Audiohistoria La venganza de Bud

Esta es mi primera audiohistoria, y la creé para la actividad de Relatos navideños <3 La idea surgió gracias a EliLover y al gato de Rein , así que el crédito se lo llevan ellas /u\ Y nada, espero que os guste :'D

La venganza de Bud

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A veces, las festividades navideñas son la excusa perfecta para discutir por todo. Dado que la decoración es una parte importante, estas traen consigo demasiadas opiniones disparejas: que si el mantel es demasiado chillón, que si las luces de colores tienen que estar en el ángulo perfecto, que si usar matasuegras puede... ya sabes, matar a la suegra. Oh, vamos, ¡si lo dice hasta su nombre será por algo!

En esta ocasión, el origen de la discusión se había focalizado en el hermoso árbol de navidad que decoraba la sala de estar, blanco y reluciente como la nieve, a diferencia del típico arbolito verde de todos los años. Esta diferencia ya causó cierto conflicto entre los más conservadores, pero lo peor venía ahora: la distribución de su decoración. La familia llevaba todo el día discutiendo sobre qué debían o no poner, y no parecía que fuesen a llegar a un acuerdo pronto. Algunos querían que fuesen bolas de colores; otros, luces. Otros lo querían vacío, y se limitaban a colgar la estrella en lo alto del árbol. Pero no había manera de llegar a un gusto en común.

—Sois todos unos catetos sin gusto por la decoración. Solo hace falta ver cómo decoráis la casa para poder comprobarlo —resopló la hermana mayor, mientras echaba un rápido vistazo a la estancia con desagrado—. Rosa y rojo puñetazo en el ojo.

—A ti si que te voy a meter un puñetazo como quites el adorno navideño que hice en clase para el árbol, Sonia —amenazó el pequeño, en un intento por intimidarla. Pero su baja estatura a sus siete años no ayudaba a tomarle en serio. En primer lugar, porque no le llegaba a la cara.

—¡Samuel, esa boca! Como no os tranquilicéis desmontamos el árbol y lo llevamos al garaje, avisados quedáis —exclamó entonces la madre, tomando al niño del brazo para separarlo cuanto antes.

—Todos los años lo mismo... —suspiró el hombre, llevando una mano a su nuca—. Aunque la verdad es que los niños tienen razón, cariño. No es que se te de muy bien combinar colores...

—¿Cómo has dicho?

—¡Oh, oh, pelea de papás! ¡Pelea de papás!

Y los gritos y la discusión volvieron a inundar una vez más el hogar. Pero lo que ellos no sabían, era que en esa estancia alguien más se había interesado por el brillante árbol de luces de colores. Una sombra sigilosa y escurridiza observaba el momento de distracción de la familia con un aura oscura cargada de resentimiento y venganza.

Correteó entre los sillones, alzando la cabeza con orgullo en un intento por mantener la poca dignidad que le quedaba, después de que le pusieran aquella horrible tela sobre su pequeño cuerpo. Picaba como mil demonios, y por más que se rascaba y rasgaba el tejido no podía quitárselo de encima. ¡Y los malditos humanos solo se reían de su burdo intento de escape! Pero ya no más, aquella noche clamaría venganza.

Por él... y por aquel horrible disfraz de reno.

Con un ligero brillo de malicia en sus profundos ojos negros dio un salto, aterrizando sobre sus cuatro patas sin tropezarse con la dichosa tela. Mientras nadie miraba, comenzó a dar vueltas alrededor del enorme y brillante árbol, como si acechase a su próxima presa. Adoraba aquellas lucecitas de colores, y no podía dejar de sentir el impulso de juguetear con todas las bolas y objetos que, seguramente, sus dueños habían colocado para él. Qué atentos por su parte, pero iban a necesitar más que eso para apaciguar la venganza de Bud.

Sin poder aguantar mucho más tiempo, se colocó sobre sus patas traseras y comenzó a arañar la superficie del arbol, tratando de alcanzar las bolas más altas. A medida que iba alcanzándolas trataba de tirarlas al suelo, pero su ansia por llegar a más le hizo enfocar su atención en el objeto más alto y brillante de todos: la estrella.

Y él la quería.

Saltó, trepando como podía y tirando todo tipo de objetos a su paso, mientras el árbol se balanceaba peligrosamente a medida que iba cogiendo altura. Los miembros de la familia dejaron de hablar en cuanto notaron varios golpes contra el suelo, pero ya era demasiado tarde. Lo último que pudieron ver fue a su gato triunfante cogiendo con la boca la estrella, antes de que el árbol se derrumbase contra el suelo, destrozando toda la decoración por la que habían estado discutiendo toda la tarde.

Tras unos segundos, entre la neblina de polvo que desenfocó su visión, el gato blanco con manchas negras salió de entre los escombros con su porte elegante y su mirada de indiferencia. Les echó un vistazo por el rabillo del ojo, triunfante y con el premio entre sus dientes, y echó a correr hacia el interior de las habitaciones.

Boquiabierta, la familia notó cómo en lugar de la estrella, ahora se encontraba el trajecito de reno pegado entre las ramas de los escombros.

Y como extra, no podéis perderos al verdadero Bud <3

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