Long-fic Los últimos días de Kanto (Game of Pokémon)

Tema en 'Fanfics Abandonados Pokémon' iniciado por jonan, 19 Agosto 2016.

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  1. Game of Pokémon

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  3. Los últimos días de Kanto

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  4. Days of War

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    jonan

    jonan Jonan1996

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    Título:
    Los últimos días de Kanto (Game of Pokémon)
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Acción/Épica
    Total de capítulos:
    36
     
    Palabras:
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    Hola a todos, soy nuevo por aquí y vengo a juntar dos de mis aficiones, la escritura y los Pokémon. Aquí os traigo mi primer Fanfic que, la verdad, lo cojo con muchas ganas. Con este primer Fanfic busco coger practica escribiendo, aprender y poder crear una buena historia, o por lo menos que guste y enganche. Por eso agradecería vuestros comentarios, tanto de apoyo como de crítica. Los capítulos serán de dos páginas de word aproximadamente, algunas me quedaré corto, otras igual me alargo.

    En cuanto a la historia, creo que será algo complicada por el gran numero de personajes que se verán involucrados. Tampoco creo que vaya a ser un Juego de Tronos, pero si que muchas identidades se verán mezcladas. Intentaré crear una historia más madura a lo habitual, introduciendo alguna muerte en el transcurso o describiendo batallas más fuertes".

    De momento, aquí tenéis el primer capitulo, donde estos aspectos de historia más madura no van a estar presentes, pero todo tiempo al tiempo. Espero que lo disfrutéis, no sin antes dejaron una pequeña sinopsis.


    Sinopsis
    Han pasado 8 años desde que el líder del Team Rocket desapareció y la organización criminal se disolviera por completo en Johto. Pero los tiempos de tranquilidad no llegaron a Kanto y un nuevo mercado negro se extendió por la región durante esos años. Ahora, una nueva amenaza desconocida está a punto de aparecer, una amenaza que pondrá en jaque a todos los habitantes, no solo de Kanto, sino también a todas las personas del mundo Pokémon.


    1º Capítulo: “El peregrino”

    El viejo peregrino partía hacia el norte de Ciudad Plateada acompañado de su pequeño Mudkip. El hombre, de pelo cano y larguísima barba, dejó de lado un cartel que señalaba por donde ir a Rota y comenzó a acercarse a una extraña mina de oro. Negros camiones circulaban constantemente exportando el oro a algún lugar desconocido, incógnita que prefirió evitar el peregrino.

    Cuando la mina de oro, un enorme zulo en la tierra de un kilómetro de diámetro, se le quedó cara a cara el hombre se detuvo. Ordenó detenerse a su inquieto Mudkip y observó la zona detenidamente en busca de alguna persona que pudiera señalarle el camino.

    – Mudkip, súbete a mi hombro. – Decir el viejo y el pequeño Pokémon subió de un salto casi al instante. Comenzó a rodear el lugar y casualmente se encontró con una pareja de montañeros aparentemente experimentados a los que decidió preguntar por el camino.

    – Perdonen. – Comenzó. – Me dirijo al Monasterio del Maestro. ¿Conocéis el camino?

    – Buenas tardes. – Dijo el amable montañero. – Claro que conocemos el camino. El monasterio se haya a los pies de esa gran montaña que ve a lo lejos. – Levantó su mano y señaló a una gran montaña nevada tras otra pequeña cordillera. – Para llegar allí te recomiendo coger la Cueva Dorada, siempre y cuando lleves Pokémon fuertes.

    – ¿Es una cueva peligrosa?

    – Dicen que existe un Steelix bastante peligroso. Si te adentras lo justo no creo que vayas a tener problemas. Si bordeas este bosque llegarás a la cueva, sigue recto, sin coger ningún desvió y llegarás sin problemas al otro lado. – Dijo la montañera.

    – Está bien. Muchas Gracias.

    – A ti. Que tengas un buen día y suerte en la cueva.

    El peregrino continuó su camino en dirección contraria a la de los montañeros, siguiendo las instrucciones. Se mantuvo un cuarto de hora a la par del bosque hasta que pudo divisar una pequeña gruta clavada en la roca.

    Llegar a la entrada de la cueva y pudo percibir el sonido de varios golpes que venían del interior. Los tremendos golpes llegaban a ser tan fuertes que el mismo suelo temblaba. El viejo miró con cara de preocupación a su Mudkip y comenzó a pensar en ir por otro camino.

    – Parece demasiado peligroso. – Pensó en voz alta mientras que su criatura azul saltaba de su hombro y comenzaba a inspeccionar la zona con su aleta. Rápido notó que dos poderosos Pokémon andaban luchando en el interior de la cueva. Sus preocupaciones se confirmaron cuando uno de los dos Pokémon luchadores gritó de dolor, un grito bastante aterrador.

    – Quizás esté en peligro. Entraremos con cuidado e intentaremos ayudar.

    El pequeño asintió y comenzó a perseguir a su entrenador por detrás, con más miedo que cautela. La cueva era muy oscura, por lo que el peregrino sacó una linterna de la bolsa que siempre llevaba encima, linterna situada junto con los otros objetos de viaje y algunas Pokebolas.

    Mientras andaba por la cueva pudo divisar al final un pequeño punto blanco. Era la salida. A pesar de ello decidió continuar por un segundo camino de la derecha, lugar donde los ruidos provenían. Pronto se darían cuenta de que aquel lugar era un laberinto de una roca llamada calaverita.

    – Mira Mudkip. Esta roca es muy rica en oro. – Dijo el peregrino con grandes conocimientos de geología. El pequeño Mudkip lo miró extrañado al no entender nada de lo que le decía.

    Ambos caminaron con la ayuda de la aleta de Mudkip, la cual podía percibir las ondas provocadas por la pelea. Los Geodude y Clefairy que huían aterrorizados del lugar confirmaban el peligro. Pasó un largo rato hasta llegar finalmente a la gruta donde la pelea entre dos grandes Pokémon sucedía.

    El peregrino apenas veía nada, solamente dos enormes sombras que se enrollaban mutuamente creando un gran estruendo. Uno de ellos parecía ser muy duro y de color grisáceo, mientras que el otro era algo más frágil y de un color amarillento.

    Los Pokémon seguían huyendo despavoridos, algunos incluso chocándose contra el peregrino. Un pequeño Clefairy se chocó y comenzó a llorar al verse perdido. El viejo rápido lo ayudó y lo acarició con suavidad para que dejara de llorar. De repente una fugaz idea le vino a la cabeza.

    – Pequeño. – Le dijo al Clefairy de forma cariñosa. – ¿Sabes usar destello?

    Extrañado, el Clefairy pegó un salto y usó el ataque alumbrando toda la gruta y dejando todo al descubierto. El peregrino sonrió al ver que su plan funcionaba.

    Delante de él vio a los dos Pokémon que ferozmente luchaban sin piedad, un robusto Steelix frente a un Onix de color dorado. El Steelix parecía seguir intacto, sin apenas rasguños, mientras que su oponente parecía estar muy malherido.

    De repente, Steelix usó Cola Férrea mandando a volar al Onix contra una de las paredes. Varias rocas se desprendieron sobre el Onix dejándolo enterrado y bastante dolorido por el golpe de tipo acero. A pesar de ello, el vario color se levantó de nuevo, muy malherido y quiso continuar con la batalla.

    – ¡Mudkip! ¡Usa Bostezo contra el Onix variocolor! – Gritó el peregrino preocupado por la salud del Pokémon.

    Mudkip rápidamente saltó y uso el ataque Bostezo que lo dejó dormido a los pocos segundos. Aquel gesto no le gustó al ahora furioso Steelix y propinó un ataque Doble Filo al pequeño ser de agua. Este último quedó debilitado.

    – ¡Mudkip! – Gritó el viejo mientras corría para coger a su Pokémon entre brazos. Enfadado, se preparó para la batalla. – ¿Quieres guerra? ¡Adelante Nidoqueen! – Gritó mientras liberaba una PokeBall de su mano. Del interior salió su imponente Nidoqueen listo para combatir.

    – Movimiento sísmico. – Nidoqueen se abalanzó contra Steelix agarrándolo por la cola y comenzó a girar a una velocidad tan alarmante que incluso levantaba al polvo del suelo. Luego simplemente lo soltó lanzándolo contra una de las paredes.

    El Steelix chocó contra la pared fuertemente, pero no fue suficiente para debilitarlo. Cogió posición de combate casi al instante y para cuando Nidoqueen se dio cuenta ya le habían propinado un mordisco en el hombro.

    – ¡Aguanta Nidoqueen! ¡De nuevo Movimiento sísmico!

    Nidoqueen, valiéndose del mordisco, comenzó a girar sobre sí mismo haciendo girar al Pokémon de acero. Cuando Steelix no aguantó más se soltó del otro y salió despedido contra otra de las paredes.

    – No le dejes descansar, ¡Tierra Viva! – El cuerpo de Nidoqueen se ilumino y pegó un pisotón en el suelo que abrieron grietas en el suelo, grietas que se alargaron hasta donde estaba Steelix y lo atraparon causándole aún más daño. Steelix se intentó levantar una última vez, pero era tarde.

    – ¡Megacuerno! – Nidoqueen se abalanzó contra su oponente con todas sus fuerzas y le clavó su brillante cuerno en el cuerpo mientras lo empotraba contra la pared.

    Valiéndose del momento de debilidad el peregrino lanzó una PokeBall con intención de atrapar al poderoso Pokémon. La bola golpeó a la criatura y ésta entró dentro tras dejar un aura rojiza. Después, la Pokebola comenzó a dar pequeños tambaleos. Los segundos de espera se hicieron eternos, pero finalmente consiguió atrapar al poderoso Steelix.

    El peregrino, ya más calmado, cogió la PokeBall del Steelix y volvió a meter al Nidoqueen en su lugar. Para terminar la captura guardó ambas PokeBall en su bolsa de cuero al lado de otras tres bolas.

    Una vez todo se había tranquilizado se acercó al Onix dormido y comenzó a curarlo con las hierbas curativas que siempre llevaba encima. La pétrea criatura sonreía, por lo que parecía sentirse a gusto.

    Acababa la cura cuando el mismo suelo de la cueva comenzó a temblar, temblores que finalizaron con cuatro explosiones de tierra y roca acompañadas de varias sombras. Eran otros cuatro Onix, también de color dorado, con intenciones que el peregrino al principio desconocía. El hombre, nervioso, miró fijamente a los cuatro. Los otros simplemente se quedaron mirando desconfiados.

    El peregrino acabó la cura y se apartó lentamente, no antes sin darle un despertar. Una vez se hallaba en un lugar seguro pudo respirar con tranquilidad mientras veía como los cuatro Onix se acercaban al otro. Los Geodude y Clefairy que habían huido poco a poco fueron apareciendo.

    El Onix luchador por fin se levantó del suelo. Primero observó su malherido cuerpo y vio que ya no sentía dolor. Aquello hizo que sonriera levemente. Acto seguido comenzó a hablar con los que parecían sus hermanos. Entre rugidos, los Onix parecían sentirse agradecidos por lo que hicieron una pequeña reverencia al peregrino y se fueron excavando. La calma no tardó en volver.

    Con la ayuda de la linterna el hombre salió del lugar. Una vez fuera, pudo ver como se encontraba un poco más cerca del monasterio al que se dirigía. También pudo ver como cerca tenía un pequeño poblado con lo que parecía ser un centro Pokémon. Rápidamente se dirigió hacia allí para sanar sus compañeros de viaje.

    Todavía le quedaban unos cuantos días antes de llegar a su destino, al igual que todavía le quedaba alguna que otra aventura por vivir.



    Esto es todo por el momento, muy pronto tendréis el segundo capitulo.
     
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    xpokemaster

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    Es un fanfic... curioso, no tenemos nada de historia empezando, solo un personaje y sus Pokémon, tenemos pistas de que hay un motivo por el que el peregrino se dirige a un lugar y bueno está bien pero le falta un pegue como primer capítulo, espero que con el 2 arranque mucho más.
    La pelea es buena solo que le falta dimensión, a veces pelear imaginando y describiendo más la dimensión lo hace mucho más interesante que solo ver un X gamelay de cabritomlg2001, no es que sea malo, para nada, solo que una opción es mucho mejor que otra lo malo es que es difícil no hacerla tediosa.
    Por último "Poké" seguido de cualquier cosa siempre lleva acento :3, a considerar. Espero el próximo capítulo
     
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    jonan

    jonan Jonan1996

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    Aquí os traigo el segundo capitulo de esta historia a la que de momento no le voy a poner un titulo definitivo (como veréis lo he cambiado por otro mas atractivo en mi opinión). Este segundo capitulo es guiado por otro personaje situado en otra parte del mundo. La idea de esta historia es contarla desde diferentes puntos de vista que poco a poco irán entrelazándose (son como ramas de un árbol que poco a poco irán juntándose), lo que puede llevar a confusión en los primeros capítulos a causa del numero de personajes diferentes y por lo que de momento pediría paciencia. Este capitulo llevará a iniciar de nuevo la historia con otros personajes, tendréis que esperar al siguiente para saber algo mas sobre el peregrino o sus intenciones.
    Gracias a xpokemaster por el comentario.



    2º Capítulo: “Archibald Rotenham”


    Muy al sur de allí, cerca de Pueblo Paleta, Archibald se encontraba trabajando en la excavación arqueológica que él mismo guiaba junto a Eve, la investigadora que halló las ruinas. Las ruinas de Pokémopolis llevaban siendo investigadas casi diez años, pero apenas habían avanzado en lo que pensaban que era el palacio de aquella gran civilización que existió milenios atrás.

    Ambos arqueólogos llamaron a un tercer experto, John Clayton, un famoso y joven arqueólogo de Teselia con gran experiencia en las Ruinas Submarinas y en el Castillo Ancestral. Este joven siempre iba acompañado de su Swoobat, un Pokémon muy útil gracias a sus ultrasonidos.

    Estaba amaneciendo en las ruinas de Pokémopolis cuando los trabajadores se situaron en círculo frente a una tienda de campaña de color beige. En la puerta de la tienda se hallaba Eve, una mujer de treinta y pocos años, bastante bajita, de pelo azul muy oscuro y siempre vestía un traje de exploración corto. En su rostro se notaba que no había dormido nada en toda la noche, al igual que los dos compañeros que tenía a ambos lados.

    A su derecha, se encontraba Archibald, un hombre algo viejo que siempre mostraba estar lleno de vitalidad. Siempre se estaba tocando su grueso bigote o sino riéndose a pleno pulmón. A la izquierda estaba John, joven aventurero bastante comprometido con su trabajo. Siempre vestía con un pantalón marrón, una camisa descolorida que originalmente era blanca y un chaleco del mismo color que el pantalón.

    – Buenos días a todos. – Dijo la chica. – Esta noche Archi, John y yo hemos teorizado la posible ubicación del palacio real de Pokémopolis basándonos en las pruebas de los últimos meses. Esta misma mañana hemos cuadrado la zona a trabajar, pero es una zona muy rocosa, por lo que necesitaremos ayuda de algunos Pokémon.

    Después de explicar los detalles de la excavación todo el equipo se movió a una zona montañosa algo apartada del resto de yacimientos arqueológicos. La zona encuadrada con hilo blanco estaba cerca de un rio algo profundo en los que algunos Magikarp nadaban tranquilamente.

    Todos los trabajadores estuvieron toda la mañana trabajando bajo el aplastante sol con la ayuda de algunos de sus Pokémon, como un Charmeleon, un Machoke o un Corphish. Uno de los operarios, el cual se ayudaba de su Machoke para quitar las pesadas rocas del lugar, se ausentó un momento con la excusa de fumar. Este se colocó tras unos enormes pedruscos que lo ocultaban de cualquier persona que circulara por allí.

    – ¿Capitán Terro? – Dijo el trabajador a través de un móvil que escondía en uno de sus bolsillos.

    – Recluta, ¿alguna noticia respecto a los Pokémon gigantes?

    – Las pistas halladas los últimos meses no dan información al respecto. Pero anoche me colé en la caravana de Archibald Rotenham y pude leer un informe sobre los sucesos de hace diez años. Al parecer dos objetos liberaron un Alakazam y un Gengar gigantes, los cuales fueron los responsables de la destrucción de Pokémopolis hace miles de años. Los objetos serían confiscados al poco tiempo por el Kanto Squad y llevados a un lugar desconocido. Enseguida le mandaré fotos del informe, capitán.

    – Buen trabajo soldado. Pronto tendréis noticias mías.

    – Gracias capitán.

    Colgó el móvil y rápidamente lo guardó. Salió de su escondite y se volvió hacía su lugar de trabajo para continuar con su labor con normalidad.

    Al mismo tiempo, John miraba de cuadrante en cuadrante alguna posible entrada con la ayuda del Supersónico de su Swoobat. Cuadricula a cuadricula, su labor comenzaba a resultar infructuosa. Poco a poco su cuerpo se iba poniendo más nervioso y comenzaba a pensar que la labor llevada a cabo durante toda la noche había sido inútil.

    Llegó la hora de comer y los tres expertos estaban desesperados. Su planteamiento era bueno, pero no lograban encontrar rastro alguno, por lo que decidieron tomarse un descanso y retomar el trabajo a la tarde. Los tres se habían juntado en una carpa que habían colocado durante la mañana. Revisaban todo el trabajo de la noche, pero sus cabezas no hacían más que dar vueltas a lo mismo.

    – Deberíamos seguir excavando. – Proponía Archibald.

    – Quizás el palacio subterráneo se derrumbara. – Apoyaba John.

    – ¿Y si nos hemos equivocado? – Desconfiaba Eve.

    No consiguieron llegar a ningún consenso por lo que John, cansado, decidió salir del lugar y juntarse con los demás trabajadores para comer y recobrar las fuerzas juntos.

    – ¡John! – Gritó uno de los operarios en cuanto salió de la tienda de campaña.

    – ¿Qué ocurre?

    – ¿Echamos un combate? Tu Swoobat contra mi Charmeleon. – John miró al hombre y se fijó en que tanto él como su Pokémon estaban fumando. El hombre era bastante alto y algo musculoso. Parecía el típico tipo duro motorista. No recordaba su nombre, pero siempre le había parecido alguien amable.

    La gente parecía animarse con la idea del combate y algunos gritos de ánimo se escucharon alrededor. John aceptó ante la tentadora idea, llevaba demasiado tiempo enfrascado en las ruinas y echaba de menos un combate. La mirada de ambos Pokémon también mostraba las ansias de batalla.

    Los entrenadores se colocaron al otro lado del rio para no dañar la excavación, mientras que uno de los trabajadores decidió hacer de árbitro. Los trabajadores se colocaron al otro lado del rio como espectadores, no sin antes asustar a los Magikarp con sus gritos.

    – El combate será uno contra uno. Charmeleon contra Swoobat. – Dijo el árbitro. –Cuando uno de los dos Pokémon se debilite el combate finalizará. ¿Listos? ¡Qué comience el combate!

    Ambos Pokémon estaban a unos diez metros entre ellos, distancia relativamente corta. John y Swoobat tenían a su izquierda el rio, mientras que a la derecha solamente tenía un plano con algunos peñascos aquí y allá.

    – ¡Charmeleon, demolición! – El Pokémon pegó un salto directo al Swoobat con la mano preparada para asestar el golpe.

    – Esquívalo. – Swoobat, sin problema alguno, se desplazó hacia un lado y evitó el golpe.

    – Demolición otra vez. – Charmeleon, sin dejar la posición de su mano, aterrizó y acto seguido saltó de nuevo hacía Swoobat.

    – Swoobat, Tajo Aéreo. – El Pokémon volador agitó rápidamente sus alas para lanzar dos brillantes discos cortantes que golpearon en su objetivo. Charmander, dolorido, salió despedido contra la pared rocosa tras John. El golpe levantó una gran nube de polvo que dejó a todos en silencio.

    – ¡Charmeleon! – Gritó preocupado el entrenador. La nube se desvaneció y allí estaba Charmeleon preparado para atacar de nuevo.

    – Bola sombra repetidas veces. – John, valiéndose que Charmeleon estaba contra la pared, intentó arrinconar a su oponente.

    – Protección. – Swoobat atacó, pero Charmeleon detuvo los ataques con mucha facilidad gracias al escudo proporcionado por el ataque. – ¡Ahora Lanzallamas antes de que ataque!

    – Supersónico. – Ambos Pokémon lanzaron sus ataques pero el potente Lanzallamas pegó de lleno en el Swoobat que salió despedido hasta caer varios metros detrás del entrenador enemigo. Charmeleon, con prepotencia, avanzó hasta el centro del campo.

    – ¿Estás bien? – Preguntó John a su Pokémon, recibiendo una respuesta positiva y amenazante. – ¡Entonces Tajo Aéreo!

    – Esquívalo y usa Puño Trueno. – El Pokémon ígneo saltó sobre los cortantes discos del ataque y asestó un traumático golpe a Swoobat, golpe que lo lanzó al interior del rio salpicando a todos los espectadores.

    – ¡Eso no será suficiente! ¡Swoobat, Supersónico desde el agua! – Gritó John emocionado por el entretenido combate. Su Pokémon atacó creando un ataque supersónico combinado con el agua. El inesperado golpe le dio de lleno a Charmeleon, lanzándolo por los aires y haciendo incluso que le costara levantarse del suelo.

    – Ambos Pokémon están muy dañados. – Comentó Archibald mientras comía un bocata y se quitaba las migajas de pan de su bigote.

    – Quien aguante el ataque final ganará. – Dijo uno de los trabajadores. Archibald miró a la carpa y vio como Eve seguía revisando las pistas. No tenía interés alguno en el combate.

    – ¡Swoobat! ¡Psíquico! – Ondas moradas comenzaron a desprender del Pokémon en dirección al Charmander.

    – ¡Protección! – Charmander se protegió tras su ataque, pero Swoobat lo mantenía por lo que aguantarlo se le hizo muy duro. El ataque Psíquico cesó, pero Charmander quedó muy cansado. Ambos Pokémon se hallaban entre los dos entrenadores y Swoobat tenía de espaldas al público que poco a poco iba acalorándose a pesar del chapuzón.

    – ¡Acércate y remata con Supersónico! – Swoobat se lanzó a toda velocidad rodeando a su oponente una y otra vez. Charmeleon, confuso, intentó atacar pero era en vano. Swoobat estaba siendo muy rápido.

    Cuando Charmeleon menos se lo esperaba, Swoobat hizo Supersónico a menos de un metro del oponente. El golpe fue terriblemente fuerte y lanzó al Charmeleon decenas de metros a una velocidad de vértigo. El cuerpo del Pokémon de fuego chocó contra la pared rocosa anterior con tal fuerza que éste se clavó en la pared. El golpe se convirtió en una explosión de rocas y polvo que tardó un rato en desvanecerse. La victoria era de Swoobat. Charmander estaba muy dañado como para continuar.

    El combate finalizó, dejaron descansando a ambos Pokémon y los dos contrincantes se dieron la mano como gesto de amistad entre los aplausos de los trabajadores. La mayor sorpresa vino cuando se dieron cuenta que el boquete abierto en el final de la batalla abría un camino hacía lo que parecía un lugar subterráneo.

    – ¡¿Qué demonios habéis hecho?! – Gritó Eve de forma histérica al ver la polvareda y después la grieta.

    – Creo que hemos encontrado el palacio. – Le contestó John en un tono irónico.

    – Mas os vale no haber destrozado nada de gran valor. Sino tendréis un problema conmigo.

    Enseguida confirmaron que habían encontrado algo importante. Eve, emocionada, fue la primera en adentrarse en el boquete con linterna en mano. John, curioso, la seguiría muy de cerca y Archibald tras él. Por órdenes de Eve solamente entraron cuatro trabajadores con ellos, uno de ellos el combatiente del Charmander.

    Alumbrados por la luz de varias linternas pronto confirmaron que estaban en la entrada al palacio de Pokémopolis, unas escaleras descendentes llenas de decoraciones y pinturas alrededor. Al final de las escaleras las siete personas se encontraban en medio de una enorme galería que se perdía en la oscuridad.

    La galería tenía puertas a izquierda a derecha que parecían llevar a más salas. Entre puerta y puerta había estatuas de diferentes Pokémon, estatuas de piedra cubiertas de musgo. De vez en cuando podían ver como gotas y chorros de agua caían del techo erosionando el suelo.

    – Parece que hace mil años estas paredes eran blancas. Los dibujos de la pared parecen revelar que hubo un Pokémon responsable tras la destrucción de Pokémopolis – Comentó John mientras observaba un dibujo muy esquemático de un Gengar y un Alakazam destruyendo una ciudad muy antigua. Sobre ambos Pokémon parecía haber un tercer Pokémon rodeado de líneas de los siete colores del arcoíris, aunque esta parte del dibujo no se había conservado bien.

    – Las estatuas también estuvieron pintadas y para el tamaño que tenían estaban muy bien detalladas. – Dijo Archi observando un Gengar y un Alakazam de piedra. Después también vio estatuas de otros Pokémon como Ampharos o Pinsir.

    – Continuemos hacía el fondo de la galería. Si alguien necesita retroceder por que la humedad no le deja respirar que no se preocupe. – Alertó Eve. – Los demás debemos continuar.

    Poco a poco fueron avanzando hacia delante en busca del final de la galería, aunque ésta parecía no tener fin. De repente, un crujido empezó a sonar en el techo.

    – ¡Retroceded! – Dijo John al escuchar los ruidos de rocas partiéndose. Los siete retrocedían y salían corriendo.

    De repente varias rocas comenzaron a caer del techo junto con una enorme y redondeada sombra que decía una y otra vez Claydol. El Pokémon cayó pero sin llegar a tocar el suelo ya que éste levitaba. Además, estaba lleno de musgo y en algunas partes su cuerpo de arcilla parecía tener algunas roturas.

    Eve y los seis hombres se detuvieron y miraron atrás para presenciar al Pokémon gigante. El miedo y la tensión recubrieron sus cuerpos al ver los rojizos ojos del Claydol que no parecía estar de buen humor. El Pokémon comenzó a expulsar un aura rosada de su cuerpo que lo fortalecía.

    – ¿Qué está haciendo? – Preguntó uno de los trabajadores.

    – Está usando Paz Mental. – Dijo Archibald.

    – ¿Qué quiere decir eso? – Volvió a preguntar el trabajador haciendo que Eve respondiera.

    – Que vayáis sacando vuestros Pokémon. Es hora de pelear.



    Pronto tendréis el siguiente capítulo.




     
    Última edición: 23 Agosto 2016
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    jonan

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    3º Capítulo: “El maestro del rayo”


    En Kanto existe una competencia que se celebra desde hace siglos. Los seis maestros de los seis templos compiten una vez cada trece años para ver quién es el mejor y así poder calmar las tensiones que en el pasado existieron entre estos maestros y sus seguidores. El ganador del torneo debía llenar el trono en el gran Monasterio del Maestro durante esos años, así cumpliendo su trabajo de mediador entre los diferentes Templos esparcidos por Kanto.

    La llamada a los diferentes maestros era un importante acontecimiento que atraía a la gente de todo el mundo, así creando un numeroso peregrinaje hacia el norte de Kanto, así finalizando en el Monasterio del Maestro.

    Cada Maestro controlaba un elemento y sus Pokémon se especializaban en estos. Así era el caso del Maestro del Rayo cuyo templo se hallaba sobre el Túnel Roca, en lo más alto de la montaña que lo cubría.

    El Templo del Rayo era un gran torreón de ocho pisos construida con ladrillos de arenisca. Esta piedra amarillenta había sido cincelada y las numerosas ventanas estaban decoradas con detalles de Pokémon eléctricos. En lo alto del torreón un tejado puntiagudo acababa en una larga vara de hierro que hacía de pararrayos. Frente al templo había cuatro campos de batallas separadas en parejas por un camino de piedra negra. Este camino tenía estatuas de la misma piedra negra que el camino, estatuas de los anteriores Maestros del Rayo junto con sus Pokémon. Finalmente, el templo y los campos de combate estaban rodeados por una pequeña muralla de piedra amarillenta.

    En lo alto del Templo se hallaba el maestro, sentado en el suelo con las piernas cruzadas y observando a su Jolteon entrenar contra un Pikachu salvaje. El templo entero estaba repleto de familias de Pichu, Pikachu y Raichu y allí se les trataba como cualquier otro habitante del lugar. Es más, éstos tenían sus propios hogares junto a los campos de batalla, unas pequeñas casas de madera con forma de barril tumbado.

    – Jolteon, Bola Sombra. – Jolteon lanzó una potente esfera negra que fulminó a Pikachu de un solo golpe.

    – ¿Ese Pikachu no se rendirá nunca? – Dijo un segundo hombre mientras entraba en la sala mirando al Pokémon debilitado.

    – Con esta ya le habré derrotado cincuenta y siete veces.

    – Jolteon, Bola Sombra. – Jolteon lanzó una potente esfera negra que fulminó a Pikachu de un solo golpe. El Maestro se río descaradamente del Pikachu.

    – ¿Ese Pikachu no se rendirá nunca? – Dijo un segundo hombre mientras entraba en la sala mirando al Pokémon debilitado.

    – Con esta ya le habré derrotado cincuenta y siete veces.

    – ¿Por qué no se rinde?

    – Porque quiere ganar a mi Raichu de una vez, cosa que de momento es imposible para él.

    – Pobre Pokémon. – Dijo el preocupado hombre.

    – ¿Ha qué has venido? Todavía no es la hora de comer.

    – Ha llegado un Pidgey mensajero. La Central Eléctrica ha vuelto a caer.

    – ¿Qué? – De un solo lato se levantó del lugar.

    – Me dijiste que te avisará si volvía a ocurrir…

    Antes de que acabará la frase el Maestro ya había salido de la sala y corría escaleras abajo. El otro hombre, el sirviente del Maestro, se quedó sorprendido al igual que Jolteon, el cual había sido olvidado en la sala.

    – Yo que tu correría a por él. – Le dijo el sirviente a Jolteon.

    Y Jolteon, al igual que su Maestro, partió montaña abajo hasta llegar a la Central de Energía. Allí ambos se juntaron.

    – Perdona Jolteon. – Dijo el Maestro al darse cuenta que había abandonado a su Pokémon. – Me he emocionado demasiado. Pero si esto nos sale bien posiblemente podamos ganar el torneo de los maestros.

    Jolteon recordó la batalla de hace 13 años, donde un Tropius lo lanzó fuera del recinto de un traumático ataque Lluevehojas. La idea de victoria lo llenó de energía e hizo un gesto para que ambos entraran.

    El Maestro era el más joven de los seis maestros, apenas tenía treinta y cinco años. Su cabello era muy largo y rubio, de estatura, en cambio, no era muy alto. Siempre vestía su traje de Maestro del Trueno, una larga túnica blanca aunque muy sucia, un cinturón marrón y la Espada del Trueno en la cintura. Esta espada simbolizaba quien tenía el poder sobre el Templo del Trueno, una espada con el mango de oro y unas gemas amarillas y blanquecinas como decoración.

    Ambos se adentraron en la Central y la gente los reconoció rápido. A pesar de ello el fallo en la Central era más importante y todo el mundo tenía trabajo que hacer. Pronto se le acercarían dos hombres, el dueño de la Central de Energía, un hombre gordo y con formas de hombre millonario, y otro de momento desconocido.

    – Buenos días Maestro. ¿En qué puedo ayudarle? – Dijo el gordo ricachón.

    – He oído sobre el apagón. Tiene pinta que habéis tenido otra subida de tensión que ha fundido los transformadores.

    – Así es. Conoces el problema de sobra. Cada vez que ese maldito Pokémon pasa cerca nos genera gastos millonarios. Es por eso que está vez he llamado a un experto para modificar la Central. Te presento a Víctor Volta, un especialista en centrales de Teselia.

    – ¿Teselia? Ha debido ser un viaje largo.

    – Así es. – comenzó el joven experto – Pero al hablarme de ese increíble Pokémon me convenció rápido.

    – ¿Qué idea tienes para que la central aguante la energía desprendida por Zapdos en su vuelo?

    – Modificar los transformadores y colocar un sistema para redirigir la energía sería suficiente. Pero la pregunta es otra. ¿Sabes cuánta energía desprende en su vuelo?

    – Para saber eso solamente hay una forma. Encontrar a Zapdos.

    – ¿Entonces me ayudarás a encontrarlo? – La propuesta del nuevo visitante era una auténtica locura, pero el Maestro realmente quería atraparlo.

    – ¿Y tú? ¿Me ayudarás a atraparlo? – Respondió el Maestro sorprendiendo al especialista.

    – Esperad, esperad, esperad. – Interrumpió el dueño que llevaba un rato callado – ¿Queréis atrapar al Pokémon de las leyendas? ¿El legendario Zapdos?

    – Sí. – Respondieron ambos simultáneamente y muy sonrientes.

    – Estáis locos… - respondió entre balbuceos mientras se retiraba.

    – Espera Reichenbag. – Dijo Víctor deteniendo al gordo trajeado. – Necesitaremos tu helicóptero.

    Ambos hombres no tardaron en ponerse manos a la obra. Víctor cogió algunas cosas, las metió a una mochila y ya estaba listo. El Maestro en cambio solamente necesitaba su móvil y sus Pokémon para la búsqueda del Pokémon legendario Zapdos. Salieron de la central y allí estaba el helicóptero listo para volar.

    – ¿Cuál es nuestro destino? – preguntó Víctor.

    – He llamado a un amigo del Kanto Squad. Zapdos ha ido dejando un rastro de apagones por lo que no tardaremos en encontrarlo. Al parecer se dirige a Johto, intentaremos interceptarlo en Ciudad Malva.

    – Esta bien, vayamos a Ciudad Malva.

    El helicóptero partió rápidamente hacia Johto y para la noche ya estaban cruzando el Monte Plateado. Allí el helicóptero tuvo que detenerse para repostar, pero este jamás llego a despegar.

    – Caballeros, siento decirlo pero el este de Johto está bajo una gran tormenta eléctrica y no nos dejan despegar hacía allí hasta mañana. – Dijo el conductor.

    – ¿Tienes algún plan? – Preguntó el experto.

    – La verdad que no me esperaba esto. Según mis cálculos en una hora Zapdos andará por Ciudad Malva, pero para mañana a la mañana ya se habrá ido de Johto.

    – ¿No hay ningún medio de transporte?

    – El Magnetotren está fuera de servicio y en un coche dudo que lleguéis a tiempo. – Explicó el aviador.

    – Espera… se me ocurre algo. El Magnetotren pasa por aquí al lado y, además, nos podría dejar en una ruta cercana a ciudad Malva. Si mal no recuerdo, hay una pequeña estación de emergencia a mitad del túnel que cruza el Monte Plateado. Allí habrá alguna locomotora eléctrica casi seguro. Con mis Pokémon eléctricos podremos impulsarlo sin problema alguno.

    – Pues está todo hablado. Partamos hacía allí.

    Los dos hombres estaban igual de emocionados. Corriendo montaña abajo durante un cuarto de hora llegaron a una caseta de hormigón con una puerta metálica. Sin pensárselo dos veces, el Maestro del Trueno lanzó su Pokéball.

    – Jolteon, Bola Sombra.

    De un solo ataque la puerta cedió y quedó el paso libre. La fría caseta escondía una larga escalera circular que bajaba a las profundidades de la montaña. Una vez llegaron al fondo de las escaleras pudieron ver el largo túnel que no parecía tener fin por ninguno de los dos lados. Frente a ellos una gran locomotora de color rojo anaranjado les esperaba. Los dos se montaron en ella y observaron los mandos.

    – Déjame darle energía a ésta máquina. – Dijo Víctor Volta mientras apartaba a su reciente compañero. – Adelante Eelectross. Quiero que muerdas la batería bajo el mando y le des energía.

    El Maestro abrió una puerta y el Pokémon clavó sus dientes en unas ranuras verticales. La maquinaria se puso en marcha al instante. El joven Maestro giró una palanca noventa grados y la maquina comenzó a avanzar.

    – Dale caña. – Dijo el experto, mientras que el otro giraba la palanca otros noventa grados.

    El velocímetro comenzaba a marcar los ciento cincuenta kilómetros por hora cuando salieron del túnel y pudieron ver como el cielo estaba completamente cubierto de negras nubes tormentosas. De vez en cuando poderosos rayos caían del cielo destruyendo todo a su paso.

    – Creo que estamos acercándonos. – Dijo el Maestro al rato.

    – Esas sombras de allí… – Comentó Víctor mientras observaba una enorme sombra en las nubes.

    – Sí. Es Zapdos.

    Parar el tren y se bajaron de las vías del Magnetotren con la ayuda de un árbol. Se hallaban en la ruta treinta y dos, ruta que el Maestro reconoció rápido. Debían ir al norte para llegar a Ciudad Malva.

    Sin descanso alguno los dos fueron corriendo hacía la ciudad. En menos de un cuarto de hora ya habían llegado a la ciudad. Sus miradas fueron directas a la Torre Bellsprout, torre de treinta metros con su cabeza escondida entre las negras nubes. Mientras, la sombra de Zapdos se acercaba lentamente a la torre entre peligrosos truenos. Ambos estaban atónitos al ver que tenían al gran legendario delante de sus narices. El maestro fue quien osó a romper el silencio.

    – Creo que deberíamos subir.
     
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    mastermystery

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    Me gusto la historia del maestro del templo del rayo y la de la excavación , pero inicias una historia en un capitulo y continuas con otra diferente ¿son diferentes historias que se unirán en algún punto? ¿o es una especie de antología desordenada?.

    ¡Saludos!
     
    Última edición: 25 Agosto 2016
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    jonan

    jonan Jonan1996

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    Son diferentes historias que irán poco a poco uniéndose, es más están ocurriendo durante el mismo día.
    Gracias por el comentario :)
     
    Última edición: 25 Agosto 2016
  7.  
    mastermystery

    mastermystery el enigmático

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    Ah ya me parecía y de nada :)
     
  8.  
    jonan

    jonan Jonan1996

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    Los últimos días de Kanto (Game of Pokémon)
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Acción/Épica
    Total de capítulos:
    36
     
    Palabras:
    1800
    4º Capítulo: “Every Reichenbag”


    – Eevee, no te vayas muy lejos. – Le decía Every, una chica de trece años, a su revoltoso Eevee. – Si te pierdes jamás llegaremos a la Montaña Evolución.

    Al sur de Ciudad Fucsia se encontraba Ciudad Roca, un lugar famoso por la montaña Evolución que tenía muy cerca. Ciudad Roca era un lugar lleno de grandes casas y mansiones blancas y tejados azules, una ciudad de gente bastante adinerada.

    Tras la ciudad se hallaba la Montaña Evolución, una altísima y puntiaguda formación rocosa que siempre estaba llena de buscadores de piedras. El nombre de la montaña le provenía de las numerosas rocas evolutivas que podían encontrarse enterradas, aunque las intenciones de Every era muy diferentes.

    Every era una chica rubia que apenas tres meses atrás había abandonado su casa para comenzar su aventura como entrenadora Pokémon. Hija del millonario dueño de varias Centrales Energéticas, su padre le había regalado seis Eevee el día de su treceavo cumpleaños.

    – ¿A qué te gustaría evolucionar? – Les preguntaba a sus Eevee mientras les enseñaba fotos de las posibles evoluciones.

    Los primeros en evolucionar fueron dos Eevee que siempre andaban compitiendo. El primero quería transformarse en un Vaporeon y el segundo, que jamás lograba ganar al otro, quiso evolucionar a un Jolteon para poder ganarle. Poco después evolucionaria uno de los Eevee a Umbreon una noche que Every limpiaba a sus Pokémon en un riachuelo. Por último, el cuarto Eevee evolucionaría a Glaceon una fría mañana de invierno en las Islas Espuma cundo éste se frotó contra una fría roca en lo más profundo de una caverna helada.

    Allí, en las Islas Espumas, Every escuchó sobre la Montaña Evolutiva, un lugar único donde poder evolucionar a los Pokémon con facilidad. Pero a ella lo que le interesaba era la Roca Musgo. Al parecer, en la falda norte de la montaña existía un pequeño valle lleno de rocas evolutivas que hasta el momento no había sido muy explorado por los numerosos peligros. Al fondo de éste valle, junto al nacedero de un rio, se hallaba la Roca Musgo, roca que podría hacer evolucionar al quinto Eevee.

    – Eevee, ya falta muy poco. – Decía ella mientras su Pokémon saltaba de alegría una y otra vez. – Pronto podrás tener la evolución que siempre has deseado.

    – ¿Te diriges al valle? – Preguntó una chica que se acercaba por detrás de edad similar a la de Every, pelo moreno y acompañada de su Gloom.

    – Así es.

    – Pues dudo que lleguéis antes que yo, sois demasiado lentas. – Dijo un chaval prepotente, pelirrojo y algo más mayor que las otras dos, el cual se encontraba en lo alto de una roca. – ¡Vamos Vulpix! – El Pokémon apareció de un lado de la roca a toda velocidad y se dirigió hacía el valle.

    – ¡Corre Eevee!

    – ¡Vamos Gloom!

    Los tres Pokémon salieron a toda velocidad, el Vulpix por delante, Eevee muy cerca y Gloom bastante más rezagado. Pronto la montaña cogería una forma de uve señal de que se acercaban al valle.

    – ¡Vulpix! ¡Llamarada! – Dijo el pelirrojo. Vulpix se detuvo y miró al Eevee que se acercaba por detrás. Después atacó.

    – ¡Protección! – Gritó Every que venía bastante más atas. Eevee, apurado, detuvo el ataque de su enemigo.

    – ¡Somnífero! – Gloom, que veía junto a su entrenadora, comenzó a soltar un polvo amarillento a través de la flor de su cabeza.

    – ¡Corre Eevee!

    – Vamos Vulpix.

    Ambos entrenadores salieron corriendo con sus Pokémon al ver el Somnífero que los dejaría fuera de juego. A pesar de ello la carrera no finalizó.

    – Ataque rápido. – Dijo el pelirrojo.

    – Esquívalo y Mordisco. – Vulpix se lanzó a toda velocidad, pero Eevee lo esquivó con facilidad y consiguió morder a su oponente en un costado.

    – ¡Llamarada! – Aprovechando la cercanía de Eevee, Vulpix lanzó el ataque dando de lleno a Eevee haciendo que este último cayera dolorido.

    – ¡Sigamos! – El pelirrojo continuó con su Pokémon mientras que Every llegaba a donde el suyo, el cual estaba en el suelo algo dolorido. La quemadura, por suerte, no era del todo grave y Eevee pudo continuar.

    – Eevee, iremos con todo. – Dijo la chiquilla de forma muy arrogante.

    – Bomba lodo. – Gloom llegaba por detrás con su entrenadora.

    – ¡Doble Filo! – Eevee se lanzó contra el Bomba Lodo, destrozándolo, y chocando de lleno contra Gloom, así lanzándolo por los aires. Éste chocó contra una roca que lo dejó muy mal. Eevee también se encontró dolorido por el golpe propinado, pero sus ansias de llegar primero eran superiores.

    – Vayamos a por ese Vulpix. Acabaremos con él de un solo golpe.

    El pelirrojo se adentró en el valle y Every al poco rato. El valle era un lugar totalmente diferente al resto de la rocosa montaña. En esta parte del monte, apenas daba el sol, árboles y flores de todos los colores llenaban hasta el último huevo, por medio del valle un transparente riachuelo descendía lentamente y la variedad de Pokémon era increíble.

    Every corrió valle arriba siguiendo el paso del rio. Pronto se encontró con el pelirrojo, el cual luchaba contra un Poliwhirl. Este Poliwhirl defendía a su familia de Poliwag y a pesar de los intentos del pelirrojo por convencerlo de que no quería hacerles daño el Pokémon acuático no se confiaba.

    – Vulpix, parece que solo nos va a quedar luchar. Energibola.

    Vulpix atacó con una esfera verdosa a su oponente que pegó de lleno al Poliwhirl debilitándolo. Su error fue no darse cuenta de que habían sido rodeados por varios Paras, Exeggcute, Oddish, Tangela, Psyduck y Poliwag.

    – Yo que tu correría. – Dijo Every mientras pasaba por la espalda del otro. Nervioso por la situación al ver todos los Pokémon malhumorados, el pelirrojo continuó corriendo riachuelo arriba detrás de Every.

    Finalmente llegaron a la Roca Musgosa, pero allí, frente a la roca, se hallaba un obstáculo que no se esperaban. Un Golduck parecía ser el líder del valle, junto con un Exeggutor y un Parasect que lo acompañaban a izquierda y derecha.

    – Esto no me lo esperaba. – Dijo Every al ver a los tres Pokémon en posición ofensiva.

    – Parece que nos va a tocar luchar.

    – Pues no lucharéis sin mí. – La morena, junto a su Gloom, aparecieron por detrás.

    – ¿No estaba muy malherido? – Preguntó Every mirando al Gloom.

    – Tranquilos. Gloom siempre lleva una Baya Aranja encima.

    – Tened cuidado con Golduck. – Interrumpió el pelirrojo. – Su Hidrobomba podría debilitar a nuestros Pokémon de un solo golpe.

    – ¿Acaso lo conoces? – Preguntó la chica recién llegada.

    – Digamos que me robó una Piedra Fuego varios días atrás y al intentar recuperarla debilitó a mi Vulpix. Bueno, va siendo hora de pelear.

    – Gloom, Somnífero. – Gloom lanzó su ataque Somnífero contra los tres Pokémon, pero Golduck respondió con Psíquico haciendo retroceder todo el polvo hacía los chavales.

    – Vulpix, usa Llamarada para eliminar el Somnífero. – Vulpix atacó eliminando el polvo con facilidad. Aprovechando que el Pokémon ígneo estaba algo más avanzado que los otros dos, Golduck atacó con su potente Hidrobomba.

    – ¡Energibola! – Dijo la morena. Gloom lanzó una esfera verdosa que chocó contra la Hidrobomba y creó una enorme nube de vapor. A pesar de ello el ataque de agua no se detuvo y pegó de lleno en Vulpix dejándolo muy malherido. Golduck, entonces, cruzó sus brazos e hizo un Tajo Cruzado que remataría a Vulpix.

    – ¡Última Baza! – El cuerpo de Eevee comenzó a brillar mientras corría hacía Golduck. El Pokémon pegó un salto para asestar el golpe final pero el Parasect se interpuso en el camino recibiendo el tremendo golpe.

    El Parasect cayó bastante malherido, pero en el descuido de Eevee Golduck aprovechó para atacar con Tajo Cruzado. Eevee retrocedió varios metros a causa del golpe pero no los suficientes como para estar a salvo. En aquel momento, Exeggutor entró en acción y usó Espacio Raro.

    – ¿Qué ocurre? – Dijo Every preocupada mientras veía que toda la zona se quedaba dentro de un aura cúbica.

    – Ha usado Espacio Raro. A partir de ahora los Pokémon lentos serán más rápidos dentro de esta zona. Ahora nos tienen ventaja.

    Parasect volvió a su posición de combate, aunque claramente se encontraba muy dolorido por el golpe de Eevee. Exeggutor continuó con su estrategia y de sus tres cabezas dos esferas luminosas salieron disparadas al cielo. Estas provocaron que el sol pegara más fuerte. Era Día Soleado.

    – Tened cuidado con Exeggutor, seguramente vaya a usar Rayo Solar.

    Y así fue. El Pokémon usó instantáneamente Rayo Solar, sin tiempo alguno de carga, y cruzó el campo de batalla hasta golpear a Eevee. El Pokémon intentó resistir el impecable ataque pero sus fuerzas tampoco eran excesivas.

    – Vulpix, cubre a Eevee. – Dijo el pelirrojo mientras Vulpix se recuperaba del golpe.

    – Gloom, acompaña a Vulpix.

    Ambos Pokémon protegieron al Eevee que luchaba por continuar en pie. Exeggutor, mientras, preparó otro potente Rayo Solar.

    – ¡Llamarada! – Gritó el pelirrojo queriendo detener a Exeggutor. Vulpix lanzó con todas sus fuerzas el ataque fortalecido con el Día Soleado. Exeggutor no pudo aguantar el ataque y cayó fulminado.

    – Quedan dos. – Dijo la morena. – Gloom, Bomba Lodo contra Parasect. – Gloom lanzó el ataque que Parasect detuvo con Tijera X. Parasect saltó con idea de atacar desde arriba con otro Tijera X. – Bomba Lodo al aire sin parar.

    Gloom comenzó a soltar bolas de lodo sin parar desde la flor de su cabeza. El ataque dio de lleno en Parasect una y otra vez. El Pokémon salió por los aires hasta caer debilitado tras Golduck. Solo quedaba uno.

    – ¡Eevee! ¡Vamos con todo! ¡Última Baza!

    El Golduck, despistado al ver sus dos compañeros debilitados, recibió el golpe de Eevee de lleno haciendo que saliera por los aires hasta chocar contra la Roca Musgo. Eevee, al ver que había ganado, comenzó a caminar hacia la roca. Gloom y Vulpix hicieron lo mismo.

    Tras la roca vieron como Golduck había robado muchas piedras evolutivas. El pelirrojo recuperó la Piedra Fuego que le habían robado y se la entregó a su Pokémon. La morena hizo lo mismo, cogió una Piedra Hoja y se la dio a Gloom. Eevee simplemente se puso encima de la Roca Musgo y se tumbó sobre ella.

    Los tres Pokémon evolucionaron simultáneamente. Vulpix evolucionó en un magnifico Ninetales, Gloom en un peligroso Vileplume y Eevee, finalmente, en un hermoso Leafeon. El trío de jóvenes se quedó ilusionado al ver los Pokémon evolucionar.

    – Creo que deberíamos irnos. – Dijo el pelirrojo al recordar los peligros de valle.

    – Estoy de acuerdo. – Respondió la morena.

    Entre bromas y halagos sobre el combate los tres personajes salieron del valle y para antes del anochecer ya se encontraban en Ciudad Roca, lugar donde se despidieron. Every se acercó a un Centro Pokémon para sanar a sus Pokémon y poder descansar durante la noche.

    A la mañana siguiente una vieja conocida apareció en la puerta del centro Pokémon. Era Samantha, una amiga de la infancia, entrenadora de Eevee y además tenía ganas de pelear.
     
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    mastermystery

    mastermystery el enigmático

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    Interesante ¿porque ese Golduck recolectaba aquellas piedras evolutivas ? y que Every fuera hija de un millonario dueño de centrales electricas ¿relacion con el capitulo anterior ? .

    Saludos :)
     
    Última edición: 29 Agosto 2016
  10.  
    jonan

    jonan Jonan1996

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    Antes de nada, voy a contestar a mastermystery a sus dos preguntas.
    La primera, la explicación sería que los Pokémon del valle están cansados de que la gente ente al lugar a perturbar la paz por esas gemas, por lo que el trió pelea con todo el que entra a su habitat de forma violenta con intención de alejar a toda persona, y bueno, ya que están roban las piedras para su propio bien. Digamos que esta parte hubiera alargado mucho el capitulo y lo hubiera hecho mas pesado (en mi opinión de por si el capitulo era un poco pesado, por lo que decidí no alargarlo más).
    En cuanto a la segunda pregunta... obviamente son padre e hija, más adelante se verá como es esa relación y como influye en la historia.
    Dicho esto aquí va el capítulo.


    5º Capítulo: “Madame Boss”


    Bajo Ciudad Azulona se encuentra un lugar donde las leyes del exterior no rigen. Bajo Ciudad Azulona existe una ciudad subterránea conocida como el Mercado Negro donde un líder establece lo que se denomina paz, el único tipo de paz que puedes encontrar en un lugar donde el crimen es un negocio.

    La existencia de este lugar era un secreto a voces. La gente sabe cómo entrar, como salir y que tipo de acciones se llevan a cabo, pero lo realmente complicado de este mundo en las sombras es saber cómo sobrevivir.

    Este mundo estaba controlado por Gérard Silvers, un señor de la guerra que se enriqueció vendiendo armas y equipamiento de alta tecnología a diferentes organizaciones criminales. Cuando el Team Rocket desapareció hace una década, Silvers ocupó la antigua base que había bajo el casino con la ayuda de sus mercenarios y la amplió hasta convertir el subsuelo de la ciudad en el centro del crimen en las regiones cercanas como Hoenn, Johto o Sinnoh.

    Pero aquel día un nuevo visitante llego al Mercado Negro. Por la entrada submarina situada bajo el carril de bicis un negro submarino entró al puerto subterráneo. La enormidad del vehículo sorprendió a todas las personas que allí estaban realizando sus transacciones, aunque más se sorprendió la gente al reconocer la gran erre roja pintada a ambos lados del submarino.

    La escotilla superior se abrió y dos hombres vestidos de negro salieron. Mientras, los operarios del puerto sacaron un puente para conectar la escotilla superior y el puerto. Tras los dos hombres una mujer mayor salió. Esta tenía el pelo azul oscuro, una falda de tubo negra, medias oscuras, una camiseta escotada también negra y una americana roja abierta solamente a la altura del pecho.

    La mujer cruzó al puente y los dos soldados la seguían por detrás. Más soldados armados salían del interior y se ponían tras la mujer hasta montar un ejército de cincuenta hombres. Después, comenzaron a caminar hacia lo que era la ciudad subterránea, un enorme mercado compuesto por pequeñas casas de piedra y naves industriales.

    – Menudas pintas lleva esa vieja. – Susurró un hombre.

    De repente la mujer le propinó una patada en la cara que lo tumbó en el suelo inconsistente.

    – ¿Que forma de tratar a una mujer es esa?

    La gente comenzó a apartarse del camino de esta mujer mientras comenzaba a escucharse el nombre del Team Rocket entre susurros. Pero nadie reconocía a la imponente mujer.

    De repente, la mujer se detuvo en uno de los edificios más humildes del lugar, el cual tenía un pequeño puesto de Colas de Slowpoke fritas.

    – Señor, póngame dos. – Dijo la mujer recordando el delicioso sabor de las colas que comía tantos años atrás. El señor inmediatamente le puso dos dentro de un cucurucho de papel.

    – Son 500 Pokécuartos. – Se atrevió el vendedor ante las miradas de la gente colindante.

    La mujer primero le pegó un mordisco a la cola y vio si era de su agrado. Al dar el visto bueno sacó su cartera de cuero y pagó lo comprado.

    – Gracias, Madame Boss. – Aquel vendedor si que reconoció a la antigua líder del Team Rocket.

    – Esta muy bueno. Seguramente me pase otro día, pero primero debo hacerme con este lugar.

    La mujer continuó su camino hasta llegar a un palacio de estilo Japonés el cual estaba rodeado por un jardín muy vivo. Para entrar cruzó un pequeño puente rojo y amarillo el cual pasaba por encima de un foso llenó de Goldeen y Magikarp. Después llegó a la puerta el cual estaba vigilado por dos enormes hombres y sus Machamp. Los soldados se quedaron fuera del recinto.

    – Buenas tardes. – Comenzó ella. – Mi nombre es Madame Boss y tengo que hablar con vuestro jefe. Decirle que estoy aquí.

    Rápidamente uno de los gorilas cogió un telefonillo y llamó a la secretaria de Gérard Silvers. Después de algunas voces de incredulidad, los hombres dejaron pasar a la mujer. Cruzó varios pasillos muy angostos y llegó a una plaza interior la cual tenía un hermoso jardín muy iluminado en su interior.

    El jardín tenía una gran charca llena de Feebas, Goldeen y Magikarp. El lugar estaba lleno de flores de todo tipo de colores y a un lado tenía unas plataformas escalonadas con diferentes bonsáis muy bien cuidados. Entre las flores y los bonsáis se podían ver algunos Bonsly y Sudowoodo, incluso uno de ellos dorado. En medio del jardín estaba Gérard Silvers acompañado de su Milotic.

    – Bienvenida a mi casa, Madame Boss. – dijo el hombre muy encantador mientras le extendía la mano a mujer. Cogió la mano de ella y le dio un beso en el exterior de la mano.

    – Muchas gracias por dejarme entrar sin haberte avisado.

    – No todos los días acojo a una leyenda del crimen. La gente pensaba que eras abono para las plantas. ¿Dónde has estado todos estos años?

    – Digamos que es una historia larga. El cáncer no es una buena compañera. Creía que mi hijo seguiría mis pasos pero cuando superé la enfermedad pude ver como los veinticinco años de Team Rocket se habían ido al garete. Pero eso es agua pasada. Ahora mismo estoy aquí y he vuelto con más fuerzas que nunca.

    – Es bueno saber que vuelves. Antiguamente hicimos buenos negocios, siempre podemos recuperar las viejas costumbres.

    – Ese es el problema de la derrota del antiguo Team Rocket.

    – ¿Cuál? – dijo Silvers extrañado.

    – La excesiva competencia. – De repente Madame Boss desenfundo el revolver que siempre llevaba bajo su roja americana.

    – ¿Qué haces? – Preguntó el otro sin ningún atisbo de preocupación.

    – Tomar el control del Mercado Negro.

    – ¿Estás loca? ¡Jamás saldrás viva de aquí!

    – Siento discrepar.

    Sin inmutarse Madame Boss disparó su arma clavando una bala en el entrecejo de Gérard Silver. Los Pokémon del jardín salieron corriendo. Milotic, al ver el inerte cuerpo de su amo, atacó con Mordisco a la mujer. Madame vacío su revolver en él. Milotic cayó al suelo en seco.

    Madame, al ver que no tenía más enemigos, se giró y vio a la secretaria de Silvers.

    – ¿Tú eras su secretaria no? – Ella asintió aterrorizada. – Pues ahora trabajas para mí. Llévame al despacho del difunto y avisa a los gorilas de la entrada de quien manda ahora.

    Madame subió a lo más alto del palacio, una enorme sala llena de antigüedades. Al fondo, frente a la ventana, se hallaba el ordenador de Silvers y el antiguo sillón de cuero al que solía llamar El trono.

    Madame Boss se sentó en el asiento y cogió un pequeño micrófono que extendía su voz por todo el Mercado Negro.

    – Buenas tardes a todos. – Comenzó la mujer a hablar a los extrañados habitantes. – Lo primero que he de deciros es que tengáis calma. Gérard Silvers, el cual los últimos ocho años ha poseído el control del Mercado Negro, ha cedido sus poderes a mí, Madame Boss, líder del Team Rocket. Como todos pensaréis, el Team Rocket había sido disuelto, pero eso es agua pasada. El Team Rocket ha vuelto más fuerte que nunca y está listo para poner a Kanto, no, al mundo bajo sus pies! Todos los que estéis dispuestos a uniros o a apoyar esta causa uniros al Team Rocket. Los que no, tenéis veinticuatro horas para desaparecer. La decisión es vuestra, pero decidir bien, quizás algún día lo lamentéis.

    El discurso finalizó dejando un gran silencio en el lugar. Simultáneamente, otros dos submarinos del Team Rocket entraron en el puerto y de cada uno bajaron más de cien soldados acompañados de algunos sargentos y capitanes. En menos de una hora el lugar estaba en manos del Team Rocket.

    A la noche todos los altos cargos de Kanto se reunieron en la sala en lo alto del palacio, pero de los tres sargentos, el cargo más alto tras el de Madame, solo se hallaba uno, el sargento Tudor. Junto a él estaban dos de los seis capitanes, el siguiente cargo tras el de sargento. Estos eran el capitán Tyson y la capitana Arsenia.

    – Señora. A pesar del éxito de la misión, usar su revolver ha sido demasiado imprudente. Por lo menos podía haber usado cualquiera de las armas laser. Si los hombres no hubiesen neutralizado la seguridad mientras usted conversaba con él posiblemente alguien hubiera muerto. – Explicaba Tudor, una de las pocas personas capaces de cuestionar los actos de Madame.

    – Soy un amante de lo clásico. Esas armas que usáis, tan modernas, no aprecian el gusto de apretar el gatillo de un revolver. Sentir como las balas abandonan tu mano para destrozar todo a su paso.

    – ¿Cuál es el siguiente paso? – Cambió Tudor de tema.

    – Para empezar avisa a escuadrón de Hoenn que comience con el plan. Tudor, tú mismo iras a supervisar la misión junto a otro de los sargentos. También te apoyarán tres capitanes de los cuales dos ya están allí. Estos serán Tyson, Terro y Darko. Hay mucho que hacer en esa región, algunos Pokémon legendarios pronto van a ser despertados, espero que llevéis mi plan a rajatabla.

    – ¡Si Madame! – Dijeron todos al unísono.
     
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    mastermystery

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    El team rocket ah vuelta , ¡y encima liderados por su líder original Madame boss! , planeo muy bien la toma de poder del mercado negro y cuando saco el arma y le disparo a Silvers y su pokemon no me lo esperaba (y evidentemente Silvers tampoco), es interesante que ella haga resurgir la organización y no Giovanni como en la mayoría de historias.

    ¡Saludos!
     
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    jonan

    jonan Jonan1996

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    6º Capítulo: “Sargento Tudor”


    Las órdenes de Madame Boss no se hicieron esperar. Aquella misma noche el plan Mega Hoenn entró en acción. Helicópteros del Team Rocket partieron desde su portaviones dirección Arrecípolis. En el interior de uno de los helicópteros iba el Sargento Tudor, un robusto hombre moreno con los brazos llenos de tatuajes de sus Pokémon.

    Su misión era ocupar Arrecípolis en el mayor silencio de todos, durante la noche, hora a la que la gente dormía. Los helicópteros se detuvieron en lo alto del cráter que rodeaba Arrecípolis, un blanco cráter con una ciudad en su interior, ciudad que después de la batalla sucedida ocho años atrás todavía estaba reconstruyéndose.

    Ayudados de arneses y cuerdas bajaron al interior del cráter y comenzaron a transitar las estrechas calles del lugar hasta llegar al gimnasio Pokémon del lugar. Dentro se encontraba Galano, el líder del lugar, el cual se había quedado hasta tarde entrenando con su Kingdra.

    – No hagas ningún movimiento raro. – Dijo el Sargento mientras Galano observaba a varios soldados apuntándole con armas laser.

    – ¿A qué habéis venido? – Preguntó el líder de gimnasio de forma calmada.

    – Si no quieres salir herido harás lo que te digamos. Para empezar, guarda tu Kingdra.

    – Esas no son formas de tratar a alguien. Hay que pedir las cosas con mayor educación.

    – ¿Te parece esto una broma? – Galano entre sus piernas comenzó a notar algo rodeando su cuerpo. Era el intimidante Arbok de Tudor. – Guarda a tu Kingdra si no quieres morir estrangulado.

    Después, a regañadientes, tuvo que cumplir la orden y guardó a su Kingdra en la Pokéball. Depositó las bolas en una bolsa negra y luego lo esposaron. Tudor ordenó esconder al entrenador en el almacén tras el gimnasio y puso un cartel de “cerrado por viaje” en la puerta para que nadie sospechara.

    – Sargento Tudor. Aquí el Capitán Tyson. Darko y yo tenemos el Centro Pokémon bajo control. – Explicó desde un walky. –

    – Buen trabajo Capitanes. Cambiar de ropa a los soldados que vayan a estar vigilando. Nadie debe descubrir nuestra llegada.

    – ¡Si, Sargento! – contestó al otro lado del aparato.

    – Sargento, debemos conseguir la llave. – dijo el tercer capitán, Terro, que venía por detrás.

    – No debes preocuparte. Yo me encargaré de sonsacarle a ese galán la ubicación de la llave.

    El Sargento rápidamente se puso manos a la obra. Entró en el almacén detrás del gimnasio y soltó a su Magcargo el cual desprendía un calor achicharrante. El cuerpo de Galano comenzó a sudar inmediatamente.

    – Viendo tu gimnasio es obvio que estás acostumbrado al frío. ¿Pero cómo aguantas el calor?

    – Esto no es nada. Aguantar la compostura en un concurso, eso sí que es duro.

    – Vaya, vaya, vaya… veo que tienes sentido del humor. Pero a aguantar tu tontería no es a lo que he venido. Busco la llave para entrar a la Cueva Origen.

    – Yo no la tengo.

    – No estoy de acuerdo. Sé que tú eres el responsable de ella.

    – No sé de qué me hablas.

    – ¿Estás seguro? – El Magcargo comenzó a acercarse lentamente hacia Galano aumentando la temperatura que tenía que aguantar.

    – ¿Qué vas a hacerme? ¿Quemarme hasta la muerte?

    – Solamente… apagaré tu agua. – El Magcargo pisó con su cuerpo de lava el pie del líder haciendo que desapareciera entre llamas y terribles gritos de dolor. Cuando el líder estaba casi inconsciente el Magcargo se retiró y el Sargento Tudor le hizo un torniquete para detener el sangrado.

    – Maldito… – Susurraba el líder entre sudores aguantando el dolor de su pie recién eliminado.

    – Dime donde está la llave y esto acabará rápido.

    – No…

    – Magcargo. – El Pokémon se acercó de nuevo y le quemó otro poco más, así eliminándole una primera parte de la pierna. Tudor volvió a hacerle otra cura para detener el sangrado. A duras penas, Galano continuaba consciente, aunque si mirada permanecía perdida.

    – ¿La llave? – Volvió a insistir.

    – Te… te mataré… – Dijo mientras la mirada se le iba hacía un cuadro tirado en una esquina del almacén.

    – Ahhh… – Dijo Tudor curioso y sonriente. – Descansa un poco. – Tudor acarició suavemente la cara de Galano y después le golpeó con la culata de su arma dejándolo finalmente inconsciente.

    Tudor se acercó al cuadro y lo revisó por todos los lados. Aparentemente no había nada escondido. Miró el dibujo. Era una imagen del lago de agua dulce frente al gimnasio en el que un submarino clavado en el fondo se apreciaba.

    Tudor tuvo una idea. Salió del lugar, se puso un traje de buceo y se lanzó al lago ante la atónita mirada de sus subordinados. El habilidoso buceador descendió a lo más bajo, donde algunos Clamperl dormían junto a el submarino amarillo abandonado, el cual estaba en la completa penumbra. Valiéndose de una escotilla abierta y llena de algas, el hombre entró en el submarino y comenzó a rebuscar todos los objetos que encontraba bajo el lodo acumulado mientras se alumbraba con una linterna.

    Esquivando varios Gorebyss vio una pequeña cápsula metálica que había sido dejada más tarde del abandono del submarino. La cogió y decidió continuar explorando por si encontraba algo más que le llamara la atención. Cuando finalizó su labor decidió volver a flote y ver que contenía la cápsula.

    En tierra firme abrió la cápsula delante de varios de sus hombres que miraban curiosos. Había encontrado la llave de oro que abría la Cueva del Origen. Rápidamente se secó, se cambió de ropa y partió hacia la entrada de la Cueva junto al Capitán Terro.

    Tudor metió la llave y la giró activando un mecanismo. Después los dos hombres empujaron la puerta y esta se abrió de par en par. La Cueva del Origen estaba delante de ellos, una iluminada Cueva llena de Rubíes, Zafiros y chorros de lava y agua. Con cuidado ambos avanzaron hasta lo más profundo de la cueva, lugar donde se hallaba un pequeño santuario construido con cuarzo blanco.

    – Capitán Terro. Váyase preparando. Pronto tendremos que recibir a Groudon y Kyogre en el lugar donde liberarán todo su poder.

    – A todo esto, Sargento. ¿No iba a estar presente otro de los Sargentos?

    – Así es. Pero antes de venir aquí tenía que encargarse de otro asunto. Madame Boss le dio permiso para saltarse la primera fase del plan. Cuando dos de los Pokémon Creadores despierten lo tendremos entre nosotros.
     
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    jonan Jonan1996

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    7º Capítulo: “John Clayton”


    De vuelta a las ruinas de Pokémopolis, los trabajadores de la expedición arqueológica se encontraban ante un grave problema. Un Claydol, de proporciones enormes, se encontraba listo para el combate. Los arqueólogos no tenían otra, había que luchar, tal y como dijo Eve. Archibald Rotenham sacó a su Abomasnow y su Aerodactyl. John Clayton sacó a su Golurk, a pesar de que hubiera preferido sacar a su Swoobat, el cual aún estaba muy cansado por el combate contra Charmeleon. El combatiente del Charmeleon también se hallaba en las ruinas y claro tenía que no iba a quedarse de brazos cruzados, por lo que sacó a su Dugtrio. Eve y los demás trabajadores no tenían Pokémon, salvo uno, que ayudó con sus Octillery y Marowak.

    – Tenemos a un Abomasnow, un Aerodactyl, un Golurk, un Dugtrio, un Octillery y un Marowak. – Pensó John en voz alta.

    – Tened cuidado de no destruir nada. – Comentó Eve malhumorada.

    – ¡Dejarme comenzar! – Dijo el viejo Archibald. – Abomasnow usa tu habilidad y Canto Helado.

    Abomasnow uso su habilidad nevada, lo que hizo que nevará por toda la galería. Después, su cuerpo se iluminó con un aura blanquecina del que comenzaron a salir afilados chuzos de hielo que golpearon de lleno en Claydol. A pesar de ello el ataque no le hizo nada al resistente Pokémon que seguía levitando como si nada ocurriera.

    – Aerodactyl, Colmillo ígneo a través de la nieve. – La boca de Aerodactyl se puso en llamas, lo cual le ayudó a atravesar la nieve con facilidad, hasta que clavo sus llameantes dientes en el duro cuerpo del Pokémon. Seguía sin inmutarse.

    – No funciona. – decía Eve. – Si sigues así la nieve va a destruir las pinturas de la pared.

    – Debemos atacar todos juntos. – Dijo el amo del Octillery.

    – Preferiblemente ataques de tipo planta o hielo.

    Y así hicieron. Abomasnow lanzó Gigadrenado, Dugtrio Golpe Bajo, Golurk Machada, Aerodactyl Acua Cola, Octillery Rayo Hielo y Marowak Doble filo. Todos atacaron, pero fueron rápidamente detenidos por el ataque Psíquico de Claydol que los lanzó fuertemente al fondo de la galería, muy cerca de la entrada.

    – Es muy fuerte. – Dijo Archi.

    – Tenemos que atacar juntos, pero con una estrategia planificada. – Dijo John.

    – ¿Alguna idea? – Dijo el dueño del Charmeleon y Dugtrio.

    – ¿Correr? – Propuso Eve.

    – Si Golurk y Abomasnow lo retienen quizás podamos atacarle directamente. – Propuso el entrenador del Octillery y el Marowak.

    Los Pokémon enseguida se levantaron y se recuperaron para volver a atacar. De repente, Claydol pasó al ataque y lanzó un potente Rayo Hielo.

    – Golurk, Machada contra el brazo derecho.

    – Abomasnow, Mazazo contra el brazo izquierdo.

    Ambos Pokémon pegaron un salto hacía sus dos brazos flotantes, así reteniéndolos por un breve instante. Aun así el cuerpo se movía con completa libertad.

    – Octillery, Surf. – El Pokémon atacó con Surf, un oleaje que desequilibró el cuerpo robusto de Claydol.

    – Dugtrio, Golpe Bajo. – Dugtrio, tras el oleaje, saltó hacia la parte más baja del Pokémon. Seguía sin inmutarse.

    – Aerodactyl, Acua Cola en la parte superior. – Aerodactyl cogió carrerilla y propinó el ataque, el cual pareció haberle hecho algo de daño. Claydol comenzó a gritar confuso por los ataques.

    – Marowak, Doble Filo. – Marowak, mientras un brillo despertaba alrededor de su cuerpo, cogió carrerilla y golpeó de forma fuerte en el cuerpo de Claydol haciéndolo retroceder.

    – Que fuerte… - Dijo Archibald.

    – No debemos dejarlo descansar. – Comentó John. – Golurk, Machada de nuevo. – Los dos brazos de Golurk se iluminaron y se dispuso a golpear.

    – Dugtrio, Golpe Bajo.

    – Abomasnow, Mazazo. Aerodactyl, Acua Cola.

    – Octillery, Energibola. Marowak, Doble Filo.

    Todos los Pokémon atacaron al mismo tiempo. Claydol, en cambio, intentaba aguantar los grandes golpes que había recibido. Tambaleó un rato, chocándose contra las paredes de la galería hasta que sus ojos quedaron en blanco.

    Finalmente Claydol cedió y cayó debilitado en el centro de la galería. Los Pokémon, exhaustos, descansaron en tierra firme mientras sus entrenadores les ofrecían los correspondientes tratamientos. Eve, mientras, continuó avanzando por la galería pasando por la derecha del Claydol. No tardó en llegar al fondo del palacio, lugar donde estaba el trono del rey de Pokémopolis. Tras de él se hallaba una gran pintura que ocupaba toda la pared. En ella se explicaba la historia del reino antiguo.

    – Chicos, venid. – Dijo Eve. – Esto es interesante.

    – Madre mía… - Dijo Archi. – Claydol protegía esta belleza.

    – Y ese Pokémon arriba del todo… ¿No es Ho-oh? – Preguntó el entrenador del Octillery y Marowak.

    – Así es. El mural explica la historia de Pokémopolis, el Reino Bajo Tierra. Al parecer hace miles de años existían siete reinos en conflicto. El príncipe, al ver que tenía que proteger su hogar, decidió ir en busca de un Pokémon que protegiera su casa a través de los milenios. En cambio, su padre, el rey, debía buscar la inmortalidad y por eso intentó arrebatar el poder a Ho-Oh. Como castigo, Ho-Oh envió dos Pokémon que destruyeran la ciudad. Estos serían un Gengar y un Alakazam de un tamaño increíble. Cuando el príncipe volvió vio que todas las casas del exterior habían sido destruidas, pero por suerte la parte subterránea seguía intacta. El príncipe, el cual había descubierto como capturar Pokémon de tal tamaño, atrapó al que sería el defensor del pueblo, Clefairy y guardó al Claydol atrapado en su viaje dentro del palacio. Lamentablemente, con la muerte de su padre y la destrucción del poblado el Reino cayó en decadencia hasta desaparecer.

    – ¿Entonces los objetos que contienen a los tres Pokémon gigantes siguen por aquí? – Preguntó el entrenador del Octillery y del Marowak.

    – No. Esos objetos fueron encontrados hace casi una década y puestos a salvo. Al parecer no hay más peligros en este lugar. – Explicó Archibald.

    – Aun así… Los otros murales explican los sucesos de épocas anteriores. – Comentó John. – Hablan sobre los conflictos entre los siete reinos antiguos. Por desgracia estas pinturas no se han conservado del todo bien.

    – Exactamente esta parte superior ha quedado bastante limpia. Pero no reconozco a ese Pokémon de la imagen… - Dijo Eve.

    – Es un Golett. Preevolucion de Golurk. – Detalló John.- Pero su tamaño es gigantesco, mucho mayor que el de este Claydol.

    – La pintura habla de una especie de tregua entre Pokémopolis y otro reino, y también habla sobre un ritual. El nombre del otro reino es… Pokélantis, el Reino de la alquimia.

    – ¿Hace un par de años no descubrieron ese lugar? – Preguntó Archibald.

    – Así es, pero por peligro el Kanto Squad cerró el lugar. No se más. – Eve hablaba muy seria. Debía entrar en la excavación de Pokélantis, pero iba a ser imposible.

    – ¿Entonces qué hacemos? – Preguntó el trabajador del Dugtrio.

    – Por ahora salir. Necesitamos archivar toda esta información.

    Salieron del lugar y los tres jefes aprovecharon para reunir la informa y hacer nuevas conjeturas. Mientras, el entrenador del Octillery y Marowak se juntó con el del Machamp para hablar a solas. Ambos eran soldados del Team Rocket.

    – El Capitán Terro ha sido enviado a Hoenn, por lo que nuestro contacto a partir de ahora será la Capitana Arsenia. – Dijo el del Machoke.

    – Debemos avisar de los Pokémon Gigantes. Quizás en las ruinas de Pokelantis haya un Golett de tamaño imposible.

    – Mandaré ahora mismo un mensaje escrito. A estas horas una llamada puede poner en peligro la misión.

    – De acuerdo. Yo me iré a dormir.

    Mientras, el entrenador del Charmander y Dugtrio se coló en la carpa donde Eve, John y Archibald trabajaban en busca de una solución al tema de Pokélantis.

    – Jamás nos dejarán entrar allí, y menos sabiendo lo del Golett gigante. – Exponía Archi

    – Solamente sería necesario colarnos una noche en la excavación. Las ruinas se descubrieron por completo hace ocho años. – proponía Eve.

    – Dejemos esa idea como última opción. – pensaba John.

    – No necesitaréis colaros. – La cuarta voz apareció en las sombras de la noche. – Yo puedo hacer que entréis en las ruinas de Pokélantis, aunque tendréis que entrar con una gran seguridad, y con el tema del Golett aún más.

    – ¿Qué haces aquí? – Dijo el precavido John.

    – Siento haberos mentido pero mi verdadera identidad es algo oculto. Yo, soy el agente 055, perteneciente al Kanto Squad.
     
    Última edición: 5 Septiembre 2016
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    mastermystery

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    Interesante al fin sabemos la historia de Pokepolis y de donde vinieron el Gengar , Alakazam y Clefary gigantes , ademas que ahora entraran a los restos de otra civilización antigua Pokelantis, también son malas noticias que soldados del team Rocket estén presentes en la excavación de incógnito, veremos que pasara en el futuro.
    Esa escena se repite dos veces , revisa la historia antes de subirla para detectar esos problemas.


    ¡Saludos! :)
     
    Última edición: 6 Septiembre 2016
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    jonan

    jonan Jonan1996

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    Gracias por la corrección, he hecho el arreglo, por si acaso lo revisaré luego a fondo.
     
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    mastermystery

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    De nada :) , no olvides que siempre es bueno revisarlo antes de subirlo.
     
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    jonan

    jonan Jonan1996

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    8º Capítulo: “El maestro del Agua”


    – Buenas noches a todos. – Dijo un hombre viejo a una gran muchedumbre que esperaba sus palabras, muchedumbre situada en un Templo al norte de Ciudad Celeste. – Ayer… Ayer, el Maestro falleció. El que durante treinta y tres años ha sido nuestro guía en el arte del agua, pasó a ser Espuma de Mar, pasó a ser parte del mar. Es por eso, que yo, hijo del Mar por palabra de nuestro Maestro, convoco el septuagésimo noveno torneo por el Maestro del Agua, el cual será nuestro representante en el cercano Torneo de los Maestros.

    El Torneo del Maestro del Agua se celebraba cada vez que un Maestro fallecía para poder así reemplazarlo rápidamente. Primero se realizaba una ceremonia en la que se enterraba al difunto en una galería situada bajo la plaza central del Templo del Agua. Acto seguido, los seguidores del Agua entraban en el templo de mármol blanco situado frente a la plaza central. Allí cada seguidor introducía una papeleta en una urna con el nombre de la persona que quisiera convertir en Maestro, así obteniendo diferentes votos. De los votos se lograban ocho luchadores, los cuales pelearían en batallas de uno contra uno en cuartos y en semifinales, y al llegar a la final esta se celebraría con un seis contra seis.

    Por sorteo se emparejó a los ocho contrincantes, los cuales algunos llevaban décadas peleando y mejorando para lograr el tan deseado puesto. Antes de los combates, se preparaba el lugar donde los aspirantes se colocarían, un escenario junto al campo de batalla con ocho tronos de madera encima. Este campo de batalla estaba rodeado por un antiguo anfiteatro de mármol blanco donde quinientas personas podían entrar.

    – Los primeros aspirantes son. – Dijo el árbitro. – Katya y Gadish.

    Katya bajo primero del escenario, una muchacha de mirada heladora, pelo muy oscuro, baja estatura y lentos movimientos. Tras ella bajó el ardiente Gadish, un joven pelirrojo, de andares ridículamente chulescos y vestido con un buzo de mecánico naranja abierto de cintura para arriba.

    – Sacad a vuestro primer y único Pokémon. – Katya sacó a su tranquilo Lapras, mientras que Gadish sacó a su agresivo Gyarados intimidante. Extrañamente, el Lapras ignoraba la existencia de su oponente, enfureciendo más al Gyarados. – Activad el campo de batalla. – Dijo el árbitro, haciendo que la posición de los combatientes y el mismo árbitro se alzará, mientras la parte más baja se llenaba de agua. – Qué comience el combate.

    Ambos Pokémon, flotando en el agua, comenzaron a girar quedándose constantemente cara a cara, pero sin tocarse. Gyarados rugía fuerte, mientras que Lapras se mantenía frío.

    – Gyarados, Danza Dragón. – El Pokémon Acuático-volador se iluminó en un rosado tono que subió su ataque y velocidad.

    – Acabemos rápido con esto. Lapras, Rayo. – El día se nubló y un tremendo Rayo cayó sobre Gyarados. Todos dieron por finalizado el combate, el cuerpo de Gyarados no podía aguantar tal ataque. Gyarados se hundió en las aguas del campo de batalla dejando a todos en silencio.

    – ¡Roca Afilada! – De repente unas potentes Rocas comenzaron a salir del fondo las cuales se acercaban a Lapras hasta golpearlo de tal forma que lo sacó del agua. – Ahora Bote. – Gyarados, totalmente inesperado, salió del agua lanzado y golpeó de lleno a Lapras en el aire.

    – Rayo Hielo. – Lapras intentó defenderse mientras caía pero Gyarados era muy rápido y lo esquivó con facilidad.

    – ¡Remata con Cascada y Roca Afilada!

    Gyarados creó una gran columna de agua que pillo de lleno a Lapras y lo lanzó contra el ataque Roca Afilada que uso después. Lapras no aguantaría este segundo Golpe y cayó debilitado sobre el agua.

    La gente se emocionó al ver el poderío de Gyarados, el cual hubiera caído debilitado en una situación normal. Katya, algo decepcionada, se retiró en silencio a su asiento mientras el público aplaudía.

    – No tienes por qué apenarte. – Dijo Gadish cuando volvió a su asiento. – Hace una década mi Gyarados fue derrotado de forma humillante ante un Lanturn. Allí aprendí que un ataque como el tuyo sería terrible. Es por eso que durante dos años me pasé entrenando en una cueva llena de Lanturn y Chinchou, todo fuera para resistir al poder del cielo. No te desanimes, cuando quieras volveremos a combatir.

    – Gracias por tu gesto. Un día prometo vencerte, tenlo en cuenta.

    – Espero ese día impaciente. – Dijo el pelirrojo entre carcajadas.

    – Ha sido una derrota humillante. – Interrumpió uno de los aspirantes. Katya, que gracias a Gadish se sentía algo mejor, volvió a hundirse.

    – ¿Te sientes mejor por decir eso? – Respondió Gadish.

    – Tus palabras solamente la alientan a que se esfuerce más, pero no a que repare sus errores. Sus errores la han llevado a esta humillación, dudo que quiera volver a pasar por esto.

    – Lo siento pero no estoy de acuerdo, Jeremy. La verdadera forma de mejorar es guiándote con el espíritu adecuado. Tu mentalidad fría y calculadora solamente hace que no puedas disfrutar del refrescante sabor de la batalla.

    – ¿La batalla? ¿Sabor? No me digas estupideces, el verdadero sabor reside en la victoria.

    – Jeremy, nos toca. – Dijo un cuarto hombre, viejo y con un carísimo traje de color beige.

    Ambos participantes se pusieron en sus lugares. El primero era Jeremy, el desagradable hombre de Teselia que luchaba con su Jellicent. El otro, en cambio, era Ternio, un millonario de Hoenn que dedicó su jubilación a los Pokémon de Agua, representado por su Whiscash.

    – Un hombre tan sabio como tú, todo un caballero, no andará pensando en esas estupideces que Gadish grita a los cuatro vientos.

    – Para serte sincero, adoro el nerviosismo que me provoca combatir, es realmente adictivo, y mis Pokémon también lo disfrutan. Ganar o perder que más me da, siempre tendré ganas de combatir de nuevo.

    – Parece ser que sólo eres otro viejo patético, aun así no pienso confiarme como Katya así qué prepárate porque voy con todo. Jellicent, Hidrobomba.

    – Whiscash, defiéndete con Cascada. – El potente Hidrobomba fue detenido por la columna de agua provocada por Whiscash. – Ahora Cabezazo Zen. – La cabeza de Whiscash se iluminó en un tono azulado mientras nadaba a toda velocidad contra Jellicent.

    – Rayo Hielo. – Jellicent lanzó su Rayo Hielo, el cual no afectó en Whiscash, y recibió el Cabezazo Zen, haciendo algo de daño.

    – Hidrobomba. – Whiscash lanzó su Hidrobomba casi cara a cara con el oponente.

    – Hidrobomba. – Jellicent respondió con el mismo ataque. Ambos chocaron y los dos Pokémon salieron rebotados hacia atrás.

    – No está mal tu Jellicent. – Dijo el viejo.

    – Deja de darme coba.

    – ¿Siempre eres así de aguafiestas? Algún día deberías sacarte la escoba esa que te metieron por el culo.

    – Que gracioso… Energibola. – Jellicent lanzó una esfera circular directa a Whiscash.

    – Roca Afilada. – Rocas puntiagudas comenzaron a salir bajo el agua, las cuales rompieron el Energibola y golpearon en Jellicent. A pesar de ello Jellicent aguantó el ataque con fuerza.

    – Jellicent está como si no hubiera recibido un solo golpe. – Dijo intrigado Gadish desde su trono.

    – Ese Jellicent es todo un muro. Los ataques de Whiscash le dan de lleno y aun así sigue como si nada. – Insistió Katya. – No quiero que gane ese imbécil.

    – Jellicent, bajo el agua lanza Energibola una y otra vez. – El Pokémon se movió hasta lo más profundo, donde empezó a nadar rápidamente mientras lanzaba los ataques.

    – Usa tus bigotes para detectar los ataques y ataca con Cabezazo Zen. – Whiscash comenzó a nadar esquivando los ataques una y otra vez hasta que logró golpear a Jellicent y sacarlo del agua de un solo golpe.

    – Usa Cascada para alzarte y Golpea con Cabezazo Zen. – Una gran columna alzó a Whiscash dejándolo cara a cara con el oponente mientras tenía su cabeza iluminada.

    – Ahora ataca con Energibola. – Jellicent golpeó en el Cabezazo Zen de Whiscash haciéndolo caer al agua bastante dolorido.

    – Un ataque tipo planta como ese puede ser la perdición de Whiscash. – Explicó Katya.

    – Energibola.

    – Cascada. – Whiscash se alzó para defenderse del ataque.

    – Rayo Hielo en el campo. – Jellicent congeló el campo, incluso la columna de agua creada con Cascada.

    – Mierda… susurró Ternio al ver como Jeremy le ganaba terreno. – Terremoto. – El campo de hielo se quebró por el temblor, creando así un campo de batalla acuático lleno de bloques de hielo flotantes. Jellicent, flotando en el aire, no se vio afectado por el ataque.

    – Energibola una y otra vez.

    – Protégete bajo los bloques de hielo. – Whiscash, sumergido, evitó el ataque. – Hidrobomba.

    – Hidrobomba. – Whiscash empujó un bloque de hielo con el potente chorro de agua, el cual se detuvo con el otro Hidrobomba. Los dos mantuvieron el ataque hasta que Whiscash cedió recibiendo el bloque de Hielo y el Hidrobomba. Whiscash cayó debilitado.

    – El ganador es Jeremy. – Dijo el árbitro finalizando así la pelea entre los aplausos del emocionado público.

    – Bien peleado Whiscash. – Dijo Ternio mientras guardaba a su Pokémon en la Pokéball.

    En silencio, Jeremy volvió a su asiento. Ninguno de los aspirantes dijo nada, a nadie le agradó su victoria y menos ver al Jellicent que sería un durísimo oponente.

    – Ya tenemos los primeros dos semifinalistas. Ahora viene el turno de Verónica y Crusio. ¿Quién será el ganador? – Explicaba el árbitro.

    Dos personas bajaron del escenario, una alegre y bella chica rubia que liberó a su Vaporeon, y Crusio, un antiguo marinero de casi cuarenta años que decidió sacar a su famoso Crawndaunt, un Pokémon capaz de cortar el acero con sus pinzas. El público los aplaudía creando un gran estruendo, ambos entrenadores eran muy admirados en el templo.

    – Buena suerte Crusio. – Dijo la chica de forma amable.

    – Enseñemos lo que es un buen espectáculo.
     
    Última edición: 6 Septiembre 2016
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  18.  
    mastermystery

    mastermystery el enigmático

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    Es interesante el tema de los templos elementales , pudiendo conocer ahora el templo del agua , estuvo emocionante la batalla entre Kyta y Gadish , también me pregunto ¿las otras regiones también tienen templos elementales? o ¿solo Kanto los tiene?.
     
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  19.  
    Plushy

    Plushy PokéWriter Usuario VIP Comentarista destacado

    Acuario
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    Omg! ¿Diversas historias vinculadas? ¿Exploradores y arquéologos? ¿Team Rocket?
    ¿¡Team Rocket!? Encima haciendo scroll vi que más adelante se menciona a Maddame Boss.

    I'm in!

    Otra cosa que sorprende bastante es tu nivel de redacción, mencionas que es tu primer fanfiction aunque me puedo figurar que tal vez no sea tu primer escrito como tal. También se ve a leguas que eres un lector asiduo por el vocabulario que manejas y la manera de planificar la historia de forma no lineal no es algo que un 'novato´ se aventaría a hacer sin tener algo de conocimientos en el tema; así que estamos ante un trabajo de buen nivel que puede mejorar todavía más con las respectivas observaciones y realimentaciones que se le hagan a la historia. Por ello mismo, realmente me gustaría poder leer el resto de la historia con mucha más calma y haciendo las observaciones pertinentes, cosa que de momento no me es posible, así que hasta el episodio dos que es donde he leído daré mi impresión de forma más o menos superficial en cuanto a la trama que centrándome en aspectos técnicos. Como único y no sé si ya xpoke lo hizo notar:

    Las cifras si son pequeñas se deben escribir con letra y no con número.

    En fin. Lo del Onix dorado indudablemente me ha recordado el caso del Onix de cristal, aunque una pequeña búsqueda en Google me recordó que ese es el color normal de los shiny de la especie xD El que se haya dormido al Onix normal para poder enfrentarse sin problemas al Steelex no sólo lo encuentro original sino bastante coherente, quizá lo único que le quita un poco de 'realismo' en la primera parte es la cosa de los ataques de Nidoqeen ya que estando al interior de una cueva con tanto golpe era más que lógico una serie de derrumbes que no pasaron. La segunda parte tiene un detalle intersante: La mención de Pokemópolis y el Gengar y Alazakam gigantes ya que estos fueron algo exclusivo del anime y no los juegos, cosa que me lleva a pensar que la historia se desarrolla en el animeverse o que al menos tiene más relación con esta que puramente con los juegos, decisión que personalmente me encanta no porque espere la incursión de personajes conocidos ni mucho menos, sino porque esta historia aprovecha lo mejor de ambos mundos: Un universo expandido lleno de detalles que la serie exploró poco y que a casi nadie en el fandom parece interesarles con la versatilidad de batallas y dinámicas más complejas que ofrece el metagame.

    La narración es bastante buena, es limpia y hace que se lea rápido. La ambientación es adecuada y los combates se sienten bastante fluidos. Definitivamente es la clase de historias que merecen más seguimiento, así que etiqueto a @Jhosep Zar y emmm... a quién más podría ser... tal vez a @Graecus, @Bahamut y @JoJoBaoh

    Espero poder seguir leyendo pronto y que no decaían los ánimos e.e
     
  20.  
    jonan

    jonan Jonan1996

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    Título:
    Los últimos días de Kanto (Game of Pokémon)
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Acción/Épica
    Total de capítulos:
    36
     
    Palabras:
    1219
    Antes de nada, gracias a @Plushy Berry por el comentario, me alegra mucho que te haya gustado esta "pequeña" (ironia jejej) historia y la verdad me ha animado mucho para continuar escribiendo. Ahora el capítulo:

    9º Capítulo: “Thomas Furry”


    Thomas Furry, el joven Domadragon venido desde Hoenn, se dirigía a Ciudad Endrino a través del Camino Montaña, también conocido como Ruta 45. Había viajado por Hoenn, Teselia y Kanto, consiguiendo poderosos Pokémon para su equipo, todo para entrenar y poder llegar un día a enfrentarse al Campeón Lance.

    El joven, que presenció de pequeño un combate del poderoso entrenador, quiso convertirse en un entrenador de Pokémon tipo Dragón. Sus primeros dos Pokémon fueron un Magikarp y un Bagon, los cuales entrenó arduamente cerca de su casa, en la Cascada Meteoro. Así fue como comenzó su viaje acompañado de sus dos Pokémon. Más adelante conseguiría a un joven Charmander, el cual se había perdido en un terremoto. Con sus tres Pokémon enfrentó a Dracón y sufrió una gran derrota, por lo que decidió seguir entrenando en Teselia.

    En Teselia, entrenando contra poderosos Pokémon tipo Dragón hasta que hizo amistad con un Hydreigon que intentaba vencer al Charmeleon recién evolucionado de Thomas. Poco después, en un combate contra un Buscafosiles ganaría como recompensa un extraño fósil de Kalos. Rápidamente revivió el fósil para obtener un Tyrunt, que más tarde evolucionaria en Tyrantrum. Pero aun así veía que su poder no era suficiente y decidió continuar su viaje, esta vez en Kanto.

    En Kanto Charmeleon evoluciono a Charizard y más tarde lograría Megaevolucionarlo. Sus otros Pokémon también llegaron a la última fase y llegó a enfrentarse a algunos líderes de Gimnasio para fortalecerse. Un día, pasó por el laboratorio Oak porque necesitaba curar a su Salamance de una extraña fiebre. Durante la semana de recuperación el Domadragon ayudó en el laboratorio, así ganándose el respeto del profesor. Como recompensa Oak le regaló un Chikorita, el cual sería su sexto Pokémon.

    Después, continuó su viaje por Johto, en busca de enfrentarse al mejor Domadragon conocido, el Campeón Lance.

    Y así volvemos al momento actual, con Thomas Furry caminando hacia Ciudad Endrino. Entrenando a su Chikorita, venció al Onix de un montañero y a un Graveler salvaje, los cuales hicieron evolucionar al Chikorita en un Bayleef.

    Ciudad Endrino, una ciudad situada entre montañas, era la residencia de Débora, líder del gimnasio Tipo Dragón. Su primo era Lance, el cual solía entrenar en la Guarida Dragón, una espectacular caverna situada en el lago tras el gimnasio.

    – ¿Cómo puedo llegar a la Guarida Dragón – Preguntó Thomas en cuanto llegó a la ciudad.

    – Para entrar necesitarás la llave proporcionada por Débora. Para entrar tendrás que vencerla. – Le Explicó un habitante de la ciudad.

    Así partió al gimnasio, el cual le recordaba a una iglesia. En su interior, un mar de lava cubría el campo de batalla junto a varios peñascos que sobresalían del líquido infernal.

    – ¿A qué has venido? – Dijo Débora arrogante.

    – Quiero entrar a la Guarida Dragón para retar a Lance, pero me han dicho que primero debo vencerte.

    – Que chico más interesante… Quiere retar a la única persona capaz de derrotarme. Entonces no perdamos el tiempo. Luchemos. Adelante Dragonite.

    – Adelante Charizard.

    – Te pondré las cosas fáciles. Si ganas a uno solo de mis Pokémon te daré la llave para entrar.

    – Pues entonces Acabemos rápido con esto. Garra Dragón.

    – Garra Dragón. – Ambos Pokémon chocaron varias veces con sus largas garras iluminadas en verde pero sin resultado alguno.

    – Charizard, Sofoco.

    – Dragonite, esquiva. – Dragonite esquivó el potente y letal chorro ígneo.

    – Danza Dragón.

    – Danza Dragón.

    – Charizard, Terremoto.

    – Dragonite, Velocidad Extrema. – El Terremoto provocó que la lava saltará del campo haciendo que Dragonite se quemara. A pesar de ello, velocidad extrema golpeó en su objetivo. El combate estaba muy igualado, quizás el más igualado de sus vidas.

    – Charizard, vamos a acabar rápido con esto. ¡Megaevoluciona! – Charizard lanzó un potente rugido y la gema que llevaba escondida bajo su cola se iluminó. Después unos rayos conectaron la gema con la otra gema en el alzado brazo de Thomas. Pronto Charizard se convirtió en una poderosa criatura negra de llamas azuladas.

    – He de admitir que no me lo esperaba.

    – Garra Dragón.

    – Garra Dragón. – El combate ya no estaba igualado, Charizard era más fuerte, y su ataque lanzó a Dragonite contra la pared detrás de él. – Velocidad Extrema.

    – ¡Aguántalo! – Charizard aguantó el veloz ataque con facilidad. – Ahora Sofoco.

    Otro imponente chorro de fuego salió disparado a la cara de Dragonite, el cual estaba muy cerca, haciendo que éste saliera despedido de nuevo y después, cayera debilitado. Débora se quedó atónita al ver su derrota.

    – ¿Vamos a la Guarida Dragón? – Dijo el insistente Thomas acompañado del poderoso Charizard que rugía con fuerza.

    – Como es posible… – Susurraba Débora atónita. – Vuelve Dragonite.

    Débora, sin decir una sola palabra, salió del gimnasio. Thomas Furry la siguió a unos pocos pasos. Ella cogió un pequeño puente sobre un lago cristalino que finalizaba en una cueva empotrada en la pared rocosa de la montaña.

    – No existe ninguna llave. Simplemente tienes mi permiso para entrar. Te advierto que mi Primo, Lance, es muy fuerte. Hace dos años Koga y Bruno, componentes del Alto Mando, lucharon contra Lance en un dos contra dos y perdieron. Ahí dentro solamente encontrarás un combate y una lección a aprender, no una victoria. Hasta luego.

    La líder marchó a su gimnasio, mientras, Thomas entró a la oscura cueva, la cual tenía una hermosa laguna en su interior llena de Dratini nadando. Sobre el lago estaba un viejo santuario de madera pintada de rojo y tejado puntiagudo negro. En la entrada al santuario estaba Lance, que miraba extrañado al ver que alguien había entrado.

    – Hola. – Dijo el joven emocionado al presenciar al hombre que admiraba tanto.

    – ¿Débora te ha dejado entrar?

    – Le he ganado en un combate.

    – Eso está muy bien. ¿Quieres participar en la Liga Pokémon o qué?

    – La verdad que hace años te vi luchar por la tele y se me contagió el espíritu de los Pokémon tipo Dragón. Pero no seré un gran Domadragon si no me enfrento al mejor de todos.

    – Interesante pero… ¿sabes el verdadero significado de enfrentarte a un Campeón?

    – ¿A qué te refieres?

    – Hace algunas décadas hubo una guerra civil en Kanto, una guerra causada por las diferencias entre el rey y los diferentes Maestros. Así, tras la guerra se fijó un nuevo sistema, un sistema llamado el sistema del Campeón. Un fuerte entrenador, siempre y cuando lograba llegar a optar el cargo por méritos propios, podía volverse en Campeón de Kanto y Johto. Pero a cambio debía ofrecer su vida a mantener la paz en ambas regiones. Es por eso que llevo tantos años entrenando, para poder cumplir mi objetivo de mantener la paz.

    – ¿Y por qué aceptaste una responsabilidad como esa?

    – Hace seis años cometí algunos fallos que tenía que redimir. Por eso ofrecí mi vida a mantener el bien en el lugar donde nací. Durante seis años he logrado mantener la paz en lo que llamo hogar y seguirá así durante mucho tiempo, siempre y cuando mis Pokémon y yo estemos preparados.

    – Veo que tienes una motivación difícil de superar. Pero no veré lo que es un verdadero Campeón hasta que luchemos.

    – Pues que comience el combate.
     
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