One-shot de Naruto - Si estuvieras aquí... (Asuma)

Si estuvieras aquí... (Asuma)

Holis! :L
Siglos sin publicar nada... que cosas xD!
Tengo tres, digo cuatro, long-fic's por continuar (que están hermosamente cerrados D:!), pero algún día los terminaré :llorar1:
Este one-shot lo escribí para el concurso 'One-shots congelados—Naruto' :3 Me toco escribir de Asuma, así que me quedo horrible, porque por mucho que conosca de la serie, se me dificulto -.-
Arigatou a Kárupin por el beteo ♥

Título: Si estuvieras aquí...
Nº de palabras: 959 + título
Personaje: Asuma
Autor: Sayuri Furumiya
Beta: Kárupin

Hacía mucho frío esa mañana, clásico en las temporadas de invierno. Pero, eran fechas especiales para la aldea: pronto llegaría la navidad. Las familias de Konoha se encargaban de arreglar sus casas, con hermosos adornos correspondientes a esa temporada.

Sarutobi Asuma se encargaba de poner el árbol, lanzando de vez en cuando una suave sonrisa a su esposa, quien se encargaba de limpiar y acomodar las esferas en su lugar.

Eran una familia feliz junto con su pequeño hijo Asuma, que se encontraba aún en la academia. Faltaba sólo una hora para que el pequeño saliera y sus padres estaban alistando todo para darle una sorpresa; después de todo, él no sabía que su padre había regresado antes de su misión.

Al tener todo ya arreglado, Kurenai se dirigió a la cocina, dispuesta a preparar una suculenta cena para los dos amores de su vida. Apenas habían pasado unos minutos de que había comenzado su actividad, cuando entró su marido atiborrado de cajas donde previamente reposaban los artículos navideños.

Una suave risilla brotó de su garganta, mientras se acercaba a auxiliarlo. Acomodaron aquellas cajas en lo alto del clóset de la mujer de mirada rojiza. Al terminar, él se acercó más a ella, acorralándola y rozando sus labios con los de ella.

Kurenai pasó sus brazos alrededor del cuello del shinobi, al momento que éste rodeaba su estrecha cintura con sus extremidades. Aquel instante era perfecto para demostrar su amor, algo que no acostumbraban hacer en público.

—Asuma-sensei, ¿dónde está…? —Escucharon, provocando así que se soltaran rápidamente.
—Eh… Shikamaru, ¿qué haces aquí? —preguntó el hombre de mayor edad, mientras ambos se sonrojaban.
—Perdonen, no quise interrumpirlos —justificó, entendiendo el mensaje secreto detrás de las palabras de su maestro—, pero hay algo que olvidaron.
—¿Eh? ¿De qué hablas, Shikamaru? —preguntó Kurenai para participar en la conversación.
—Serán problemáticos, ¿saben qué hora es? —preguntó mirándoles acusadoramente.
—Mmm…¡Asuma! —exclamó la kunoichi, llevando su mano por inercia a sus delgados labios.
—¿Yo qué…? —cuestionó sin entender lo que decían. Al ver las miradas reprochadoras de su esposa y alumno, no pudo evitar sentirse mal consigo mismo—. Ya entendí…—dijo al fin, apenado por su equivocación y por el olvido de ambos—. Iré por él.
—No es necesario, padre —respondió aquel pequeño al que olvidaron—, Shikamaru fue por mí.
—Oh, muchas gracias, Shikamaru— agradeció la fémina, sonriendo.
—Sí, gracias —afirmó el menor de los Sarutobi.
—Náh, no es nada —respondió sonriendo el Nara.

Después de un par de minutos, el cuarteto salió de la habitación. Asuma padre platicaba con su joven alumno, mientras que su hijo ayudaba a Kurenai a acomodar la mesa. El joven chunnin decidió irse, ya que tenía que llegar a su casa a tiempo, aparte de que su madre se pondría ‘problemática’, como acostumbraba a decir.

El hijo del tercer hokage junto con su primogénito salieron un tiempo después, habían olvidado comprar algunas cosas para la cena.

Asuma mayor miraba y saludaba a todos los que pasaban cerca de él, muchos lo admiraban por la valentía con la que se enfrentó a los akatsukis Hidan y Kakuzu.

Asumita lo admiraba aún más, no sólo porque pensaba que era el mejor padre de toda la aldea, sino porque él seguía ahí; había sobrevivido. Conocía a Naruto y Sasuke, sabía cuánto habían sufrido por la pérdida de sus padres, él no quería experimentar eso. No lo deseo, nunca…

El aire ya no tenía la misma frescura que en otoño, ahora era tan helado que logró que ambos shinobis temblaran suavemente al entrar a la panadería. El jönin se encargó de hacer las compras, el menor decidió explorar las afueras, para poder observar los copos de nieve que comenzaban a caer.

Aquel gran espectáculo provocó una sonrisa juvenil en él, varios de sus compañeros de academia pasaron por allí. Cuando volteó hacia el establecimiento donde su padre compraba, éste ya no se encontraba ahí.

Tratando de no mostrar preocupación en sus facciones, se acercó al dependiente. Quería pensar que Asuma le había hecho una broma, aunque fuese sólo una hipótesis, se aferró a ello.

—¿Eh?, ¿de qué hablas, pequeño? Aquí no ha entrado nadie —respondió confundido el señor, tan pronto Asuma le formuló la cuestión acerca de su padre.

Las fuerzas le fallaron, sus piernas flaquearon y cayó, al igual que la esperanza que lo mantenía al margen. Todos los recuerdos de sus ahora once años de vida volvieron, trayendo consigo la imagen de su padre, aquel héroe que murió en batalla.

Cerró sus orbes, tan rojas como las de su madre. Un par de inevitables lágrimas brotaron de sus ojos. No quería pensar, odiaba recordar, extrañaba a su padre…

Un estremecimiento recorrió por completo su cuerpo cuando despertó en la oscuridad de su habitación, bañado en sudor. Su respiración entrecortada le impedía gritar, ni siquiera el poder pronunciar una palabra.

Miró a su alrededor, para poder orientarse, acabar con los restos de la pesadilla que sintió como si hubiese sido real, aunque lo era a medias. Al observar hacia el buró que se encontraba al lado de su cama, se encontró con la fotografía que conservaba con tanto cariño, aquella donde posaban sus padres, felices, en los tiempos en que recién se daban cuenta del naciente amor que existía entre ellos.

Sin quererlo, sus labios se curvaron en una expresión no sólo de tristeza, también con un leve toque de nostalgia. Tomó el marco entre sus manos, clavando su mirada en aquel rostro que tanto se parecía al suyo.

Asuma Sarutobi no sólo había sido un héroe de Konoha, aparte de un gran shinobi y amigo; también, si la vida no hubiese abandonado, habría hecho un excelente papel de padre. Sí, su hijo se sentía orgulloso de él.