Sentimientos Entintados

Sentimientos Entintados​

Como una lluvia de finos cristales caen del cielo humedeciendo mi piel que se muestra desnuda ante el frío de la noche. Continuas punzadas las siento por toda mi coraza haciendome recordar el dolor sufrido momentos atrás. Un dolor que no me deja descansar, un dolor que me hace recordar mi debilidad. Una victoria para mis enemigos y una derrota para mi señora.

La blanca nieve se tiñe de la tinta de mi cuerpo que no muestra intenciones de ser detenida por tan poca cosa. Mi voz desaparecida grita en silencio por su nombre una y otra vez con la esperanza de que le alcance por muda que sea. Aun guardo con la esperanza de verla aparecer con su manto blanco perlado entre estos montes nevados. Espero... los segundos se hacen eternidad y mis parpados quieren abandonar, hacerme dormir un sueño eterno.

Mis perlas se humedecen y pequeñas gotas se abren paso por los pequeños copos amontonados en mis mejillas, recorren su camino sin vacilar llevandose todo lo que encuentran por delante como si se tratase de un juego que llega a su fin. Mis orbes color miel empiezan a parecer pequeños puntos negros, tan negros que no dejan pasar un pequeño brillo, el brillo de la vida que se apaga a momentos. Veo una película pasar, mi própia película y la detengo al día en que te conocí.

Yo, un pequeño niño que no conocía el miedo ni la prudencia, me adentraba en las profundidades del bosque. Un pueblo de montes nevados, no conociamos el sol, era una pequeña leyenda que se contaba pero yo me adentraba en el bosque blanco con la esperanza de encontrar la esfera de fuego. Sin la bola de fuego, no habían estaciones, solo se vivía el invierno, primavera, otoño, verano eran meras leyendas pero quería creer en ellas, por eso insistía y creía encontrar la respuesta en el bosque blanco. Un bosque que nadie quería adentrarse, bestias salvajes habitaban, bestias con grandes garras y un fuerte pelaje, no les temía, niño estúpido era. Cuando el cielo se oscureció, en mi espalda agujas se clavaron, agujas que se adentraron en la profundidad de mi coraza y un sinfín de sangre brotaba de mi. Ese hubiese sido mi final, presa de la bestia era hasta que mis llantos fueron escuchados. La bestia desapareció y en la lejania de la niebla se dibujaba su silueta, una silueta fina y elegante cubierta por un manto blanco perlado. En ese instante comprendí que mi vida le pertenecía a aquellos ojos cristalinos, aquella tez de porcelana y aquel cabello tan puro como la nieve que caía al amanecer.

Ese día cambió mi vida, aquella mujer de frío corazón me hipnotizó con su mirada, una mirada gélida. Juré a mi mismo que la seguiría fuere donde fuera, yo como su esclavo, nunca le fallaría pero esas palabras fueron palabras vacias. Porque hoy se escribe mi última página. Hoy decidieron dar punto y final a mi novela que estuve escribiendo día tras día con mi tinta pero hoy mi pluma ha empezado a fallar. Mi historia ha sido como una puerta que se abre y se cierra. Ya ni frío ni calor siento a pesar de estar siendo enterrado bajo copos de agua cristalizada. Mi vida como guerrero, como vasallo termina hoy, con mis últimas fuerzas ilustro una sonrisa en este rostro tan demacrado, porque yo por mi dama de las nieves, dejo mi último aliento.