Las apariencias engañan

Perdón, perdón y mil veces, perdón. No era mi intención demorar tanto pero los estudios no me permitían hacer nada y después me bloqueé un tiempito hasta que pude escribir. Intentaré volver al ritmo de antes pero no prometo nada por el momento. Este capítulo no es mi mejor creación pero...me convenció, hay que calmar un poco las aguas con tanto drama junto(?)
Espero les guste la continuación y gracias por los comentarios que me ayudan a mejorar día a día y me dan la energía que necesito para escribir ^^


Capítulo 19
Plan



—¡¿Kiba, qué demonios estás haciendo?! ¡Defiéndete!


Sin embargo, a pesar de los constantes gritos de su nueva amiga castaña, él no realizaba movimiento alguno. Su único reflejo desde que aquello había empezado fue cerrar los ojos con fuerza y mantenerse completamente inmóvil, dispuesto a pasar por la situación. Sentía los golpes en su rostro uno tras otro y con ellos, la ira del joven que tenía encima en esos momentos.
Sabía que la noticia se iba a dispersar por el Instituto con rapidez, allí todos eran especialistas en eso. Pero el castaño apenas lo había dejado entrar al salón cuando se arremetió contra él. De todas las personas, Neji fue la última en la que pensó que hiciera algo. Si bien ellos eran familiares, nunca se habían mostrado como tales, por lo que aún no comprendía del todo porque estaba tan furioso.


—¡¿Qué está pasando?! — El rubio, tarde como siempre, ingresó al aula al escuchar tal alboroto. — ¡¡Kiba!! — Corrió hacia la escena pero fue detenido por alguien que lo tomó por el brazo. – ¡Gaara, suéltame!

—No tienes por qué meterte en esto. — Contestó con un tono tranquilo de voz, mientras era observado por algunos de sus otros compañeros que ya habían llegado.

—¡No me vengas con esas estupideces! —Intentó zafarse pero el pelirrojo no daba brazo a torcer. — ¡¡Kiba, deja de hacerte el idiota y pelea!! — Chilló mirando a su amigo. Pero éste hacia caso omiso a todos los gritos. — ¡¿Qué demonios pasa contigo?! ¡Levántate! — No entendía absolutamente nada; vio a Tenten que miraba la escena con preocupación y luego volvió a ver a los dos castaños, Neji estaba siendo demasiado desalmado. — ¡¡Ya basta!! ¡Lo vas a matar! — Estaba desesperado, no podía quedarse ahí sin hacer nada. Lanzó un suspiro de frustración y empujó a Gaara, quien volvió a interceptarse en su camino a los pocos segundos. — ¡Gaara no seas un estorbo y déjame pasar! ¡No me importa si tú y tus estúpidos amigos no se defienden unos a otros! ¡Nosotros no somos como ustedes, córrete de una vez! — Los ojos de su compañero se abrieron de sorpresa y volteó al sentir una mano en su hombro.

—¿Sasuke? — Sin decir palabra, éste apartó a Gaara del camino, dejándole el paso libre al rubio, quien no tardó más y sin siquiera dudarlo, empujó al genio lejos del Inuzuka.

—N-no… — Jadeó cansado de tanto atinarle golpes a su compañero. — No vuelvas a acercarte a ella. — Sentenció mientras se ponía de pie y miraba fijamente a su adversario. — No le hables. No la mires. Ni siquiera pienses en Hinata. — Observó sus manos, las cuales estaban algo manchadas de rojo. — La próxima vez no habrá interrupciones… — Fue lo último que dijo antes de salir del salón.

—¿Quieres explicarme qué demonios hiciste ahora? — Naruto miró con reproche a su amigo, quien sólo se levantó con dificultad del suelo y se dirigió a su lugar. — ¡Kiba, no me ignores!

—No pasó nada, no seas molesto… — Los ojos azules del joven se abrieron por la sorpresa. Jamás había visto a Kiba así; él nunca se dirigía a nadie de esa manera.

—Sé que pasó algo y voy a fastidiarte hasta que me lo digas. — No recibió respuesta. — Y si no estás dispuesto a hablar, seré yo el que te golpeé. — Escuchó el sonoro suspiro que lanzó el chico a su lado, quien por su parte, estaba algo asombrado de que el rubio no se hubiese enterado de lo ocurrido.

—De acuerdo, tú ganas. Eres imposible, idiota. — Volteó a ver al rubio, quien le dedicó una sonrisa; gesto que él imitó. — Bueno, lo que ocurrió fu… — Pero su frase quedó allí, ya que el castaño se desplomó contra el suelo.

—¡Kiba!


~


Suspiró mientras intentaba contener el llanto. Se sentía totalmente culpable de todo lo que estaba pasando. Verlo de aquella forma sin siquiera mover un músculo recibiendo cada golpe, para luego ser llevado inconsciente a la enfermería…sacudió ligeramente la cabeza para quitarse la imagen de su compañero castaño.

¿Por qué Kiba hacía eso por ella?
¿Y por qué Neji hacía eso por ella?

La primera pregunta era difícil de responder, ella no conocía para nada a ese chico y no tenía idea de qué podía estar cruzándosele por la mente para dejarse golpear de esa manera. En cambio para la segunda, ahora tenía una mejor comprensión de las cosas.
Esa mañana, se había despertado más temprano de lo normal debido a que su celular comenzó a sonar. Una invitación a desayunar en la casa de al lado; aunque para su sorpresa, no le resultó demasiado extraño. Ella y su tío habían tenido una conversación bastante interesante el día anterior por lo que parecía que las cosas iban a mejorar para bien en ese aspecto. Su sorpresa se hizo notar cuando vio que Neji iba a acompañarlos y, no sólo es, él quería hablar a solas con ella sobre algo importante.


—¿Estás bien? — Escuchó una voz a su lado, ella se dedicó a jugar con sus dedos con nerviosismo. Estaban en el salón esperando que su profesor se dignara por aparecer.

—Neji…no tenías que…

—Claro que debía. — La interrumpió su primo con molestia. — No te preocupes, no va a volver a acercarse y en caso de que lo decida, no tengo problemas en…

—No. Basta. — Sus ojos se llenaron de lágrimas de nuevo; no lo soportaba, tenía que decirle la verdad. — Neji…

—¡Buenos…! — Enmudeció al notar la expresión en los rostros de sus alumnos. —…días. — Completó la oración mirándolos con extrañeza. — ¿Ocurre algo? — Pero nadie parecía dispuesto a hablar. — Bien, en ese caso, empecemos con nuestro intenso día juntos…Sólo necesitaran lápiz, goma y unas cuantas hojas. ¡Hora del examen!

—¡Kakashi-sensei! ¿No sería bueno un tiempo para repasar? — Cuestionó el rubio con tono de súplica.

—Lo siento, Naruto, pero tuvieron el tiempo suficiente. Por cierto, cuando termines, ve a la enfermería a visitar a Kiba y avísale que tendrá el examen la semana siguiente. Para los demás…Espero se esfuercen. — Comentó sonriendo. — Ahora sepárense y saquen las cosas que les pedí. — Mencionó volviéndose completamente serio y asombrando a sus alumnos. — ¿De acuerdo? — La sonrisa regresó a su rostro; era todo un hecho, su profesor estaba loco.



Demonios, estaba completamente perdido; a pesar de haber estado presente en las clases, los ejercicios que había en ese examen eran, según su opinión, de otro mundo. Desvió la mirada con disimulo y se sorprendió al ver que el rubio a su lado escribía de forma energética.
Él, por su parte, repasaba su nombre una y otra vez sobre la hoja. No había estudiado absolutamente nada y no tenía idea de qué hacer en el examen. La culpa era ciertamente de la fiesta en casa de Hidan y todo lo que ocurrió durante y luego de ésta. Eso lo había mantenido pensando durante el tiempo que intentaba concentrarse y estudiar.
El idiota de Naruto y la molesta de Sakura tenían la culpa; que él no supiese ni una mísera respuesta, se debía únicamente a que esos dos habían decidido instalarse en su cabeza.
Bufó con fastidio y se revolvió su cabello azabache. Era obvio que iba a reprobar por lo que ya no se preocupó por continuar sino que su mente comenzó a procesar nuevamente sobre todo aquello que estaba pasando últimamente.

Dejó de un lado a Naruto por un tiempo, ese asunto era algo más complejo y no tenía ganas de pensar en ello. Por ahora, se concentraría en buscar una forma para solucionar el problema que le ocasionaba ella. Debía de haber una manera…si le hacía notar que su preciado novio la engañaba, él ya no tendría motivos para pensar en Sakura. Pero… ¿Cómo haría aquello? Podría simplemente ir y decírselo; sin embargo, la idea desapareció tal como había llegado. Era estúpida y ella jamás le creería. A menos que…
Sonrió; eso seguro que funcionaría. Claro, no iba a confiar en él pero sí en su mejor amiga. Todo se acomodó de manera precisa dentro de su cabeza…tenía un plan e iba a llevarlo a cabo ese mismo día.


~


—Reprobaré. — Se quejó el rubio mientras caminaba acompañado de su amiga.

—¿Estás seguro? ¿No hiciste nada? — Preguntó la castaña.

—Sí, pero…fue terrible. ¡No sabía que estaba haciendo, sólo escribía lo primero que se me ocurría! — Chilló con cara de preocupación.

—Ya, tranquilo. Seguro que Kakashi-sensei les va a dar otra posibilidad. — Aseguró con una sonrisa, gesto que él imitó.

—Eso espero. Tú obviamente que aprobarás; no sé cómo lo haces.

—Estudio.

—¡¿Qué quieres decir?! — Ella rió ante la situación. Cada día su relación con aquel chico extrovertido mejoraba. — Oye, Tenten… ¿sabes qué pasó entre Kiba y el
genio?

—¿No lo sabes? — Su compañero la miró con curiosidad. — ¿Cómo haces para no enterarte de las cosas?

—No estoy pendiente de los chismes… — Reprochó él en su defensa. — ¿Qué ocurrió?

—Según escuché y no creo que sea cierto… — Dudó un segundo antes de contarse ya que no sabía cómo reaccionaría Naruto ante aquella noticia. — Dicen que intentó sobrepasarse con Hinata y que Hidan la defendió…

—¿Qué? — Se frenó en seco al escuchar la explicación. — ¡Eso es mentira! ¡Kiba jamás haría algo así! ¡Lo conozco! — Gritó, al tiempo que comenzaba a enfurecerse.

—Creo que fue completamente al revés. — Mencionó ella para así lograr que se tranquilizará.

—¿Qué Hidan fue quién…? — Dejó la pregunta flotando en el aire ya que no quería pensar en la idea.

—Sabes la fama que tiene en el Instituto; estoy completamente segura de que fue él quien hizo todo y Kiba sólo estaba allí y ayudó a Hinata. — Concluyó para luego suspirar.

—¡¿Y por qué ella culpó a Kiba si fue quien la salvó?!

—¡Naruto, deja de sacar conclusiones! Vayamos a ver a Kiba y que nos explique lo que pasó.


Él sólo asintió y ambos se dirigieron hacia la enfermería donde se encontraba el castaño. Los recibió con una sonrisa y como respuesta obtuvo una serie de preguntas, literalmente chilladas por el Uzumaki. Así que se pasaron el receso escuchando la explicación de lo sucedido en la biblioteca y buscando la manera de hacerle saber al resto del Instituto cómo habían sido las cosas en realidad…


~


Por otra parte, el resto del Instituto estaba presenciando tal vez una de las escenas más interesantes y llamativas del día. Ese sería un chisme que duraría bastante tiempo entre todos los alumnos, ya que no se veía todas las mañanas a Sasuke Uchiha prácticamente arrastrando a una chica por el patio para encerrarse con ella en una de las aulas de planta baja. Y, a pesar de que la curiosidad era mucha, nadie se atrevió a ir a escuchar que era lo que pasaba ahí dentro. Sólo un par de ojos color agua marina observaban la escena con el ceño fruncido y cierta inexplicable molestia en su interior. ¿Qué se suponía que Sasuke querría de ella?


—¡Ya suéltame! — Volvió a gritar por enésima vez. — ¡¿Qué demonios te pasa, Uchiha?!

—¿Quieres calmarte? — Preguntó éste con fastidio.

—¡¿Qué me calme?! ¡Tú eres el que se aparece de la nada y decide traerme hasta aquí! ¡¿Y quieres que me calme?! — La situación era demasiado extraña para su compañera, quien miraba al azabache con enfado y algo de desconfianza.

—Ya entendí, no grites.

—¿Qué es lo que quieres? Esto no es nada normal. — Comentó mientras intentaba encontrar una respuesta a todo aquello.

—Es que… — Ya no sabía si tenía que seguir o no con su magnificó plan.

—De acuerdo, si no tienes nada que decir, me voy… — Mencionó acercándose a la puerta pero él se interpuso en su camino. — Bien, te escucho.

—Matsuri, esto no es algo que yo acostumbre a hacer. Sólo escúchame y cierra la boca. — Ella lo miró con sorpresa y asintió. — Es sobre…Sakura.

—¿Sakura? ¿Qué tiene que ver ell…?

—Te dije que callaras. — La interrumpió con brusquedad. — Mientras más rápido sea, mejor para ambos. Yo me quito un problema de encima y te dejo en paz.

—¿Qué ocurre? — La observó por unos segundos, estaba a punto de tragarse su orgullo por unos minutos y la idea la resultaba completamente idiota. Sin embargo, si era la única forma de dejar de pensar, lo haría.

–Vi a Sasori con otra chica. — Soltó con rapidez e intentando parecer lo más sereno posible. — Creí que ella debería saberlo. Eso es todo. — Concluyó para luego voltearse y tomar el picaporte.

—¿Cuándo? — No quería tener que pasar por el interrogatorio pero sino Matsuri no tendría la información necesaria para aclarar la situación. Así que se volvió y la miró con seriedad.

—En la fiesta en casa de Hidan. — Ella abrió la boca para contestar. — No sé quién era ella y no, no lo estoy inventando. Puedes creerlo o no, no me importa. — Vio como ella suspiraba y bajaba la mirada con tristeza.

—Otra vez… — Susurró la castaña pero Sasuke logró escucharla perfectamente.

—¿Otra vez? — Por algún motivo, la curiosidad creció dentro de él al escuchar aquello. Ella dudó un poco antes de contestar pero ya había abierto la boca y sabía que Sasuke querría una respuesta.

—Durante las vacaciones fui a una fiesta en casa de mis primos y…no sabía que él estaba invitado. Lo vi aunque no se dio cuenta…

—¿Se lo dijiste? — Preguntó sin necesidad de decir a quién se refería.

—Claro que sí. — Volvió a bajar la mirada. — Pero no me creyó. Casi peleamos y luego de un tiempo, optó por hacer de cuenta que nada había ocurrido y así sigue hasta ahora… — Sasuke rodó los ojos ante aquella historia pero sobre todo, sabía que su plan había ido a parar al tacho.

—Terca y obstinada como siempre. — Fue lo único que dijo antes de salir del salón, dejando a una Matsuri absolutamente perpleja.


Eso lo dejaba en la misma situación en la que se encontraba antes de hablar con Matsuri. Ahora que había salido del aula, sentía las miradas de todos clavadas en él pero no le importó en lo más mínimo. Necesitaba desesperadamente encontrarle una solución a ese problemita que era la molestia.
¿Qué debía hacer? ¿Decírselo? De nuevo esa estúpida idea; sino había creído en su mejor amiga…ni en un millón de años, le creería a él. Así que, la única manera de que ella reaccionará era que lo viera con sus propios ojos…
¡Eso era! ¡Ya tenía otro nuevo y mejorado plan! Si todo funcionaba como él quería, podía dejar todo eso atrás y seguir siendo el mismo de siempre, sin continuar con esa sensación de malestar por lo que sus ojos vieron esa noche.

Y cómo al destino le gusta jugar con las ideas de las personas…tal vez las cosas si funcionaran como él quería pero el resultado que obtendría no sería el que buscaba.

 

¡Hola mis queridos lectores! ¿Cómo están? Bueno, acá regresé con el siguiente capítulo. Saben que no me alcanzan los GRACIAS por todos sus comentarios y "Me gusta", ¡espero no decepcionarlos con el Fic! Los dejo leer ^^


Capítulo 20
Mensajes


Notó la sonrisa en el rostro de su madre y supo que algo pasaba. No era que ella no sonriera pero era distinto; su actitud no era la misma de siempre. Todo se aclaró cuando le tendió un paquete brillante con un gran moño sobre él.


—¿Qué es esto? — Preguntó confundida.

—¡Te compré algo! — Explicó con entusiasmo. — ¡Vamos, vamos, ábrelo de una vez!

—P-pero mamá… — Replicó la castaña.

—No, no, no digas nada. Sólo rompe el papel y ve lo que hay dentro. Sé que te va a gustar. — Le sonrió con tanta felicidad que no pudo negarse y comenzó a despedazar el envoltorio.

—Ma-mamá…

—¿Y? ¿Qué te parece? — Como respuesta recibió un abrazo por parte de su hija. — Creo que eso es bueno.

—¡No debiste gastar en esto! Sabes que no es necesario que me compres nada… — La reprendió porque, a pesar de estar encantada con el regalo, sabía lo mucho que necesitaban el dinero.

—Es importante para que puedas comunicarte conmigo y con tus amigos, ¿verdad? — Su hija asintió con una sonrisa. — Y ahora ve a tu habitación a cambiarte. ¡Vamos, vamos! — volvió a apresurarla mientras reía.


Observó nuevamente aquel objeto. Un teléfono celular. Era justo lo que quería desde hace un tiempo pero era consciente de que no podía darse ese tipo de gastos, no con la situación de su madre todavía sin resolver.
Entró a su habitación sonriendo y comenzó a buscar entre sus cosas el pequeño papel que contenía el número de su rubio amigo; Naruto se lo había dado en caso de algún problema o si necesitaba algo. Se paseó por el menú de su preciado regalo y consiguió enviarle un mensaje, comunicándole que ese era su número.
La castaña mayor de la casa, se recostó en el sofá y sonrió al escuchar el sonido del celular de su hija y luego un leve grito de ésta; hace tiempo que no la veía así de contenta. Amaba hacer esos detalles con ella, sabía lo mucho que había sufrido cuando su padre las había abandonado a pesar de era todavía una niña pequeña y, poder hacerla feliz era lo único que le importaba, después de todo…no queda mucho tiempo.


~


—¡Kakashi me desespera! — gritó molesta Sakura. — Todos los días cambia la clase. ¡Se supone que tenemos un horario por algo! Hoy teníamos Música y volvió a darnos esos odiosos ejercicios de Matemáticas. ¡Hace lo que quiere cuando quiere! Aunque también es culpa de los que no van a aprobar ya que le dio otra chance la semana próxima…

—Tranquila. — intentó calmarla su amiga sin demasiados ánimos.

—¿Ocurre algo? Estás un poco distraída desde hace un rato.

—¿Eh? — dijo reaccionando. — N-no, no es nada. — titubeó mientras en su cabeza volvía a reproducirse lo que pasó esa mañana antes de entrar a clases. Ya era extraño que Sasuke se molestara en contarle lo de Sasori pero… ¿pedirle el número de celular de Sakura? ¿Qué tenía en la cabeza ese chico?

—No me mientas. — comentó acercándose a ella. — ¿Qué me estás ocultando? — desvió la mirada nerviosa; no podía decírselo aunque quisiera, se lo había prometido a su compañero. — ¡No tienes que decirme! Lo sé todo. — sentenció observándola fijamente.

—¿Q-qué? ¿Cómo lo sa-sabes? — sus ojos se abrieron del asombro.

—¡Es por un chico! — gritó la joven de cabello rosa, haciendo que la otra suspirara de alivio.

—¿Cómo te enteraste? — preguntó siguiéndole el tema.

—Matsuri, eres mi amiga. Te conozco y no sueles estar distraída… — explicó con una sonrisa. — Dime, ¿quién es el afortunado?

—¿A-afortunado? — volvía a ponerse nerviosa, ya que a pesar de haber desviado la conversación lejos de Sasuke, eso no hacía que ella no pensara en aquel chico que, en realidad, si le gustaba.

—¡Vamos, soy tu mejor amiga! Deberías habérmelo contado hace tiempo, ¡confía en mí! — la castaña se sonrojó. — ¿Quién es?

—E-es… — una lucha se llevaba a cabo en su interior. ¿Debería decírselo? No tenía idea de cómo iba a reaccionar Sakura cuando se enterara que “ese chico” era del otro bando. — G-Gaara. — mencionó cerrando los ojos y sonrojándose con intensidad.

—¡¿Qué?! ¡¿Él te gusta?! — el grito se oyó por el lugar y todos los que se encontraban en el receso voltearon a observarlas.

—¡No grites! No quiero que nadie lo sepa… — susurró desviando la mirada.

—Matsuri, ¿en qué estás pensando? Él…sabes cómo es. Amigo del odioso del Uchiha. — comentó con enfado.

—Yo no elegí esto, ¿de acuerdo? — dijo mirándola con seriedad. — Además… — volvió a sonrojarse. — Es una buena persona…

—Está bien, no te enojes. — mencionó tras un suspiro. — De todas formas, es atractivo…

—¡Sakura! — gritó con el rostro a rojo vivo; su amiga estalló en una sonora carcajada.


El joven, que a pesar de no saberlo era el tema de conversación de las dos chicas, las miraba desde el otro lado del patio. Había escuchado perfectamente el grito de Sakura y su cabeza comenzó a trabajar en ese mismo instante.
¿Matsuri gustaba alguien? ¿De quién? ¿Y por qué Sakura estaba tan molesta por eso? Oh, a menos que…No, no podía ser. ¿Tenía que gustarle justamente uno de sus mejores amigos? La idea no era del todo descabellada ya que el azabache y ella habían estado algo extraños desde hacía unos días, sin mencionar lo de encerrase en el aula durante el receso del miércoles.
Sin embargo, ¿por qué le importaba? Él no tenía nada que ver con la castaña, fueron compañeros en el trabajo de Música y nada más. Pero si era solamente eso, ¿por qué se molestó cuando Hidan habló de ella de esa forma? ¿O cuando la vio con Sasuke hacia dos días? Peor aún, ¿qué hacía ahora pensando en sí a ella le gustaba algún chico o no?
Sacudió la cabeza intentando liberarse de esos pensamientos sin obtener resultados. Algo le estaba pasando con ella y tenía que averiguar que era.


~


Por su parte, la hermana del pelirrojo se encontraba también en el patio. Cabe aclarar que este se dividía en un sector “verde”, que se encontraba más alejado del edificio principal, con césped, árboles y bancos dispersos y, otro lugar con las típicas galerías y baldosas en el suelo. Así que los alumnos se distribuían por el inmenso patio según a dónde querían estar.
La chica había escuchado el grito de su compañera y se dirigía hacia allí. Últimamente era normal en ella pasarse las tardes pensando sobre acercarse a alguno de sus compañeros; ya no era nada divertido pasar todo el tiempo a solas. Las opciones no eran demasiadas pero había optado por aquella castaña que le parecía la más rescatable de todos; el único inconveniente era Sakura, aunque tenía pensado utilizar de excusa algo sobre la competencia de bandas para hablar a solas con Matsuri y, así intentar comenzar a tratar de a poco con ella.
Ya casi salía de la zona verde del patio cuando, al pasar cerca de uno de los tantos árboles, tropezó y fue a parar al piso.


—¿Q-qué pasa? —un dormido moreno se sobresaltó al sentir el golpe cerca. — ¿Y tú que haces aquí? Que problemático, me despertaste.

—¡Tropecé! ¡¿Acaso no es obvio?! — dijo mientras se ponía de pie. Estaba roja de la vergüenza porque alguien había “presenciado” su accidente.

—No grites, mujer. Vas a dejarme sordo.

—¡Ya cállate, vago! ¡¿Por qué no vuelves a dormir?! — le gritó su compañera, sacudiéndose el uniforme.

—Justamente por eso… — ella lo miró confundida. — Porque estás gritando, problemática.

—¡Te he dicho que no me llames así!

—Pues te recuerdo que tú me llamas “vago” a pesar de que también te pedí que no lo hicieras. — dio un largo bostezo para luego sentarse, recostándose contra el
árbol. — ¿Qué estás haciendo?

—Nada que te interese. — espetó con molestia la rubia y dirigió su mirada hacia el lugar a donde se encontraban sus compañeras. — ¡Ya no están! ¡Todo por tu
culpa!

—¿Quiénes? Yo no tengo la culpa de que seas torpe y hayas tropezado. — comentó sin demasiados ánimos.

—¡¿Cómo me llamaste?! — el moreno se estremeció ante la mirada intimidante que le dirigió Temari.

—De acuerdo, de acuerdo, ya cálmate. ¿A quiénes buscabas?

—Te dije que no te importaba. — replicó nuevamente para lugar dar un bufido.

—Bueno, técnicamente, si me estás culpando de algo, quisiera saber a qué se debe… — explicó con tranquilidad.

—A Matsuri y Sakura.

—¿Qué quieres con ese par de problemáticas? — cuestionó; él era consciente de que la joven de ojos verdes no tenía ninguna amiga en su curso ni en ningún otro. Ella no contestó y desvió la mirada. — Si te vas a quedar, mejor siéntate porque estás tapando el sol y lo necesito para que me ayude a dormir.

—¡¿Qué quieres decir con que tapo el sol?! — él entendió completamente la pregunta y se tensó.

—N-no es lo que quise decir…y-ya sabes…el sol es… — titubeó, ¿cómo uno se enfrenta a una de las chicas más rudas del Instituto? — Bu-bueno, tú sabes…

—Ya, entiendo. — sin decir más nada, ella se ubicó a su lado, sorprendiendo a su compañero. — ¿No se supone que siempre estás acompañado con ese otro chico?

—Sí, está enfermo. — explicó mientras sentía los rayos de sol en su cara y comenzaba a quedarse dormido.

—No te vas a dormir. — reprendió la rubia. — Si me invitaste a quedarme por lo menos podrías hablarme.

—Yo no te invité, sólo quería que te apartaras del camino.

—Bien, entonces me voy… — estaba por ponerse de pie cuando sintió una mano aferrándose a su brazo.

—Jamás dije que quería que te fueras.


Y eso la dejó tan helada que ya no podía moverse ni aunque quisiera. No era en absoluto algo que había planeado; él era la última persona con la que hubiese ido a hablar, ya que de vez en cuando se la pasaban discutiendo. Al principio costó un poco hasta que ambos se sintieran cómodos con la compañía del otro; pero no pasó demasiado para que Temari se hartara del silencio y comenzaran a hablar de cosas como el clima, el examen de Matemáticas, la competencia y sobre la conducta de todos desde que Kakashi había llegado.
Cuando se dieron cuenta, el primer receso ya había concluido y se dirigían hacia su salón, con su típica pelea de “vago” y “problemática”, ya que Shikamaru aún quería quedarse durmiendo otro rato.
Tal vez no era lo que ella pensó lograr ese día. Él no era demasiado conversador ni eufórico como el ó la amiga que había planeado tener; es más, era todo lo contrario. Sin embargo, ahora ya sabía a donde ir cada vez que sonara el timbre para el descanso.


~


Parecía que el destino si estaba de su parte ese día; había logrado enterarse de que Sasori iba a la terraza durante el último receso acompañado de alguna chica de Instituto con quien pasar el rato y, esa era justamente la información que le faltaba. Ahora podía poner en práctica su plan. Detrás suyo, el celular de la joven de cabello rosa comenzó a sonar y, tras recibir un reto del profesor a cargo, se dispuso a leer el mensaje.


¿Qué te parece si nos juntamos de nuevo en el próximo receso? Ya es fin de semana y sabes lo complicado que es verte.
Tengo una sorpresa para ti. Te espero en la terraza.
Sasori.

Era algo extraño, ese no era el número de su novio y él tampoco escribía así. Supuso que se había quedado sin saldo en el teléfono y le había pedido el mensaje a uno de sus amigos, pero eso era lo de menos… ¡Tenía una sorpresa! Reprimió el gritito que subía por su garganta y sonrió; hacía varias semanas que lo sentía algo alejado y seguramente, ésta era la forma de compensar aquello. No podía esperar hasta que sonara el timbre anunciando el final de hora.

Aunque no era el único celular que había recibido algo. La castaña a su lado se sobresaltó al sentir vibrar su bolsillo. Desde que había obtenido el teléfono, comenzó a pensar en cómo podía recuperar todo el dinero perdido y se le ocurrió una idea, por lo que esa misma noche, había puesto manos a la obra con papel y unos bolígrafos. Y ahora veía como su trabajo había dado resultados.
No era la gran cosa, había hecho algunos panfletos para colgar en la cartelera del Instituto, ofreciéndose a dar clases de apoyo de Matemáticas a un precio moderado, ya que era algo que se le daba bien. Y, para su sorpresa, ya había recibido un pedido. El mensaje constaba sólo era la dirección de una casa, el día y horario; no había ningún nombre pero no fue un detalle que le importó.