Es de noche en las aguas del Grand Line, en sus mares habitan criaturas y bestias que ahora están en calma. No se escucha ningún sonido, incluso el barco y el agua al moverse no produce ningún ruido. Algo extraño pero que tampoco le dio mucha importancia el rubio de la tripulación. Sanji se encuentra mirando el infinito mar que tiene delante de sus ojos. Da una calada a su cigarrillo mientras sigue observando el agua. Recuerdos le vienen a la mente, cuando solo era un mocoso de corta edad cuando fue criado por aquel pirata gruñón. —Viejo idiota...espero que sepa apañárselas sin mi junto a esos tontos que siempre están peleando y comiendo las sobras de los clientes—Susurraba después de expulsar el humo de su cuerpo. Ya había pasado mucho tiempo desde su marcha, probablemente sabrían de él debido a los carteles de se busca que reparte la marina junto a los periódicos. Ese momento de relax le encantaba pues el resto estaban durmiendo plácidamente. El cocinero se empieza a preguntar que hará cuando termine la aventura, además de que existe la posibilidad de que persiga nada más que una fantasía... —¿Qué haré sino existe?—Apaga su cigarrillo mientras esa pregunta ronda su cabeza. La luz empezaba a asomarse indicando que pronto saldría el sol. —¿Tanto tiempo he estado divagando?—Se preguntaba mientras se estiraba. El joven decidió continuar un poco más antes de irse a la cocina. Zoro había sido el primero en despertar. —¿Donde estará el idiota este?—Se preguntaba tras ver la cama vacía. Cuando sale ve al chico,iba a decir algo pero al ver que estaba en su mundo decide dejarlo tranquilo un rato más. Sanji sigue mirando el mar sin notar la presencia de su camarada. Cuando ya ha pasado un rato y hay más luz decide interrumpirle. —Oi cocinero pervertido,haz el desayuno, Luffy despertará pronto y dará problemas—Dice el espadachín en forma de orden. —Si,si—Responde aceptando mientras se va a la cocina sin pararse a pelear con Zoro como era costumbre suya. El joven se extraña de la actitud de este y cuando esta a punto de entrar por la puerta da una pequeña patada por la espalda a Sanji. Esto detona al joven quien empieza una pelea con el marimo. —Esto ya me gusta más—Piensa mientras se mole a golpes. —¡Sanji el desayuno!—Grita con alegría Luffy. —¡Deja de gritar de buena mañana idiota!—Reclama la navegante. Y un día más en su aventura. FIN