Long-fic Frío (SesshxKag)

Tema en 'Fanfics Abandonados de Inuyasha Ranma y Rinne' iniciado por Andreína, 7 Enero 2017.

  1.  
    Andreína

    Andreína Usuario VIP

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    Este escrito es en respuesta al desafío de Insane. En un principio, se trataría simplemente de un One-shot; sin embargo, solicité su permiso para hacer de este reto algo un poco más específico y detallado. Así que se basará inicialmente en una serie de Drabbles previos a la situación que plantea su desafío, pero serán máximo cinco. He aquí su desafío, para que tengan una idea de lo que se viene pronto:

    Tipo de desafio: Específico. @Andreína
    Pareja: Kagome y Sesshömaru
    Argumento: Que Inuyasha los deje solos y se forme un ambiente sexual. Lime (?) en un mundo alterno.
    Restricciones y detalles: Inuyasha le ha terminado por irse con otra mujer y la ha dejado tirada en el apartamento en donde vive con su hermano, Kagome tiene el corazón destrozado por la ruptura inesperada. Que sea drámatico y sensual. Que al final Inuyasha se arrepienta y sea demasiado tarde.
    Tipo de historia: One-shot
    Premio a ofrecer: Un micro~relato cómico.

    Agradezco profundamente a @Insane por la oportunidad y espero que ella lo disfrute. De igual modo ustedes. ¡Un placer escribir acá!

    Sin más que decir, empecemos entonces con la historia.




     
  2.  
    Andreína

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    Título:
    Frío (SesshxKag)
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    855
    Drabble 1:

    El primer día de la secundaria resultó ser bastante desastroso.

    El comedor era grande, pero no lo suficiente. Sumando a ese hecho el inicio del año escolar, que traía consigo la entrada de los nuevos estudiantes de primer año, la estancia fue rápidamente rebosada por una cantidad descomunal de personas desesperadas; una más ansiosa que la otra.

    Kagome observó la situación desde el pasillo, haciendo una mueca cuando vislumbró la larga fila que incrementaba progresivamente con los minutos. Sólo para almorzar, pensó con horror.

    Resignada, suspiró y se dio la vuelta, dispuesta a sentarse en algún lugar alejado del desastre.

    Internamente se lamentó por no haber sido precavida: de haber preparado su almuerzo el día anterior, como le había recomendado su madre, no se habría visto en aquella desdichada situación. Escuchando el crujir de su estómago, rogó que el exceso de gente bajara al menos un poco antes de que el recreo finalizara, para poder comprar algo que amortiguara su hambre hasta la hora de salida.

    Caminaba con la mirada fija en sus pies, ensimismada. Malhumorada llevó una mano hasta su rostro, para retirar un rebelde mechón de cabello azabache de su frente y lo colocó detrás de su oreja.

    Unos elegantes zapatos negros le advirtieron la presencia de alguien frente a ella. Notándolo demasiado tarde, se estrelló contra un pecho firme que la salvó de caer al piso estrepitosamente. A su vez, un par de firmes manos la sostuvieron, ayudándola.

    Un olor masculino llenó sus fosas nasales, embriagándola.

    Embelesada, se sonrojó furiosamente y sacudió la cabeza intentando estabilizarse. Dispuesta a disculparse por su torpeza, levantó rápidamente el rostro con expresión avergonzada y miró a su víctima.


    Un par de fríos ojos dorados la miraron sin asomo alguno de simpatía. Tragó fuerte, detallando las facciones de la criatura más imponente que había visto alguna vez. Soberbio, pensó asombrada, hermoso.

    Durante un par de minutos, permaneció callada, aún sin poder encontrar las palabras adecuadas. Cuando él la soltó, aparentemente dispuesto a retirarse, ella se recordó a sí misma que debía pedir perdón.

    Nerviosa, volvió a tragar saliva.

    —Lo siento —balbuceó sonrojada, echándose hacia atrás.

    Él permaneció impávido, estoico e impresionante. La azabache recayó entonces en aquel porte aristocrático que le acompañaba. ¿Había visto alguna vez algo más asombroso que aquel joven de cabellos plateados y pálida piel? El color de su corbata le informó que era un par de años mayor que ella.

    Era su sempai, notó tragando fuerte.

    Al ver que él no respondía, el rubor en sus mejillas aumentó. Cuando le vio comenzar a caminar, pasando por su lado sin darle contestación alguna, movida por un impulso se aferró a su brazo, deteniéndolo.

    Entonces, intentó disculparse una vez más, inclinándose hacia el frente en una reverencia:

    —¡Lo siento! —repitió insistente.

    Una vez más, él no respondió. Sólo le dedicó una indiferente mirada de reojo, y soltándose pasó por su lado como si ella no mereciera una palabra suya.

    Atónita, Kagome permaneció allí de pie, sin saber cómo reaccionar. Sintiéndose estúpida apretó los puños.

    —¡Féh! Quita esa expresión tan lamentable —una voz la sacó de su ensimismamiento—. La simpatía no es precisamente su mayor virtud.

    Se volteó para mirar al espectador, y abrió los ojos sorprendida al encontrarse con otro par de ojos dorados. Distintos en gran medida a los que había visto anteriormente, pero igual de hermosos. El muchacho, cuya corbata le indicó que era también de primer año, le miraba con el ceño fruncido y caminaba lentamente hasta ella.

    Recayó entonces en las diferencias entre ambos jóvenes. Aunque claramente debían ser parientes, por la rareza de esos iris ámbares y la excesiva semejanza de rasgos, este chico era distinto al que acababa de ver. Su cabello desordenado, su camisa deliberadamente por fuera y aquella corbata fuera de lugar no tenían nada que ver con la pulcritud del Señor Perfecto que acababa de dejarla hablando sola.

    —Sí —susurró ella por lo bajo, sintiéndose avergonzada y desvió la mirada.

    Luego de un par de minutos, en los que él permaneció parado al lado de ella, pero mirando hacia el frente contrario, volvió a hablar:

    —Muévete ya, anda —bufó él con cierta exasperación.

    —¿A dónde? —replicó ella irritada.

    —Me sorprende cuán distraída eres —resopló bruscamente.

    —¿De qué hablas, tonto? —se quejó alzando la voz, comenzando a sentirse enojada.

    —De que ha sonado la campana —respondió él con sarcasmo—, y de que vamos a la misma clase. No prestas mucha atención a las presentaciones, ¿no Higurashi? ¡Féh!

    Sintiendo su sangre hervir, apretó los puños. Dispuesta a enseñarle un par de modales a ese insolente, abrió la boca. Sin embargo, cuando él se giró dedicándole aquella sonrisa arrogante, que de alguna forma le hizo sentir que él intentaba reconfortarla, algo dentro de sí se revolvió.

    Incapaz de entender su propia reacción, se dijo a sí misma que todo se debía a que no había comido. El nudo en su estómago, el acelerado latino de su corazón en su pecho. Claramente se trataba de indigestión.

    Sin embargo, aquella sensación no era del todo desagradable.

    ¿Por qué?
     
    Última edición: 7 Enero 2017
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  3.  
    Insane

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    Un buen comienzo para el desarrollo de la idea. Es fresco volver a leer en torno a una escuela, da una sensación de seguridad.
    Y Sesshomaru que grosero que es, jaja. Aunque uno no sabe si grosero en sí o encantador. Me gustó como comparaste la pulcritud de Inuyasha y su hermano.

    Estaré pendiente de la continuación <3
     
  4.  
    CorvusKuro

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    El comienzo ha sido muy bueno ¡Me ha encantado! Y por supuesto, me he quedado con las ganas de saber como continúa.
    Esperaré pacientemente por una actualización ¡Sigue así OuO!
     

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