Two-Shot de Pokémon - Mañas Infantiles (Ash x May)

Mañas Infantiles (Ash x May)

Holaaa! tanto tiempo :) Después de casi una semana sin poder entrar a Cz regreso con un fanfic que podría decirse que hace apenas unos días que acabo de terminar. Como muy pocas veces me ocurre, un día comense a escribir y no pude parar xD y eh aquí el resultado. Personalmente me ha encantado escribir este fic, el cuál espero les guste tanto como a mí. Sin más preámbulos los dejo con el fic.
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Mañas Infantiles​

Capítulo 1: Pikachu.

Estaba recostado en el césped mirando las nubes, lo que más le gustaba hacer. Extendió sus pequeños bracitos queriendo alcanzarlas para así jugar con ellas, después de todo, si era algo esponjoso debía ser suyo… pero estaban muy altas, y las nubes, por más que moviera sus manitas no bajaban. Resignado, bajo sus bracitos y miró recelosamente las nubes por no querer jugar con él.

-¡Brendan, con que aquí estabas!- exclamó aliviadamente una dulce voz.

El pequeño de cabellos azabaches se dio vuelta sobre si mismo y miró a la recién llegada con una sonrisa iluminando su carita. Apoyó sus manos en el césped e intentó levantarse, pero cuando ya estaba casi incorporado… cayó sentado. El pañal amortiguó la caída, la joven madre sonrió.

-Vamos, Brendan. ¡Tú puedes!- lo alentó.

Sin embargó, el pequeño se sentó nuevamente y se cruzó de brazos, mientras un puchero reemplazaba su sonrisa.

-No señor, caminando.- lo regañó.

Y como Brendan es un niño muy perezoso volvió a extender sus bracitos, llamando a su madre para que lo cargara, porque a pesar de ser perezoso no era tonto y sabía que su mamá tarde o temprano lo cargaría. Pero nada pasó… su madre nunca se movió, por lo que recelosamente se puso de pie, trató de dar algunos pasos pero el resultado fue el mismo que antes.

-¡Anda Brendan, tu puedes!

Ya cansado, Brendan se quedó ahí sentado. Mejor que su mamá lo cargara.

-Eres igual de perezoso que tu padre.- reprochó.

-¡Oye!- exclamó ofendido el susodicho.- ¿Qué hace Brendan?- preguntó al ver a su hijo sentado en el césped cruzado de brazos.

-Quiere que lo carguen.- dijo.-En vez de empezar a caminar solito.

-Pero May, tan sólo es un bebé.- defendió.

Brendan a lo lejos extendió sus bracitos mientras sonreía.

Papá si me entiende…

-Ash…- reprochó la joven castaña.- Un momento… ya se como vendrás.- y sin decir más salió corriendo hacia dentro. Ash miró a su hijo y este le devolvió la mirada, quién sabe que método usaría May…

Miró su reloj, hacía quince minutos que su esposa se había ido y aún no había regresado. Miró a Brendan que seguía sentado en el césped, pero mirando las nubes… miró por el extenso pasillo desolado, volvió a mirar a su hijo, y al pasillo. No había rastros de May, ni siquiera se escuchaban sus pisadas.

-Si yo traigo a Brendan ahora, ella pensará que vino por su cuenta…

Bajó lentamente hacia el jardín pero cuando estaba dispuesto a caminar rumbo hacia Brendan, su esposa apareció detrás del.

-¿Qué hacías Ash?- preguntó la castaña con los ojos entrecerrados.

-Sólo… me sentaba.- dijo nervioso.

May miró a Brendan. Mirada azul contra mirada azul. Madre e hijo enfrentados por ver quién cedía primero… ninguno quería ser el primero… mientras que Ash sólo sonría nerviosamente.

-Brendan- llamó la castaña con voz dulce.-. Mira lo que tengo aquí.- dijo mientras sacaba detrás de su espalda un hermoso, bien colorido y por sobre todas las cosas bien esponjado peluche de Pikachu.

Brendan abrió sus ojitos y miró atentó el enorme peluche que su mamá balanceaba alegremente.

-No te lo voy a dar, sino vienes.- repuso la mujer al ver que su hijo tan sólo extendía sus bracitos insistentemente.

Mamá tramposa ¡Trampa! No se vale…

El niño de cabellera tan o más desordenada que la de su padre frunció el entrecejo, se quedo sentado mirando a su mamá resignadamente. Después de todo tarde o temprano su padre sucumbiría y lo iría a buscar.

May entrecerró los ojos y abrazó al peluche mientras miraba minuciosamente a su hijo. Sus ojitos celestes estaban bien abiertos y anhelantes de poder jugar con el peluche de Pikachu, mientras su piecito izquierdo no dejaba de moverse… pero aún así sus facciones estaba concentradas en no querer admitir que deseaba jugar con aquel enorme y esponjoso peluche.

-Vaya, salió incluso más orgulloso que su abuelo.- comentó divertido Ash mientras se carcajeaba por lo bajo.

-Está bien Brendan, ya que no quieres este peluche lo guardaré por aquí.- rebatió May mientras guardaba al enorme Pikachu en un armario, qué usualmente era ocupado por abrigos y esas cosas.- Ven Ash, ayúdame a hacer la cena.- pidió May mientras le extendía la mano a su esposo, quien no tuvo otro remedio que aceptar.

¡Trampa! ¡Trampa! ¡Lo estaban dejando solo!

Hizo otro puchero, tratando que fuera de lo más convincente… pero nada sucedió. Tanto su madre como padre se habían ido.

Bufó por lo bajo y se recostó en el césped mirando el cielo. Cerró sus ojos, sintiendo como la leve brisa jugaba con su cabello desordenado y movía las hojas del gran árbol del jardín, las cuales cada vez que se caían rozaban su rostro. Le encantaba sentir aquella suavidad -como la de un peluche- rozando su piel… un momento ¿desde cuando las hojas eran así de suaves? Abrió sus ojos y se encontró con Pikachu ¡un verdadero Pikachu! Se incorporó rápidamente, quedando sentado y abrazó al pokémon con fuerza.

Lentamente Brendan dejó respirar a Pikachu. Agarró una de sus largas orejas y comenzó a moverla cuidadosamente… temiendo romperla o algo así. La soltó y cuando quiso abrazarlo nuevamente, Pikachu saltó hacia atrás. Como cualquier hijo mimado se cruzó de brazos y espero… ¡pero quería jugar con ese Pikachu! Hizo un puchero y resignadamente apoyó sus manos en el suelo y… finalmente se puso de pie ¡lo había logrado! Sonrió ampliamente tambaleándose, dio un paso… ¡seguía de pie! Otro más y ¡estaba caminando! ¡Era el mejor!

Y así siguieron hasta que llegaron al imponente armario, donde estaba cautivo su gran peluche; por cada paso que Brendan se acercaba, Pikachu retrocedía alegre viendo como el niño se esforzaba por alcanzarlo.

Una vez frente al armario; Pikachu logró llegar a la manija, la puerta se abrió provocando que el gran peluche cayera sobre Brendan quien lo recibió con sus ojos bien abiertos y centellantes y una gran sonrisa. Aunque el peluche le doblara la altura, Brendan, lo agarró de una de las orejas y comenzó a tirar de él… hasta la cocina.

Entró y vio a sus padres cocinando o mejor dicho a su padre cocinando y a su madre dándole las indicaciones. Dejó al peluche en la puerta y camino tambaleándose -de vez en cuando- hasta su mamá. Jaló la tela del delantal reclamando su atención; May bajó la miraba y su sonrisa se ensanchó, ¡Brendan estaba caminando! O más bien ¡había ido esta ahí caminando solo!

-¡Viste que no era complicado!- dijo May mientras lo cargaba.

-¡Te dije que no era un holgazán!- reprochó Ash mientras le desordenaba -aun más- el cabello a su hijo, quien sonrió y bostezó mientras estiraba sus bracitos.

Tanto Ash como May sonrieron ampliamente. Ash se despidió del niño mientras seguía con los preparativos de la cena, May cargó al gigantesco Pikachu e instantáneamente Brendan se abrazó a él.

Encendió la luz de la habitación, colocó al Pikachu de peluche en una de las esquinas de la cuna de Brendan, cuyos demás extremos estaban abarrotados de peluches de pokemons de todo tipo, pero ninguno tan grande como Pikachu. Acostó a Brendan en la cuna, lo tapó, le desordenó el cabello y lo dejó durmiendo placidamente abrazado a su nuevo peluche.

Nada mejor que tener un nuevo peluche y que mamá te cargue hasta la cuna…

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*O* vaya, vaya... el hijo de Ash y May ¿quién lo diría eh? ;) Esto es todo por el día de hoy, de ustedes depende decir si este fic continúa escribiéndose o no.
Nos leemos pronto!!

Besos y abrazos,
Drusky.

 

Re: Mañas Infantiles (Ash x May)

Hola a Todos! se que la mayoría debe haber pensado que este fic se quedaría como un One Shot... y la verdad no estaban tan errados, asique siguiendo la idea de Ino (de hacer diferentes "miniaventuras" en capitulos únicos, aqui está el segundo One Shot. Espero lo disfruten...

Mañas Infantiles ​

Capítulo 2: Jugando con los Tíos

Miró asombrado como una por una las luces de afuera fueron prendiéndose a lo largo de la extensa y desierta calle. Vestido con su pijama agarró de una de las orejas del gigantesco Pikachu de peluche, su chupete y salió caminando de la habitación con el pokémon arrastras.

Sus padres habían salido a cenar y como era muy tarde para el pequeño Brendan, creyeron que lo mejor era que se quedara en casa con la supervisión de sus queridos y ejemplares tíos.

Uno de sus tíos favoritos era Brock, y no sólo porque cada vez que viniera a visitarlo le trajera un lindo regalo, ni porque cocinaba deliciosamente, tanto que cada vez que pensaba en ello, el pequeño Brendan se relamía los labios, ni porque le enseñara a comerse las golosinas a escondidas de su madre… quizás, todo esto ayudara a que el pequeño lo pareciera, pero la verdadera razón era porque jugaban durante horas sin parar y sin importar la hora o las quejas de su mamá.

Luego seguía Max, quien por ser líder del Gimnasio de Petalburgo no podía visitarlo muy a menudo, pero aún así, las pocas veces que lo visitaba eran de recordar, ya que al ser tan joven no tenía mucha experiencia en cuanto al cuidado de un niño, por lo que terminaba metiéndose en grandes problemas, y más de una vez llevándose regaños de parte de May. Además, cabe destacar que siempre que lo visitaba le traía una deliciosa paleta con los colores del arco iris. Sus favoritas.

Luego y quizá no tan importante estaba su tío Gary… quien no era del agrado de Brendan… pero no era porque este no le trajera regalos lindos, ni golosinas, ni nada de esas cosas…. Sino es porque cada vez que jugaban a las escondidas y Brendan corría a esconderse con sus ojos brillando y una sonrisa plasmada, solían pasar minutos, incluso horas esperando que su tío llegase y lo encontrase escondido detrás de las cortinas de Manaphy de su habitación… pero eso nunca pasaba ya que Gary se quedaba en la sala viendo televisión o hablando por teléfono con su esposa Terry, para que esta, cuando oyera a Brendan llorar, regañara y tratara de irresponsable a Gary, quien solo bufaba por lo bajo.

Pero esta era la primera vez que lo cuidaban los tres juntos y eso lo emocionada, tendría a tres nuevos juguetes para divertirse a lo grande, rompiendo reglas, quedándose hasta altas horas de la noche, haciendo sólo y únicamente lo que él quisiera…. Después de todo, la casa era suya.

Giró sobre sus talones, y con superioridad miró a los tres. Estaba listo para que comenzara el juego… agarró fuertemente a su gigantesco peluche y caminó hacia ellos tiernamente…

Nunca fallaba.

-¡Ah, no! ¿Dónde crees que vas jovencito?- preguntó Brock mientras agarraba una de las orejas del peluche, haciendo que Brendan se parara repentinamente y comenzara a jalar de la otra oreja, buscando que liberan a su Pokémon. Brock sonrió.- Luego podrás jugar, es hora de un baño.

¡Trampa!

Él nunca había dicho que necesitaba un baño. No quería tomar un baño, es más había tomado uno anoche ¿Por qué tomar uno hoy? Prácticamente no había hecho nada… No dejaría que lo bañaran… no señor. Se cruzó de brazos tercamente, dándole la espalda al joven criador.

Brock arqueó una ceja y agarró a Brendan de su manita e hizo un poco de fuerza (no demasiada) para que este se levantara… pero no hubo resultado, el niño mandó todo su peso hacia atrás, resistiéndose a ser levantado o cargado.

-Vamos… Brendan, los niños… buenos se… bañan todos los… días.- dijo entrecortadamente jalando al niño, el cual se sostenía con uñas y dientes al sofá.

¡No lo haré… ni por un peluche gigante! Resistiré.

-Ves que no es para tanto Brendan.- repuso sonriente Brock, enjabonándole el alborotado pelo azabache.

El niño lo miró recelosamente, enfocó sus ojos azules en el agua, la cual lentamente se iba cubriendo de esponjosas burbujas. Miró sus juguetes flotando sobre el líquido jabonoso y sonrió mientras daba pataditas.

Quizá tomar un baño no fuera tan malo.

Brock sonrió. Sabía que si la espuma intervenía Brendan se dejaría bañar y, en una de esas, la próxima vez no le diera tantos dolores de cabeza a la pobre May.

Vestido con una nueva muda de ropa y con el cabello humedecido, Brendan regresó a la sala en brazos de su tío.

-¡Buen trabajo Brock!- lo apremió Max levantándose del sofá.- Pero… ¿qué le sucedió a su cabello?- preguntó el joven mirando lo increíblemente enmarañado que lo tenía.

-Intenté peinárselo… pero creo que lo empeoré. Debe ser genético.- contestó dudoso e inmediatamente se le vino la imagen de él forcejeando el peine para que este se deslizara por el oscuro cabello del pequeño, mientras este se agarraba la cabeza para que no tirara tanto.

-Ahora que Brendan está bañado, puede jugar a lo que quiera.- dijo Max arrodillándose a su lado, esperando algún movimiento, expresión o algo que delatara las intenciones del pequeño.

Y así fue como empezó el juego de que Max era el fiel corcel de Brendan y este, uno de los bandidos más feroces de la casa. El pequeño se reía y espoleaba a su indomable caballo, quien de vez en cuanto tiraba al hijo de su hermana de la montura y empezaba a hacerle cosquillas sin tregua.

Max se sentó en el suelo, tratando de recobrar la respiración, en tanto, Brendan lo jalaba de su remera, para atraer la atención del corcel y seguir con el juego.

-Lo siento Brendan, estoy exhausto.- dijo su tío revolviéndole el cabello.- Ten, juega con esto.- dijo, para luego tenderle una pelota, con la parte superior roja y la inferior blanca. El niño reconoció esa pelota, su tío Brock se la había regalo en su última visita.

-Ven Max, descansa un poco.

El joven se sentó junto a los otros dos en el sofá, mientras miraban tranquilamente televisión. Pero aquella paz y tranquilidad no duró tanto, ya que Brendan, al ser hijo único, se había acostumbrado a recibir en todo momento la atención… y ahora sus tíos no se la estaban dando. Frunciendo el entrecejo, hizo rebotar la pelotita varias veces, en la cuarta vez, la agarró y la lanzó contra la cabeza de Gary. Tanto Brock como Max se rieron.

-Déjalo, es solo un niño.- le aconsejó Brock. Gary suspiró y siguió mirando la televisión, ignorando olímpicamente a Brenda, cosa que para el investigador era muy fácil.

Volvió a fruncir el entrecejo y volvió a lanzarle la pelota, la cual impacto nuevamente contra la cabeza de su tío Gary, quien apretó los puños. El pequeño sonrió internamente. Ya había logrado que su tío se molestara, sólo debía seguir insistiendo.

Le pegó una y otra y otra vez, hasta que en la sexta golpeada; Gary, harto de ser el blanco del pequeño demonio, se dio vuelta y le agarró en pleno vuelo la pelotita, se acomodó en el sofá y empezó a lanzarla hacia el aire y a atraparla.

El pequeño dilató los ojos y al ver que su tío no tenía ni la mínima intención de devolverle su juguete se acercó a el y empezó a jalarle el pantalón para captar su atención. Gary bajó la mirada, sus ojos esmeraldas se cruzaron con los azules de su sobrino, quien lo miraba suplicante para que le devolviera su pelotita.

-Lo siento, ahora es mía.- dijo. Brendan siguió jalando de su pantalón, pero esta vez, en vez de enviarle su mirada de Mareep degollado a Gary, lo hizo con Max y Brock… ellos lo defenderían.

-Dásela, Gary.- suplicó Max.

-Sí, es solo un niño.- agregó Brock.

-No, esta cosa no es simplemente un niño.- dijo señalando a Brendan.- Es un monstruito que le gusta atormentarme.

-Solo estaba jugando.- replicó Max rodando los ojos.

-¿Llamas jugar a que esta cosa te golpee constantemente con su arma infernal?

-¿Arma infernal?- preguntó Brock arqueando las cejas.

-No se quién es más infantil ahora.- dijo mordazmente el menor de los hermanos Balance.

-Ya, dásela Gary.- volvió a insistir el criador.

Viendo que su tío no hacia caso a los pedidos de Brock y Max, Brendan quien además de ser hijo único por lo que va en su naturaleza tener todo lo que desea, era un niño muy inteligente.

Sí tío Gary no me da lo que yo quiero… sacaré mi arma secreta.

Y no es que se tratase de alguna pistolita que lanzara agua ni nada por el estilo, el arma secreta de Brendan era mucho peor que una pistolita de juguete, cada vez que la empleaba conseguía lo que quería. ¿Pero que arma poderosa puede tener un niño de dos años? Fácil. El Llanto.

Y eso hizo. Comenzó a llorar acompañado de patadas y todo lo que él creyera necesario para lograr su cometido.

-Brillante Gary, lo hiciste llorar.- le reprochó Brock tapándose los oídos.

-¿Qué acaso no tiene un interruptor o algo?- gritó Gary. Max y Brock intercambiaron miradas de soslayo.

-Dale su pelota y Brendan se callará.- gritó Max.

-¡No!- exclamó el investigador.

-¡Joder, Gary! Dásela si no quieres que deje a Terry viuda.- bramó Brock fuera de si.

-Bueno, bueno. Aquí tienes, llorón.- le dijo a Brendan mientras le entregaba la pelotita.- ¿Contentos?- ironizó.

-Bastante.- respondió Max.

Pero la tranquilidad que se formó en ese momento no duró mucho, de pronto comenzó a sentirse un olor horrible. Los tres hombres se taparon la nariz ante aquel fuerte olor, Brock comenzó a buscar la fuente de aquel asqueroso aroma.

-¡Joder! ¿Quién se está pudriendo?- preguntó Gary.

-Cálmate niñita.- respondió mordaz.- Brendan se hizo. Eso es todo.- agregó Max con su tono de sabelotodo- ¿Quién lo cambiará?- preguntó mirando en dirección al pequeño que reía traviesamente.

-Yo no.- contestó rotundamente Gary.

-Pues yo tampoco.- dijo Brock. Se acercó a Max y con voz apenada y afligida agregó.- Ahí te vez, enano.

-¡No es justo!- refunfuñó Max cruzándose de brazos.- ¡Tú tienes más experiencia Brock!- exclamó.

-Yo soy mayor que tú Max, por lo tanto debes obedecer a los mayores.- se burló Gary mientras le entregaba el talco y un pañal nuevo. De paso tomaría aquello como una pequeña venganza por lo del comentario.

-No haré esto solo.- replicó el menor de los hermanos Balance y, sin decir más jaló de la oreja de Brock y lo arrastró (literalmente) hasta la cocina mientras el criador gritaba y pataleaba para ver si, en una de esas, lograba salvarse del cambio de pañal.

La cocina estaba más silenciosa que de costumbre. Max miraba con sus ojos dilatados al pequeño, mientras que Brock lo mirada con el entrecejo fruncido. En tanto, Brendan sintiéndose el centro de atención se limitaba a sonreír. Max carraspeó y se arremangó las mangas de su camisa. Brock se sacó el sudor de la frente.

-Bien, repasemos.- dijo seriamente Max.- Yo le saco el pañal, tú lo limpias, yo le pongo el talco y por último le colocas el pañal nuevo. ¿Entendido?

-Si.- dijo Brock sudando frío.

-Mientras más rápido mejor.- dijo acercando sus manos a las cintas del pañal.- A la cuenta de tres.- dijo.- Uno…- la distancia volvió a reducirse.- Dos…- sus manos volvieron a acortar la distancia.

-¡No que aún no estoy listo!- exclamó lloriqueando Brock.

-¡Tres!- enseguida abrió las cintas y despojó al pequeño Brendan de su pañal.- ¿Qué esperas Brock? ¡Rápido! ¿Brock?

Pero el joven criador no lo escuchó, después de todo, lo último que alcanzó a ver Max del criador fue que su cuerpo yacía cómodamente en el piso. Suspiró negando con la cabeza y volvió su vista a Brendan.

Tíos escandalosos, se ahogan en un vaso de agua. Mamá cambia el pañal en menos de diez minutos y tío Max hace más de media hora que intenta hacerlo… sin contar que tío Gary lo supervisa desde el sofá y tío Brock duerme en el suelo.

Sonrió traviesamente mientras aplaudía con sus manitos.

Max pasó su vista desde el pañal nuevo hasta Brendan, de Brendan al pañal, y así varias veces. Al parecer había quedado solo en eso… Luego de diez minutos, Max salió de la cocina con Brendan en brazos.

-Con que experiencia ¿eh?- sarcástico fulminando a Brock, cuyas mejillas se tiñeron de un rojo intenso.

Max dejó a Brendan en el piso, quien se puso a jugar con su pelotita. Se sentó en el sillón junto a los demás y miró la televisión. Estaban televisando una de las peores batallas que había visto, el entrenador de cuidad Camino Dorado no tenía ni idea de lo que estaba haciendo allí, mientras que el otro aprovechaba para darle una buena dosis de dolor a los pokémons de su adversario.

Gary se estiró hacia atrás y cerró los ojos, un descanso no le hacia mal a nadie, pensó al igual que Brock y Max. Los tres en un abrir y cerrar de ojos se quedaron profundamente dormidos, es que cuidar a un niño de dos años no es nada fácil.

Brendan rodeó el sillón y miró a sus tíos durmiendo placidamente, sonrió pícaramente. Ahora que sus tíos estaban durmiendo nada ni nadie le impediría hacer lo que él quisiera.

OoO​

-¡Ya llegamos!- exclamaron al unísono Ash y May, quienes inmediatamente fueron recibidos por Brendan, vestido con su pijama, una sabana que simulaba ser su capa y un gorrito de la lana en la cabeza, seguido por su Pikachu gigante que estaba en las mismas condiciones.

-¡Hola Precioso!- exclamó su madre mientras lo cargaba.- ¿Te cuidaron bien?- preguntó mientras fruncía el ceño.

-Mira Brendan…- canturreó Ash mientras sacaba de su bolsillo una enorme y bien colorida paleta con los colores del arco iris. El pequeño al verla comenzó a mover sus bracitos.- Toda tuya.

Papá si que era bueno…

Al entrar a la sala Ash comenzó a reír frenéticamente, mientras que May dilataba los ojos y la desesperación se apoderaba completamente de ella. Las cortinas estaban manchadas con una especie de sustancia roja pegajosa, las paredes, antes blancas lucían lindos rayones de crayones de muchos colores, sin mencionar la mancha en la alfombra.

-¿Me pueden explicar que pasó aquí?- gritó, tanto Max como Brock y Gary se despertaron y se levantaron del sofá de un salto. Al hacerlo sus bocas se abrieron y su ojos se dilataron, tanto que Ash creyó que se saldrían de sus orbitas. Evidentemente estaban viendo la obra de arte del pequeño.

-¡Culpa de él!- exclamó Gary señalando a Brendan.- ¡Que no te engañe su carita de niño bueno!- advirtió, ante todo esto Ash no pudo aguantar más y comenzó a reírse nuevamente.- No le veo la gracia.- replicó el investigador.

-Lo sentimos May, sólo nos dormimos unos minutos y… bueno, Brendan se descontroló.- explicó su hermano mientras bajaba la cabeza, al igual que Brock.

-Limpiaremos todo mañana.- prometió Brock, nervioso de que May pudiera hacerles algo.

-¿Pero por qué? ¡Saben que fue culpa del mocoso!- replicó Gary enfurecido. No estaba dispuesto a levantarse temprano para limpiar el desastre de otro.

-Igual es su culpa.- rebatió May calmándose un poco y dejando a Brendan en el suelo.

-Después de todo, era su deber cuidarlo.- dijo Ash entre carcajadas.

Gary bufó por lo bajo cruzándose de brazos. Miró al mocoso, sus ojos verdes se cruzaron con los tiernos e increíblemente azules de él. Tenía de nuevo aquella carita de Mareep degollado que derretía a cualquiera. El investigador desvió la mirada.

Brendan sonrió triunfal. No sólo había podido colorear aquellas aburridas paredes, sino que habían regañado a sus tíos por algo que él había hecho… y aún mejor, su tío Gary tendría que madrugar y, de lo que Brendan si estaba conciente era de cuanto odiaba el investigador levantarse temprano.

-En cuanto a usted jovencito.- dijo la dulce voz de su madre. Brendan se volteó lentamente esperando alguna regañada por lo que preparó sus mejores ojitos de Mareep degollado y la miró fijamente. May se agachó hasta quedar a su altura y le revolvió el cabello azabache.- Tan solo eres un bebé…

Salvado…

Extendió sus bracitos para que su madre lo cargara. Tenía sueño, sus párpados cada vez le pesaban más, además de estaba un poco cansado, después de todo no era nada fácil pintar todas aquellas paredes.

Se acurrucó en los brazos de May y se quedó profundamente dormido.

Mañana sería un nuevo día, lleno de nuevas aventuras…

Fin.

Y que les pareció? Espero que les haya gustado. Al parecer el pequeño Brendan le puso las cosas medias, por no decir muy dificil a sus queridos tíos... en especial a Gary xD pero bueno tenía que tomar alguna venganza ya que no es agradable quedarse escondido detrás de tus cortinas durante horas o si?

Nos leemos en el próximo One Shot!!!
Drusky ^^