Proyecto del Adiós

Tema en 'Fanfics Abandonados de Inuyasha Ranma y Rinne' iniciado por Miyu SparkS, 11 Marzo 2007.

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  1.  
    Milmel

    Milmel Guest

    Título:
    Proyecto del Adiós
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    32
     
    Palabras:
    41
    Re: Proyecto del Adiós

    reaparecio!!!!
    genial!!!!
    me alegro de que te hayas aparecido
    ahora porfavor no te pierdas tanto y pon conti mas seguido (si se puede)
    pero si no, ni modos a esperar sentaditas
    jeje
    chi1
    bye
    Milmel
     
  2.  
    Miyu SparkS

    Miyu SparkS Guest

    Título:
    Proyecto del Adiós
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    Para niños. 9 años y mayores
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    Fantasía
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    4576
    Re: Proyecto del Adiós

    Capítulo 4


    Eso que no puede esperar


    Come on, my star is fading
    And I swerve out of control
    If i, if I’d only waited
    I’d not be stuck here in this hole
    Come here my star is fading
    And I swerve out of control
    And I swear I waited and waited
    I’ve got to get out of this hole

    Tensó la mandíbula al punto de que una pequeña vena sobresalió de su sien, amenazando con explotar en cualquier minuto. Pensó que, en efecto, durante esas últimas dos semanas, aquella vena estuvo más de las veces que el hubiera deseado, a punto de explotar.

    Y lo que realmente coronaba la situación, era que todo aquel estrés vivido en esos días tenía un solo causante. Mejor dicho, una sola causante: Kagome.

    Estaba bien, se dijo, a ningún hombre le gusta que lo dejen. Es normal enojarse con la ex mujer… Y parecía, por sobre todo, que también era normal auto-engañarse.

    Había estando paseando por la rue Toibac tantas veces que creyó volverse loco. Tenía un objetivo claro: encontrarla. El único asunto que debía aclarar era el para qué. Pero, de todas formas, no respondió ninguna de sus interrogantes, porque de todas las vueltas por aquella rue, ella no dignó a mostrar ni un solo cabello.

    Y ahora, recostado sobre su amplia cama, viendo distraídamente el techo, se sintió por primera vez desde que su esposa se había ido, completamente solo. Todo ese estado anímico había estado contribuido el maldito abogado que lo había ido a visitar a su propia oficina aquella tarde.
    El maldito abogado que tuvo el descaro de ir a visitarlo a su propia oficina, maldito fuese una y otra vez.

    Y mil más.

    — Engendro — murmuró. Y se volvió a enfrascar en la rabia que se había desatado como un huracán en su interior aquella tarde:

    — ¿Señor Rieux? — no esperó a que él asintiera y entró a la elegante oficina, cerrando la puerta tras sí. Tampoco pidió permiso para sentarse en la silla frente al escritorio de InuYasha.

    El hombre a muchas millas, daba luces de ser un tipo absolutamente seguro y arrogante. Con su cabello negro pulcramente cortado, su piel morena y su rostro de facciones firmes con ojos de un esmeralda intenso, demostraba que no le importaba en lo absoluto estar frente a un empresario que se había hecho millonario, primeramente, como escritor y que era aclamado por los grandes círculos sociales. De hecho, por su manera tan impersonal, daba por escrito que lo consideraba inferior a él.

    — He venido en representación de la señora Rieux — dijo posando su maletín negro sobre el escritorio, y presionaba diminutos botones para abrirlo. Mientras sacaba algunos papeles se interrumpió en su explicación y fingió meditar un rato en el asunto, para luego añadir: — O debería decir de la señorita Kagome Devereaux¿no? — torció una sonrisa que no intentó ser graciosa, sino burlona. Cuando hubo terminado de sacar todos los documentos, dejó el maletín sobre el suelo, y miró fríamente a InuYasha.

    — Creo que no lo hubiera dejado pasar si no me hubiera dicho que venía en representación de ella — observó InuYasha, esforzándose por esconder su irritación. — Sea breve, no puedo perder más el tiempo en trivialidades.

    — Trivialidades — murmuró como para sí, pero InuYasha lo escuchó a la perfección y tuvo el deseo enorme de arrancarle la cabeza del resto del cuerpo. — Pues bien — volvió al tono serio y frío —, supongo que no necesita saber por qué estoy acá. Si quiere que le sea sincero, haríamos esta trivialidad — dijo arrastrando la última palabra —, lo suficientemente corta y precisa (y no exagero, pues puede tomar el tiempo que dura una canción), si firma lo que tenga que firmar y listo — dijo con una sonrisa falta de cualquier afecto, tomando los papeles y batiéndolos levemente en el aire.
    InuYasha quedó aturdido por un momento, y luego se incorporó de inmediato.

    La verdad era que había dejado pasar a ese engendro porque había escuchado el nombre de Kagome y en ningún minuto se puso a pensar qué diablos quería. Se recriminó a sí mismo por dejar que ese nombre lo obsesionara. Debía ser la ausencia de Kykio, por supuesto. Desde aquella noche que la había forzado no se habían hablado. Pero no le preocupó demasiado, ella iba a volver. Siempre volvía…pero¿y si Kagome no…?

    — ¿Y que pasaría si me niego a firmar? — preguntó con cautela, apoyando ambos codos sobre el escritorio y apretando fuertemente sus manos entrelazadas.

    — Pues, digamos que pediría el divorcio por adulterio y maltrato — respondió encogiéndose de hombros. — No sé por qué, pero Kagome prefirió hacer las cosas sin escándalos, como primera opción. Ya me ha advertido ella que usted, probablemente no aceptaría de buenas a primeras. Puede tomar esto como un simple protocolo sin ninguna esperanza de funcionar.

    Eso era, sin duda, una provocación. Ella lo estaba retando a terminar su matrimonio. Conocía su orgullo, y junto con ello le mandaba la sutil amenaza de un escándalo. Pero¿desde cuándo había tomado tanta determinación? Omitiendo aquella fatídica noche en que se había ido, nunca la había visto tomando decisiones de ese modo. Bueno, no después de golpearla. Entonces, una idea le hizo erizar la piel…

    — Hmm — InuYasha tomó los papeles y fijó su vista en la firma de Kagome — Dígame una cosa¿lo contrató el amante de ella? — Levantó la vista para ver la expresión del abogado. Obtuvo una risotada que duró su buen tiempo. Él arrugó un poco los papeles para no aventarle un puño sobre su diabólica sonrisa.

    — Así que era por eso que estaba tan reacio — dijo con un pequeño hipo en la voz, luego de haberse calmado. — Cree que porque usted tuvo una pila de amantes, ella también los tuvo. ¿Acaso porque usted la golpeaba, ella también lo hacía? — repentinamente su sus facciones se volvieron más duras todavía. — No le haría mal recordar que era usted el que se iba a marchar aquella noche. Ella simplemente prefirió evitar otra humillación adelantándose.

    — No ha respondido mi pregunta — masculló peligrosamente, mientras procesaba todo lo que el hombre le había dicho. El abogado suspiró exageradamente en un gesto claro de resignación.

    — Puede que sí y pueda que no — respondió en tono neutro.

    — ¿Puede dejar de andarse con rodeos? Nunca he sido bueno para los acertijos, señor Kouga.

    — Eso ya lo he notado señor — dijo esbozando una minúscula sonrisa. — Para serle franco, en estos momentos ni yo lo sé.

    — Prometo que si no va al…

    — ¿Usted consideraría la posibilidad de que Kagome y su primo fueran amantes? — lo interrumpió alzando un poco la voz. — Quiero decir, yo puedo asegurarle que durante la estancia en su casa le fuera completamente fiel. Pero viviendo en casa de Sesshomaru…pues, yo no me atrevería ni a afirmarlo ni a negarlo — Inuyasha apretó los dientes hasta que sintió que su propio cuerpo convulsionaba por lo que él reconoció como ira.

    — Es imposible. Él está casado, ama a su esposa y pronto será padre. Es un completo disparate — aunque no tanto, pensaba para sus adentros. Sesshomaru siempre había estado enamorado de Kagome, pero por su patético sentido de la moral, se había casado unas semanas antes de que él conociera a Kagome. Sí, era terriblemente absurdo…

    — Ah, usted lo dice como si se hubiera aprendido la frase de memoria. Es necesario pensar de manera positiva ó traer a colación el pensamiento netamente formal en primeras instancias, para no ver un futuro panorama no tan devastador, como lo hizo Kagome para su divorcio¿verdad? — InuYasha volvió a sentir que la sangre le hervía de rabia, pero logró mantener la compostura.

    — ¿Qué demonios quiere decir? — Kouga, visiblemente conforme con su reacción, se acomodó en el asiento, apoyando derechamente la espalda sobre el respaldo y cruzándose de brazos.

    — Piense un poco, señor. La mujer de Sesshomaru está fuera de la ciudad hasta nuevo aviso, y por lo que se nota, están cada vez peor. Kagome sola y herida se va a vivir a casa de su primo. No creo que se deba tener demasiada inteligencia ó imaginación para deducir lo demás.
    — Pero él ama a su esposa …

    — ¿Qué ama a su esposa tanto como usted amaba a la suya? Francamente, señor, no creo que eso haya sido amor, y menos si usted terminó como terminó. Ahora, imagínese a Sesshomaru, claro, hay que tener en cuenta que por lo menos él no golpea a su mujer ni ha tenido amantes…como le digo, no sé si ahora podría admitirlo ó negarlo, pero el asunto es que es más honorable que usted — Inuyasha quedó perdido un momento la argolla de matrimonio que brillaba en la mano de Kouga, antes de sentir aún más rabia.

    — Creo que se está inmiscuyendo más de lo que se le paga por hacer el trabajo — estaba vez su tono difirió unos pocos tonos más altos.

    — Creo también, señor, que usted se está alterando. Esto ha durado más que una simple canción — se levantó impulsado por un resorte invisible, agarró su maletín y se dirigió a abrirla, la voz de InuYasha le hizo detener su cometido.

    — ¿Se puede saber qué está haciendo? — preguntó con voz temblorosa y ronca por la rabia. Kouga, sin despegar la mano del picaporte ni darse la vuelta, respondió:

    — Pues es obvio, me largo de aquí.

    — ¿Y no va a insistir en qué firme estos malditos papeles? — levantó los papeles y los blandió en el aire aunque el abogado no lo estuviera mirando.

    — ¿Y para qué? Yo prefiero que no lo firme hoy. Y, seamos sinceros, usted tampoco lo hubiera
    hecho. Como le dije anteriormente, es una mera formalidad. Yo no deseo que la cumpla.

    — ¿Por qué? si es que se puede saber, claro — dijo irónico.

    — Porque, señor Rieux, quiero verlo hundido y destrozado por las habladurías.

    — Hundido, ¿eh? ¿Por qué me odia tanto, señor? — notó que la espalda oculta bajo el elegante traje gris se ponía recta y tensa.
    — Debo confesarle, que le he mentido — InuYasha rió sin ganas.

    — ¿Acaso tú eres su verdadero amante y toda esta podrida conversación es para ver mi reacción?

    — En parte — admitió. — Pero, por desgracia, no soy el amante de ella — su voz sonó nostálgica. — Francamente, señor, yo mismo me ofrecí para respaldarla en este asunto. Sesshomaru no tiene nada que ver.

    — ¿A sí? — preguntó con voz sutilmente amenazadora. — ¿Se puede saber con qué motivo lo ha hecho? — Kouga dio vuelta el picaporte y abrió unos centímetros la puerta.

    — ¿Recuerda que le dije que Kagome le fue fiel en todo su matrimonio? — Por primera vez en toda la conversación, notó que el nombre de su mujer le salía con familiaridad que no tendría un simple conocido.

    — Creo que puedo recordar tal cosa.

    — Oh, usted no me cree.

    — No, no lo hago.

    — Pues debería

    — ¿Y eso por?

    — Porque, si hubiera tenido un amante yo se lo hubiera dicho.

    — Sigo sin comprender — Kouga suspiró fuertemente.

    — Qué torpe es, señor — dijo y volteó la cabeza para mirarlo en una clara amenaza. — Porque si ella hubiera estado con alguien más, ese alguien, sin duda, sería yo. Y prometo que haré todo en cuanto esté a mi alcance para hacerle pagar todo lo que le hizo — sin agregar nada más, en cosa de segundos había desaparecido tras el sonido nada diplomático de un portazo.

    Seriamente sorprendido y muchas veces más furioso, se quedó quieto unos minutos, casi sin respirar. Luego, terminando de analizar toda la situación tomó los papeles bastante arrugados y los redujo a pequeños pedazos de hojas sin importancia. No sin dejar bien en claro que eso lo hacía porque aceptaba la guerra del maldito abogaducho, lanzándole una sarta de obscenidades que le hubiera dicho si no se hubiera ido.

    Ahora no podía dormir, y para ser más sincero todavía, no tenía ganas. La cama se le hacía tan enorme que casi todas esas noches había dormido en el sillón. Se levantó desganado y se dirigió hacia aquel sillón, desplomándose como un saco de papas. Se encorvó poyando sus codos sobre las rodillas y atrapando su cabeza con las manos.

    — ¿Y ahora qué? — murmuró. Pero no hubo respuesta.

    También por primera vez desde la partida de Kagome, además de sentirse solo, se puso a meditar realmente en todo el caos que se había convertido su vida.
    ____________________*________________

    — Es como si me preguntaras qué fue lo que vi en él. No tengo respuesta — partió el pan con desgana y con mucho menos ánimo se metió un pedazo a la boca.

    Sango juntó las cejas en el principio del puente de su nariz. Tomó la taza con café bien cargado y le dio un sorbo. Al instante hizo una mueca de desagrado. No acostumbraba a tomar café, por no decir que lo odiaba. Pero recibir una visita a las tres de la mañana, luego de haber pegado un ojo pasado la media noche, meritaba aquel esfuerzo.

    — Pues yo creo que mi pregunta tiene bastante lógica — dijo dejando a la ligera la taza en el plato. Observó una pequeña mancha de líquido café sobre el mantel y suspiró. Luego, encaró a su amiga:

    — Creo que tú eres la que no está razonando del todo bien.

    — Pero¿cómo rayos quieres que sepa cuándo saldrá el divorcio? Sólo le dije a Kouga que resolviera el asunto lo antes posible — dio otro mordisco al pan con mantequilla con fingida renovación de ánimo. Pero la tención en sus mandíbulas era casi palpable. Sango volvió a suspirar, apoyó sus manos sobre la mesa, estirando los brazos, dejando la espalda totalmente pegada al respaldo de la silla. Meditó unos pocos segundos antes de hablar.

    — Kagome, lo que en verdad me impresiona es que no demuestres ese interés rotundo por querer separarte. Cada vez que te pregunto sobre el tema, me rehúyes como si te estuvieras si fueras una leprosa. Ó me respondes algo totalmente fuera de contexto, como hace un rato — Sango se detuvo abruptamente. Lanzó una mirada al reloj de cocina justo sobre el marco de la puerta. Sacudió la cabeza de forma negativa. — Peleaste con él, otra vez — Kagome se ruborizó levemente y asintió. Sango resopló algo irritada. — Eso significa que vendrá en una media hora, aproximadamente. Siempre es lo que demora cuando desapareces. ¿Tendrías la amabilidad de avisarme cuando tengo que recibir visitas a las tres de la mañana?

    — Es culpa de él — murmuró y sus hombros se relajaron por el cambio de tema. — Está enojado desde que se fue Rin.

    — Ah.

    — Simplemente no me habla y paso todo el día sola en ese departamento gigante. Créeme que tengo suerte si me encuentro con alguien de la servidumbre.

    — Ah.

    — Y hoy le dije que su comportamiento dejaba mucho que desear. Me gritó que si fuera un poco más comprensiva lo entendería. Luego como alma que lleva el Diablo. Yo salí unas horas más tarde.

    — Ah.

    — Es que es terriblemente enfermante — se defendió casi entablando un monólogo. — Por eso vine para acá — cerró los ojos por un rato y luego miró a su amiga. Sango, a pesar de sus treinta años, conservaba la figura de una joven de veinte. Su piel era blanca y lisa, con escasas arrugas. Ella arqueó sus cejas…gesto que demostraba incredulidad, como bien lo sabía Kagome.

    — Ya. Vamos por parte para aclarar esta tergiversación de los hechos — tomó un sorbo de café antes de posar la taza sobre el plato y dedicarse a mirar a su amiga. — Primero, Sesshomaru no está furioso desde que se fue su esposa, sino desde que habló contigo. Segundo, sabes por qué no te habla y finges no saber nada al respecto. Tercero, su comportamiento no es el que deja mucho que desear. Cuarto y último, definitivamente no eres comprensiva, sino cruel. Y viniste acá porque no puedes más con la culpa — Kagome contrajo sus facciones.

    — Odio que tengas razón — dijo finalmente.

    — ¿Qué vas a hacer? Sabes a la perfección lo que él siente y que si se dejara llevar por sus deseos, esta noche estarías acostada en su cama — Sango miró seriamente a su amiga. — Y tú no quieres eso¿verdad? — Kagome supo de inmediato que aquella pregunta quería decir todo lo contrario.

    — Sí ya lo sabes¿por qué demonios lo preguntas?

    — Porque, si mal no recuerdo, tiene una esposa.

    — Sí — aceptó y nuevamente se vio culpa en su rostro. — ¿Tienes alguna idea de lo que pueda hacer? — Sango pareció sopesar varias posibilidades. Lentamente negó con la cabeza.

    — Ni la menor idea. Pero si quieres que te sea sincera, pienso que antes de que algo ocurra deberías ocuparte del otro asunto.

    — ¿Qué otro asunto? — Sango hizo un ademán con la mano, a veces Kagome podía ser el exceso de lo ingenuo.

    — InuYasha — Kagome tuvo un cambio razonable, frunció el ceño y pareció perderse largo rato al escuchar su nombre. Hacía un momento sólo había escuchado divorcio y varias veces eludiendo de forma deliberada el nombre de su esposo. Sango se preocupó que Kagome comenzara a temblar y palideciera. — ¿Kagome? — pero ella no respondió. Sango se levantó y fue hacia donde ella, la tomó por los hombros y Kagome dio un grito junto con un salto. Sólo entonces Sango se dio cuenta de que había estado enfrascada en algún mal recuerdo. — Siento haberlo mencionado — dijo volviendo a sentarse al otro lado de la diminuta mesa.

    — Debería odiarlo, ¿sabes? — sonrió con tristeza. — Pero lo primero que se me viene a la mente es aquella frialdad mezclada con crueldad que demostró en estos últimos meses. Nada más que eso, una especie de sufrimiento inútil, y sólo rabia por no haber salido antes de ahí…y sobre el odio… Creo que sólo puedo odiar a Kykio. — terminó susurrando.

    — Kagome — dijo en tono severo, sabiendo que eso la ayudaría para no largarse a llorar.

    — ¿Sí?
    — Debes olvidarlo — Kagome asintió y desvió la mirada.

    — Es un poco más complicado — dijo suavemente. Sango arrugó el entrecejo y con cautela preguntó:

    — ¿Y eso por…? — El timbre anunciaba que Sesshomaru había llegado. Sólo veinte minutos después. Estaba mejorando, pensó Sango, quien aprovechó los últimos segundos para aconsejar a su amiga. — Escúchame bien — dijo poniéndose de pie y mirándola fijamente. — Entre Sessh y tú debe haber cariño, sólo ese cariño de hermanos. Nena, no te engañes queriendo olvidar, es el peor remedio. Al final los dos terminarían heridos, y lo sabes bien. Espera un tiempo, aclara esa cabecita confusa antes de cometer una estupidez como es la de llegar a su cama. ¿Me comprendes bien?

    — Sí, señora — el buen ánimo pareció volver a Kagome, quien también se puso de pie, y abrazó a su amiga fuertemente.
    — ¿Qué habré hecho para tener a una cría como amiga? — dijo entornando los ojos y adoptando
    una voz melodramática. Kagme rió, yendo junto con ella a la entrada.

    — Pues haber tenido a una buena alumna en tu clase — dijo Kagome con nostalgia. Sango también sonrió.

    — Lástima que sólo estuviera un semestre — dijo, abriendo la puerta.

    Sesshomaru tenía un aspecto inmutable. Vestía una camisa de seda blanca y pantalones negros, con el leve descuido de no tener corbata y los primeros botones de la camisa desabrochados. Saludó con un breve movimiento a Sango y luego miró a Kagome.

    — ¿Nos vamos? — preguntó serio. Kagome sonrió con ternura y se lanzó a sus brazos.

    — Sí — murmuró —, sí. — Sesshomaru rió con afecto y la abrazó con fuerza.

    — Te gusta darme estos sustos, ¿eh? — Kagome echó la cabeza para atrás y lo miró.

    — Sango tiene una casa muy acogedora. Me cuesta no venir.

    — Oh, sobre todo si son a lastres veinte de la mañana — Miró a Sango con una leve mueca de diversión. — Hasta otra visita madrugadora, señorita Sango.

    — Oh, no hay de qué. Creo que debo empezar a tomarle el gusto a los cafés cargado — dijo fingiendo enojo. Luego miró a Kagome — Y tú, cría, te me vas de inmediato a dormir.

    — Sí, jefa — dijo dándole un beso en la mejilla. — Adiós.
    — Adieu.

    Sango los observó hasta que llegaron al auto. Incluso cuando se besaron antes de entrar. Una especie de resignación se adueñó de ella tomando la forma de un escalofrío. Entró a la casa preguntándose si por una vez en la vida Kagome le haría caso. Aquella relación tan anormal que tenía con su primo, simplemente la desconcertaba y jamás la entendería del todo. ¿Qué rayos era todo eso? ¿Amor? No, se dijo. Amor era otra cosa…pero ¿y entonces qué? Afecto, mucho afecto, se respondió a sí misma

    Aunque ese afecto llegaba al punto de ser insano. Se preguntó una vez más si podrían evitar herirse el uno al otro. Y la respuesta fue simple y clara: Algunas cosas siempre van a suceder. Tarde o temprano.

    He InuYasha (el engendro del mal, como le gustaba decirle), ¿dónde iba a encajar en todo este embrollo?
    Sango pensó, que a estás alturas, aquellas cosa ya no podían esperar.
    De paso se acordó de su propia realidad…y entonces prefirió ir a dormir.

    You came along and you cut me loose.
    Continuará.

    Gracias por sus post niñas lindas!
    besos!
    Adieu
     
  3.  
    Itoshiki Chie

    Itoshiki Chie Guest

    Título:
    Proyecto del Adiós
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    Palabras:
    151
    Re: Proyecto del Adiós

    Hola...

    o.o

    Me quito el sombrero ante ti.

    Me fascina como escribes. Tu estilo es cautivador. ¿Qué decir de la historia? es original y soy sincera cuando digo que muero por saber que sigue.

    Por lo que más quieras, que sea pronto.

    Nos vemos!!
     
  4.  
    Jessy

    Jessy Fanático

    Tauro
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    Mensajes:
    1,331
    Re: Proyecto del Adiós

    me encanto la conti
    cada ves se pone mas buena
    ademas te quiero felicitar
    por lo bien que escribes
    espearare ansiosa la siguiente
    espero que no te tardes mucho
    me despido que estes bien
    nos vemos

    Jessy
     
  5.  
    InYa-kuN

    InYa-kuN Iniciado

    Tauro
    Miembro desde:
    12 Abril 2006
    Mensajes:
    30
    Re: Proyecto del Adiós

    hace días quise postear pero no pude
    asi que aqui mi post atrasado
    me ha encantado tu fic!
    seguílo!!
    plissss!!
    ^^
     
  6.  
    kitas

    kitas Entusiasta

    Acuario
    Miembro desde:
    5 Mayo 2007
    Mensajes:
    100
    Re: Proyecto del Adiós

    yo no tengo palabras
    esta muy pero muy bueno
    cont pronto
    besos
     
  7.  
    Kru.

    Kru. Guest

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    Proyecto del Adiós
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    Palabras:
    42
    Re: Proyecto del Adiós

    precioso
    amo como escribes
    tienes mi completa admiracion!
    quiero saber como va este proyecto, me tienes ya toda emocionada esperando una conti
    La forma de escribir parece una buena novela de calidad, me encanta
    Besos!!!
    Kru.
     
  8.  
    Rei_Ayanami II

    Rei_Ayanami II Usuario común

    Tauro
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    403
    Re: Proyecto del Adiós

    Wauu!! Kru. SIEMPRE TIENE razón cuando me dice de fics! felicidades que de verdad me que muy intrigada por todo el asunto de Shessomaru y Kagome bueno lo de Sango y Kagome como amigas tambien me gusto mucho! profesora y estudiante y me da mucha pena por Rin ella solo se enamoro haaa!!! Casi dejo a Inuyasha a fuera de esto es un idiota perder semejante mujer es un tonto

    Cuidate espero la continuacion!
     
  9.  
    Miyu SparkS

    Miyu SparkS Guest

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    Re: Proyecto del Adiós

    N/A: Ya saben, para no tener problemas con eso de las reglas, el capi quedó editado por tener contenido Lime (bueh, ni tanto pero algo XD), si lo quieren leer completo, como siempre denle al link http://foro.cemzoo.com/blog.php?do=showjournal&j=67669
    Sino, pues no se pierden gran cosa.


    Capítulo 5

    Sunday Morning

    Sunday morning, rain is falling
    Steal some covers, share some skin
    Clouds are shrouding us in moments unforgettable
    You twist to fit the mold that I am in
    But things just get so crazy, living live gets hard to do
    And I would gladly hit the road, get up and go if I knew
    That someday it would lead me back to you
    That someday it would lead me back to you


    Pero ella no estaba allí. InuYasha frotó sus ojos con dedos trémulos, borrando la imagen avocada. Pestañó varias veces, recibiendo al final de todo el proceso, un agudo escozor.


    — ¿No deberíamos estar recuperando el tiempo perdido justo ahora, en vez de estar aquí, en la cocina tomando agua? — Sintió el cuerpo de Kykio apretado a su espalda. Lo rodeó por la cintura y acarició su torso desnudo. — ¿Qué pasa, mon amour?


    — Nada — se soltó del abrazo y fue hacia el lava vajillas para servirse un vaso de agua. Kykio hizo un puchero ante el rechazo inesperado y se apoyó en la pared cruzada de brazos, observándolo ceñuda.


    Cuando terminó de tragar el líquido, que le dejó un sabor amargo en la boca, fijó su vista en el agua seguía corriendo por la llave abierta. Caía viva, cristalina, furiosa. Puso su mano bajo el chorro y disfrutó la colisión de moléculas contra su palma, produciéndole cosquilleos que recorrían todo su cuerpo. Flexionó los dedos en forma alternada, como si intentara acariciarla. Furia, pensó, le gustaba esa furia. Amenazaba con ganarle a su mano y golpearlo contra la lata que era su primer objetivo, pero él era mejor. Él podía ganar sin ningún esfuerzo y hasta cortar aquel fluido insignificante.


    El frío se escurrió entre sus dedos, llegando en diminutas gotas hasta su antebrazo. Se estremeció. Él parecía ganarle al agua, a la presión, pero ésta sutilmente lo envolvía, y ya sería demasiado tarde cuando ya estuviera completamente empapado. Entonces lo envolvió una oleada de sensaciones y sentimientos que no quiso entender...


    El líquido dejó de filtrarse entre los dedos, y un vacío pareció ser el que tragó lentamente junto con la saliva. Y no lo podía entender, ¿cómo de ponto se sentía así, tan…?


    La mano de Kykio se entrelazó con la de él, alejándola de aquella suspensión en el aire. Su calidez lo invadió, y sólo hasta ese momento se dio cuenta que había estado perdido varios minutos en pensamientos que no conducían a nada. Es decir, sabía que aquel hecho se podría interpretar de tantas maneras, pero a él se le ocurría sólo una…y esa única opción la descartaba.


    Y no, no la extrañaba.


    Miró a Kykio que lo observaba igualmente con expresión seria y casi madura. Llevó su mano fría hasta su boca y besó sus dedos sin despegar la vista de él. El movimiento de sus labios gruesos acariciando aquellas yemas frías le brindó calor a su cuerpo. Su entrepierna pareció cobrar vida. Ella rió con picardía.
    Conocía todas sus reacciones, lo conocía tan bien, y eso le encantaba.


    Tomándolo de la mano lo guió fuera de la cocina. Sí, Kykio lo conocía mejor que nadie, y por esa misma razón Kagome quedaba totalmente fuera de su vida. Quizás debería repetirse otras cien veces que ella le hizo un favor al irse…


    Y pedirle el divorcio…


    Merde.


    Esa específica circunstancia lo reventaba. Pero debería dejar de lado todo tipo de pensamiento que no lo llevara a ningún lado. Es decir, cualquier pensamiento que le llevara a Kagome.


    Pero contra su voluntad, dio una última mirada hacia el lava platos, donde por unos segundos, vio su silueta, con su mano de dedos largos y finos bajo el chorro del agua, diciéndole que… ¿qué era lo que le estaba diciendo? No importaba. De todas formas, ya no estaba.


    Siguió a Kykio hasta su habitación.



    Eso era lo que tenía y era lo mejor. Le haría el amor muchas, muchas veces hasta borrar el recuerdo de Kagome, cosa que sería fácil, of course, sino ¿para qué estaba todo ese listado de amantes? ¿Es que no lo había hecho antes?


    Vagamente tuvo noción de estar desnudo y tumbado de espaldas sobre el colchón. Menos aún de la presencia de Kykio.


    Cuando estaba llegando al clímax, la horrible sensación de que las últimas gotas de su vida se estaban escurriendo rápidamente; de que el grifo se estaba cerrando…simplemente lo aterró.


    ****


    — Nos vamos a casar.


    Un ruidoso silencio de latidos frenéticos de corazón se hizo presente por tres largos minutos.


    — ¿Cuándo? — preguntó con voz ronca casi hundida en un abismo.


    — En una semana.


    A lo lejos se escuchaban los autos, el murmullo de la ciudad. Eso y la respiración súbitamente pesada de Sesshomaru.


    Levantó la vista y se encontró a InuYasha mirándolo desafiante. El hijo de puta sabía perfectamente cómo se sentía y lo disfrutaba.


    — InuYasha — dijo él. El aludido arqueó una ceja. Sesshomaru no le respondió y se puso de pie. Con un leve movimiento le indicó que lo siguiera, he InuYasha, sin protestar, le obedeció.


    Kagome observó resignada cómo desaparecían por el umbral.





    Entraron al despacho sin mediar palabras. Cuando InuYasha cerró la puerta, esperó, con una paciencia que no tenía, a que Sesshomaru dejara de darle la espalada. Y para esto esperó otros tres eternos minutos.


    — ¿Se puede saber qué pretendes? — Dijo Sesshomaru en tono calmo y amenazador. Sus ojos eran un libro abierto de las emociones que le recorrían el cuerpo en ese momento. Para cualquiera hubieran pasado inadvertidas, porque el hombre sabía camuflar bien las facciones de su rostro. Pero InuYasha no era cualquiera. No, porque él hacía lo mismo. Era tan vulnerable a él, como Sesshomaru lo era para él.


    “Quizás lo único que tenemos en común sea el porte y los ojos”

    “ Bueno, entonces no le quites el mérito”

    “Chérie, ¿crees que es agradable mirarse así mismo todo el tiempo?”

    “¿Te ves en mi primo? Eso es rarísimo, son totalmente diferentes”

    “ No, chérie. Mírame, eso es, así. Dime ¿Qué ves?

    “ Profundos pozos inyectados de ámbar “

    “ Bobita, aparte de la parte dulcemente poética ¿no reconoces algo más?”

    “ Me deseas”

    “Entonces, ya lo entiendes”

    “No tienes por qué enojarte. InuYasha, espérame. Que reconozca tu mirada no debería terminar en una pelea así de absurda.”

    “¿Crees que no?”

    “No, no lo creo. Ugh, odio cuando me miras así. Yo no tengo la culpa.”

    “¿De qué?”

    “De que estés enojado.”

    “Oh, ¿y cómo sabes que lo estoy?”

    “Por tu expresión inmutable y ojos marcados en hielo”

    “ ¡¿Por qué demonios eres tan tozuda?!”

    “Ouch, InuYasha, me lástimas.”

    “ ¿Estás segura de que no estás buscando a alguien que reemplace a tu grandioso Sesshomaru?”

    “¡Qué tonterías!”

    “¿Así? Y explícame¿cómo sabías que te deseo ó que estoy enojado? ¿Cómo lo puedes saber por el simple hecho de mirarme? ¿Sabías que las demás personas no podríasn distinguirlo? ¿Eh? ¿Eres adivina, tienes poderes extrasensoriales?”

    “¡Porque él me mira del mismo modo!”

    “Ahí tienes”

    “ ¡Inuyasha, espera…!”

    — La quiero.


    — Así, sin más, supongo.


    — Naturalmente —. Sesshomaru avanzó de dos zancadas hacia el y lo agarró con fuerza de las solapas de la camisa.


    — ¡Pero sí sólo es una niña! ¡Recién empezará la universidad!


    — Cumplió dieciocho hace tres días, si mal no recuerdo. Y podrá seguir estudiando, créeme que no soy tan retrógrada como para impedir que estudie lo que quiere. — Aflojó el agarre y dejó caer ambos brazos en su costado.


    — La conoces hace dos meses, ¿cómo puedes quererla al punto de casarte? Además, por lo que sé, eres un muerto de hambre, ¿no será que estás en busca de su dinero? — El cuerpo de InuYasha se puso rígido. Apretó los puños hasta que los nudillos perdieron todo el color, controlándose para no asestarle un puño.



    — Mi nuevo trabajo se ha vuelto estable. Me están pagando de forma razonable, y tengo proyectos. Puedo mantenerla sin ningún problema.


    — ¡Já! — Nervioso, se revolvió el pelo y se dirigió hacia una licorera, sirviéndose un vaso de Crème de Menthe. Dio un trago y se volvió a InuYasha con mucho menos control. — ¡Trabajas en el Le Monde hace un mes y medio, nada te asegura que seguirás igual de estable!


    — ¡Maldita sea Sesshomaru! — Fue hasta él quedando a una distancia peligrosamente cerca. El aire se volvió pesado y partículas de ira parecían envolver todo el estudio. — No me importa las trabas que nos pongas a Kagome y a mí. Nos casaremos de todas formas. Te guste o no; lo apruebes o no Masculló.


    — Eres casi trece años mayor — dijo Sesshomaru sorbiendo la última gota de licor restante en el vaso.


    — Y tú quince — un chispazo de complicidad cruzó por los ojos de ambos. Intercambiaron miradas un buen tiempo. Era una forma de comunicarse sin intercambiar palabras. De decirse lo que no podían ó no debían en voz alta.


    — ¿La amas? — preguntó frunciendo el entrecejo.


    — Más que a mi vida.




    “ ¿Qué quieres?” Cabizbaja, Kagome no respondió. InuYasha entornó los ojos con molestia. Entra — Ella obedeció sin levantar la mirada. Siguió a InuYasha hasta la cocina, donde él tenía propuesto tomarse un vaso de agua. Abrió el grifo, sin embargo, cuando iba a llenar el vaso, la mano de Kagome se aventuró a estar bajo el pequeño chorro de agua.

    Su mano derecha, dónde estaba la argolla de compromiso que le había costado el endeudarse por un año completo. Pero, estudiando sus dedos largos, delicados, se dijo que había valido la pena. No sabía en qué momento ella había comenzado a valer tanto para él. Ahora, viéndola jugar bajo el agua, como si quisiera acariciarla, contenerla, le pareció casi una visión. Como esa vez en el crepúsculo frente a la torre Eiffel.

    Por su palma corrían gotas de agua, que en uno de sus diferentes recorridos, atravesaban el antebrazo, perdiéndose dentro de la manga de la chaqueta púrpura de gamuza...

    “¿En verdad ya no quieres que nos casemos?” — La pregunta lo llevó a la realidad de un golpe. Claro, por eso estaba ahí. La miró. Tenía la vista fija en su mano. Sonrió apenado, por ese ataque de celos le había dicho que no pretendía casarse con una mujer que quisiera a otro hombre. — “¿No me quieres, InuYasha?” — Su voz quebradiza logró hacerle sentir remordimientos.

    Hizo que apartara la mano del agua y cerró la llave. Suavemente le tomó el mentón para volverla hacia él. Sus ojos caoba estaban irritados. Por uno, comenzó a asomarse una lágrima. Con su dedo índice la enjugó. Él pudo identificar el dolor y la necesidad.

    Se prometió nunca más hacerla llorar.

    No llores, Mon amour — murmuró. Tomó su cara entre sus manos, se acercó, y unió sus labios con los de ella. La besó con pequeños besos cortos por la comisura de su boca en un principio. Llevó una mano hacia su nuca y la acarició hasta que ella se relajó, abrazándolo por el cuello. Él mordió con delicadeza el labio inferior, varias veces, para que ella recibiera su lengua. Cuando eso ocurrió, la respuesta de Kagome fue mucho más apasionada que otras veces. Se saborearon en un beso interminable que aludía a muchas promesas.

    Dejó que besara su cuello, disfrutó por primera vez de su aliento caliente sobre su oreja, el murmullo de palabras lujuriosas mezcladas con declaraciones de amor.


    “ Por supuesto que te amo, Mon chèrie” — decía mientras la besaba otra vez y la abrazaba trasmitiendo todo su calor corporal a ella. Kagome rió un instante y respondió a su beso. — “Vamos a mi habitación” — gimió.


    Había tenido a incontables mujeres, pero, por algún motivo que desconocía estaba vez era algo más; más allá de la satisfacción física, más allá del deseo y de sensaciones netamente lujuriosas, estaba ella. Perfecta y esperándolo con los brazos abiertos.

    Entendió que si ella estaba a su lado, el mundo cobraría una nueva forma y dimensiones hasta entonces desconocidas para él.

    La amaba. Y de eso podía estar tan seguro, como de que ella se arqueaba bajo su cuerpo, susurraba una y otra vez su nombre mientras arañaba su espalda y le rodeaba con sus tersas piernas por la cintura.

    En aquel momento, comprendió que su futuro siempre estaría negro sin ella. Y tendría que acordarse de ese importante detalle tantas veces como fuera necesario.

    Fingers trace your every outline
    Paint a picture with my hands
    Back and forth we sway like branches in a storm
    Change the weather, still together when it ends

    — Cuídala — dijo caminando hacia la ventana y perdiendo la vista a través de ella. InuYasha lamentó enormemente no poder apreciar su expresión, pero no era el momento de saborear de aquel modo la victoria.


    — Rin puede ser una de las damas de honor — sugirió vacilante. La respuesta fue un imperceptible movimiento de cabeza. InuYasha comprendió que ya era hora de partir.


    ****


    Al escuchar la irregular respiración, el tono forzado del “hola”, supo de inmediato lo que había ocurrido.


    — ¿Quieres que vaya para allá? — preguntó calmo. Escuchó que su mujer hacía intentos por contener el llanto.


    — ¿Puedes? — su vos entrecortada anunciaba que pronto perdería el control.


    — Tomaré el primer vuelo que encuentre.


    — Gracias — dijo, apenas audible.


    — Para eso están los maridos, ¿no? — preguntó un poco irónico y sin esperar respuestas cortó la comunicación. Se levantó con pereza y miró cómo dormía Kagome. Aún estaba a medio vestir, pues habían llegado en la madrugada de una obra de teatro que Kagome había insistido en ir a ver. Sin muchas ganas de conversar, se tumbaron en la cama y se durmieron en menos de dos minutos.


    Se quedó mirándola un tiempo más hasta que ella abrió los ojos y se desperezó. Observó a Sesshomaru y sonrió.


    Bonjour .


    Bonjour, petite. ¿Dormiste bien? — Ella hizo una mueca.


    — Debo admitir que dormir entre los brazos de un oso es muy reconfortante — Sesshomaru rió y le acarició la coronilla.


    — Tengo que viajar.


    — ¿La madre de Rin ya murió? — Sesshomaru asintió.


    — Debe ser terrible para ella, me alegra de que vayas a apoyarla — él no dijo nada. Quería tomar un baño y prepararse para el tedioso viaje hacia Marseille. Ya tenía suficientes problemas con Kagome como para enfrentarse a otro. Pero había asumido un compromiso.


    “En las buenas y en las malas” Ahora, un año y dos meses después de haber jurado esa frase trillada, pensaba que todo había sido una especie de parodia. Su matrimonio en sí lo era.


    Pero ya no podía hacer demasiado al respecto. Suspiró y fue al baño. Sólo esperaba no tener que encontrarse con personas desagradables, no quería dejar a Kagome sola por tanto tiempo. Todavía tenía un asunto pendiente. Más bien dos, con ella y con aquel tipo que no quería nombrar.


    ********


    El domingo por la mañana, a eso de las once am, caminaba sola por la rue de Dunkerque. Quería ir al café Aux Villes Du Nor, porque estaba muerta por unas tostadas y porque la soledad en ese departamento gigante parecía absorberla.


    Con un abrigo verde oscuro había salido hacía dos horas del lugar para escapar de los ecos de sus pasos y “de paso”, para pensar sobre ella.


    Sesshomaru había partido tres días atrás y probablemente llegaría en una semana más. Su ausencia la había llevado al tema ineludible esta vez: su matrimonio. Pero cada vez que aquella palabra cruzaba su mente ese nudo en la garganta, la presión sobre el pecho junto con la falta de aire, hacían que eliminara de inmediato el tema.


    Pero esta vez el asunto era que debía replantearse. ¿Qué iba a hacer ahora? Pronto volvería Rin y la expectativa de verla sufrir porque Sesshomaru no le prestaba atención, no era para nada apetecible.



    Por otro lado, estaba el divorcio – ahí venía de golpe la palabra matrimonio. El asunto se estaba haciendo cada vez más engorroso. No entendía por qué InuYasha quería hacer las cosas tan complicadas. Bueno, allá él. Tenía armas para alejarlo por completo de su vida. Cuando ese asunto terminara se iría del país, a buscar una nueva vida. Tenía diecinueve años, aún podía recomenzar, ¿verdad? InuYasha ya estaba borrado, eliminado y ya no podía hacerle daño.


    [center] But things just get so crazy, living life gets hard to do
    Sunday morning, rain is falling and I'm calling out to you
    Singing, Someday it'll bring me back to you.
    Find a way to bring myself back home to you
    [/center]


    Él en su vida, pensó.


    ¿Por qué su historia terminó así? ¿Dónde habían quedado las palabras de amor y el amor mismo? ¿Cuándo habían dicho adiós y ya?


    Puso las manos dentro de los bolsillos. Una tibia brisa la envolvió y unos nubarrones grises comenzaron a cubrir el cielo de París.


    Y Sesshomaru y ese sentimiento confuso. Lo extrañaba y sabía que era malo. Por lo mismo debía alejarse muy pronto de ahí. Lo más pronto posible.


    No tenía noción de lo vacía que se estaba quedando. De todos esos sentimientos hechos trizas.


    ¿Existiría algún pegamento especial para volver a unir aquellos restos?


    Llegó frente al café. El cielo retumbó en unos grandiosos truenos. Ya comenzaría a llorar. Igual que Kagome si no dominaba el líquido salino que quería escapar de sus perlas caoba.


    Respiró hondo, mitigando el llanto. En ese momento vio un objeto que llamó su atención, justo a unos cuatro pasos más adelante. Ansiosa, avanzó hasta observar un lápiz. Siempre le había gustado encontrarse lápices en la calle. De hecho, tenía una colección completa en una caja.



    Por ejemplo, aún conservaba el crayón amarillo que encontró a la salida del colegio, en 1994. Ó la pluma Parker (su mayor tesoro), encontrado a una cuadra de la universidad, el 2006. Pero el de mayor valor sentimental era un lápiz grafito Faber Castell, era sumamente importante, porque lo descubrió bajo una piedra el mismo día que Sesshomaru le dijo que se marcharían en un mes a París. Ese día había reído hasta más no poder.



    Es que el hecho de alejarse de sus padres era un premio grandioso. El esfuerzo hecho por su primo para irse de un lugar dónde a Kagome sólo la soportaban por ser hija y a Sesshomaru despreciado por ser huérfano de un hermano más o menos querido, no era el mejor sitio para vivir. Aquel insignificante lápiz grafito era símbolo de su liberación. Aunque fuera difícil hacer metáforas de felicidad por el hecho de encontrar un lápiz, para ella lo había sido y un bledo lo que pudieran pensar los demás.


    Se agachó y tomó el objeto. Era un lápiz pasta azul bic roto. Tenía varios de esos, no era un espécimen difícil de encontrar por las rues de París. Pero quizás, en memoria a todo lo que había ocurrido en su vida ese último mes, bien valía la pena darle su significado.


    Sin embargo, no alcanzó a hilar ninguna frase cuando dos zapatos de cuero café estuvieron frente a ella, aún en cuclillas.


    El primer impulso fue a echarse a correr, pero no lo hizo. ¿Cuándo iba a aprender a ser valiente sin tener que recurrir a algún tipo de licor?


    Guardó el lápiz y se paró rápidamente. Contra su voluntad, dio un paso atrás al ver aquellos ojos dorados destellando chispas.



    Estaba furioso.


    Retuvo su mirada con todo el aplomo posible, su cuerpo temblaba de miedo y, y de...


    — Tiempo sin verte, Kagome — Su voz fría y calmada, que parecía ser un cuchillo afilado le produjo nuevos espasmos de terror.


    Comenzaba a llover, pero Kagome casi no lo sintió. La figura de un metro noventa de su esposo lograba acaparar todo pensamiento además de que él estaba ahí. El corazón pareció atravesar su pecho y otra vez quiso llorar.


    Tal vez, aquel lápiz ahora le recordaría el momento en que se había dado cuenta de que aún tenía sentimientos; de que InuYasha no le era del todo indiferente como creía; que no estaba borrado.



    De que aún podía darse el lujo de hacerse trizas, más.


    Quizás podrá largarse a llorar, al menos la lluvia lo disimularía. Podía darse ese lujo, ¿verdad? El de llorar por darse cuenta – también -, de la estupidez que cometía al entender que todavía quería a ese hombre con todo su ser.


    Mientras el cielo lloraba en una melodía digna de un Réquiem, dos personas se miraban.


    Empapados por el recuerdo, irónicamente, parecían dos extraños.


    That maybe all I need
    In darkness, she is all I see
    Come and rest your bones with me
    Driving slow on Sunday morning
    And I never want to leave.

    Continuará (para lo próximos 6 post? XD, nah, pero fue lindo tener esa cantidad aquí XD)




    ______________________________________

    N/A:

    Miyu pide serias disculpas por el bien serio atraso de la actualización >.<. Debe aceptar que cada vez que veía la discución venía a su mente el deseo de subir, pero una lata para editar el capítulo y el "grandioso lemon" (irónicamente, porque también quedó malo XD) subirlo al blog.
    Así, que cuak!. Quizás deba dejar de hacer cosas de ese estilo, quitan tiempo para actualizar XD



    Si quieren que les sea sincera, a mi gusto, este capítulo me quedó horrible XD Un melodramatismo en todo el capítulo (y la narració, aceptemoslo, un asco XD) pero como ya tengo avanzado el fic, no pude borrarlo y menos se me ocurrió hacerlo denuevo. De todas formas, creo que este sólo ha sido el peor y remendaré mi falta actualizando el lunes.




    Van las gracias a Set Maat, Jessy, Inya-Kun, Kitas, Kru y Rey_Ayanami II.


    Por cierto Kru. siempre le hace propaganda a Rey, Miyu se lo agradece de corazón ^^, gracias a las dos Y también a Jessy e Inya-Kun por siempre estar; A Set Maat (No creo que te hayas querido sacar el sombrero en este capítulo, pero se te agradece mucho el que hayas dejado tu post por aquí, y que, lo mejor de todo, te haya gustado) Y Kitas (mil gracias por tu comentario, ojalá te queden palabras para éste) Gracias, gracias....


    Se reciben todo tipo de comentarios - menos los que borran los eehh, como era el nombre? (juro que lo tengo en la punta de la lengua) los administradores? XD Bueno, ellos, los que tienen el poder - incluso alguna crítica (y les di harto campo) siempre que sea constructiva, claro está.

    Bien y sería.

    Besos a todas, à bientôt!


    Miyu SparkS





     
  10.  
    Kru.

    Kru. Guest

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    Re: Proyecto del Adiós

    liiiindo!!!
    me gustó xD, por mas ke digas, me gustó
    aunque algo enredado, en su momento me costó entender quien hablaba a kien,jajaj, pero es cuestion de ganas de comprender *.*
    niniiaaaaa de verdad adoro como sabe cambiarme completamente de contexto y situarme en la hermosa Paris de la que guardo tantos recuerdos, ninia, de verdad verdad, gracias
    y por lo de la historia, ¡ke es de lo ke vinimos a hablar! ta cada vez mejor, por mas ke digas ke es un capítulo pésimo y too eso, lo encontre wenisimo
    Bueno, solo eso wapa, besooos bonita
     
  11.  
    Rei_Ayanami II

    Rei_Ayanami II Usuario común

    Tauro
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    Re: Proyecto del Adiós

    WAU!!! me gusto mucho el cap con un cuchillo no le va hacer nada no?? como lo puede amar si la maltrato por mucho tiempo quiero ver cuando fue ese cambio de actitud y por que las cosas fueron muy mal para los dos pero coleccionar lapices??

    bueno espero la continuacion!

    Cuidate
     
  12.  
    Itoshiki Chie

    Itoshiki Chie Guest

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    Proyecto del Adiós
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    Re: Proyecto del Adiós

    Ñem..

    Veamos...

    Pienso que eres demasiado dura contigo misma. A mi me gusto tanto como los anteriores, pero para un escrito no hay peor crítico que el mismo...

    Eshash coshas pashan.

    Pero, te encontré en FF.net. :) Soy muy feliz.

    Aún así espero que continues pronto.

    Nos Vemos!

    P.D.: .-. No puedo creer que hayas terminado "El lobo estepario" o.o Eres mi idolo.
     
  13.  
    Miyu SparkS

    Miyu SparkS Guest

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    Proyecto del Adiós
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    Re: Proyecto del Adiós

    Capítulo 6

    Como dos extraños (parte I)

    Puede que no sea aún muy tarde
    Para escribir esta canción
    No se si podré
    Yo solo quería recordarte
    Que vivo en la misma calle en el número 3

    Pero es que la distancia entre los dos cambió
    Y ahora escucho lejos tu corazón

    Un auto pasó velozmente sobre un charco, haciendo salpicar una porción considerable de agua a un transeúnte, que estaba esperando en el semáforo. Indignado, comenzó a proferir maldiciones y palabrotas. Pero el auto estaba ya muy lejos.

    Kagome observó la mampara de vidrio, a su costado. Varias gotitas la surcaban de manera diagonal. Aún llovía y la gente paseaba apurada bajo los paraguas. Otros, como el caballero que en esos minutos estaba cruzando la calle, estaban resignados a llegar empapados a donde tuvieran que llegar. Ni modo, a él, por ejemplo, el paraguas no le servía.

    Suspiró con pesadez, el cappuccino y tostadas le sabían a aserrín. Bajó la vista hacia su café, estaba hasta aproximadamente la cuarta parte. Pensó en tomar un sorbo más, pero aquello contribuiría a que estuviera más lúcida. Y ella no quería estarlo. No con InuYasha mirándola con esos ojos escrutiñadores que parecían llegar hasta su alma.

    Maldito fuese.

    Aunque después de todo, se veía obligada a admitir que había contribuido a que en ese momento – ya desagradable por el simple hecho de existir -, estuviera de mucho peor humor. Bueno, que admitiera no significaba que se arrepintiera del todo. Esa portada de InuYasha, el gran escritor-magnate (de la noche a la mañana) de un imperio de artículos electrónicos, de seguro debió haber sido un terremoto para su fachada de hombre honorable.

    “ InuYasha Rieux: Abandonado por no controlar sus hormonas.
    Sepa los pormenores de su relación con Kykio Moulian, la última amante del conocido magnate.”

    La Portada: una foto de Kykio y él saliendo de un carísimo restaurant.​

    Pero sí se lamentaba haberse cruzado con él el mismísimo día que salía el artículo. Kouga le había mencionado algo de un escándalo, pero esa mañana comprendió las magnitudes a las que se refería.

    — Qué, ¿ya no hablas? — preguntó burlón. Kagome no respondió y se llevó una tostada a la boca, que tenía un sabor terrible.

    Escuchó el golpeteo de la lluvia y añoró no haber salido del espacioso y solitario departamento de su primo.

    — Así que este es tu juego¿no? — InuYasha la agarró por la muñeca, interrumpiendo que se llevara una vez más la tostada a la boca. — Mírame cuando te hablo.

    ¿Mirarlo? Respiró con dificultad.

    ¿Dónde está tu valor Kagome Devereaux?

    Por una cañería del desagüe, sin duda.

    Inspiró profundamente. Y obedeció sin querer hacerlo. Cuando se miraron otra vez, ella no pudo retener el aliento.

    He ahí aquella mirada que no veía hace tantos meses, que había anhelado tantas noches esperando que él llegara, que le volviera a decir que la amaba. ¿Por qué en el preciso momento cuando debería odiarlo su corazón comenzaba a latir con una ternura devastadora, y él con esa mirada, tan…?

    Estaba dormitando, apoyada en la pared, cuando escuchó el ruido de la puerta principal. Se enderezó somnolienta, clavando la mirada en la ampolleta para captar la luz que dañaba sus ojos, quedó muy recta de espalda. Pestañeó muchas veces. Estaba sentada sobre el tercer escalón de la escalera de forma de caracol que comunicaba a las habitaciones del segundo piso. Sintió el eco de pasos retumbar por la casa hecha un total mutismo.

    Esperó.

    Y esperó un poco más hasta que vio a un hombre hecho un total desaliño aparecer frente a ella. Llevaba el cinturón desabrochado. Los cuatro primeros botones de la camisa estaban desabrochados, ó simplemente no estaban. Y en el cuello de ésta – probablemente blanco hacía algunas pocas horas atrás – estaba cubierto por labial, tan rojo como el carmín. Su pelo revuelto. Tenía profundas ojeras y una barba incipiente. Caminaba a paso lento pero firme. Desprendía a kilómetros de distancia, algún perfume, quizás el Channel nº 5.

    Con fuerza de voluntad, comprimió las lágrimas y le observó sin mover un solo músculo de la cara. Recién al llegar al rellano de la escalera, él notó su presencia.

    ¿De dónde vienes? — Reprimió un sollozo cuando InuYasha se encogió de hombros y prosiguió a subir. — ¿Estuviste con una mujer? — preguntó con voz trémula sin voltear la vista hacia él. Sintió como el fornido cuerpo de su esposo se detenía.

    Sí — el desinterés de su voz fue lo que más dolor le causó.

    ¿Por qué? — Logró murmurar justo en el momento en que sus ojos parecían rasgarse.

    Necesitaba a alguien que calentara, cosa que tú no has hecho en tres meses — contestó como si el asunto estuviera ocupando más tiempo de lo necesario.

    Eso, eso quiere decir que, en España…—Comenzó a decir dubitativa.

    En España, en Grecia, en Japón y en Inglaterra — completó él—¿Puedo irme ya? Madame Costeau ha desgastado todas mis fuerzas — Ella no contesto. Inuyasha volvió a encogerse de hombros y se fue a dormir.
    Cuando fue capaz de mantenerse en sobre sus dos piernas, salió al jardín. Los astros comenzaban a desaparecer, pero la luna menguante aún reposaba sobre el firmamento. Vio cómo un pájaro regordete y más pequeño de lo habitual volaba hasta quedar sobre una ramita de un frondoso árbol milenario, al medio del jardín. Comenzó a trinar, dándole la bienvenida al nuevo amanecer.

    Se frotó los brazos para mitigar la súbita corriente de aire frío que la hizo estremecer por completo. De improvisto, sus piernas flaquearon y cayó de rodillas sobre el pasto húmedo. Sintió el agua traspasar la tela del edredón, hasta tocar su piel. Se sintió más sola y desprovista de calor que nunca.
    A duras penas dejó de llorar cuando los primeros rayos del Sol, en la alboreada, comenzaron a cruzar el cielo. Todo para un absurdo simulacro de un nuevo, cálido y esperanzador día.

    Pero él seguía ahí. Sus gemas de ámbar brillaban tan cristalinas, casi trasparentes. Recordaba tan bien esa mirada, la misma que había puesto cuando le propuso matrimonio. La misma de cuando le dijo que estaba embarazada. Esa mirada que lograba inundar su corazón de una ternura casi irreal.

    Sin embargo, las circunstancias ahora en otras. No eran los mismos de hace un año. No, aquella mirada sólo era una costumbre, una rutina, quizás la misma que seguía con todas sus amantes.

    Se desasió de su mano como si fuera un leproso y siguió manteniéndole la mirada, impávida. Pudo apreciar el cambio. Sus ojos parecieron cubrirlos una neblina; parecían ojos llenos de propias tormentas internas. Notó la tensión de la mandíbula, en entrecejo fruncido y una torcida sonrisa, ardía otra vez en ira.

    — ¿Me tienes asco? — preguntó el con sarcasmo. — Apuesto que a ese abogado le dejas que te manosee a voluntad.

    — Estás demente — logró mascullar. El descaro de aquel hombre le produjo náuseas. ¿Cómo era capaz de llegar y juzgar como si fuera digno de hacerlo?

    — Quizás, chèrie — resopló irritado y tomó un sorbo del café con leche humeante que. — Pero si crees que te daré el divorcio sólo por esa estupidez que apareció en la prensa rosa, estás más equivocada que nunca.

    Kagome volvió a su tarea de servirse ese desayuno-aserrín. La situación parecía irreal.

    Irreal y absurda.

    ¿Cómo había obedecido casi sin resistencia cuando él la tomó del brazo y la obligó a entrar al Aux Villes Du Nor?

    De pronto volvió a sentir ese escozor en sus ojos. Era demasiado para que hubiera ocurrido en una mañana. Inuyasha, Inuyasha… y, y nada más. Dolía tanto como cuando lo encontró en su propia cama acostado con Kykio.

    Como cuando recibió ese primer puñetazo; cuando le dijo que ya era un juguete usado...como esas noches de hacer el amor sin comprometer más que el placer físico, de usarla porque simplemente quería tener un revolcón con alguien que no estuviera dentro de un burdel.

    Alguien con más sentido común no estaría sentada con el tipo que había hecho pedazos su existencia. Alguien normal lo hubiera dejado plantado y hecho un escándalo si insistía en imponer su voluntad.

    Se arrepentía de haber querido probarse a sí misma que era valiente para enfrentarlo. Pero es que estaba cegada…por el recuerdo y el dolor. Tenía que hacerle saber que ya no sufría, que él había quedado atrás. Pero por ese motivo, el de saber que todavía lo quería a pesar de todo, en un acto meramente masoquista, estaba sentada frente a él, dada rota y vulnerable a sus brazos. A él que no sentía absolutamente nada por ella y que además quería seguir torturándola con su maldito orgullo.

    “Estúpida, estúpida, estúpida, estúpida…”

    — Estúpida, estúpida — sollozó casi ininteligible. Las lágrimas salían impunes y no podía detenerlas. Y ya no importaba. Nada importaba, sólo quería desaparecer del mundo. Morir. ¿Qué si él la veía vulnerable, no era eso lo que era para él, un muñeco manipulable y débil? Escuchó, a lo lejos, muy lejos, una maldición. Dos pesos en ambos hombros parecieron llevarla un rato a la realidad que de poco se estaba escapando.

    Si cerraba los ojos, podría jurar que veía el paraíso. Si los abría, había oscuridad. Una completa y laxa oscuridad.

    Paraíso, oscuridad, un rostro, el paraíso, oscuridad, el rostro, ese rostro en la oscuridad, paraíso, oscuridad…Sí abría los ojos comenzaba a ver luz y el contorno de un rostro, si los cerraba el paraíso comenzaba a alejarse.

    No, no, ella quería cerrar los ojos. Pero dos pepillas de oro brillaban tan intensas que no tuvo más remedio que mirarlas, como hipnotizada. Cálidas, bellas, destellantes imponiéndose sobre el manto tan lúgubre…

    De pronto, la oscuridad se disipó por completo y ahora eran los ojos de InuYasha los que la miraban fijamente. Eran sus manos presionándole fuertemente los hombros las que le llevaron un balde de agua fría. No sabía en qué momento él se había levantado y había ido hacia ella. Pero eso tampoco importaba. Se sentía una perdedora.

    — ¿Kagome? — Su voz era fría, tan impersonal…

    Eres tan estúpida…

    Ignorando el silencio repentino de todo el lugar, de las miradas de curiosidad, se puso de pié librándose del agarre de InuYasha. Casi trastabilló, pero alcanzó a agarrarse de la mesa. El nudo en el estómago la agobiaba sin piedad y ella sabía de sobra las razones.

    Sin mirar una vez a InuYasha, fue corriendo hacia el baño.

    ****

    La encontró arrodillada frente la taza, apoyando sus manos en el perímetro, y con media cabeza adentro de ésta. Su espalda arqueada se convulsionaba con cada arcada que daba.

    Esperó lo que parecieron ser horas hasta que escuchó que su respiración volvía a ser normal. Fue hasta ella con un pañuelo humedecido, tiró de la cadena y se arrodilló a su lado.

    Tenía apoyada su frente emperlada de sudor sobre la fría loza del retrete. Sus brazos caían laxos sobre su regazo. Parecía tan frágil, desarmada como una marioneta, y lo peor, él era el único culpable.

    Sí, aunque odiara reconocerlo, por primera vez sentía culpa.

    Tomó suavemente su mentón y lo dirigió hacia él. Controló la necesidad de abrazarla cuándo vio sus grandes ojos castaños enrojecidos e inundados de lágrimas. Limpió la comisura de su boca, sus labios, luego dobló el pañuelo, y limpió toda su cara.

    — Estás ardiendo — dijo suavemente. — ¿Has estado resfriada? — Ella se revolvió inquieta cuando él la acomodó en su regazo mientras seguía humedeciendo su rostro, sin muchas fuerzas se dejó estar. De todas formas no respondió.

    InuYasha apreció su rostro y otra vez se le comprimió el pecho. Sus expresiones faciales eran neutras, su mirada perdida y con lágrimas cayendo sin misericordia.

    — Déjame — Dijo, perdida en algún punto infinito de la muralla. Él hizo caso omiso trazando caminos húmedos por su piel nívea — ¡Qué me dejes! — Gritó. En cosa de segundos había recuperado la fuerza y se había puesto en pie. Fue rápidamente al lavabo y se enjuagó muchas veces la boca hasta perder el agrio sabor que tenía dentro la boca.

    — Kagome, no estás bien, yo…— tartamudeó incrédulo por su propia reacción, tan endeble.

    — ¡Vaya! — dijo con sorna. — InuYasha Rieux, ¿últimamente tu grandiosa mente se ha dado cuenta de que no estoy bien? Quizás si lo hubieras notado hace seis no estaríamos discutiendo como dos grandísimos idiotas en un baño de mujeres — Abrió la puerta del baño y salió a toda prisa. Tomó su abrigo verde oscuro y salió del Aux Villes Du Nor.

    Seguía lloviendo a cántaros. Se abrazó así misma y le dio igual no tener paraguas. Tenía intenciones de morirse, ojalá, en ese mismo instante; Ojalá viniera un rayo y la partiera en dos, ó que la vereda se abriera y la tragara. Sería una oda a su estupidez, a su debilidad y se lo merecía.

    Tan absorta iba en sus pensamientos, que no fue consiente de que un hombre alto, envuelto en un abrigo oscuro, que salió del Aux Villes Du Nor, le seguía a cada trémula pisada que daba.

    Porque yo, te sigo queriendo y quiero estar
    A cada momento junto a ti y en tus caricias
    A encontrar un poco más de vida
    Y yo te sigo queriendo a pesar
    Que yo estoy muriendo
    Dame más de tu recuerdo
    Para no sentir que te voy perdiendo

    _________________________

    Ando apuradita >.<
    siento no haber subido aier, pero bueh XD
    intentaré actualizar luego para estar a la par en ff XD

    Gracia spor sus post!

    Besosoosososss


    à bientôt!

    Miyu SparkS
     
  14.  
    Milmel

    Milmel Guest

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    Re: Proyecto del Adiós

    genial!!!! te quedo alucinante!!!
    pero ahora que pasara??
    lo dejaste muy en la intriga!
    parece ser que el cabezota de Inuyasha se dio cuenta de lo que vale?
    y ahora Kagome... que hara? lo mandara a volar? se suicidara?
    o... le har lo mismo?? no... no creo que caiga tan bajo... aunque... talvez...
    CONTI!!!!no12
    Bye

    Milmel
     
  15.  
    Rei_Ayanami II

    Rei_Ayanami II Usuario común

    Tauro
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    Re: Proyecto del Adiós

    haaa!!! GENIAL *-* hasta llore es como si sintiera la pena de Kagome y ahora que?? Inu sigue persiguiendola ??

    por suerte no han habido muchas continuaciones xD solo una como estab en examenes fregada jeje

    Cuidate!
     
  16.  
    Kru.

    Kru. Guest

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    Re: Proyecto del Adiós

    niña esta precioso!!! lo encontre corto
    es decir, lo cortaste en una parte que me dejo sin aliento
    porfavor continualo pronto *.*
    Besos bonita, suerte en todo
    Kru
     
  17.  
    Miyu SparkS

    Miyu SparkS Guest

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    Re: Proyecto del Adiós

    N/A: Capítulo con lemon (no tengo tiempo de editarlo) , lo pueden leer en:


    http://foro.cemzoo.com/blog.php?do=showjournal&j=67669
    [Capítulo 7 : Como dos extraños (parte II)]

    Y gracias a Milmel (tanto tiempo que no te leía >.<) Kitas, Rey Ayanami II y Kru. (como siempre :3)

    saludos!

    Miyu SparkS
     
  18.  
    InYa-kuN

    InYa-kuN Iniciado

    Tauro
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    Re: Proyecto del Adiós

    wuaaaaaaaa!!
    vale estoy asi de que rapidito
    acabo de leer tu one-shot y la conti
    y estoy así: O.O
    estoy fascinada de lo lindo ke te quedan
    sale sobrando que me fascina como escribes,
    y ke ya no tengo ni idea de para donde
    va este "proyecto"
    pon la conti que estoy super ansiosa por leerla!
     
  19.  
    Rei_Ayanami II

    Rei_Ayanami II Usuario común

    Tauro
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    Re: Proyecto del Adiós

    Wau!!

    Genial *-* no tengo palabras pero como un amor tan grande como el que se profesaban se destruyo de pronto y por la separación el trabajo no hay que descuidar a la familia ojo para todos xD bueno es la lección pero después decir q no se quiere tener mas hijos que duro.. me hace recordar algo imagínense si se reconcilian y tiene hijos si por alguna casualidad se enteran del pasado de sus padres es un poco traumático jeje

    Cuidate! espero la continuación!
     
  20.  
    Milmel

    Milmel Guest

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    Re: Proyecto del Adiós

    hola!!!
    que genial te quedo la continuacion!!!!
    espero que no te pierdas tan seguido!!!!
    aparecete de vez en cuando por lo menos para dar señales de vida!!!
    jejejeje
    buenisima continuacion... me gusta como va quedando la trama
    espero con ansias la conti!!!

    Bye

    Milmel salto1
     
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