Tu sonrisa que no está.

Re: Tu sonrisa que no está.

Episodio 11= Cuando tú me abandonas.


“Debo regresar a Estados Unidos, se acerca mi cumpleaños número XVI. Estoy un poco triste ya que Andrés no me puede acompañar, tendré que dejarlo solito durante una semana. Lo bueno es que veré de nuevo a mi mamá, espero que ella se alegre aunque sea un poco de verme. Ah sí, una cosa más Denisse mi nueva amiga cumple años un día después que yo, supongo que soy un poquito mayor que ella por lo tanto debe respetarme, está bien no, solo bromeaba. Que mal que tampoco podré asistir a su fiesta”.

En la mañana Evangeline se encontraba en su alcoba, llevaba puesto un vestido blanco, se veía fresco, cepillaba delicadamente su cabello. Pensaba salir un rato al jardín para respirar el fresco aire de la mañana, cuando de pronto alguien tocó la puerta de su habitación.

-Pase.- dijo desde el interior la castaña.

-Señorita Valiet, le traigo su correspondencia.

Se trataba del mayordomo, era un chico de unos 22 años de edad, con una dulce voz, una piel tan fina y clara y unos grandes ojos morados.

-Gracias Yami.- Le dijo la castaña con una sonrisa mientras tomaba la carta.

Yami hizo una reverencia y se marchó.

-¿Qué será?- se preguntó la castaña mientras habría la carta, de está sacó una tarjeta.

Se trataba de una invitación para una fiesta, ese preciso día. Sería en un Antro de la ciudad, al leer el nombre de la cumpleañera en el rostro de Evangeline se moldeo una cara de aburrimiento.

-Denisse..-




Era de noche, el antro estaba completamente lleno de gente, el volumen de la música estaba a más no poder. Entre la multitud se encontraba un castaño que caminaba lentamente. Se veía un poco perdido.

-Que mal que Evangeline no me quiso acompañar.- se dijo a sí mismo con un gran suspiro.

De pronto escuchó una voz muy familiar qué lo hizo reaccionar.

-¡Andrés! ¡Que bueno que viniste!- gritó una castaña que se encontraba rodeada de gente.

-Denisse, hola, felicidades.- le dijo el chico en un tono algo serio.

La castaña corrió hacia él y lo abrazó.

-Ven chamaco, hay que disfrutar de la fiesta ¡La noche aun es joven!- le dijo mientras lo tomaba del brazo y lo llevaba a la pista de baile.

Denisse comenzó a bailar mientras le sonreía a Andrés para que el hiciera lo mismo. Andrés al ver esto también le sonrió y bailó. De pronto muchas adolescentes rodearon al castaño, todas bailando y disparándole sonrisas.

De pronto el castaño se retiró de la pista de baile y tomó asiento en un sillón que estaba alrededor. Veía como Denisse bailaba tan alegre, tan bonita, podía destacar fácilmente entre las demás, su nivel de popularidad era tan alto.

-Ella siempre tan popular y feliz.- se dijo el castaño mientras suspiraba.

Podía ver como los demás chicos se acercaban a ella para bailar, de alguna manera comenzaba a sentirse celoso.

Andrés bajó la mirada pensaba retirarse, después de unos segundos se puso de pie y sintió como lo empujaban de nuevo hacia el sillón delicadamente.

Volteó a ver a la persona que lo había empujado y se percató de que se trataba de Denisse, quien se sentó cómodamente al lado de él en el mismo sillón.

Andrés se alegró al verla y después que reaccionó se sonrojó un poco.

-¿Te está gustando la fiesta?- le preguntó al castaño con una sonrisa en su rostro.

-Sí, todo está genial.- le respondió mientras compartía la sonrisa.

-¿Sabes que es lo que más te gustara de mi fiesta?-

-¿Qué?- preguntó el inocente de Andrés.

-Esto…- Le respondió la castaña mientras se acercaba a él lentamente.

Andrés se quedó completamente inmóvil, se perdió completamente en los verdes ojos de Denisse. Los suaves labios de Denisse rozaron delicadamente los de Andrés…


Al día siguiente en una tienda Evangeline estaba comprando algunas cosas cuando de pronto se topó con la última persona en el mundo que quería ver en ese momento.

-Vaya, vaya ¡pero si es Evangeline!- dijo en un tono llenó de hipocresía una castaña.

-Denisse…no esperaba verte en un lugar como este-

-Vengo a recoger una diadema bien wawis que vi la otra vez…¿Y tu?¿Qué haces aquí?-

-Eso no es asunto tuyo.-respondió algo fría a esto.

Denisse volteó a ver lo que llevaba en sus manos Evangeline y de pronto dijo.

-Veamos, una manzana, un lápiz, alfileres, canela…¿Qué clase de mugrero es eso?-

-El único en su clase.-respondió la castaña un poco fastidiada.

-No creo que vayas a cocinar, ya que cocinas del nabo.- de pronto se hizo un gesto de asombro igual de hipócrita que
todo lo anterior que había dicho.- No me digas que piensas hacer brujería.

-¿Acaso eso te importa?- dijo Evangeline un poco furiosa mientras recogía sus cosas para marcharse.

-No, la verdad no me importa.- le dijo con una falsa sonrisa.- ah por cierto ¿Por qué no fuiste a mi fiesta ayer?, de plano
hacías falta nena, ¡con eso de que eres el alma de la fiesta!

-Ah, es que consideré que era más divertido quedarme viendo a una pecera bacía que asistir a tu fiesta.- dijo en un tono de sarcasmo para que la dejara marcharse.

-¡Pues no sabes de lo que te perdiste! Todo estuvo genial, y ¡Andrés me besó!- le dijo alegremente la chica mientras se sonrojaba un poco.

Evangeline se asombró al oír esto.

-¿Es eso verdad?- le preguntó después de unos segundos.

-Si, es la mera verdad, y si no me crees pregúntale a él.-

-Ya veo…-dijo un poco decepcionada Evangeline.

-Pero,¿Sabes que es lo mejor?- Insistió Denisse.

-¿Qué cosa?-

-Que no puedo imaginarme la cara de Kimberly cuando le diga que besé a su novio, hasta creo que se ha de suicidar.-dijo

Denisse tan perversamente, no podía parar de reir.



Y este fue el episodio 11 xD si mariana lee lo del mayordomo me mata >.< xDD grax por leer >.< no se pierdan la siguiente conti

 

Re: Tu sonrisa que no está.

Muchaas muchas gracias a todos por leer n.n encerio lo aprecio muxop =P y sakura em em xD la personalidad de kimberly cambia por ese mismo miedo a ser lastimada kuando no conocia en lo absoluto a Andrés se portaba fría pero en realidad ella tiene un demaciado buen corazon...para ser humana o.ó y eso es lo ke hace ke Denisse se aproveche de ella de esa manera u.u

x3 bno bno sigan leyendo ! y gracias por leer

 

Re: Tu sonrisa que no está.

OVA 1 = El misterio de la mansión de Evangeline.


Dos adolescentes estaban caminando mientras los últimos rayos de luz del sol los iluminaban, el sol estaba a punto de ocultarse, todo era cuestión de tiempo. De pronto a lo lejos escucharon un sonido que provocó que los chicos se detuvieran. Se trataba de unos pasos, unos pasos veloces, que se aproximaban hacia ellos a gran velocidad. Uno de ellos volteó para percatarse de lo que venía hacia ellos, pero fue demasiado tarde la cara de asombro del castaño lo dijo todo.

-¡Andrés!-

Grito con un tono de emoción una bella chica de cabellos negros mientras abrazaba al castaño, sin embargo la velocidad que llevaba hizo que perdieran el equilibrio y ambos cayeran al suelo.

-Auch, duele.- se quejó el castaño mientras se sobaba la cabeza, pero al cabo de unos cuantos segundos su expresión cambió por completo, la felicidad reinaba en su rostro.

-¡Kimberly! ¡Has vuelto!-dijo alegremente mientras abrazaba a la chica.

Ambos estaban completamente metidos en su nube romántica, cuando sintieron que no se encontraban solos, fue cuando se dieron cuenta de que un chico de cabello rubio oscuro y unos grandes ojos zafiro los apuntaba con una cámara de video.

-ah, vamos no se detengan ¡Sigan con lo suyo!-les dijo el Miguel aun en la misma postura.

-Miguel apaga eso.-dijo Kimberly mientras soltaba unas risitas y se ponía de pie.

-Oigan chicos, ¿Dónde está Evangeline?, no es por nada pero siempre está con ustedes.-

-Eva está un poco enferma, bueno eso fue lo que me dijo su mayordomo Yami esta mañana, no la he visto desde hace unos días.- dijo Andrés un tanto pensativo.

-¿Desde cuándo Evangeline se enferma?-dijo de la nada Miguel sospechosamente.

Kimberly y Andrés miraron a Miguel con un rostro un poco enojado después Andrés dijo.

-Evangeline es humana, es normal que se enferme.

-Solo decía.- respondió inmediatamente Miguel.

-Deberíamos ir a visitar a Evangeline para ver cómo se siente y llevarle unos panquecitos para que se mejore.- dijo
Kimberly con una sonrisa.

-¿Unos panquecitos?¿Los panquecitos son curativos?-preguntó Miguel un poco confundido.

-Si, claro que si, comer un panquecito es como si te dieran un cálido abrazo, son tan suaves y ricos.- respondió a esto

Kimberly con los ojos brillosos y con una incomparable emoción.

-Estoy de acuerdo con eso, vayamos por unos panquecitos.- dijo Andrés compartiendo la misma emoción mientras tomaba las manos de Kimberly.

-Pues que más remedio.- dijo Miguel mientras suspiraba.

Los tres chicos iban caminando por la calle, la chica llevaba entre sus manos una caja, ya era de noche, misteriosamente no había luz alguna en esa calle más que la clara luz de la luna llena.

-Andrés este lugar me da miedo.- dijo la chica mientras se escondía detrás del castaño.

-No te preocupes Kim todo estará bien.- le respondió con una sonrisa.- aunque para serte sincero nunca había venido a visitar a Eva en la noche, todo se ve tan diferente.

De pronto un gato de rayas grises pasó corriendo al lado de los chicos y entró a los jardines de una enorme casa.

-¿Andrés, no es aquella la casa de Evangeline?- preguntó Miguel mientras señalaba hacia la casa donde había entrado el gato.

-Sí, eso parece- le respondió

La casa era enorme, no se veía ninguna luz encendida en el interior, sin embargo podían sentir como si alguien estuviera vigilándolos.

-Parece que no hay nadie.- dijo Kimberly mientras un escalofrío recorría su cuerpo.

-Vayamos a ver.- dijo Andrés.

Los tres chicos caminaron hacia la puerta principal, ésta era enorme. Miguel se acercó a ella y un poco inseguro de sí mismo, tocó.

Inmediatamente un chico abrió la puerta, se trataba del mayordomo, vio a los chicos con una amable sonrisa. Su incomparable belleza provocó que Kimberly se sonrojara de inmediato.

-Díganme, ¿En qué puedo ayudarles?- dijo el chico de profundos ojos morados.

-Venimos a visitar a Evangeline.-dijo Andrés de inmediato.

-La señorita Valiet está muy enferma, no creo que sea buena idea que su reposo sea interrumpido en estos momentos.-respondió a esto el mayordomo.

-Por favor, hace bastante tiempo que no veo a Eva, tuve que viajar a estados unidos, y quiero verla, tengo unos panquecitos para ella.-dijo Kimberly con la caja entre sus finas manos.

-Ya veo, ¿con que unos panquecitos eh?- le dijo el mayordomo en un tono compresible al oír esto.

-Sí, los pienso que con los panquecitos puede sentirse mejor, ya que cada panquecito contiene un cálido abrazo y miles de sonrisas.- continuó Kimberly con una gran emoción en sus palabras.

-Me has convencido.- le dijo el mayordomo con una tierna sonrisa.- Vamos chicos pasen, iré a avisarle a la señorita Valiet de su visita.

Los tres chicos entraron dentro de la casa y tomaron aciento en los sillones que se encontraban en el recibidor. Unos minutos después regresó Yami y les dijo.

-La señorita Valiet se alegra de su visita, síganme los guiaré hacia su alcoba.

Los chicos obedecieron al mayordomo y lo siguieron hasta la alcoba de Evangeline. Cuando llegaron a esta, abrieron lentamente la puerta, dentro de la habitación se encontraba una castaña recostada en su cama viéndolos con una
sonrisa.

-Bienvenidos.- les dijo la castaña alegremente.

Los tres chicos se alegraron de verla, fueron hacia donde se encontraba ella y platicaron como de costumbre.

-em, Evangeline, te tragimos unos panquecitos.- le dijo Kimberly un poco sonrojada mientras le mostraba la caja.

-¿Son para mí?-preguntó la castaña mientras tomaba la casa, la miró durante unos segundos y después volteó a ver a Kimberly y dijo.-Gracias- con una sonrisa.

Los tres chicos rieron y platicaron juntos durante bastante tiempo. De pronto Kimberly le dijo a Evangeline al oído.

-Eva, ¿Puedo usar tu baño?-

-Claro está afuera de la habitación a la derecha.- le susurró la castaña a su amiga.

Kimberly fue hacia el baño, dentro de este se miró frente al espejo y se sonrió. “ya estoy de vuelta”, pensó.

Salió tranquilamente del baño cuando de pronto sintió que alguien la empujó contra la pared y le tapaba la boca con su
mano.

-Shh, no hagas ruido pequeña princesa.-le dijo un chico tiernamente.

Kimberly se quitó la mano del chico de la boca, después volteó a ver el rostro de éste que era iluminado ligeramente por la
luz de la luna, se dio cuenta de que se trataba de Yami.

-¿Qué sucede?-preguntó inocentemente la chica.

-No sucede nada.- le respondió el chico mientras acariciaba delicadamente las mejillas de kimberly.

Kimberly se sonrojó pero no podía hacer nada estaba completamente inmóvil y perdida en los profundos ojos morados de
Yami.

-¿Alguna vez alguien te ha dicho lo verdaderamente hermosa que eres?- le preguntó Yami y después al ver que de los
lindos y dulces labios de la chica no salía una sola palabra, sonrió y la tomó de la mano.- Ven, te mostrare un lugar
sensacional.

Después de un tiempo los chicos notaron la ausencia de Kimberly.

-¿Dónde esta Kimberly?- preguntó Andrés un poco alarmado.

-Ya tiene tiempo que no regresa.- siguió Miguel.

Evangeline también estaba un poco confundida pero después de un tiempo soltó un profundo suspiro.

-Que mas remedio, vamos a buscarla.- dijo la castaña al fin.

Los tres chicos caminaron por toda la casa y no encontraban ningún solo rastro de la chica. A medida que pasaba el
tiempo Andrés se ponía más histérico.

-¿Dónde se habrá metido? ¡No puede desaparecer así nada más porque si! ¿Y si le sucedió algo?- decía alarmado Andrés.

-Andrés, cálmate, recuerda que estamos dentro de una casa, no puede sucederle nada grave.- le dijo Evangeline
mientras tocía.

Una vez que recorrieron todos los pasillos y habitaciones de la casa Evangeline se dijo a si misma.

-No puede ser, no hay más remedio.-

Andrés y Miguel al escuchar esto se alarmaron. Evangeline sacó del bolsillo de su pijama una especie de silbato con forma de ocarina y comenzó a tocarla. Andrés y Miguel no podían escuchar nada, pero al cabo de unos segundos 3 gatos se acercaron a Evangeline. Uno era completamente blanco, otro negro y el tercero gris.

-¿Quieren ayudarme a abrir la habitación?- le dijo la castaña a los gatos con una sonrisa.

Evangeline caminó hacia un retrato enorme, tenía un pequeño agujero en forma de rectángulo en una esquina, los tres gatos corrieron y se metieron dentro de esté. Al cabo de unos segundos el retrato se abrió como si fuera una puerta, y
así lo era, una puerta oculta dentro de la casa.

-Evangeline.- dijo Miguel de pronto.

-¿Qué sucede?-preguntó la castaña volteando a ver al chico.

-Esta será la última vez que te visitare.- le respondió.

Evangeline solamente soltó unas risitas.

-Ya déjense de esas cosas y síganme, además si no fuera por esto me aburrirá en mi casa.- les dijo la castaña mientras les hacia una seña para que la siguieran.

Dentro de ese cuarto se encontraban muchas plantas, flores de todos tipos, los chicos siguieron caminando hasta que encontraron en una linda mesa con dos sillas a Yami y a Kimberly tomando té, mientras platicaban alegremente.
Cuando ambos se dieron cuenta de que no se encontraban solos en la habitación, Kimberly de un brinco se puso de pie y corrió hacia donde estaba Andrés y lo abrazó fuertemente.

-Yami, nos has dado un gran susto.- le dijo la castaña a su mayordomo.

-Lo siento mucho, señorita Valiet, no fue mi intención.-le respondió con su clásica tierna sonrisa.

-Bueno parece ser que ya es tarde, ¿No quieren quedarse a dormir aquí?- dijo Evangeline mientras les compartía una sonrisa.

-¡No!, ¡No gracias!, Ya nos vamos- dijeron los tres al mismo tiempo al oír esto.

Evangeline al escucharlos se asombró y después comenzó a reir.

-Está bien, gracias por venir a visitarme, vengan los acompañaré a la entrada.

Los chicos se despidieron de su amiga y se marcharon.

-Vaya eso fue demasiado loco.- dijo Andrés mientras caminaban por la calle.

-Sí, a veces Eva me da un poco de miedo.-respondió Miguel mientras se rascaba la nuca.-Por cierto Kimberly, por qué te
fuiste a tomar té con Yami, ¡eso fue todo lo que hicieron durante todo el tiempo que estuvimos buscándolos?

Kimberly al oír esto se sonrojó, hasta que quedó completamente roja.-S...Si.-

-Me preocupé mucho.-Le dijo Andrés con una sonrisa a la chica mientras la tomaba de la mano.

-Andrés…-Le dijo la chica con una sonrisa mientras se acercaba lentamente a él.

Sus labios estaban a punto de tocarse cuando se dieron cuenta de que cierta persona los apuntaba de nuevo con una cámara de video.

-¡Miguel!- dijeron los dos algo molestos al mismo tiempo.

-Está bien, está bien, no lo volveré a hacer.- dijo Miguel mientras cruzaba los dedos

Los tres chicos comenzaron a reír, después siguieron caminando.

-Oye Andrés ¿Y qué hiciste mientras estaba en estados unidos? ¿Estubo divertida la fiesta de Denisse?



Holaa akii les dejo esta OVA ._. em em ps no se asi de la nada se me ocurrio y no sabia si subirla o no xD pero ps aki está ._. aunke si deja muchas incognitas xD kmo sea espero ke les guste y ^^ pronto saldra el episodio 12, sigan leyendo n.n mxas gracias a todos mis lectores!

 

Re: Tu sonrisa que no está.

Episodio 12= Tú tienes la llave.


En la mañana un castaño se dirigía a una casa, llego a ésta, dio un hondo suspiro y armándose de valor tocó la puerta. Quedó parado firmemente enfrente de la puerta con una cara parecida a cuando aguantas la respiración. Pasaron diez segundos y nadie abría la puerta así que el castaño se dijo a sí mismo.

-Bien, parece que no hay nadie.- Y dió media vuelta dispuesto a marcharse alegremente, no tenía la mínima intención de volver a tocar la puerta, todo lo que quería era irse lejos de ese lugar lo más pronto posible.

Dió unos cuantos pasos a la dirección contraria de la puerta pero de pronto pudo oír como la puerta se abría, ese sonido paralizó al chico por completo y seguido de éste esa voz.

-¿Andrés? ¿Qué haces aquí?- preguntó desde la puerta una castaña de ojos borrosos, llevaba puesta una camiseta rosa de tirantes y una mini falda color café claro, parecía que acababa de tomar una ducha ya que su cabello estaba mojado y a consecuencia de ello la camiseta también.

-Denisse.- dijo el chico con cara un poco triste al verla pero después de unos cuantos segundos su expresión cambió y se moldeó una tierna sonrisa.- eh venido a visitarte.

Los dos chicos se sentaron en el jardín y contemplaron durante unos segundos las margaritas que se encontraban sembradas en éste, hasta que de pronto la castaña rompió el silencio.

-Hace mucho que no venías a visitarme Andrés.-dijo Denisse sin retirar la mirada de las flores.

Andrés al oír esto volteó a ver hacia el rostro de la castaña, podía notar un poco de tristeza en ella, después regresó la mirada a las flores sin soltar una sola palabra.

Denisse miró fijamente a Andrés y le dijo.-Dime la verdadera razón por la que has venido a verme.-

En cuánto terminó de decir esas palabras, Andrés tomó inmediatamente las manos de la chica y la miró a los ojos. Denisse se sorprendió completamente por la reacción del chico, pero pudo ver en los ojos llorosos del castaño una combinación de preocupación y ternura.

-Denisse.- dijo de pronto el castaño.- Por favor, por favor no le digas nada a Kimberly de lo que pasó entre nosotros en la fiesta, es más nada de lo que ocurrió entre nosotros en el pasado, por favor, por favor te lo pido.
Denisse quedó completamente impactada al ver lo sucedido, después bajó la mirada y suzurró.

-tonto-mientras sentía que de sus ojos brotarían una inmensa cantidad de lágrimas que sería incapaz de parar, pero logró controlarse, regresó la mirada al rostro de Andrés, le sonrió y se acercó a él, besándolo primero tiernamente y después con una incomparable pasión.

Terminando el besó Denisse empujó a Andrés, se puso de pie y le dio la espalda mientras cruzaba los brazos. Andrés miraba a Denisse un tanto confundido hasta que la castaña dijo.

-Está bien, no le diré nada a Kimberly, puedes estar tranquilo.

Andrés se puso de pie y le sonrió a la chica quién no podía verlo.

-Gracias Denisse.- Le dijo y se marchó.

Apenas se fue el chico y Denisse comenzó a llorar sin poder detenerse.

“¿Tanto la ama para pedirme tal cosa?, No puedo decírselo después de la forma tan linda y tierna que me lo pidió. ¡Maldita Kimberly! ¡Cómo la odio! No, no puedo detenerme ya, no hay vuelta atrás. Tanto Andrés como Kimberly son unos completos tontos, ambos tienen que sufrir.”

Pensaba la chica mientras ponía sus manos sobre sus oídos y lloraba amargamente.

Una chica de cabello negro paseaba tranquilamente a su perrita por la calle de su casa, cuando de pronto una castaña se acercó a ella.

-Olis Kim, ¿Cómo andas?-le dijo con una sonrisa.

-¿Denisse? Bien, ¿Qué haces por aquí?-preguntó un poco confundida la chica.

-Vengo contigo ¿Vamos a pasear un rato?- le respondió.

-Sí, claro, espera iré a meter a Holie a la casa.-Le dijo mientras cargaba a su perrita.-Vamos Holie perdóname, regresando te sacaré a pasear durante más tiempo.

Kimberly entró a su casa con su perrita, Denisse la esperó a fuera, después de unos minutos salió Kimberly de nuevo.

-¡Listo! Vayamos a pasear.- le dijo a la castaña con una sonrisa.

Las dos adolescentes comenzaron a caminar Denisse volteó a ver hacia Kimberly, se veía tan fresa, tan feliz, tan libre y con tanta confianza cerca de ella, eso le causó un poco de enojo y de pronto recordó aquellas palabras de Andrés. “Por
favor, por favor no le digas nada a Kimberly de lo que pasó entre nosotros en la fiesta, es más nada de lo que ocurrió entre nosotros en el pasado, por favor, por favor te lo pido.” Un sentimiento extraño recorrió el cuerpo de la castaña, no sabía que era pero le desagradaba.

-Denisse, andas muy pensativa, ¿Te ocurre algo?-le preguntó Kimberly mientras le ponía máxima atención al esperar su respuesta.

-No…no es nada.- le respondió con una falsa sonrisa.

El rostro de preocupación de Kimberly cambió al oír esto y se moldeó una sonrisa juguetona pero sincera.

-Menos mal.- le dijo. -Denisse, no sabes cuánto significa tu amistad para mí, te quiero demasiado.

Al oír sus palabras misteriosamente un incomparable rencor se acumuló dentro de Denisse-

-Kimberly…-dijo de pronto.-Yo también te quiero.-terminó la frase mientras le daba un fuerte golpe en el estomago a su amiga, quién después de recibir el impacto sofocante, cayó desmayada en el pavimento.

-¡Qué débil eres!- le gritó a su inconsciente amiga.-Nada más trayéndome problemas.- dijo mientras suspiraba y sacaba su teléfono móvil para llamar a una ambulancia.

La ambulancia llegó inmediatamente, los paramédicos le preguntaron a la castaña lo que había ocurrido, las causas por las cuales su amiga se había desmayado.

-No sé, íbamos caminando muy tranquilamente cuando de pronto se desmayó y ya los llamé a ustedes.- les mintió mientras ponía una cara hipócrita de preocupación.

En ese preciso momento Kimberly despertó y un paramédico se acercó a ella.

-Señorita, su amiga dice que se encontraban caminando cuando de pronto se desmayó ¿Es eso cierto?- le preguntó

Kimberly volteó a ver hacia Denisse y le sonrió, después regreso la mirada hacia el paramédico.

-Si es verdad, eso fue lo que ocurrió.- le respondió.

Los paramédicos al ver que Kimberly ya había despertado y no presentaba ningún síntoma la dejaron ir con su amiga pero
les dijeron que debían volver a casa lo antes posible ya que Kimberly tenía que reposar. Recogieron sus cosas y la ambulancia se marchó.

Las dos adolescentes caminaron de regreso a casa, ninguna soltaba una sola palabra, rápidamente llegaron a la casa de Kimberly.

-Bueno, tengo que irme.- Le dijo Kimberly a su amiga.

-Kim...-

-¿Qué ocurre?-

-¿Porqué no les dijiste la verdad? ¿Porqué no les dijiste que yo te había golpeado?-preguntó la castaña con la mirada en
el suelo.

-No importa, para eso están las amigas, para perdonar los errores de las demás.

Denisse al escuchar eso se quedó en silenció viéndola firmemente con una mirada llena de enojo.

Kimberly caminó hacia la puerta principal y la abrió, pero se detuvo antes de entrar en esta.

-Eso fue lo que me dijiste el primer día que te conocí.-dijo mientras entraba a la casa y cerraba la puerta justo detrás de ella.

Denisse estaba completamente furiosa, las últimas palabras que le dijo Kimberly daban vueltas en su cabeza, hizo unos cuantos pucheros y se marchó.

“¿Cómo se atreve a decirme tal cosa? Lo va a pagar muy caro y sé que le va a doler, Tanto Andrés como esa Emo pagaran por todo lo que me han hecho”

Evangeline se encontraba en la terraza de su casa viendo el paisaje mientras con su mano derecha acariciaba a un esponjoso gato amarillo con rayas anaranjadas, cuando de pronto alguien la abraza por la espalda.

-Yami ¿Qué es lo que haces?- preguntó la castaña mientras se sonrojaba un poco ya que no lo esperaba.

-Demuestro mi afecto hacia usted.- le susurró en el oído.

-Yami no pongas tus manos ahí, sácalas de ahí, se lo que pretendes.- le ordenó a su mayordomo mientras hacía pucheros.

-Vaya.- dijo el chico mientras giraba lentamente a Evangeline y le desabotonaba delicadamente los primero tres botones superiores de su blusa.

-Tampoco está ahí.- dijo la castaña mientras sonreía.

-Está bien, me rindo.-dijo el mayordomo mientras se rascaba la nuca y le sonreía.- No la tienes en tus bolsillos ni la tienes
colgada en el cuello, entonces ¿Dónde dejaste esa llave?

-¡En mis zapatos!- le dijo llena de emoción la castaña mientras levantaba sus manos.

-¿Quién guarda una llave en sus zapatos?-preguntó el mayordomo con un gran signo de interrogación en su cabeza.

Evangeline se acercó a Yami y le dio un zape.

-¡Obviamente yo!- le respondió aún con la misma emoción.-Cualquier persona busca una llave en los bolsillos o la busca
colgada en el cuello pero nadie busca en los zapatos.

-Señorita Valiet, usted me asombra cada día más.- dijo el chico entre una combinación de alegría y tristeza.

-yami…-dijo de pronto Evangeline con gran seriedad.- sé que quieres saber más sobre tu pasado, pero si entras en esa
habitación solo te harás más daño.

-Si en esa habitación comprenderé más sobre mi pasado, estoy dispuesto a sufrirlo.-dijo mientras retiraba la mirada.

Evangeline se acercó hacia el chico y colocó sus finas manos sobre las suaves mejillas del chico y le dijo.

-No quiero que te hagas daño, te prometo que cuando ambos estemos listos te daré la llave.

Yami al oír las tiernas y sinceras palabras de Evangeline dio un hondo suspiro, después regresó la mirada hacia el rostro de
Evangeline y con una sonrisa le dijo.

-Está bien, pero prométeme que no cambiarás la cerradura.



Este fue el episodio 12 n.n gracias nuevamente a todos mis lectores, ustedes me inspiran bastante para seguir con mi fic =3 nos vemos !

 

Re: Tu sonrisa que no está.

Episodio 13 = Necesito tu ayuda.


Evangeline se encontraba en su alcoba, los ligeros rayos del amanecer entraban suavemente por la ventana, iluminando las teclas del fino piano en el que se encontraban las delicadas manos de la castaña. Tocaba el piano suavemente, la música llenaba toda la habitación de alegría.
Un chico se acercó a ella sin decir una sola palabra, solamente en silencio, contemplando aquella melodía.

-Me encanta mi piano.-dijo de pronto la castaña sin detenerse.-Puedes tocarlo sin que se enoje, tanto suave como rápidamente.

Yami sonrió al oír las palabras de la chica, estaba acostumbrado a que dijera cosas como esas.

-No es como Spany, ella se enoja y lastima mis manos-

-¿Spany? ¿No es esa tu guitarra?-preguntó Yami algo confundido.

-Si…Spany era parte de mi…pero ya veo que ha cambiado.-

A Yami le parecía muy cómico que Evangeline dijera ese tipo de cosas pero guardaba seriedad y la escuchaba atentamente.

-¿Sabes que fue lo que le sucedió a Spany?-preguntó fríamente Evangeline.

-No lo sé señorita Valiet, por favor, cuénteme.-le dijo Yami con una sonrisa.

-¡Ahora es metalera!-

Yami se sorprendió al oír tan repentinamente esto y después de unos segundos soltó unas risitas.

-Vaya, con que se ha hecho metalera, ¿Porqué dice eso?-

-La pintaron.-dijo Evangeline sentimentalmente mientras se ponía de pie y le daba la espalda a Yami.-Antes era de una
madera clara, muy fina, era una guitarra acústica clásica tan perfecta, pero ahora es negra con gris, se ha vuelto tan rebelde.

-¿No cree que aunque la hayan pintado sigue siendo la misma Spany?-

-¡No!, yo pensaba que solo había cambiado por fuera, que por dentro seguiría siendo la misma compañera de siempre, que seguiríamos siendo una misma al tocar…pero no, ella cambió, es como si fuera…otra guitarra.

-Lamento tanto escuchar esto señorita Valiet.-

-No importa.-dijo mientras volvía a tomar asiento para seguir tocando piano.- Por eso prefiero a mi querido Midi, a mi piano.


Kimberly estaba sentada en su butaca en su salón de clases cuando escucho el timbre de la hora de salida.

-Al fin terminaron las clases.- dijo mientras soltaba un suspiro y guardaba los libros en su maleta.

En el portón de entrada principal había mucha gente, todas las personas de secundaria y bachillerato de la institución salían por ahí, a Kimberly no le agradaba estar entre tanta gente así que prefería salir por el portón trasero de la escuela.

Iba caminando hacia esa salida pero para su sorpresa encontró a una persona.

-Vaya, vaya ¡Qué casualidad que nos encontráramos!-dijo una voz sarcástica.

-¿Qué es lo que quieres Denisse?-preguntó un tanto enojada kimberly.

-No es lo que yo quiera sino lo que tú quieres.-le dijo mientras sacaba de su bolsillo una foto en la que salía kimberly en prendas íntimas que llevaba de título “Propiedad de Andrés”.

Kimberly al ver la foto inmediatamente se puso completamente roja, era un tono de rojo nunca antes visto.

-¿De…de donde sacaste esa foto? –preguntó mientras apretaba muy fuerte la falda con sus manos a consecuencia de sus nervios.

-Tengo mis medios.-Se limitó a decir Denisse mientras guardaba la imagen de nuevo en su bolsillo, después de unos segundos de silencio dijo.- ¿Bien que te gusta verdad? El hacer ese tipo de cosas sucias, no eres más que tan solo un ser despreciable, no tienes pudor.

-¡No tienes derecho a decirme eso! Por favor no lo digas.- dijo Kimberly mientras daba unos pasos hacia atrás dispuesta a marcharse.

Pero para su sorpresa unos chicos de alrededor de 18 y 19 años estaban ahí parados, bloqueándole el paso, tenían cara de pocos amigos y se acercaban a ella lentamente lo que obligó a Kimberly regresar con Denisse.

-No debes preocuparte linda, a ellos les encantó tu foto, ellos te darán lo que quieres.- le dijo Denisse mientras ponía su mano en el hombro de la chica.

-¡Denisse! Esto no me parece gracioso, ¡Déjame ir!-Le gritó alterada la chica.

Denisse se acercó a Kimberly y puso ambas manos sobre sus hombros mientras la miraba a los ojos.

-Dejame ver….-le dijo mientras buscaba una respuesta a lo que le había dicho la chica, cuando de pronto le pegó fuertemente con la rodilla en el estómago dejándola tendida en el suelo.

-Creo que no. Bien chicos, es toda suya.- dijo mientras se marchaba.

Los tipos se acercaron lentamente a Kimberly quien intentó huir, pero fue inútil, eran demasiados y la detuvieron.

-Vamos preciosa porqué huyes, sólo queremos darte algo, vamos sabemos que te gustará.-Le dijo uno de ellos.

Todos se acercaron a ella y le pusieron las manos encima, todos hacían un esfuerzo por alcanzar a manosearla.

Kimberly al intentar defenderse, inesperadamente golpeó a uno de los tipos tan fuerte como pudo.

Éste se sofocó y vomitó un poco de sangre lo que provocó que los demás enfurecieran.

-¡Qué te pasa niña! ¡Cómo te atreves a lastimar a uno de nosotros!- dijo uno de ellos mientras la golpeaba fuertemente en el estómago.

-Sí, si te metes con uno, te metes con todos.- dijo otro mientras la pateaba en la espalda.

Y todos empezaron a golpearla fuertemente, Kimberly no podía hacer nada solamente hacerse bolita y recibir los golpes.

-¡Ya basta chicos!- se oyó a lo lejos la voz de Denisse.-No vale la pena que gasten fuerzas en golpearla, los emo no sienten dolor.-dijo mientras se acercaba lentamente.

-Lo sabemos Denisse, pero esa cosa se atrevió a lastimar a uno de nosotros y ya conoces las reglas.-

-¿Verdad que no lo volverás a hacer?- le dijo Denisse a Kimberly mientras la estiraba de los cabellos para decírselo al oído.

Kimberly no soltó una sola palabra, estaba completamente agotada, en ese momento solo quería desaparecer de este mundo.

Denisse sonrió y caminó al lado contrario para marcharse, a unos cuantos metros se detuvo y le dijo a los chicos.-Creo que esta vez no pondrá resistencia chicos, hagan lo que quieran.-después siguió caminando.

-¡Genial! ¡Yo le quitaré la falda!- dijo uno de ellos con cara pervertida.

Kimberly al escuchar esto se puso de pie milagrosamente y se marchó corriendo mientras lloraba.

Todos se sorprendieron al ver esta escena.

“Como pudo ponerse de pie, estaba tan mal herida, más bien de donde agarró fuerzas para correr”- pensó Denisse completamente confundida.


-Tome señorita Valiet, verá que Spany sigue siendo la misma de antes.- Le dijo Yami a Evangeline mientras le daba la guitarra con gran delicadeza.

-Está bien.- dijo la castaña fríamente mientras tomaba la guitarra y la acomodaba en sus piernas para tocarla, entonces comenzó acorde tras acorde formaba una bella melodía que mantenía asombrados a Yami y a dos lindos gatitos.

De pronto una de las cuerdas se reventó y provocó un azotante sonido que cortó la melodía dejando un incomparable silencio.

-Vamos Spany, sólo me haces quedar mal.- dijo Yami mientras se acercaba a la guitarra con cara de preocupación.

-Esto no fue culpa de Spany.-dijo Evangeline mientras colocaba la guitarra al lado suyo para ponerse de pie y se acercó a la ventana.- Estoy segura de que algo malo ocurrió.



Y este fue el episodio 13, disculpen por haber tardado tanto en escribirlo pero tenía muy poco tiempo y eso se llebó mi inspiración n.n pero todos ustedes me inspirarón a seguir con mi fic, aunque es un episodio un poco duro XP y hubiera preferido que no lo leyeran xD no quería escribir esta parte de la historia pero sería muy egoista no compartirla con ustedes. Se los agradesco en verdad n.n