Mi lado Femenino

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Ruriel, 18 Febrero 2012.

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    Syel

    Syel Extraña

    Cáncer
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    Hay! esto si que ha tomado un giro inesperado, ¿Que rayos va a pensar Catherine? creéra que ella es lesviana! hay no pobre de Josephine, ahora si que ya acabo su amistad con Catherine o al menos eso pienso, o será que le doga que ella es James? pero ¿sera lo correcto? no se que pensar, y donde esta el torpe de Aron que tanto me hace reír? Si el padre de Yveth y el de Catherine no se hubieran peleado nada de esto habría sucedido...pero también nunca se hubieran enterado...aunque pienso que ella no se la va a tomar a mal si no que le dirá que la persona que le gsuta en James Garden y el (ella) se dará cuenta de que corresponde su amor y cuando regrese a su forma original irá a buscar a Catherine, o al menos eso piensa mi cerebro, gracias por invitarme como siempre y esperaré pacientemente para ver que pasa con el beso.
     
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  2.  
    lisi

    lisi Iniciado

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    guau muy interesante, que lastima que me aya dado cuenta hasta hora,pero en fin abisame del prox capitulo
     
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  3.  
    missignoneon

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    Buena la historia, me agradan los escritores que no dejan a "medias" su trabajo, mi única queja es con la narración que parece casi nula.
     
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    Ghea Kurai

    Ghea Kurai Entusiasta

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    Mitsuko-chan

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    ¡Hola! Me dio mucha tristeza el capítulo, ¿cómo que Catherine se va a ir a Alemania? que mal:/ pobre Josh, aunque eso hizo que le confesara que le gustara aunque Catherine no creo que se lo tome de la mejor manera, pero quizas Josh le confiesa que es James y si ese fuera el caso, quizas logren que el padre de Catherine y de Yvette se reconcilian, pero seguramente costaría mucho, aunque esta la posibilidad de que Yvette ayude, pero el problema es que la chica es muy orgullosa...¡AAAH! ¡Ya quiero saber! ¿Qué pasara? Espero con muchas ansias el próximo capítulo *-*
    ¡Sayonara y cuídate! ^^
     
  6.  
    Sheccid

    Sheccid Usuario común

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    — ¡Cállate, por el poder de Grayskull! — Los ataques (a escobazos) de la señora fueron certeros y precisos contra el pobre hombre. La esposa, clara admiradora de He – man, no le tembló el pulso en ningún momento con tal de hacerlo pagar su atrevimiento, bien hecho señora ama del universo.

    Uff, como me hizo reir ese párrafo, me andaba muriendo de risa XD
    ¡SE LO DIJO!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
    Uh, pero no me imagino lo raro para Lina si es que vio el momento...Yo no tengo nada contra parejas del mismo sexo, ni nada por el estilo, pero siento que Lina es conservadora y se le debió hacer extraño que una chica besara a otra y le dijera que le gustaba. Aunque tal vez...ya no era una chica...mmm...espero mejor el siguiente capi para ver.
    Excelentes capitulos, Ruriel, espero los próximos.
     
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    Ruriel

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    Mi lado Femenino
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    CAPITULO XXIII: RECONSTRUCCIÓN









    La inesperada noticia de la ira del país de Catherine, hizo que Josephine recurriera a un último recurso con el fin de detener ese inminente viaje a Alemania, pero la apresurada confesión y el beso robado de la peli púrpura podría generar el efecto contrario, ¿cómo responderá Catherine ante esta situación?





    —J-Josephine, m-me besaste en la boca.





    —¨ No puedo creerlo, bese a Catherine, que sensación tan hermosa he vivido, ¿pero que estoy diciendo?, la bese siendo chica. ¨





    —Jo…sephine.





    —S-Si Caty, ¿qué sucede?





    —Acaso tú…





    —¨Oh no, ¿ella se habrá dado cuenta que soy un chico?, maldición, creo que metí la pata.¨





    Josephine, eres…eres…





    —¨ ¿Qué?, ¿Qué? ¨





    — ¡¿Eres lesbiana?!





    — ¿Eh?, ¿lesbiana?





    —Pues, que quieres que piense, vienes y me das un beso en la boca, y encima dices que te gusto, ¿Qué más podría ser?, ¿acaso te gustan las chicas Josephine?





    —Por supuesto que no Caty, ¿Cómo se te ocurre?





    —Pero entonces… ¿a qué se debe todo esto?





    —¨ Rayos, debí imaginar que Catherine confundiría todo, es lógico, con este cuerpo que tengo, ¿y ahora que le digo? ¨





    —Vamos Josephine, estoy esperando una respuesta.





    —Mira Caty, yo lo que quise decirte es que…





    — ¡Ya volví! — Lina hacia su presencia trayendo la bebida que le había prometido a Catherine. — ¿Interrumpo algo? — Pregunto ella al notar cierta tensión entre sus compañeras.





    —No pasa nada Lina, solo que acá hubo un pequeño malentendido con Caty. — Dijo Josephine intentando justificarse.





    — ¿Cómo que malentendido Josephine?, ¿Por qué no le dices lo que acaba de ocurrir a Lina?





    — ¿Acaso me perdí de algo? — Preguntaba Lina aún confusa.





    — ¡¿Qué si te perdiste de algo?! Porque no le preguntas a Josephine que ahora parece hacerse la desentendida.





    —Entonces te lo preguntare a ti tetona. — Giro su cabeza hacia la peli púrpura. — ¿Qué fue lo que paso?





    Josephine estaba en un aprieto y debería recurrir a su ingenio para salir de este problema.





    —Eh…este yo…lo que paso fue… ¡un saludo!





    — ¿Un saludo? — Preguntó Lina extrañadísima.





    — ¿Cómo que un saludo Josephine?, eso no tienes sentido.





    —Bueno, veras Caty…— Josephine pensaba en lo siguiente que diría, tenía que ser lo suficientemente convincente para que ninguna de sus compañeras sospechara. — He leído que en Alemania se suele saludar a los conocidos de esa forma, con un beso y diciéndoles que les gusta, como forma de demostración de cariño hacia el otro. ¨Maldición es la tontería más grande del mundo, nunca me lo creerán. ¨





    — ¿En serio? — Preguntó Catherine, dándole una clara muestra que se había tragado semejante tontería.





    —S-Si, así decía el libro que leí. ¨ Vaya, parece que si se creyó esa historieta, es una bendición que Catherine sea tan inocente. ¨





    Quizás esa ridícula historia podría convencer a una muchacha ingenua como Catherine, pero para alguien como Lina no cabía dudas de que la peli púrpura les estaba ocultando algo, y ella haría lo imposible para averiguar que era.





    —Y dime Josephine, ¿en qué libro dices que leíste sobre eso? — Le interrogo Lina tratándole de hacerle pisar el palito.





    —Este, ahora mismo no lo recuerdo, creo que se llamaba que lindo es Alemania o algo así, pero te lo voy a buscar para enseñártelo Lina.





    —Está bien tetona, me gustaría leerlo mañana mismo si fuera posible.





    — ¿M-Mañana?





    —Si mañana, no creo que tengas problemas con eso, ¿o sí?





    —No, no, por supuesto que no Lina.





    —Bueno, pero cambiando el tema, aquí tienes tu bebida Catherine, este refresco es con sabor a manzana, sé que es tu favorito





    —Gracias Lina.





    — ¿Y a mí? — Le pregunto Josephine esperando que le hubiera traído algo para ella también.





    —Tú cómprate tetona, no me alcanzo el dinero para más.





    —Eres una tacaña cuatro ojos. — Dijo molesta Josephine.





    — No te preocupes Josh, compartiré mi refresco contigo. — Como siempre la dulzura de Catherine podía con Josephine.





    —¨ Es tan linda…¨ — Pensaba en su interior la chica James. — ¨ Un momento, ella me está convidando de su bebida, eso quiere decir que…beberé de la misma pajilla que ella, sería como un beso indirecto, aunque fue mucho más lindo el directo que le acabo de dar.¨





    —¨ ¿En qué se habrá quedado pensando esa tetona? ¨ — Se preguntaba Lina al verla con esa expresión de idiota en las nubes a la tetona.





    —Chicas, parece que ya se ha hecho tarde. – Decía Catherine haciendo volver a tierra a Josephine, que por un momento se había olvidado que hoy sería el último día que la vería.





    —¨ Es verdad, hoy…será la última vez que estemos juntas Caty.¨ — Otra vez la expresión de amargura invadía a Josephine, recordando que mañana partiría la chica de sus sueños.





    El día había terminado, y la despedida final de las tres seria mañana en la tarde, en el aeropuerto. Durante toda esa noche, Josephine no pudo conciliar el sueño pensando en la partida de Catherine, el hecho de no volver a verla jamás no podía soportarlo.





    Hogar de la familia Garden, tres de la mañana.





    —¨ Cielos…por más que quiera…no logro dormir. ¨ — Era una noche fatal para Josephine y el sueño no lograba conciliarlo de ninguna forma. Justamente dentro de unas pocas horas, ella debería tener la fortaleza anímica suficiente para despedirse de Catherine, aunque en verdad no sabía de donde sacar esa fuerza. — ¨ Creía que siendo mujer podría tener la posibilidad de acercarme a ella, en cierto punto lo logré, pero aún así…no pude evitar que esto pasada.¨ — Durante ese momento de relax, en cierta forma, Josephine buscaba en su mente alguna mínima esperanza para lograr que Catherine se quedara, de pronto se dio cuenta que solamente algo podría evitar que eso ocurriera. —Es cierto, es la única forma, como no lo pensé antes.





    La desvelada Josephine se levantó de su cama y vistiéndose con suma prisa se fue hacia la puerta principal de la casa, con suma delicadeza abrió la puerta del hogar y partió en su bicicleta con un destino incierto, pero que seguramente tendría algo que ver con Catherine.





    —Es la única forma…de que Catherine se quede aquí. — Mientras agilizaba los pedales, Yvette Bowery que por alguna razón se iría a esas altas horas de la noche a su casa, veía como la pechugona (Como ella le llamaba a Josephine) recorría velozmente las calles de la ciudad.





    — ¿Acaso esa no es…Josephine? — Dijo Yvette al cruzarla en su limusina.





    Josephine había llegado a su destino, la mansión Lorenz, e ingresando en el basto terreno de la enorme casa, la peli púrpura golpeo la puerta a lo que el mayordomo de la casa le abrió para recibirla.





    —Señorita Josephine, ¿Qué hace usted aquí?, ¿y a estas horas?





    —Lo lamento pingüino, sé que es muy tarde, pero necesito hablar con el señor Lorenz.





    —Es una locura, el señor no puede atenderla ahora.





    — ¡Tiene que hacerlo, mañana ustedes se van a Alemania, no hay tiempo que perder!





    Semejantes grito hicieron que el dueño de la casa se levantara de su cama para ver que sucedía.





    — ¿Que son esos gritos?, ¿Qué pasa aquí?





    —Lo lamento señor pero la señorita…





    Jonathan Lorenz observo a Josephine quien se encontraba en la puerta principal.





    —Y tú muchacha, ¿Quién eres? — Preguntó Jonathan.





    —Perdóneme la interrupción señor Lorenz, pero necesito hablar con usted y tendrá que escucharme.





    Josephine decidida a actuar de una forma u otra.









    PROXIMO CAPITULO: UNA AYUDA INESPERADA
     
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    Ghea Kurai

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    Ay! no la beso y luego le sale con eso.. :eek:
    Lina es muy inteligente... sera que descubre quien es Josephine en realidad? me gustaria que eso pasara... pero entonces... que haría Lina? ay! ay! me tortura el suspenso... Por otro lado:

    Y ahora que hará James? tengo curiosidad, curiosidad y pones este suspenso.
     
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    Ruriel

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    CAPITULO XXIV: UNA AYUDA INESPERADA




    Era su única esperanza, aferrándose a la ilusión de que Catherine no se fuera del país, Josephine fue a altas horas de la madrugada a conversar con el señor Lorenz y lograr convencerlo de que no se fueran.


    — ¿Quieres hablar conmigo?, no creo conocerte jovencita. — Decía el señor Lorenz con un ligero aire de soberbia a su alrededor.


    —Esta chica es amiga de la señorita Catherine mi señor. — Le informaba el mayordomo.


    — ¿Amiga de Catherine?, ya veo…de todas formas, estas no son hora de molestar en una casa de familia niña, me restas descanso y mañana tengo un viaje. — Dijo mientras parecía encaminarse de nuevo a su cuarto sin darle importancia a la visita de Josephine.


    — ¡Espere señor Lorenz!, se sobre su viaje a Alemania, es por eso que he venido hasta aquí a hablar con usted.


    —Jovencita, no sé si sabrás que soy un hombre muy ocupado y no estoy ni de humor ni deseo darle tiempo a una chiquilla insolente que interrumpe mi descanso.


    — ¡Pues lo lamento, pero no me pienso ir de aquí hasta que hable conmigo, así que llame a la policía o haga lo que quiera, pero no pienso retirarme!


    Jonathan Lorenz estaba enojado con la irrupción de Josephine, pero le reconocía el valor de hablarle de esa forma y en su casa, su decisión hizo quitarle una sonrisa al dueño de casa y logro ablandarlo un poco.


    —Eres una irrespetuosa niña, pero debo admitir que tienes valor, ya si fuera otra persona la hubiera atemorizado con tan solo levantarle la voz. Está bien…te daré el tiempo que quieres, después de todo ya no creo que logre dormirme de nuevo. Sígueme, iremos a mi oficina.


    —Gracias señor Lorenz. — Agradeciéndole respondió Josephine. — Y disculpa las molestias a ti también pingüino. — Dijo dirigiéndose al mayordomo de la casa.


    —No soy un pingüino señorita, y no es nada, adelante.


    Jonathan Lorenz y Josephine se encontraban en la oficina del importante empresario y luego de ofrecerle una taza de té, la chica comenzó a hablarle sobre el asunto que quería discutir con él.


    —Lamento haberme tomado el atrevimiento de venir a estas horas señor, pero esto no podía esperar.


    —Ya no hay nada que hacerle, estas aquí ahora e imagino que será importante lo que tengas que decirme.


    —Tenga por seguro que lo es señor.


    —Mmm… — Jonathan pensaba que clase de asunto podría querer discutir esta joven con él y como era de esperarse, lo único que paso por su cabeza era que se trataría con algo con respecto a Catherine. — Te llamas Josephine, ¿verdad?


    —Así es, soy amiga de su hija Catherine.


    —Imagino que esta conversación tiene que ver con ella, ¿estoy en lo cierto?


    —Sí, tiene razón señor, pero en cierta forma también usted está muy involucrado en el asunto.


    — ¿Yo también?, vaya, no logro imaginarme que es, mejor dejémonos de estos rodeos y explícame como es debido.


    —Está bien señor Lorenz, seré lo más breve y clara posible. Necesito pedirle a usted que cancele este viaje a Alemania, creo que es un grave error que se marche con su hija de por vida a un país que ni siquiera conocen.


    — ¿Estoy oyendo bien?, ¿me dices que cancele mi viaje?, ¿esto se trata de alguna broma?


    —Le estoy hablando muy en serio señor, le estoy suplicando que cancele este viaje por favor.


    Ni bien termino de afirmar Josephine su petición, Jonathan largo la carcajada de repente.


    —Jajaja, esto debe ser un chiste, no puedo creer que una niña que desconozco por completo venga a pedirme tal cosa, es una locura.


    —Señor por favor, necesito que me escuche y entienda la situación.


    —Escúchame bien…Josephine, mi hija ya con anterioridad me pidió por esto mismo que tú, una nadie, me viene a pedir a las tres de la mañana. Y la respuesta será exactamente la misma, pierdes tu tiempo, el viaje se hará y nada podrá evitarlo.


    —Pero…


    —Veo que no lo entiendes, si no escuche los motivos que me dio mi hija para quedarse, mucho menos voy a escuchar a una desconocida que se piensa que tiene autoridad sobre mí, así que deja de perder el tiempo.


    Josephine se sentía desilusionada con la respuesta del señor Lorenz y con su falta de comprensión hacia los sentimientos de su hija.


    —No puedo creerlo… — Dijo Josephine con seriedad.


    — ¿Qué cosa no puedes creer?, ¿Qué no escuche tu estúpida petición?


    —No, lo que no puedo creer es que usted sea el padre de Catherine.


    — ¿Qué dices?


    —Lo que escuchó, Catherine es una chica tierna y amable que siempre se fija en los demás y en los sentimientos de cada uno. Ella jamás haría algo que hiciera sufrir al otro, seguramente preferiría pasar ella misma por malos momentos que antes hacérselo pasar a sus seres queridos.


    —Josephine…no necesito que me digas como es mi propia hija, creo conocerla mucho mejor que tú.


    — ¡Pues no la perece!


    La voz elevada de la peli púrpura se había escuchado por toda la inmensa casa haciendo que llegara a oídos del mismísimo mayordomo.


    —¨ Veo que esa señorita no tiene ningún temor de gritarle al señor Lorenz.¨ — Pensaba el mayordomo mientras pasaba el plumero en algunos de los jarrones costosos que había en la sala principal.


    Obviamente ese grito también había llegado hasta el cuarto de Catherine, quien se despertó de inmediato.


    — ¿Qué habrá sido ese grito?, parece haber venido de la oficina de papá.


    Un tanto intranquila y con deseos de saber que era lo que pasaba, Catherine se fue rumbo a la oficina de su padre luego de ponerse las pantuflas y vistiendo solo su pijama. Lentamente ella se fue acercando al lugar, intentando no hacer ningún ruido para no alertar a nadie de su presencia. Cuando al fin llego a la puerta, abrió un poco la misma con mucho cuidado y poso sus ojos para poder espiar de quien se podría tratar.


    —¨ Ella es…Josephine, y esta con mi padre, ¿Qué estará haciendo aquí a estas horas? ¨


    En eso, Jonathan miraba con seriedad a la joven que una vez más parecía querer pasar sobre su autoridad y sin ningún recelo le había levantado la voz.


    —Ya no sé qué pensar sobre ti, no sé si creer que tienes un exceso de valentía o eres simplemente demasiado atrevida niña.


    —Lamento el exabrupto, pero es que Catherine…es muy importante para mi señor Lorenz.


    — ¿Tan grande es tu amistad con ella que estás haciendo todo esto?


    —Le puedo asegurar que es tan grande que ni usted mismo se lo podría imaginar señor, es por eso…que le estoy suplicando que no se la lleve, yo no podría… estar sin ella.


    Catherine escuchaba con emoción las palabras de su buena amiga Josephine y también le sorprendía que tanto la apreciaba la peli púrpura a ella.


    —No tenía idea…que pensaras eso sobre mi Josephine, eres grandiosa, no podría tener mejor amiga.


    Jonathan también sentía ese énfasis que expresaba Josephine en sus dichos con respecto a su hija y le llenaba de orgullo que otra persona fuera de su familia tuviera ese cariño por Catherine.


    —Ahora entiendo un poco más…del porque mi hija ama tanto esta ciudad, en especial…a sus amigos.


    — ¡Si lo entiende entonces detenga este viaje, ella se lo agradecería toda su vida!


    Para darle más fuerza a la petición de Josephine, Catherine ingreso a la oficina que tenían dentro de la mansión Lorenz, para pedirle por lo mismo que su compañera.


    —Josephine tiene razón papá.


    —C-Catherine. — Dijo con sorpresa la peli púrpura.


    —Josephine, agradezco muchos tus palabras. En verdad me siento muy alagada y emocionada a la vez.


    — ¿Acaso tu oíste lo que estábamos hablando con tu padre?


    —Sí, escuche todo lo que dijeron, por eso…papá, te lo pido una vez más, déjame quedarme aquí en esta ciudad, junto a mis valiosas amigas.


    Jonathan estaba un poco más inseguro de estar tomando la decisión correcta, pero pese a ello y sabiendo que a su hija este viaje la haría muy infeliz, él no tenía otra elección que irse al exterior para evitar la quiebra de su empresa.


    —Hija, la verdad es que yo quisiera quedarme, pero…


    Repentinamente un golpe a la puerta interrumpió al dueño de casa, se trataba del mayordomo y parecía que traía novedades con respeto a la presencia de ciertas personas.


    —Discúlpeme señor, pero tiene visitas.


    — ¿Más gente?, ¿y ahora quien se atreve a venir a estas horas?


    A penas dicho esto, una chica acompañada de un elegante caballero, hacían su entrada al cuarto, para sorpresa de los que se encontraban presentes allí.


    —No puede ser, tú… ¿tú qué haces aquí? — Preguntaba con asombro Jonathan a su reciente visita.


    —Qué forma de saludar a un ex socio, pero no me extraña nada de ti Jonathan, agradece a mi hija que me pidió que viniera. — Respondió Ronald Bowery quien venía acompañado de su hija Yvette.


    —Yvette, tú también estas aquí, pero… ¿por qué? — Le preguntaba Catherine a su ex amiga.


    —Catherine, creo que es hora de que nuestras familias charlen de sus problemas y lo solucionen de una buena vez, y que mejor que sus hijas para hacerle asentar cabeza.


    Yvette tomando una extraña medida, intenta detener el conflicto familiar con los Lorenz, ¿lograra conseguirlo?




    PROXIMO CAPITULO: UNA FUERTE AMISTAD
     
    Última edición: 3 Enero 2014
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    Ruriel

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    CAPITULO XXV: UNA FUERTE AMISTAD





    Catherine se encontraba con serios problemas para convencer a su padre de dejarla vivir en el país y no irse hacia Alemania, donde le aguardaban grandes negocios al señor Lorenz. Pese a sus suplicas todo parecía suponer que la decisión sería indeclinable, pero la inesperada intervención de Yvette y su padre Ronald, podría producir un giro a esta situación.



    Tanto Jonathan Lorenz como Ronald Bowery se miraban seriamente, era un momento de silencio que parecía iba profundizarse aún más, hasta que finalmente el padre de Catherine decidió tomar la iniciativa.



    — No pensé que volvería a verte por mi casa Ronald. — Pronuncio con clara sorpresa el dueño de casa.



    — Como te lo dije anteriormente Jonathan, vine porque mi hija me lo pidió, y por lo que veo me doy cuenta que tenía sus motivos. — Miraba de reojo la expresión de preocupación de su hija y como observaba a su amiga Catherine que se veía de la misma manera.



    — ¿A qué te refieres?



    — Me entere por Yvette de que planeas irte al exterior, ¿estoy en lo cierto?



    — Je, vaya…las noticias corren rápido en esta ciudad, otro buen motivo para querer irme de aquí. Si…es verdad Ronald, mi hija y yo partiremos hacia Alemania mañana temprano.



    — Veo que era cierto entonces.



    — Mira Ronald, hace un tiempo que los negocios no están funcionando como esperaba en mi empresa, es por eso que esta oferta de trabajo me vino en el momento justo, no puedo ni pensar en rechazarla.



    — ¿Aun cuando tu propia hija te pide que se queden?



    — Mi hija insiste en quedarnos, quizás podría llegar a entender el porqué de su pedido, pero en la situación en la que nos encontramos actualmente…eso es totalmente inadmisible.



    Ronald miraba con la determinación que hablaba su ex socio y como pasaba por arriba los deseos de su propia hija.



    — Veo que no has cambiado nada Jonathan.



    — ¿En que no he cambiado según tú?



    — En las prioridades que tienes Jonathan, siempre pones en primer lugar tus negocios que a la gente que te rodea.



    — ¡¿Cómo dices?! Vas a decirme lo mismo que me dijiste cuando rompimos la sociedad que teníamos.



    — ¡Si es necesario la haré Jonathan, insistiré hasta que cambies tu manera de ver las cosas!



    — ¡Nunca cambiare Ronald, ¿me oyes?, nunca lo haré!



    La calma que quería aparentar hasta ahora Jonathan se había ido por la borda debido al insistir de Ronald y la acusación por su comportamiento tan frio hacia su hija.



    El elevar la voz había puesto en alerta a las chicas que no querían que sus padres se fueran a las manos en este momento tan delicado.



    — ¿Qué haremos Yvette?, la situación se ha complicado más de la cuenta, si no los detenemos…



    — Espera Catherine, dejemos pasar un rato más, quiero comprobar algo.



    — ¿Comprobar algo?, ¿pero que quieres probar?, ¡¿que no ves que están a punto de irse a las manos?!



    — No Catherine. — Dijo Josephine metiéndose en la conversación. — Yvette parece confiar mucho en su padre, seguramente tenga un plan, ¿me equivoco ricachona?



    — Ja, algo parecido pechugona, aunque más que confiar en mi padre…confió en la amistad tan grande que tuvieron hace tiempo atrás.



    — Yvette, ¿de verdad crees que nuestros padres puedan dejar de lado sus diferencias?



    — No nos queda otra opción que esperar y creer en ellos Catherine, quizás ellos puedan cambiar sus diferencias, al igual que yo…quiero volver a ser tu amiga.



    Esas palabras dejaron con la boca abierta a Catherine quien no creía lo que escuchaba.



    — ¿Lo dices en serio…Yvette?



    — Yo nunca quise perder tu amistad Catherine, recién ahora me doy cuenta…de lo maravillosa que eres. — Le dijo la rubia con una hermosa sonrisa que hacía años que no mostraba.



    — Yvette… — Catherine sentía una enorme alegría, ya que una gran amiga parecía que había vuelto a su vida, una chica a la que incluso llego a considerar su hermana.



    En tanto, Ronald y Jonathan tenían su propio asunto que resolver, era una disputa que tenía su pasado y en el cual también hubo una fuerte amistad.



    — Jonathan, ¿qué ha pasado contigo?, yo aún recuerdo lo que solías ser en tu juventud, no pudiste olvidarlo, ¿verdad?, en algún momento tú fuiste un ejemplo para mí, un ejemplo como persona…y como amigo.



    Jonathan se replanteaba las palabras de su ex socio y amigo, y el recuerdo de un acontecimiento de su adolescencia lo llevo a meditar sobre lo que pasaba.



    Flashback.



    Un par de jóvenes venían a la carrera tratando de evitar una futura reprenda por llegar tarde el primer día de clases en la universidad.



    — Ronald, te dije que pusieras el despertador más temprano, mira la hora que es.



    — Lo siento Jonathan, pero despertar dos horas antes de la clase me parecía una exageración. —Jonathan y Ronald compartían habitación en un costoso hotel en el centro de la ciudad, claro la convivencia era algo complicada entre ellos.



    — Sí, y sobre todo poco tiempo para ti que llegaste a las seis de la mañana la noche anterior, ¿me quieres decir cómo se te ocurre salir de fiesta el día antes de las clases?, realmente tienes poca consciencia de tus actos.



    — Lo siento amigo, pero yo a diferencia de ti quiero seguir teniendo vida social.



    — Ya habrá tiempo para eso, pero nuestra prioridad en este momento es estudiar, ¡¿acaso no lo entiendes?!



    — Sí, sí, lo sé, le daré más importancia a los libros Jony, caray, ya te pareces a mi padre.



    — Te vendría bien que ellos estuvieran acá para que no hagas tantas tonterías.



    — ¿Tontería? — De repente Ronald se quedó pensando en lo dicho por su amigo.



    — ¡¿Por qué te detienes?, apresúrate!



    — ¿Dices que pierdo el tiempo en tonterías?



    — Eso fue lo que dije Ronald, ahora quieres apresurarte por favor.



    Sin motivo alguno Ronald comenzó a reír con ironía ante el asombro de su compañero.



    — ¿Y ahora porque te ríes?



    — Me rio de ti mi querido amigo, ya que dijiste que hago tonterías, je, pues déjame decirte… ¡que me dedico a este tipo de tonterías! — Dijo gritando como un loco y enseñándole la fotografía de una hermosa chica de cabello castaño quien lo abrazaba del cuello. — Lo ves, ella se llama Susan, tiene un cuerpo tan sensual y su cabello, ahh, su cabello huele a flores amigo y deberías ver la forma de besar que tiene esta chica, es una verdadera loba salvaje.



    A la vez que Ronald hablaba con lujo de detalle de su nueva conquista, Jonathan lo miraba a su amigo muy calladito, pero con bastante exasperación dentro de su interior.



    — Ronald…



    — ¿Eh?, ¿qué pasa?, ¿me tienes envidia?



    — Tu…tu… ¡Tú me detuviste para contarme tu nueva aventura, grandísimo idiota, ahora sí que llegamos tarde!



    Los muchachos salieron a gran velocidad, como si sus pies estuvieran impulsados por algún cohete o algo parecido, sin siquiera creerlo, ambos habían llegado a horario, gracias a sus veloces piernas que les permitieron llegar en tiempo record.



    — S-Si, que me hiciste correr compañero. — Dijo exhausto el pobre de Ronald, que traspiraba igual que si hubiera estado en un sauna.



    — Eso es tu culpa para haberme demorado tanto, de todas maneras parece que tuvimos suerte, recién están entrando todos los alumnos.



    — Era de esperarse Jonathan, hoy es el primer día en la universidad, es normal que se retrase todo un poco más. Tengo entendido que todos los años se acostumbra a hacer una presentación por parte del director del establecimiento.



    — Es normal ese tipo de protocolo en distintos colegios o universidades, no sé por qué debería sorprendernos.



    — Ja, pero recuerda que yo siempre me salteaba esos aburridos discursos y me iba a comprar comida a McDonalds.



    — Cómo olvidarlo, tú siempre me traías la hamburguesa más pequeña.



    — Pero deberías agradecerme que siempre te traía algo para comer en los recreos, no lo olvides nunca.



    — Supongo que tienes razón.



    — Después de todo, humildad es mi apellido, y generosidad mi nombre o ¿se decía al revés? — Mientras Ronald se ponía a pensar en su extraña y algo ridícula frase, su amigo no parecía prestarle demasiada atención, más que sus ojos apuntaban a una determinada dirección, a una persona en particular que le había llamado la atención. — Hey, ¿me estas escuchando?, te estoy diciendo que… — Pero inmediatamente el joven rubio también presencio a esa maravilla que había llamado la atención de Jonathan. Era la figura de una hermosa joven que ya de por si con sus bellos ojos esmeraldas atraían a cualquiera que la viera. — Pero… ¿Quién es esa chica? — Pregunto habiéndose quedado sin palabras.



    — Eso…quisiera saber yo amigo.



    Jonathan recibía el típico flechazo a primera vista que cualquier joven suele tener en su adolescencia, ¿de qué tipo de chica se tratara?





    PROXIMO CAPITULO: EL FLECHAZO QUE PELIGRA LA AMISTAD.
     
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    Ghea Kurai

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    Por fin! ya agregaste un nuevo capitulo de esta historia :)
    Y ahora sabremos algo más del pasado de estos dos padres, no puedo imaginarme a Ronald Bowery, el estricto padre, ser tan irresponsable e inmaduro, al menos en ese sentido. Bueno no me queda mas que esperar el siguiente capitulo. Hasta entonces Ruriel!
     
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    Ruriel

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    CAPITULO XXVI: EL FLECHAZO QUE PELIGRA LA AMISTAD





    Ahí estaba ella, ante los ojos de esos dos chicos incorregibles llamados Jonathan y Ronald, pero lo que desconocían era la importancia que tendría en sus vidas esta linda joven.



    — ¿Dime que no estoy soñando Ronald? — Jonathan ni siquiera era capaz de parpadear deslumbrado con esa joven, que a parte de su notable belleza que estaba a la vista, una sensación extraña le invadía por su cuerpo al verla sonreír con sus amigas. — ¿Ronald? — De repente Jonathan se dio cuenta que estaba hablando solo, había sido cosas de segundos que su compañero de inmediato se acercó hasta esa chica tan atractiva. — Ese canalla, sí que no pierde su tiempo.



    Más allá de su broca, Jonathan quedo solo en ese lugar mirando como su amigo obviamente quería sacar ventaja de la situación y porque no, agregar a esta chica a su lista extendida de novias.



    — Que se puede hacer, definitivamente soy muy lento para decidirme a avanzar con una chica. En ese sentido quisiera parecerme un poco más a Ronald y tener su confianza. — Jonathan seguía reprochándose su lentitud, pero en eso, su amigo parecía que lo llamaba a platicar junto a esta chica tan interesante y la amiga que la acompañaba.



    — ¡Hey, Jony, no te quedes allí parado, ven aquí con las chicas, no te morderán!



    —¨ Ese idiota, le gusta hacerme pasar el ridículo, ya vera cuando lo agarre. ¨— Pensaba con mucho enfado. — ¡Ya voy Ronald! — Un tanto nervioso y molesto con el comentario de su amigo, Jonathan se acercó donde se encontraban él y las chicas para tratar de comunicarse con esa chica misteriosa.



    — Vaya, pensé que si no te llamaba te quedarías allí solitario amigo. — Le dijo Ronald ni bien Jonathan se puso delante de él y las chicas.



    — Deja de querer presumir delante de la gente Ronald, yo te conozco bien.



    —Ya, ya, solo quería presentarte a las chicas, eso es todo. Bueno, la lindura que está a mi izquierda se llama Carol Byrne. — La chica saludaba a Jonathan dándole un beso en la mejilla, esta jovencita era bastante alta con cabello negro atados a un par de coletas y ojos café. — Y la princesa que está a mi derecha se llama Margaret Walton. — Esta chica a diferencia de la anterior tenía una estatura mediana, también delgada de lindos y llamativos ojos color rosados y de largo cabello azul.



    — Encantada de conocerte. — Termino diciendo la última jovencita, logrando así enrojecer a Jonathan.



    — E-El gusto es mío. — Respondía él, no logrando ocultar sus notables nervios por estar cerca de esta chica quien llamó su atención de un flechazo.



    — Tu amigo Ronald nos estaba diciendo que eres muy estudioso y por eso lo traías corriendo, ¿es eso cierto?



    — ¿Eh?, bueno, en verdad yo… — Decía Jonathan apenado cosa que provoco que su inseparable amigo le diera una palmada en la espalda para hacerlo entrar en confianza.



    — ¡Vamos mi amigo, quítate esa timidez, ya le he hablado a las chicas sobre ti, no te preocupes!



    — ¡Pues eso me preocupa, ¿o es que acaso eres mi representante que tienes que hablar por mí?!



    — ¡Jonathan, es que tú hablas menos que mi periquito que en paz descanse!



    Las chicas miraban con incredulidad la ferviente charla de los amigos.



    — ¿Puedes creerlo Carol? — Dijo Margaret sonriente.



    — Es verdad, está hablando de su periquito muerto.



    — No me refiero a eso, quiero decir que estos chicos…son muy simpáticos. — Reconocía Margaret a su amiga Carol, pero ninguno de los dos alcanzo a oír las palabras de la muchacha por estar discutiendo.



    Ronald se despidió de Margaret y su amiga, a lo que Jonathan hizo lo mismo más tímidamente. Ya yéndose hacia el apartamento que compartían, los chicos hablan sobre esas jóvenes en especial de una.



    — ¡No lo puedo creer amigo!, ¡¿viste los ojos de esas chica Margarte?! Y el cuerpo que tiene, en verdad no podía dejar de mirarla.



    — Tú siempre dices lo mismo Ronald, no deberías usar a todas las chicas de esa manera.



    — Ah, eres un aguafiestas Jony, además esta vez creo que puede ser diferente.



    — Eso también lo he escuchado antes.



    — Pues amigo nunca se sabe. — Le dijo mientras ponía su brazo sobre su hombro. — Las personas a veces cambian, quizás esta chica…logre cambiarme.



    Increíblemente Jonathan sentía que algo de sinceridad tenían esas palabras de su amigo, lo que más le extrañaba a él era el por qué le molestaba que le dijera algo así, más teniendo en cuenta que Margaret era una chica que apenas había visto ese mismo día. Todas esas cuestiones las había dejado de lado esa tarde, pero más adelante volverían a replantearle varias cosas.



    Ya en el hotel, Ronald agotado dormía en su cama, en tanto su compañero de cuarto seguía intranquilo y pensando en aquella chica llamada Margaret.



    — ¨ Rayos, no puedo cerrar un ojo, todo culpa de este tonto y sus idioteces. ¨ — Eso se decía Jonathan así mismo, pero sabía que no era tan así y que su verdadera causa de insomnio tenía un solo nombre, Margaret. — Esa chica…es…muy linda.



    La noche siguió así para nuestro amigo y como era de esperarse el descanso fue completamente nulo ese día. Y a la mañana siguiente…



    — ¡Vamos holgazán, a levantarse es hora de ir a la universidad! — Decía Ronald luego de abrir las cortinas de par en par, dejando entrar esos brillantes rayos de sol al dormitorio.



    — Déjame en paz. — Le respondía su amigo aun con su cabeza tapada por la almohada.



    — ¿Qué te deje en paz?, parece como si fuera yo el que hablara, ¡tú eres el estudioso en este cuarto!, ¡vamos levántate! — Respondía Ronald quitándole con algo de rudeza la almohada para que se levantara de una buena vez. Al verle la cara de Jonathan, el joven Bowery notaba el ánimo de su compañero. — Oye amigo, parece como si te hubiera pasado un camión por encima. — Diciéndole especialmente por la ojeras de Jonathan.



    — Ya déjalo Ronald, tienes razón…es hora de irnos. — Con desánimo y mucho cansancio Jonathan se levantó de su cama. Sin desayunarse y vistiéndose a las apuradas con su uniforme algo arrugado, ambos se dirigieron al recinto. En el camino Ronald quiso averiguarle el motivo de su larga noche de insomnio.



    — Jony, la verdad es que nunca te había visto en este estado, ¿acaso bebiste a mis espaldas?



    — Claro que no Ronald, yo no soy como tú.



    — ¿Entonces esas cataratas sobre tu cara se debe a un mal sueño mi amigo?



    — Tsck, no seas molesto Ronald, solo estoy algo cansado eso es todo.



    — Mmm, no es muy convincente tu justificativo, pero déjalo, no es que me importe tanto lo que haces, además tengo otras cosas en que pensar.



    — ¿Si?, ¿Cómo qué?



    No paso ni un segundo de esa pregunta, que Ronald tenía a su vista y a muy pocos metros de distancia a su asunto de importancia del que tanto hablaba.



    — Vaya, debe ser coincidencia o una señal del destino. Justo estaba pensando en ella.



    — ¿Eh? — Jonathan no entendía de que hablaba su amigo así que siguió la dirección a la que estaba mirando y se dio cuenta de que se trataba. — ¡Es ella! — Dijo asombrado al ver a Margaret.



    — Si mi amigo, esa linda chica nuevamente esta en mi camino, definitivamente esto es una señal.



    — ¿Una señal?, ¿de qué rayos estás hablando?



    — Tú solo observa y lo veras. — Ronald se adelantó de su compañero para acercarse a Margaret, que esperaba en la esquina hasta que los autos le permitieran avanzar. En tanto Jonathan solo se quedaba de observador de ellos dos.



    — ¨ Nunca me intereso las cosas que hiciera Ronald con las otras chicas, pero… ¿por qué con ella me molesta tanto? ¨ — Esa pregunta quizás era algo que le molestaba a Jonathan, más que nada por no encontrarle ninguna clase de explicación a la misma.




    Pasó el tiempo y las cosas venían avanzando muy bien entre Margaret y Ronald, hasta que en uno de esos días, el joven de cabello rubio y que por ese entonces solo se dedicaba a conquistar chicas, le informo de algo muy importante a su mejor amigo.



    — ¡Jonathan, ¿estás aquí?! — Entraba gritando al cuarto que compartía con su amigo y viendo a Jonathan recostado en su cama, inmediatamente le dijo la noticia.



    — Que son eso gritos Ronald, ¿te fijaste la hora que es?



    — Deja de pensar solo en dormir, hay algo que debo decirte y es de gran importancia.



    — ¿Y que podría ser tan importante para que me despiertes así?



    — Yo…estoy de novio.



    — Puff, que novedad, ¿y esta que numero de novia vendría siendo?



    — Deja de hacerte el sarcástico, esta vez va en serio.



    — ¿Ah sí?, debe de tratarse de una chica muy especial para que digas algo así.



    — ¡Y lo es!, Jonathan esta chica… en verdad es especial.



    La forma en que lo decía le hacía pensar de qué hablaba muy en serio.



    — Pareces sincero, ¿acaso conozco a esta chica?



    — ¡Claro que la conoces amigo, es Margaret, yo estoy de novio con Margaret!, ¿no es maravilloso?



    — ¿Qué? — Semejante noticia había descolocado a Jonathan, allí fue que comenzó a darse cuenta del porqué de su molestia ante esta posible relación.



    ¿La noticia causará un futuro enfrentamiento entre estos amigos?





    PROXIMO CAPITULO: DECISIÓN
     
    Última edición: 17 Abril 2014
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    Syel

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    Hola!
    Después de mucho tiempo, vengo a comentar.
    ¿Así que todo comenzó desde ese punto? A pesar de que dicen que fue por los negocios, considero que en realidad todo se fue a la basura desde que Ronald se unió con Margaret y lo del negocio solo fue la gota que derramó el vaso :/
    Al principio creí que ella le haría caso a Jonathan, por eso de que era el mas callado y estudioso, pero me la cambiaste y me saco de onda. De cierta manera le siento lastima a Jonathan, si él hubiera sido más listo pues hubiera alcanzado primero a Margaret...
    Sé que tienes problemas, pero en verdad espero que ambos se reconcilien un poco, no por ellos sino por sus hijas, ya que su egoísmo las esta separando, cuando ellas son las mejores amigas que podrían haber y al menos yo creo que irse a Alemania solo arruinara mas la vida de estas chicas.
    En cuanto a narración, es sencilla de leer y fácil de comprender, tal vez solo falta un poquito más de narración, ya que hay muchos diálogos y casi nada de descripción de las emociones o algo por el estilo...no vi errores, creo que todo esta muy bien.
    Gracias por la invitación y nos vemos para el siguiente capitulo ^^
     
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    Ruriel

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    CAPITULO XXVII: DECISIÓN





    La noticia del noviazgo entre Margaret y Ronald fue algo que incomodo notoriamente a Jonathan, esa misma noche y como las anteriores que había tenido en la que le fue imposible conciliar el sueño, el joven Lorenz saco una conclusión sobre su malestar ante la relación de su mejor amigo.



    — ¨ Quería negarlo, pero ya no cabe dudas.¨ — Jonathan se daba vuelta y observaba a su amigo que dormía plácidamente, ese día Ronald llego bastante tarde al departamento, obviamente ocupado en compañía de Margaret. — ¨ Yo me he enamorado…de Margaret, la novia de mi amigo. ¨ — Sus pensamientos le traían culpa por sentir esto por alguien que quizás le podía cambiar l vida a Ronald, pero también sufría por saber que ella ya tenía dueño. — ¨ ¿Que haré ahora? , le diré lo que siento, ¿o solamente me quedare mirando como disfrutan de su tiempo ellos dos? ¨



    Esa duda estaba en la mente de Jonathan, y pasar el siguiente día ya se había decidido por una opción, confesarle sus sentimientos a aquella chica, aun sabiendo de las consecuencias que esto traería



    Y yendo solitariamente hacia la universidad, Jonathan meritaba su determinación.



    ¨ No tiene que haber arrepentimientos, debo decírselo, quizás ella podría ser la mujer de mi vida, no puedo ocultarle lo que siento. ¨



    El destino le jugaba una oportunidad prácticamente deseada, ya que por ese mismo camino, Margaret caminaba solitariamente hacia la misma dirección. Esta era la chance que buscaba Jonathan.



    — ¡Margaret! — Le gritó esperando que se detuviera.



    — ¿Eh?, oh Jonathan, que coincidencia. — Decía ella con su habitual amabilidad.



    — Si, es verdad, que coincidencia.



    — Parece que hoy llegaremos juntos a la escuela.



    — Bueno, eso parece, espero no molestarte.



    — Jaja, por supuesto que no, me da gusto encontrarme con un conocido camino a la universidad.



    Los dos compañeros universitarios fueron juntos hacia el recinto, había una notoria atmosfera de felicidad entre ellos, parecía que el entendimiento era mutuo entre Jonathan y Margaret. Habían hablado de varias cosas en pocos minutos mientras caminaban, y eso era el principio de algo quizás muy bueno para ambos.



    — Así que Ronald te dijo de lo nuestro, sí que es rápido en contar las cosas.



    — Creo que lo entiendo, se notaba que estaba feliz en contármelo.



    — ¿Tú…lo crees? — Pregunto algo apenada por saber que Ronald sintiera esa alegría por estar con ella.



    Jonathan la veía y buscaba algún gesto de su parte que le dijera que tenía dudas sobre la relación que había empezado con su mejor amigo, pero los ojos de Margaret no mostraban ningún tipo de dudas y eso si le sorprendió.



    — Tú también pareces muy feliz Margaret.



    — Lo estoy, es que es la primera vez…que me enamoro de alguien.



    — ¿Lo dices en serio?



    — Sí. — La sonrisa de Margaret era muy sincera y sus palabras aún más, eso le quitaba las pocas esperanzas a Jonathan, esta chica en verdad quería a Ronald.



    Fin del Flashback:



    — ¡No puede ser, su esposa y mi padre entonces…!



    — Si Yvette, mi esposa Margaret y Ronald se enamoraron en aquella ocasión. — Afirmo Jonathan a la perturbada chica.



    — Debe ser una broma. — Los ojos de Yvette se mostraban desorientado al igual que su mente que no lograba entenderlo.



    — Papá, ¿qué es lo que estás diciendo?, ¿estas insinuando que mamá y Ronald salieron antes que se casara contigo?



    — Catherine, sé que esto es difícil de comprender pero así fue. Yo no existían en la vida de tu madre por entonces, ella solo tenía ojos para Ronald.



    Josephine estaba preocupada del rumbo que llevaba este relato y del daño que le estaba causando a Catherine.



    — Señor Lorenz, creo que ya Catherine e Yvette han escuchado demasiado.



    — A mí no me parece. — Dijo Ronald con gesto muy serio y sin quitarle la vista a su ex socio y amigo. — Yo creo que te queda mucho por decirle a tu hija y a la mía Jonathan.



    — Es cierto Ronald, aún tengo que decirles mucho.



    — Papá, ¿cómo fue que mamá y tú se enamoraron?, ¿Qué paso con el señor Bowery entonces?



    — Catherine, tu madre quería a Ronald, pero yo me comporte como un cobarde.



    — ¿Por qué dices eso?



    — Yo estaba muy celoso de la relación que tenían, amaba mucho a tu madre, lo sigo haciendo Catherine. Por eso…decidí interferir en la felicidad que ellos tenían.



    Flashback:



    El noviazgo estaba llevando un buen puerto y cada día se me hacía más difícil para mí, en una de esas jornadas tan largas, nuevamente me encontré con Margaret, ahí cometí el grave error de hacer sufrir a la mujer que amaba y a mi mejor amigo.



    — Jonathan, otra vez nos encontramos. — Le saludaba Margaret con esa brillante sonrisa que lo deslumbraba.



    — H-Hola Margaret, es cierto, parece que estoy de suerte.



    — Por favor Jonathan, que dices, haces que me incomode.



    — Por cierto, ¿dónde está él?, tendría que acompañar a su novia a la universidad, ¿no lo crees?



    — Jajaja, bueno es verdad, pero él me dijo que tenía que hacer algo importante hoy, por eso me pidió que me adelantara.



    — ¿Algo importante?



    — La verdad no sé de qué se trata, pero se oía bastante serio cuando me habló por teléfono. Y tú sabes que Ronald no es del tipo de persona que no se tome a broma las cosas.



    — Bueno, eso es verdad, él no es particularmente serio. — Jonathan notaba algo raro en Margaret, especialmente en su estado de ánimo y quería saber el motivo. — ¿Estas bien?, pareces preocupada.



    — Bueno, como decirlo, yo amo esa forma de ser de Ronald, tan despreocupado e intentando vivir la vida al máximo todo el tiempo. Es el tipo de persona que quizás se aburre fácilmente de todo y de todos.



    — ¿Y entonces?



    — Tal vez me preocupe que también se llegara a aburrir de estar conmigo. Eso…me dolería mucho.



    — No debes preocuparte. Ronald quizás sea frívolo y algo infantil, pero sé que nunca había sentido amor por ninguna chica, tú eres especial para él Margaret.



    — Hablas como si hubiera tenido un harem de chicas.



    — ¡Eh!, por…supuesto que no lo tiene, ¿cómo crees?, jajaja.



    De casualidad y saliendo de uno de los recreos que tenían en la universidad, Jonathan vio a su amigo hablando con una chica que no era Margaret, estaban bajo un rincón bastante oscuro, como intentando no ser visto por los demás.



    — Esa chica…sé que la he visto en alguna parte. — Jonathan los espiaba escondido detrás de un árbol y al ver con más detenimiento se dio cuenta de quien era la mujer que hablaba con Ronald. — Es verdad, es esa tal Susan, la que estaba en la foto que me enseño aquella vez. Pero que hacen charlando en un lugar así y como escondiéndose de los demás, acaso… ¿estará engañando a Margaret? — La imaginación y los celos de Jonathan hicieron ver solo la realidad que el creyó y cometió un error aun peor tras eso. — No puedo dejar que las cosas se den de esta manera, tengo que decírselo a Margaret.



    De inmediato él fue a encontrarse con Margaret, allí a solas le dijo lo que había visto. Al principio la chica no quería reconocer esa realidad que le pintaba el joven Lorenz, pero pocos minutos después las lágrimas invadieron a esta joven enamorada y defraudada que tenía algunas sospechas al respecto.



    — Debí imaginarlo, tendría que haberme dado cuenta de lo que estaba pasando, fui una tonta por creer en él. — Se reclamaba así misma y sin dejar de soltar lagrimas a cada momento.



    — No te culpes Margaret, tú tenías tus sospechas acerca de él, nunca me imaginé que fuera capaz de hacerte daño a ti, creí que había cambiado.



    En eso el susodicho se presentó ante ellos y ahí comenzó el principal conflicto.



    — Hola Jony. — Saludo primero a su compañero. — Hola princesa como has… — Paff, se escuchó como un estruendo, era el fuerte cachetazo que le había propinado Margaret a Ronald y que lo dejo mirando hacia un costado. — ¿Por qué…me pegaste? — Ronald dirigió su vista hacia la chica y se tomaba su mejilla marcada por sus dedos.



    — ¿Y aun lo preguntas?, esto se terminó Ronald.



    La feliz pareja terminaba su breve noviazgo, ¿acaso Ronald en verdad cometió un error?





    PROXIMO CAPITULO: EL ERROR DE JONATHAN
     
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    Ruriel

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    CAPITULO XXVIII: EL ERROR DE JONATHAN





    Margaret había roto la relación sorpresivamente, ¿por un malentendido?



    — ¿Dijiste…que terminamos? — Le preguntó un acongojado Ronald a Margaret.



    — Tú deberías de saberlo Ronald, ¿cómo te atreves a preguntármelo?



    — ¡Es que no lo entiendo Margaret, vengo a saludarte de buena manera y me encuentro con un cachetazo de respuesta, yo debería preguntare que es lo que pasa!




    — Ya se todo Ronald.



    — ¿Saber?, ¿saber qué?



    — ¡Lo tuyo con esa chica, no te hagas el desentendido Ronald!



    — Pero… — La confusión e Ronald era grandísima y con esa incredulidad en su mirada observo a su amigo buscando una respuesta. — Jonathan, ¿acaso sabes de que está hablando?



    — Si, lo se Ronald, y debo decirte que yo estoy de su parte.



    — ¿De su parte?, tú también estas raro Jonathan, ¡díganme de una vez que es lo que está pasando! — Dijo ya con bastante enfado.



    — Esta bien, tú… — Margaret iba a explicarle la situación pero Jonathan se lo impedía levantándole la mano. — ¿Qué pasa Jonathan?, ¿Por qué me frenas?



    — Yo se lo diré Margaret, quiero saber cómo va a justificarse. — Decía Jonathan con mucha seriedad.



    — Si tú insistes Jonathan está bien, díselo, de todas formas yo ya no tengo nada que ver con él. — Afirmaba Margaret con gran determinación.



    — Espera Margaret, ¡¿como que no tengo nada que ver contigo?, se supone que somos novios, ¿o acaso ya lo has olvidado?!



    — Él que parece haberlo olvidado eres tú Ronald.



    Ronald miraba a Margaret, quien le hablaba con una dureza inexplicable para él.



    — Te vi con Susan, y se lo conté a ella. — Le aclaro Jonathan a su amigo que no salía de su asombro.



    — ¿Con Susan?



    — Fue en uno de los recreos que tuvimos en la universidad Ronald, te vi en un rincón tratando de que nadie te viera, ya no puedes mentirnos.



    — ¿Mentir…dices? — Ronald sospechaba que su amigo y compañero de cuarto intentaba interponerse en su relación con Margaret y se lo hizo saber inmediatamente. — Ahora entiendo, debí imaginarme que fuiste tú Jonathan.



    — Por supuesto que fui yo quien se lo conto Ronald, heriste los sentimientos de Margaret, no podía permitírtelo aunque fueras tú.



    — Jonathan… — Ronald estaba cabizbajo pero con una notoria furia contenida. — ¡Eres un maldito! — El joven Bowery se arrojó con furia encima de Jonathan y comenzó a golpearlo en el piso con interminables puñetazos en el rostro. — ¡Estabas celoso de mí, ¿verdad?, no aguantaste que me enamorada, no aguantaste verme con una mujer como ella, ¿verdad?!



    Margaret estaba horrorizada, e intento por todos los medios detener este lamentable espectáculo entre amigos.



    — ¡Detente Ronald, deja ya de golpearlo!



    — ¡No lo haré Margaret, no hasta que me diga que es lo que se propone!



    — ¡¿De que estas hablando?, él no se propone nada, no lo culpes por tu infidelidad!



    — Yo no te fui infiel Margaret, la verdad es… — Ronald no pudo terminar su frase al recibir un fuerte impacto en su rostro, propinado por Jonathan que aprovecho su momento de distracción.



    — No permitiré que la sigas lastimando Ronald, esto se acabó. — Le dijo Jonathan mientras se levantaba.



    — Tú…maldito. — Ronald se limpiaba la sangre que salía de su boca con su mano derecha, mientras miraba con furia a Jonathan. — ¿Por qué te entrometes?



    — ¡Por que la amo!



    — ¿Qué has dicho?



    — ¡Lo que escuchaste Ronald, amo a Margaret, me ha gustado desde que la vi aquella vez, ya no tiene caso que te lo oculte más!



    — ¡Debí imaginarme que tú la confundirías de esa manera! — La bronca de Ronald era inmensa hacia su compañero de cuarto y mejor amigo, tenia deseos de romperlo todo, de no dejarle ni una sola costilla sana, y se alistaba apara seguir golpeándolo, pero esta vez fue Margaret quien se puso en medio de los dos para detenerlos.



    — ¡Ya fue suficiente ustedes dos!



    — ¡Pero Margaret, Jonathan solo quiere separarnos, debes creerme!



    — Es que ya no se en que creer Ronald. — Dijo con sus ojos llorosos y llenos de dolor.



    — Creí…que me amabas Margaret. — Ese dolor que sentía en su interior la chica era tan grande como el que sentía el joven Bowery, quien por primera vez se había enamorado. Ese desenlace tan abrupto era algo impensado para él quien solía ser tan orgulloso de su facilidad en conquistar diferentes chicas, pero jamás sintió esta sensación que tenía por esta muchacha tan especial.



    — Y te amaba Ronald, lo estaba.



    — Entonces… ¿será este nuestro final?



    — Lamentablemente si, esto…se acabó.



    El clima se había puesto tan frio como el corazón de Margaret, quien se fue de ese lugar, no sin antes mirar a su informante y quien se había confesado en plena ruptura con Ronald.



    — Con que…me amas Jonathan. — Dijo mirándolo a los ojos.



    — Así es Margaret.



    — Debes de saber…que este no era el momento de decírmelo. Tú tampoco eres mejor que él. — Refiriéndose a su aptitud egoísta, igual que la de Ronald.



    La chica se fue, dejando solos a los dos amigos hasta ese entonces, mirándose y sin dirigirse ni una sola palabra por unos breves minutos.



    — Lo conseguiste Jonathan.



    — Yo no conseguí nada Ronald, ¿acaso no la escuchaste?, ella nos odia a ambos.



    — Me quitaste a la única chica que he amado por tu apresurado preconcepto.



    — ¿Concepto apresurado?



    — Dijiste que me viste hablando a solas con Susan, ¿verdad?



    — ¡Así es, te vi Ronald, no puedes negarlo!



    — ¿Y acaso escuchaste la conversación que estábamos teniendo?



    En eso Susan, quien vivía cerca del departamento de ellos dos, paso por el mismo camino que los llevaba a la universidad. Al ver a Ronald, Susan se dirigió a donde estaba él, para plantearle ciertas cuestiones aun inconclusas para ella.



    — Con que aquí estabas Ronald.



    — Susan, ¿Qué haces aquí?



    — ¿Que hago aquí?, vengo a que me expliques porque motivo cortaste así conmigo, no puedo entenderlo, ¿cómo es eso de que ahora te enamoraste de una chica diferente a mí?



    — ¡Un momento! — Le interrumpió Jonathan su charla. — ¿Qué acabas de decir?



    — Lo que oíste, tu amiguito corto conmigo ayer diciéndome que se había enamorado por primera vez de una chica, en pocas palabras no solo termino conmigo sino que también reconoció abiertamente que yo no significaba nada para él.



    Esas palabras le hicieron chocar con una realidad que Jonathan no quería reconocer, y esa era de los nobles sentimientos de Ronald por Margaret.



    — Ronald, no me digas que tú en verdad…



    — Ya que importa…amigo. Eso es cosa del pasado, a propósito. — Ronald sacaba un sobre y se lo entregaba a Jonathan, quien no entendía de que se trataba.



    — ¿Qué es esto?



    — Es un precontrato. Es para la nueva sociedad que iba a armar ni bien termináramos la universidad. Pensé que no habría nadie mejor ni más idóneo que tu Jonathan, mi…mejor amigo.



    Jonathan quedo boquiabierto, y totalmente arrepentido por el terrible error que había cometido, aunque ya era demasiado tarde. Tiempo después de ese día, ambos se hicieron socios de una importante empresa.



    Increíblemente después de todo lo que había ocurrido, ambos siguieron trabajando juntos. Lo más asombroso además fue el ver a Jonathan blanquear una relación con Margaret. Los tres vivían en un extraño ambiente, y raramente, ninguno de ellos quiso hablar de lo pasado.



    Para cada uno de estos personajes, lo vivido en su época universitaria había sido como algo que jamás existió, quizás solamente significo un método de escapar a la realidad por parte de los tres, eso solo ellos lo sabían.





    PROXIMO CAPITULO: POR CATHERINE
     
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    CAPITULO XXIX: POR CATHERINE





    Jonathan había terminado de contarle lo sucedido en su pasado a su hija Catherine y sus amigas, Yvette y Josephine. Sin duda alguna estas adolescentes no salían de su asombro por tal relato.



    Un silencio torturador había en ese cuarto con aquel grupo de personas.



    — Mi…madre, ¿se enamoró de Ronald?, ¿ella en verdad…lo amo a él? — Se preguntaba Catherine con un nudo en la garganta que no le dejaba hablar con facilidad.



    — Lo siento hija, pero esa es la verdad.



    La por entonces dulce y amable Catherine se mostró como nunca, furiosa y adolorida. Esa bronca se la expreso a su padre de una fuerte bofetada a su mejilla.



    — ¡No vuelvas a llamarme hija, tú no eres mi padre!



    — Pero…Catherine.



    — Mi padre no podría ser el canalla que tú eres. Yo siempre te defendí, incluso tuve que aceptar sepárame de mi mejor amiga por ti, y ahora incluso tratas de alejarme de ella y de mis nuevas amigas, eso no te lo voy a permitir.



    — Catherine… — Yvette observaba la fuerza y la convicción de sus palabras, de esta chica que siempre la considero una de sus mejores amigas. — ¨ Catherine, tú…has cambiado.¨ — Pensaba mientras se le veía un pequeña sonrisa en su rostro.



    — Creo que tu hija te dijo lo que sentía por tantos años Jonathan. — Dijo Ronald. — Pero yo tampoco soy quien para juzgarte. De hecho yo también lleve a mi hija a la infelicidad por culpa de mis conflictos contigo, eso me hace tan culpable como tú.



    — Entonces…si no vienes a reclamarme por nuestro pasado, ¿a qué has venido Ronald?



    — He venido por una nueva oportunidad Jonathan.



    — ¿Una oportunidad?



    — Así es, nuestros problemas llevaron a nuestras hijas a pasar por la miserias que les dejamos del pasado. Creo que es el momento de que corrijamos un poco los errores que cometimos.



    — ¿Estás diciendo…?



    — Unámonos Jonathan, te estoy diciendo que volvamos a ser sociedad.



    — Papá, ¿Qué estás diciendo?



    — Yvette, Jonathan no es el único culpable de lo que paso, yo también tuve responsabilidad. En aquel tiempo que conocimos a Margaret, ambos quedamos flechados de ella, yo conocía y conozco mucho a Jonathan, y ese mismo día me di cuenta que él se había enamorado. Quise hacer de cuenta que no me había dado cuenta y fui egoísta y solo pensé en mis propios sentimientos, por eso…soy tan culpable como él de lo que paso.



    Josephine creyó que era el momento de hablar y convencer a Jonathan de que tomara una determinación.



    — Señor Lorenz, creo que debería considerar la proposición del señor Bowery.



    — Yo…, yo no…



    — Papá. — Catherine estaba muy preocupada por su padre que se veía muy traumatizado.



    — Hija…lo siento. — Los ojos de Jonathan se comenzaban a llenar de lágrimas. — Solo te he arruinado la vida.



    — Papá eso no es cierto, yo te amo mucho, eres mi padre. Lamento lo de hace un rato.



    — Jonathan, deja de sentirte culpable, tan solo nos enamoramos de la misma mujer. De ahí fue que muchos errores comenzaron a ocurrir tras eso. — Decía Ronald sintiendo algo de compasión por su antiguo ex socio y amigo.



    — No te entiendo Ronald, ¿Por qué me das esta oportunidad?, no lo entiendo.



    — No es por ti Jonathan, ya te lo dije, es por nuestras hijas que nos necesitan y más que nada, se necesitan la una de la otra.



    Yvette se sentía sorprendida y sobre todo orgullosa de la aptitud de su padre y de tratar de ayudarla en su problema con Catherine.



    — ¨ Padre, hoy estoy viendo a una persona totalmente diferente del que conocía. ¨



    En tanto Ronald seguía con su conversación para intentar convencer a Jonathan de no irse al extranjero junto con Catherine.



    — Estoy esperando una respuesta Jonathan, ¿volverás a nuestra antigua sociedad?



    Luego de estar unos momentos callado y pensativo, Jonathan finalmente respondió.



    — Al final…tú eres mejor hombre que yo.



    — Ja, eso siempre lo supe Jonathan. — Respondió el señor Bowery con algo de soberbia, pero que logro quitarle una sonrisa a Jonathan.



    — Siempre tan arrogante Ronald, y si…acepto tu proposición.



    Ese acuerdo había logrado hacer estallar de felicidad a las tres chicas adolescentes que estaban expectantes.



    — ¡Siiii! — Gritaron las tres con alegría y brindándose un fuerte abrazo que demostraba su felicidad y en especial la amistad que tenían.



    — ¡Te quedaras Catherine, vas a quedarte! — Dijo elocuentemente Yvette sin dejar de apretar a su nuevamente mejor amiga.



    — ¡Estoy feliz chicas, gracias Yvette, muchas gracias!



    — ¡En verdad te pasaste esta vez ricachona, lo lograste! — También demostraba su gratitud Josephine, que también parecía haber hecho las paces con la ricacho…digo con Yvette.



    Todo era alegría y emoción en ese lujoso cuarto que era la oficina del señor Lorenz. Entre tanta euforia y festejos apareció el mayordomo de la casa para informarle de algo a su patrón.



    — ¡Oh miren, es el pingüino, vamos ven tú también a celebrar! — Sugería sin ninguna vergüenza Josephine, que le hablaban con mucha confianza al sirviente de la casa.



    — S-Se lo agradezco señorita Flowers, pero solo vengo a informarle al señor Lorenz que hay numeroso grupo de estudiantes en la entrada de la casa.



    — ¿Un grupo de estudiantes? — Pregunto asombrada Catherine.



    — Así es señorita, Por qué no observa usted misma por la ventana.



    Catherine, Yvette, Josephine e incluso Jonathan y Ronald se fijaron desde la ventana de que se trataba esa junta de chicos. Y allí estaban, todos los alumnos de la clase de Catherine e incluso de otros salones también, juntos en un claro apoyo por la joven y pidiendo para que no se fuera al extranjero.



    Con pancartas muchos chicos y chicas gritando el nombre de Catherine y demostrándole el gran cariño que le tenían, pedían por ella para que saliera a hablar por la ventana



    — Lo ves Caty, todos en el colegio te aman y te extrañaríamos mucho si te hubieras ido, creo que debes darle la buena noticia a todos tus amigos. — Dijo con una enorme sonrisa Josephine.



    — ¡Sí! — Respondía también ella con esa sonrisa brillante que la caracterizaba. — Catherine se arrimó a la ventana y ya frente al público que le aclamaba les dijo de la buena noticia. — Chicos, yo… ¡me quedaré con todos ustedes!



    La algarabía que se vivía allí era impresionante, a nadie le importaba la hora que era o que los demás vecinos de aquel lujoso vecindario llegaran a molestarse por el ruido, todo era felicidad.



    — Estoy segura que esa ricachona y pechuguín tuvieron mucho que ver en esto. — Afirmaba Lina que estaba mezclada entre la multitud.



    — ¡Si, mi querida Josephine debe haber sido la responsable de este milagro, te amo Josephine! — Aarón no olvidaba por supuesto su fanatismo por su querida peli purpura.



    — ¿La ricachona y pechuguín dices? — Le pregunto sin saber a quién se refería la directora Evans, que también había asistido a ese lugar en muestra de apoyo de una de sus queridas estudiantes.



    — Me refiero a Yvette y a Josephine, así las llamo de cariño.



    — Sí que sientes cariño por ellas. ¨ Estas chicas se tratan de una manera un poco extraña para mi gusto. ¨ — Pensaba por dentro la directora, pero al ver a esa voluptuosa estudiante de cabello purpura quien acompañaba a Catherine, recordó de cierto tema que la venia perturbando de hacía unos cuantos días. — ¨ Imagino que ya es hora de que te diga la verdad, Josephine.¨ — Se decía así misma con algo de tristeza, aquel secreto que solo ella sabía pronto se le sería revelado a la chica James.



    — Directora Evans, ¿le sucede algo?, se ve algo triste. — Tenía deseo de saber que sucedía con la directora, en ese sentido Lina podía ser muy perspicaz a la hora de darse cuenta del sentir de la gente que la rodeaba.



    — No es nada Lina, no te preocupes, es solo la emoción de este momento, eso es todo.



    — Hay que levantar el ánimo, este es un día para celebrar directora. — Intento Lina de repente cambiar ese entusiasmo algo apagado de su directora.



    — Tienes razón Lina, hoy hay que celebrar. ¨ Es verdad, mañana ya habrá que afrontar otra realidad, así que por ahora lo mejor es relajarse. ¨



    Brenda quiso olvidarse de su latente problema en ese momento para dedicarse a festejar por Catherine y las demás, ya que mañana sería otro día, y esos sentimientos tristes volverían a aflorar su mente y su corazón.





    PROXIMO CAPITULO: LA FELICIDAD DE ANNA
     
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    ¨Mi lado femenino¨, la historia esta llegando a su clímax, así que espero la sigan como lo han hecho hasta ahora. Y muy pronto un nuevo fanfic, ¨LOVETION¨
     
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    CAPITULO XXX: LA FELICIDAD DE ANNA




    Había pasado un día muy movido anoche, después de que finalmente el padre de Catherine se decidió a quedarse en el país y no solo eso, sino también volver a restablecer la sociedad con su viejo amigo Ronald Bowery.



    Aquella noche muchos estudiantes se reunieron en la entrada de la casa de la joven Catherine Lorenz, incluso algunos profesores y la mismísima directora de la escuela Gral. Martins, Brenda Evans. La misma luego de ese alborotado día, volvió a su departamento en el cual ya recostada en su cama, pero con sus ropas puestas, se quedó pensando en algo que muy pronto tenía que pasar y eso era la vuelta a la normalidad de James Graden a su forma de chico.



    — Ya dentro de poco…él volverá a su forma original. Imagino que tendré que contarle todo antes de que eso ocurra.



    Brenda hacia unos cuantos días que no podía conciliar el sueño, ese problema en su mente le impedía estar tranquila consigo misma.



    — Hubiera preferido que todo fuera distinto. — Mientras se preguntaba a si misma todas esas interrogantes, un retrato que estaba en su mesa de luz de repente cayó. Al levantarlo parecía haberse puesto algo más triste, mirando aquella imagen donde estaba ella al lado de una chica muy linda que sonreía abrazada a la por aquellos tiempos joven directora.



    — Es increíble cómo pasa el tiempo y como me cuesta olvidarte Anna, mi querida hermana menor.



    Flashback:



    Primer día de clases en la escuela Gral. Martins, esa tarde una nueva profesora de ingreso se presentaría con sus primeros alumnos, su nombre era Brenda Evans, una chica prodigio quien se había recibido con todos los honores del mismo establecimiento. Ella venía muy entusiasmada y nerviosa al recinto escolar junto con su hermana menor, Anna Evans.



    — Hoy es el primer día, no puedo creer que al fin estaré al frente de mi primera clase.



    — Estarás bien hermana, tu siempre has sido muy disciplinara en los estudios, estoy segura que esto será pan comido para ti.



    — No lo sé Anna, ser estudiante y ser profesora son dos cosas muy distintas.



    — ¡Oh vamos!, ¿Qué son esos ánimos?, si mal no recuerdo eras tú la que siempre me decía que luchara por cumplir con mis metas, ¿me equivoco?



    — Ja, tienes razón Anna, recuerdo haberte dicho eso.



    — Lo ves.



    — Y también recuerdo que me dijiste que igualarías mis calificaciones, pero por lo que vi en tu promedio el último año dudo que lo logres.



    — Eso no es justo, sabes que nadie puede igualarte Brenda.



    Tal cosa dicha por Anna hizo que Brenda se detuviera.



    — Estas equivocada Anna. Tú puedes igualarme e incluso superarme, solo depende de ti.



    — ¿Pero cómo podría siquiera igualar a una persona tan perfecta como tú?



    Brenda sonrió cuando su hermana menor le dijo eso y solo atinó a acariciar su cabeza y decirle…



    — Es muy fácil Anna, solo tienes que hacerlo…con esfuerzo, después de todo yo no soy perfecta.



    — Hermana… — Se sentía alagada y las palabras de su idolatrada hermana mayor las sentía sinceras y eso provoco que Anna comenzara este año escolar con más ánimos que de costumbre, con la difícil tarea de intentar igualar a la sobresaliente Brenda. — ¿Lo haré! — Reafirmo la pequeña con gran confianza y logrando hacer sonreír aún más a Brenda.



    Esos primeros meses fueron un poco duros al comienzo, pero tanto Brenda como Anna estaban haciendo su mayor esfuerzo por intentar superarse en sus diferentes tareas, Brenda como maestra primeriza y Anna queriendo ser la alumna más sobresaliente de la clase.



    Ya más afianzadas ambas tomaron un merecido día de descanso. Fue un sábado, las dos lucían ropas bastantes vistosas y nuevas, ambas compradas por el dinero que tenía cada una ahorrada. Mientras leían la carta de menú en aquel restaurant al que decidieron ir para celebrar sus progresos obtenidos, Anna quiso hacer alarde de sus méritos como estudiante delante de su ídola, el ejemplo a seguir por ella.



    — Y la profesora me dijo que mis notas han mejorado increíblemente desde hace ya casi tres meses.



    — Eso es excelente Anna, te dije que lo conseguirías.



    Anna se sentía emocionada con los elogios de su hermana mayor, pero ella se le quedo mirándola a Brenda como si esperara algo más de ella.



    — ¿Por qué te me quedaste mirando?



    — Brenda, ¿recuerdas que me dijiste que algún día yo podría igualarte?



    — Si lo recuerdo y también recuerdo que dijiste que no podías lograrlo.



    — Jajaja, es verdad, pero creo que cada día me acerco un poco más a mi perfecta hermana.



    — Creí haberte dicho que yo no soy perfecto en lo absoluto Anna.



    — Se lo que me dijiste, pero también sé que tú eres la imagen de la perfección, al menos para mi modo de ver.



    — Bueno, pero hay algo más que quieres decirme, ¿no?, sino no te hubieras quedado con esa cara de nena esperando su regalo.



    — Se nota que me conoces Brenda.



    — Como no hacerlo, prácticamente te he cambiado los pañales, ahora dime, ¿Qué es lo que quieres?



    Y Brenda estaba en lo cierto, su hermana quería pedirle algo más y esperaba con ansias la petición que le haría Anna.



    — Bueno…Brenda, la verdad que yo…



    — Oh vamos, estabas muy eufórica hace un momento, no te pondrás a dudar ahora. — Dijo Brenda viendo que Anna estaba con dudas al hablar.



    — Es verdad Brenda, bueno te lo diré sin dar más vueltas. Yo estaba pensando si podrías dejarme salir este sábado con las chicas, es que Carla y las demás organizaron una fiesta para festejar nuestras notas, todas aprobamos.



    Anna tenía sus buenas razones para pedirle algo así a su hermana, ya que ella siempre fue muy tajante en ese sentido, logrando que casi nuca pudiera salir a ningún lugar, por los potenciales peligros que podría tener en las calles de la ciudad en altas horas de la noche.



    — Anna, sabes bien lo que opino sobre esas cosas.



    — Por favor Brenda, he estado esforzándome mucho, que te cuesta, no puedo estar encerrada todos los días.



    — De día te dejo salir a cualquier lado.



    — ¡Pero tú sabes que los chicos salen de noche, por favor Brenda, ¿es que no confías en mí?! — Anna tenía una virtud o defecto según Brenda y esa era su perseverancia y en este contexto la hermana mayor se encontraba en apuros.



    — Anna, no me hagas esto.



    — Te lo suplico Brenda, Carla y las demás confían en que vaya a la fiesta con ellas.



    La insistencia dio su resultado, logrando que Brenda aceptara dejarla salir de noche, quizás una tontería para muchas personas, pero la hermana mayor tenía sus buenas razones para temer por lo que pudiera suceder al decirle que sí y fue precisamente eso lo que ocurriría aquella trágica noche.



    — Esta bien Anna, puedes ir. — Le dijo depositando su confianza.



    Anna estaba muy agradecida con su hermana, mas sabiendo lo estricta que era ella en cuanto a su seguridad, la responsabilidad de estar a cargo de una adolescente era una carga bastante pesada incluso para una chica tan preparada y lista como Brenda.



    La alegría de Anna era inmensa y de inmediato llamo a su amiga Carla para confirmarle su presencia en la fiesta y para citarse en un local de ropa para elegirse el mejor vestido para la ocasión.



    Brenda aquel día quiso hacerle un bien a la persona más importante para ella, pero el destino muchas veces suelen causarnos malos ratos o más bien, nos suele castigar quitándonos lo más importante, incluso cuando haces todo por ellos.



    Y esa noche en casa de Brenda, la hermana mayor tuvo un extraño sueño, en el que Anna lloraba y pedía por ella, pero nadie aparecía y la inocente chica en apuros desaparecía entre las sombras de la noche, ¿Cuál será el significado de ese sueño?





    PRÓXIMO CAPÍTULO: TRISTE NOTICIA
     
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    Nianimetal

    Nianimetal Una ermitaña en su cueva

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    Hola, Ruriel.

    Me he leído los treinta capítulos de la historia de un tirón (se dice fácil, pero no lo es), aunque no suelo leer historias largas muy seguido, pero ésta me ha enganchado en realidad y bueno, ya tienes otra lectora, aunque ya ésto se acerca a su final.

    Bueno, al principio pensé que sería algo random como lo que pasa en las historias que manejan éstas tramas del cambio de sexo, pero nunca lo imaginé así (osea, la escuela, las amistades, la persona que te gusta y la familia), lidiando con algo tan delicado como eso en su ámbito anterior, sólo que como una persona del sexo opuesto, lo cual ya vimos que es un dilema terrible.

    James Garden, un chico normal, con un amigo acosador de chicas que sólo desea que alguna de ellas le preste atención alguna vez, enamorado de una de las chicas más populares de su escuela y aparte, es pobre, pero gracias a sus calificaciones, puede entrar a esa escuela, por lo que tiene que esforzarse mucho para no perder la beca que le otorgaron. Su principal problema es que no puede hablarle a Catherine, es un chico callado y tímido, pero seguramente tenía miedo de que ella lo rechazara.

    Pero de un día para otro... ¡Puff! Se convierte en una chica y debe evadir la atención de su madre y amistades para que no lo reconozcan, además de que se inventa un nombre: Josephine y por su amigo Aaron, acaba en su escuela y es recibida por todos de buena manera y ocurre lo de la Directora Evans, que conoce su secreto y se lo hace saber de forma tan tranquila... allí empieza a enredarse el papagayo (o cometa).

    Es acosado por su amigo en su forma femenina (con ese físico, cualquiera) de manera muy insistente y, está claro, sacándole a una carcajadas porque sí, es muy gracioso verlo en esas. Se hace "amiga" de la chica que le gusta y también se enfrenta a las arpías del colegio, sólo para defenderla a ella (y a su integridad), aparte conoce mejor a Lina y, aunque sea chocante y al principio la odia, después se hacen muy buenas "amigas". Ganan la carrera, humillan a Yvette (la arpía mayor) y Josephine se vuelve la chica más popular de la escuela.

    Después vemos que Yvette no es tan mala como aparenta, pues se muestra así para meterse con los menos populares y con Catherine, para imitar a su padre, del que su primera impresión para mí fue espantosa, pero luego vemos que sólo es una vieja rencilla entre él y el padre de Catherine (amores entre amigos que siempre traen consecuencias amargas para todos los que los viven), que aun no se había saldado.

    Ahora, la presidencia del salón... Josephine (o más bien James) se propuso lanzarse a presidenta por su amada, para no desanimarla, pero al final se dio cuenta de que Maya era mejor contrincante que ella y decidió convencer a los votantes para que no la eligieran a ella y al final lo logró. Y cuando todo parece estar bien, lo del viaje a Alemania de Catherine le mueve el piso y decide actuar.

    El beso... ¡Le robó un beso, estando en el cuerpo de una chica! Entiendo que él estaba desesperado, pero debió medirse un poco, menos mal que salió del paso con esa mentirilla, pero la cosa claramente desencajó a Cathetine... ¡Y a cualquier otra! Pero entiendo que fue cosa del impulso, quizás.

    Y luego la decisión de ir a enfrentar al padre de ella, eso fue increíble, hay que ser verdaderamente valiente para hacer algo así y con la ayuda de Yvette y de su padre, logró que su amada no se fuera del país, además de que los dos hombres arreglaran sus diferencias. ¡Una noticia genial!

    Anna, la hermana de la Directora Evans era igual a Josephine y por eso hizo que James tomara la forma de ella pero... ¿Cómo lo hizo? ¿Para qué lo hace? Y la más importante: ¿Qué quiere que aprenda él con todo ésto de su cambio de sexo y de estilo de vida?

    La anticipación que tengo del capítulo que viene me hace pensar en que no será bonito lo que leeré, pero aun así es importante, para ver si así salgo de dudas...

    Errores... algunos, pones "s" innecesarias en algunas palabras y a veces cambias el orden de las letras en otras, pero nada grave.

    Otra cosa...

    Pones puntos antes y después de los guiones cuando escribes diálogos, pero sólo se pone el del final (el errado está en rojo).

    Bueno, eso es todo por ahora, me ha encantado leer tu historia y espero que me avises del nuevo capítulo cuando lo publiques.

    No suelo escribir tanto, pero en éste caso era necesario. ¡Creo que hice un testamento!

    Te cuidas mucho.

    ¡Nos leemos luego!
     
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    Ruriel

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    CAPITULO XXXI: TRISTE NOTICIA





    Era el día de la famosa fiesta que la clase de Anna había preparado para los aprobados en ese año. Esa tarde, Anna y su amiga Carla fueron a ¨Diva¨, un importantísimo local de ropa ubicada en el centro de la ciudad, y en el cual los precios no eran de los más accesibles debido a las carísimas marcas de cada prenda. Pero en un día especial como ese, las chicas decidieron hacer un esfuerzo e ir de compras a ese tan importante sitio.



    — Todos son tan lindos, pero los precios… — Anna miraba uno tras otro los vestidos que les mostraban las vestuaristas del lugar y casi todos ellos eran de su agrado, claro con la dificultad del presupuesto que tenía para hacer compras.



    — ¿Otra vez con lo mismo Anna?, nos prometimos pasarla bien esta noche, que la haríamos inolvidable, ¿acaso ya lo olvidaste?



    — Eso lo se Carla, pero incluso con los ahorros que traje no creo que me alcance.



    — Por favor, si es ese el problema yo puedo prestarte lo que te falta.



    — No, No, No, no podría aceptarlo Carla.



    — Yo insistí porque vinieras Anna, así que esto es lo menos que puedo hacer por ti.



    — Pero…Carla.



    — Nada, no se diga más. — Carla la llevo del brazo a su amiga quien sostenía un bellísimo vestido color azul. Cuando llegaron a la caja, la inseparable amiga de Anna saco de su bolsillo una tarjeta de crédito que pertenecía a su padre y pago las compras de ambas. Ese hecho le dio un tipo de advertencia a la inocente chica Evans, quien nunca uso una tarjeta ni nada parecido y menos que no fuera de su propiedad.



    — Carla, ¿Qué haces con la tarjeta de tu padre?



    — Veras…él me la presto, sabía que hoy necesitaría mucho dinero para la fiesta. — Sin dudarlo, Anna se convenció que lo que le estaba diciendo su amiga era falso y más que ella conocía al padre de Carla, un hombre muy estricto, incluso más que su hermana Brenda y cuya moral muchas veces fue chocante con el estilo de vida festivo de su hija.



    — Carla, ¿acaso te la robaste?



    — Shhh, guarda silencio Anna o la empleada del local nos va a escuchar.



    — ¿Es que te has vuelto loca?, como se te ocurre hacer algo así.



    — ¿Pensaste que con nuestros reducidos ahorros lograríamos divertirnos hoy Anna?, por favor no seas ingenua amiga.



    — ¡Pero esto está muy mal! — Anna levanto su voz levemente, pero la cajera quien escuchaba música con su mp4 no había oído nada de lo que decían.



    — ¿Quieres que nos arresten Anna?, te dije que bajaras la voz.



    — No puedo creer lo que está pasando.



    — Te haces problemas por nada Anna — Al rato que Carla dijo eso, la empleada ya le había devuelto la tarjeta de crédito, la compra ya había sido hecha y sin ningún problema. — ¿Viste?, te lo dije, es pan comido.



    Ya ese insignificante problema para Carla se había vuelto algo mucho más serio para Anna. Notaba que había cosas de su amiga que desconocía y no quería pensar que hubiera actitudes peores que pudiera ocultarle.



    Eso pasada algunas horas parecía se había convertido en una anécdota, pero no lo era, tan solo fue un aviso que el destino quizás quiso darle.



    Estaba a pocos minutos de salir y Anna ya tenía ese hermoso vestido puesto, solo retocaba algunos detalles en su apariencia, pero para esta hermosa joven no era necesario demasiado retoque. El verse en ese espejo de cuerpo completo que tenía en su habitación, se trataba de una simple formalidad de ella por ser tan coqueta.



    — Bien, creo que ya estoy lista. — Se decía a si misma ya a punto de partir. — Ojala todo salga bien, es mi primera salida nocturna. — Pero Anna no podía olvidar lo que había pasado en la tarde en aquel local de ropa. — Me pregunto…por qué Carla se comportó de esa manera, no parecía ella.



    Anna y Carla llevaban un tiempo de conocerse, pero la forma de actuar que tuvo hoy a la tarde había alertado a la hermana menor de Brenda.



    — Imagino que actuó de esa forma por imprudencia, ella no es así de eso estoy segura — Trato de convencerse, no quería darle mucha relevancia al asunto y se marchó hacia el lugar de encuentro.



    Las dos muchachas muy bellas caminaban por el centro de la ciudad, para Carla era algo normal hacerlo ya que reiteraras veces lo había hecho, pero en cambio Anna por primera vez experimentaba el salir de noche.



    — Espero que haya muchos chicos lindos Anna, no puedo esperar — Dijo Carla con emoción queriendo contagiar a su compañera.



    — Bueno…eso estaría bien, pero igual la pasaremos bien con las chicas.



    — Anna, iremos a una fiesta llena de chicas y de chicos, ¡vamos somos grandes!, ¿o es que quieres casarte a los treinta y virgen?



    — Yo no dije eso Carla, pero… — Se quedó durando de lo que le respondería.



    — ¿Aun estas preocupada por lo que te pueda a llegar a decir tu hermana?, me dijiste que te dio permiso de salir, ¿o no?



    — Si, lo hizo, es que…creo que me siento algo preocupada.



    — ¿Qué es lo que te preocupa ahora?



    — Si algo llegase a salir mal, no sé qué le diría, yo…no quiero defraudarla.



    Carla puso su brazo sobre el cuello de su amiga intentando animarla y quitar esa atmosfera de desconfianza.



    — Confía en mi amiga, todo saldrá bien, es solo una salida, ¿Qué podría pasar?



    Bastó que Carla dijera eso para que su suerte cambiara. A pocos metros de donde ellas venían, un grupo de malvivientes borrachos y sucios y varios de ellos con antecedentes penales, estaban relajados bebiendo en un oscuro callejón, en donde estas dos adolescentes se dirigían inconscientemente.



    — ¡Hace mucho frio Oscar, haz más fuego para calentarnos! — Reclamaba este hombre robusto y con barba a su amigo que seguía metiendo diarios viejos a esa fogata que habían hecho para evitar ese crudo invierno.



    — Cállate Pablo, además no hay nada más que tirar al fuego, mejor búscate otra cerveza.



    — Caray, tendré que robarle otra vez a esa anciana del negocio. — En eso nuestras amigas venían charlando y ni siquiera habían notado en el peligroso lugar que se meterían — ¡Oye Oscar!



    — ¡¿Qué quieres ahora Pablo?!



    — ¡Mira lo que viene allá! — Señalando a las dos estudiantes.



    — ¡Santo cielo Pablo, ¿has visto las curvas de esa nenas?!



    — Claro que sí — Dijo con una asquerosa sonrisa que delataba la perversidad de su mente — Hey, que dices si las saludamos.



    — Eso te iba a decir amigo, jejeje.



    Estos hombres se acercaron a las chicas que ya cuando se dieron cuenta del asqueroso lugar en donde estaban fue demasiado tarde para que pudieran salirse de allí.



    — Como están señoritas — Saludo Oscar sin poder ocultar esa risita perversa y al rato su amigo Pablo le seguía haciendo lo mismo.



    — Vamos Anna, vayamos por allí — Carla muy asustada quiso darse la media vuelta para marcharse con su amiga, pero Pablo se los impedía metiéndose en su camino — Déjenos pasar, estamos con prisa.



    — ¿Cuál es el apuro linda?, ¿no quieres quedarte a beber con nosotros?



    — Discúlpenos señor, no podemos aceptarlo, tenemos una fiesta con nuestros amigos y nos están esperando — Anna muy inocentemente trato de salir del apuro, pero solo logro llamar la atención de ese horripilante hombre que miraba obscenamente su escote.



    — ¡Anna no hables con él! — Carla quiso meterse en el medio para proteger a su amiga.



    — Te llamas Anna, ¿cuántos años tienes?



    — Yo…tengo dieciséis años. — Contestaba temblorosa temiendo de lo que pudiera pasarles.



    — Sabes…tienes unos senos muy desarrollados para tu edad.



    — ¿Qué… dice?



    Eso era más que suficiente, Carla había tomado de su bolso un gas pimienta que quiso llevar por protección y se los arrojo a los ojos de esos perversos, dándoles tiempo de poder huir corriendo, aunque…



    — Corre más rápido Anna.



    — Tengo miedo Carla.



    — No te preocupes, no va a pasarte nada.



    Los hombres pese a no ver todavía demasiado bien, consiguieron seguirlas y no estaban muy lejos de ellas, en eso la pobre de Anna se tropezó con una piedra haciéndola caer y lastimándose su pierna izquierda.



    — ¡E-Espera Carla, me duele la pierna, no puedo levantarme! — Anna estaba imposibilitada de seguir, para colmo los pasos de esos maleantes se hacían más cercanos cada vez, eso había logrado que Carla estuviera a punto de cometer una cosa muy baja.



    — ¡Levántate Anna, tenemos que escapar rápido! — Trataba de agárrala del brazo para levantarla pero era todo inútil.



    — No puedo Carla, me duele.



    Los hombres al fin las habían encontrado y se acercaban a ellas, era poca la distancia y allí fue que Carla decidió huir despavorida, abandonando a su suerte a Anna quien quedo tirara en el piso.



    — ¡Espera Carla, no te vayas! — Gritaba asustada y llorando la pobre e indefensa Anna, pero su supuesta mejor amiga ni siquiera intento detenerse.



    Los hombres atraparon a Anna, allí ellos quisieron abusar de ella, rompiendo su vestido y dejándola casi con solo su ropa interior. Forcejeaba y gritaba intentando escaparse, pero la fuerza de estos robustos sujetos la superaban claramente, ella impotente se movía lo más que podía y eso provoco más a estos degenerados.



    — ¡Deja de grita niña, voy a hacerte mía te guste o no!



    — ¡Suéltame maldito, suéltame! — Gritaba ella, logrando zafarse un poco de sus manos y rasguñando a Oscar, cosa que lo enfado.



    — Maldita perra — Él con su bronca le dio un revés tan fuerte, que ella se quedó contra el suelo inconsciente. Ese mismo golpe la dejo inmóvil pero antes de que estos malnacidos pudieran hacerle algo más la sirena del patrullero de la policía que rondaba por la zona los ahuyentó.



    Cuando la policía encontró el cuerpo herido y casi ultrajado de Anna, inmediatamente la llevaron al hospital más cercano. Pasada casi una hora, Brenda fue avisada de lo sucedido y prácticamente sin cambiarse se fue volando hacia el lugar en donde se hallaba su hermana menor internada.



    — ¡Díganme dónde está mi hermana! — Entro gritando en el hospital a la chica de recepción.



    — Espere señorita, cálmese.



    — ¡No me diga que me calme, quiero saber en dónde está Anna!



    El doctor Becker, quien estaba de turno esa noche oyó los gritos de la chica, suponiendo de quien se trataba y a que paciente venía a ver.



    — Disculpe, ¿usted es Brenda Evans?



    — ¡Si soy yo, vengo a ver a mi hermana!



    — Entonces no me andaré con vueltas y se lo diré.



    — ¿Decirme que doctor?, ¿qué es lo que pasa?



    — Su hermana Anna llego con heridas leves en todo su cuerpo, obviamente fue víctima de unos acosadores. Ella presenta daños no demasiado graves en la mayoría del cuerpo, pero en ese ataque parece ser que recibió un fuerte golpe en su cabeza que la dejo inconsciente y en un estado preocupante.



    — ¿Qué me quiere decir?



    — Señorita Evans, no sabemos lo que causó este golpe en su cabeza, pero el daño puede llegar a ser irreversible, ella podría estar inconsciente…por el resto de su vida.



    — ¿Qué Anna quedara así…para siempre?



    Un trágico suceso golpea la armoniosa vida que llevaban estas dos hermanas inseparables, ¿qué les esperará en el futuro de ambas?





    PRÓXIMO CAPÍTULO: PACTO CON DIOS
     
    Última edición: 13 Mayo 2014
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