Perfecto/a desde que te conoci (nxh, sxt,sxs,gxm,nxt,sxi)

hola gente! después de un tiempito traigo la conti!
bueno como había dicho antes ya estamos llegando al final de esta historia, sepan disculparme u.u depender de mi imaginación para que el capitulo quede bien bonito y lleno de amor ,es difícil ya que va y viene U___U Bueno este capitulo puede que se centre bastante en una de mis parejas favoritas y en otra que algunos hace rato quieren ver que sucederá entre ellos así que lean para averiguarlo! el capitulo final contara de 2 partes para darle un buen final con todas las emociones juntas al fic :D
muchas gracias por leerme a todos y a tener paciencia por cada capitulo, aun tengo dudas pero estoy haciendo planes para mi siguiente fic que seguro tendrá mucho drama y romance! :D

aquí les dejo el capitulo, espero que lo disfruten y esperen con ansias el siguiente!

Capitulo 15: Tiempo de amor (parte 1)


Un viernes por la mañana. Exactamente el día en que por la noche los alumnos de segundo año festejarían el éxito de la feria, el padre de Hinata, Hiashi, se encontraba en su oficina trabajando en el nuevo proyecto que había hablado con un cliente sobre la construcción de un edificio.

La operación requería fondos para la compra de materiales, pagarles a los ingenieros además de repartir el dinero de la ganancia entre sus empleados por el diseño que llevaría la edificación. La empresa constructora Hyuuga se hallaba al borde de los números rojos lo cual no les dejaba mucho margen para malgastar el dinero en que la obra quedara excelente pero no podían permitirse perder ante la competencia como tampoco podían desaprovechar la oportunidad.

Hiashi estaba examinando todas las posibilidades para realizar la obra en sus hojas de fondos cuando escucho tres golpes en la puerta de su oficina. Dio la orden de entrar dejando pasar a un muchacho joven, de aproximadamente unos veinticinco, llevando un traje bastante formal y portando unas gafas con marco negro.
El muchacho se acomodó sus gafas, trago en seco y un poco nervioso dejo una pila de hojas sobre el escritorio del Hyuuga.

—Señor estos son los papeles para el proyecto—Musitó alejándose del escritorio y parándose enfrente de su jefe— Mis colegas están preocupados por los ingresos de la compañía, los fondos son escasos para el proyecto que queremos afrontar, nos veremos obligados a pedir un préstamo si ese fuera el caso.
—Fujitaka, si hiciéramos eso sabes lo que significa ¿No es cierto?— La expresión de Hiashi se veía seria- Estaríamos mostrándole a la competencia que estamos en la ruina. No podemos hacer eso, debemos mantener nuestra imagen- Soltó un suspiro, frustrado— Avísales a todos que no se preocupen, yo conseguiré el dinero. Mantengan el proyecto, armen los diseños necesarios para el edificio y habla con los ingenieros.

El Hyuuga se levantó de su asiento y saco el celular del bolsillo de su saco. Caminó a un lado de su empleado atravesando la habitación y cerró la puerta detrás de sí. Al llegar a su coche estacionado enfrente de la empresa, miró la pantalla de su móvil encontrando una llamada perdida de Neji.
Subió al coche sentándose en el asiento del conductor, activo su estéreo en modo llamada y colocándose en pequeño audífono en el oído llamó a Neji mientras encendía el motor.

—Tío, lo estuve llamando pero me imagine que estaba en una reunión, disculpe la molestia- Atendió Neji del otro lado.
—No es ninguna molestia Neji, ¿Para qué me llamabas? ¿Le sucedió algo a Hinata?- Preguntó el Hyuuga mirando el retrovisor dando marcha atrás.
—No es nada de eso. Quería preguntarle si podía hacer una reunión con unos amigos míos, hace mucho que no nos juntamos y pensaron que el mejor lugar seria la mansión—Neji trató de sonar convincente ante Hiashi.
—Mmm…-Lo meditó un segundo ya conduciendo el coche en la calle- Esta bien Neji, esta vez te daré permiso pero quiero que limpies todo cuando termine tu reunión. Lo más probable es que llegue tarde a casa. Avísale a Hinata. Nos veremos a la noche.
—Gracias tío, cuidare a Hinata-sama en su ausencia, no se preocupe –Contestó Neji cortando la comunicación.

Unas horas más tarde, con la luna y las estrellas en alza, el coche de Hiashi se ubicaba estacionado frente a una residencia lujosa la cual era custodiada por unos hombres de traje y lentes oscuros.
El Hyuuga entro al lugar y fue recibido por un hombre que le estrecho la mano sonriéndole maliciosamente. Ambos se sentaron en unos confortables divanes en lo que parecía la sala de estar para discutir ciertos asuntos.

El hombre que aparentaba unos cuantos años mayor que Hiashi vestía un muy caro traje y en sus manos llevaba un par de anillos de oro. Por su aspecto contaba con un gran poder económico. El castaño de ojos color perla se sentía nervioso ante la figura de aquel sujeto pero esta era su última opción antes de que su empresa cayera en la bancarrota.

A un costado del diván del millonario había un maletín, este la agarro y la coloco en la mesa ratona que separaba al masculino del Hyuuga. Abrió lentamente la tapa de la maleta esbozando nuevamente su sonrisa maliciosa y le mostro los billetes que estaban allí guardados a Hiashi.

Al parecer este hombre era uno de los líderes de una poderosa agrupación mafiosa el cual Hiashi no tuvo otra alternativa que llamar para que le prestase el dinero suficiente para el proyecto.

—Tienes que devolver el triple de lo que te estamos dando ¿Entiendes Hiashi?- Insinuó el hombre con tono amenazador.
—Cla-claro, no se preocupe, se lo devolveré en cuanto pueda…-Contestó tragando en seco mientras cogía el maletín.

Salió lo más rápido que pudo del lugar. Si permanecía un segundo más quizás no saldría vivo para contarlo. Se subió a su coche arrancando a toda velocidad rumbo a su casa.

Al llegar miro a su alrededor revisando que Neji hubiera cumplido con su palabra lo cual parecía haber hecho. Ascendió por las escaleras para ir a su habitación y guardo el maletín bajo su cama. Hubiera deseado no llegar a ese extremo pero como líder de la empresa, lo único que pensaba era en mantenerla en alto.

A la mañana siguiente, Hiashi entro en la compañía sujetando la maleta la cual portaba el dinero para el proyecto. Todos sus empleados se encontraban inquietados por la situación. Al adentrarse en su oficina comenzó a realizar un par de llamadas para archivar la capital en la cuenta bancaria de la empresa y así empezar de una vez la obra de construcción.

Los días siguientes, gracias al dinero que había recibido Hiashi, la compañía comenzaba a retomar terreno en el mercado. El proyecto iba bastante bien, los arquitectos trabajan arduamente en los planos del edificio y el cliente se encontraba satisfecho con la labor de Hiashi.

En una de esas mañanas trabajando en el proyecto de construcción, la secretaria de Hiashi le notifica que tiene una llamada de un cliente privado que deseaba hablar con el urgentemente.
El extraño le ordena a la mujer pasar la llamada al teléfono de su oficina. Descuelga el tubo de la base un poco desconfiado esperando escuchar la voz del otro lado.

—Buenos días Hiashi ¿Te acuerdas de mí? Tu viejo amigo, el que te presto dinero- Habló una voz masculina irónicamente.
—Son ustedes… No pueden llamar a la empresa, ellos se enteraran -Murmuró el castaño nervioso por la llamada.
—Vamos Hiashi –Lanzó una carcajada que sonó un poco atemorizante- Tenemos un trato ¿Recuerdas? A mi parecer, me gustaría que fueras devolviendo el dinero en cuotas, ya sabes que somos de insistentes con esos asuntos – Amenazó el hombre del otro lado.
—Aun no junte lo suficiente para la primera cuota. Les juro que dentro de una semana lo tendré. Tengan un poco de paciencia – A casi modo de súplica, Hiashi intentó calmar al líder de los mafiosos.
—Ya sabes lo que sucede si no lo haces…-Insinuó la voz- Para la siguiente semana quiero el dinero Hyuuga- De repente el hombre cortó dejando a un Hiashi preocupado y asustado.

Nunca en su vida sentía su orgullo y valentía más herido que en ese momento. Sabía lo que sucedería si no juntaba el dinero pronto, quizás el “desaparecería del mapa” o saldría a la luz su contacto con la mafia. Siendo un Hyuuga odiaba sentirse amenazado por un grupito como aquel pero no quedaba alternativa.

La sucesión de días formo la semana llegando al día del tan esperado baile por parte de su hija. Hiashi pidió un chofer privado para que llevara y trajera a Hinata al baile para que no corriera ningún peligro. Esa noche él se quedó esperando a su hija en la sala para desearle suerte. Aunque desconfiaba si ella se encontraría con aquel Uzumaki pero ya tenía muchos problemas para preocuparse por un chiquillo.

En ese instante la vio bajar las escaleras del segundo piso con un hermoso vestido azul el cual le llegaba hasta las rodillas y tenía volados en la parte de abajo. El Hyuuga le tomo la mano ayudándola a bajar los últimos escalones, Hinata sólo le sonrió y jalo la perilla de la puerta abriéndola pero se detuvo girando su cuerpo para mirarlo por última vez.

—Nos vemos Otoosan –Musitó la Hyuuga con su típico tono de voz dulce para luego atravesar la puerta.

Así fueron corriendo las horas mientras Hiashi estaba en su despacho leyendo algunos documentos y firmando papeles. Eran las diez de la noche aproximadamente lo que indicaba que pronto volvería Hinata a casa.

El teléfono de la sala de estar comenzó a sonar, a tales horas de la noche Neji estaba durmiendo así que Hiashi sin otra opción abandono su despacho para atenderlo.

—Hola, Hyuuga al habla –Contestó Hiashi.
—Hiashi soy yo de nuevo – La voz le sonó parecía a Hiashi. Claro, era otra vez el líder de los mafiosos- Ha pasado una semana y hemos esperado pacientemente como nos pediste pero no cumpliste tu promesa.
—Yo aún no tengo el monto….
—Vete despidiendo de tu hermosa hija Hyuuga…-Advirtió el hombre y luego cortó el teléfono.

Esa llamada dejo perturbado al Hyuuga al modo que dejo caer el tubo de sus manos sin poder creer que fueran a atacar a Hinata. El recuerdo de verla bajar por las escaleras feliz de ir al baile le vino a la cabeza. Nunca quiso que su trabajo se mezclara con su familia.

Inmediatamente se dirigió corriendo a su despacho, cogió el móvil sobre el escritorio y marco rápidamente a Hinata. El sonido de espera sonó un par de veces volviéndolo más nervioso. Tenía que avisarle a su hija el peligro en el que estaba. Unos segundos después por fin escucho el sonido que había atendido.

—Otoosan ¿Qué sucede?- La voz de Hinata se percibía tranquila, aún tenía tiempo para avisarle.
— ¡Hinata debes tener cuidado! ¡Unos hombres están…!- Hiashi trató de apresurarse en hablar pero cuando ya estaba por terminar su frase oyó el forcejeo de Hinata y el fuerte golpe del móvil contra el suelo. Hiashi colgó afligido. No podía estar pasando todo esto.

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Después de haber guardado todo en la camioneta, Matsuri y Gaara volvieron al gimnasio para encontrarse con sus amigos satisfechos con tan exitosa presentación. Ino que aún se encontraba fuera, estaba apoyada contra una pared pensando en todo lo sucedido. Si seguía pensando en Sai, le dolería más el pecho así que decidió dejarlo por el momento y volver al baile.

El grupo de amigos sentados en la mesa esperaban a Hinata mientras seguían conversando entre ellos. Sasuke soltaba uno que otro comentario molestando a Naruto que lograba enfadar tanto al rubio que volvían a hacer su pelea de “teme y “dobe” haciendo reír a todos. Todo se convirtió en calmo al ver acercarse a la pareja de Matsuri y Gaara agarrados de la mano. Sakura y Temari ya se podían imaginar que había sucedido con ellos tanto así que tenían ambas una sonrisa pícara al verlos. Los dos jóvenes acercaron un par de sillas a la mesa y se echaron sobre estos muy agotados.

—Holas chicos ¿Qué les pareció? ¿Estuvimos geniales o qué? –Preguntó Matsuri a los demás sonriéndoles emocionada.
—Dieron un gran concierto Matsuri, nunca me imaginé que mi hermano y tu cantaran tan bien – Soltó la Sobaku No también sonriendo.
—Temari…cada vez que cantaba en la ducha me mandabas a callar–Murmuró el pelirrojo mirando a su hermana enfadado
—Tema-chan deberías pasar menos tiempo con Shikamaru, ya te pareces a el –Se burló la pelo de chicle riéndose de la pareja.
—Tú no hables Sakura –Bufó la rubia cruzándose de brazos.
—Nee Sakura… ¿Qué haces con Sasuke-kun? Pensé que se odiaban – Preguntó intrigada Matsuri mirando al azabache sentado junto a la Haruno.
—Y yo pensé que tú aun no te le habías confesado a Gaara-kun- Insinuó Sakura mirándola pícaramente a su amiga.
—Sakura estas que ardes con tus comentarios –Esta vez se burló el Uchiha soltando una carcajada.

Sakura se limitó a lanzarle una mirada asesina mientras todos se rieron ante la escena. Luego de un rato de Sasuke recibir golpes por parte de Sakura, el ambiente entre ellos estaba de nuevo tranquilo.

—A todo esto… ¿Y Hina-chan? ¿No debería estar con ustedes? –Enarcó la ceja la castaña al ver el asiento vacío junto a Naruto.
—Ya debería haber vuelto –Naruto frunció el ceño extrañado —La iré a buscar

Inmediatamente el Uzumaki se levantó de su lugar y se dirigió a la puerta del gimnasio. Al abrirla miro a la calle en busca de Hinata. Nada por la izquierda, nada por la derecha, estaba toda en calma como si no hubiera ni un alma afuera y todos se encontraran en el baile. Esto le traía mala espina al Uzumaki ¿Dónde se metería Hinata?

Entonces cerca del cordón de la calle diviso un objeto tirado. Se acercó para verlo mejor descubriendo que era un celular. Lo alzo del suelo, le dio varias vuelta tratando de reconocerlo hasta que vio la pantalla. La foto de él como fondo de pantalla. Esto claramente indicaba que Hinata…ella…

— ¡Hinata! – Vociferó el rubio entrando a desesperarse — ¡Hinata! –Lanzó otro grito corriendo hacia cualquier dirección buscando a la susodicha
— ¿Qué sucede Naruto? –Preguntó la muchacha de ojos jade saliendo del gimnasio — ¿No encontraste a Hinata-chan?
—Ella fue…secuestrada –Susurró el Uzumaki cayendo al suelo rendido con la mirada cabizbaja.
—Escuchamos el grito ¿Qué sucede aquí? –Esta vez Temari y el resto del grupo apareció en la escena.
—Se llevaron a Hinata –Musitó la Haruno apoyando su mano en el hombro de Naruto.
— ¿¡A Hinata-chan!? ¿A Dónde podrían habérsela llevado?- Exclamó Matsuri preocupándose también.
—Voy a buscarla ahora mismo. No quiero ni pensar en lo que esos imbéciles le podrían hacer a Hinata –Masculló Naruto alzándose del suelo con las manos en puños.
—Dobe, piénsalo mejor. Todo está oscuro, quien sabe a dónde se la habrán llevado. Espera hasta mañana – Comentó el Uchiha tratando de persuadirlo.
— ¿¡Cómo quieres que espere cuando ellos podrían estar lastimando a Hinata!?-Gritó sujetando a Sasuke de la camisa.
—Naruto, cálmate. Esto no solucionara nada –Sakura suspiro separándolos a ambos- Primero llamaremos a Hiashi y le avisaremos de lo ocurrido con Hinata, lo segundo seria que todos trataran de conseguir vehículos para salir a buscarla.

Todos asintieron marcando el número de sus padres en sus móviles. En ese entonces Sasuke recordó que tenía que devolver a Sai al hospital que de seguro ya lo estaba esperando en el auto.

—Lo siento Sakura, debo llevar a Sai de vuelta –Murmuró el Uchiha al oído de la pelo de chicle haciendo que soltara su celular.
—Ya me parecía raro que Sai llegara aquí solo –bufó por lo bajo- Esta bien vete Uchiha, nosotros nos encargaremos.

En ese mismo instante, bastante alejados de la escena, los graduados habían salido afuera para tomar aire. Esa noche seria inolvidable para todos ellos. En especial para nuestro Itachi Uchiha que había pasado toda la noche con Karin. Fueron los últimos en salir del gimnasio ya que aún seguían bailando entre risas y momentos que se miraban uno al otro seriamente. Para la pelirroja era el siguiente paso para finalmente olvidar a Sasuke pero para su terrible suerte su mirada se desvió del grupo de Akatsuki hacia la entrada del instituto

Fue ahí cuando los vio. Aquella chica de hebras rosáceas quien hace tiempo habría encontrado sobre Sasuke y la cual ahora hablaba con el como si fueran… ¡Una pareja! Su sangre estaba hirviendo ante tal escena, esbozo sus colmillos con furia a punto de acercarse a ellos cuando sintió una mano en su hombro. Ladeó la cabeza encontrándose nuevamente con la profunda mirada del Uchiha.

—Lo se Uchiha, no es necesario que me lo digas- Ella simplemente soltó un suspiro. Él le dedico una pequeña sonrisa integrándola a la charla del grupo para que olvidara todo aquello.

Volviendo a lo principal, al rato de haberse ido Sasuke, Ino estaba por entrar al gimnasio de nuevo pero al ver tal desorden en la entrada que especialmente era provocado por nuestro grupo de amigos, decidió acercarse a la escena para averiguar de qué se trataba. Al mirar a Sakura, noto que hablaba con alguien por teléfono sobre algún tema serio, Naruto pateaba el suelo una y otra vez algo inquieto, Temari peleaba con el que parecía ser su hermano por el móvil mientras Shikamaru rodaba los ojos, Ino esbozó una mueca aguantándose la risa, fácilmente sabía lo que ocupaba los pensamientos del Nara en ese momento. “Que problemático”.

Dirigió su mirada a la calle observando una gran moto negra estacionada junto al cordón además de Gaara y Matsuri conversando algo entre ellos. La situación parecía seria pero lo que más le llamo la atención es que Hinata no estaba por ningún sitio.

—Ino, volviste ¿En dónde andabas? Estaba preocupada que también te hubieran hecho algo – Dijo Temari terminando su conversación además del de Shikamaru claro.
—Hace un rato fui a despedir a Sai, no pensé que alarmaría tanto – Musitó la blonda riéndose un poco nerviosa- ¿Qué sucede aquí? Todos se ven tan preocupados.
— ¡Ino-cerda! ¡Estás aquí! –Exclamó la Haruno viendo que ahora se encontraba la rubia entre ellos- Ya que estas aquí les diré a todos.

Naruto rápidamente alzó los ojos del suelo y dirigió su mirada a Sakura, Gaara y Matsuri hicieron exactamente lo mismo pero al estar en la moto se acercaron al grupo.

—Acabo de hablar con Hiashi, parece que lo llamaron unos hombres avisándole que secuestrarían a Hinata hace como media hora, no sabe a donde podrían habérsela llevado así que no tenemos ningún pista de donde buscarla- Relató Sakura sintiendo impotencia por la situación.
—Tendremos que esperar hasta mañana – Musitó Matsuri aferrándose a su novio.

Todos miraron a Naruto el cual no parecía muy convencido con el asunto. Dio medio vuelta, con la cabeza gacha y las manos en los bolsillos camino hasta su bicicleta, se montó en ella dejando a todos en silencio observándolo mientras se marchaba. Él era el que más estaba sufriendo, sentía todo el peso de la culpa en sus hombros. Si él hubiera cuidado mejor a Hinata quizás no le hubiera pasado esto.

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Tras una larga noche para los graduados y los demás estudiantes presentes en el baile llegó un nuevo día así como también la siguiente estación. El hermoso y muy cálido verano. Se sentía como la intensidad del sol había aumentado, subiendo la temperatura además de obligar a todos a cambiar sus prendas a unas más frescas.

Ya siendo de nuevo fin de semana se podía apreciar los cambios de esta estación. En verano el día se convertía en más duradero ya que el sol salía muy temprano en la mañana. Alrededor de las seis de la mañana la estrella que nos brinda luz y calor se encontraba ya en el cielo lo que significaba que sus rayos comenzaban a traspasar los vidrios de las ventanas.

En un lugar bastante alejado de la ciudad y también de la carretera, más allá de las colinas de Konoha, había una pequeña cabaña en escondida por los altos árboles que la rodeaban. Apenas había amanecido se pudo divisar a dos hombres vestidos de pescadores saliendo de esa diminuta vivienda con sus cañas de pescar en mano. Antes de subir a su vehículo se aseguraron de cerrar la puerta principal con llave y de que las ventanas se encontraran cerradas. Algo muy extraño para alguien que vivía bastante alejado de la gente.

Un haz de luz atravesó una de las ventanas de la cabaña iluminando lo que parecía un dormitorio. Tenía una cama en el centro de la habitación, una mesa auxiliar junto a esta, con una lámpara sobre ella, una puerta a un lado que parecía ser el baño y sorprendentemente una muchacha sobre el catre dormida.

La luz empezó a molestar a la chica haciendo que abriera poco a poco sus ojos. Miro toda la habitación tratando de saber en dónde se hallaba. Movió su cuerpo para levantarlo pero se vio imposibilitada de manos y piernas. Al segundo también encontró su boca sellada con lo que aparentaba ser una cinta. Encontrarse en esa situación la hizo sentir asustada, forcejeó con las cuerdas que ataban sus manos para desatarse sin conseguir éxito.

Entonces recordó todo lo ocurrido la noche anterior. Como la habían obligado a meterse en un auto, le ataron las manos y después los pies, como ella gritaba pidiendo auxilio y que le colocaron una cinta en la boca para que se callara y la sedaron cuando estaba llegando en plena noche a una cabaña en el bosque. Las lágrimas recorrían sus mejillas una y otra vez. ¿Qué estaba sucediendo? ¿Quiénes le podrían hacer algo tan horrible?

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No había sido una buena noche para nuestro querido rubio, el cual no pudo pegar ni un ojo de lo preocupado que estaba. El tan solo pensar que Hinata podría estar sufriendo le hacía hervir la sangre. Pero las chicas tenían razón, si quería rescatarla de esos tipos tendría que esperar al día siguiente y revisar toda la cuidad si era necesario para encontrarla.

Siendo muy temprano en la mañana y sus padres durmiendo, Naruto decidió tomar oportunidad de esto. Caminó silenciosamente hasta la cocina, tomó un sorbo de la caja de leche volviéndola a guardar, salió al exterior de la casa y se acercó al garaje. La compuerta se elevó al presionar un botón y aprovechó para sacar su bicicleta.

Dejando una nota en la nevera, se marchó montado en su bicicleta determinado a encontrar a Hinata sea como sea. Movió sin cesar los pedales atravesando algunos barrios de Konogakure en busca de alguna señal. Algunos lugares parecían sospechosos pero a la distancia no se veía ningún movimiento raro así que nuestro querido rubio siguió de largo en su camino.

Así la mañana se convirtió en noche y Naruto seguía sin éxito. Todo se encontraba demasiado oscuro como para seguir buscando, así que bastante cansado se volvió a su casa cargando la bicicleta a rastras. Mientras Minato y Kushina lo esperaban preocupados y sin entender sus razones de irse así durante todo el día.

Al Naruto abrir la puerta de su hogar, sus padres lo apabullaron de preguntas que el rubio de ojos azules se limitó a no contestar y entro a su cuarto sin dedicarles ni una palabra. Minato y Kushina se miraron uno al otro un instante, inquietados por la actitud de su hijo.

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Al día siguiente, siendo exactamente un domingo, a Sakura le tocaba turno en el hospital de Konoha pero estaba tan cansada por el día anterior. Al igual que Naruto, ella junto a Temari y Matsuri habían buscado por toda la cuidad algún indicio de Hinata. Pero ni si quiera Hiashi sabía algo de ella o al menos contaba la causa de su secuestro.

Un poco somnolienta se levantó de su cama refriéndose los ojos mientras bostezaba. Entro en el lavabo, abrió el glifo dejando correr el agua y con sus manos junto agua para arrojársela en la cara, quizás eso la despertaría. A los minutos la muchacha de hebras rosáceas se encontraba cambiada con el uniforme de trabajo y aseada. Entonces se acercó a la cocina para desayunar encontrándose con su hermana Shizune quien disfrutaba de una taza de café caliente entre sus manos.

Sakura se preparó un té y se sentó junto a su hermana. Ambos conversaron sobre el asunto de Hinata; Shizune interesada en ayudar prestaría su auto para buscarla así podrían cubrir más zonas, ganando así un abrazo de su hermana. Ya listas las dos chicas, se subieron al coche dirigiéndose rumbo al hospital.

Mientras tanto en la casa de los Yamanaka, ocurría otra de las típicas reuniones de las tres grandes familias. Como siempre la blonda miraba el techo deseando que terminara pronto mientras Shikamaru y Chouji jugaban al shogi. En ese momento la Yamanaka miro a su móvil viendo la hora. ¡Sai tenía su primera sesión de kinesioterapia! Siendo la misma circunstancia que su anterior visita, le aviso a su madre que se iría al hospital para supuestamente ver a su amiga Sakura, su madre claramente lo aprobó y la dejo partir.

Más tarde, Shizune ya estaba estacionando el auto en el estacionamiento del hospital y a su vez Ino bajaba del autobus que había llagado para llegar ahí. En el mismo instante en que las hermanas se dirigían a la entrada del edificio se cruzaron con la blonda en el camino.

— ¡Ino-cerda! ¿Qué haces aquí?- Musitó la muchacha de ojos color jade abrazando a su amiga.
—Mmm… ya sabes, vine a ayudarte con el tratamiento de Sai –Dijo un poco sonrojada Ino.
—Entonces mejor apresurémonos en entrar, en un rato va a empezar su sesión de kinesiología- Habló Sakura atravesando la puerta para acceder al hospital.

Ella y Shizune filmaron un par de papeles en la recepción y cada una agarro una libreta con la lista de pacientes que había que atender ese día.

—Sakura yo iré yendo a la habitación, nos encontramos ahí –Avisó la Yamanaka encaminándose al cuarto.

Transito varios pasillos cruzándose con las enfermeras y doctores que se encontraban trabajando hasta llegar a la habitación del azabache. Abrió lentamente la puerta y dejo entre ver su cabeza, en el lugar había más silencio de lo común entonces noto que Sai estaba dormido en la camilla.
La rubia esbozo una pequeña sonrisa y entro al sitio. Recorrió con la mirada las paredes decoradas con las flores de papel que a él tanto le gustaban hacer y que entre sus brazos estaba su cuaderno de dibujos. Seguramente se había dormido dibujando.

Ella acerco una silla a la litera cuidando de no hacer ruido y con su dedo índice le toco las mejillas intentando despertarlo. El azabache abrió lentamente su ojos, dio una ojeada a su alrededor encontrando la sonrisa de la rubia. Inmediatamente levanto su cuerpo noventa grados observándola sorprendido.

— ¡I-Ino!
— ¡Buenos días Sai-kun! ¿Estás listo? Hoy es un gran día – Musitó impaciente la Yamanaka.
— ¿Hablas sobre la sesión de kinesiología? No estoy seguro que funcione –Murmuró cabizbajo.
— ¡Sai! Tienes que volver a caminar, hay muchas cosas podrías perderte si no lo intentas – La blonda le alzó el rostro con ambas manos entrelazando sus miradas.

En ese mismo instante el ambiente cambio totalmente entre ellos, sus miradas estaban conectadas, sus corazones rápidamente se aceleraron y un silencio se formó entre ellos. Sai trago en seco y lentamente se acercó al rostro de Ino. Cerró sus ojos y preparo sus labios para unirlos con los de ella. La rubia abrió los ojos como platos, estaba inmóvil sin poder reaccionar aunque tampoco quería hacerlo. Sai la iba a besar y no pensaba negarse.

Estaban a menos de un centímetro de distancia, podían sentir la respiración agitada del otro y sus narices se rozaban pero entonces se escuchó abrirse la puerta. Ambos se separaron bruscamente totalmente sonrojados y el ambiente se había vuelto muy tenso entre ellos tanto así que no podían verse a los ojos.

Por la puerta del dormitorio entraron Sakura acompañada de un par de enfermeros listos para la sesión. Uno de ellos traía cargando dos grandes tubos metálicos que formaban un semicírculo, el otro asistente llevaba un maletín de primeros auxilio mientras Sakura se acercaba a la camilla de Sai con una faja negra en la mano.

Ino se levantó de la silla dejándole espacio a su amiga para que al parecer le fuera a medir la presión. El azabache se limitó a mirar para abajo un poco avergonzado. La Haruno miro a uno y después al otro alzando la ceja extrañada ¿Qué les sucedía a esos dos? Se encogió de hombros y precedió a revisar el estado de Sai.

Luego de un rato los enfermeros ya habían clavado los tubos en el suelo, Sai movió sus piernas a un lado de la camilla sentándose al borde de esta y el otro de los asistentes posó uno de los brazos del azabache alrededor de su cuello para que se apoyara en él. Unos pocos pasos después, lo dejo sostenerse de los tubos quedando totalmente erguido.

Sakura y Ino se sujetaron de las manos deseando que al fin Sai pudiera caminar o al menos mover un poquito sus piernas. Ambos enfermeros se pusieron al lado de Sai y el agarrándose bien de los tubos, además de poner su mirada concentrada en lo que estaba por hacer, intento mover su pie su izquierdo hacia delante. Frunció el cejo más de lo común intentando darle la orden a su cerebro que moviera la pierna.

Todos quedaron expectantes esperando que sucediera su deseo, pero no. No sucedió nada, la pierna del azabache simplemente no respondía. El por las palabras de Ino no quiso echarse atrás, él debía volver a caminar. Nuevamente transmitió la orden a su cerebro pero para que moviera la pierna derecha, aunque fue un pequeño movimiento, los dedos del pie respondieron a la orden. Sai abrió los ojos sorprendido al igual que los presentes allí.


“— ¡Sai! Tienes que volver a caminar, hay muchas cosas podrías perderte si no lo intentas “

Estas palabras resonaron en la cabeza de Sai. Esforzándose aún más logro que su pierna diera un paso pero no consiguió mantener el equilibrio cayéndose al suelo. Los enfermeros se acercaron a ayudarlo, a un costado Ino y Sakura tenían una sonrisa de lado a lado.

—Ino…Gracias-Le dirigió una sonrisa el azabache a la rubia mientras los enfermeros lo sentaban en la camilla para que descansara.

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Así como así paso volando para nuestros queridos adolecentes llegando el día de volver a las clases normales en el instituto. Su ánimo estaba por los suelos, ni Sakura, Temari o Matsuri pudieron encontrar algún rastro de Hinata. Naruto no hablaba con nadie lo que suponían que no tenía tampoco ninguna noticia.

Dos días seguidos buscaron por todo tipo de lugar que se les ocurrió. Vecindarios cerca de la mansión Hyuuga, en los barrios bajos, alrededor del parque de Konoha y nada. Estaban tan preocupadas por encontrarla que las tres chicas tenían ojeras que prácticamente llegaban al piso.

El pequeño grupito de chicas caminaba rumbo a la escuela con su bolso correspondiente a cada una y con cara de somnolientas. El día anterior habían dormido en la casa de Sakura para buscar a la Hyuuga por los alrededores pero en realidad no habían podido pegar un ojo en toda la noche.
Esa misma mañana pero en la mansión Hyuuga, Hiashi Hyuuga miraba atentamente el teléfono esperando algo. Neji varias veces había cruzado la sala para salir a buscar a su prima y en todas las oportunidades encontraba a su tío de la misma forma. Ese día como iría a averiguar sobre su paradero en su escuela nuevamente atravesó la habitación, se detuvo un segundo frente a Hiashi y lo saludo respetuosamente como solía hacerlo.


Jalo la manija de la puerta principal y de repente el teléfono comenzó a sonar. Volteo sorprendido que a esa hora sonara y antes que pudiera contestar, su tío ya tenía el tubo entre sus manos. Contesto con un nervioso hola y luego se quedó callado un rato largo. Hiashi finalmente colgó el teléfono tras escuchar lo que tenía que decir aquella persona que llamo con la mirada cabizbaja.

—Tío… ¿Alguna noticia de Hinata-sama?-Murmuró Neji mirando la reacción de Hiashi.
—Aun no –Respondió fríamente dirigiéndose a su despacho.

Tres golpes fuertes se escucharon en la puerta, Neji al estar cerca abrió tranquilamente la entrada encontrándose a un rubio de igual ojeras que las chicas, despeinado, desarreglado y al parecer bastante fastidiado.

—Quiero hablar con Hiashi Hyuuga, es sobre su Hinata- Musitó Naruto mirando al castaño de coleta baja.
—Hmp….Mi tío está justo aquí –Señaló al Hyuuga mayor que le lanzaba una mirada asesina al Uzumaki desde lo lejos.
— ¿¡Hinata desapareció y usted está aquí quietecito mientras ella está sufriendo!? ¡Dígame la razón por la que se la llevaron! ¡Dígamelo!- Como un rayo se trasladó desde la entrada hasta Hiashi.
—Chiquillo no te metas en lo que no te incumbe, yo me encargare de mi hija –Sentenció el Hyuuga sin reaccionar ante Naruto.
—Ahora entiendo ¡Es su culpa que se llevaran a Hinata!-Exclamó dejando a Hiashi y a Neji con los ojos como platos ante el dicho.
— ¿Ti-tío, eso es verdad?- Musitó Neji apenas creyendo lo que acababa de oír.
— ¡No es cómo crees!-Rápidamente el Hyuuga respondió.
—Entonces… ¿Quiénes se llevaron a Hinata?- Preguntó Naruto cruzándose de brazos.
—Se los contare todo, pero creo que deberán sentarse-Suspiro sentándose en el sillón de la sala.

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Varios días más tarde la situación seguía siendo la misma. A pesar de que Hiashi había contado su versión de la historia, no le servía para nada a Naruto. Era inútil, no daba ninguna pista sobre su paradero. El simple hecho de pensar que Hinata estuviera siendo maltratada por hombres horribles hacia hervir la sangre del Uzumaki además que él se sentía tan impotente no poder hallarla.

Sakura, Temari y Matsuri que seguían yendo al instituto, miraban con tristeza los asientos vacíos de Hinata y Naruto. Por la escuela circulaban muchos rumores de lo sucedido pero las chicas trataban de no soltar ni una palabra al respecto. No querían más problemas de los que tenían ahora.

El grupo no se sentía el mismo con todo lo que estaba pasando que incluso ya no bromeaban entre ellos desde el baile donde Naruto contaba sus divertidas historias y todos estallaban en carcajadas.
Sasuke acompañaba a Sakura en los recesos tratando de consolarla. Aunque no podía llegar a ser tan cercano a ella como él quisiera al menos lo dejaba ser su amigo en un momento así. Por otro lado Temari y Matsuri se reunían con Gaara al final del día para seguir buscando a la Hyuuga.

Y así paso una semana de la desaparición de Hinata. Aunque hubiera pasado tan poco tiempo, los chicos iban a darse por vencidos, no había lugar en la ciudad que no hubieran revisado. Quizás era mejor dejarle el asunto a la policía de Konoha para que se encargara. Era la mejor opción para lograr algo más de lo que ellos hacían.

Esa misma mañana de sábado Naruto salió una última vez en bicicleta para buscarla antes de dejárselo a la policía. Algo en su interior gritaba que aún no debía darse por vencido. Poco a poco se fue alejando de la ciudad encerrado en sus pensamientos mientras pedaleaba.


*flashback*

—Entonces… ¿Quiénes se llevaron a Hinata?- Pregunto el rubio cruzándose de brazos y con la mirada seria clavada en el Hyuuga.
—Se los contare todo, pero creo que deberán sentarse-Suspiro sentándose en el sillón de la sala.

El y el primo de Hinata se sentaron en los sofás esperando la historia de porque habían secuestrado a Hinata. Aunque la sangre de Naruto estaba hirviendo de rabia, saber la historia quizás daría una pista sobre Hinata.

—Hace unas semanas…—La voz de Hiashi comenzó a inundar la habitación, se sentía como si el realmente estuviera preocupado y se sintiera culpable—La compañía andaba escasa de fondos, busqué muchas maneras de obtener dinero y ninguna me daría lo suficiente que necesitaba. Entonces en aquel momento un hombre de mucho poder me ofreció un préstamo…y yo acepte—Concluyó con aquella oración muy consternado por la decisión que había tomado.
—Entonces… ¿Qué sucedió después viejo? —Indagó el rubio sintiéndose intrigado por ese hombre.
—Él era uno de los líderes de los mafiosos más peligrosos de Konoha. El me mostro el maletín lleno de billetes y acepte por el bien de la empresa. Lamentablemente unos días después comenzaron a presionarme para que fuera devolviéndoles el dinero. Yo aún no tenía el monto que ellos pedían y por esa razón aquella noche ellos…-No fue necesario terminar la frase para entender lo que seguía a eso —y tan solo hace unos minutos llamaron que debía entregarles el dinero si quería volver a ver a mi hija
— ¿¡Esos hombres raptaron a Hinata por dinero y usted no les da lo que quieren!?-Exclamó Naruto levantándose sobresaltado del sillón.
—No es tan fácil como crees chiquillo –Murmuró por lo bajo el Hyuuga.

Neji no formulaba ni una palabra, mantenía la mirada en el suelo sintiéndose casi igual que Hiashi. Naruto los observo detenidamente a ambos Hyuuga. Solo chisto entre dientes y dio media vuelta en dirección a la puerta. Eso era todo lo que necesitaba oír para estallar de furia.

*fin flashback*


Al recordar aquella escena, el rubio pedaleó aun con más velocidad irritado, llegando a la zona montañosa a las afueras de Konoha. En aquel lugar no había muchas casas por su relieve pero si un mafioso tuviera que secuestrar a alguien y llevárselo muy lejos de su hogar ese sería el sitio indicado.
Ya un poco su cabeza más clara, Naruto recorrió con su bicicleta los alrededores. Un poco alejada de la carretera por la que él iba, diviso una pequeña cabaña al pie de la montaña. Al ser sospechoso sin dudas, decidió acercarse sigilosamente a esta para revisar si había algo allí.

Al estar a unos pocos metros de la cabaña, escondió su bicicleta detrás de unos arbustos, miro a su alrededor fijándose que no haya nadie y entro por la puerta principal hecha de roble. La puerta al abrirse lanzo un chillido que sonaba a viejo, el lugar no era muy espacioso, la cocina y la sala de estar estaban juntos y parecía que al fondo había dos habitaciones más. Veloz como un rayo jalo la manija de la izquierda encontrándose con el baño.

Decidió probar con la otra y revisar que había. Forcejeó la perilla sin conseguir éxito y por la cerradura parecía tener llave. Tuvo una leve sensación que algo había detrás de esa puerta, y sin tener la llave no quedaba otra alternativa que derribarla. Se echó unos pasos hacia atrás y con la fuerza de inercia, de una patada abrió la puerta de par a par.

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En la casa de los Yamanaka estaban de preparativos, los líderes de las familias Nara y Akimichi estaban presentes desde muy temprano en la mañana ayudando a preparar las maletas. Al parecer la familia de Ino se iría por una semana de visita a su vieja ciudad natal ya que el año anterior se habían mudado a Konoha por asuntos de la empresa.

Las maletas ya estaban hechas, la casa estaba en perfecto orden y cada miembro de la familia llevaba su pasaje en la mano. Aunque para Ino no era lo mejor irse por una semana por asuntos del instituto y de no poder ver a Sai en su avance, el aire de su vieja ciudad le haría bien. Muchas cosas estaban pasando en su corazón desde la última vez que había estado allí.

En otra parte de Konoha, precisamente en el hospital central, como era de costumbre, las hermanas Haruno ayudaban a los médicos incluida su madre en la revisación de los pacientes. A medida que veía a cada paciente lo iba tachando de su libreta. Ya siendo lo último que haría esa mañana atravesó el pasillo principal del edificio rumbo a la habitación de Sai. Mientras en su cabeza pensaba en que ese mismo día iría con Temari y Matsuri a denunciar la desaparición de Hinata. En ese momento vibro su móvil en la chaqueta blanca de médico que llevaba puesta.

Le pego una ojeada leyendo un mensaje y una sonrisa burlona se formó en su rostro, se detuvo frente a la puerta del dormitorio y contesto el mensaje pero para su sorpresa llego un segundo mensaje. Era una noticia que no se esperaba así que debía avisarle a los demás. Dio dos golpes a la puerta y la abrió tranquilamente encontrándose con un Sai muy concentrado en una gruya de papel.

—Buenos días Sai-kun ¿Cómo te despertaste hoy? —preguntó Sakura tomando una silla para sentarse junto a él.
—Hoy siento un poco más las piernas aunque siguen doliendo de la terapia –Contestó dejando el origami a un lado.
—Creo que eso es una buena señal, déjame que te revise así dejo todo asentado-La Haruno tomó su libreta y empezó a revisar la respuesta de sus piernas—Sabes…Ino-cerda me mandó un mensaje hoy que creo que puede interesarte- Insinuó con una sonrisa burlona.
—Sakura… ¿Qué sucede?-Para Sai ya era lógico lo que quería transmitir ese gesto.
—Hoy Ino se va de regreso con su familia a su ciudad natal, ya tienen todo preparado para irse. Un unas horas ya estarán en el aeropuerto- Mencionó entretenida escribiendo sobre la libreta.
— ¿Ino se va…? ¡Sakura! ¡Cómo es que no me dijiste nada de esto antes!-exclamó el azabache nervioso.
—Gommen….pero Sai… ¿No quieres ir a despedirte de ella?- Enarcó una ceja la chica de pelo de chicle—No sabes cuándo podrás volver a verla.

“Tendrás que agradecerme por esto Ino-cerda. Si todo sale según mi plan, Sai se te confesara y al fin estarán saliendo. “-Pensó la Haruno con su inner en pose victoriosa.

— ¿Hay alguna forma que pueda hacerlo?-Preguntó el azabache recibiendo un si como respuesta. La muchacha de ojos color jade señalo la puerta, aun con su sonrisa pícara, por la cual entro la persona que menos esperaría que lo ayudara.

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El equilibrio de Naruto vacilo un instante por la patada, miro la habitación la cual no tenía mucha luz que entrara por la ventana y lograba que se viera oscura. Las persianas estaban corridas y no había alguna lámpara para encender.

En la cama que ocupaba el centro de la habitación parecía moverse algo. El rubio forzó su vista para ver que era pero como el dormitorio seguía tan oscuro, decidió acercarse. Se escuchó como un murmuro que intentaba avisarle algo, pero primero levanto las persianas que cubrían la puerta para ver quien intentaba hablarle.

Lentamente sus ojos se abrieron como platos, dejo caer ambas manos a los costados sin poder lo que estaba viendo. Era ella. Después de tanto buscarla. Sin embargo su condición era algo que volvía a hervir la sangre del rubio.

Hinata estaba atada de manos y pies, con sus ojos hinchados de tanto llorar, su cara más pálida de lo normal y un poco delgada, una cinta cubría su boca, las partes vistosas de su cuerpo se encontraban llenas de moretones y golpes, pero lo que más se notaba era su mirada, triste y desconsolada que se clavaba en la de Naruto pidiéndole auxilio.

Naruto no dudo ni un segundo y comenzó a desatarle las cuerdas que la ataban, le quito la cinta de la boca, le limpio las lágrimas que cubrían sus ojos y la estrecho en sus brazos.

—Naruto…-kun—Murmuró la muchacha de ojos perla correspondiendo el abrazo. Nuevamente se sentía segura y no tenía miedo. Él estaba ahí con ella. Naruto la había encontrado y por fin se iría de ese horrible lugar

No querían separarse uno del otro pero se dieron cuenta que debían irse de allí lo más rápido que pudieran. El Uzumaki cargo entre sus brazos a Hinata ya que ella no podía caminar por las heridas de las cuerdas en sus pies y se dirigió a la puerta principal.

Ya cuando estaban llegando cerca de donde se encontraba la bicicleta del rubio, una camioneta se estaciono frente a la cabaña. Del coche salieron dos hombres vestidos de pescadores, al parecer no habían notado la presencia de ambos jóvenes así que siguieron su camino. Los hombres abrieron la puerta y a los pocos segundos se los escucho exclamar unas cuantas maldiciones. Naruto rápidamente se montó a la bicicleta junto a Hinata pero antes que lograran escapar de ahí, los hombres los divisaron y se comenzaron a acercar preparando sus puños.

—Tranquila Hinata, yo me encargo-Musitó el rubio trabando las ruedas de la bicicleta y bajándose de ella.

El Uzumaki se preparó para pelear, por suerte cuando era niño había ido a unas cuantas clases de defensa personal, claro en ese momento pensaba que eran inútiles pero ahora podían ayudar bastante. Los sujetos abordaron a Naruto pegándole en el estómago. Nuestro rubio favorito cayó de rodillas al suelo del dolor escuchando como se burlaban y reirán de él.

Poco a poco irguió su cuerpo con su mano en forma de puño. De un puñetazo arrojó a uno de esos tipos al suelo y el otro intentó golpearlo nuevamente en su abdomen. Sin embargo Naruto consiguió esquivarlo y el equilibrio del hombre empezó a tambalear, aprovechando esta oportunidad el rubio estiró su pierna para hacerlo caer.

Estando por fin libres de esos sujetos, Hinata y Naruto se alejaron de allí a toda velocidad.

—Alejemos de aquí dattebayo-El rubio esbozó su sonrisa típica que hace varios días no aparecía en su rostro.
—S-si –Asintió Hinata también sonriendo.

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Preguntas:
Errores o algo que deba mejorar?
Que tal el capítulo? Les gusto?
Sai e Ino casi se besan pueden creerlo? Que piensan que hará Sakura para que Sai pueda ir a despedirse?
Como piensan que Naruto tomó toda esta situación sobre el secuestro de Hinata? Hiashi hizo lo correcto para sostener su compañía?
Siendo el siguiente capítulo el ultimo que creen que pase con todas las parejas?

 

Hola queridos lectores ^^ Ya pasaron unos meses desde el ultimo cap que subi , lo siento T.T Bueno ya creo que es hora de ir despidiendose de este fic :/ Fue muy lindo escribirlo, gracias a el poco a poco fui mejorando en la forma de escribir y habia veces que lo que escribia me causaba un no se que :p Espero que lo hayan disfrutado tanto como yo muchas gracias por leerlo y esperar :) bueno aca va ultimo capitulo :

Capitulo 16 Tiempo de amor (Final)



La suave brisa de otoño mecía las copas de los árboles, tenían ese tono amarillento típico de la época que desde la vista de la bicicleta parecía que danzaban al ritmo de los cabellos de nuestra querida Hinata que los observaba. Aunque fue apenas una semana, sentía que se había perdido de muchas cosas.

De vez en cuando se le quedaba viendo a Naruto el cual estaba muy concentrado manejando la bicicleta pero que cada vez que la pescaba mirándolo le respondía con su cálida sonrisa. El también lucia como si no hubiera podido dormir bien durante varios días. Hinata frunció el ceño preocupada. ¿Todo este tiempo la estuvo buscando?

El paisaje cambió drásticamente cuando comenzaron a acercarse a la cuidad. Los arboles cambiaron por grandes edificios de los que después serian reemplazados por grandes mansiones. Hinata reconocía ese barrio, ella estaba cerca de volver a su casa. Se sentía nerviosa, volver a ver a su padre y a su primo, ¡cómo les explicaría del porque fue secuestrada si ni ella misma lo sabía! Naruto se detuvo frente a su hogar bajando el pedal que trababa las ruedas y mantenía el equilibrio de la bicicleta.

Al desmontarse el rubio, le tendió su mano ayudándola a bajar. Su cuerpo temblaba, no quería que su padre la viera así. Apenas había sobrevivido el vestido que llevaba la noche del baile, unas bolsas de ojeras cubrían la parte inferior de su ojos y estos estaban además hinchados de tanto llorar, tenía marcas en las manos y en las piernas, definitivamente no era la Hinata que Hiashi había visto esa última noche.

Aferrándose a la mano de Naruto, se aproximaron a la entrada y luego de varios golpes a la puerta esperaron que alguien saliera a atender. En ese instante la puerta se abrió normalmente, del otro lado quien atendió dejo caer lentamente su mano de la perilla del asombro.

— ¡Hinata-sama!- Exclamó el joven castaño de color perla abrazando con fuerza a su prima.
—Ne-Neji-niisan estoy de vuelta en casa–Murmuro Hinata con un hilo de voz por lo fuerte que la abrazaba Neji.

El ruido de una puerta que se abrió violentamente, interrumpió el abrazo. El sonido provenía del despacho del Hyuuga el cual la había abierto al escuchar la voz de su hija.

— ¡Hinata! –vociferó el mayor de los Hyuuga acercándose a su hija.
—Otoosan –Susurro Hinata esbozando una pequeña sonrisa y sus ojos lagrimosos.
—Ven aquí…- Hiashi extendió sus brazos hacia ella.

Hinata se aferró a él efusivamente, largándose a llorar con todas sus fuerzas. Hiashi la rodeó con sus brazos y le dio unas palmadas en su espalda consolándola. Por otro lado el Hyuuga alzó la vista hacia el rubio que miraba la escena un poco apartado, y con un gesto de aprobación le agradeció asintiendo con la cabeza. Naruto abrió los ojos sorprendido pero luego de unos segundos le correspondió el gesto con una leve sonrisa. Al fin al cabo él había salvado a Hinata, era lo mínimo que se merecía de ese viejo.

—Otoosan… ¿Tu y Naruto-kun se llevan bien ahora no es cierto? –Musitó la Hyuuga sacando su rostro hundido en el pecho de su padre.
—Mmm –Meditaron al unísono Naruto y Hiashi.
—Si eso te hace feliz, intentare llevarme bien con ese chiquillo.
—Lo mismo digo dattebayo –Le dedicó una sonrisa el rubio a Hinata.

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En el mismo tiempo, pero en otro lugar, exactamente en el hospital de Konoha, Sai miraba intrigado al azabache de piel casi tan pálida como el, con sus penetrantes ojos oscuros y a quien llamaba su mejor amigo sosteniendo las llaves de un coche.

Este le dedico una mirada cómplice a Sakura quien se la correspondió y luego sacó la silla de ruedas apoyada en la pared a un lado. Sasuke se acercó a la camilla y cargándolo con sus brazos lo llevo hacia la silla donde lo sentó.

—Oye Sasuke ¿A qué viene todo esto?-Preguntó Sai ya no entendiendo nada.
—Como sabes, yo se manejar pero siempre Itachi se quedaba con el auto así que esta vez se lo pedí para llevarte al aeropuerto. Te llevaremos a despedirte de Ino ¿No es cierto Sakura? –Dijo el azabache agarrando las manijas de la silla para llevarla hacia afuera.
—Es verdad, pensé que sería más romántico si te confesabas en el aeropuerto –Soltó una risita picara.
— ¡Esperen! ¿¡Que yo me voy a confesar!? –Exclamó Sai tratando de zafarse de la silla mientras Sakura y Sasuke se reían entre ellos llevándolo por los pasillos del hospital.

Después de un poco de lucha, lograron hacerlo subir al auto, lo sentaron en el asiento de atrás junto a su silla de ruedas, Sakura quedó como copiloto y Sasuke al volante.
Les llevó un rato conducir por el transito que había en el centro de la cuidad pero lograron aparecer en el aeropuerto justo a tiempo. Sakura se apresuró a sacar la silla de rueda y Sasuke volvió a cargar a Sai hacia esta.

Por el alto parlante daban los avisos que el próximo vuelo estaba por partir, eso significaba que Ino seguro ya estaba por traspasar la maquina detecta metales para subirse al vuelo. A la velocidad más rápida que podían alcanzar sus piernas se dirigieron a hacia donde se embarcaba.
Una cabellera blonda atada en una coleta alta se podía ver a lo lejos junto a un hombre alto de también cabello rubio y una mujer de cabello castaño.

— ¡Son ellos! –Señaló a la familia Yamanaka a lo lejos- ¡Vamos Sai, apresúrate!
— ¿Cómo esperas que llegue? Están demasiado lejos –Bufó por lo bajo el azabache.
—Tsk Sai, grita su nombre y ella se dará vuelta –Murmuro Sasuke de brazos cruzados.

Sakura y Sasuke se quedaron a un lado mientras Sai con sus manos seguía impulsando las ruedas de la silla. Trataba de ir rápido pero sus brazos se cansaban muy fáciles, estaba a pocos metros así que se decidió por llamarla. No sabría cuando la volvería a ver, si era mañana, dentro de una semana, quizás un mes o capaz que nunca. Tomó coraje y lanzo un fuerte grito.

—¡¡Ino!!

Las personas que también se dirigían a abordar el avión se dieron vuelta por el grito, pero la rubia que llevaba su valija a cuestas se paralizó, podía reconocer esa voz fuera donde fuera. Lentamente soltó la valija y comenzó a girar su cuerpo hacia atrás.
Al ver la respuesta, el azabache se apresuró a acercarse a ella cada vez más rápido hasta quedar frente a frente. Los padres de Ino al notar que ella ya no caminaba a su lado se detuvieron también y prefirieron no interrumpir la escena quedándose a un lado.

—Sai ¿Qué haces aquí? –Interrogó la blonda aun sin creerlo.
—Espera…- Recupero un poco de aire y continúo- Yo vine a decirte que….
— ¿Q-que cosa? –Musitó la Yamanaka poniéndose sonrojada.
—Me gustas Ino, realmente me gustas, quería decírtelo antes que no te volviera a ver –Murmuro el azabache cerrando sus manos en puños mientras su mirada estaba cabizbaja.

Ino soltó una carcajada haciendo que Sai alzara la cabeza extrañada.

—Sai, me voy sólo por unos días, ¿Quién te digo que me iba para siempre? –Dijo aun riéndose.
—Sasuke, me las pagaras –Bufó por lo bajo con la mirada asesina.
— ¿Puedo responder a tu confesión?
—Cla-claro.
—Tú también me gustas-La blonda le dio un efusivo beso en la mejilla, y con una sonrisa se despidió de él tomando de nuevo su maleta para encontrarse con sus padres.

Sai posó su mano en su mejilla sin reaccionar. Sasuke y Sakura salieron de su escondite para acercarse a él y preguntarle qué tal le había ido. Aunque ambos jóvenes lo agitaban y hacían señas el azabache seguía sin responder.

Sentía que flotaba muy pero muy lejos de ese lugar, como si hubiera logrado tocar el cielo y no quisiera bajar, su corazón latía como loco, los ruidos a su alrededor habían disminuido y en lo único en que su mirada se podía enfocar era en la figura de la rubia perderse entre la multitud.

—Sai, vamos dinos que sucedió…-Musitó Sakura.
—Oye amigo ¿Estas en este mundo o qué? – Agitó Sasuke su mano frente a los ojos de su amigo.

Y así como subió al cielo, bajo a la realidad encontrándose con Sasuke y Sakura intentando llamar su atención. Ladeó la cabeza hacia ambos lados volviendo en sí.

—Ella…dijo que le gusto –Susurro Sai.
— ¡Kya! ¡Bien por ustedes! ¿Ya empezaron a salir? ¿Cuándo se verán de nuevo? -Parecía que Sakura lo asimilaba más fácil que Sai ya que el azabache no respondía al montón de preguntas que le había hecho.
—Mejor hablemos en el auto, debemos devolver a Sai al hospital antes de su sesión de kinesiología -Propuso Sasuke caminando con las manos en los bolsillos.

Así de veloz que habían llegado al aeropuerto lo hicieron de camino de regreso al hospital. Debían volver antes que alguien sospechara que Sai no estaba en su cuarto.

Durante el camino, Sakura de copiloto hablaba con Sasuke sobre Hinata. No soportaba más el hecho de no saber dónde estaba su amiga, ni si quiera una pista o algo que dijese donde estaba. Sasuke le respondía que seguirían buscando después de que terminase el turno de la Haruno y que trataría de sacarle algo de información a Naruto por si tenía alguna pista.

Sai…bueno, él iba sentado en el asiento de atrás, mirando por la ventanilla perdido en sus pensamientos. Aun podía sentir la calidez de los labios de la Yamanaka en su mejilla y la imagen de su figura aun vagaba en su cabeza, en especial de su coleta alta que resaltaba tanto mientras se perdía entre los pasajeros que abordaban el vuelo.

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Volviendo a la situación en la mansión Hyuuga, parecía que se había normalizado. Hiashi con la ayuda de sus contactos consiguió un monto razonable para que los mafiosos lo dejaran en paz por un tiempo. Con la empresa recuperándose gracias al proyecto en el que estaban trabajando seguro devolvería todo el dinero y quedaría finalmente desligado de esas personas.

En la sala, Naruto y Hinata estaban abrazados, muy pegados uno del otro. El rubio contaba todas sus aventuras buscándola por todo sitio posible con su típica personalidad hiperactiva y muy expresiva y Hinata lo escuchaba atentamente con una sonrisa tímida en su rostro. Realmente se sentía bien disfrutar de su compañía y de su calidez, tantos días encerrada en aquella habitación habían logrado que lo extrañase muchísimo.

Sin embargo, a pesar de que volvió la felicidad a la casa, algo tenía preocupado a nuestro querido genio Hyuuga. Parecía un recuerdo muy lejano los días que iba al parque de Konoha solo y únicamente para ver a aquella castaña. Con el tema del secuestro de Hinata, no había pensado en buscar a Tenten. Aunque ella lo rechazó, no importaba, tenía que saber que era de su vida en todo este tiempo.

Neji pensaba todo esto acostado en su cama mientras miraba el techo. De vez en cuando dirigía la mirada hacia la skate colgada en la pared o a su escritorio lleno de fotos sobre distintos tipos de skate. Tenía un poco de dinero ahorrado por ayudar a su tío, sin embargo en lo único que se le ocurría gastarlo era en una nueva patineta para regalarle.

Giró su cabeza en dirección a la mesa auxiliar junto a su cama, la miro detenidamente rebuscando una respuesta en su cabeza, ¿Debería regalarle la skate o sería demasiado? No quería que ella se sintiese incomoda o algo así, solo con que lo aceptara estaría bien. Aún muy indeciso Neji abrió el cajón del mueble y revolvió entre los papeles hasta encontrar una caja de metal guardada en el fondo. Le sacó la tapa cuidadosamente dejando ver unos cuantos billetes doblados en su interior. El los tomó y los guardó en su bolsillo, volviendo a colocar la caja en su lugar, para luego cerrar el cajón. Era difícil entender el corazón de una chica, en especial para el genio Hyuuga pero valía la pena intentarlo.

Con los billetes guardados en su bolsillo, en una mano la skate y en la otra cargando una campera azul marino con capucha, el Hyuuga bajó las escaleras para dirigirse al centro comercial. Al dar con la sala de estar, vio a la por fin feliz pareja de Naruto Y Hinata mirando juntos la televisión.

— Neji-niisan… ¿Vas a hacer skateboarding a esta hora?- Hinata desvió la atención de la pantalla para mirar a su primo que tenía su skate en la mano.
—Pensaba comprar unas cosas primero y luego ir al parque- Sin soltar ni una palabra de más abrió la puerta y salió por esta rumbo a la calle. Naruto y Hinata se miraron extrañados. ¿Qué tramaría Neji?

Con el viento dando en su cara, en el aire la suave fragancia de otoño y la brisa haciendo danzar las hojas a su espalda, algunas de color amarillento y otras de un marrón claro. Neji disfrutaba de todo esto mientras rodaba su skate. Solo una que otra vez apoyaba su pie derecho para impulsarse, en verdad sentía paz en ese momento.

Las ruedas de su skate giraban y giraban sobre la calle, la gente pasaba a su lado, cargando bolsas de distintos locales. Parecía que ya se estaba acercando al centro de la ciudad. Bajó su pie izquierdo para detener su skate cuando vio enfrente una gran tienda en la que su vidriera estaba ocupada de ropa deportiva, buzos, jeans, pantalones sueltos y en una parte separada las skates, de todas las formas, diseños y tamaños.

Al llamarle tanto la atención esa tienda, el Hyuuga decidió entrar para ver que podía hallar. Revisó los percheros en busca de alguna blusa que quizás le pudiera gustar a ella, pero ninguna le convencía. Quizás los Jeans… Sin éxito otra vez. Nada en la tienda era exactamente lo que buscaba así que decidió dirigirse al sector de skates.

En la pared había un par colgada, de un tamaño considerable, algunas con diseños de grafitis, calaveras, dragones, dibujos animados, videojuegos, nombres de bandas de rock famosas. Muy difícil decidir con tanta variedad. Miró cada una con detenimiento. Todas eran demasiado buenas como para comprar solamente una.

Rendido, Neji giro su cuerpo en la dirección a la puerta para salir de la tienda. Cuando apareció. Una skate junto al mostrador. Como si un haz de luz la iluminara ante los ojos del genio Hyuuga y un coro cantase de fondo, a primera vista la vio que era perfecta. Tenía el diseño de un sol naciente característico de Japón y por encima tenía una frase escrita en letra grafiti que decía: “Sk8 4 life”. Si no era esa no sería ninguna. Sacó rápidamente el dinero de su bolsillo y se acercó a la caja donde la vendedora asesoraba a los futuros compradores en la elección de alguno de los productos que había allí.

— ¿Qué puedo ofrecerle? –Habló la joven con tono atento y dulce.
—Quisiera la skate que está ahí en exhibición –Musitó Neji señalando la skate junto al mostrador.
—Disculpe, pero esa skate es única en su tipo y no se la podemos vender a nadie.
—Por favor, pagare lo que sea, la quiero no importe que- Un poco más de modo de súplica, Neji intento convencer a la vendedora.
—Este es el precio por la que se la puedo ofrecer – Tras meditarlo un instante, la muchacha anotó un número en un papel y lo extendió frente al castaño.

Neji abrió un poco más de lo normal los ojos, era un numero sumamente alto, significaría gastar cada uno de los centavos de sus ahorros para comprarla. Frunció el ceño con la mirada seria. ¿Era capaz de gastar tanto dinero solo para verla sonreír una vez más? No era necesario ni cuestionárselo. El llego hasta esa tienda por ella, busco algo perfecto que le encantara y al fin que lo había encontrado no lo dejaría ir.

Miró a la vendedora y le asintió con la cabeza. Ella entendiendo el mensaje sacó la skate de exhibición, anotó un par de cosas en la computadora que estaba en una esquina del mostrador y guardó la patineta en una bolsa toda decorada con el nombre de la marca. Parecía que no le gustaba el hecho que la comprara pero así ganaba dinero y no podía negarse, en especial con el genio Hyuuga allí presente con su mirada penetrante que podía convencerla en pocos segundos.

Él le tendió el dinero, ella lo guardó en la caja registradora y le entregó la bolsa con la Skate.

—Gracias por su compra, vuelva pronto- Esas fueron la últimas palabras de la joven vendedora al ver marcharse al castaño de la tienda.

Ahora era tiempo de entregarle el regalo. Se montó a la skate con una pequeña sonrisa dibujada en el rostro e impulso con el pie el movimiento de las ruedas. Poco a poco iba acortando la distancia entre el centro y el parque de Konoha. Deseaba poder encontrar ahí, justo ese día, en el mismo momento. Sería una coincidencia perfecta.

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En la casa de los Uchiha, todo el mundo estaba de preparativos. Mitsuko limpiaba la casa de arriba abajo. Procuraba que no quedara ni una partícula de polvo en ninguno de los muebles de la sala, la cocina e incluso de los dormitorios. Tenten también estaba encargada de la limpieza pero a ella le había tocado la parte más fácil, tender las camas y pasar la aspiradora. Y no lo hacía porque estuviera obligada, ella misma se ofreció, siendo que Itachi festejaría su graduación allí en la casa sintió que podría devolverle el favor de cuidar arreglando la casa.

Además era bueno despejar su cabeza haciendo actividades que la mantuvieran ocupada. Estudiaba más de lo normal, leía por horas los libros de la biblioteca de los Uchiha, hasta se había inscripto en deportes como natación, voleyball y unos tantos más. Pero no podía evitar recordar a su madre. La skate que habían colgado en la pared de su cuarto era un recuerdo permanente sobre ella. Por eso desde la muerte de su madre decidió abandonar todo lo referido al skateboarding. Solo le traía malos recuerdos.

Al terminar de ordenar su habitación salió de ella con la cabeza gacha, pero al no fijarse enfrente terminó chocando y cayendo al suelo. Al alzar al vista se encontró con la sonrisa de Itachi mientras le ofrecía su mano.

—Perdón Itachi-senpai, estaba distraída –Musitó la castaña desviando los ojos.
—No te preocupes, se por lo que estás pasando –Respondió el Uchiha ayudándola a levantarse — ¿No quieres ir al parque? Te ayudaría a despejar tu mente –Ofreció el azabache volviéndole a sonreír.
—Etto…yo, no lo sé…- Murmuro insegura la castaña haciendo muecas con la boca.

Antes que pudiera negarse u ofrecer otra cosa para hacer, el azabache la sujetó de la mano llevándosela hacia la sala y luego cruzaron la puerta principal.

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De vuelta en la casa de los Hyuuga, Naruto y Hinata estaban sentados en la mesa del comedor comiendo un bol de ramen cada uno. La cocinera los había preparado especialmente para nuestro rubio favorito como agradecimiento por rescatar a Hinata. El tragaba una y otra vez los fideos por lo que a simple vista era obvio que los estaba disfrutando. La muchacha de ojos perla echaba una que otra miradita al rubio y no evitaba soltar una risa.

Entonces el móvil del Uzumaki sonó, con una mano sujetando los palillos, saco el aparato con su mano libre y atendió.

—Moshi moshi — Respondió Naruto a la llamada.
— ¡Naruto! ¿Cómo va la búsqueda? ¿Alguna pista?- Del otro lado una voz femenina comenzó a hacerle preguntas y se podía oír la voz de otra chicas hablando en el fondo.
— ¡Temari! — Exclamó el rubio llamando la atención de Hinata- ¡Es mejor que vengan todas a la mansión Hyuuga dattebayo!- Musitó tragando de un sorbo los fideos y cortó la llamada.
— ¿Eran las chicas?-Interrogo la muchacha de ojos perla elevando la mirada del tazón.
—sep, seguro en un rato llegaran-Tragó de un sorbo el resto de fideos en el bol.

A medida que pasaba el tiempo, Naruto pedía uno y otro y otro bol de ramen, hasta formar una pila. La cocinera se los entregaba con una gota en su frente, ¡era increíble como ese chico se podía tragar tantos fideos en tan poco tiempo! Ya cuando estaba satisfecho de ramen y hasta sentía que estaba en el paraíso por haber comido tanto, se hizo a un lado de la mesa.

A los pocos minutos que la sirvienta levantó la pila de platos de la mesa, se escuchó el timbre de la puerta. La Hyuuga abrió la puerta y como si de un equipo de futbol americano se tratase sus amigas se arrojaron sobre ella. Temari, Matsuri y Sakura la abrazaban con tanta fuerza que le quitaban el aire a la pobre de Hinata.

—Ch-chicas…me-me está faltando el ai-aire —Logró formular.
— ¡Baka! Nos la pasamos buscándote por toda la ciudad – vociferó Sakura.
—Le preguntamos a cada persona si te habían visto- Susurro Matsuri lustrándose los ojos llenos de lágrimas.
—Incluso pensábamos pegar panfletos si era necesario para que aparecieras- Habló Temari sujetando aun con más fuerza la Hyuuga.
—Gracias, gracias por preocuparse tanto por mi –Hinata se largó a llorar desconsoladamente fundiéndose en ese abrazo grupal.

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La suave brisa golpeaba su rostro dándole un poco de tranquilidad, incluso cerró los ojos para poder oír el cantar de los pajaritos en lo alto de los árboles, el sonido de las hojas caídas bailando al son del viento en el suelo, las risas de los grupos de jóvenes a lo lejos disfrutando de lugar. Ese parque era el templo de paz para nuestra deprimida Tenten, donde ella por unos pocos segundos podía olvidar todo lo que pasaba por su cabeza.

Solo habían pasado unos minutos de su llegada al parque central de Konoha, obligada por Itachi terminó subiendo a un taxi y el la trajo al parque. Aunque estaba un poco distante del sector de skateboarding podía apreciar a unas cuantas personas haciendo trucos. A pesar que el skate era su pasión, ella prefirió sentarse en una banca a disfrutar de la tranquilidad. Itachi estaba sentado a su lado en silencio.

—Tenten…-murmuro rompiendo el silencio.
— ¿Itachi-senpai me trajiste a este parque para que me sintiera mejor?-Musitó la castaña sentándose como indio en la banca.
—Pensé que un poco de aire fresco te haría bien…

Quedando en el aire su conversación, ambos se pusieron a observar el cielo, había un par de nubes cubriendo el sol y apenas si dejaba ver algunos rayos de luz. Unos pasos se escucharon detrás de ellos, Tenten supuso que era alguien que caminaba por allí como normalmente hacia la gente para atravesar el parque, pero los pasos se detuvieron frente a ella.

Aquel castaño de cabello largo atado en una coleta baja, de ojos tan claros como el color de una perla, con una piel prácticamente pálida y que inmediatamente pudo reconocer de quien se trataba, le clavo la mirada sorprendido. En su mano sostenía una bolsa bastante grande de lo normal y en la otra cargaba su skate.

Itachi bajó su mirada para dirigirla al joven frente a ellos extrañado. Tenten no dudo ni un segundo y se levantó de la banca tan sorprendida como el castaño frente a ella.

—Neji-kun… ¿Qu-que haces aquí?-Titubeó la Amma costándole formular la oración.
—Fui de compras y quería sentarme un rato en las bancas cerca del lago ¿Y tú? Hace tiempo que no te veía por aquí –Aunque el genio Hyuuga intentaba disimular en su tono de voz la sorpresa que se había llevado al encontrarla allí, una sonrisa se esbozó en su rostro.
—He tenido varios problemas y no quise salir de mi casa- La castaña bajo su mirada al suelo.
—Los dejare solos…-Dijo Itachi levantándose de la banca y alejándose de allí con las manos en los bolsillos.
—Entiendo…debes estar pasando momentos difíciles –Neji se sentó en la banca apoyando la bolsa que cargaba en esta.
—Está bien, me estoy recuperando, gracias por preocuparte- Tenten se volvió a sentar y le dedico una pequeña sonrisa que de cierta forma no parecía feliz.
—Sabes…que bueno que te encuentro, quería darte algo como disculpa por lo que te dije en la fiesta-El Hyuuga abrió la bolsa y saco la skate apoyándola en sus piernas- Esto es para ti.
—Neji…no tienes que hacerlo.
—Acéptalo como un regalo, siempre viene bien otra skate, ya sabes que con un truco pueden romperse y es difícil conseguir otra- Habló Neji extendiéndole la skate.
—Yo no quiero saber nada más del skateboarding –Sentenció la Amma- Cada vez que veo una skate, yo…
— ¿Acaso sucedió algo en tu familia?- Como si diera en el ángulo, Neji hizo aquella pregunta haciendo que Tenten se mordiera el labio inferior y esquivara la mirada.
—El día que estaba haciendo skateboarding aquí en el parque…mi madre, ella…murió- Al soltar todo eso Tenten oculto su rostro entre sus brazos largándose a llorar.

Neji inmediatamente dejo a un lado la skate y la atrapó entre sus brazos consolándola. Ella se largó a llorar aún más fuerte aferrándose al pecho del castaño. El tiempo se volvió más lento y la gente, el ruido, todo desapareció, eran solo ellos dos. Él se dedicó a acariciarle la cabeza un buen rato hasta que por fin logró calmarse. Tenten respiro profundamente y lentamente fue soltando al Hyuuga, hasta quedar frente a frente, a escasos centímetros uno del otro.

—Lo siento Neji-kun, aún estoy sensible por la muerte de mi madre…-Dijo Tenten lustrándose los ojos.
—Si yo te prometiera algo… ¿Dejarías de llorar?- Acercó su mano al rostro de la castaña y delicadamente limpio la lagrima que había brotado de su ojo.
— ¿Qué-que quieres decir con eso?
—Te prometo curar cada una de las heridas que hay en tu corazón y devolverte esa sonrisa que me diste la primera vez que nos conocimos-El rostro de Neji emanaba tanta felicidad al decir esas palabras que quizás era la primera vez que se lo veía tan feliz al joven Hyuuga.

La Amma abrió los ojos como platos, repentinamente los latidos de su corazón se comenzaron a acelerar y los colores se le subieron a la cara. Esa había sido la más perfecta de las confesiones de todos los tiempos ¿Cómo una persona podía decir aquellas palabras tan seriamente y a la vez de manera tan dulce? Sus ojos se volvieron a cubrir de lágrimas pero esta vez se lanzó sobre el abrazándolo.

—Eres perfecta desde que te conocí Tenten… -Agregó el Hyuuga, correspondiendo el abrazo y esbozando una sonrisa. De aquellas de las que haces cuando ves a la persona de la que de alguna manera terminaste enamorándote y que si la abrazas te conviertes en una de las personas más feliz del mundo, del universo y mucho más. Si, así se sentía nuestro querido Neji al sentir la calidez de ese abrazo. Su corazón estaba lleno de sentimientos que nunca antes había tenido por alguien y aunque era extraño para él, no podía seguir negándolo. Ella era su primer amor.

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Viendo que las cosas ya estaban tomando una nueva forma entre nuestras parejas favoritas y algunas que se formaron en el trascurso de la historia, sería mejor hacer un resumen de todas ellas.

Hinata estaba en casa sana y salva junto a su rubio favorito. Sakura, Temari y Matsuri la visitaban todos los días a la mansión Hyuuga para recuperar el tiempo perdido con su querida amiga aunque Naruto tampoco se quedaba atrás, el también caía en la mansión para pasar un rato con su hermosa novia y comer del delicioso ramen que preparaba la cocinera. Con esto la Hyuuga llego a la conclusión que un 50% de su cabeza era ocupada por el ramen y el otro 50% estaba ocupado por su familia, amigos y sobresaliendo de todos, Hinata. A veces la muchacha de ojos color perla dudaba si estar al mismo nivel del ramen era bueno o no, pero ¿qué le haría? Ella lo quería así y todo.

En la vida amorosa de las chicas, era un mundo totalmente distinto.
Sakura… bueno ella estaba intentando verle el lado bueno a Sasuke. En la escuela no andaban siempre juntos, ya que las locas fanáticas que tenía el Uchiha no los dejaban estar ni un sólo momento tranquilos, al final optaron por verse en la salida del instituto que allí podrían estar más relajados.

Con respecto a Kiba, a él le estaba yendo bien en la nueva escuela, había terminado con Sakura de la manera correcta, no es como si no volverían a ser amigos. De hecho los días que estuvo desaparecida Hinata, el llamaba a la Haruno para enterarse de las ultimas noticias y no podían evitar hablar también de sus vidas. El Inuzuka contaba por teléfono que había conocido a una chica que le caía muy bien y que era bastante linda hasta quizás empezaría a salir con ella dentro de poco.

A Matsuri le estaba yendo muy bien con Gaara, su banda desde el baile de graduación estaba ganando fama y tendrían una presentación dentro de poco por lo que estaban muy ocupados ensayando en el viejo depósito que usaban como escenario. La castaña practicaba todos los días con la guitarra para suplantar a Gaara cuando este cantase y a la vez trabajaba su voz. El pelirrojo también se esforzaba, había veces que tenía solos de guitarra que requerían practicar bastante. Sasori y Deidara encajaban más que perfectamente en la banda, además su sueño también era ser famosos a través de la música. Se habían convertido en un grupo muy unido.

Shikamaru cada vez demostraba más apego a Temari, como los viejos tiempos en que eran muy unidos con la diferencia que eran novios. Lo bueno era que la rubia no era fanática de las compras como Ino por lo que no tendría que cargar bolsas nunca. Otra de las cosas que le gustaba de ella era que podían acostarse a ver las nubes juntos. Ambos tenían en común lo de dormir una siesta en la azotea durante el receso. Pero todo lado bueno tiene algo malo. El aun no les había dicho nada a sus padres que estaba saliendo con Temari. Y su madre se podría llamar de esas que son sobreprotectoras, que si lo ven con una chica la atacan por la yugular y nunca más la volvería a ver. El moreno tragaba en seco cada vez que pensaba como seria presentarla en su casa.

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Y así con el transcurso del tiempo, pasaron unos días, transformándose en la fecha en que Sasuke y Sakura habían planeado ir a una feria. Esto traía una historia muy graciosa que comenzó dos días antes. Los ya mencionados estaban sentados en uno de los bancos del jardín durante el receso buscando a donde podrían salir juntos.

—Creo que sería mejor ir al cine, hay buenas películas en cartelera que podemos ir a ver- Propuso Sakura leyendo un panfleto del cine.
—No lo sé, creo que deberíamos ir a un lugar más especial que ese rosita –Negó la idea el Uchiha frunciendo el ceño.
— ¡Ya se! –Musitó emocionada- Me entere que dentro de poco habrá un festival, podríamos ir a allí. Dicen que si te quedas hasta la medianoche podrás ver una sorpresa.
—Suena bien- esbozó una pequeña sonrisa el azabache dando a entender que era un sí.

En ese momento vieron de lejos a Naruto y Hinata, la cual ya había vuelto a sus clases normales, caminando juntos de la mano por el parque. Al ver a la pareja decidieron acercarse para ver que hacían.

—Sakura-chan, Sasuke- kun ¿Cómo están? ¿Acaso interrumpimos?- Preguntó con una sonrisa tímida Hinata.
—Para nada, solo estábamos viendo a donde salir juntos- Comentó la Haruno guardando el panfleto en el bolsillo de la chaqueta.
— ¿Saldrás con este teme? – Se quejó al rubio mirando con desprecio al azabache.
—No te metas en lo que no te concierne dobe- Murmuro el Uchiha mirándolo desafiante.
—Etto… -Hinata miraba la escena con una gota en su frente. Seguro empezarían otras de sus típicas peleas sin sentido.
— ¿Cómo acabas de llamarme?-Gruñó el rubio.
—Dobe ¿O prefieres que te llame baka? –Insinuó Sasuke con una sonrisa maliciosa.
— ¡Ya cállate teme!- Exclamó Naruto alzando su puño.
—Oye Naruto- Sakura se paró en medio de los dos para detenerlos- ¿Qué tal si hacemos una cita doble? Quiero que ustedes dos se lleven comiencen a llevar bien y sería una buena oportunidad – Sugirió recibiendo una mirada asesina por parte de los dos muchachos- Vamos Naruto…-Volteó a ver al azabache- Sasuke… la pasaremos genial ¡Se los aseguro! ¿No es cierto Hinata? – Se acercó a la Hyuuga tomándola del brazo, buscando un poco de apoyo moral.
—Su-supongo que si –Titubeó Hinata.
—Mmm si Hina-chan quiere ir…–Lo estaba empezando a considerar- No lo sé, si paso mucho tiempo con el teme pueda que me convierta en un idiota como él.
— ¡Mira quién habla de idiota! El que se la pasa comiendo ramen como un cerdo- Masculló Sasuke fastidiado de su actitud.
—Ya Uchiha, te sobrepasaste. No puedes meterte con mi preciado ramen ¿Oíste?- El rubio se le acercó agresivamente y lo sostuvo de la camisa.
— ¡Sasuke! ¡Naruto! Cálmense o se ganaran una paliza de mi parte – Bufó la Haruno arremangándose la camisa lista para pelear.
— ¡Pero Sakura…!- Protestaron al unísono.
— ¡Kya!-Lo último que se escuchó fue el grito de la Haruno agitando su puño.

Lo siguiente en la escena fue ver a Naruto y Sasuke tirados en el suelo con un chichón más grande que su cabeza, ambos quejándose del dolor mientras Sakura acomodaba su camisa y Hinata miraba todo con una sonrisa nerviosa y una gota en su frente.

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Después de recibir su merecido, Naruto y Sasuke no se dirigieron la palabra pero tampoco se negaron a la cita doble. Temían por sus vidas que si decían que no Sakura los volviera a golpear y que quizás esta vez no salieran vivos. Entonces acordaron encontrarse todos allá. Sasuke pasaría a buscar a Sakura mientras que Hinata llevaría a Naruto.

Después de media hora de prepararse para salir, la Haruno al fin estaba lista. Al ser otoño una época en que comienza a hacer frio, Sakura prefirió vestirse con una camisa a cuadros roja la cual estaba cubierta por un sweater color negro, jean de color café y unas botas oscuras. A simple vista y para sus ojos estaba perfecta.

A los minutos de salir de su habitación se escuchó una bocina sonar varias veces. Shizune rápidamente pego una ojeada por la ventana y volteó a ver a su hermana con una sonrisa pícara.

—Vaya, vaya pero si ahí está otra vez Sasuke Uchiha – Insinuó la azabache soltando una risita.
—Shizune, por favor –La Haruno rodó los ojos- Me voy- Musitó cerrando la puerta detrás de sí.

Afuera un Opel azul oscuro esperaba estacionado. Sakura bajo las pocas escaleras del porche, entonces la ventanilla polarizada comenzó a bajar mostrando el rostro de Sasuke por esta.

— ¿Lista? –Interrogó el azabache con una pequeña sonrisa en su rostro.

Se ruborizó al verlo. Su corazón comenzó a latir rápido y a la vez lento. Quizás eran los nervios de la cita pero por un momento creyó sentir un cosquilleo al verlo de cerca.

—Si -Sakura abrió pronto la puerta del coche y se sentó en el asiento del copiloto.

Mientras tanto en la mansión Hyuuga, Hinata esperaba en la sala que el chofer estacionara la limosina enfrente. Llevaba una remera suelta de manga larga blanca con rayas negras, un jean azul, unas botas negras, un lindo sombrerito rojo sobre la cabeza y una bufanda haciendo juego.

Al cabo de un rato, la bocina de la limosina se escuchó desde afuera. Entonces Hinata se levantó del asiento preparada para salir pero Hiashi, que había salido de su despacho, se le acercó y le beso la frente.

—Dile a ese chico que te cuide ¿Esta bien?- Mencionó el Hyuuga.
—Si Otoosan –Asintió.
—Solo necesitas una llamada y el chofer estará allí.
—Otoosan, estaré bien. Naruto-kun va conmigo- Hinata posó su mano en la mejilla de su padre y le sonrió.

Tras esas últimas palabras, la muchacha de ojos color perla salió por la puerta. Y subió a la limosina que la llevaría a la casa de su novio. En el trayecto, empezó a imaginarse como seria su madre, su padre, como sería su casa. Seguro todo era brillante y vivaz como él.
A los pocos minutos, el chofer estacionó en donde era la casa del rubio. Hinata abrió la puerta y bajo del coche. Un poco temerosa, subió las escaleras del porche quedando frente a la entrada. Respiro varias veces tratando de calmar los nervios y toco tres veces. En el interior se escuchó movimiento y el rubio se asomó por la ventana para ver quién era. Rápidamente abrió la puerta y le esbozo una sonrisa.

— ¡Hina-chan! ¡Ya estás aquí! ¡Espera que te quiero presentar a mi padre y a mi madre!- Musitó el Uzumaki tomándola de la mano para que entrase.

La llevo hasta la cocina donde Kushina estaba preparando té caliente y Minato unos bocadillos.

—Otoosan, Okasan les presento a Hinata Hyuuga, mi novia dattebayo – Expreso el rubio, lo que causó que Kushina dejara lo que tenía en mano, Minato giro sorprendido y que a Hinata le dieran ganas de desmayarse.
—Naruto… ¿E-ella es tu novia? –Murmuro la pelirroja- ¡Niño insolente, nunca me cuentas las cosas! ¡Ven aquí Naruto!- El cabello de Kushina empezó a flotar, agarró el cuchillo de la mano de Minato y comenzó a perseguir a su hijo.
—Quería presentártela cuando fuera el momento adecuado- El rubio se escondió detrás de Hinata- Por favor no me hagas daño – Comenzó a llorar en forma de cascadita.
—Cariño cálmate – Una gota apareció en la frente del rubio mayor.

“ Le dije a mi padre que Naruto me protegería, pero creo que es al revés”- Pensó Hinata mirando la escena con una gota en la frente.

— ¡Mama! ¡Enserio, no lo hice para molestarte!- Chilló Naruto al ser atrapado por Kushina — ¡Hina-chan ayúdame!-Rogó el rubio.
—Etto… Sra. Uzumaki disculpe las molestias- Hinata hizo una reverencia.
—No te preocupes cariño, el problema es con mi hijo –Respondió la pelirroja con una sonrisa sujetando a Naruto del cuello.
—Kushina deja a Naruto ir a su cita, no seas tan severa con el –Propuso Minato intentando separar a su esposa de su hijo.
—Está bien, te dejare ir por esta vez -Lo soltó echando un suspiro- La próxima trae a Hinata-chan a cenar a casa para conocerla mejor ¿Si?
—Hai Okasan –Aceptó el rubio tomando la mano de la Hyuuga- Nos vemos –Agitó su mano saludando a sus padres.
—Hasta luego señor y señora Uzumaki –Volvió a hacer una reverencia y se fue con Naruto.

Ya cuando ambos habían salido de la casa, Naruto se acomodó la remera y la campera, por un momento creyó haber visto su vida pasar ante sus ojos en unos pocos segundos, sí que había estado cerca muerte.

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Sasuke manejo un buen rato por las calles de Konoha ya que el parque quedaba en las afueras de Konogakure. Durante el viaje ambos fueron callados. Sakura miraba por la ventanilla intentando ocultar su sonrojo y el Uchiha tenía la vista puesta en el camino pero le daba una que otra ojeada a su acompañante. Cuando al fin llegaron al destino, el azabache estacionó el coche en la entrada y bajaron de este para comprar la entrada en la boletería.

Ya desde la entrada se podían ver las enormes montañas rusas, la rueda de la fortuna, una gran cantidad de puestos de comida y juegos, carruseles de todos los tamaños y formas, un pista de auto chocadores y sillas voladoras, casa de los sustos, gente disfrazada por todas partes y todo ese tipo de cosas que hay en un festival.

El Uchiha se posó sobre el mostrador de la boletería y pidió un boleto para cada uno. El hombre le dio las dos entradas y unos papeles de entrada gratis a la rueda de la fortuna.

—Mira Sakura, nos dieron estos boletos de regalo- Enseñó Sasuke los papelitos en su mano.
—Dejémoslo para más tarde, vayamos a probar algún juego –Sugirió Sakura tomándolo de la mano para que la siguiera hacia los puestos.

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En otro lugar pero en el mismo momento, Temari y Shikamaru iban de regreso a sus casas después de haber tenido una cita. Al Nara aun le seguía preocupando en como reaccionaria su madre si se enterara que tenía novia. No debería pasarle nada si viera que era Temari, la conocía desde niña y sus madres eran amigas, tenía toda la lógica del mundo en que la aceptara como nuera. Pero como todo Nara, al igual que su padre, las mujeres eran todo un problema para él y existía la posibilidad que no la aceptase.

Durante todo el camino por el parque, con Temari sujetando su brazo, pensó en todo ese asunto una y otra vez. Seguro había alguna manera que todo saliera bien, al fin al cabo aunque fuera un vago era uno de los más inteligentes en su clase.

—Shikamaru… ¿Hay algo que te preocupa?- Murmuro la blonda mirando preocupada a su novio.
— ¿Eh? –Volvió en si- No es nada.
—Vamos, te conozco vago ¿Qué sucede?-Insistió.
—Agh, sabes que mi madre es muy gruñona ¿No? –Bufo el moreno.
—Sí, me acuerdo que de niños cuando nos dormíamos mirando las nubes te castigaba por vago –Contó Temari riéndose de ello.
— ¿No te asusta que ella no te acepte como mi novia?
—Mmm- Meditó un instante- Quizás un poco pero le caeré bien, te lo aseguro –Le esbozó una sonrisa juguetona- ¿Sabes qué? Vayamos a almorzar a tu casa, así me presentas con ella y problema resuelto.
—Sí que eres problemática Temari –El Nara se llevó la mano hacia cabeza fastidiado. No saldría fácil de esta. A veces las mujeres podían ser tan problemáticas.

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Unos minutos más tarde, Naruto y Hinata habían logrado llegar al festival y decidieron caminar hacia los puestos de comida, ya que Naruto deseaba probar los diferentes ramen que ofrecían. Hinata estaba considerando seriamente meter en Naruto en esos grupos de ayuda para quitarle la adicción al ramen. El pobre chef del puesto tuvo que prepararle una montaña de platos de todos los tipos existentes de ramen y eso ya era demasiado para una persona pero para Naruto “el cielo era el límite” en especial si se trataba de su plato favorito.

Mientras tanto, Sasuke y Sakura se encontraban en los puestos jugando tiro al blanco donde con unos dardos tenían que apuntarle a unos gatitos de madera que se movían de un lado al otro y aparecían como desaparecían. Les tomó un rato atinarle a las figuras de madera pero después ambos estaban compitiendo con el otro para ver quien ganaba el premio. Sakura le deba a uno y a los segundos Sasuke a otro, tiraban a tal velocidad los dardos que parecía que salía fuego de sus manos. Al final les quedaba un solo dardo a cada uno, Sakura apuntó al último gatito pero Sasuke la codeo haciendo que el dardo terminara en la pared y el ganase el juego.

—Oye, eso fue trampa, me empujaste –Bufó la Haruno.
—Disculpa rosita, me quise correr a un lado y termine empujándote sin querer – Mintió el azabache con una sonrisa juguetona en el rostro.
—Tome joven, aquí está su premio- El hombre del puesto extendió frente suyo un gatito negro de peluche.
—Acéptalo Sasuke, se parece a ti –Se burló Sakura al ver que el gato tenía el cabello tan oscuro como Sasuke.
—Quédatelo tú, yo no lo quiero – Lo agarró de las manos del hombre y se lo dio a Sakura con el ceño fruncido.
—Gracias, esto significa que gane de todos modos ¿No es así? –Insinuó Sakura abrazando al peluche.
—Hmp – El Uchiha prefirió no contestar. Era mejor no meterse en terreno peligroso.

Volviendo a nuestra pareja favorita, Naruto y Hinata habían dejado el puesto de ramen después que Naruto fuera echado por el chef por aprovecharse de su gentileza y que la Hyuuga lo consolara al pobre rubio que lloraba en forma de cascadita. En ese momento se dirigieron a la montaña rusa, que desde su perspectiva se veía bastante alta pero valía la pena subirse.
Hinata entregó los boletos y se subieron a los andenes ajustando la baranda de seguridad. La pobre muchacha de ojos color perla se sujetó fuerte de su novio y espero que empezara el juego. La máquina conto desde tres hasta cero y arrancó a toda velocidad.

Subían, bajaban, giraban y todo movimiento posible para una montaña rusa. El pobre corazón de Hinata parecía que se iba a salir de lugar en cualquier momento, lo único que logra hacer era gritar a más no poder y sujetarse de su novio. En cambio Naruto gritaba con emoción pidiendo que la montaña rusa no se detuviese.

Al poco tiempo se detuvieron y ambos bajaron tambaleándose por tanto movimiento. Se miraron uno al otro y se echaron a reír.

—Naruto-kun ¿Podríamos tomarnos un descanso? Me da vueltas todo- Dijo Hinata sujetándose la cabeza.
—Claro, ven vamos a sentarnos en las bancas de allá- Señaló el rubio unos asientos al lado de un puesto de bebidas.

En otra parte del parque, Sakura y Sasuke seguían jugando en los puestos. Según la cuenta Sasuke había ganado en el juego de tiro al blanco, derribar latas y encestar pelotas pero Sakura no se quedaba atrás, ella había ganado en embocar aros, en los autos chocadores y en las pistolas de agua. Aunque se trataba de una “cita” parecía más una competencia que otra cosa. Como iban iguales decidieron probar un último juego y el ganador decidiría el castigo para el otro.

El sol ya se estaba escondiendo en el horizonte, algunos los faroles y lámparas de papel comenzaron a prenderse por todo el parque y parecía que la multitud de gente había disminuido. Pasearon por varios puestos en búsqueda del juego perfecto hasta que se encontraron enfrente de ellos con una carpa que en su interior había máquinas de videojuegos. Ambos se miraron como si se les hubiera ocurrido una idea.

Entraron a la carpa y observaron las máquinas, la mayoría eran juegos de pelea, tenis, futbol, disparos, ninguno que les interesase. En el fondo de la carpa había una maquina gigante con dos martillos en sus costados y muchas luces parpadeantes. Sakura y Sasuke se acercaron y lo miraron bien. Era el juego “aplasta al topo”, donde quien golpeaba más topos con el martillo ganaba.

Sakura agarró el martillo rojo y Sasuke el azul, luego apretaron los botones de jugar uno y dos comenzando el juego. Fue una pelea muy reñida, los dos tenían la misma cantidad de golpes y trataban a toda costa de ganarle al otro. Saltaban, se empujaban, todo con tal de ganar.
Ya era la última tanda, cien puntos iguales, esto definiría todo. El perdedor tendría que cumplir con el castigo fuese cual fuese. Los topos salían y se escondían a una velocidad increíble, apenas si alcanzaban a golpearlos. Quedaba solo un minuto más de juego, Sasuke y Sakura parecían unas fieras moviéndose de un lado a otro para golpear con su martillo. El tiempo bajo a solo treinta segundos. Ciento cincuenta golpes, otra vez iguales. Ahora empezaba la cuenta regresiva de diez hacia cero. Salieron los últimos topos, ambos estaban sudados y cansados, después de ese juego seguro irían a tomar algo y a tomar un descanso, pero ese momento aún no llegaba. A tan solo cinco segundos Sakura golpeo el último topo ganándole a Sasuke el cual arrojo su martillo al suelo del enojo.

— ¡Sí! ¡Lo logré! ¡Te gané Uchiha! –Exclamó la Haruno saltando de felicidad en su lugar.
—Ya rosita, cálmate –Bufo el azabache ventilándose la camisa del calor- Vayamos afuera a tomar algo, aquí hace mucho calor.
—Está bien –Respondió Sakura quitándose el sweater.
Ambos salieron afuera de la carpa y se dirigieron a un puesto de bebidas, Sasuke saco dinero de su bolsillo y pago dos vasos grandes para los dos. Cuando ambos se iban a sentar en las bancas junto al puesto vieron que una pareja los ocupaba, pero cuando se fijaron bien se dieron cuenta que eran Naruto y Hinata.
— ¡Naruto! ¡Hinata! ¡Aquí están, pensé que no nos encontraríamos más- Expreso Sakura llamando la atención de la pareja.
—Sa-Sakura-chan, que gusto verte –Sonrió la Hyuuga tímidamente- Veo que la estaban pasando bien con Sasuke-kun.
—Lo mismo digo de ti –Le guiñó el ojo haciendo que se sonrojara Hinata.
Naruto y Sasuke se miraron uno al otro y echaron chispas terminando volteando hacia el costado.
—Po-porque no vamos a la rueda de la fortuna, me gustaría dar una vuelta –Propuso Hinata poniéndose de pie- No hemos hecho nada de lo que se hace en una cita doble.
—Tienes razón Hina-chan, vayamos, a esta hora se debe ver hermosa la puesta de sol desde esa altura- Musitó la Haruno terminando de un sorbo su vaso.
—Entonces vayamos a la rueda de la fortuna dattebayo – Dijo sonriente Naruto cambiando su cara de enojo.

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Mientras tanto, en la cuidad de Konoha las luces se estaban comenzando a encender por todos lados para iluminar lo que los pocos rayos de sol no podían. La circulación de auto era menor y la gente salía a caminar para disfrutar de un lindo atardecer de otoño.

A todo esto, Ino se encontraba de camino al hospital. Después de varios días había vuelto y decidió darle una sorpresa a Sai yendo a visitarlo. Al llegar la recepcionista la saludó como de costumbre y se dirigió al sector de internación. Caminó a través de varios pasillo cruzando a las enfermeras y doctores durante el trayecto hasta que se detuvo frente a la puerta de la habitación.

Sacó una flor de papel de su bolsillo, la misma que le había regalado Sai, y la miró detenidamente con una sonrisa tímida. Muchos recuerdos vinieron a su cabeza, como el día que se vieron por primera vez, en el lugar menos esperado. También cuando se la blonda se cambió de instituto y resulto que iban al mismo, o el día que le regaló un dibujo que había hecho de ella y empezaron a florecer los sentimientos entre ellos.

Guardó la flor en el bolsillo, respiro profundamente calmando los nervios y tocó la puerta. Una voz en el interior le dio permiso y entro al cuarto. Junto a la ventana, sentado en la silla de ruedas con la luz del exterior iluminando su rostro se encontraba el azabache concentrado en el dibujo que hacia sobre su libreta.

—Sai, estoy aquí –Murmuro la rubia acercándose a la ventana.
Él soltó todo lo que tenía en la mano y giró la cabeza al oír esa voz que lo volvía loco.
—Ino…-Susurro sorprendido.
— ¿Qué estabas haciendo?- Preguntó parándose junto a él y mirando por la ventana.
—Solo estaba dibujando- Musitó mordiéndose el labio. Ni si quiera podía verla a los ojos.
—Sabes…Quería hablar sobre lo del otro día- Dijo la blonda sin apartar la vista del vidrio- Quiero estar contigo Sai porque creo que yo… yo… -No logró terminar la oración porque un fuerte color rojo cubrió todo su rostro haciendo que empezara a tartamudear.
—…Me enamore de ti –Completó Sai la oración esbozando una sonrisa.

En ese mismo instante una estrella fugaz sobrevoló el firmamento y ambos dirigieron su mirada al astro porque era raro que hubiera uno en aquella época.

— Deseo que Ino se convierta en mi novia – Pidió Sai mirando a la estrella- ¿Crees que se pueda cumplir? – Preguntó el azabache dedicándole una sonrisa pícara a Ino.
—Creo que hay una forma de saber si se cumplirá ese deseo – Insinuó la Yamanaka acercando lentamente su rostro al de él.

La distancia pasó de ser centímetros a solo unos pocos milímetros, sus narices se rozaban, podían sentir la respiración del otro y sus corazones latían a una velocidad increíble.
Entonces Ino agachándose un poco, unió sus labios con los de él fundiéndose en un beso. La estrella desapareció del cielo y la reemplazaron millones de fuegos artificiales que encajaban a la perfección como fondo.

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— ¿Estas segura de hacerlo?- Interrogó el moreno.
—Por séptima vez, si vago estoy segura, no sucederá nada malo –Bufó la blonda.

Shikamaru y Temari se encontraban dando vueltas por el parque discutiendo sobre la cena en la casa de los Nara, y si debían presentarse oficialmente como pareja. A pesar de sus peleas constantes llevaban juntos varios meses, era el momento de hacerlo pero Shikamaru seguía negándose con la excusa que todo eso era “demasiado problemático”.

Así dieron vueltas y vueltas hasta caer la noche. Temari finalmente logró convencerlo que al menos pasaran a saludar y luego la acompañara a su casa. Shikamaru sí que era un hueso duro de roer pero bueno la Sobaku No tenía sus trucos si no, no podría llamarse su novia.
Un buen rato más tarde, ambos estaban parados frente a la casa de los Nara. Temari se mostraba confiada, conocía a su suegra desde pequeña lo que le aseguraba que no habría ningún problema, en cambio Shikamaru, nunca se lo había visto más espantado que en ese momento. Soltó un suspiro rendido, pensando esa noche seria hombre muerto, y se dirigió a la puerta.

La puerta se abrió, asomándose por esta una mujer de tez morena al igual que Shikamaru, de cabello castaño atado en una coleta llevando puesto el delantal de cocina.

— ¡Qué horas de llegar Shikamaru! –Regañó la mujer al Nara y después observó a la chica a su lado, que por alguna razón le parecía bastante familiar- ¿Traes compañía eh?
—Mamá, ella es Temari, mi amiga de la infancia ¿La recuerdas?- Musitó Shikamaru corriéndose a un lado para que viera a la blonda.
— ¡Temari! ¿Eres tú? ¡Pero como has cambiado niña! –Exclamó estrechándola entre sus brazos- ¡Ven, pasa adentro!- Hizo pasar a la Sobaku No.

Yoshino, la madre de Shikamaru, mostraba toda la casa a Temari con alegría, enseñándoles las fotos del moreno cuando era pequeño y las que tenia de ellos juntos cuando eran niños. Al parecer iba bastante bien la cosa entre ellas dos, pero era el momento de la verdad.

—Mama, tengo que hablar de algo seriamente contigo- Dijo el Nara llevándose la mano a la cabeza.
—Después de la cena hijo, Temari-chan debe tener hambre –Le sonrió a esta y la blonda devolvió la sonrisa.

Yoshino se dirigió a la cocina dejando al Shikamaru y Temari solos en la sala. Al parecer Shikaku estaba trabajando por lo que el moreno no tenía apoyo moral por parte de su padre, estaba solo metido en este problema.

—No seas cobarde vago, tenemos que decirle -Susurro la Sobaku No revisando que no viniera Yoshino.
—Agh, tú y mi madre son mujeres problemáticas ¿Por qué tengo que lidiar con esto?- Se quejó el Nara echándose sobre el sofá.
— ¿Eres idiota o qué? –Vociferó la rubia cruzándose de brazos, ya la estaba sacando de sus casillas.

En ese instante entró la Nara a la sala y los miró a ambos detenidamente. Inmediatamente Shikamaru se sentó erguido en el sofá y Temari sonrió nerviosamente.

—Ya está lista la cena –Musitó la castaña logrando que los dos jóvenes respiraran con tranquilidad.

Ambos se levantaron del sofá y se dirigieron al comedor donde los esperaban unos boles de sopa caliente sobre la mesa. Desde el lumbral se podía sentir el aroma delicioso de verduras y fideos recién preparados.

Temari y Shikamaru se sentaron uno frente al otro y tomaron la cuchara comenzando a comer junto a Yoshino que se sentaba en la punta de la mesa. Pasó un buen rato de silencio entre los tres hasta que la madre del Nara lo rompió.

—Sabes Shikamaru… hemos estado hablando con tu padre sobre tu futuro, quizás deberías juntarte con Ino por el bien de la compañía - Dijo Yoshino revolviendo los fideos en su bol.
—Ya te lo dije mamá, no planeo tener una relación con una amiga de la infancia –Musitó el Nara molesto.

Temari soltó la cuchara al escuchar esas palabras. Ella era su amiga desde que eran muy pequeños, lo que quería decir que su relación era una broma, él no quería tener algo serio, eso explicaba porque no quería presentarla con su familia. Todas estas cosas empezaron a dar vuelta en la cabeza de la blonda impulsándola a correr la silla hacia atrás de forma brusca y alejarse de ahí lo más rápido posible. No quería volver a escuchar nada más de aquel vago.

Yoshino después de ver marcharse a la Sobaku No miró directamente a su hijo con el ceño fruncido. Seguramente había dicho algo que la había hecho sentir mal.

—Shikamaru, ve a buscarla –Le ordenó señalando la sala.

Por dentro Shikamaru puso su memoria en funcionamiento retrocediendo los últimos minutos, buscando algo que le indicara porque “la problemática” se iría así como si nada del comedor.
Al pasar a la sala, se encontró con la puerta principal abierta de par a par. Ella se había ido. El Nara fugazmente tomó las llaves de la casa y su chaqueta saliendo a buscarla.

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Volviendo a la feria, nuestras parejas favoritas haciendo fila para subir a la rueda de la fortuna. De unos setenta y cinco metros de altura aproximadamente, llena de luces y colores y con una magnifica vista a la ciudad de Konoha desde allí.

Al llegar el turno de Sakura y Sasuke, subieron juntos a una cabina y detrás de ellos, Naruto y Hinata subieron a la cabina siguiente a la de ellos. Adentro había dos asientos enfrentados en los que te podías sentar y disfrutar de la vista por la ventana.

Naruto y Hinata se sentaron juntos en el mismo asiento, el rubio la abrazó mientras ella se apoyó en su hombro deleitando ese momento tan bonito. Por otro lado Sasuke se sentó frente a Sakura y ambos observaban por la ventana sin dirigirse la mirada. Ella sostenía el gatito negro de peluche entre sus brazos mirando un poco triste las luces de la ciudad. Esperaba algún avance entre ellos dos pero habían vuelto al principio. Entonces fuegos artificiales comenzaron a aparecer en el cielo cubriéndolo de millones de colores brillantes. Sasuke la había estado mirando de reojo pero al verla así no aguanto más por lo que cuando los fuegos artificiales estallaron decidió hablar.

—Sakura…-Murmuro llamándole la atención.
— ¿Qué sucede Sasuke? –Sakura ladeó la cabeza desviando la mirada de las luces.
—Desde el primer momento que te conocí, pensé que solo eras molesta y me causabas muchas jaquecas ¿Sabes? –Pronunció esto riéndose al final- Ahora si no estoy contigo, siento que me falta algo…No encuentro las palabras para decirte lo que siento
—Déjame hablar a mí - Se aferró al peluche - A pesar de nuestras peleas yo quiero que estés a mi lado porque eres perfecto desde que te conocí, con tu mal humor y tus fanáticas locas incluidas –Sentenció la Haruno esbozando una sonrisa al azabache con su rostro todo sonrojado.

Sasuke esbozó una sonrisa maliciosa, se levantó de su asiento y se agachó a la altura del asiento de Sakura.

—Ahora me siento culpable de lo que dije hace tiempo- Bufó el azabache.
La Haruno puso cara interrogante — ¿Qué cosa?
—Que no te besaría porque eras molesta aunque lo terminé haciendo de todos modos- Se echó a reír.
—Eres un idiota, no deberías decir palabras que luego no cumplirás- Sakura le sacó la lengua.

La cara del azabache cambió a una totalmente seria y se mordía el labio nervioso.

— ¿Qué sucede Sasuke?
— ¿Tu quisieras ser mi novia?- Dijo Sasuke entrelazando sus ojos con los de ella.
—Mmm déjame pensarlo –Se burló la Haruno poniendo cara pensativa.
—Solo di que sí rosita.
—Está bien Uchiha- Soltó una risita- Si quiero.

Sakura se levantó del asiento llevando consigo a Sasuke también, rodeó su cuello con sus brazos y lentamente fue acercándose a su rostro. Ambos se miraron uno al otro un instante, Sasuke aprovechó la ocasión y rodeó por la cintura a la muchacha de ojos jade acercándola más hacia él. Los fuegos artificiales ya habían cesado pero el ambiente aún se sentía lleno de luces y colores entre ellos. Poco a poco acercaron sus labios y se unieron en un beso.

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Ya llegada la noche, el parque de Konoha estaba hermosamente iluminado con los faroles, no había mucha gente a esa hora por lo que podías sentarte en una banca tranquilamente a pensar, o al menos ese era el plan de Temari, que se encontraba en el parque caminando por los senderos mirando hacia el suelo.

No se sentía segura respecto a su relación con Shikamaru, el no buscaba algo serio, pero ella había pensado que más adelante, después de terminar el instituto, podrían ir a vivir juntos. Lamentablemente todo eso se tendría que ir a la basura. La Sobaku No. no pudo soportar más la tristeza que le causaba todo eso y se largó a llorar en medio del parque. Esa bonita historia que se había imaginado llegaba a su fin.

A lo lejos, donde comenzaba el sendero estaba Shikamaru observándola pasmado. ¿Ella estaba llorando por su culpa? Una gran culpa lo invadió, gracias a alguien como ella había cambiado su manera de ser, todo su vida había pensado que era mejor mantenerse alejado de las mujeres problemáticas pero Temari, ella siempre fue diferente, lo entendía a la perfección, cuando otros se quejaban de sus siestas, ahí estaba ella, a su lado. No podía dejarla ir por ningún motivo, porque ella simplemente era perfecta.

Con determinación, sorprendentemente para alguien a quien le causa vagancia incluso caminar hasta su cama, corrió a todo lo que pudo tras ella. Para cuando la alcanzó, dejándose llevar por su impulso la atrapó entre sus brazos sujetándola fuerte contra su pecho.

—Perdóname Temari, no quise lastimarte- Musitó el moreno.
Temari asomó un poco la cabeza y encontrándose con el rostro del Nara abrió los ojos sorprendida.
—Aléjate vago, no quiero saber más de ti – La blonda lo empujó lejos de ella.
—Fue un malentendido, lo que quise decirle a mi madre es que no quiero salir con Ino–Explicó Shikamaru tratando de sostener la mano de Temari.
—No hace falta que expliques nada, se perfectamente que tu no planeas estar conmigo en el futuro, sólo soy una diversión del momento – Murmuro Temari llenándose sus ojos de lágrimas.
—Temari sabes que siempre te amé ¿Por qué lo dudas ahora?–Bufó el Nara limpiando las lágrimas de la rubia- Voy a estar contigo pase lo que pase, aun si mi madre no quiere.
Temari quedó totalmente congelada ante esas palabras y lo observó unos segundos detenidamente con la mirada perdida.
—Eres un idiota… - Masculló abrazándolo.
—Volvamos a mi casa, le diremos a mi madre sobre nuestro noviazgo- Ahora Shikamaru sonaba seguro de su decisión.
—Está bien- Aceptó emprendiendo el camino de vuelta a la casa de los Nara.

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Luego de terminar su vuelta en la rueda de la fortuna, Sakura y Sasuke bajaron de esta tomados de la mano e incluso más cariñosos de lo normal. Naruto y Hinata caminaban junto a ellos mirándolos raro. Al parecer algo se habían perdido.

Luego de toda una noche de diversión, los cuatro jóvenes estaban muy cansados así que decidieron sentarse a descansar en una pequeña plaza alejada de la feria que tenía una fuente de la cual caía agua hacia los costados y estaba muy bien iluminada.

Disfrutaron los últimos momentos de la cita riendo y peleando entre ellos, cuando de repente una pareja que pasaba caminando por ahí a unos cuantos metros de distancia se detuvo cerca de la fuente. Los cuatro miraron intrigados la escena, ya que el muchacho en un momento se agachó y sacó una caja chiquita de su bolsillo en la cual se podía ver un anillo, la chica se quedó sorprendida mirando a su novio, dijo unas palabras que desde donde se encontraban no se las podía escuchar, y lo abrazó. Claramente había sido una declaración de matrimonio.

— ¡Que romántico! –Exclamó Sakura.
—Qu-que bonito que te propongan casamiento en un lugar así –Titubeó Hinata con una sonrisa tímida.
—Oye dobe, ya escuchaste a Hinata, ella quiere casarse –Se burló el azabache.
— ¡Espera un momento! –Vociferó Naruto con una cara de espanto- Hina-chan, acaso tu… ¿¡Ya quieres casarte conmigo!?

Sakura y Sasuke se echaron a reír a más no poder pero para la pobre de Hinata no fue así porque un fuerte color rojo cubrió todo su rostro y ante toda la situación se desmayó.

—Idiota, mira lo que hiciste- Bufó Sakura sosteniendo a la Hyuuga entre sus brazos.
—Típico de ti dobe – Otra vez Sasuke atacaba a Naruto.
— ¡Yo no hice nada! –El rubio se largó a llorar en forma de cascadita.

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Unos cuantos años después…


—Muy buenas tarde gente de Konoha, hoy les venimos a presentar a una de las bandas más populares de los últimos tiempos ¡Windy Sand!

La voz de un presentador resonó en todo un estadio repleto de personas, la gente saltaba, gritaba y lloraba a la espera que la banda saliera al escenario. La cortina se abrió de par a par, el estadio estalló en grito mientras los miembros iban siendo iluminados por un reflector cada uno.
El primero fue Deidara, todo vestido con ropa rockera, se había dejado el cabello más largo pero lo mantenía atado en una coleta, el segundo fue Sasori que causo más de un desmayo entre las chicas, vestido de jeans rotos y camisa, con su cabello todo alborotado y su bajo en mano. El tercero fue Gaara, sus facciones eran se habían hecho más adultas y su pelo estaba un poquito más largo.

Por último, el reflector alumbró a Matsuri, quien había cambiado más que todos los demás. Sus ojos negros azabaches estaban perfectamente maquillados con colores fuertes y llamativos, su cabello estaba unos centímetros debajo de los hombros y tenía flequillo recto que cubría su frente, llevaba puesto una blusa rojo ajustada al cuerpo y sobre esta una campera de cuero, unos pantalones negros y zapatos de tacón.

— ¿Cómo está todo el mundo en esta hermosa tarde? –Vociferó Matsuri a través del micrófono frente a ella obteniendo como respuesta millones de gritos de emoción —Muchas gracias por estar aquí presentes, ahora empezaremos con una canción que muchos seguro conocen.

Hizo una señal a la banda, contando hasta tres. La batería, guitarra y bajo empezaron a sonar, Matsuri cerró por un segundo los ojos y comenzó a cantar.

¿Desde cuándo fue que entraste en mi corazón?
Mi corazón sigue latiendo incluso cuando sonríes
Por mucho tiempo he esperado por este amor destinado
Eres tú, lo sé
oh mi amor eras tú desde hace tiempo

El público estaba cada vez más fascinado, Matsuri sacó el micrófono del pedestal y caminó por el escenario levantando los brazos para que todos aplaudieran al ritmo.


Eres como algodón dulce derritiéndose en mi corazón
Como un arcoíris que deslumbra en mi corazón
Dime susurrándome con tu dulce voz...
Desde el principio tu corazón do everyday loving me
Te amo, just be my love


No muy lejos del concierto, exactamente en la mansión de los Uchiha, Sakura y Sasuke almorzaban con Mitsuko y Fugaku. Todo un almuerzo lleno de risas, al parecer se llevaban muy bien entre ellos desde hace tiempo. Mientras ellos comían en la sala Itachi y Karin abrazados en el sofá, leían sus libros de universidad. Después de mucho insistir, Itachi consiguió que la pelirroja fuera si novia y vivían muy felices juntos.

¿Por qué me sigo riendo cuando escucho tu traviesa voz?
Cuando tus pequeños ojos me miran me pongo nerviosa

Una sonrisa apareció en el rostro de Matsuri al ver a Gaara a su lado con la guitarra.
Por mucho tiempo he esperado por este amor destinado
Eres tú, lo sé
Oh mi amor eras tú desde hace tiempo…

Eres como algodón dulce derritiéndose en mi corazón
Como un arcoíris que deslumbra en mi corazón
Dime susurrándome con tu dulce voz...
Desde el principio tu corazón do everyday loving me
Te amo, just be my love

El solo de Gaara siguió sonando cuando se apagó la voz de Matsuri y el ritmo de la batería junto al bajo. En ese mismo momento, pero en el parque de Konoha se veía a un azabache de tez pálida caminando junto a una rubia de coleta alta agarrados de la mano. Sai gracias con su constante lucha por volver a caminar, podía estar junto a la chica que amaba donde y cuando quisiera sin las limitaciones de una silla de ruedas o un hospital.


¿Lo sabes amor?
Nos amamos tanto
El amor cree en nosotros
Y Cupido envió una flecha desde los cielos
Besar tus labios es como un regalo de los cielos
Quiero estar contigo por siempre
Everyday loving me
Te amo, just be my love…


La dulce voz de Matsuri se silenció al mismo tiempo que los demás instrumentos, el público enloquecido pedía otra canción, los miembros de la banda se miraron unos a los otros y asintieron con la cabeza. Matsuri dejó el micrófono en el pedestal y se hizo a un lado dejando paso a Gaara que iba a cantar.

—Esta canción es para alguien muy especial a la cual amo con toda mi vida, Matsuri espero que la disfrutes –Musitó el pelirrojo con una sonrisa haciendo que la castaña se sonrojara. Con su guitarra en posición, acomodó el micrófono y empezó a tocar.


Lo de nosotros empezó sin quererlo
Al principio no supe que esto sería amor
Ni en mis sueños, pero lo es


Mi corazón continúa latiendo
Cuando me ves sigues sonriéndome
Y comienzas a amarme sin darte cuenta

Enseguida aparecieron Sasori con su bajo y Deidara con la batería sonando por el estribillo.

Te has enamorado de mí
Te derretiste por mi dulce amor
Te has enamorado de mí
Fascinada por mi encantadora mirada
Ve mis ojos, te enamoraste de mí
Ve mis ojos, te has enamorado de mí

Creo que el amor siempre llega como el destino
Como una inesperada lluvia que me mojara
Nunca supe que era amor

Incluso al cerrar mis ojos te encuentro a veces
Cuando notas que te sonrojas
Te has enamorado de mí sin darte cuenta


En las oficinas de los Nara, Shikamaru tenía una importante reunión con su personal para discutir cómo mejorar sus servicios, en una pizarra en la cual había un mapa señalaba los lugares más favorables para instalar sus edificios y se podía ver un anillo de casamiento en su dedo anular. Esa noche en la que le dijo finalmente a su madre que salía con Temari. Al principio, lo regañó por no decírselo antes pero dijo que aceptaba su relación con la condición que estudiara y se ocupara de la compañía en el futuro, y así fue. La Sobaku No que en realidad ahora era Temari Nara, estaba en el departamento que tenían en la ciudad preparando el almuerzo para cuando su esposo llegara.

Te has enamorado de mí
Te derretiste por mi dulce amor
Te has enamorado de mí
Fascinada por mi encantadora mirada
Ve mis ojos, te enamoraste de mí
Ve mis ojos, te has enamorado de mí

Gaara volvió a quedar solo con su guitarra, el estadio quedo en completo silencio para escuchar la parte lenta de la canción.

Te lo confesaré te amo, te amo
Lo confesaré ahora, estoy enamorado de ti…

En el centro de la cuidad estaba ocurriendo una competencia de skateboarding, eran las finales y quien ganara le darían un viaje todo pago a Estados Unidos para competir allá. Entre los finalistas estaban Tenten y Neji, quienes llevaban una clara delantera comparada a los demás. Neji bajó con su skate por la rampa a toda velocidad y dio una voltereta en el aire que dejó a todos sorprendidos. Luego Tenten le siguió derrapando por el costado de la rampa y dando vueltas en círculos. Los jueces no dudaron ni un segundo y les entregó el trofeo a ambos. Neji y Tenten se miraron un instante y mostraron el premio a todos orgullosos.

Yo también me enamoré de ti
Mi corazón me lo dice
Ve tus ojos, sólo veme a mí
Ve tus ojos, te amo

Los instrumentos volvieron a sonar a todo lo que daban y la gente en el estadio cantaba junto a Gaara. Uno de los hombres que trabajaba tras bambalinas se acercó a Matsuri y le extendió un micrófono para acompañar a Gaara en el coro.

Ve mis ojos
(see my eyes)
Por siempre, incluso si el tiempo pasa
Ve mis ojos
(see my eyes)
Sin notarlo te has enamorado de mí

Terminó la canción tocando la guitarra frente a frente a Matsuri, ambos mirándose a los ojos con una sonrisa.

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El gran día para Hinata y Naruto había llegado. La iglesia estaba decorada con todo tipo de flores de diferentes colores y listones que colgaban del techo. Mucho de sus familiares estaban presentes, los más importantes como Kushina, Minato y Hiashi conversaban en la entrada. Todos estaban en espera de la novia, en especial Naruto que parado junto al altar con un muy elegante traje la esperaba sonriente.

Una limosina se estacionó enfrente de la iglesia, el conductor bajó del coche y abrió la puerta dejando ver a Hinata, que llevaba un hermosísimo vestido blanco lleno de detalles como unas pequeñas flores bordadas en él, el cabello lo tenía recogido con una hebilla que enganchaba el velo, y entre sus manos traía un ramo de flores de color naranja.

Los ojos de Hiashi al ver a su hija tan hermosa se llenaron de lágrimas, pero se mantuvo firme ante ella y le ofreció su brazo para llevarla hasta el altar. La Hyuuga ladeaba su cabeza de un lado a otro viendo como todos sus amigos desde los asientos la veían entrar. A la izquierda Sakura, Sasuke, Kiba y su novia, Shino y Lee. A la derecha Ino, Sai, Matsuri, Gaara, Temari y Shikamaru. Más adelante estaba Neji acompañado de Tenten, quien agitó la mano saludándola con una sonrisa.

Al llegar al altar, Hiashi besó en la frente a Hinata y le soltó el brazo dejándola al cuidado de Naruto. Naruto la miró solo un segundo y ya sentía que se había vuelto a enamorar de ella. Le esbozó una sonrisa la cual fue correspondida.

—Te ves hermosa Hinata- Susurró el Uzumaki mientras el sacerdote se paraba frente a ellos para empezar la ceremonia.
—Gra-gracias Naruto-kun.

Luego de un rato de empezada la ceremonia llegaba la hora de los votos. Todos se pusieron de pie, Hinata y Naruto giraron para quedar uno frente al otro, y el sacerdote empezó a hablar.

—Naruto Uzumaki ¿Prometes cuidar y respetar a Hinata, en la salud y en la enfermedad, tanto en la riqueza como en la pobreza hasta que la muerte los separe?
—Sí, aceptó dattebayo –Aceptó sonriente mientras todos se reían con su respuesta incluso el sacerdote, que cambio rápidamente su cara para continuar.
—Hinata Hyuuga ¿Prometes cuidar y respetar a Naruto, en la salud y en la enfermedad, tanto en la riqueza como en la pobreza hasta que la muerte los separe?
—S-sí, acepto –Musitó Hinata sonrojada.
—Siendo así los declaro marido y mujer, Naruto puedes besar a la novia- Sentenció el hombre cerrando el libro.

Naruto y Hinata se sonrieron uno al otro, acercaron sus rostros y entrelazaron sus labios acompañados del aplauso de todos los presentes. Cuando se separaron por la falta de aire, el rubio cargó sorpresivamente a Hinata en sus brazos y la llevó por toda la Iglesia.

— ¡Na-Naruto-kun! ¿A dónde me llevas?- Exclamó Hinata sujetándose del rubio toda sonrojada porque todas las miradas estaban puestas en ella.
—Vamos a buscar nuestra felicidad dattebayo…

FIN​

Que tal el ultimo capitulo? Lo disfrutaron?
Sugerencias de lo que tengo que mejorar? Errores?

La canción que canta Matsuri se llama “The day we fall in love” del dorama Heartstrings
La canción que canta Gaara se llama “ You’ve fallen for me " del dorama Heartstrings

Muchas gracias por leer el fic hasta el final! Espero vernos en otro fic