Historia corta Soldado superior

Tema en 'Novelas Terminadas' iniciado por Agus estresado, 5 Enero 2018.

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    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

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    Llegó el momento de publicar la tercera y última historia relacionada al universo de El arma Boek. Originalmente iban a ser cuatro en total, pero una de las historias no me convencía, por lo que terminé por descartarla.

    Dado a que esta historia está relacionada al universo de El arma Boek, deberás leer esa historia (y las demás) para saber que es lo que ocurre, y para entender bien los hechos de esta historia.

    Dejaré el orden de lectura recomendado de mi blog, en el cual detallo qué capítulos deberías leer antes de leer este. Aunque no estás obligado a guiarte por el mismo.

    Sin más que decir, dejaré el capítulo. Espero que lo disfruten.


    Soldado superior

    Desaparición:

    Habían transcurrido varios años desde la primera invasión vofkridiana al planeta Tierra. Pero la FOT seguía trabajando desesperadamente para encontrar una manera de hacerle frente a la amenaza latente de Hkras. Desde que los vofkridianos atacaron y fracasaron, estos no habían vuelto a la Tierra, lo cual había sido un gran alivio para ellos. Esto quería decir que sus enemigos estaban ocupados conquistando otros planetas y no centrarían su atención sobre ellos, pero solo sería cuestión de tiempo para que fueran encontrados.

    A pesar de que todos los países del mundo contribuían a ayudar a la organización, a nadie se le ocurría una idea de enfrentarse a ellos sin ponerse en un gran peligro. Las armas nucleares no serían una buena opción, dado a que podrían llevar al planeta Tierra a la extinción, y era justo lo que se trataba de evitar.

    En la nave madre de la FOT, la gente iba y venía. Soldados y otros miembros importantes realizaban sus tareas con normalidad. Para poder garantizar la victoria, era absolutamente necesario que todos hicieran su parte lo mejor que pudieran. Y había un soldado en particular que entendía eso a la perfección.

    En la sala de entrenamiento de la nave madre, un soldado conocido como Tiberio se encontraba realizando ejercicios de levantamiento de pesas. Su cuerpo tenía más musculatura que el normal, y su fuerza también era mayor al promedio. Había estado entrenando desde que había despertado, y aunque habían pasado unas tres horas, no se había detenido. En su mente solo cruzaba un único pensamiento: eliminar a Hkras. No podía permitir que un ser tan despiadado lograra conquistar la Tierra, y para eso, consideraba que un entrenamiento intensivo era necesario.

    Hubo varios soldados que entraron a la sala a entrenar junto a él, pero ninguno se quedó más de una hora. El que más tiempo duró, estuvo en total durante una hora y media, pero su cuerpo se había cansado y ya no podía seguir a la par de su compañero. Varios soldados y trabajadores estaban reunidos fuera de la sala susurrando sobre la actividad del soldado, asegurándose de que este no pudiera escucharlos.

    — Es una bestia — dijo uno de ellos — Mira el tamaño de sus músculos. Podría partirme la espalda en dos partes en tan solo unos segundos.

    — ¿Por qué está tan obsesionado con el entrenamiento? — preguntaba una mujer — Va a causarse una lesión muscular. Si no me equivoco, está levantando 300 kilogramos con sus piernas.

    — ¿Acaso no viste el tamaño de sus piernas? — le preguntó retóricamente otro soldado — Seguro podría cargar unos cien kilos más.

    — Me gustaría saber por qué está tan obsesionado — otra mujer cuestionaba.

    — Yo oí rumores de que Hkras asesinó a sus padres cuando ellos estaban en un reconocimiento científico — respondió otro de los hombres fuera de la sala — Desde que era niño ha estado entrenando. Quiere tener a Hkras frente a frente y matarlo.

    — Si él no lo consigue, los demás estamos jodidos — decía el primer hombre que habló.

    — ¡Ya basta de hablar! — gritó una voz detrás de ellos — ¿No deberían estar trabajando, o en su defecto entrenando?

    Las personas que estaban allí reunidas se dieron vuelta y observaron a un hombre mayor de edad, pero que, a pesar de todo, mantenía un buen estado físico. Era Simón, el segundo al mando de la FOT y portador de la espada de plata. Todos se apenaron por no estar en sus puestos, por lo que se disculparon y se marcharon del lugar. Simón entró a la sala para hablar con Tiberio, quien no había dejado de entrenar solo porque alguien de rango superior había entrado ahí.

    — ¿Ha ocurrido algo, Simón? — preguntó el soldado bajando la intensidad, pero sin detenerse.

    — Llevas entrenando tres horas, Tiberio — le respondió la espada de plata — Te vas a lastimar si sigues así. Te ordeno que descanses mínimo unas cinco horas y que vayas a hidratarte. Lo que menos necesitamos es que uno de nuestros mejores soldados se lesione.

    — Estaré bien — a pesar de mostrarse algo en desacuerdo por la orden, Tiberio obedeció — Pero si tú mismo me lo dices, entonces tendré que obedecer.

    Tiberio cesó su entrenamiento, y luego se puso a acomodar todas las cosas que movió de lugar justo donde estaban antes de usarlas. Simón le dio una mano con eso. Una vez que habían terminado de acomodar todo, los dos hombres salieron de la sala de entrenamiento y se dirigieron al área de suministros, donde Tiberio tomó una botella de agua. Simón lo acompañó todo el camino. El soldado creyó que su superior querría hablar de algo importante, y que solamente quería que fuera él quien lo escuchara.

    — Dime que pasa — le decía Tiberio algo serio a su superior.

    — Quería felicitarte por tu cumpleaños — le respondió Simón dándole una palmada en el hombro — Mentiste. Dijiste que era la semana que viene, pero yo me puse a investigar, y efectivamente es hoy.

    — Sí, lo lamento, solamente no quería que nadie me interrumpiera mientras entrenaba — Tiberio se disculpaba.

    — Me sorprendes mucho — se asombraba Simón por las palabras de su soldado — Aunque sea tu cumpleaños, entrenas con todo lo que tienes.

    — Hkras no se va a tomar descansos solamente porque sea mi cumpleaños — le respondió Tiberio muy seriamente — Cada día no aprovechado, es un día perdido. Y sabes que yo lo quiero muerto.

    — Me agrada esa actitud de esfuerzo y superación — le decía Simón mostrando mucho orgullo por él — Definitivamente, cuando todos se preguntan por qué eres el mejor soldado de la FOT, la respuesta está justo en frente de ellos.

    Simón estuvo junto a Tiberio para asegurarse de que descansara como fuera debido y que no se fuera a entrenar, y de esa forma, no se pondría en riesgo de lesionarse. Los dos soldados de la FOT estuvieron hablando acerca del trabajo la mayor parte del tiempo. Debatían ideas de cómo podrían eliminar a Hkras. La ubicación de su planeta era desconocida, al igual que su ubicación actual. La única vez que supieron exactamente en donde estaba, el grupo de ataque que enviaron a matarlo terminó fracasando, perdiendo no solo a casi todos los soldados, sino también a la espada de bronce y al soldado que la portaba.

    — ¿Qué tan fuerte era Jerry? — Tiberio recordó la historia que le habían contado cuando era más pequeño.

    — Era de los mejores soldados que teníamos — le respondió Simón — La única razón por la que no se convirtió en la espada de oro fue porque él quería luchar contra Hkras. El ser la espada de oro le daría la responsabilidad de liderar a toda una organización, y él prefería mantenerse siempre al mando de un grupo pequeño. Fue por eso que le confiamos la espada de bronce. De todas formas, tú eres mucho más fuerte que él, Tiberio. Si hubieras nacido hace cincuenta años, habrías tenido la edad suficiente para ir a esa misión, y probablemente las cosas hubieran sido diferentes.

    — Dudo mucho que eso hubiera cambiado las cosas — le respondió Tiberio algo desanimado — Solamente soy un soldado. Tal vez sea el mejor, pero solo soy uno.

    — Ese es nuestro mayor problema — le respondió Simón — No todos los soldados son iguales que tú. En cambio, Kendrick me ha contado que Hkras iba acompañado de un tipo de su misma raza llamado Veygh. Me dijo que era casi tan fuerte como él. Y de seguro debe tener a varias personas detrás que sean igual que él.

    La charla entre ambos continuó durante un rato, hasta que uno de los hombres de la FOT llegó corriendo muy acelerado hasta donde se encontraban ambos. A Simón y a Tiberio les pareció muy raro que se apresure demasiado, pero luego vieron que se trataba de un mensajero.

    — ¡Simón, Kendrick lo requiere en la sala de mando! — le dijo el mensajero muy agitado.

    — ¿Por qué no hizo un anuncio en los altavoces? — Simón estaba muy confundido por eso.

    — Me pidió que no se lo diga a nadie más que a usted, pero creo que no habrá problema de que Tiberio se entere — el mensajero se calmó un poco — Será mejor que vaya en camino.

    Simón asintió, y junto a Tiberio fueron a la sala de mando de Kendrick, la espada de oro y la máxima autoridad de la FOT. Creyendo que se trataría de una situación crítica, los dos se apresuraron en llegar. Entraron sin siquiera tocar la puerta y luego se encontraron con Kendrick, quien estaba preparando unos papeles y unos bolígrafos para tomar anotaciones, actitud que le llamó la atención a ambos soldados.

    — Kendrick, ¿qué ocurre? — preguntó Simón creyendo que algo no andaba bien.

    — Acabo de recibir un comunicado de Fred — Kendrick se puso de pie y les pidió a ambos que lo acompañaran haciendo una seña con las manos — Me dijo que fueron atacados por una raza muy extraña mientras estaban explorando.

    — Maldición, ¿alguna señal de Hkras o el imperio vofkridiano? — preguntó Simón queriendo saber si se trataba de sus enemigos — Si no recuerdo mal, Fred fue enviado a un sistema que Hkras aún no había descubierto. Y por lo que nos dijeron los exploradores, las razas no parecían mostrar conductas hostiles.

    — Así es, pero Fred me ha dicho que fueron atacados — Kendrick se preocupaba por la situación — Nos dijo que fueron sorprendidos, y se vieron obligados a huir.

    — Pero Fred es de los mejores soldados que tenemos — respondió Tiberio muy seriamente — No puedo creer que hayan sido superados muy fácilmente. ¿Qué fue lo que ocurrió?

    — En unos diez minutos llegarán hasta la nave madre y Fred nos explicará todo — respondió Kendrick dirigiéndose hacia la plataforma de despegue de las naves.

    El primero al mando de la FOT, el segundo al mando, y el mejor soldado se dirigieron hacia la plataforma que la nave madre usaba para que las naves despegaran y regresaran a la misma. Allí se quedaron esperando durante diez minutos que para la espada de oro fueron casi eternos. Se suponía que el lugar al que había enviado a sus soldados era un lugar seguro, y el hecho de que una de las razas del lugar los hubiera atacado era una mala señal. Solamente les daba un motivo más para preocuparse, a parte de un posible ataque de Hkras y el imperio vofkridiano.

    Finalmente, los diez minutos habían pasado. Las compuertas de la nave madre se abrieron, y la nave dirigida por Fred aterrizó en el medio de la pista de aterrizaje. Una vez que ya estaban seguros, las compuertas de entrada y de salida se cerraron. La nave que había ingresado se detuvo, y un grupo de soldados bajó de la misma, con un soldado alto y rubio a la cabeza de todos.

    Al encontrarse con Kendrick y Simón, los soldados recién llegados saludaron con respeto a sus superiores. La espada de oro les hizo una seña para que se retiren todos exceptuando a Fred, quien era el líder de ese grupo de soldados, y así lo hicieron. Mientras se estaban retirando, Kendrick y Simón observaron atentamente al grupo, y notaron algo que llamó la atención.

    — Bienvenido de vuelta, Fred — le decía Kendrick a uno de sus mejores soldados — He observado a tu unidad, y veo que faltan cuatro soldados.

    — De eso mismo quería hablar — respondió Fred muy apenado, agachando la cabeza — Una raza extraña conocida como los Imerekes se aparecieron mientras estábamos separados en grupos. Nos atacaron con unas espadas infectadas con alguna clase de líquido rojo. Cuando atravesaban nuestros trajes, los soldados empezaban a sujetarse las heridas y a convulsionar en agonía hasta que eran asesinados. Pero era algo realmente extraño. Las espadas no estaban bañadas en ese líquido rojo, sino que parecía como si lo desprendieran de ellas automáticamente.

    — ¡Eso es una locura! — exclamó Simón sin poder creer lo que escuchaba — ¡No es posible que exista algún metal capaz de hacer algo así!

    — No sé mucho sobre ciencia, así que no sé si será un metal o alguna otra cosa — respondió Fred muy preocupado — Pero esas armas son muy peligrosas si nos toca enfrentarnos con ellos.

    — ¿Los cuatro guerreros que están ausentes fueron asesinados? — preguntaba Kendrick haciendo anotaciones de todo lo que Fred decía.

    — No, solamente tres de ellos fueron asesinados — respondió Fred muy seriamente — En el momento en que llegamos al planeta, dividí al grupo en dos. Yo comandaría un grupo, y Eliseo comandaría el otro. Los tres hombres que fueron asesinados estaban en mi grupo. El grupo de Eliseo regresó sin él, huyendo de los Imerekes, diciendo que no tenían ni idea de que era lo que había ocurrido con él. Se perdió todo contacto con Eliseo.

    — Probablemente lo hayan matado — Tiberio se mostraba muy pesimista a lo que escuchaba — Tal vez él se sacrificó para que el resto del grupo pudiera escapar a salvo.

    — Dudo mucho que eso haya ocurrido — Fred cuestionaba la teoría de Tiberio — Los hombres que estaban con él me dijeron que desapareció de un momento a otro. Tal vez cayó en alguna de sus trampas.

    — Sea como sea, ahora tenemos otra raza de la que preocuparnos — Simón estaba muy frustrado con lo que escuchaba — Como si Hkras y Cybershark no fueran suficiente como para no dejarnos dormir tranquilos.

    Kendrick le dijo a Fred que podría irse a descansar y a comer o beber algo. Supuso que después de haber sido atacados por una raza como esa, lo que mejor le vendría a su soldado y al resto de su unidad era un buen descanso. Antes de dejarlo ir, Fred le describió a Kendrick la apariencia física de los imerekes. Estos tenían la piel rojiza con manchones púrpura en las extremidades. El más alto que Fred observó durante su estancia en el planeta medía un metro con sesenta y cinco centímetros, y el más bajo de ellos un metro veinte centímetros, cosa que le dio la idea a Simón y a Kendrick que no se trataba de una raza muy grande. Según Fred, la musculatura que tenían era parecida a la de los seres humanos. Y un detalle importante es que tenían un cuerno pequeño en la frente.

    Tiberio creyó que los Imerekes no debían ser guerreros muy fuertes, y que solamente serían un peligro por las armas tan peculiares que portaban. El soldado acompañó a Fred y a todos los suyos a comer algo, dado a que él no había comido nada en toda la mañana desde que había entrenado.

    Los soldados comieron apresurados y luego se fueron a descansar a las habitaciones que había en la nave madre. A Fred no le gustó mucho eso, pero no podía culparlos. Fueron atacados por una raza que creyeron sería pacífica, y se vieron obligados a escapar, no sin antes observar como algunos de sus compañeros eran atravesados con armas extrañas y convulsionaban hasta la muerte. Era una imagen mental que podría superar a cualquiera.

    Fred, por su parte, se quedó hablando con Tiberio acerca de esta raza hostil que los había atacado. Fred quería saber la opinión de su compañero respecto de los nuevos seres que habían encontrado. Tiberio, por su parte, también quería averiguar lo más que podía sobre quienes serían unos potenciales nuevos enemigos.

    — Dime, ¿qué tan grande es el planeta donde habitan ellos? — le preguntó Tiberio queriendo aprender sobre los imerekes.

    — Es muy pequeño, por lo que la población de imerekes no debe ser muy numerosa — respondió Fred a la pregunta de Tiberio — Por lo que yo vi, apenas es un cincuenta por ciento más grande que la luna.

    — ¿Sabes cuál es el nombre que ellos le pusieron? — Tiberio estaba interesado por el nombre del planeta.

    — Escuché que uno de ellos gritó “¡saquen a los invasores de I!” — le respondió Fred — No sé si su planeta se llama I, o si era un país, o un territorio; pero sea como sea, es un nombre muy poco original.

    Tiberio no pudo evitar soltar una pequeña risa con ese comentario, aunque era una risa nerviosa más que nada. Fred notó que Tiberio estaba algo despreocupado luego de descubrir que el planeta de los imerekes no era muy extenso, y que su población no era demasiado grande. Seguramente su compañero creía que serían fáciles de derrotar si enviaban un ejército numeroso al planeta, pero para Fred no era un asunto que tomar a la ligera. Las espadas que ellos tenían eran letales, ni siquiera el traje de protección que utilizaban los soldados de la FOT podía mantenerlos a salvo. Estaba claro que Tiberio no sentía a los Imerekes como una amenaza tan grande, dado a que no los había visto en primera persona.

    Fred entonces decidió preguntarle a Tiberio algo relacionado con ellos, y con los dos enemigos que tenía la FOT.

    — Dime, Tiberio, ¿crees que los Imerekes tengan oportunidad de derrotar a Hkras o a Cybershark? — le preguntó Fred queriendo conocer su punto de vista.

    — Lo dudo mucho — le respondió el soldado — Las máquinas de ejecución no pueden tener convulsiones, y salvo que ese líquido afecte sus circuitos, no deberían tener ningún problema en eliminarlos con facilidad. Sé que los imerekes podrían matar a algunos vofkridianos, pero dudo que sean capaces de tocar a Hkras. Además, cuando vean lo que hacen sus armas, Hkras se mantendrá lejos de la pelea, dejando que el resto de sus soldados los exterminen. En mi opinión, los imerekes no podrán ganarle a ninguno de los dos.

    — ¿Y qué hay de nosotros? — le preguntó Fred — Una vez que la humanidad se entere de ellos, ¿crees que tengan el valor suficiente para enfrentarlos y ganarles?

    — Estoy seguro que sí, Fred — le respondió Tiberio tranquilizando a su compañero — Solo hay que buscar una forma de contrarrestar sus espadas, y una vez que lo hagamos, podremos ir a explorar el planeta y exterminarlos. Deberíamos encargarnos de ellos antes de que Hkras o Cybershark lo hagan. Si uno de ellos dos logra exterminarlos apoderarse de esas armas, eso sí sería un motivo de verdad para preocuparse.

    — Tienes razón, tenemos que eliminarlos y usar sus armas en nuestro beneficio — contestaba Fred estando de acuerdo con la idea de Tiberio.

    La charla entre los soldados duró un poco más de tiempo. Dado a que Fred ya no tenía más preguntas, Tiberio le preguntaba sobre el estilo de pelea que ellos habían mostrado, y como era su estrategia de combate. Estaba claro que el soldado de la FOT quería prepararse para enfrentarse a esa raza en caso de que fuera a ser necesario.

    Cuando ya no tenían nada más de que hablar, los dos soldados decidieron que se irían a relajar a sus habitaciones, pero entonces fueron interrumpidos cuando una de las alarmas de la nave madre sonó, poniéndolos en alerta a ellos dos y también al resto de soldados. La alarma fue activada en la Tierra, y solamente ocurría cuando se avistaba alguna nave desconocida cerca de la órbita. Kendrick activó los altavoces para que toda la nave madre pudiera escuchar sus palabras.

    — ¡Habla la espada de oro! — Kendrick respondió al llamado de ayuda de la Tierra — ¡Describan la situación!

    — ¡Este es el presidente de Nigeria! — respondió el hombre que dio la alarma — ¡Tres naves están acercándose hacia nuestro país, y creemos que vienen a atacarnos!

    — ¡Vamos para allá! — exclamó Kendrick para dar aviso a sus soldados al mismo tiempo que tranquilizaba al presidente nigeriano — ¡Todo el mundo prepárese!

    Al escuchar esas palabras, Tiberio y Fred supieron que su momento de relajación había terminado antes de que pudiera empezar. Los dos soldados fueron corriendo hacia la armería para tomar una espada, además de que Tiberio debería ponerse un traje de protección para la batalla. Justo como ellos, el resto de soldados de la FOT se preparaban para un enfrentamiento junto al ejército de defensa de Nigeria.

    Fred tuvo el presentimiento de que los atacantes eran nada más y nada menos que los mismos Imerekes, por lo que empezó a ponerse un poco nervioso. Tiberio tenía el mismo presentimiento que él, y creyó que, en caso de que fueran ellos, sería la oportunidad perfecta para evaluar sus habilidades en batalla. Aunque estaba claro que debería tener muchísimo cuidado con sus armas. Mientras los soldados se preparaban para la lucha, la nave madre de la FOT ya tomó rumbo hacia Nigeria, listos para defender al país de lo que claramente sería un ataque hostil.
     
    Última edición: 8 Enero 2018
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    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Tiberio era uno de mis personajes favoritos de El Arma Boek, así que me alegra poder saber un poco más de él.

    Esos Imerekes parecen una raza complicada de batir, no obstante, lo digo por sus armas. Aunque bueno, cuando los veamos en combate ya se dirá.
    Me hizo algo de gracia ver a soldados de la FOT alucinando con la musculatura de Tiberio XD parece que no vieron a The Rock :v
    Me sorprende mucho que los Imerekes decidan ir a la Tierra a atacar a los humanos, no parecen la típica raza hostil que vaya a aniquilarte,
    aunque bueno, eso ya lo juzgaré conforme avance esta mini historia.

    No veo mucho más que decir, el capítulo me gustó, es el de introducción, estoy seguro de que el próximo será más emocionante.
    Un saludo y hasta el próximo.
     
    Última edición: 6 Enero 2018
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    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

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    Hola. Ya está listo para publicar el segundo capítulo de esta mini historia, y la continuación directa del capítulo anterior. Solamente queda un capítulo, el cual tendrá lugar un tiempo después de los hechos que se narran en este. Una vez que esta mini historia esté acabada, el universo de El arma Boek quedará cerrado definitivamente. Quedarán únicamente la historia principal y las tres mini historias.

    No tengo nada más que decir respecto a este capítulo. Espero que lo disfruten.


    Reputación:


    Mientras la nave madre de la FOT continuaba su camino hacia Nigeria, todos los soldados en el interior de la misma corrían de un lado a otro. Algunos iban hacia la zona de descenso, a esperar a que las puertas se abrieran para iniciar el ataque, mientras que otros iban en busca de las armas. Los médicos preparaban salas médicas en caso de que hubiera heridos en batalla, mientras que otros trabajadores como técnicos o ingenieros se preparaban para hacer reparaciones si fueran a ser necesarias.

    Los soldados que estaban al mando de Fred fueron a buscarlo luego de tomar las armas. Todos se sentían más seguros ahora que contarían con Tiberio para que les ayudara. Su grupo sería el segundo en bajar de la nave, dado a que el primero iría para observar el comportamiento de los enemigos e informar al respecto.

    Ya estaban a punto de llegar, faltando solamente unos siete minutos. Kendrick y Simón tomaron sus espadas de oro y de plata respectivamente y se acercaron a Fred para hacerle algunas preguntas. Al igual que él, los dos hombres al mando de la FOT creyeron que se trataría de los imerekes.

    — Dime Fred, ¿notaron si había una nave desconocida siguiéndolos? — preguntaba Kendrick queriendo saber si fue una imprudencia de su soldado el que estuvieran por ser atacados.

    — Había una nave siguiéndonos, pero era solamente una — le respondió Fred algo nervioso — Además, hicimos un desvío cuando pasamos cerca de Neptuno. Allí fue que los perdimos.

    — Entonces, ¿cómo nos encontraron? — Simón no entendía lo que ocurría — No tiene ningún sentido.

    — Eso no lo sé — respondió Fred preocupándose por el ataque inminente — Además solamente había una nave siguiéndonos. Según el presidente de Nigeria, se aproximan tres. Algo muy raro está pasando.

    El nerviosismo de Fred preocupó un poco a Kendrick y a Simón. Creyeron que eso podría llegar a afectar su rendimiento en la batalla, por lo que decidieron que se quedarían cerca de él y de sus soldados para asegurarse de que no se metiera en problemas. Haciéndole una seña con la mirada, Kendrick le pidió a Tiberio que permaneciera cerca de Fred para brindarle apoyo, cosa que el soldado de la FOT aceptó.

    Los siete minutos pasaron muy rápido para algunos, y la nave madre aterrizó en Nigeria. Las puertas se abrieron, y el primer grupo salió a comprobar cómo se encontraba el campo de batalla. Antes de que el resto saliera, deberían esperar a tener una confirmación sobre quiénes eran los atacantes.

    Luego de unos minutos, uno de los soldados reportó a la FOT.

    — ¡Kendrick, habla el líder del primer grupo! — gritaba el soldado — ¡Los invasores tienen la piel rojiza, algunos con manchones púrpura! ¡Portan unas espadas que liberan un líquido rojo extraño!

    — ¡Mierda, son ellos! — Fred se asustó al recordar a la raza que los había atacado — ¡Tenemos que advertir a los demás sobre sus armas!

    — ¡Escuchen, Fred me dijo que ese líquido rojo es muy peligroso! — respondió Kendrick a su soldado — ¡Eviten que ese líquido los toque, o estarán en peligro! ¡Díganles lo mismo al ejército de Nigeria!

    — ¡Entendido! — el otro soldado cortó la comunicación para informar al resto de los soldados.

    — Parece que los imerekes han encontrado la Tierra y vinieron a atacarla — Kendrick miraba a Simón y a Tiberio — Saldremos ahora mismo y los exterminaremos. ¡Prepárense para defender nuestro planeta!

    El grito de la espada de oro logró poner eufóricos a la mayoría de los soldados, quienes levantaron sus espadas al mismo tiempo que gritaban. Kendrick y Simón salieron a la cabeza de su grupo, seguidos por Tiberio, Fred, la unidad de Fred, y luego todos los demás. Sin perder el tiempo, corrieron en la misma dirección en la que se había ido la primera unidad. Tras un rato breve corriendo, se encontraron con el campo de batalla. Los imerekes estaban en las puertas de una de las ciudades de Nigeria, enfrentándose ferozmente al ejército del país y a la primera unidad que había acudido al enfrentamiento.

    Las tres naves que llegaron desde el espacio eran de un tamaño muy grande, y era un grupo muy numeroso el que los estaba atacando. El ejército de Nigeria y la unidad de la FOT estaban siendo superados en número. Kendrick y el resto de sus soldados llegaron corriendo desde detrás para ayudar a sus compañeros en la pelea.

    Fue así como las espadas comenzaron a chocar. Tal y como Fred había descrito antes, los imerekes no eran demasiado grandes de tamaño. El mayor de ellos apenas medía un metro setenta y dos, siendo superado por casi todos los soldados que estaban allí. El conocer cómo funcionaban sus espadas, y el ver la diferencia de tamaño que había entre ellos y los humanos, les dio a estos últimos la confianza necesaria para enfrentarse a ellos.

    Kendrick se acercó a uno de ellos. El imereke intentó atravesarle el estómago con su espada, pero el líder de la FOT fue capaz de bloquear su ataque anteponiendo su espada en su cuerpo. Posteriormente, blandió su arma en vertical y logró partirle el cráneo en dos, matando a su enemigo de un potente golpe. Con uno de ellos muerto, Kendrick fue a buscar a otro rival.

    Simón se enfrentaba a uno que atacaba con buena velocidad, pero de manera muy imprecisa. El atacante movía su espada de un lugar a otro, con la intención de atravesar el cuerpo del enemigo y hacerlo convulsionar con su arma. Simón lo esquivaba fácilmente dado a la falta de precisión de su adversario, pero la velocidad de este le impedía atacar. Sabiendo que así no llegaría a ningún lado, decidió cambiar de estrategia. La espada de plata se acercó corriendo al enemigo, y cuando este lo atacó con su arma, se inclinó sin dejar de correr, para posicionarse en la espalda del mismo. Antes de que pudiera darse la vuelta, Simón le atravesó el pecho desde atrás, matándolo al atravesarle el corazón.

    Tiberio no tenía casi ningún problema en la pelea. Con la información que recibió de Fred, la lucha se le estaba haciendo fácil. Los imerekes que tenía cerca no eran de un gran tamaño, y tampoco eran demasiado fuertes o ágiles. Uno de ellos le lanzó un ataque, el cual se le hizo muy fácil de esquivar. Tiberio le dio un golpe en la cabeza con el mango de su espada, y luego, con un movimiento horizontal, decapitó a su enemigo cortándole el cuello. Otro de ellos se le acercó desde atrás, y le lanzó un ataque con la intención de infectarlo con el líquido que desprendía su espada. Tiberio se defendió poniendo su espada en frente, y moviéndola en dirección hacia donde estaba su enemigo, y así lograr evitar el ataque. Ahora era su turno de luchar, por lo que atacó con su espada al imereke que se le acercó, el cual estaba bloqueando sus ataques de manera efectiva, pero con dificultad. Las espadas de ambos chocaron unas tres veces, hasta que Tiberio fue capaz de atravesarle el cráneo con un fuerte golpe frontal.

    Fred se mantenía junto a su unidad para la batalla. Tanto él como los soldados que lo acompañaron al planeta sabían de lo que ellos eran capaces, y aun sentían algo de miedo de sus enemigos. Sin embargo, conforme avanzaba la pelea, se dieron cuenta de que estos no eran demasiado ágiles y fuertes como los que los atacaron cuando estaban en el planeta. Probablemente se trataría de un grupo con menos experiencia en combate, o tal vez los imerekes dejaron a sus mejores soldados para defender su planeta, o simplemente el estar en la Tierra les estaba afectando. Sea como sea, la batalla era muy fácil para los humanos.

    A medida que pasaba el tiempo, la FOT lograba matar cada vez a más y a más de estos invasores, mientras que solo los más fuertes de ellos quedaban vivos. Cuando un soldado humano era atravesado por una de las espadas de los imerekes, estos empezaban a convulsionar sin parar hasta que morían, demostrando que lo que había dicho Fred no era una exageración. El ver morir a sus compañeros de una forma tan horrenda empezó a afectar a los soldados.

    La moral de los humanos bajó un poco cuando se encontraron ante una situación muy peligrosa, momento que los imerekes aprovecharon para contraatacar. Dado a que solo se necesitaba una herida para provocarles la muerte, estos ni siquiera se esforzaban en dar golpes mortales. Simplemente atravesar a sus enemigos era más que suficiente.

    En el lugar donde estaban luchando Kendrick, Simón, Tiberio y Fred, empezaron a reunirse un grupo de varios imerekes de tamaño mayor a los demás. Estos querían alcanzar sus naves y salir del planeta, dado a que vieron que, a pesar de todo, esa batalla estaba perdida.

    — ¡Ese humano nos engañó! — los soldados humanos escucharon a uno gritar por medio del traductor de sus trajes — ¡Nos dijo que este país era el más vulnerable, y aun así nos están aplastando! ¡Será mejor que regresemos de inmediato y advirtamos a los demás!

    Estas palabras llamaron mucho la atención de Kendrick, quien les indicó a sus soldados que capturaran al que acababa de hablar con vida. Tiberio y Fred se acercaron a ellos para enfrentarlos. Los hombres que acompañaron a Fred al planeta decidieron ir también con ellos. Tiberio fue a enfrentarse al guerrero enemigo que habló a los demás. Este lo vio y lo atacó con su espada, en un intento de matarlo, a pesar de que un golpe era más que suficiente para ello. Su espada chocó con la de Tiberio, y fue así que ambos empezaron a forcejear para hacer retroceder al otro.

    Aunque el imereke hacía toda la fuerza que podía, no tenía nada que hacer en contra de Tiberio. El mejor soldado de la FOT hizo presión suficiente y provocó que el imereke soltara su espada. Tras desarmarlo, Tiberio le dio un fuerte rodillazo en el estómago, seguido de un codazo con el brazo izquierdo en la cabeza. El extraterrestre terminó cayendo al piso muy aturdido, cosa que permitió que dos soldados que estaban en el lugar lo capturaran con vida.

    Tres de los otros imerekes lograron atravesarle el pecho y el estómago a tres soldados de la FOT, los que terminaron cayendo al suelo y empezaron a convulsionar. Fred vio como sus compañeros se encontraban heridos, y supo que no se podía hacer nada para salvarlos. En unos minutos ellos terminarían de convulsionar para luego morir. El ver esa escena y recordar que había pasado exactamente lo mismo en el planeta de ellos lo hizo arder en rabia. Estaba harto de ver morir a sus soldados.

    — ¡Malditos! — gritó Fred muy furioso con los atacantes — ¡Me las van a pagar!

    De esa manera, Fred se lanzó por su propia cuenta en contra de tres enemigos, dispuesto a matarlos a todos. Atacó al que tenía en frente con su espada, el cual logró utilizar su propia arma para bloquear el ataque del soldado humano. Fred soltó su espada con la mano derecha para sostenerla solo con su mano izquierda. Una vez que tuvo su mano derecha libre, le dio un puñetazo fuerte en el rostro al enemigo, haciéndolo retroceder unos pasos mientras se le caía su espada. Otro se le acercaba por la derecha, por lo que decidió atacarlo rápido con un codazo en la cabeza. El enemigo no esperaba un ataque como ese, por lo que recibió el golpe de lleno.

    Fred tomó su espada y se acercó al imereke que había ataco primero, y con un fuerte golpe, le atravesó el pecho, asesinando brutalmente a su enemigo. Sin embargo, uno que se encontraba a la izquierda se aprovechó de su distracción, acercándose rápidamente y dirigiéndole un ataque a la pierna. Dado a que Fred fue a luchar él solo en contra de los tres, no tenía a nadie que lo cubriera o le advirtiera sobre eso. De esa manera, el golpe del imereke le atravesó la rodilla, lo que provocó que la sangre de Fred entrara en contacto con aquel líquido extraño, al mismo tiempo que lanzó un grito de dolor.

    Cuando el extraterrestre le retiró el arma del cuerpo, Fred se sostuvo la herida para luego caer al suelo y empezar a convulsionar al igual que los soldados que habían sido alcanzados por esas espadas tan extrañas. Tiberio vio eso y se acercó rápidamente para ayudarlo, pero cuando vio a Fred en el suelo, se dio cuenta de que era muy tarde para hacer algo por él.

    El soldado entonces decidió terminar el trabajo por él. El imereke que atravesó a Fred estaba distraído viéndolo sangrar, por lo que no se dio cuenta de que Tiberio se le acercó desde atrás. Con un golpe potente, Tiberio le perforó el pecho, provocando que este cayera muerto. Solamente quedaba uno con vida, el cual se acercó a Tiberio para matarlo. Ambos comenzaron a luchar, intercambiando ataques con sus espadas, los cuales terminaban siempre bloqueados por el enemigo. Las espadas no dejaban de chocar, por lo que Tiberio decidió utilizar sus piernas para darse ventaja. Cuando los ataques de ambos se interceptaron, el soldado giró su cuerpo rápidamente para darle una patada en el estómago al enemigo. El golpe fue tan fuerte que este terminó cayendo al suelo perdiendo su arma.

    Tiberio aprovechó su ventaja para terminar la pelea. Se acercó a su oponente y le dio una fuerte patada en la cabeza, para asegurarse de que no pudiera levantarse, y luego le atravesó el cuello con su espada. El imereke terminó muerto tras un ataque como ese.

    Viendo que la batalla duraba demasiado, el presidente de Nigeria envió a los soldados del ejército que designó para defender la ciudad al campo de batalla. Cuando estos llegaron, la lucha solamente se prolongó durante unos cinco minutos más. En poco tiempo, todos los imerekes terminaron muertos, exceptuando al que Kendrick ordenó capturar con vida.

    Cuando llegó el momento de retirar los cadáveres, Tiberio fue a buscar a Fred. Sentía lástima por haber perdido a un compañero como él, sobretodo porque Fred era de los mejores soldados que tenía la FOT. Su perdida significaría un soldado menos para enfrentarse a Hkras. Kendrick y Simón también se sintieron mal por la muerte de su soldado, junto con las del resto de hombres de la FOT.

    […]

    — ¡Habla! — le ordenó Kendrick al imereke que tenían atado en una habitación oscura — ¡Te escuché decir algo sobre un humano antes! ¡¿De qué mierda estabas hablando?!

    Simón, Tiberio, y unos cinco soldados más de la FOT se encontraban en la misma habitación que la espada de oro. Estos estaban interrogando al soldado extraterrestre que habían capturado, el cual era el único que quedó con vida tras el ataque.

    — Creo que no tengo más opción que hablar — respondió el extraterrestre muy asustado por el trato que estaba recibiendo — Le pido por favor que me crea, porque lo que voy a decirle es toda la verdad. Uno de los de su raza se acercó a nosotros, si no me equivoco dijo que su nombre era Eliseo. Nos dijo que un tipo muy peligroso conocido como Hkras estaba conquistando planetas en el universo, y que el nuestro iba a ser uno de sus próximos objetivos.

    — ¿Por qué mierda Eliseo haría algo así? — se cuestionaba Simón sin poder creer lo que escuchaba.

    — ¿Qué más te dijo Eliseo? — le preguntó Tiberio en un tono amenazante.

    — Nos dijo que quería que le diéramos armas y tecnología y que a cambio él nos diría sobre un planeta donde habitaba una raza que era físicamente igual a la suya — respondió el extraterrestre — Nos dijo que esa raza les estaba dando problemas, y de que, si nos encargábamos de ellos, se nos permitiría quedarnos en este planeta. Pero terminó siendo una mentira, y nos terminó enviando aquí. Luego de que vimos que los guerreros de este planeta nos estaban superando, le avisamos a los demás para contactar con él. Pero nos dijeron que ya había escapado con las armas hacia otro planeta. Para cuando nos dimos cuenta, terminamos atrapados en una batalla contra ustedes. Les pido que por favor perdonen a mi raza por esto. Hemos sido engañados por Eliseo. De verdad creímos que estaríamos en peligro si Hkras encontraba nuestro planeta, y fue por eso que decidimos venir aquí. No tenemos nada en contra de ustedes.

    — Si eso es verdad, ¿por qué atacaron a los que iban junto con Eliseo? — preguntó Tiberio que no creía esa versión de la historia — ¿Él no les dijo que no los atacaran?

    — Solamente estábamos defendiendo nuestro territorio — le respondió el imereke — Eliseo nos dio la ubicación de este planeta, y como una de nuestras naves vio que la nave que perseguían tomó un rumbo distinto, creímos que sus palabras eran ciertas. Nosotros no queríamos hacerles daño, solo hicimos un intercambio con Eliseo.

    — Ese maldito traicionó a la FOT — Kendrick presionaba los puños con fuerza al enterarse de la traición de su soldado — Tomó su tecnología y luego los envió a enfrentarse a nosotros. ¿Qué mierda estará intentando hacer?

    — Sea como sea, hay que detenerlo — le respondió Simón muy seriamente — Si va a ir por ahí dándole nuestra ubicación a otras razas, solo será cuestión de tiempo para que llegue a oídos de Hkras en donde estamos.

    — Dime, ¿tienes idea de a donde se fue Eliseo? — le preguntó Kendrick al prisionero.

    — No, pero de seguro alguno de los demás lo sabe — le respondió el imereke viendo una oportunidad para sobrevivir — Llévenme a mi planeta, y ellos les dirán la ubicación de Eliseo. Puedes estar seguro de que cuando se enteren de que todo eso era una trampa, ellos querrán que él muera también.

    — Tiberio, prepárate — le indicó Kendrick a su soldado — Te enviaré a ti y a un equipo a buscar a ese traidor. Es de vital importancia que sea capturado con vida. La FOT ejecuta a los traidores, pero antes, tenemos que saber que pretende hacer Eliseo. Además de que tenemos que confirmar cuantas razas conocen nuestra ubicación.

    — Entendido — le respondió Tiberio aceptando la orden de su superior — Solo necesito que el equipo esté preparado y partiremos de inmediato.

    […]

    Una de las naves de la FOT se dirigía hacia un planeta cuya superficie era rocosa. Los imerekes colaboraron abiertamente con la FOT, y les dieron información que le podría servir a los humanos para encontrarlo. Según ellos, Eliseo les pidió información sobre el resto de los planetas del sistema, y cuando ellos les dieron una descripción de cada uno de ellos, Tiberio asumió que Eliseo se escondería en el planeta rocoso, dado a que sería muy difícil de recorrer con vehículos, obligando a la FOT o a cualquiera que lo persiguiera a acercarse por el aire, y de esa manera, él podría verlos venir.

    La nave aterrizó en un pequeño campo abierto que estaba cerca de una zona montañosa, donde se podían ver varias cuevas desde las alturas. Supusieron que Eliseo se escondería en una de ellas, por lo que todos se bajaron de la nave y cada soldado eligió una cueva para explorar en busca de su compañero. Tiberio eligió una de las cuevas que se encontraba a mayor altura. Una vez que cada uno sabía a donde dirigirse, todos fueron a explorar en busca del traidor.

    Cada soldado se comunicaría utilizando los comunicadores de los trajes, y ninguno de ellos debía gritar o alzar la voz, dado a que eso podría poner en alerta a Eliseo en caso de que se encontrara en ese planeta.

    Tiberio escaló y logró llegar hasta la cueva que había elegido. Mientras escalaba, algunos compañeros avisaron que las cuevas que exploraron eran muy pequeñas, por lo que decidieron que ayudarían a los demás una vez terminaran. El soldado de la FOT entró en la cueva. La entrada era de gran tamaño, mucho mayor que las demás, cosa que le llamó la atención.

    A pocos metros de la entrada, pudo ver que había una nave individual, y que dicha nave estaba cargada con algunas provisiones. Tiberio supo que había encontrado el escondite de Eliseo, pero eso no quería decir que él se encontrara allí en ese preciso momento, por lo que esperaría hasta encontrarlo antes de llamar a sus compañeros. Independientemente de lo que ocurriera, Eliseo no podría ir a ningún lado sin su nave, por lo que estaría atrapado y sin poder salir.

    A medida que se adentraba en lo profundo del lugar, Tiberio iba viendo un resplandor haciéndose cada vez más brilloso a medida que avanzaba. No tardó mucho en llegar hasta el final, y allí estaba Eliseo. El soldado de la FOT portaba una espada cubierta con un líquido rojo, exactamente igual al que tenían las espadas de los imerekes. Además, tenía otras dos espadas cerca, y un pequeño tanque de líquido rojo.

    — ¡Eliseo, por fin te encontré! — le gritó Tiberio muy enojado con él por haber traicionado a la FOT — ¡¿Qué es lo que estás haciendo?!

    — ¡Llevar a cabo experimentos! — le respondió Eliseo en el mismo tono que él — ¡¿Crees que podremos derrotar a Hkras así nada más?! ¡Abre los ojos, Tiberio, ese malnacido es demasiado fuerte para que cualquiera de nosotros pueda derrotarlo así nada más! ¡Por eso estoy experimentando! ¡Encontraré una forma de matarlo y salvaré a la Tierra!

    — ¡¿Y por qué enviaste a los imerekes tras nosotros?! — le preguntó Tiberio sin entender sus motivos — ¡Pusiste en peligro a la FOT!

    — ¡Quería debilitar a la FOT! — le respondió Eliseo dejando confundido a su compañero — ¡Mataré a Hkras, pero, ¿y luego qué?! ¡Nadie me dará ninguna recompensa por eso! ¡No pienso permitir que otros tomen el crédito por lo que yo voy a hacer! ¡Mi idea era debilitar a la FOT, para que luego los demás gobiernos del mundo me dieran el control una vez que les dijera que Hkras estaba muerto!

    — Tu idea fue muy estúpida, Eliseo — Tiberio sacó su espada listo para pelear contra él — ¿Por qué creíste que perjudicando a la FOT te podrías beneficiar? Solamente nos pusiste en peligro.

    — ¡¿Acaso no me escuchaste?! ¡Esa era mi idea en primer lugar!

    Eliseo tomó su espada y se dirigió a luchar contra Tiberio. El soldado avisó por el comunicador al resto de sus compañeros, y luego se dispuso a pelear contra él. Debían asegurarse de capturarlo con vida, para que Eliseo pudiera explicarle todo a Kendrick, además de que debían asegurarse de saber a quién más podría haberle dado la ubicación de la Tierra.

    Eliseo atacó a Tiberio intentando atravesarle el estómago. El soldado realizó un movimiento ágil con su espada para evitar el contacto y así salvar su vida. Luego realizó un ataque parecido, el cual fue esquivado muy fácilmente por Eliseo, que solo tuvo que agacharse para evitar recibir el filo de su espada. El traidor retrocedió, para ponerse a unos pasos de distancia de su enemigo.

    Eliseo levantó su brazo derecho, y con su puño apuntó hacia Tiberio, dejando a este muy confundido por lo que estaba haciendo su enemigo. Eliseo movió el puño rápidamente hacia adelante y luego hacia atrás, y una descarga eléctrica pequeña salió desde un dispositivo que estaba oculto en su traje hacia Tiberio. El soldado recibió el impacto en el pecho, y con él, un ligero golpe de electricidad en la zona del impacto. Sin embargo, el ataque no fue muy dañino.

    — ¡Maldita sea! — exclamaba Eliseo viendo que su arma no había funcionado — ¡El traje aisló la mayor parte de la electricidad!

    El haber visto eso le confirmó a Tiberio que Eliseo ya había estado en al menos un planeta del cual había obtenido tecnología. Estaba claro que él iba en serio, y que debería tener mucho cuidado al enfrentarse a él. Tiberio avanzó hacia Eliseo y blandió su espada apuntándole a la muñeca, en un intento de que Eliseo tirara el dispositivo antes de que pudiera usarlo para aventajarse. Eliseo esquivó el golpe y luego levantó el brazo apuntándole a la cabeza a Tiberio, sabiendo que el traje no lo cubriría en esa zona.

    Tiberio lo vio y reaccionó rápido dándole una patada en el estómago a Eliseo, patada que lo terminó tirando al suelo. Tiberio tenía que terminar rápido la batalla contra él antes de que terminara recibiendo una descarga en la cabeza, o antes de que Eliseo sacara alguna otra arma.

    Tiberio fue corriendo hacia él, levantó su espada y dirigió un ataque hacia la cabeza del enemigo. Por reflejo, Eliseo colocó sus brazos en frente suyo para evitar recibir el ataque en la cabeza. El golpe de la espada de Tiberio dio justo en las muñecas en donde Eliseo tenía el dispositivo que disparaba descargas eléctricas. Gracias a eso, las muñecas de Eliseo no recibieron ningún corte por parte de Tiberio, pero el dispositivo se terminó rompiendo.

    — ¡Mierda! — exclamó Eliseo viendo cómo se quedaba sin opciones — ¡Tendré que usar esto!

    Aun estando en el suelo, Eliseo colocó su mano izquierda en uno de los bolsillos de su traje, como si tuviera la intención de sacar alguna clase de arma. Tiberio lo vio, y le pisó el brazo rápidamente para evitar que su enemigo pudiera atacarlo de cualquier manera. La pisada fue muy fuerte, tanto que Eliseo sufrió un poco de daño al recibir el golpe. Eso le dio una idea a Tiberio. Supo que no podía matar a Eliseo porque Kendrick lo necesitaba vivo, pero ahora sabía que era lo que debía hacer para detenerlo.

    Tiberio se agachó rápidamente y le dio un fuerte puñetazo en la cabeza a Eliseo para aturdirlo un poco. Para asegurarse de que se quedara en el suelo, le dio dos puñetazos más en la cabeza, los cuales le causaron un gran dolor al enemigo, provocando unos gritos por el daño recibido. Una vez que ya había logrado su objetivo, Tiberio se levantó y empezó a pisarle con fuerza los brazos a Eliseo. Cada pisada era más fuerte que la anterior, y el daño se iba acumulando, a pesar de que Eliseo llevaba un traje de protección puesto.

    Tiberio repitió sus ataques pisando los brazos y las piernas de Eliseo, cada vez más y más fuerte, hasta que terminó quebrándole los huesos. Eliseo gritaba de dolor con cada golpe que recibía, y cuando escuchó como los huesos se le rompían, sus gritos fueron mucho más intensos. Al cabo de varios minutos, Tiberio había logrado detenerlo por completo. Eliseo tenía rotos todos los huesos de cada brazo y cada pierna. El dolor que estaba sintiendo era inimaginable. Ya no sería capaz de ponerse de pie, ni tampoco de mover los brazos. Había perdido la pelea, y supo que sería capturado y posteriormente ejecutado por su traición.

    Finalmente, los otros soldados que fueron a la misión lograron llegar al lugar donde se dio la batalla. Todos y cada uno de ellos quedaron muy impactados cuando vieron a Eliseo tirado en el suelo con los huesos rotos. Algunos hasta llegaron a sentir lástima por él, pero luego de que descubrieron lo que él había hecho, y toda la tecnología que había obtenido por haber traicionado a la FOT, esa sensación se desvaneció.

    Cargaron a Eliseo, y a toda la tecnología que habían robado y la subieron a la nave en la que habían venido al planeta. A pesar de que estaban felices de que Tiberio hubiera detenido al traidor, todos ellos tenían miedo de dirigirle la palabra luego de que este le rompiera los huesos a Eliseo.
     
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    Manuvalk

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    Muy buen capítulo, mejoró el de la introducción. Pasaré a comentar lo más destacado para mí.

    No me esperaba para nada una traición por parte de Eliseo, y sus deseos de matar a Hrkas y terminar con la FOT parecen estúpidos, considerando que si quiere matar a Hrkas necesita un ejército como la FOT. Tal y como imaginaba, los imerekes no parecen agresivos y cuando se dieron cuenta de la trampa se cagaron :v También decir que Tiberio ha encontrado muy rápido el escondite de Eliseo, o así me ha parecido XD

    Para terminar, añadir que me ha sorprendida totalmente la forma en la que Tiberio ha "capturado" a Eliseo, ahora me doy cuenta del porqué de su apodo, sin duda alguna hace justicia a eso. Aunque es lógico, siendo ésta su mini historia especial XD

    Nada más que decir, espero el último. Un saludo :D
     
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    Agus estresado

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    Llegó el momento de publicar el último capítulo de esta mini historia, y también el que cerrará todo lo que está relacionado con el universo de El arma Boek de forma definitiva. El arma Boek ha empezado en octubre de 2016, y es ahora, casi dos años después, que dicho universo tiene un cierre definitivo. Me divertí mucho creando la historia principal y las tres mini historias que conforman el resto de la historia y dan una mejor explicación sobre lo que acontece en la principal. Espero que también te hayas divertido.

    En caso de que esta sea la primera historia que leas, y te quieras meter más de fondo en el universo de EAB, puedes consultar mi blog. Ahí están todas las historias y el orden en que deben ser leídas.

    Con eso me despido. Saludos.


    Misión:


    El grupo tomó a un fracturado Eliseo y lo cargó en la nave en la que habían llegado al planeta. El objetivo estaba cautivo y sin posibilidades de escape. Tiberio le había roto varios huesos, por lo que lo único que le quedaría a Eliseo sería confesar todo lo que había hecho a espaldas de la FOT. No hubo nadie que considerara al plan de Eliseo como beneficioso, o incluso coherente. Todos creyeron que su idea para matar a Hkras era un total desastre imposible de defender.

    Luego de que Kendrick lo interrogó y obtuvo toda la información que requería de él, procedió a ejecutarlo. La FOT no puede darse el lujo de tener traidores en sus filas, y eso era algo que la espada de oro sabía mejor que nadie. Era la primera vez que alguien traicionaba a la organización de esa manera, y la ejecución a Eliseo fue comunicada a casi todos los miembros de la misma, para que todos supieran que era lo que deparaba a los traidores.

    Tiberio, por su parte, además de ganarse el reconocimiento de los dos hombres al mando de la FOT, se ganó algo que no esperaba. Nada más y nada menos que un apodo. Luego de que se conoció el método que utilizó para detener a Eliseo, todos en la FOT empezaron a conocerlo como “rompe huesos”. Los que nunca supieron cuál era su nombre real, lo llamaban de esa manera. Los que conocían su nombre, hacían exactamente lo mismo. Tiberio no estaba muy cómodo con ese apodo al principio, sobre todo cuando los que lo conocían desde hace tiempo lo empezaron a llamar así; pero con el paso del tiempo se fue acostumbrando al punto de que ya no le molestaba que le dijeran de esa forma.

    Una vez que el asunto de Eliseo había sido solucionado, la FOT intentó formar una alianza con los imerekes. Ellos no eran una raza maligna, o con malas intenciones, e incluso temían la posible llegada del emperador Hkras. Sin embargo, las cosas no resultaron de la manera en la que se habría esperado. Los imerekes no eran buenos guerreros en su mayoría. Había excepciones a la regla, y grupos de soldados que eran excelentes, pero la mayoría de sus habitantes flaqueaba mucho en ese aspecto. Siendo un planeta pequeño, no tenían muchos habitantes como para poder enviar a la Tierra a colaborar con la FOT sin que su planeta empezara a experimentar problemas. Además de que sus armas no eran tan eficientes como se creía. La sustancia capaz de hacer convulsionar a los enemigos era originaria del planeta, y con un mecanismo oculto, esta fluía de sus espadas. Sin embargo, necesitaban de ser recargadas constantemente, al punto en el que se quedarían inservibles al cabo de unos cuatro días. La alianza con los imerekes no favorecía a la FOT en ningún aspecto, por lo que decidieron dejarla de lado. Seguirían en contacto con ellos, y si la nueva raza detectaba actividades sospechosas en su sistema, se lo harían saber a la FOT de inmediato.

    Las cosas siguieron igual que antes de que ocurriera el incidente con Eliseo, con la excepción de que varios soldados, incluido a uno de los mejores como lo era Fred, terminaron muertos por un malentendido. No había ni rastro de Hkras ni de Cybershark en las cercanías al Sistema Solar, por lo que la FOT seguía respirando tranquila. Aun así, Kendrick, Simón y Tiberio empezaban a notar como no surgía ninguna opción para poder ayudarlos. Rogaban porque sus enemigos no se aparecieran nunca, aunque sabían que no iba a ocurrir.

    […]

    Dos años transcurrieron desde la traición de Eliseo. Nadie intentó siquiera traicionar a la FOT en ese lapso de tiempo, y no había señales de que quisieran volver a intentarlo. Tras un largo tiempo sin estar en contacto con los imerekes, estos enviaron un mensaje a la FOT diciendo que habían detectado una nave sospechosa recorriendo el sistema en el que habitaban. Lograron captar imágenes de esa nave, las cuales enviaron a la FOT. Al analizarla, se dieron cuenta de que no se trataba de una nave típica de las que usaba Hkras, ni tampoco Cybershark. Esto fue muy llamativo para Kendrick y Simón, que decidieron que enviarían a alguien a investigar la presencia de esos seres. Y el elegido para esa misión fue Tiberio.

    — Los imerekes creen haber encontrado el planeta del que procede esa nave — le indicaba Kendrick a su soldado — Haré que una nave te deje ahí. Quiero que explores el planeta sigilosamente y hagas un reconocimiento del lugar y de los que habitan en él. No quiero enviar a un grupo de soldados, dado a que será más fácil que los detecten, por eso te envío a ti.

    — Prometo que haré mi mayor esfuerzo — le respondió Tiberio muy comprometido con la misión — No fallaré en este encargo, así como no he fallado en ninguno de los otros.

    — Sabemos que no lo harás — le respondió Simón muy confiado de que a su soldado le iría bien — Eres el mejor guerrero que tenemos, y el indicado para esto. Tráenos todo lo que puedas averiguar de ellos.

    — Lo haré — respondió el rompe huesos estrechando su mano con la de sus dos superiores.

    — La nave que te llevará al planeta está esperándote en la plataforma de despegue — le indicaba Kendrick — Cuando termines con la misión, manda un mensaje o un comunicado y haré que te recojan.

    — Entendido — Tiberio hizo un saludo y luego se fue hacia la nave que lo llevaría a destino.

    El soldado marchó hacia la plataforma de despegue. Un piloto y varios otros soldados lo estaban esperando en el lugar. A pesar de que él sería el único que se quedaría en el planeta, la nave debía tener gente capacitada para defenderla en caso de que alguien decidiera atacarla. El rompe huesos subió a su nave y se acomodó en una habitación para descansar. Supo que en cuanto llegara al planeta desconocido no tendría mucho tiempo para relajarse, por lo que decidió aprovechar el que tenía ahora.

    […]

    Una semana después de que había salido la nave, Kendrick recibió una noticia de uno de sus exploradores la cual lo hizo arrepentirse de haber enviado a Tiberio a una misión como esa. Dicha misión requería de un buen soldado, pero luego de que habló con los exploradores, se dio cuenta de que cometió un error al enviar al mejor soldado de la FOT cuando pudo haberlo reemplazado por alguien más.

    — ¿Un arma? — preguntaba Kendrick muy curioso mientras hablaba con el líder de los exploradores.

    — Exactamente, eso es lo que nos dijeron — respondió el líder del grupo — El planeta se llama Boek, y por lo tanto, esa arma es conocida como “el arma Boek” para todos ellos. Dicen que la han buscado, pero como Hkras llegó a su planeta antes de encontrarla, tuvieron que abandonar la búsqueda.

    — ¿Realmente es un arma tan poderosa? — preguntaba Kendrick tratando de analizar las posibilidades de victoria con esa información.

    — Yo solo le estoy diciendo lo que me han dicho a mí — el explorador trataba de no omitir ningún detalle — Según ellos, el arma Boek es muy poderosa. Tanto así, que se cree que fue la causa de la extinción de los creadores de la misma. Eso no está confirmado, pero es la hipótesis más lógica.

    — De todas formas es inútil — Kendrick se lamentaba al pensar en un detalle — Si Hkras ya pasó por ese lugar, solo es cuestión de tiempo hasta que se encuentre con ella. Él la obtendrá y será invencible.

    — No, esa es la mejor parte — le dijo el explorador, reviviendo la esperanza de la espada de oro — Hkras ya estuvo en Boek, pero como no quedaban más razas inteligentes, abandonó el planeta. No volverá a aparecer en ese lugar, lo que quiere decir que tendremos la oportunidad de obtenerla.

    Con esas palabras, Kendrick empezaba a ilusionarse con la victoria. De acuerdo a su explorador, el arma Boek era un arma muy fuerte, con la cual serían capaces de eliminar al emperador vofkridiano. Y si este no iba a aparecer en el planeta Boek para buscarla, todo sería mucho más sencillo para ellos. La FOT tenía una oportunidad perfecta para salvar a la humanidad, solo debía aprovecharla.

    Kendrick agradeció al explorador por esa información tan valiosa, y luego mandó a llamar a Simón a su despacho para hablar con él sobre este tema. La espada de plata escuchó todo lo que su primero al mando le decía, y tuvo la misma reacción que él. El arma Boek era la ventana que necesitaban para poder ganar una guerra contra Hkras. La última esperanza de hacerle frente a un enemigo tan poderoso como lo era él.

    — Me arrepiento de haber enviado a Tiberio a esa misión — le decía Kendrick a su fiel compañero — Sé que era importante, pero esta misión lo es aún más.

    — ¿Quieres que pida que lo recojan y sea reemplazado por alguien más? — le preguntó Simón teniendo una idea rápida.

    — No, eso no nos servirá — le respondió Kendrick muy seriamente — Si hacemos eso, solo vamos a terminar retrasándolo todo. Dejemos que Tiberio termine con esa misión, y luego le informaremos sobre lo que está ocurriendo.

    — ¿Y entonces a quien planeas enviar al planeta Boek? — preguntaba Simón muy confundido por la idea de su superior.

    — Prepara a los mejores soldados de la Tierra — le ordenó Kendrick — Haz que cada país aliste a los mejores que tienen en unas pruebas que voy a enviarles. Los que obtengan el puntaje ideal en esa prueba podrán venir aquí y realizar otra clase de pruebas que determinarán quienes van y quiénes no. Quiero que seas tú quien lo dirija todo.

    — Lo haré tal y como ordenes — le respondió Simón marchándose a cumplir con su tarea importante.

    Mientras tanto, Kendrick esperaba que Tiberio regresara de su misión para enviarlo a Boek. Aunque, si al equipo que enviaría al planeta le iba bien, tal vez no sería necesario.

    […]

    Tras una semana y cuatro días desde su salida, Tiberio fue dejado en el planeta que debía explorar. La nave aterrizó, y luego de entregarle su equipo, armamento y provisiones, se retiró del lugar. En el planeta desconocido se podía apreciar un gran vacío en casi todo el lugar. No contaba ni con montañas, lagos, o bosques. Apenas había unos árboles en la zona en la que Tiberio fue dejado, aunque este creyó que a medida que avanzara, se encontraría con paisajes más abundantes.

    El rompe huesos miró el cielo color rojizo del planeta, interpretando ese color como un inminente atardecer que daría paso a la noche, por lo cual decidió descansar y comenzar su exploración cuando fuera de día en aquel planeta.

    Al amanecer, Tiberio se puso en marcha. Su misión era averiguar todo sobre quienes habitaban el lugar. Cualquier información le sería de mucha utilidad a la FOT, y él sabía que debía tener mucho cuidado de no ser detectado antes de poder reunir lo necesario. A medida que avanzaba por este nuevo planeta, se daba cuenta de que los árboles empezaban a aparecer con más frecuencia, al mismo tiempo que los cuerpos de agua y algunas mesetas. El planeta era muy parecido a la Tierra, y sus condiciones eran muy agradables. Al rompe huesos no le molestaría quedarse en ese lugar si no fuera porque tenían una guerra que librar en contra de un emperador muy peligroso.

    Pasó todo un día explorando sin encontrarse con absolutamente ningún ser vivo. Esto le dio a entender que la población debía estar concentrada en un sector del planeta, aunque su hipótesis pudiera no ser la correcta. El rompe huesos descansó durante la noche despertando cada tres horas para verificar que no estuviera en peligro en ese lugar.

    Tras su segunda noche en el planeta, la exploración continuó. Tiberio exploró durante medio día terrestre, y su exploración finalmente lo llevó a un sitio en concreto. Era una base hecha de acero, de tamaño mediano, en la cual seguramente se esconderían secretos importantes acerca del planeta.

    — Tengo que entrar ahí — pensaba para sí mismo — Me infiltro, obtengo lo que necesito, entrego la información a la FOT y luego pido una recogida para regresar. No creo que los que habiten en este planeta puedan ser considerados como una gran amenaza.

    El rompe huesos iba en dirección hacia la base para analizar el lugar y ver por dónde podría infiltrarse sin correr riesgos, hasta que su traje empezó a emitir un comunicado urgente de la espada de oro. Tratándose de un comunicado especial, este le llegaría a todos los que portaran un traje o tuvieran algún vehículo oficial de la FOT. Y dado a que Tiberio llevaba su traje puesto, el comunicado también le llegó a él.

    — Aquí habla Kendrick, espada de oro de la Fuerza Orbital Terrestre, dirigiéndose a todos los humanos — Tiberio escuchaba el mensaje — Luego de varios intentos, hemos logrado localizar a Hkras… Nuestro primer enemigo se encuentra en Boek ahora mismo.Boek es un planeta que se encuentra lejos de la Tierra, lo que quiere decir que él no va a acercarse a nuestro planeta, al menos no por ahora. Solo quiero que permanezcan la calma. Tenemos la situación controlada. Hemos enviado a un grupo de soldados a Boek para acabar con Hkras. Esperamos que esta vez no resulte como la última vez, pero no puedo prometer nada. A pesar de todo, el objetivo de este comunicado era darles a conocer la posición de nuestro enemigo y ayudarles a mantener la calma sabiendo que se encuentra lejos de nosotros por el momento.

    Esas palabras dejaron en ansiedad a Tiberio, quien no podía esperar a terminar su misión en el planeta en el que se encontraba ahora mismo para poder partir hacia Boek. Después de varios años largos esperando, finalmente sabía en donde se encontraba el ser viviente que asesinó a sus padres y que amenazaba con conquistar la Tierra. Lo único que quería era partir de inmediato y enfrentarse a él. Desde que era un niño con uso de la razón estuvo entrenándose para cuando lo tuviera cara a cara, y finalmente podría tener una oportunidad. Solamente debía apresurarse. Aunque no lograra encontrar nada en esa extraña base, partiría hacia Boek igualmente, alegando que le fue imposible infiltrarse en el interior de un planeta como ese.

    Tiberio vio una ventana desde el costado oeste de la base, por lo cual entró a la base desde ese mismo lugar. Una alarma sonó cuando el rompe huesos abrió la ventana. Había sido descubierto.

    Observó rápidamente el lugar para darse cuenta de que tenía dos largos pasillos, uno a la izquierda y otro a la derecha de donde se encontraba. En el pasillo de la izquierda había una puerta que de seguro llevaría a una habitación pequeña por lo que se podía observar desde afuera. Analizó la situación y se dio cuenta de que le convenía quedarse en los pasillos donde podría luchar con más comodidad y no arriesgarse a encerrarse solo en un lugar pequeño.

    Tres guerreros armados se le acercaban de la izquierda, y cuatro venían desde la derecha. Estos tenían la piel blanca en casi todo su cuerpo, con cabellos de color rubio claro y oscuro cubriéndoles la cabeza. Solamente llevaban una prenda que se asemejaba a unos pantalones, dejando su torso al descubierto. Al igual que los imerekes, no tenían una musculatura muy prominente, pero estos eran guerreros más altos. Tiberio se empezó a preocupar por verse superado en número, por lo que se quedó cerca de la ventana para evitar inconvenientes. Finalmente, se le acercaron a su posición.

    — Intruso, dime a que has venido — dijo uno de ellos, cosa que Tiberio fue capaz de escuchar gracias al traductor de su traje.

    — He venido a tomar los secretos que ustedes esconden — respondió Tiberio siendo directo, después de todo, mentir no le serviría de nada.

    — Cometiste un grave error — le respondió otro de los que estaba detrás — Somos el escuadrón más fuerte del planeta. No tendrás oportunidad contra nosotros.

    Los guerreros movieron los brazos y un escudo color ámbar apareció de la nada junto con espadas del mismo color, cosa que dejó asombrada al rompe huesos. Supo que sus armas podrían ser peligrosas, por lo que se mantendría en alerta.

    Uno de ellos lo atacó con su espada, ataque que Tiberio fue capaz de bloquear al interponer la suya en el camino del enemigo. Tras el choque de armas, Tiberio le dio un puñetazo en la cara que derribó a su enemigo. Este no fue capaz ni de esquivarlo ni de bloquearlo con su escudo. Al recibirlo, empezó a perder sangre de su nariz y de su boca. Eso asustó al resto de sus compañeros, provocando que dos de ellos se alejaran del lugar.

    — ¿No se suponía que eran el escuadrón más fuerte del planeta? — preguntó Tiberio al ver el acto cobarde de sus atacantes.

    Otro se le acercó por la espalda en un intento de matarlo. Tiberio movió su espada a la derecha con una maniobra ágil, y así fue capaz de desarmar a su oponente. Posteriormente, levantó su espada y realizó un ataque vertical, el cual fue bloqueado por el escudo del enemigo. A pesar de haber sido bloqueado, Tiberio ejercía fuerza sobre el escudo de aquel guerrero, y logró ponerlo de rodillas. Sin soltar su espada, levantó su pierna izquierda y le pateó el pecho, empujando a su enemigo varios metros hacia atrás. El golpe fue muy fuerte, y como no llevaba protección alguna en el torso, se le terminaron rompiendo varios huesos del mismo lugar.

    Uno tenía sangre en el rostro, otro tenía huesos rotos, y dos habían huido. Eso solamente dejaba a tres guerreros aptos para pelear en contra de él. Uno de ellos se retiró, abandonando a sus compañeros, quienes a pesar de contemplar la fuerza del rompe huesos, no se habían acobardado, y creyeron que lo podrían vencer si luchaban juntos.

    Los dos últimos atacantes se le acercaron a él. Tiberio lanzó una patada con su pierna izquierda a uno de ellos, ataque que su enemigo fue capaz de esquivar, y luego vio como el otro se lanzó hacia él queriendo utilizar su espada para cortarle la cabeza. Tiberio movió su espada con fuerza y rapidez hacia la derecha, logrando bloquear el ataque del enemigo, y tirarle la espada al suelo. El rompe huesos posteriormente lo atacó con su arma. El enemigo intentó cubrirse con el escudo, pero calculó mal su movimiento, y el golpe que Tiberio le dio con la espada impactó con mucha fuerza en el hombro, lo que terminó por cortarle el brazo al atacante. Tiberio vio que tenía la oportunidad para matarlo, por lo que le atravesó el pecho y le destrozó el corazón, dejando solo a uno de ellos con vida.

    El oponente que le quedaba estaba muy asustado al ver la temible fuerza del enemigo, pero no podía marcharse ahora. Este atacó rápidamente con su espada intentando cortarle el brazo a Tiberio para desarmarlo, pero el rompe huesos se las arregló para bloquearle todos los ataques interponiendo su espada en contra de la del enemigo, aunque no fue capaz de desarmarlo como a los otros dos. El guerrero del planeta atacó a Tiberio intentando partirle el cráneo en dos, ataque que el soldado humano logró bloquear poniendo su espada sobre su cabeza, produciendo un choque entre ambas. Temiendo que pudieran regresar con refuerzos, Tiberio levantó las manos, provocando que el guerrero atacante separara sus brazos de su cuerpo. Se aprovechó de su ventaja y le dio un rodillazo en el estómago, el cual puso a su enemigo de rodillas. Tiberio decidió terminar con él rápidamente, y con un fuerte movimiento en vertical, le partió el cráneo.

    Con sus dos últimos atacantes muertos, el rompe huesos se acercó a los dos soldados que lastimó antes y los mató. Se decepcionó un poco de que los habitantes de ese planeta no mostraran un gran nivel de pelea siendo los mejores de su planeta, pero luego se dio cuenta de que tal vez así es como era su planeta.

    — Los vofkridianos son guerreros muy fuertes comparados con nosotros, los humanos — pensaba Tiberio mientras observaba los cuatro cadáveres que había dejado — Probablemente yo haya sido igual para ellos. Tal vez su nivel de lucha no sea muy alto, y es por eso que ni siquiera los mejores soldados hayan podido conmigo.

    Tiberio entonces observó la espada y el escudo del alien al que le había cortado el brazo. Los tomó y los evaluó de forma rápida, quedando impresionado por las armas que estos tenían.

    — Tienen buenas armas, pero no saben aprovecharlas — fue entonces que Tiberio decidió quedarse con la espada y el escudo del guerrero que había matado — La FOT perdería el tiempo si enviara un equipo a luchar a este planeta. Ni siquiera podrían conquistar el planeta de los imerekes si luchan de esa manera. Exploraré el lugar viendo que puedo encontrar y luego pediré que me lleven a Boek.

    El rompe huesos recorrió la base de arriba abajo, cosa que le llevó un total de dos horas dado al tamaño de la misma, y a que buscaba atentamente cualquier cosa que le pudiera servir. No encontró más espadas y escudos como el que había tomado, y asumió que los que huyeron se lo habían llevado. La mayoría de habitaciones estaba vacía por lo que no encontró nada, hasta que finalmente fue capaz de dar con un pequeño “garaje” en el cual había unas cuantas naves individuales. Tiberio las analizó y se dio cuenta de que la consola de mando contaba con un mapa con varios planetas del universo en él, por lo que decidió buscar si el planeta Boek estaba incluido. Afortunadamente para él, así era. Tiberio marcó la ruta y preparó una de las naves individuales para partir a ese planeta de inmediato. Envió a la FOT todo lo que había recolectado sobre esa raza de guerreros débiles, y luego realizó un comunicado que iría dirigido a Kendrick, dado a que necesitaría permiso para poder partir hacia Boek.

    El soldado rogaba porque se le concediera el permiso, dado a que lo que más quería era tener frente a frente al emperador vofkridiano al que tanto se había preparado para derrotar. Había sido su propósito desde toda su vida, y estaba claro que no estaría satisfecho hasta poder cumplirlo.

    Fin.


    Si no conoces el desenlace de la historia de Tiberio, este se relata en El arma Boek. Si esta historia te gustó, deberás pasarte por la principal para ver que es lo que ocurre. Gracias por leer. Saludos.
     
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