando parecía poseer un poder hipnótico.

Como un genio atrapado espero​

liberarme con tu amor sincero​

como un genio atrapado espero​

ven, ven, a sacarme de aquí​

Si duda Houyo estaba más que hipnotizado estaba encantado por el baile que Aome, estaba realizando para él sentía la sangre arder de deseo por tenerla…

Bailando nos domina la pasión, nuestros impulsos fuera de control​

es tan difícil...contenerse​

piensas que hoy tal vez sucederá, pero yo se que nada pasara ​

tienes que quererme, tienes que quererme...​

Oh oh oh oh oh (mi cuerpo dice quiero)​

oh oh oh oh oh (pero mi alma tiene miedo)​

Ella también parecía encantada deseosa por bailar de esa forma tan sensual, aquella melodía tan pegajosa y ardiente que describía perfectamente sus anhelos ocultos sus ganas de entregarse en cuerpo y alma a la única persona que amaba y adoraba más que su vida…

Si me quieres junto a ti, frota bien y ya verás ​

como un genio liberado hare tus sueños realidad​

si me quieres junto a ti, gánate mis corazón​

tres deseos te concedo, si me juras tu amor​

Los movimientos de Aome, se volvían más delicados y seductores conforme la canción se escuchaba, tanto que parecía fascinada se acerco a Houyo bailando delicadamente sobre las puntas de sus pies, a la vez que movía su bien formada cintura lentamente bajando suavemente sus manos; cuando estuvo a unos centímetros de él, se abrazo de su cuello sin dejar de mover su cintura.

En ese momento Houyo la tomo de la cintura, al tenerla tan cerca y verla tan encantadora, no pudo evitar empezar a besar, su cuello lentamente.

-Has venido, a liberarme Inuyasha…-musitó Aome susurrándole suavemente al oído sin dejar de mover su cintura.

-Si mi gatita, ambos deseamos tanto este momento…-respondió Houyo besando lentamente su cuello, sin prestarle atención a que Aome lo llamara Inuyasha, mientras la abrazaba de la cintura, acariciando sus sensuales curvas delicadamente.

-No… Houyo… No debo…-mencionó Aome reaccionando y alejándolo.

-¿No debes?-preguntó Houyo extrañado.

-Así, es.-respondió Aome.

-Pero… Eres mi novia…-recordó Houyo acercándose a ella.

-Perdóname… Sal de mi cuarto por favor…-pidió Aome evadiéndolo con la mirada baja.

Cuando Houyo salió de su cuarto, la joven de ojos chocolate se sentó en su cama tratando de entender por que había bailado para él, cuando nunca antes había podido bailar de esa manera ante nadie, además no había vuelto a vestirse de nuevo con su hermoso traje de odalisca, desde que termino con Inuyasha.

Pero… Desde que había vuelto a verlo, y a besarlo, su deseo por bailar de esa manera había vuelto con más fuerza, pero ese tipo de baile solo era capaz de ejecutarlo, estando frente al ojidorado que tanto amaba, pero si así era… ¿Por qué había bailado de esa manera tan exquisita y excitante frente a Houyo?

Suspiro profundamente, y después de un momento, encontró el por que se había concentrado mucho en la canción y en la melodía de esta; al grado de imaginar que quien se encontraba en su habitación observándola danzar de esa manera tan sensual y delicada, era su amado Inuyasha es decir el gran deseo que sentía su corazón, le había mostrado un espejismo de amor…

Continuara------------------------------------------------------------------------

Espero que les haya gustado no me maten por dejarlo ahì la proxima conti se las traigo el lunes o martes cuidense mucho sayo...