FanficsLandia Roleplayer's Anthology [Danganronpa]

Tema en 'Literatura experimental' iniciado por Hygge, 13 Febrero 2018.

  1.  
    Hygge

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    Título:
    Roleplayer's Anthology [Danganronpa]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Amistad
    Total de capítulos:
    2
     
    Palabras:
    1835
    Vale, exactamente no sé qué es esto (? Dado mi vicio a DR y a que hace poco salió el tema de qué talentos tendríamos cada uno de los roleros si estuviésemos en ese universo, se me ocurrió hacer una colección de escenas de la vida diaria en la academia o en la isla Jabberwock (voy variando (?), por lo que no hay asesinato de por medio (aunque si se me ocurre algo... pero son solo escenas). Iré actualizando cada vez que se me ocurran, y si no salís en ninguno de estos dos capis tranquilos, que saldréis después.


    I.- ¡Cocinemos juntos
    !​

    La pequeña Monomi se encontraba dando vueltas en el hall de entrada, con las patitas unidas tras su espalda en un gesto preocupado. Ya habían pasado varias semanas desde que comenzó la excursión en aquella isla para afianzar los lazos entre sus queridos estudiantes, pero lo cierto era que, a pesar de llevarse bien entre ellos, últimamente los ánimos estaban bastante decaídos, y eso a la coneja la entristecía. Quizás todo se debía a la rutina que debía suponer ver las mismas cosas cada día, pues todos ellos se habían entusiasmado tanto los primeros días que ya no había hueco en la isla que desconociesen. Pero... ¡pero Monomi no quería que eso ocurriese! ¿Qué podía hacer ella al respecto?

    Paseando por las instalaciones, Monomi reparó en una nueva presencia, saliendo de su ensimismamiento. Marifer caminaba con una libreta en mano, y parecía estar tan frustrada como ella. La coneja no dudó en acercarse a su alumna, con una evidente preocupación en sus ojos.

    —¿Marifer? ¿Te ocurre algo, querida? —inquirió con voz dulce la pequeña, haciendo que la chica dejase de revisar su libreta y le sonriese con ternura.

    —Oh, sí, todo bien. O eso creo... No soy capaz de hacer que nadie se apunte a los juegos que anduve preparando estos días —se lamentó la joven, llevando una mano a su cabello con cierto nerviosismo. Tal y como era de esperarse, la super organizadora de juegos estaba preocupada por no poder sacar su talento a relucir, pues los ánimos de los chicos no ayudaban—. Creo que lo mejor será no molestarles, pero me aburro un poco...

    —Oww, ya veo, ya veo. Yo también le estaba dando vueltas a eso, ¡mis alumnos no pueden pasárselo mal en la excursión, no señor! —exclamó Monomi, chocando sus patitas con determinación, y haciendo sorprender a Marifer—. ¿Has probado a hablar con las dos encargadas de supervisar las actividades? Quizás entre las tres se os ocurra algo, ¡son muy creativas!

    —Hum... Me parece bien, iré a ver qué opinan de hacer una actividad para la cena —asintió Marifer, de acuerdo con la idea, y tras hacer una anotación en su libreta hizo un ademán de despedirse, pero una voz a sus espaldas la detuvo.

    —¡Oh, nonna, espera! ¡Yo también quiero ayudar!

    Tanto Monomi como la joven se giraron hacia la nueva presencia, recibiendo a Mary con simpatía. La super cuidadora de animales traía como siempre un séquito de animales a sus espaldas, y un pequeño gatito se acurrucaba entre sus brazos, viendo a las presentes con ojos curiosos. Al parecer, la ultimate también se había propuesto dar un paseo para despejar el aburrimiento, con la suerte de encontrarlas en el momento justo.

    —Suelo colaborar mucho con Gabi y Andrea supervisando las actividades que organizamos con todos, quizás pueda ayudarte. ¡Y si es sobre la cocina, se me da bien preparar bastantes platos! Anda, deja que te ayudee... —le pidió a su "abuela" con ojillos suplicantes, cosa que Marifer no pudo rechazar.

    —Claro que sí, nieta. Vamos —sonrió, comenzando a caminar hacia la salida seguida de la joven y sus animales, y dejando a una feliz Monomi atrás. La coneja pudo escuchar por última vez su conversación con una pequeña risa—. Oye, ¿has visto a tu abuelo por ahí? El muy tonto no me ha avisado sobre dónde estaría hoy.

    —Uhm... Creo que estaba planeando hacer no sé qué cosa con Juanjo para Bruno. Era muy sospechoso, así que no quise preguntar...

    ***​

    La cocina del hotel nunca había estado tan concurrida como en aquella tarde. Las chicas habían logrado contagiar su entusiasmo a la gran mayoría de estudiantes, y ahora un gran número de ellos se encontraba en el interior de la estancia, colocándose malamente los mandiles para cocinar sin tener que pringarse la ropa en el proceso. Mary, acostumbrada ya a ello, casi parecía de alguna forma la madre entre la mayor parte de los inexpertos. No pudo evitar reír viendo cómo, para muchos de ellos, aquella era la primera vez que harían algo así, por lo que tendría que supervisar bastante bien si no querían salir ardiendo de allí.

    —A ver, chicos. La idea es hacer una especie de concurso de comida, en la que en grupos tendremos que ver quién hace mejor este postre —Marifer tomó una de las recetas que había repartido entre los presentes con la imagen de la tarta de chocolate, mostrándoselas a todos rápidamente—. Elegí una receta no demasiado complicada, así que no creo que tengan muchos problemas.

    —Yo solo pido que me tengan paciencia, que prácticamente mi idea era alimentarme a base de comida precocinada —habló entonces Juanjo, admirando los utensilios de cocina sin mucha idea de lo que hacía.

    —Creo que de esos hay muchos por aquí, Juancho, no te preocupes —rio Andrea, en su misma situación.

    —Same, mi intención era que me cocinaran mientras yo hacía compañía en la cocina, pero ya veo que no me pude librar esta vez —bromeó Gabi, acercándose al chico con intención de hacer equipo con él, soltando una breve risa—. Venga, a ver quién la lía más de los dos.

    —Tranquila, Kohai-chan, tu senpai te enseñará bien —le aseguró la super cuidadora de animales, acercándose a Andrea con los utensilios en mano.

    —Exexexsenpai —la corrigió la super artista, fingiendo decepción—. Vas a ver como esto sale mal...

    —Yo solo digo que Juancho es un ser del mal, seguro que la lía a propósito —se alzó de hombros Eli, comenzando a preparar el plato por su cuenta. Sus años como scout le habían enseñado muchas cosas, por lo que no parecía tener especial complicación al respecto—. ¿Verdad, Mamadre Bruno?

    El super cómico, quien se encontraba lavando el recipiente en el que echaría los primeros ingredientes, se giró hacia la super actriz sin quitarle la vista al aludido.

    —Desde luego, Hijaja. Lo cierto es que me hace estar alerta el verlo ahí tan pensativo, temo que esté preparando algo con esa cabecita suya —rio con suavidad el hombre, y no tenía culpa. El super memoria fotográfica siempre parecía estar un paso por delante de él, después de todo—. Y lo mismo va para Miguelón, que está demasiado callado para mi gusto.

    Algunos se giraron para ver, curiosos, lo que el super troll estaba haciendo en aquel instante. Les extrañó ver que se encontraba tan tranquilo, ayudando a su novia Marifer a preparar su parte del plato sin cometer ninguna de sus trastadas. Se giró hacia el resto con una sonrisilla inocente.

    —Ggg, ¿qué? ¿No puedo ser un pan de dios? Qué imagen tenéis de mí... —fingió pena en su voz, y volvió a girarse a sus quehaceres, ante la carcajada de la mujer a su lado.

    —Pf, como sigáis hablando vamos a acabar siendo los primeros en terminar. Más bonita que va a quedar nuestra tarta... —Pablo habló entonces, alardeando en broma mientras acababa la base de su tarta. Se giró hacia el chico a su lado, pues lo cierto era que solo estaba siguiendo sus pasos, ante su inexperiencia en la cocina—. Tate, pásame el azúcar porfi.

    —Voy, guapo —aceptó David, pasándole la tarrita mientras le revolvía el pelo—. Al final nos va a sobrar tiempo para decorarlo y todo, ¿qué deberíamos ponerle?

    —¡Ponedle figuritas de vuestras boda, yo os la pago! —chilló entonces Marifer al fondo, en un grito de lo más emocionada. Algunas risas no tardaron en aparecer.

    Pero, por si acaso faltaba alguien más en aparecer por allí, una nueva figura se abrió paso en la estancia. Monokuma les saludó con una sonrisa inocente, y Monomi, quien había estado en todo momento supervisando la escena entre los chicos, correteó para recibirle con mala gana.

    —¡Oye, tú! ¡Creí haberte dicho que no quería que aparecieses por aquí!

    —Oh, hermanita, y yo creía haberte dicho que no me importa lo que me digas. ¡Soy tu hermano mayor, tú debes obedecerme! —exclamó en un tono autoritario, asustando a la pequeña coneja—. Vaya, vaya, ¿qué tenemos aquí? ¡Si están haciendo tartas! Yo también quiero, eh.

    —P-pero... No hay más platos...

    —¡Oh! Bueno, hay solución para todo, upupupu —rio el oso, haciendo que Monomi sintiese un escalofrío en su espalda, obligándola a retroceder. Tomó la nata, el bizcocho y el chocolate, y con su ojo rojo brillando con fuerza, se lo lanzó, haciendo una "tarta" a su estilo... sobre la pobre Monomi.

    —¡Awawawa...!

    ***
    Finalmente, la sesión de cocina llegó a su fin, dando resultados algo mejores de lo esperado a decir verdad. Las tartas no tenían una forma perfecta, pero al menos parecían eso... tartas. La de David y Pablo había acabado con dos monigotes que Marifer había añadido, pintados en un papel en representación de ambos. No quedaba del todo estético, pero a falta de algo más... Era tierno. La de Eli, Marifer y la de Mary se notaban por la experiencia (a pesar de que Andrea casi se carga esta última), mientras que la de Juanjo y Gabi... bueno, eran comestibles, y eso era lo que importaba.

    Monomi ahora se encontraba embadurnada de chocolate y colgada de una cuerda, sin recibir la atención del resto, mientras las risitas de Monokuma no se dejaban de escuchar en el fondo.

    —Bueno, la verdad es que los resultados han sido bastante satisfactorios. Creo que es hora de probar nuestras obras maestras, ¿no creéis? —se aventuró entonces Bruno, tomando uno de los platos mientras cortaba un trozo de su tarta compartida con Elisa. Con una sonrisa se llevó la cucharada a la boca, impaciente por comprobar su sabor—. ¡Que aproveche!

    Y ante la mirada atenta de una persona en particular, su rostro pasó de la felicidad a deformarse en una mueca de disgusto. Necesitó tragar a la fuerza antes de ir a por una bebida que le sacase el asqueroso regusto de la boca, sin poder pasar desapercibido la risa de alguien.

    —¿Pero qué...? Esto sabe a...

    —¿Sal? —completó Miguel de repente, con un tarro idéntico al suyo entre sus manos, y una sonrisa ladina en su rostro—. Parece que te confundiste de ingrediente, Bruno, ggg...

    —¡Esta me la vas a pagar!

    Y la cocina estalló en risas, puesto que una vez más, Bruno había caído en una de sus trolleadas. Y el día a día en la isla Jabberwock volvió a recuperar poco a poco su esplendor, puesto que entre tantos talentos y personalidades tan dispares, era muy difícil acabarse aburriendo.
     
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    II.- No te rebeles contra Monokuma

    Y así como había comenzado, aquel nuevo día en la academia Pico de la esperanza llegó a su fin. Lo cierto era que, dentro de lo que cabía, el paso de los días no se hacían tan pesados a decir verdad. Rodeados de todo tipo de talentos y personalidades de lo más variadas, era difícil que no se armaran situaciones de lo más variopintas. Quizás, eso ayudaba a cada estudiante más de lo que creían, despejándoles del aburrimiento que suponía ser encerrados en una academia sin noticias del exterior hasta nuevo aviso, y dirigidos por un oso de peluche parlante. ¿Acaso les faltaba algo más por ver?

    El reloj marcó las 10 de la noche, y como era usual, el anuncio de Monokuma no tardó en aparecer. Al menos, gracias a ello, podían acostumbrar sus cuerpos a aquel horario ciego, sin tener que comprobar por sí mismos cuándo era de día y cuándo de noche. Los estudiantes no tardaron en abandonar la cafetería, sintiéndose satisfechos con la cena, y se dirigieron hacia sus habitaciones, dando por concluido el día.

    Andrea cerró la puerta de su habitación, dejando salir un pesado suspiro de sus labios en cuanto sintió la soledad de su estancia. Había sido un día bastante entretenido, pero nunca dejaba de disfrutar aquel rato en el que, en completo silencio, podía disfrutar de un rato a solas. Tenía ganas de cambiarse y tumbarse en la cama, sin tener que levantarse más en toda la noche. Y así lo hizo: tras colocarse su pijama, fue directa a su mullidito colchón, tumbándose en él hasta que...

    —¿Uhm? —ahogó un quejido de molestia al sentir su espalda incómoda, y se levantó de nuevo, palpando el colchón con confusión—. ¿Pero qué...? ¿Por qué ahora esto está tan duro?

    Y en efecto, al tumbarse de nuevo, comprobó que no era su imaginación: definitivamente aquel colchón parecía más una tabla de madera con un trozo de tela desgastada encima que una cama propiamente. Desde luego, aquella no era su cama. ¿Pero quién demonios iba a cambiarle el colchón de esa forma? ¿Acaso se trataba de otra de las trolleadas de Miguel? Porque después de ver al pobre Bruno de víctima tantas veces, ya no le extrañaba que hubiese cambiado su punto de mira.

    Llevó con la mano su flequillo hacia atrás en un gesto exasperado, intentando pensar en qué podía hacer. El sueño era algo muy importante para ella, y tampoco es que le costase conciliarlo, pero de ahí a dormir en esa cama, preferiría hacerlo en el suelo. Molesta, decidió sacar el colchón de la cama, dispuesta a descubrir de qué narices estaba hecho. Pero al parecer sus movimientos estaban siendo vigilados por alguien, pues tan pronto como hizo a un lado el colchón con cierta brusquedad, un familiar oso de felpa apareció en la estancia.

    ...Y no parecía de muy buen humor.

    —¡Oye, oye, oooye! ¿Pero qué te crees que estás haciendo, eh? ¿¡Te quieres estar quieta!? —exclamó Monokuma, correteando con sus patitas hacia donde la joven se encontraba, y le quitó las manos del objeto antes de que siguiese manipulándolo en su presencia. Con las mejillas enrojecidas de la ira, el oso alzó sus patas en un gesto amenazante y tierno a la vez—. Creí que estaba claro que no se podía atentar contra los materiales de la academia, ¿acaso no te importa la parte de "serán castigados"?

    —¿Perdona? ¡Pero si no le he hecho nada! Solo estaba intentando ver...

    —...¡ver cómo podías cargártelo a escondidas, lo sé! ¿Te crees que no he visto la patada que le has dado antes? —la acusó, señalándola amenazante.

    —¿Q-qué? —sus mejillas se colorearon por un momento. Maldición, había vuelto a olvidarse de la cámara de su habitación. Aún así, su gesto molesto se recompuso al instante, y encaró al osito frente a ella—. Eso no importa ahora, ¡me debes una explicación! ¿Quién ha sido el gracioso que me ha cambiado la cama?

    —¡Estoy harto de vuestras tonterías! No sé de qué demonios habláis, pero tanto tú como la otra loca me vais a sacar de quicio con tantas quejas —gruñó, con su ojo rojo brillando con más intensidad. De un momento a otro se acercó al colchón, abrió la puerta y ante los ojos de la super artista, lo sacó de su cuarto, con intención de llevárselo quién sabía dónde—. Se acabó. Nadie se rebela en mi presencia, si no te gusta te aguantas.

    >>Duerme en el suelo si tantas ganas tienes, upupupu.

    Andrea abrió los ojos, sorprendida, y echó a correr fuera del cuarto, viendo al endemoniado oso llevarse su cama ante sus ojos entre risas que le ponían de lo más nerviosa. Tuvo ganas de lanzarle algo para que lo soltase, pero sabía que peor que hacerle enfadar, era atentar contra el director.

    —¿¡Pero quién te has creído que...!? ¡Agh! —y, abatida, cerró los ojos por unos instantes, tratando de procesar aquella escena tan surrealista que acababa de tener. Tras unos segundos en silencio, sola en aquel pasillo por suerte, se cruzó de brazos, decidida—. ¡Bien! No me importa, ya buscaré otro sitio donde dormir. ¡No te vas a salir con la tuya!

    Por suerte, nadie tuvo que verla caminando en pijama por la academia con la manta y la almohada, porque ahí sí que se hubiese muerto de la vergüenza. Recordó entonces que contaban con cierta sala de entretenimiento en la que decoraba la estancia un sillón de varias plazas, y sintió de nuevo la esperanza regresar a ella. Algo más animada se acercó a aquella zona, con cierta idea rondando su cabeza. Si lo que Monokuma había dicho era cierto, ¿de verdad había alguien más en su situación?

    Pero al abrir la puerta de la sala, todas sus dudas desaparecieron de su cabeza, y comenzó a cobrar sentido la situación en cuanto una cabellera anaranjada se dejó ver por sobre el sillón. Se llevó una mano a su boca reprimiendo la risa que le produjo el momento en el que Gabriela se percató de su presencia, quien se asomó con cierta sorpresa al verla parada en la puerta, mantas y almohada en mano, al igual que ella había estado un rato antes. Ambas permanecieron un instante mirándose, procesando la situación, hasta que la menor no pudo más y estalló en una gran risa.

    —Déjame adivinarlo, ¿también te quedaste sin cama? —se aventuró a decir Gabi entonces, esbozando una sonrisa divertida aún sin comprender del todo la situación.

    —¿Y tú eres la loca de la que habla Monokuma? Tiene sentido —bromeó en cuanto se tranquilizó un poco, logrando pronunciar las palabras. Se abrazó a la almohada entre sus brazos sin perder la sonrisa, dando un par de pasos para no quedarse en el marco de la puerta—. Yo solo quería mi cama de vuelta, ¿es tanto pedir?

    —Al parecer sí, ya nadie puede abrir la boca sin que ese oso te salte al cuello por cualquier tontería. Pero mira, me da lo mismo, prefiero dormir aquí a hacerlo en ese colchón —resopló la super fangirl, encogiéndose de hombros. Se apoyó en el respaldo del sillón con notorio cansancio, y Andrea sintió un deje de culpabilidad en ese instante. ¿Le habría despertado sin querer?

    Dudó por un instante en su siguiente movimiento, admirando la sencilla pero agradable estancia en la que se encontraban. No quería volver a su habitación y dormir en el suelo, pero tampoco quería molestar a Gabi. Pero por suerte, la mayor pareció percatarse de su duda, porque pronto la sacó de sus pensamientos.

    —No te quedes ahí de pie anda, siéntate, que cabemos las dos —la invitó con suavidad, dejando a un lado el tono de reproche de antes a uno más amable.

    —¿Oh? ¿Me haces hueco? —exclamó con un deje de ilusión en su voz, acercándose, y se abrió paso entre las mantas hasta acurrucarse en una esquina del cómodo sillón, compartiendo la otra esquina de su manta con la chica—. Gracias, la verdad es que ya estaba viendo venir la opción de dormir en el suelo. Menos mal que existe esto...

    —Ea, ya ves. Menos es nada, ¿no? —e imitando su gesto, se acurrucó del otro lado, tomando el espacio sobrante mientras se arropaba con la manta que le tendía la chica. Dejó escapar una leve risa—. Al menos nos salimos con la nuestra, gracias a Monokuma dormiremos aún mejor, eso seguro.

    Su acompañante sonrió, de acuerdo con la idea. Le alegraba que al menos Gabi estuviese ahí con ella. Al menos se hacían compañía mútua en aquel... ¿acto rebelde? Ninguna estaba segura de lo que era, realmente. Pero al menos, podían estar seguras de que dormirían tranquilas. Y que Monokuma se estaría mordiendo las uñas de la ira al otro lado de las cámaras.

    Equipo anti-cama 1, Monokuma 0.
     
    Última edición: 13 Febrero 2018
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    Rein

    Rein Once

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    Lloro con el primer capítulo, rlly. ;____; LIZA QUE HA QUEDADO HERMOSO ❤️ Espero ver más caps (??)

    Siento hacer un comentario corto, pero no suelo hacer largos porque no sirvo para eso (?) Pero de verdad, me ha emocionado vernos a todos en el contexto danganronpesco (?). Espero que siga siendo todo amor, amistad Y ESPERANZA OMG
     
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    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado fifteen k. gakkouer

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    I

    Awwww, para empezar, leer un fic de danganronpa en el que alguien le hace caso a Monomi y no se mete con ella es entre impactante y adorable. Y luego, ¿qué puedo decir? Ha sido una situación tierna, la verdad, y una excusa perfecta para introducir a los personajes y su forma de ser. Y debo decir que lo has hecho muy bien. Ya llevamos un tiempo conociéndonos pero siempre está ese temor de no saber como representar a esa persona porque, en fin, cada uno es un mundo y somos realmente complicados. Pero yo he visto representados a todos ahí, sobre todo con los talentos, las personalidades, sus respuestas... todo. Por lo menos a mi me veo ahí super bien, sobre todo ahí haciendo equipo con juancho para liarla(?)

    Luego la típica escena de Monokuma haciéndole bullying a Monomi y, en fin, la esencia sigue siendo que los alumnos pasen de ella, aunque en esta versión la quieran más.

    II

    En este capítulo solo puedo decirte lo mucho que he fangirleado al vernos a las dos juntas compartiendo sofá, osea, Liza, el fanservice, cariño, el fanservice. Imagino también que habrá sido cosa de Miguel y el pobre Monokuma, en verdad debe estar harto de que no ocurra ningún asesinato, por eso está tan borde (?) pero vaya, luego la escena en la que Andrea se encuentra a Gabi y Gabi le dice que se siente con y duerman juntas, me parece no solo adorable si no también muy in character. Osea, eso es muy yo, así soy.

    La frase final me ha hecho mucha gracia.

    Y en resumen de los dos capítulos, cuando pasaste el link, no sé por qué, imaginé que era un rol o algo, pero luego fue este fic y me puse bien fangirl. Me leí los dos capítulos al llegar a casa súper rápido y emocionada, la verdad es que es genial vernos en esa perspectiva, sin muerte que está bien y en parte no (?) pero estoy segura que será entretenido y estaré esperando ver con que nos sorprendes.

    ¡Sigue así!
     
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