La carcel de cristal [Inu&Kago] [Sessho&Rin]

Re: La carcel de cristal [InuXKag] [SesshXRin]

Gracias a todas por sus comentarios, aquí les dejo el siguiente capítulo. Algunas de las frases que encontrarán en este capítulo pertenecen a la canción “Gocce di memoria” de Giorgia, la canción es Italiana y es muy linda se las recomiendo, aquí colocaré las frases al español y el link de la canción.


El que nace es bello, el que vive es malo, el que muere es santo.

Capítulo VIII​

Gotas de memoria.​

El día estaba un poco nublado, por lo que decidió salir con paraguas. Sango insistió en acompañarla y aunque por dentro se sentía muy agradecida prefirió ir sola. Necesitaba pensar un poco sin que otras personas la miraran con lástima, eso era lo que más le molestaba de ese día en particular; pero no podía culpar a nadie…curiosamente las personas están dispuestas a brindarte apoyo y consuelo en los momentos que menos lo deseas. Solo en esos momentos.

Se dirigió hacia la floristería y compró las rosas favoritas de su madre, el cementerio no quedaba muy lejos de allí así que decidió caminar un poco más. Dirigió su vista al cielo, ya comenzaban a caer algunas gotas de lluvia.

Son gotas de memoria estas nuevas lágrimas
Somos almas en una historia incancelable​

Su mente retrocedió varios años, cuando era niña solía pasear con sus padres y su hermana por estas mismas calles. Un inesperado accidente les arrebató la vida, dejándola a ella y a Kikyo con un gran vacío. Incluso después de algunos años ella solía despertarse con la sensación de que todo era una pesadilla; de vez en cuando visitaba las solitarias habitaciones de cada uno de ellos solo para cerciorarse de que realmente se habían marchado para siempre. El dolor era muy grande…casi imposible de llevar.

Las infinitas veces que me vendrás a buscar…
En mis habitaciones vacías, es inestimable, es inaferrable esa ausencia tuya que me pertenece ​

Quizás lo que más le afectó de todo eso fue el cambio que dio su hermana mayor. Al quedar a cargo de tantas responsabilidades se vio forzada a madurar más rápido de lo normal, en aquel tiempo Kagome no comprendía del todo la enorme carga emocional que Kikyo debía soportar así que simplemente la tachaba de insensible; sus peleas se volvieron más frecuentes…Kagome no comprendía que su hermana sufría en silencio.

Somos indivisibles,
Somos iguales y frágiles…
Y somos ya tan lejanos​

—Lo lamento…hermana. No logré entenderte a tiempo.

Ahora le había tocado vivir algo similar, cuantas cosas le gustaría decirle a su hermana en este momento; probablemente se disculparía por todas las veces que pelearon por su culpa, hablaría con ella y le brindaría todo el apoyo que fuese posible sin importar que ambas estuviesen enamoradas de la misma persona. Pero ya era tarde, lamentablemente no se puede retroceder el tiempo. Por ahora lo único que podía hacer era seguir sus pasos.

Con frialdad en mi mente estoy corriendo hacia ti.
Estamos en la misma suerte, que cortante nos cambiará
Esperemos solo una señal, un destino, una eternidad
Y dime cómo puedo hacer para alcanzarte ahora…
​

Pero no podía seguir viviendo en el pasado, eso lo sabía muy bien. Tal vez su tristeza no era tan grande como el profundo arrepentimiento que sentía al ver las tumbas de sus padres, llevándoles flores como una hipócrita y pretendiendo ser buena hija. Allí los contempló durante varios minutos, sin atreverse a pronunciar una palabra…era como si realmente estuviesen los dos mirándola fijamente, juzgándola.

—Se que no fui la mejor hija del mundo, y tampoco fui una hermana ejemplar—susurró triste, permaneciendo de rodillas como si temiera levantar el rostro ante las dos tumbas— He cometido muchos errores, la verdad es que nunca seré como Kikyo. Lamento seguir decepcionándolos incluso después de muertos.

Sonrió de medio lado con desgana, sus errores del pasado eran los que más la sumían en su depresión, el no haber pedido disculpas a tiempo, el haber callado tantas cosas y el no poder hacer algo para remediarlo…ella seguía siendo la misma.

Somos gotas de un pasado que no puede regresar más
Este tiempo nos ha traicionado, es inaferrable.​

—Ya no se qué estoy haciendo…—su voz comenzaba a quebrarse, apretaba ambas manos sobre la tierra húmeda, impotente y deprimida— Tal vez solo estoy pagando una promesa, para sentirme bien conmigo misma y de esa forma pensar que ustedes también me perdonarán…incluyendo a Kikyo.

Contaré sobre ti,
Inventaré para ti todo lo que no tenemos…​

La lluvia se confundía con sus lágrimas, llevó ambas manos a su rostro, dejando caer el paraguas y mojándose por completo. Tenía tantos sentimientos encontrados que era difícil pensar con claridad, ¿Qué pensarían sus padres de ella? ¿Qué le dirían en ese momento si estuviesen vivos? Se lo preguntaba una y otra vez, pero con miedo de conocer la respuesta que tanto temía.

De pronto se dio cuenta de que ya no estaba mojándose, miró hacia arriba y se sorprendió al ver a Inuyasha, tapándola con el paraguas que él traía.

Las promesas se rompieron, como lluvia sobre nosotros
Las palabras ya están muertas, pero sé que tú me escucharás
Esperemos otro viaje, un destino, una verdad
Y dime cómo puedo hacer para alcanzarte ahora…​

—Inuyasha…—estaba sorprendida de verlo en ese momento, él solo le ofreció su mano para que se pusiera de pie.

—Sabía que estarías aquí—dijo seriamente, Kagome giró la vista hacia su derecha pero él la sujetó del rostro para obligarla a mirarlo de frente— Ya no te tortures, tu familia jamás te odiaría.

—Tú no entiendes nada—contestó tartamudeando levemente por el frío, Inuyasha frunció el ceño molesto.

—¡Entonces ayúdame a entender!—exclamó mientras la sacudía levemente por los hombros, Kagome no sabía qué decir y su sorpresa fue más grande cuando se sintió repentinamente rodeada entre los brazos de Inuyasha— No me gusta que me excluyas, a veces te vuelves distante que ya no puedo reconocerte.

Y dime cómo puedo hacer para alcanzarte ahora…​

—Es mejor que no conozcas algunas cosas sobre mi—dijo esta vez mirándolo fijamente a los ojos, Inuyasha la observaba un tanto confundido, no entendía a qué se refría con esas palabras.

—Kagome, no voy a permitir que sigas así. Somos amigos así que quiero ayudarte.

—¿Realmente quieres ayudarme?

Kagome se acercó más hacia Inuyasha y acarició su rostro con suavidad, éste se estremeció ante el roce de la azabache, jamás en la vida había sentido algo parecido y es que justo ahora ella no actuaba como de costumbre. El corazón del joven latía ligeramente acelerado, sus ojos ámbar buscaban una explicación pero en vez de eso terminó deleitándose con la fina silueta de Kagome, quien estaba empapada y tan cerca de su cuerpo, su cabello se había alisado por completo con la lluvia…Lucía idéntica a Kikyo.

—Kagome…—intentó decir algo pero ella tapó sus labios con su dedo índice. Él no opuso resistencia al ver que su amiga volvía a sonreír como de costumbre.

—No necesitas decir nada, tu compañía es más que suficiente para mí en este momento.

El destino no sabe cuando parar, lo que para ella significaba el final definitivo, para él era simplemente el comienzo. Se sentía agradecida por su presencia, sus palabras torpes lograron animarla, pero no se detuvo a pensar en el efecto que causaron las suyas en el joven Taisho.

Esperemos solo una señal, un destino, una eternidad
Y dime cómo puedo hacer para alcanzarte ahora…​

Este capítulo ha sido algo corto porque me basé en una canción, espero que les guste y dejen sus comentarios ;) bueno tal y como dije aquí está el link, creo que es mejor si la escuchan para que se den una idea más clara de las frases y eso.


YouTube - Gocce di memoria - Giorgia

 

Re: La carcel de cristal [InuXKag] [SesshXRin]

Gracias por sus comentarios. Me alegra que les haya gustado la canción, a decir verdad es una de mis canciones favoritas en italiano así que no me pude resistir y la asocie con esta historia. Volvemos con la pareja SesshxRin, este capítulo se centrará en ellos, algunas cosas están por revelarse.


Quieres ver lo que hay detrás de la máscara, lo se pero…. ¿Podrás soportar lo que encuentren tus ojos?

Capítulo IX

Interés.​

Dos semanas transcurrieron luego de aquel incidente con su salud, aunque intentara negarlo el joven Taisho sabía muy bien que la presencia de Rin lo había ablandado. Tanto así que inconscientemente y en medio de su frialdad buscaba la mejor manera de hablarle, cuidándose de no volver a provocar esa expresión tan triste en su rostro. La chica era de gran ayuda, no podía negarlo; aprendía con facilidad cada cosa que él le enseñaba, mantenía sus documentos en completo orden y pulcritud…además, era la única que lo soportaba con una sonrisa iluminándole el rostro.

Cualquiera en su lugar hubiese renunciado sin importar cuan bueno fuese el pago, raras veces sus secretarias duraban mas de una semana a su lado, por alguna razón ellas siempre mezclaban sus sentimientos con el trabajo, pretendiendo ser algo más que simples empleadas. Rin era todo lo contrario, aunque era un poco infantil para su edad eso no afectaba la calidad de su trabajo.

Por increíble que parezca, no se arrepiente de haberla contratado.


Suena el teléfono, sacándolo de sus pensamientos. Detiene por un momento de su revisión matutina de documentos, revisa el número y sabe de inmediato quien lo llama. Si lo ignora por algunos segundos tal vez…

Pero no deja de sonar, en el fondo él mismo sabe que no dejará de sonar a menos que se resigne y conteste, así que lo hace.

—¿Me extrañaste?—pregunta una voz femenina de manera casual. Él no contesta, solo espera conocer el motivo de tan inesperada llamada— Como siempre eres un grosero, ¿No puedes fingir algo de emoción?

—No me hagas perder el tiempo, solo dime qué quieres—respondió cortante, del otro lado del teléfono se escuchó un leve suspiro.

—Sesshomaru, siempre estas trabajando sin descanso. Te urgen unas vacaciones, aún eres joven y apuesto así que todavía tienes tiempo de…

—Si solo llamaste para esto entonces colgaré.

—Supuse que dirías eso—se apresuró a contestar con extrema confianza. Sesshomaru quiso colgar, pero si lo hacía estaba arriesgándose a que ella se apareciera en su casa y eso no lo podía tolerar— Se muy bien por qué no me has colgado, pero no importa mi querido Sesshomaru…Hay algo importante que debo decirte.

—Entonces dilo—contestó seriamente, ya estaba perdiendo la paciencia.

—Como bien sabes, dentro de poco cumplirás 23 años así que pensé que tú y yo podríamos…

—Ni lo sueñes—refutó frunciendo levemente el ceño— No tengo tiempo para esa clase de tonterías.

—¿Tu propio cumpleaños te parece una tontería?—preguntó con fingida tristeza— Eres un monstruo.

—Escúchame bien, si no tienes más nada que decir te sugiero que…

—¡Señor Sesshomaru!—dijo una dulce y cantarina voz apareciendo de repente y silenciando al joven Taisho por algunos segundos— Lamento interrumpirlo pero necesito saber si estos documentos que me dio ayer los va a querer en las carpetas azules que están en la otra oficina.

—¿Quién ha hablado?—De inmediato reaccionó al darse cuenta de que no había tapado el teléfono para impedir que escucharan a Rin— Es la voz de una mujer, ¿Acaso tienes una amante?

—Por supuesto que no—respondió furioso ante tal pregunta.

—Perdóneme, no debí preguntar eso. Creo que debí intuirlo—dijo Rin algo apenada, Sesshomaru suspiró con fuerza y se dispuso a aclararle que no estaba hablando con ella.

—Colócalos en las carpetas azules. No vayas a equivocarte—dijo seriamente. Ella asintió sonriente y salió de la oficina.

—Vaya…no sabía que podías hablar de esa forma tan amable—continuó la voz femenina mientras susurraba cada palabra con suspicacia— Si no te conociera tan bien pensaría que intentas ser amable con la joven que nos interrumpió hace un segundo.

—Deja de decir tonterías. ¿Qué querías decirme?—preguntó nuevamente, molesto y cansado de tanta plática inútil.

—Bien, iré directo al grano. Ya que tu nunca te dignas a visitarme pensé en darte una sorpresa y aparecerme en tu casa el fin de semana, creí que podríamos celebrar tu cumpleaños aunque sea por una vez en la vida—hizo una pequeña pausa, pero al ver que Sesshomaru no le contestaba siguió hablando— Pero…se me ha ocurrido algo mucho más interesante.

—No iré a visitarte—respondió tajante— Estoy muy ocupado.

—Si no vienes tendré que ir yo misma a verte—le amenazó dulcemente, él apretó ambos puños molesto. No le gustaban las amenazas de ese tipo, mucho menos de ella— Te aconsejo que seas un buen hijo y accedas a la petición de tu hermosa y dulce madre, si yo viajo hasta allá no iré sola. Sabes muy bien que ella querrá acompañarme.

—Bien. Partiré este fin de semana—respondió sin inmutarse. Ella sonrió victoriosa, aunque en el fondo si le agradaba la idea de ver a su hijo nuevamente— Diez días, es todo lo que estoy dispuesto a permanecer allá.

—Me conformo con eso—dijo un poco más seria, Sesshomaru ya estaba dispuesto a colgar pero no se esperaba que su madre tuviera una idea tan descabellada repentinamente— Por cierto, esa chica que nos interrumpió…

—Trabaja para mí—Contestó seriamente, dando por concluido el tema de “la amante”.

—Perfecto, que ella venga también. No tienes derecho a negarte, si no la veo aquí este fin de semana iré yo misma a conocerla.

Y así, sin más colgó el teléfono. Dejando a un furioso Sesshomaru.

Ya conocía bastante bien los extraños caprichos de su madre pero esto era el colmo. ¿Para qué deseaba conocer a Rin?

Colgó el teléfono con fuerza y se levantó de su asiento. Esto era sencillamente ridículo desde su punto de vista, seguramente se hizo una idea equivocada al escuchar su voz, no era la primera vez que ella se inmiscuía en su vida privada; a decir verdad siempre ha tratado conseguirle pareja por todos los medios posibles.

Pero viniendo de una mujer que se divorció hace tantos años, eso le resultaba patético. Definitivamente su madre era la última persona con derecho a hablar sobre el amor y esa clase de tonterías. Pero al fin y al cabo esto era mucho mejor que tenerla en su propia casa, y quien sabe cuanto tiempo planeaba quedarse a quebrantar su paz…definitivamente prefería viajar él, así que salió de la oficina para darle la noticia a Rin.

No la encontró en la oficina donde se guardan sus documentos más importantes, tampoco estaba en la cocina ni en el patio. De pronto se detuvo, algo estaba captando su atención pero no lograba descifrar qué era… ¿Música?

¿En su casa? Imposible. Dio unos cuantos pasos en círculos, intentando detectar el origen de aquel sonido, de pronto lo recordó: En una de las salas de estar se encontraba un viejo piano que casi nunca usaba. Caminó hacia aquella sala, dudoso y sorprendido ¿Realmente ella estaba tocando el piano?

La música se hacía más fuerte a medida que avanzaba, su curiosidad aumentó ante la posibilidad de encontrarla a ella tocando. Después de todo el piano es un instrumento que no todo el mundo puede tocar, generalmente se lo enseñan a las personas de familias con cierto estatus y lo poco que él sabía de Rin era que no tenía un lugar donde vivir. Pero al mismo tiempo se dio cuenta de algo muy importante, él no sabía absolutamente nada de su pasado.

No es que le importe, pero justo en aquel momento, viéndola tocar con aquella tranquilidad pudo notar que Rin debió proceder de una familia al menos de clase media. Tenía una pose regular al tocar, reproducía los sonidos con cierta facilidad pero su técnica dejaba mucho que desear, en una sola palabra, la chica era una principiante.

Permaneció detrás, oculto en una pared y cuidando de no reflejar su imagen en el espejo que estaba frente a Rin. Decidió contemplarla unos segundos hasta que se detuvo, tal vez se había aburrido de tocar o quizás olvidó el resto de las notas.

—Esta es…—musitó sonriendo levemente, mientras colocaba ambas manos en posición para tocar.

Sesshomaru identificó la canción de inmediato, se trataba de “Romeo y Julieta”, una canción simple desde su punto de vista y algo vacía ya que le parecía absurdo basar una obra musical en una historia melodramática cuyo final no es más que el final de todo romance imposible: El fracaso, y la muerte.

Pero había algo diferente, a pesar de que eran las mismas notas y la misma canción Rin le daba un toque peculiar que lo mantenía entretenido. La contempló más de cerca y se dio cuenta de que el rostro de Rin expresaba un sentimiento extraño ¿Nostalgia? ¿Resignación? Quizás se deba al hecho de que Romeo y Julieta no tienen un final feliz, es normal que ante los oídos de algunos inexpertos esa melodía suene hermosa y romántica…pero la verdad era otra.

Ya iba por la mitad de la canción, pero se equivocó con una nota y se detuvo un poco sorprendida por el evidente error. Sus manos no se movieron con la elasticidad necesaria y no logró alcanzar la nota a tiempo.

—El mismo error…que tonta soy—dijo sonriendo mientras se disponía a levantarse.

Para su sorpresa, Sesshomaru se había acercado hasta quedar justo detrás de ella, no se dio cuenta de su presencia así que el rubor de sus mejillas no se hizo esperar. Seguramente la había visto tocando de esa manera tan torpe, y la cara que siempre ponía cuando tocaba, tan distraída y atolondrada. Iba a morir de vergüenza, solo deseaba que se la tragara la tierra.

—¡Perdóneme señor Sesshomaru!—se disculpó entre tartamudeos— Seguramente lo interrumpí con tanto ruido, además que no se tocar bien y…

—No usas tus pulgares, tampoco tus meñiques—dijo el joven Taisho con seriedad, ella guardó silencio confundida ¿Acaso él estaba estudiando su manera de tocar piano?— Es por eso que no logras tocar con fluidez y tampoco llegas a las notas lejanas.

—Tiene razón—asintió aún apenada, era la primera vez que hablaba de algo así con Sesshomaru y el solo hecho de que él la haya estado observando sin que ella se diera cuenta la hacía sentir…extraña— Como se habrá dado cuenta solo soy una novata sin talento, nunca tomé clases, solo memoricé los sonidos de algunas canciones y como puedo trato de reproducirlas.

Sesshomaru quedó pasmado. Ella podía tocar con tan solo escuchar una melodía, era realmente sorprendente, quizás eso explicaba el hecho de que la segunda canción sonó mucho mejor que la primera.

—Romeo y Julieta… ¿Es tu melodía favorita?—preguntó seriamente, ella se encogió de hombros con nerviosismo.

—Si…—respondió casi en un susurro, él continuaba mirándola, como si estuviese esperando una explicación— Me parece que esa melodía está llena de muchos sentimientos encontrados, cualquiera podría identificarse con las notas o simplemente imaginarse la felicidad tan grande de Romeo y Julieta.

—Ambos murieron—refutó tranquila pero severamente— Al dejarse llevar por sus sentimientos ambos terminaron muertos ¿Dónde está la felicidad?

—Esos sentimientos eran amor verdadero—contestó con una calida sonrisa que logró sorprender a Sesshomaru internamente— Si un humano vive mucho tiempo sin haber amado nunca, llegará un punto en el que se sienta vacío. Por el contrario si una persona es capaz de amar verdaderamente, aunque viva poco tiempo se sentirá satisfecho.

—Ya veo…aún no entiendes la verdad—Rin no comprendió a qué se estaba refiriendo Sesshomaru, pensó en preguntarle pero al ver como éste se acercaba hacia el piano y se sentaba no pudo pronunciar palabra alguna.

—Veamos si puedes manejar esto—dijo mientras comenzaba a tocar, Rin sintió como su piel se erizaba por completo. Sesshomaru tenía mucho talento, tanto así que se avergonzó mucho más de que precisamente él la haya escuchado en su pésimo intento de práctica.

—Balada para Elisa, de Beethoven—dijo mientras miraba como Sesshomaru reproducía cada nota. Su postura, su semblante tranquilo, el movimiento de sus manos, todo era perfecto.

—Ahora toca tu—dijo al mismo tiempo que se detenía. Rin abrió los ojos como platos, dándole a entender que eso era imposible— Solo el principio, y yo te diré por qué no puedes tocar mejor.

—Está bien…—aceptó resignada, después de todo no se sentía capaz de negarse a una de sus ordenes. Se sentó junto a Sesshomaru y colocó sus manos temblorosas sobre las teclas, respiró profundo y comenzó a tocar la parte que él le había pedido.

—Detente—la chica casi se infarta al escuchar su voz y sentir la mano del joven Taisho sujetando la suya, la vergüenza de tocar frente a un experto estaba consumiéndola— Usa tus pulgares para las notas cercanas, es desagradable que utilices el dedo índice ya que tu mano se tuerce más de lo debido y tu postura también se ve afectada. Los meñiques son para los lugares más lejanos, si no los usas te estás forzando a doblar la cintura hacia ambos lados, eso termina cansándote antes de tiempo.

—Vaya…usted sabe mucho—dijo sorprendida y a la vez fascinada.

—Inténtalo de nuevo. No cometas el mismo error—le advirtió con voz seria y autoritaria, haciendo que Rin se estremeciera de miedo.

—Es…está bien—tragó saliva con fuerza y se dispuso a tocar de nuevo.

Al principio tocaba con nerviosismo, temerosa de que Sesshomaru volviera a detenerla pero eso no pasó; poco a poco fue tomando más confianza y se dejó llevar con aquellas primeras notas. La canción le gustó más de lo que esperaba así que la repetía una y otra vez mientras sonreía complacida.

—Es más fácil tocar de esta manera—admitió emocionada, Sesshomaru la miraba con tranquilidad, intentando esconder la enorme sorpresa que sentía en ese momento.

—Eres extraña…—fue lo único que dijo para luego unírsele y tocar la melodía a dúo.

Este era un momento único, nunca jamás creerían que algo así había sucedido, en especial si se trataba de alguien como Sesshomaru. Luego de eso tendría que volver a la realidad y decirle sobre aquel inesperado viaje al cual ella había sido forzada a ir, pero por ahora seguirían tocando. Eso lo relajaba, mucho más ahora que en otras ocasiones. Y como único testigo estaba la luna llena, iluminando en el cielo nocturno en aquella enorme mansión solitaria.

¡Noche, deliciosa noche! Sólo temo que, por ser de noche, no pase todo esto de un delicioso sueño.


Espero que les haya gustado. Para aclarar, esta última frase la saqué del libro de Romeo y Julieta. Aquí les dejo los links de las melodías en piano que nombré en este capítulo. Romeo y Julieta, y Elisa de Beethoven respectivamente ;)


http://www.youtube.com/watch?v=TMLFrtOsNZw

http://www.youtube.com/watch?v=UPNUp9DwFR0&feature=related

 

Re: La carcel de cristal [InuXKag] [SesshXRin]

Hola a todas, gracias por sus comentarios me alegra que les haya gustado el cap 9 J me preguntaron si sabía tocar piano y la respuesta es no, yo solo reproduzco melodías simples luego de escucharlas pero no llego tan lejos como el talento que posee Rin xD en fin, sin más que decir aquí les dejo el siguiente capítulo.

No importa cuán buena sea la mentira, tarde o temprano la verdad saldrá a la luz.

Capítulo X​

Miedo.​

​

Luego de aquel día lluvioso le fue imposible volver a pensar con claridad, los sentimientos que despertaron en ese momento lograron paralizarlo como si de un simple niño indefenso se tratara, eso lo hizo sentir débil, lo hizo sentir miserable; pero en el fondo no podía negar que le agradó.

Le agradó sentirse así, y al mismo tiempo se retuerce de repulsión, no podía creer que sus ojos se atrevieran a ver a Kagome de esa forma, pero no pudo evitarlo. Lucía tan idéntica a Kikyo.

Kikyo es Kikyo…Kagome es Kagome. Ambas son distintas.

Se repetía eso una y otra vez, pero aún así el sentimiento de culpa no desaparecía. Pensar que su amiga necesitaba apoyo en momentos tan difíciles aumentaba su agonía, ella siempre ha sido su amiga fiel, el carácter de Kagome era totalmente distinto al de Kikyo y siempre se había sentido orgulloso de ser el único capaz de verlas a ambas como dos personas totalmente diferentes.

Pero se equivocó…a fin de cuentas terminó equivocándose, como todos.

—¡Maldita sea!—exclamó amargamente mientras golpeaba su escritorio con frustración, se calmó un poco al escuchar pasos acercarse pero al ver que se trataba de su amigo lujurioso decidió no darle mucha importancia— ¿Qué quieres?

—También me alegra verte—dijo él con su inquebrantable buen humor, Inuyasha suspiró con desgana y se recostó en el espaldar de la silla— Vaya, lo que sea que te haya ocurrido debió ser grave.

—Ahora no Miroku. No deseo hablar al respecto—respondió de mala gana pero casi al instante se sintió mal por gastar su frustración con él. Sin embargo Miroku estaba acostumbrado a su mal humor así que no le dio importancia.

—Supe que hace algunos días Kagome fue al cementerio—dijo el ojiazul tranquilamente, Inuyasha abrió ligeramente los ojos por la sorpresa al recordar lo que había sucedido— ¿Es por eso que estás así?

—No me dejarás en paz hasta que te cuente todo ¿Cierto?—Miroku lo miró seriamente y se sentó a su lado— Se que te preocupas por ella, pero descuida. Cada vez lo asume con mayor fortaleza.

—Kagome es una chica valiente y orgullosa. Pero incluso todo su orgullo puede no ser suficiente a veces.

—Eso lo sé—respondió Inuyasha seriamente— Confío en ella y sé que estará bien, de no ser así yo me encargaría de protegerla.

—De eso no me cabe la menor duda. Sin embargo, en tu afán de protegerla quizás termines lastimándola mucho más—Inuyasha lo miró desconcertado, lentamente sus ojos ámbar mostraron un brillo destellante de furia. Odiaba cuando Miroku comenzaba con sus conversaciones incomprensibles ¿Cómo podría herir él a Kagome? Jamás se atrevería y hasta el momento la sola idea de que eso fuese posible le parecía totalmente estúpida— Si no entiendes a qué me refiero entonces no deberías estar tan enfadado.

—¡Deja el maldito misterio! ¡Si tienes algo que decirme dímelo en la cara! Pero no voy a permitir que precisamente tú vengas a sermonearme con esas tonterías—sus manos golpearon fuertemente la mesa, al mismo tiempo que se levantaba furioso. Miroku no se movió ni un centímetro de su asiento, permanecía tranquilo e inquebrantable— Kagome es la única…ella es la única que…

—La única que mantiene vivo tu recuerdo hacia Kikyo—las palabras de Miroku fueron como dardos letales, Inuyasha ya no supo qué decir— Al principio intenté no darme cuenta, pero tus actitudes son demasiado obvias, seguramente ella también lo ha notado. La manera en que la miras algunas veces, aunque intentes esconderlo es obvio que te recuerda a Kikyo y por eso la evades…Como en la cena del cumpleaños de tu madre.

—Detesto que seas tan observador—dijo molesto e impotente, esta vez fue Miroku quien se puso de pie— No te metas en mis asuntos, te aseguro que todo está bajo control.

—Eso espero Inuyasha, aunque eres prácticamente mi hermano yo también aprecio a la señorita Kagome. Si algo le sucediera, no te aseguro que quedes ileso—Inuyasha se sorprendió momentáneamente ante las serias palabras de Miroku, pero su sorpresa se esfumó al verlo nuevamente sonriendo como de costumbre— Bueno ya tengo que irme, fue divertido hablar contigo.

—¡Feh! Ese idiota acaba con mi paciencia.

Pero estaba en lo cierto, no podía seguir alejándose a cada rato. No podía simplemente estar allí para Kagome en los momentos difíciles y luego ignorarla y pretender que no existe, debía hallar una solución lo más rápido posible ya que en el fondo temía que el presagio de Miroku terminara haciéndose realidad.

Y lo más importante, debía olvidar cuanto antes lo que sintió aquella tarde lluviosa.


El día había llegado, aunque no deseaba viajar sabía que no era buena idea retractarse. Diez días fuera es mucho mejor que el tiempo indefinido que su madre decida quedarse en Londres. El equipaje era ligero, al igual que el de su acompañante, después de todo tendrían que comprar algunos atuendos para el frío ya que la temperatura estaba un poco más baja de lo normal.

“Pasajeros con destino a Francia favor de pasar a la sala número cuatro”

El protocolo era sencillo, revisan el equipaje y seguidamente subían al avión. Mientras más rápido comience más rápido terminaría, por suerte Rin lo había tomado bastante bien, se sorprendió un poco pero no reaccionó como él pensaba. Teniendo en cuenta su carácter esperaba verla saltando por todas partes emocionada, pero en cambio se mantenía tranquila y en silencio, hasta podría decirse que andaba algo distraída.

—Señor Sesshomaru, ¿Le importaría cambiar asiento conmigo?—finalmente hablaba, pero aún lucia algo tensa ¿Acaso le tiene miedo a los aviones?

Seguramente era eso, así que no le importó cederle su puesto y quedarse él junto a la ventana.

“Por favor, abrochen sus cinturones y mantengan sus asientos completamente rectos hasta nuevo aviso”

Ese tipo de orden es algo que todo el mundo acata con suma tranquilidad, Rin parecía tener una carrera contra el reloj, a duras penas sus temblorosas manos lograban obedecerle. Todo estaba listo, el avión comenzaba a moverse, lentamente se ubicaba en la zona de despegue, Rin cerró los ojos con fuerza mientras sus manos se aferraban a los lados de su asiento…estaba realmente asustada.

Y el avión aumentaba su velocidad…

Un pequeño salto provocó el fuerte roce entre las ruedas y el pavimento, el cuerpo de Rin tembló ante tal movimiento; a este paso la chica sufriría un infarto antes de despegar.

—¿Por qué te asustas tanto?—preguntó Sesshomaru seriamente— ¿Es la primera vez que viajas en avión?

—Es la segunda vez…—musitó débilmente, sus manos aún temblaban con fuerza así que no se atrevió a soltarse de aquel abrazo que se hacía a sí misma, intentando en vano sentirse segura— Lo siento, estoy actuando como una niña.

Finalmente el avión despegó, durante todo el vuelo Rin estuvo bastante tensa y prácticamente no se movía, Sesshomaru intentaba comprender el miedo que ella sentía pero en el fondo solo pensaba que era algo ridículo. El vuelo estaba transcurriendo sin problemas ¿Por qué preocuparse entonces?

—Señor, ¿Desea beber algo?—preguntó el joven que suministra las bebidas, seguido por dos ayudantes que portaban un pequeño carro con vasos y demás refrigerios.

—No deseo nada—contestó de manera neutral, el joven asintió amablemente y volteó a ver a Rin, creyó que estaba dormida en un principio y por eso la había pasado por alto.

—Señorita, oiga, ¿Me escucha?—la distancia no era muy grande entre ellos así que se acercó para ver por qué no le respondía— ¡Señor! Algo no está bien, su novia parece estar enferma.

¿Novia? ¿Por qué todos pensaban que ellos eran pareja?, se hubiese molestado notablemente de no ser porque Rin realmente tenía algo serio. La llamó levemente pero no reaccionó, sus ojos miraban al vacío mientras su respiración se volvía entrecortada.

¿Acaso estaba teniendo un ataque debido al miedo? Después de todo no era algo estúpido, la chica estaba aterrada a tal punto de no poder escuchar los gritos desesperados de las azafatas que ya habían acudido a los llamados de pasajeros asustados.

—¡Suminístrenle oxigeno!—exclamó la doctora de emergencias, afortunadamente aún seguían la tradición de mantener un doctor en cada vuelo para prevenir situaciones como esa— Señor, ¿Acaso su novia es comió algo pesado antes del vuelo?

—No…hace mucho que almorzamos—respondió seriamente, estaba tan sorprendido que incluso decidió ignorar el hecho de que todos los consideraban pareja.

—¿Sabe usted si ella es alérgica a algún medicamento?

—No lo sé…—después de todo el no sabía nada sobre ella y nunca le importo averiguarlo, justo en ese momento se arrepentía de eso.

La tensión aumentaba, Rin tenía fiebre y su cuerpo no paraba de temblar, sus pulsaciones eran cada vez más rápidas y los tranquilizantes no hacían efecto; por primera vez en su vida Sesshomaru sentía miedo…

De pronto lo recordó, a Rin le daba miedo volar pero esa no era la primera vez que viajaba en avión. ¿Habrá sucedido algo en el pasado? Fue la única conclusión a la que pudo llegar ya que todos sus síntomas eran típicos de un ataque de pánico extremo.

Se dejó llevar por lo que dictaba su mente en ese momento y tomó el rostro de Rin entre sus manos, por algunos segundos ella pareció reaccionar ante aquel contacto, ambos se miraron detenidamente, él con determinación, ella con miedo.

—No pasará nada, confía en mí—sus palabras, serias pero firmes parecieron penetrar en lo más profundo de la mente de Rin. Para sorpresa de todos ella pareció reaccionar ante las palabras del joven Taisho, su respiración fue mejorando poco a poco, gruesas lágrimas caían de sus ojos.

—Señor Sesshomaru…—un fuerte rubor se apoderó de sus mejillas al ver que se encontraba en el suelo, muchas personas estaban de pie mirándola. Sin duda alguna había armado un gran escándalo— Perdón, discúlpenme todos por favor.

No pudieron más que dar un fuerte aplauso, el personal de vuelo estaba aliviado, fue un problema que pudo solucionarse sin mayores riesgos…prácticamente fue un milagro.

—No cabe duda de que ustedes comparten un lazo muy especial, pudiste reaccionar gracias a las palabras de tu novio.

—¿Qué? No es eso…la verdad es que...—aunque tratara de aclarar las cosas ya no tenía sentido, por el momento todos agradecían que ella volvió en sí, y después de tantos problemas lo mejor era sentarse y quedarse callada el resto del viaje. Así pasó el resto del vuelo, sin novedades.

Al llegar a Paris se podía sentir el ambiente distinto, esta vez Rin temblaba de frío ante el cambio climático así que se detuvieron en una de las tiendas del aeropuerto para comprar ropa más abrigada. Las personas los miraban llenos de curiosidad, Sesshomaru simplemente resaltaba y ante los ojos de muchas mujeres parecía imposible que alguien como él estuviese acompañado por una chica tan común como Rin.

—Me muero por visitar la torre Eiffel, es uno de los monumentos más hermosos— comentó Rin emocionada mientras esperaba junto a Sesshomaru en una pequeña cafetería en la entrada del aeropuerto— Señor Sesshomaru, usted dijo que alguien vendrá a recogernos ¿Acaso se trata de su madre?

—No lo creo…—respondió seriamente mientras bebía una taza de café, necesitaba relajarse un poco luego de semejante susto— Probablemente envió a alguien en su lugar.

—Entiendo. Por cierto, yo…quería darle las gracias por lo que hizo hace un rato—dijo encogiéndose de hombros tímidamente y jugueteando con los dedos de sus manos— Usted siempre es tan seguro de sí mismo, fue gracias a sus palabras que pude mantener la calma.

Él jamás perdía la calma en ningún tipo de situación, eso era lo que ella pensaba. Pero lo cierto era que en ese momento no supo qué hacer, solo se dejó llevar y ya, afortunadamente las cosas salieron bien, en caso de no haber sido así ¿Cómo hubiese reaccionado?

Tenía miedo de conocer la respuesta, y eso le molestaba. No estaba acostumbrado a sentir miedo, tampoco estaba acostumbrado a no saber qué hacer.

—Rin…—lo pensó durante algunos segundos, ¿Vale la pena preguntar algo así? Definitivamente sí, tal vez no era del todo necesario pero él deseaba saberlo, y esa era razón suficiente— Quiero que me respondas algo.

—¿Qué cosa?—preguntó ella inocentemente, sonriendo como siempre y dándole a entender que estaría dispuesta a responderle cualquier cosa.

—Finalmente los encontré. Bienvenidos a Francia.

El momento fue interrumpido por una hermosa mujer de cabello negro y largo, un poco más abajo de los hombros, sus ropas eran sencillas pero acordes con el clima. Su rostro de porcelana era simplemente perfecto, sus ojos oscuros mostraban serenidad absoluta, educación y modales impecables; desde el punto de vista de Rin ella debía ser una princesa.

—Sesshomaru, tanto tiempo sin vernos—dijo la joven haciendo una pequeña reverencia, la cual él contestó con un simple movimiento de cabeza— Veo que vienes acompañado.

—¡Mucho gusto!—exclamó Rin nerviosamente— Me llamo Rin. Trabajo para el señor Sesshomaru.

—El gusto es mío—respondió mientras la saludaba con el típico beso en ambas mejillas— Mi nombre es Sara.

—Vámonos ya—interrumpió Sesshomaru mientras tomaba su maleta y la de Rin, a pesar de que ésta le aseguraba que no era necesario él decidió ignorarla. Seguramente estaba débil luego del incidente de avión así que prefirió no arriesgarse. Sara solo contemplaba aquella escena con evidente sorpresa, era la primera vez que veía a Sesshomaru actuando amablemente.

—Y dime Rin, ¿Es la primera vez que viajas a otro país?—preguntó Sara de forma casual, ya que conversar con Sesshomaru era misión imposible.

—No, una vez visité Italia—contestó con cierta nostalgia que Sara no pudo entender. Sesshomaru caminaba adelante, pero había escuchado las palabras de Rin, inmediatamente las asoció con su primer vuelo y lo que sea que le haya pasado para tenerle tanta fobia a los aviones.

—Ya veo, eso es maravilloso—dijo Sara intentando romper la tensión— Oye Sesshomaru, ¿No te agrada regresar a Francia luego de tantos años?

—No realmente…—respondió tajante, Sara se sintió un poco mal con su respuesta. Después de todo este tiempo él seguía siendo el mismo.

—Pero señor Sesshomaru, Francia es un lugar muy hermoso—insistió Rin, intentando crear una conversación amena para los tres— Debe haber algún lugar que le guste ¿Verdad?

—Notre Dame—dijo luego de algunos segundos, sin detener el paso— Supongo que es uno de mis favoritos.

—Luego haremos un paseo para visitar algunos lugares famosos—añadió Sara sonriendo amablemente. Al salir del aeropuerto una limosina los esperaba.

Rin se mantenía todo el recorrido admirando cada rincón de la ciudad, de vez en cuando Sara le decía algunas anécdotas turísticas y platicaban de los posibles lugares que visitarían durante esos diez días.

—Ya llegamos—dijo el chofer luego de varios minutos. Los tres se bajaron de la limosina y quedaron ante una impresionante mansión que parecía ser una versión más pequeña del palacio de Versalles.

—No puedo creerlo, es tan hermoso—musitó Rin sorprendida, Sesshomaru se dispuso a entrar de inmediato, ya conocía los gustos extravagantes de su madre así que semejante mansión no le sorprendía en lo más mínimo.

—Señora Taisho, ya hemos llegado—Sara hizo una pequeña reverencia delante de una hermosa mujer que compartía varios rasgos con Sesshomaru, el color de cabello y ojos era igual, incluso podría decirse que parecían hermanos ya que ella lucía bastante joven.

—Sean bienvenidos a mi hogar—miró por algunos segundos a Rin y una peculiar sonrisa se dibujó en sus labios— Me encargaré de que sus días aquí sean placenteros.

El juego de la vida ha comenzado, el más fuerte gana. El más débil quedará atado a la monotonía del destino.