Long-fic Los últimos días de Kanto (Game of Pokémon)

Tema en 'Fanfics Abandonados Pokémon' iniciado por jonan, 19 Agosto 2016.

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  1. Game of Pokémon

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  2. Game of Powers (Juego de Poderes)

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  3. Los últimos días de Kanto

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  4. Days of War

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  5. Otras propuestas

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    Plushy

    Plushy PokéWriter Usuario VIP Comentarista destacado

    Acuario
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    Acabo de leer el capítulo y necesito hacer una pausa.
    Veras, si bien hay varios fics en español donde aparece el Equipo Rocket (no hablando de Jessie y James) como los villanos principales, en la mayoría de los casos son un pretexto malísimo para hacer que el héroe OP (generalmente Ash) rescate a su bella doncella y al mundo de paso. Los que no caen en esa categoría que son pocos suelen ser bastante malos de por sí. Y ahora me ofreces no sólo un trabajo donde el Equipo Rocket está a punto de recobrar su poderío sino que lo haces con Madame Boss.

    Aguanta... Aguanta... No, no puedo...
    [​IMG]

    Creo que me he delatado como fanática de la organización... ¿verdad? Oh al diablo, algún día pondré en el reglamento que quien no me etiquete en un fic roketto se lleva banhammer (?).

    Lo cierto es que hay capítulos previos por comentar.

    Con un par de capítulos más, ahora sí puedo decir con más certeza que aplaudo la no sólo la decisión de crear una especie de universo mixto con elementos del anime y detallitos del juego sino en su ejecución para crear una historia fresca y bien pulida. El cap 3 me pareció uno de esos capítulos que sirven más de introducción para personajes y presentar el conflicto con todo y que siento es eje central para que lo demás sea coherente y arranque. El cuarto presenta un combate interesante contra pokes salvajes además de haberme dado gusto la referencia al capítulo de los hermanos Eevee... ¡Encima de todo sale un Golduck! <3 A ratos también me gana lo cursi y me hizo sonreír que los chicos consiguieran que sus pokes evolucionaran, esa clase de "finales felices" que son muy típicos de la franquicia no serán del agrado de muchos fans que buscan imprimirle un grado mayor de 'realismo' a sus trabajos pero... ¿ey? Algo de buenos sentimientos de vez en cuando no le caen mal a nadie.

    Obviamente mi favorito es el cinco:
    [​IMG]
    Nada como las viejas armas (?)

    Todavía me queda bastante más por leer pero será para otro día.
     
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    mastermystery

    mastermystery el enigmático

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    Los domadragones siempre me gustaron y cuando hablas de ellos Drake no puede faltar, tambien me gusto que explicara que la funcion del campeon sea la de mantener la paz en su region( y tambien de Jotho) , da mayor importancia y responsabilidad a el titulo de campeon ,que solo "ser el mejor" y pelear para mantenerlo.
     
    Última edición: 8 Septiembre 2016
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    jonan

    jonan Jonan1996

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    Los últimos días de Kanto (Game of Pokémon)
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
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    Acción/Épica
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    10º Capítulo: “Sargento Borgia”


    La noche había caído sobre el Mercado Negro, pero la reunión de Madame Boss no había acabado. Allí se hallaba el Sargento Borgia, un hombre robusto, algo regordete y con vestimenta de camuflaje, acompañando seis Pokéball a su cinturón marrón. El hombre siempre llevaba puesta una sonrisa engreída en su rostro y le soltaba un puñetazo a cualquier suboficial que le mirara directamente a los ojos.

    A su izquierda estaban dos mujeres. La primera era la Capitana Swann Grimm, la hermana de un líder de gimnasio de Kalos. Pelo oscuro azulado y mechas rosadas, mirada amable y vestía un hermoso kimono rojo con detalles dorados. Antiguamente trabajó como modelo, pero un suceso hizo que se alistara a las bases del Team Rocket y desde allí ascendió hasta llegar a Capitana.

    Junto a ella estaba Arsenia, un discípulo de Giovanni que se volvió una de las más fuertes del Team Rocket, aunque su éxito no fue admirado hasta después de la cesión del antiguo jefe. Pelo castaño y rostro serio, vestía un hermoso vestido morado con detalles blancos.

    A la derecha del sargento estaban dos hombres que jamás se habían llevado muy bien. Uno era el capitán Aero, un hombre vestido con un traje blanco de botones azules oscuros, pelo rubio y nariz puntiaguda. En el bolsillo del traje le asomaban unas viejas gafas de aviador que al parecer le daban suerte, regaladas por su difunto padre.

    El otro hombre era Mento, parte del Alto Mando y amante de Madame Boss en el pasado. Pelo morado, chaleco negro de botones dorados sobre un traje granate y un negro antifaz componían su aspecto físico.

    – Mientras en Hoenn se pone en marcha nosotros debemos encargarnos de mantener el orden en el Mercado Negro. No quiero que algún inepto atente contra alguno de nosotros. – Decía Madame Boss sentada en el sillón llamado El trono, con una pierna sobre la otra enseñando sus negros tacones.

    – Hemos arrestado a un grupo que iba a atacar el palacio con un cargamento de explosivo, pero yo misma me he encargado de reducirlos. Mis hombres se están encargando del resto.

    – Muy bien. Por otro lado tengo dos asuntos que encargaros. El primero os lo encargaré a vosotros dos, Capitanes Mento y Aero. – Ambos hombres se miraron recelosos. – En una isla al sur de Kanto llamada isla Prima se dice que el Pokémon legendario Moltres reside durante algunos meses del año. Ha llegado información de que el Pokémon ha aparecido, iréis a capturarlo para mí. Tenéis un barco preparado en el astillero subterráneo y cada uno que solo lleve dos hombres. No quiero levantar sospechas precipitadas.

    – Si señora. – Dijeron ambos disimulando su mal humor. Se llevaron la mano a la altura de la cabeza y se marcharon con sus elegantes andares.

    – ¿Estás segura de que es buena idea enviar a esos dos? – Dijo el Sargento Borgia. – Se llevan a matar.

    – Los he enviado por eso. En sí no tengo alguna necesidad especial de obtener a Moltres, pero a esos dos les vendrá bien aprender a trabajar juntos. Además un Moltres en el Team Rocket no nos vendrá mal. Ahora traedme a ese cabrón que me va a salir muy caro.

    La secretaria llamó a un hombre vestido de cazador de Safari, el cual llevaba un rifle a la espalda. Pelo corto castaño y gafas de sol, era Salion Hunt, el denominado mejor cazador Pokémon del mundo. Su fama no solo provenía de sus espectaculares habilidades, también se le conocía por su falta de piedad y pasión por los objetivos más difíciles.

    – Me han dicho que tienes algo interesante para mí. – Dijo en cuanto entró, lo que le pareció una tremenda falta de respeto a Madame. Esta se levantó del asiento y se quedó cara a cara con el cazador mientras se sacaba un cigarrillo.

    – Así es. – Contestó ella mientras lo sacaba. El cazador se sacó el mechero para encendérselo. – Una vieja como tú no debería andar fumando. – Todos los presentes comenzaron a sudar frío.

    – ¿Vieja? – Dijo ella sorprendida y al mismo tiempo ofendida. – ¡Cómo te atreves! – Dijo ella sacando su revolver. Pero el cazador no era nada lento y apuntó son su rifle a la mujer.

    – Creo que vamos a tener un problema. Pero haré la vista gorda si duplicamos el precio del trabajo.

    – Joven, creo que tendré que enseñarte algunos modales.

    – A mí se me paga por trabajar, no por tener educación. – Dijo el cazador entre risas.

    – Creo que no estas evaluando correctamente la situación en la que te encuentras. – Dijo ella mientras Salion Hunt observaba que Borgia ya lo estaba apuntando con su arma laser. Decidió bajar el rifle.

    – Esta bien. Lo dejaremos en diez millones, pero no pienso pagar el material necesario. Le he dado una lista a tu secretaria.

    – Pásame la lista. – La secretaria, tensa, e acercó y pasó el papel. Ella agachó el arma y lo leyó detenidamente. – Estos torpedos son demasiado caros y difíciles de conseguir.

    – Es lo que necesito si quieres vivo a tu Tentacruel gigante.

    – Bien. – Dijo ella entre suspiros. – Puedes largarte. La Capitana Swann te dará todo lo necesario.

    Tanto el Cazador Pokémon como la Capitana del Team Rocket se fueron dejando a los demás pendientes de órdenes por parte de Madame Boss. Ella simplemente los ignoró leyendo un informe que había llegado pocas horas antes. Su título era Pokemopolis.

    – Los Reclutas 73 y 74 han hecho un buen trabajo. Realmente interesante… Un Claydol Gigante. Para estas horas seguramente el Kanto Squad seguramente ya lo habrá escondido en su almacén secreto. Pero la posibilidad de que en Pokélantis haya otro Pokémon gigante me intriga. Sargento Borgia, tú mismo te encargarás de infiltrarte en las instalaciones y de robar el Pokémon gigante si es que hay alguno. Llévate a los Reclutas 73 y 74, han hecho un buen trabajo. De paso que te acompañen los Reclutas 11 y 12, y los Reclutas 27 y 28. SI toca combatir te serán de ayuda, tus soldados que se encarguen del resto.

    – Si Madame… ¿pero el Kanto Squad no tiene ocupada las ruinas? Teniendo en cuenta las noticias de Pokemopolis habrán mejorado su seguridad.

    – Si no te sientes seguro coge también a los Reclutas 3 y 4 y los Reclutas 7 y 8. Están libres y son de los más fuertes. Pero hagas lo que hagas, no dejes al descubierto el regreso del Team Rocket. Es cuestión de tiempo que el Kanto Squad lo sepa, pero cuanto más lo ocultemos mejor.

    – Si Madame.

    Borgia salió del silencioso despacho y convocó para el amanecer a los ocho reclutas que lo iban a acompañar, reclutas que siempre iban en parejas. Contactó con los Reclutas 73 y 74 para situarse en las ruinas de Pokélantis y preparó a sus Pokémon para la misión. Tenía claro que mañana iba a tener una dura batalla Pokémon, y además, no podía decepcionar a Madame Boss.
     
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    mastermystery

    mastermystery el enigmático

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    Madame Boss no se anda con juegos y trata de asegurar su control sobre el mercado negro aplastando todo intento de rebelion, tambien es curioso que contratara al mejor cazador del mundo para atrapar vivo un Tentacruel gigante , quizas el mismo que vimos en el anime) ¿que planes tendra ello con el? ademas en esta parte

    Me gusta ya empezar a ver la relacion entre las diferentes historias y empezar a notar con el Tentacruel gigante y admitido por ella misma ,que Madame Boss esa interesada en los pokemon gigantes.

    ¡Saludos!
     
    Última edición: 11 Septiembre 2016
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    jonan

    jonan Jonan1996

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    Los últimos días de Kanto (Game of Pokémon)
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
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    Acción/Épica
    Total de capítulos:
    36
     
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    11º Capítulo: “Víctor Volta”



    – ¿Sabes que vamos a enfrentarnos a una leyenda no? – Respondió Víctor a la oferta de subir del Maestro del Rayo.

    La parte más alta de la famosa Torre Bellsprout estaba oculta entre las oscuras nubes de la tormenta eléctrica. En el punto más alto de la pagoda estaba la sombra de Zapdos apoyada sobre un adorno. De vez en cuando las alas del Pokémon sobresalían entre las nubes junto con algunos caóticos truenos.

    – No hay tiempo que perder. – El maestro no dudó ni un solo instante y salió corriendo de nuevo. Víctor, sin más remedio, le siguió.

    Se situaron frente a la torre con forma de pagoda y cruzaron un pequeño puente que los llevó a la entrada, lugar donde estaban dos hombres bloqueando la entrada. Estos eran Anselmo y Pegaso, el entrenados más fuerte de la torre y el líder de gimnasio de Ciudad Malva.

    – ¿A dónde os dirigís jóvenes? – Dijo Anselmo extrañado.

    – Tenemos que subir a la torre. – Respondió el Maestro.

    – No puedo dejaros subir. – Dijo Pegado, el justiciero líder de gimnasio.

    – Voy a cazar a Zapdos. Déjame subir.

    – ¿Pero tú quién demonios eres?

    – Soy el Maestro del Rayo. – Pegaso se lo pensó detenidamente.

    – ¿Y tú quién eres?

    – Me llamo Víctor Volta, necesito ver la potencia eléctrica de Zapdos para modificar los transformadores de una Central Eléctrica y no ser destruidos por la fuerza del Pokémon.

    – Esta bien… pasaréis. Pero yo mismo os acompañaré.

    – Vale. Pero el Zapdos es mío.

    Anselmo abrió la puerta a la torre y los tres entraron. El primero vigiló la puerta mientras los otros subían a todo correr al tercer piso. El tambaleante pilar central que protegía el edificio de los terremotos cada vez se movía más y algunas antorchas que alumbraban con una tenue luz se iban lentamente apagando.

    Finalmente llegaron al piso de arriba. Pegaso les señaló un pequeño cordel del que tirar con el que podían subir al tejado. El maestro se subió a los hombros de Pegaso y tiró del cordel dejando caer unas escaleras que permitían subir al tejado azulado.

    Subir y rápidamente presenciaron al imponente Zapdos, el cual descargaba sus Rayos sin parar.

    – ¿Genio, cuál es tu plan para capturarlo? – Dijo Víctor.

    – Combatir. Pero necesitaré vuestra ayuda. Sacad a vuestros mejores Pokémon.

    – Estás loco. – Dijo Pegaso entre risas. – Adelante Pidgeot. – El líder sacó a su Pokémon, el cual tenía una pequeña gema amarillenta atada a su pata derecha.

    – Adelante Eelektross.

    – Vamos Magnezone.

    Los tres entrenadores estaban frente al adorno cobrizo en lo más alto del tejado. Sobre la decoración estaba Zapdos que veía la hora de combatir.

    – No le lancéis ataques eléctricos. Su habilidad oculta Pararrayos los detendrá. – Explicó el Maestro.

    – Eso nos complica un poco las cosas. – Dijo Víctor.

    – Debería desatar todo el poder de Pidgeot. – El líder de gimnasio alzó uno de sus brazos dejando al descubierto una gema similar a la de su Pokémon. – ¡Megaevoluciona!

    Pidgeot comenzó a transformarse en el interior de un aura de diferentes colores hasta transformarse en un agresivo Mega-Pidgeot el cual sobrevolaba alrededor de Zapdos, el cual lo miraba muy agresivo. Magnezone, el cual casi era tan veloz como Pidgeot, hizo lo mismo. Eelektross simplemente levitaba en frente del Pokémon.

    – ¿Todo listo? Comencemos a pelear. Magnezone, Foco Resplandor. – El Pokémon se lanzó a toda velocidad alrededor de Zapdos hasta detenerse tras él. El Pokémon lanzó un potente Rayo plateado que Zapdos esquivó con facilidad. Zapdos contraatacó con Chispazo, el cual paralizó ligeramente a Magnezone.

    – Eelektross, Lanzallamas. – Eelektross lanzó un potente ataque ígneo.

    – Vendaval. – Mientras Zapdos esquivaba el Lanzallamas Pidgeot golpeaba al objetivo introduciéndolo en un agobiante torbellino aéreo. Zapdos, furioso, deshizo el torbellino, el cual lo dejó algo confuso.

    – Ataquemos los tres a la vez para desgastarlo.– Propuso el maestro. – Magnezone. Tóxico.

    – Pidgeot, Onda Ígnea.

    – Lanzallamas de nuevo.

    Los tres Pokémon sobrevolaban a Zapdos que impaciente echó a volar, así esquivando los ataques. El trío volvió a atacar, pero Zapdos esquivó el Lanzallamas de Eelektross para golpearlo con su pico afilado y lanzarlo contra Pidgeot. Aprovechando el golpe les lanzó un Tremendo Rayo, que gracias a la Levitación de Eelektross no le afectó nada.

    Pidgeot, por desgracia, cayó sobre el tejado muy malherido y apenas se ponía en pie. Pegaso, preocupado, se lanzó a socorrerlo al ver que podía caerse del tejado. Por suerte el Pokémon se levantó y usó Respiro.

    – ¿Puedes seguir? – Preguntó recibiendo como respuesta un agresivo grito.

    Mientras, Zapdos perseguía a Magnezone en una vertiginosa carrera en las que el Pokémon de acero tenía las de perder. Cuando los estragos de la parálisis afectaron, Zapdos derribó a Magnezone con un rayo, el cual cayó fulminado al tejado.

    – ¡Magnezone! – Gritó el maestro muy alterado. Magnezone no estaba debilitado, pero el próximo ataque Rayo de Zapdos lo iba a hacer. El hombre corrió hacia su Pokémon. El Rayo comenzó a salir entre las nubes.

    El hombre, el cual vio que su Pokémon no podía moverse, se giró y decidió recibir el golpe ante la sorpresa de loa dos hombres y el Pokémon Legendario. La mente del Maestro del Rayo se inundó de un viejo recuerdo lleno de melancolía.

    Viajando por Sinnoh, cerca de la cima del Monte Corona, el Maestro entrenaba a una hora muy tardía con sus Pokémon. Su Magneton se enfrentaba a un robusto Bronzong. Este último cayó debilitado gracias al Foco Resplandor de Magneton y después del combate entrenador y Pokémon decidieron descansar en una pradera. Curiosamente esa misma noche hubo una aurora boreal que ambos disfrutaron. Los extraños rayos de la aurora, junto al extraño campo magnético de la montaña, provocaron que Magneton evolucionara y se convirtiera en un poderoso Magnezone.

    “Pidgeot, Hiperrayo” y “Eelektross recibe el golpe” se escuchaba de fondo, pero era demasiado tarde. El Rayo de Zapdos finalmente golpeó al Maestro, el cual cayó al suelo chamuscado y sonriente.
     
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    jonan

    jonan Jonan1996

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    12º Capítulo: “Pablo Bosco”


    En el puerto de Ciudad Carmín un joven hombre llegaba a tierra firme. Éste era Pablo Bosco, un famoso pintor de Kalos que venía a Kanto en busca de inspiración para sus obras de arte. Vestido con un buzo blanco lleno de manchas de pintura iba acompañado de su Smeargle.

    El joven se hallaba entusiasmado al encontrarse en un viaje tan lejos de su región. De vez en cuando miraba a su Smeargle con la cola de color verde para saber cómo se sentía su Pokémon. Si el color era rojo su Pokémon estaba furioso, azul amargado, amarillo enfermizo y verde interesado. Todo era perfecto. Pero necesitaba una fuente de inspiración.

    Se dirigió al centro Pokémon en busca de algo que dibujar, y allí se encontró con un extraño hombre acompañado de un Xatu. Ambos hacían movimientos lentos pero atrayentes, finalmente para descubrir que eran una pareja de cuentacuentos.

    El Cuentacuentos comenzó a contar una historia tras una decoración en la que él llevaba el diálogo de dos hombres mediante sus marionetas. Un Xatu comenzó a representar a Ho-Oh con unos adornos rojizos en sus alas, un Clefable intentaba ser un Clefairy y un Vulpix intentaba representar el mal con Fuego Fatuo.

    El hombre vestía un extraño atuendo morado con detalles dorados que le cubría el cuerpo entero desde los hombros hasta los pies. Cabello largo y canoso, gafas algo viejas y falto de algunos dientes, el hombre tenía que ayudarse de un bastón para caminar.

    Los niños eran realmente atraídos con una vieja historia de Kanto, en la cual un Clefairy llego del espacio y protegió una gran ciudad que no los reyes pudieron defender de las fuerzas del mal. Al final del cuento Clefairy vencía a los poderes del mal con Canto.

    Los niños aplaudían eufóricos ante la interesante historia que las marionetas representaban. El pintor quiso representar tal hazaña, por lo que tras el espectáculo esperó al viejo Cuentacuentos.

    – Buenos días. Me llamo Pablo, Pablo Bosco, y he de preguntarle por un asunto.

    – Déjate de tanta formalidad y llámame Grimarius.

    – De acuerdo Grimarius. La historia que acabas de contar… ¿De dónde la has sacado?

    – Es una vieja leyenda de Kanto. Me la contaron hace varias décadas en Johto y la verdad me pareció interesante.

    – ¿Me podrías contar más sobre la batalla de las fuerzas del mal y el Clefairy?

    – Claro que sí, pero debo partir enseguida hacia el norte.

    – Vengo de viaje. No tengo prisa.

    – Entonces te invito a una barbacoa en la ruta al norte de aquí.

    – ¿Tengo opción a evitarlo?

    – Si quieres pintar algo no, estúpido pintor extranjero.

    – Cómo sabes…

    – Tú cara de buenazo y tu falta de sabiduría, junto a tu Pokémon, té delatan.

    – Voy a la barbacoa…

    Ambos hombres se dirigieron al norte, junto a un lago, para hacer una barbacoa que Vulpix encendió. Comieron brochetas, las cuales resultaron deliciosas. Todos los presentes las disfrutaron, tanto el Xatu, Vulpix y Clefable de Grimarius como el Smeargle y el Pangoro de Pablo Bosco.

    – Esta leyenda es bastante vieja. Viene de un antiguo reino que existió hace miles de años. Pero ha pasado tanto tiempo desde que ocurrió, que la historia ha cambiado mucho.

    – Lo único que necesito saber es algo sobre esas fuerzas del mal.

    – Curioso… muchos desconocemos esa fuerza… Solo sé qué era una gran sombra fantasmagórica que cubrió todo Kanto.

    – ¿No sabes más?

    – Quizás fuera algún Pokémon de tipo Psíquico o Fantasma, pero no lo sé. Yo transmito ficción, no historia. Para ello quizás debas recurrir a una biblioteca, o unas ruinas arqueológicas.

    – Interesante… Todo lo que pueda ser una inspiración para mi arte será bienvenido. – Decía el pintor anotando todo en una pequeña libreta.

    – Entonces quizás debas ir hacía el Templo del Maestro al norte de Kanto.

    – ¿A dónde?

    – Al norte de esta región existe un templo en el que unos poderosos hombres pelean por un trono. Hace un siglo estos hombres peleaban por reinar en Kanto, seis hombres que podían llegar a pelear en combates de veinticuatro horas. Cuando cayó la Guerra Civil este sistema cayó, pero hasta entonces ser el Maestro ente Maestros era todo un honor. Casualmente dentro de una semana se celebra el Torneo de los Seis Maestros. Deberías ir allí en busca de inspiración. Es más, creo que existe una decoración con la historia que he contado antes.

    – ¿Crees que podré llegar a tiempo?

    – Tienes una semana por lo que necesitaras un vehículo rápido para llegar. Creo que conozco a la persona adecuada para que te lleve al templo.

    – ¿Dónde puedo encontrarla?

    – Encima de un Torterra.

    – ¿Qué?

    – Puedo llamarla y hacer que venga. Por muy lejos que esté para esta noche la tendrás aquí.

    – Por favor. Llámala. – Insistió el joven pintor.

    – Está bien.

    El viejo caminó hacia un pequeño lago cristalino cercano al lugar de la barbacoa y sacó un móvil entre sus extraños ropajes. Aparentemente la conversación fue tensa, pero la persona aceptó venir. En menos de dos horas estaría allí.

    – ¿Quién es esa persona? – Preguntó Pablo curioso.

    – Es mi hija. Se dedica a cabalgar diferentes Pokémon, por lo que nunca está en un lugar fijo. Con su Arcanine llegará aquí en un par de horas. Es muy rápido.

    – ¿Y lo del Torterra?

    – Cuando quiere descansar viaja dormida sobre su Torterra y siempre se pasa el día durmiendo.

    – ¿Existe algún problema entre vosotros? No quería molestar. – Dijo el pintor preocupado.

    – Digamos que ninguno de los dos llevamos estilos de vida fáciles. Es por eso que su madre y yo nos separamos hace mucho, separación que ella jamás llevo muy bien. Siendo sinceros… jamás fui un padre ejemplar.

    – No es necesario que me cuentes más si no lo deseas.

    – Ah, no te preocupes. La triste realidad es que me he pasado la vida entreteniendo a niños, pero jamás he criado a mi propia hija.

    – Bueno… un trabajo como este exige un estilo de vida bastante duro. Seguro que ella lo comprende.

    – No estoy tan seguro…

    Ambos hombres hablaron durante un largo rato en torno a sus vidas. Su conversación no sería interrumpida hasta que un imponente Arcanine apareciera entre la maleza del bosque. Sobre ella una mujer de unos treinta años lo guiaba hasta situarse frente a los dos hombres.

    Esta mujer tenía un pelo rubio que le llegaba hasta el trasero, vestía con ropas verdes de safari y un cuerno de oro con gemas moradas le colgaba del cuello. De un solo salto bajó del Arcanine y se situó frente a los dos hombres.

    – ¿A quién quieres qué lleve? – Dijo la mujer de forma muy directa.

    – Si no me equivoco irás al torneo de los maestros… ¿Puedes llevar a este joven?

    – Ya que me has hecho venir hasta aquí no tengo más remedio. Por lo menos me darás de comer.

    – Claro, Gema. Tienes carne sobre las brasas, aunque quizás se te haya quedado frio. – La mujer se acercó y de un solo mordisco comió un pedazo de carne. Al ver que estaba frio lo tiró al suelo y llamó a su Arcanine. Cogió unas brochetas sin hacer y las coció con las llamas provocadas por su Pokémon.

    – Esto está mejor. – Dijo ella.

    – El joven pintor estaba sorprendido ante el fuerte carácter de Gema.

    – Hola. – Dijo el joven intentando llevarse bien con la mujer. – Me llamo Pablo.

    – Buenas. Yo soy Gema. Veo que eres pintor.

    – ¿Tanto se me nota?

    – Tú cara de buenazo y tu falta de sabiduría...

    – Tu padre me ha dicho lo mismo. – Se río el joven mientras que la mujer se sonrojaba. – Se nota que sois padre e hija.

    – Cállate. – Respondió ofendida.

    – ¿Cuándo partiréis? – Preguntó el padre mientras recogía los utensilios de la barbacoa.

    – Esta misma tarde. Tenemos un viaje largo hasta allí. Por suerte tenemos a mis Pokémon para llegar rápido. De día viajaremos sobre Arcanine y Gogoat. De noche Torterra nos llevará para poder adelantar un poco el viaje. – Giró la cabeza hacia Pablo. – Sobre su espalda se duerme a gusto, una vez que te acostumbres a sus movimientos.

    Los tres hablaron durante una hora, una conversación algo tensa que finalizaría con la decisión de atajar por la Cueva Diglett. Recoger el lugar, guardar a los Pokémon y prepararon a Arcanine y Gogoat para viajar.

    – Ten cuidado con Gogoat. Es el más rápido del mundo. – Bromeó ella soltando un giño a pesar de que el Pokémon era realmente veloz. Pablo se montó en el animal, y poco después lo haría ella en su Arcanine.

    – Padre. Cuídate. Estás un poco viejo para estos viajes. Deberías volver a casa con mama. Lo cierto es que te necesita. – Estas últimas palabras le llamaron mucho la atención.

    – ¿Sabes qué es lo más decente que me has dicho en mucho tiempo?

    – Hace una semana estuve en casa. Mamá está bien, pero quiere tener la compañía que nunca tuvo. Quizás debas pensar en retirarte.

    – Te prometo que me lo pensaré. Pasaré por Ciudad Plateada y pasaré unos días con ella. ¿Te parece bien?

    – Claro que sí. – Dijo ella con una leve sonrisa. – Tenemos que partir. Hasta la próxima.

    Gema arreó un pequeño golpe para que Arcanine comenzara su marcha. Gogoat comenzó a seguirlo a un paso muy rápido, paso que a Pablo se le hizo muy incómodo durante el primer viaje.

    – Pablo, agárrate fuerte, tenemos un largo viaje pendiente.

    – ¡Vale! – Dijo el tambaleando sobre Gogoat. – Una pegunta, si me lo permites…

    – Dime.

    – ¿A qué te refieres con que tu madre le necesita?

    – Veo que te has fijado… seguro qué él también. Está enferma, tiene una diabetes algo grave, pero no quiere que yo la cuide. No quiere que sea un lastre para mí. Es por eso que estaba tan cerca de mi padre. Andaba buscándolo.

    – ¿Estás segura que no quieres ir a Ciudad Plateada? Desde allí ya me las arreglaré para llegar.

    – La verdad que no hay mucho viaje de Ciudad Plateada al Templo, pero realmente deseo ver el Torneo. De joven tuve la oportunidad de ver el torneo anterior y fue impresionante. Quiero volver a sentir la emoción de esos combates.

    – Pues entonces está todo dicho. Vayamos hacía el Torneo de los Maestros.
     
    Última edición: 12 Noviembre 2016
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    mastermystery

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    El torneo de maestros se acerca , sin duda el pintor podrá conseguir inspiración en el , me da pena la madre de Gema espero que su padre se decida por ayudarla y también me pregunto ¿si el Team Rocket intervendrá en un evento tan importante como el torneo de maestros en el futuro ?.
     
  8.  
    Bahamut

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    Buenas... Es la primera vez que visito tu historia y déjame decir que me llamo bastante la atención tu propuesta de entrelazar historias distintas que desembocarán en un punto común donde tendrán que converger. Además esta la presencia de criaturas fantásticas gigantes, arqueólogos, organizaciones secretas, un pintor, un hombre asesinado y muchos otros elementos que le entregan frescura y dinamismo a este alocado, pero entretenido "compendio" de historias diversas. Es un agrado leer un trabajo bien acabado donde se aprecia el esfuerzo y el trabajo duro, ya que últimamente me he encontrado con cada "intento" de historia que dejan mucho que desear.

    Bueno, ¿Qué podría faltar? A claro el aporte... Tantas loas y alabanzas son atractivas de leer, pero también hay que intentar aportar un poco XD. Dentro de los pokémon gigantes hay un Dragonite que también hace su aparición en la primera temporada(lo menciono porque lo quiero ver en la historia :) No es obligación... (pero... quiero que aparezca... o sino.... pondré esta carita :()

    Siento no poder aportar más pero digamos que no puedo hallar errores a primera vista y siendo franco no hay nada en lo que pueda aportar de momento. Ánimo, sigue con tu arduo trabajo y mucha suerte.

    Tranquilo (a) los lectores buscan buenas historias como las abejas buscan la miel... o las moscas se vuelan hacia a la mierda... En fin, estoy divagando.

    Te leo cuando tenga tiempo libre...
     
    Última edición: 16 Septiembre 2016
  9.  
    jonan

    jonan Jonan1996

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    Los últimos días de Kanto (Game of Pokémon)
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    13º Capítulo: “Maestro del fuego”


    Al igual que existe un Templo del Trueno, en Isla Canela existe otro templo, la cual apenas se intentó repoblar después de la erupción ocurrida varios años atrás. Allí se levantó un nuevo templo, muy moderno, aunque basado en el antiguo, el cual estaba en las Cataratas Thojo.

    Este nuevo templo era un palacio situado encima de unas aguas termales, las cuales calentaban el lugar con vapor favoreciendo a los Pokémon tipo fuego. La sala principal era una gran sala circular similar al de una clase universitaria, en la cual el maestro se coloca en lo más bajo mientras que los estudiantes en filas de asientos escalonados. En el amanecer de aquel día el Maestro reunió en la sala principal a cuatro personas de su confianza para una importante noticia.

    – El torneo de los Maestros se acerca. Hoy mismo partiréis hacia el templo junto con los cien hijos de la llama. Yo me ausentaré hasta el día del Torneo, tengo algo que hacer antes. – Dijo el musculoso hombre de pelo rubio, tez morena, un cuerno con rubíes colgado de su cuello, arrugas notables en el rostro y vestimenta de surfero.

    – ¿A dónde te diriges? – Preguntó uno de los cuatro.

    – Iré a Isla Prima. Voy a enfrentarme a Moltres. Es el último paso que debo hacer para cumplir mi entrenamiento. No permitiré volver a ser derrotado como ocurrió hace trece años.

    – ¿Has pensado en capturarlo? – Dijo otro.

    – Capturar a Moltres… eso sí que sería una auténtica locura. Dicen que si alguien consiguiera atraparlo el mundo entraría en una era glacial. Pero poder llegar allí sobre Moltres sería increíble. Me descojonaría al ver la cara de los otros Maestros…

    – Entonces… ¿quién va a guiar el peregrinaje?

    – Tu, Laura. Tú serás la que cargue con la responsabilidad. – La mujer se sorprendió, al mismo tiempo que los tres hombres restantes intentaron disimular la cara de desacuerdo y molestia.

    – Dicho esto voy a preparar mi maleta. Confió en que dentro de una semana pueda veros allí.

    Sin preocupación alguna el Maestro marchó hacía el puerto de la isla, no sin antes haberse preparado la mochila necesaria para su viaje. En el puerto una pequeña lancha lo esperaba, la lancha personal del Maestro del Fuego. En aquella lancha no tardaría en llegar al norte de Isla Prima, donde dejo el vehículo y decidió adentrarse en las aguas termales.

    Aquellas aguas termales, las cuales en su origen habían sido unas aguas en el interior de una cueva, se habían convertido en un destino turístico famoso en toda la región. El maestro solía frecuentarlas de joven, por lo que su sorpresa era tremenda al ver que la cueva había sido completamente transformada.

    Entrar y todo cogió un toque antiguo, un toque a aguas termales romanas. El lugar estaba lleno de gente de gran poder adquisitivo, el cual intentaban demostrar que eran de la más alta clase de la región. Pero al Maestro no le preocupaba nada de eso, es más, su mayor molestia era el cambio que habían recibido las aguas termales. Pagó la entrada a regañadientes y negó algunas bebidas que le ofrecían.

    Cuando por fin llegó a la terma este liberó a sus Pokémon, así pudiendo estos refrescarse en cálida agua. Magmortar, Volcarona, Talonflame, Darmanitan y Camerupt. Pero sus buenas intenciones no dieron resultado. Darmanitan entrar al agua y activó su Forma Daruma. Camerupt, el cual llevaba una gema escondida bajo el pelaje de su pata, ni se molestó en entrar al odiar el agua. Volcarona huyó y aterrorizó a varios niños del lugar levantando el caos. Talonflame voló hasta una hermosa con intenciones de cortejarla. Por último, Magmortar disfrutó del baño con la cola fuera del agua como si nada ocurriera, al igual que su entrenador.

    – Señor… Sus Pokémon están causando molestias a otros visitantes. Debería guardarlos o sino tendrá que irse.

    – ¿Perdona? – Respondió el Maestro medio dormido.

    – Sus Pokémon…

    – ¡Maldito Talonflame! – Interrumpió el Maestro mientras salía corriendo hacía la incómoda Altaria. El responsable del lugar comenzó a ponerse nervioso, más cuando observó que el Darmanitan azulado lo miraba fijamente.

    Talonflame salió corriendo al ver que su entrenador se acercaba, Volcarona seguía aterrorizando a los niños y Camerupt se quedó a dormir en una esquina. La gente comenzó a salir corriendo del lugar, el vuelo de los dos Pokémon voladores tiró varios objetos al suelo y además Magmortar andaba calentando el agua accidentalmente hasta una temperatura insoportable.

    Finalmente el entrenador devolvió a los Pokémon a sus Pokéball y tubo que largarse del lugar, no sin antes pedir disculpas. A la salida la gente lo miraba muy molesto, por suerte nadie lo reconoció. Como Maestro del Fuego aquella imagen que había ofrecido era bochornosa.

    Pero pronto dejarían de mirar fijamente al Maestro del Fuego al ver que un extraño buque de guerra de color negro se acercaba hacía el volcán cercano a las aguas termales. Este buque, armado hasta las trancas, tenía dibujada una gran erre roja en la superestructura que sobresalía en la parte central. A un lado, también en letras rojas, ponía “BR-003”.

    El maestro no dudó un solo instante y salió corriendo a coger su lancha. Se metió en ella y salió disparado hasta el volcán, una pequeña isla rocosa de gran altura con un enorme cráter de lava sobre él. El buque se detuvo en el ala este de la isla, mientras que el Maestro se detuvo en el lado oeste.

    Con cuidado caminó a través de la árida roca amarillenta de la montaña, hasta acercarse lo suficiente a los hombres del Team Rocket. Dos de ellos caminaban por delante en silencio y aparentemente malhumorados, mientras que unos cien soldados los seguían por detrás con vehículos lleno de material tecnológico.

    El Maestro caminó montaña arriba en paralelo al Team Rocket, siempre oculto y con mucha cautela de no despertar sospechas. Observó como el equipo llegaba arriba del todo y colocaba varias plataformas metálicas donde luego pondrían varios instrumentos similares a un cañón. Estos objetos estarían colocados por todo el cráter rodeándolo.

    A la altura de la lava pusieron otra gran plataforma rectangular dónde los Capitanes Mento y Aero se colocaron. Mento liberó a su Slowbro y a su Xatu, mientras que Aero soltó a su Gyarados y a su Togekiss.

    – ¿Estás preparado para el plan? – Dijo Aero.

    – Más de lo que tú estarás jamás. – Respondió Mento arrogante. – Slowbro. Hidrobomba.

    Slowbro lanzó el ataque hacía la ardiente lava del volcán desde la plataforma metálica, ataque que un Pokémon detuvo al salir de la lava. La amarillenta sombra que quedó marcada en la nube de vapor creada por el choque dejó clara las cosas. Moltres había aparecido.

    – Gyarados, Hidrobomba. Togekiss, Tajo Aéreo.

    – Slowbro, Hidrobomba.

    Moltres esquivó los dos chorros de agua con relativa facilidad y consiguió golpear a Togekiss con otro Tajo Aéreo aún más veloz. Después, Moltres, lanzó una potente Llamarada que Xatu detuvo fácil con Pantalla Luz.

    – ¡Ahora! – Gritó Mento al ver que Moltres estaba en el lugar deseado, haciendo que los cañones colocados alrededor del cráter crearan una esfera de color rojizo que capturó a Moltres en un instante. Moltres golpeó repetidas veces la esfera pero era en vano.

    El maestro observó como el Pokémon había sido capturado, por lo que claro tenía que debía detener al Team Rocket y liberar a Moltres. Es más, debía actuar cuanto antes, o sino los dos Capitanes se llevarían al Pokémon.
     
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    jonan

    jonan Jonan1996

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    14º Capítulo: “Capitana Swann Grimm”


    – Quiero que este submarino vaya a toda velocidad. – Pedía el Cazador arrogante en el camarote de la Capitana. – Estoy impaciente por atrapar ese Tentacruel.

    – ¿Cuál es el plan? – Preguntaba la Capitana Swann mientras daba de comer a su dormido Granbull.

    – Sacarlo a flote y debilitarlo. Este submarino tiene el equipamiento necesario. No hay de qué preocuparse.

    – Antes de nada… Hay algo que deberías saber. – Dijo la chica en un tono más serio.

    – ¿Ya me estáis ocultando cosas?

    – Este Tentacruel es de un gran interés para Madame Boss. Hace diez años un extraño líquido cayó sobre un Tentacool, así haciéndolo evolucionar en un Tentacruel de tamaño desorbitado. Madame quiere capturarlo para poder sintetizar el líquido, no sin antes aprovechar los poderes del Pokémon.

    – ¿Poderes?

    – El registro dice que puede controlar a las personas y los Pokémon con sus poderes Psíquicos.

    – ¿Qué demonios? – Dijo el Cazador alterado. – ¿No creías que debías decirme eso antes?

    – Pensábamos que no aceptarías el trabajo.

    – ¡Yo siempre acepto los trabajos! Más os vale tener un plan contra sus ataques psíquicos.

    La Capitana se quedó callada mirando hacia un lado. El cazador simplemente miraba enfadado a la mujer.

    – Quizás simplemente deba matarte y largarme de aquí. – Dijo el enfurecido hombre agarrando su arma y apuntándola.

    – Salion… – Intentó decir en un tono más oscuro.

    – ¡Qué!

    – Mira detrás de ti. – Salion Hunt miró tras de sí y vio como el Granbull que había estado dormido hasta ahora lo miraba furioso. – Dispara y morirás descuartizado.

    – Puedo dispararte y para cuando tu Pokémon me ataque ya haber recargado. Y en esta sala no hay nadie más.

    – Olvidas un detalle importante. Estas en un submarino. ¿Piensas salir de aquí nadando a cien metros de profundidad?

    Ambos se quedaron en silencio mirándose fijamente a la espera de un movimiento. La tensión era palpable en el ambiente. Uno deseaba disparar. La otra sabía que su Granbull destrozaría al otro a mordiscos, pero tampoco estaba por la labor de morir.

    – Hemos encontrado al objetivo. – Se escuchó desde la megafonía.

    – Si vamos a morir prefiero que sea atrapando a ese Tentacruel. ¿No te parece?

    Salion bajó su arma malhumorado y ambos partieron a la sala de mandos. Allí vieron una gran pantalla en el cual un gran punto de color negro situaba la posición del Pokémon.

    – ¿Ordenes Capitana?

    – Ahora mismo la responsabilidad recae sobre el Cazador. Haced lo que os diga.

    – Bien… – Dijo el Cazador saboreando la tensa situación. – Lo primero quiero que pongáis esta Pokéball en la escotilla. Voy a liberar a mi Pokémon. Mientras preparar los torpedos paralizadores.

    Un soldado cogió la PokeBall y la colocó en una escotilla. Mientras, los soldados preparaban los torpedos. En la sala de control simplemente esperaban.

    – Acaban de colocar los torpedos. ¿Ordenes?

    – ¿El Pokémon se mueve?

    – Así es. Pero parece que ignora nuestra existencia.

    – Abrid la escotilla. Mantened una distancia de seguridad con el Tentacruel y la Pokéball.

    – Abriendo escotilla.

    La Pokéball salió del submarino y de ella salió un Wailord. En la sala de control un segundo punto reflejaba al Pokémon en el radar.

    – ¿Qué demonios es eso? – Preguntó Swann.

    – Es mi Wailord. ¿Tenéis un micro para qué pueda darle órdenes? – Rápidamente le dieron unos cascos que lo conectaban con todas las comunicaciones del submarino, incluso el megáfono del exterior.

    – Wailord te escuchará perfectamente gracias al equipamiento de alta tecnología del submarino. – Explicó el soldado al mando del submarino.

    – Genial. Quizás deba comprarme un submarino de estos con el dinero que gane. – Bromeó el Cazador. – Wailord. A doscientos metros delante de ti tienes un Tentacruel, acércate y Rayo Hielo a sus tentáculos. – El Pokémon acuático se lanzó a toda velocidad a por el Tentacruel, el cual no se esperaba el ataque. Wailord lanzó su Rayo Hielo y congeló algunos tentáculos que le dificultaban nadar. El submarino poco a poco se acercaba. Tentacruel respondió con Psíquico, el cual dañó bastante a Wailord.

    – Lanzar el Torpedo. Esperar cinco segundos y lanzar el segundo. – El soldado pulsó el botón y un veloz Torpedo salió disparado hacia Wailord. Poco después lanzó el otro.

    – Va a golpear a tu Pokémon. – Dijo la Capitana.

    – No te preocupes. – El Torpedo continuaba hacia Wailord. – Espera Wailord. – El Torpedo continuaba a toda velocidad. – ¡Wailord déjate caer!

    Wailord se dejó caer y el Torpedo pasó sobre él. Tentacruel le pillo de forma inesperada. En un intento desesperado Tentacruel detuvo el Torpedo con Psíquico, así deteniéndolo delante de él. Inesperadamente, el segundo Torpedo golpeó en su objetivo, haciendo explotar ambos artefactos.

    Tentacruel huyó pero su cuerpo estaba paralizado. El Pokémon comenzó a salir a flote.

    – Vayamos arriba. – El submarino salió a flote persiguiendo al Pokémon. – Capitana. Es hora de pelear. Debemos neutralizarlo a base de combatir.

    – De acuerdo. El submarino, poco a poco, fue subiendo a flote, hasta dejar toda la parte superior al descubierto. Allí, el Cazador y la Capitana salieron y se prepararon para combatir al confuso Tentacruel gigante. El Wailord se detuvo en frente del vehículo, mientras que Granbull se colocó sobre el Pokémon acuático.

    – ¡Granbull! ¡Onda Trueno!

    – Wailord, acércalo y Rayo Hielo a los tentáculos. – Dijo Salion quitándose los cascos.

    Los dos seres se acercaron al Tentacruel que respondía con Escaldar. Wailord fue quemado con el ataque, pero Granbull pudo atacar pegando un salto y lanzando su ataque. Las quemaduras hirieron seriamente a Wailord. Sin pausa, el Pokémon gigante lanzo Bomba Lodo a Granbull haciéndolo salir por los aires hasta caer en el agua.

    Tentacruel no se detuvo y se lanzó a por el Pokémon de tipo hada. Granbull, el cual no era un nadador muy hábil, se vio pedido. Los tentáculos estaban a punto de atrapar a su objetivo cuando alguien se interpuso en su camino. Era Wailord, el cual se había dejado atrapar para salvar al otro Pokémon.

    Wailord estaba dolorido por las quemaduras, al igual que por el fuerte agarrón del otro.

    – Tu Wailord… – Dijo la Capitana Swann.

    – Dile a tu Pokémon que se prepare. Wailord está aguantando para atacar.

    – Pero está muy malherido, no.

    – ¡Que te cayes joder! ¡Haz lo que te he dicho!

    Wailord se resistía a su oponente, el cual lo rodeaba sin parar, pero tampoco sin dejar un mínimo esfuerzo en el agarrón. De repente, Tentacruel se colocó sobre el Pokémon. Era el momento.

    – ¡Wailord! ¡Salpicar!

    El Pokémon cogió un tono azulado y su cuerpo comenzó a temblar poco a poco. Toda la tensión de su cuerpo se liberó por el orificio superior de Wailord, el cual soltó un potente chorro de agua que lanzó por los aires a Tentacruel.

    En el aire, Tentacruel lanzó un ataque Psíquico hacia el submarino, pero era demasiado tarde, Granbull había preparado su ataque A Bocajarro que golpeó al enemigo hasta hacerlo caer por completo y así deshacer el ataque Psíquico. El inconsciente cuerpo del Tentacruel gigante se quedó flotando en el mar.

    Ambos entrenadores suspiraron aliviados. El combate había finalizado.

    – Capitana. Buen trabajo. ¿Puede llamar al buque para que se lo lleven cuanto antes?

    – Gracias Salion. No ha sido nada fácil. – Dijo ella con la voz entrecortada por su fuerte respiración. – No sé cómo aguantas esta presión.

    – Es mi forma de ganarme la vida. La adrenalina al final se convierte en algo adictivo. – Dijo él sonriente y sudoroso. Ambos se quedaron un momento en silencio mirándose.

    – Creo que deberíamos entrar de una vez y llamar al Buque que llevará al Tentacruel al Almacén. – Reiteró el Cazador.

    – Estoy de acuerdo. ¡Ah! Tengo una botella de Whisky en mi camarote… ¿Te hace un trago para celebrarlo?

    – ¿No eres muy joven para beber estas cosas? – Preguntó el Cazador con aquella pícara sonrisa.

    – ¿Tienes miedo de que aguanté el alcohol mejor que tú? – Dijo la chica acercándose al otro.

    – El día que tengas algo que enseñarme te aseguró que soy capaz de dejar la caza, y eso que es lo único que se hacer en esta vida.

    – No digas cosas de las que puedas arrepentirte. – Avisó ella mientras entraban en el submarino.

    Ambos entraron al submarino y cruzaron el largo pasillo hasta el camarote de ella, no sin antes avisar a los refuerzos que se encargarían del Tentacruel gigante. Ambos se sentaron en una silla y la chica sacó una botella escondida bajo la almohada.

    Hablaron de diversos temas, siempre evitando el pasado de ambos personajes, hasta que el cazador preguntó por sus vestimentas.

    – Es un kimono típico de mi ciudad natal. Allí todas llevamos uno.

    – A pesar de estar en un lugar así siempre andas con cuidado de no rasgarlo. – La chica le rellenó el vaso y el hombre se lo bebió de un trago fuerte y áspero. Ella tardó en responder.

    – Es un regalo de mi madre. Le tengo mucho cariño. Hace años mi hermana me rompió un vestido y mi madre me regaló este otro, desde entonces no he vuelto a verla.

    El alcohol iba moldeando la conversación hacía un toque más despreocupado. Para cuando la botella había cruzado la mitad ambos personajes habían entrado en un bucle de comentarios punzantes, carcajadas e insultos. El gran susto vendría en la resacosa mañana siguiente, al ver que ambos personajes se levantaron en la misma cama y sin ropa alguna.
     
  11.  
    mastermystery

    mastermystery el enigmático

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    Bueno el capitulo del maestro del fuego me gusto , es bueno ver los otros templos elementales y que el haya visto los agentes de Team Rocket que atraparon a Moltres y piense liberarlo , me recuerda al encuentro entre el maestro del rayo y Zapdos, supongo que es logico que los maestros liberen o se encuentren con los legendarios de su elemento.

    Del capitulo 14 me gusto mucho la batalla para capturar al Tentacruel gigante .El cazador y la soldado del Team Rocket al principio se llevaban muy mal , pero no hay nada que una buena dosis de alcohol no pueda solucionar, al final se terminaron llevando muy bien... demasiado bien :D.
     
    Última edición: 21 Septiembre 2016
  12.  
    jonan

    jonan Jonan1996

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    15º Capitulo: “Nerón”


    El mundo estaba cambiando, y no solo en Kanto. Hoenn estaba convirtiéndose en una región llena de extraños sucesos que alarmaban ligeramente a la gente. Pero de momento este no era el caso de Nerón el cual viajaba sobre su Sharpedo por el mar. Pasó varias horas sobre el Pokémon, pero finalmente llegó a su destino, un pequeño islote cercano al Frente de Batalla.

    Junto a la isla vio una extraña pirámide metálica que le llamó mucho la atención. Acaso no era el primero en llegar a la isla. Aquello le preocupó, por lo que no tenía tiempo para malgastar. Guardó a su Sharpedo y salió corriendo al centro de la isla, lugar donde un gran bosque ocultaba las entrañas del mismo.

    Nerón poseía la mitad de un antiguo mapa que encontró en la biblioteca de Ciudad Canal, mapa que encontró en un libro sobre la localización de diferentes Regis. Aquel mapa supuestamente indicaba donde encontrar a uno de los Regirock esparcidos por el mundo.

    El hombre, de cara redondeada, orejas salientes y pelo ligeramente largo, vestía siempre un traje militar de colores verdes oscuros y negro. En la cintura siempre llevaba a mano sus cinco Pokémon, y deseaba que Regirock fuera el sexto.

    En el bosque llegó hasta un manantial, lugar donde podía seguir la primera parte del trozo de mapa. Caminó hacia el noroeste y allí debía encontrarse una gruta, pero se le hizo imposible por la maleza.

    – Yo que tú no caminaría más. – Dijo un hombre disfrazado en la oscuridad del bosque.

    – ¡Qué haces ahí!

    – Perdona pero si caminas dos pasos más caerás por una gruta de unos veinte metros en horizontal.

    – Lárgate, no he pedido tu consejo.

    – Siento molestarte pero… tengo la otra mitad del mapa. – Nerón, desconfiado, vio como mantenía la parte del mapa entre sus manos.

    – Cuéntame más.

    – Este mapa me señala el camino a coger por el laberinto de galerías que hay tras esa cueva. Creo que es la continuación de tu mapa.

    – ¿Buscas a Regirock?

    – Así es. Me dedico a conocer el origen de los Regis.

    – Yo vengo a capturarlo. ¿Me serás un estorbo?

    – Al contrario. Te ayudaré.

    – ¿Pero tú quién eres?

    – Soy Valente, el As de la Pirámide Batalla. La pirámide que has visto ahí afuera, ese es mi hogar y bueno… mi medio de transporte. – Nerón había leído en el pasado sobre Valente en el pasado. Uno de los Ases del Frente Batalla, por no decir el más fuerte, experto en ruinas antiguas, entrenador de los tres Regis… Su ayuda le iba a ser importante para capturar a Regirock.

    – Esta bien, avancemos. Iremos juntos hasta Regirock. Pero yo me encargaré de capturarlo.

    – De acuerdo. Tengo unos arneses y unas cuerdas para bajar.

    Quitaron la maleza que ocultaba la gruta, prepararon el material y en seguida llegaron al fondo de la caverna, una galería de gran tamaño. La galería era muy húmeda y se podían ver chorros de agua caer por todas partes. La zona era muy musgosa y resbaladiza, además que el lugar estaba lleno de estalactitas y estalagmitas.

    – La humedad es palpable. – Dijo Nerón abriéndose la ropa por el calor y la humedad.

    – Parece que el agua del mar se filtra bajo la isla, mientras que el suelo del lugar es muy caliente, como si hubiera un torrente de magma bajo la isla. Esta roca negra de la pared es claramente volcánica. – Explicó Valente.

    – Bueno, si nos guiamos por el mapa no tendremos problemas para llegar al destino.

    – Sigamos. – Ambos hombres se pusieron en camino a través de las diferentes cavernas que componían un complejo laberinto.

    – Una pregunta, Valente. ¿Dónde lograste esta mitad del mapa?

    – En Ciudad Canal. Esta parte del mapa se había separado de la otra mitad y la bibliotecaria no encontraba la segunda parte. Ya veo que tú mismo la habías robado.

    – Tenía pensado devolverlo…

    – No lo pongo en duda. – Dijo Valente en un tono vacilón. – Me da igual que te lo llevaras sin permiso, me da igual que quieras capturar a Regirock, pero como arqueólogo te pido que cuides del documento.

    Valente vio como Nerón asentía y se dio media vuelta para continuar con el mapa. Una a la izquierda, dos a la derecha y otras dos a la izquierda. Tras media hora aguantado el paso entre estalactitas, estalagmitas y sudores, finalmente llegaron a un lugar donde la piedra de las paredes estaba trabajada.

    Paredes planas llenas de decoraciones, un suelo más limpio de lo normal, sin apenas imperfecciones y en el centro un enorme galeón pirata en un estado lamentable. Madera de roble, velas blancas completamente rasgadas, claramente montarse en él no era una buena idea.

    – Es el galeón de Barbazul, El movedor de continentes. – Dijo Nerón.

    – Así es. Como se explica en el libro, aquí reside uno de sus tres tesoros, su propio barco, el cual se supone que protegía Regirock.

    El galeón era imponente. Para empezar, como mascarón tenía una imponente estatua de Regigigas. El resto del barco estaba lleno de detalles de oro y madera de roble, los cuales muchos recordaban al trio legendario.

    – ¿Por qué Regirock? – Preguntó Valente. – El libro de Barbazul deba información como para hallar a cualquiera de los tres.

    – Necesitaba un poderoso de tipo Roca, que mejor que Regirock.

    La respuesta decepcionó a Valente, el cual era un gran admirador de estos Pokémon. A pesar de ello decidió ignorarlo y continuar investigando el lugar, el cual estaba algo más iluminado de lo normal.

    Dejando a un lado el galeón conocido como “el movedor de continentes”, vio bastante al fondo un santuario con una tumba de mármol blanco. Eran los restos del capitán, su tumba, la cual estaba rodeada de un pequeño lago de ardiente lava. En la parte superior de la tumba la figura de un ancla había sido cincelada, un ancla la cual tenía tres piedras preciosas clavadas, una rojiza, una azulada y una grisácea.

    – Parece que Regirock no está por aquí. – Dijo Nerón mientras se acercaba a la tumba que analizaba Valente detenidamente.

    – No tengas prisa. Quizás aún no hayamos visto todo.

    – Podríamos subir al barco, pero visto el estado en el que está quizás se rompa la madera.

    – Espera un momento. – Valente continuaba observando la tumba, fijándose sobre todo en el símbolo del ancla. – Es como si de estas tres piezas la rojiza pudiera pulsar… – El hombre, sin dudarlo un segundo, presionó la piedra preciosa haciendo que el lugar temblara.

    – ¿Un desprendimiento? – Preguntó Nerón muy alarmado al ver que agua estaba entrando al lugar, creando nubes de vapor al chocar con el ardiente magma.

    – No. Parece que se ha abierto una compuerta. El agua solamente está entrando bajo el barco.

    – ¡Pero la corriente de agua nos está cerrando el paso!

    Ambos hombres estaban terriblemente confusos. No sabían si habían caído en una trampa del legendario pirata o simplemente habían logrado encontrar algo totalmente esperado. Ante las dudas, solamente pudieron esperar.

    El barco comenzó a flotar sobre una corriente de agua haciendo que tambaleara ligeramente por el oleaje y se escuchara el crujir de la madera. Los temblores hicieron que la lava salpicara, haciendo que los dos hombres se tuvieran que subir sobre la tumba. Tras ellos una extraña compuerta se abrió en la que una rocosa sombra de siete ojos se apreciaba.

    – Regirock. – Pronuncio la curiosa silueta con una voz que parecía ser de otro mundo.

    – Toca luchar. – Dijo Valente, mientras recordaba la última vez que vio a los tres Regis que capturó casi una década atrás.

    – ¡Adelante! – Gritó Nerón lanzando tres Pokéball sin pensárselo dos veces. De ellas salieron Sharpedo, Probopass y Quilladin, los cuales estaban deseosos de luchar.

    – Yo no me quedaré atrás. ¡Adelante Dusclops!

    Ya todos los Pokémon sobre el campo de batalla, solo quedaba combatir.
     
  13.  
    jonan

    jonan Jonan1996

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    1693
    16º Capítulo: “El Maestro del Agua”


    La alegre y bella Verónica y el antiguo marinero Crusio estaban listos para el combate. Vaporeon hacía elegantes movimientos que causaban una gran admiración a los más jóvenes, mientras que el robusto Crawdaunt pegaba tremendos golpes al cerrar sus enormes pinzas.

    – ¡Qué comience el combate! – Gritó el árbitro.

    – Crawdaunt, Acua Jet. – Comenzó el viejo con su potente voz.

    – Vaporeon, al agua. – Vaporeon saltó al agua, lugar donde podía volverse invisible. Crawdaunt, el cual se había lanzado dentro de un chorro de agua, no golpeó a su objetivo. Vaporeon, casi invisible, comenzó a nadar bajo el agua.

    – Crawdaunt, entra al agua y Triturar. – El confiado Crawdaunt se lanzó al agua, pero le fue imposible ver a Vaporeon.

    – Rayo Hielo. – La evolución de Eevee atacó por la espalda con su helador rayo, el cual Crawdaunt vio tarde. Se intentó defender, pero el Pokémon solamente consiguió que su gran pinza se congelara.

    – ¡Sal del agua!

    – Escaldar. – Crawdaunt intentó salir del agua, pero Vaporeon le atacó con el ardiente Escaldar, el cual lo dañó bastante. A duras penas, Crawdaunt salió del agua, haciendo que Crusio suspirara. Verónica veía la clara ventaja en el combate gracias a la invisibilidad de Vaporeon. Crusio claramente debía probar una nueva estrategia, y debía hacerlo rápido.

    Fue en aquel momento en el que recordó una pequeña conversación que tubo con Sirenia, uno de los ocho participantes del torneo. Sirenia era famosa por su capacidad de estrategia, capacidad que destacaba por su rapidez y eficacia.

    Ambos personajes se encontraban en el templo descansando tras un durísimo combate. Comían un delicioso Salmón a la luz de la luna, Crusio contando sus viejas historias de marinero y Verónica apuntando en su libreta todos los detalles interesantes de los Pokémon que salían en sus historias. Más tarde hablaron de su combate, haciendo una critica de la forma de combatir de cada uno. Fue entonces cuando Sirenia hizo una explicación que Crusio recordaría.

    – Los Pokémon tienen habilidades de lo más variopintas, algunas de ellas muy relacionadas con el entorno. A menudo los entrenadores tienen una gran dependencia por esas habilidades, gran error para ellos. Destruye su entorno y toda su estrategia se vendrá abajo.

    Fue entonces cuando la vieja maquinaria dentro de la cabeza de Crusio comenzó a funcionar. El agua se había convertido en su mayor obstáculo, debía deshacerse de el, debía ver un punto débil a Vaporeon.

    – Calma Crawdaunt. – Dijo el marinero al ver a su Pokémon nervioso ante la invisibilidad de Vaporeon. Crusio miró al agua y calculó que para eliminar el agua antes debía propinar un golpe a Vaporeon. Si recibía otro golpe directo Crawdaunt podía quedarse fuera de juego. De repente, observó que el oponente no era del todo invisible, que su cuerpo a pesar de aparentar ser agua era de un color más oscuro. – ¡Fíjate bien! Vaporeon tiene un color más oscuro en el agua.

    – ¡Qué! – Dijo Verónica al ver que habían descubierto la debilidad. Crawdaunt gruñó al localizar al oponente.

    – Martillazo. – Crawdaunt atacó con sus pinzas, las cuales tenían un brillo imponente. El golpe dio de golpe a Vaporeon haciendo que éste retrocediera. Crawdaunt añora se hallaba en el centro del campo de batalla, bajo el agua.

    – ¡Vaporeon!

    – ¡Ponte en lo más profundo y Fuerza Bruta!

    Crawdaunt descendió a lo más profundo del campo y atacó con un aura que despertó hacia todos los lados, así empujando el agua fuera, empapando a todo lo que estuviera a un radio de veinte metros. Los disputantes del torneo se mojaron, los espectadores se mojaron y Vaporeon se quedó como pez fuera del agua.

    El campo de batalla ahora era una gran piscina vacía. En medio se hallaba Crawdaunt mirando al Vaporeon que estaba en el lado de Verónica. La joven estaba muy nerviosa, su baza había sido neutralizada.

    – ¡Vaporeon, Rayo Hielo!

    – Esquiva. – Crawdaunt esquivó el ataque con facilidad. – Martillazo.

    – Protección. – El golpe fue detenido a última hora por el campo de fuerza que creo Vaporeon.

    – Triturar. – El ataque Protección cedió y Crawdaunt tuvo el paso libre para morder la cabeza de Vaporeon. Fuertemente tiró del Pokémon y lo lanzó con su boca de forma brutal. Vaporeon voló hasta llegar a una de las paredes en la que chocó causándole un gran dolor.

    – ¡Vaporeon! – Verónica dio un paso al frente muy preocupada. Crusio nunca mostraba piedad en combate. El Pokémon muy dolorido intentó levantarse, pero sus piernas temblaban demasiado. El ataque había sido un gran trauma.

    – ¡Acabemos con esto! ¡Martillazo! – Crawdaunt, con los puños preparados, corrió hacia Vaporeon.

    – ¡Esquiva! – Pero Vaporeon estaba atemorizado. – ¡Escaldar! – Su Pokémon no respondía.

    – ¿Qué le ocurre? – Preguntó Gadish desde su sitio sin darle importancia alguna al hecho de que estaba empapado.

    – El Triturar de Crawdaunt, junto al golpe recibido después, han destrozado a Vaporeon. Más mental que físicamente. Sumado a la estrategia de Crusio de eliminar el agua, este combate está acabado. – Explicó Ternio que tiraba a un lado su húmedo sombrero.

    Crawdaunt golpeó repetidas veces a Vaporeon contra la pared del campo de batalla hasta que éste cayó debilitado.

    – Vaporeon está fuera de combate. El ganador es Crusio. – Dijo el árbitro, creando la ira de los más jóvenes, los seguidores de Verónica.

    Los dos guardaron a sus Pokémon, no sin que Verónica dijera unas palabras de ánimo a su destrozado Pokémon. En silencio, los dos subieron y se sentaron en sus respectivos asientos.

    – Ha sido un gran combate. Ese ataque... esa brutalidad… ha sido impresionante. – Dijo Jeremy mientras se adelantaba ligeramente en su asiento.

    – Si lo único digno que has visto en el combate es eso aún te queda mucho por aprender. – Le respondió Crusio de forma contundente.

    – ¿Tú también vas a darme un discurso sentimental?

    – Prefiero no darte ninguna lección. Así antes te perderé de vista.

    – Sois todos unos patanes. En cuanto gane veréis como el templo volverá a lo que un día fue. Seré el próximo Maestro entre los Maestros.

    – Imbécil engreído. – Dijo Marina, una chica de pelo rosado y vestimenta de pesca. – Por mucho que quieras ser el Maestro del Agua y competir en el torneo sin dos comandantes no podrás ser nombrado maestro…

    – Y créeme cuando te digo que ninguno de nosotros quiere ser un comandante a tus órdenes. – Acabó Sirenia, la famosa estratega, que no soportaba ni la presencia de Jeremy. Mientras, unos fieles al Templo del Agua rellenaban el campo de batalla con el Pistola Agua de sus Pokémon.

    Ya era casi de noche, por lo que había una gran prisa por el último combate. Las dos mujeres se colocaron en sus puestos y sacaron sus Pokémon. La infranqueable Marina sacó a su tranquilo Slowking. Sirenia, en cambio, saco a su imponente Seaking, el cual tenía un cuerno algo más largo de lo normal. Sirenia era una mujer de gafas que recordaba mucho a los aventureros que andaban en la selva y en el bolsillo trasero del pantalón siempre llevaba su libreta donde apuntaba todo. Aparentemente no era una mujer muy fuerte pero de joven había sido instruida en el arte de la esgrima y la caza.

    – ¿Estás lista Marina?

    – No sabes las ganas que tengo de afrontar este combate.

    – ¡Qué comience el combate! – Dijo el árbitro.

    – Seaking, Danza Lluvia. – El cuerno del Pokémon acuático generó una pequeña esfera azulada que salió despedida al cielo, así creando unas oscuras nubes y una ligera lluvia que mojaría de nuevo a los presentes. – Bien, ahora Agilidad. – Seaking comenzó a nadar a toda velocidad en el campo de batalla.

    – Marina ya está perdida. – Dijo Jeremy nervioso al ver que tenía todo en su contra para ser el Maestro del Agua.

    – Seaking tampoco es que sea muy rápido, pero su habilidad Nado Rápido hace que cuando llueva aumente su velocidad. – Explicó Ternio.

    – Eso sin tener en cuenta el ataque Agilidad. – Añadió Crusio.

    – Pero es extraño que haya sacado a Seaking. – Pensó en voz alta Gadish.

    – ¿Por? – Preguntó Verónica.

    – Seaking no es su Pokémon más fuerte. La mayoría de nosotros está jugando con su Pokémon más fuerte para asegurarse el paso a la siguiente ronda, pero Sirena tiene pensada otra estrategia.

    Los participantes, sobre todo los que pasaron a la siguiente ronda, se pusieron muy serios. El oponente a batir era Sirenia y sabían que iba a ser algo muy difícil. Todos miraban el combate muy detenidamente en busca de un punto débil, pero Jeremy y Ternio tenían claro que ni eso iba a ser suficiente para vencerla. Su pregunta era si vencerla a base de fuerza bruta o una estrategia mejor. Hasta entonces solo una persona del templo había vencido a Sirenia y estaba muerta. Esa persona era el anterior Maestro del Agua.

    – ¡Seaking, Hidrobomba!

    – Psíquico. – El potente chorro que salió de la boca de Seaking pero fue detenido por Psíquico. Valiéndose del ataque, Slowking redirigió el ataque hacía el oponente. Seaking simplemente se sumergió para esquivarlo.

    – Slowking, Onda Trueno. – Los lentos pero eficaces movimientos de Slowking desprendieron un pequeño trueno que intentó paralizar a Seaking. En el último momento, la descarga se desvió hacía el cuerno de Seaking, así sorprendiendo a Marina. Sirenia simplemente sonrió.

    – La habilidad oculta de Seaking es Pararrayos. Los ataques de tipo eléctrico no le afectarán.

    – Pues si no hay más remedio, Slowking, Hidrobomba.

    – ¡Acabemos con esto! ¡Megacuerno! – Slowking soltó su ataque directo al Pokémon pez de color. Seaking simplemente lo recibió con su potente cuerno, el cual atravesó el Hidrobomba y dio de lleno en Slowking, así haciéndolo caer debilitado.

    En el ambiente se notó que no fue ninguna sorpresa. Bastante guerra había dado Marina ante el potencial de Sirenia. Ni siquiera Marina se molestó, la cual simplemente sonrió, guardó a su Pokémon y felicitó a Sirenia. Entre carcajadas las dos mujeres subieron a sus asientos.

    La primera fase del torneo ya había acabado. Los cuatro participantes que habían superado los cuartos eran el ardiente Gadish y su Gyarados, el arrogante Jeremy y su Jellicent, el marinero Crusio y su Crawdaunt y la estratega Sirenia y su Seaking. Aquella noche iba a ser muy importante descansar, al día siguiente se iban a jugar las semifinales y la gran final que decidiría el nombre del nuevo Maestro del Agua.
     
  14.  
    mastermystery

    mastermystery el enigmático

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    Interesante las batallas en el torneo para elegir el proximo maestro del agua, me gusto la batalla entre Crusio y Veronica , que suerte que Crusio recordo la critica que le hizo Veronica y puedo darse cuenta de su error y cambiar de estrategia.Tambien me gusto la batalla de Sirenia y Marina, Sirenia debe ser muy fuerte para que solo le haya derrotado el maestro del agua anterior , de seguro es una buana candidata para ser la proxima maestra del agua.

    ¡Saludos!
     
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    jonan

    jonan Jonan1996

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    17º Capítulo: “Samuel Coolden”


    Samuel Coolden recordaba aquella vez en la que se encontró a Kyurem, siete años atrás, cuando llegó a congelar casi toda la región de Teselia. Sorprendido por el poder del hielo, comenzó a investigar en un poder a la altura de Kyurem, un hielo tan resistente como el diamante solamente capaz de ser derretido por los Pokémon más poderosos de fuego.

    Buscó durante siete años a Kyurem, el cual desapareció de la región dos años atrás. Siguiendo la pista llego a Johto, cuna de muchos Pokémon de hielo. En sus viajes investigó a muchos Pokémon y algunos se convirtieron en sus más fieles compañeros.

    El primero fue un Cryogonal, un solitario ser que congelaba a todo aquel que entraba en su territorio. Samuel conoció la noticia y quiso conocer al Pokémon en un intento casi suicida. Entró en el bosque y no tardó en encontrárselo. Cryogonal le atacó con unas heladas cadenas que produjo él mismo y le congeló el brazo con el que se había defendido.

    – ¿Qué demonios pretendes? – Le preguntó a gritos el investigador.

    Cryogonal no hizo caso alguno y volvió a atacar con sus cadenas de hielo, las cuales el e hombre esquivó de un salto.

    – No he venido a pelear. – Cryogonal seguía atacando sin parar.

    – Adelante Pokéball. – Cansado de andar esquivando Cryogonal fue capturado por una Ultraball que Samuel siempre guardaba. La bola tambaleó reiteradas veces hasta que no pudo huir más.

    Samuel liberó al Pokémon pensando que estaría más calmado, pero no fue así. Cryogonal salió corriendo hacia una caverna cercana, lugar al que Samuel lo siguió. Allí pudo ver como el Pokémon de hielo protegía a un recién nacido Cubchoo, el cual parecía que no tenía madre. Además la mucosa de su nariz estaba muy liquida, señal de que el Pokémon estaba enfermo.

    – Cryogonal, lo llevaré a un Centro Pokémon ¿vale?

    Al principio el Pokémon no estuvo muy de acuerdo, a pesar de ello dejó que su nuevo entrenador cogiera en brazos a Cubchoo y lo llevara para curarlo. Una semana después el investigador era el entrenador de dos Pokémon de hielo.

    Y con ellos llegó a Johto siguiendo una pista encontrada en el Boquete gigante. Kyurem no estaba, pero parecía que una importante batalla había sucedido. Entre los restos de la pelea encontró una extraña batería usada únicamente para las armas laser y él único lugar donde las producían era Johto. Llamó a la empresa y le comunicaron que solamente habían vendido el arma a gente de la misma región.

    Poco a poco la idea de que alguien había capturado a Kyurem era mayor. Por esos motivos continuó investigando hasta tomar la decisión de ir a Johto. Allí le hablaron de una cueva helada, lugar al que quiso dirigirse para conocer más Pokémon del género. Así fue como llegó a conocer la historia de un Delibird muy especial.

    Este Delibird vivía en lo alto de un monte muy alto y escarpado. Una vez el mes este bajaba del monte y daba regalos a los ciudadanos de Pueblo Caoba. Entre los regalos siempre había tres opciones, una baya, una piedra preciosa o una bomba, siendo este tercero el que menos probabilidad tenía.

    Samuel viajo al poblado y esperó casi tres semanas a ver al Pokémon, el cual le regaló una extraña tabla de color blanco. Al parecer era una Tabla Helada, la cual apenas sabía nada de ella. El Delibird se le quedó mirando al no saber quién era, pero claro tenía que era el objeto apropiado para él.

    – ¿Quieres venirte de viaje conmigo? – Preguntó Samuel, a lo que Delibird respondió con otro regalo, una Bomba. Samuel, asustado, tiró la bomba hacia un árbol el cual acabaría chamuscado mientras el Pokémon se reía.

    Llegó la noche y el Pokémon se marchó a las montañas como cada mes. El investigador decidió seguirlo en la oscuridad, montaña arriba, y con un terrible frio. Delibird lo supo desde el principio, pero prefirió jugar con el investigador.

    De repente, el Pokémon en medio de la noche, dejando muy confuso a Samuel. El hombre solamente se acercó al último lugar donde vio al ser, pero solamente logró caerse en una oscura gruta helada.

    Por suerte, cayó sobre una superficie blanda, peluda, que resultó ser un Mamoswine.

    – ¿Tú quién eres? – Preguntó alguien ofendido desde el fondo de la gruta.

    – Ais… – Respondió Samuel dolorido.

    – ¡Respóndeme!

    – Joder que daño… Maldito Delibird… – Por fin abrió los ojos y pudo ver a seis Pokémon junto a un viejo hombre. Estos eran Delibird, Mamoswine, Dewgong, Cloyster, Jynx y Weavile, y miraban al joven fijamente.

    – ¿Vas a responderme?

    – Me… Me llamo Samuel. Estaba siguiendo a Delibird… soy investigador Pokémon de tipo Hielo.

    – ¡Eso no te da ningún derecho a entrar aquí!

    – Pero...

    – ¡¿Qué?!

    – Tu Cloyster me mola mucho…

    El otro hombre comenzaba a desesperarse.

    – ¿Sus púas cuánto daño hacen? ¿Su caparazón cuanto resiste? – Comenzó a preguntar sin parar.

    – ¡Cállate o te congelo ahora mismo! – Samuel se cayó de golpe. – Este lugar es mi hogar, no permito que nadie me moleste y menos me interrumpa el descanso.

    – Lo siento… Mis disculpas… – Dijo nervioso.– Pero sus Pokémon son increíbles. Le importaría si me quedó un día con usted.

    – Sí que me importa.

    – Solo un día…

    – No.

    – Sus Pokémon se llevarán bien con mi Cryogonal y Cubchoo.

    – He dicho que no. – El hombre iba desesperándose más y más.

    – Por favor...

    – ¿Nunca admites un no por respuesta?

    – No.

    – Dios… Si quieres quédate esta noche. Mañana a la noche no quiero ni verte.

    – Gracias. – Dijo el investigador sonriente.

    – Ahora a dormir…

    Ambos personajes se fueron a dormir y ni siquiera se dirigieron una palabra. Coolden tenía mucho frío durante la noche y no consiguió dormir, no como el otro hombre, que a su edad dormía como un tronco sobre el mismo hielo.

    A la mañana siguiente el viejo estaba como si nada hubiera ocurrido, mientras que Coolden tenía las mayores ojeras de su vida. No solo no había dormido, sus músculos estaban agarrotados del frio.

    – ¿No decías que tenías Pokémon? Enséñamelos. – Dijo el hombre en cuanto se levantó.

    – Primero quiero desayunar.

    – Primero quiero ver tu frío. – Samuel Coolden solo tuvo una opción, sacar a su Cryogonal y su Cubchoo.

    – Interesantes Pokémon… Difíciles de ver por esta zona.

    – ¿Gracias? – Dijo el investigador sin saber que contestar. – Pero… ¿Cómo te llamas?

    – Mi nombre es Fredo. ¿El tuyo?

    – Samuel, Samuel Coolden.

    – ¿Hijo de Jewlery Coolden? – Dijo el intrigado. – La famosa capitana del antiguo Team Rocket.

    – Así es. – Dijo él avergonzado.

    – No tienes por qué sonrojarte. Yo en mi pasado fui líder de gimnasio, pero algunos errores me llevaron a perder mi puesto y tener que esconderme para no ser perseguido.

    – ¿Perseguido por?

    – Eso es lo de menos. ¿Qué investigas?

    – Investigo los Pokémon tipo hielo, exactamente… – El investigador pensó que estaba contando demasiado.

    – ¿Si?

    – Hace unos cuantos años presencié el poder de Kyurem, un poderoso Pokémon de hielo, el cual llegó a cubrir del material casi toda mi región. Desde entonces sigo persiguiendo su , la cual me lleva hasta aquí.

    – Aquí jamás se ha escuchado la existencia de un Pokémon así.

    – Lo sé. Creo que alguien atrapó a Kyurem y lo tiene escondido en esta región.

    – Curioso… – Soltó Fredo intrigado.

    – ¿Sabes algo? – Dijo Samuel muy intrigado.

    – No. Llevo en esta cueva refugiado casi una década aislado del exterior. No se nada. Pero ese Pokémon me resulta muy interesante.

    – ¿Piensas en atraparlo?

    – Se nota que lo temes. Primero querría verlo y después ya vería que hacer.

    –Cuenta una leyenda que es capaz de convertir a una persona en polvo de hielo. Quizás combatir contra él no sea una buena idea.

    – Me encantaría salir tras él contigo. Pero decidí quedarme aquí durante el resto de mi vida y mantendré esa decisión hasta el día de mi muerte.

    – Fredo, estas deseando salir conmigo en busca de Kyurem.

    – Así es. Por desgracia la justicia me sigue buscando. No quiero pasar los últimos años de mi vida entre rejas.

    – ¿Pero qué demonios hiciste?

    – Yo, junto al actual alto mando, creé una organización criminal con idea de Capturar a Celebi. Objetivo que logré, pero acabé castigado al perderme en un portal temporal. Un tal Giovanni años más tarde, tuvo el mismo objetivo por lo que me surgió la oportunidad de huir de allí. Finalmente ambos acabamos enzarzados en un plan mayor, en el cual evitamos junto a Lance que el Team Rocket, el cual ya no tenía líder, atrapara a Arceus. Lance hizo las paces conmigo, pero muchos líderes de gimnasio aún siguen queriendo llevarme hasta la justicia, así como la Asociación Pokémon.

    – ¿Y si buscas una forma de redimir tus hechos?

    – Por desgracia es demasiado tarde. Te aconsejaré que hables con un científico llamado Eusine. Está relacionado con el Kanto Squad, así que seguramente tenga alguna pista importante.

    – ¿Dónde puedo encontrarlo?

    – No lo sé. Cerca de aquí encontrarás al Campeón, Lance. Seguro que él lo sabe. Solamente cruza la cueva y llegarás hasta su ciudad natal.

    – Gracias Fredo.

    – No me lo agradezcas. Digamos que me recuerdas a mí de joven. Coge mi número del Pokégear, si un día necesitas mi ayuda llámame.

    – De acuerdo.

    Ambos compartieron una larga charla hasta la salida de la cueva, la cual llevaba directamente al gimnasio de Débora. Samuel comenzó a admirar al antiguo líder de gimnasio, el cual admitió haber cometido errores en el pasado y entendía que algunos líderes de gimnasio no quisieran perdonarle.

    Para el mediodía los dos hombres llegaron a la salida de la cueva, lugar donde se encontraron a Lance y Thomas Furry. Los dos estaban muy enfadados, tanto, que sin saludo alguno Lance lanzó su Pokéball y liberó a su Dragonite para combatir. Acto seguido Thomas liberaría a Charizard.

    – ¡Maldito Fredo! – Comenzó Lance a gritos. – Jamás te perdonaré lo que has hecho.

    – ¿De qué me estás hablando?

    – ¡No te hagas el idiota! Has intentado matarme esta noche.

    – ¡Quién te crees que eres para hablarme así!

    – Este es tu fin Fredo. Te llevaré ante la justicia. Hace unos años tuve clemencia, pero tu ingratitud será castigada.

    – No entiendo nada de lo que dices, pero si la única opción es luchar, lucharé. Adelante Mamoswine.

    – Fredo, no te dejaré de lado. Adelante Cryogonal.
     
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    jonan

    jonan Jonan1996

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    18º Capítulo: “Lance”


    Para entender la complicada situación debemos retroceder algunas horas atrás, al momento en el que Thomas Furry y Lance se disponían a combatir. El combate iba ser un seis contra seis, un duelo puramente de Dragones. Thomas Furry estaba muy nervioso, mientras que Lance, a pesar de su tranquilidad, deseaba volver a sentir un poco de adrenalina.

    – Demos lo mejor que tenemos. – Dijo Lance.

    – Mostremos el poder de los verdaderos dragones. Adelante Gyarados.

    – Adelante Kingdra.

    Ambos oponentes estaban cara a cara, uno a cada lado del lago central tras el que había en medio. El campo de batalla era acuático, aunque de vez en cuando le salían algunas puntiagudas rocas que recordaban al colmillo de un Dragón.

    – Gyarados, Pulso Dragón.

    – Kingdra, Cometa Draco. – Gyarados lanzó su potente aliento en forma de chorro hacia Kingdra, mientras que este otro lanzaba una lenta esfera anaranjada al cielo. El ataque de Gyarados pegó de lleno en el oponente. La esfera anaranjada se colocó en lo alto de la cueva y se rompió en muchos pedazos haciendo que cayeran por todo el campo de batalla.

    La cueva se convirtió en un auténtico infierno de Cometa Draco, piedras volando y agua salpicando por todas partes. Después, una gran nube de polvo se alzó deteniendo el combate unos pocos segundos. Cuando esta se quitó los dos Pokémon seguían en pie.

    – Gyarados, Bote.

    – Kingdra, Rayo Hielo. – Gyarados hizo el ataque, así lanzándose contra Kingdra con todas sus fuerzas. El dragón respondió con el ataque helado, el cual Gyarados esquivó en el aire y golpeó sin problemas, así haciendo retroceder a Kingdra contra una pared.

    – Kingdra entra al agua.

    – Gyarados, Roca Afilada. – Enormes rocas puntiagudas comenzaron a salir del subsuelo hasta sobresalir en el agua. Kingdra, bajo el agua, los esquivó a toda velocidad de repente saltó del agua hasta colocarse frente a Gyarados, así sorprendiéndolo.

    – Rayo Hielo. – Gyarados recibió el golpe, el cual hizo bastante daño, pero no dejó a Gyarados fuera de juego.

    – Gyarados, entra al agua.

    – Kingdra, síguelo.

    Ambos Pokémon entraron bajo el agua y comenzaron a bucear a toda velocidad, de vez en cuando incluso chocando. Llegó el momento en el que los dos quedaron cara a cara.

    – Gyarados, Hidrobomba.

    – Kingdra, Escaldar.

    Los dos lanzaron sus dos potentes ataques bajo el agua, los cuales chocaron creando una gran columna de vapor a causa de la diferencia de temperatura. Ambos Pokémon mantuvieron sus ataques hasta que finalmente uno de los dos cedió. Kingdra salió despedido por los aires hasta chocar contra una roca y caer debilitado. Gyarados, en cambio, salió imponente y victorioso del agua.

    Lance se quedó sorprendido y comenzó a plantearse el haberse confiado demasiado. No muchos habían logrado debilitarle algún Pokémon al Campeón Lance. Recordar la sensación le vino bien para ponerse en su lugar.

    – Buen comienzo Thomas. Pero esto no ha hecho más que empezar. Adelante Ampharos.

    Lance lanzó a su elegante Ampharos, el cual se colocó sobre una de las rocas con forma de diente. Este Ampharos guardaba una gema en su cuello, la cual le servia para megaevolucionar.

    – Es extraño no verte con un dragón.

    – Espera un poco… Ampharos ¡Megaevoluciona!

    La gema comenzó a brillar fuertemente. Tras ello una gran aura comenzó a envolver al Pokémon eléctrico, el cual cogió una forma imponente y a la vez elegante.

    – Cuando Ampharos Megaevoluciona se convierte en un Pokémon tipo Eléctrico Dragón.

    – Pues voy con Gyarados. ¡Rayo Hielo!

    – Ampharos, Rayo. – Ambos potentes ataques chocaron, pero el imponente Rayo era muchísimo superior al Rayo Hielo. El ataque golpeó en Gyarados, así haciéndolo caer de un único golpe.

    – Gyarados, vuelve. – En un instante Lance volvió a igualar el combate. Thomas se vio rápidamente obligado a cambiar de estrategia.

    – Vamos Salamence. – Salamance hizo acto de presencia, el cual había sido entrenado desde que era un pequeño Bagon. – Salamence, Cometa Draco.

    – ¡Joya de Luz en el ataque! – Salamence lanzó la esfera anaranjada que se elevó hasta lo alto de la cueva, lugar donde fue interceptado por el Joya de Luz, un rosado chorro luminoso que explotó el Cometa Draco. La explosión fue tal que el techo de la cueva comenzó a despedazarse, haciendo que los dos Pokémon tuvieran que proteger a sus entrenadores.

    Cuando los desprendimientos cesaron, el combate seguía en pie para los dos entrenadores.

    – Vas a acabar destrozando el santuario. – Dijo Lance presenciando la destrucción del lugar.

    – Tú has elegido el lugar. – Respondió Thomas Furry nervioso y a la vez sonriente.

    – Sino hay más remedio… ¡Joya de Luz! – Ampharos repitió el ataque. Salamence, en cambio, seguía en el aire.

    – Esquiva y Terremoto. – Salamence esquivó con facilidad el ataque y se lanzó contra el suelo para crear el Terremoto.

    – Ampharos, entra al agua. – El campo de batalla comenzó a temblar haciendo que más rocas cayeran del techo. Ampharos, por suerte, pudo esquivarlos bajo el agua con relativa facilidad. Cuando el temblor y el oleaje cesaron Ampharos salió de nuevo a flote.

    – Salamence, Cola Férrea. – Dijo Thomas probando por ataques de cerca.

    – Rayo. – Salamence voló hasta el objetivo esquivando el Rayo. – Onda Certera.

    Ampharos esperó hasta que Salamence estuviera a y golpeó con Onda Certera, una esfera azulada que le golpeó en toda la cara. Salamence salió disparado hasta una roca en la que se incrustó.

    – ¡Rayo! – Ampharos remató con un potente rayo que valiéndose del dolor y confusión de su oponente remataría el combate.

    Thomas Furry comenzó a ponerse muy nervioso ante el poderío de Lance y su Ampharos. Aquel era el auténtico nivel de un Campeón.

    – Adelante Bayleef. – Los ataques eléctricos no iban a afectar en excesivo a Bayleef, o por lo menos esa era la estrategia de Thomas Furry.

    – Curiosa elección, Domadragon. – Dijo Lance en un tono vacilón, sabiendo que Bayleef no era un Dragón.

    – Es mi última incorporación. Pero te lo advierto, es muy peligroso.

    – Pues veamos si es capaz de vencer a Ampharos. ¡Onda Certera!

    – Esquívalo y corre de roca en roca. – Bayleef, valiéndose de su rapidez, esquivó el azulado ataque esférico con facilidad y comenzó a saltar entre las rocas con forma de colmillo sin parar. Ampharos comenzó a sentirse inseguro ante la gran velocidad de Bayleef.

    – ¡Drenadoras!

    – ¡Esquiva! – Bayleef, en un momento en el que se hallaba cerca, lanzó s peligrosas semillas. Ampharos intentó librarse, pero una de ellas le golpeó en la pierna. La semilla dio fruto y una planta enredadera muy dañina comenzó a rodear el cuerpo del Pokémon eléctrico hasta cubrirlo entero.

    – Ampharos, Rayo. – La cercanía de Bayleef hizo que el Rayo le diera aunque no le afectó excesivamente. A pesar de ello si que llegó a paralizarse.

    – Bayleef, Aromaterapia. – Bayleef fue rodeado por una brisa rosada que rápidamente lo salvó de la parálisis.

    – ¡Rayo de nuevo!

    – Reflejo. – Ampharos lanzó otro desesperado Rayo, pero Bayleef lo detuvo fácil con Reflejo. – Energibola.

    – Onda Certera. – Las dos esferas chocaron creando una gran explosión que no llevó a ningún lado. Lance sabía que los golpes a distancia eran su baza para ganar, las Drenadoras ralentizaban demasiado a Ampharos como para luchar cara a cara. Pero al mismo tiempo veía que los golpes no llegaban hasta Bayleef. Debía darle la vuelta a la estrategia de su oponente, que la vio con claridad. Thomas iba a aguantar el mayor tiempo posible hasta que las Drenadoras debilitaran lo suficiente al peligroso Ampharos.

    – Ampharos, Joya de Luz contra el techo. – El chorro de aliento que lanzó Ampharos golpeó de nuevo el techo haciendo que un montón de rocas cayeran sobre el campo de batalla. Bayleef comenzó a esquivarlos de salto en salto. – ¡Ahora Carga Dragón!

    – Bayleef, Energibola. – Entre las rocas Bayleef lanzó el ataque que fue inútil contra Ampharos, el cual se había envuelto en un aura dragontina. Destruyendo las rocas y el Energibola, se abalanzó con una potencia increíble contra Beyleef, el cual salió despedido contra la pared del fondo. El golpe fue tal que la misma roca de la galería se partió en dos.

    – ¡Bayleef! – Gritó Thomas muy preocupado. Bayleef, dolorido, pudo salir del cráter creado en la pared y ponerse en pie, aunque muy a duras penas. Ampharos se comenzaba a resentir por el Drenadoras.

    – Carga Dragón. – Ordenó Lance sin piedad, acabando con Bayleef de un solo golpe.

    Lance y Thomas comenzaron a sudar, de la misma forma que su nerviosismo aumentaba de forma peligrosa. Un fallo podía ser determinante. Bayleef había caído, pero el estado de Ampharos era límite

    – Buena batalla. – Dijo Lance mientras se quitaba el sudor de la frente.

    – Esto No ha hecho más que empezar. Hydreigon, serás el siguiente. – Thomas sacó a su mortal Hydreigon, el cual estaba deseando combatir. – ¡Cometa Draco!

    – Mierda… – Respondió Lance inconscientemente. – Ampharos, cayó al agua.

    Hydreigon lanzó una anaranjada esfera al techo, el cual casi sin aviso se separó en una veintena de esferas más pequeñas que sumieron el campo de batalla en un auténtico infierno. Incluso Ampharos, bajo el agua, no pudo evitar el ataque y caería debilitado enseguida. Su cuerpo flotando no era sorpresa para Lance, sabía perfectamente que su Pokémon estaba muy debil.

    – Parece que tengo que sacar a mi tercer Pokémon. – Dijo Lance devolviendo a Ampharos a su Pokéball.

    – La verdad que tu Ampharos es increíble.

    – Gracias Thomas. Continuaré con Gyarados. – Dijo Lance, lanzando su Pokéball. De ella aparecería un imponente Gyarados Rojo, tan agresivo como Hydreigon. Ambos Pokémon comenzaron a rugir en una inacabable demostración de poderío.

    – Hiperrayo. – Dijo Lance. Gyarados, instantáneamente, disparó el inevitable ataque que golpeó en Hydreigon de lleno. El Pokémon siniestro aguantaría el ataque con dificultad pero se levantaría de él tan imponente como siempre.

    – Hydreigon, Pulso Umbrío. – Hydreigon respondería con un oscuro ataque salido de sus brazos que también daría de lleno en Gyarados haciéndolo retroceder.

    – ¡Hiperrayo!

    – Pulso Umbrío.

    Los dos Pokémon atacaron creando un intimidante choque que duró varios segundos. Eternos segundos para los entrenadores. Uno de los dos cedería primero. El choque era tan intenso que el calor producido hizo sudar más a Lance y Thomas. Finalmente Hydreigon cedió, haciendo que el Hiperrayo le diera y lo dejara debilitado. El Pokémon, a pesar de su esfuerzo, cayó al agua dando por finalizada su lucha.

    – Vuelve Hydreigon…

    – Thomas, no te desanimes. Tus Pokémon son muy fuertes. Solo necesitas sacarles el mayor potencial posible, una tecla a pulsar entre miles.

    – Claro que esto no ha acabado. ¡Adelante Tyrantrum! – El Pokémon fósil apareció, un imbatible Tyrantrum, el Pokémon que una vez fue el terror de los Pokémon.

    – ¡Vaya! – Exclamó Lance al ver al Pokémon. – Jamás había visto un ser como este. – Tyrantrum rompió una de las salientes rocas con su poderosa cola para depositarse después sobre ella.

    – Pues veamos qué Pokémon es más fuerte… ¡Tu Hiperrayo o mi Testarazo! – Tyrantrum comenzó a correr de roca en roca hacía Gyarados. El cuerpo del fósil comenzó a iluminarse en un rayo azulado que se lanzó muy potente.

    – ¡Hiperrayo!

    Gyarados lanzó su potente Hiperrayo contra un Tyrantrum que casi tenía encima. Ambos chocaron, creando un segundo intenso choque, pero el Gyarados Rojo cedió pronto. Tyrantrum golpeó de lleno en Gyarados lanzándolo al fondo del agua. Tardó en recuperarse pero finalmente volvió al combate.

    – Tyrantrum. Danza Dragón. – Un aura rosada cubría su cuerpo mientras unas esferas blanquecinas lo rodeaban, así aumentando su ataque y su velocidad.

    – Hidrobomba.

    – Protégete bajo el agua y Terremoto. – Tyrantrum de un salto evitó fácil el ataque y se adentró al agua donde causó un terrible Terremoto que despegó rocas del techo y creo un doloroso oleaje. El minuto de terremoto fue terrible para Gyarados.

    – ¿Gyarados, estas bien? – Dijo Lance preocupado. Gyarados respondió con firmeza, pero dolorido por las rocas que le cayeron encima.

    – Testarazo. – Tyrantrum golpeó de nuevo al resistente Gyarados Rojo. Lance comenzaba a sentirse acorralado.

    – Gyarados… Enfa… – Sus palabras fueron cortadas por la idea de que la Guarida Dragón fuera destruida. Un ataque Enfado podía ser muy peligroso. – ¡Bote! – Gyarados saltó brutalmente cayendo sobre Tyrantrum, que se movía fuertemente para liberarse de Gyarados. – ¡Hidrobomba! – Encima de Tyrantrum Gyarados disparó de lleno. El fósil no pudo aguantar el Hidrobomba en su cara y cayó debilitado.

    – ¡Tyrantrum! – Thomas no se esperaba el ataque de Lance, cuando Tyrantrum tenía todas las de ganar. Incluso Lance confesó que tuvo mucha suerte con el ataque Bote. Ahora a Thomas solo le quedaba un Pokémon, Charizard, el cual usaría hasta el final, aunque tenía claro que estaba perdido ante el poderío de Lance.

    Sacó a su Charizard y lo Megaevolucionó, así preparando la batalla final. Charizard estaba como nuevo, imponente y con ganas de mucha pelea. Se abalanzó rápidamente e hizo un Garra Dragón que Gyarados no soportó. Lance tenía un Pokémon menos, pero aún le quedaban tres.

    – Es tu último Pokémon, el más fuerte. Haré lo mismo. ¡Adelante Dragonite! – El Pokémon más poderoso de Lance, su fuerte Dragonite, hizo acto de presencia. Thomas rápidamente recordó el combate que presenció en la televisión, el cual Dragonite aplastaba a un Tyranitar de dos golpes.

    – Si no hay más remedio… ¡Terremoto! – Charizard golpeó el suelo de tal forma que no la cueva, toda la montaña parecía que iba caerse.

    – Garra Dragón hasta llegar a Charizard. – Dragonite comenzó a volar a toda velocidad a por Charizard que atacaba sin parar con Garra Dragón, así defendiéndose de las rocas que caían del techo.

    – Garra Dragón. – Dragonite llegó a Mega Charizard, el cual se defendió con el mismo ataque.

    – Dragonite, Rayo.

    – Sofoco. – El ardiente cuerpo de Charizard colisionó contra el Rayo de Dragonite, el cual se disipó ante el poderío del otro. Después, Sofoco quemó gravemente a Dragonite.

    – Hiperrayo.

    – Garra Dragón y Sofoco de nuevo. – Charizard desplazó el Hiperrayo hacia un lado y acto seguido volvió a usar Sofoco. El campo de batalla se volvió en una auténtica sauna a causa del agua evaporada, así disminuyendo la visibilidad. Dragonite volvería a recibir el golpe.

    – Dragonite, Garra Dragón. Una y otra vez.

    – ¡Garra Dragón!

    Una y otra vez, sin parar, comenzaron a golpearse en una intensa pelea a ver cuál de los dos era más fuerte. Entre rugidos de ira y dolor, los dos Pokémon daban golpes que hacían temblar a la cueva. En un potente derechazo, Charizard fue empujado y tropezó dándole un instante de debilidad que Lance no desaprovechó.

    – ¡Hiperrayo! – Dragonite, sin ni siquiera detener el Garra Dragón, se apresuró a lanzar el ataque cara a cara con el oponente. Charizard, intentó detenerlo con Garra Dragón, pero fue tarde y salió despedido hasta estamparse violentamente contra la roca de la cueva, así acabando aplastado por un pequeño derrumbamiento que causó el choque. A pesar de ello Mega Charizard se levantó.

    – Garra Dragón. – Sentenció Lance, así Dragonite rematando al herido Charizard que finalmente cayó debilitado al suelo de la cueva, creando un tenso y largo silencio.

    El corazón de Thomas Furry se detuvo de golpe. Su duro entrenamiento, sus esfuerzos por ser el mejor se habían frustrado después de un largo combate agónico. “No soy nada” pensó ante el poderío de Lance.

    – A esto me refería cuando te decía que era el Campeón. Ser el mejor Domadragón es un privilegio, pero ser el Campeón de Kanto y Johto es más una obligación que un privilegio. Toda tu vida se ce condicionada tu labor, los últimos quince años han sido de entrenamiento. – Dijo Lance mientras se acercaba. – Tus Pokémon son muy fuertes, pero aún te falta entrenamiento y experiencia.

    – Gracias, Lance. De verdad. – Respondió Thomas.

    – ¿Tu desde cuando das consejos? – Dijo una tercera voz desde el fondo de la cueva.

    – ¡Quién anda ahí! – Gritó Lance muy nervioso.

    – No me recuerdas, soy Mask of Ice. – Una enmascarada silueta apareció por las sombras que cubrían la entrada. Era un hombre alto, con el cuerpo cubierto con una gran lona negra, larguísimo cabello blanco y con una máscara blanca con formas afiladas alrededor.

    – ¿Qué tipo de broma es esta?

    – Ninguna. Prepárate porque vas a morir.

    – ¿Fredo, has vuelto a tus andadas?

    – ¿Qué demonios pasa? – Preguntó Thomas alarmado mientras observaba que el enmascarado alzaba un pequeño cañón de mano.

    – Muere… – El arma se disparó.

    – ¡Como salga de esta prometo que te mataré! – Fueron las últimas palabras de Lance.

    Los dos hombres corrieron hacia un lado para esquivar el proyectil, pero no iba a ser suficiente. Lance, al verlo, empujó a Thomas, así dejándolo lejos de la ardiente explosión. Tras ella más rocas cayeron sobre Lance, así haciéndolo desaparecer en un mar de rocas y llamas. Los dos hombres quedaron inconscientes, mientras que Mask of Ice se alejaba riéndose a pleno pulmón.

    Lance, inconsciente y muy malherido, recordó la última vez que vio a alguien o algo portando aquella mascara. La última vez que la era un robot controlado por el mismo Fredo, cuando todavía era líder de gimnasio. “Si salgo de esta… prometo aplastar a ese hijo de puta”. Decir eso y cayó inconsciente.
     
    Última edición: 16 Octubre 2016
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    jonan Jonan1996

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    19º Capítulo: “Thomas Furry”


    Pasaron dos horas hasta que Lance despertó. Sus ojos se abrieron lentamente y pudo ver a Débora junto a Thomas, el cual estaba con la espalda completamente vendada. Lance se intentó levantar, pero el dolor no se lo permitía.

    – No te muevas. Estás muy malherido. – Dijo Débora mientras le trataba el brazo. – Es posible que pierdas tu brazo. De momento tómate una pastilla. – Ella, muy preocupada por su primo, le entregó un bote de calmantes. Lance, a duras penas, se lanzó el bote a la boca tragando cuatro pastillas.

    – ¿Estás loco? – Dijo Thomas.

    – Necesito calmar este dolor rápido. Llamad al médico para que me cure rápido y en unas horas voy a partir.

    – ¿Partir? – Preguntó Débora preocupada.

    – Voy a buscar a Fredo. Voy a llevarlo ante la ley.

    – Estás muy mal. Tienes que cuidar esas heridas. Este brazo te ha sangrado demasiado.

    – Tengo una responsabilidad que cubrir. – Dijo Lance removiéndose en su sitio.

    – Lo único que te pasa es ese maldito orgullo tuyo. Detente o voy a decir al médico que te duerma. – Avisó Débora malhumorada.

    – Vale… – Respondió Lance como si de un niño se tratara.

    En aquel momento Thomas comenzó a observar lo que había sido el campo de batalla totalmente destruido, tanto por el combate como por la explosión del intento de asesinato. Rocas esparcidas por todas partes, apenas agua en la laguna que rodeaba el santuario y el antiguo edificio en ruinas.

    – Débora… ¿Quién es Fredo? – Preguntó Thomas apartado de Lance.

    – Hace siete u ocho años el líder de gimnasio de Pueblo Caoba intentó llevar a cabo un malvado plan con la ayuda de Karen y Mento, actuales participantes del Alto Mando. Estos dos controlaron a Lugia y Ho-Oh para conseguir sus plumas, así luego Fredo intentó controlar a Celebi para poder ser dueño del tiempo. Al final todo salió mal y Fredo cayó ante el poder del tiempo, así estando desaparecido hasta unos sucesos en Sinnoh. Después de aquello Lance le perdonaría lo hecho en el pasado y Fredo, estando en deuda, aceptó su oferta y se encerró en una cueva situada entre Pueblo Caoba y esta ciudad.

    – ¿Entonces, con ir a esa cueva y capturarlo es suficiente no?

    – ¿Estáis seguros de que Fredo era quien estaba bajo la máscara? Quiero decir… las tensiones entre el campeón y algunos líderes de gimnasio es notable. Un suceso así podría causar un conflicto aún más grave.

    – ¿Qué quieres decir?

    – Fredo es un hombre muy inteligente y conoce perfectamente la situación de Kanto y Johto. Si él realmente quiere comenzar una guerra o dar un golpe de poder ha sido un golpe pésimo, Lance sigue vivo además se ha inculpado de forma descarada.

    – No entiendo nada… – Dijo Thomas completamente perdido.

    – Quizás alguien esté intentado culpar a Fredo de todo lo sucedido.

    – ¡Débora! – Gritó Lance, el cual se había levantado a duras penas, con todo el cuerpo temblando por el dolor.

    – ¡Que haces de pie!

    – Pásame el bote de calmantes y tráeme ropa nueva. Ya estoy como nuevo. – Los calmantes hacían efecto, pero su vendado brazo a veces sangraba y al andar su cuerpo se resentía.

    – ¿Piensas ir a por Fredo drogado?

    – Tú vendrás conmigo Thomas.

    – No voy a dejar que te vayas. – Débora lo agarró fuertemente haciendo que se retorciera de dolor.

    – Espera Débora. – Se interpuso Thomas Furry. – La cueva donde esta Fredo es aquí mismo ¿no?

    – Así es. – Dijo Lance entre sudores.

    – Vamos los dos a la cueva, buscamos a Fredo y lo traemos. Si no lo encontramos nos volvemos y Lance te recuperarás en condiciones.

    – ¿Qué dices Débora? ¿Te gusta la idea?

    – Dios mío… ¡Esta bien! Pero si ocurre algo me llamáis y os quiero ver para esta noche.

    – Vale. – Dijeron los dos al unísono.

    Débora fue hasta el gimnasio para coger ropa nueva para Lance. En ese rato la policía llegó, loa cuales interrogaron a Lance y Thomas. Acordonaron la zona e intentaron buscar pruebas sobre la identidad del enmascarado, aunque Lance estaba muy seguro de que el culpable de todo era Fredo.

    Cuando Débora volvió vistieron a Lance entre los dos ya que él no era capaz de hacerlo solo. Lance preparó sus Pokéball y partió junto a Thomas por una cueva situada al norte de la ciudad, una cueva completamente helada. Apenas era el mediodía cuando Lance observó a dos hombres. Eran Fredo y Samuel Coolden.

    Los dos estaban muy enfadados, tanto, que sin saludo alguno Lance lanzó su Pokéball y liberó a su Dragonite para combatir. Acto seguido Thomas liberaría a Charizard.

    – ¡Maldito Fredo! – Comenzó Lance a gritos. – Jamás te perdonaré lo que has hecho.

    – ¿De qué me estás hablando?

    – ¡No te hagas el idiota! Has intentado matarme esta noche.

    – ¡Quién te crees que eres para hablarme así!

    – Este es tu fin Fredo. Te llevaré ante la justicia. Hace unos años tuve clemencia, pero tu ingratitud será castigada.

    – No entiendo nada de lo que dices, pero si la única opción es luchar, lucharé. Adelante Mamoswine.

    – Fredo, no te dejaré de lado. Adelante Cryogonal.

    La tensión reinó ante la puerta de la cueva. Los cuatro se miraban fijamente a la espera de que alguien atacara. Dragonite y Charizard, imponentes, se esperaban una orden, una situación muy intensa para ellos al sentir lo mismo que sus entrenadores.

    – Joven del Cryogonal, no tienes por qué meterte en esto. Solamente queremos llevarnos a Fredo.

    – Antes de que os lo llevéis tendréis que dar una explicación razonable. – Respondió Samuel.

    – Esta misma noche un enmascarado nos ha atacado. – Explicó Thomas.

    – ¿Un enmascarado? – Preguntó Fredo. – No puede ser…

    – Así es. Tu antiguo disfraz de Mask of Ice.

    – Samuel. Detente. – Dijo Fredo sorprendido. – Me entregaré voluntariamente.

    – ¿Qué? – Samuel Coolden cada vez estaba más confuso. – Fredo no ha podido ser. Esta noche él ha estado conmigo. No ha podido hacer eso. Es más, con el frio que hacía no he podido pegar ojo.

    – Sea lo que sea, Fredo será llevado a un juicio donde los dieciséis líderes de gimnasio dictaminaran su inocencia o culpabilidad.

    – Entonces yo mismo me ofreceré para testificar a su favor.

    – De acuerdo. Entonces los cuatro partiremos hacia Ciudad Endrino y convocaré el juicio. Fredo, no creo que sea necesario esposarte, aun así te aviso de que no hagas nada raro.

    – Déjate de paparruchas y vámonos. Si no te curas rápido esa herida del brazo vas a desangrarte. – Finalizó el tajante Fredo que se había fijado en las heridas y los dolores de Lance.
     
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    20º Capítulo: “Pegaso”


    El Maestro del Rayo despertó después de un rato de inconsciencia. Pegaso y Víctor lo miraban muy sorprendidos al ver que estaba vivo. Los dos se preguntaban cómo había sobrevivido al Rayo de Zapdos.

    – ¿Estas bien? — Preguntó Víctor.

    – El Rayo de Zapdos debería haberte chamuscado por completo hasta matarte.

    – Me… me duele todo el cuerpo. – Dijo el maestro. – ¿No huele a carne quemada?

    – Eres tú... Has recibido un Rayo de Zapdos. Pensábamos que habías muerto.

    – Como se te ocurre hacer esa locura… – Dijo Pegaso mientras el maestro observaba a Magnezone muy preocupado por su entrenador.

    – ¿Y Zapdos?

    Pegaso y Víctor se apartaron dejando al descubierto un Zapdos más calmado e intrigado por el sacrificio del hombre. En cuanto vio la temeraria acción el Pokémon detuvo el ataque.

    – Levantadme… dijo el maestro con el cuerpo y parte se la vestimenta lleno de quemaduras.

    – Pero… – Intentó Víctor protestar. En vano fue, y los dos hombres lo levantaron mientras el maestro se apoyaba en sus brazos. En ese momento vio a Eelektross y Pidgeot, los cuales no se sentían cómodos ante la imponente presencia de Zapdos.

    – ¡Zapdos! – Comenzó el maestro entre dolores. – Se perfectamente que jamás te dejarás ser capturado por nadie. Pero aun así yo he acudido a ti en busca de tu ayuda. – Zapdos, inmóvil en el aire con la ayuda de sus alas, presenciaba al hombre detenidamente. – Llevo toda la vida dedicándome a los Pokémon eléctricos y alimentando mi pasión por ellos. Tal fue mi pasión que acabé como el maestro de un magnífico templo dedicado a esos Pokémon. Pero ahora me ha llegado la hora de honrar a mis Pokémon y a mi templo. Es por eso que acudo a ti, gran Zapdos, para luchar junto a tu lado y junto a mis Pokémon. ¿Qué te parece mi oferta? – El cuerpo de los tres hombres se encogió de miedo y nerviosismo. Si aquello salía mal quizás acabarían los tres muertos. Zapdos rugió de forma que declino la oferta, haciendo temblar a los dos hombres.

    – Entiendo que desconfíes en las personas, pero no todos somos iguales y lo sabes perfectamente. ¡Acaso tu Rayo no debía haberme matado! ¡Si sigo vivo es porque tú mismo disminuiste la potencia de tu Rayo!

    Los gritos del maestro lo dejaron hecho polvo. De no ser por la agitada respiración del Maestro, el silencio reinaría. Zapdos simplemente se quedó en silencio observando al hombre. “Nos va a matar” pensó Pegaso, mientras que…

    De repente, Zapdos, imponente, descendió hasta el tejado donde se apoyó y recogió sus alas. Los tres hombres estaban terriblemente sorprendidos ante la actitud de Zapdos. Caminando sobre el tejado se acercó a Magnezone, el cual estaba muy nervioso. Zapdos rugió preguntándole algo, haciendo que la levitación del Pokémon de acero temblara. Magnezone le contestó, dándole una respuesta que pareció intrigarlo.

    Los dos comenzaron a hablar, o discutir, los tres hombres estaban muy desconcertados al no entender nada. Magnezone poco a poco comenzaba a relajarse, o por lo menos eso creía el Maestro. Solamente le quedaba confiar en Magnezone, el que fue su primer Pokémon, el que lo cuidó desde que era un Magnemite. Magnezone se le veía muy preocupado en convencer a Zapdos, ¿acaso la voluntad del entrenador había sido contagiada por el Pokémon?

    Mirando a Magnezone pudo ver al pequeño Magnemite del pasado, su más fiel compañero desde que tenía cinco años. El joven Maestro estaba de vacaciones en Ciudad Verde, una de las pocas Ciudades de Kanto y Johto que no sufrieron los estragos de la guerra que apenas había acabado unos años atrás.

    El muchacho, acompañado de su hermana, se escapó del poblado adentrándose en el bosque. “Eric… deberíamos volver a la casa” decía ella oponiéndose al espíritu aventurero del joven. “Solo va a ser un momento.” Insistía él. Caminando por la frondosidad del bosque encontraron un gran edificio semisubterráneo de hormigón en ruinas.

    – ¿Dónde estamos? – Preguntó la preocupada niña.

    – Papá me contó que aquí había una central eléctrica que destruyeron durante la guerra. Entrar tiene que ser emocionante. – Respondió el otro mientras se metía el otro bajo tierra a través de una plataforma de hormigón inclinada. – ¡Sígueme! No pasará…

    Miró al frente y vio al Magnemite flotando en el aire. El Magnemite, que disfrutaba la corriente eléctrica de un cable que sobresalía de lado a lado, también se le quedó mirando. Ninguno de los dos sabía qué hacer.

    – ¡Hola! – Dijo la inocente niña de cuatro años asustando a Magnemite. Este intentó huir pero torpemente se chocó contra una viga metálica, cayendo al suelo.

    El joven, rápidamente, fue a amortiguar la caída del Pokémon de acero, haciéndose daño en las manos por su peso.

    – ¿Estas bien? – Dijo el joven aguantando las lágrimas de dolor. Magnemite respondió con un sonido de angustia. Quiso atacar al verse acorralado, pero vio que el joven quería cuidarlo. La primera respuesta que le salió fue huir.

    – Magne… – El pequeño maestro se desilusionó al ver huir al Pokémon.

    Quiso seguirlo, pero fue imposible ante las insistencias de su hermana pequeña. Volvieron a la casa de vacaciones y fueron regañados por sus padres por irse tan lejos. Los siguientes días fueron vigilados por sus padres detenidamente y el pequeño no pudo irse. Aun así encontraron entretenimiento en la piscina de si casa con varios Pokémon del pueblo, los cuales cuidaron, mimaron y se divirtieron. Lo que no se esperaban es que el pequeño Magnemite los estuviera observando desde los alrededores del bosque.

    El último día Magnemite, ante la manada que vivía en la Central de Energía abandonada, expuso sus deseos de irse de aventura. El Magneton líder no opuso resistencia ante la marcha de su compañero. Es más, sus únicas palabras fueron un vuelve cuando quieras.

    Por eso mismo, el Pokémon apareció de sorpresa ante el maestro, el cual lo aceptó como si de un hermano se tratara. Tal fue su alegría, que ni los padres pusieron alguna queja. Y desde entonces Magnemite, Magneton y Magnezone fueron sus Pokémon ante un viaje de más de tres décadas.

    En el presente, aquel niño ya adulto, estaba ante el legendario Zapdos. Su Magneton, el cual confiaba plenamente en su entrenador, discutía con el legendario Zapdos. El pequeño y torpe Magnemite se había convertido en un valiente Magnezone.

    Inesperadamente, Zapdos se calló de nuevo. Comenzó a andar hacia los jóvenes y se agachó ante los hombres.

    – Creo que quiere que te montes. – Dijo Pegaso.

    – Móntate como puedas. – Le dijo Víctor.

    El Maestro del Rayo, paso a paso, y aguantando un dolor insufrible, se montó en Zapdos, el cual no opuso ninguna resistencia. Después, simplemente rugió y comenzó a volar. El cielo poco a poco fue aclarándose dejando la luz del mediodía al descubierto.

    – Si no te importa, vamos a Kanto. – Le dijo el maestro, así Zapdos obedeciendo y con Magnezone acompañándolos.

    – ¿Y nosotros…? ¿Ahora qué hacemos? – Preguntó Pegaso a Víctor, los cuales observaban como se alegaban.

    – Yo me vuelvo para el Templo del Rayo. Para algo me están pagando.

    – Yo debería… – Pegaso miró su PokeNav, el cual tenía un extraño mensaje de Lance. “Mañana juicio en Ciudad Trigal”. – Yo debería descansar. Mañana tendré un día largo. He de presentarme ante el campeón.

    – ¿Algo malo ha pasado?

    – Si el temperamento de Lance lo ha llevado a convocar un juicio seguro que algo malo está a punto de ocurrir.
     
    Última edición: 17 Octubre 2016
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    Mas o menos ya estamos llegando a la mitad de la primera parte de mi fanfic. La historia la tengo dividida en tres partes de unos cuarenta capítulos cada uno, por lo que poco a poco ya se va "cociendo" el conflicto principal de la historia. A pesar de la falta de comentarios de los últimos capítulos yo sigo escribiendo con ganas y cualquier asunto discutible o critica, personajes que echáis de menos (ya tanto del ánime como de los videojuegos) y encajarían bien o dudas que surgen durante el fanfic en cuanto a la historia (siempre cuando no hagan spoilers a la trama), yo os responderé con mucho gusto. Sin más dilacion, aquí el capítulo.


    21º Capítulo: “El maestro del fuego”


    El plan del Team Rocket en el Monte ascuas había comenzado. Slowbro, Xatu, Togekiss y Gyarados habían atrapado al poderoso Moltres, pero el Maestro se encontraba en una situación realmente confusa.

    Su facilidad para atacar respecto a los otros maestros lo delató.

    – Adelante mis compañeros. – De golpe, liberó a sus seis Pokémon. Soltó a su Magmortar, Volcarona, Talonflame, Darmanitan y Camerupt a los cuales explicó su ataque sorpresa. – Que comience la fiesta. Magmortar, Día Soleado.

    El Pokémon liberó una esfera, la cual explotó en el aire haciendo que el día fuera aún más soleado. Deslizándose a través de la pared el Maestro bajó junto con sus Pokémon. Allí estaban Mento y Aero que, sorprendidos, no pudieron responder adecuadamente al plan del Maestro.

    – Magmortar, Rayo Solar a Slowking. Darmanitan, Avalancha contra Gyarados. Camerupt, Talonflame, Pájaro Osado a Togekiss. Camerupt, Poder Pasado sobre Xatu.

    El ataque sorpresa había comenzado. Magmortar, el cual no tuvo que cargar gracias al Día Soleado, golpeó de lleno a Slowking haciendo que saliera por los aires contra la pared del cráter y cayendo debilitado.

    – ¡Slowking! – Gritó Mento al ver su Pokémon salir despedido, así desviando la mirada del combate.

    Darmanitan golpeó el cráter con su poderoso puño creando una avalancha que golpeó repetidas veces a Gyarados, haciendo que este se cayera de la plataforma hacia la lava. Aero, en el último momento, pudo guardar a su Pokémon en la bola.

    Valiéndose del gran momento de confusión, Camerupt aplastó a Xatu bajo las rocas de su Poder Pasado, mientras que Talonflame, rodeado por el poder del Pájaro Osado, choco contra Togekiss, el cual intentó defenderse con Tajo Aéreo, ataque que fue en vano. Togekiss se estampó debilitado contra la plataforma.

    – ¡Ahora Volcarona! ¡Zumbido! – El Pokémon, que había permanecido al margen, produjo unas ondas que destruyeron los cañones, así liberando a Moltres, el cual rápidamente huyó del cráter.

    – ¡Compañeros, es hora de huir! Si veis que alguien se os pone en medio atacad con todo vuestro poder.

    – ¡Espérate! – Gritó Mento muy furioso. – Esto aún no ha acabado.

    – Yo creo que sí. – Camerupt, Tierra Viva. Volcarona, ven aquí y sácame.

    Los Pokémon comenzaron a correr cráter arriba, todos menos Camerupt que de un pisotón sobre la plataforma comenzó el Tierra Viva. La plataforma comenzó a despedazarse entre fuerte temblores. Parte del cráter también empezó a romperse e incluso potentes chorros de magma salían despedidos del interior.

    Mientras el caos de aquel infierno aumentaba, el veloz Camerupt corrió montaña arriba más rápido que cualquiera de los otros Pokémon que enseguida pillaría. Mientras, el Maestro del Fuego salía montado sobre su Volcarona.

    Mento, esquivando ágilmente las rocas y los torrentes de lava que salían despedidas, se dirigió a su Xatu que no había sido debilitado. El mismo Pokémon, con sus poderes psíquicos, apartó las piedras y se juntó con su entrenador.

    – Vamos. – Dijo Mento sin preocuparse por Aero. Agarrado a las patas de Xatu, Mento salió del cráter en busca del Maestro.

    El Maestro comenzó a bajar al mar junto a sus Pokémon en cuanto llegaron arriba. Se dirigían al buque del Team Rocket, buque que estaba siendo desalojado en botes salvavidas por los soldados debido al furioso ataque de Moltres que incendiaba sin parar la nao.

    El Maestro del Fuego, ya a nivel del mar, ordenó atacar a sus Pokémon, dejando KO a todos los soldados que huían del barco y se interpusieron en las llamas de sus Pokémon.

    – ¿Crees que te saldrás con la tuya? – Dijo Mento, muy cansado, tras el Maestro.

    – ¿No es obvio?

    – Te mataré aquí mismo. – Dijo Mento sacando una daga escondida bajo su chaleco y poniéndose en posición de atacar. Los Pokémon del Maestro se pusieron en posición de combate.

    – Chicos, dejarme esto. – Dijo el Maestro con una tranquilidad inquebrantable y haciendo un gesto para detener a sus Pokémon. Aquello enfureció aún más a Mento.

    Sin previo aviso, Mento se abalanzó con el cuchillo y pegó una hábil cuchillada de izquierda a derecha directa al riñón del otro. El maestro, de buenos reflejos, retrocedió un paso hacia atrás y ladeándose hacia la derecha, así logrando esquivar la daga. Mento perdió el equilibrio y cayó hacia el lado izquierdo del maestro, momento que aprovechó para dar un puño en la cabeza de Mento, así rematando la caída al suelo.

    Para cuando se levantó los dos hombres habían cambiado de posiciones, ahora Mento rodeado por los Pokémon del otro que lo miraban fijamente. Mento, cada vez más nervioso, pensaba en acuchillar a alguno de los Pokémon cuando el buque explotó ante el intenso ataque de Moltres. La onda expansiva tiró de nuevo a Mento, esta vez haciendo que soltara la daga. El arma cayó por la ligeramente inclinada ladera hasta hundirse en el mar.

    – Está bien. Me rindo. Ahora puedes matarme. – Dijo Mento levantándose del suelo con las gafas rotas.

    – No es conmigo con quien debes ajustar cuentas. – Dijo el maestro señalando algo tras él.

    Mento se giró mientras los Pokémon del Maestro se apartaban. Allí pudo ver a un furioso Moltres. Éste pegó un grito intimidante y se abalanzó contra Mento con un ataque Tajo Aéreo. El Capitán del Team Rocket salió despedido, así perdiéndose su rastro por completo entre las oscuras profundidades del mar. Después, Moltres volvió a su sitio y se quedó mirando fijamente al maestro.

    Por otra parte, Aero, a duras penas y solo tras guardar a sus dos Pokémon debilitados, salió del peligroso cráter con la ayuda de su Drifblim y con una de sus piernas rotas. Para cuando salió del lugar el caos había cesado.

    Llegó a lo más bajo del cráter y pudo ver al Maestro y a Moltres. Ambos se miraban fijamente, pero su presencia hizo que giraran sus cabezas hacia el Capitán Aero. El Capitán no tardó en evaluar la situación. Un buque destruido, Moltres liberado, los soldados flotando en el agua y uno de los Maestros de Kanto de por medio.

    – Soldado. Ordeno la retirada. – Dijo sin apartar la mirada de los otros dos. Luego simplemente se retiró en uno de los botes salvavidas que rondaban por la zona

    – Parece que hemos recuperado tu paz. – Dijo el Maestro a Moltres el cual le respondió mediante un gesto con la cabeza. – Aun así me gustará pedirte un favor.

    Moltres lo miraba fijamente con aquella mirada imponente, pero no tenía ninguna intención de atacar a su salvador. El Maestro del Fuego simplemente esperaba que Moltres aceptara su oferta dentro de una relación de respeto mutuo.

    – Pronto he de combatir en un complicado Torneo, torneo donde represento al fuego. Moltres, necesito que me ayudes a que mi llama no se apague.

    Se hizo el silencio total. Solamente se escuchaba el ligero oleaje del mar que arrastraba los restos del buque. El Pokémon legendario comenzó a mirar a los diferentes Pokémon del Maestro uno a uno. Tras un intenso rato de nerviosismo Moltres tomó una decisión.

    Aleteó fuerte para elevarse en el aire y comenzó a dirigirse al otro lado de la isla, exactamente al lugar donde estaba la lancha del Maestro.

    – Vamos. – Dijo el Maestro muy contento al pensar que Moltres había aceptado su oferta. Él, junto a sus Pokémon, comenzó a corretear a través del Monte Ascuas ya de vuelta al Templo del Fuego. Pero Moltres no le acompañaría.

    Una vez en la lancha el Pokémon se despidió desapareciendo en el interior del volcán, no sin antes entregar una de sus amarillentas plumas. El muchacho la cogió, una gruesa y dura pluma. Aquel hecho los desconcertó a todos, tanto el Maestro como sus compañeros.

    – ¿Habéis entendido algo? – Dijo el surfero. Sus Pokémon le dieron una respuesta positiva. Moltres iba a aparecer el día del torneo, o por lo menos esa era su esperanza.

    Guardar a sus Pokémon, arrancar la lancha y a la mañana siguiente ya estaba de vuelta en el templo. Allí todos los seguidores del Fuego estaban listos. Laura, la guía del peregrinaje fue la primera en recibirlo.

    – ¿Cómo ha ido? – El maestro, tirando muy fuerte de la lancha, se sacó la pluma del bolsillo. – Has fracasado. – Dijo ella en un tono vacilón, la cual pensaba que Moltres se le había escapado.

    – No sé qué he conseguido exactamente. Pero como Moltres aparezca allí este torneo será pan comido.

    – Buenos días Maestro. – Dijo uno de los dos hombres de su confianza, los cuales acababan de llegar.

    – ¿Está todo listo?

    – En una hora todos los seguidores estarán listos con la armadura. – Explicó Laura.

    – Bien… dejarme una hora. Tengo que hacer una llamada.

    Sin dar más explicaciones, el hombre musculoso entró al templo y se dirigió a su habitación. Allí levantó el futon sobre el que siempre dormía y quitó cuidadosamente una baldosa que dejó un agujero al descubierto. Dentro había un PokéNav, el cual solo tenía un número guardado. Llamó sin dudarlo.

    – ¿Si? – Preguntó una áspera voz a través del teléfono.

    – ¿Gran Kong? Soy yo, el Maestro.

    – ¡Hombre! ¡Revientaolas! – Respondió la voz muy alegre. – No sabes cuánto me alegra escuchar tu voz.

    – Hacia tiempo que nadie me llamaba así. No sabes lo que me aburre que me llamen Maestro.

    – Es uno de los inconvenientes de ser Maestro. Debes despojarte de tu nombre junto con tu pasado y dedicarte al completo a tu Templo.

    – Cuándo abandonaste tu cargo de Maestro del Fuego, ¿volviste a usar tu nombre?

    – No majo, no. Pasé de ser el Maestro del Fuego a convertirme en el Agente 001, líder del Kanto Squad. Tengo olvidado el nombre que usaba hace treinta y tres años por lo que de vez en cuando miro un álbum que tengo guardado desde que me eligieron Maestro del Fuego.

    – Quizás deba hacer lo mismo…

    – ¡Oye! ¿Para qué me has llamado? Dudo que lo hayas hecho para solo hablar de nuestras vidas.

    – Así es… Ayer viajé a Isla Prima y me encontré al Team Rocket que había capturado a Moltres. Conseguí liberarlo y con la ayuda del legendario derroté a uno de los Capitanes y destruí el buque que estaban usando. – El Agente 001 suspiró con aquella fuerte respiración que poseía. En un momento de silencio se escuchó como cogía algunos objetos y luego el chasquido de un mechero.

    – Veo que no has dejado de fumar…

    – Lo que te voy a contar ahora es de máxima discreción. En los últimos siete años no has revelado mi identidad por lo que confiaré en ti.

    – Adelante. Explícame que sucede.

    – Nos han llegado diferentes testimonios de que el Team Rocket se está fortaleciendo a una velocidad increíble. Dueños de empresas siderúrgicas, metalúrgicas, eléctricas y armamentísticas de Kanto y Johto se están alineando al Team Rocket por motivos desconocidos. Este incremento del poder no ha sido presenciando realmente hasta los últimos tres meses en los que ha habido extraños sucesos.

    – ¿Qué tipo de sucesos?

    – Desapariciones de Pokémon, robos de objetos de carácter legendario, apariciones de Pokémon gigantes… A pesar de todo desconocemos quien está al mando y cuál es el verdadero plan de todo esto. Tenemos un rumor de que en Hoenn va a pasar algo pero aun así no sabemos nada con certeza.

    – ¿Puedo ayudaros en algo?

    – Recuerda que todo lo que está sucediendo no es oficial, el Kanto Squad trabaja desde las sombras para proteger Kanto. Los 99 Agentes que participan en esta organización están listos para cualquier amenaza. Es más, dentro de una hora tenemos una reunión entre los ocho agentes.

    – De acuerdo. Pero aún hay algo más. Uno de los Capitanes que dirigían la misión de capturar a Moltres era Mento, uno de los cuatro componentes del Alto Mando. No sé qué fue de él, seguramente esté muerto tras recibir un Tajo Aéreo de Moltres. Salió por los aires y seguramente quedaría inconsciente, por lo que me imagino que se ahogó.

    – Es decir, después de siete años Mento vuelve a traicionarnos. Bueno… habrá que tener cuidado con Mento, es un hombre duro de pelar a pesar de sus refinadas vestimentas.

    – Si, Gran Kong.

    – ¿Algo más?

    – No, eso es todo.

    – Pues cuelgo, he de prepararme para la reunión.

    – Adios.
     
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    Muy bueno, el mejor fanfic de pokemon que he visto por ahora, sigue asi
     
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