*Neji-Tenten*

Tema en 'Fanfics Abandonados de Naruto' iniciado por EvaRS, 30 Marzo 2008.

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¿os ha gustado?

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    blackrose18

    blackrose18 Usuario VIP Comentarista Top

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    Re: *Neji-Tenten*

    Fan... de nuevo, NO revivas fics que no se han continuado en un mes.

    Cerraré, y si hay avances, que la autora mande un PM
     
  2.  
    EvaRS

    EvaRS Iniciado

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    Re: *Neji-Tenten*

    Capítulo 10: Mesa para dos


    Durante la siguiente media hora, Neji apenas lograba sonsacarle algunas palabras a su mujer. Ella solía contestar con monosílabos y evitaba mirarlo en la medida de lo posible. Neji no esperaba que saltase de alegría por estar allí con él, pero habría esperado algo más por su parte, sentirla más participante. Tanto a su izquierda como a su derecha reinaba el silencio. Un hecho que no hizo sino aumentar su determinación de hacer algo al respecto, al respecto de la fría actitud reprobatoria de Tenten. El impulso de pellizcarle la nariz, de pincharla con el tenedor para que reaccionase, fue cobrando cada vez más fuerza. Pero mantuvo a raya su ímpetu. Qué haría falta, se preguntó, para que ella bajara la guardia. Él siempre se había creído el rey del autocontrol, pero ella le daba mil vueltas.

    El ojiperla tomó un sorbo de vino y se maravilló de cómo podías sentarte así de cerca de alguien y todavía sentir que esa persona estaba totalmente alejada.

    De repente, los cinco metros en línea recta que los separaban respectivamente el uno del otro, le resultaron insoportables. Entonces, incapaz de aguantar por más tiempo esa distancia, se levantó de la silla, cogió su plato, sus cubiertos y copa, y se encaminó hacia el otro extremo de la mesa. Acomodándose a su diestra.

    Tenten: ¿qué haces?

    Neji: cenar contigo –dijo en un tono despreocupado de voz.

    Tenten: eso ya lo hacíamos.

    Neji: ¿qué más da que me siente aquí o allá estando los dos solos? Mi padre siempre se sentaba al lado de mi madre. Así no tenían que levantar la voz para hablarse, y dado que parece que yo soy el único que está hablando, no me apetece tener ronquera mañana. Cuando me siento en el otro extremo de la mesa, tengo la impresión de que tú estás en un escenario y yo soy tu público. Así está mejor ¿no crees?

    Tenten: me parece que si te relajas demasiado adquirirás malos hábitos.

    Neji: no me importa asumir ese riesgo.

    Tenten: esto no es apropiado –dijo reprendiéndolo.

    Neji: Tenten, realmente no irás a echarme en cara mis modales, no cuando tienes la mejilla llena de puré.

    Tenten: si –contestó, apartando una mano de su regazo para llevársela al rostro y limpiar la salsa antes de poder llevar su juego aún más lejos.

    Neji: sólo lo has empeorado –señaló con voz grave y una sonrisa en la boca- lo has extendido y ahora tienes una gran mancha color burdeos en toda la cara –alzó la mano y trazó una línea con los dedos en su pómulo- justo aquí.

    La Uzumaki suspiró. Debería ser ilegal que un hombre tuviera semejante cantidad de encanto. Los labios de él se curvaron mínimamente en una sonrisa de fingida inocencia; una sonrisa demasiado mona y demasiado fuera de lugar, que le arrebató a Tenten todas sus ganas de pelea.
    Desgraciado.
    Sonrió a pesar de sí misma.

    Neji retrocedió y se repantingó en su nuevo asiento, haciendo a continuación un gesto al “minordomo” contratado para que diese lugar al inicio de toda una procesión de postres. Pasteles para endulzar el momento que vendría a continuación. Había sido muy hábil al intentar evitar el tema “Yamanaka” durante los primeros 45 minutos, pero, si su mujer realmente sólo le iba a conceder una hora de su tiempo, ya era momento de que expusiese la cuestión.

    Neji: respecto al tema del cumpleaños de Ino…-dijo sin más preámbulos. Ella dejó caer el tenedor en el plato y lo apartó de sí, para alzar luego su mirada penetrante hacia la de él, dándole a entender que tenía toda su atención- en la otra mitad de mi carta soldado (ahora empleada como invitación) se nos informa de que la celebración durará toda una semana, pero creo que…

    Tenten: con pasar un fin de semana es más que suficiente. –terminó tajante- Con dejarnos caer por allí y reunirnos un rato con el resto de los asistentes ya habré cumplido mi deber. Luego no se podrá decir que le hice el vacío a su invitación o que por motivos personales desairé las posibles relaciones futuras con el país del Rayo.

    Neji: bien, como quieras. Si tan sólo deseas estar allí dos días, dos días estaremos (“con sus noches” estuvo a punto de añadir)

    Tenten: ¿y cuándo es esa dichosa fiesta? –preguntó entre dientes.

    Neji se terminó su porción de tarta con almendra, se limpió las comisuras de los labios con la servilleta y dio otro sorbo a su copa de vino. Sabía que la impaciencia de adueñaba de su mujer, que cada vez estaba de peor humor, no obstante, en ese instante, habría querido echarse a reír a carcajada limpia. De hecho, lo habría hecho si no fuese porque no era ni el momento ni la ocasión en lo absoluto. Probablemente, de haber dejado traslucir su buen humor, su integridad física habría estado en peligro.

    Observó a Tenten un instante, estaba preciosa cuando se enfadaba, cosa que era muy a menudo , al menos con él. Sus mejillas adquirían cierto color carmesí por la furia y las pasiones vengativas del momento, su boca formaba un mohín muy seductor que pretendía ser un gesto de desdén y desagrado. Y cuando estaba, muy, muy alterada; su respiración se hacía más difusa, más imprecisa, tensando involuntariamente su pecho contra el escote; lástima que esa noche no estuviese enfadada hasta ese punto. Una cosa era verla irritada por una trivialidad o desacuerdo, y otra muy distinta era mantener una discusión fuerte dónde ambos se herían con las palabras y se lanzaban reproches como dardos envenenados. En el primer caso no le importaba, de hecho, era un placer observarla en pleno proceso; pero en el último; en fin, eso era otro cantar. Eso mismo había ocurrido cientos de veces antes, cuando Tenten se volvía fría y él se enfadaba, cuando ella se sentía herida y él también; así que esta noche no quería manifestar ningún tipo de afabilidad por ir a la fiesta de Ino, de lo contrario era así como terminarían. Y no es que quisiese asistir para ver a mi ex amante, más bien era la idea de poder pasar toda una semana con Tenten en algún lugar apartado de la mano de Dios, los dos solitos, teniendo que compartir la misma habitación. Pero si su mujer tan sólo quería pasar un fin de semana, así sería. En este punto, él no era quien de llevarle la contraria, si lo hiciera sería un estúpido, como caminar por arenas movedizas. Si intentase convencerla, con la suerte que tenía probablemente Tenten pensase en unos motivos equivocados y terminaría por empeorar aún más su situación con ella.

    Neji: es dentro de diez días. O –le sonrió triunfante- en otras palabras, cuatro días después de que te vayas a vivir conmigo.

    Tenten palideció ante ese recordatorio de su mala fortuna. Tan sólo faltaban seis días para que tuviese que trasladarse, pues el plazo de tres semanas que le otorgó Neji estaba llegando a su fin. De pronto, sintió que le faltaba el aire, pero no llevaba ropa ajustada, ni cinturón, obi o cualquier otra prenda que pudiese dificultar su falta de oxígeno; lo que le indicaba que era más bien un estado mental. Se obligó a relajarse, hacía años que no había tenido un ataque de pánico, y sin embargo estas últimas semanas había estado al borde más de una vez. Ketaro ya lo había notado, pero fue Kyrian quien la vio tendida en la alfombra de su cuarto echa un ovillo evitando por todos los medios saltar por ese abismo. Hizo prometer a Kyrian que le guardaría el secreto, no quería que estos digamos…”percances” llegasen a oídos de sus padres, o peor, a los de Naruto. Con la fascinación que sentía su hermano por acabar con la vida de Neji, no tardaría ni dos segundos en servirse de esa excusa para llevar a cabo su venganza.

    Alargó la mano hasta su copa y bebió todo su contenido, sintiendo como el fino vino bajaba por su garganta dejando a su paso una estela agridulce, desembotándole los sentidos. Tosió un par de veces y se puso en pie de un salto.

    Tenten: tengo que sal…yo…tengo que irme. Ya finalizó la hora que te concedí. –se apresuró a decir.

    Se dirigió hacia el vestíbulo donde la esperaban sus dos leales guardias, uno sentado en una butaca leyendo el periódico, y el otro coqueteando con una ¿ayudante de cocina? (en fin, cosas más raras se han visto) Pero tanto el uno como el otro, en cuanto apareció en el corredor, dejaron lo que estaban haciendo para centrar su atención en ella. Al principio tanta vigilancia, cuidados y devoción podrían parecer extrañas, pero era parte de su vida, de las objeciones y/o consecuencias de ser princesa. Debería estar ya acostumbrada, pero a sus 24 años de edad aún seguía pareciéndole una situación extraña. No le era algo violento, puesto que después de años de estar en compañía de “Barbie y Ken” (como a su marido le gustaba llamarlos) había llegado a sentirse cómoda junto a ellos; tal vez con el tiempo sí que acabase por habituarse a esta vigilancia tan constante y estrecha, después de todo, ¿no lo hacían todas las princesas? Aunque pensar en que la ayuda de Kyrian y Ketaro como una constante, como una de esas realidades que no cambian, era estremecedor.

    Ketaro le puso el abrigo que trajo al venir y le ató cada uno de los botones como a una niña pequeña. Kyrian le alisó las capas del vestido que sobresalían por el bajo del abrigo y le dijo algo como “¿ves? Venir no ha sido tan terrible, después de todo”, también le pareció que le guiñaba un ojo, pero lo cierto era que no le estaba prestando mucha atención, aún seguirá escuchando un pitido agudo en sus oídos, recordándole el “casi” episodio de pánico de minutos antes.

    Neji la había seguido hasta el vestidor sin darse ella cuenta, y casi se ruborizó por la estampa que debía estar contemplando. En realidad siempre la trataban como una muñeca, en sus días de palacio o incluso cuando pasaba largas temporadas en la casa de Naruto, siempre le elegían la ropa que debía ponerse, siempre tenía a alguna doncella que la peinase y atendiese sus más mínimos caprichos y siempre, allá donde fuese, la gente se inclinaba y reverenciaba en su presencia. A veces incluso, Kyrian le ponía los zapatos porque ella tenía pereza. El prisma con el que podían verla los ojos ajenos podría parecer el de vivir en una burbuja de cristal, sin embargo, ella era la que se ocupaba prácticamente de todo lo que se refería a la economía de la villa de la Nieve, era ella la que organizaba las juntas y programaba las reuniones para facilitar el buen funcionamiento de las relaciones y entablar alianzas con los países circundantes; era ella quien sostenía el reino (a menudo desde las sombras) porque, aunque los gobernantes van y vienen, es finalmente la economía lo que mantiene al país, es el dinero el que consigue que una nación no decaiga en ruina, lo que la sostiene. Su padre, el señor feudal, es el que dirige, el que politiza, marcando el ritmo que todos debemos seguir; y Naruto era el que se ocupaba de los decretos reales, de las leyes, de que el sistema funcionase desde dentro, pero el pobre, gastaba tanto tiempo en ello y en aprender todo lo necesario para ser el próximo regente, que a menudo era ella también la que se hacía parte de sus obligaciones (era un milagro que tuviese algo de tiempo libre). Así que ¿tan egoísta era que la consintiesen de vez en cuando? ¿Qué le hicieran caso y que le diesen las cosas más triviales hechas? Por eso, no le importó lo más mínimo la mirada condescendiente que le lanzaba Neji. Aunque el silencio que se sucedió era de lo más violento. Iba a decir algo, lo que fuera, pero no sabía el qué, por suerte él habló primero, aunque tras oír sus palabras, casi fue mejor que se hubiese mantenido en silencio.

    Neji: recuerda que ahora te toca decidir a ti dónde iremos la próxima vez. Y sinceramente –sonrió con la mirada- me muero de curiosidad por saber que lugar eliges para nuestra próxima “cita”.

    Tenten: No te preocupes, el miércoles seguro que te sorprenderé.
     
  3.  
    Rosela

    Rosela Entusiasta

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    Re: *Neji-Tenten*

    AH!
    Amiga perdona no poder postear antes! sucede que estoy distraida!
    Ok! Conoces ya mucho mis gustos!

    ME ENCANTA TU FIC :quebello:
    Nuevamente la redacción es genial y tus enredos me encantan!
    Muero por saber tiene Tenten en mente!
    Para ser honesta me facinó esa escena en la que él se levanta de su silla para sentarse junto a ella. Me dió una sensación de honestidad y necesidad de verla de cerca, de tenerla cerca, quizás de sentirla mas que nada. La verdad que me trasmitió un sentimiento muy noble!!!
    Una sola critica a tu parrafo mas eterno...quizás tan largo cansa o agota un poco...yo que se! intenta ver como cortarlo... Aunque quizas y muy probable sea solo cosa mia! :( Nu me hagas caso loka!
    Como siempre soy tu mas grande admiradora! seguilo prontito...que esta vez no se te pase el mes! jiji ^^
     
  4.  
    KuroKaze

    KuroKaze Iniciado

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    Re: *Neji-Tenten*

    Me gusto mucho tu fic, me gusta particularmente la visión que das de Neji y como escribes los sentimientos de Tenten.
     
  5.  
    Karigeta

    Karigeta Guest

    Re: *Neji-Tenten*

    Hola que tal Evarso, pues me encanta tu fic, esta muy lindo, pobre de Tenten no tienesalida, sin embargo esta bien al molestarse con Neji por su adulterio, no obstante ella tuvo la culpa por excluirlo poco a poco de ella, esta bien se equivoco pero todos merecen una segunda oportunidad, y mas si el esta dispuesto a cambiar n_n, y pues seguire tu fic por que la verdad me encanta, espero y lo sigas haciendo...

    Sayonara!!
     
  6.  
    EvaRS

    EvaRS Iniciado

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    Re: *Neji-Tenten*

    Capítulo 11: Flirteando
    El miércoles, Neji se arrepintió de haber permitido a Tenten elegir adónde irían esa vez. Gruñó: -¿No lo dirás en serio?

    Tenten: Oh, sí –respondió ella sonriendo triunfal mientras subían la cuesta que los llevaría a su destino- Quiero pasar la tarde en el museo de Naruto. Lo oí mencionar esta mañana que estaría allí todo el día –su sonrisa se hizo más amplia- él mismo puede enseñárnoslo, ¿no sería estupendo?

    Iba a ser un infierno. Miró hacia atrás intentando encontrar una salida, pero los dos “perritos” de su mujer estaban a apenas tres metros de distancia. Mierda, no había escapatoria.

    Era el perfecto día de invierno, toda la nieve de la tormenta de la noche anterior se había derretido. El aire olía húmedo y cálido, como si fuera fértil. Y tuve la extraña sensación de que si esparciera semillas en el tejado de las casas, brotarían y crecerían. Nunca antes una tarde había olido tan dulce, ni siquiera el día que me mudé a mi propia casa. ¿No era irónico que fuera a pasarla en la guarida de mi archienemigo?

    Neji: Tenten, a ti la historia te aburre a morir.

    Tenten: solía aburrirme. Pero he ampliado mi espectro de intereses.

    Neji: ¿incluidas las antigüedades?

    Tenten: sí –replicó mirándolo fijamente, muy complacida consigo misma- puede que te sorprenda –ironizó- pero decidí tener una vida plena y satisfactoria sin ti, por lo que he desarrollado intereses por muchas cosas.

    La verdad es que podía ser cierto, pero él no creyó ni por un segundo que ella hubiese elegido el museo Uzumaki porque hubiese desarrollado algún tipo de interés por las antiguallas. No, lo hacía porque su hermano iba a estar allí, observando todos sus movimientos como un halcón, implacable y hostil, haciéndole imposible cometer ninguna tontería con su mujer. Y ella también lo sabía.

    Mientras subían la rampla de entrada al museo, estudió su perfil a la luz de la tarde. Ella acababa de frustrar su deseo, y eso lo hizo prometerse a sí mismo que, antes de que se fueran de allí ese día, al menos iba a conseguir robarle un beso. Con Naruto pululando por allí, iba a costarle algo de ingenio tenerla a solas, pero solía ingeniárselas bien con este tipo de cosas durante su noviazgo, así que comenzó a planear.

    El museo constaba de dos pisos, una planta inferior cuadrangular y una planta superior circular. También se podía subir a la azotea, pero era para uso exclusivo y restringido de los colaboradores de las galerías. Y teniendo en cuenta que la segunda planta estaba ideada para ser zona de descanso; Naruto tendría que estar en el piso inferior. Su mujer no querría subir con él a los niveles superiores, así que tendría que apañárselas con el primer piso…

    Como estaba previsto, Naruto estaba en el museo ese día, pero estaba dirigiendo una visita a unos anticuarios cuando llegaron, y al menos no estaría disponible hasta dentro de dos horas, posiblemente más. Ahora le tocaba a él sonreír.

    Neji: bien –murmuró mirando a su mujer mientras permanecían de pie en el enorme vestíbulo- Tu hermano no puede acompañarnos. ¡Qué pena!

    Se percató de que ella no estaba tan contenta.

    Tenten: vendrá después.

    Neji: no, no –repuso, intentando no reírse- después de todo ya estamos aquí; además, has desarrollado tal interés por las antigüedades que deberías poder enseñarme el museo sola.

    Ahora era él quien la estaba desafiando, y ella lo sabía. Tenten alzó un poco más la barbilla y dijo dignamente: -¿por dónde quieres que empecemos?

    Neji: no sé –cogió un plano del joven que estaba junto a él y lo desplegó. Una rápida ojeada le indicó todo lo que necesitaba saber sobre el diseño del lugar.

    El ojiperla miró alrededor, al techo alto y las robustas paredes decoradas con frescos innovadores y creativos, miró las retorcidas columnas que separaban una galería de la siguiente, al suelo de ajedrezado blanco, negro o azul, a los corredores que se bifurcaban en todas las direcciones. Era un edificio magnífico, tenía que admitirlo. En especial la parte central que se observaba nada más entrar. Las tres alas, la este, la oeste y la central poseían su propio estilo, se definían por sí mismas. Pero la parte central…era fabulosa. Las paredes así como las vitrinas y todo mueble que allí había eran de cristal, podías ver perfectamente no sólo los objetos de un lado de la galería sino también la parte inversa. Se jugaba mucho con los efectos ópticos, sobre todo con las luces que venían del exterior, que parecían dejar una estela diamantina a su paso, recreando el arco iris en cada placa que mirases.

    Al igual que los fuegos artificiales, esto era similarmente hipnótico y espléndido de ver. Probablemente era así porque se correspondía a la parte visual del museo, el lugar donde se encontraban colocados restos de armaduras de antiguos samuráis, los sarcófagos de aquellos que fueron más importantes o estantes y estantes de todo tipo de armas, recorrido tras el cual podías apreciar su evolución.

    El ala este se correspondía con la especialización de Naruto, allí se encontraban los mandatos, leyes y decretos reales desde el inicio de la villa hasta la actualidad, por ello; apostaría a que ahora mismo estaría pululando por allí con aquellos coleccionistas. Así que solo quedaba el ala oeste….que era precisamente un pasaje reformado.

    Neji: tienen un ala nueva, veo.

    Tenten: sí –contestó mientras se aflojaba el lazo de la capa y la echaba hacia atrás sobre sus hombros- todavía no hay demasiadas cosas, tan solo unos cuantos libros y pinturas en miniatura. Creo que para rellenar han puesto parte de las antigüedades de la galería central allí. Sólo he estado una vez en esa parte del edificio.

    Neji: excelente lugar para empezar, entonces –sacudió el plano y dijo- sigamos el camino.

    El museo estaba lleno de gente, sobretodo en la nueva ala, y pasaron la siguiente hora deambulando entre el gentío que se aglomeraba en torno a los escudos de bronce y las espadas de hierro. A él le sorprendió notar que Tenten parecía más interesada en todo aquello de lo que había pensado.

    Neji: ¿cuándo te empezó a gustar la historia? –preguntó mientras se acercaban a una vitrina que mostraba unas dagas con incrustaciones de joyas.

    Tenten: supongo que se me ha contagiado el entusiasmo de Naruto y Lila. Ambos hablan mucho del tema, y eso ayuda a que uno se entusiasme. Aunque debo confesar que de niña no habría abierto un libro sobre historia ni borracha, acababa más que harta después de dos horas de clase con mis tutores. (Si con estudiar la historia de todos los clanes existentes no fuese suficiente, tuvo también que aprender los que ya estaban extintos, aún se preguntaba para qué). Pero siempre me han gustado las armas, estas de aquí son muy poco comunes, por cierto.

    Neji: eso si lo recuerdo. –decidió que ya era hora de dar el primer paso y miró hacia la salida, al otro lado de la sala. Recordando el plano, sabía que ése era el camino que debían seguir, y se dispuso a llevar a su esposa en esa dirección.

    Cuando se detuvieron a observar un escudo de madera y barro de intrincado dibujo, se acercó más a ella.

    Neji: voy a ver que hay ahí abajo –dijo señalando una puerta que daba a un largo corredor- vuelvo ahora mismo.

    Tenten: pero si no hay nada allí, esa parte del museo ni siquiera está abierta todavía.

    Neji: eso no significa que no haya nada que ver, ¿no?

    Con un guiño, entró en el pasadizo y recorrió su considerable longitud hasta el otro extremo, pasando varias salas llenas de cerámica rotas y mosaicos a medio componer. Claramente, eran salas de trabajo para el personal del museo. Fue hasta el final del corredor y miró a derecha e izquierda. Tomó la segunda dirección, pasando por el lado de cajas llenas de trastos y sarcófagos apoyados en la pared. No había nadie.

    Los pasos de Tenten resonaron en el suelo ajedrezado, lo que lo informó de que ella lo seguía, tal y como esperaba.

    Tenten: Neji –lo llamó.

    Neji: estoy aquí –contestó, y oyó cómo se acercaban sus pasos. Contempló como ella entraba en la galería y se detenía, mirando a su derecha- Tenten –dijo suavemente, y vio como ella giraba en su dirección.- ven a ver esto.

    Tenten: ¿a ve qué? Ahí no hay nada.

    Neji: ¿Cómo lo sabes? Tú misma dijiste que sólo habías estado en la nueva ala una vez. ¿Habías venido antes por aquí?

    Tenten: no, pero ya te dije que esta parte del museo todavía no está abierta, así lo dice el plano.

    Neji: Olvídate del plano- dio un par de pasos hacia atrás e hizo una floritura con los brazos mirando a ambos lados de la otra galería vacía- me parece que hay mucho que ver allí –dijo, volviendo la mirada hacia ella, tratando de parecer lo más inocente posible.

    Ella le dirigió una mirada adorable de perplejidad. Miró el plano y después otra vez a él.

    Tenten: ¿qué puede haber allí?, más pergaminos, supongo.

    Neji: cintos de rollos y algunas otras cosas también –dio un paso más- ¿es que quieres una lista? Ven y compruébalo tu misma.

    Dobló la esquina y se apoyó en un sepulcro que estaba pensado para albergar una estatua, aunque estaba vacío en ese momento. Se repantigó contra la fría piedra, esperando, escuchando sus pasos. Ella estaba llegando, como siempre, bendita su alma inocente, pensó sonriendo.

    Cuando rodeó la esquina y lo vio de pie, contra el sepulcro, sonriéndole, su perplejidad se convirtió en sorpresa.

    Tenten: me has engañado.

    Neji: por supuesto –se enderezó riéndose, mientras la rodeaba con sus brazos por la cintura y la atraía hacia sí- Solía hacerlo, siempre encontraba la manera de estar a solas. ¿no te acuerdas?

    Tenten: si que me acuerdo, aléjate de mí y deja de hacer el tonto.

    Ella comenzó a apartarlo, pero él no la dejó, en cambio, la llevó hacia el sepulcro, encaramándola en el hueco interior del armatoste.

    Tenten: Neji, ¿qué estás haciendo?

    Neji: ahora estás atrapada, para salir tienes que pagar la prenda ¿recuerdas cuando jugábamos, no?

    Se acordaba. Lo miró desde la esquina sombría en que la había atrapado, se humedeció el labio como si repentinamente se le hubiera secado.

    Tenten: no voy a besarte.

    Él sonrió mientras extendía la palma de la mano sobre el muro y se acercaba más a ella. Con la mano libre jugó con las cintas de la capa. Deshizo un par de lazos y la prenda cayó al suelo.

    Neji: siempre caías en la trampa –dijo señalando las tiras de su vestido lavanda- creo que era porque en realidad, querías besarme, pero no eras lo suficientemente honesta como para admitirlo.

    Tenten: si caigo en todas tus trampas es porque eres un maestro del engaño.

    Se movió como si fuera a salir del sepulcro, como si esperara que él fuera a dejarla pasar, pero no lo hizo. Al contrario, deslizó una de las tiras de su vestido, tocando su clavícula y acariciando el otro lado de su cuello con la mano libre.

    Neji: las reglas son las reglas –sonrió ampliamente mientras tocaba la barbilla de su mujer con el pulgar- primero tienes que besarme.

    Tenten: solíamos hacer este tipo de tonterías cuando éramos novios, pero ya no lo somos.

    Neji: ¿ah, no? –contestó con cierto sarcasmo divertido, dándose cuenta de la excitación que sentía en ese momento- esto es muy parecido al noviazgo. Debo derrochar una gran cantidad de deliciosa anticipación, trabajo e ingenio por mi parte. Pensé que después de casados ya no tendría que seducirte nunca más, pero me obligas a tomar medidas desesperadas.

    Tenten: ¿obligarte, yo? ¡serás….!- exclamó mordiéndose el labio para contener todo tipo de adjetivos no calificativos no aptos para oídos sensibles y tratando de pasar por encima de él. Pero no iba a dejarla, así que exhaló un suspiro- déjame ir, Hyuga.

    Neji: te dejaré, te lo prometo –apartó el brazo de la pared y curvó la mano alrededor de su cintura– pero primero quiero un beso.

    Una voz masculina conocida se oyó en el otro extremo de la galería, interrumpiendo cualquier respuesta que ella pudiera haberle dado.

    -señores, la nueva correspondencia recolectada de los soldados en plena guerra ninja no está aquí, síganme.

    Tenten: es Naruto –susurró, dejando caer el mapa y empujando al ojiperla frenéticamente con ambas manos- nos encontrará. –pero él no se movió

    Neji: ahora estamos casados, ¿recuerdas?

    Tenten: déjame salir de aquí –pero al ver que él no se movía, la desesperación afloró en su voz- viene hacia aquí con los coleccionistas.

    Con ambas manos en su cintura para detenerla, Neji se inclinó para mirar fuera del sepulcro hacia el largo corredor, donde el Uzumaki se detuvo para girar a su derecha. Una fila de ancianos entendidos lo seguía, yendo hacia otra parte del ala nueva.

    Neji: no, no vienen hacia aquí –contestó en un susurró- van hacia el otro lado.

    Una vez desaparecidos de su vista y sin que se oyeran sus pasos, volvió su atención a la importante tarea que tenía entre manos (y nunca mejor dicho).

    Neji: se han ido- dijo acercándose más a su mujer otra vez- ¿por dónde íbamos?

    Ella miró a su alrededor tratando de encontrar una forma de escapar, pero no había ninguna. Estaba atrapada por los muros de piedra.

    Tenten: estoy arrinconada- dijo alzando la barbilla- quiero irme.

    Neji negó con la cabeza: quiero mi beso.

    Ella profirió un sonido de impaciencia, luego dijo: los hombres sois como niños.

    Apartó la mano de su cintura para acariciar su mejilla, y la sensación de su piel sueva contra la palma de la mano hizo que su deseo aumentara aún más. Con el dedo pulgar acarició la comisura de su boca, y respiró profundamente su aroma a jazmín. El lento dolor de su deseo interior comenzó a arder con más fuerza.

    Neji: en estos momentos, mis pensamientos no son para nada infantiles, créeme.

    Un atisbo de pánico se reflejó en el rostro de ella.

    Tenten: ¡no voy a besarte!

    El ojiperla, acariciando todavía su mejilla, deslizó el otro brazo por su cintura.

    Neji: bien, no me importa que nos quedemos aquí.

    Tenten: ¿es que vamos a estar aquí todo el día?

    Neji: eso depende de ti. Vamos, no te enfades.

    Inclinó la cabeza, moviendo la mano, hasta que sus dedos se enredaron en su cabello, deshaciendo el complejo recogido de su peinado. Cayó un pasador al suelo, que sonó a sus pies tras golpear contra el suelo, con un delicado tintineo.

    Acercó aún más su boca a la de ella, observando sus labios. Sus espesas pestañas bajaron una fracción de segundo. ¡Oh, sí!, claro que recordaba ese juego suyo, tan bien como él. Era igual que hacía mucho tiempo, cuando él la seducía y retrocedía controlando el deseo, esperando que el de ella estallara. Rozó con los labios levemente su mejilla, justo en la comisura de su boca.

    Neji: un beso –imploró- sólo uno y te dejaré ir.

    Tenten: no, no lo harás -cerró los ojos- te conozco demasiado bien para saberlo, tan sólo te tomarás más libertades.

    Neji: sólo si no dices que no. -jugueteó con la otra tira de su vestido, deslizándolo, dejando expuesta otra pequeña porción de la piel de su garganta y los hombros sobre el escote redondeado de su vestido.

    Tenten: ¿Qué haces? -dijo intentando apartarle las manos, pero en el forcejeo otro de sus pasadores cayó al suelo, tras ella.

    Neji: tomándome esas libertades que dices; estás dudando demasiado.

    Se inclinó para besar la piel desnuda de su sien, inhalando ese perfume suave y familiar. Ella dejó escapar el aliento en un suspiro breve y sonoro. Su cuello, su parte débil, su oportunidad. Él exhaló una risa cálida contra su garganta; le encantaba.

    Unos pasos retumbaron sobre las baldosas ajedrezadas y las voces de un hombre y una mujer se oyeron a lo lejos. Obviamente, había otro hombre al que se le había ocurrido que el museo ofrecía muchas oportunidades para estar a solas con su mujer.

    Tenten: debes dejar que me marche –susurró- alguien podría vernos.

    Pero sin desanimarse por algo tan trivial como unas voces lejanas, él plantó unos besos en la curva de su cuello y de sus hombros mientras deslizaba su mano.

    Neji: todavía tienen que recorrer toda la galería, así que los oiremos con tiempo suficiente. Además… —Se detuvo olvidando lo que iba a decir, mientras la palma de su mano se curvaba sobre la forma plena y redondeada de su pecho y ella daba un pequeño respingo. Las capas de tela le impedían el contacto directo, pero el recuerdo de la deliciosa forma de su mujer estaba perfectamente claro en su cabeza. La excitación creció en su interior como una marea.

    Ella deslizó la mano entre ambos, agarrándolo por la muñeca, intentando que le quitara las manos de encima. Él se detuvo, tenso, esperando con agonía mientras la mano de ella le oprimía el pecho. Recordaba las reglas que habían establecido tiempo atrás. Tanto si obtenía su beso como si no, en el momento en que ella le parara los pies, tenía que detenerse, aunque nunca antes.

    Ella movió su mano y la palma flotó sobre la que él tenía en su pecho; no la rozó, pero casi. Acuerdo tácito, podía continuar.

    Neji sintió la forma del pecho a través de la tela, sus dedos acariciaban la piel desnuda justo arriba, en el escote. Besó su cuello hasta llegar a la mejilla.
    Su respiración cada vez iba más deprisa, pero ella cruzó los brazos.

    Tenten: alguien puede vernos -dijo suavemente, y parecía excitada, pero desprotegida y enfadada al mismo tiempo-. ¡Neji, alguien puede vernos!

    Neji: entonces, bésame rápidamente.

    Ella profirió un sonido sordo y se acercó a él, dándole lo que quería. Su boca rozó la de él y se abrió, enviando señales de placer a todo su cuerpo. Su mano se apartó para acariciar la mejilla y ella notó el tacto suave y frío sobre la piel, frente a la boca caliente y dulce. Él cerró los ojos, saboreando el placer tanto tiempo olvidado y, sin embargo, tan familiar. Ésa sí que era Tenten, recordaba su sabor al besarla, recordaba la plenitud de su labio inferior mientras lo succionaba, recordaba la línea perfecta de sus dientes mientras los exploraba con la lengua.

    Ella dejó de besarlo repentinamente, apartando el rostro; estaba agitada y profirió un quejido, posiblemente de protesta.

    Él se recompuso, y tras su leve objeción, oyó algo más, el sonido de unas pisadas que, desde la galería, se encaminaban hacia ellos. Neji supo que ya no le quedaba tiempo, al menos ese día.

    Se apartó, le dio un breve beso en el cuello y la dejó libre. Se inclinó para recoger su capa y los pasadores del suelo y se los tendió mientras las pisadas se acercaban aún más. Se enderezó la camisa y salió del sepulcro para echar una ojeada, tratando de aplacar sus nervios y recobrar la serenidad. Un anciano, vestido de negro y con gafas se acercaba a él. Tras de sí, Neji pudo oír el crujido de la tela del traje de Tenten mientras se enderezaba como podía las ropas.

    Neji: ¡al fin! -exclamó saliendo de la esquina- Nos hemos perdido sin remedio tratando de encontrar la salida; por fin alguien que nos ayude.

    El anciano se detuvo y entornó los ojos contemplando la longitud de la galería, luego preguntó: ¿Hay alguien con usted?

    Neji: mi esposa y yo estábamos buscando la nueva colección de armas, pero parece que nos hemos perdido.

    Anciano: debo decirle que sí, están en un corredor totalmente opuesto.

    Neji hizo un gesto de absoluta perplejidad, luego indagó: ¿Ah, si? -se volvió hacia Tenten- Perdóname, cariño, creo que he conseguido que nos extraviemos -dijo, dando una zancada no demasiado respetuosa.

    Anciano: ¿no cogieron un plano al llegar?- preguntó.

    Neji: ¿un plano? - se tocó la frente con los dedos, como si intentara recordarlo- No, creo que no.

    Anciano: soy Zan Yutsuki, director asistente de Antigüedades -le tendió la mano- Los acompañaré a usted y a su esposa hacia las salas de armas.

    Neji: gracias, es muy amable -miró hacia la esquina tendiéndole la mano a Tenten, y añadió en un susurro- El lazo de la capa.

    Ella se lo ató, mirándolo como si todo hubiera sido culpa suya. Alzó la barbilla con altivez, como hija del señor feudal que era, se alisó varios mechones del cabello que le caían sobre el rostro, tomó la mano de él y salió a la galería.

    Zan: ¡Pero buen Dios! –exclamó reverenciándose- ¡si es nuestra princesa!

    Tenten: Buenos días, señor Yutsuki.

    Trataba de parecer digna, Neji lo sabía, pero sus mejillas todavía estaban arreboladas, su voz denotaba la falta de aliento, y había cierto desaliño en su indumentaria, que él miró con cierto grado de satisfacción.

    Zan: ¿perdida de nuevo, princesa?

    Ella compuso esa falsa sonrisa femenina que sólo convence a los hombres ya mayores, o a los jovencitos estúpidos.

    Tenten: es la nueva ala, me confunde.

    Zan: siempre le aconsejo que coja un plano cuando viene de visita al museo -dijo, devolviéndole una sonrisa indulgente. Se ajustó las gafas sobre la nariz- Veo que hoy la acompaña su marido.

    El ojiperla asintió: Hyuga Neji -dijo presentándose cuando observó que Tenten no lo hacía.

    Zan: Un placer, vengan por aquí a ver las armas.

    Siguieron al anciano unos cuantos pasos por detrás mientras salían de la galería.

    Neji: por poco… -murmuró en el oído de ella, riéndose suavemente, divertido ante la experiencia, sobre todo por la pasión gratificante que había despertado en su mujer, lo que había sido el objetivo de la tarde- No me había divertido tanto en años.
    Ella se quejó.

    Tenten: no esperes volver a hacerlo -respondió también en un susurro- Al menos conmigo, pues no tengo intención de dejarme engañar de nuevo.

    Neji: ¿No? -preguntó él mirándola fijamente- Qué pena, no voy a poder resistir el desafío.

    Continuará………….

    El próx. Cap.12, se titulará: El dolor se vende en frascos de cristal, ya estoy trabajando en él, pero debido a todas las fiestas navideñas, la semana que viene subiré sólo la primera parte del capítulo.


     
  7.  
    Rosela

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    Re: *Neji-Tenten*

    Nuevamente ovaciones y aplausos sonoros para Evras!!!
    Realmente este capitulo estuvo genial! Me encanta esa Tenten que se niega a algo inevitable dentro de su propia cabeza, y a su vez me da pena; solo se esta engañando a ella misma! ^^


    Bien...parece que Neji en este caso sabe arreglarselas perfecto contra la chica y que afortunado es en que todas las cosas le salga relativamente como desea. Quisiera ver como se las va a ingeniar la proxima vez, o cuando ella no caiga en sus farsas.


    En cuanto a lo escrito...como siempre genial! me gusta como decribes!!! Los espacios y el museo se ve que son my bonitos....Espero que en el proximo capitulo recorran otra parte de este edificio, muero por concer que otro tipo de artes o antiguedades puede adquirir una persona como Naruto! jajaja! :)


    Bueno...otra cosa que note es que en cada capitulo la kunoichi o princesa (en tu caso) se muestra fuerte pero siempre cae notablemente, y no lo dio por que el Hyuga se salga con la suya. Esta vez, apesar de que intenta recitirse practicamente mucho tiempo, dijo lo sigiente:

    Pero que problema...porque: ¿Que ser en este mundo (sobretodo mujer) se resiste a negarle algo a un niño?
     
  8.  
    tamaoya

    tamaoya Entusiasta

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    Re: *Neji-Tenten*

    Hola!!!soy nueva
    ley ayer todo el dia tu fic
    me encanto todo (y la conti tambien^^)
    me gusto q tenten se dejara besar por el
    y neji q mentiroso con el señor jaja
    me encanto
    siguelo pronto
    cuidate!!!^^
     
  9.  
    KuroKaze

    KuroKaze Iniciado

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    Re: *Neji-Tenten*

    Me encantó, sobretodo porque parece que Neji está realmente desesperado porque Tenten vuelva a quererlo más que por tener un hijo.
     
  10.  
    ~Nightmare~

    ~Nightmare~ Usuario común

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    Re: *Neji-Tenten*

    Increible continuacion, parece que Neji salio ganando esta vez, espero con ancias el proximo capitulo... Neji encerio sabe planear las cosas aunque me hubiese gustado saber que estab sientiendo Tenten en el momento
    Bueno Feliz Navidad aunque ya atrasada jeje
    Bye
     
  11.  
    Yunosuke

    Yunosuke Iniciado

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    Re: *Neji-Tenten*

    Hola evars, valio la pena la espera, cada vez
    me gusta mas tu fic, sigue de interesante,
    quiero ver el final xD

    Neji calculador eso es bueno jajaa

    cuidate muchisimoooo
     
  12.  
    EvaRS

    EvaRS Iniciado

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    Re: *Neji-Tenten*

    Capítulo 12: el dolor se vende en frascos de cristal (1ª parte)

    Tenten se contempló en el espejo de cuerpo entero del vestidor, pero no vio ni su reflejo ni el kimono color cereza y cobre que pretendía llevar para las reuniones con el consejo. Todo lo que podía ver era la sonrisa irónica de su marido, un hombre realmente infame, que utilizaba todo tipo de trucos y trampas en los que, como bien había dicho, ella siempre caía. Tendría que vigilar mejor sus pasos en el futuro, pues, aunque solía cuidar bien de sí misma, él era bueno engañándola.
    También era bueno en otras cosas. Se llevó los dedos a la boca, sintiendo la deliciosa calidez de su beso una y otra vez, aunque recordó que besaba bien porque había practicado mucho. Sin embargo, ese recuerdo verdadero y doloroso no le ayudó; tan sólo la hizo sentirse más incapaz y herida.

    ¿Qué había ocurrido el día anterior? Cerró los ojos, pensando en esos momentos robados en el museo, y supo la respuesta. Había perdido la cabeza, como si fuera aquella jovencita inocente de hacía siete años.

    Había pasado mucho tiempo desde que Neji la había tocado de aquella manera, pero el tiempo no había transformado su respuesta. Los años no habían afianzado suficientemente su orgullo como para eliminar la excitación que le producían sus manos y su boca.

    Se rodeó el cuerpo con los brazos y abrió los ojos. Mirando su imagen en el espejo, observó toda la confusión y la lástima que le devolvía, y no entendió ni su mente ni su propio corazón. ¿Qué era lo que estaba haciendo mal? El orgullo la había conservado a pesar de su corazón roto, la había mantenido con la cabeza bien alta cuando había tenido que enfrentarse a otras mujeres, la había ayudado a fingir ante él y el mundo que no le importaba lo que hiciera, había podido encontrar satisfacción en su trabajo y en las buenas amistades (es decir; en las pocas que tenía).

    ¿Dónde había quedado ese orgullo el día anterior?

    Volvería a hacerle daño si ella se lo permitía, volvería a hacerlo. Los trucos de llevarla por corredores vacíos y robarle besos podían resultar poco dolorosos, pero sabía que podía mentir con el corazón, mirándola a los ojos, sobre las cosas que más importaban, y ella siempre quería creerlo. Eso es lo que la asustaba, lo fácil que era creerlo.

    “¿Me amas?”
    “Si, te adoro.”

    Alguien corriendo por el pasillo interrumpió sus pensamientos, Lila entró en el vestidor con un vestido rosa y diversos rollos en azul apagado. El rosa era un color que Tenten nunca se pondría pero que siempre había favorecido increíblemente a su prima. Le daba un rubor natural en las mejillas y hacía parecer su piel mucho más delicada de lo que ya de por sí era. Viéndola así cualquiera diría que el tiempo no había pasado, que aún podían jugar a probarse vestiditos con las muñecas y correr por los pasillos mientras nuestra niñera de turno se dejaba la voz berreando tras nuestra mientras gritaba “¡sus majestades, compórtense!”….pero el tiempo sí pasaba. La vida no siempre nos trata como merecemos, sino que me lo digan a mí, pero eso es algo que escapa a nuestro control. Ya tan solo puedo seguir adelante vigilando los errores pasados, no me queda otra.

    Después de dejar los rollos sobre la primera superficie plana que atisbó, Lila se giró en mi dirección.

    Lila: ¿y bien? –preguntó, alisando las capas de su vestido- ¿Qué opinas?

    “Creo que estoy perdiendo la cabeza.”
    Con un esfuerzo, Tenten apartó de su mente la visita al museo de la tarde anterior. No importaba perder la cabeza mientras no dejara que le robase el corazón. Se volvió hacia suprima, aliviada por la distracción, y sonrió.

    Tenten: Creo que estás adorable como siempre.

    Lila hizo un mohín y riendo, le dijo: ¿sólo adorable? ¿No querrías decir magnífica?

    Tenten: está bien, está bien; estás grandiosa, fabulosa, estupenda, extraordinaria….¿sigo agrandando tu ego o me dejarás tomar aire para respirar?

    Lila: mucho mejor. Me conformaré por el momento, ya te pediré que lo repitas la noche de la fiesta. Y ahora…¿qué me dices del vestido?

    Y ahí fue cuando la princesa no pudo evitar devolverle la sonrisa.

    Tenten: eres un peligro, ¿lo sabías? ¿Gaara conoce esa faceta tan egocéntrica tuya?

    Lila: ¿Por qué te crees que le gusto?

    Tenten: ¿cómo no se me ocurrió antes? Desde luego no será por esa cosa rara que llevas en el pelo.

    Lila: ja,ja muy graciosa, pues para que lo sepas, se tarda más de tres horas para hacer este recogido y es la última moda.

    Tenten: será la última moda pero te tapa media cara, si quieres llevar un recogido que te hagan uno mucho más simple. Hazme caso.

    Lila se miró en el mismo espejo que Tenten observaba minutos antes de que su prima apareciese, Lila era casi diez centímetros más baja que ella, lo contrario a cuando eran niñas, ¿irónico, eh? Pero ahora que caía, ¿no había mencionado algo de una fiesta?

    Lila: puede que tengas razón, pero entonces tendré que llevar una diadema….y ya sabes que siempre pierdo los adornos….-resopló y dio un paso hacia atrás recogiendo de una mesa los pequeños rollos de tela que antes llevaba consigo- tienes una suerte Tenten, a ti te quedan bien todos los peinados.

    Aquellos momentos apasionados en el museo volvieron a pasar por su mente y Tenten recordó con soberana claridad cómo su marido le quitaba los pasadores del cabello y jugaba con él. Sintió que sus mejillas ardían con el mortificante recuerdo. No estaba segura de querer que todos los peinados le sentasen bien, no quería que nada le sentase bien, era demasiado peligroso. El único peinado que a Neji no le gustaba especialmente era verla con moñitos, por eso casi siempre los llevaba.

    Tenten: antes hablabas de una fiesta….

    Lila, ¡ah, si!, a Naruto también le llegó la invitación para el cumpleaños de Ino; y como puede llevar a alguien más, lo convencí para queme dejase acompañarlo.

    Tenten: ¿dejar acompañarlo? Mejor dime con qué lo chantajeaste.

    Lila: ¿yo? ¿me crees capaz de ello?

    Tenten: si- dijo sin dudar.

    Lila: vaaaale, pero no lo chantajeé, lo soborné que es muy distinto.

    Tenten: no me digas más ¡ramen!

    Lila: vaya vaya, así que por lo visto tu también lo sobornas ¿eh?

    Tenten: no estábamos hablando de eso.

    Lila con una mirada totalmente inocente: ¿a, no?

    Tenten: no. La fiesta

    Lila: ¡a, si…la fiesta! ¿Te he contado que mi hermana va a venir?

    Tenten: ¿Tintin? ¿Cuándo?

    Tintin y ella tenían la misma edad, 24 primaveras, pero era la persona con más carácter que conocía, y la que decía más sátiras también. Si Tintin se dejaba ver por la fiesta de la Yamanaka, sin duda no podía ser aburrida, ya se encargaría su prima de ello.

    Bueno, bueno, puede que después de todo, el cumpleaños de Ino no fuese un evento tan molesto como en un principio…las cosas comenzaban a animarse.
     
  13.  
    Rosela

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    Re: *Neji-Tenten*

    HOLAS!!!
    Ya esperaba la continuación de este fic!!!
    Que emoción! siempre soy la primera en leerlo! :D

    Bueno...antes que nada, te felicito! Y lo digo mas que nada porque Tenten ya esta dando su brazo a torcer!!!! Me encanta que se rinda ante Neji.

    Es gracioso, cuando pensamos demaciado en algo es porque lo dudamos; y mientras más nos sometamos a preguntas es porque esperamos una respuesta diferente a la que estamos obteniendo!

    Me gusta mucho esta Tenten, yo en el lugar de ella lloraría para encontrarle solución a las cosas, sinembargo ela es fuerte y dura! Se ve dificil de tirar; aun que internamente se encuentre derrotada!

    Espero que la sigas! sabes que me gusta mucho esta historia! ^^
     
  14.  
    tamaoya

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    Tauro
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    Re: *Neji-Tenten*

    me encanta tus contis
    nacistes para esto!!!^^
    ya quiero saber que pasara en la fiesta!!!
    que creo que tenten esta volviendo a sentir
    algo por neji!!!
    sigue pronto!!!
    matte
     
  15.  
    Jolieh Crys

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    Re: *Neji-Tenten*

    ola!!!!

    he llevado la conti de tu fanfic desde la navidad y la vdd siempre me ha encantado y habia espera la conti solo q aun no hacia mi cuenta aqi y no t podia djar post pro ahora ya t puedo decir q m supr Mega Encanta tu fanfic amo la pareja de NejiTen la vdd m ncanta como los pones n vdd woow :) stoi sorprendida y sabz solo qiero saber mas de como se siente al respecto con todo lo que hac Neji (precioso) ya q casi no muestra sus sentir en fin pero esta hermosoOoOOoo
    m ENCANTA n vdd bueno y espero la vdd seamos mui buenas amigas n serio t kuidaz muxo biie

    y por fiz di q si para q seamos buenas amigas.
     
  16.  
    EvaRS

    EvaRS Iniciado

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    Re: *Neji-Tenten*

    Cap. 12 (2ª parte); Redecoración:
    Neji sabía que para seducir a la propia esposa era necesario tomar medidas desesperadas. También sabía que estaba obligado a aguantar un cierto sufrimiento.
    Se alejó de la residencia Uzumaki durante unos días, diciéndose a sí mismo que esa ausencia podría hacer que ella lo echase de menos, pero la verdad era que necesitaba tiempo para conseguir contener su propio deseo. Los recuerdos del museo, del sabor de la boca de Tenten y la sensación suave y deliciosa de tenerla en sus brazos invadieron su sueño durante las tres noches que se mantuvo alejado, y dominaron sus pensamientos durante tres días. No obstante, era un sufrimiento muy dulce.

    La tarde del sábado decidió que ya tenía suficiente control como para volver a verla, pero esta vez dudó de que fuera capaz de robarle unos cuantos besos en una esquina sombría. Hoy, su destino sería aguantar un tipo diferente de tortura. Intentaría llevar a Tenten de compras.

    La sugerencia de que redecorara la casa que ambos compartieron durante los primeros días de su matrimonio no había sido recibida con el entusiasmo que él esperaba pero, si ella comenzaba a elegir cosas para la casa, podría empezar a sentirse parte de la misma, y eso podría ayudar a su causa. Él también sabía lo mucho que le gustaba ir de compras a su mujer.

    Cuando esa tarde el Hyuga fue a buscar a Tenten, sugirió una vez más la idea de ir de compras al centro, pero de nuevo no encontró ningún entusiasmo por su parte.

    Tenten: No quiero ir -dijo mientras se sentaba en un pequeño sillón en la salita de su casa- No me encuentro bien.

    Neji: ¿Te ha dicho alguien alguna vez lo mal que mientes? Ponte una bufanda, coge tus guantes, una chaqueta y vamos.

    Tenten: Te he dicho que no quiero redecorar tu casa.

    Neji: También es tuya, compartimos nuestros bienes cuando nos casamos, ¿recuerdas? Con todos mis bienes terrenales, yo te bendigo, y todo eso.

    Ella se cruzó de brazos: ¿por qué no llevas a Matsuri Sato de comparas? Le encanta ir al centro y adora gastar el dinero de su marido.

    El ojiperla la examinó y supo que estaba echándole su relación con Matsuri en cara para que se fuera.

    Supuso que podría hablarle de Matsuri, pero empezar con ese tema era como abrir un nido de serpientes y, sin duda, saldría escaldado. Podía contarle que tan sólo fue un amor vacío, para colmar sus necesidades físicas y nada más, pero dudaba de que eso supusiera alguna diferencia para ella. Hablar tan sólo empeoraría las cosas. Sin duda, terminarían peleándose y, ¿qué bien podría haber en volver a abrir esa herida? Su romance con la Sato había tenido lugar hacía cinco años. El futuro era lo único que importaba. Además, ningún hombre en sus cabales se tira de cabeza a un nido de serpientes.

    Neji: ¿Prefieres caminar o que cojamos prestada la carroza de tu hermano? -preguntó suavemente.

    Ella profirió un sonido de impaciencia, se levantó y caminó hacia la chimenea.

    Tenten: Ya te he dicho que no quiero ir de tiendas -espetó por encima del hombro.

    Neji: Tenten, te encanta ir de tiendas y sabes lo mucho que lo odio yo. Pensé que darías saltos de alegría ante la oportunidad de torturarme probando todos los cojines de las sillas y viendo alfombras importadas. Por no mencionar las joyerías, donde puedes convencerme para gastar una suma indecente de dinero por una gargantilla de rubíes y diamantes perfectamente inútil para enseñar a tus amigas.

    Tenten: No necesito ninguna joya tuya. –dijo fríamente- Y, en cuanto a lo demás, ya te dije antes que no quiero gastar mi dinero en tu casa.

    Ella estaba decidida a pelear ese día, pero él estaba igualmente decidido a que eso no ocurriera.

    Neji: Si no quieres ir de compras, entonces haremos otra cosa. -pensó por un momento y preguntó- ¿Qué tal si llamamos a todos nuestros amigos? Eso sí que sería divertido. Podemos sentarnos en sus salones y hacer manitas como amantes. Las parejas casadas nunca se cogen de la mano, sobre todo nosotros. Para ellos sería un escándalo.

    Tenten: No voy a llamar a nadie para hacer manitas contigo.

    Neji: ¡Oh, muy bien, si vas a ser tan poco romántica! - compuso una sonrisa sarcástica- Podemos regresar al museo de tu hermano, he oído que hay unas deliciosas pinturas que han traído de alguna parte y que nadie, salvo los anticuarios, pueden ver. Tú eres la hermana de Naruto, así que podemos echarles un vistazo, ¿no?

    Ella se volvió de nuevo.

    Tenten: No lo creo.

    Neji: Creo que son bastante eróticos -continuó él, y se dio cuenta de que su mujer se estaba poniendo colorada. Comenzó a reírse y se puso frente a ella, bajando la cabeza para mirarla directamente a la cara- ¡Pero bueno, Tenten, ya las has visto!, ¿no? ¿Conseguiste echarles un vistazo cuando tu hermano no miraba?

    Tenten: No digas estupideces. -sus mejillas enrojecieron aún más y él supo que tenía razón. La idea de Tenten paseando por el museo Uzumaki para ver unas pinturas eróticas hizo que sus esperanzas fueran aún mayores.

    Neji: La curiosidad saca lo mejor de ti -susurró él- Me hubiera gustado verlos el día que estuvimos allí. ¿Cómo son? ¿Están muy dañadas?, venga, Tenten -dijo impaciente ante su silencio- Puedes describírmelos, después de todo, soy tu marido.

    Ella permaneció en silencio, enrojeciendo con furia, y él supo que aquellos frescos debían de ser bastante eróticos. No era extraño que hubiera tanta gente allí metida.

    El ojiperla miró el cuerpo de su esposa y empezó a imaginarse diversas escenas carnales, por lo que perdió cualquier tipo de interés por llevársela de tiendas.

    Neji: ¿Sabes? Cuanto más lo pienso más me gusta la idea de volver al museo. Probablemente no haya nada en esas pinturas que nosotros no hayamos hecho nunca. De hecho, si la sala en la que están tuviera algún tipo de cerrojo, podríamos probar algunas…

    Tenten: ¡Vale! -gritó ella, empujándolo mientras se levantaba del sillón, como intentando detener sus palabras- iremos al centro. ¡Por Dios!

    Dio media vuelta y salió de la salita, con el kimono de seda amarillo pálido y los dobladillos en encaje de oro, con un aura que emanaba irritación y el campaneo de su pasador de cabello tintineando a cada paso.

    Neji: Pero yo he cambiado de idea -repuso él, riéndose mientras le daba alcance- Quiero volver al museo contigo y contemplar esas extrañas pinturas.

    Tenten: ¡Ni hablar! -gritó por encima del hombro mientras abandonaba la habitación. Volvió unos minutos después, con sus manos enguantadas y una bufanda azul, color púrpura y narcisos amarillos. Se detuvo en el umbral y dijo- Bien, vayámonos entonces -y desapareció hacia la escalera sin esperarlo.

    Puesto que ella no había expresado ninguna preferencia y hacía tan buen día, sugirió que caminaran. Ella estuvo de acuerdo pero, cuando él le ofreció su brazo, lo rehusó y caminaron hacia el centro uno junto al otro sin tocarse. Kyrian y Ketaro los seguían a una distancia discreta, dispuestos para portar paquetes si fuera necesario.

    Cuando giraron hacia las callejuelas que daban al núcleo de la villa, Tenten se detuvo y él estuvo a punto de chocar con ella.

    Tenten: ¿Qué quieres comprar? –preguntó

    Neji: No tengo ni idea. Es tu territorio, no el mío. Las únicas tiendas que frecuento son la zapatería y las librerías. Ocasionalmente voy a mi peluque…-hizo un gesto grandilocuente hacia la calle- Guíame tú.

    Ella miró a su alrededor, pensando un momento.

    Tenten: quizá “Psyko” sea un buen sitio para empezar.

    Neji: ¿Psyko?

    Tenten: Telas, he oído que tienen unos nuevos terciopelos muy bonitos, y necesitas varias cortinas para algunas habitaciones. Las que tienes están un poco raídas. -se tocó el labio con uno de sus dedos enguantados, pensando- Aunque quizá quieras pintar primero alguna de las habitaciones. Tendremos que ver.

    Un recuerdo le vino a la mente y el Hyuga se echó a reír repentinamente.

    Neji: ¿Recuerdas cuando comenzaste a redecorar nuestra casa? -le preguntó mientras caminaban- Pintaste el dormitorio de ese rojo oscuro que luego odiabas. A mí me gustaba y quería dejarlo así. Tuvimos una buena pelea por ello.

    Tenten: Y ganaste tú -contestó ella, deteniéndose ante la tienda de telas, esperando a que él abriera la puerta- solías hacerlo entonces -añadió por encima del hombro, mientras cruzaba el umbral- te enfadabas siempre que te llevaba la contraria.

    Él la siguió al interior de la tienda abarrotada.

    Neji: No sé -murmuró a su lado- Preferiría tener una conversación agradable contigo viendo cosas, aunque claro que lo recuerdo, tan sólo me costaba unos cuantos besos convencerte. Eso era lo divertido.

    Tenten: ¡Desearía que dejaras de decir cosas de ese tipo!

    Volvió a ponerse colorada, haciéndolo reír mientras la seguía por el largo mostrador donde reposaban las pilas de terciopelo; sin duda, los colores de moda de la temporada. Él se irguió ligeramente tras ella, mirando las telas por encima de su hombro.

    Neji: ¿Por qué te enfadas cuando menciono cómo solía besarte y convencerte? -interrogó en voz baja, para que las señoras de alrededor no lo pudieran oír.

    Ella lo miró con exasperación.

    Tenten: ¿Vas a estar siguiéndome todo el tiempo como una sombra? -le preguntó, y se apartó unos pasos de él.

    Neji: Veo que no vas a contestar -rodeó el mostrador colocándose frente a ella- ¿Sabes que hoy pinchas más que un erizo?

    Tenten: Tengo cuatro buenas razones -le espetó en un susurro- No, cinco, si contamos a Matsuri.

    Él no respondió, en cambio, alzó una pieza de terciopelo verde musgo, sabiendo que a ella le gustaba ese color.

    Neji: ¿Qué tal ésta?

    La princesa lo observó y ladeó la cabeza.

    Tenten: Estaría bien en la biblioteca, con las paredes de color amarillo mantequilla y los libros de cuero, quedaría muy atractiva. ¿No crees?

    Neji: ¿Entonces, te gusta?

    Miró los tejidos extendidos sobre el mostrador.

    Tenten: No importa si a mí me gusta.

    Neji: Me importa a mí, Tenten.

    Ella no contestó, permaneció de pie con el corazón en un puño, manoseando el terciopelo entre sus dedos enguantados.

    Neji: ¿Te gusta? –repitió

    Ella se balanceó de un pie a otro, suspiró y lo miró.

    Tenten: Sí, me gusta. ¿De acuerdo?

    Una pequeña concesión. Pero él la aceptó. Sonrió.

    Neji: Sabía que te gustaría, por eso la escogí.

    Tenten: ¿Cómo sabías que me gustaría?

    Neji: Te gusta el verde, lo recuerdo bastante bien. Un punto para mí, ¿no crees?

    Tenten: No necesitas estar tan complacido contigo mismo.

    Luego su esposa se sumió en el silencio, roto tan sólo por alguna pregunta ocasional en cuanto a su opinión sobre algunos tejidos.

    Siguieron por el mostrador y ella continuó hablando de esa forma tan impersonal, como si él la hubiera contratado para decorar su casa. Él quería una sonrisa, una risa, un beso. Maldita sea, quería complacerla.

    De pronto, atisbo una pieza de tela de un color que ella odiaba, lo que le dio una idea y cogió la pieza de terciopelo.

    Neji: He cambiado de parecer sobre el verde de la biblioteca. Quiero éste.

    Tenten levantó la mirada y observó el tejido en sus manos, después lo miró a él.

    Neji: ¿Qué?

    El ojiperla trató de aparentar seriedad.

    Neji: Sí, esta tela me gusta mucho más que la verde.

    Tenten: Es naranja –pronunció, horrorizada.

    Él la miró, pretendiendo pensar en el problema, y después volvió a mirarla a ella, con toda su inocencia.

    Neji: Me gusta el naranja. ¿Qué tiene de malo el naranja?

    Tenten: Lo odio, ¡es un color chillón, horrible!

    Neji. Pero, Tenten, a mí me gusta.

    La expresión de su mujer era un poema.

    Tenten: ¡Nuestra biblioteca no va a ser naranja de ninguna manera!

    Neji: ¡Al fin! -exclamó, agitando la tela en el aire, ganándose las miradas de las mujeres que lo rodeaban y una mirada de reproche de ella- Al fin una victoria.

    Tenten dirigió una mirada incómoda a su alrededor.

    Tenten: ¿De qué estás hablando?

    Él sonrió y habría maldecido si todas las cotillas jamás conocidas no hubieran estado en la tienda.

    Neji: La has llamado “nuestra biblioteca”

    Ella alzó la barbilla y miró a ambos lados.

    Tenten: No

    Neji: Sí, y ya no puedes retirarlo.

    Ella volvió a dirigirle la mirada.

    Tenten: Eso era una trampa, Hyuga -se quejó, acusándolo- en realidad no te gusta ese naranja, ¿verdad?

    Neji: claro que no, solo a un ciego le gustaría. Pero eso no cambia el hecho de que hayas dicho “nuestra biblioteca”. ¿Sabes lo que eso significa? -le dirigió una mirada triunfal- He ganado un punto.

    Tenten: ¿Un punto? ¿De qué estás hablando?

    Neji: Si consigo puntos suficientes, gano.

    Tenten: Puntos, ¿ya estamos con otro jueguecito?

    A pesar de todos sus esfuerzos, una pequeña sonrisa apareció en su boca.

    Tenten: Así que, ¿en este juego también me toca ser premio y contrincante?

    Neji: Parece que sí. ¿Cuántos puntos crees que necesito para ganar?

    Ella profirió un sonido que bien podía ser una risa, pero se tapó la boca con la mano, suavizándola. Tras un segundo o dos, bajó la mano y una vez más comenzó a mirar las telas sobre el mostrador.

    Neji: ¿Cuántos, Tenten?

    Tenten: Miles y miles.

    Neji: No tantos, dame un número.

    Tenten: Bien -se detuvo por un instante y dijo- Dieciocho mil setecientos cuarenta y dos.

    Neji: Me lo estás poniendo demasiado fácil y eso significa, por supuesto, que tengo otro punto más.

    Eso hizo que ella volviera a alzar la mirada.

    Tenten: ¿Por qué?

    Neji: Si realmente me odias tanto como dices, me hubieras dicho que necesito al menos un millón de puntos. ¿Ves cómo funciona el juego?

    Tenten: ¡Eres tan insufrible! -sostuvo una pieza de tela de color beige, con hojas doradas bordadas en ella.

    Tenten: ¿Qué piensas de ésta para el cuarto que da al jardín?

    Neji: ¿Y esta otra? -tomó una muestra color fucsia intenso y, aunque una vez más intentó parecer serio, no lo consiguió.

    Ella sonrió, esta vez de verdad.

    Tenten: ¿fucsia, Neji? está claro que no para la sala el jardín, pero sería un color perfecto para tu dormitorio.

    Dejó la muestra y se inclinó sobre el mostrador, acercándose más a ella.

    Neji: ¿Eso hará que entres en él? -preguntó en voz baja.

    Ella no dudó ni un instante: No

    Neji: Entonces no importa. Pretendía hacer un sacrificio, pero sería en vano. En vista de ello, sólo queda una propuesta útil para un terciopelo de ese color.

    Tenten: ¿Qué propuesta?

    Neji: Un abrigo para mi amigo Lee.

    Esta vez, ella sí se rió y dejó que su espíritu se liberara por un momento. El recuero de un pelinegro con un peinado estilo tazón de desayuno, con ropa verde ajustada, sonrisa cegadora y una chaqueta fucsia pudo con ella…la risa salía a raudales sin poder hacer nada por evitarlo.

    Neji: ¿te he contado la última rima que hice con Shino sobre su última novia?

    Tenten: No, ni quiero saberla. –dijo intentando recuperar algo la compostura.

    Neji miró a su alrededor para asegurarse de que nadie podía oírlos y, nuevamente, se inclinó sobre el mostrador. En un murmullo apenas perceptible dijo: “Hubo una vez una vez una mujer a la que le gustaban las mayas…pero al parecer nunca atinaba a quitarlas”

    Tenten se rió, olvidando por un momento que se suponía que lo odiaba.

    Tenten: Es una de las rimas más feas que he oído jamás -dijo riéndose todavía.
    Se rieron juntos.

    Neji: Lo sé, pero al menos he ganado diez puntos.

    Tenten: ¿Diez?, te daré dos. Es tan horrible que no merece mucho más.

    Neji: claro que es horrible, piensa en el tema. Además, ¿has intentado alguna vez algo que rime con mayas? Es muy difícil y, tras verme obligado a soportar dejarme ver con Lee con las pintas que éste siempre lleva…es más de lo que cualquier hombre podría haber soportado (en aras de la amistad) además…tu no conociste a su novia…esa repelente hiperactica y lasciva mujer…cada vez que lo pienso me da un no se que –se estremeció- En cualquier caso, la rima sí era precisa.

    Tenten: Precisa, ¿por qué?

    Neji: Cuando estoy cerca de ella, siempre tengo esa sensación ofuscada, casi enfermiza, como si tuviera que escuchar a alguien cuya mente está absolutamente vacía de materia gris. Lo único que parece interesarle es tocar lo que se esconde bajo las mayas de mi amigo.

    Ella volvió a reírse mientras él la miraba, el brillo dorado de su cabello y su sonrisa radiante, conteniendo la respiración. Siete años podían haberlos cambiado a los dos, pero había una cosa que seguía siendo la misma. Cuando Tenten reía, era como si saliera el sol. Sabía que iba a necesitar más rimas.

    De pronto, su risa se apagó y su cara radiante se veló. El sol se ocultó tras una nube y fue como si un viento seco hubiera entrado en la tienda. Él se volvió para mirar qué era lo que había producido esa terrible mirada de su rostro.

    Una bella mujer de pelo castaño con un gorro de lana color cereza estaba inclinada sobre el mostrador en el centro de la sala, mirando las piezas de tejido y sonriendo mientras hablaba con las mujeres que la rodeaban. Ella alzó la mirada y captó la de él. Cuando le hizo un gesto de reconocimiento, su rostro esbozó una fugaz mueca de ternura. Neji hizo una inclinación a modo de respuesta y ella miró hacia otro lado.
    Era su ex amante, la misma que estuvo en los palcos del segundo piso el día que estuvieron en el teatro clandestino.

    Hacía mucho tiempo que no veía a Sadako, pensó, casi dos años al menos, quizá más. Tenía buen aspecto, y eso estaba bien. Sadako siempre había sido una mujer cálida y amable.

    Neji observó cómo pasaba a su lado y se volvió justo a tiempo para ver a Tenten saliendo por la puerta de la tienda. Sintió una sensación de hundimiento en las entrañas, temiendo que todos los progresos que había conseguido seduciendo a su mujer hubieran quedado reducidos a cenizas.

    Continuará………….
     
  17.  
    tamaoya

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    Tauro
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    Re: *Neji-Tenten*

    Hola!!!^^
    esta muy buno tu fic!!
    estaba esperando mucho para leerla!
    jaja me dio risa la rima!
    a lo mejor tenten, le dio celos!
    jaja es un buen progerso espero que
    no se haiga caido sus planes con ella!
    bye! sigue pronto!n.n
     
  18.  
    Jolieh Crys

    Jolieh Crys Entusiasta

    Piscis
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    Re: *Neji-Tenten*

    Hola

    la verdad es una buena continuacion
    me encanto, mas el fianl como es que puede que
    todo lo que ha logrado Neji se venga a bajo eso es muy
    tenible; y bueno me di cuenta que el formato en el que escribes
    no es el mas adecuado pero bueno para eso hay ayuda
    pero espero la continuacion y gracias por avisarme que ya estaba

    adiós cuidate!!!
     
  19.  
    NxT

    NxT Entusiasta

    Capricornio
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    Re: *Neji-Tenten*

    holaaaaaa!! me encanta
    tu ff esta increible la
    forma en que escribes y
    le das ese sentimiento
    es hermoso ^//^ me encanto
    la pesima rima de neji, hay
    cosas en las que uno no es
    bueno ¿verdad? XD en fin
    por favor pon conti >.<
     
  20.  
    EvaRS

    EvaRS Iniciado

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    *Neji-Tenten*
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    Re: *Neji-Tenten*

    Cap. 13: El príncipe destronado

    ¡Maldición! Neji cruzó la tienda de telas en busca de su mujer, pero en el tiempo en que tardó en rodear el mostrador, dos mujeres cargadas de paquetes bloquearon la puerta delante de él, cada una insistiendo en que la otra pasara primero. Tuvo que esperar hasta que lograron decidir cuál era el orden apropiado de salida; cuando consiguió salir de la tienda, le pareció que había pasado una eternidad. Alcanzó el paseo justo a tiempo para ver a su mujer doblar la esquina hacia la casa de su hermano, caminando todo lo de prisa que podía.

    - Tenten, ¡espera!

    Corrió tras ella, llamándola por su nombre, indiferente ante las miradas de la gente que pasaba a su lado, sin preocuparse de si eran nobles o no; al fin y al cabo, una “princesa” no gritaba ni corría.

    La alcanzó en la esquina, donde Ketaro y Kyrian la esperaban apoyados en un muro, el primero con los brazos cruzados y el rostro inalterable, y el segundo piropeando a una transeúnte todo sonriente, como el gato que se come el canario.

    - ¿Adónde vas?

    - A casa.

    La detuvo cogiéndola del brazo.


    -La casa de Naruto no es tu hogar.

    -Ahora sí -dijo librándose de su mano, y continuó caminando- y lo será siempre, si me dejas.

    - Podemos hablar de ello.

    -¿Ahora quieres hablar en vez de huir? -y sin mirarlo, añadió- eso no era lo que solías hacer antes. Pero, no. No quiero hablar porque no hay nada que decir. No quiero verte, no quiero pasar tiempo contigo. No quiero elegir telas para tu biblioteca. Quiero que te vayas y me dejes en paz. ¿No te gusta Hanabi como heredera? ¡Es tu problema, no el mío!

    Llegaron al final de la calle y se dispusieron a cruzarla, pero un carro estaba pasando y él tuvo que agarrarla para que no la atropellara.

    -¡Ten cuidado, Tenten, por Dios!

    Esperó hasta que hubo pasado el carro e intentó cruzar de nuevo, esta vez mirando lo que estaba haciendo. Él la siguió hasta el otro lado del camino pero, cuando ella se dirigió a la plaza, él se detuvo y contempló cómo se marchaba, esperando a ver si, al menos, volvía la cabeza y lo miraba. Pero no lo hizo.

    Se preguntó si debía seguirla, si debían hablar, pero tal y como ella había señalado con precisión, no había nada que decir. Él vio cómo cruzaba la plaza hasta la casa de Naruto, y dio un puñetazo de frustración al aire. “¡Maldita sea, justo cuando empezábamos a estar bien juntos!”

    Encontrarse con Sadako era lo peor que podría haber pasado. Tampoco ayudaba preguntarse si eso iba ocurrir cada vez que salieran juntos. Pues en su caso, no tenía ninguna disculpa.

    “Claro, te vas, como siempre.”

    No esta vez. Neji cruzó la plaza y entró en la casa justo cuando ella estaba llegando a lo alto de la escalera de caracol.

    -Tenten, ¡espera!

    No se detuvo.

    -Ahora, ¿quién es la que se va? -le gritó

    Sus palabras resonaron en la escalera, pero no hubo respuesta. Ignorando las curiosas miradas de los sirvientes, Neji subió los escalones de dos en dos, corriendo para alcanzarla, aunque no lo consiguió hasta llegar al corredor de la segunda planta. Llegó justo a tiempo para que le cerrara la puerta en la narices, pero él la abrió antes de que ella pudiera pensar siquiera en cerrarla con llave.

    Era el dormitorio de su mujer. Yumi, estaba en la habitación, colocando unos vestidos sobre la cama.

    -Yumi -dijo silenciosamente- déjenos un momento

    -No, Yumi –repuso Tenten- quédate donde estás.

    Neji no replicó, pero la empleada sabía que no era necesario. Podría ser la familia Uzumaki quien le pagase sus honorarios, pero también estaba al tanto de la situación de “su princesa”, los rumores no corren, vuelan. Hizo una breve inclinación de cortesía a ambos y salió.

    -¡Cómo te atreves a seguirme hasta mi habitación y ordenar a mi ayudante que se vaya! -gritó Tenten en el momento en que se cerró la puerta- ésta no es tu casa. ¡Fuera de aquí de una vez por todas o le diré a Naruto que te eche!

    -Ocultarte tras las faldas de tu hermano no va a resolver nada.

    -¡Fuera! ¡Vete y encuentra alguna compañía femenina por ahí!

    -Eso es algo que no voy a hacer nunca más. ¡Por Dios!, no, no voy a estar en guerra continua contigo, ni a permitir que me eches en cara cosas que ya no puedo cambiar. No hay nada que pueda hacer respecto al pasado, nada que pueda decir.

    -¿Cómo que no puedes decir nada? ¿Por qué no intentas algo ingenioso, algo inteligente, algo que me haga reír para que olvide la situación tan desagradable que he pasado? ¿Acaso no es lo que siempre hacías?

    Eso lo dejó cortado, pero se negaba a permitir que viera lo mucho que le dolía.

    -Aunque te parezca extraño, cariño, no puedo pensar en nada ingenioso, y ahora mismo no está en mi mano hacerte reír. Me gustaría poder hacerlo, pero no hay nada que pueda decir de Sadako, Matsuri, Ino o cualquier otra mujer con la que haya estado. Vas a tener que aguantarlo.

    -Simplemente olvidar y perdonar, ¿es eso? Qué conveniente para ti.

    -¿Quieres que te hable de Sadako para que tengas más razones para despreciarme? -preguntó frustrado ante la pequeñez de todos sus esfuerzos- ¿eso es lo que quieres?

    Ella no contestó.

    - A algunas de las mujeres con las que me he acostado nunca las busqué -continuó, alentado por su silencio- como Matsuri Sato, ella me utilizó y yo a ella. Puede parecer sórdido, pero es así. Sadako era diferente; ella y yo estuvimos juntos por una cosa en común, la soledad de nuestros matrimonios vacíos, sin sentido.

    El dolor surcó su rostro, un dolor que a él también le hizo daño, pero no se calló: -Sadako y yo nos consolamos mutuamente, créeme, ambos necesitábamos consuelo.

    -¡No! – ella se tapó los oídos- no quiero oírlo.

    -Tienes que escuchar, puesto que tú lo has querido y me torturas con ello. Sadako y yo fuimos amantes durante un año, ella era una compañera dulce y cariñosa, una mujer adorable. Y ambos lo disfrutamos exactamente por lo que era y el tiempo que duró.

    -Ya es suficientemente duro que tenga que ver a tus amantes por todas partes, pero no tengo por qué quedarme aquí escuchándote hablar de ellas.

    Trató de esquivarlo, pero le cortó el paso.

    -¿Por qué no? ¿Realmente te importa? -pudo ver el dolor en su rostro y supo que él era la causa, pero eso tampoco lo detuvo. Fue más lejos aún, sintiéndose seguro, cruel y, maldita sea, culpable- ¿acaso las reinas de hielo necesitan a alguien alguna vez?

    Ella volvió el rostro. De perfil, él pudo ver cómo le temblaban los labios, apretados en una línea fina.

    -Puedo decir que mi romance con Sadako no significó nada, porque eso es lo que los hombres siempre les dicen a sus mujeres, pero sería mentira.

    -Como si mentir fuera tan difícil para ti…

    -Es cierto que nada no fue; pero no fue amor ni algo parecido. Sólo dos personas solas que se gustaban y necesitaban calor y contacto humano.

    -¡Sadako estaba enamorada de ti!

    -Tonterías

    -No son tonterías. Ella estaba loca por ti y todo el mundo lo sabía, todos salvo tú.

    Su mujer hizo un intento de volverse, pero él la agarró por los hombros.

    -No era amor, Tenten, era lujuria y alguien con quien conversar después, una manera de aguantar la soledad, y eso fue todo.

    Ella inclinó la cabeza sin creerlo, pero no lo miró. Él le agarró la barbilla y alzó su rostro, viendo cómo brotaba una lágrima, que cayó en su mano y le quemó la piel como si fuera ácido.

    -¡Dios santo!

    Se alejó de ella y retrocedió hasta la ventana, odiándola por los siete años de distanciamiento entre ambos, odiándose a sí mismo aún más por haberle dado tantas razones para ello.

    -¿Qué quieres de mí? diablos, ¿qué es lo que quieres?

    - No quiero nada de ti, eres tú quien quiere algo, algo que yo no puedo darte. El amor se fue, Neji, y no puedes hacer que vuelva; algunas cosas, simplemente, no se pueden arreglar.

    Dicho esto, dio media vuelta y se dirigió hacia la puerta.

    -Cuántas veces tendré que decirlo, no puedo hacer nada por el pasado.

    -Sí, sí puedes -se irguió en el umbral y se volvió- puedes aprender, yo lo hice, aprendí a no volver a confiar en ti.

    Dicho esto, se fue.

    Él se recostó en la ventana y contempló su lecho en la casa de su hermano y el vestido verde musgo que estaba encima de él, y su risa de unos momentos antes retumbó en su mente. Él habría sacado telas de colores horribles para decorar toda su casa para ver si ella sonreía. Pero ahora se daba cuenta de que eso no serviría de nada.

    Dio la espalda a la cama y miró por la ventana, luchando contra el deseo de atravesar el cristal con la cabeza.

    -Maldita sea -murmuró recordando las duras palabras que había dicho momentos antes- maldita sea, maldita sea.

    Eso mismo había ocurrido antes muchas veces, cuando Tenten se tornaba fría y él se enojaba, cuando ella se sentía herida y él también, cuando ella no podía perdonar y él lo mandaba todo al infierno. Se marchaba y encontraba a otra mujer que no lo juzgase, que no lo partiera en pedazos y que no lo odiara. Quizá ella tuviera razón: algunas cosas eran irreparables. No importaba lo que él dijera, hiciera o intentara hacer, nunca sería suficiente. Podría aceptar los votos del celibato ahora mismo e ingresar en un monasterio el lugar más recóndito, pero no sería suficiente. Mientras él siguiera respirando, nada sería suficiente, al menos para Tenten.

    Una pareja que paseaba llamó su atención, y se dio cuenta de que eran Tintin y Kinto Uzumaki. Paseaban juntos por el sendero al final del parque oval que había frente a la casa; el propio Kinto empujaba un cochecito de bebé. Estaban sacando de paseo a su hijo Okisada, y Yumi, quien por lo visto ahora también era la niñera, trotaba unos cuantos pasos por detrás.

    Había conocido a ese matrimonio en su boda con Tenten, sabía que Tintin era la prima de su mujer, pero era raro verla por la villa en esta época del año, y más con Okisada a cuestas. Tintin era un demonio de mujer, no entendía como Kinto la aguantaba, el tipo le caía bien.

    Neji contempló cómo se detenían al lado la verja de hierro forjado. La morena sacó al niño del carrito, y se sentó sosteniendo al bebé en sus rodillas, agarrándolo por la cintura. Su marido se sentó al lado de ella, pasando un brazo tras la verja, detrás de su mujer. Eran como cualquier otra apareja afortunada, felizmente casada, riéndose y hablando, hablándole a su bebé durante una salida al parque. Eran una familia.

    Entonces apareció Tenten, cruzando el parterre frente a la casa para unirse a ellos. Llevaba la bufanda en la mano, se había quitado los guantes y el abrigo y su cabello suelto refulgía bajo el sol. Se detuvo ante la verja, la bufanda cayó al césped y tendió los brazos para coger a Okisada del regazo de su madre. Ella se lo acercó en el aire, alzándolo por encima de su cabeza, dando un lento giro mientras se reía, con la cabeza hacia atrás. Algo tan duro y doloroso como un puñetazo le estalló a Neji en el pecho.

    Trató de recomponerse, pero se sintió paralizado. Posó las manos contra el cristal, enmarcando su rostro, y miró cómo su mujer sostenía un bebé que no era hijo de él. Nunca se había sentido más desamparado, más furioso o más necesitado en su vida. Quizá debería decírselo a Tenten, pensó. Sin duda, su dolor la reconfortaría.

    Continuará………..

    PD: No sabía que había que escribir en esta sección tan sólo con guiones en vez de poner, como llevaba haciendo hasta ahora, con el nombre de cada interlocutor antes de cada conversación. Si estaba en las normas del foro la verdad es que no debí de verlo, pero como tampoco nadie hasta ahora me corrigió la falta pensé que daba igual el formato por el cual escribiese. Pero priinczzazulme advirtió en su comentario y es por eso que a partir de ahora escribiré en esta nueva forma de formato. Para los que ya estén acostumbrados a la antigua forma no os preocupeis, pues lo seguiré subiendo así pero en mi blog.

    Espero que os haya gustado la actualización del fic, pero si hay algo que no os guste o que haga mal no dudéis en decírmelo, por favor.

    Feliz día de Postsan valentín, jeje:)...nos vemos gente.;)marchaa
     
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