One-shot de Inuyasha - Los ojos del youkai

Tema en 'Inuyasha, Ranma y Rinne' iniciado por hakudinntt, 20 Febrero 2012.

  1.  
    hakudinntt

    hakudinntt Iniciado

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    Título:
    Los ojos del youkai
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    14
     
    Palabras:
    850
    Hola, pues este es mi primer fic...espero que les guste o que no crean que es demasiado malo =), porfavor ayudenme a mejorar con criticas y sugerencias (y vitores si se puede).

    Introduccion

    No importaba cuanto mirase a su alrededor, no habia ningun rastro de luz, ni un halo mucho menos un lucero, la oscuridad que le rodeaba era simplemente un vacio que se abria por todas direcciones, a donde quiera que posara sus desesperados ojos dorados. A este paso nunca encontraria a Kagome.
    Y esque solo de imaginarla sola, asustada, y con la tentacion presente de pedir su deseo a la perla de Shikon, era...un desazon que casi le quemaba por dentro, le aterrorizaba perderla de ese modo, tragada por la oscuridad dentro de esa maldita perla, con el destino sellado de la misma manera que Midoriko. No, no podia permitirlo. Tenia que encontrara, tuviera que matar a cuanto yukai tuviera que mandar al mismo infierno, tuviera que luchar contra el alma de Naraku, quien aun yacia sumido en la misma posicion inherte y pasmada.
    Tenian que salir, costara lo que costara, del interior de la perla. Costara lo que costara.
    Dio vuelta enseguida moviendo rapidamente a tessaiga, los restos de yukai cayeron a su alrededor, pronto volviendo a juntarse. Seria infinito!!!...

    -¿que ganaras, InuYasha?- le pregunto la voz que bien conocia, con el mismo tono burlon que odiaba con toda su alma.
    -callate, Naraku-le ordeno con desesperacion, no por el, mas bien, por encontrar a Kagome.
    -Pedira el deseo que tanto martirizo a Kikyo-rio con sorna
    -Callate, infeliz!-vovlio a tessaiga contra el, truncando la burlona risa que se perdio en el eco pero que de alguna forma u otra volveria.
    En aquel momento una sublime idea dio vueltas en su mente, "deseo", el deseo que necesitaba era encontar a Kagome, si bien no habia podido evitar que la perla se la tragara cuando todo parecia haber terminado, ahora la sacaria de alli. Antes de hablar se detuvo a si mismo, debia desear algo que los ayudara a salir de alli, y que al final destruyera la perla, no podria pedir el deseo que Kikyo le habia mencionado hace muchos muchos años, no podia pedir ser humano para purificar la perla, porque corrian el riesgo de quedar atrapados y separados, y ya no lo soportaba, el corazon le exigia ver a la hermosa Kagome, SU Kagome.
    Otro yukai mas muerto bajo el peligroso filo de tessaiga, y otro mas. No podia pensar con claridad y tenia que adelantarse a Kagome antes que ella pidiese un deseo. La salvaria.
    Suspiro de nuevo, ¿y si?¨...¿y si pedia la fuerza necesaria?¿y si deseaba poseer el poder para salir de ese abismo?..La idea al principio fue repudiada por la parte humana dentro de el.
    -¿que estas pensando, idiota?-se dijo-pero...pero si no actuo ya, Kagome podria quedarse atrapada aqui por siempre.
    ¿y si mejor deseaba que ella se salvara incluso si el permanecia alli el resto de la eternidad?, una debil sonrisa jugo en sus labios, no, tampoco pediria eso, pues no sabria con certeza si Kagome estaria al final a salvo...
    No, necesitaba la fuerza, el poder...si habia salido del Meido (el dia en que lo consiguio para tessaiga) junto con su hermano habia sido por ayuda, quisiera reconocerlo o no, de su hermano, quien nunca habria cedido ante el veneno, no, un yukai era mas poderoso.
    Aspiro hondo, y sonrio ante la ironia.
    -Al final, me serviras- se dirigio a la perla y con voz fuerte dijo- ¡Perla Shikon! quiero pedir un deseo ahora

    Ella, estaba perdida, sola, asustada de imaginarse hundida en ese horror abisal en el que estaba sumergida, tenia frente a ella la dichosa perla atravesada por su flecha, le exigia un deseo y ella, debil y temerosa, como estaba, lo pediria. De repente un nuevo resplendor emergio desde el interior de la perla, un brillo mas oscuro. Y en medio de una cegadora luz, desaparecio. ¡No!, ¿acaso estaria condenada como Midoriko? No, InuYasha vendria a buscarla, y estarian a salvo los dos, bueno, en realidad solo queria verlo una vez mas.

    Como esperando la perla aparecio frente a los dorados ojos del hanyou, incitandole a pedir su deseo.
    Suspiro indeciso, luego la viva imagen de los brillantes ojos de Kagome le dieron la fuerza necesaria.
    -Deseo el poder-titubeo-el poder necesario para sacar de aqui a Kagome y salir de aqui...deseo..
    -Ser un yukai completo-termino la frase la mimsa perla.
    -Si, un yukai..un verdadero yukai...

    Algo cambio entonces, ya no era la luz lo que le permitia ver la oscuridad mas grisasea, pero tampoco lo cegaba, era mas bien un resplandor curiosamente frio, un halo de luz que lo rodeo, se adentro en su cuerpo quemandole desde el interior, despertando lo que supo oler como su "sangre de demonio". Y alli enmedio de esa profunda oscuridad el poder corrio por sus venas, por todo su cuerpo, incluso por su alma, lo sentia, lo anhelaba, QUERIA que creciera, lo rogaba...y por supuesto la perla lo concederia.
     
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    Freedom

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    Bueno, me gusta la idea porque Inuyasha es como si se fuera a transformar en un demonio completo, pero me gustaría saber qué ocurre después.
    ¿Podrá sacar a Kagome de ahí o solamente le da el poder?
    Habría que verlo n-n
    La trama me gusta, para ser sólo el comienzo lo desarrollaste de una manera muy fluida.
    Incluso en algún punto creí que seguía y me topé con el final.

    Bueno, te dejo los errores que vi. No son muchos ni graves, son cosas que se pulen con la práctica.
    (Yo suelo tener un problema con las comas y los puntos, muchas veces no se bien dónde ponerlos)
    • Tildes ausentes, varias.

    terminó, quemándole, adentró, frío, rodeó, allí, corrió, sentía, concedería, apareció, estaría, emergió, había, vacío, sólo, tentación, desazón podía, tenía, aún, sería, posición, aquí, titubeó, cambió, permitía, pediría, exigía, débil, incitándole, desapareció, suspiró, vendría, aspiró, consiguió, día, actúo, ganarás, ordenó, desesperación, sonrió, ironía, rió, pedirá, martirizó, salvaría, él, perdió, volvió, corazón, servirás .


    • Sugiero que utilices el guión largo (—). Por ejemplo:

    Pedirá el deseo que tanto martirizó a Kikyo rió con sorna.

    Los sustantivos propios llevan mayúscula. Por lo tanto " tessaiga", debería escribirse así:

    Tessaiga.



    En el foro, la sección de Herramientas para escritores tiene abundante contenido, muy práctico a la hora de escribir y consultar dudas.



    Para ser tu primer fic debo felicitarte, está muy bien redactado y encaminado.
    ¡Espero que me quites pronto la intriga de saber qué ocurre ahí !



    Un saludo enormus <3 Nos leemos luego cariño, ¡Qué buen comienzo!
    Avísame cuando tengas la continuación lista.
     
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  3.  
    hakudinntt

    hakudinntt Iniciado

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    Aqui esta la conti! gracias por los consejos y espero que les agrade!!

    Capitulo 1​
    "El deseo"​
    La soledad pesa como el concreto mismo, cae sobre los hombros con tal magnitud que se convierte en el segundo cuerpo, la cruz que obligadamente habrá que cargar, y es entonces cuando refleja su verdadera naturaleza opacando la nuestra, dejándola tras su nube de tristeza.
    La oscuridad es simplemente el espejo más vivido y cruel de una tenebrosa realidad, la manera más vil de perderse y ser olvidada.
    Los caminos se cierran, sumergiéndonos en la nada, en una profunda desesperación que se adueña de nuestros sueños, ilusiones, y peor aun, de nuestro corazón.
    El silencio, la respuesta a la tristeza y el argumento más feroz contra toda esperanza.
    Y el amor, el sentimiento más puro, pero también el pero enemigo cuando se tambalea amenazando con derrumbar la fe en aquel tan necesitado ser que se ha convertido en la única razón para seguir adelante, aunque, ahora quizás, no hubiera nada adelante, solo un capricho intenso por librarse del abismo que nos rodea…que la rodea, que cubre los horizontes de Kagome, mientras casi da por sentando que su suerte esta echada y deberá soportar ese miedo, toda esa soledad el resto de la eternidad.

    En algún otro lugar, separado por una barrera oscura, el alma de un persistente guerrero se aferra al único deseo que le queda desde el sentimiento que le unió a Kikyo: Kagome.
    Pero su alma le esta exigiendo algo más, algo diferente, algo que el mismo desconocía hasta ese momento: poder.

    En medio de todo ese abismo, un fugaz pero sincero resplandor cae con pesadez hasta perderse en los confines de la nada. Le sigue otro, y otros mas, que resbalan por las pálidas mejillas de la mortificada muchacha, esta perdiendo fuerzas, lo sabe: pronto su propio abrazo se romperá dejando expuesto su cuerpo a las sombras, y su corazón quedara solo y resignado, herido y asustado…perdido en la inconsciencia del dolor.

    Su fiel arma esta reclamando su atención, le esta exigiendo algo que el mismo no sabe con certeza que puede ser. InuYasha no comprende porque Tessaiga esta palpitando de esa manera, ni porque la empuñadura ha comenzado a emanar calor, ahora esta incluso quemándole la mano, comienza a provocarle dolor; además también esta esa extraña temperatura que le recorre desde el interior.
    Tessaiga ahora duele, no podrá soportarlo por mucho tiempo, pero también esta inmóvil como para intentar averiguar que sucede, esa molesta onda de electricidad no le permite hacer mucho.
    No lo soporta, su espada le esta quemando.
    Hay yukais a su alrededor, los oye, los huele, los siente, sabe cuantos son incluso sin mirarlos ¿desde cuando es capaz de hacer eso?
    Una fuerte punzada lo distrae, otra cosa esta también reclamando que le preste atención, pero no logra darse cuenta que puede ser.
    ¡Ahora es peor! Ya no lo soporta, tiene que apartar la mano, o la perderá calcinada, el dolor ya es demasiado intento incluso para su resistente piel de hibrido, pero nada puede hacer si esta inmóvil, hay “algo” que lo detiene, y no quisiera hacerlo, pero el dolor se ha convertido en un verdadero martirio.
    Sabe que la perderá, que Tessaiga caerá hacia el abismo, que no podrá recuperarla. Pero lo hará. Algo en su mente le dice que, después de todo Tessaiga no es tan importante, ya que es ella misma, su “leal” arma la que le esta provocando esas heridas.
    Poco a poco va dejando sin fuerza la mano derecha, siente la empuñadura resbalar por su palma, pesándole, como si no quisiera caer y tratase en vano de aferrarse a la mano de su dueño, pero la esta dejando ir. Y en un momento, ya esta, la ha soltado.

    Ya ha derramado la última lágrima aceptando la realidad, cerrando los ojos con fuerza como si pudiera esconderse de la verdad. Probablemente InuYasha ha estado tratando de encontrarla, pero quizás no ha hallado la manera de llegar hasta donde esta, pero confía ciegamente que podrá hacerlo, y que tiene que esperarlo.
    “InuYasha” piensa ¡Como desea verlo! Mirarlo otra vez, abrazarlo y sumergirse en sus ojos claros, contemplarlos una vez más, sentirse a salvo, sentirse a su lado.
    “InuYasha” su nombre da vueltas en su mente cada vez mas rápido, le suena dulce, si, el vendrá por ella, la salvara, y posiblemente estará molesto con ella al verla derrotada, así que debe levantarse, ser fuerte por ambos: luchar hasta que él llegue.
    “InuYasha” piensa “Ven pronto”, ruega en silencio.
    Mira tras el velo de sus parpados el rostro de su amado InuYasha, él también la esta esperando, esta segura, y pronto llegara para protegerla.
    -InuYasha-el anhelo de todo ese tiempo se ha convertido ahora en un susurro, un llamado cargado de añoranza, fuertemente sostenido por el poderoso sentimiento que la une a él, la única razón pata haber decidido permanecer a su lado.
    Aquella inexplicable fuerza que sostiene su anhelo viaja, se mueve, se dispersa. Kagome esta segura por completo que algún día InuYasha llegara hasta ella.

    Algo ha cambiado, lo sabe, lo siente correr por todo su cuerpo, ahora tiene la certeza: saldrá de ahí…un momento ¿Por qué lo pensó en singular? ¡No!, es un perfecto plural: Kagome y el. Juntos saldrían de ahí.
    Los yukais han comenzado a dispersarse, no lo entiende, de cualquier manera esta inmóvil aun y ellos bien podrían atacarlo. Maldición, esa invisible cadena todavía lo ata, y sigue avanzando por sus venas, recorriéndole todo el cuerpo.
    Quizás, si necesita a Tessaiga, de detiene a mitad del pensamiento pues aquella misma voz que le sugirió soltar su espada, lo esta convenciendo de nuevo, InuYasha se resiste a ceder ante lo que le dice, pero esta sorpresiva y nueva onda de poder que ha surgido le convence ahora que puede sentirla: el NO necesita a Tessaiga, ni a la técnica del Meido para salir de allí, ahora si es capaz de dejar atrás ese horizonte oscuro que se extiende por todas direcciones.
    Se detiene entonces, algo lo hizo detener su pensamiento, no es esa extraña voz en su mente, es diferente, una voz dulce, un eco lejano que se acerca hasta sus oídos, apenas lo oye pero toma intensidad conforme se acerca mas y mas.
    Logra entonces identificar el lejano llamado, si, es esa dulce voz que pronuncia su nombre, la voz que ha estado deseando oír desde que esa pesadilla comenzó: Kagome lo esta llamando, lo espera.
    ¿Por qué ha sido tan idiota? Kagome esta buscándolo, y es muy probable que este asustada, y sola en medio de las sombras, si no es que los yukais no la hubieran ya hallado, o peor, el alma de ese desgraciado de Naraku.
    El eco se repite en su mente, pero no logra mover su cuerpo por más que lo intenta, esta aferrado con ese estúpido grillete invisible. ¡Tiene que lograr zafarse, encontrar a Kagome!
    Se debate con fuerza hasta lograr soltarse usando el único medio que le es posible ahora: sus garras. Ha desgarrado la cadena invisible, que de pronto parece ceder ante el filo de las peligrosas armas.
    Pero también ha abierto una brecha en el abismo, ¡por fin! Ya pronto estará con ella, su querida Kagome.
    -¡¡¡KAGOME!!!- la llama con fuerza, anunciando que ya casi estarán juntos.

    Oyó esa voz, SU voz, si, es el, es InuYasha, pronto llegara, la ha encontrado, ha venido para protegerla tal y como le prometió, y la salvara para que juntos puedan salir por fin.
    InuYasha, InuYasha, InuYasha…¡INUYASHA!
    Se incorpora de su posición fetal y busca con la mirada, en cualquier momento, lo sabe, en cualquier momento ya llegara, aparecerá y podrá verlo. Su corazón se ha desquiciado con el solo imaginar sus ojos observándola nuevamente, esa añoranza es remplazada por ese deseo, ¡ya quiere ver al hanyou!
    Un rayo de luz corta la oscuridad, abriendo una brecha que la ciega, así que se cubre el rostro con el brazo, pero ese deseo por verlo la sobrepasa, entonces decide forzar sus pupilas para que soporten el resplandor.
    Que curioso, la luz parece estar mas cerca, pero ella no se ha movido, quizás es el rayo luminoso el que se mueve; lo observa con detenimiento, si, es eso lo que se mueve hacia donde esta. Se esta acercando, y hay algo mas, una silueta en el medio que se acerca también, ¿es InuYasha? ¡Si! Tiene que serlo, por fin ha llegado por ella.
    Una extraña sensación le rodea el pecho, un malestar distinto al anterior, extrañamente se trata de una sospecha, un mal presentimiento… ¿Por qué sentirse así si ya se acerca su amado InuYasha? No puede responderse, es tarde para hacerlo: el resplandor la ha alcanzado, la esta rodeando esa intensa luz, ahora solo queda esperar que la silueta tome forma y pueda mirarlo, solo queda esperar que InuYasha la alcance.


    Afuera, en el mundo real, a salvo de las sombras de la peligrosa perla, un pequeño Kitsune contempla el mismo sitio, sus esmeraldas ojos aun no han agotado sus reservas de lágrimas, así que tiene llanto para rato.
    Ha revuelto la tierra con sus manitas una y otra y otra vez sin resultado alguno.
    -Shipo- le llama su amiga acercándose a él.
    -Kagome no ha regresado- se lamenta soltando entonces a llorar, desahogando lo mal que se siente.
    -Shipo, no te preocupes mas-le consuela Miroku- la señorita Kagome e InuYasha saldrán de allí- pero ni el mismo suena convencido de sus palabras.
    -Shipo, además debes comer, ve a la aldea-Sango se arrodilla a su lado- Has estado aquí seis días.
    -Y hemos venido a cuidar tu puesto-completa el monje.
    -No, no no-se muerde los labios-quiero quedarme aquí hasta que regrese Kagome.
    -Shipo, InuYasha va a-Miroku intenta de nuevo
    -¡InuYasha es un perro tonto que no salvara a Kagome!

    Sango acerca su mano para tocar los cabellos del pequeño yukai, lo cierto es que ella se siente igual, impotente, no sabe si algún día lograran regresar.
    De lo único que tiene certeza es que Miroku también siente esa incertidumbre al no verlos volver.

    -Shipo…

    Sango se interrumpe, frente a ellos se ha abierto una brecha en donde inicia el horizonte, como si alguien hubiese desgarrado el velo que separa un mundo de otro y ahora quisiese conectarlos.
    Avanzan unos pasos, intrigados por la situación, pero se detienen, hay “algo” que se acerca rápidamente desde el otro lado con mucha rapidez, un ataque que bien conocen: las garras de InuYasha.
    Se acercan desde su origen hasta la brecha desgarrando los bordes para aumentar su tamaño, y no se detienen; cruzan al otro lado.
    Apenas y logran ellos apartarse del camino de las poderosas cuchillas, salvándose de ser cortados de lado a lado. Las esquivan lo mas rápido que pueden, las garras están abriendo largos y profundos surcos en la tierra, la cortan sin mucho problema.
    La nube de polvo y tierra dificulta ver por donde llegaran, dificulta toda visión. En un movimiento Sango debe arrojarse al suelo con Shipo en brazos, haciendo lo único que puede hacer: permanecer quieta, sintiendo las cuchillas pasar a su alrededor. Miroku, por su parte sigue esquivándolas, algunas sin mucho éxito, pero ninguna lo hiere de gravedad.
    Por fin se detienen, han dejado muchos destrozos (arboles trozados, surcos, y poca posibilidades de que algo vuelva a crecer en ese suelo), pero al menos ya no hay mas, ahora solo queda la densa capa de polvo que sigue dificultando la visión.
    La exterminadora y el kitsune se ponen en pie ayudados por el monje. Contemplan expectantes, ya no hay brecha alguna en la nada, ahora se distinguen entre la tierra dos siluetas de diferentes tamaños, juntas, fuera de ese horrendo lugar.

    La inercia del “aterrizaje” tan brusco causa que Kagome resbale y caiga hacia de bruces. Pero no importo mucho, porque siente la tierra bajo sus manos y rodillas ¿es verdad? ¿Están afuera?...lo digiere lentamente hasta darse cuenta: ¡Si!, están afuera. Puede dejar correr la felicidad ahora con libertad, ya están a salvo, todo termino, al fin.
    El polvo se dispersa y le permite ver a sus amigos ¡que feliz se siente de verlos!
    -¡Kagome!-celebra el kitsune corriendo hasta ella, aferrándose a su pecho, la muchacha se arrodilla y le corresponde el abrazo. También esta a punto de derramar lagrimas, de pura alegría.
    -Shipo-le susurra con cariño.
    -Kagome- saluda Sango echándose a correr hacia ella.
    -Señorita Kagome- Miroku la acompaña. Ambos lucen genuinamente felices de verlos.
    Por fin esa molesta nube de polvo desaparece, ahora pueden ver con claridad. Kagome los espera con una sonrisa en el rostro, conteniéndose para no llorar; pero sus amigos no llegan, se detienen a unos metros de ella, al principio Kagome no comprende, porque tampoco la están viendo a ella, sino a “algo” que esta detrás suyo.
    La mirada de sus amigos son una mezcla de sorpresa, cautela y temor; no lo entiende, pues lo único que puede estar detrás es: InuYasha.
    ¡InuYasha! Con toda esa deslumbrante luz y luego ese polvo en el aire no lo había logrado ver como tanto deseaba, pero ahora si podría hacerlo, decirle lo mucho que lo extraño, lo muy asustada que se sentía y lo inmensamente feliz que se sentía ahora. Lo abrazaría y podría ver esa sonrisa autosuficiente y cariñosa en sus labios, esos bellos ojos y…
    Se petrifico al terminar de volver el rostro…aquel hombre tras su espalda no es InuYasha.





     
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  4.  
    hakudinntt

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    Pluma de
    Escritora
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    Los ojos del youkai
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    Drama
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    14
     
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    2295
    Hola, les traigo el segundo capitulo =D

    Capitulo 2
    "Los ojos del hanyou"
    No, no podía ser el, definitivamente ese aspecto no era de InuYasha.
    Su primer impulso fue alejarse de l hombre, pero su cuerpo no le respondió con demasiada rapidez, hasta ese momento no había notado lo débil y cansada que se sentía.

    -¿Es…InuYasha?- Shipo se asomo por debajo del cabello oscuro de la muchacha.
    -InuYasha- pensó ella, ¿seria posible?

    Lo analizo detenidamente, y no era la única, sus amigos también lo hacían, incluso el muchacho mismo se miraba las manos con gesto curioso. Vestía la misma ropa de la rata de fuego de InuYasha, su largo cabello era plateado como el del hanyou, pero en la corona de su cabeza faltaba algo muy natural en el: sus orejas. Sus mechones de cabello caían a los costados de sus cienes justo delante de unas orejas puntiagudas, orejas de yukai. Sus garras eran largas y afiladas, incluso su tez era mas clara. Una extraña estola blanca bastante gruesa cuyo origen estaba debajo de su plateado cabello caía hasta sus tobillos. Pero aun así… debajo de toda esa nueva apariencia aun estaban sus hermosos ojos dorados, pero una franja desigual de un color marrón bordeaba su mejilla izquierda, como tatuaje sobre la piel.
    -Inu…Yasha- mascullo Kagome. Si, aun debajo de esa mascara de demonio aun conservaba sus facciones.
    El aludido alzo la mirada, clavándola en sus amigos.
    -¿Eres tu, InuYasha?-quiso saber Miroku acercándose a él con cierta cautela.
    -¡Feh!, ¿pues a quien esperaban?-si, ese era InuYasha.
    -InuYasha…-llamo Shipo
    -¿Qué te ocurrió?-se adelanto Sango
    -¿ah?-el muchacho parpadeo confundido, luego sonrió arrogante- ¿acaso no lo pueden ver?

    Hubo un silencio total, era obvio que podían verlo, pero creerlo quizás era otro tema. El pequeño kitsune demasiado ansioso por el nuevo InuYasha, se adelanto hacia el con la intención de darle un buen golpe. En vuelo InuYasha atrapo al zorrito sin ver en realidad, estaba más ocupado en descubrir la nueva energía que sentía, como si tuviera reservas de fuerza de sobra.
    Kirara se transformo al momento, gruñéndole entre colmillos, el nuevo yukai la miro y soltó a Shipo de nuevo sin prestarle atención.
    Kagome entonces noto el resplandor que provenía del pecho de InuYasha. “La perla de Shikon” se dijo. ¿Qué no se suponía que debía ser destruida? Esa había sido parte de la misión: recolectar cada fragmento para destruir el conjunto después, evitar que más daño pudiese hacerse.

    -InuYasha-se dirigió a el lentamente.
    -¿Qué quieres, Kagome?
    -Debo purificarla-le dijo simplemente. InuYasha de inmediato supo a que se refería. Involuntariamente le gruño, defendiendo lo que era suyo, lo que su instinto le dictaba proteger. Sus amigos retrocedieron levemente, pero ella no, Kagome se mantuvo firme.
    -Podrías ser contaminado
    -¡Feh! ¿No me ves, Kagome?-se rio- Ahora soy diferente, un espíritu completo, ¿crees que podría ser corrompido por la perla?
    -¿La perla?-se pregunto Sango.
    Algo en su cintura le exigió atención, sus dorados ojos se abrieron con sorpresa cuando notaron la desesperación de Tessaiga, que se debatía dentro de la vaina. ¿En que momento había regresado la espada a su lugar?

    -Tessaiga-murmuro como si quisiese calmar a la espada, pero no dio resultado alguno. Acerco la garra para intentar con otro método: portarla. Al primer contacto que su mano derecha tuvo con la empuñadura el campo de energía de la espada le repelió.
    Nadie salía de su asombro.

    -Tessaiga…repudio a InuYasha- al monje se le dilataron las pupilas de sorpresa
    -¿Por qué?-Sango aferro a su Hiraikotsu automáticamente, como cuando se sentía en peligro ante algún yukai.
    -Es porque InuYasha es ahora un yukai-explico Kagome con voz apagada.

    InuYasha lo intento de nuevo, mismo resultado, y de nuevo, pero siempre resultaba igual: la espada seguía repudiando a “su dueño”. ¡Maldición! ¿Qué demonios le sucedía a Tessaiga?
    La furia se le subió a la mente nublando toda razón en sus pensamientos, ¿Tessaiga repudiarlo?, sin darse cuenta le crecieron los colmillos, le ardió la sangre, y las garras palpitaron en sus manos; soltó un manotazo lleno de furia, lanzando un potente ataque que destruyo todo a su paso.
    Los demás se encogieron en medio del vendaval que provoco el ataque. InuYasha se percato entonces de ello, ¡no sabia que podía hacer eso! Tras el momento de asombro, una arrogante y confiada sonrisa autosuficiente le lleno los labios.
    -Sorprendente, InuYasha- admitió Miroku
    -Pero ahora que has hecho eso, tienes que aprender a controlarlo-apunto Sango
    -Feh, puedo controlar mis poderes- se ofendió pero pronto olvido el comentario, quería saber que mas podía hacer ¿compartiría los mismos poderes que Sesshoumaru?
    -No, InuYasha- Kagome, era la única que sentía que en realidad eso no estaba nada bien, quizás el deseo mas profundo de InuYasha se había cumplido, pero la perla jamás cumplía el deseo que le pedían, solo traía mas tragedias consigo.
    -¿Qué? ¿Qué te pasa, tonta?-otra de esas sonrisas ególatras- ahora que poseo estos poderes…
    -Dijiste que me protegerías con Tessaiga, ¿lo recuerdas?, y ahora es ella la que no puede dejar que la toques, ¿no ves lo que esta ocurriendo, InuYasha? La perla…
    -¡La perla nunca podrá corromperme a mi!
    -Pero Tessaiga…
    -Tessaiga no me quiere ahora-se mordió los labios- porque no la necesito más, no ahora que por fin soy un yukai…

    Todos retrocedieron ante las duras palabras del yukai, InuYasha nunca se había separado de su espada desde que la obtuvo, siempre la había usado y junto con ella había ganado muchas batallas, eran leales el uno al otro…o al menos eso parecía.
    -Eso quiere decir que-Kagome bajo la mirada- tampoco vas a proteger mas a los humanos- no quiso referirse a ella directamente, era demasiado doloroso imaginarlo siquiera.
    InuYasha guardo silencio, tomado por sorpresa ante la analogía.
    -Tengo que purificarla, InuYasha- la muchacha le grito decidida, eso solo sirvió para hacer explotar el orgullo del yukai.
    -Ahora soy un yukai completo, lo que siempre desee-le enfrento- si no hubiese sido por esto, nunca hubiéramos salido de la perla así que ni una espada ni tu van a cambiar eso- dicho eso se dio la vuelta para marcharse.

    Kagome lo miro alejarse, no precia tener intención alguna de volver. Pero ella tampoco tenia la fuerza para ir tras el, aquella mirada era más bien un destello peligroso que le había petrificado en su lugar, era por lo más extraño: ella nunca le había temido a InuYasha, es más lo amaba.

    InuYasha avanzo sin detenerse rumbo al bosque, estaba sumamente molesto ¡sus compañeros no lo habían felicitado por su nuevo cuerpo! ¡Kagome tenia planeado arrebatarle lo que siempre había querido, y peor, había menospreciado su hazaña al sacarla de la perla!
    Sus pasos eran firmes, en realidad, daba la impresión de intentar romper el suelo con solo andar. Por primera vez en toda su vida, se sentía realmente seguro de si mismo, no tenia motivo para temer de nada, absolutamente de nada, no mas lunas nuevas que lo dejaran indefenso ni mas insultos…oh si, ahora que lo pensaba no estaría del todo mal hacer unas cuantas “visitas” a quienes le habían menospreciado con crueldad cuando niño, quizás solo para que lamentaran haberse metido con el, pensando eso, dejo jugar en sus labios otra sonrisa.

    Un poderoso yukai de largo cabello platinado y dorada mirada fría detuvo su elegante andar. ¿Qué significaba lo que sentía en el aire? La esencia de InuYasha era de nuevo perceptible, era claro que había logrado salir de ese lugar, pero también se olía diferente, su sangre era parecida a la suya y la de su padre, pero a la vez diferente a cuando su hibrido hermano perdía el control de su mente. Volvió su mirada tras sus pasos y decidió que averiguaría lo que sucedía.

    -Entonces Kagome…InuYasha deseo ser un yukai completo a la perla…- Sango probo si había entendido lo que Kagome había relatado.
    La muchacha asintió sin alegría.
    Todos guardaron silencio aun sentados en circulo dentro de la casa de la sacerdotisa Kaede; el regreso a la aldea había sido diferente a como hubiese querido, ya que luego de toda la alegría con la que la recibieron, se vio en la necesidad de hablarles sobre la “noticia”.
    -Aun tiene consigo la perla, y si lo corrompiera…-no pudo seguir.
    -Pues tal parece que ese exceso de confianza que fue de gran ayuda antes, ahora se ha convertido en nuestro principal problema-exclamo Miroku.
    -Excelencia, ¿quiere decir que InuYasha se negara a que la perla sea purificada?
    -Así es, Sango, ya que sabe que si eso sucede perderá todas sus nuevas habilidades…
    -Y volverá a ser un hibrido- completo el kitsune.
    -¿y que podemos hacer?-inquirió al exterminadora.
    Kagome, que había escuchado en silencio, exclamo con notoria tristeza:
    -Tengo que purificar la perla, pase lo que pase-bajo los ojos- ya que si no lo hago InuYasha podría ser corrompido por la perla y…
    -Cuando eso suceda el mismo se deshará de ella, señorita Kagome.
    -¡pero tenemos que quitársela!
    -Si, Shipo, él no debe tenerla consigo, pero si intentamos algo por ahora InuYasha podría molestarse y si le causara algún daño a la señorita Kagome, las consecuencias serian peor-explico el monje.
    -Entonces debemos esperar a que se dé cuenta que sus poderes de yukai le traerán males- Sango bajo la mirada a Kirara, que yacía inquieta en su regazo.
    Kagome sintió una fuerte punzada en el pecho, la nueva analogía de Miroku le había herido aun mas: InuYasha no podría hacerle daño ¿o si? A punto de que las lágrimas le traicionaran, una infantil voz varonil irrumpió en la cabaña.
    -Hermana, oí que InuYasha y Kagome volvieron- Kohaku de la mano de Rin miro a su alrededor, encontrándose con los ojos apagados de Kagome.
    -¡Señorita!- celebro la pequeña Rin con una gran sonrisa.
    -Kohaku, Rin, hola-les dedico una débil sonrisa- no sabia que ya seguías aquí, Rin, eso significa que...-miro a su alrededor.
    -El señor Sesshomaru ha dicho que es mejor que este aquí con la señora Kaede mientras me hago fuerte-explico sin perder su sonrisa alegre.
    -Ya veo-mascullo Kagome. “Y Sesshomaru ha aceptado dejarla aquí, espero que no pretenda abandonarla”
    Pero un chillido afuera desmintió sus palabras, Jaken llamaba a Rin con notorio fastidio por estar allí cerca.
    -Señor Jaken- la niña corrió a su encuentro -¿El señor Sesshomaru esta aquí?-busco con la mirada.
    -No, no ha venido a visitarte hoy, solo me ha mandado a mi y a Ah Un, no se mi amito bonito porque me pide que…
    Rin lo interrumpió yendo a jugar con el dragón. El yukai verde comenzó a regañarla pero se detuvo cuando noto la presencia de Kagome.
    “La mujer ha vuelto, entonces ¿también InuYasha esta aquí? Quizás esa sea la razón por la que mi amo bonito me haya enviado aquí”.


    InuYasha se miraba en la cristalina agua, no reconocía sus facciones por completo, bueno el color de sus ojos estaba intacto, pero también se le había tatuado esa franja en la mejilla, aunque definitivamente su aspecto era mejor que cuando perdía el control de su sangre. Dio un largo suspiro quizás debía disculparse con Kagome, antes de tomar una decisión noto algo en el ambiente, un aroma bien conocido, vaya, no tenia idea de que su hermano estuviera tan cerca aun, quizás a unos cuantos kilómetros. Se levanto del pasto para volverse hacia donde se acercaba la fragancia. Espero, espero, espero…cada vez estaba mas ansioso y desesperado ¿Cómo reaccionaria su hermano al verlo?, bueno si algo estaba claro es que ahora si tendrían una batalla diferente. Y espero, y espero…y le pareció eterno el tiempo que su hermano tardo en llegar, bueno tal vez estaba más lejos de lo previsto. Sonrió satisfecho al darse cuenta que lo había olfateado a mayor distancia.
    Y entonces, se termino la espera. Sesshomaru había llegado.





     
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    hakudinntt

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    Capitulo 3
    "Tu no eres el"
    La muchacha suspiro una vez más, mirando al cielo con gesto ausente.
    -Kagome- se le acerco el kitsune- no debes preocuparte mas, Miroku tiene razón.
    -Shipo-le saludo con una débil sonrisa- quisiera poder dejar de preocuparme por un momento-pensó-pero de cualquier manera quisiera poder purificar la perla, tengo miedo de que InuYasha pierda su mente bajo la maldad que encierra la perla…

    No muy lejos, en medio de la arboleda, InuYasha le daba la espalda a su hermano, este no había dicho palabra alguna, ni siquiera para insultarlo.
    -Tardaste mucho, Sesshomaru-le dijo el joven con aire burlón.
    -Así que era cierto el olor en el aire-repuso el poderoso yukai.
    -Si, así es, como puedes ver ahora soy…
    -Una basura como antes-interrumpió su hermano sin emoción alguna.
    -¿Qué dices?-se volvió de golpe para encararlo. Sesshomaru entonces dejo ver en sus ojos un rastro de sorpresa y cierta renuencia-¿Qué sucede, Sesshomaru? ¿Acaso le temes a tu hermano?
    Seshomaru no se acercó, pero tampoco se alejó, se mantuvo en su lugar, quieto y en silencio, analizando a su hermano. ¿Seria posible que hubiera logrado convertirse en un yukai? No, no podía ser así, no al menos en uno que tuviera el honor de pararse en el mismo lugar que el o su padre.
    El poderoso yukai frunció levemente el seño, el aura maligna de su medio hermano se había incrementado considerablemente, quizás también por ello Tenseiga estaba tan inquieta, palpitando en su funda, descontrolada.
    -Has logrado cambiar tu apariencia, InuYasha-le dijo- ahora, tu honorable hermano te pondrá a prueba: desenvaina, InuYasha-le ordeno desenvainando a Bakusaiga, Tenseiga reprocho la decisión pero Sesshomaru no le presto atención.
    El muchacho sonrió confiado, esta vez el resultado de la batalla seria diferente. Iba a acercar a tomar a Tessaiga, pero esta le advirtió que no lo hiciera, así que contra su voluntad desistió: aun así estaba seguro de poder vencer a su hermano.
    Sesshomaru comenzó la batalla, abalanzándose contra InuYasha con violencia, atacando con Bakusaiga, InuYasha esquivo cada ataque con una impresionante velocidad, que se nivelaba a la de su hermano mayor, y este ultimo lo noto. Sin embargo, había algo que aun no tenía sentido para el: su hermano no esta usando su espada, simplemente estaba esquivando los ataques, y de vez en cuando respondía el ataque con las garras, pero estas no habían cambiando en nada, o al menos eso olía en ellas.
    -Desenvaina-repitió atacando con mayor fuerza, pero InuYasha no lo hizo, y no porque no quisiera, estaba deseando hacerlo, pero Tessaiga no lo aceptaría y lo sabía muy bien.
    InuYasha intento ahora la ofensiva, pero fue devuelto a la defensiva por la espada de su hermano, iba a apartarse para tratar de atacarlo pero al dar vuelta sobre si mismo, su propia estola (mejor dicho cola) se enredó en su cuerpo golpeándolo en la cara, no estaba acostumbrado a esa nueva parte de su cuerpo.
    Sesshomaru entonces aprovecho para golpear InuYasha con todo y estola.
    El muchacho, derrapando en el suelo y levantándose con suma rapidez gruño molesto.
    -Maldito-preparo sus garras para atacar de nuevo.
    InuYasha fácilmente se dio cuenta que debía detener los ataques de su hermano si no quería que se repitiera el golpe, así que se lanzo para atacarlo, incluso estando lejos, intento alcanzarlo con las garras, para su enorme sorpresa su brazo “creció” hasta llegar con su hermano, quien, con la mirada dilatada esquivo el ataque.
    Sesshomaru cayó suavemente sobre el piso de nuevo mirando a su hermano. InuYasha se había petrificado en su lugar mirando la extensión verdosa que surgía de sus dedos medio e índice, un látigo de veneno.
    “Es como…como el de…” recordó entonces las ocasiones en que su hermano había usado un látigo parecido, solo que de un dorado brillante, para atacarlo, hasta ese momento no había comprendido como hacia eso. Alzo entonces la vista para fijarla en su inmóvil hermano, entonces al ver la expresión contrariada de Sesshomaru, InuYasha sonrió con sorna.
    -¡keh! Tal parece que las cosas se están emparejando, Sesshomaru- dicho esto ataco a su hermano usando su nuevo descubrimiento. El daiyukai entorno los ojos y devolvió el ataque con Bakusaiga, no pensaba por ningún motivo rebajarse al nivel de InuYasha.
    Un ataque, InuYasha en el suelo, otro, Sesshomaru ha perdido su armadura, uno más, el traje de InuYasha esta roto. El yukai logro acercarse a su hermano mayor y siguió atacándolo, en un movimiento Sesshomaru tomo vuelo para atacarlo, no pudo hacerlo: el puño de InuYasha se encajo en su mejilla, alejándolo inmediatamente. Sesshomaru recobro el equilibrio, su mirada más que molesta era: temible, capaz de helarle la sangre a cualquiera que la viera, advertía una aversión inminente. ¿Cómo ese asqueroso hanyou se había atrevido a ponerle una mano encima al gran Sesshomaru? A EL, que NADIE había nunca podido tocarle el rostro de esa forma.
    -¿Desde cuando eres tan lento, Sesshomaru?-se burlo InuYasha olvidando todas las veces que había sido golpeado por su hermano.
    -¡Silencio!-ordeno furioso, con la neblina de la ira cegando su razonamiento, exigiéndole limpiar su orgullo.
    Dicho esto agito Bakusaiga para lanzar los relámpagos que cortaban todo a su paso contagiándose a todo lo que tocaran. InuYasha salto de un lado a otro evitando los ataques, lo hacia por así decirlo, con facilidad, y Sesshomaru lo podía ver, frunció los labios, contrariado por la rapidez de su hermano, pero aun así no era suficiente pues lo único que hacia era esquivar. Entonces, harto de ello, decidió atacar en serio, alternando un ataque más poderoso, como si los otros hubieran sido, como había dicho: una simple prueba.
    Al ver venir el ataque, los orbes de InuYasha temblaron.
    -La única manera de detener ese ataque es…usando a Tessaiga-mascullo acercando su garra a la espada, el campo de energía le repelió, pero aun así siguió acercándose, el ataque de Sesshomaru estaba ya demasiado cerca y no podría detenerlo si no usaba el Bakuriuha. El resplandor de la poderosa Bakusaiga lo envolvió por completo.

    La explosión destruyo gran parte del bosque, haciendo temblar el suelo con un potente retumbar. Los relámpagos dorados avanzaron a su paso cortando incluso el mismo cielo, dejando una ola de destrucción masiva a su paso.
    -¿Qué fue eso?-pregunto Shipo.
    Salieron entonces de la cabaña Miroku, Sango y la anciana Kaede, por supuesto también todos los aldeanos, quienes miraban con temor y curiosidad hacia la explosión.
    -¡Esa es…es…es la espada de mi amo bonito!- exclamo Jaken.
    -¿Qué dices?-Kagome miro con atención la explosión- Si Sesshomaru esta aquí significa que quizás este peleando con InuYasha- pensó preocupada.-debo ir.

    Kagome corrió entonces a la cabaña por su arco y flechas y salió a toda velocidad hacia la batalla. Sango y Miroku subieron a Kirara y antes de ofrecer a llevarla, Shipo había hecho acto de presencia convirtiéndose en una burbuja rosa. Jaken también se unió al grupo subiendo a Ah Un llevándose sin querer a Rin y Kohaku.
    “Por favor, InuYasha, resiste” rogo en silencio.
    No tardaron mucho en llegar hasta el lugar de la batalla.
    -InuYasha-murmuro Kagome al ver desde las alturas al muchacho respirando agitadamente, medio arrodillado a unos metros de Sesshomaru. Tenia la mano aferrada a Tessaiga pero esta seguía en su funda, y había humo que salía de la mano de InuYasha, que después de un momento soltó la empuñadura. Tenía la mano quemada.
    -¡Amo bonito!-llamo Jaken con lágrimas en los ojos al notar la marca rojiza del golpe en su rostro, ¿su amo, lastimado en el rostro?
    -Por favor, amo Sesshomaru mate a ese igualado-le pidió a gritos-sea quien sea no…
    -Ese es InuYasha- interrumpió Kagome consternada.
    -¿Qué, que?-Jaken casi se desmaya de la impresión.
    -¿pero que sucedió?-quiso saber Sango
    -Probablemente han estado peleando-respondió Miroku

    -Vaya, vaya InuYasha-le hablo su hermano- al parecer Tessaiga ha cambiado de parecer, y si tu propia espada es la que te rechaza, puedes darte cuenta de lo inútil que sigues siendo.
    -Ya cállate, Sesshomaru-gruño InuYasha poniéndose en pie- Tessaiga simplemente no se ha acostumbrado a mi nueva fuerza…
    -¿si?-reto con sarcasmo-InuYasha tu apariencia ha cambiado, incluso tu velocidad…pero sin tu espada sigues siendo inferior a mi- ataco de nuevo esta vez con sus garras. InuYasha esquivo el ataque y se alejó de su hermano.
    -Te demostrare, InuYasha, que no importa cuanto cambie tu apariencia, nunca serás un yukai real- envaino a Bakusaiga y se dispuso a atacarlo con el mismo látigo que InuYasha esta usando.

    La batalla no era como las anteriores, esta vez era mas violenta, más agresiva y aversiva por supuesto, ambos látigos chocaban con fuerza sin ceder ninguno, y por si fuera poco la pelea era también majestuosa, digna de dos yukais.
    -Van a matarse si siguen así-se dijo Kagome.- ¡por favor Sesshomaru detente!
    El interpelado hizo caso omiso y siguió luchando.
    -No servirá de nada, señorita Kagome, esos dos no la escucharan.
    -Tendrán que hacerlo- tomo una flecha y la apunto hacia ellos, soltándola con fuerza para hacerlos separarse, enterrándose la flecha en medio de ambos.
    -No te metas en esto, Kagome-ordeno InuYasha.
    Volvió a comenzar la batalla, garras, golpes, Sesshomaru tenia ya leves heridas en el rostro y su ropa estaba siendo desgarrada con cada ataque y su hermano también estaba ya sangrando pero aun mantenía su aspecto fiero…InuYasha estaba mas rápido y también mas poderoso, pero aun así, Sesshomaru llevaba toda su vida siendo un yukai puro, además de ser un ser sumamente poderoso.

    -¡Sigues siendo el mismo repugnante hibrido!-exclamo Sesshomaru atacando con mayor fuerza, con la intención de terminar de una vez por todas con esto: estaba cansándose.
    InuYasha derrapo lejos pero no cayó.
    -Ya basta-gruño- ya basta de llamarme así- exigió con la voz ronca, perdida en su aversión.
    El olor de la sangre de InuYasha volvió a cambiar, era más bestial. Sesshomaru paro en seco, no por miedo, más bien porque no esperaba lo que le sucedía a InuYasha.
    -¿Qué le pasa a InuYasha?-Kohaku se asomo desde AH Un
    -¡Tu! ¿Qué haces aquí?-exigió Jaken
    -Señor Jaken ¿Qué sucede?-pregunto Rin inocentemente
    -¿Tu también estas aquí?- “si el amo la ve que esta en medio del peligro, seguramente me matara”.
    -Miren a InuYasha-aviso Shipo.
    Sus ojos se le estaban tornando rojos por completo, sus colmillos estaban creciendo, pero sobre todo su aura maligna estaba acrecentándose con rapidez.
    -Esta mostrando su verdadera forma-pensó Sesshomaru ¿seria posible entonces que un hanyou convertido en falso yukai podría tener todas las habilidades de uno de verdad?
    -Esta aura maligna tiene un inmenso poder-Miroku estaba impresionado.
    -¿Proviene de InuYasha?-Sango estaba asustada.
    Kagome lo miro aterrorizada, si InuYasja seguía dejándose llevar, se convertiría en el mismo perro gigantesco que era Sesshomaru, lo sabia, perdería toda su esencia, y era lo que ella menos quería.
    Un resplandor llamo su atención, en el pecho de InuYasha la perla de Shikon estaba vibrando con fuerza, perdiendo su resplandor puro, tornándose oscura.
    “No, si toma el alma de InuYasha nunca será el mismo” temió ante esa idea.
    -Shipo, bájame- le pidió.
    -Kagome, no puedo hacer eso, InuYasha podría atacarnos con su aura maligna.
    -Entonces solo acércame a él, necesito purificarlo- insistió, Shipo entonces cedió y comenzó a acercarse hacia InuYasha, ahora con el cuerpo crispado y casi envuelto por su aura maligna.
    Kagome bajo de un brinco y se apresuró a lanzar una flecha, pero no causo ningún efecto, se desvaneció en cuanto toco el aura de InuYasha, recordó entonces que Sesshomaru había sido capaz de detener una de sus flechas con sus dedos ¿entonces era igual de fuerte que su hermano? ¿Ya nada podía hacer?...Como enchufe en su cabeza llego su ultima alternativa.
    -InuYasha… ¡abajo!-pero nada ocurrió-¡¡¡¡¡ABAJOOOOOOO!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!- grito con mayor fuerza.
    El rosario que rodeaba el cuello de InuYasha resplandeció como de costumbre, y tiro del muchacho pero este logro resistirse, el rosario comenzó a vibrar con fuerza intentando cumplir su cometido, apenas inclinando al yukai un poco.
    -No puede ser, ¡ABAJOOOOOO!!!!!!!!!!- corrió hacia el para intentar el mismo método que uso cuando InuYasha fue poseído por Sounga.
    El yukai la miro apenas en medio de su transformación, el rosario seguía reclamando impactarlo contra el suelo, sin resultado, así que presa de la fuerza que se concentraba en ellas, las cuentas comenzaron a fragmentarse, pronto explotarían, y Kagome corría el peligro de estar cerca en ese momento.
    -No sigas, Kagome-le ordeno entre dientes.
    -¡Abajoooooo!!!!- casi lo alcanzaba, el, la alejo con un manotazo lanzándola con fuerza innecesaria lejos de él. Las cuentas no resistieron esa última orden y se quebraron en medio de una explosión.
    -¡KAGOME!!- gritaron preocupados por la muchacha, pero sobre todo estaban sorprendidos, perplejos por la violenta acción de InuYasha, que mas que verse como protección, fue como un ataque.
    Cuando por fin los estragos de la explosión se detuvieron, pudieron ver a InuYasha, de pie como si nada en medio de una agujero profundo en el suelo, miraba las cuentas esparcidas a su alrededor, sintiéndose curiosamente libre de ese conjuro que tanto le había atormentado.
    -Kagome-corrieron sus amigos a verla, ella, abrió los ojos lentamente mirando borroso, el resplandor de la perla no estaba oscuro pero tampoco era puro por completo.
    -Inu…Yasha-mascullo con trabajo llamándolo con una mano temblorosa.
    Se quejo entonces, una fuerte punzada la hizo volver al suelo, se miro el costado repleto de sangre, estaba herida, InuYasha la había herido, entonces perdió el conocimiento.
    -Te dije que no siguieras-le dijo el con indiferencia-eso, es tu culpa- se dio la vuelta para salir del agujero.
    -InuYasha-susurro perpleja Sango, InuYasha nunca se había comportado así con Kagome.
    -¡Oye tu! ¡Perro tonto! Mira lo que le hiciste a Kagome- reclamo Shipo.
    -¡No me molestes! Yo por eso le dije que no siguiera y no me hizo caso- se volvió molesto- es humana, por lo tanto débil, debería saberlo.- y les dio la espalda.
    Sesshomaru entorno los ojos al oír esas palabras. El resto se quedo sin habla ante lo que oían de los labios de InuYasha.
    Tessaiga reclamo esas palabras, pero su dueño no le hizo caso, es mas se echo a andar luego de echarle una mirada a Kagome. Nadie le detuvo.
    Sesshomaru se dio vuelta hacia lado contrario y se echo a andar, sin hacer caso a los llamados de Jaken.
    -Sesshomaru-llamo Miroku, el interpelado se detuvo indicándole que le oía- ¿InuYasha es ahora un yukai completo como tu y su padre?
    -InuYasha es un falso yukai- respondió.
    -Entonces ¿Por qué no usaba a Tessaiga?-intervino Sango con Kagome en brazos.
    - Después de todo no es digno de portarla-dijo simplemente al volver a caminar- incluso con ser el heredero de esa espada- agrego para si.

    -¡Kagome!- grito asustado Shipo
    -¿Qué sucede, Shipo?-pregunto Sango
    -No esta…Kagome no esta…respirando.



     
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    hakudinntt

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    Escritora
    Título:
    Los ojos del youkai
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    14
     
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    3164
    Capitulo 4
    "Alma perdida"
    Miraba atento el cielo oscuro, sus largos cabellos platinados ondeaban con el viento contrastando con la negrura del horizonte. Sus indescifrables ojos ámbar contemplaban las estrellas, en un acto común en el, tenia que admitir que le tranquilizaba mirar el cielo.
    La mejilla del hermoso yukai palpitaba suave pero constantemente, una sensación que nunca antes había sentido, era…dolor. Entrecerró los ojos con renuencia a doblegar su orgullo ante tal idea tan patética.
    Por su mente llego el vivido recuerdo de InuYasha, exactamente a la primera vez que noto el cambio de olor en la sangre de su medio hermano, aquella noche en que Totosai le impidió el camino a base de fuego; esa vez en que sintió algo que nunca había pensado sentir, y menos por ese hibrido, aunque en si no estaba muy seguro de esa sensación: miedo, ¿InuYasha le había hecho temer? Desterró pronto esa idea de su mente, no, InuYasha no le había hecho temer, ni siquiera hace unas horas cuando lo enfrento como falso yukai.
    Pero ahora tenia que aceptar que su orgullo no le permitiría dejar andar por ahí a InuYasha, no mientras pudiera devolverle el golpe con algo mayor: la muerte. Seria sencillo para el, ya que después de todo el verdadero daiyukai era el, Sessshomaru.


    Aun no despertaba, llevaba así ya varias horas, su herida había sido limpiada varias veces debido a la profundidad de ella, las garras de InuYasha eran por más peligrosas, filosas, mortales. Su respiración era pesada, forzada, como si inhalar aire fuera la mas ardua de las tareas; y había algo que preocupaba mas a sus amigos que su propia salud: la expresión agobiada de Kagome, incluso dormida tenia el rostro torturado.
    Shippo no se había separado de ella en ningún momento, así que había sido Miroku el que había salido por agua limpia cada vez que debían cambiarle los vendajes, que a estas alturas de la noche, ya eran mas de cuatro veces. Sango, por su parte, se sentaba a su lado pendiente de su amiga, mientras repasaba en su mente la forma en que InuYasha la había lastimado, no comprendía porque lo había hecho, era cierto que era violento y terco pero ¿lastimar a Kagome? ¡Quien se creía que era!
    -Estoy seguro que todo fue producto del aura maligna de la perla que la Señorita Kagome vio en InuYasha-mascullo Miroku sentándose a su lado dentro de la silenciosa cabaña.
    Sango alzo los ojos sobresaltada, no lo había oído llegar.
    -Sea como sea- bajo los ojos con rabia-se comporto como una bestia…igual que los yukais que extermino…-cerro con fuerza los puños sobre sus rodillas.
    -Sango-le dijo-ahora lo importante es esperar a que se recupere la Señorita Kagome, luego podremos buscar a InuYasha y ayudarlo a el-tomo sus manos entre las suyas para deshacer los puños.
    -Excelencia-le miro preocupada, luego se dejo abrazar por el y refugiarse en sus brazos.
    El fuego de la fogata se consumió lentamente el resto de la noche, haciendo crujir los maderos, testigos de los cuidados en vela de Sango, Miroku, Shippo y Kirara.

    La molesta luz del sol arremetió contra sus parpados exigiéndoles que se separaran, así que tras intentar resistirse decidió que esta vez cedería: abrió los ojos dorados para contemplar el cielo azul y las escasas nubes.
    Se enderezó sobre las gruesas raíces que le habían servido de cama durante la noche, era extraño pero no le había apetecida subir a un árbol para pasar la noche, se sentía casi ridículo, además necesitaba descansar, la pelea con Sesshomaru lo había agotado sobre manera, pero ahora se sentía mucho mejor, con esa energía de vuelta.
    Busco un rio cercano para poder lavarse el rostro y las garras, mirar su rostro en el reflejo y evaluar el daño a su ropa, el cual, era considerable. Maldito Sesshomaru, esta vez si se había sobre pasado en los ataques, pero eso no se quedaría así, dicho eso sonrió.
    Ahora tenía otra preocupación: Tessaiga. Tenia que hacer que volviera a aceptarlo, y para ello necesitaba a cierto anciano yukai forjador de espadas.
    Antes de dar marcha hacia su objetivo, se detuvo a si mismo “Kagome” se dijo. Volvió la mirada tras los pasos recorridos durante gran parte de la noche, y evaluando la altura del sol, también del día. ¿Debía regresar a disculparse? Quizás si debía pero…algo en su interior le decía que en realidad Kagome había tenido la culpa por haberse metido en la pelea, aunque tenia que admitir que no estuvo del todo fuera de lugar porque evito que vuelto un yukai en forma total pudiera asesinar a sus amigos, y bueno, no sabia si tendría conciencia durante la transformación, y estaba descartado pedirle un consejo a su hermano, ¡ah, que problemático! Bueno, mejor se daba prisa si quería encontrar a Totosai en casa.
    ¿Qué estaba pensando antes de eso? No pudo recordar, así que supuso que no era importante, pero antes de dar un paso un ligero pellizco le distrajo, bajo los ojos a su pecho visible bajo su destruido traje. ¡Increíble! Ni como yukai podría notar a Myoga acercarse.
    Dio un ligero suspiro y dio un manotazo a su pecho para aplastar a la vieja pulga.
    -¡Amo InuYasha!-saludo el pequeño yukai tras reponerse-El sabor de su sangre es delicioso y…-al ver los ojos de su amo se quedo petrificado.
    -¿Que?-exigió incomodo
    -Bueno, lo que Totosai dijo era cierto-balbuceo
    -¿A que te refieres? ¿Que dijo ese anciano?
    -Amo…su sangre de yukai ha…despertado, no puedo negarle que me siento muy feliz por usted pero dígame ¿Cómo lo logro?
    -Responde lo que te pregunte, Myoga-dio un suspiro impaciente
    -¡AMOOOOOOOOOOOOOOOOO INUYASHAAAAAAAA!!!!!!!-sus ojos se agrandaron
    -¿Qué?
    -Usted es…es…el vivo retrato de mi Gran Señor-podría decirse que hacia todo lo posible por no llorar. InuYasha, quien esperaba algo mejor, aplasto con dos dedos a la impertinente pulga, si era un yukai no quería ser como su padre, quería ser el, simplemente el. Soltó a la pulga, que aplastada como estaba se deslizo haciendo eses en el aire hasta el suelo.
    -Myoga, mejor sirve de algo y llévame con Totosai-ordeno ya desesperado.
    -Pero amo InuYasha primero debe…
    -¡Myoga!-grito- Te he dicho que me lleves con Totosai.
    -Pero amo…-intento de nuevo pero se vio interrumpido por el talón de InuYasha que volvió a aplastarlo.
    -Si no vas a ayudarme vete ya-casi gruño- te olvidas de que el amo soy yo- no supo bien porque lo dijo, nunca había visto a esa pulga cobarde como un sirviente, mas bien era un “viejo amigo”, si, un amigo, pero ahora que le contradecía en algo de suma importancia no había podido evitar tener que decírselo, aunque…Frunció los labios para no tener que disculparse y se dio media vuelta para alejarse dejando a la pobre pulga aplastada y aun inconsciente.


    -¡Seños Sesshomaru!!-celebro la pequeña niña de ojos chocolate mientras corría con los brazos abiertos hacia la imponente presencia del yukai, dejando atrás a Jaken.
    Al llegar hasta él le miro con una gran sonrisa dibujada en su dulce rostro, Sesshomaru la miro apenas y luego volvió arriba la vista.
    -Rin, vámonos-dicho eso se dio la vuelta. La niña se quedo mirándolo perpleja, su señor le había dicho-ordenado que debía quedarse allí un tiempo. No entendía nada. Jaken pasó a su lado gritando y corriendo siendo devuelto a su lugar por una buena patada de su amo.
    Sesshomaru no tenia pensado detenerse a repetir la orden, no tenia porque hacerlo, pero dejar a Rin en esa aldea ahora representaba mas peligro que estando a su lado en constantes enfrentamientos.
    -Jaken-ordeno con voz fría- trae a Ah Un.
    -Hay amo bonito ya nos vamos que bueno amo porque- y los gélidos ojos de Jaken lo callaron-Si, amo, ya voy-dicho esto partió corriendo en busca del dragón.
    -Rin.
    -¿Si, Señor Sesshomaru?-abrió los ojos con interés
    -Puedes hacer lo que quieras.
    -Si Señor-acepto como si le hubiera dado una orden de suma gravedad.-pero, dígame Señor Sesshomaru ¿quiere que Rin vaya de nuevo con usted?-le pregunto esperanzada.
    Sesshomaru se hecho a andar sin responderle, oyendo a Jaken acercarse con Ah Un.
    Rin sonrio sinceramente feliz, pero luego recordó que quería despedirse y ver como seguía la señorita Kagome.
    -Señor Sesshomaru, ¿podría Rin despedirse?- corrió hasta el para mirarlo con los ojos que siempre terminaban por convencerlo.
    -Jaken, espera a Rin-dicho esto se perdió entre los arboles.
    El yukai verde refunfuño con ganas, preguntándose porque su amo le hacia esto, pero sin siquiera terminar una misteriosa rosa se impacto contra su cara noqueándolo contra el piso. Rin ya estaba a mitad del camino rumbo a la aldea.

    El vapor caliente subía por las grietas del rocos piso, inhalarlo podría causar severas quemaduras internas, pero de todas formas como hanyou no le molestaba, así que menos lo haría siendo ya un poderoso yukai.
    -Totosai-llamo impaciente encaminándose hacia el enorme cráneo que le servía como hogar al anciano.
    -Ey, anciano-entro a la “casa” pero no había nadie, luego lo oyó llegar tras el, el fuego se extendió por el suelo y para esquivarlo tuvo que saltar por el lugar hasta salir de allí.
    -¡¿Qué te ocurre, anciano?!!!!-exigió molesto.
    -InuYasha-analizo-vaya que si te pareces a Inu noTaisho- admitió mirándolo con sus saltones ojos.
    -¡keh! No me molestes con eso…
    -Estas aquí por Tessaiga ¿no es así?- Totosai no se le acercaba.
    -Si, así es-iba a mostrarle la espada pero el campo de energía lo repelió- Tessaiga no me acepta ¿Cuál es el método para volver a portarla?
    Totosai lo contemplo atentamente con una expresión de suma concentración, el muchacho cada vez se impacientaba mas.
    -No hay método-dijo al fin. InuYasha le dejo caer un puño en la cabeza.
    -Anciano-gruño- tu la forjaste, debe haber un método para que deje de repelerme
    -Yo fui quien la forjo, InuYasha…pero fue Inu no Taisho el que sello con un campo a Tessaiga-hizo notar-es el mismo campo que repelió a tu hermano y te repele a ti…
    -¿Por qué?-miro su espada.
    -Ahh eso no lo se- se encogió de hombros, pero esta vez se alejó primero del yukai.
    Pero esta vez InuYasha no tenia cabeza para golpearlo, la simple idea de que Tessaiga le repeliera sin solución alguna le taladro la cabeza.
    -InuYasha…ahora que eres un yukai será mejor que me dejes a Tessaiga, yo mismo la destruiré.
    -¡Ni se te ocurra!-amenazo con una garra- hare que Tessaiga vuelva a ser la misma.
    -Tessaiga no volverá a ser la misma, así que te recomiendo que busques una armadura con la cual protegerte ya que tu espada no lo hará-se encogió de hombros subiendo a su vaca yukai de tres ojos y alejarse antes de que InuYasha pudiera comportarse como un yukai real.
    “Inu no Taisho, Gran Señor, si este es el destino de tu hijo…Tessaiga nunca lo aceptara hasta que de verdad consiga tu verdadera fuerza” pensó en anciano mientras se alejaba.
    El yukai lo miro alejarse y se echo a andar decidido a descubrir la forma de romper ese campo de energía, quizás si Kagome lo intentaba de nuevo…o…un ruido le interrumpió los pensamientos, un hedor se acercaba, pudo contarlos, uno, dos, tres, cuatro, cinco insignificantes yukais ogro.
    -Tu, muévete de nuestro camino-le ordeno uno de ellos, probablemente el líder.
    -keh, no me molestes y mejor lárguense- les dio la espalda, no tenia tiempo para eso.
    -¿Cómo te atreves a darnos la espalda?-bramo otro yukai.
    -Keh- fue la única respuesta
    -Morirás por tu insolencia-y ataco.
    Terminar con ellos fue sencillo, ni un rasguño, tropiezo, derrape o golpe, estaba intacto, y no tuvo necesidad ni de usar el látigo, su nueva arma favorita, ni su rebelde espada.
    De pronto un estridente rayo cayo casi de la nada donde antes estaba parado, InuYasha se volvió rápidamente para encarar a su atacante. Era un yukai con apariencia humana probablemente el amo de los ogros, vestía armadura y empuñaba un báculo.
    -Vaya, oí que un mitad bestia había usado la perla de Shikon, no pensé que lo conocería tan pronto- exclamo con burla. InuYasha gruño.
    -¿Y tu quien demonios eres?
    -Mi nombre es Shiokiyin, el poderoso yukai…y el próximo portador de esa perla- ataco con su baculo crenado relámpagos en el aire que se dirigían a InuYasha.
    -Veo que las noticias vuelan rápido- dijo el yukai a su vez esquivando cada ataque -Khe, tendras que hacer mas que eso para detener mis ataques- el yukai perro al esquivar los ataques se apresuró contra Shiokiyin con todas las intenciones de enterrarle las garras, pero no fue necesario, un espeso vapor emano de estas para derretir sin mas al ogro. Parpadeo un par de veces, eso no lo esperaba, pero cada vez que lo pensaba se daba cuenta que le gustaba mucho ese cuerpo. ¡Que rápido había terminado con ese insignificante yukai hablador! Bueno ahora sabia porque su hermano tenia tanto tiempo libre para perderlo buscando por ejemplo como robar su espada, como lo hizo alguna vez.
    Antes de irse noto que en realidad antes debía reparar su traje, entonces al pasear la vista por los yukais, se dio cuenta que aunque había derretido vivo a Shiokiyin, su armadura estaba intacta, y las garras de los ogros no habían sufrido gran daño…
    “Es verdad, hasta que Tessaiga regrese a ser la misma necesito protegerme” se dijo, aun con ese poderoso cuerpo tenia que protegerlo de todos los que quisieran atacarlo, y mientras no controlara su cuerpo aun tenia que hacerlo. Suspiro, seria incomodo pero…
    Se agacho para tomar las piezas que necesitaba.

    Casi se dormia, estaba realmente muy cansado, no había dormido mucho pero no podía darse el lujo de descanzar mientras Sango no despertara y la señorita Kagome no se repusiera. Un piquete en el cuello le despejo el sueño.
    Se dio un manotazo y descubrió a la vieja pulga Myoga en su palma.
    -Anciano Myoga-saludo el monje.
    -Ay ay ay-se quejo el mareado yukai.
    -¿Qué sucede?- pregunto Sango con los ojos somnolientos.
    -Es el anciano Myoga-noto Shippo subiendo al regazo de Miroku para poder mirar mejor.
    -¿La noticia de InuYasha lo trae por aquí?-inquirió el monje
    -Si así es- se sentó cruzando los brazos.
    -Digame, anciano, ¿ya vio a InuYasha?
    -Si, su apariencia me dejo sumamente impactado pero en realidad fue otra cosa la que llamo mi atención…
    -¿Qué fue?-pregunto la exterminadora
    -Totosai percibió la ira de Tessaiga, así que fui a investigar la razón y descubrí que la espada del amo InuYasha esta furiosa con el…-dijo con gravedad
    -Pero…¿una espada puede estar furiosa con su dueño?
    -Si, asi es…de la misma manera que Tenseiga se preocupa por el Joven Sesshomaru, Tessaiga ahora esta furiosa con el amo, y esto se debe a que ambas armas guardan los sentimientos de mi Gran Señor Inu no Taisho hacia sus dos hijos…
    -¿Quieres decir que Tessaiga esta molesta con InuYasha, y también su papa?- pregunto Shippo
    -Si, Shippo- asintió con la cabeza- pero lo que mas me preocupa es la indiferencia del amo cuando trate de decirle que debía volver para arreglar a Tessaiga.
    -Pero si InuYasha es leal a su espada- puntualizo Miroku
    -Pero al haber atacado a la señorita Kagome la espada reacciono de esa forma
    -Pero InuYasha no podía tocar a Tessaiga desde antes de eso- Sango le hecho una mirada a Kagome, aun dormida.
    -Eso es porque el amo ya no guarda dentro de su cuerpo su misma alma mitad humana…lo mas extraño es que no se da cuenta y al seguir comportándose de esa manera Tessaiga se volverá en su contra por completo…
    -InuYasha nunca había lastimado a Kagome.
    -Quizas es porque su alma de yukai esta controlando toda su mente-sugirió Miroku pensativo.
    -Es la perla quien lo controla-intervino la anciana Kaede entrando a la casa con hierbas medicinales.- La perla de Shikon lo esta contaminando y es por eso que pierde su alma humana…pronto ya no será un yukai solo por fuera, su alma se perderá y se consumirá por el poder maligno de la perla…
    -Inu…Yasha…-balbuceo débilmente Kagome en medio de su inconsciente añoranza.


    Se miro en el reflejo del lago, no se acostumbraba a verse así pero tampoco le desagradaba aunque era incomodo y algo estorboso, sin embargo ya no tendría que preocuparse porque quedara arruinado su traje de las ratas de fuego, ahora lo protegía su propia armadura.





    En el siguiente capitulo describo la armadura sale??? =)))

     
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    hakudinntt

    hakudinntt Iniciado

    Virgo
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    Título:
    Los ojos del youkai
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    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Drama
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    Capitulo 5
    "El tiempo no sanara las almas"

    La vista se volvía borrosa con cada segundo, ya casi no podía respirar y si bien aun sabia que estaba con vida también estaba muy consiente que eso no duraría mucho, ya que la única razón por la que se sabía vivo era porque se asfixiaba lentamente. Miro entre la venenosa neblina a su asesino, contemplando por última vez a su mortal atacante, aun tratando de suplicarle en silencio el perdón, pero en realidad su garganta estaba más que quemada, deshecha, destrozada debido al poderoso veneno con el que su oponente le baño.
    Su corazón había estado luchando, pero ahora ya no servía de nada, su “débil” organismo de yukai había sido vencido por un yukai cuyos ojos, de sobrevivir, recordaría siempre: aquel fulgor dorado lleno de excitación y satisfacción, cargados de soberbia y burla al ver su venganza prosperar. Los búhos se habían callado, no había un solo animal cerca, ni un alma viva además de la de ellos dos, pues todo su ejercito había sido masacrado sin piedad, con una facilidad impresionante…y entonces, esos ojos dorados que le miraban complacidos le sonrieron con la mirada, y el agonizante yukai permaneció con los ojos abiertos incluso después de su muerte, para mirar eternamente desde el infierno a su poderoso asesino.
    InuYasha evaluó atentamente el daño causado a su armadura: casi nulo, solamente rasguños aquí y allá. Sonrió satisfecho, este era el cuarto yukai del que se deshacía con suma facilidad, el cuarto del que se había vengado por los malos tratos en el pasado, por los insultos y las burlas recibidas de niño.
    Resoplo, el hecho de vengarse hacia muy sencilla su vida ahora, ya que los yukais no eran mas que basura, simple basura que podía exterminar con un solo agite de sus garras, con el veneno en ellas, su fuerza bruta o el látigo de veneno que surgía de sus garras…todo menos Tessaiga.


    La muchacha clavaba la triste mirada en el horizonte, sin ninguna intención aparente de moverse de allí. A lo lejos la contemplaban una exterminadora, un monje y un pequeño kitsune, en sus miradas se notaba a simple vista la preocupación, pero hacia ya tiempo que Kagome, enfundada en las ropas de sacerdotisa, miraba cada mañana, tarde y parte de la noche hacia el horizonte esperando, lo esperaba a él, esperaba con fe ciega verlo regresar, quizás incluso en su forma real, tal y como lo recordaba, tal y como lo amaba.
    -Ese tonto de InuYasha-rumio Sango cerrando con fuerza los puños.
    -Sango…-le miro Miroku-la Señorita Kagome es muy fuerte
    -Si, pero…-evito la mirada-si InuYasha iba a irse así pudo haber buscando antes la forma de que Kagome volviera a su casa…
    -Ahora Kagome no puede volver a su casa y ese perrucho no aparece-se lamento Shippo con Kirara entre las manos.
    -Me pregunto si eso no le preocupa a la Señorita Kagome-medito el monje.
    Por su parte, Kagome seguía en la misma posición que en la mañana, sentada sobre la colina dejando al viento ondear su cabello oscuro, siendo lo único que se movía de su cuerpo, pues incluso sus ojos se notaban apagados, sin ninguna luz desde que InuYasha se había ido hacia ya seis meses, casi el mismo tiempo que su herida tardo en sanar.
    -InuYasha-se decía con frecuencia- tengo miedo de ir a buscarte, de enfrentarte y de mirar como tu alma se consume…-y entonces las lagrimas se derramaban por sus pálidas mejillas.-No quiero perderte-murmuraba al viento esperando que le llevara el mensaje a su añorado InuYasha.


    -Amoooooooooooooooooooooooo- llamo, irritante, molesto, hartante, Jaken.
    Sesshomaru no se molesto en prestarle atención, Rin iba cantando una dulce canción improvisada y en realidad era más interesante que su molesto sirviente.
    -¡Amoooooo Sesshomaruuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu!!!-canto Jaken, con esperanza en ser atendido por su señor, pero este se detuvo sin previo aviso, lo cual casi hace que le de un infarto al pequeño yukai.
    -Jaken-ordeno con voz indiferente-Quédate con Rin en este lugar- sentencio echándose a andar
    “Te encontré, Totosai” se dijo.
    Se convirtió en una bola de energía para avanzar con mayor rapidez, llegando pronto con el anciano herrero cuya nueva casa se encontraba en lo profundo de un rocoso cañón.
    -¿eh?-Totosai se volvió hacia la bola de energía que bajaba hacia él.
    -Totosai-saludo con frialdad el poderoso daiyukai- ¿Por qué Tessaiga se rebela contra InuYasha?
    -Vaya, Sesshomaru-se rasco la cabeza- ya has probado el nuevo poder de tu hermano
    -El que haya cambiado su aspecto no cambia nada-replico Sesshomaru sin convicción alguna.
    -Tessaiga no lo acepta porque tu padre nunca quiso ese futuro para el
    -¿Mi padre?- pensó Sesshomaru entornando los ojos.
    -Tu honorable padre no se avergonzaría nunca de ser padre de InuYasha aunque conocía muy bien la dura vida que podía tener, es por eso que le dejo a Tessaiga-intervino Myoga desde el hombro de Totosai.-Esa espada sirve para proteger y ahora el amo InuYasha se ha vuelto un yukai sin alma…
    -Si ya lastimo a Kagome, significa que su destino esta sellado- siguió Totosai.
    -Dígame, joven Sesshomaru, ¿busca la forma de obtener Tessaiga de nuevo?-inquirió la vieja pulga
    -Tessaiga es una espada inferior a mi- respondió dándose vuelta.
    “InuYasha es inferior, un falso yukai, que repugnante”
    Ahora no era Tessaiga lo que buscaba, era simplemente InuYasha, encontrarlo y destruirlo era su meta.

    -Iré a buscarlo- anuncio Kagome.
    -Pero Kagome, creí que habías dicho que era mejor esperarlo aquí- Sango parpadeo confundida.
    -Si, lose-acepto la muchacha sentándose dentro de la cabaña con ellos.
    -Kagome, pero InuYasha podría volver a portarse como un bruto y…
    -Shipo-le calmo la muchacha-Necesito purificar la perla pase lo que pase…-se puso en pie.
    -En ese caso, iremos con usted Señorita Kagome- Miroku se puso en pie.
    -Si, necesitaras de nuestra ayuda-la exterminadora tomo su arma también levantándose.
    -Gracias, muchachos-la muchacha sonrió débilmente, mas la tristeza no abandono sus ojos.

    El yukai seguía caminando esta vez sin rumbo fijo, miraba su palma derecha evaluando el daño por quemaduras que Tessaiga le había infringido, últimamente las descargas eran mas fuertes, incluso podría decirse que habían aumentado en su intensidad, hasta el punto de quemarle con la simple intención de acercar la mano. Tessaiga estaba por completo fuera de control ¿estaría molesta por haber decidido dejarla ir dentro de la perla? No, no podría ser así ya que había vuelto a su cintura, donde pertenecía y no quería estar a la vez.
    Que complicado. Pero bueno, hasta ahora no le había hecho falta.
    La mano le punzo con fuerza, si que estaba lastimado de esa mano, normalmente se la vendaría y Kagome le pondría algún extraño remedio de su época con lo que aliviaría el dolor, Kagome…la mirada despreocupada se torno nostálgica, hacia mucho que no la veía, pero es que no había sentido ánimos de regresar, sabia que estaba bien pues su corazón latía cuando la había dejado y sus amigos la cuidarían muy bien hasta que se repusiera. Para ser sincero no estaba muy seguro de lo que le sucedía a el mismo, era como si con cada presa le resultara mas placentera al asesinarla que la anterior, pero Kagome, le hacia falta la compañía de Kagome…tenia que volver a verla, estaba seguro que seguía en la aldea pues el pozo había desaparecido… ¡es verdad! Ella no podía volver, seguramente quería hacerlo, debía ayudarla.
    Una extraña sensación le lleno el cuerpo impidiéndole volver los pasos para regresar a la aldea, probablemente Kagome no quisiera verlo, estuviera molesta por como la trato pero…no pudo evitarlo, además si había sido su culpa; pero, le molestaba en lo interior no saber nada de ella, realmente la extrañaba, se sentía solo, tan solo como nunca se había sentido. De nuevo esa extraña sensación que creyó casi le hablaba, le aconsejo-ordeno que como había estado haciendo esos últimos meses, no pensara en ella.
    Un extraño yukai llamo su atención, se acercaba a él con todas las intenciones de atacarlo, basto un simple golpe para deshacerse de ese estorbo.
    -¡khe! Necesitabas más que eso para dañarme.
    Alzo los ojos para ubicar a una mujer humana con un niño pequeño en brazos, lo miraba atemorizada, luego soltando un grito corrió gritando a todo pulmón: ¡yukai, huyan todos del yukai!
    InuYasha frunció el seño: como si fuera a atacar una aldea humana, él no era como otros abusivos yukais que la única manera de probar sus poderes era asesinando a débiles humanos. Iba a seguir su camino sin recordar lo que había estado pensando, cuando la sensación de malestar a su mano derecha volvió, se miro: su mano estaba peor, mas herida, hubiera jurado que con haber matado a ese yukai había sanado por completo. Que extraño.
    -¡khe!
    El ardor volvió esta vez con mayor fuerza obligándolo a doblarse, maldita espada que lo rechazaba. Necesitaba calmar ese dolor tal y como lo había hecho al quitarse de encima a ese estorbo de yukai. Curarse como fuera, pudo oler su propia sangre hervir, exigiéndole calmarla, saciarle la sed de muerte. InuYasha intento controlar su impulso, pero era inútil, nada de lo que hiciere bastaba. Soltó un gruñido sintiendo cambiar el color de sus ojos, estaba transformándose, y tenía que controlar eso, no a la inversa, calmar su deseo de sangre. A como diera lugar.
    Volvió los ojos hacia donde se había marchado la humana y sin pensarlo dos veces si dirigió a la aldea.

    Kagome sintió un escalofrío recorrer su espalda ¿Qué sucedía? Tenia un terrible presentimiento, además de que la presencia maligna de la perla se había incrementado considerablemente. Un leve temblor la sacudió cuando no pudo percibir la forma pura de la perla, el resplandor debía ser muy débil ahora.
    -Kagome, ¿Qué te pasa?-quiso saber Shippo
    -Estoy…estoy bien, no te preocupes-le respondió con la voz entrecortada
    -No te ves bien, Kagome-intervino Sango
    -Por favor no…no se preocupen-les dedico una débil sonrisa.
    Kirara de inmediato se transformo gruñendo en el proceso.
    -Kirara-se alarmo la exterminadora
    -Parece que un yukai ataco la aldea-mascullo Miroku mirando hacia el fondo de las pequeñas colinas.
    El resto del grupo se apresuró hacia donde el monje para horrorizarse con el desafortunado espectáculo: una aldea destruida, cuerpos de aldeanos esparcidos por todo el escenario, los animales también estaban muertos. Nada vivo había allí.
    -Que horrible- exclamo Sango, horrorizada.
    -¿Un yukai los ataco, Miroku?-Shipo bajo del hombro de la sacerdotisa y avanzo por las calles repletas de cadáveres.
    -Si, Shippo, un yukai que utilizo sus garras- concluyo el monje al agacharse a revisar los cuerpos.
    Kagome sintió una sacudida interna ¿seria acaso obra de InuYasha?, ¿seria esa la razón de su mal presentimiento? ¡No! No podría ser así. InuYasha nunca seria capaz de asesinar con tanta indiferencia, de masacrar una aldea entera.
    -Aquí hay otras heridas diferentes- aporto Sango evaluando los cortes- Es un solo corte, largo y definido, no son garras…pero tampoco una espada-medito.
    Kagome se permitió respirar tranquilamente: no, ese no había sido InuYasha.
    -Aquí hay más cuerpos-anuncio el kitsune mirando detrás de una enorme barrera de escombros, lo que posiblemente había sido un intento de refugio.
    Se acercaron al lugar para contemplar una escena aun más horrenda: los cuerpos estaban prácticamente derretidos, solo quedaban restos de huesos y algunas partes humanas sobrevivientes al derretimiento.
    -¿Qué pudo haber hecho esto?-inquirió Miroku haciendo una oración.
    -Veneno-mascullo Kagome recordando como el veneno de Sesshomaru habia derretido los huesos de su propio padre en la tumba el día que InuYasha obtuvo a Tessaiga. ¿Habria sido el daiyukai?
    -Tenemos que enterrarlos-dijo Miroku.
    -Esta bien-y Shipo fue en busca de una pala.
    Un misterioso viento le alboroto los oscuros cabellos dejándole en el cuerpo un extraño desazón, una preocupación que hace mucho no sentía con esa intensidad, temía que el causante de ese desastre fuera InuYasha, pero se negaba, el nunca haría algo así.
    Algo dentro de si palpito con fuerza exigiéndole atención.
    -Muchachos en cuanto terminemos, debemos seguir- casi ordeno.
    -Pero Señorita Kagome debemos descanzar…
    -Y tu herida podría abrirse- volvió Shipo con la pala en manos.
    -Pero…tenemos que encontrar a InuYasha…quizás este cerca y haya sentido el olor de la sangre y vendrá a investigar…- se echo a andar.
    -Kagome-mascullo Sango.
    -Debemos apresurarnos si queremos seguir adelante antes del ocaso- decidio el monje poniendo manos a la obra
    -Pero…excelencia…
    -Sango, la Señorita Kagome esta muy preocupada debemos hacer lo posible por cuidar de ella... su única meta es hallar a InuYasha así que…
    -Tiene razón- asintió con fuerza y también se puso a trabajar.
    Kagome se mantuvo quieta, respirando con trabajo: la esencia maligna de la perla estaba muy cerca, podía sentirla: InuYasha estaba muy cerca.


    Lavo con fuerza sus garras, pero fue inútil el olor a sangre no se desprendía de su cuerpo tan fácilmente, y eso le molestaba, le irritaba…le hacia sentir fatal.
    Una nueva palpitación le recorrió el cuerpo, hacia apenas una semana que había entrado a aquella aldea y ahora ese deplorable deseo de sangre volvía.
    Se debatió contra si mismo, pero tal como la última vez: perdió.

    El grupo avanzaba a marchas forzadas, sin descansos reales casi podría decirse que esa había superado la búsqueda por Naraku. Hacia una semana que habían sido testigos de un horrible crimen, y a pesar de que Kagome intento seguir la perla lo más rápido posible, esta se alejó con mucha mucha mucha rapidez.

    Una jovencita aldeana anduvo por los caminos hasta llegar a su hogar en la aldea, un anciano bajo del caballo con ayuda de su nieto dispuestos a cenar; un par de campesinos regresaban del trabajo cansados y dispuestos a dormir. Una madre le cantaba a su recién nacido bajo el ya pronto ocaso. Todo era tranquilidad en esa aldea, no habían sufrido de guerras ni ataques, ni hambruna ni enfermedades. Hasta ese día.
    -Un yukai-anuncio aterrorizado un hombre corriendo despavorido, no llego muy lejos, un látigo de veneno le enredó el tobillo para regresarlo. Todos volvieron los ojos hacia donde había desaparecido el hombre, en vez de él, surgió un poderoso yukai avanzando dispuesto a matarlos.

    Kagome se sobresalto al sentir el aura maligna de la perla de nuevo muy cerca, esta vez encontraría a InuYasha. Tomo a Kirara de brazos de Sango, y la gatita yukai comprendió al instante saltando para convertirse en una poderosa dientes de sable. La muchacha subió en ella de inmediato.
    -¡Kagome!- llamaron sus amigos, sorprendidos por su acción.
    -La perla esta cerca- grito ella dejándolos atrás. Pronto sus amigos se echaron a correr detrás de ellas.
    “InuYasha…sé que estas aquí”

    De nada servia huir, de todas maneras el yukai los alcanzaba sin mucho esfuerzo, destruía las casas de paso y si no se incendiaban se derrumbaban. Algunos aldeanos tropezaban unos con otros o con los cadáveres en el suelo, bañados en lagunas de sangre. Las filosas garras los alcanzaban por la espalda, el látigo que los destruía al contacto y las asfixiantes garras que les quemaban en vida. Y el atemorizante gruñido del yukai mezclado en una tenebrosa sonrisa de burla y macabra diversión.

    -InuYasha-mascullo Kagome acercándose al oscuro resplandor. Sus ojos chocolate se abrieron atemorizados al ver a los lejos la destruida aldea, el fuego aun ardiendo, los gritos aun llenando el vacío.

    Las armas humanas no servían de nada contra el cuerpo del yukai ni contra su fuerza o su deseo ciego de saciarse.

    La muchacha derrapo al bajar de Kirara, quien se erizo peligrosa y alerta. El humo del fuego casi no le dejaba ver, pero allí en medio de toda esa destrucción, estaba la silueta de su causante. Entorno los ojos esperando que por fin la pantalla se disipara, y lo hizo.
    Un atemorizado aldeano corrió hasta ella buscando refugio, un látigo de veneno le arranco la vida antes de acercarse siquiera.
    El cuerpo le tembló al distinguir lo que parecía ser…el.
    Aun conservaba su traje, pero estaba enfundado en una armadura negra como el carbón cuya extensión caía en medio de su centro, llevaba hombreras de lo que parecían ser garras genuinas de yukai escamado. Sujetaba su armatoste con una larga cinta morada con amarillo, mal amarrada por cierto, ya que un extremo caía en u a su costado, y el resto si no estaba alrededor de su cintura hondeaba en medio de sus piernas. Aun estaba descalzo y llevaba el cabello suelto para ocultar la especie de capa estola que surgía de algún lugar de su espalda, y que ahora estaba más roja que blanca, de aspecto pesado gracias a las grandes cantidades de sangre que había absorbido.
    Su brazo derecho y su mano estaban enfundados en un guante de acero negro, protegiendo su mano para luchar…y sus garras, goteaban líquido rojo negruzco.
    El terror, la decepción, el dolor de la traición la invadieron sacudiéndola sin control ¿Por qué?, se pregunto mil veces, ese de allí no podía ser el.
    -InuYasha- susurro ella con la voz apagada. ¿Cómo había sido capaz?
    El interpelado alzo la ambarina mirada para verla, rastros de sangre ensuciaban su rostro pero lo mas temible era la divertida expresión.
    El oscuro resplandor de la perla palpito dentro del yukai siendo visible para la sacerdotisa…
    -InuYasha-bajo la mirada- perdóname- preparo su arco con una flecha apuntando directamente al corazón del yukai.

    ::::::::::::::::::::
    =)






     
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    hakudinntt

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    Título:
    Los ojos del youkai
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    Drama
    Total de capítulos:
    14
     
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    2059
    Capitulo 6
    "El resplandor del infierno"

    Eran los ojos de KiKyo los que lo miraban, que con dolor le mostraban su repulsión. Era su cabello ondeando con el viento, sus ropas de batalla las que le hacían frente, su flecha la que le apuntaba amenazándolo de muerte…era la expresión traicionada de Kikyo la que con decepción y furia le revivía el doloroso recuerdo en lo mas profundo de su mente.

    Aquel escenario tan conocido y tan temido por su subconsciente se presento frente a sus dorados ojos, de nuevo esa pelea que hacia 50 años había destruido sus anhelos, su corazón mismo.

    Allí, ambos en medio del fuego y la desgracia, estaban de nuevo, repitiendo su batalla, amándose y odiándose falsamente porque simplemente no podían aborrecer al ser que vivía en los más hermosos sentimientos de su corazón.

    El humo se disipo dejándole visible la realidad, esa de allí no era Kikyo, era Kagome, su dulce y amable Kagome, su amada Kagome la que le amenazaba de muerte.

    “Kagome” era ella, si no había duda era ella la que quería matarlo…otra vez estaba siendo traicionado.

    El corazón le tembló con fuerza, herido por completo, lastimado profundamente mirando a esa mujer dispuesta a matarlo, sin ninguna razón, de nuevo habían jugado con el, se habían burlado de el…Kagome…la mujer que amaba quería matarlo.



    -Perdóname- repitió en un susurro torturado con la mano temblante, no quería, por ningún motivo, lastimarlo.

    InuYasha le encaro acercándose unos pasos.

    -Kagome-mascullo mirándole.

    -¿Por qué?- suplico ella con las lágrimas a punto de derramarse

    El yukai parpadeo confuso.

    -¿Por qué has hecho esto?-exigió

    InuYasha evito su mirada bajando la suya, luego al volver a levantarla contemplo la aldea destruida, y a los pocos aldeanos que se escondían atemorizados. Un golpe de culpa le atesto en el pecho, ¿Por qué lo había hecho? No sabia ni el mismo, era su naturaleza.

    -kagome, esto es lo que ahora soy-exclamo el yukai mirando sus manos- ¿Vas a sellarme?

    Los ojos de la muchacha se abrieron con sorpresa y miedo, tembló con mayor indecisión, su corazón le ordenaba bajar el arco y lanzarse a los brazos de su InuYasha, su alma le rogaba alejarse de esa aura maligna…y su mente suplicaba por detener todo ese mal. ¿Qué debía hacer?...Amaba con todo su ser a InuYasha, no podía dañarlo pero tampoco podía permitir que siguiera cometiendo esos atroces crímenes.

    -¡Kagome!!!!- gritaron al unísono sus amigos llegando hasta ellos, deteniéndose a unos metro mirando con asombro la escena.

    -InuYasha… ¿Cómo fuiste capaz de hacer algo así?-exigió Sango

    Pero no respondió, siguió mirando a Kagome, luego paseo los ojos por el entorno preguntándose a si mismo porque había cometido esos asesinatos. Entonces esa sensación regreso a su mente, no debía avergonzarse ni culparse por lo que había hecho, era simplemente su nueva naturaleza de yukai ¿no su hermano odiaba a los humanos?, ahora que pertenecía a los yukais de sangre pura era lo que tenia que hacer.

    Sin embargo, con todo y eso estaba frente a el la única persona que no quería lastimar, Kagome; el único ser que podría matarlo y él no podría oponer resistencia, no seria capaz, no si eso implicaba herirla.

    -InuYasha…tengo que purificar la perla-exclamo con la voz temblándole.

    El interpelado entorno los ojos con renuencia, si eso sucedía implicaba recibir la flecha de lleno en el pecho y por consiguiente morir o…regresar a su naturaleza hanyou.

    -Vete, Kagome-le dijo dándose vuelta, tenia que pensar lo sucedido, buscar la forma de aceptarse como era ahora.

    -InuYasha-le grito con fuerza luchando contra ella misma, culpándose incluso antes de lanzar el ataque. Sus amigos, atentos a ella trataron de detenerla…pero lo cierto era que también estaban indecisos respecto de los que InuYasha había hecho. Sus crímenes eran demasiado horribles.

    Los ojos de Kagome se dilataron cuando noto el resplandor de la perla oscuro, la perla estaba casi corrompida por completo, InuYasha perdería su alma…no podía dejar que eso sucediera…tenia que hacer algo…lo que fuera.

    -¡¡¡¡¡INUYASHA!!!!!- le exigió con voz traicionada. El al oír el tono tan dolorosamente conocido con el que Kykio también le había llamado, se volvió a la muchacha.

    Retrocedió un paso, no por miedo, sino por puro dolor, su hermoso rostro se deformo en una mueca de sorpresa y consternación al ver venir hacia el la flecha sagrada, acercarse hasta el con rapidez.

    ¿Cómo se había atrevido?

    Su sangre despertó ante la provocación, ante la traición, él nunca la había lastimado, y ella pretendía asesinarlo. La furia nublo su mente, estaba dispuesto a enfrentar y deshacerse de esa flecha y entonces…ajustaría cuentas.

    Una bola de energía se estrello desde el cielo contra el suelo, a unos centímetros de la espalda de InuYasha, causando una gran explosión, absorbiendo la energía pura de la flecha y desintegrándola al instante.

    Kagome se cubrió de los estragos de la explosión, luego cuando todo volvió maso menos a la normalidad, se aventuro a mirar hacia InuYasha, pero allí, donde antes estaba, en realidad ahora estaba su hermano, el poderoso daiyukai Sesshomaru.

    -¡Khe! Sesshomaru tan inoportuno como siempre-la voz de InuYasha surgió desde algunos escombros, que pronto volaron por los aires para dejarle el camino libre y encarar a su hermano,

    El poderoso daiyukai entorno levemente los ojos al fijarse en el nuevo aspecto de su hermano, al parecer si que quería parecerse a un verdadero yukai, que ridículo.

    -Prepárate, InuYasha- y salto hacia su hermano con la garra en alto.

    InuYasha respondió al ataque, esquivando con precisión cada ataque y luego devolviéndolos ya fuera con las garras, el látigo, los puños o el veneno gaseoso, un arma que Sesshomaru no sabia que ya poseía.

    -Sesshomaru esta…-se interrumpió Shipo

    -Si, Shipo, esta peleando en serio-completo Miroku



    Observaron la violenta batalla, aun con sus nuevas habilidades InuYasha era mas débil y menos certero que su hermano, quien lograba atestar mas golpes y ataques que el yukai nuevo.

    La armadura de InuYasha fue la primera en ceder, quebrándose ante las garras de Sesshomaru; luego fue este quien recibió el daño al perder también la parte superior de su armadura.

    “Sesshomaru no esta usando a Tessaiga” noto Kagome en sus adentros “¿Planeara algo?”



    InuYasha logro impactar su puño en un hombro de su hermano, este le devolvió el gesto con las garras atravesándole el largo del pecho.

    -Avergüenzas la memoria de nuestro padre-gruño Sesshomaru en medio de la pelea.

    -¡khe! ¿Pero que dices?-respondió InuYasha- a mi no me interesa en lo absoluto…

    No pudo seguir, su hermano le callo con un fuerte puñetazo. El yukai recobro la postura y ataco con mayor violencia haciendo caso omiso a las palpitaciones de Tessaiga en su cintura, que le exigía detenerse, pero si esta no le hacia caso a el ¿Por qué habría entonces el de seguir sus ordenes?

    -Es impresionante, el aura maligna de InuYasha esta creciendo…podría equipararse a la de Sesshomaru pronto- admiro Miroku

    “No, eso no puede suceder” pensó Kagome, preocupada y temerosa.

    En un momento fue Sesshomaru el que derrapo en el suelo y sin prestar atención a la cortada en su mejilla siguió luchando contra el falso yukai, atravesándole el hombro izquierdo. Lo obligaría a desenvainar a Tessaiga y a enfrentar su patético destino. Esta vez InuYasha se defendió con mayor rapidez y termino por destruir por completo la armadura de su hermano, dejándolo expuesto a sus garras, pero no pudo hacer mas ya que este se alejó de un ágil salto.

    -¿Qué sucede, Sesshomaru?- se burlo InuYasha tomándose con la garra el hombro herido.

    El aludido entrecerró los ojos, listo para desenvainar a Bakusaiga…entonces se detuvo, la mujer que acompañaba a su hermano le apuntaba con su arco, pero o tenia pésima puntería o no quería atacarlo a él, sino a su inútil medio hermano.

    -Por favor, Sesshomaru, mantén quieto a InuYasha-le pidió Kagome. Por supuesto que no se rebajaría a ese nivel, tenía otras intenciones, y si su medio hermano debía someterse a su repugnante destino iba a ser bajo sus garras, de nadie más.

    InuYasha, por su parte, vio con el rabillo del ojo a Kagome ¿acaso de verdad quería matarlo?

    Sesshomaru volvió al ataque buscando ahora su objetivo de otra manera, acercando su garra hacia Tessaiga, su hermano reacciono demasiado tarde pues el daiyukai ya tenia entre sus dedos la poderosa espada. Sorprendentemente no lo rechazo.

    -¡Puedo tocar a Tessaiga!-Sango no cabía en su sorpresa, ni nadie mas, incluyendo por supuesto a InuYasha.

    Sesshomaru se apartó llevándose consigo la espada y dándole un golpe de paso a su hermano, este usando su látigo logro destrozar una de las mangas del traje del daiyukai, por lo tanto también le infringió una herida profunda.

    -Así que aun buscabas como robar mi espada, Sesshomaru maldito-gruño InuYasha

    -No seas idiota, no me gusta perder mi tiempo así de nuevo-respondió con frialdad y despotismo arrojando lejos la espada.

    Ahora que su hermano ya no tenia consigo a Tessaiga su sangre yukai ya no tendría nada que la detuviera y entonces si podrían tener un combate real.

    -Tessaiga…acepto a Sesshomaru-balbuceo Kagome. “pero ¿Por qué la ha soltado?

    -Sin tu espada InuYasha, tu ridículo aspecto cambiara-casi sonrió de forma irónica- y se la mostraras a tu hermano.- dicho esto se precipito contra InuYasha transformándose en el camino con los ojos cambiándole de color, el cabello elevándose presa de el aura maligna que desprendía y cambiando de forma.

    InuYasha gruño por lo bajo y entonces aquella sensación de poder y sed volvió, estaba desenado la sangre de su hermano, asesinarlo de una vez por todas, “quería” matarlo; y se dejo llevar.

    Ambas auras malignas rodearon a sus respectivos dueños cubriéndolos ante cualquier visión.

    Kagome percibió la perla…no había rastro alguno de pureza en ella ¿InuYasha había perdido su alma? ¡No!, no podía ser así, tenia que hacer algo, no, no podía perderlo.

    Tomo su flecha y la lanzo justo en medio de ambas auras demoniacas, desesperada por salvar a InuYasha, por verlo tal cual era, como antes, por ver de nuevo los ojos de su amado InuYasha. La flecha disipo las auras, pero no dio resultado, un enorme perro demonio se irguió con imponencia y fuerza, llevaba una luna tatuada en la frente, era Sesshomaru.

    Frente a él, un perro yukai levemente grisáceo, más pequeño a comparación de su hermano, pero igual de temible, se levanto de entre su propia aura maligna, de la infernal energía maligna de la perla de Shikon, dentro de su poderoso cuerpo. Era demasiado tarde. InuYasha había mostrado su verdadera forma.

    ::::::::::::
    Se que es mas pequeño este capitulo pero lo acabo de terminar y estoy ya escribiendo ahorita el otro pero lo dividi porque quiza no pueda terminarlo ahorita. Gracias por leerlo, de verdad muchas gracias a quienes se hayan dado el tiempo de leerlo.
     
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    hakudinntt

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    Capitulo 7

    "Lejos de ti"


    Los peligrosos ojos del yukai atravesaban con aversión a su contrincante en espera del primer ataque.

    Los humanos presentes habían huido del lugar, al menos los sobrevivientes a la masacre de InuYasha, todos menos tres: Sango, Miroku y Kagome, acompañados por el Kitsune y Kirara.

    “Inu…InuYasha” incluso en sus pensamientos no podía concebir la terrible idea de verlo convertido en un peligroso yukai, en un desalmado demonio capaz de todo, si, ese era el adjetivo que mejor lo calificaba: desalmado, pues su alma estaba corrompida por la perla, ya no le pertenecía, Kagome se había tardado mucho en ir por el, había temido mas de lo debido, ahora había perdido a InuYasha.

    Tras un par de latidos, el daiyukai arremetió con aversión para morderlo con sus mortales colmillos. InuYasha esquivo el ataque maravillándose con su propio aspecto y el incremento en su poder, aunque no podía perder tiempo debía obtener la forma de saciar esa sed insoportable de asesinar, ahora comprendía mucho la actitud indiferente ante los homicidios de Sesshomaru con el mismo.

    Pronto la batalla se convirtió en una enredadera de garras, colmillos, patas, veneno y potentes gruñidos.

    InuYasha soltó un gruñido cuando los colmillos de su hermano se encajaron en su costado desgarrándoselo por completo, se defendió escupiéndole veneno que cayo en los ojos del daiyukai, quien se alejó gruñendo y haciendo volteretas para quitarse el veneno de los ojos, y tenia que hacerlo pronto si no quería perder la vista.

    InuYasha aprovecho para atacar de nuevo, pero su movimiento lento a causa de las heridas no pudieron alcanzar a su contrincante, Sesshomaru.

    -Van a matarse-aseguro Miroku mirando como ambos reanudaban la batalla de una forma violenta y agresiva.

    El imponente daiyukai arremetió contra InuYasha derribándolo con fuerza, aplastándolo contra el suelo cuarteándolo y abriendo surcos en el duro piso; los poderosos colmillos tan filosas como cuchillas, se aferraron a la garganta de su hermano, atravesando la piel con facilidad, haciendo brotar de la herida la sangre de InuYasha.

    Por más que el yukai perro gris se debatió contra la mandíbula de su hermano, no pudo zafarse del mortal agarre, sentía su liquido vital brotar de su garganta, escaparse y si no hacia algo pronto también huiría de el la vida.

    “No” pensó Kagome, no podía permitir que Sesshomaru matara a InuYasha, no podía permitir que eso sucediera, no podía perderlo de esa manera, tenia que detener esa batalla.

    InuYasha estaba muy ocupado tratando de apartar a su hermano dando manotazos con las garras intentando enterrarle los colmillos, escupirle veneno, lo que fuera, por su parte Sesshomaru estaba también ocupado, pero en mantener quieto a su hermano, así que no notaron, entre su lucha, el resplandor que atravesó el campo de batalla.

    Sesshomaru dio un brinco hacia atrás para esquivar el aura pura, pero InuYasha no pudo.

    Kagome bajo entonces el arco, estaba agotada, había usado mucha anergia para ese ataque; InuYasha bajo los ojos a su cuerpo, la flecha se incrustaba en su pecho, chillo como animal herido, pero no era un dolor físico, parecía ser algo mas.

    Todos quedaron estupefactos ante la acción, pero no dijeron nada, Kagome se sentía muy débil, su mirada se volvía borrosa y luego…lo vio levantarse con trabajo y acercarse a ella con pasos bamboleantes, quiso utilizar otra flecha pero no tenia la fuerza necesaria, las rodillas se le doblaban y su cuerpo pedía a gritos descanso, se estaba mareando.

    Sus amigos salieron en su ayuda, pensando que posiblemente el yukai quisiera lastimarla,

    -¡HIRAIKOTZU!- Sango lanzo su boomerang pero no le hizo daño alguno al yukai es mas, reboto en su cuerpo a pesar de estar herido.

    Tampoco los pergaminos sagrados de Miroku ayudaron mucho pues al tocar el aura maligna de InuYasha se desintegraron; ni mucho menos fue de ayuda el fuego mágico de Shippo.

    InuYasha se encarrero hacia Kagome con fuerza y al llegar hasta ella, Kagome cedió a su agotamiento y se vino abajo. El aura de InuYasha los rodeo para convertirse en una bola de energía y desaparecer en medio de un remolino de viento y tierra.

    -¡Kagome!-corrió, en vano, Sango, pero allí ya no había nadie.

    -InuYasha también ha desaparecido-exclamo Miroku mirando la nada.-Sin embargo, el aura maligna que desprendía aun no se disipa-agrego.

    Sesshomaru también se convirtió en una bola de energía y se alejó por lo alto.

    -¿Creen que vaya tras InuYasha?-pregunto Shippo.

    Ninguno contesto, para esa pregunta no había respuesta alguna.



    La dejo deslizarse por sus colmillos con la mayor delicadeza que pudo, recostándola sobre el pasto. No estaba seguro de como volver a su estado humanoide, así que lo único que se le ocurrió fue tranquilizarse, relajar su cuerpo esperando lo mejor y que con ello no gastara sus últimas energías antes de sanarse.





    -Amo Sesshomaruuuuuuu ¿Dónde estaaaaaa?- aulló Jaken hacia todos lados, esperando una respuesta que nunca llegaría.

    -Dígame, señor Jaken- pidió Rin recostada en el dormido Ah Un- ¿Por qué el señor Sesshomaru se ha ido de nuevo? Ya no esta detrás de ese señor, Naraku.

    -Haaaaay niña ¿Cómo que porque?, eres una tonta- se cruzo de brazos- es muy obvio que el amo ha ido a…a…a…-sus ojos de sapo de abrieron de golpe al descubrir que no sabia porque su amo se había ido, pero no podía quedarse sin respuestas ante esa niña humana así que se puso a pensar en cualquier cosa que pudiera sacarlo del atolladero.

    -Niña el amo Sesshomaru es un demonio muy importante así que estoy muy seguro que ha ido en busca de la forma de iniciar su imperio y…- Rin no le prestaba atención alguna, estaba muy ocupada persiguiendo una luciernaga al vuelo.





    Abrió lentamente sus ojos, sintiendo pesados los parpados, por un momento no entendió donde se encontraba, pero poco a poco los recuerdos llegaron a su mente hasta volver a lo que había sucedido hacia relativamente poco… ¿o no?...lo primero que noto fue que ya no estaba oscuro el cielo, el alba se acercaba por en medio de las copas de los arboles sobre ella.

    Sentía el cuerpo agotado, sumamente cansado, aun así hizo lo posible por incorporarse, con trabajo lo logro hasta quedar sentada sobre la alfombra verde, miro a su alrededor, su entorno se esclarecía ante sus ojos chocolates.

    “InuYasha” fue lo primero que llego a su mente, y entonces como si de una plegaria se tratara lo diviso, recostado contra un enorme árbol, en medio de las raíces, descansando pero respirando pesadamente, aun estaba muy herido: la ropa desgarrada, la armadura destruida por completo, casi podía decirse que estaba vestido como normalmente lo hacia, evaluó su estado, aun tenia las garras manchadas hasta las muñecas de sangre, frunció los labios con desaprobación, pero pronto su expresión cambio cuando se dio cuenta que gran parte de la sangre en sus ropas, y su rostro eran suyas, estaba muy herido. Pero no por ello dejaba de ser hermoso.

    Se levanto tambaleante, y se acercó dando tumbos usando el arco como apoyo para llegar hasta el dormido yukai. Se dejo caer hincada junto a él, ahora que lo veía bien, como yukai también tenia su mismo rostro, aquel tatuaje en su mejilla no arruinaba su rostro apacible, el mismo rostro con el que recordaba haberlo conocido, haberlo visto por primera vez, enredado en las raíces del árbol sagrado. Pero esta vez no podía tocarle las simpáticas y lindísimas orejitas sobre su cabeza, pues ya no estaban.

    Se acercó para tocarle el rostro, solo para asegurarse que en realidad era el: InuYasha, para cerciorarse si no se encontraba soñando como lo había estado haciendo seis meses enteros.

    Noto que su garganta tenía un trozo de tela de su cinta de la armadura atada al cuello, posiblemente anudada por el mismo para detener la hemorragia. Le gustaría poder curarlo como antes, sonrió levemente al recordar todas aquellas veces en que lo ayudo a reponerse después de una ardua batalla.

    También se dio cuenta que su hombro estaba sumamente herido y su costado también, casi no se notaba el color de su traje bajo la mancha negruzca de sangre, se entristeció hondamente, le dolía verlo así.

    Tenia tantas ganas de abrazarle, de saber que estaba ahí en verdad, y a punto de extender los brazos, vio la flecha que había lanzado para detener la pelea entre los hermanos, estaba rota y aun se encajaba en su pecho casi cubierta por sus plateados cabellos.

    El sol termino por elevarse en el cielo, trayendo sus rayos de luz iluminando al hermoso yukai, haciendo brillar su suave cabellera y su dulce rostro. Si, ese era InuYasha.

    Al contemplarlo allí tendido con la flecha aun en su cuerpo se sintió culpable por haberlo herido, no era esa su intención, es mas, solo quería poder ayudarlo. Acerco su temblorosa mano hacia el yukai para quitarle la flecha, entonces la garra firme de InuYasha le aferro la muñeca deteniendo su avance, Kagome alzo la mirada y se topo con las doradas orbes del yukai, pero no la miraban como ella a él, o como lo que esperaba, la miraba con un profundo desprecio.





    Una piedrecilla voló hasta impactarse contra la cabeza de Jaken, despertándolo de golpe. El yukai se levanto sobresaltado como si pudiera defenderse, luego al ver a su amo frente a sus ojos la alegría le subió por el cuerpo pero se detuvo cuando se dio cuenta de la calidad en la que venia su amo bonito.

    -¡AMOOOOOOO!!!!- corrió hacia el con los ojos repletos en lagrimas- ¿pero que le paso? Ya me lo mallugaron-chillo dando vueltas alrededor de Sesshomaru, este simplemente paso por encima de su molesto sirviente y se dirigió hasta el arroyo.

    -Señor Jaken-bostezo la pequeña niña-¿Qué sucede?- luego una enorme sonrisa le ilumino la cara- ¡Señor Sesshomaru!!!!!!!!!!!!!!

    Se levanto de golpe pero se detuvo al notar el estado de su señor: no tenia armadura, y a decir verdad, era la primera vez que lo miraba sin un solo trozo de ella, la ropa también la tenia, no solo sucia, rota, manchada de sangre ¿suya o de alguien mas? ¡A saber!.

    Pero lo que mas llamo su atención fue el rostro de su amo, su normalmente piel nívea, ahora estaba sucia de tierra y sangre, una cortada arruinaba su hermosura y la piel irritada bajo sus ojos no le ayudaba mucho a su aspecto.

    -Señor Sesshomaru-murmuro la niña profundamente preocupada, entonces ante la misma sorpresa de su señor, lastimeras lágrimas brotaron de los enormes ojos de Rin. Sesshomaru la miro por el rabillo del ojo, algo dentro de él se movió.

    -No llores, Rin-ordeno Sesshomaru limpiando su rostro con el agua.

    -Si, señor- respondió ella como si le hubieran encargado una misión importantísima- pero señor, Rin esta muy preocupada y…

    -Niña tonta, el amo Sesshomaru esta perfectamente, no necesita que una humana como tu se preocupe por el-intervino el siempre malhumorado Jaken.

    -Jaken-llamo su amo con la voz fría como un tempano-Cállate.

    -Si, amo-dijo-hay amo perdóneme por hablar ya me callo…

    Sesshomaru se puso en pie elegantemente y se encamino hacia un árbol cercano, ni siquiera le dirigió una mirada a Jaken, llego a su destino y se recostó contra el tronco dejándose rodear por su estola y entonces, agotado, cerró los ojos.

    “Mi amo ¿esta cansado?” se pregunto incrédulo Jaken “No había visto a mi amito así de cansado…ni de lastimado”. Sesshomaru abrió sus ambarinos ojos fríos como el hielo y le dirigió una mirada que le helaría la sangre a cualquiera, su sirviente, nervioso Jaken casi se desmaya del susto. Rin ajena al momento se alejo buscando flores curativas para su señor, quizá pudiera ayudarle, oh y también comida, su señor Sesshomaru debía tener hambre luego de regresar así de agotado.

    “InuYasha” pensó el daiyukai con irritación y enojo “La próxima vez esa mujer no podrá hacer nada” juro antes de volver a cerrar los ojos decidido a reponerse.





    La mirada de esos furtivos ojos dorados le atravesaron el corazón, entonces le dirigió la mano hacia la flecha para indicarle en silencio que la sacara, Kagome, obediente tomo la flecha que se desintegro con su tacto, dejando libre al yukai. Entonces InuYasha se puso en pie bruscamente empujando de paso a la muchacha causando que cayera sentada.

    -InuYasha…-se quejo pero se detuvo cuando sintió la mirada de el sobre ella, entonces alzo los temerosos ojos.

    -Kagome- escupió el nombre, atravesándole el alma a la muchacha.- ¿Por qué me traicionaste?

    Ella parpadeo confusa.

    -¿Qué yo te…traicione?

    -¡Khe! No te hagas la tonta- le grito.

    -Yo no te traicione, lo único que quería era que Sesshomaru se detuviera- se defendió ella.

    InuYasha aparto los ojos, bueno, eso tenia sentido, pero no explicaba porque antes ya le había lanzado una flecha, lo había lastimado y no solo físicamente.

    -Kagome, ¿tu… querías sellarme?- se aventuro con la vista en el suelo.

    -No- respondió ella tomada por sorpresa ante la pregunta. InuYasha no contestó así que ella se levanto.

    --InuYasha…yo no busco que la historia con Kikyo se repita-admitió con la voz apagada- solo quiero que tu alma este…bien…

    -Mi alma esta bien, Kagome- le dio la espalda, era un terco.

    -Pero el poder de la perla…

    -¿Tu como estas?- interrumpió a la muchacha.

    -Yo…estoy bien…solo necesito descansar un poco y…

    -Muy bien- se echo a andar.

    -InuYasha espera-le llamo ella intentado detenerlo, pero no pudo avanzar, su cuerpo estaba muy débil y se vino abajo.

    El yukai, rápido, la tomo entre sus brazos antes de que tocara el suelo dejando sus rostros a centímetros de tocarse. Se hundió en los tristes ojos de Kagome, pero entonces sintió una punzada en su pecho, la perla estaba siendo purificada al simple tacto de la muchacha. Furioso, InuYasha la soltó bruscamente poniéndose de nuevo en pie, otra vez estaba tratando de purificarlo a él, lo cual, siendo yukai significaba la muerte. ¿Acaso Kagome lo quería muerto?

    -No vuelvas a tratar de purificarme- le ordeno con un gruñido en los dientes.

    -InuYasha yo…tengo que purificar la perla o tu corres el riesgo de…

    -Ya te dije que yo estoy muy bien- le grito con fuerza.- Ahora soy un yukai, lo que siempre quise y…

    -¿Por qué… Porque te fuiste de la aldea, InuYasha?-quiso saber ella con la vista en el suelo. Lo tomo por sorpresa, no esperaba eso.

    -Dime por favor, si es lo que quieres en verdad ¿Por qué te fuiste de la aldea?-exigió mirándolo, de sus ojos ya brotaban las dolorosas lagrimas. El retrocedió, pero la perla exigió su atención.

    -¡khe! Me fui porque no quería…

    -La perla esta oscureciéndose- mascullo ella notando la desesperación de la perla ¿Qué sucedía?

    -Kagome…

    -InuYasha por favor vuelve a ser tu- le suplico arrojándose a sus brazos rodeándole por completo, soltando una descarga pura entre ambos.

    -Kagome-balbuceo InuYasha sintiendo otra vez esa sensación de violencia -Suéltame, tonta- la empujo con fuerza para apartarla y hacer la descarga de pureza desaparecer.

    Ella callo y mantuvo la vista fija en la nada, herida profundamente por el rechazo de su InuYasha.

    -¡Si me fui es porque no quería verte mas!!!- grito molesto. A Kagome la atravesó una cuchilla por el pecho, rompiendo algo en su interior.

    -Vete a tu casa, Kagome- se dio la vuelta- Aquí ya no tienes que hacer, no te quiero cerca de mí de nuevo: aléjate.

    -InuYasha-ella lo miro con lagrimas en los ojos y el corazón destrozado ¿Por qué le decía eso?- No, no puedo irme…yo…

    - Busca la forma- le dijo al alejarse

    -¡¡¡Es que no es por eso!!! : ¡NO QUIERO PERDERTE INUYASHA!!! Elegí estar a tu lado y tu prometiste protegerme y…

    -No quiero hacerlo, Kagome-no se detuvo- no te protegeré, tu lugar no es con un yukai como yo…no siento nada por ti.

    Y se alejó, dejándola allí, sola y asustada, perdida en medio de su nueva oscuridad, mas profunda y peligrosa que la del mismo interior de la perla…el pecho le ardió con fuerza, no concebía su lugar lejos de InuYasha…no, no si lo amaba con esa fuerza.
     
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    hakudinntt

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    Los ojos del youkai
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    Drama
    Total de capítulos:
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    Capitulo 8
    "Soledad"
    “Es mejor” se decía a diario, cada hora, minuto, segundo del día, noche, atardecer y si habría algún otro estado en el tiempo o la naturaleza también seria parte de su gran mentira que se decía para tratar de llenar el vacío que había dejado el yukai al marcharse.
    Aunque…no importaba cuanto se lo repitiera, era falso eso que decían que una mentira a fuerza de ser repetida se convierte en verdad, no, la suya era una cruel mentira que tampoco merecía ser ni siquiera dicha una vez mas, era un insulto a su corazón, al amor que aun, luego de tantas semanas, aun le guardaba.
    No, no era mejor…estar lejos de InuYasha nunca seria mejor.
    -Kagome-llamo Sango con voz apagada, con la misma resolución preocupada con la que la habían encontrado hacia unas semanas, sola, lastimada por dentro.
    La muchacha pareció no oírla, como desde hace muchos días.
    -Kagome- volvió a tratar sentándose a su lado, esperando llamar su atención.
    -Sango- la muchacha parecía sobresaltada, pero aquellos ojos chocolate permanecieron apagados
    -La señora Kaede y su excelencia han terminado-le dijo
    -¿y funciono?
    -No- suspiro angustiada. Kagome lo comprendió al instante: no habían logrado hacer volver al pozo…
    Hasta hace unos días que no se había dado cuenta que en ningún momento se había preocupado por volver a casa…a su época, y su familia debía estar muy preocupada por ella, y no se merecían eso. Pero por mas que lo había intentado no habían podido hecho regresar al pozo…
    -Un viajero nos ha contado que vio otra aldea destruida- dijo Miroku tras la espalda de las muchachas. Solo Sango se volvió a mirarlo.
    -Señorita Kagome, ¿esta segura que no quiere que vayamos a buscarlo?...
    -Si- dijo casi sin voz.
    -Pero es nuestra obligación detener el…
    -Pero no es lo que InuYasha pidió-respondió con calma.
    -Pero, Kagome…no podemos dejarlo seguir así
    -Sango-llamo ella- la verdad es que…a este punto InuYasha ya debió perder su alma- las lagrimas rodaron por sus mejillas- si purificara la perla…él podría…podría…morir.- se abrazó a sus rodillas con un lastimero llanto lleno de dolor y desesperación.
    No, estar lejos de InuYasha no era lo mejor.

    Suspiro hondamente, realmente no parecía ser la mejor opción pero…tenía que hallar al causante de todo ese alboroto, era su obligación como líder y como yukai.
    Sin dar marcha atrás Kouga dio un salto hacia el voladero para aterrizar con suavidad y echarse a correr por la ladera...


    Toda esa soledad que pesaba en sus hombros cortándole la respiración, dejándolo solo sin posibilidad de luchar contra lo que se había convertido ¿era esa la fuerza que había buscado? Si era así no comprendía porque le molestaba tanto su propia consciencia…y no era el simple hecho de los asesinatos…ahora era también ese silencio tan doloroso que le rodeaba…extrañaba a sus amigos…y a ella, sobre todo a ella: Kagome.
    Pero no se forzaría a regresar, la había devuelto a su época y así era mejor, el, un poderoso yukai no tenia porque sentirse mal por una humana, no mas.
    InuYasha se acomodó la armadura nueva, cambiando las garras por simples hombreras, negras y sobrias. Y se echo a andar en busca de su siguiente presa.

    Sesshomaru permanecía en silencio aunque sus acompañantes parlaban con ganas, a veces hablándole pero en la mayoría del tiempo: discutiendo alguna estúpida tontería.
    -Señor Sesshomaru-se dirigió la niña- ¿Qué hará cuando encuentre a su hermano?
    -Hay niña tonta, no molestes al amito bonito-regaño Jaken
    Sesshomaru no contesto… ¿Qué haría? Hacerle pagar por supuesto, devolverlo a su estado original y bueno…quizás destruir a Tessaiga


    -¡Oye tu!- gruño hoscamente el lobo al yukai que le daba la espalda en medio de esa aldea destruida.
    -¿Qué quieres?
    -¿Eres tu el causante de todo este desastre?-exigió saber
    -¡khe! No me molestes, lobo rabioso-comenzó a andar sin interés.
    Kouga parpadeo confuso unos momentos, conocía perfectamente esa voz, y también los insultos baratos: ¿InuYasha? No, no podía ser el, pues se supone que era un hibrido, un mitad bestia, ¿Por qué su esencia ahora se sentiría como yukai? De seguro era un truco suyo.
    -¡Oye, tu!-le llamo autoritario y altanero-mas te vale que te detengas de una buena vez
    -Si mal no recuerdo te conocí de la misma manera pero eras tú el causante de las muertes de los aldeanos-dijo burlón sin volverse.
    ¿De verdad se trataba de ese perro pulgoso?
    -Estas causando mucho alboroto ¿entiendes? Así que mejor lárgate-ordeno
    -¡Khe!-se volvió a Kouga- escucha lobo apestoso, mejor lárgate si no quieres terminar como estos humanos…
    -¡Ah! Así que si se trataba de ti, InuYasha, perro callejero, ¿Qué clase de truco usaste para tener ese aspecto?-gruño cerrando ambos puños
    -Yo no necesito usar ningún truco, lobo, con mi fuerza me basta…
    -Pues no creo que eso sea cierto… ¿Qué hiciste?-entonces noto que por primera vez, desde que lo conocía, estaba solo.- ¿Dónde esta Kagome?
    InuYasha pareció renuente a contestarle.
    -¿Le hiciste algo, pulgoso?-exigió saber
    -¡khe! No tengo porque responderte a eso…-se cruzo de brazos con arrogancia
    -Entonces ella esta herida-apretó con fuerza los dientes
    -¡Ella ha vuelto a su casa!
    -¿Así? ¿Y porque tienes ese aspecto, bestia?
    -Eso no te interesa, rabioso
    -Cállate, perro…-entonces una loca idea cruzo su mente- ¿no será acaso que usaste la perla de Shikon para tus sucios planes y desechaste a Kagome luego?
    InuYasha retrocedió, el peso de esas palabras lo golpearon mas fuerte de lo que hubiera imaginado.
    - Si me entero que le has hecho algo a Kagome…
    -¡Ya te dije que regreso a su casa!-gruño ofuscado- además ella no quiere verte
    -¿A mi? Yo no fui quien la deshecho cuando ya no le sirvió mas
    -¡Silencio!-InuYasha estaba perdiendo el raciocinio
    -Resultaste ser peor que ese imbécil de Naraku- escupió cada palabra con desprecio.
    Al yukai le cayó peor que cualquier ataque… ¿él, como Naraku? ¿Cómo ese infeliz? El calor subió por su cuerpo mientras se enfurecía más y mas. ¡No! Él no era como Naraku. Sin pensarlo mas de abalanzo sobre el yukai lobo, cuya velocidad le ayudo pero no lo suficiente, recibió el golpe de lleno en el rostro. Esa bestia estaba mas rápida, no solo su imagen había cambiado, también su rapidez y sus movimientos, pero atacaba distinto, alguna vez vio moverse a su hermano mayor, ese tal Sesshomaru, cunado lo hizo fue ágil y certero, con el movimiento calculado…ahora ese perro pulgoso atacaba con simple violencia, como si solo quisiera destrozarlo sin pensar que hacer después de cada zarpazo, puñetazo o simple ataque.
    Kouga esquivo lo mas rápido que pudo cada ataque, sus instintos le gritaban que se alejara, que era sumamente peligroso seguir enfrentándose a el…Entonces InuYasha logro hacerlo caer…en el suelo con el yukai de frente a él con las garras listas para rematar, se dio cuenta del cambio drástico en la expresión de esa bestia pulgosa, sus ojos eran de un rojo vivo y desprendía un aura maligna diferente a cualquier yukai…además, no llevaba su espada gigante que siempre portaba.
    Se puso en pie brincando hacia atrás para alejarse también.
    -¿Acaso fuiste tan estúpido como para pagar con tu espada por los poderes?
    InuYasha gruño con los colmillos de fuera, sintiendo sus garras palpitar exigiéndole la sangre del lobo.
    -Al menos Kagome estará bien lejos de ti, bestia.
    Y eso calmo a la bestia, como por arte de magia, regreso a su presente InuYasha… ¿Por qué le importaba tanto si ya había decidido que no sentía nada más? La presión en su pecho le ordeno que siguiera atacando, exigiéndole la muerte de su contrincante, pudo darle nombre a esa sensación: una clara orden en su interior…que no provenía precisamente de él.
    Sin decir más, se alejó, si cobraría la vida de ese altanero lobo rabioso seria por su propia decisión.
    Kouga lo miro marcharse, sus azules ojos expresaban un claro descontento, debía saber si de verdad ese perro había usando la perla para aumentar su poder y si para ello no había herido a su prometida, Kagome…bueno en tal caso, ella necesitaría alguien en estos momentos. Suspiro y se echo a correr.


    -Es horrible lo que ha hecho-exclamo Sango mirando a la nada, con el viento azotando su cabello.
    -Lo es, Sango…pero no podemos hacer nada aun…la señorita Kagome tiene razón en que InuYasha puede morir…
    -No es la única que piensa eso..InuYasha fue el primero quien me alentó cuando creía que la muerte era la salvación de Kohaku y por eso…no puedo imaginarlo como el despiadado yukai que es…
    -Te entiendo, Sango…me sucede casi lo mismo
    -Excelencia ¿cree que pueda terminar?
    -¿También te has vuelto a sentido como en la época en que buscábamos a Naraku?
    Sango guardo silencio, si lo había hecho.
    -Pero InuYasha no es como Naraku-aseguro Miroku- no el InuYasha que conocemos
    -Es como si nunca acabara, excelencia-admitió Sango con voz apagada- aquellas personas sufren tanto como lo hice yo y como lo hizo Kohaku…y si él se encontrara en una de las aldeas que lo contratan con InuYasha…
    -No te preocupes Sango, InuYasha no se atrevería nunca a hacerle daño…
    -No soportaría perder a Kohaku de nuevo…- la voz le tembló a punto de romperse.
    -Sango- tomo su mano- no volverás a pasar por eso nunca mas, no mientras yo este aquí… te prometo hacer todo para mantener a Kohaku y a ti siempre a salvo.
    Sango lo miro con el rubor pintándole las mejillas, esa promesa le hizo revolotear el corazón con fuerza…y no pudo hacer mas que lanzarse a los brazos del monje, Miroku la abrazo de inmediato…y noto la buena vista que tenia.
    Sango se sentía dichosa de oír esas palabras, había extrañado tanto ese tacto desde la última batalla contra Naraku, donde pensaron que morirían envenenados…con toda a preocupación de los sucesos de ahora no habían podido aclarar eso…que en realidad sus corazones habían aclarado ya en silencio…y luego, la mano impropia y lujuriosa de Miroku acaricio mas allá de la espalda. ¿Cómo se le ocurría hacer algo así?
    -¿De verdad? ¡¿En un momento así?!!!!!!
    Plaff…y Miroku yacía en el suelo con una mano marcada en la mejilla…
    -Uuuy monje depravado…- refunfuño mientras se alejaba.

    Kagome miro con atención la espada que tenia frente a ella…Tessaiga. InuYasha la había dejado en su batalla contra Sesshomaru y no la había ido a buscar, quizás ya no le interesaba, como ella. Pensó en alejarse lo mas posible, pero tener cerca la espada era como tener cerca la presencia del muchacho, su promesa de protegerla presente como si palpitara en la verdad.
    No podría ir a buscarlo hasta encontrar la forma de purificar la perla sin lastimarlo a el… luego podría irse, no importaba si el ya no la quisiera cerca, ella haría lo que fuera solo porque sabia que era lo correcto y porque quería ayudarlo…porque lo amaba demasiado.


    Había caído ya la noche, las estrellas brillaban y el viento se aspiraba frio…en realidad la noche estaba mas oscura ahora a la mitad de su duración…la aldea estaba callada, apagada y quieta. Espero con esperanza que Kirara no lo notara, porque Shippo no le preocupaba, era un yukai pero aun tenia que crecer para ser un gran yukai...
    Quizás ni su amiga exterminadora, o su amigo monje estaban cerca, porque pudo llegar sin problemas hasta la casa de la anciana Kaede., tampoco estaba ella, pero si Kagome, a quien iba a buscar.
    Dormía sobre el futon, Shippo descansaba mas alejado, y había una nota, la recogió para leerla, al parecer había un yukai por los alrededores y habían ido a buscarlo sin avisarle para dejarla descansar. Había algo extraño en la expresión de Kagome, el la tenia presente alegre y vivaz, amable y dulce…enojón si, pero al fin y al cabo Kagome. Pero ahora, su pálido rostro estaba cansado, ojeroso, triste, como si incluso en la inconciencia algo le lastimara.
    “Kagome” pensó…no entendía porque si había decidido alejarla de un yukai como el aun le preocupaba, sobre todo las palabras del lobo rabioso. Se dio cuenta que Kagome abrazaba a Tessaiga contra si como su fuera un muñeco, no iba a quitársela, una porque Tessaiga lo rechazaba, otra porque quería que la espada la protegiera ahora que el ya no lo haría.
    La contemplo largo rato, preguntándose porque aun no había ya buscado la forma de irse a su casa ¿seria por el?
    “Ojala”…interrumpió su sincero pensamiento, él era un yukai, poderoso y sin consideraciones, no podía permitirse pensar así de nuevo.
    Kagome balbuceo algo en sueños, creyó que fue su nombre pero la forma tan lastimera y herida con que lo dijo le hizo arrepentirse…no quería que fuera por el que estuviera asi.
    “Kagome…no quiero que te vayas…pero debes hacerlo”
    -InuYasha- la voz atravesó su calma sobresaltándolo, había bajado la guardia al verla. Se volvió de golpe para ver a su nuevo invitado en la cabaña.
    -Miroku…
     
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    hakudinntt

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    Los ojos del youkai
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    Drama
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    2654
    Capitulo 9
    "Maligno"

    -Hola, InuYasha ¿has venido a ver a la señorita Kagome?-su tono fue amable, casi casual.

    -mmm a ti no te puedo mentir, ¿eh, Miroku?-se puso en pie con cuidado para no despertar a la muchacha y salió de la cabaña justo detrás del monje.

    -¿Dónde esta Sango?-pregunto mientras atravesaban la aldea

    -Fue en busca de Kohaku…

    -¿Por qué no fuiste con ella?

    -Me pidió que volviera a cuidar de la señorita Kagome

    InuYasha bajo la vista.

    -Pues esta dormida, y vaya que tiene el sueño profundo

    -Ha estado así desde que te alejaste-respondió Miroku.

    El yukai sintió una punzada en el pecho, una punzada de dolor. Anduvieron en silencio mientras salían de la aldea y se adentraban al bosque, al principio InuYasha creyó que caminaban sin rumbo fijo, pero luego reconoció el camino, quizás demasiado tarde pues ese era un sitio que quería evitar: el pozo.

    Se acercó hasta donde se supone que debía estar el portal que llevaba a la casa de Kagome, no había nada, como si nunca hubiera existido.

    -La señorita Kagome no ha podido regresar a su casa, como podrás ver es porque el pozo por donde se marchaba no esta mas.

    -¿Por qué no esta el pozo?

    -He pensado que es porque al estar dentro de la perla fue como si la señorita Kagome no tuviera mas motivo de estar aquí…

    -Miroku… ¿ha intentado volver?

    -No. La sacerdotisa Kaede y yo hemos tratado de regresar el pozo a su lugar pero no ha servido de nada

    -¿y como esta Kagome?

    -Ya pudiste verlo tú mismo, InuYasha: preocupada por ti, como todos nosotros

    -No debería-se volvió a su amigo-le dije que se fuera, debió haber encontrado la forma de hacerlo.

    -No se ira, InuYasha

    -¿Por qué no?

    -Porque necesita descansar primero

    -¿Descansar? ¿De que?-parpadeo confundido.

    -De ti, de tu nueva forma de actuar

    -¿Qué? Yo no le he hecho nada-se defendió

    -Todos los asesinatos que has cometido la han herido profundamente…y también tu rechazo

    El yukai bajo los ojos con renuencia y frustración…

    -Pues… ¡no me interesa, ahora soy un yukai y es mi naturaleza!-grito con fuerza

    - Dime algo, InuYasha-hablo calmado- una vez te pregunte que harías cuando juntaras toda la perla, me contestaste que un yukai, también dijiste que serias diferente a todos los demás… ¿No has perdido acaso ya una parte de tu corazón y espíritu?

    El yukai guardo silencio, sus pupilas se apagaron pasando de la ira a la tristeza, ¿podrían ser las palabras de Miroku ciertas?

    -¿Y bien, InuYasha? ¿Era esta la fuerza que buscabas?

    No respondió a ello porque tampoco conocía la respuesta, una orden interna le repitió que si, que esa era la fuerza y el único camino para ser aun mas fuerte.

    -Tu esencia maligna se ha triplicado considerablemente, pero no significa que seas el yukai que quisieras…

    -Cállate, Miroku…yo…yo…-se mordió los labios al no saber como contestar- no quiero lastimar a Kagome ¿de acuerdo?-le dio la espalda.

    -En ese caso déjala purificar la perla

    -No, si lo hiciera yo…

    -¿Morirías?

    -Si-bajo la mirada

    -Tu cuerpo podrá resistirlo, pudo luchar contra muchos enemigos antes…es tiempo de que resístala lucha que hay en tu interior

    -¿Lucha?

    -La perla quizás ya se fusiono con tu cuerpo y te transmitirá esa pelea eterna…entonces perderás tu alma, InuYasha

    -¡khe! Mi alma no es la de un humano, Miroku, no soy tan débil como ustedes…

    -En ese caso no regreses nunca a la aldea o mataras a la señorita Kagome-se dio la vuelta para volver a la aldea. InuYasha se petrifico, eso no podría pasar, el jamás lastimaría a Kagome.

    -Miroku…si ella purificara la perla… ¿crees que me perdonara?

    -La señorita Kagome tiene un corazón puro, así que es muy probable que eso suceda.

    -Miroku yo… yo no tenia pensado matar a todas esas personas…

    -No tienes que lamentarlo sino remediarlo, InuYasha…-le miro sin rastro de repulsión.

    -¿Cómo hare eso?

    -Primero, piensa cual es la fuerza que buscas…ya después encontraras la respuesta

    -Espera, ¿quieres decir que no lo sabes?¨

    -Exactamente….pero tu si podrías saberlo, InuYasha…-se echo a andar a la aldea dejándolo solo. El yukai apenas y esbozo una sonrisa, no solo sus amigos no le odiaban por lo que había hecho, sino que además sabían que podía remediar lo sucedido…solo tenia que aprender a controlar esa sed de muerte que aparecía de la nada, ordenándole cometer crímenes.

    Los helados ojos de Sesshomaru pasearon por la destrozada aldea humana que tenia enfrente. El ambiente apestaba a su inútil medio hermano, pero su aroma era ligeramente diferente, y no era debido a la enorme cantidad de sangre con el que se mezclaba, sino mas bien era un aroma a muerte, a infierno; y por si fuera poco también el olor del veneno había cambiado, no olía como el suyo propio, era un aroma asqueroso y que siempre le había parecido repugnante: el aroma de Naraku.


    Cuando despertó oyó a Shippo discutir con alguien, gritarle que debía dejarla descansar, no supo bien a quien se referían hasta que escuchó su nombre y luego la voz de Kouga intervino de nuevo.

    -No me interesa, zorrito, quiero ver a Kagome…

    -Kouga-saludo ella saliendo de la cabaña

    -Kagome debes descansar-regaño Shippo

    -Estoy bien, Shippo por favor no te preocupes.

    Kouga la examino con detenimiento, su rostro estaba pálido y su normalmente alegre expresión había desaparecido.

    -Hola, Kouga- se acercó hasta el

    -Kagome- tomo sus manos- dime ¿estas bien?

    -Si, gracias por preguntar pero no hacia falta que vinieras solo para preguntarme eso…

    -Es que me encontré con ese perro rabioso y pensé que quizás te pudo haber lastimado

    -¡¿InuYasha?! ¿Viste a InuYasha?-se apresuró- ¿Dónde lo viste?

    -Kagome no deberías preocuparte por ese perro apestoso, he venido por ti para que por fin nos casemos, esa bestia no volverá a hacerte daño nunca…

    -Kouga-la chica bajo los ojos- no puedo aceptar lo que me pides… tengo que purificar la perla y…

    -Kagome-le alzo el rostro con sus dedos-¿Acaso piensas ayudar a InuYasha?

    Ella le sonrió como respuesta.


    Miro sus ojos en el reflejo del agua, bueno él se veía como siempre o al menos como se había acostumbrado ya a verse. Miroku quizás tenía la razón y había perdido el control de si mismo, la verdad es que no quería matar más inocentes personas y tampoco quería lastimar a Kagome, eso menos que nada…pero al fin había obtenido lo que siempre anhelo: ser un yukai. Se había vengado y defendido, logrado mucho que quizás como hanyou nunca hubiera soñado. ¿Y si solo dejaba las cosas como estaban?

    -¿Es ese tu deseo, InuYasha?-la conocida e inesperada voz le sobresalto. Se volvió de golpe para verificar si aun estaba cuerdo.

    Entre la neblina pudo distinguir la figura de perfil de una hermosa sacerdotisa de largo cabello negro.

    -Kikyo…

    InuYasha…contesta mi pregunta ¿es eso lo que deseas?

    -¿Cómo es que tu…?

    -Mi alma esta conectada con tus recuerdos…esta es la ultima vez que me veras…

    -Kikyo- trato de acercarse

    -No, no es lo que sueñas-le detuvo.

    -¿Qué?

    -Una vez fui yo quien vivió en tus sueños…pero hoy…vive alguien más…

    -Kagome-susurro

    -Si, Kagome vive en tu corazón-le miro con su aire de nostalgia-pero es un aura maligna la que habita en tu alma…

    -No…Kikyo…yo…

    -Serás enviado al infierno…no podrás salvarte ni podrás salvarla a ella…y la historia se repetirá…- la neblina la cubrió y desapareció sin dejar rastro.

    -¡No, Kikyo, espera!

    Allí no había nadie, se pregunto si había sido todo cierto o quizás una ilusión. Una punzada en el pecho lo doblo: otra vez esa sed de sangre, pero esta vez podría controlarla, no le ganaría. Como si le reclamase por su decisión, la perla palpito en su interior exigiéndole muerte, se resistió, seria as fuerte que ello…se salvaría.
    Miles de pares de ojos brillaron en la oscuridad, esperando, InuYasha intento ahuyentarlos pero fue inútil, de hecho todos esos yukais no estaban ahí para atacarle, y él lo sabia pues lo habían estado siguiendo desde hacia tiempo pero nunca lo atacaban, es mas, parecían que ni le temían.
    Una explosión se aproximó hasta donde estaba haciendo estallar todo el lugar, InuYasha se volvió de golpe hacia el origen, allí, de pie con su espada en la mano estaba su hermano mayor.

    -Te encontré, InuYasha, tu ejército de yukais no impedirá que te asesine.


    Kohaku esquivo el ataque del ciempiés gigante, luego con un corte certero le corto en la cabeza. Se dio la vuelta para decirles a los aldeanos que ese yukai no molestaría más su aldea, cuando el enorme yukai se puso en pie para atestarle un golpe por la espalda.
    De la nada un boomerang gigante atravesó el cielo y derribo a la bestia.

    -¡Hermana!-saludo con alegría al ver a Sango sobre Kirara

    -Kohaku, ¿Cómo estas?-corrió hasta el para estrecharlo entre sus brazos. Kohaku se sonrojo de inmediato cuando su hermana lo abrazo frente a toda esa aldea.

    -Hermana…

    -Kohaku, ¿no te has topado con…con…un yukai muy poderoso verdad?

    -No, hermana, todo ha salido bien, aunque sin tu ayuda hace un momento bueno…- se volvió a ver al yukai

    -Tenemos que volver a la aldea

    -No, no puedo regresar, no aun…

    -Pero…

    -Hermana, conozco esta sensación-su mirada se volvió consternada- es como si…como si este fuera un yukai sirviente de…de…

    -¿De quien?

    -De Naraku.


    -¿Ejercito?-InuYasha frunció el seño- No tengo ningún ejercito

    -No importa cuanto lo niegues, este ejército de insignificantes yukais te siguen, o ¿debería decir que siguen a Naraku?

    -¡khe! Ahora si que fuiste lejos Sesshomaru-se burlo- Parece que no lo recuerdas pero Naraku esta muerto…

    -Su asquerosa pestilencia esta rodeándote, pero es normal que no lo hayas notado, bastante haces con percibir aldeas para destruirlas…

    -¿Qué dices?

    -Sigues siendo tan inútil que no te das cuenta que esa perla te esta controlando, pero no importa porque te destruiré aquí mismo- y ataco.


    -Dime, Kouga ¿Cómo esta Ayame?

    -Pues, no lose, hace mucho que no la veo…-suspiro despreocupado.

    El viento jugo con sus cabellos al estar sentados en la colina.

    -¿Y porque no has ido a visitarla? Ayame estará muy triste porque su prometido no ha ido por ella.

    -Kagome- le tomo las manos-la única que puede ser mi prometida eres tu.

    -Kouga-dijo ella apenada- yo no…mira, no es justo que pierdas así tu tiempo, yo no…

    -Escucha, Kagome, no importa lo que pase, yo siempre estaré para ti y te darás cuenta que soy yo a quien tu…

    -InuYasha- interrumpió ella.

    -¿Qué?

    -InuYasha es quien yo…estoy esperando, Kouga por favor ve con Ayame y sean muy felices…-le sonrió cálidamente

    -Pero Kagome…

    La muchacha se soltó y volvió la vista al horizonte.

    -¿Qué fue lo que hizo esa bestia estúpida?

    -Busco la forma de protegerme y ahora esta en peligro…

    -¿Peligro? Si lo acompaña un grupo de yukais

    -¿Cómo?

    -Mientas corría hacia aquí un grupo de yukais se interpuso en mi camino, creí que iban a atacarme pero no lo hicieron: siguieron a InuYasha

    -¿Qué lo siguieron? ¿Por qué lo harían?

    -Pues porque es su líder.-el lobo se encogió de hombros.

    Kagome no podía creerlo ¿InuYasha comandando yukais?


    -Sesshomaru ya me canse de que ahora me persigas solo para atacarme siempre-gruño InuYasha mientras peleaba contra su hermano.

    -Te aniquilare aquí mismo y destruiré luego a Tessaiga-ataco con su látigo.

    InuYasha al oír eso se sobresalto, si su hermano se acercaba a la espada significaba que podría herir también a Kagome, gruño con fuerza, eso no lo permitiría. Tenia que ir con ella.

    “No” le ordenaron en su interior “Mata a Sesshomaru”

    Volvió al ataque, pero esta vez desconcentrado, aquella orden no había sido suya, era como si alguien mas le ordenara desde adentro.
    Sesshomaru noto el cambio en su hermano, los ojos escarlata y la mirada aversiva, el olor que desprendió fue diferente: su teoría estaba probada, la perla lo estaba manipulando a su antojo, conocía a su inútil medio hermano como para saber que no tenia las agallas de matar un humano ni la cobardía, tenia que admitirlo, de asesinar a quienes de alguna forma eran los suyos.
    Tenía que detener esta ridícula falta al honor de su familia y su padre muerto, y de paso, vengarse por las batallas anteriores. Agito a Bakusaiga con fuerza, su hermano no podría esquivarlo, así que lo que opto por hacer es agitar su brazo para lanzarle el corte de sus garras, pero lo que sucedió fue diferente: un grupo de yukais se atravesaron entre InuYasha y el ataque de la poderosa espada, recibiendo todo el impacto.
    Sesshomaru en medio de la explosión observo a su hermano envuelto en un aura maligna que se desprendía de su pecho, formando tras de el una silueta que no era la de InuYasha, era alguien mas. Luego desaparecio.
     
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    hakudinntt

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    Este capitulo me gusto mucho, espero que tambien a ustedes =)
    Capitulo 10
    "Corazones solitarios"

    ¿InuYasha comandando un ejército de demonios? ¿Podría ser eso cierto? Kouga lo afirmaba, y no había razón por la cual no creerle, una cosa era que al yukai lobo desagradara InuYasha, pero otra muy diferente seria inventar algo así.
    Kagome suspiro y se recogió el cabello en una coleta baja tal y como toda una sacerdotisa, tenían que esperar a Sango, en cuanto ella volviera comenzarían su viaje en busca del muchacho.


    El helado viento ondeo por todo el claro, agitando sus ropas y jugando con sus largos cabellos plateados. La pequeña Rin jugueteo alrededor de Sesshomaru cantando una alegre canción improvisada, sin prestar atención a los regaños de Jaken.
    El imponente daiyukai bajo la mirada a la niña, tan alegre y sonriente siempre, una luz en toda oscuridad por supuesto, los recuerdos atacaron su mente, Kouga y los lobos masacrando la aldea donde vivía Rin, cada momento del día en que la conoció se revivió en su mente, luego las imágenes dieron un giro hasta centrarse en ella en medio del infierno, se había salvado por ultima vez, no habría otra oportunidad así. ¿Qué hubiera pasado si la hubiese dejado en la aldea de los ex acompañantes de su inútil medio hermano? Si InuYasha le hubiera tocado un solo cabello estaba seguro que no iba a tener compasión alguna con el, y vaya que hasta ahora su hermano había tenido suerte al no morir, y es que antes Sesshomaru necesitaba destruir la perla y con ella al imbécil que pensaba ya muerto. Decidido esto se elevo por los aires en busca de su hermano.

    -Señor Jaken ¿A dónde va el señor Sesshomaru?-pregunto Rin con inocencia.

    -Pues ira a buscar a InuYasha, niña.

    -El señor Sesshomaru ha vuelto mas rápido que de costumbre…-noto la niña.

    -Hay niña ¡no cuestiones las acciones del amo!-le regaño- Pero es verdad, el amo Sesshomaru ha regresado rápidamente después de cada encuentro con ese tonto de InuYasha, incluso antes que en las épocas en que andábamos tras ese Naraku… ¿será que la presencia de InuYasha le preocupe mas al amo que el mismo Naraku?-agrego para su interior.

    -¡Señor Jaken, juguemos!- Rin lo tomo de las manos y comenzó a dar vueltas.


    InuYasha se recostó contra el muro de piedra que custodiaba el abismo dentro del cual estaba. Se sentía agotado, no podía luchar contra lo que la perla le ordenaba, palpitaba en su interior quemándole el pecho, pero no podía quitársela. Antes hubiera podido frenar esa sed de sangre tendiendo en su poder a Tessaiga, pero ahora que la espada no estaba con el, dudaba realmente poder hacer algo al respecto.
    Miro hacia atrás, el camino de sangre llegaba hasta sus pies, donde terminaba. Sus garras goteaban aun, mezcladas las sangre de humanos y yukais, los mismos demonios que le seguían desde hacia tiempo sin atacarle. Los mismos que se habían interpuesto entre el y el ataque de su hermano, los mismos que habían obedecido sus ordenes.
    Ahora si lo tenia claro, tenia que deshacerse de esos demonios y controlar esa sed de sangre sin perder su fuerza de yukai, solo así podría hacerlo, solo así podría regresar con sus amigos y con Kagome…si, quería estar con Kagome, protegerla siempre como yukai, así jamás estaría en peligro nunca mas.
    Una fuerte punzada le agito el cuerpo cuando pensó en sus amigos y en Kagome.
    “¡NO!” le gritaron en su interior.
    -¿Quién demonios….?
    “Perderás tu fuerza y morirás…”
    InuYasha gruño con fuerza, el aroma conocido de su hermano se acercaba. Iba a esperarlo, si usaba a su hermano para deshacerse de los yukais podría darle tiempo de alejarse a la aldea para buscar la forma de purificar la perla sin dañarlo.
    “¡NO!” ordeno de nuevo aquella voz retumbando en su cabeza. InuYasha pensó fuertemente en Kagome, tenia que resistir a esto.
    “¡MATALA!” la voz palpito en su mente con fuerza ¿matarla? “HAZLO… CONVIERTETE EN EL YUKAI MAS PODEROSO”
    ¿Matar a Kagome?... ¡no!...
    “MATALOS A TODOS” ahora fueron las imágenes de Sango, Miroku, Shipo, Kirara, Kohaku y Kaede atravesaron sus pensamientos. “MATALOS…O TE MATARAN”
    En su mente sus amigos tomaron sus armas y se volvieron en su contra, Miroku con los pergaminos, Sango con su boomerang, Shippo con su fuego mágico, Kohaku con su oz, Kirara con los fuertes colmillos…y… Kagome… Kagome con una flecha sagrada lanzada directo a su pecho, esta vez no siendo sellado, ahora muerto.
    InuYasha se doblo temblando, cediendo ante aquellas imágenes del futuro, ¿Cómo había creído que le perdonarían después de lo cometido? Bueno, ya que era su nueva naturaleza, tenían que aceptarlo…o morir.
    Alzo el temible rostro con los ojos entintados en sangre y las pupilas tintineantes de un color azul profundo, los colmillos se asomaron por sus labios, toda esa aura maligna le rodeo el cuerpo comenzado su transformación.


    -Tienes que decirme la verdad Kohaku-presiono Sango con cierta renuencia a creer las sospechas de su hermano.

    -Hermana…pero si he dicho toda la verdad-el exterminador se quito la mascara dentro de la cabaña que les habían prestado amablemente unos aldeanos.

    -Kohaku…si lo que dices es verdad…Naraku podría estar con vida-Sango se mordió los labios, furiosa.

    -Es solo una sensación, hermana, lo siento cerca…como si buscara la manera de controlarme de nuevo…o a alguien mas…-Kohaku se encogió ante la idea, también él estaba asustado por ello.

    -Tenemos que volver a la aldea para avisar a Miroku y a Kagome-la muchacha se levanto decidida.

    -¿Miroku? ¿El “monje” Miroku?-Kohaku parpadeo confundido por la confianza con la que su hermana hablaba- ¿su “excelencia” Miroku?

    -Ehhhh…si…Miroku-Sango se ruborizó de inmediato.

    -De acuerdo…Miroku-murmuro para si.

    La exterminadora tomo su arma y a punto de salir se volvió a su hermano, tenía que explicarle.

    -Escucha, Kohaku…yo…veras, cuando estábamos dentro del cuerpo de Naraku…Miroku y yo…pues…

    -Hermana, no tienes que explicarte, yo entiendo…solo espero que Miroku pueeees…

    -Es un tema que deberá tratarse cuando terminemos con esto, Kohaku…

    Antes de que su hermano pudiera responder un estruendo agito la aldea, seguido de gritos de alarma y terror. Los exterminadores hermanos se apresuraron a salir, la pantalla de humo se extendía hacia todos lados, apenas y se distinguían las siluetas de los aldeanos mientras huían hacia el bosque. Algunas siluetas fueron atacadas por otras más grandes y bestiales, yukais.
    -¡¡HIRAIKOTSU!!!-Sango disipo el humo y el polvo para poder ver mejor, un numeroso ejército de yukais se elevaba por los aires y se precipitaba hacia la aldea, algunas bestias ya habían comenzado el ataque.
    Kohaku comenzó a defender a los aldeanos, Sango hizo lo propio, derribando a yukais y separándose de Kirara para poder acaparar mayo terreno. Entonces alzo la vista, en el cielo, en medio de un numeroso grupo de yukais, un enorme perro gigantesco de un color grisáceo y franjas moradas avanzaba gruñendo con imponencia.

    -InuYasha-mascullo Sango. ¿Qué hacia en medio de esos yukais?

    Se deshizo de un ogro y una araña gigante, luego de una serpiente que le ataco por la espalda, Kirara ahuyento a otro demonio, y luego Kohaku llego a su lado para pelear espalda con espalda.

    -¡INUYASHA!-intento llamarle ella pero no funciono. Entonces noto que el gruñido de InuYasha era distinto, era peligroso, cegado por la ira.
    Sango iba a seguirle, pero se abstuvo, no podía dejar la aldea desprotegida de esa manera, mucho menos dejar allí a Kohaku, no iba a arriesgarse a perderlo; y si enviaba a Kirara a seguirle tardaría mucho en volver a la aldea.
    Así que no pudo hacer más que verlo alejarse, y volverse contra los yukais para exterminarlos.

    Sesshomaru agito de nuevo a Bakusaiga para terminar con el nuevo grupo de yukais, pero pronto aparecieron mas ¿De donde salían tantos? Entrecerró los ojos, no hacían más que estorbar su camino.
    -¡Bakusaiga!-y agito de nuevo la poderosa espada. Pero surgían más y más, algunos volvían, como si fueran enviados por alguien para que regresara a enfrentarlo, InuYasha, era InuYasha quien los estaba mandado de vuelta para retrasarlo y poder perderse a su olfato.

    Los ojos se elevaban al cielo, humanos, animales, yukais y hanyou en cuanto pasaba por arriba de sus cabezas, en lo alto, un ejército de yukais rodeando lo que parecía ser su general, un gigantesco perro monstruoso sobrevolando los aires, rompiendo las nubes con sus patas cubiertas por una espesa niebla que lo elevaba en el cielo.
    No tenía mucho que había amanecido, y los rayos del sol se reflejaban en el espeso y brillante pelaje, los furiosos y peligrosos ojos que se abrían paso por entre los yukais, las potentes garras que se movían con ligereza en el aire, los filosos colmillos que sobresalían en su hocico venenoso.
    Los yukais le rodeaban, volaban a su alrededor, le cubrían y le rendían homenaje al demonio perro.
    -Gran Señor-mascullo Totosai al ver la escena en medio del acantilado, su nuevo hogar.
    -Amo Inu no Taisho-los ojos de Myoga se abrieron con admiración, se detuvo en medio del pastizal para poder ver mejor. Pero ese no podía ser su tan querido amo, no, tampoco era el Joven Sesshomaru pues no tenia la marca de la luna en su frente, así que solo quedaba una opción de tal imponencia: InuYasha.

    Sesshomaru por fin envaino a Bakusaiga, habían terminado ya con su paciencia. Su aura maligna comenzó a rodearlo y sin aviso, el gigantesco daiyukai perro surgió para exterminar de una vez a los numerosos yukais.


    -Kagome…yo-comenzó Kouga interrumpiendo a Kagome, quien no hacia mas que mirar hacia el horizonte, sentada en la colina.

    -Dime…Kouga…-su voz era lejana.

    -Kagome…entonces ¿piensas estar con InuYasha una vez que purifiques la perla?-sonaba desanimado.

    Kagome sonrió débilmente ante la pregunta, agradeció en silencio que Kouga permaneciera tras su espalda sin verle a los ojos.

    -Yo solo quiero purificar la perla para salvar el alma de InuYasha…

    -Y si eso deseas ¿Por qué no has ido a buscarlo? ¿Por qué te has negado ante lo que dicen tus amigos?-pregunto con sincera curiosidad.

    -Bueno…la verdad es que…tenía miedo.

    -¿Miedo?-Kouga se sentó a su lado pero evito verla.

    -Si, miedo, no quería decírselo a nadie mas pero…tenia mucho miedo a que InuYasha pudiera decirme de nuevo que no me quería cerca- se abrazó a sus rodillas- la verdad es que tengo mucho miedo aun…pero tampoco quiero que su alma se pierda, no el alma de alguien como el, así que ya no importa si InuYasha no me quiere cerca…yo…purificare la perla y luego podre irme tranquila…-hundió el rostro en sus manos sobre las rodillas.

    -¿Irte? ¿A dónde? Tengo entendido que no puedes volver a tu casa.

    -Bueno, podre intentarlo mas veces, y si no funciona…bueno…tendré que aprender a vivir en esta época…”lejos de InuYasha”-agrego en su mente sintiendo las lagrimas derramarse por su rostro tan solo ante esa idea.

    -Kagome…-murmuro Kouga oliendo el aroma a sal de las lagrimas, lo pensó un segundo, se angustio bastante, pero luego se decidió, suspiro- Escucha Kagome, si esa bestia te rechazara de nuevo seria mas idiota de lo que creo que es, en realidad seria el perro sarnoso mas idiota que pudiera existir…yo seria el primero en matarlo si así fuera…pero creo que el hecho de no tenerte a su lado seria ya suficiente castigo.
    Kagome levanto la vista asombrada por las palabras del yukai lobo, el clavaba la mirada en el horizonte, las sombras de su cabello cubrían sus ojos, pero tenia una sonrisa débil en los labios. Kagome se le acerco y se recostó en su fuerte brazo.

    -Gracias, Kouga…-murmuro, entonces las lagrimas brotaron sin control derramándose por sus mejillas y lanzándose hacia el vacío, algunas mojando el brazo del yukai, quien no se movió, la dejo desahogar su dolor.
    Miroku miro a lo lejos con Shippo en el hombro, por un momento la añoranza de ver a Sango le asalto el pecho, la necesitaba cerca y a salvo, saber que podía protegerla y estar junto a ella.


    Sango cayo de rodillas, estaba exhausta, los yukais se dispersaron o al menos los que quedaban con vida, Kohaku se acercó a ella con el cuerpo igual de agotado. Esa aldea estaba a salvo, pues los demonios restantes se dirigieron hacia donde había desaparecido InuYasha antes. No habia tiempo que perder.
    -¡Kirara!- subió en la poderosa yukai dientes de sable, que aunque cansada logro sostener a ambos hermanos y alzar el vuelo hacia la aldea.

    Los gritos despertaron la alarma, el monje se volvió hacia la aldea con rapidez dejando botado a Shippo, quien no pudo sostenerse.
    Kagome alzo el rostro, el palpitante poder de la perla de Shikon retumbo por el lugar, era una poderosa aura maligna, podía sentirla. InuYasha estaba ahí.
    Kouga también lo noto, pero reacciono tarde, pues Kagome ya estaba de pie y corría apresurada hacia la aldea, un sentimiento de alegría la invadía, InuYasha había vuelto, lo vería después de tanto tiempo, tenía un fuerte deseo solo de verlo, de saber que estaba bien, que aun podía salvarlo, que aun podía verlo una vez mas.
    Paso al monje, quien estaba pasmado por la fuerte aura maligna que emanaba el yukai, y atravesó la aldea, la muchacha llego hasta el centro del poblado, en el cielo estaba surcado de demonios, y otros habían bajado ya, pero no atacaban, es mas, esperaban una orden para hacerlo.
    El viento se agito a su alrededor cuando vio un poderoso perro yukai gris atravesar el cielo y convertirse en una bola de energía; bajo con rapidez impactándose contra el suelo.
    InuYasha…su querido InuYasha estaba ahí. El humo se disipo, y allí en medio de los yukais que se aparataron de su camino, estaba el tan añorado yukai, tenía los ojos dorados y brillantes pero ligeramente sombreados por un tono rojizo, el largo cabello plateado ondeaba con el viento al igual que su extraña capa de peluche. Gruñía furioso mostrándole los colmillos, pero aun así, era su necesitado InuYasha.
    -InuYasha…-mascullo ella con anhelo, con sincera felicidad.
    El yukai aparto con una mano a los yukais y dio unos pasos, decidido a algo.
    -Mátenlos a todos…-ordeno con voz ronca- absolutamente a todos.
     
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    Aomecita

    Aomecita Usuario popular

    Piscis
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    Hola gracias por la invitación a leer tu fic realmente es muy interesante y bueno
    solo te recomendaría que usaras el guión largo y que tuvieras cuidado con la tildación
    además de que aun cuando mejoraste en la narración creo que aun te hace falta más
    detallado en lo que se refiere a las descripciones pero vas muy bien cuídate sayo...
     
  14.  
    hakudinntt

    hakudinntt Iniciado

    Virgo
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    Los ojos del youkai
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    Género:
    Drama
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    Palabras:
    2891
    Hola, gracias por los consejos =)

    El asesino

    El tiempo se detuvo en aquel eterno segundo, las palabras atravesaron la conciencia de Kagome al punto mismo del terror, traspasando todo indicio de confusión y de alegría. Los yukais cruzaron el escenario sin percatarse de la muchacha, con rumbo fijo en la aldea, cuyo ambiente estaba siendo infectado con rapidez por la esencia maldita del poderoso yukai perro.
    ¿De verdad quería que muriera?
    --Inu…Yasha…--susurro la muchacha viendo desvanecerse todas y cada una de sus esperanzas en poder regresarlo a la normalidad, en poder ver de nuevo los hermosos ojos nobles y retadores de su amado InuYasha.
    Las ráfagas de viento jugaron con sus negros cabellos, alborotándolos y dejándolos al capricho de las brisas que dejaban tras de si las bestias al obedecer el mandato de su poderoso comandante.
    El yukai sonrio complacido al ver el gesto descompuesto de la sacerdotisa, avanzo lentamente, paso por paso, peligroso y mortífero, dispuesto a terminar con la vida de quienes se cruzaran en su camino.
    El rojo de sus pupilas brillaba con expectación y ansiedad, excitadas ante el derramamiento de sangre que comenzaría.
    --N…no….Inu Yasha…tu no…--lo miro acercarse hacia ella, inmóvil, consciente de tener que purificarlo, de sacrificarlo para salvar las vidas de los aldeanos, pero… no podía. Simplemente no podría hacerlo jamás. ¿Atacar a su amado InuYasha? Su determinación flaqueo al instante mismo de pensarlo…nunca se atrevería a tratar de purificarlo si eso significaba su muerte. Perderlo.
    Su corazón vibro en protesta con el solo pensarlo, doliéndole.
    El yukai pasó a su lado sin dirigirle mas miradas, Kagome tampoco lo miro, seguía con los ojos perdidos en la nada, atemorizados.
    InuYasha siguió andando abriéndose paso por los yukais que sobrevolaban bajo a su alrededor, otros llegando a la aldea.
    --¡¡InuYasha!!—Shippo miro la forma siniestra de acercarse…la determinación a la muerte a matarlos.
    --Ya no puedo percibir más que aura maligna—Miroku entorno los ojos
    --¿Quieres decir que InuYasha…
    --Si, Shippo. La perla lo ha consumido por completo—aferro con fuerza su báculo para ponerlo frente a ellos, como un escudo protector y un arma de ataque a la vez.
    --Miroku…--el pequeño yukai lo miro con cierta duda ¿seria capaz el monje de atacar a su propio amigo?
    --Lo siento, Shippo. Ya se lo que piensas y…también me cuesta trabajo creerlo pero—sonrió sin alegría—no tenemos otra opción, debemos defender la aldea y nuestras vidas.
    El Shippo miro con ojos consternados al monje, luego dirigió su mirada a InuYasha, qioen rodeado de un aura maligna visible cruzaba los primeros linderos de la aldea.

    El poderoso daiyukai perro cruzaba el cielo a una velocidad vertiginosa, las nubes a su alrededor se rompían con su imponente paso, las gotas de sangre resbalaron por su costado derecho, atravesando la altura hasta estamparse contra el suelo. Estaba herido, pero no lo detendría jamás una cortada como esa, no evitaría que fuera tras su medio hermano y por fin terminara la maldita presencia que estaba creciendo en su interior.
    Gruño con fuerza mientras sobrevolaba las aldeas siguiendo el rastro de InuYasha. Al parecer se hubo llevado todos los yukais de su ejército, por tanto, no tardaría mucho en llegar.

    Los gritos devolvieron a la muchacha al presente, irrumpiendo en sus oídos y obligándola a volverse. A lo lejos, en la aldea, Miroku defendía las casas de los yukais que podia, el kitsune lanzaba su fuego mágico sin detenerse, tratando de detener a los demonios. Pero eran demasiados.
    La gente salió de sus hogares y se echaron a correr entre sonoros gritos de horror y miedo. Atropellándose entre ellos para lograr huir de los yukais que atacaban y que terminarían por matarlos. Niños llorando, mujeres gritando, hombres haciéndose de instrumentos de labranza para intentar defenderse.
    Kouga salió desde detrás de una de las cabañas, salto y arremetió contra las bestias que se le cruzaran en el camino. Los restos de yukais volaron por los cielos cuando el demonio lobo les alcanzaba con las garras, los puños o piernas. Entonces una ráfaga de cuchillas atravesó el campo de batalla hasta el. Logro esquivarlas pero perdió una de sus hombreras y su armadura fue alcanzada; derrapo en la tierra agazapándose para mirar el origen del ataque.
    InuYasha movió las garras haciéndolas crujir, estaban entintadas en su propia sangre. Kouga supo de inmediato que significaba aquello, correspondía a un ataque que ya conocía de ese perro: las garras de fuego.
    Gruño molesto.
    --¿Qué te ocurre, bestia apestosa?—exclamo — ¿Acaso eres tan cobarde que ahora atacas por la espalda?
    El yukai se limito a sonreír divertido, cruelmente divertido. Kouga gruño entrecerrando los ojos con desconfianza retrocediendo el cuerpo, su instinto estaba gritándole que era peligroso, que debía huir antes de que el yukai atacara de nuevo. Pero se negó, no podía dejar sola allí a Kagome ni llevársela consigo pues ella se negaría a dejar desprotegida la aldea…así que…debía luchar.
    InuYasha se impulso para cruzar la distancia en medio segundo acercando el rostro a centímetros del sorprendido líder de los lobos, con un solo movimiento de su garra, el látigo de veneno surgió enredando al yukai lobo y lanzándolo lejos luego.
    Se impacto contra el suelo con violencia. Se incorporo de inmediato, con la armadura rota. Puso el brazo frente al rostro cuando el látigo se acercó peligrosamente a él, golpeando el metal de su antebrazo una y otra vez, pronto cedería.
    Miroku miro tras su hombro.
    “Kouga” se dijo. Iba a volverse para ayudarle mas un yukai ciempiés de lo impidió. Un pergamino sagrado y listo, estaba muerto. Pero más llegaron.
    “No podre ayudar a Kouga con tantos demonios atacando la aldea. Debo proteger a los aldeanos, si Kouga logra distraer lo suficiente a InuYasha podrán salvarse”
    --¡Sacerdotisa Kaede, lleve a los aldeanos fuera del territorio de la villa!—grito el monje a la anciana mujer que lanzaba flechas hacia los monstruos.
    --Excelencia…--la sacerdotisa cayo presa de un yukai ogro. El kitsune logro ahuyentarlo con su fuego mágico y atraer su atención.
    --Por favor, lleve a los aldeanos a un lugar seguro—dijo el niño con valentía en la voz. La sacerdotisa asintió en silencio, con gran esfuerzo se pudo en pie con ayuda de su arco.
    --¡Todos, síganme!—ordeno a los rezagados para conducirlos lejos del campo de batalla.
    --No dejen que escapen con vida-ordeno el yukai con voz ronca, sanguinaria.
    --¡Perro!—Kouga le ataco cuando le vio distraído. Sin embargo el poderoso yukai se lo quito de encima con una manotazo, cortando con facilidad la piel del lobo.
    Kouga esta vez no logro mantener el equilibrio, cayo de espaldas. Tuvo al demonio encima suyo en pocos segundos, este le aferro el cuello con una garra y asió la otra frente a su rostro, expulsando veneno. El lobo no podía zafarse.


    --¡KOUGA!—llamo Kagome despertando de su sopor, echándose a correr hacia la aldea; una pantalla de yukais de bajo rango cubrió su paso.
    --Quítense del camino—ordeno preparando su arco. La flecha sagrada atravesó la barrera con facilidad, desintegrando a los monstruos. Pero más llegaron. Y no iban a permitirle acercarse más.

    El pergamino sagrado que Miroku le lanzo a InuYasha se desintegro con su aura maligna sin siquiera alcanzar a tocarlo. El yukai soltó entonces a su presa y miro al monje.
    Kouga lucho contra la asfixia.
    --InuYasha…detente ahora—le ordeno con pergaminos en la mano—Lucha contra la perla.
    Los ojos dorados-rojizos de InuYasha miraron con atención al monje. Tal como le habían hecho saber: sus amigos le atacaron. Una parte de si se sintió herida, la otra furiosa. La perla tenia razón: pretendían matarlo.
    Gruño enojado, expulsando su aura maligna y dejando una capa de polvo tras de si al impulsarse hacia Miroku con la garra en alto. El primer toque fue contra el báculo, este cimbro resintiendo toda la fuerza del yukai; mas ataques le siguieron, la rapidez, el poder y la aversión de su contrincante, lanzaron pronto al monje fuera de combate.
    Iba a darle el golpe de gracia, cuando un boomerang gigante cruzo el cielo hasta el yukai, quien se freno de golpe antes de que la enorme arma le rozara.
    --Sango—mascullo Miroku mirando el cielo. La exterminadora estaba sobre Kirara, mientras que Kohaku bajo de un salto para comenzar su batalla contra los demonios.
    --InuYasha…detente…--le ordena la muchacha bajando suavemente junto con la mononoke. Kirara gruñe al yukai.
    El mencionado gruñe furioso al cerciorarse una vez mas que trataran de matarlo. Y ataca.
    Sango recibe los golpes con el boomerang como escudo, pero este amenaza con romperse de un momento a otro.
    --¡Sango!—el monje se levanta para ayudarla.
    No importa cuanto lo ataquen, nunca podrán ganarle.
    Kohaku sigue luchando contra el ejército, parecen nunca diezmarse, además esta exhausto por su batalla anterior. Shippo esta cansado, aun es un niño.
    Las certeras garras atacan el costado de la exterminadora, hiriéndola y haciéndola caer. Una bestia va a atacarla, mas Miroku la destroza; InuYasha pasa por alto la distracción y le arremete con el látigo.
    Kouga lo intercepta agarrándolo con las manos, quemándose. El yukai tira de el para que lo suelte, pero no es suficiente, Kouga no lo suelta y el veneno esta debilitándolo.
    --Perro idiota, ¿de verdad estas haciendo esto por el poder? ¡No te das cuenta que estas haciéndole daño a Kagome!—reclama.
    Un palpitar llama dentro del cuerpo de InuYasha…la consciencia le grita que es verdad, que esta lastimando a Kagome…su querida Kagome. No, nunca ha querido lastimarla. El látigo pierde fuerza.
    “¡¡NO!!” le ordena la perla. “Esa sacerdotisa sellara tu poder y te dará muerte en la primer oportunidad”. La voz taladra su mente, enredando su corazón con maldad, volviéndolo al desalmado yukai.
    Recupera su látigo con violencia, cortando las palmas del lobo. Le ataca otra vez. El monje derrapa frente al yukai herido, prepara un pergamino…el campo de fuerza se extiende en torno suyo.
    --No resistirá mucho—avisa con trabajo, sumamente cansado—Debes irte antes de que InuYasha lo atraviese.
    --¡No digas estupideces, monje!—se defiende—No me iré de aquí dejando sola a Kagome. Ese perro esta poseído, y la matara junto con ustedes.

    Va a atacarle pero se detiene…InuYasha alza los ojos al cielo, su ejercito esta dispersándose de la aldea hacia el de nuevo, asustados por lo que se avecina.
    Irónicamente una sonrisa torcida ilumina el rostro del yukai.
    --Sesshomaru…--murmura Sango.
    --Hermana-el exterminador se acerca hasta su herida hermana para ayudarle ahora que esta desocupado, pues los demonios han vuelto a InuYasha. Shippo se cae de cansancio.
    El poderoso daiyukai mira desde el cielo a su medio hermano, el largo cabello plateado ondea con el viento, la gélida mirada arrogante.
    --Esta herido…--nota Miroku al ver el costado derecho manchado de sangre.
    Sesshomaru baja despacio en medio de su propia aura, tocando suavemente la única parte del suelo que no esta encharcada con sangre.
    --InuYasha—saluda con frialdad—Eres la vergüenza de la familia.
    El interpelado sonríe con desdén.
    --Asesinar humanos y atacar a tus propios acompañantes…que patético—sentencia con un toque de burla—Te dejas controlar por esa perla que solo te utiliza. Morirás por tu vergüenza.
    Y ataca. El movimiento rompe el espacio con rapidez, atacando con fiereza a su medio hermano. Los yukais se abren en un círculo para dejar pelear a su amo. Esta vez la batalla es peor, mas violenta, más pareja. Más peligrosa y brutal.
    Los dos yukais perro no ceden, y no se detendrán hasta matar a su contrincante. Los espectadores solo miran el ir y venir de las garras.
    --Sesshomaru no esta usando a Bakusaiga…--nota Sango.
    --El señor Sesshomaru no quiere matar a InuYasha—masculla Kohaku.
    --¿Eh?
    --No lo hará, estoy seguro. Probablemente solo quiere destruir la perla y el aura maligna que emana.
    Sango regresa los ojos a la batalla. ¿Podrá ser cierto que el daiyukai no pretenda darle muerte a su hermano?
    --No dejare que ese tipo se lleve el crédito de darle su merecido al imbécil de InuYasha—gruñe Kouga poniéndose en pie y cruzando el campo de fuerza de un salto.
    Ataca al yukai, quien se aleja lo suficiente para encarar a sus dos contrincantes. Sesshomaru apenas y le dirige una mirada al recién llegado.
    --Lárgate—le ordena.
    --Seré yo quien destruya la perla y a ese perro apestoso si se opone—replica el lobo.
    Miroku no puede evitar sonreír levemente.
    “A pesar de su rivalidad y el peligro, Kouga le tiene un grado de compañerismo a InuYasha” piensa.
    --No te metas en esto—ordena Sesshomaru atacando a InuYasha
    --Si te mato en el camino, será culpa tuya—dijo el lobo antes de secundar el ataque del daiyukai.
    InuYasha se defiende de ambos demonios, quitándose a uno de encima, llegando el otro y así sucesivamente.
    Sesshomaru logra destruir su armadura, Kouga golpearlo, pero no es suficiente. InuYasha aun esta en pie y peleando con violencia y bravura.
    “Mátalos” ordena la voz en la perla “Mátalos primero a ellos. La perla debe cubrirse de sangre para fortalecerse” por su cabeza pasan las imágenes de Miroku, Sango, Shippo, Kohaku y Kirara.
    Lanza lejos Kouga, estrellándolo contra una casa y destruyéndola al contacto. Esta vez el yukai lobo no logra ponerse en pie, esta sumamente herido.
    Lo que queda de su ejército cubre a InuYasha para protegerlo de su hermano mayor, atacándolo para ocupar su atención.
    Mientras tanto el yukai aprovecha para correr hasta el campo de fuerza, cegado por el poder y la perla…alza una garra y esta se estrella contra la pared de energía, una especie de carga eléctrica se expande por el lugar pero no cede.
    Miroku se encoge ante el ataque recibido. No soportara mucho.
    Sesshomaru mira de reojo la intención de su hermano, va a detenerlo, pero más yukais se interponen en su camino.
    InuYasha se impulsa nuevamente para romper el campo de fuerza con una garra, el monje sabe que esta vez no podrá soportarlo.
    --¡Sango, toma a Kohaku y huyan!—le grita. “No puedo permitir que salgas herida” se dice, forzando su capacidad, tratando de hacer mas fuerte el campo de energía.
    Los yukais siguen obstruyendo el avance del daiyukai.
    --¡¡MIROKU!!—grita la exterminadora al ver lo que pasara…InuYasha va a…matarlo. Trata de levantarse pero no lo logra, Kohaku se incorpora para ir en su ayuda, mas demonios le atacan a él y a Kirara. Shippo intenta ayudar pero no es suficiente. No lograran salvar al monje.
    --¡¡MIROKU!!—Sango se pone en pie dando tumbos, corriendo con sumo trabajo.
    --¡¡Sango vete!! Huyan de aquí—le dice el monje. “Sango…yo…discúlpame por favor”
    La garra se acerca peligrosa a la barrera espiritual.
    --¡¡¡¡INUYASHA!!!!—la furiosa voz traspasa el campo de batalla. La flecha sagrada se clava entre la garra y la barrera de fuerza causando una explosión.
    El yukai es repelido y cae clavando una rodilla en el suelo, mira furioso hacia el origen de la flecha sagrada…encontrándose con Kagome.
    Con Tessaiga tras la espalda y el arco en manos, la sacerdotisa prepara una nueva flecha, apunta directo al corazón del muchacho. Esta herida.
    --InuYasha…perdóname.
    **
    Gracias por leer.
     
  15.  
    hakudinntt

    hakudinntt Iniciado

    Virgo
    Miembro desde:
    20 Febrero 2012
    Mensajes:
    41
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Los ojos del youkai
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    14
     
    Palabras:
    4319
    Su mirada

    El brillo del sol ilumino la punta de la flecha en su filoso contorno, subrayando su peligrosidad, su certeza de muerte.
    Los cabellos oscuros de la sacerdotisa volaron presas del viento mientras apuntaba con seguridad al yukai que atacaba la aldea, que comandaba un ejército de yukais para ejercer su poder, al asesino que masacro a tantas aldeas, a tantos inocentes…al hombre que amaba.
    Los ojos de sangre del demonio se entrecerraron levemente, con renuencia y un dejo de desprecio reflejado en las pupilas.
    --Señorita, Kagome…--mascullo Miroku aun sobre el suelo, contemplando la resolución decidida en sus ojos.
    --¡Miroku!—exclamo Sango llegando hasta el, sin importarle la cercanía a la que estuvo con el peligroso yukai, movida por el sentimiento tan profundo que la obligaba a verificar el estado del monje.
    --InuYasha…--murmuro la muchacha con la voz rota--¡¿Por qué haces esto?!...No lo entiendo, ¡somos nosotros! Somos tus compañeros, somos tus amigos…luchamos juntos durante mucho tiempo… ¡¿Por qué no nos reconoces?!—exigió mientras las lagrimas cristalizaban sus castañas pupilas.
    --Kagome…--la exterminadora sintió el corazón encogérsele ante las palabras de la muchacha.
    Shippo guardo silencio también, esperando sinceramente la respuesta de InuYasha.
    --No tiene caso, humana—sentencio Sesshoumaru con fuerza—El ser a quien llamas InuYasha no existe mas, ha sido absorbido de forma patética por esa perla—da un paso seguro para continuar su pelea.
    --¡No!—contradice la muchacha sin mover el arco—Se que aun esta ahí…--murmura tratándose de convencer a si misma, quiere creer con todo el corazón que el sigue allí, que no importa lo que pase, InuYasha esta en el fondo de ese malévolo corazón asesino—el sigue allí…
    --Humana, si es tu deseo morir antes de que lo asesine…--amenaza
    --No, Sesshoumaru, te equivocas—dice ella con calma.
    “Señorita, Kagome, usted es la única que aun desea ver en InuYasha un dejo de pureza…” lamenta el monje, deseando poder sentir la misma esperanza que ella.
    InuYasha se incorpora lentamente, recuperando la sonrisa en el rostro, un gesto cruel y despiadado.
    --Sabes quienes somos, InuYasha…--vuelve a intentar, con el corazón aferrado a esa ultima posibilidad.
    La voz suplicante de la sacerdotisa llega hasta los oídos del yukai, despertando con un palpitar sus recuerdos, aquellos ojos cafés que siempre deseo mirar, el brillo especial que irradiaban, la forma en que curaba sus heridas internas, paciente y calurosamente…ella…Kagome…SU Kagome….su amada Kagome.
    “¡NOO!” grito la voz de la perla dentro de su cuerpo “ESA MUJER ESPERA EL MOMENTO EN QUE BAJES LA GUARDIA…TAL COMO KIKYO”
    La voz hace eco en su mente, trayéndole los recuerdos de ese fatídico día que creyó haber dejado en el pasado. Se repetía, estaban de vuelta toda esa furia y ese dolor al mirarse de nuevo en el blanco de la sacerdotisa, esperando el momento para atravesarle el corazón.
    “MATALA….MATALA….” le ordenaron.
    --Kikyo…--mascullo con voz ronca el yukai, cerrando las garras con fuerza, experimentando la traición nuevamente, el dolor de su corazón arder con fuerza.
    --InuYasha…--Kagome dejo ver una débil sonrisa afligida, aun en ese estado Kikyo seguía en su mente y su corazón, y de nuevo, no importaba. Kagome estaba allí para ayudarlo.
    Las pupilas del monje tintinearon de repente presas de la sorpresa cuando notaron el aura maligna del yukai envolverlo de nuevo, con mayor fuerza, pero también con otro sentido, uno bien conocido pero…nunca antes visto en InuYasha…¿seria posible?
    Aquella voz seguía ordenándole darle muerte a la sacerdotisa, hacerla sufrir tanto como una vez, sufrió. El yukai levanto una garra dispuesto a atacar, si lo que quería era hacer sufrir a esa mujer…lo que debía hacer era…matar a quienes le importaban.
    Miro con superioridad al monje y a la exterminadora que yacían junto a él, indefensos y exhaustos. Levanto una garra entonces. El corazón de Kagome palpito frenético, pero aun renuente a creerlo.
    --¡¡FUEGO MAGICO!!—Shippo lanzo con lo último de sus fuerzas su ataque en un intento vano por alejar a InuYasha, pero este se limito a desvanecer el fuego azul con una garra, como si se tratara de nada.
    Los humanos le correspondieron la mirada, sin miedo.
    Las goteantes garras de sangre se elevaron en el aire, su ejército se esparció de nuevo acercándose al poderoso daiyukai, con el propósito de detenerlo de ser necesario.
    “PRIMERO EL MONJE, EL ZORRO Y LA EXTERMINADORA” oyó en su mente taladrar la orden “LUEGO LOS DEMONIOS…Y LA SACERDOTISA….SEREMOS UN ESPIRITU COMPLETO”
    La mortífera garra bajo descargada contra sus amigos, los yukais menores rodearon a Sesshoumaru impidiéndole el paso, cercando también el camino de Kohaku y Kirara…
    No había escape.
    A punto de descargarse el ataque certero que les arrancaría la vida.
    El resplandor atravesó el campo de batalla con rapidez.
    --¡INUYASHA!
    La punta de la flecha sagrada llamo la atención del yukai, quien, apenas giro el rostro hacia el origen, sintió la punta sobre su pecho, abriendo surcos en su ropa, abriéndose paso hasta su piel.
    Dio un paso atrás ante el peso del aura espiritual de la flecha, cuyo resplandor lo rodeaba casi por completo, apartando de golpe a Mirouku, Sango y Shippo, lanzándolos por el escenario de la aldea con fuerza ante la magnitud del ataque.
    Las lagrimas caían suicidas por las mejillas pálidas de la sacerdotisa, mientras miraba como la flecha destruiría al muchacho.
    El yukai retrocedió nuevamente, gruñendo cuando la perla punzo dentro de su cuerpo, rebelándose ante la potencia purificadora de la Kagome. Subió una garra para quitarse el peso de encima, pero esta fue repelida con una descarga eléctrica.
    Las pupilas castañas de la muchacha miraban atentas, con la vista nublada en lágrimas, sabiendo que eso era todo, que aquel muchacho violento e impulsivo, dulce e incorregible…no volvería…nunca. Que era ella quien estaba por terminarlo todo, consiente de que no podía dejar que hiciera daño a sus queridos amigos; no, no permitiría que los lastimara.
    En su mente se abrió paso cada recuerdo, desde el momento en que lo conoció, cada discusión, cada lucha, cada momento triste, feliz o agradable…todas esas veces que hizo que su corazón palpitara frenéticamente…el brillo de los ojos del hanyou tan querido y necesitado…y descubrió…que no podía hacerlo.
    Su determinación flaqueo entonces, el corazón le reclamo lo que hacia, lo que estaba a punto de provocar: la muerte de InuYasha. Algo dentro de su pecho se quebró en mil fragmentos, el cuerpo dejo de responder a las ordenes del raciocinio y el normal instinto de supervivencia…
    Los brazos perdieron su fuerza presas de una repentina torpeza producto del dolor, la impotencia y…el amor tan grande que sentía por el yukai…No, Kagome nunca podría matarlo.
    La flecha resintió la debilidad de su dueña, perdiendo fuerza, liberando prontamente al peligroso yukai de su potencia y el peligro inminente que representaba. Pronto cayó al suelo, quemada, sin un solo ápice de pureza en ella.
    La sacerdotisa también cayo, las rodillas se le doblaron tal como su repentino ataque de cólera y dolor, la traición que sabia era presa, dejo de importar ante lo que significaba la muerte del muchacho que amaba. Derrotada, Kagome cayó sobre sus rodillas dejando los brazos flojos, sin fuerza, dejando caer el arco a un lado…
    El cabello cayo sobre sus hombros al bajar los ojos al piso.
    --No puedo hacerlo…--susurro como disculpa a todos los presentes—Por favor, discúlpenme…no…no puedo hacerlo…
    Sus amigos se incorporaron despacio mirando a la muchacha. Sango aparto los ojos cubiertos en lágrimas.
    Sesshoumaru, aparto de un solo movimiento a varios yukais del ejército de su medio hermano, y contemplo lo que consideró debilidad en la sacerdotisa…pero al final, era de esperarse que ella no lo matara.
    Las lágrimas corrieron por sus mejillas hasta caer sobre sus piernas.
    --Huyan—exclamo con calma—Por favor…Miroku, Sango, Shippo, Kohaku y Kirara, váyanse y llévense consigo a Kouga…
    --Kagome…--el pequeño yukai no pudo continuar.
    El yukai recobro la postura y alzo los ojos ala muchacha, su atacante, la mujer que estuvo apunto de matarlo.
    Había algo diferente, Miroku lo noto, la flecha de Kagome, si bien no lo hizo daño corporal grave, si logro purificar una chispa dentro de la perla…
    Miro atentamente a la indefensa sacerdotisa, la forma de dejarse llevar por su temor y sus debilidades, por el miedo que la conduciría a la muerte…era el momento perfecto para atacar mas... no lo hizo.
    --¡No!—grito la exterminadora con decisión—No te dejaremos sola, Kagome.
    --Muchas gracias, amigos pero…--alzo los amables pero deprimidos ojos—deseo quedarme aquí con InuYasha…
    No hubo argumento alguno para objetar aquello. Ni siquiera el daiyukai sentencio alguna situación obvia de muerte clara en aquel momento, sorprendido de pronto por sus propios recuerdos, la imagen entregada y sentimental de una humana para con un asesino yukai. El rostro alegre y dulce de Rin acoso sus sentidos.
    El corazón de InuYasha dio un vuelco con un poderoso palpitar al ver los ojos de la sacerdotisa, la resolución apagada y aun así dulce en ellos. Retrocedió un paso movido por un nuevo temor, nunca podría morir a manos de ella, estaba muy claro…entonces ¿Por qué temía? ¿Por qué esa mujer no lo mato?
    “¡AHORA!” le ordenaron en su mente. Iba a dar un paso cuando de nuevo se interrumpió.
    --La perla…--mascullo el monje mirando con atención la chispa de luz que brillaba dentro de la joya—Si la señorita Kagome lanza una nueva flecha…es posible que purifique por completo la perla…
    El yukai gruño por automático al oír aquello.
    “MATALA, MATA A ESA MUJER”
    Dio unos pasos hacia ella, con la fuerza del aura maligna de la perla palpitando en su interior luchando por recobrar el control total.
    Kagome lo miro sin moverse.
    Un ataque rápido de su medio hermano lo saco de balance, Sesshoumaru no perdió el tiempo al atacar certera y ferozmente.
    InuYasha correspondió cada ataque, sin embargo, esta vez el yukai tenía en mente llegar con la sacerdotisa.
    La perla exgio atencion dentro de su cuerpo.
    “MATA A ESA SACERDOTISA” le ordenaron “MATALA A ELLA PRIMERO”
    El yukai derrapo en la tierra, alzando sus garras para repeler al daiyukai con su látigo de veneno, manteniéndolo alejado en todo momento.
    Y entonces algo mas ocurrió, sus demonios se movieron por si solos, sin esperar orden alguna, precipitándose contra Kagome. InuYasha miro de reojo y volvió a atacar a su hermano, pero este aprovechando la distracción del yukai, se aproximó hasta el para golpear con sus garras el pecho del muchacho. Este gruño y salto para alejarse.
    La sangre corrió por su cuerpo herido.
    Gruño llevándose una mano a la cortada. Su hermano sacudió la garra ensangrentada con desdén, y volvió al ataque.
    La sacerdotisa fue rodeada por el yukais, mas estos no atacaban aun.
    “¿Qué sucede?” se pregunto Kagome “Se movieron sin orden de InuYasha…pero ahora no atacan…” Sus ojos se movieron a la cruenta pelea y entonces cayo en la cuenta “La perla tiene un brillo…por eso los yukais decidieron atacarme, pero esperan que sea su general quien termine el trabajo, solo así la perla podrá llenarse de maldad de nuevo”.
    El yukai cayó al suelo de espaldas en un sonoro crujido del piso, cuyas rocas se partieron. Antes de que la potente garra de Sesshoumaru pudiera alcanzarlo, se puso en pie.
    “MORIRAS SI CONTINUA ESTA BATALLA CONTRA SESSHOUMARU…DEBES MATARLA…MATA A KAGOME”
    El yukai sacudió la cabeza, en su mente solo había espacio para la mirada llena de dolor y cariño que vio en la sacerdotisa, libre de todo rencor o furia…y no podía olvidarla, le desconcentraba de la batalla.
    “¡¡¡MATALA!!!” la orden seguía retumbando en su mente, tratando por todos los medios de sobreponerse a la imagen que perturbaba el instinto homicida del yukai.
    Se defendió con sus garras ante cada ataque con el que su medio hermano, Sesshoumaru arremetía con certeza.
    “MATA A KAGOME”
    Un nuevo ataque que lo hizo tambalearse, gruño iracundo y giro los ojos sobre su hombreo, fijando la mirada inyectada en sangre en la muchacha. Dio media vuelta en medio segundo usando toda su velocidad para llegar con la sacerdotisa; su hermano fue tras el haciendo brillar sus garras listas para atacar con su látigo de veneno.
    El yukai salto hacia la muchacha con la garra en alto…pero no la alcanzo…
    Los ojos cafés de Kagome se abrieron de golpe con miedo, no a la muerte, si no a mirar como InuYasha pretendía matarla…de ver que lo haría, de saber que no le importaba en lo absoluto.
    La barrera de protección de Tesaiga la rodeo con fuerza, impidiéndole el paso a la garra de InuYasha, quien se mantuvo firme tratando de alcanzarla por todos los medios.
    --InuYasha…--susurro Kagome de nuevo mirándolo con la tristeza dueña de sus pupilas. Ante la mirada atónita de los presentes, la sacerdotisa tomo la espada y la coloco a un lado mientras recogía su arco y apuntaba de nuevo al yukai.
    --¡Señorita Kagome, no lo haga!—grito Miroku--¡Si lo hace la explosión la matara también!
    Sango y Shippo miraron aterrados.
    Pero ella se mantuvo firme, no podría permitir que InuYasha siguiera matando gente ni tampoco estaba dispuesta a vivir sin el…
    La barrera de la espada no cedía, entonces ella coloco sobre el arma un pie, dispuesta a apartarla de su cercanía en cuanto fuera necesario. Y le sonrió, le sonrió a InuYasha, realmente tranquila de saber que…después de todo no tendría que vivir con la carga de perderlo.
    El aura maligna del yukai lo rodeo por completo venciendo la barrera de la espada y llegando su garra hasta su objetivo. Kagome iba a soltar la flecha, quemándose, cuando la mano del yukai sostuvo su arco para impedírselo y poder tomar su meta: Tesaiga.
    Se giro a su oponente y descargo el ataque del Bakuriuha de un solo golpe. Sesshomaru entorno los ojos y desenvaino Bakusaiga cortando el aire con su filo, descargando su poder también.
    El choque de ambos ataques retumbo en el campo de batalla, haciendo temblar el suelo y levantando una pantalla de tierra.
    Cuando por fin ambas descargas se encontraron de lleno, descargaron una fuerte corriente eléctrica que deslumbro las miradas de los presentes. Por fin, los ataques se fusionaron perdiendo impacto y desvaneciéndose en el ambiente.
    El yukai giro los ojos molesto a la sacerdotisa, la muchacha estaba herida, su blanca camisa estaba manchada en sangre en el hombro derecho…
    Algo dentro de su cuerpo palpito con fuerza…la misma herida, el mismo lugar…la misma herida que mato a Kikyo y por la que Kagome yacia sobre el suelo.
    Las gotas de sangre resbalaron por sus dedos hasta las garras, donde cayeron terminando con la distancia hasta el suelo, era su sangre, la sangre de Kagome.
    El brillo de la perla punzo dentro de la joya por un momento, los ojos de InuYasha se apagaron entonces, bajo los dorados ojos vueltos a su habitual color, la flecha sagrada se encajaba en su hombro. La extrajo sin mucho esfuerzo, ya había logrado su cometido: tratar de purificar la perla.
    Ella le miraba, débil.
    Las pupilas doradas del yukai temblaron. Era Kagome, trataba de salvarlo…
    Y el…la había lastimado.
    --Kagome…--extendió una mano pero se detuvo con un sobresalto al notar la excesiva cantidad de sangre en ellas.
    Sus ojos miraron a su alrededor…la aldea estaba destruida, por su culpa. Mas vidas sacrificadas por su despiadado poder, y sus amigos…a punto de perder la vida, también por el…
    ¿Qué hizo?
    --InuYasha…--llamo la débil voz de Kagome.
    No, ese definitivamente no era el poder que buscaba, no, no así. Su corazón latió con fuerza, culpable de lo que ocurría…no soportaba la idea de haber lastimado de esa forma a Kagome…herirla de muerte.
    “MATALA” aquella voz regreso a su mente, el intento sacudírsela, pero volvió con mayor fuerza, sobrepasando su propio raciocinio “MATALA”
    Sacudió la cabeza para intentar alejarla de él, esa maldita perla.
    “HAZLO”
    Y solo hasta ese momento reconoció aquella desagradable voz que hubo jugado con el como una marioneta.
    --¡Tu!—gruño furioso—Tu, maldito…Naraku…
    La voz se burlo dentro de su mente “INUYASHA, MATALA, EL PODER DE LA PERLA SERA COMPLETO”
    --Infeliz…--gruño.
    “HAZLO, OBEDECEME, INUYASHA, MATA A KAGOME. LIBERATE”
    --No pienso liberarte del interior de la perla—tajo sacudiendo la cabeza, luchando por sobreponerse.
    “NO TIENE CASO, INUYASHA. EL PODER MALIGNO DE LA PERLA TE CONSUMIRA, Y SERAS UNA MAS DE MIS MARIONETAS” rio con burla.
    --¡Feh! Maldito, Naraku…eso nunca sucederá.
    La perla de shikon palpito con su aura maligna tratando de recuperar el control, mas la chispa de pureza aun estaba presente con mayor fuerza ahora, y la voluntad de InuYasha no iba a quebrarse.
    Lucho contra su interior tratando de dejarlo atrás, de vencer…pero no podía negar lo que era.
    Sesshoumaru entorno los ojos al notar que su medio hermano por fin parecía volver en si.
    El yukai retrocedió unos pasos mientras se debatía entre dejarse llevar por su nueva sangre yukai o…volver a ser el mismo.
    --InuYasha…esta ¿volviendo en si?—pregunto Sango
    --Esta tratando, hermana. Pero escapar del control es…muy difícil—admitió Kohaku.
    Los recuerdos de cada masacre, de los rostros de sus amigos al ver venir la muerte a sus manos…la sonrisa de Kagome, la forma de nunca darse por vencida, la forma en que la hirió y, por ultimo, sus ojos, sus bellos ojos castaños que lo miraron sin rencor pero con un profundo dolor.
    No, InuYasha no quería verla así, menos si era pos causa suya.
    “LO DESEAS, INUYASHA. DESEAS ESE INMESO PODER”
    --Te equivocas, Naraku…--gruño apretando las garras contra su cabeza con fuerza, sin dejar de luchar.
    “LO PEDISTE A LA PERLA ¿NO LO RECUERDAS?” se mofo con crueldad.
    --Puedo…cambiar ese deseo—gruño…no, no quería morir siendo un monstruo. Miro a sus amigos, las doradas pupilas les pedían una disculpa por todos los problemas causados.
    Y luego sus ojos se posaron en Sesshoumaru, si, solo él podría hacerlo. Gruño separando las garras para seguir atacando.
    “HAZLO, INUYASHA, MATALOS A TODOS”
    Kagome se incorporo haciendo un titánico esfuerzo, mirando con atención a InuYasha, notando como la perla dudaba y temblaba ante la lucha interna que experimentaba.
    --InuYasha… —sus ojos se abrieron de golpe cuando noto el cambio de color en sus ojos, la resolución, era otro de nuevo. Era SU AMADO InuYasha…
    ¿Pero porque quería atacar a su hermano aun? El yukai, en muda respuesta, aparto lo último que le protegía el pecho, exponiéndolo al ataque feroz del daiyukai. Sesshoumaru por supuesto lo comprendió. InuYasha arremetió una última vez para atacar, y su medio hermano ataco también alzando a Bakusaiga y descargando su poder contra un solo objetivo: la perla en el pecho de su hermano.
    “Quiere que lo mate. InuYasha quiere deshacerse de la perla…pero…el ataque de Sesshoumaru va a…” pensó con terror Kagome, temblando ante la idea.
    --Kagome—musito InuYasha frente a ella, dándole la espalda—Perdóname…perdóname por todo, fue mi culpa—su voz se apagó—realmente hubiese querido…vivir a tu lado.
    La chica vibro de nuevo, escuchando las palabras que tanto deseo oír antes ¿Por qué tenia que suceder entonces lo que vendría?
    --InuYasha…--mascullo sintiendo las fuerzas regresarle al cuerpo…sin el, no quería vivir.
    El ataque de Bakusaiga casi lo alcanzaba, se obligo a mantenerse firme, a no atacar, a vencer al yukai, así mismo.
    A punto de tocarlo, los brazos de Kagome le rodearon el cuerpo, aferrándose a él. InuYasha, asombrado, no podía hacer nada, el ataque estaba ya sobre ellos.
    Sus amigos miraron con terror y sorpresa lo que ocurría.
    --¡¡KAGOME!!
    --¡¡SEÑORITA KAGOME!!
    No, Kagome no podía dejarlo morir, iba a protegerlo a costa de su vida…o…morir con el. Porque no soportaría perderlo, no de nuevo.
    --Kagome…--murmuro InuYasha mirando las gotas cristalinas que derramaba la muchacha al abrazarlo.
    --InuYasha…
    Y el ataque los alcanzo.
    El aura que los rodeo, proveniente de la fuerza espiritual de la muchacha, hizo juego con el ataque de Bakusaiga, cegando a todos los que mirasen desde el exterior.
    La perla palpito con fuerza al verse alcanzada por los cortes, rozando su resistente superficie. Rozando el rostro de la sacerdotisa. La joya sintió también el peso de la purificación dentro de si, así que tembló junto con su malvado residente.
    “¡NO, NO!” grito la voz contrariada de Naraku, mirando en lo que restaba de su consciente la imagen de la hermosa Kikyo, la mujer que nunca fue ni seria suya…la mujer que deseaba matar a través de Kagome…Su esencia se perdió entonces, sometida bajo el poder puro de la muchacha.
    --Un deseo…InuYasha…--murmuro la cálida voz de Midoriko—La perla ha sido purificada y hace falta solo un deseo…--dijo al desvanecerse.
    Los brazos del muchacho se ciñeron al cuerpo de Kagome, atrayéndola hacia si, mientras el poder mortal de Bakusaiga los rodeaba atacándolos, pues la fuerza dela sacerdotisa se vio extinta en proteger a InuYasha y purificar la perla.
    La honda los rodeo en una especie de campo de energía invertido que lejos de protegerlos, los mataría.
    Pero…no importaba, pues si debían entregar su vida, no importaba si era al lado de la persona a quien amaban…morirían juntos, y aun así serian felices.
    La perla tembló a punto de ceder por completo a su extinción.
    InuYasha cerró el abrazo entorno a la muchacha, en medio de la vorágine de destrucción, y pidió, con todo su corazón, el deseo.
    Y la perla se rompió.

    Afuera, la ráfaga de viento se desato con fuerza, alborotando el ambiente y destruyendo al resto del ejército de InuYasha. El monje rodeo con los brazos a Sango para protegerla de la fuerza de la vorágine; Kohaku tomo a Shippo y lo sujeto con fuerza refugiándose tras el boomerang Hiraikotsu de su hermana. Kirara voló hasta donde yacía Kouga para evitar que saliera disparado.
    Incluso Sesshoumaru, poderoso daiyukai, se protegió con la manga el rostro cuando la luz los deslumbro por completo, abriendo grietas en el piso de piedra, partiéndola en varias partes.
    La magnitud de ambos poderes era demasiada.
    --El aura maligna…ha sido destruida—exclamo Mirouku mirando sobre su hombro, aun protegiendo a la muchacha.
    **

    El cegador resplandor los ilumino en una esfera, depositándolos lentamente sobre una blanca superficie.
    InuYasha sujeto entre sus brazos a la hermosa sacerdotisa, dejándose caer en el suelo y atrayéndola hacia si sobre su regazo. La contemplo en silencio, lucia tan hermosa en aquel momento.
    Rozo con una mano su rostro, delineando sus tranquilas facciones.
    --Inu…Yasha…--susurro mientras separaba los parpados lentamente.
    --¡Kagome!...—se acercó a ella—Yo…yo…lo…lo siento—sus ojos de apagaron—el poder que tuve fue…
    --No—interrumpió con suavidad—No…no es tu culpa. Fue el…poder malvado de Naraku dentro de la…perla…--musito débilmente, extendiendo una sonrisa genuina al muchacho.
    --Kagome…te hice daño…no, no pude protegerte como prometí…
    -- InuYasha, nunca dude de ti…no eras tu—elevo una trémula mano para tocar las cristalinas gotas que corrían por el rostro de InuYasha. Solo lo había visto llorar un par de veces, esta era la tercera, y no le agradaba en absoluto.
    --Por favor, perdóname Kagome…
    --¿Era cierto, InuYasha?...dime, era cierto que… ¿querías vivir a mi lado?—sus ojos le miraron con aquel profundo amor que siempre sintió por el.
    El muchacho lentamente se inclino hasta Kagome para tocar con su frente la de ella, sujetando su mano con fuerza contra su corazón.
    --Kagome…eres el poder que en realidad busque siempre…
    La muchacha abrió sus ojos castaños ante ello, sintiendo correr por su cuerpo una cálida honda de dulzura y amor, que se desprendió de sus cuerpos para rodearlos casi físicamente.
    --Kagome…no te vayas.
    --InuYasha yo…no…no quiero irme. Quiero estar a tu lado.
    El muchacho acerco sus labios a ella para cerrar el espacio que los separaba, besándola dulcemente, con miedo a romperla. No importaba lo que sucediere, él la amaba, y pese a todo lo ocurrido, aun sobre los crímenes cometidos y la actitud de los últimos tiempos, ella también le amaba. Era una verdad cuya negación seria la peor falacia existente.
    InuYasha amaba a Kagome más que a su propia vida. Ella curaba sus heridas, y se sacrificaba por el, tal como lo hizo. Sanaba su dolor, y aligeraba toda la culpa y el pesar.
    La sacerdotisa abrió los ojos apenas se separaron lo suficiente, pues InuYasha poso su frente contra la suya; la luz aun los rodeaba haciendo blanco el escenario que los rodeaba, no podía mirar con exactitud mas allá del bello rostro de su InuYasha, y aunque era la único que quería ver, le hubiese gustado saber si seguía siendo un yukai o regreso a su normalidad de hanyou. También si se encontraban en algún lugar como el paraíso.
    Pero no importaba porque…sus ojos dorados era lo único que deseaba contemplar en ese momento…solo ello.
    Pues tenían la mirada que tanto anhelo los últimos meses, tan cálida y decidida, angelical. Había abandonado toda furia y rabia…eran los ojos que amaba, sin importar si pertenecían a un yukai o a un hanyou.
    --Kagome…te…amo…--musito en voz baja InuYasha.
    --InuYasha…también yo…te amo…
    Presa del cansancio, Kagome cerró los ojos, perdiendo fuerza entre los brazos de InuYasha, quien la sujeto contra su cuerpo escondiendo el rostro en su cabello, pero feliz, Kagome sonreía por haber recuperado a su amado InuYasha…por volver a ver los ojos de su hanyou.
    **
    Gracias por leer, falta el epilogo.
     
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  16.  
    hakudinntt

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    Pluma de
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    Los ojos del youkai
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    Drama
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    14
     
    Palabras:
    2102
    Hola, hola, la vdd soy un poco troglodita y no se con exactitud como ponerle el prefijo al titulo que ya esta terminado peroooooooooooooooo el punto aqui es que este es el final del fic.
    Gracias por darse el tiempo de leer el fic =)!
    Espero les guste!!!

    Epilogo: Los ojos del yukai

    “TE AMO” aquellas palabras se grabaron en mi mente, dos simples palabras que se convirtieron en mi motivo para no dejarme vencer.
    Al principio creí que al final morir no seria tan malo, estaba con InuYasha, pude contemplar sus ojos una vez mas, ver en sus pupilas que en realidad era el otra vez. A su lado, por el, abrazar la muerte no era malo.
    Creí, por un segundo, que todo se había acabado, que no vería mas a mi familia, mamá, abuelo, Souta…pero estaría junto a InuYasha, mi amado InuYasha. Y era lo único que mi corazón deseaba.
    Lejanas, muy lejanas, las voces conocidas de mis amigos hicieron eco en mi mente, acercándose cada vez mas, hasta que por fin las tuve cerca. No supe en realidad lo ocurrido, los brazos de InuYasha simplemente me soltaron suavemente, no oí a ninguno decir su nombre. Quizás no estábamos muertos.
    Pero no quería dejarlo solo, no mas; no entendía tampoco porque mis amigos no le hablaban a él, porque simplemente le dejaban atrás. Tenia que curar sus heridas también.
    La imagen borrosa de InuYasha sobre la blanca superficie, mirándome como me alejaba, me incitaba a luchar por volver a sus brazos, a debatirme contra la preocupación de mis amigos e ir hasta donde InuYasha estaba.
    Pero la oscuridad me rodeo y no supe más de mí, estaba débil y ni siquiera podía separar los parpados, sentía cansado el cuerpo, exigiéndome me detuviera por un momento…Y… entonces la luz.
    Al principio me hirió la visión, sin embargo, poco a poco el reconocimiento se abrió paso por mi mente al reconocer el techo de madera de la cabaña.
    Aun me dolía el cuerpo mas aun así me incorpore despacio, con la firme idea de ir tras InuYasha, se asegurarme que estaba bien.
    Shippo salto a mis brazos y en ese momento recordé cuanto lo había extrañado. Sus ojitos verdes lucían cansados y ojerosos, es probable que me hubiera estado cuidando durante varias noches seguidas. Pobrecillo, necesitaba descansar.
    Limpie las lagrimas de sus ojos, yo también quería llorar por verlo de pie, sano y salvo. Mientras me abrazaba Sango entro junto con el monje Miroku, ¡ver a mis amigos a salvo me hizo muy feliz! También mi amiga Sango derramo sus lágrimas cuando me sepulto en un abrazo, no mentiré, tal fuerza me hizo resentir las heridas, pero no se lo dije: yo también estaba muy feliz de verla.
    Fue un alivio cuando el monje Miroku arruino el momento tocando donde no debería, Sango por supuesto no lo dejo impune. No me alegro por el acto libidinoso pero…me hizo dar certeza de que en verdad estaba viva y que…ellos eran mis amigos, mis compañeros, unas de las personas que mas quería en el mundo, y, finalmente, que eran ellos y estaban a mi lado.
    Caminar fue un poco trabajoso al principio, aun sentía el cuerpo débil, sin embargo, al observar la aldea descubrí que los aldeanos nunca perdieron la esperanza ni la determinación, me lleno de orgullo verlos construir de nuevo sus casas. Me contagiaron la fuerza para no retroceder en mis pasos.
    Quería ayudarles, mas ninguno me permitió moverme más de lo necesario. Estaban felices de verme con vida.
    El sol de la tarde sobre mi piel fue un contacto real demasiado placentero en ese momento.
    Avance unos pasos rumbo al ultimo lugar donde vi a InuYasha, necesitaba verlo con urgencia. Kouga, obstinado y decidido a no permitir que los aldeanos sanaran sus heridas, seguía sentado sobre la colina. Me saludo con demasiada efusividad, propia de él, pero hubo algo más en su abrazo, algo que nunca antes había sentido: amistad.
    Un calor puro que emanaba con cada respiro, un sincero cariño abría la puerta a la verdadera amistad. También yo aprecio mucho al joven Kouga.
    Le sonreí sinceramente aliviada de verlo con vida aun luego de aquella pelea y entonces…
    … Y entonces…lo vi.
    Lo supe apenas distinguí su figura sobre el árbol: estaba esperándome.
    El viento jugaba con su cabello plateado a su antojo, alborotando sus aun rotas ropas; su hermoso perfil se elevaba sobre una rama al estar sentado en ella. Una de sus manos se apoyaba sobre su rodilla, la otra caía sin fuerza a su costado. Las garras limpias, las telas de sus ropas sin mancha alguna de sangre…y esa expresión fiera lejos de su rostro…era InuYasha otra vez…mi yukai InuYasha.
    Giro sus dorados ojos hacia mí de pronto, el brillo líquido en sus pupilas estaba opaco, triste. Automáticamente mi corazón se quejo, me dolió verlo sufrir de esa manera. Me acerque lentamente tratando de aliviar su pena, y el bajo con suavidad del árbol, se acercó los pasos que nos distanciaban y antes de poder decir algo, sus brazos me rodearon con fuerza atrayéndome hasta el.
    Mi corazón rompió su ritmo habitual, casi podía oírlo latir contra su pecho, palpitar en sintonía con el de InuYasha.
    La fuerza de su abrazo fue diferente, era como si me abrazara con el corazón, con cada sentimiento que en aquel momento estaba traspasándome en el cuerpo. Un calor tan templado y abrasador que quemaba mi consciencia y desataba mi alma hasta volverla loca. Hundió su rostro en mi cabello atrayéndome más hacia su cuerpo, enterrando los dedos en mi espalda y su nariz detrás de mi oreja.
    Un líquido caliente corrió por mi cuello entonces; mi corazón dio un vuelco, mis ojos se abrieron tintineantes ante la acción: InuYasha lloraba… derramaba sus lagrimas sobre mi, sujetándome a su pecho como si de aquello dependiera su vida…como si de aquello dependiera mi vida, y así era, mi vida dependía de él, de su cercanía. De InuYasha.
    --Inu…Yasha…
    --Creí que morirías—interrumpió con la voz rota, temerosa, humana—No quería que te fueras por mi culpa…
    Sentí mi mirada relajarse con comprensión, yo tampoco querría que él se fuera, al menos no sin mi.
    Obligue a mis brazos a moverse, a despertar de la ensoñación, a alzarse entorno a él y rodearlo con fuerza; pegue mi mejilla a su pecho en un intento por acunarme en su corazón, por no dejarle escapar.
    --Tenia miedo—admití entonces dejando salir todo ese temor de una vez por todas, convirtiéndolo en lagrimas que trataran de limpiar mi cuerpo de todo el miedo. El cuerpo me tembló entonces, sabiendo que podía perder la fuerza ahí mismo, que podía dejarme vencer por el cansancio y la zozobra, y que a pesar de ello, InuYasha no me dejaría caer.
    --También yo tuve miedo…--musito luego de un momento.
    Me separe de el unos centímetros para poder mirar sus ojos bajo la luz del atardecer, brillaban con un fulgor precioso que me hundía en ellos, en su pureza y su sinceridad.
    Lentamente cerré los ojos, con el corazón desbocado y la respiración entrecortada, y allí juntos después de todo ese dolor, sus labios se juntaron con los míos. Todo ese amor que nos une nos rodeo en ese y en los instantes que le seguirían.
    Todo había acabado por fin.
    Podríamos estar juntos por fin.
    Aun recuerdo con exactitud las sensaciones que atacaron mi cuerpo en ese momento, la forma en que mi corazón casi se infarta de la emoción, de los palpitares agitados que podía oír yo misma, del estremecimiento que corrió por mi piel cuando sus brazos se ciñeron entorno mio.
    Lo recuerdo cada día, noche, momento porque…esa es mi vida.
    Aun no estoy segura de cual fue el deseo de InuYasha a la perla en el ultimo momento, si deseo que se destruyera o simplemente que yo fuera feliz, sin embargo, sea lo que fuese hizo que Midoriko cuidara de nuestras almas antes de ser tomadas para ir al otro mundo.
    Gracias a ella y al deseo de InuYasha es que podemos ver al destino de frente.
    Miroku y Sango se casaran dentro de unos días, pretenden unir sus vidas ahora que Naraku dejo de existir; ambos han perdonado a InuYasha, en realidad nunca hubiesen dado la espalda a su amigo InuYasha.
    Miroku ha decidido que Sango debe cuidar de los diez hijos que pretende tener con ella, así que el encargado de llevar el sustento es el, exorcizando espíritus con ayuda de InuYasha, a quien por cierto noto mas tranquilo ahora que Tessaiga lo ha vuelto a aceptar. Su poderosa espada lo ha perdonado también.
    Shippo entrena cada vez más para convertirse en un gran yukai, y le ha pedido ayuda al mismo InuYasha para hacerlo, su confianza en él no se quebranto ni un poco.
    Kouga decidió cumplir su promesa con Ayame, y me parece que ahora el clan de los yukais lobo esta feliz con la llegada de dos nuevos integrantes bebes. Creo que Kouga y yo seremos amigos siempre, eso me haría muy feliz.
    Kohaku sigue en el oficio de ser exterminador, ayuda a muchas aldeas incluso cuando no tienen con que pagarle, su espíritu es mas puro y noble que un pago por poner a salvo a las personas.
    Rin ha vuelto a la aldea, aun no construida por completo, al parecer Sesshoumaru le permitió su regreso ahora que su hermano volvió a “la normalidad”. No se lo digo a nadie, pero estoy segura que el daiyukai nunca quiso matar a su hermano, pienso que buscaba ayudarlo, a su extraña manera por supuesto. Al final, espero que algo más que peleas, ahora inofensivas, salgan de su relación familiar.
    Myouga y el viejo Totosai rindieron sus respetos a InuYasha y la sorpresa fue que quien termino por rendir los suyos fue su mismo “amo InuYasha” ¡Incluso les pidió una disculpa!
    Una acción que ni los mismos viejos yukais esperaban de él. Fue muy divertido ver eso.
    El pozo no volvió, pero como la misma forma que desapareció e InuYasha pudo comunicarse con mi familia para jurarles que me encontraría, pude hacer lo mismo, luego de reunir mucha energía espiritual para establecer un último contacto: tuve la oportunidad de decir adiós, de asegurarles lo feliz que era.
    Todos estuvieron muy felices de oír mi voz, y yo por supuesto la de ellos.
    Mi mamá, el abuelo y Souta nos desearon lo mejor a InuYasha, el “orejas de perro” para mi familia, y a mi. Sé que los extrañare pero…aquí, en la época feudal, con InuYasha es mi vida.
    En realidad donde quiera que el pudiera estar seria mi lugar. Aquí, en el mundo de los vivos, en el otro mundo, incluso en el mismo infierno.
    Por su parte InuYasha no ha olvidado, y nunca lo hará. Lo descubro mirando el horizonte como deseando que toda esa gente de las aldeas revivieran, estoy segura que ofrecería su vida a cambio. Hemos visitado con frecuencia cada aldea para presentar nuestros respetos; InuYasha se aparta del grupo siempre para pedir perdón. Me duele demasiado verlo triste y molesto consigo mismo.
    Es como si su estado como yukai fuera el castigo para nunca olvidar los crímenes cometidos pero…en esos momentos no era el, era el malvado de Naraku quien de nuevo dejo que fuera InuYasha quien se ensuciara las manos para traer sufrimiento.
    Yo, por supuesto estaré con InuYasha, quiero estar con el con toda mi alma, con todo el amor que alberga mi corazón. No descansaré hasta que la sonrisa de InuYasha vuelva a iluminar mis días con la misma frecuencia; hasta que sus heridas sanen, hasta que pueda perdonarse el mismo…
    Cuando lo descubro mirándome con esa resolución apagada en las pupilas, me doy cuenta que aun cree que podría herirme, entonces me acerco hasta el y dejo que sus brazos me abracen, dejo a nuestros corazones latir juntos…porque lo amo, porque quiero estar con el, porque sé que ya pronto podrá ser el mismo InuYasha que conocí, el muchacho arrogante y violento, noble y valiente, dulce y agresivo…porque cada vez que me hundo en sus ojos me doy cuenta que lo que quiero es una vida a su lado, compartir mi vida con la suya, por siempre…y ver por la eternidad los hermosos ojos de mi amado yukai.
    InuYasha.
    ****

    GRACIAS POR LEER =D!!!
     
  17.  
    kagomekaoru

    kagomekaoru Iniciado

    Piscis
    Miembro desde:
    8 Abril 2014
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    me gusto mucho esta historia, ademas que lindo que kagome se sacrificó por inuyasha, estaré checando para ver si has publicado otra historia.
     

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