Long-fic [Rol de Pokémon] El Club de los que no quieren a Haxorus

Tema en 'Mesa de Fanfics' iniciado por Bruno TDF, 20 Octubre 2014.

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    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado fifteen k. gakkouer

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    *entra corriendo con las manos en alto*
    ¡Al fin! ¡Aquí estoy! ¡Como prometí vengo a dejarte un comentario sensual! (?
    Sí, sé que llego tarde, lo siento uwu Pero estoy y eso es lo que cuenta ¿no? (?

    ¿Por dónde empiezo? Hay demasiadas cosas que decir D:

    A ver, he amado todos los capítulos, tengo que decir que la trama está muy interesante y tu forma de narrar, Arceus aksdjanñ *-* ¿Comprendes? ¡Es demasiado perfecta!
    Bueno, ya sabes por mis queridos mensajes de perfil, lo que he ido pensado al leer los capítulos pero hay muchas más cosas que decir así que, let’s go~
    Cuando leí el primer capítulo me quedé anonadada. Estaba en plan: ¿Pero que le ha pasado a Ciudad Lienzo? ¿Y por qué están remodelando? Y miles de preguntas rondando por mi cabezita.

    En cuanto a fallos, solo he visto uno que seguramente ha sido por la rapidez al escribir (me pasa muchísimo también, así que no es nada grave xD) y creo que nadie lo ha dicho.

    “Blaziken volvió a responder con un gruñido, y el avión finalizó su aterrizaje. Las señales lumínicas que solicitaban el ajuste de los cinturones, se apagagaron.”
    Apagagaron aún no está en la RAE (?
    Nada~ un fallillo tonto vaya

    Capítulo 2 *-*
    Aquí fue cuando empecé a preocuparme >~< ¿Por qué Lienzo? ¿Por qué? DDD: Me estaba mordiendo la uñas de una manera desesperante.

    Y la escena del Centro de Adopción me dejó realmente impactada :O
    Y claro, terminas el capítulo en un punto que… joder D:<

    ¿Faltas? Estaba tan metida en la historia que ni me he fijado xDDD

    Capítulo 3 *^*
    Este capítulo me pilló en el supermercado con mis padres. Ellos peleándose por que comprar y yo estresada por Fósforo xD Fue un momento demasiado épico.
    ¡Odio al pueblo! Alsdkhbfai ¿Cómo pueden ser tan crueles? ;///; Chad no sabía nada y aun así lo atacaron… ¡están locos! :<

    Menos mal que ahí estaba Hubert para salvarlo *-* (¿

    Cuando leí lo de Fósforo te juro que iba a llorar de alivio, jo.

    Capítulo 4~
    ¡Antes de nada! ¡Vuelvo a repetirlo! Esto: “Hubert aprovechó la distracción para reducirlo contra una pared.” Fue demasiado para mi cuerpesito e///e

    ¡La oficial Jenny! ¡OMFG! ¡Aunque está del parte del pueblo la he re-amado! <3
    Menos mal que tienes a Spritzee porque… porque si no… si no… no quiero ni pensarlo :C

    Capítulo 5 y 6 T^T
    Estos dos han sido los mejores y a la vez los peores.

    Han sido los más explicativos y me encantan porque ahora no estoy perdida y sé que está pasando, pero… pero… Dante ;w; ¿Por qué le haces eso a mi corazón? No se merece que le des esos malos ratos. Son bromas de muy mal gusto, ¿vale? ¡No vuelvas a bromear así! ¿oki? Porque es una broma ¿no? ¡No puede ser verdad! ¡Tú no has sido capaz de matar a MI Dante! *desde que le dieron la noticia le dan muchos ataques bipolares*

    Y pobre Maractus D’: ¿Cómo se puede ser tan cruel? ¡Bruno! ¡No puede ser! ¡No se puede ser tan cruel! ¿Y tú corazón? ¿No tienes o qué? </3 *aunque no pare de quejarse en el fondo ama el Drama so…*

    Mimi nunca me inspiró confianza pero ahora que ha pasado esto, pues como que peor. (Lo siento @Noir uwu)

    ¡He visto un besho y hermoso momento de Ship vuestro y aish! Eso ha sido lo único que me ha recuperado de mi depresión (durante 1 minuto pero xD)

    Y lo de Ukita e Ian ha sido demasiado épico x’DDDDDDDDDDD Ha venido bien un momento así, en serio, porque yo ya estaba muriéndome.

    Y creo, creo, que no me dejo nada, pero bueno, en caso de que así sea, lo comentaré en el capítulo 7 (el cual estoy esperando con demasiadas ansias)

    Espero que te haya gustado mi comentario ^^ (con retraso D: )

    PD: Bonitas fotos :3 Felicidades a @Hey Miguel y @Noir, habéis hecho un buen trabajo ^^

    PD2: *se va a la esquina Emo a seguir deprimiéndose por todo*
     
    Última edición: 1 Noviembre 2014
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    Bruno TDF

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    [Rol de Pokémon] El Club de los que no quieren a Haxorus
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    Acción/Épica
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    Capítulo 7: Club

    Una nube solitaria cubrió la hermosa estrella a la que Hubert vinculaba, sin querer, con el alma de Dante. Acompañada por el triste silbar del viento fue aumentando de tamaño y refinando sus formas hasta asemejar la silueta de una mano negra, que se cerraba en torno a la luna. Los que vagaban sin rumbo por las ciudades o las rutas mal reconstruidas de Galeia, vieron cómo el gigantesco puño que se había formado en el cielo se cerraba, haciendo desaparecer el disco lunar. La oscuridad venciendo a la luz. El temor volvió a invadir los corazones de los que todavía estaban vivos.

    En algún punto, lejos de aquellas existencias alteradas por el mensaje que parecía trasmitir la noche, un puño de carne y hueso clavó los nudillos en el rostro de un joven al que habían atado a una silla. Fue tantas veces golpeado en aquella zona, que el moretón que le cubría la mitad de la cara amortiguó el golpe propinado por el hombre vestido con uniforme policial. La fuerza impulsó la silla hacia el costado. La cabeza del chico chocó contra el suelo.

    —¡Aaaayyyy! —se retorció de dolor, su sangre recorría las líneas que separaban las baldosas del suelo. Una patada en el estómago lo silenció.

    —Ya que no quieres usar la lengua, mejor sería cortártela —escupió el policía, cuyo rasgo destacado era su cabello negro en punta.

    —Será mejor que te detengas —dijo alguien desde el rincón opuesto de la habitación—. Al Comisario no le hará gracia si lo matas, con lo difíciles que son de atrapar los del Club.

    —Difíciles son Atenea, la Serpiente, Ares y todos los demás —replicó su compañero uniformado—. Cazar a éste ha sido tan sencillo como aburrido… ¿Cómo decías que se llamaba?

    —Rojo.

    —¡Ah, sí! —y propinó otra patada al estómago del chico, haciéndole vomitar.

    —El Comisario te dijo expresamente que no lo torturaras —apuntó su compañero. Estaba cruzado de brazos contra la pared más alejada. Presentaba las mismas pintas que el agresor.

    —A la mierda el Comisario —dijo éste, e incorporó a Rojo con silla y todo— ¿Dónde se esconden los demás? —le preguntó con escalofriante suavidad— No me obligues a moler los pocos huesos intactos de tu cara.

    El chico lo miró con odio, o eso quisieron expresar sus ojos hinchados. Con sus últimas fuerzas salivó en el semblante de quien le apremiaba a confesar… El policía se limpió la sangre que se deslizaba en su ojo derecho como una lágrima, mientras una carcajada contenida le sacudía el tórax. Metió la mano en el bolsillo...

    —¡¿Qué te acabo de decir?! —su compañero del rincón alzó la voz al notar que sacaba un objeto brillante. Sin embargo, la indiferencia por la vida del muchacho lo mantuvo en su sitio.

    —Quizás esto lo convenza —el que llevaba a cabo el interrogatorio enseñó una navaja.

    —Haz lo que quieras —bufó el otro—. Ayudaré al Comisario a castigarte si lo perdemos.

    —Serán sólo caricias afiladas, acompañadas con punzadas en zonas no vitales. Esto logrará una confesión por parte de este asqueroso miembro del Club — una risa sádica atravesó el aire—. Nos dirá dónde se esconden sus amiguitos, y entonces no habrá castigo que temer.

    —A esta altura el Comisario ya debe saber en qué lugar están. Es mucho más inteligente que nosotros.

    —¡Bha! Lo haré de igual modo, por las dudas. En todo caso, si éste no habla, siempre nos quedarán esas dos chicas.

    Así comenzó otra sesión de tortura. Los gritos de Rojo, a pesar de lo potentes que fueron, no atravesaron las paredes del cuarto.



    Las luces se cortaban pasadas las diez de la noche debido a la crisis energética que estaba atravesando la ciudad, circunstancia que les otorgaba el beneficio de una baja visibilidad. Hubert estimó que dejarían Ciudad Lienzo atrás en cuestión de unos pocos minutos, pero la suma de estos ascendió a veinte: dada la aparición de Chad Redflame, se había reforzado la presencia policial, de forma más bien exagerada. Huir a pie no era una opción ya que un cordón de hombres y pokémon guardianes rodeaban la ciudad como marcando sus límites. En el cielo, gran cantidad de Chatot, Braviary e inclusive Salamence hacían rondas aéreas, portando chalecos con el símbolo de las fuerzas de seguridad.

    Pero el ojo avizor de Hubert pudo detectar todos los puntos ciegos de esta vigilancia. Se desplazaron entre los pokémon voladores sin ser detectados… Como serpientes.



    El puño que oprimía la luna y la estrella de Dante se desvaneció, permitiendo a ambos astros derramar sus luces sobre el terreno de la Ruta 306. Tinte celestial envolvió el risco escarpado, de alrededor de dos mil metros de altura y con variadas irregularidades en su cuerpo rocoso, que se alzaba por el lado Este del camino, bordeándolo. Un mar de árboles intrépidos se aferraba a sus peñascos, de tal modo que las rocas parecían estar invadidas por un musgo magnánimo. En otras zonas se mecían solitarios arbustos. No parecía ofrecer más que vegetación, sólida piedra y una bonita vista. A sus pies se habían levantado tiendas de campamento frente a las cuales unos jóvenes entrenadores cantaban, siguiendo el compás de la guitarra tocada ante el crepitar de una fogata... Sus voces enérgicas se alzaban sobre la desolación, musicalizando la noche justo en el momento en que un Pidgeot y un Altaria hacían acto de aparición, tan distantes de la tierra que ni siquiera levantaron un escalofrío.

    En cuanto sintió el rumor de la música mezclado con risas que ascendían débiles, como deshaciéndose en volutas de humo con el correr de los metros, un breve desánimo sacudió a Chad. Recordaba que había tomado la resolución de regresar a Galeia luego de que su padre convaleciente le suplicara por meses que volviera a hacer lo mismo: pasar buenos momentos con sus viejos amigos y compartir risas que terminarían perdiéndose en lo alto del cielo, llevadas por una brisa pura. Si bien era cierto que había cumplido con eso hace pocas horas, nada de gracia tenía el que las carcajadas se soltaran en un callejón oscuro, luego de que Fósforo estuviera a punto de morir y el pueblo reclamara su apresamiento.

    —Ya casi llegamos —anunció Hubert, quien iba al frente—. Traten de no quedarse atrás, ya que la entrada de la Guarida no se puede detectar a simple vista… Es una suerte que esa nube se haya apartado de la luna: si no, sería una misión imposible de realizar.

    Pidgeot y Altaria hicieron un rodeo alrededor del risco abrigado por la luminiscencia celestial, hasta que dieron con su zona Norte. Aquel era el lado más invadido por la vegetación que había sobrevivido a los Haxorus. En un principio no se podía distinguir más que follaje, ramaje rojizo y matorrales, pero el Pidgeot de Hubert se aproximó a la zona más elevada donde crecía la espesura, siguiendo un camino aéreo de memoria. Cuando Chad lo alcanzó junto con Altaria, advirtió que se había detenido frente a una piedra que bloqueaba la entrada de una cueva, apenas sostenida por una pequeña plataforma de piedra que sobresalía del muro rocoso. Tuvo que esforzar mucho la vista para reparar en tales detalles, pues los envolvían decenas de ramas secas.

    En ese momento Hubert extraía de su bolsillo una soga delgada, no muy extensa, en cuyo extremo pendía un anillo de oro.

    —Con este anillo golpearé la roca —informó, enseñando en alto la joya—. Todos los miembros del Club tenemos uno. Aprendimos a diferenciar la música que despliega cuando impacta contra algo sólido. Es una manera de saber quién nos espera al otro lado de la entrada…

    —Se ve muy caro —observó Chad— ¿De dónde los sacaron?

    —De vez en cuando nos organizamos para realizar grandes robos —respondió Hubert—. Pero deja que te lo expliquen nuestros compañeros… Debes meterte a la Cueva Secreta apenas la roca se mueva, ¿entendido?

    —Adelante con ello.

    Una melodía única y bella rompió el silencio cuando Hubert hizo impactar el anillo contra la piedra…
    Ésta desapareció en el interior del risco tras tensos segundos de espera, como arrastrada por una fuerza que se escondía en el interior, y dejó libre acceso a quien deseara aventurarse a las entrañas del risco. Chad dictó una orden a su pokémon y éste, algo intimidado por la oscuridad que le esperaba, ingresó con suavidad a la Cueva Secreta.



    Algo alargado y duro golpeó su rostro haciendo que se cayera de Altaria. Sintió el aire escapando de sus pulmones cuando su espalda impactó contra el suelo que, además, albergaba pequeñas piedritas que contribuyeron a aumentar la dolencia del desplome. Para colmo de males, aquello que lo había derribado comenzó a azotar su cuerpo.

    —¡Intruso! ¡Intruso! ¡Seguro que mataste a Hubert!

    —¿Qué? —alcanzó a respirar Chad mientras intentaba bloquear a ciegas los golpes. No eran demasiado fuertes, pero dolían.

    —¡Unidos jamás seremos vencidos! —gritó aquella voz, seguida por otra seguidilla de azotes.

    —Ukita: es amigo nuestro —se hizo oír la voz de Hubert.

    Alguien encendió una lámpara de aceite. Su luz amarillenta reveló ante los ojos de Chad la Cueva Secreta, un sitio no muy grande pero lo suficientemente espacioso como para albergar a diez personas con sus pokémon. En sus irregulares muros de piedra gris se abrían pequeños hoyos desde los cuales unos Gible le miraban con desconfianza. Y de pie ante su cuerpo tendido en el suelo se encontraba Ukita, con su inseparable gorra y la ropa de siempre; empuñaba una espada de madera de las que se solían usar en las competencias de Kendo.

    En ese momento miraba boquiabierto hacia donde se encontraba Hubert. Sin previo aviso, se abalanzó sobre éste dando un alarido. Chad se sentó justo a tiempo para ver la chistosa escena de Ukita abrazando con brazos y piernas al entrenador, mientras lágrimas manaban de sus ojos.

    —¡Qué bueno que regresaste, Hu! —gimoteaba— ¡Ven a mis brazos, hermano!

    —Pero… ya estoy… en tus brazos —respondía el otro, asfixiado.

    —¿Y tú quién eres? —increpó Ukita, escondiéndose en las espaldas de Hubert y señalando a Chad con la espada de madera… De pronto, la expresión del psicodélico muchacho experimentó un cambio drástico— Espera un segundillo… ¿Acaso es…?

    Chad sintió los brazos y las piernas de Ukita rodeándole.

    —¡Que bueno que regresaste, Chad! —gimoteaba— ¡Ven a mis brazos, hermano!

    Una cuarta presencia alzó su voz fría, arrastrando las palabras:

    —¿Chad Redflame?

    Se volteó el aludido con Ukita aferrado a su espalda como un niño. Ian observaba su rostro reflejado en la pokébola que sostenía en la mano, sentado sobre una piedra bastante grande. Vestía una chaqueta marrón oscuro, pantalones negros y botas de montañero. Los mechones de su cabello corto se disparaban en direcciones distintas. Cuando se giró en dirección a Chad, éste comprendió por qué le decían “Ares”: su sola mirada intimidaba.

    —¿Es que has adquirido un gusto por el sadomasoquismo o algo por el estilo? —espetó Ian con sequedad— ¿Quién en su sano juicio vendría a Galeia sabiendo que se lo quieren comer crudo?

    —En Hoenn no se sabe nada de lo ocurrido —aclaró Hubert mientras sacaba un Gabite de su pokébola. El dragón usó Fuerza para bloquear la entrada a la caverna con otra roca que habían apartado a un rincón. Altaria, que descansaba sobre la misma, se bajó para facilitar el trabajo.

    Todo sucedía a una velocidad vertiginosa, Chad no sabía en quién o en qué centrar la mirada. Notó en el centro de la cueva una mesa de madera rodeada de sillas, sobre cuya superficie se apreciaban los restos de una cena. El fondo semi-oscuro de la Guarida se albergaba unas bolsas de dormir, puffs mullidos, mesitas de tocador. Sillones contra las paredes, estanterías con libros y juguetes para los pokémon. Tirada a los pies de Ian, una Game Boy.

    Ukita se puso a roncar junto a su oreja, con el mentón apoyado en su hombro.

    —¿Chad? ¿En serio eres tú, Chad?

    Al voltearse, fue recibido por el tacto de una pequeña mano en su mejilla. Ante él se encontraba una entrenadora contra la que, en el pasado, había combatido un par de veces, especialista en pokémon de tipo Fantasma. Había cumplido los diecisiete pero seguía conservando la apariencia de una dulce niña. No la envolvía su clásico vestido rosa, sino otro totalmente blanco y con detalles negros, increíblemente limpio, que le llegaba hasta la mitad de sus muslos envueltos en medias negras. Llevaba un pequeño sombrero de igual color sobre los cabellos largos y ondulados, desde el que sonreía el siniestro rostro de un Banette dibujado en líneas oscuras.

    —Hola, Elisa —sonrió Chad. Tenía que bajar un poco el mentón para mirar a su amiga a los ojos.

    Ella se dedicó a pellizcarle la mejilla con una mirada infantil. En eso, Chad sintió otra extremidad estudiando sus cabellos, la del Drifblim que levitaba detrás de Elisa.

    —¿Te gusta que te maltraten? —le preguntó Elisa, muy seria.

    Chad tardó un momento en interpretar aquello.

    —Pero Hubert acaba de decir que… ¡Ay!

    Otra mano, más grande y enguantada, le propinó una palmada en la cabeza antes de que pudiera terminar la frase. El golpe fue tan fuerte que inclinó a Chad hacia adelante; tanto, que el dormido Ukita se deslizó primero sobre su espalda y después sobre su nuca, ajeno a todo, y poco le faltó para ir a parar el piso. Pero Chad logró atraparlo en sus brazos… Se sintió como un príncipe rescatando a su doncella.

    —¡Qué onda, nene! —exclamó con alegría la figura que le había golpeado. Vestía ropa deportiva con detalles esmeralda y una gorra blanca. Plusle saludaba desde su hombro— ¡Ha pasado tiempo!

    —Brendan, eres tú… —sonrió Chad con lagrimillas en las cuencas. La palmada en la cabeza ardía, pero el chico dormido en sus brazos le impedía frotarse el golpe para aliviar el dolor.

    —Eres muy bruto para saludar —recriminó Elisa a Brendan, cruzándose de brazos e imitada por Drifblim.

    —¡Podrá soportarlo! —rió éste— ¡Effy, Mitsuki, Emily, vengan a saludar, ha llegado el querido y nunca bien ponderado Chad Redflame!

    —No creo que Emily esté de ánimos… —apuntó Ian, acercándose al grupo que se acababa de formar.

    —Bienvenido a la locura —saludó la voz de una segunda chica.

    Chad la reconoció como la de Atenea, la de Effy y allí la vio, de pie al lado de Hubert. Llevaba puesta la camisa blanca que le habían mencionado en relato sobre la Resistencia de Témpera; presentaba esta prenda algunas manchas de tierra pero ningún rasguño, cosa que impresionó a Chad teniendo en cuenta que la joven a la que vestía se había enfrentado a una multitud de Haxorus enloquecidos. Asimismo, conservaba sus jeans cortísimos, pero ahora llevaba zapatillas deportivas en lugar de las sandalias playeras. Sus cabellos rubios, limpios y relucientes, habían crecido hasta caerle un poco por debajo de los hombros.

    Effy le dedicó una sonrisa de bienvenida.

    —¿Te ha comido la lengua el Purrloin? —preguntó, divertida.

    —No —rió Chad, sacudiendo la cabeza—. Es que estaba pensando que Hubert tiene razón al describirte como una divinid…

    —¡Por aquí, Mitsuki! —llamó Hubert, ligeramente ruborizado, a una chica que acaba de salir de una de las bolsas de dormir del fondo.

    Chad no la conocía, o al menos no la recordaba. Mitsuki, con sus largos cabellos recogidos en una coleta, se acercó seguida por un Raichu y un Dodrio. Saludó a Chad con una solemne timidez.

    —Bi-Bienvenido al Club —dijo, y agregó:—. Yo… Me apena mucho que hayas tenido que venir a compartir esta vida difícil con nosotros… Lo lamento…

    —No —intervino Chad, serio, acomodando a Ukita en sus brazos—. Si estoy rodeado por mis amigos, no existirá. En realidad, estoy muy contento de verlos... —hizo una pausa para mirarlos a todos con seriedad— Si como criminal he de vivir, no me importa si es con ustedes…

    Ukita se despertó. Abrazó a Chad efusivamente como la había hecho ya: envolviéndolo con brazos y piernas.

    —¡Yo también te quiero mucho! —bostezó.

    Se produjo una carcajada general entre los presentes, inclusive Ian dejó a un lado su aspecto de dios de la violencia para permitirse reír. En realidad, se dedicaban a soltar la tensión que los había invadido a lo largo del día, ya que Hubert había salido a buscar información sobre Rojo, Kim y Mizuki prometiendo que regresaría a la tarde. Su demora despertó el miedo de que el Comisario hubiera vuelto a hacer de las suyas, pero por suerte no fue así, e inclusive se reencontraron con un viejo amigo… Aunque en el fondo preferían que no hubiera salido de Hoenn para ahorrarse los sufrimientos que le esperaban de ahora en adelante.

    Súbitamente, Chad sintió que su risa moría cuando, en medio de la carcajada generalizada, notó el bulto recostado sobre las bolsas de dormir, apenas perceptible su figura a causa de que la luz no la cubría mucho. Se encontró con ojos que contenían la más intensa tristeza. Emily le devolvió la mirada, abrazada a sus rodillas y abrigada por un pijama rosa. Sin moverse de su sitio, levantó lentamente una mano para darle a entender a Redflame que lo había reconocido, y que también le daba la bienvenida a su nueva rutina.

    Sus labios articularon palabras que no se pudieron escuchar. Chad, sin embargo, las sintió en el alma: ¿Has visto a Dante?

    Una lágrima de cristal recorrió el rostro de Emily cuando Redflame se acercó a ella para darle la respuesta negativa que tanto temía. Ella hundió el rostro en su bolsa de dormir y, sin poder soportarlo más, se deshizo en gritos de pena…

    Su llanto ahogó las risas y entristeció hasta a los Gible que vivían en la cueva. Los miembros del Club de los que no quieren a Haxorus guardaron silencio, con la mirada clavada en el suelo. Chad abrazó a Emily para intentar contenerla, pero supo que algo dentro de él se había roto al escucharla llorar.
     
    Última edición: 2 Noviembre 2014
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    Hombre, creo que te empezare a odiar *^*

    Al principio sentí un noséque en el estomago, siento lastima por Rojo, el chico me agrada y leer como lo maltratan me da algo.
    Después andaba de niña feliz, cuando Ukita le gritaba Intruso a Chad me imagine a un niño de 6 años gritándole a su hermana por entrar a su fuerte de almohadas jajajaja, cosa que confirme luego, Ukita tiene la mentalidad de un niño.
    Me agrada la Elisa que leo aquí, me agrada y si tuviera una foto de ella con esa descripción la tendría en su ficha x3, así que supongo que no tendré que ir a matarte. El capítulo me gusto bastante, estaba feliz leyéndolo y riendo hasta que leí lo de Emily y me invadió el deseo de matarte y azotarte contra las paredes c:

    Necesitare mi bote de helado para superar este capítulo *Va a la nevera y saca helado de chocolate y lo come lentamente*

    Sin más que comenta lo cortare hasta aquí, solo una pequeña cosa... Eres peor que el autor del libro sin nombre, mucho peor.




    Eli.
     
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    Hey Miguel

    Hey Miguel Sobrevivió al Arceus Emo

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    La historia mejora en cada capítulo, Dios, cada vez que sale uno nuevo, ése se convierte en mi favorito y este séptimo capítulo no es la excepción.

    Sentí pena por Rojo, la manera en que narras su tortura esta muy bien, es realista. Asi ( o peor ) son las verdaderas, con eso no digo que en terminos de ser humano no sea violento xD pero muy bien lograda.

    Con la parte de Ukita me reí como no te imaginas, no sé si por ser él o por la gracia en sí de la escena jajajá, creo que por las dos cosas.

    Toda la parte del reencuentro me pareció graciosa, emotiva y sentimental. El lazo que los une hasta en la adversidad, una amistad sincera y verdadera, ay *se limpia los mocos*

    Eso sí, la escena de Emily, trae de vuelta al lector ( a rastras, debo decir ) de la alegría anterior a la triste y desmotivadora realidad del ambiente general de la historia, como diciendo "Recuerda que no puedo dejarte ir sin sufrir c:"

    Jajajajá eres cruel, y me gusta xD no creo que lo hagas al propósito, mas bien, como escritor debes adaptarte muchas veces a tu historia y la trama de esta es oscura. Es una crueldad "necesaria", mantiene la historia emocionante e intensa, ese sentimiento de "alguien puede morir en cualquier momento", esta no es una tipica historia donde nadie nunca sale herido. Odio eso de la mayoria de historias ( tanto en peliculas, libros y series ) que abundan por ahi. Esto mantiene al lector al borde de su silla en todo momento.

    ¡Sigue mejorando, siempre se puede ser mejor!
     
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    Bruno TDF

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    Capítulo 8: Hambre

    Arroparon a Emily dentro de una de las bolsas de dormir cuando, pasada una hora de sufrimiento emocional, se durmió con el rostro cubierto de lágrimas. Chad estaba demasiado conmocionado como para dejar de abrazarla; sentía un nudo en la garganta y la urgencia de saber qué había pasado con Dante. Fue lo que expresó al permitir que la apartaran de él.

    Brendan le apoyó una mano en el hombro.

    —Todos queremos encontrarlo, aunque sea muerto —dijo, con una seriedad impropia de él—. Pero en el Club no nos queda otra que priorizar, ya que tenemos demasiados problemas amontonados...

    —Rescatar a los presos, saber quién es el Comisario, reponer la comida, conseguir un buen desodorante para que Ukita deje de apestar, evitar que nos maten, robar un anillo de oro para tí, cambiar la pila de esto… —enumeró Ian desde el fondo de la escena, jugando a la Game Boy—. Lo más urgente es curar a tu pokémon. Después seguirá el tema de la comida, ya que está terminándose… Por mucho que les duela, Dante debe ser postergado…



    Colocaron el cuerpo de Fósforo sobre la mesa tras apartar las sillas y dejar en su lugar los utensilios utilizados durante la cena. El luchador de fuego seguía sin fuerzas para mantenerse en pie, razón que obligó a Ukita, Elisa y Chad a sostenerlo apenas le hicieron salir de su pokébola, ya que amenazó con caer de bruces al suelo.

    —¿Pero qué le ha pasado al pobre pollito? —preguntó Brendan con el ceño fruncido mientras ayudaba a acomodar a Blaziken.

    Hubert, escoltado por Serperior, dio cuenta de los acontecimientos recientemente vividos en Lienzo, desde el descubrimiento de Chad Redflame saliendo del aeropuerto, hasta su posterior rescate.

    —Es curioso que este “Chango” Redflame viniera desde Hoenn… —apuntó Ian desde uno de los costados de la mesa, mirando con altanería a Fósforo. El inicial de Chad le gruñó débilmente, ante lo cual Ares sonrió burlón— Creía que el Aeropuerto de Lienzo sólo realizaba vuelos dentro de la región…

    —Lo mismo pensaba yo —secundó Effy, con dos pokébolas en una mano—. Y que nuestro “querido” Gobernador no le quitó el título de Interregional por pereza.

    Una elegante Florges y la voluminosa Blissey se materializaron entre los entrenadores. Ambos pokémon observaron con curiosidad primero a Chad, y después a Fósforo, a razón de que no recordaban haberlos visto el día de ayer. El entrenador de Hoenn las saludó con un rápido movimiento de manos antes de tomar la palabra:

    —Pues no es así —se cruzó de brazos, pensando en su viaje—. El aeropuerto de Hoenn realiza al menos cinco viajes a Galeia por semana.

    —¡Pero…! ¡Pero…! —Ukita alzó la mano para que se centraran en él— ¿Los pasajeros que vienen de afuera no le contarán a sus familiares todo lo fea que está la región, cuando vuelven a sus casas?

    —Ese es el punto que tanto me inquieta… —respondió Hubert desde la punta de la mesa. Hacía girar una pokébola en su dedo índice— Pero tengo una teoría…

    —¿Cuál? —preguntaron todos.

    Antes de plantear su conjetura, el muchacho lanzó al aire la pokébola que hacía girar, así como otra más. Aparecieron Cresselia y el Hada Soñadora, Gardevoir. Como había sucedido con Florges y Blissey, miraron a Chad en un leve instante de extrañeza, hasta que lo reconocieron.

    Hubert habló entonces:

    —El Gobernador Honda está llevando a cabo una campaña de silencio.

    —¿Sí…? —Ian se mostró escéptico.

    —Piénsalo. La masacre de los Haxorus ocurrió días después de que Chad regresara a Hoenn. Un acontecimiento de características semejantes habría sido difundido inmediatamente por los periódicos del mundo, o al menos en forma de rumores. Pero ni él ni Fósforo sospecharon lo que había sucedido en Galeia hasta que pusieron un pie sobre ella, al percatarse de sus cambios físicos y las obras de construcción.

    >>Mi teoría es que Honda debe amenazar de alguna forma a los que vuelven a sus hogares, para que no comenten detalles que puedan comprometer el negocio del turismo —torció los labios— “Por el bien de la región” le diría a sus medios de comunicación.

    —Teniendo en cuenta todas las cosas malas que hizo hasta ahora, no sería raro que fuese cierto —apuntó Elisa abrazando a su Drifblin.

    —Hagamos una pausa. Primero debemos curar a Fósforo…

    Hubert, ante la mirada expectante de los miembros del Club, tomó una bocanada de oxígeno. El aire contenido en su pecho emergió que salió disparada en forma de órdenes impartidas con un tono que no admitía réplica:

    —¡Gardevoir! —la pokémon asintió— ¡Usa Deseo en Fósforo! ¡Y tú, Cresselia, termina de curarlo con Danza Lunar!

    —¡Florges! ¡Blissey! —Effy alzó su voz— ¡Acompañen al Hada Soñadora: usen Deseo!

    La Diosa de las Flores, el Hada Soñadora y Blissey cerraron los ojos al tiempo que entrelazaban sus propias manos. Susurrando armoniosas palabras, pidieron el deseo de que Fósforo recobrara la plenitud de su vitalidad. Cresselia, mientras tanto, danzó alrededor de la mesa. Todos pensaron que las cuatro se veían muy hermosas trabajando en equipo.

    El cuerpo de Blaziken fue rodeado por una luz blanca que lisonjeó su cuerpo con caricias candentes. El inicial de Chad no se pudo mover debido a la impresión que le generaba sentir el efecto del Deseo en su piel, en sus músculos y finalmente sus huesos. La Danza Lunar completó el proceso de curación.

    Apenas se extinguió el blanco resplandor que lo abrasaba, Fósforo saltó ágilmente de la mesa, dando unas tres volteretas en el aire antes de su perfecto aterrizaje.

    —¡Blazikeeeeeenn! —exclamó en un rugido jubiloso que, sin embargo, no despertó a la dormida Emily.

    Ante el leve aplauso de los miembros del Club y el vitoreo de los Gible, propinó una serie patadas al aire para comprobar que no había perdido destreza. Fósforo lo hizo con tanta concentración que no vio a Chad y Altaria acercándose a él para abrazarle. Fue el entrenador el que se llevó un golpe que lo dejó tumbado. Sus amigos volvieron a reir ante lo cómico de la escena. Chad, recordando el pedido de su padre, intentó acompañarlos mientras el pómulo izquierdo se le hinchaba…

    Pero ya no sentía en su risa el mismo hechizo de antes…



    Mientras Gardevoir, Blissey y Florges curaban a Cresselia (el efecto de la Danza Lunar era una inmediata debilitación) Chad hizo otra pregunta en cuanto, junto con Fósforo y Altaria, se hubo vuelto a reunir con los demás alrededor de la mesa:

    —¿Se sabe algo de Liza y Steve? —era las personas de las que no le habían hablado desde su accidentado regreso.

    —Yo por lo menos no llegué a verlos antes de la “fundación” del Club —respondió Hubert—. Pero podemos dar constancia de que están bien, ya que participaron del Torneo Amistoso.

    Chad, Fósforo y Altaria alzaron una ceja.

    —¿Torneo Amistoso? ¿Con Galeia en este estado?

    —Aunque no quieras tragártelo, ha sido así —Effy hizo una mueca de lado—. Honda lo organizó en Témpera unos dos meses después de la Masacre de Lienzo, con la idea de “alentar a la gente a ser fuerte a pesar de todo” —se rió con sorna—. La sede fue la Torre Desafío.

    —¿Y ustedes participaron?

    —Hubert y yo en realidad fuimos forzados a hacerlo, en calidad de “Los Salvadores de Témpera” —respondió Effy—. Luego invitaron a todos los miembros del Club.

    —Sí… —intervino Mitsuki, con Raichu en sus brazos— Nosotros no queríamos hacerlo, preferíamos ayudar a reconstruir la región… Pero Hubert y Effy nos recomendaron aceptar la invitación… —se estremeció— Por precaución…

    —No convenía disgustar a un hombre como ese tal Honda —dijo Ian dejando escapar un largo suspiro con los ojos cerrados—. Quién sabe qué nos pasaría si no le dábamos el gusto al tipo al que no sintió piedad por los indefenso Axew de la Torre de los Dragones…

    —¡Así que entramos al torneo con la cola entre las patas! —terció Brendan.

    —Eso dilo por ti… —se sonrió Effy con arrogancia.

    —Los únicos que participaron por voluntad propia fueron un cincuentón de nombre Evans y un niño llamado Gregorio, amigo mío —dijo Hubert.

    —Pero no llegamos a cruzarnos ni con Steve ni con Liza en las rondas siguientes —aportó Elisa—. Nos terminamos enfrentando entre todos, menos contra ellos. Jamás los llegamos a ver en persona.

    —Y un día... Honda nos dijo que éramos los más malos malosos de Galeia, así nomás, en medio del Torneo Amistoso —suspiró apesadumbrado Ukita—. Como tuvimos que salir corriendo como alma que lleva el diablo para salvarnos de la mala onda de la gente, el Torneo se quedó más vacío que escuela en Navidad. Sólo quedaron el viejo Evans, el pequeño Gregorio, Steve y Liza.

    Chad procesó toda la información…

    —Ya veo… —dijo de pronto— Honda usó el Torneo para exponerlos… Así, el pueblo podría reconocerlos inmediatamente luego de la acusación del Gobernador…

    —Whoa, ¡no se me había ocurrido! —exclamó Brendan, señalándole con ambos dedos— ¡Veo que captas las vibras ocultas del embrollo!

    —En definitiva —finalizó Hubert—. No sabemos dónde se encuentran Steve y Liza actualmente, ni cómo terminó el Torneo.

    Ian dejó escapar un bostezo tan largo y sonoro, que el grupo centró su atención en él. Ares tomó la Game Boy en su mano.

    —Ahora que este Chango Redflame sabe todo lo que tiene que saber, pasemos a lo segundo más importante, antes de irnos a dormir —levantó la mirada hacia los presentes. Se pudo sentir los gruñidos de su estómago—. Nos estamos quedando sin provisiones, y Ukita se volverá loco como no pruebe una Frizz! pronto.

    >>Es hora de organizar un nuevo robo de comida, a realizar mañana antes del almuerzo, de ser posible… Lugar: Nueva Ciudad Témpera.



    Tres ancianos calvos caminaban a ritmo pausado por la Ruta 305. Vestían trajes de gala ostentosos, llevaban puesta galeras negras a pesar del calor matutino, y portaba cada uno barbas frondosas, canosas, que parecían emerger como espuma bajo sus narices redondas y coloradas. Llevaban monóculos sobre el ojo derecho, de vidrio tan grueso que los demás viajeros que pasaban junto a ellos no podían reparar en el color de sus miradas. Cadenas doradas se mecían sobre sus pechos, señal de que portaban un anticuado reloj de oro en el bolsillo delantero del saco. Apenas se les notaba el vestigio del labio inferior, pero se podía notar que conversaban por el movimiento que hacían sus mostachos.

    —¿Estás seguro de que esto convencerá?

    —Claro, hombre, en el pasado funcionó.

    —¡Es lo más, Chad! ¡Da…! ¡Dan…! ¡Dante me contó lo sucedido!

    —Veo que al fin puedes mencionar su nombre sin echarte a chillar como Emily.

    —Hablando de ella, estoy feliz como una lombriz de que por fin vaya a salir de la cueva.

    —Pero… Pero Ian, ¿estás realmente seguro?

    —Ya me estás fastidiando, Chango. Te romperé la cabeza como sigas cuestionando mi plan maestro. Así que acomódate la galera y cierra la boca.

    A Chad no le quedó más remedio que obedecer. Sentía mucho calor y temía que el disfraz que les había impuesto Ian no fuera efectivo. Pero Ares, el anciano de la nariz más roja, confiaba plenamente en sus facultades como eminencia del disfraz, sobre todo si se trataba de pasar por alguien de la tercera edad. En la Ruta 305, inesperadamente, se había conglomerado una multitud de personas, por lo que la caminata a veces se dificultaba. Muchos ojos se fijaron en ellos, pero prefirió creer que era por lo lujoso de sus trajes. No todos los días se veía un trío de ancianos adinerados yendo hacia Nueva Ciudad Témpera por una vulgar ruta a pie...

    —¿Recuerdan bien cómo es el plan? —susurró Ian con un baile de sus bigotes postizos—. Sólo digan que “Sí” que “No”, no se me dediquen a repetirlo como loros. Recuerden que siempre puede haber alguien escuchándonos.

    —¡Yo sí! —saltó Ukita, el anciano más petiso.

    Ian le asestó un bastonazo en la nariz. Por suerte, su frase podía ser interpretada de mil maneras… Por otro lado, Chad repasó mentalmente…



    —¿Recuerdas cómo es el plan? —preguntó Elisa, arrodillada frente a él, la mañana siguiente.

    Redflame, sentado de piernas cruzadas, dejaba que la entrenadora fantasma le maquillara el rostro. Con Ian y Ukita había hecho un gran trabajo, parecían ancianos de verdad mientras se colocaban sus trajes de gala entre conversaciones con los demás miembros del Club. Cuando escuchó aquella pregunta no pudo evitar hacer una mueca que acentuó sus falsas arrugas.

    —Ya me hicieron repasarlo como diez veces…

    Elisa infló los mofletes.

    —Debes hacerlo… —recriminó, moviendo las manos como una niña a la que no le dan lo que quiere— Si no, podemos fracasar y perder a más miembros del Club en la cárcel. Es una regla repasar cada plan unas veinte veces.

    A Chad se le ocurrió que Elisa exageraba de forma infantil. No lo dijo, sino que le recitó el plan que tenían preparado para llevar a cabo en Témpera:

    —Ian, Ukita y yo nos infiltraremos en el nuevo restaurant que se inauguró hace poco en Témpera. Ocuparemos una mesa y debajo de ella liberaremos a nuestros Dittos. Mientras comemos, generaremos una distracción que llamará la atención de todos los comensales y de los empleados, lo que permitirá a nuestros pokémon transformarse en los cocineros del lugar. Se meterán en la cocina; robarán todos los alimentos disponibles, que serán guardados dentro de bolsas negras para que aparenten ser residuos. Saldrán en actitud de quien va a deshacerse de la basura. Emily y Brendan los esperarán afuera con Altaria y Flygon. Para darles tiempo de huir, nosotros revelaremos nuestros disfraces y nos haríamos perseguir.

    —¡Muy bieeeeen! —Elisa aplaudió con una tierna risa. De verdad parecía una niña.

    —¿Pero no es muy peligroso dejarnos ver?

    —No pasará nada, "Chadcito" —¿Chadcito?—: La Oficial Jenny y su cuerpo de policías son una bola de incompetentes —dijo la chica volviendo a su tarea de maquillarlo—. Eso pone malo al pueblo y al propio Gobierno... Por eso contrataron hace poco un nuevo Comisario (el único policía peligroso) y terminaron linchándola…



    —Claro que recuerdo el plan —susurró por fin.

    —¡Jo, jo, jo, jo, jo! —rió Ian, adoptando tanto voz como ademanes de anciano ricachón mientras señalaba con su bastón la parte frontal del camino— ¡Veo Nueva Ciudad Témpera desde aquí, mis estimados y bigotudos caballeros!
     
    Última edición: 3 Noviembre 2014
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    Lelouch

    Lelouch Rey del colmillo

    Aries
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    ¡Joder, hasta que al fin puedo comentar! xD En fin, primero quiero decir que ha sido una historia muy bien desarrollada, armada, narrada y escrita. Con personajes muy carismáticos, además e,e *cofcofIancofcof*. En resumen, sin duda es una obra de gran calidad, sí señor ^^

    Aunque seré honesto, antes de leerla creía que iba a ser de comedia debido a que "El club" nació precisamente como un chiste. Me imaginaba algo como esto: "Chad caminó lentamente hasta llegar a la entrada de aquel extravagante y lujoso club campestre. Miró entonces otra vez aquella lujosa invitación dorada que le había sido enviada hace poco: ahora era miembro honorario de aquella lujosa, aunque extravagante sociedad.

    Por allí y por allá se veía a sus adinerados miembros despilfarrar el dinero obtenido por la adopción de los Haxorus de las formas más diversas. Unos traían diamantes, otros joyas de oro, algunos más se atragantaban con latas de refresco, jugaban futbolito, y eran atendidos por mayordomos; además, a lo lejos se podía ver a otro más, el cual vestía un extravagante traje de anciano, con monóculo incluido.
    Pero lo más sorprendente era sin duda que, en el centro de todo, se encontraba una enorme fuente hecha de oro modelada con la forma de un espléndido Haxorus. En ella se podía ver fácilmente una lujosa inscripción en la que, finamente grabada, se encontraba: "El Club de los que no quieren a Haxorus".

    Sin embargo, sin duda tu idea ha sido mejor, porque puede proyectar cientos de emociones al mismo tiempo... y luego meterlas en un frasco y pulverizar los sentimientos de los demás. Estoy orgulloso de tanta crueldad >: D xD

    Me gustaría hacer un resumen de todas mis opiniones de cada capítulo, pero sería algo cansado y, bueno, soy flojo ^^U xD

    De todos modos, creo que puedo decir que el capítulo 1 me causó mucha intriga y sospecha, aunque nunca me imaginé lo que sucedería en el capítulo dos… ni mucho menos como terminaría :s

    Luego el encuentro con Hubert, así como la desesperación y tristeza que se respiraba en aquel callejón donde Chad perdió la virg…. Digo, donde se enteró de todos los sucesos acontecidos durante ese año por la mano de Hubert, lo cual fue sumamente tenso y emocionante; y he de admitir que no me esperaba tales destinos inciertos para Dante y Alpha.


    Sin duda alguna todo se ha puesto loco, muy loco en Galeia gracias al Centro de Adopción. Debieron culpar al dueño del lugar ¬¬ En su lugar culparon a Ian y a los demás, y ellos sólo querían algo de dinero… digo, encontrar un buen hogar para los Haxorus, obvio (?).

    Mención especial se ha ganado la oficial Jenny, quien sería la pareja ideal para Ian… de no ser porque ya existe Iota :D P.D. Más te vale que no hayas matado a Iota, o te va a ir mal, muy mal…. Demasiado mal. ¡EXTREMADAMENTE MAL! D:<


    Me encantó cuando llegaron a la cueva y se encontraron con los demás, el recibimiento de Ukita, y todo eso, pero sobre todo, la puesta en escena de Ian, como es natural. El chico nació para brillar (?) Claro que, su brillo es oscuro y vengativo… pero es brillo al fin y al cabo (???)


    Por cierto, me han encantado los nombres que has elegido para todos; sin duda “Ares” le queda perfecto a Ian, aunque repito, te pasaste de todos modos al ponerlo en un modo tan violento… por lo general sólo se pone así con Dante xD De todos modos me encanta este Ian tan serio y rudo…. Y golpeador, mola >:D


    Me descostillé en la parte de los ancianos cuando me di cuenta que eran en realidad Ian y los chicos porque me ha recordado aquellos momentos en los que el rol iniciaba e Ian pasó del modo “Me vale todo en este mundo” a “Voy a joder a todos” xDDDDD


    Lamentablemente no todo es alegría, y la trama tiene varios puntos de desazón, los cuales, de no ser porque comparto el duro corazón de Ian, me harían llorar. Se agradece mucho esa mezcla de emociones, aunque a veces pases de la tristeza a la risa, y de la gran emotividad a una profunda depresión que sólo se arregla desquitándote con Dante…. Pero como éste desaparecido, pues bueno, ya sabemos porque Ian ahora anda siempre de malas (¿?)


    Se agradecen los momentos entre Effy y Hubert, pues todos somos fans del Goodair, aunque también he de admitir que tienen gracia las escenas "Hubhad” (vaya… ningún nombre le queda a esa pareja ._.). Ahora que lo pienso, si Chad fuera sadomasoquista como dijo Ian, eso explicaría el por qué se dejó “reducir contra la pared” por Hubert e.e

    Sin duda Chad es Sadomasoquista… y a Hubert le gusta eso xD


    Y así acaba mi sensual comentario, que no tiene ni pies ni cabeza, porque lo escribí mientras estaba castigado, así que disculpa su estupidez….. Su estúpida y sensual estupidez (¿?).


    Como sea, sigue escribiendo que quiero ver como aparecen los demás Holders, el gobernador, el Comisario (quien todos creemos y deseamos que sea Dante xD), el Haxorus que Chad iba a dejar en adopción, pero sobre todo….. Iota (~˘w˘)~


    Hasta luego, que tengas una Feliz Navidad ~ (?)
     
    Última edición: 5 Noviembre 2014
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    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado fifteen k. gakkouer

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    *aparece mágicamente en un esquina deprimida* ¿C-cómo pretendes que haga un comentario decente? ¿Eh? ¿Eh? ¿Eh?

    Intentaré a ver que sale *se da la vuelta y se limpia las lágrimas*

    Para empezar, el principio del capítulo me ha dejado a lo *poker face* y más cuando he leído le nombre. Debo decir que estaba impaktada (sí, sí, con “k” imagina lo fuerte que ha sido xD)

    Y… y… aunque al principio haya sido mi idea lo de que Dante podía ser el comisario, y sé que he dicho que preferiría eso mil veces antes de que estuviera muerto… ¡no puede ser! ¡No me lo creo! ¡Dante no haría eso! ¡No! D:<

    Siguiente xD

    La entrada a la cueva, épica ¿vale? Épica xD ¡Ay Ukita! ¡Cómo lo echo de menos! ;///;
    Y también Ian. Muy intimidante y todo lo que tú quieras pero en el fondo él es una buena persona y lo queremos xD

    La escena de Hubert sonrojado para evitar que Chad acabase la frase sobre Effy… *-----------* <33333 Morí de amor

    En general el reencuentro me ha gustado muchísimo, ha sido una mezcla de divertido (Ukita pls) y bonito, porque todos se ayudan entre sí en lugar de ir culpándose, y eso es precioso ^^

    Ahora… ahora es cuando llega la a parte en la que… yo… *no lo soporta y vuelve a llorar*
    Emily </3
    No exagero al decir que tras leer este capítulo estuve tres días súper deprimida.
    Lo dije, mis padres estaban preocupados por mí. Me preguntaron si me había pasado algo y yo a lo: “si les digo que es por una historia no lo entenderán” así que me encerraba en mi cuarto y miraba fijamente a la nada mientras aguantaba las lágrimas. ¡Lo peor! Es que soy tan masoquista que no paraba de leer los últimos tres párrafos. ¡Dios! ¡Lo he pasado mal! (Y no miento al decir que sigo bastante deprimida)

    ¡Pero! ¡Llegó el episodio 8 y eso me ayudó un poco! :3

    (Aunque el primer párrafo volvió a abrir la herida, sensación que creo que tendré todos los capítulos pero bueh :c)

    La escena de la recuperación de Fósforo ha sido muy bonita <3

    Todas las teorías que has presentado me han gustado. Sabes cómo dejarnos con la intriga y cómo desvelarlo todo en el momento justo.

    Y sobre lo del “Torneo Amistoso” solo tengo que dejar unas caritas:
    O-O -> ¬¬ -> T^T

    Me sorprendí mucho al escuchar el nombre, luego me enfadé por lo que hizo y a final me da pena porque quiero ver a Liza D:

    ¿Y qué decir de la escena de los abuelitos que no se haya dicho ya? ¡Perfecta! ¡Me ha traído demasiados recuerdos! La verdad es que hacía falta ya un final bonito y divertido. Pero claro, ahora es cuando vuelves a hacer mil capítulos deprimentes con los que me van a dar ganas de suicidarme C:

    En fin, me sentaré a esperar el capítulo 9 xD

    ¡Matta ne~!
     
    Última edición: 4 Febrero 2015
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    Bruno TDF

    Bruno TDF Usuario VIP Certified Gakkouwiki

    Libra
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    Título:
    [Rol de Pokémon] El Club de los que no quieren a Haxorus
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Acción/Épica
    Total de capítulos:
    10
     
    Palabras:
    3472
    Capítulo 9: Témpera

    No halló señales de la ciudad que habitaba en sus recuerdos. Siguiendo a sus compañeros del Club, un poco dejándose arrastrar por la marea de personas y pokémon, lo recibió en la entrada de la localidad un rimbombante arco de mármol, de cuatro metros de altura. Su relieve de letras doradas parecía hablarle, como si fuera un desconocido que en la vida puso el pie sobre las calles que aguardaban al otro lado: Sea bienvenido a la Nueva Ciudad Témpera. Y, en letras mucho más pequeñas, la llamativa aclaración: Capital de Galeia. Chad evocó el cartelito de madera que antes saludaba con timidez desde donde ahora se elevaba esta construcción que le daba ese recibimiento con palabras tan distantes. Las flores blancas que crecían en la entrada de la ciudad habían desaparecido, pisoteadas por el excesivo lujo de la bienvenida.

    Los tres ancianos de nariz roja ingresaron mezclados con la gente y los pokémon que caminaban fuera de sus pokébolas, rodeados por conversaciones variopintas, el llanto de un Cubone, chillidos de emoción… Y empujones, muchos empujones. Se respiraba un ambiente de alteración y prisa aquella mañana. Ian abría paso a garrotazo limpio.

    —¿No os han enseñado que a la tercera edad se la respeta? —proclamaba con una grandilocuencia de siglos pasados, golpeando cabezas al azar— ¡Apartaos, viles bellacos!

    Como a la vista enseñaba una apariencia frágil, Ian se libró de las posibles represalias.

    Una vez se ubicó al otro del arco de mármol, Chad sintió que se había inmiscuido en un sitio al que no pertenecía…

    Témpera, la ciudad en la que había empezado su aventura como entrenador hace unos años, ya no era la misma… Había expandido con exuberancia sus territorios, llegando a ser casi dos veces más grande que el año pasado. Avenidas construidas con elegantes adoquines ocupaban los sitios donde tiempo atrás se extendían las calles de tierra en las que Chad solía pasear con Fósforo; las veredas, en su momento tan grises como cualquier otra, fueron completamente remodeladas, quedando irreconocibles, brillantes. Macetones con rosas de distintos colores separaban los carriles de las calle. En cada esquina se alzaban faros dorados. Los edificios que la ciudad todavía conservaba, como el Centro Pokémon, habían duplicado o triplicado sus dimensiones, pero no sólo eso: sufrieron metamorfosis notorias en el diseño arquitectónico. Se veían modernos pero, más que nada, costosos. En realidad, Nueva Ciudad Témpera parecía estar pensada para la clase alta.

    —Éste es un emporio hecho para las personas venidas de alta cuna, estimado barón Rogelio —aclaró Ian tras que Chad le planteara esto al oído— Ciudad Témpera fue el único paraje que resistió la furia desatada por los draconianos, era obvio que todos los estimados sobrevivientes querrían mudarse a esta tierra prometida. Nuestro fabuloso-guapísimo-excelentísimo Gobernador amplió la ciudad, pero el valor de las nuevas parcelas era demasiado elevado para los plebeyos, que tuvieron que repartirse por el resto de la región. Los adinerados como nosotros —le guiñó un ojo— no tardaron en comprar el resto de los edificios y echar a sus habitantes con una honorable patada en los cuartos traseros.

    —Es impresionante cuánto ha crecido este sitio en apenas un año, mi querido capitán Ruperto —dijo Chad, tratando de meterse lo mejor que podía en el papel de barón Rogelio.

    —El poder del dinero ¡Jo, jo, jo, jo! —Ian dejó escapar una risotada añosa para disimular ante los ojos de las demás personas y pokémon que les rodeaban.

    —¡El Gobernador le puso más onda a la mejora de esta ciudad que a la reconstrucción de las otras! —agregó Ukita a viva voz.

    Ian le propinó otro bastonazo, esta vez en la oreja.

    —Excelentísimo Sir Sancho —espetó, con brillo amenazador en los ojos—, ¿cuántas veces os he dicho que no os expreséis como un vulgar jovencito?.

    —Di-Disculpadme, ¡oh, capitán Ruperto! —respondió Ukita. Lágrimas de dolor se deslizaban por su mostacho frondoso.



    Pudieron caminar con más soltura al llegar a la zona de la Plaza Central que quedaba en el corazón de la ciudad, un gran círculo de blanca piedra donde desembocaban la mayor parte de las avenidas de Nueva Ciudad Témpera. La única construcción que tenían que esquivar los visitantes que arribaban a este sitio era una fantástica fuente de agua, también construida en mármol, bastante grande. En sus bordes estaban esculpidos lo que parecía ser una montaña de Haxorus muertos. Desde el centro de las aguas danzantes, se elevaba una majestuosa estatua de tres metros, que representaba a una mujer con las ropas desgarradas, envuelta cariñosamente por una serpiente; alzaba un pokébola en lo alto. Chad interpretó que se trataba de un monumento que se había construido en honor a Effy y Hubert antes de que los declararan culpables por lo de los Haxorus.

    El odio que las personas ahora sentían hacia ellos lo reflejaba la estatua misma: muchas de sus partes habían sido destrozadas con objetos contundentes, además de que estaban manchadas por el impacto de globitos rellenados con pintura roja. Muchas de las personas que acompañaban a los tres falsos ancianos se dedicaron a mofarse de Atenea, de la Serpiente y del Club de los que no quieren a Haxorus en general. Chad apretó los labios al sentir tantas palabras hirientes juntas, pero trató de distraerse con los carteles de publicidad que se alzaban, enormes, desde los tejados de los negocios que bordeaban la Plaza Central.

    En todos aparecía la misma persona. Una chica que debía tener la misma edad que él. Muy bonita, debía admitirlo, con su larga cabellera dorada, la sonrisa irresistible, el brillo azulado de sus ojos y la piel de porcelana. En una publicidad que promocionaba camisones de dormir, dejaba entrever parte de sus curvas: aparecía de espaldas, arrodillada; el camisón blanco que llevaba puesto se le caía, dejando al descubierto sus hombros delicados y todo su cuerpo hasta la zona donde nacía su cintura, lugar en que detenía la caída de la prenda de dormir. Miraba a la cámara por sobre su hombro, con ojos dormidos pero mostrando una sonrisa dulce. En otro de los carteles aparecía vestida con una larga túnica blanca, los cabellos recogidos y acompañada por unos hombres vestidos de dragón y otro que interpretaba una serpiente; esta publicidad anunciaba el inminente estreno de la obra de teatro titulada La caída de los dragones, tragedia en cinco actos. También se mostraba promocionando películas que protagonizaba. Cosméticos. Artículos pokémon…

    Dos palabras compartían estas publicidades: Mimi Honda.

    —Veo que esa damisela tan guapa que embellece nuestros ojos desde las carteleras es muy famosa por estos sitios —comentó Chad acomodando el monóculo sobre su ojo.

    —¿Es que no la conocéis, barón Rogelio? —Ian fingió que le iba a dar un infarto— ¿De qué planeta ha venido usted? ¡La bella Mimi Honda es un ángel caído del cielo! —exclamó— Su sonrisa ilumina los corazones de los que sufrieron la ira de los Haxorus… Con su encanto resplandeciente, nos ayuda a soportar el dolor de haberlo perdido todo bajo la ceniza que invade el cielo de las otras ciudades… Sus ojos nos dan esperanza para seguir adelante… Hacen que se nos vuelen los cabellos: así fue como me quedé calvo.

    Hubert la describe como “el arma de distracción masiva” del Gobernador.

    Chad se sobresaltó al sentir los labios de Ukita cerca de su oreja. Sir Sancho continuó hablando:

    No te dejes engañar por su sonrisa. Yo llegué a conocerla y me pareció muy mala Honda.

    ¿Por qué le dicen así? —preguntó Chad también susurrando.

    Esta vez el que respondió fue el capitán Ruperto: Ian se había asomado a su otro oído, sin que lo advirtiera.

    Escúchame bien, Chango, porque no lo repetiré: Honda usurpó el Sillón de Gobierno durante la tragedia de los Haxorus ¿Lo sabes, no? —Chad asintió, algo intimidado por la forma en que el dios de la violencia le miraba a los ojos—. Para evitar que los ciudadanos de Galeia se percataran de esa forma tan poco noble de ascender al poder, transformó a su hija en una estrella del cine, del teatro y de la televisión. Los “galeianos” siguen demasiado atormentados como para dedicarse a sospechar del Gobernador, por lo que prefieren apaciguar sus penas disfrutando de los encantos de Mimi Honda —y por las dudas, agregó con un cambio de tono:— ¡Jo, jo, jo, jo!



    —Por cierto, capitán Ruperto —intervino Ukita rascándose la nariz postiza—, ¿aún nos separan muchos metros del Olympus Délices?

    —No, mi buen Sir Sancho, desde aquí logro verlo —Ian señaló con el bastón la zona que quedaba a espaldas de la estatua maltratada.

    Chad entonces reparó en una construcción que había escapado a su escrutinio debido a la distracción que le provocaron las publicidades de Mimi Honda. Al otro lado de la calle circular que separaba la plaza del resto de Nueva Ciudad Témpera, se erigía un edificio de una blancura tan límpida que recordaba a la Ciudad Lienzo de tiempo atrás, cuando no estaba invadida por las cenizas de Barniz. Debía tener por lo menos tres pisos, de techumbres altas. Cuatro columnas de estilo griego sostenían el techo de la fachada, la cual estaba adornada con pokémon legendarios de piedra. Dos ventanales de marcos de oro se extendían en los laterales de la fachada, desde el techo hasta el suelo. Entre ambas flameaba un estandarte rojo con el símbolo de la ciudad, colgado por encima del portón de entrada, al que se accedía tras subir una escalinata de veinte peldaños.

    Era el restaurant cinco estrellas de donde Ian, Ukita y Chad debían robar la comida para el Club: Olympus Délices. Se rumoreaba que el propio Gobernador era el dueño. Brendan y Emily ya debían de estar escondidos cerca del patio trasero del establecimiento gastronómico, pues en los planos que Ian había robado de la biblioteca de la ciudad, figuraba que allí había una puerta que daba directamente a la cocina. El escape para los Dittos sería sencillo... Sólo restaba cruzar sus puertas para poner el plan del Club en marcha.

    Pero contaban con un pequeño imprevisto: la multitud que los había acompañado a lo largo de la Ruta 305 se había congregado cerca de la puerta, conformando una marea difícil de atravesar. Era una mezcla interesante de personas: la mitad de las mismas iba envuelta en vestimenta glamorosa, otras presentaban aspecto más coloquial y de vez en cuando se veía la cabeza sucia de algún limosnero. Conformaban todo un obstáculo que los separaba veinte metros de la entrada del Olympus Délices… PeroChad tuvo una idea efectiva.

    —¡Jue, jue, jue, abrid paso, maleducados! —gritó.

    Y comenzó a repartir bastonazos a la gente, logrando que las confundidas víctimas los dejaran pasar con relativa comodidad.

    —¡Jo, jo, jo, jo!

    —¡Jurujujaja!

    Ian y Ukita lo imitaron, cada uno con su risa particular. Para evitar que los recriminaran por su accionar, fingieron sordera, ceguera, afasia y desorientación; todo junto.

    Lograron con rapidez llegar a la zona frontal de la multitud, pero fueron detenidos por una cinta roja elevada entre pequeños postes dorados, que el restaurant había dispuesto para mantener despejada la calle y las escalinatas de piedra… Era ciertamente frustrante, porque sólo quedaban unos metros para llegar a la puerta de oro. Cinco hombres envueltos en trajes blancos, con lentes de sol, enfrentaban a la multitud que quería traspasar la precaria cinta que los limitaba. Respondían entre gritos a los atrevidos que los insultaban, y amenazaban con destrozarlos si se animaban a generar una revuelta, o peor: enviarlos con el Comisario. La gente quería entrar al restaurante a toda costa, desquiciada. Parecían bestias en celo…

    Ares comenzaba a impacientarse:

    —¡ARRRGFH! —rugió, sin dejar de parecerse al capitán Ruperto— ¡¿Por qué azares diabólicos del destino hay tanta gentuza junta hoy?! ¡Las tripas de mi edificio corporal rugen con la ferocidad de un león!

    —¡Vuelve al asilo, viejo idiota! —respondió un desconocido desde algún punto del gentío.

    —¡¿No sabes que vienen “ellas”?! —preguntó la voz sorprendida de una mujer— ¡Hay que ser ignorante de la vida!

    —A veces sufro de amnesia, mi rechoncha damisela —contestó Ian mordazmente.

    “¿Ellas?” pensó Chad, extrañado.

    En ese momento se levantó un chillido generalizado en la Plaza Central… Pues una limusina gris estaba recorriendo, en ese momento, la calle que conducía al Olympus Délices



    El interior era amplio y acogedor. Un pequeño sillón bordó recorría tres de los cuatro costados de aquella habitación de la limusina, rodeando la mesita del centro sobre la que relucía la crema de muchos dulces como macarons, cupcakes, galletas y demás exquisiteces Los parlantes del techo emitían conciertos de música clásica, pero más fuerte era la risa de las dos jóvenes que conversaban, ajenas a lo que pasaba afuera, pues cortinas rojas caían sobre las ventanillas. Sólo las iluminaba una mini-araña blanca.

    —¡Hey, hey, Mimi! —decía una de ellas con una gran sonrisa. Vestía una chaqueta naranja, pantalones negros y zapatillas— ¿Qué tal es ese lugar al que vamos?

    La joven Honda, envuelta en un fabuloso vestido cuyo color combinaba con sus ojos y sus cabellos, se sonrió con orgullo:

    —La maravilla entre las maravillas, amiga mía —contestó. Acomodó tras su oreja un mechón de pelo suelto, haciendo tintinear sus pendientes con diamantes incrustados— Allí habitan los magos de la cocina que antes trabajaban en el Centro Comercial VIP.

    —Wow, ¡me dan más ganas de estar ya en ese lugar! —respondió la otra, alegre— Aunque no sé si podré probar otro bocado después de todos estos dulces.

    —Estamos en la misma situación —Mimi se reclinó en su asiento, frotándose el abdomen—. Pero para mi padre es necesario que estemos hoy presentes.

    —¡Arriba el ánimo! —exclamó la otra chica, tendiéndole un chocolatín— Estaremos juntas. Desde que eres actriz no he podido hablar mucho contigo.

    —Tú no estás precisamente en una situación más relajada.

    La mirada de su amiga de pronto se ensombreció repentinamente. Ésta miró hacia el suelo alfombrado de la limusina. Sus puños se cerraron sobre las rodillas, pero de igual manera la miró a los ojos. Mostró una sonrisa sincera.

    —No me queda otra...

    Sostuvieron sus miradas el resto del viaje. La conversación había derivado a una instancia incómoda pero, por suerte, la limusina no tardó en tomar la calle que bordeaba la Plaza Central…

    El griterío pronto hizo hizo vibrar las ventanillas… El vehículo se detuvo con una breve pero brusca frenada.

    —Llegamos… —Mimi guiñó un ojo a su compañera mientras la puerta de la limusina se abría por mano de un elegantísimo mayordomo—. Sonríe, saluda, firma autógrafos ¡Debes aprender a disfrutar de tu popularidad, caramba!

    Y así, salieron a mostrarse ante le gente de Nueva Ciudad Témpera.

    La joven que vestía con más sencillez, al descender de la mano del mayordomo, se encontró con un montón de rostros desconocidos que, sin embargo, la identificaron a ella como si se tratara de una amiga o una novia de toda la vida. Chicos de todas las edades que le lanzaban besos; entrenadores de mirada desafiante le enseñaron una pokébola en alto, promesa de que la enfrentarían algún día; tres ancianos estrafalarios la observaban boquiabiertos como no pudiendo creer que estaba allí, que se trataba de ella… Los guardias tuvieron que lanzarse contra la multitud para evitar una estampida…

    Se escuchó un grito proclamando el nombre de las jóvenes:

    —¡VIVA LA VERDADERA DIOSA! ¡VIVA MIMI HONDA!

    —¡¡¡VIVA!!!

    —¡VIVA LA CAMPEONA DE GALEIA! ¡VIVA LIZA WHITE!

    —¡¡¡VIVA!!!

    Los ciudadanos de Témpera y aquellos venidos de afuera se deshicieron en un sonoro aplauso, menos aquellos tres ancianos tan particulares. El más bajito de ellos zamarreaba con violencia a sus dos acompañantes, que se encontraban de pie uno a cada lado de él. A Liza le resultó gracioso ver cómo las galeras le bailoteaban sobre las calvas mientras el viejito que los sacudía exclamaba “¡E-Es Liza! ¡E-e-e-es Liza! ¡No puedo creerlo, es la Campeona!”, desencajado por la sorpresa. Rió levemente ante eso y saludó al público con una mano en alto, por recomendación de Mimi.

    —Debes hacerte querer, ¿a qué es lindo ser el centro de atención? —le decía. Sólo Liza podía escucharla, porque los aplausos y chillidos eran ensordecedores.

    —Has perdido la humildad nuevamente.

    Mimi infló los mofletes, molesta con el último comentario de Liza, pero alguien apoyó una mano en su hombro antes de que pudiera responder… Una tercera persona que acababa por una de las puertas delanteras de la limusina.

    Moura Honda, el Gobernador.

    Era un hombre tan alto que Mimi y Liza debían alzar un poco la cabeza para poder centrarse en su fisonomía inteligente, suave como la de uno de los dioses del Olimpo. Conservaba una apariencia joven a pesar de los años que tenía, pero su adultez estaba marcada por los ademanes que hacía a la hora de moverse, los de una persona con experiencia en la vida. Llevaba unos lentes semi-oscuros sobre el tabique de la nariz recta y un cigarrillo humeante apretado entre sus dientes. Cabellos ligeramente escandalizados, que le caían en puntas sobre la amplia frente y los costados de la cabeza; de tiene rubio como los de su hija, pero más oscurecidos. Llevaba un impecable traje gris acompañado de camisa bordó y corbata de igual color. Miraba al público con calma, impasible ante los ojos sorprendidos de los ciudadanos: nadie esperaba su presencia.

    Moura dirigió una mirada tanto a Mimi como a Liza. Entonces mostró una expresión amable hacia ambas.

    —Que en ningún momento se les olvide que este almuerzo es en honor a ustedes. El Olimpus Délices ansiaba mucho tiempo deleitar el paladar de sus diosas —sonrió—. Que se me considere hoy un simple padre y amigo que las quiere acompañar.

    Sin más, el Gobernador se dirigió a la puerta. Dos mayordomos ofrecieron sus brazos a Mimi y a Liza.

    La primera tomó el del suyo con encanto, pues el suyo era tan guapo que intentó evitar babearse, no fuera que los fans se disgustaran al ver su expresión enamoradiza. Liza tomó a su mayordomo con cierta timidez, pues no estaba acostumbrada a los protocolos de la clase. Cruzaron la puerta de entrada seguidas por un séquito de guardaespaldas malhumorados…

    Se perdieron de vista, al otro lado de la puerta de oro. Sus fanáticos, rezagados en el exterior, aullaban despojados de la cordura.



    En medio del griterío, los tres falsos ancianos intercambiaban palabras atropelladas.

    ¡Es peligroso! —susurraba Chad, exasperado— ¡Allí dentro estarán Mimi Honda, el Gobernador y la Campeona! ¡Eso significa una gran presencia de fuerzas de seguridad!

    —¡Estoy de acuerdo con el barón Chadcito! —secundaba Ukita sacudiendo la cabeza para mostrar afirmación.

    ¡¿Acaso quieren morir de hambre?! —Ian estaba tan malhumorado que hasta su bigote irreal se había crispado para acompañar el sentimiento— Miren, elegí este lugar porque tiene los alimentos de mejor calidad. Los de otros sitios son pasables, pero no es del todo agradable comerlos. No podemos dar marcha atrás ahora… —frunció las cejas, enojado— Además, ¿qué sería de Brendan y de Emily? Si abortáramos la misión, no tendríamos forma de avisarles.

    >>El Club de los que no quieren a Haxorus tiene una regla que está prohibido romper: “Jamás se dará marcha atrás”

    Chad pensó que Ian tenía razón, pero seguía pareciéndole peligroso. No obstante, asintió. Se encargó de convencer a Ukita de que seguir con el plan era lo mejor.

    —¡Jo, jo, jo, jo! —rió Ian, el capitán Ruperto. Alzó la mano para llamar la atención de uno de los guardias que contenían a la multitud.

    —¡Qué quieres! ¿No ves que estoy ocupado? —ladró éste.

    Ian le dio un bastonazo.

    —¡No deberíais expresaros así ante los mayores, jovenzuelo! —recriminó al enfurecido guardia— ¡Exigimos que nos dejen entrar! ¡Somos Invitados de Honor en este almuerzo dedicado a las diosas!

    —¿Ah, sí? —el guardia no se mostró muy dispuesto a creerles— ¿Y cuál es el nombre de los señores?

    —Capitán Ruperto Baltasar Gutiérrez de los Valles de la Esperanza Velero Fernández —respondió Ian.

    —Barón Rogelio Estanislao del Campo Pereira Pereira —dijo Chad con elegancia, presentándose con un levantamiento de galera.

    —Sir Sancho Lanza —terció Ukita, observando al guardia a través del monóculo.

    El sujeto del traje blanco los miró un instante… No pudo evitar la risa.

    —¡Por amor de Arceus, qué nombres tan ridículos! —se limpiaba las lágrimas—. Esperen aquí, consultaré sin están en la Lista de los Invitados de Honor... Aunque les advierto que sus traseros ya pueden ir saludando a la punta de mi zapato.

    Dejó atrás al trío de ancianos. Ian, Ukita y Chad esperaron con los corazones galopando en sus pechos…

    Diez minutos después, el guardia regresó hasta ellos. Apartó la cinta roja para dejarlos pasar.

    —Efectivamente aparecen en la lista —dijo. Se mostraba avergonzado— Me disculpo por mi mala educación, señores capitán Ruperto, barón Rogelio y sir Sancho…

    >>Les doy la bienvenida al Olympus Délices.
     
    Última edición: 6 Noviembre 2014
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    Lelouch

    Lelouch Rey del colmillo

    Aries
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    Tres largos y aburridos meses habían pasado; ni un alma había vuelto desde entonces y el lugar se había convertido en un pueblo fantasma. Fue entonces cuando apareció: el mesías, el salvador, aquel héroe legendario que los guiaría a todos a la victoria. ¡¡¡Juanjo había llegado a comentar!!!

    (Después de escribir la linea anterior tarde tres horas en continuar porque me agarré a leer un manga. No es joda xD)

    Antes que nada...... no hay nada (?) *Le da un bastonazo a Bruno por no reírse y no continuar después de tres meses* Me decepcionas Bruno, ni siquiera Gold y yo pospusimos tanto tiempo nuestro combate... *sí cómo no*. Pero como veo que no vas a hacer nada hasta que alguien deje un comentario, supongo que yo voy a ser el que se tenga que sacrificar por los demás.... como siempre D:<

    En fin, ha sido un capítulo interesante e incluso revelador, con un par de toques humorísticos, como debía ser. Me he reído especialmente en la parte de "Para evitar que los recriminaran por su accionar, fingieron sordera, ceguera, afasia y desorientación; todo junto." También me ha gustado ver a Ian actuar como líder *^* Una pena que Chad sea tan malo siguiendo órdenes (?) También Ukita ha tenido su buena dosis de humor, con todo eso del "barón Chadcito" y el bastonazo en la oreja que se llevó x'D

    Luego, en cuanto han dicho lo de que Liza era la nueva campeona me he quedado de piedra al igual que los "ancianitos"; supongo que fue nombrada campeona al ganar el Torneo amistoso (que de amistoso tenía lo mismo que Ian), lo que significa que Steve fue derrotado. @Steve Yops te doy mis condolencias, pero todos sabíamos que no ganarías (?). Voy a extrañar al antiguo campeón, aquel que fue nuestro mentor en la Escuela pokémon y cuyo Gallade acojonaba en la cueva Témpera T^T Seguro el Gobernador lo echó a patadas.

    Algo que me ha causado extrema curiosidad ha sido el hecho de que estuviesen en la lista de honor xD Supongo que alguno de ellos habrá modificado la lista en algún momento. Además de que ahora puedo anexar el robo de planos a la enorme lista de crímenes de Ian, como robo de binoculares, de la flauta solar, de una pelota a un niño, de un dulce a un bebé, hacer grafiti en la casa de Destiny, robo de una camioneta sólo para empujarla por un volcán, suplantación de identidad, incendios forestales....


    Por último, sigo opinando que el comisario es Daniel e.e

    En fin, que el capítulo me ha gustado bastante (todavía me río de los nombres que les pusiste, sobre todo del Capitán Ruperto Baltasar Gutiérrez de los Valles EVF e.e). Me gustaría haber hecho un mejor comentario, pero acá son las cuatro de la mañana, y se que cuando me levante voy a estar como un muerto por no dormir....
     
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    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado fifteen k. gakkouer

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    ¡Es mi momento glorioso de comentar! *una ronda de aplausos* #okno xD

    En fin, creo que todo sabemos que empezaré quejándome porque he tenido que leerme de nuevo el capítulo ya que si no, no me acordaba, ¿y eso por qué? Porque Bruno no sube el siguiente y entonces a mi se me olvida D:<
    Bien, ya desahogada, pasemos al capítulo.

    ¡Témpera! ¡Mi querida Témpera! Tan hermosa que era ella: sencilla, tranquila y apta para toda clase social (? O bueno, así me la imagino yo siempre.
    Y ahora, con el querido y maravitupendo Gobernador (#NoteseLaIronía #NoHate) pues se ha convertido en un lugar que, sinceramente, a mi no me gustaría habitar.

    Y ¡oh! ¡La estatua! Al leer el primer párrafo estaba pensando: "No puede estar intacta" y al leer el siguiente me sentí súper inteligente pues, me enfadé con los habitantes pero bueno, ya no me sorprendió tanto así que me aguanté las ganas de gritar.

    Mimi... ay Mimi... ¡eres famosa! ¡Felicidades por cumplir tu sueño! (? Y Liza, es Campeona~
    Me alegro tanto por ellas, más que nada porque están juntas. No me gustaría saber que en ese situación Liza estuviera sola y además, así a Mimi no se le sube la fama demasiado a la cabeza e_e

    Me ha gustado muchísimo cómo Ian ha dejado claro que no debían abandonar, y sobre todo que sea fiel a la regla del Club.

    ¿Qué más? ¡Ah, sí! En fin, los abuelos x'DDDDDDDDDDDDDDDDDD Amo sus nombres, sus bastonazos, la forma de hablar... lo amo todo simple y llanamente porque los amo xD Son el toque de comedia que este fic necesitaba, sí señor~

    Y bueno, mi vaga memoria me dice que ya no tengo nada más que recalcar del capítulo así que, cómo siempre, no he visto faltas, he pasado un buen rato leyendo (eso es raro aquí ¿vale? xD) y todas esas cositas que siempre te digo~

    Escribe ya o dejo de hablarte ¬3¬
     
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    Etihw

    Etihw The Golden Witch Comentarista empedernido

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    Akjgfkajfgakjfhaskjgfkjgaskajdf... <33

    Antes de nada... repito, duele ver ese "6 de noviembre de 2014" </3

    ¡Onurbozuuuu! ¡Cielo, esto es genial! A pesar de que aún no sé bien cómo es... cómo son los lugares del rol y eso, he podido comprender todo gracias a esas magníficas descripciones que haces. Y esa manera de narrar tuya... enamora <333333 Gracias a ti ya tengo dos crush <333 (cofcofChaddieeIancofcof<333)
    Y... shippeo a todo santo Dios ._. Omg.

    Ya, bueno, quitando esas cosas me parece una historia maravillosa. ¡Mira todo el misterio que tiene, y la trama tan enrevesada que maquinaste! ¿Sabes lo enganchada que estuve en todo momento? ¡Es uno de los mejores escritos que he leído! ;0; Y tu manera de escribir en verdad me enamora, es tan maravillosa. Me encanta cómo haces las cosas<333
    No sé cómo comentarte xD Así que dejaré un comentario de cada capítulo c:

    Capítulo 1:

    Asdfgh, ¡este capítulo me conmovió con la relación de Fósforo y Chaddie! Al principio estaba confusa sobre quién era Fósforo y eso xD Pero luego me di cuenta de que era ese Blaziken que me empezaba a intimidar (? La emoción de Chaddie por ver a sus amigos y volver a Ciudad Lienzo... ay ;u; Me morí de la ternura. Claramente que la relación que tiene con Blaziken es una amistad muy unida... mirarse mal y propinar golpes <3 Fósforo parece un dormilón o: Y... bueno, ya te señalaron el dedazo que tuviste: "apagagaron". Amo ese dedazo xD Pero en mi opinión, fue un capítulo lleno de emoción y ternura ;u; Y yo pensando inocentemente que sucedería de todo bueno...

    Capítulo 2:

    Ya sabes que yo aún no conozco Ciudad Lienzo (pronto quizás(?)) y, bueno... con las gloriosas descripciones y comparaciones que hiciste me pude hacer una maravillosa idea de cómo era sin problema alguno, y también de lo mal que debía de estar ahora. Realmente, esto puede leerlo cualquiera sin dudas <3 Me pareció curioso todo lo que pasaba alrededor de Chaddie a medida que caminaba o: Pues él lo decía, yo lo sentía (?) Tienes ese poder de conseguir que el lector sienta lo que escribes xD Ya pues... el señor del Centro de Adopción Pokémon no me dio buena espina desde el principio, sinceramente e_e ¡Y tuve razón en ello! ¡Fue cruel leer cómo apuntaba la escopeta a ellos dos! A pesar de esto, sentía que el hombre la había pasado muy mal y pues... ¡qué más da! ¡Nadie apunta así a mi Chaddie! e-e *En el transcurso de la historia Sweet se enamoró de él. Déjenla ser feliz.*
    Y... las lágrimas se me saltaron al leer la última frase... Onurb, eres malo...

    Capítulo 3:

    Akjdhalhjas, ¡no, no! ¿Por qué? D': Ahora ando traumatizada con ese señor. Siento que algún día se me aparecerá en mis sueños con una escopeta, sin un brazo y otro a casi caerse con cara de psicópata... ¡Ugh! Tengo miedo ahora (?) "'¡Fósforo!" Recuerdo haber gritado en la soledad de mi cuarto (?) Y... el cómo Chaddie se quedaba ahí, paralizado, mientras ese señoraco de pacotilla estaba a punto de dispararle... ¡Chaddie no debería rendirse tan rápidamente! A pesar de la situación en la que se encontraba Fosfito... (déjame poner motes kawaii :< ) Pero akfhalkfa, ¡salté de la silla tras la aparición de ese Arcanine! *0* Dios le bendiga <3 Y después de eso, la situación con la gente del pueblo... ¡despreciable! Fueron tan malos con un muchachito y sus pokémon :< Que bien que corrió como alma que se lleva el diablo y... ¡se encontró con Hubby! Ay, que bueno que lo salvó uwu
    La conversación fue tan alfhaskd D: Cuando dijo que no había salvación para Fósforo, todo se me desmoronó ;____; Salvó la vida de su amigo... y Chaddie sufría por ello ;---------; Ay, Dioh, no puedes ser tan cruel, de verdad </3

    Capítulo 4:

    Te odié hasta que llegué a leer el capítulo entero <3 (? Pero bueno, vamos por partes. Al principio estaba sufriendo ;_; Pero pero pero luego aslkahda. ¡Chaddie se había revelado contra Hubby! (? ¡Uh! Y luego... "Hubert aprovechó la distracción para reducirlo contra una pared." ¿Lo hiciste a propósito, por algún casual? <3333333333333333 Eres asombroso por hacernos sentir taaaantas cosas en un sólo capítulo. Primero me sufría, luego fangirleaba, y después de eso me sentí mal al llegar lo de la Oficial Jenny :c Rayos~ ¡debió pasarlo horrible! ;----; Ese lugar parece realmente cruel con cualquier cosa... Y luego, al llegar a la parte donde aparece Spritzee, ¡pum! ¡Volví a sentirme feliz! ¡Fósforo iba a curarse! ¡Todos felices! ¡Chaddie feliz! :'D Y, claro, cómo no... al final vuelvo a sentirme horrorizada por la última frase.
    ¿Te crees una montaña rusa? ¡Ese era tu sueño de niño, no me engañas! Porque lo haces genial... las emociones se me cruzan ya por tu culpa :'<


    *Se va a buscar dos litros de agua y fruta porque lo que viene ahora le costará más y más comentar* ;uuu; <///3


    Capítulo 5 y 6 (porque obviamente necesitan ser comentados juntos(?):

    Hay tanto que quiero comentar de esto y no consigo... xD
    Ya pues... ¡aquí aparecen los demás personajes! O: Bueno, nombrados, sólo (? Aquí es donde uno por fin se entera de todo lo que pasó en ese año que seguramente fue tranquilidad pura para Chaddie~ ¡Y fue horrible! ¡Todo lo de los Haxorus me pone la piel de gallina...! No me extraña que se revelaran, pero hasta el extremo de matar... :< Se nota que sí les molestó. Aunque, sinceramente, odié a las personas que capturaban Haxorus por dinero. ¡Oro! ¿Qué se creen? >:C ¡No deben hacer esas cosas! ¡Tienen derechos, merecen vivir libres! No me gusta nada esa gente ;-;
    Bueno, siguiendo con la historia... no sé qué decirte ni destacarte, realmente, porque todo me encantó.
    ¡Ah, sí! ¡Ya sé de qué me olvidaba! ¡Maractus! Fue una de las pocas escenas que me hicieron llorar a moco tendido al leerlo, en serio D: Dios... incluso ahora me saltan las lágrimas al recordarlo, shet.
    ¡Oh! Y no nos olvidemos de lo de Emily y Dante... ¿Dante muerto? ¡Oh, muerto! Santo Dios, que te gusta hacer sufrir a tus lectores :'<< Y a la pobre Emily...
    Lo de los nombres esos como "Ares", "Atenea", y "La Serpiente" y todo lo demás (? me encantó.

    Aw, esto me resultó tierno... gracioso y simpático. Me pude permitir reírme con ellos y sentirme parte de lo que ocurría.

    Y la parte cuando se encuentra a Effy en Ciudad Témpera, ay, pillín. Son tan lindos juntos, esos dos son el uno para el otro sin duda alguna. Aunque hay veces que me siento que os shippeo a ti y a Nami y hasta más emoción me da xD

    Bueno, muchas cosas me gustaron, pero realmente no te puedo destacar más, porque... ¡todo me gustó! (? Como en todos los capítulos. Dioh.
    Aunque en estos realmente me quedé sorprendida con todo lo informativo que fue, con todo lo que explicaste en él. Con todo, vamos xD

    Capítulo 7:

    Le hacíais tanto bullying a Rojo que ya no lo veo como tal ._. ¡Pobre! ¡Hasta a mí me dolió esa tortura! Dios, ¿cómo logras que lo sienta todo? /m\ Bueno, bueno... la manera de entrar a la cueva fue muy pensada (? Estuvo genial~ y simpática. ¡Y el reencuentro, eso sí fue alegría para mis ojos! ¡Gracioso, cariñoso, enternecedor! Claro, todo esto hasta llegar a la parte de Emily... Lo de Emily me desgarró. En serio. Al principio todo era alegría, no podía quitar la sonrisa de mi rostro y reírme de vez en cuando (sobretodo por Ukita), hasta llegar a esa parte en que... mi cara se sintió pesada (?) y me sentí bien triste... lo de Emily te deja con un sentimiento amargo en tu pecho, sobretodo por sentirla tan cerca... No sé si me entiendas (mentira, no hay nada que no entiendas, uh)
    Realmente no puedo comentarte mucho de este capítulo porque me dieron varios vuelcos al corazón de la emoción y el dolor ;_; Pero aksa<3

    Capítulo 8:

    ¡Blaziken está curado! ¡Fiesta! \(*0*)/ Bueno, bueno... aunque sufrí con lo de Emily, claramente me tuve que poner feliz porque lograron curar a Fosfito~ :'3 Benditos pokémon<33333333 Ya bueno, me encantó Ian aquí, realmente me encanta esa manera de ser suya, ay xD Y la manera en que se expresa. ¡Oh, chico! Eres otro de mis crush<3
    (el otro es Chaddie por si no se notó(?)
    Adoré la parte en la que Elisa prepara a Chaddie y hablan y todo eso. No sé, pero es taaaaaaan tierno, lo sentí esponjosito (? Eli se ve bien adorable, me cae como un peluche<3333333 Y bueno, después me quedé con cara de "Khé" al no entender quiénes eran esos viejitos xDD Dios, que ingeniosos.
    Me pareció uno de los capítulos más simpáticos porque no me desgarré tanto como los otros.

    Capítulo 9:

    QUÉ ME DICEEEEEEES. ¡NO PUEDES DEJARNOS ASÍ! Q^^^Q ¡Esto se puso demasiado bueno! He de admitir que me zampé el capítulo de golpe. Quiero decir... ¡narices, me encantó lo que hiciste! xD ¡La aparición de Mimi-chii! El cómo Chaddie la describió incluso me hizo gracia (? aunque obvio fue porque era el Barón Rogelio u3u

    (Aquí me refiero a la parte de "—Veo que esa damisela tan guapa que embellece nuestros ojos desde las carteleras es muy famosa por estos sitios —comentó Chad acomodando el monóculo sobre su ojo." (?)) Aunque la manera describir de Ian también estuvo... Le dejó calvo, ¿no? Que romántico de su parte.

    *Aplaude con ganas* Ese momento en el que insertas un mal chiste en algo serio. Ay, te llegaré a amar algún día de estos.

    Bueno, amé esos bastonazos y esa manera de "excusarse" por ello. Si tengo que ir a algo que verdaderamente me llamó la atención en el capítulo fue, sin dudas, lo que pasaba en la limusina D: ¡Estaba muy curiosa por saber quién era esa chica que iba con Mimi! ¡Y resultó ser Liza! Lizzie estaba con Mimi-chii, wow :< Mimi... una famosa Diosa (? y Lizzie la Campeona, que asombroso ;_;
    Bueno... los ancianitos merecen un premio a "Discreción lo mínimo" (?) Really, esos viejitos no tan viejos son dignos de amarse, con esos nombres, y esa manera de pasar entre la gente de buena gana (?. Me reí mucho con ellos~ Sobretodo con el Capitán Ruperto Baltasar Gutiérrez de los Valles de la Esperanza Velero Fernández. Hasta el nombre lo hace digno de ser mi abuelito(?) Ya qué, todos los nombres son tan sensualmente ridículos xD
    Igual que Juanjo, me pareció curioso lo de que sus sensualotes nombres estuviesen en la lista de honor. ¡Oh! No nos dejes con la intriga de saber porqué motivo están ahí, Onurbozu :<





    Intenté hacerte un comentario lo más serio posible, pero chico, me pones las emociones a flor de piel y ya no sé lo que hago xD Realmente siento que me faltaron algunos puntos de la historia que me habría gustado fangirlearte (?, pero bueno. Hubieron algunos dedazos más por ahí que me fijé mientas leía, como una tilde mal colocada (tú también tienes esos pequeños problemas a veces, es normal u.u), pero realmente fueron un par de veces tan sólo. ¡Bien hecho! Tu ortografía y tu manera de narrar, ambas, están bien cuidadas y eso es admirable. Te las ingenias para ponerle ese toque de misterio en cada capítulo el cual deja al lector enganchado en ella y con ganas de más. Tú tienes talento en esto, Onurbito<3

    Bueno, sin más, te dejo~ Espero volver pronto para leer el tan ansiado capítulo 10 :< Realmente llevo tiempo esperándolo (2 días (?))
    Me despido con un cariñoso saludo<333

    PD: ¡Me dijiste que te pondrías a escribirlo si me casaba contigo! ¡Más te vale que aparezca aquí el capítulo 10 a lo mucho dentro de una semana! D:< (??




     
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    Bado

    Bado El malvado señor del hype

    Capricornio
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    He tardado casi dos horas en leerlo todo, pero ahora que he terminado, puedo proceder a comentar.

    Me ha gustado la forma en la que relatas todo. Te sumerge en la historia de una forma que engancha muchísimo y te atrapa. Tanto ha sido que me he leído los nueve capis de un tirón, cosa que normalmente no me ocurre con un fic xD.

    En cuanto a faltas de ortografía, no he visto ninguna grave, algún pequeño error al escribir alguna palabra que le puede pasar a cualquiera en los primeros capis, pero aun así el relato se puede leer tranquilamente y disfrutar de ello.

    Veremos a ver que les deparará a nuestros queridos "ancianitos" dentro del restaurante. Esperemos que todo salga bien. ¡Saludos y ojalá continúes la historia pronto!
     
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    Bruno TDF

    Bruno TDF Usuario VIP Certified Gakkouwiki

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    Título:
    [Rol de Pokémon] El Club de los que no quieren a Haxorus
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Acción/Épica
    Total de capítulos:
    10
     
    Palabras:
    3518
    Capítulo 10: Monarca

    Un silencio aplastante, atroz, lleno de desconcierto. Eso fue lo que inundó la Plaza Central cuando los tres ancianos comenzaron a caminar en dirección a la escalinata del Olympus Délices luego de que uno de los guardias les dejara libre el paso. Todo rastro de la música, de los gritos y de las conversaciones se esfumó con el eco de sus zapatos sobre el mármol, al tiempo que las grandes puertas de oro se abrían con un leve chirrido, listas para recibirlos.

    Una desagradable sensación recorrió a Redflame. Si bien sus ojos estaban enfocados en la entrada al restaurante de Honda, podía sentir las miradas de la multitud que había a sus espaldas… Como agujas calientes atravesando su piel, hasta el corazón de los huesos. No le gustaba nada el ambiente que acababa de generarse en Nueva Ciudad Témpera, y comprobó que lo mismo les sucedía a Ian y Ukita, en cuyos ojos notó la incomodidad. La sensación de que, aún disfrazados, estaban en peligro.

    —Maldición… —comenzó a musitar, entre dientes, el guardia que guiaba sus pasos. Chad notó que estaba incluso más nervioso que ellos— Maldición, maldición…

    Tan pronto como había caído, el silencio se esfumó para dar paso a un intenso murmullo de voces. A juzgar por las palabras aisladas que tuvieron oportunidad de percibir, los ciudadanos se encontraban sorprendidos. Trataban de asimilar el hecho de que tres hombres mayores, salidos de la nada y que se habían acercado a base de bastonazos, entraran sin más al restaurante. Decían que eso era inaudito, que se trataba de una grave falta de respeto… Un insulto a los fieles devotos de “las Diosas”.

    Lentamente, el murmullo se tradujo en gritos de odio:

    —¡¿Quiénes son esos vejestorios?! —chilló indignada una mujer.

    —¡No es justo, NO ES JUSTO! —gritó a su vez un hombre de avanzada edad. Vestía una camiseta con el rostro de Mimi— ¡Yo también quiero almorzar con mis diosas! ¡Ancianos asquerosos, cómo los odio!

    —¡No las merecen!

    —¡No acamparon toda la noche como nosotros, esperando a La Rubia! —vociferó una joven con ojeras.

    —¡Hijos de puta! —gritó alguien más, no se supo si mujer u hombre— ¡Si no podemos acompañarlas, ellos tampoco lo harán! ¡Agárrenlos!

    Fusionando sus voces en un solo alarido, donde se mezclaba la furia y el odio, los ciudadanos se lanzaron contra el cordón de guardias que los separaba de la entrada del restaurante. Los cinco hombres vestidos de blanco lograron contener la estampida por unos segundos, ante las atónitas miradas de Chad, Ian, Ukita y el guardia restante. No lograron resistir mucho más y dos de ellos fueron arrastrados por la masa humana, mientras que los tres restantes desaparecieron, como tragados por la multitud. Probablemente pisoteados. Probablemente muertos.
    La magnitud de la escena dejó paralizados a los tres falsos ancianos. Veían cómo las miles de personas se dirigían hacia ellos articulando frases de odio, con los ojos inyectados en sangre y desesperación animal.

    El guardia de traje blanco soltó una serie de palabrotas y los tironeó por el cuello de sus trajes, obligándolos a acelerar el paso.

    —¡Rápido! ¡MÉTANSE DE UNA VEZ, IDIOTAS! ¡RÁPIDO!

    El hombre los empujó sin delicadeza. Los entrenadores disfrazados se dieron la vuelta y vieron las puertas doradas, cada vez más cercanas, abiertas como las fauces de un monstruo. Una botella de vidrio pasó cerca de sus cabezas y se deshizo contra el blanco mármol del Olympus Délices. Después llovieron piedras y otro sinfín de objetos contundentes…

    Cuando Redflame miró una última vez por sobre su hombro, se encontró con incontables dedos aferrando sus ropas…



    Las puertas de oro se cerraron a sus espaldas con un eco metálico, reduciendo las voces rabiosas a poco más que un susurro.

    —¿Están bien? —preguntó la voz de Ian.

    —Sí —respondió Chad. Jadeaba apoyado sobre sus rodillas—. Sí, aunque creo que perdí la galera.

    —¡También te hicieron pedazos el smoking! —apuntó Ukita, alterado, sacudiendo su bastón con indignación. A pesar del nerviosismo, continuaba hablando como si fuese un anciano— ¡Rogelio, la gente está muy loca!

    Era verdad lo que decía: no sólo la galera, también había sido despojado de la parte superior del smoking. Aún conservaba su propio bastón, aunque se encontró con las marcas de unos cuántos arañazos sobre la madera de éste. En sus retinas aún ardía la imagen de aquellas manos que intentaron arrastrarlo hacia un destino fortuito.

    Notó que no se encontraban en el restaurante en sí, sino en algo similar un hall de entrada. Le recordaba a la Torre Espejismo, pues tanto las paredes como el cielorraso eran de color blanco, todo construido con el más costoso mármol. Las dimensiones del lugar eran bastante espaciosas, quizás demasiado para un hall. Los costados estaban adornados con antorchas que iluminaban la estancia (compensando la falta de ventanas) y estatuas de estilo griego, ubicadas entre columnas de igual estilo, donde figuras humanas interactuaban con pokémon legendarios. El suelo estaba compuesto por una alfombra que simulaba un mar de pétalos de rosas.

    Y, al fondo de toda esta escenografía, otras puertas de oro. Del otro lado de éstas provenía otro susurro, más agradable que el que todavía sentían detrás de ellos.

    Súbitamente, una silueta se desprendió de las sombras que había en el rincón más alejado del hall. Los tres falsos ancianos, instintivamente, llevaron las manos a sus cinturones al notar la cercanía de la misma, pero se relajaron en cuanto notaron que no se trataba más que de un joven pálido, de la edad de ellos. Era de baja estatura, delgado; tenía cabellos blancos y relucientes, que le rozaban los hombros, y ojos de color celeste.

    El joven saludó con una modesta reverencia. Vestía un traje blanco, camisa negra y corbata plateada. Sobre la cabeza tenía una corona de laureles.

    —Bienvenidos al Olympus Délices, honorables hermanos del Gobernador —saludó amablemente, con un tono automático—. Mi nombre es Alan y seré vuestro servidor en el Banquete de las Diosas.

    —¡Jo, jo, jo! —rió Ian, jugueteando con su bigote— ¡No tenía conocimiento de que nuestro excelentísimo Gobernador estaría acompañado!

    —¿Debo asumir las Diosas le incomodan, capitán? —inquirió Alan, ladeando la cabeza de un modo grotesco.

    —¡Oh! ¡Jo, jo, jo! Limítate a servirnos y a hacer menos preguntas.

    —Para eso existo, mi respetado capitán —el mozo de cabellos blancos se disculpó con otra reverencia—. Ahora, hagan el favor de seguirme…

    Caminaron hacia las segundas puertas de oro. Pero, antes de abrirlas, el mozo los miró por sobre su hombro, clavándoles sus ojos grandes y vacíos.

    —No olvidarán este día.



    El Olympus Délices era un interior que superaba con creces el tamaño del hall que habían dejado atrás. Sus muros eran de un color blanco intenso que, sin embargo, no molestaba a la vista; sobre el mármol se habían esculpido, con magistral mano artística, las escenas más destacadas de la mitología pokémon. Colosales arañas de oro pendían del alejado techo, iluminando con su luz cálida a los cientos de comensales que habían asistido al restaurante. Éstos disfrutaban los refinados platillos sentados alrededor de mesas de oro, cubiertas con manteles blancos de bordados rojos que combinaban con la alfombra de pétalos de rosas; todos vestían ropas suntuosas, se movían con rígida elegancia y se excedían en metáforas al conversar.

    Alan condujo a los tres ancianos hasta una mesa redonda del fondo. Sobre ella había tres platos de porcelana, utensilios de plata y copas de cristal. Pan recién horneado humeaba desde el centro del mantel. Chad, de repente, fue consciente del hambre que tenía.

    —Deberán excusarme —les dijo su mozo una vez que terminó de acomodarlos en las sillas que llevaban sus nombres—. Dado que muchas personas han decidido venir a formar parte del Banquete de las Diosas, los sirvientes del Olympus Délices estamos saturados. Me duele decir que demoraré unos minutos en tomarles el pedido.

    —¡Jo, jo, jo! ¡No sufra por nosotros, joven noble y trabajador! —respondió Ian, el capitán Ruperto, con energía temblorosa— Vaya y atienda el llamado del deber como buen heraldo. Tardad todo lo que sea necesario… ¡Jo, jo, cof, cof!

    —Veo en usted a un hombre de buen corazón —Alan esbozó una sonrisa tan vacía e inquietante como su mirada—. Con su debido permiso, me retiro.

    El mozo se inclinó por tercera vez en diez minutos y se dirigió a una mesa cercana, con el fin de atender el pedido de un sujeto que llevaba puesta una galera ridículamente grande, y al que acompañaba una joven con diamantes brillando desde su vestido rojo.

    Ian aprovechó que el mozo se encontraba de espaldas, para dejar caer su tenedor.

    —¡Jo, jo, jo! ¡Madre del Arceus hermoso, habrase visto tamaña torpeza! —empezó a decir mientras se agachaba a recogerlo, no sin antes hacer un rápido gesto con la mano.

    Ukita, que ya sabía lo que tenía que hacer, estiró un brazo para tomar una pieza de pan; al llevarla hacia el plato, arrastró su propio tenedor con el codo para hacer que se precipitara hacia la alfombra.

    —¡Ji-jio, jio, jio! —rió Chad con torpeza. Se sentía nervioso— ¡D-Dejadme ayudarlo, querido sir Sancho Lanza!

    —¡Oh, qué generoso es usted, bienaventurado Rogelio!

    Entre risas estrafalarias, Ian y Chad liberaron a sus Ditto debajo del mantel, el cual llegaba hasta el suelo. Los pokémon, unas simpáticas masas de gelatina rosada, los miraron con sus rostros imperturbables.

    —Usen Transformación —dijo Ian por lo bajo mientras señalaba su tenedor caído— ¡Ya!

    Los Ditto obedecieron de forma inmediata, pues también eran conscientes del peligro que los rodeaba. Hubo un instante de luz blanca, tras el cual los pokémon se desplomaron sobre el suelo, convertidos en tenedores de plata. Sus entrenadores los recogieron y escondieron los verdaderos, mientras rememoraban el siguiente paso del plan para robar comida: debían llamar al mozo y pedirles que les cambiaran los tenedores caídos al suelo. Era un hecho que iban a llevar los cubiertos sucios a la cocina, sitio desde el cual los pokémon podrían transformarse en cocineros y robar todo lo que fuese necesario. Escaparían por la puerta que había en la cocina.

    Pero el problema seguía siendo la aparición de Liza White y Mimi Honda, y toda la multitud que habían arrastrado con ellas hasta el restaurante. La huida sería complicada y peligrosa…

    Distraído en el repaso de los pormenores, Chad se llevó un enorme susto cuando sintió que algo tiraba de la manga de su camisa con insistencia. El contacto hizo que su corazón galopara: ¡seguro que acaban de descubrir su disfraz!

    Pero no. Quien le jalaba de la ropa era Ukita. Pero en los ojos chico adicto a la Frizz! resplandecía el miedo, y era demasiado evidente el temblor de su cuerpo. Alan seguía dándoles la espalda, pues la joven pareja aún no decidía qué platillos pedir.

    —¿Qué pasa, Uki… Sancho? —preguntó Redflame con preocupación.

    —Esto es malo, chango —dijo Ian con una sombra nublando sus ojos—. Nos han sentado muy cerca del Gobernador.

    —¿Qué?

    Y repentinamente, sintió cómo otra mirada se clavaba en su espalda. Más que clavarse, lo atravesaba. Chad no pudo reprimir un estremecimiento. Era un escalofrío muy diferente al que había sentido cuando entraron al Olympus Délices ante los ojos de los ciudadanos enfurecidos. Se sintió más indefenso que nunca.

    Se giró lentamente, con mucha discreción. Se ubicaban casi sobre el muro del fondo, sobre el cual no habían esculpido ninguna escena mitológica, sino que habían pintado un retrato inmenso del rostro de Arceus. Bajo el semblante del Pokémon Dios, había cinco personas dispuestas sobre el borde de una larga mesa de oro, sentadas una al lado de la otra. Liza White conversaba desde el extremo izquierdo con un chico al que reconoció inmediatamente como Steve Stone, el hijo del campeón de Hoenn; en el otro extremo de la mesa, Mimi Honda repartía órdenes a diestra y siniestra a un puñado de mozos que se desvivían por su comodidad, sirviendo bebida y limpiando las migajas de pan; al lado de la rubia se encontraba un joven originario de Sinnoh, su nombre era Lucas, y sonreía con cierto nerviosismo ante la brusquedad con la que se comportaba Mimi.

    Y en el medio de todo se encontraba Moura Honda, el hombre detrás de su desgracia.

    Tenía los codos clavados sobre la mesa y los dedos entrelazados sobre su boca, en una actitud pensativa. Miraba fijamente hacia la mesa donde los tres falsos ancianos se encontraban sentados. No hablaba con nadie, sólo se fijaba en ellos, con el ceño fruncido y los ojos fríos como el hielo.

    Chad Redflame y el Gobernador cruzaron miradas. El joven sintió como si un rayo lo partiese y se dio la vuelta, tenso.

    —Mierda, se está levantado —advirtió Ian en un susurro— Deja de temblar, Lancha, maldita sea. No se salgan de sus disfraces o los mato…

    —Pero…

    —Silencio. Viene hacia acá.



    El Gobernador caminó con serenidad y firmeza entre los mozos que, cual máquinas, se deslizaban sin descanso alrededor de su mesa. Cuando le vieron levantarse, algunas personas hicieron lo propio para saludarlo a viva voz, con halagos y aplausos de por medio. Moura Honda respondía a las palabras de la gente con gesto de cabeza, sin dejar de caminar en dirección a la mesa de los ancianos. Sus ojos estaban puestos exclusivamente en Chad, Ian y Ukita, como la grieta de un glaciar, y brillaban a pesar de los lentes semi-oscuros que llevaba puestos.

    Finalmente, se detuvo en la mesa del capitán, del barón y del sir. Hubo tenso momento de silencio entre los cuatro, tras el cual Moura chasqueó los dedos. Alan, que había terminado de anotar el pedido de la pareja cubierta de joyas, se volteó y, en apenas dos segundos, acomodó una cuarta silla en la mesa de los entrenadores. Honda se sentó y los estudió con la mirada, completamente serio. Detrás de él, el mozo de los cabellos blancos sonreía.

    —Así que… —empezó a hablar el Gobernador, con una voz suave como una caricia— Han decidido venir a este banquete tan especial en honor a mi hija… —hizo un rápido movimiento con los dedos; de entre ellos surgió un cigarrillo como por arte de magia, el cual encendió con movimientos pausados— Honestamente, creía que no se tomarían la molestia de venir a conocer el Olympus Délices. Ustedes. Que son unos hombres ocupados, que trabajan sin cesar y no pueden permanecer más de una semana en una misma ciudad… —los ojos de Moura brillaron, esta vez, con afecto—. Me alegra mucho que hayan venido.

    —¡Jo, jo, jo! ¡Cómo no hacerlo, jovenzuelo! —exclamó Ian, inmerso en su rol de capitán Ruperto—. Es cierto que parecemos ancianos cascarrabias a los que no les interesa otra cosa que nuestros negocios petroleros, pero de ninguna manera nos olvidamos de los hijos de nuestros mejores amigos. Es un placer estar en tan bello lugar.

    —Me llena de dicha que así sea —afirmó Moura con sinceridad. Alan dispuso un cenicero sobre la mesa, en el que dejó caer cenizas de su cigarrillo—. Este restaurante apenas es el primero de una larga cadena que pienso lanzar pronto. Mi plan es expandir este nuevo emprendimiento hasta las otras regiones.

    —¡Jo, jo, jo! ¡Se parece tanto a su padre! —rió Ian con disimulado sarcasmo— ¡Siempre yendo atrás del dinero, del poder y la fama! Ha de ser cosa de los genes Honda.

    —Los Velero Fernández, los Pereira Pereira y los Lanza tampoco se quedan atrás —atajó Honda con una sonrisa cómplice—. Dominan el mundo desde las sombras, ocultos tras telón del teatro mundial. También parecen llevarlo en la sangre… No por nada ha existido tanta hermandad entre nuestras familias, ¿no les parece?

    —Son los reyes del mundo —intervino Alan con una gran sonrisa. En ese momento, les servía vino—. No hay persona que pueda enfrentarlos, pues basta un chasquido de sus dedos para aplastar a los opositores como colillas de cigarrillos. Lo mejor de todo es que el público se queda inmerso en la historia que ustedes les presentan y se olvida de que se encuentra sentado frente a un escenario montado. Los ciudadanos son partícipes de la gran mentira que las grandes corporaciones esbozan con mano artística… ¿No?

    Se produjo otro momento de silencio. Ni siquiera Ian tuvo una réplica para las palabras de Alan, dichas con la naturalidad de quien cuenta una anécdota. La sonrisa se había borrado del rostro de Moura, quien miró fijamente al mozo. Pero, inesperadamente dejo escapar la risa que había estado conteniendo.

    —“Reyes” es una palabra muy fuerte —comentó— Prefiero el término “Monarca”. Es más elegante e inspira respeto, ¿no lo cree así, Rogelio?

    Chad se sobresaltó.

    —¡S-sí! —contestó atropelladamente—. C-Claro que lo creo así, querido Moura… —por suerte, no había olvidado el detalle de llamarlo por su nombre de pila—. Somos los monarcas del mundo. Tú eres… —hizo una pausa—Ahora tú eres el Monarca de Galeia.

    —No. En esta tierra, llevo el título de Gobernador. No lo olviden.

    —Un Gobernador que aprovechó el desastre de los Haxorus para usurpar la Casa de Gobierno —intervino Alan con un tono encantador en la voz.

    —Nimiedades —contestó tajante el aludido—. Los galeianos necesitaban un líder de mente fría que los guiara de vuelta a la esperanza. Para eso vine.

    —Y, ya que estabas, trajiste tus negocios hasta aquí.

    —Cuida tu lengua, Alan.

    El Gobernador dijo estas palabras conservando la suavidad en su voz, pero en un tono que desgarró el aire como una cuchillada.

    —Será mejor que no hables de más —sentenció, aplastando la colilla de su cigarrillo contra el cenicero—. Limítate a servirnos y a hacer menos comentarios

    —Para eso existo.

    Alan terminó de servir el vino y se comenzaba a retirarse cuando…

    —¡Oh, joven, joven! ¡Se nos cayeron los tenedores! ¿Podrían darnos unos nuevos?

    El mozo asintió, siempre con esa sonrisa sin vida en los labios, y se retiró con los Ditto en la mano.



    Ian, Chad y Ukita chocaron sus copas con la del Gobernador, brindando por el poder y la gloria.

    —¿Le ocurre algo, Sancho? —preguntó Moura de repente.

    —¡Nononono! —exclamó Ukita, asustado. La mano con la que sostenía la copa temblaba de manera descontrolada, haciendo que el vino se derramara sobre el plato vacío.

    —Está temblando demasiado, ¿seguro que no tiene frío?

    —¡P-Para nada! ¡Jujuju! ¡Jajaja! —la risa del entrenador daba pena—. E-Es u-una enfermedad q-q-q-que c-contraje hace p-poco.

    —Cuánto lo lamento.

    Sin embargo, Moura Honda no parecía sentir pena, sino que observaba detenidamente a sir Sancho Lanza, con los labios torcidos. Chad tuvo el temor de que se estuviese dando cuenta de lo que pasaba, por lo que decidió salvar la situación:

    —¡Su hija y sus amigos se ven espléndidos!

    Había estado mirando hacia la mesa donde se encontraban Mimi, Liza, Lucas y Steve. Los veía charlar con alegría, gastando bromas y riendo juntos sin tener la necesidad de disfrazarse, mientras disfrutaban de todos los bocadillos que les eran servidos con devoción. Tenía ganas de estar con ellos, todos juntos, como en los viejos tiempos… No le gustaba estar conversando con el hombre que lo había obligado a vestirse de anciano para contra el hambre. Reprimió una mueca. De cerca, Moura Honda era repugnante, con esa sonrisa falsa, más vacía que la del propio Alan...

    —Ya lo ha dicho nuestro amigo Ruperto: está en los genes de los Honda —contestaba—. Me siento muy orgulloso por ella. Su belleza es el emblema de que nosotros somos dioses.

    —¿Dioses? —se extrañó Chad— ¿No eras un Monarca?

    —¿Y por qué no un dios? —inquirió su interlocutor, relamiéndose— Ser Monarca está bien, pero no se compara en nada con el poder de un dios. Y, después de todo, soy el padre de la Diosa.

    —¡Jo, jo, jo! Una Diosa que nada tiene que envidiarle a Atenea —secundó Ian con un asentimiento de cabeza sobreactuado.

    La expresión de Moura Honda se endureció.

    —Ni me menciones a esa zorra —espetó rudamente—. Es una mala palabra para los Honda.

    —Y para Galeia en general —convino Ian.

    —Todos los nombres de los del Club de los que no Quieren a Haxorus son palabras malsonantes. Pero, por suerte, el Comisario está haciendo un buen trabajo. Ha capturado a tres de ellos y los está sometiendo a torturas para que revelen el paradero de los demás.

    —Vaya, se ve que a los Honda les gusta irse por lo más bajo de la moral.

    —Es la única forma de obtener poder, querido Ruperto.

    —¿Y obtuvieron algo?

    —Nada.

    —¡Jo! ¡Qué pena! —Ian hizo un pucherito y bebió un trago de vino— Pero… ¡Moura! Imagino que le dirás a tus amigos vejetes quién es el Comisario, ¿eh? Se desconoce su identidad y la intriga nos está matando al igual que el paso del tiempo, ¿eh? ¿Lo dirás? ¿Eh?

    —Ya habrá tiempo para eso —rió Honda, levantándose de su silla—. Pero debo regresar a mi mesa.

    Chad preguntó entonces:

    —¿Qué piensas hacer con los chicos del Club una vez que los captures?

    Moura Honda lo miró:

    —Sentencia de muerte.

    Con estas palabras, el Gobernador se alejó de los tres ancianos con una sonrisa enigmática en los labios. Alan se acercaba con unos tenedores nuevos.
     
    Última edición: 5 Diciembre 2015
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    Etihw

    Etihw The Golden Witch Comentarista empedernido

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    Omg, omg, omg. ¡Bruno! ¿Qué es esto?
    O sea… omaigot. Te odio, esto es demasiado genial xDDDD


    La furia de la gente, tan esperada. Claro, ¿quién no iba a sentirse una miersh viendo que unos simples “viejos” que aparecieron de la nada entran al Olympus Délices sin dificultad alguna? Pues bien, querida gente… ¡Pues ellos son listos! Y sexys (?

    Y… Alan *o* Tan macabro… seguro es tu parte oculta, Brunchis (? ¡Ese mozo me encanta! Se va de la lengua muchísimo, y sólo debe de servir, como él mismo dice. Pero sigue yéndose de la lengua igual, y viendo cada cosa atroz como buena e.e ¿Yangire?

    ¿Sabes? Me sentí triste cuando leí a Chaddie observando a Liza, Lucas, Mimi y Steve... Pobre, debió haberse sentido muy triste. Encima teniendo al Gobernador ahí. Justo en sus narices. Hablando de torturas, muertes y zorras como si nada. Gracias Ian por ser tan listo e iniciativo y hablar tú con Moura Honda<3 Y pobre Ukita, ¿temblaba por tener al Gobernador cerca de sí o porque debía beber un trago de vino?

    ¡Lo de los Ditto! ¡Los Ditto son geniales! ¡Yo quiero uno! Pero eso no viene al caso… Me sentí un poco tensa en ese momento xD Que a lo mejor los pillaban o algo… Aunque, vamos, ¿quién sospecharía de tremendos viejitos tan adorables? Claro que la luz de la transformación pudo haberlos delatado, pero por suerte ese no fue el caso.

    Puede que me olvide de cosas… supongo que lo fangirl me puede y bueno (? Pero, oye, ¿cómo pudieron tener tan buen disfraz? ¿E inventarse unos nombres existentes y reconocidos? ¿O es que es una trampa? ¿O leí mal? ¿O no me acuerdo bien de los otros capítulos? ¿O qué? (?

    Bueno, espero que en verdad no te tardes con el capítulo 11 como hiciste con el 10. ¡Por Dios, eso fue crueldad para tus lectores, Bruno! Pero nos has satisfecho, o eso espero. Así que <3

    PD: Oye, ¿podemos hacer algún ship con Alan de por en medio? (?
    PD2: No olvides que te quiero, aunque te metas conmigo y me vaciles, so maldito <3
     
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    Arno Dorian

    Arno Dorian Entusiasta

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    Como es que yo no estaba entedaro de semejante historia! Hasta que me dispuse a comenzar una exhaustante búsqueda por tu perfil buscando algo con lo cual entretener mi madrugada mi querido amigo y vi mencionado algo llamado "El Club" me dispuse a buscar en tu ficha de autor y madre mía que pieza de oro auténtica me e encontrado!

    La verdad estoy más que emocionado, son las 4 de la mañana y mi cuerpo se encuentra temblando de la emoción, los personajes, la trama, vaya combinación, a cada uno de los holders te encargaste de brindarles sus características más sobresalientes, sin embargo te luciste con todos, debo de admitirlo.

    Pero antes de hablar sobre los personajes debo de hacer el comentario en específico sobre una situación que me a hecho derramar unas lágrimas, Maractus... Insensible, Despiadado y Sensual Bruno! Como nos haces sufrir con una grama tan intensa y emocionante además de trágica y humorística, sin duda alguna es una obra de arte.

    Debo de admitir que la esencia de Brendan esta ahí sin ninguna duda, ese aspecto bobo y brusco que lo caracterizan esta ahí plasmado, esa sonrisa que mantiene ante cualquier situación además de sus bromas, pero oye si hay Hubert x Effy, Hubert X Chad debe de haber Hubert x Brendan, es de ley jajaja.

    Sin más mi estimado amigo, me despido haciendo mención nuevamente de que es una obra de arte, deberías de someter algo más de emoción, algo clave para esclavizarnos a todos para que leamos tu historia hasta el final de los tiempos.

    Un Abrazo enorme y simplemente sigue siendo Bruno que tu nombre habla por si mismo!
     
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