One-shot de Inuyasha - [One-shot] Estrella Sin Amor (SesshxKag)

Re: [One-shot] Estrella Sin Amor (SesshxKag)

Capitulo 3 de 3.

Kagome se encontraba retorciéndose las manos en una lujosa limusina, que circulaba a bastante velocidad por la principal avenida de Tokio, y se dirigía a una de las pocas iglesias que había en la capital.

Mientras, trataba de alisar un poco su voluptuosa falda larga blanca. Llevada un vestido de novia de la marca Armani, con una falda acabada en puntas de rosa, y la parte superior constaba de un visible escote, del cual resaltaba el colgante de una media luna de diamante, sencillo, pero hermoso y más arriba, un ligero pero enigmático velo que cubría su bello rostro, sin apenas maquillaje.

Mientras quedaban pocos minutos para la llegada a la Iglesia, por su mente circulaban los recuerdos de lo ocurrido durante el último mes.

Sesshômaru le había propuesto casarse con él de buenas a primeras y pronto, según le explico, con el fin de poder demostrar ante los tribunales que él también podía ofrecerle una familia a Rin, además, casándose con ella, que era muy conocida por su carácter dulce y apacible, conseguiría la custodia seguro.

Kagura había cometido el terrible fallo de anunciar el juicio antes de que llegase la orden legal y, por lo tanto, si se prometían ahora, los tribunales no tenían por que sospechar que era un matrimonio de apariencia.

Dormirían en habitaciones diferentes y cada cual seguiría haciendo su vida, solo que viviendo bajo el mismo techo, luego le informo de que tras un año de casados, le concebiría el divorcio y aquí no ha pasado nada.

Y ella acepto, por Rin y, por que dentro de su alma, albergaba la esperanza de que él llegase a amarla durante ese año.

Se prometieron oficialmente, sorprendiendo a toda la Compañía y más aun a los amigos de la cantante, la prensa, la televisión y la radio se volvieron locas anunciando el tan famoso compromiso y una semana más tarde de él, llego la carta de citación a los tribunales.

Y ahí estaba ella, un mes más tarde del compromiso, a punto de casarse con el empresario y a un mes del juicio. La limusina llego a su destino. El cochero le abrió la puerta y la cantante salió de ella para encontrarse con un mar de flashes y cámaras. Muchos le hacían preguntas, pero ella se limitaba a sonreír y seguir avanzando, hasta que entro en la Iglesia, donde no se había permitido el pase a la prensa.

Apenas piso el pasillo, tomada del brazo de su padre, comenzó a mirar a los presentes. A un lado, estaban Sango y su novio Miroku, que parecían realmente felices, al otro Bankotsu cogido de la mano con... ¿Jakotsu? Y en el segundo banco, se encontraban Inuyasha y Kikyô, que había vuelto tras enterarse Inu de lo que realmente había sucedido por medio de su manager, Miôga. Resulta que Naraku había conseguido un informe sobre Inuyasha que ponía punto y final a su carrera, que decía bastante sobre sus problemas pasados con la policía y se ofreció a callarlo todo si Kikyô se acostaba con él. Ella acepto por amor a Inuyasha y por que no deseaba que lo apartasen de su lado, pues si el informe salía a la luz, lo encarcelarían. Gracias a Dios, cuando Inuyasha llego a Tokio y los encontró, Naraku aún no había tocado a Kikyô e involuntariamente, la salvo de aquello. Cuando se entero de lo verdad, localizo el despacho e Naraku e iba a partirle la cara, pero no lo encontró, así que se limito a destruir el informe y pedirle perdón a Kikyô, que lo perdono al instante.

Así que estaban juntos y felices, aquello la alegro y prosiguió con su camino al altar.

Entonces poso sus ojos en la figura que la esperaba junto al altar. Sesshômaru tenía una expresión apacible, tranquila, vestía un traje de la misma marca, un esmoquin blanco, del cual sobresalía un pequeño pañuelo rojo en uno de los bolsillos de la chaqueta.

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Sesshômaru le descubrió el rostro a la chica, elevando el velo, no podía creer lo que tenía ante si, definitivamente la morena se había pasado, estaba tan bella que parecía un ángel caído del cielo.

Ambos se arrodillaron mientras el sacerdote comenzaba su largo sermón. Llegaron los si quiero, las alianzas, que portaba una Rin que no cabía en si de felicidad, y el beso.

Kagome tembló cuando Sesshômaru se desboco y comenzó a besarla apasionadamente, pasándole los brazos por la cintura e instintivamente, ella paso los suyos por su cuello. Fue un “simple” beso que escandalizo hasta al propio sacerdote, los invitados enrojecieron hasta la raíz del pelo e incluso los más reticentes a creer en aquel matrimonio dejaron de tener dudas.

Salieron de la Iglesia, para volver a encontrarse con aquella jauría de periodistas y Sesshômaru tomo a su ya esposa en brazos, mientras Kagome pataleaba riéndose diciéndole que la bajara, que se mareaba.

En la limusina, ambos recobraron el juicio y entonces ella recordó tristemente que aquello era una farsa que acabaría en un año.

Por su parte, Sesshômaru trataba de contener unos instintos que jamás había sentido y que le invitaban a tomar a su esposa allí mismo, cosa que no debía hacer, pues le había prometido que él no la tocaría. Pero cuando se dio cuenta de que Kagome había entristecido repentinamente, no pudo evitar preguntarle, para intentar distraerse.

-¿Que te pasa?

-Nada, es solo que hace un momento sentía como si todo fuese verdad y ahora me doy cuenta de que no....Y me siento mal...

-Lo siento, no debería haberte propuesto este matrimonio, pero es que no tenía otra solución.

-Tranquilo, si lo entiendo, pero igualmente me duele saber que todo es una farsa. Que todos han creído que nos queremos y en realidad no es así....

Sesshômaru sintió un pinchazo en el corazón. Kagome pensaba que el beso que el le había dado en la Iglesia era para guardar las apariencias. Cuando él simplemente se había dejado llevar por sus emociones.

-Kagome, yo....

-Los siento, se que no debería decir esto....Pero yo...

Él ya no soporto más aquella cara de tristeza, se aseguro de que la ventanilla que separaba la parte trasera de la limusina del espacio de conductor fuera imposible de ver por ambos lados y rodeo a la cantante con sus brazos, pegándola a su pecho.

-Sessh... ¿Que haces? Me dijiste que no...

La callo besándola con la misma pasión que hacía unos minutos, sorprendiéndola más por momentos. Cuando se separaron sus bocas, ella estaba totalmente confusa.

-Me parece, Kagome, que no sabes hasta que punto me descontrolas....No se que me estas haciendo, pero si sigo así, voy a volverme loco...

-Sesshômaru...

- Lo siento, pero voy a faltar a mi palabra, ya no aguanto más....

La bocas volvieron a quedar a escasos centímetros, sus respiraciones entre chocaban y la chica sintió la excitación de su “esposo”.

-¿Acaso...?

-No se que diablos me pasa, pero necesito tu cuerpo.

Kagome se entristeció de nuevo, las palabras de él la estaban “perturbando”, pero si Sesshômaru lo único que necesitaba era saciar su lascivia...

- Está bien, deshógate conmigo.

Él entendió que ella lo había malinterpretado. Pero aun así se acerco más a sus labios.

-¿No lo entiendes? Esto es culpa tuya, pequeña, tu eres la que me ha puesto así y por eso, deseo que seas tu la que lo solucione, solo tu.

Y hundió sus labios en los de ella, que abrió los ojos de para en par, ¿Le acababa de decir que solo quería estar con ella? ¿Que estaba excitado por su culpa? Cerró los ojos y se abandono al deseo que también recorría su cuerpo.

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Apenas acabaron, se separaron, pero Sesshômaru la tomo de nuevo y la obligo a recuperarse pegada a su pecho, mientras escuchaba los latidos acelerados del corazón de él.

-¿Por que...?

-Kagome, lo siento...Pero, me parece que vamos a ser un matrimonio de verdad.

-¡¿Que?!

Sesshômaru se acerco al oído de ella y susurro:

-Te quiero.

-Yo...yo....yo....

Ella se echo a llorar, mientras el besaba suavemente su frente, mientras Kagome liberaba todas sus penas en forma de lagrimas que rodaban por sus mejillas para caer al pecho de él, mientras la abrazaba.

Pronto el coche paro y los dos reaccionaron, vistiéndose a todo prisa.

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La mayoría de la gente del banquete atribuyo el echo de que ambos novios apareciesen despeinados, sonrojados y con las ropas echas un asco a el asalto que la prensa les dio una vez salieron de la limusina, pero otros, más sagaces, intuyeron que el beso en la Iglesia no había sido más que un precalentamiento para lo que debió suceder en el coche.

Ellos sonrieron y la novia se fue volando a los baños seguida de todas las damas de honor, para salir tres segundos más tarde tal y como había aparecido en la iglesia, impecable.

El novio tuvo menos suerte. Su madre, una respetable anciana, lo cogió por banda y lo obligo a dejarse peinar ante todos los presentes, para después arreglarle el esmoquin a base de ligeros golpes, mientras ella y Rin le decían que a este paso no maduraría nunca. Hubo risa general y muchas burlas que quedaron acalladas por la mirada asesina de Sesshômaru.

Pasaron a servir la comida, mientras Sesshômaru no dejaba de susurrarle cosas tiernas a Kagome, para que no estuviese dudando de él cada veinte minutos.

El segundo plato fue muy movidito, con la aparición de Kagura y Naraku (lo que asusto a Kikyô de sobremanera), que venían a llevarse a la niña creyendo que Sesshômaru estaba asistiendo a una boda, no que era su boda.

Kagura monto una escena enorme y le llamo a Kagome de todo, desde puta hasta vendida, cosa que a Sesshômaru ni al resto de los presentes les hizo mucha gracia y acabaron por echarla a patadas del local, mientras que un muy exaltado Inuyasha se liaba a puñetazos con Naraku, hasta que Sesshômaru lo paró y también echaron a Naraku del local.

Y finalmente, llegaron los postres, que, para desgracia de algunos, habían sido elegidos por Rin y consistían en: Fruta picada con helado de limón y naranja, seguidos de un cucurucho de chocolate, que los dejó estupefactos.

Lo más divertido, fue que la mayoría de gente se lo tomo tan alegremente, muchos incluso dándoselo a comer a su pareja, véase el caso de Kagome con Sesshômaru, aunque este ultimo no se lo tomo muy “alegremente”.

Prosiguió con el baile, que iniciaron los novios y acabo sobre las tres de la mañana, con la retirada de los novios a la mansión de Tashio.

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Tras acostar a una dormidísima Rin, los novios se dirigieron a su habitación.

Kagome se sentía más feliz que nunca, Sesshômaru le había dicho tantas veces que la quería que ya no podía dudar más de él.

Sesshômaru, en cambio, no sabía como sentirse, jamás había experimentado tanta felicidad como en ese momento.

Antes de llegar a la habitación, cogió a Kagome en brazos y abrió la puerta de una patada, cerrándola de ese mismo modo.

Aquella noche no iba a dejarla dormir.

FIN​